Combi Bestia Transporte Informal

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La ‘bestia’ de Petit Thouars: la


coaster pirata que resume el caos
del transporte [DOCUMENTAL]

Juan Pablo León Almenara


Actualizado el 17/03/2019 a las 09:00


Esta es la historia del millonario negocio de las coasters
piratas de Lima, contada desde uno de estos vehículos: la
'bestia' de Petit Thouars.  El segundo mejor distrito para vivir de
Lima es, a su vez, la base de operaciones de la red de buses piratas
más inseguros e ilegales de la zona central de la capital. Lima es la
ciudad de las contradicciones.

Estamos parados afuera del palacio municipal de Miraflores. Son


las 6:00 p.m. Alrededor nuestro hay turistas, restaurantes, hoteles
de primer nivel y una ciclovía donde se hacen más de dos mil
viajes al día en bicicleta. “Miraflores es una pequeña Ámsterdam
en Lima”, nos dice un extranjero.

Una hora después, el panorama cambia, se oscurece. En los ojos


de una inspectora de transporte con chaleco amarillo se acerca a
toda velocidad una cuadrilla de coasters antiguas, destartaladas y
a punto de desmoronarse, como salidas de una película
apocalíptica.

Envueltas en el humo negro que ellas mismas emanan, la


inspectora las observa y las deja circular como si su presencia
fuera algo habitual.

Y lo es. Se trata una red de buses informales que opera una ruta de
Miraflores hacia el Cercado de Lima desde el 2015, por la Av. Petit
Thouars y, en menor medida, por la Av. Arequipa.

El punto de partida de esta red de coasters piratas es la avenida Larco, en Miraflores. Desde
ahí toman toda la ruta hacia el centro de Lima.

Hemos venido aquí para encontrar a una de ellas en particular: la


coaster Toyota de placa B1B-741.
Esta es la ‘madre’ de todas las piratas: se trata de uno de los
vehículos de transporte público que más dinero le debe al país en
papeletas –S/3 millones– pero a la vez es una máquina
‘tragamonedas’ capaz de generar ganancias de S/300.000 al año.
Todo ello, en la completa ilegalidad: sin SOAT, sin revisión
técnica, sin autorización municipal y sin tributar un centavo,
poniendo en riesgo la vida de miles de pasajeros y peatones.

Es el problema del transporte público de Lima resumido en cuatro


toneladas de chatarra oxidada.

Cada media hora, comete hasta 20 infracciones equivalentes a 17 mil soles.


No se pasen Esta historia comienza, en realidad, hace cuatro
meses. El equipo de la campaña #NoTePases de El Comercio
desarrollaba una base de datos completa de taxis, buses, coasters,
choferes y multas del transporte público. En medio de esta
búsqueda, en nuestros expedientes apareció la placa de la coaster
B1B-741, que debía en multas lo suficiente como para comprar tres
buses del Metropolitano.

Decidimos buscarla porque hacia fines del 2018 era la coaster que
más debía en multas en Lima Metropolitana.
Para encontrarla primero decidimos seguirle el rastro a través del
registro de las papeletas que le impusieron a lo largo de estos años.
En cada multa es posible ver el lugar donde se cometió cada
infracción.

Ha recibido papeletas en al menos siete distritos, entre ellos,


Lince, San Isidro, Miraflores y el Cercado de Lima. La coaster fue
fabricada en 1984 y opera en Lima desde los años 90.

Nuestra base de operaciones en la misión de encontrar a la coaster


fue Miraflores, el distrito consignado en la mayoría de sus
papeletas. Solo en los primeros días nos dimos cuenta de que en
este distrito comienza la ruta de una red de coaster piratas que van
al Centro de Lima. Dentro de toda la informalidad, esta mafia está
más organizada que el transporte formal: entre la Av. Petit
Thouars y la Av. Arequipa cubren la ruta hacia Lima quitándole los
pasajeros a los corredores municipales formales. Todos los días, a
toda hora.
Las piratas de la Av. Arequipa y Av. Petit Thouars le quitan todos los pasajeros al bus del
corredor azul.

El ex viceministro de Transportes Gustavo Guerra García cree que


esta informalidad es consecuencia de dos factores: el mal
funcionamiento del plan de chatarreo municipal y la falta de
fiscalización en las vías. “De los 1.100 inspectores que había
[después de la gestión de Susana Villarán], solo quedan entre 100
y 200. Esa combinación de efectos genera que prolifere la
piratería”, señala. Luego de días de búsqueda, finalmente nos
subimos a la coaster que buscábamos: la ‘bestia’ de Petit Thoars.

La bestia por dentro La coaster de placa B1B-741 ni siquiera


necesitaría moverse para cometer infracciones. Pero en
movimiento, cada media hora comete hasta 20 faltas equivalentes
a 17 mil soles.

No tiene ningún documento en regla. Debe 3 millones de soles


contando las papeletas impagas de los 6 últimos choferes. En los
últimos 5 años, este bus pirata ha pasado cerca de cinco
comisarías, tres municipalidades, cuatro centros de control
municipal y al costado de decenas de autoridades del tránsito [ver
infografía]. Circula al costado de inspectores de transporte todo el
tiempo.

Su chofer, un extranjero sin licencia de conducir, nos dice que


empezó como cobrador hasta que se ganó el derecho de tener
acceso a un grupo de WhatsApp entre todos los choferes y
‘jaladores’. En este grupo, se comunican la ubicación de las
autoridades del transporte para burlar los operativos.

Esta coaster es solo una de la flota de unas 40 unidades que opera


de la misma manera.

El tesoro de las piratas Cada una de estas piratas, en cada tramo,


transporta a unos 30 pasajeros que pagan S/1,50. A penas S/0,20
menos que el corredor azul. Eso da un total de 600 pasajeros al
día, S/900 cada 24 horas y S/27.000 al mes.

Restando gasolina y la comisión del chofer y el cobrador, al año


esta sola coaster es capaz de generar unos S/300.000. La flota de
40 puede generar hasta S/10 millones al año, el dinero con el que
se podría pagar el sueldo por un año a 277 policías.
¿Por qué el programa de chatarreo de la Municipalidad de Lima no
cumple su objetivo de retirar los vehículos de las calles? Porque el
dinero que recibirían los propietarios por una combi antigua es el
mismo dinero que podrían generar en apenas unos días haciendo
transporte público. Para ellos es mucho más eficiente transportar
a pasajeros que ‘chatarrearlo’.

El Comercio accedió al registro de modificaciones de la Sunarp de


varias de estas coasters. En la mayoría de casos, durante años han
recibido cambios de motor, carrocería y chasís, haciendo que su
precio subiera y bajara en picada, convirtiéndolas en buses
inmortales. Así de rentable es el negocio de los buses piratas.

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