Hector Campos de La Oracion Simple A La Oracion Co

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602 RESEÑAS NRFH, XLII

en t é r m i n o s de significado, clase sintáctica, semejanzas fonológicas


(por clases naturales de fonemas) o de estructura rítmica, silábica, o
morfémica, para así pasar a su organización modular flexible y fluida,
que posibilita operaciones conjuntas con m ó d u l o s conceptuales que lle-
van naturalmente a la discusión sobre procesamiento y generación de
novedades. Para u n curso introductorio las expectativas quedan reba-
sadas. Sin embargo, la autora tiene buen cuidado en señalar los alcan-
ces y limitaciones de lo expuesto, dedicándole el último capítulo. E n
una actitud autocrítica poco frecuente señala que los datos presentados
provienen en su m a y o r í a de sujetos adultos m o n o l i n g ü e s , educados, y
por tanto con dominio de la lecto-escritura, factor que pudiera reflejar
una estructuración distinta en cuanto a almacenamiento léxico de
aquellos que no han tenido acceso a la educación formal. A d e m á s , la
lengua analizada se circunscribe al inglés y aun cuando se puede
encontrar literatura que confirma parcialmente las propuestas en otras
lenguas, hay t a m b i é n diferencias en algunos sectores como el almace-
namiento fonológico, en asociaciones de palabras o en el tratamiento
morfológico que puede encontrarse en lenguas como el polaco, el
h o l a n d é s o francés, aseveraciones que apoya con referencias biblio-
gráficas.
En resumen, Words in the mind logra combinar el lenguaje claro
y comprensible de u n texto introductorio con el análisis exhaustivo y
crítico de las teorías sobre el lexicón mental que se han expuesto en los
últimos veinte años, sin que por ello resulte una mezcolanza concep-
tual ecléctica, sino una posible interpretación que busca la coherencia
con evidencia no solamente lingüística sino neurológica.

N O R M A DEL R Í O
El Colegio de M é x i c o

HÉCTOR CAMPOS, De la oración simple a la oración compuesta. Curso supe-


rior de gramática española. Georgetown University Press, Washing-
ton, 1993; 213 pp.

Desde a n t a ñ o los lingüistas comparten la convicción de que la oración


representa el objetivo y fundamento de la gramática, pero la unanimi-
dad de tal convicción siempre ha contrastado con la diversidad de opi-
niones acerca de lo que es o debe entenderse por oración. Algunas veces,
esa diversidad de interpretaciones se refleja en el eclecticismo inseguro
o poco cuidadoso de algunos manuales de g r a m á t i c a . Éste es el caso
del libro de H é c t o r Campos, De la oración simple a la oración compuesta.
El objetivo principal de Campos es presentar u n texto didáctico
para estudiantes de cursos de estructura del español, pero si se toma
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en cuenta las comparaciones que hace entre las estructuras del e s p a ñ o l


y el inglés, y el origen mismo del libro, debe suponerse que se trata
de u n texto para estudiantes cuya segunda lengua es el español, o p o r
lo menos, para estudiantes bilingües.
El autor se centra en el análisis de la estructura sintáctica de las
oraciones simples y compuestas, y principalmente, en el sistema de
coordinación y subordinación. Pero para introducir al lector en los
tipos de oraciones, cita, en primer lugar, la definición semántica de
oración dada por la R . A . E. en el Esbozo de una nueva gramática de la
lengua española: la oración es " l a unidad m á s p e q u e ñ a de sentido com-
pleto en sí misma en que se divide el habla r e a l " , y en segundo, la defi-
nición lógica: " u n a oración es la expresión verbal de u n juicio por la
relación entre sujeto y predicado" (p. 3).
Así pues, Campos no especifica el criterio gramatical de oración
que sigue para tratar problemas como: sujeto y predicado, clasifica-
ción de la oración según la actitud del hablante, su tipo y polaridad.
M e parece que para salvar esta omisión el autor introduce la idea de
concebir la oración como unidad estructurada por dos sintagmas de d i -
ferente índole: sintagma nominal sujeto y sintagma verbal predicado.
N o obstante, no queda claramente explicada la conexión entre el
criterio s e m á n t i c o y lógico de la oración, y mucho menos su relación
con el sentido gramatical. E n contraste con lo anterior, introduce una
nota al pie donde dice: "Desafortunadamente, la palabra «oración»,
que se relaciona con la palabra «oral», se ha impuesto sobre el t é r m i n o
clásico «sentencia», que se relaciona con la palabra «sentir». De los dos
t é r m i n o s sólo el segundo denota el estado mental de unidad oue forman el sujeto
y el predicado. . ." (p. 3; las cursivas son mías).
A l margen de lo que pueda querer señalar semejante observación
mentalista del significado,' y de la implícita preferencia del autor por
el t é r m i n o 'sentence', uno se pregunta por q u é no fue m á s coherente con-
sigo mismo citando —por ejemplo—, las palabras de Gregorio H c -
rrainz, según el cual la oración es " l a expresión oral de un j u i c i o " ; o
con la Academia, citando las célebres palabras de Prisciano: "oratio
est ordinatio dictionum congrua, sentetiam perfectam demonstrans".
Sobre esto mismo, llama la atención que a pesar de advertir que
su libro "puede servir como complemento a las secciones 195-249 del
Curso superior de sintaxis española de G i l i G a y a " (p. i x ) , no siga la distin-
ción de este último en su definición gramatical de oración n i repare en
su observación juiciosa de que, si bien la definición lógica de oración
es pertinente, no cubre por completo la esfera del análisis sintáctico
( G i l i Gaya, § 11).
Esto es importante por que tanto gramáticos como lógicos son, o
deben ser, conscientes de que las distinciones de unos no son necesaria-
mente importantes para los otros. Esto es bastante obvio en el caso de
las disyunciones del lógico y el g r a m á t i c o , en la noción de consecuencia
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y, para no i r m u y lejos, en la división misma de oración simple y com-


puesta.
Afortunadamente, el análisis de H é c t o r Campos no es, de hecho,
lógico, sino gramatical. Pero de igual forma, su análisis y el de G i l i
Gaya no son del todo compatibles. E n este sentido, en De la oración sim-
ple a la oración compuesta están ausentes los problemas de por y para, preté-
rito vs. imperfecto, ser vs. estar, y otros temas se explican desde otra
perspectiva. Por ejemplo, al clasificar el sujeto, Campos habla de suje-
to expreso y silente; en los silentes hace una subclasificación pormeno-
rizada de las diferentes formas en que pueden aparecer: pro-personal,
pro-no personal, pro-no específico, pro-arbitrario y pro-expletivo.
Los pro-personales son evidentemente todos aquellos sujetos que
denotan personas (esto es, 'llegué tarde, regresaste pronto"), mientras
que los pro-no personales denotan objetos ("¿Dónde esíá el libro?, está
encima de la mesa'). Los pro-no específicos se refieren por consiguien-
te a aquellos casos donde el sujeto no es importante para lo que se está
comunicando ('están anunciando tormenta para m a ñ a n a ' ) , pero el
pro-arbitrario se refiere a casos en los que interviene el se impersonal
('se venden libros'). Por último, se refiere al pro-expletivo como el se
impersonal pasivo.
Por otra parte, cuando introduce el infinitivo con valor imperativo
(esto es, ' ¡ N o fumar!') habla de u n sujeto tácito, pero no aclara a q u é
clase de sujeto silente (como él los llama) corresponde (p. 23). Es nece-
sario a ñ a d i r que, en correspondencia con la definición gramatical de
oración, la relación entre sujeto y predicado puede ser implícita o
explícita y en consecuencia el sujeto puede aparecer tácito o silente.
De acuerdo con lo que dice Campos, sus subclasificaciones de suje-
tos son esquemáticas desde el punto de vista formal, pero es cierto que
llevan a diferentes valoraciones semánticas; tomo dos ejemplos del
autor: 'Visité a Josefa anoche' y ' L l a m a n a la puerta' se refieren a per-
sonas gramaticales; sin embargo, en el primero, el sujeto silente sin
duda es la primera persona singular y en el segundo, se trata de u n
sujeto que se desconoce y no puedo asegurar que sea singular o plural.
En la segunda parte del libro, Campos formula la clasificación de
las oraciones compuestas y explica los tipos de estructura y nexos
característicos de cada una de ellas. Sus argumentos en torno a esta
parte del análisis sinctáctico se mantienen dentro de la tendencia tradi-
cional de la gramática.
El enfoque de su análisis es esencialmente formal y descriptivista,
aunque incorpora algunos datos de la g r a m á t i c a generativa. Es justo
señalar que el autor presenta para cada tema específico un conjunto de
ejercicios básicos que tratan de cubrir las diferentes soluciones al análi-
sis sintáctico de la oración.
De la oración simple a la oración compuesta es u n curso de g r a m á t i c a
donde el estudiante de español puede encontrar los problemas comu-
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nes que acarrea todo análisis sintáctico de la oración. Si bien es u n


libro básico, no deja de ser útil para conocer las nociones básicas de
la estructura del español que es mucho m á s compleja que cualquier
encasillamiento formal.
V Í C T O R M A N U E L HERNÁNDEZ M Á R Q U E Z
El Colegio de M é x i c o

M. VICTORIA ESCÁNDELE V I D A L , Introducción a la pragmática. Anthropos-


Universidad Nacional de E d u c a c i ó n a Distancia, Barcelona-Ma-
drid, 1993; 297 pp. {Autores, textos y temas. Lingüistica, 5).

No hay disciplina con una historia m á s escabrosa que la p r a g m á t i c a .


Nació C O R el conflicto de la no pertenencia, pues ia delimitación de su
objeto parece imposible, va que sus fronteras"son movedizas y constan-
temente invaden territorios propios de otras áreas de estudio que han
determinado con precisión sus objetos de análisis. Y es que la p r a g m á -
tica, a m é n de sus numerosas definiciones, p o d r í a caracterizarse como
el estudio de todos los aspectos que se involucran con el lenguaje vivo,
o, en otras palabras, con esa visión del lenguaje como parte de la vida
humana, en donde la teorización parece escurridiza. Es por ello que
el Wittgenstein de las Investigaciones filosóficas renunciaba a toda teoría
del lenguaje sobre la base de que si aceptamos que imaginar u n lengua-
je es imaginar una forma de vida: " \ . .no podemos proponer teoría
ninguna. N o puede haber nada hipotético en nuestras consideraciones.
Toda explicación debe desaparecer y sólo la descripción ha de ocupar
su lugar. Y esta descripción recibe su luz, esto es, su finalidad, de los
1
problemas filosóficos" . P o d r í a m o s afirmar que Wittgenstein, siendo
fiel a su precepto de alcanzar siempre la claridad como fin en sí mismo,
a través de la disolución de los problemas, consigue dar fin ai atollade-
ro teórico de la p r a g m á t i c a , el cual consiste, fundamentalmente, en la
inconsistencia epistemológica de su objeto de análisis, así como en el
lugar que esta materia ocupa en la enramada del árbol científico, al
sostener que en realidad no hay tal problema, pues su tema no es teori-
zable. Sin embargo, las palabras del filósofo austríaco siguen siendo u n
rumor apenas al fondo del escándalo que producen los tenaces arquitec-
tos de modelos teóricos. Y la pragmática sigue siendo tema de debate.
V a l d r í a la pena mencionar que la p r a g m á t i c a es en realidad u n
producto filosófico y no lingüístico del pensamiento anglosajón, que se
presenta en dos flancos: por una parte, como pragmatismo norteameri-
cano, y, por la otra, como la filosofía inglesa del lenguaje ordinario,
que es u n producto de ia evolución de la filosofía analítica. Ei pragma-

1
L U D W I G W I T T G E N S T E I N , Investigaciones filosóficas, trad. U . Moulines, UNAM,
M é x i c o - G r i j a l b o , Barcelona, 1989, p a r á g r a f o 109.

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