Protagonismo y Liderazgo Indígena

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PROFESOR: YLKA GUERRERO

CATEDRA: PUEBLOS INDÍGENAS Y SISTEMA JURÍDICO

PROTAGONISMO Y LIDERAZGO INDÍGENA

En los debates sobre el poder y las jerarquías de conocimiento en los procesos de


transformación de las relaciones del Estado y los pueblos indígenas, los
antropólogos han sido inspirados por una ética de izquierda por la liberación que,
aunque sea bien intencionada, ha sido atinadamente interpelada por el activismo
indígena organizado en América Latina (Hale, 2008; Varese et al., 2008). Gracias
a la crítica de la militancia indígena organizada y a los beneficios de la
deconstrucción post-estructural y el post-colonialismo, el acompañamiento de la
antropología a la liberación de los pueblos indígenas ha sido cuestionado desde
varios ángulos.

En el campo de la producción del conocimiento sobre las relaciones étnico-


nacionales, fue preciso develar la colonialidad de la antropología que le otorga a
sus expertos el poderse construir la categoría de “otredad”, cuando por otro lado,
los líderes indígenas cuestionan de maneras poderosas construcciones estáticas
de la indigenidad, interpelando a la autoría antropológica para certificar lo que es
indígena y no indígena desde una mirada externa.

Ya varios antropólogos y académicos de las ciencias sociales en América Latina


han abordado el tema de la complejidad ética, política y teórica de la relación entre
cientistas sociales no indígenas y líderes indígenas en la producción de
conocimiento para la liberación de los pueblos (Hale, 2008; Jimeno, Murillo &
Martínez, 2012; Lugones,2015; Rappaport, 2015; Varese, Delgado & Meyer,
2008).

En las últimas décadas las mujeres indígenas surgen como un potente actor social
en el escenario político en todos los niveles de la vida social, económica y cultural
de América Latina. Como característica común de las movilizaciones y dirigencias
indígenas, en los que las mujeres han adquirido protagonismo, está la lucha contra
la exclusión y la marginación del estado y la sociedad nacionales, alrededor de las
que se construyen el discurso político y las plataformas de defensa del derecho a
la justicia, la dignidad y la diferencia.

En Venezuela, nuestros indígenas no han escapado de esta tendencia, durante


las últimas décadas, el pueblo wayuu ha entrado en una dinámica de participación
política con nuevos líderes y organizaciones, dando como resultado ascenso a
cargos importantes en la dirección del Estado. La participación política los llevó a
ser un grupo de fuerte definición para influir en la Asamblea Constituyente a través
de una lideresa wayuu: Nohelí Pocaterra.

En las elecciones de 2000 se eligieron los tres representantes indígenas a la


Asamblea Nacional, resultando electos los candidatos del Consejo Nacional Indio
de Venezuela (CONIVE). Además, se eligieron ocho legisladores en los estados
con población indígena y los concejales de las circunscripciones municipales
(Consejo Nacional Electoral).

Por otra parte, las relaciones entre los Yanomami y los criollos y agentes del
estado eran más bien escasas y se daban principalmente en el territorio
Yanomami. Tras la promulgación de la ley de división político-territorial se
intensificaron los cambios y ya en los inicios del siglo XXI las relaciones de los
yanomami con agentes gubernamentales se han visto multiplicadas y tienen lugar
fuera del mismo: tanto en La Esmeralda, la capital del municipio del Alto Orinoco,
como en San Carlos de Río Negro, la capital del municipio Río Negro, así como en
Puerto Ayacucho, la capital del estado.

En pocos años se ha pasado de una cierta invisibilidad de los Yanomami a una


presencia importante, en algunas épocas realmente notable de los Yanomami en
la escena regional del Estado Amazonas. Sumado a este aumento de la presencia
real, no hay que olvidar otras formas en las que los Yanomami están presentes en
la vida política regional y nacional del país, aunque sea de una manera un tanto
virtual.

Varios autores han descrito como los pueblos indígenas juegan un papel
importante en los discursos de refundación de la sociedad nacional como recurso
simbólico. La importancia de los indígenas como recurso simbólico del estado no
solo se presenta en un registro discursivo. Ahora también forman parte importante
de una estética ideológica, para decirlo de alguna manera, pues ahora es muy
común encontrar fotos y dibujos de Yanomami como elementos estilísticos y
temáticos característicos en un nuevo tipo de publicidad de los diferentes
programas gubernamentales que trabajan con pueblos indígenas.

Los Yanomami son así un ejemplo claro de venezolanos que han sido
históricamente excluidos de los asuntos públicos y que ahora, y gracias a la
Constitución, pueden participar supuestamente como ciudadanos con plenos
derechos.

Desde el punto de vista de la participación política de los Yanomami entendida en


un sentido amplio, es decir, pensando en el “conjunto de acciones y actividades
realizadas por sus comunidades y organizaciones para lograr su bienestar
colectivo y el respeto a sus derechos” podemos decir que en pocos años algunos
de ellos han aprendido a sacar partido del protagonismo circunstancial que ahora
tienen: No son pocas las veces que han conseguido acceder a ciertos beneficios.
Sin embargo, estas experiencias, tanto las negativas como las positivas, generan
situaciones que muchas veces se presenta como altamente contradictorias, y
están lejos de acercarse al contexto de relaciones que el estado ante la sociedad
multiétnica y pluricultural de derechos constitucionales actuales proponen.

Una de las mayores dificultades a la hora de evaluar esta realidad desde una
perspectiva crítica constructiva está en el hecho de que se trata de situaciones
muy heterogéneas, positivas y negativas, y son más bien procesos en marcha: es
un momento histórico sumamente dinámico que está todavía haciéndose. Lo cierto
es que ahora, en clara diferencia con el pasado reciente, los derechos
constitucionales de los Pueblos indígenas en la revolución Bolivariana no son
simbólicos ni virtuales: son muy reales; a pesar de que en muchos casos
permanezcan todavía en un estado de latencia preocupante. A pesar de todo, las
experiencias de los Yanomami que se mueven en el escenario de la política
regional actual, está siendo tomada por ellos como una verdadera escuela practica
de formación política.

En este sentido, como expresión de los derechos políticos de los pueblos


indígenas, el artículo 186 de la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela, establece la participación de tres diputados o diputadas adicionales,
de acuerdo a la Ley especial en la materia, respetando sus tradiciones y
costumbres. De esta forma, la constitución garantiza a los pueblos indígenas el
derecho específico de elegir a sus representantes.

En un primer momento resalta la elaboración y aprobación de la Ley de


Demarcación y Garantía del Hábitat y las Tierras de los Pueblos Indígenas (2001)
como principal preocupación del movimiento indígena venezolano; la ratificación
del Convenio Nº169 de la Organización Internacional del Trabajo (2001) que era
una antigua aspiración de las organizaciones; la Ley Aprobatoria del Convenio
Constitutivo del Fondo para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de América
Latina y El Caribe (2002) como una alternativa al financiamiento de proyectos; la
discusión y aprobación de la Ley Orgánica de Pueblos y Comunidades Indígenas
(2005) como principal instrumento legal ordenado por la Constitución para
desarrollar los derechos indígenas en Venezuela; la Ley de Idiomas Indígenas
(2008), para fortalecer este importante tema frente a las amenazas de
desaparición; y la Ley de Patrimonio Cultural de los Pueblos y Comunidades
Indígenas(2009), en consonancia con el mandato constitucional.

En un segundo momento destaca la aprobación de otros convenios


internacionales con incidencia en cuestiones comunitarias indígenas, así como de
numerosas normas relativas a pueblos y comunidades indígenas dispersas en
diferentes leyes particulares. Citamos, el derecho a la participación política de los
pueblos indígenas, ordenada por el artículo 260 de la Constitución, la Ley
Orgánica para la Elección de los y las Representantes Indígenas, y la Ley de
Artesanos y Artesanas Indígenas, todas estas iniciativas elaboradas producto de
discusiones públicas colectivas.

Este amplio e incuestionable desarrollo legal ha sido reconocido a diferentes


niveles como uno de los logros más importantes del actual proceso de cambios en
Venezuela. Además, ha sido destacado no sólo por la variedad y amplitud de las
normas, sino porque los contenidos se corresponden con los avances en materia
de derechos indígenas en todo el ámbito latinoamericano y mundial. La mayoría
de los informes nacionales e internacionales consultados, hacen referencia al
reconocimiento de los avances normativos e institucionales en materia de
derechos de los pueblos indígenas en Venezuela.

Según el objetivo estratégico de avanzar aceleradamente en la construcción del


nuevo modelo democrático de participación popular, se destacan como logros la
conformación de consejos comunales indígenas, el financiamiento de proyectos
comunales, sociales y productivos, y la constitución de la Federación de Consejos
Comunales Indígenas Revolucionarios “Cacique Guaicaipuro”, que realizó el
Primer Congreso de Voceros y Voceras de los Consejos Comunales de los
Pueblos Indígenas con asistencia de 350 personas.

Por su parte, la Memoria y Cuenta del año 2008, dentro de la política de promover
la participación protagónica de los pueblos indígenas en la gestión pública, a
través de la organización de los consejos comunales indígenas, hace referencia al
financiamiento de 285 consejos comunales en proyectos vinculados a tres grandes
áreas: agua potable, aspectos socio productivos e infraestructura. Durante el
período correspondiente al año 2010, el Ministerio de Pueblos Indígenas reporta
un financiamiento de 75 proyectos a consejos comunales, discriminados en las
mismas áreas socio productivas, agua potable e infraestructura.

Sin embargo, resulta necesario destacar que la presencia de los partidos políticos
en las luchas por las reivindicaciones indígenas ha contribuido con la división,
manipulación y debilitamiento de los liderazgos indígenas en Venezuela. En el
caso de los wayuu se ha observado un debilitamiento de la autonomía política del
grupo frente a la presencia cada vez más fuerte de los partidos políticos en los
asuntos reivindicativos.

Este accionar político de muchos líderes wayuu ha contribuido con la


desarticulación del movimiento indígena regional al fraccionar las luchas y actuar
de manera individual ante los retos de construir un movimiento autónomo. La
organización propia del pueblo wayuu, en muchos casos, está quedando, en
relación a la subalternidad por la coacción de los partidos políticos.

Por otro lado, dependerá de la capacidad organizativa de los Yanomami para


hacer más efectiva y protagónica su participación en las esferas de debate y
procesos de toma de decisiones de las políticas públicas que les afectan, ya que
esta voluntad, ha sido más bien aparente y afectiva que real y efectiva. Una cosa
es cierta: El escenario político que se plantea con la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela genera las condiciones de posibilidad para que el
derecho a la participación política de los Yanomami se haga realidad.

En ambos casos, en la participación política efectiva sigue habiendo demasiada


distancia y no pocas contradicciones. La situación de muchos indígenas es
precaria: una pobreza extrema y alta mortalidad, aunque están integrados
parcialmente en el sistema social, conservan su condición de miseria. La
Constitución de 1999 le ha dado por primera vez derechos a este colectivo,
aunque los aborígenes de las tierras venezolanas no han podido poner en práctica
a plenitud sus derechos, debido a la supervivencia de un sistema social clasista
heredero de la época colonial española.

En el aspecto del protagonismo y liderazgo indígena, desde la antropología


política se ha logrado determinar los cambios y las continuidades que se están
dando en la organización política de los pueblos indígenas. La re/definición, la
negociación cultural y la superposición de estructuras políticas son dinámicas que
se observan a lo interior de las organizaciones sociopolíticas en el espacio urbano.
Todo esto por influencia del estado, las organizaciones que de ella se derivan y las
organizaciones políticas, generando tensiones entre los miembros de
comunidades específicas y los líderes, ya que sienten que de alguna manera se
está vulnerando su autonomía y sus leyes consuetudinarias.

Los pueblos indígenas suelen compartir un valor clave: la estrecha relación entre
su identidad, su estilo de vida y sus tierras. Actúan como "guardianes" o
"custodios" de las tierras para la siguiente generación. Perderlas significa perder la
identidad, situación que viene sucediendo; ya que han sido apropiadas, vendidas,
alquiladas o simplemente saqueadas o contaminadas tanto por empresas privadas
como por el gobierno. Ante este escenario, vale la pena reflexionar sobre la
siguiente situación: Qué papel juega todo el fundamento legal y constitucional que
desde 1999 busca incluir a los pueblos indígenas?

PARTICIPANTES:
Adriana López C.I. 10.630.853
Manuel Delgado C.I. 19.445.28

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