Breve Resumen de Los Evangelios
Breve Resumen de Los Evangelios
Breve Resumen de Los Evangelios
Dios Se Manifiesta
El Antiguo Testamento quizás puede parecer más difícil que el Nuevo para
algunas personas; y esto puede ser así con respecto a la interpretación de ciertos
pasajes aislados; pero, aunque los escritores inspirados de esa parte de la
Escritura revelan la mente de Dios tal como Él se la comunicó a ellos (y podemos
admirar la sabiduría que se descubre allí), no obstante Dios mismo estaba
escondido detrás del velo. Nosotros podemos errar o pasar por alto el
significado de una expresión, y sufrimos pérdida, pues fue Dios quien habló; pero
en el Nuevo Testamento es Dios mismo—humilde, apacible, humano, en la
tierra, en los Evangelios; enseñando con luz divina en las comunicaciones
subsiguientes del Espíritu Santo; sin embargo, es siempre Dios—quien se
manifiesta. Pero si la luz es más resplandeciente, tanto para nuestra guía personal
como para el conocimiento de Él, llega a ser una cosa aún más seria
malinterpretar estas comunicaciones vivientes, o disfrazar con nuestros propios
pensamientos aquello que es la verdad. Pues debemos recordar que Cristo es la
verdad. Él es la Palabra. Es Dios quien habla en la Persona del Hijo, quien, siendo
verdaderamente hombre, manifiesta también al Padre
I. JUAN
Una tradición desde finales del s.II atribuye este evangelio a Juan, el de Zebedeo.
En la actualidad, se atribuye al "discípulo amado" (o a su escuela), que sólo
aparece en este evangelio, y que no hay que identificar con Juan, el apóstol.
Predomina el criterio de quienes afirman que no podemos conocer el nombre de
su autor.
En cuanto a la fecha, se admite generalmente, que fue escrito al final del s.I, hacia
el año 90: según algunos en Palestina, aunque refleja situaciones del mundo
helenista; otros defienden, con la tradición, que fue en Éfeso.
Al final del evangelio se dice que fue escrito "para que creáis que Jesús es el
Mesías e Hijo de Dios y creyendo tengáis vida en su nombre" (Jn 20,31). Es un
libro escrito para sostener en la fe a los cristianos sometidos a prueba. Por su
tratamiento y su lenguaje es diferente a los sinópticos. Cristo no es un ser del
pasado, sino un viviente que da sentido a la vida de los creyentes y les permite
hacerse hijos de Dios. Juan escribió su evangelio sobre la misma base histórica
que los otros evangelios, pero con un énfasis especial en la naturaleza divina del
Señor Jesucristo. El propio evangelista Juan aclara cuál había sido su propósito al
escribirlo: "estas cosas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el
Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre". Juan describe a
cristo Es la persona de Jesús como totalidad la que arranca la adhesión de los
interlocutores.
Juan es representado como un águila. En el prólogo de su evangelio hablamos de
la Palabra que es Dios y que barre las tinieblas para traer la luz, como el águila
que vuela y fija la luz del sol sin cegarse. El águila simboliza a Juan porque esta
ave se considerada un animal sabio y clarividente, que cuando vuela mira
directamente al sol, y el Evangelio de Juan es más abstracto y teológico que los
demás.
II. LUCAS
Lucas es el más largo de los cuatro evangelios, y es el libro más largo del Nuevo
testamento. Algunas de las historias más conocidas de la cristiandad solamente se
encuentran en el evangelio de San Lucas.
Debido a que el evangelio de Lucas comienza y termina en el templo, también
señala la importancia del templo como el lugar principal donde Dios trata con la
humanidad
Un reino para todos. El libro de Lucas documenta cómo Jesús expande el pacto y
el Reino de Dios. Jesús describe una nueva familia de Dios que incluye a los
pobres, marginados y otros a quienes Jesús les trae restauración y revierte sus
circunstancias de vida. Ofrece libertad de la tiranía del mal y del pecado a todos
aquellos que lo reconocen como el hijo de Dios.
A lo largo del libro, vemos que Jesús es el Rey mesiánico, pero reclamará su trono
a través del sufrimiento y la servidumbre. Sus acciones marcan el comienzo de un
Reino al revés marcado por el amor que se entrega a sí mismo, y desafía a sus
discípulos a seguir su ejemplo y compartir su ministerio.
Este Evangelio se llama el «Evangelio de la misericordia». San Lucas nos
presenta constantemente a Jesús como aquel que «vino a buscar y a salvar lo que
estaba perdido» (19, 10). Dios es para Él, sobre todo, el Padre misericordioso que
sale al encuentro de sus hijos extraviados y se llena de alegría al volver a
encontrarlos.
Pero el «Evangelio de la misericordia» es también un Evangelio exigente. Su autor
insiste en el llamado a la conversión, es decir, al cambio de vida, como condición
indispensable para alcanzar la Salvación. El fruto de esa conversión es el gozo
que experimentan los que creen en la Buena Noticia y se dejan salvar por ella. Por
eso, San Lucas pone tan de relieve la acción del Espíritu Santo, que es la fuente
de la verdadera alegría.
A Lucas le impresionó profundamente la extraordinaria humanidad de Dios, cuyas
entrañas se estremecen ante la madre que acaba de perder a su hijo, la increíble
amistad que tenía con los pecadores de quien todos escapan, con las mujeres
institucionalmente despreciadas, con los pequeños a quienes todos aplastan...
Por ello, la alegría de Dios de salvar a todos los hombres es patente en todo su
evangelio. Pero es una alegría terriblemente exigente: nadie puede darse cuenta
de que es amado de esta forma sin sentirse obligado a responder con un amor
único que le compromete toda la vida
Los relatos de testigos oculares en el Evangelio de Lucas muestran cómo Jesús
cumple las profecías del Antiguo Testamento relacionadas con el pacto entre Dios
e Israel.
San Lucas no conoció a Jesús personalmente. Lo que primero le impresionó fue el
rostro del resucitado, del señor de la gloria que había transfigurado a su maestro
Pablo en el camino de Damasco. Guiando su mirada de historiador, su fe de
convertido hizo que descubriera a Jesucristo en el recién nacido de Belén, en el
adolescente que se queda en el templo a los doce años. Descubre asimismo en
este hombre al profeta cuya vida entera está orientada hacia Jerusalén, la ciudad
en la que los mártires dan su testimonio.
III. MATEO
Parece que su autor fue un judeo-cristiano. Hoy nadie lo atribuye al apóstol Mateo.
En cuanto a la fecha, la mayoría se inclina por los años 80-85, y como lugar de
origen, Siria.
El autor presenta una comunidad viva a la que él pertenece y de la que al parecer
es su animador.
Su libro es una catequesis dirigida a iglesias judeo-cristianas que revisan su
trayectoria a la luz de la vida y enseñanzas de Jesús, por la necesidad de hacer
frente al judaísmo oficial. Marca una continuidad con el judaísmo, pero al mismo
tiempo, su ruptura.
Según él, Jesús es el nuevo Moisés que trae una nueva revelación de parte de
Dios. Lo presenta en contraste con los escribas, maestros del judaísmo
La palabra "Iglesia" aparece en el evangelio de San Mateo 3 veces. No sale en el
resto de los evangelios. Sí en la mayor parte del resto de los escritos del Nuevo
Testamento, algo que no especificamos por estar centrados en el Evangelio de
Mateo.
Mateo insiste por ello en dejar claro que Jesús es el mesías esperado y en él se
cumple la profecía del reino mesiánico de Isaías. No hay Mesías sin una
comunidad mesiánica, es por lo que la mayoría de los exégetas admiten que en el
proyecto de Jesús entraba la creación de una comunidad o pueblo. Jesús, según
Mateo, habla de este nuevo pueblo que Él proclama como cercano y ya presente.
Jesús lleva la historia del pacto de Dios e Israel a su culminación, y anuncia las
buenas nuevas del Reino de Dios a los pobres y ricos.
Jesús trae el Reino celestial de Dios a la tierra e invita a sus discípulos a una
nueva forma de vida a través de su muerte y resurrección. El Evangelio de Mateo
cuenta la historia del nacimiento, la vida, la muerte y la resurrección de Jesús
como una continuación y cumplimiento de la historia bíblica de Dios e Israel.
El relato del Evangelio de Mateo muestra a los lectores cómo las promesas y
profecías que Dios hizo a su pueblo en las Escrituras hebreas se cumplieron en la
persona de Jesús.
El Evangelio de San Mateo es el primer libro del Nuevo Testamento y con él
comienzan las buenas noticias que el Señor Jesucristo ha traído a los pecadores.
Mateo presenta a la persona de Jesús como el Rey legítimo de Israel y trata
abundantemente acerca del tema de su Reino. Cristo es el Rey prometido a la
nación de Israel y el cumplimiento de las profecías del Antiguo Testamento. Sin
embargo, a pesar de las abundantes credenciales que le avalaban, su pueblo
Israel lo rechazó clavándole en una cruz, aunque Dios utilizó este mismo hecho
para traer salvación a todas las naciones.
Mateo se dirige a una comunidad de judeo-cristianos que se ha distanciado del
ambiente
judío. Las violentas críticas contra los escribas y los fariseos en el capítulo 23 dan
a entender
que estamos en un momento en el que los judíos fieles a la sinagoga y los judíos
convertidos a
Jesús se separan, no sin dolor. Si Mateo habla de las sinagogas de los judíos
diciendo «sus
sinagogas» (4, 24; 9, 35; etc.), significa que la ruptura es real. Pero, al mismo
tiempo, no es
cuestión de dejar la idea de Israel a la sinagoga; Jesús es su fiel heredero. Los
años 85-90
corresponden bastante bien a este estado de cosas. En cuanto a la comunidad a
la que Mateo
se dirige, podríamos situarla en una región como Siria, quizá en Antioquía.
IV. MARCOS.
En orden cronológico fue el primer evangelio que apareció. Se data comúnmente
antes del año 70, pero sin precisar el año. Como lugar de aparición, Roma,
aunque otros señalan otros lugares, p.e. el sur de Siria.
Por aquellos años 60-70 Palestina y Roma atravesaban una situación de crisis y
han ido desapareciendo los testigos de los hechos. Ambas cosas obligan a los
cristianos a recordar sus orígenes para hacer frente a la crisis.
Marcos, que no pretende escribir una crónica de la vida de Jesús, ofrece una
visión de su ministerio tal como lo veían él y su comunidad. Recoge las tradiciones
de la comunidad en que vivía y con la que compartía alegrías, sufrimientos y
esperanzas.
Se afirma que este primer evangelio sirvió de fuente para la redacción de los de
Mateo y Lucas, aunque estos tuvieran también sus propias fuentes.