Pensamiento Sistémico y Psicoterapia - Ludewig, K.
Pensamiento Sistémico y Psicoterapia - Ludewig, K.
Pensamiento Sistémico y Psicoterapia - Ludewig, K.
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partida para la terapia sistérnica. La investigación neurocientífica pro-
porcionó entonces nuevas opciones a los terapeutas lamiliares para
integrar en sus conceptos, además de su perspectiva interaccional y¿1
establecida, la hasta aquel momento descuidada individu¿lidad bioló-
gica de 1as personas en cuestión y Ia subjetividad de sus conceptos del
mundo. Dos décadas de la terapia sistérnica han demostrado desde
aquel entonces que la adopción de los pensamientos y perspectivas
sis¡émicas no solamente proporcionó a la teoía clínica una base ade-
cuada para su temática sino que también ha ayudado a facilitar y reac-
tivar la práctica. Incluso el psicólogo de la Universidad de Heidelberg,
Nüse (1995), un crítico vehemente de las ideas del constructivismo
radical, le concedió a esta posición una cierta.justificación con respec-
to a cuestiones terapéuticas, ya que en 1as terapias concretas se trata
de "construcciones infalibles" y "problemas de la vida" básicamente
irracionales. Por 10 tanto, en este contexto, una interpretación cons-
tructivista podría ser más adecuada ai objeto que una verificación cí-
tico-racionalista.
El enf'oque en el obser-vador -aquí, en especial, en eI "clínico"
o en el observador clínico- proporcionó, además de las fácilidades
teóricas y prácticas, Ia decisiva ventaja de proteger contra las tenta-
ciones que resultan de los objetivismos, cualquiera sea su funda-
mentación, para los problemas de Ia teoía y práctica clínica. En
cambio, la coffiente principal de los ciínicos, guiada por una actitud
irremediablemente realista, sigue confiando en acercarse poco a
poco a las verdades ontológicas si respetan las reglas científicas. Así
justifican su derecho a objetivar las observaciones clínicas y a gu.iar
sus actos por conceptos causales. Sin embargo, especialmente en
los campos laborales prácticos existe una tendencia a generalizar las
certidurrrbres generadas de esa manera convirtiéndolas en hechos
evidentes que luego desarrollan un c¿rrácter "f-orzoso" que exige
obediencia. EI terapeuta que actúa cotidianamente bajo presión, 1o
cual con frecuencia le genera inseguridad. agradece cualquier ins-
tn-rmento que Ie facilite tomar decisiones importantes y que Ie libere
de la responsabilidad personal. EI resultado es evidente y se puede
notar, por eiemplo, en cualquiera cIínica psiquiátrica: las perso-
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nas enfennas son clasificadas y tratadas cle manera clegradante recu_
n'iendo a reaiidades preestablecidas de los expertos, que r¿tras veces
se revisan.
Las terapias familia¡es de l:Ls décadas de 1960 y l97O habían
tomado en cuenta el conocimiento realmente banal de que los seres
humanos son seres socialmente integrados cuya situación en la vida
no se puede explicar refiriéndose solamente a dinámicas intrapsÍqui_
cas o a relaciones de input-outp¿¿1. El cambio llevado a cabo después
hacia una terapia llamada primero ecosistémica y iuego sistémica
perrnitió, además, entender ios sucesos psicoterapéuticos como fe_
nómenos sociales y los problemas t¡ue dan lugar a una terapia como
acontecimientos comunicativos compleios y variables. Los fenóme
nos psíquicos e interaccionales pudieron ser consi<lerados como
1o que realmente son: sucesos transitorios en la dimensión temporal.
Sin emb:Lrgo, eso no significa neger la importancia de los f'enómenos
materiales y orgánicos como requisito para la generación de fenóme_
nos psicosociales. Al contr¿Lrio, el pensamiento sistémico proporcio_
na un ma.rco de pensamiento que perrnite examinar los f-enómenos
tanto por separado como vinculados, pero sin mezclarlc¡s. Depen_
diendo de los criterios de1 observar, se lbcaliza en el ser humano eI
sistema que nos interesa (por ejemplo el sistema nervioso o el siste_
ma de la conciencia), o bien sus interacciones con otros sistemas
(por ejemplo entre eI sistema nervioso y el inmunológico o enúe
sistema psíquico y el interaccional). En ei último caso se puede ha
blar de una observacíón intersistém¡ca. En este contexto es impor_
tante que ia distinción de diferentes tipos de sistemas y la asignación
de fenómenos al dominio fenoménico correspondiente siga las reglas
de una "contabitidad lógica,' y clara que garantice una protección
eficaz contra las mezclas lógicas y un reduccionismo exagerado.
Adoptando eI pensamiento sistémico fue posible libe¡arse de los
imperativos objetivistas y, asimismo, de la obligación de manejar
categorías discutibles para la clasificación de los trastornos psí
quicos. Éstas fueron sustituidas por conceptos que consideran los
problemas humanos como un resultado de Ia búsqueda subjetiva y
comunicativa de sentido en condiciones de estrés emocional.
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4. l. HrsroRrA
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encontraron, entre otros, Lyman Wynne, Theodor Lidz, Don Jackson
and Haffy Goolishian. Lynn Hoflman (1981) publicó una descrip_
ción detallada de esta fase lundadora. Los principios de la terapia
lámili¿r tenían un enfoque básicamente pragmático. En los escritos
se utilizaron, entre otros, los par.ámetros de Ia teoría general <le sis-
temas según el biólogo austríaco Ludwig von Bertalanffy. Sin em-
bargo, las teorías for¡nuladas eran teorías ad hoc de poco alcance.
El equipo de trabai o encabezado por el antropóIogo y episte-
móIogo británico del Mental Research In.stítute en palo Alto, Gre
gory Bateson, a1 cual pertenecieron enúe otros Don Jackson, Jay
Haley y John Weakland, pubiicó en 1956 una ambiciosa hipóresis, la
teoría del doble vínculo quc tuvo grandes repercusiones. Fue el pri-
mer intento basado genuinamente en la teoría de la comunic¿rción,
para explicar el f'enómeno esquizofiénico. En el análisis <je las t'ar¡i-
lias con adolescentes esquizofrénicos se habían encontrado pattones
específicos de la comunicación en los cuales la conducta esquizo-
frénica parecía la única reacción posible a una situación insoporta-
blemente paradójica. Doble vínculo significaba tener que cumplir
órdenes contradictorias sin pode¡ saiir dei escenario. El comporta
miento "loco" se entendió cofito una reacción lógica a una orden
"1oca". Esta hipótesis llamada double-bincl, la prirnera que fue tun
damentada epistemológicamente, marcó de cierta f.orma e1 inicio cte
1a elaboración de una nucva práctica que iba a estimular hasta tnu-
cho tiempo después l¿r terapia familiar.
En la década de 1960, la terapia fámili¿r comienza a consoli-
darse como un enfoque nuevo y verdadero de Ia psicoterapia. Bási-
camente se establecieron dos corientes: un enfbque centrado en eI
proceso del grrpo encabezado por Paul Watzlawick que en palo Alto
sustituyó al grupo anterior de Gregory Bateson, y un enfoque estra-
tégico-estructuralista desarrollado principalmenie por el teófi co de
la comunicación Jay Haley y el psiquiatra argentino residente en
los Estados Unidos, Salvador Minuchin. El enfoque procesual trata los
problemas humanos como soluciones "inadecuadas" de paradoj as
lógicas y su terapia como restauración de una corrrunicación eficaz.
Este enfoque presentado por Watzlawick y sus colaboradores en
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textos como Teoría d.e la cc.¡municación humana (1967; esp. 19g I )
y Cambio (1969,esp. 1976) hasta hoy influye de manera significati-
va en la terapia sistémica moderna. EI enfoque estratégico-estruc_
turalista fue aceptado sobre todo en los Estados Unidos y todavía
ocupa una posición muy importante allá- Los problemas psíquicos
son tratados como consecuencia de patrones co¡nunicativos interfa_
miliares que contradicen las necesidad.es estructurales de una fami-
lia sana (norteamericana). Según este enf-oque, los problemas no
terminan hasta que la estructura familiar se haya normalizado, es
deci¡ cuando, entre otras cosas, las relaciones jerárquicas y el curso
de los límites intergeneracionales hayan sido ajustados <ie acuerdo
a una supuesta norrna.
Además de estas dos corrientes principales de la terapia fami_
liar de la década de l97O hubo algunos desarrollos aislados, que
dependieron del carisma de sus fundadc¡res y por regla general ter-
minaron junto con ellos, como por ejemplo las escuelas lide¡adas
por Mur.ray Bowen, Ivan Boszorrnenyi-Nagy, Virginia Satir, Cari
Whitaker y otros. Helm Stierlin, quien tuvo Ia oportunidacl de pro-
mover y acompañar la terapia famitiar desde el principio, describe a
estos pioneros en base a encuenúos personales en su libro lch untl
die anderen (esp- El individuo en el sistema), publicado en 1994-
Aparte de las terapias familiares originales, la mayoría de las otras
escuelas psicoterapéuticas integró elementos de la terapia familiar
en su instrumental.
A mediados de la década de 197O, un equipo de Milán dirigido
por Ia médica y psicoanalista Mara Selvini Palazzoli presentó un
nuevo enfoque: la terapia farniliar sistémica- Inspirada en la práctica
por los trabajos de Watzlawick y Minuchin como así también por la
teoría de la epistemología cibemética de Bateson, Mara Selvini se_
gún sus propias declaraciones había decidido colgar para siempre su
bata de médico psicoanalista en otro sitio. Esta práctica nueva fun-
dada sistémicamente prometía curar trastornos graves como la es-
quizofrenia y la anorexia dentro de muy pocas sesiones de terapia
familiar. Para ello ttilizaba intervenciones especiales que supuesta-
mente influían en las paradojas de Ia comunicación de las familias
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afectadas colno contraparadoja. Este enfoque que surgió en [ta]ia a
mediados de la década de 197O, conocido en Alemania y otros paí-
ses en 1978, fue aceptado ampliamente y provocó un gran cambio
en la terapia t¿rmiliar. En mi función de psicólogo clínico en el
Departamento de Psiquiatría Intanto-juvenil en 1a Ciínica Llniver-
sitaria de Hamburgo-Eppendorf, Alemania, tuve la sue¡te de ser
uno de los 1'undadores de uno de los primeros grupos de "terapia
familiar sistémica" que aplicaron el concepto milanés. Aproxima-
damente al mismo tiempo, eI grupo de Helm Stierlin en 1a Univer-
sidad de Heidelberg había comenzado a aprender y aplicar este
enfoque en 1a práctica.
La importancia central de1 concepto milanés fue de corta du-
ración. En eI año 1981, el psicólogo nofteamericano Paül DeIl dio una
confe¡encia en el legendario congreso de terapia familiar del Instituto
del Mat¡imonio y la Famiiia et Zticlt, que literalmente sacudió el
sistema conceptual de la terapia farniliar hasta sus cimientos. Ijnos
meses después, en el volumen del año 1982 de Ia revista más anligua
y famosa de la terapia familiar. P-amily Prutcess, se publicaron algunos
artículos que inici:ron una verdadera revolución. Apoyándose en las
ideas de Maturana, Paul Dell invitó a superar la homeostasis como
paradigma para la comprensión de Ia organización famili¿rr; además,
propuso que el concepto de rtt Gtcajar) sirviera de guía concepcional
en el tratamiento terapéutico de seres humanos autónomos. Bradford
Keeney propuso entender 1:r terapia como una co-construcción estéti-
ca de realidades, disumciándose de los conceptos de influencia prag-
mática. Steve de Shazer reemplazó el concepto asimétrico de l¿L inter-
vención por un concepto basado en 1a cooperación entre terapeuta y
cliente. Después se supo que las reacciones a este volumen de Ia revis-
fa Famíly Process por parte del recién consoiidado establi.shrnent de
la terapia farrriiiar fueron tan negativas, que muchos anularon su sus-
cripción o amenazaron con la anulación. Con la excepción de Steve
Shazer, quien dirigía su propio instituto en Milwaukee y, por 1¡] tanto,
tenía una posición más segura, los oúos dos "revolucionarios", DeIl y
I(eeney, no resistieron el contraataque. Con la rnisma rapidez con que
se habían vuelto conocidos desaparecieron de escena.
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La década de 1980 fue 1a edad de oro de la terapi¿r sistémica
(véase p. ej. Roizblatt 20O6). En el transcurso de una década se fue
elaborando paso a p¿rso la mayoría de los elementos que sirven de
base teórica a la terapia sistémica y guían su práctica, entre ellos:
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Terapia .sistémica. Bases cle teoría y práctic:a clínica.s, 1996). Arist
von Schlippe y Jochen Schweitzer publicaron en 1996 en alemán un
prirl:er Manual de terctpia y as-esoría sistémicas (esp. 2OO3).
El úitimo cambio signifrcativo en este desarrollo impacta como
un "cambio emocional". En su fase inicial, la terapia sistémica se
mostró francamente cognitivista e ignoró en gran parte 1os indicios
de emocionalidad e introspección- Por un lado, se pretendía superar
los excesos introspección y autoconocimiento de Ia década de 197O,
por el otro lado, había que poner en práctica eI pensamiento sistémico
sin distanciamiento y eso se dio al principio en forma exclusiva-
mente racional. Sin embargo -¿,o fal vez precisamente por eso'? l:r
década de 198O resultó ser la edad doráda de la nueva terapia sis-
témica. Los elementos básicos de este enfbque pudieron ser elabo-
rados de modo racional y probados en la práctica y los resultados
fueron asombrosos. En pocas sesiones se iogró aliviar o eliminar
graves problemas y trasiornos. A fines de la década de 199O, cuan-
do los principales componentes de la teoría cIínica (teoría de 1a
práctica) ya estaban establecidos, se levantó una protesta cada vez
rnás fuerte contra la omisión de las emociones. En esta crítica par-
ticiparon sobre todo los equipos que antes sostenían Ia terapia fa-
miliar estructuralista y/o psicoanalítica- El sociólogo y terapeuta
sistémico Tom Levold de Colonia, Alemania, criticó en 1997 c¡ue
la conceptualización existente dei sistema-problema no bastaba ya
que incluía solamente el relato del problema pero no su viveneia
emocional. La terapeuta familiar suiza y pionera de la terepia sis-
témica en los países germanoparlantes, Rosmarie Welter-Enderlin,
exigió en 1996 que se considera la terapia como un encuentro
en¡narcado en un contexto emocional. Aproximadamente al mis
mo tiernpo, tanto Rosmarie Welter-Enderlin en colaboración con el
sociólogo Bruno Hildenbrand (1996) como también el psicoanalis-
ta y psicólogo social de Gotinga, Michael Buchholz (1993), por
ejemplo exigieron reintegrar en la terapia sistémica aquellos as-
pectos autobiográflcos e intergeneracionales que, a pesar de tener
una larga tradición en la terapia familiar, casi no habían sido toma-
dos en cuenta en ia terapia sistémica.
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En la década de 1990, la importancia de las emociones también
fue revalorada en otros ámbitos. La avanzada investigación cerebral
logró contribuir significativamente a la importancia de los estados
emocionales por medio de sus métodos cada vez más sofistica-
dos del diagnóstico usando las técnicas de imagen. El aumento difé,
rencial de la actividad en ciefos núcleos de las partes más antiguas
de la corteza cerebral (sistema límbico), que como es sabido se rela-
cionan con las emociones, demuestra claramente que los estados
emocionales le dan dirección y significado a los conocimientos y las
conductas- Incluyendo aspectos de la teoría del caos, el pionero sui-
zo de la psiquiatría social e investigador de la esquizofrenia y teórico
sistémico, Luc Ciompi extendió su lógica afectiva, ideada en 1982,
a una teoría general de las emociones como control inconsciente del
pensamiento (1991). El renacimiento del inte¡és científico por Ia im-
portancia de 1os emociones como instancias de control que no están
sujetas a la voluntad consciente resultó ser f11-rctuoso para la investi-
gación psicoterapéutica. La compleja interacción entre conside-
raciones racionales, conocimientos, conductas y emociones yace
Iógicamente en la base de toda convivencia humana. Lo racionat y 1o
emocional son simplemente aspectos inseparables de la autoorgani-
zación humana. La interacción de fáctores somáticos, psíquicos y
sociales es de suma impofancia para la conceptualización de los
problemas y hastornos humanos y de su terapia. Sin entrar en deta-
lles acerca de este campo de investigación, cabe señalar por ejemplo
a los textos del neuropsicólogo holandés Jaak Panksepp, del investi-
gador de1 ceretrro y fllósofo alemán Gerhard Roth y del psicólogo
norteamericano Louis Cozolino.
Los aspectos emocionales en un encuentro terapéutico, que
hasta aquel momento no habían sido considerados, fueron integra-
dos poco a poco. Se añadieron también resultados de Ia investi-
gación de lactantes y de la teoría del vínculo, que junto con las
contribuciones mencionadas de la investigación cerebral y la inter-
pretación de la teoría del caos fueron incluidos en eI enfoque. Des-
de aquel entonces, el campo se encuentra en un proceso de conso-
lidación. En Alernania, eI psicólogo Günter Schiepek contribuye al
8.1
desarrollo de una nueva estrategia de investigación, apoyándose en los
modelos de Ia sinergética del físico Hermann Haken. En 1999 Günter
Schiepek publicó por encargo de las asociaciones ¿rlemanas de terapia
familiar y sistérrrica un primer resumen sobre el estado de esta inves-
tigación. En 20o4 se llevó a cabo un gran congreso de la Asociación
Europea tle Terapia Familiar en Berlín con 35OO participantes. En
2OO8, mientras se traducía este libro al castellano, el Consejo Cientí-
fico de la Psicoterapia de Alemania reconoció flnalmente tras varios
exámenes el valor científico de la terapia sisté-nica. De esta forma la
terapia sistérrrica alemana pudo adherirse oficiahnente ¿Ll movirniento
internacional dedicado a adaptar la psicoterapia a los desarrollos ge-
nerales de la ciencia a principios del siglo XXI.
4.2. DII.ERENCTACToNES
a2
2OOO. A pesar de todas las diférencias en los detalles, estas diferen-
ciaciones muestran suf,cientes puntos en común como para poder
ser identificadas como sistémicas. Comparten el trasfondo metateó-
rico de posiciones constructivistas (incluyendo posiciones ..socio-
constructivistas" y otras no-realistas) y se apoyan teóricamente en el
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