Akatsuki y Las 4 Sacerdotisas
Akatsuki y Las 4 Sacerdotisas
Akatsuki y Las 4 Sacerdotisas
10 años antes…
Una niña de unos 4 años estaba paseando por las calles de Konoha pensando en lo que
la deparará el futuro, ya que era huérfana. Tenía los ojos verdes el pelo lo tenia rizado y
marrón. La ropa estaba muy sucia y rasgada, se notaba que siempre la lleva puesta.
De repente, un niño de su misma edad la despertó de sus pensamientos. Se llamaba
Uzumaki Naruto y era su mejor y único amigo ya que toda la aldea la ignoraba igual
que a él.
- “Yo voy a ser el próximo hokage y así toda la aldea me respetará, si vaya que sí”
– dije imitando su voz – venga vamos a entrenar.
Y así transcurrió el día, todo el rato entrenando, siempre igual y todo con un único
propósito, ser alguien importante para que todos te respeten.
Esa noche no podía dormir, no sabía que me pasaba, era como si me faltara algo en mi
vida o alguien…Estaba asomada al balcón cuando, de repente, vi una estrella fugaz y
pedí un deseo: “Por favor, ayúdame, y dame otra vida”. Y me quedé dormida.
Al día siguiente, me encontré con Naruto pero no me encontraba muy bien, aún así me
fui a entrenar.
- No, estoy bien, es solo que… - no pude terminar la frase porque me desmayé.
Al despertarme ví que estaba en una cabaña vieja y llena de polvo. Quise llamar a
Naruto pero no me salía la voz, solo escuché una voz en mi cabeza que me dijo:
- Cuando te despiertes, vete de tu villa y no mires atrás, y ven a esta cabaña. Eso
si quieres cambiar de vida.
En ese momento vi una ruta pasando velozmente de la cabaña hasta Konoha. Cuando
las imágenes me llevaron al hospital me desperté de repente.
- Por fin te as despertado, has dormido 3 días! – dijo Naruto aliviado por verme.
Y entonces me acordé del sueño, no sabía si hacerle caso a la voz pero lo que pasó a
continuación no me dejaron dudas. Escuché a dos personas hablando sobre mí:
- Tenemos que hacer algo con ella, no podemos dejarla en la villa ya que Konoha estaría
en peligro – dijo una voz que era de hombre.
- Tienes razón, si está cerca del niño Kyuubi no puede pasar nada bueno, tenemos que
echarla de la villa – dijo la voz de una mujer.
- Pero no puedes irte, y yo? – dijo Naruto muy preocupado por lo que pueda decir
a continuación.
Entrenaba todos los dias, desde que salia el sol hasta que se iba. Siempre estaba al limite
y no me importaba porque sabía que mi suerte cambiaria…
Ya pasaron 2 años y seguia entrenandome, aunque siempre seria debil ya que solo podia
practicar taijutsu. Pero esta vez fue distinta…
Cuando desperte estaba en una habitación totalmente blanca y habia un hombre calvo
mirandome sonriente.
- Nosotros lo sabemos todo sobre ti, Natsuko: sabemos lo que te depara el futuro y
tambien lo que te paso en el pasado, sabemos por qué te odiaban… - no pudo
terminar la frase ya que yo lo interrumpí.
- ¿Sabes por qué me odiaban? ¡Dimelo! – exigí, con miedo a saber la verdad pero
al mismo tiempo con curiosidad.
- Esta bien, te lo contaré, tu nacistes el 21 de Junio, por eso sabemos quién eres y
por eso te pusieron Natsuko(niña de verano). Todos te odiaban porque el 10 de
Octubre, cuando atacó el Kyuubi, el Kyuubi mató a tu familia y tambien a ti,
pero tu resucitastes. Así que todos pensaron que eras peligrosa o algo así.
- ¡¿Qué resucité?! ¿Pero cómo? ¿Lo hice yo? – ahora no entendia nada, estaba
muy confusa.
Cuando escuché eso sentí que ahora podia cumplir mi venganza, aunque ahora tambien
tenia un sueño: ser la mas fuerte de todos.
Ahora tenía una ropa como la de los sacerdotes, blanca, y no esa ropa rasgada y sucia.
Ya era muy fuerte. Ellos me habian enseñado todo lo que sabian, ya me habia
convertido en lo que ellos llaman una sacerdotisa ninja.
Estaba cansada y me iba a la cama, mañana sería un gran día, mañana me iba del templo
sagrado.
Pero entonces tuve el mismo sueño que tenia todas las noches desde que empece a
entrenar en el templo.
Estaba sola en un bosque muy oscuro, pero de repente apareció un hombre muy guapo:
Tenía el pelo largo y negro, recogido en una coleta, los ojos tan negros como la noche y
una cara que me inspiraba temor y seguridad. Llevaba una capa negra con nubes rojas.
Y él me decía:
- Si quieres ser fuerte, ven conmigo…
Y entonces se iba, yo corria todo lo que podia, ya no podia respirar. Gritaba muy fuerte
con lagrimas resbalandose por mi mejilla. Entonces desapareció, fue como si me
quitaran parte de mí, se me paro el corazon y me morí.
Me desperté con la respiración agitada, como todas las otras veces. “¿Quién era ese
chico?” me preguntaba. Se lo había contado a mis superiores y me dijeron que, por la
descripción, era un miembro de Akatsuki, una poderosa organización.
Siempre me decían que no le buscara porque en esa organización estaban también los
famosos entre los sacerdotes, Hidan y Kakuzu, quienes buscaban sacerdotes y personas
con precio a su cabeza, y la mía es la más cara de todas.
Estaba cansada de tanto caminar así que me paré a descansar y a pensar en la primera
vez que invoqué a Suzaku.
- Paremos por hoy, lo as echo muy bien Natsuko, mañana seguro que podras
inv… - fue interrumpido por mí.
- ¡No! ¡Ahora seguro que podré invocarlo! – grité, esperando que con mi ultima
fuerza pudiera invocarlo.
Entonces me mordí el dedo y con su sangre manchó su vara y el brazo que la sujetaba.
Y levanté la vara, y de repente, apareció Suzaku con una sonrisa en su cara, mirandome.
- Te estado esperando durante 8 años y por fin a llegado el día, Natsuko – me dijo
Suzaku – aunque todavía no eres muy fuerte así que todavía no seras mi
aprendiz.
- Supongo que ese día ya habrá llegado, ¿no, Suzaku? – dije con una sonrisa en mi
boca.
Y entonces escuché unas voces, dos para ser mas exactos, y me acerqué sigilosamente
para ver que pasaba.
Eran dos Akatsukis, uno tenía el pelo amarillo y el otro llevaba una mascara que le
cubría toda la cara. El rubio parecía que estaba pensando, mientras el otro esperaba,
hasta que dijo.
- Deidara-senpai, ¿qué vamos a hacer ahora? – preguntó el que tenía la mascara.
Estaba escuchando todo, contenta porque si los seguia hasta su guarida encontraria a
aquel chico pero tambien esperando en que no sea así de tonto como aquellos dos o al
menos no como el de la mascara.
- Tobi, ¡Te mato! ¡Seguro que nadie te echara en falta, hasta seguro que me lo
agradecen! – dijo Deidara.
- Si. Iremos a la guarida, para saber si hay otra mision – dijo con un tono mas alto
de lo normal, como si supiera que yo estuviera allí y quisiera que lo escuchara.
- Buena idea – dijo Tobi, que parecia contento – así tendremos un poco de mas
acción.
Eso me parecia raro, así que leí el pensamiento de los dos y supe que me tendían una
trampa.
- Sois mas fuertes de lo que pensaba, me habéis descubierto, y eso que e disminuido
mi chacra – dije, según tenía pensado.
- Parece que nos as subestimado, ¿por qué as salido? ¿No creeras que podrás
vencernos a los dos? – preguntó Deidara mientras se reía.
- ¡No soy tan débil como los de Konoha! – dicho eso me lancé contra ellos.
Primero fui a por Tobi, al cuál lo desplomé de un solo golpe de mi vara. Después fui a
por Deidara, que ya estaba preparando sus bombas, pero yo fui más rápida, me puse
detrás de él y le dí un golpe en la cabeza. No quería matarlos, sino él seguro que se
enfadaría conmigo y eso es lo ultimo que quería. Así que me escondí y esperé, hasta que
se despertaron.
- No lo sé, pero mejor nos vamos a la guarida y le diremos que tenemos un nuevo
enemigo peligroso…
- Si, claro, para que Hidan se ría de nosotros. ¿Qué le vamos a contar? ¿Qué una
chica de unos 14 años nos a dejado inconcientes en menos de 1 minuto? ¡Ni
hablar! Si eso se lo decimos a solas – dijo Deidara avergonzado por aquella
humillación
Y entonces Deidara le empezó a lanzar bombas y estuvieron así un buen rato, hasta que
pararon y se fueron. Los seguí y llegué hasta una cueva enorme. Entré sigilosamente y
ví a muchas personas que formaban un circula alrededor de Deidara y Tobi.
- Tú y tu vergüenza…
- No nada, se lo digo – dijo corriendo Tobi – De camino aquí, nos encontramos a una
chica que nos venció fácilmente – esto ultimo lo dijo en voz baja.
- ¡Cállate Hidan! Puede que aya una buena explicación para esto, ¿no es así? – preguntó
el lider un poco enfadado.
- Nos estaba espiando porque quería venir aquí, entonces tenía poco chacra pero cuando
le preguntamos que si era de Konoha sacó mucho chacra – dijo Deidara – Y puede leer
el pensamiento, o sea que predice nuestros movimientos, eso sin contar que era muy
rápida y tenía un buen taijutsu.
- ¿Puede leer el pensamiento y quería llegar hasta aquí? Interesante… - fue lo único que
dijo el lider.- Tengo una nueva mision: encontrar a esa chica y traedla, ¿quién va?
- Así que tú eres esa chica… ¿Cómo te llamas? – preguntó interesado el lider
- No e venido para hacer amigos ni para quedarme aquí, solo e venido por un
sueño – dije cortando al lider
- Por un sueño, ¿y qué pasaba en ese sueño si puede saberse? – preguntó más
intrigado.
- Salía un hombre con una capa negra y nubes rojas. Tenía el pelo negro y largo.
¿Está aquí? – pregunté
- ¿Uchiha? ¿Quieres decir uno de Konoha? – dije pronunciando con asco Konoha.
- Itachi… - sin darme cuenta me puse colorada al verle de nuevo, era más guapo
en persona – Lo sé porque yo también soy de allí, pero me renegaron cuando
tenía solo 4 años.
- No, ¿quién es ese? Bueno, en conclusión solo vine porque quiero unirme a
vosotros y destruir Konoha.
- No puedes venir aquí y entrar tan fácilmente, todo el mundo puede vencerles, sin
ofender – dijo el lider mirando a Deidara y Tobi que todavía estaban detrás de
los demas. – Al menos dinos lo que sabes hacer, como te llamas…
- ¿Qué? ¿Quieres decir que e llegado hasta aquí por tu anillo? – pregunté casi sin
comprender nada.
- Bueno, si quieres ser uno de nosotros tienes que hacer una prueba: traernos al
jinchuruki de Kyuubi – dijo el lider.
- Te tendrás que acostumbrar, Itachi será a partir de ahora tu compañero para que
os conozcais mejor, eso si pasas la prueba – concluyó el lider, para después
desaparecer seguido de los demás, excepto de Itachi.
- Está bien… Tendré que apañarme. Bueno, tú solo obedeceras todo lo que yo te
diga – le dije
- Joder… En mi plan no entraba esto. En fin, tendré que improvisar – dicho eso le
seguí y lo alcancé al poco.
- Entonces, ¿crees que te recibiran con los brazos abiertos? – me preguntó Itachi.
- No, pero mejor que a ti seguro. Si estoy en peligro vendrás corriendo, ¿no? Para
eso as venido – le contesté, divertida y jugueteando.
- Vosotros no seríais nada sin mí. Además, no podrás vencer a Naruto-kun tan
fácilmente. Ni en un millon de años – le dije, intentando provocarlo.
Dicho eso me fui a la entrada, dejando a Itachi detrás del arbusto. Cuando llegué a la
entrada, los guardias me miraron entre asustados y furiosos. Yo pasé de largo, sin mirar
a ninguno de ellos, directo a la casa de Naruto-kun. Pero de camino me encontré con
una gran sorpresa, era Naruto-kun con… ¡¿Una chica, besandose?!
Esa chica parecía ser una hyuuga por sus ojos. Tenía el pelo azul oscuro y largo. En ese
instante sentí una gran furia y un gran dolor en el pecho y también como si me faltara
algo… como en el sueño. Quería correr, desaparecer, morir o tal vez ser consolada…
- ¿Por quién? ¿Itachi? – pensé, destrozada – No, ahora no. Recuerda, tengo una misión y
debo cumplirla si quiero entrar y cumplir mi sueño, mi venganza…
- No pasa nada, ella también puede venir – le dije, intentando relajarme para no
liarme a ostias.
- Naruto-kun ya viene para aquí, aunque con una amiguita… - dije aun enfadad.
- ¿Estás celosa? Pues no deberías estarlo por ese idiota – me dijo un poco irritado.
- Estaba tan contenta porque iba a volver a verle y me lo encuentro besando a otra…
Que ilusa soy, es imposible que me estuviera esperando… - dije muy triste
- Ya llega – Le interrumpí.
Y partimos hacia la guarida. Yo iba la primera, seguida de Itachi y más al fondo Naruto
e Hinata.
- ¿Estás segura de que es mejor que venga esa Hyuuga? No creo que sea buena idea –
me dijo Itachi acercandose más a mí.
- Lo sé, pero si ella no viene Naruto tampoco y le necesitamos – Itachi no dijo nada y
continué – Además, cuando le extraigamos al Kyuubi, Naruto morirá y mataré a
Hinata…
- ¿No le ibas a resucitar? – me preguntó con tono divertido esperando mi respuesta con
interés.
- Tú mismo lo as dicho, le iba a resucitar, ahora me lo estoy pensando – le conteste con
una sonrisa siniestra e Itachi me la devolvió divertido.
- Deberiamos volver, no ha sido buena idea. Esa chica chica me da mala espina.
¿Y si al final no te resucita? – le preguntó Hinata preocupada.
-
Naruto se sorprendió por la pregunta y la desconfianza de Hinata.
- Conozco a Natsuko-chan desde que eramos niños. Es buena gente. ¡Pues claro
que me resucitará! Somos amigos. ¿Por qué dices eso? – Naruto por un
momento empezó a dudar, pero solo fue un momento, al rato ya seguía con su
sonrisa.
- No. Se puso rara cuando nos vió juntos. No quería decirselo… Tranquila, se lo
diré después de la extracción – dijo mirando al estómago de Hinata - ¿El mal
presentimiento es suyo?
- Bueno, ya hemos llegado – dije mientras hacía unos sellos para abrir la puerta.
- Por fin habéis llegado, habéis tardado mucho. ¿No decías que iba a hacer fácil? –
me dijo un rubio con una sonrisa burlona.
- ¡Cállate! ¡Hemos ido más lentos en la vuelta por ella! – dije señalando a Hinata.
Todos se colocaron en sus puestos. Yo me puse debajo de Itachi. Hinata ae quedó lejos
de la estatua y Naruto delante de la estatua.
- No es tan tonta. Ahora tenemos a Natsuko. Tal vez tardemos menos – dijo Hidan
mirandome y yo aparte la mirada, sonrojada.
- Si… - dijo Itachi molesto por mi reacción, aunque no sabía por qué – Pero ella
no tiene el anillo. ¿Cómo va a extraer su chacra?
- Hace tiempo que no hago esto. Asi que… - continué, concentrando mi chacra.
Todos me miraban, incluidos Hidan e Itachi, entusiasmados por ver mi jutsu. Me puse
delante de Naruto y me mordí el dedo. Después manché mi vara y mi brazo con la
sangre.
- JAJAJA. ¿ME INVOCAS SOLO PARA ESTO? PENSABA QUE ERA UNA
BATALLA. QUE DESILUCIÓN – dijo mientras con su cola resucitaba a
Naruto – HACE TIEMPO TE DIJE QUE LLEGARIA UN DIA EN QUE
SERIAS MI APRENDIZ…
- Si, lo sé… Todavía me falta entrenamiento, pero ese día llegara pronto… - no
pude terminar la frase.
- ¡Venga! ¡Dilo! Se que te caigo bien y te preocupas por mi. Jajaja – le corté,
riendome.
- ¿Pero qué te pasa conmigo? Estás muy rara desde que te fuiste – me reprochó,
cabreado.
- ¿Por qué los dejas ir? Ahora tendremos que cambiar de guarida – me reprochó
Deidara.
No pude aguantar más y me fui corriendo a mi cuarto, llorando. Al rato llegó Hidan a
“intentar” consolarme.
- A Naruto – me contestó.
- No conozco a ningún Naruto. Al que conocí murió hace mucho tiempo – le
contesté entre sollozos.
- Si… Tienes razón. No volveré a llorar por nadie – dije con orgullo mientras me
secaba las últimas lágrimas que iba a derramar. – La próxima vez que vea a
Naruto será para matarlo. Pero es muy fuerte…
- No, sentí una gran fuerza dentro de él después de extraerle al Kyuubi. Es casi tan
fuerte como yo, por algo es el hijo de Yondaime, ¿no?
- Así que lo sabes. ¿Por eso querías que se uniera a nosotros? ¿Por qué era fuerte?
– me preguntó, interesado.
- Por una parte pensé que sería útil tenerlo con nostros, pero por otra parte lo
quería conmigo. Él era igual que yo, por eso le quería pero cuando lo ví con esa,
supe que ya no era igual que yo. Él se había convertido una persona querida por
casi todos y yo no – le contesté, dolorida por recordarlo.
- Entiendo… Verás, aquí todos tenemos algo en común que nos une, y eso es el
motivo de nuestro sueño. – me contó.
- Todos hemos tenido una infancia muy dura como tú. Nuestro sueño es
conquistar el mundo, no porque sea un capricho, sino porque las personas nos
hicieron sufrir mucho y ahora queremos venganza. – me contestó y al ver que no
decía nada, continuó – Por cierto, ¿qué es ese collar?
- Vaya… Pero, si solo con juntarlas regresara el poder, ¿por qué ellas no lo
hicieron? – me volvió a preguntar.
- Porque al partir el collar, las 4 murieron, pero antes de partirla les pasaron los
monstruos a sus hijas. – contesté bajando la cabeza.
- Eso parece, pero según dicen los sacerdotes, pertenezco a un clan y por tanto
tengo una línea sucesoria – como vi que no decía nada continué – pero
desconocen ambas cosas, pues los únicos que sabían la línea sucesoria eran los
del clan, pero mis padres murieron por Kyuubi al tratar de salvar la aldea.
- ¡Serás mal nacido! ¡No te atrevas a tocarle ni un pelo a Natsuko! – le gritó Itachi
a Hidan y lo agarró del cuello, llevandolo a la sala arrastrando.
- ¿Pero qué te pasa? ¿Te has vuelto loco? ¡Solo la estaba abrazando! ¡Además,
que te importa lo que yo haga con ella! ¡Natsuko ya es mayorcita para cuidarse
sola! – le contestó gritando e intentado librarse.
- ¡Si que me importa! ¡Lucharemos y quien gane estara con ella y quien pierda se
alejara de ella! ¡Para siempre! – volvió a gritar Itachi cada vez más enojado.
- ¡Ella no es un trofeo! – le gritó Hidan – pero si eso hará que te alejes de ella, ¡lo
haré!
Dicho eso, Hidan pegó un salto y se puso en posición de ataque e Itachi hizo lo mismo.
No podía creerlo, los dos se iban a enfrentar por mí. Por una parte me sentía alagada
pero por otra no permitir que los dos a los que más tengo aprecio se peleen por mi
culpa. Al cabo de un rato, todos los Akatsukis empezaron a salir para ver la pelea.
- Por favor, ¡parad! ¡No quiero que os hagáis daño! – grité a punto de llorar, pero
recordé lo que me dijo Hidan y me esforcé por no hacerlo - ¡Por favor, que
alguien haga algo!
- No Natsuko, no te entrometas, esto es algo entre nosotros dos – me contestó
Itachi.
- Es verdad, por favor Natsuko, déjame derrotarle para que no se acerque más a ti.
Es por tu bien – me dijo dulcemente Hidan.
- Pero no quiero que muráis… - iba a ir corriendo para detener la pelea pero
alguien me detuvo.
- Déjalos. Mejor que ahora arreglen sus diferencias, sino después será peor. Y no
querrás que se empeore, ¿no? – me preguntó tranquilo un chico de cabello rojo y
muy joven.
- Esta bien… pero por favor, si la batalla se empeora, detengala. – le pedí a ese
chico – Por cierto, ¿cómo te llamas?
Volví a mirar la pelea y me sorprendió. Itachi estaba mirando a Hidan, entre aburrido y
con una sonrisa aterradora. Hidan tenía una cara de terror y de dolor, como si le
estuvieran torturando.
- Itachi está utilizando el Mangekyo Sharingan, Hidan está perdido – dijo Sasori
adivinando lo que estaba pensando.
Sin pensarlo 2 veces me fui corriendo hacia Itachi. Iba a intertar detenerle cuando él me
cogió del cuello y me lanzó, dejándome casi insconciente. Itachi se quedó horrorizado
por lo que había hecho, pero no tanto como yo. No me lo podía creer, él me había… Sin
querer empezaba a derramarse lágrimas por mi mejilla, estaba horrorizada. Entonces me
fui corriendo hacia Hidan, que estaba tendido en el suelo.
- Si. Llevo despierta todo este tiempo… - no pude aguantar más y me desplomé
encima de Hidan.
Y entonces se levantó y me acostó en su cama. Pero entonces tuve una pesadilla. Hidan
se acercó a mi y me acarició la mejilla con dulzura y delicadesa.
En el sueño…
Estaba en el suelo, casi inconciente, cuando creí escuchar la voz de Hidan.
- No te preocupes, pronto serás feliz y olvidarás a todos los que te hicieron daño.
Te lo juro…
La del centro tenía el pelo largo y morado. Tenía los ojos amarillos, también llevaba un
collar partido, y como arma tenía 2 espadas de fuego en la espalda y una guadaña.
Y por último, la de la izquierda tenía el pelo largo y rubio. Tenía los ojos rojos, también
llevaba ese collar, y como arma tenía una catana a la espalda y una espada.
- Tienes que buscarnos. Ya sabes que si nos encuentras, nos haremos muy fuertes.
Nuestro deber es reunir los trozos de collar – decía Akiko.
- Pero lo que no sabes es que cada una tiene su línea sucesoria y que solo podrás
averiguarla si estamos todas – me contaba Haruko.
- Con el corazón, para encontrarnos tendrás que desearlo de verdad. Pero primero
tienes que saber que es lo que deseas de verdad o a quién deseas… - sonrió
Fuyuko. – Hasta entonces estaremos esperando pero no tardes ^^ .
- (Tal vez se refería a esto…) – dije pensando en Hidan e Itachi. – (¿A quién
quiero realmente?)
- No tienes que preocuparte por mí, soy inmortal – me contó y al ver que no decía
nada, continuó – Además, no me referia a eso, sino a sentimentalmente.
- Itachi es un idiota… - le conté – Pero le quiero como una tonta – Hidan bajó la
cabeza – Y a ti también.
En la habitación de Itachi…
- Tienes que entenderla y darle tiempo. Pero si no estás muy convencido siempre
puedes darle celos – le aconsejó el lider.
- Ya claro (Natsuko… No puedo estar con otra que no seas tú. Por favor, ven
conmigo) – pensó Itachi, mientras el lider hablaba a la pared.
En un lugar lejano, en el país del rayo, había una chica que despertaba de un sueño raro.
Tenía los ojos amarillos como la miel y el pelo lo tenía morado.
- Que sueño tan extraño. ¿Quiénes serán esas tres chicas? Bueno tengo que
entrenar fuerte – decía la chica todavía sudando.
- ¡Fuyuko-chan! ¡Estas despierta ya! – gritaba una voz al otro lado de la puerta.
Tenía una ropa negra con fuego azul en la parte inferior de la camisa y el pantalón.
- Por fin. Tienes que darte prisa, tu sensei te quiere decir algo importante y no le
gusta que le hagan, ya le conoces – dijo el chico, que parecía un sacerdote.
- Ya lo sé – dijo y se fue corriendo por los pasillos hasta llegar a una habitación.
- (Que raro… No está enfadado, aquí pasa algo. ¿Qué tendrá que decirme que lo
tenga de tan buen humor?) ¿Qué tienes para decirme, sensei? – le preguntó,
intrigada.
- ¿Te acuerdas del cuento que siempre te contaba de pequeña? Pues es cierta. Y tú
eres la sacerdotisa de Gonbu – me contó – Te lo digo ahora porque ya estás
preparada y porque sé que has tenido ese sueño. Las chicas que viste son las
otras sacerdotisas. Y las otras también han tenido ese sueño.
- (Tú siempre yendo al grano… ¬¬) Y quieres que me infiltre asi sin más, como si
me dejaran entrar tan fácilmente – le dijo.