5 Mujeres
5 Mujeres
5 Mujeres
Gen. 1:27
La mujer fue creada al mismo tiempo que el hombre, pero adentro del mismo, para ser protegida, no fue sacada de los pies,
pero tampoco de la cabeza, fue del costado, o sea para que estuviera a la misma altura pero con diferentes funciones. La
mujer por siglos ha sido humillada, por el hombre, por las mismas mujeres y aun por ellas mismas. Dios no esta lejano a las
lágrimas derramadas por las mujeres:
Mal. 2:14 Y decís: '¿Por qué?' Porque Jehová ha sido testigo entre ti y la mujer de tu juventud, a la cual has traicionado, a
pesar de ser ella tu compañera y la mujer de tu pacto. 15 ¿Acaso el Único no hizo el cuerpo y el espíritu de ella? ¿Y qué es
lo que demanda el Único? ¡Una descendencia consagrada a Dios!" Guardad, pues, vuestro espíritu y no traicionéis a la
mujer de vuestra juventud.
Luc. 7:38 Y estando detrás de Jesús, a sus pies, llorando, comenzó a mojar los pies de él con sus lágrimas; y los secaba
con los cabellos de su cabeza. Y le besaba los pies y los ungía con el perfume.
Luc. 7:47 Por lo cual, te digo que sus muchos pecados son perdonados, puesto que amó mucho.
Isa 49:15 "¿Acaso se olvidará la mujer de su bebé, y dejará de compadecerse del hijo de su vientre?
Sal. 27:10 Aunque mi padre y mi madre me dejen, con todo, Jehová me recogerá.
Job 8:7 Aunque tu comienzo haya sido insignificante, tu porvenir se engrandecerá en gran manera.
10920 3720.01 Enjoyed a status in Israel not assigned to them in the East now. Mahometanism especially has degraded women in Asia
and Africa; anciently they had a liberty not now accorded them, veiling was not then required as now: e.g. Rebekah, Gen. 24:64,65;
Rachel, Gen. 29:11; Sarah, Gen. 12:14-19; Miriam led a band of women with triumphant song, Exo. 15:20,21; so Jephthah's daughter,
Judg. 11:34; the maidens of Shiloh, 21:21; the women meeting Saul and David after victory; 1 Sam. 18:6,7; Hannah, 2:1; Deborah, Judg.
4 and Judg. 5; Huldah, 2 Kings 22:14; Noadiah, Neh. 6:14; Anna, Luke 2:36. The virtuous matron is admirably pictured Prov. 31:10, etc.
Polygamy transferred power from the wives to the queen mother (called therefore gebiraah "powerful"), 1 Kings 2:19; 15:13; separate
establishments were kept for the wives collectively or individually, "the house of the women" (Esth. 2:3,9; 1 Kings 7:8); the wives had
severally a separate tent (Gen. 31:33); the women were present at table (John 2:3; 12:2; Job 1:4).
03828 3828 \3828 Woman, was "taken out of man" Ge 2:23 and therefore the man has the preeminence. "The head of the woman is the
man;" but yet honour is to be shown to the wife, "as unto the weaker vessel" 1Co 11:3,8,9 1Pe 3:7 Several women are mentioned in
Scripture as having been endowed with prophetic gifts, as Miriam Ex 15:20 Deborah Jud 4:4,5 Huldah 2Ki 22:14 Noadiah Ne 6:14
Anna Lu 2:36,37 and the daughters of Philip the evangelist Ac 21:8,9 Women are forbidden to teach publicly 1Co 14:34,35 1Ti 2:11,12
Among the Hebrews it devolved upon women to prepare the meals for the household Ge 18:6 2Sa 13:8 to attend to the work of spinning
Ex 35:26 Pr 31:19 and making clothes 1Sa 2:19 Pr 31:21 to bring water from the well Ge 24:15 1Sa 9:11 and to care for the flocks Ge
29:6 Ex 2:16 The word "woman," as used in Mt 15:28 Joh 2:4 and Joh 20:13,15 implies tenderness and courtesy and not disrespect.
Only where revelation is known has woman her due place of honour assigned to her.
MUJER
Creada a imagen de Dios como el varón, es parte integral del ser llamado «hombre» Gn. 1:27 Ya desde el mismo principio
de la Biblia, la mujer es considerada a la par con el varón como hombre, por lo que ya desde el principio ella recibe toda su
dignidad como tal. En Gn. 2 ya se establece la precedencia en la creación entre el varón y la mujer; pero si ello afecta a la
posición de la mujer (1 Co. 11:9; 1 Ti. 2:13), no toca sin embargo su esencia, ya establecida en el libro de Génesis, en los
mismos albores de la humanidad.
Sin embargo debido a la caída se establece una modificación en la situación de la mujer la cual sufre graves consecuencias.
Conocerá los dolores de dar a luz y su marido dominará sobre ella (Gn. 3:16; Ef. 5:23-24). Pablo añade: «Pero se salvará
engendrando hijos, si permaneciere en fe, amor y santificación, con modestia» (1 Ti. 2:14). De este pasaje se han hecho
diversas interpretaciones, algunas de ellas algo fantasiosas. Lo más lógico es tomar el significado llano de las palabras en su
contexto, y ver que el apóstol se refiere a que será preservada en el acto de tener hijos, sumamente peligroso en muchos
casos, en respuesta a su actitud ante el Señor y su ordenamiento en gobierno y gracia.
El joven es exhortado a recordar la enseñanza de su madre (Pr. 1:8; 6:20), porque el hecho de menospreciarla lo llevaría a
maldición (Pr. 19:26; 20:20; 30:11, 17). En cambio, en Grecia y en Roma estaban bien lejos de reconocer el valor de la
mujer. Aristóteles la consideraba como un ser inferior, intermedio entre el hombre libre y el esclavo; Sócrates y Demóstenes
la tenían asimismo en poca estima. Platón recomendaba la posesión de mujeres en común. En la práctica, estas mismas
concepciones eran las que existían en Roma, especialmente después del triunfo de la cultura y de las formas licenciosas de
los griegos. Tampoco se debe confundir el papel de la mujer en la Biblia con el que se le da en la actualidad en los países
árabes del Oriente Medio, donde es un juguete a disposición del padre y del marido. La posición de la mujer en aquellos
países no deriva de la influencia que el Antiguo Testamento hubiera podido tener en la formación del Islam, sino en todo el
contexto social pagano anterior de aquellas tierras, que quedó cristalizado con fuerza de ley en la institución de la poligamia
y de la total impotencia de la mujer frente al varón. En Israel, la mujer podía heredar en ausencia de un hermano capaz de
suceder a su padre (Num. 27:1-8). No obstante, en tal caso tenía que casarse con alguien de su propia tribu (Num. 36:6-9).
La actividad de la mujer se relacionaba con la totalidad de la vida doméstica: podía ocuparse de los rebaños (Gn. 29:6; Ex.
2:16), hilar la lana y hacer los vestidos de la familia (Ex. 35:26; Pr. 31:19; 1 S. 2:19), tejer y coser para aumentar los ingresos
de la familia y para ayudar a los desventurados (Pr. 31:13, 24; Hch. 9:39); también recogía el agua (Gn. 24:13; Jn. 4:7), y
molía el grano necesario para el pan diario (Mt. 24:41), preparando la masa (Ex. 12:34; Deut. 28:5) y la comida (Gn. 18:6; 2
S. 13:8); era asimismo su responsabilidad criar e instruir a los hijos (Pr. 31:1; 2 Ti. 3:15) y supervisar a los siervos (Pr.
31:27; 1 Ti. 5:14).
(b) Posición de la mujer en el TN.
El NT muestra más claramente la elevada posición de la mujer. María dice que el Señor ha puesto sus ojos sobre su
«bajeza» y que desde entonces todas las generaciones la llamarán bienaventurada (Lc. 1:48). Jesús tuvo siempre gran
consideración hacia las mujeres: Marta y María lo recibieron en su hogar; sanó a María de Magdala; Juana y Susana lo
ayudaron con sus bienes (Lc. 8:2-3; 10:38-39). Perdonó y salvó a la pecadora (Lc. 7:37-50). Hubo un grupo de mujeres que
le servían y que le acompañaron hasta el mismo Calvario (Mt. 27:55-56), y después al sepulcro (Mt. 27:61). Dispuestas a
embalsamarlo, se dirigieron antes que nadie al sepulcro el día de Resurrección (Lc. 23:56; 24:1). El Señor resucitado se
apareció ante ellas primero, y tuvieron ellas el honor de ser las primeras en proclamar su victoria (Mt. 28:9-10; Lc. 24:9-11).
Junto con la madre de Jesús, se encontraban entre los 120 del aposento alto (Hch. 1:14). Se ve también que había mujeres
entre los primeros convertidos (Hch. 8:12; 9:2; 17:12). En la Iglesia vemos ya que las mujeres se distinguen por su piedad y
buenas obras: Dorcas (Hch. 9:36), María, la madre de Juan Marcos (Hch. 12:12), Lidia (Hch. 16:14), Priscila (Hch.
18:26),las hijas de Felipe (Hch. 21:8-9).
El apóstol Pablo, por palabra del Señor, no reconoce a la mujer el ministerio de enseñanza pública ni el de dirección, que se
reserva al varón (1 Ti. 2:11-12; 1 Co. 14:33-35); sin embargo, al precisar la actitud que debe tenerse, habla de la mujer «que
ora o profetiza» (1 Co. 11:5; cfr. 14:3-4; Hch. 21:8-9). Menciona a numerosas mujeres que han sido sus colaboradoras en la
obra de Dios y que le han sido de ayuda en sus propias actividades (Ro. 16:2-4, 6; Fil. 4:3). Había asimismo diaconisas en la
iglesia primitiva (Ro. 16:1-2; 1 Ti. 3:11) y viudas puestas en unas ciertas funciones, encargadas de todo tipo de obras de
asistencia (1 Ti. 5:9-10); las mujeres experimentadas debían encargarse de instruir a las jóvenes (Tit. 2:3-5).
Se expone claramente que, por lo que respecta a la salvación y a su posición en Cristo, «no hay varón ni mujer» (Gá. 3:28) y
que en la nueva esfera más allá de la muerte esta distinción desaparecerá totalmente. Lo que no se puede hacer es, en
base a este texto bíblico, rechazar el régimen de gobierno establecido en otros pasajes, algunos de ellos ya mencionados,
en cuanto a la posición ahora establecida por Dios en su gobierno sobre el mundo y la Iglesia en la tierra. Todos, varones y
mujeres, forman parte igualmente del cuerpo de Cristo, y todos, hombres y mujeres, reciben un don del Espíritu para la
utilidad común (1 Co. 12:7, 11, 27). Tanto varones como mujeres son responsables ante el Señor de usar estos dones para
su gloria y conforme a las instrucciones y limitaciones que Él mismo ha establecido en Su palabra, poniéndose totalmente a
disposición de Aquel que nos ha rescatado a tan gran precio, para poder dar toda la gloria en confianza y obediencia a
nuestro gran Libertador.