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FACULTAD DE
CIENCIAS ECONÓMICAS
1
PSICOLOGÍA DE LAS ORGANIZACIONES
Martín Erralde
(Coordinador)
Introducción ________________________________________________________________ 7
Martín Erralde
Capítulo 1 __________________________________________________________________ 10
Las organizaciones en el escenario de la modernidad
Matías Manuele
Capítulo 2 __________________________________________________________________ 28
Martín Erralde
Capítulo 3 __________________________________________________________________ 61
Facundo Urtizberea
Capítulo 4 __________________________________________________________________ 80
De la estructura a la cultura
Capítulo 5 __________________________________________________________________ 97
Martín Erralde
Matías Manuele
Facundo Urtizberea
7
el sistema tiene un diseño y acuerdos constitutivos, pero además
presenta la capacidad de redefinir y adaptar esos esquemas a través
de la reflexión y los procesos de aprendizaje. Sus cambios no
siempre resultan de la autoridad o la decisión política, sino del
diálogo, el debate y la interacción social cotidiana (Etkin, 2003 p.
XXVII).
8
vinculaciones conceptuales relevantes para la futura práctica profesional del Licenciado en
Administración.
Por otra parte, desde la propuesta pedagógica de la asignatura Psicología Organizacional,
se plantea la necesidad de, no solo abordar los temas desde un punto de vista conceptual sino
también, y con significativa relevancia, la aplicación práctica de dichos conceptos en las
organizaciones locales.
Por lo tanto, la presente propuesta no se propone reemplazar toda o parte de la bibliografía
del programa trabajada durante la cursada sino a ampliarla y aportar nuevas perspectivas
conceptuales respecto de los temas abordados en la asignatura y a presentar abordajes
profesionales desde el marco teórico propuesto por la materia. Se propone así ser un texto de
apoyo para el desarrollo de las actividades de formación propias de a asignatura.
Tiene como objetivo central aportar a los alumnos de Psicología Organizacional
perspectivas conceptuales nuevas que complementen los abordajes temáticos realizados
durante la cursada. Por otra parte, se propone compartir con los alumnos abordajes
organizacionales realizados desde la práctica profesional de los docentes de la cátedra,
considerados y analizados desde los marcos teóricos propuestos por la materia; reflexionar
acerca de conceptos propios de la disciplina, no profundizados durante la cursada pero
relevantes para la práctica profesional del Lic en Administración; presentar nuevas
articulaciones conceptuales, desde perspectivas diferentes, que permitan al alumno ampliar el
campo de problemáticas organizacionales que se abordan desde la Psicología Organizacional
y, por último, vincular algunos de los conceptos centrales de la asignatura con la realidad
organizacional local.
En este sentido, los diferentes capítulos recorrerán tanto desarrollos conceptuales como
abordajes prácticos realizados desde la práctica profesional de los miembros de la cátedra.
Esperamos que su lectura sea un punto de partida para la reflexión y el debate.
Referencias
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CAPÍTULO 1
Las organizaciones en el escenario de la
modernidad1
Matías Manuele
Presentación
10
En un momento global en que el campo científico sufre un embate en relación a la “utilidad”
del conocimiento, y en particular, la reforma del plan de estudios de la licenciatura en
administración disuelve las disciplinas científicas como psicología y sociología organizacional
(disciplinas con largas tradiciones), en un conjunto difuso e indeterminado de problemas y
comportamientos, aquellas preguntas se vuelven centrales. En este sentido, es esencial
rescatar los tres pilares, “las tres C”, que el maestro Francisco Suarez (1971) identificaba
como base ética y epistemológica de los estudios organizacionales: la contextualización, la
comparación y el pensamiento crítico.
El primer enfoque impone situar los contextos, esto es, pensar las organizaciones como
constructos históricos y sociales, ubicados en determinada estructura económica y
atravesadas por formas del poder y la cultura. En este sentido, las organizaciones no pueden
ser pensadas solamente desde la racionalidad instrumental donde la variable es la eficiencia,
sino que deben reconocerse “otras racionalidades”, subjetivas, culturales, sociales que las
determinan tanto como la prescripción instrumental.
El segundo de los enfoques implica trabajar comparativamente, entendiendo que no existe
un “modelo” de organización, sino una variedad de tipos históricos y culturales, y que por ende
no pueden generalizarse conclusiones tal como pretende hacerlo cierta teoría administrativista
de sesgo prescriptivo. Esto implica comparar experiencias locales con otras atravesadas por
otros patrones culturales, y rescatar las nuevas formas organizativas que se engendran todo el
tiempo en las organizaciones reales por sobre la primacía de los modelos trasplantados
indiscriminadamente de sociedades diferentes.
Finalmente el pensamiento crítico implica reconocer que así como las organizaciones son
construcciones histórica y socialmente determinadas, también lo es el pensamiento sobre
ellas. Pensar críticamente implica no perder de vista que la ciencia siempre mira desde un
punto de vista políticamente determinado, que no hay ciencia neutral, y que reconocer y
explicitar ese punto de vista es esencial para construir una verdadera objetividad. En este
sentido, y en relación a los puntos anteriores, cabe señalar que el punto de vista de la
Psicología Organizacional no es ni puede ser el de la eficiencia, sino en el marco de
organizaciones saludables. Entendemos que la Salud, integralmente comprendida, es el
horizonte ético de la investigación y la intervención de esta disciplina, y que en ese sentido se
vincula transdisciplinarmente con otras que la asisten y complementan.
Este capítulo entonces se fundamenta en este paradigma contextual, comparativo y crítico.
Nos proponemos entonces describir las transformaciones de la Modernidad Tardía a partir de
tres ejes: el desarrollo de nuevas tecnologías de información y comunicación, la organización
de la producción y mercado de trabajo, las nuevas subjetividades.
El objetivo central de este recorrido es dar cuenta de ese escenario, entendiendo que no se
trata de una descripción detallada, sino de contextualizar el fenómeno organizacional como
emergente de la modernidad. A modo de conclusiones esperamos poder identificar una serie
de “ideas fuerza” (dilemas o tensiones) para comprender las organizaciones integralmente
como construcciones sociales.
11
Introducción
Numerosos son los debates sobre los modos de calificar el proceso de transformación del
entorno social de los últimos 40 años. Globalización, internacionalización del capital,
neocapitalismo, neoliberalismo, fin de la historia. La manera en que se caracteriza el mundo
contemporáneo es un concepto discutible, y cada nominación implica un punto de partida
posicionado. ¿Por qué hablamos de Modernidad Tardía? Así como la revolución industrial no
fue un acontecimiento concreto, sino la aceleración de procesos de acumulación primitiva que
se venían gestando desde el siglo XVI y que adquieren una aceleración dramática, take off,
hacia 1760 (Hobsbawm 2009:35), sostendremos aquí que también la Modernidad Tardía es un
proceso de aceleración de características germinales de la modernidad capitalista que se
desenvuelven de manera determinante a partir de 1970 adquiriendo características
diferenciales.
12
producción y de organización del trabajo. En este sentido, la globalización es entendida en
términos de “posfordismo”, en la producción, y “economía mundial globalizada” como nueva
estructura de relaciones económicas, estructura que existe “por encima” y autónomamente, de
las economías y agentes nacionales, 'envolviéndolos' en su propia dinámica (Hirst y Thompson
1996).
Finalmente, la globalización es entendida como un proceso cultural, que va de la
“americanización” o “fase helenística de la civilización anglosajona” (Veliz, en Berger y
Huntington 2002:14), a las tesis de la hibridación, el multiculturalismo o la resistencia global.
En este sentido, se despliegan un conjunto de reflexiones que van de la identificación de
nuevas identidades globales a los modos de constitución del yo y de la ciudad.
En síntesis, intentaré en los apartados que siguen describir los que consideramos los tres
procesos fundamentales que se aceleran para caracterizar la Modernidad Tardía.
13
como elemento central del proceso productivo. Solo como ejemplo, en una operación
comercial vía marítima simple pueden participar hasta once países entre la constructora, la
bandera, el registro, la compañía cuarteadora, la nacionalidad de los marineros, el origen de la
carga, el destino, las aseguradoras, el agente naviero, etc. (Ferrando 2010). Asimismo,
súmese que el 89% del volumen del transporte del comercio mundial es marítimo (UNCTAD
2006, en Ferrando 2010).
En síntesis, está viñeta busca señalar que el desarrollo de las TICs supuso la disolución de
barreras que van desde las de los modos de organización del trabajo, las de la división
internacional del mismo, o de los modos de pensar las fronteras nacionales.
Ahora bien, la introducción de las TICs en el ámbito de la producción supuso la
transformación de la misma en dos dimensiones centrales. Por un lado, los modos de
organización del trabajo y apropiación del valor, permitiendo la flexibilización, la conectividad,
la circulación de información; por otro, transformando radicalmente los modos de gestión de la
producción y la estructura organizacional. Tanto a nivel del trabajo como al nivel de la
organización “lo que es específico del modo de desarrollo informacional es la acción del
conocimiento sobre sí mismo como principal fuente de productividad” (Castells 1996:43). Pero,
¿cuál fue el lugar del conocimiento antes de la revolución tecnológica de la información y la
comunicación? ¿No fue siempre el conocimiento volcado sobre el mundo objetivo lo que
“agrega valor”?
Pensemos entonces el lugar que ocupa el trabajo como productor del valor en el proceso
de organización de la producción y cómo la aceleración actual de este proceso libera esas
fuerzas en una diáspora organizacional flexible y dinámica pero centrada en la misma lógica:
la apropiación de los conocimientos de la fuerza de trabajo.
(…) hay algo en que el peor maestro de obras aventaja, desde luego, a la
mejor abeja, y es el hecho de que, antes de ejecutar la construcción, la
proyecta en su cerebro. Al final del proceso de trabajo, brota un resultado que
antes de comenzar el proceso existía ya en la mente del obrero; es decir, un
resultado que tenía ya existencia ideal. El obrero no se limita a hacer cambiar
de forma la materia que le brinda la naturaleza, sino que, al mismo tiempo,
realiza en ella su fin” (Marx 1867:130).
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Esto es, el valor agregado en el proceso de producción no es solo el tiempo de trabajo. Ese
tiempo de trabajo, es el indicador, la medida del salario. Pero lo que sucede en el proceso es
también la objetivación de la subjetividad humana: la imagen que proyecta el cerebro y que es
una parte del sujeto trabajador cuyo fin es dar forma a la naturaleza. En este sentido, cuando
el producto del trabajo se transforma en una mercancía, con un valor intercambiable, abstrae
esa subjetividad. En este sentido, en los Manuscritos Marx (1844) cuando a la mercancía se
separa del trabajador se lleva no solo el producto del trabajo (el tiempo puesto en él) sino
también el trabajo propiamente dicho (la idea proyectada en él), y con ella “ser genérico del
hombre” (su fin como humano: ser un animal laborans).
En síntesis, el valor agregado, lo que produce el valor de la mercancía, es ese plus de
subjetividad. Y al mismo tiempo, es ese valor agregado el que realiza al trabajador, lo hace
digno, lo dota de una identidad.
El trabajo es poiesis, podríamos decir poesía, pues construye nuevos sentidos en el mundo
al mismo tiempo que imprime una identidad al trabajador: lo hace humano. ¿Cómo se
construye una identidad? Cristophe Dejours (2000), entiende también al trabajo como ese
movimiento de una subjetividad que se objetiva, solo que señala que en ese proceso el sujeto
se encuentra con la resistencia del mundo a ser modificado. Esta resistencia la denomina "lo
real del trabajo", y es lo que lleva al sujeto a fracasar por un lado, y a innovar, crear,
reinventarse por el otro. En este reinventarse el sujeto se reconoce a sí mismo. Es más, en
tanto el trabajo no es nunca una actividad solipista sino esencialmente social (se trabaja con
otros, para otros, por otros) es ese reconocimiento la esencia del trabajo: “Para que el juicio de
reconocimientos sea posible, es necesario y condición sine qua non una comunidad de pares,
una comunidad de pertenencia” (Dejours 2000:4).
Ahora quisiera llamar la atención sobre un punto: para que las reglas de
trabajo puedan ser construidas, transformarse, haciendo de este modo
evolucionar el trabajo, el oficio, la comunidad de pertenencia, la empresa,
inclusive la ciudad, es necesario un "espacio de discusión" (es un concepto).
Es decir, un espacio estructurado como un "espacio público" o aún un
espacio donde la gente pueda confrontar diferentes puntos de vista,
asociando elementos heterogéneos de orden ético, político, social, sanitario,
subjetivo, etc. (Dejours 2000:5)
15
De la acumulación primitiva al taylorismo
Esta disputa entre capital y trabajo alrededor de los conocimientos del trabajador se
encuentra en el núcleo de las transformaciones de los modos de organización de la producción
en el siglo XX. En este sentido, el taylorismo es la fase consciente de este proceso de
expropiación. “Lo que diferencia a Taylor de sus predecesores, es el hecho de haber
constituido al oficio mismo en blanco de ataque, en obstáculo a salvar” (Coriat, 1982:23).
Por medio del estudio de los tiempos y los movimientos el taylorismo extrae del trabajador
esos conocimientos que, si en términos de trabajo concreto simplifican la tarea, implican una
transferencia de poder a la gerencia. Así, Taylor hace posible la entrada de trabajadores no
especializados en la producción derrotando al sindicalismo; y en un mismo movimiento, en
término de trabajo abstracto, baja los costos de producción, rentabilizando el capital. Se
construye así ese extravío del pensamiento contemporáneo de los Tiempos Modernos que
solo vio en la automatización y rutinización del trabajo el “aburrimiento” del trabajador y no la
anulación del saber.
16
De la familia Falcón a la familia Toyota 3
17
marquesina. Y para ello la segunda implementación en Toyota fue la extrapolación de dos
sistemas: el islote (de la industria textil), y el kan ban (de la logística supermercadista).
El primero implica romper el carácter unidimensional de las líneas de montaje y de
fabricación, para concebir el taller como una red de mini líneas entre las cuales circula el
producto, que pasa ya no por puestos individuales y tareas fragmentadas, sino por “islotes” de
trabajadores. Estos islotes organizan pequeños grupos de trabajadores con funciones
diversas, ritmos flexibles, y capaces de elegir las tareas estándar, el alistamiento hacia las
líneas correspondientes, etc. De esta manera, el trabajador ya no realiza una serie de
movimientos repetitivos “inconscientemente”, sino que recupera la decisión sobre los tiempos y
modos de producción.
El segundo sistema, Kanban o "tablero", es otra importación de observaciones de Taiichi
Ohno, en este caso, de los supermercados. Kanban son los testigos del proceso de
producción. Cuando un cliente retira de la góndola un producto, la señal viaja hasta el principio
de la línea de almacenamiento, demandando su reposición. En el proceso productivo es la
señal del cliente que indica que un nuevo producto debe ser fabricado. De esta manera el
proceso de producción se entiende como un flujo inverso en el cual los procesos finales de
montaje van "tirando" de los materiales que requieren de los procesos precedentes.
Como sostiene Coriat, es la “fabrica mínima”, pero entre los excesos y desprecios se
encuentran las personas. “No se trata de un método de gestión de existencias sino de un
método de gestión de los efectivos por las existencias” (Coriat 1991:24). De esta manera se
libera” a la fuerza de trabajo mientras que por otro lado se la precariza a través de la
tercerización externa y la subcontratación interna, especialmente en las periferias del mundo.
18
organizar las tareas, los roles y la comunicación tanto como las jerarquías y modos de
distribución del poder y el control. Por lo tanto, veremos aquí como las nuevas TICs las
modifican.
Organizaciones smartphone
Ahora bien, estas tendencias que Castells identifica para los medios de información
(empresas de comunicación) caracterizan a toda la infraestructura organizacional de la
economía globalizada, ya sean sectores financieros, agroalimentarios, tecnológicos, etc.; la
concentración en conglomerados, la segmentación de los mercados y las economías de
sinergia, caracterizan a todas las empresas globales.
Por otro lado, la transformación de los modos de organización de la producción disuelve la
idea de organización hacia dentro de los límites constituidos. Primó, y aún lo hace como
representación colectiva, la idea de la “pirámide organizacional”. Esta pirámide representaba
esencialmente dos cosas. Por un lado la imagen de la estabilidad y el orden, la racionalidad
weberiana en términos de distribución de la autoridad y las tareas. En este sentido, como
sostiene Richard Sennett (2006) la racionalidad permite un tiempo predecible y lugares
transparentes.
Los tiempos largos de la planificación organizacional habilitan la posibilidad de un relato
vida. Se crio, estudió, ingresó al trabajo, progresó y se jubiló. Este relato organiza auto
comprensión de los sujetos, los dota de una identidad para sí. A su vez, esos tiempos
discurren a través de una estructura transparente, donde todos tienen un lugar, cada uno el
suyo, y esos lugares son claros para todos. A pesar de ser una prisión, la jaula de hierro puede
llegar a ser un hogar psicológico
19
… a fines de la década de los sesenta comencé a entrevista familias blancas
de clase obrera en Boston, gente que pertenecía un su mayoría a la segunda
o tercera generación de inmigrantes de la ciudad. Lejos de estar oprimida por
la burocracia, esa gente hundía sus raíces en sólidas realidades
institucionales. Sindicatos estables, grandes empresas, mercados
relativamente fijos les servían de orientación; en este marco, los hombres y
las mujeres de clase obrera trataban de dar sentido a su bajo estatus en un
país en el que supuestamente se hacían pocas distinciones de clases
(Sennett 2006:10).
Pero cuando la pirámide se desvanece, lo que aparece se asemeja más a un MP3 (Sennett
2006:45), aunque quizás Sennett deba reescribirse y pensarse a través de la imagen del
smartphone. En este tipo de organización lo que prima es la unidad central de procesamiento,
reduciendo o careciendo directamente de niveles jerárquicos. Esta mentalidad se organiza por
una secuenciación no lineal, salta de una pista a la otra, establece tareas, juzga resultados,
expande y estrecha la empresa, instala y desinstala aplicaciones (tercerización externa y
subcontratación interna) según las necesidades y demandas.
Como consecuencias, Sennett (2006) señala tres transformaciones organizacionales: la
baja lealtad institucional, que en este sentido no es producto de “una nueva generación con
expectativas diferentes”, generación google, sino de la erosión del capital social, de los
compromisos mutuos entre los trabajadores que los liberan de una lealtad para con la
institución; una disminución de la confianza informal, debido a la imposibilidad de construir
relaciones en el tiempo que alimenten esa confianza; y el debilitamiento del conocimiento
institucional, por la incapacidad de las organizaciones de retener la experiencia en la
resolución de problemas, que se construye de abajo hacia arriba.
Por otro lado, este big ban organizacional impacta en los modos en que se gestiona el
poder y el control en las sociedades. El desarrollo de las TICs tiene un efecto directo en el
avance de los medios de comunicación de masas como fuerza hegemónica, construyendo un
nuevo sujeto político: la “opinión pública”. Habermas entiende que los medios son por un lado
fuentes de ampliación del espacio público, como una caja de resonancia, a nivel local, nacional
e internacional, pero que al aumentar las formas de diferenciación entre actores y
espectadores, personalizar los contenidos, y otros conjunto de factores, “llegan a fundirse en
un síndrome que fomenta la despolitización de la comunicación política” (Habermas 1992:450).
En este sentido, el desarrollo de estas nuevas tecnologías de la información y la
comunicación constituye lo que Delleuze (1991) denominaba “sociedad de control” en
contraposición con las Sociedad de Soberanía y las Sociedades Disciplinarias.
La idea de Delleuze es que mientras en la sociedad tradicional el poder se expresa
mostrándose (honor, cuerpo, trono, oropeles) pues su ejercicio es a través de la ejemplaridad
20
(“haz esto sino ve lo que puede sucederte”); en la sociedad disciplinaria el poder pasa a
organiza la vida a través de Grandes Centros de Encierro reglados, normalizados, orientados a
repartir el espacio y ordenar el tiempo. El panóptico es la figura arquitectónica que describe
Foucault, que puede asimilarse a la gestión del time&motion de Taylor o al tipo ideal
Burocrático de Weber.
Pero en las sociedades de control, el poder pasa hoy a ejercerse “al aire libre”. Ya no se
trata de espacios cerrados, normas, vigilancia. Las tecnologías de información en la vida
cotidiana permiten gestionar el poder en el medio abierto a través de la construcción de
conocimiento a cada instante de la posición de un elemento en el. El poder sale del encierro, y
se expande por la retícula de los flujos, no tiene lugar (lo ocupa todo) no tiene tiempo (es
continuo). El panóptico se virtualiza en la nube del Big Data.
El poder adopta ahora el dispositivo “pos panóptico” (Bauman 2000:16). El pos panóptico
es, según el sociólogo polaco, el modo de organizar el poder en la época de la Modernidad
Líquida. Esta modernidad está caracterizada por dos procesos. El primero es el de la
disolución de las lealtades tradicionales, esto es, la liberación de los vínculos de aquellas
conexiones donde la historia, la tradición, el sentimiento, la moral se vuelven un “peso” que
resiste al cambio: al intercambio (comercial). Se trata entonces que las relaciones encuentren
un único nexo: el dinero. Transformar las relaciones sociales en transacciones no implica solo
pensar en términos de comercio, sino de acción social, en tanto eliminar todo aquello que
“medie” entre los sujetos.
El segundo proceso es descrito como el desvinculamiento entre elección individual y
proyecto colectivo, no tanto en términos de “individualismo”, sino como desaparición de los
códigos y claves de identificación que la sociedad establece entre los estamentos como
“puntos de orientaciones estables”. Estos puntos son las instituciones de la sociedad
disciplinaria, las máscaras (personae) que cubren y protegen a las personas pero al mismo
tiempo las hacen visibles e identificables. En su lugar, estas máscaras sociales son
reemplazadas por el Imperio de la Biografía, la identidad del yo como mantenimiento de una
crónica coherente se lleva a cabo en un contexto de elección múltiple, donde el sujeto, por un
lado, elige su “estilo de vida” y, por el otro, supone la existencia de la relación pura,
desaparición de los criterios externos y el anclaje de la relación en una apertura mutua
(Bauman 2000, Sennett 1974)
Por su lado, Anthony Giddens (1997), describe el pos panóptico a partir de cuatro
elementos: la fractura del vínculo entre el espacio y un tiempo que le corresponde (que implica
el vaciamiento del espacio/tiempo por uniformización, como en el reloj digital, donde no
“vemos” correr el tiempo); como consecuencia, el desenclave institucional (en el sentido que
las instituciones se deslindan de sus territorios y circunstancias locales y se re articulan en
regiones espaciotemporales indefinidas); la necesidad entonces de sistemas expertos, hechos
de códigos y lenguajes ininteligibles para los ciudadanos de a pie.
Y finalmente, la reflexibilidad general y su impacto en la confianza. La mayoría de los
hechos de la vida están sometidos a revisión continua a la luz de nuevas informaciones y
conocimientos. Pero como un elemento central del conocimiento científico no es la certeza
21
sino la duda, la reflexibilidad mina la vida cotidiana, y en este sentido, mina el “conocimiento
inductivo débil” que se sostiene en esas “máscaras” (Sennett 1974).
En la “organización smartphone” la unidad central manda, pero elude rendir cuentas:
separación control y responsabilidad. La transformación de la autoridad en control, implica
entonces el pasaje de una relación conflictiva (de dependencia y confianza, donde el otro se
me opone pero me completa), a una relación donde el otro se desliga de la responsabilidad.
Este es el desplazamiento de las autoridades por los gestores, Los consultores son
exactamente aquellos que el modo de control organizacional necesita: llevar adelante los
cambios sin preocupación por las consecuencias de los mismos.
Pero, ¿Quiénes entonces pueden estar preparados para sobrevivir en este contexto
incierto, cortoplacista, descomprometido? Veamos finalmente las consecuencias en la
subjetividad de este contexto organizacional.
Decíamos al comienzo que la centralidad del trabajo en la definición del hombre va más
allá que la de ser mero medio de satisfacción de necesidades. El trabajo es esencial por dos
características. Por un lado, es la fuente del reconocimiento, el lugar donde el hombre se
encuentra a sí mismo y frente a los demás como “algo más” que un mero ejecutor de las
tareas, alguien capaz de vencer la “resistencia del mundo” aportando “eso que solo él posee”:
imaginación, creatividad, poiesis. Por otro lado, esta actividad no es nunca una actividad
solipsista. “Basta de robinsonadas” decía Marx a la economía política. El trabajo es siempre
una actividad intersubjetiva, donde los hombres encuentran y reinventan las “reglas del arte”
(Dejours 2000).
Ahora bien, sostiene Dejours, esta comunidad es imposible en las actuales condiciones de
organización de la producción. “Para que el juicio de reconocimientos sea posible, es
necesario y condición sine qua non una comunidad de pares, una comunidad de pertenencia”
(Dejours 2000:9). Pero esa comunidad se ha disuelto en la distancia que instalan las nuevas
formas del control y gestión soportadas en las tecnologías de información y comunicación.
De esta manera, las estructuras materiales y políticas ponen al sujeto ante el desafío de
afrontar un sistema que no puede leer, que no le da pistas, cortoplacista en cuanto a los
compromisos. Cuando todo es posible, qué hacer?. Solo un determinado tipo de ser humano
es capaz de prosperar, alguien capaz de manejar relaciones de corto plazo, donde la
confianza no proviene de un compromiso mutuo sino de supuestos utilitaristas. Alguien con la
capacidad de desarrollar “talento” (Sennett 2006:11).
El talento no son los saberes, no es el conocimiento que proviene de una experiencia, sino
lo conocimientos ya existentes “antes” de la experiencia: conocimientos del sentido común.
Virno (2003) lo llama el “general intelect”. La capacidad de trabajar en equipos (¿pero no era el
trabajo colectivo la esencia del trabajo?), la “flexibilidad”, la capacidad de comunicar, etc. El
talento es el nombre que lleva la mercantilización de las disposiciones humana (Virno 2003).
22
Peiró (2004) identifica, por ejemplo, estas características en los nuevos trabajadores de los
servicios:
Las nuevas formas de producción configuran nuevos sujetos sociales. Veíamos la tesis de
Sennett (2006) quien partiendo de cómo estas nuevas formas de constitución de un mundo
fluido, que solo puede ser habitado por un determinado tipo de ser humano capaz de
prosperar, se preguntaba ¿dónde están estos sujetos?
Ya en las primeras investigaciones sobre el concepto de “globalización” el debate sobre las
formas económicas llevaba consigo el debate por los sujetos y clases sociales que la habitan,
y en el caso de Berger y Huntington (2002), la transportan. Estos autores, dentro del marco de
un proyecto de investigación del Instituto de Cultura Económica de la Universidad de Boston
sobre diez países, donde escriben el proceso desde la escala cultural y configuran al sujeto de
la globalización dentro de cuatro “vehículos”, a modos de clases.
En principio con una mirada escéptica, señalan la emergencia de una cultura global,
“estadounidense en realidad”, “que penetra en el resto del mundo tanto a nivel de la elite como
en el nivel popular” (Berger y Huntington 2002:13) a través de cuatro vehículos: la cultura de
Davos (en el sentido de una clase de yupiies globales, cosmopolitas, desarraigados), el faculty
club (en el sentido de un inteligencia occidental que alimenta las instituciones artísticas,
culturales y educativas), la macdonalización (en términos de una cultura popular que se
constituye en el consumo masivo, consumo sacramental), y el de los movimientos populares
23
(la internacionalización de las demandas de una sociedad civil global, donde se incluyen los
nuevos movimientos religiosos, especialmente el protestantismo evangélico pentecostal).
Estas culturas portan la globalización, pero no porque homogeneicen el mundo, sino por su
capacidad de individuación: “potencian la independencia del individuo por encima de la
tradición y la colectividad” (Berger y Huntington 2002:29). El proceso de globalización es
entonces también el de la localización. Dijimos a nivel económico, pues los flujos globales
anclan en los espacios regionales, eludiendo la escala nacional y destacando las capacidades
de los territorios para anudarse en redes (Sassen 2007).
Así, Sassen (2007) identifica también la emergencia de una clase global de desfavorecidos
(Sassen 2007:228) constituida por aquellos incluidos en el régimen de derechos humanos, las
comunidades de inmigrantes y diásporas globalizadas, los grupos de resistencias
transnacionalizados a través de la tecnologías de información y comunicación, y en general,
una comunidad que comparte cierta “conciencia de la globalidad”. “Los actores locales y las
causas locales constituyen en lo concreto nuevos tipos de actividad política y subjetividad
global” (Sassen 1998:236).
El término de “Ciudad global” es utilizado por Sassen (1995, 2008) para señalar las
transformaciones de la ciudad a partir de siete hipótesis: la dispersión geográfica de las
actividades económicas así como su integración (trabajo de gestión, de coordinación, de
servicio y de financiación de las operaciones), la complejidad de las funciones centrales de las
empresas que tienden a subcontratar; la agregación de servicios especializados que operan
en los mercados más complejos y más mundializados; la exteriorización y relocalización de las
funciones complejas y no estandarizadas; la red global de filiales o asociados en sistemas
urbanos transnacionales; la desigualdad socioeconómica y espacial en el seno de las ciudades
producto del número creciente de equipos altamente cualificados y de sociedades de servicios
especializados; la informatización (y nosotros agregaríamos ilegalización) de una serie de
actividades económicas que no pueden rivalizar por el beneficio con las empresas más
rentables pero generan los medios de subsistencia.
En síntesis, los sectores punteros de la economía urbana, concentrados, deslocalizados,
informatizados, constituyen necesariamente una enorme cantidad de empleos de tipo manual
y bajo salario, muchos ocupados por mujeres inmigrantes: trabajadores administrativos, de
limpieza o de mantenimiento para las oficinas vanguardistas, camioneros para transportar su
software o el papel higiénico. “Aunque este tipo de trabajadores y empleos nunca están
representados como parte de la economía global, son de hecho parte de la infraestructura
necesaria para gestionar e implementar dicha economía, incluyendo una forma tan avanzada
de ésta como pueden ser las finanzas internacionales” (Sassen 2008)
De esta manera, se destaca una “contrageografía” (Sassen 2008) para plasmar esa
dimensión informal e ilegal que es la infraestructura institucional de los flujos transfronterizos y
los mercados globales que son empleados para fines distintos a aquéllos previstos
originalmente. Migrantes en busca de trabajo, trafico ilícito de seres humanos, “trabajadores
con salarios modestos, muchas veces mujeres del Sur” (Sassen 2008). Así la ciudad de la
globalización no es solo la ciudad global interconectada con el mundo a través de las nuevas
tecnologías y los “vehículos” sociales (Berger y Huntington 2002), sino que entreteje de
24
manera constitutiva las polaridades sociales (Norte - Sur, Centro - Periferia) que
caracterizaban al capitalismo de la modernidad, en una interpenetración de riqueza y pobreza,
de urbe y ciudad. Así, el término da lugar a la posibilidad de pensar los sujetos políticos de la
“resistencia urbana”. En este sentido, “la cultura dominante puede nivelar solo una parte de la
ciudad. Y mientras el poder corporativo inscribe estas culturas y las identifica con el “otro”,
devaluándolas, ellas están presentes por todos lados” (Sassen 1998)
25
Bibliografía
Bauman Zygmunt (2000). La Modernidad Liquida. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.
Berger, Meter y Samuel Huntington (2002). Globalizaciones Múltiples. La diversidad cultural
del mundo contemporáneo. Barcelona: Paidós.
Castells Manuel (1996). La era de la información. Economía, sociedad y cultura. Vol. 1.
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27
CAPÍTULO 2
Factores de riesgo psicosociales, evaluación
en un hospital público4
Martín Erralde
4
El trabajo presentado, forma parte de actividades de extensión, llevadas a cabo en el marco de un
proyecto aprobado en la 4ta convocatoria de la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de
Buenos Aires, en torno a la problemática “Entorno psicosocial y estrés en trabajadores sanitarios de la
sanidad pública: atención hospitalaria. Riesgos laborales psicosociales”.
28
Factores de Riesgo Psicosociales en el Trabajo (FRPST)
Durante las últimas décadas del siglo pasado la prevención de riesgos laborales en Europa
ha experimentado cambios importantes (Peiró, 2004). Uno de los más significativos ha sido la
5
consideración de la salud desde una concepción biopsicosocial y el reconocimiento de la
necesidad de la promoción de la salud en los lugares de trabajo. Este cambio de concepción ha
impulsado algunas consideraciones relevantes, tales como la inclusión de los riesgos
ergonómicos y psicosociales dentro de la prevención de riesgos y accidentes laborales; la
consideración de los problemas de salud originados por los riesgos psicosociales como
consecuencia de una inadecuada prevención de riesgos; el reconocimiento del aumento de la
vulnerabilidad ante riesgos generada por los factores psicológicos y, por último, la formulación
de diversas estrategias psicosociales para la prevención (por ejemplo, la información, la
formación y la participación de los trabajadores).
Diversos estudios marcan la importancia de los factores psicosociales como determinantes
de la salud laboral de los trabajadores (Artazcoz, 2002), lo que ha llevado a organismos
internacionales como la OIT y la OMS a señalar la relevancia del problema e impulsar grupos
de trabajo y estudios que permitan un conocimiento más detallado de la situación y de las
estrategias de prevención e intervención. En consonancia, varios países de la UE han
comenzado a legislar de modo expreso y específico sobre algunos de los principales “riesgos
psicosociales”.
En el año 2000, la Agencia Europea de Seguridad y Salud en el Trabajo
(https://osha.europa.eu/es) llevó a cabo una encuesta entre todos los países de la Unión
Europea sobre necesidades de investigación y análisis técnico, donde entre sus resultados
surge que los factores de riesgo psicosocial fueron considerados los más prioritarios
(Velázquez Fernández, 2007).
Este contexto ha favorecido en Europa el desarrollo de investigaciones y prácticas
profesionales vinculadas al análisis y prevención de este tipo de riesgos, generando
investigaciones sobre estrés, Burnout, acoso psicológico y otros fenómenos psicosociales, al
tiempo que se ha prestado mayor atención a los factores de riesgo psicosocial propios del
ambiente laboral. En este sentido, ha cobrado relevancia la investigación y análisis enfocados
en los sistemas de trabajo en tanto origen de dichos riesgos (Peiró, 2004).
5
La salud se define en el Preámbulo de la Constitución de la Organización Mundial de la Salud como «un
estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o
enfermedades». En 1978, la Oficina Regional de la OMS para Europa, con sede en Copenhague, se
refirió a la salud como un proceso dinámico que depende en gran medida de la capacidad individual para
adaptarse al entorno: estar sano significa, pues, mantener una actividad intelectual y social, por más que
puedan existir ciertas afecciones o minusvalías.
29
Los conceptos con los cuales se fue analizando lo que actualmente se denominan “riesgos
psicosociales en el trabajo” (RPST) fueron evolucionando desde la crisis de los años 1970
(Neffa, 2015).
Ya en 1966, un informe presentado al Departamento de Salud y Servicios Humanos de
EEUU, señalaba al estrés psicológico como un hecho cada vez más frecuente en el lugar de
trabajo. Este informe precisaba la emergencia de “…nuevas y sutiles amenazas para la salud
mental”, con el consiguiente riesgo de trastornos somáticos, como enfermedades
cardiovasculares (Sauter, Murphy, Hurrell, & Levi, 2001).
En la actualidad, algunos informes indican que el estrés en el trabajo, que es una de las
consecuencias de la exposición a factores de riesgo psicosociales (Moncada i Lluis, 2005), se
ha convertido en una de las principales causas de incapacidad laboral en Norteamérica y
Europa. En Europa es responsable de entre el 50 y 60% de todos los días de trabajo que se
pierden (OIT, 2005), en tanto un estudio Chileno estima que causa el 50% del ausentismo, 40%
de la rotación y tiene consecuencias significativas en la productividad laboral (Guic S, Bilbao R,
& Bertin, 2002).
En España, los estudios de S. Moncada y otros muestran que
FRPST
Conceptualización
30
El Instituto Sindical de Trabajo, Ambiente y Salud (ISTAS) del Ministerio de Trabajo de
España, define el concepto de factores de riesgo psicosociales como:
los riesgos para la salud, física, psíquica, mental y social engendrados por los
determinantes socioeconómicos, la condición de empleo, la organización y el
contenido del trabajo y los factores relacionales que intervienen en el
funcionamiento psíquico y mental de los trabajadores (Gollac, 2013)
Neffa en una definición exhaustiva, plantea que los factores de riesgo psicosocial en el
trabajo hacen referencia a:
31
con diversos efectos (enfermedades o trastornos de la salud concretos)
(Neffa, 2015 p.113).
Por su parte Gil Monte define en primer lugar los factores psicosociales como:
Luego plantea que dichos factores pueden tanto favorecer como perjudicar la actividad
laboral y la calidad de vida laboral de las personas. Si son favorables, fomentan el desarrollo
personal de los individuos, mientras que al ser desfavorables conllevan el riesgo de perjudicar
la salud y el bienestar de los trabajadores. En este último caso hablamos de riesgo psicosocial,
que es fuente de estrés laboral y que tiene el potencial de causar daño psicológico, físico o
social a los individuos.
Según el autor, los riesgos psicosociales propios de la actividad laboral, pueden ser
causados por un deterioro o disfunción en:
a) Las características de la tarea: cantidad de trabajo, desarrollo de aptitudes, carencia de
complejidad, monotonía o repetitividad, automatización, ritmo de trabajo, precisión,
responsabilidad, falta de autonomía, prestigio social de la tarea en la empresa, etc.
b) Las características de la organización: variables estructurales (tamaño y diferenciación
de unidades, centralización, formalización), definición de competencias, estructura
jerárquica, canales de comunicación e información, relaciones interpersonales, procesos
de socialización y desarrollo de la carrera, estilo de liderazgo, tamaño, etc.
c) Las características del empleo: diseño del lugar de trabajo, salario, estabilidad
d) La organización del tiempo de trabajo: duración y tipo de jornada, pausas de trabajo,
trabajo en festivos, trabajo a turnos y nocturno, etc.
Los Factores de Riesgo Psicosocial vinculan entonces la organización del trabajo con la
salud de los trabajadores. Aunque esta relación no es tan evidente como la que existe con
otros factores de riesgo como el ruido o los contaminantes, no dejan de tener consecuencias
sobre personas y organizaciones. En el caso de los factores psicosociales, los efectos sobre la
salud son más intangibles e inespecíficos, y su relación está dada por el proceso psicológico
conocido como “estrés”, que bajo ciertas circunstancias de intensidad, frecuencia y duración,
puede ser precursor de otras enfermedades. El estrés sería, entonces, el nexo entre los
factores de riesgo psicosocial y los problemas de salud, tanto física como psicológica y social.
En términos de prevención de riesgos laborales, los factores psicosociales representan la
exposición, la organización del trabajo el origen de ésta, y el estrés el precursor de
enfermedades o trastornos de salud.
32
Estos riesgos se presentan de manera significativa en todos los sectores de actividad,
aunque los más relevantes informes de organismos internacionales evidencian que
determinados sectores sufren con mayor intensidad el impacto de tales riesgos, como es el
caso del sector Servicios, hoy dominante en nuestro sistema económico y que emplea a mayor
número de personas que los sectores industriales (Observatorio permanente de riesgos
psicosociales, OIT).
33
radiaciones), contaminantes (químicos o biológicos) o la carga de trabajo (mental o física), no
dejan de tener consecuencias sobre personas y organizaciones. En el caso de la exposición a
los factores de riesgo psicosociales, los efectos sobre la salud son más intangibles e
inespecíficos, y se manifiestan a través de una serie de mecanismos psicológicos y fisiológicos
conocidos como estrés. En síntesis, la exposición a factores de riesgo psicosocial genera en
los trabajadores respuestas de tipo fisiológico, emocional, cognitivo y conductual que son
conocidas popularmente como “estrés” y que pueden ser precursoras de enfermedad en ciertas
circunstancias de intensidad, frecuencia y duración (Ansoleaga Moreno, 2013)
Por otra parte, Neffa sostiene que el incremento del riesgo psicosocial tiene como efecto el
crecimiento de los distintos niveles y procesos de estrés que resultan precursores de otras
formas de malestar que son capaces de actuar recurrentemente, incrementando nuevamente
las condiciones de riesgo (Julio César Neffa, 2015).
Estrés laboral
34
un factor negativo cuando las capacidades de resistencia y de adaptación del
trabajador a los factores de riesgo no son suficientes como para hacer frente
a intensas demandas y exigencias de la carga (física, psíquica y mental) de
trabajo o cuando las calificaciones profesionales y competencias no se
corresponden con las exigencias del puesto de trabajo, ya sea porque son
insuficientes o porque las superan, dando lugar a un trabajo monótono o
aburrido que deteriora la autoestima y genera insatisfacción. Esta situación se
agrava si el trabajador está situado en una organización cuyo clima social
laboral es deficiente, no recibe apoyo técnico por parte de sus superiores
para ayudarle a superar esas dificultades, ni un apoyo social por parte de sus
compañeros de trabajo o familiares. Las principales causas de ese estrés
negativo hay que buscarlas en la organización y el contenido del trabajo,
resultantes del proceso de trabajo específico y en los modos de gestión de la
fuerza de trabajo. Estos factores son dependientes a su vez de la estructura y
organización de la producción y de las empresas, que van a configurar la
modalidad o el estilo de hacer las cosas. Bajo ciertas circunstancias de
intensidad, frecuencia y duración este estrés puede ser precursor de diversas
enfermedades (Neffa, 2015 p.162).
Podemos circunscribir las consecuencias del estrés laboral en dos ámbitos, que interactúan
mutuamente al tiempo que impactan directamente en la calidad de vida laboral. Estos son la
salud psíquica y mental de los trabajadores, por un lado, y las empresas y organizaciones, por
el otro.
35
calidad de vida laboral y pueden generar conflictos en las relaciones interpersonales, tanto
familiares como laborales.
36
La 1º Estrategia Argentina de salud y Seguridad en el Trabajo 2011 – 2015 propuso en su
objetivo específico Nº 2: “Reforzar el marco normativo de Salud y Seguridad en el Trabajo”,
puntualmente como acción 3: “Disponer normas en factores psicosociales laborales,
susceptibles de causar Enfermedades Profesionales”. Acción que dio lugar a una serie de
investigaciones en nuestro país. Para dar cumplimiento a ese objetivo propuso una línea de
trabajo/investigación integrada por dos componentes a los fines de construir un diagnóstico de
situación sobre esta temática que determine las acciones a seguir en el futuro, entre ellas la
disposición de normas y programas para la prevención de los riesgos del trabajo. El primer
componente (A) del diagnóstico, consiste en conocer el modo en que estos factores de riesgo y
las alteraciones a la salud asociados a esta situación, son considerados y abordados en la
actualidad por el sistema de riesgos del trabajo. El segundo componente (B) retoma los
resultados de la Primera Encuesta Nacional de Empleo, Condiciones de Trabajo y Salud
realizada en nuestro país en el año 2009.
En la 2º Estrategia Argentina de Salud y Seguridad en el Trabajo 2015 – 2019 volvió a
incorporarse el tema de Riesgos Psicosociales en las acciones de dos de sus objetivos. En su
objetivo 11: “Avanzar en el desarrollo normativo” se propone como acción “diseñar y/o validar
instrumentos diagnósticos sobre factores de riesgos psicosociales para disponer de una
herramienta preventiva en fase de detección precoz y evitar la generación de patologías
derivadas de los mismos. Y en su objetivo 13: “Mejorar las prestaciones médicas y la gestión
ante Comisiones Médicas” propone como acción “impulsar el análisis de la valoración de los
riesgos psicosociales relacionados con el trabajo y su debida parametrización conforme los
protocolos para las evaluaciones de incapacidad profesional, a partir de la conformación de un
equipo interdisciplinario”.
Desde el CEIL-PIETTE se han llevado a cabo en las décadas pasadas encuestas centradas
en las CyMAT sobre maestros primarios de la Provincia de Buenos Aires, obreros de la
industria del vidrio y sobre los telegestores en los centros de atención telefónica de las
empresas de ese rubro
37
Instrumento de relevamiento de FRPST
Los cuestionarios internacionales para identificar y medir los factores de RPST más
utilizados son el COPSOQ (Copenhagen Psychological Questionnaire), el QPSNordic (General
Nordic)
Questionnaire for Psychological and Social Factors at Work), y el WOCCQ (Working
Conditions and Control Questionnaire) (Julio César Neffa, 2015).
El COPSOQ fue elaborado en base al modelo teórico-explicativo de Karasek por el Instituto
Nacional de Salud en el Trabajo de Dinamarca. Es un cuestionario muy amplio que cubre una
gran cantidad de temas y dio lugar a varias versiones.
El método ISTAS 21, elaborado en España, que es el que se utilizó en el estudio realizado
cuyos resultados se expondrán más adelante, se ha inspirado en el Cuestionario Psicosocial de
Copenhague (CoPsoQ). Esta metodología prevé la evaluación de riesgos y para su
identificación utiliza la técnica del cuestionario individual, que garantiza la voluntariedad, el
anonimato, la confidencialidad, y la adaptación a la unidad objeto de evaluación. Cuenta con
dos versiones de cuestionario: la versión corta para microempresas, empresas que tienen
menos de 25 trabajadores y para autoevaluación; y la versión media, para empresas que tienen
25 o más trabajadores (Moncada et al., 2014).
Se trata de un instrumento de evaluación orientado a la prevención. Identifica y localiza los
riesgos psicosociales y facilita el diseño e implementación de medidas preventivas. Los
resultados de su aplicación deben ser considerados como oportunidades para la identificación
de aspectos a mejorar de la organización del trabajo. La evaluación de riesgos es un paso
previo para llegar a una prevención racional y efectiva. El método CoPsoQ-istas21 debe usarse
para prevenir en origen: eliminar o disminuir los riesgos (Moncada et al., 2014).
Una primera versión identificada como PSQ CAT21 COPSOQ, identificación y evaluación de
riesgos psicosociales, surge en 2003, donde propone en su versión media 21 dimensiones
psicosociales, que “cubren el mayor espectro posible de la diversidad de exposiciones
psicosociales que puedan existir en el mundo actual de la ocupación” (Moncada, Llorens,
Navarro, & Kristensen, 2005). Cada una de estas dimensiones constituye una entidad
conceptualmente diferenciada y operativamente medible, pero en su conjunto forman parte del
mismo constructo psicosocial y son interdependientes en distinta medida y en función de las
muy diversas realidades de la organización y las condiciones de trabajo. Por lo tanto, pueden
ser integradas en 5 grupos de factores de riesgo psicosociales, tal como se agrupan en la
Tabla 1.
38
Tabla 1: Dimensiones Psicosociales (PSQ CAT21 COPSOQ)
Grupo de Factores de
Versión Media Versión Corta
Riesgo Psicosocial
Exigencias cuantitativas
Exigencias cognitivas
Exigencias
Exigencias emocionales Exigencias psicológicas
psicológicas
Exigencias de esconder emociones
Exigencias sensoriales
Influencia
Trabajo activo y Posibilidades de desarrollo Trabajo activo y posibilidades
posibilidades de Control sobre el tiempo de trabajo de
desarrollo Sentido de la tarea desarrollo
Integración en la empresa
Previsibilidad
Claridad de rol
Conflicto de rol
Relaciones sociales en Calidad de liderazgo Apoyo social y
la empresa y liderazgo Refuerzo calidad de liderazgo
Apoyo social
Posibilidades de relación social
Sentimiento de grupo
Inseguridad Inseguridad
Compensaciones
Estima Estima
Doble presencia Doble presencia Doble presencia
Fuente: ISTAS21: Versión en lengua castellana del cuestionario psicosocial de Copenhague (COPSOQ
39
Tabla 2: Dimensiones Psicosociales (CoPsoQ-istas21 Versión 1.5)
Grupo de Factores de
Versión Media Versión Corta
Riesgo Psicosocial
Exigencias cuantitativas
Exigencias psicológicas Exigencia de esconder emociones
Exigencias psicológicas
en el trabajo Exigencias emocionales
Exigencias cognitivas
Conflicto trabajo-familia Doble presencia Doble presencia
Influencia
Posibilidades de desarrollo
Control sobre el trabajo Control sobre los tiempos a disposición Control sobre el trabajo
Sentido del trabajo
Compromiso
Posibilidades de relación social
Apoyo social de los compañeros
Apoyo social de superiores
Apoyo social y calidad Calidad de liderazgo Apoyo social y
de liderazgo Sentido de grupo calidad de liderazgo
Previsibilidad
Claridad de rol
Conflicto de rol
Compensaciones del Estima Estima
trabajo Inseguridad sobre el futuro Inseguridad sobre el futuro
Fuente: Manual del método CoPsoQ-istas21 (versión 1.5) para la evaluación y prevención de los
riesgos psicosociales para empresas con 25 o más trabajadores y trabajadoras
La tercera y actual versión, elaborada en 2014 se identifica como COPSOQ-istas21 (versión
2.0), evaluación y prevención de los riesgos psicosociales, fue elaborada en 2014. Se
identifican en su versión media 20 dimensiones psicosociales agrupadas en 5 grupos de
factores de riesgo psicosociales y en su versión corta identifica 15 dimensiones (Ver Tabla 3).
40
Identificación de FRPS en el Hospital Santamarina de la ciudad
de Tandil
Introducción
41
Hospital Municipal "Ramón Santamarina"
El cuestionario fue administrado a todas las áreas administrativas del Hospital Municipal
Ramón Santamarina, incluyendo las del Hospital de Niños Dr. Debilio Blanco Villegas y el
Hospital Enrique Larreta. La población total en dicha área es de 92 personas, incluyendo jefes,
coordinadores de área y personal administrativo.
Los diferentes sectores se agruparon en función de su afinidad funcional y espacial,
agrupándose en 6 áreas. A continuación se listan las áreas con los sectores incluidos en cada
una.
Resultados obtenidos
42
A continuación se muestran los datos relevados a partir del cuestionario, y en cada caso un
breve análisis o comentario si lo consideramos necesario.
Tasa de respuesta
El cuestionario se administró a un total de 92 personas pertenecientes a las áreas
detalladas anteriormente, con una tasa de respuesta del 100%.
Si bien la totalidad entregó el cuestionario, un 25% no lo contestó completa y/o
correctamente, y de éstos un 17,5% ocupan puestos de jefatura o coordinación.
43
b. Movilidad funcional
El 62% de los encuetados manifiesta que realiza tareas diferentes a las del puesto que tiene
asignado.
44
d. Características relativas a la jornada laboral
En cuanto a la carga horaria, el 47% dice trabajar más de 40hs. semanales y, para la
mayoría (77%) los turnos no son rotativos y trabajan con turno fijo durante la mañana.
El porcentaje que trabaja en los horarios más desfavorables es relativamente bajo. Solo un
13,3% trabaja con turnos rotativos y solo un 9,9% incluye en la rotación también la noche.
45
f. Días laborales
g. Exigencias de disponibilidad
Se evidencia en una amplia mayoría un alto acatamiento al horario de trabajo, tanto por
parte de la organización como por parte de los empleados. Es decir, que el hospital no exige
mayor disponibilidad ni el empleado destina más tiempo del estipulado.
46
i. Percepción de recursos disponibles
El 86% manifiesta que poseen los recursos tecnológicos adecuados y que funcionan
correctamente y el 76% que la planificación es realista siempre o algunas veces, al tiempo que
71% afirma que en su departamento falta personal siempre o algunas veces.
Surge una especie de contradicción en este punto, porque si se percibe falta personal para
realizar la tarea no se podría considerar que la planificación sea realista. Se sugiere ahondar
en este punto.
j. Correspondencia trabajo-salario
El 24% manifiesta hacer trabajos diferentes a los que su categoría salarial indica. Este
punto se refiere a concordancia entre salario asignado y categoría, no puede afirmarse nada
respecto a satisfacción o insatisfacción respecto del salario.
k. Promoción
El 83% ha ascendido de categoría o grupo profesional desde que ingresó.
47
Prevalencia de la exposición
48
49
Gráfico 1. Exposiciones
Localización de las exposiciones según sexo, puesto y área
50
c. Localización por Sexo
Ritmo de trabajo
Definición: Constituye la exigencia psicológica referida a la intensidad del trabajo.
Posible origen. Por su estrecha relación con las exigencias cuantitativas su origen puede
ser el mismo.
Prevalencia de la exposición: Un 90,9% de trabajadores/as de Hospital Municipal Ramón
Santamarina está expuesto a la situación más desfavorable, un 7,6% a la intermedia y un
1,5% a la más favorable para la salud respecto al Ritmo de trabajo.
Exigencias emocionales
Definición: Son las exigencias para no involucrarnos en la situación emocional derivada de
las relaciones interpersonales que implica el trabajo, especialmente en ocupaciones de
atención a las personas en las que se pretende inducir cambios en ellas (por ejemplo: que
sigan un tratamiento médico, que adquieran una habilidad...), y que pueden comportar la
transferencia de sentimientos y emociones.
Posible origen: En ocupaciones de cuidado a las personas, la exposición a exigencias
emocionales tiene que ver con la naturaleza de las tareas y no pueden eliminarse (no
podemos “eliminar” pacientes, alumnos...), por lo que requieren habilidades específicas y
tiempo suficiente para poder gestionarlas efectivamente. Además del origen derivado de su
naturaleza, tienen también mucho que ver con las exigencias cuantitativas, puede reducirse
el tiempo de exposición (horas, número de pacientes, etc.), puesto que las jornadas
excesivas implican una exposición mayor y producen una mayor fatiga emocional que
requerirá tiempos de reposo más largos.
51
Prevalencia de la exposición: Un 63,6% de trabajadores/as de Hospital Municipal Ramón
Santamarina está expuesto a la situación más desfavorable, un 16,7% a la intermedia y un
19,7% a la más favorable para la salud respecto a las Exigencias emocionales
Claridad de rol
Definición: Es el conocimiento concreto sobre la definición de las tareas a realizar,
objetivos, recursos a emplear y margen de autonomía en el trabajo.
Posible origen: Tiene que ver con la existencia y el conocimiento por parte de todos los
trabajadores de una definición concisa de los puestos de trabajo, del propio (de cada
trabajador/a) y del de las demás personas de la organización (superiores, compañeros y
compañeras).
Prevalencia de la exposición: Un 63,6% de trabajadores/as de Hospital Municipal Ramón
Santamarina está expuesto a la situación más desfavorable, un 21,2% a la intermedia y un
15,2% a la más favorable para la salud respecto a la Claridad de rol.
Conflicto de rol
Definición: Son las exigencias contradictorias que se presentan en el trabajo y las que
puedan suponer conflictos de carácter profesional o ético.
Posible origen: Es frecuente cuando el trabajador debe afrontar la realización de tareas
con las que pueda estar en desacuerdo o le supongan conflictos éticos (por ejemplo,
expulsar mendigos de un local...), o cuando tiene que “elegir” entre órdenes contradictorias
(por ejemplo, en el caso de un conductor al que se le impone un tiempo máximo de viaje
cuando hay, además, normas de tráfico y otras circunstancias que lo limitan).
52
Prevalencia de la exposición: Un 60,6% de trabajadores/as de Hospital Municipal Ramón
Santamarina está expuesto a la situación más desfavorable, un 24,2% a la intermedia y un
15,2% a la más favorable para la salud respecto al Conflicto de rol.
Previsibilidad
Definición: Es disponer de la información adecuada, suficiente y a tiempo para poder
realizar de forma correcta el trabajo y para adaptarse a los cambios (futuras
reestructuraciones, tecnologías nuevas, nuevas tareas, nuevos métodos y asuntos
parecidos).
Posible origen: La falta de previsibilidad está relacionada con la ausencia de información y
con las prácticas de comunicación centradas en cuestiones superfluas y no en las
cotidianas y relevantes del trabajo, por lo que no aumenta la transparencia. También tiene
que ver con la falta de formación como acompañamiento y apoyo a los cambios.
Prevalencia de la exposición: Un 56,1% de trabajadores/as de Hospital Municipal Ramón
Santamarina está expuesto a la situación más desfavorable, un 34,8% a la intermedia y un
9,1% a la más favorable para la salud respecto a la Previsibilidad.
Justicia
Definición: Se refiere a la medida en que las personas trabajadoras son tratadas con
equidad en su trabajo.
Posible origen: Tiene que ver con la toma de decisiones, la razonabilidad y la ética de sus
fundamentos y las posibilidades reales de ser cuestionadas. Se relaciona con la existencia
de procedimientos que puedan impedir la arbitrariedad de las decisiones.
Prevalencia de la exposición: Un 51,5% de trabajadores/as de Hospital Municipal Ramón
Santamarina está expuesto a la situación más desfavorable, un 12,1% a la intermedia y un
36,4% a la más favorable para la salud respecto a la Justicia.
53
y de estrategias de protección para su manejo y la disminución del tiempo de exposición
representan vías de prevención importantes. También pueden tener que ver con la relación
con superiores y compañeros de trabajo o con proveedores u otras personas ajenas a la
empresa y, por lo tanto, localizarse en otros puestos de trabajo. Así mismo, pueden tener
relación con la política de gestión de proveedores y clientes (por ejemplo, por deficiente
gestión de las colas de usuarios en espera de atención...), con la falta de participación de
los trabajadores y, en general, con deficiencias en las políticas de gestión de personal (hay
que esconder emociones cuando no se puede opinar).
Prevalencia de la exposición: Un 48,5% de trabajadores/as de Hospital Municipal Ramón
Santamarina está expuesto a la situación más desfavorable, un 21,2% a la intermedia y un
30,3% a la más favorable para la salud respecto a las Exigencias de esconder emociones.
Calidad de liderazgo
Definición: Se refiere a la calidad de la gestión de equipos humanos que realizan los
mandos inmediatos. Esta dimensión está muy relacionada con la dimensión de apoyo social
de superiores.
Posible origen: Tiene que ver con los principios y procedimientos de gestión de personal y
la capacitación de los mandos para aplicarlos.
Prevalencia de la exposición: Un 48,5% de trabajadores/as de Hospital Municipal Ramón
Santamarina está expuesto a la situación más desfavorable, un 31,8% a la intermedia y un
19,7% a la más favorable para la salud respecto a la calidad de liderazgo.
Exigencias cuantitativas
Definición: Son las exigencias psicológicas derivadas de la cantidad de trabajo. Son altas
cuando tenemos más trabajo del que podemos realizar en el tiempo asignado.
Posible origen: Tienen que ver principalmente con la falta de personal, la incorrecta
medición de los tiempos o la mala planificación, aunque también pueden relacionarse con la
estructura salarial (por ejemplo, cuando la parte variable de un salario bajo es alta y obliga a
aumentar el ritmo) o con la inadecuación de las herramientas, materiales o procesos de
trabajo (obligando a hacer más tareas para suplir las deficiencias). Las altas exigencias
cuantitativas pueden suponer un alargamiento de la jornada laboral.
Prevalencia de la exposición: Un 45,5% de trabajadores/as de Hospital Municipal Ramón
Santamarina está expuesto a la situación más desfavorable, un 33,3% a la intermedia y un
21,2% a la más favorable para la salud respecto a las Exigencias cuantitativas.
Doble presencia
Definición: Son las exigencias sincrónicas, simultáneas del ámbito laboral y del ámbito
doméstico-familiar.
Posible origen: En el ámbito laboral tiene que ver con las exigencias cuantitativas, la
ordenación, duración, alargamiento o modificación de la jornada de trabajo y con el nivel de
autonomía sobre ésta; por ejemplo, con horarios o días laborables incompatibles con el
trabajo de cuidado de las personas o la vida social.
54
Prevalencia de la exposición: Un 42,4% de trabajadores/as de Hospital Municipal Ramón
Santamarina está expuesto a la situación más desfavorable, un 33,3% a la intermedia y un
24,2% a la más favorable para la salud respecto a la Doble presencia.
Influencia
Definición: Es el margen de decisión que tiene la persona que realiza el trabajo en el día a
día de su actividad, en concreto, en relación a las tareas a realizar y cómo realizarlas.
Posible origen: Tiene que ver con la participación que cada trabajador y trabajadora tiene
en las decisiones sobre estos aspectos fundamentales de su trabajo cotidiano, es decir, con
los métodos de trabajo empleados y si éstos son participativos o no y permiten o limitan la
autonomía. Puede guardar una alta relación con las posibilidades de desarrollo.
Prevalencia de la exposición: Un 30,3% de trabajadores/as de Hospital Municipal Ramón
Santamarina está expuesto a la situación más desfavorable, un 31,8% a la intermedia y un
37,9% a la más favorable para la salud respecto a la Influencia.
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Reconocimiento
Definición: Es la valoración, respeto y trato justo por parte de la dirección en el trabajo.
Posible origen: Tiene que ver con múltiples aspectos de la gestión de personal, por
ejemplo, con los métodos de trabajo si son o no participativos (sin “voz” no puede haber
reconocimiento), con la existencia de arbitrariedad e inequidad en las promociones,
asignación de tareas, de horarios, con si se paga un salario acorde con las tareas
realizadas, etc.
Prevalencia de la exposición: Un 18,2% de trabajadores/as de Hospital Municipal Ramón
Santamarina está expuesto a la situación más desfavorable, un 13,6% a la intermedia y un
68,2% a la más favorable para la salud respecto al Reconocimiento.
Confianza vertical
Definición: Es la seguridad que se tiene de que dirección y trabajadores actuaran de
manera adecuada o competente. En una relación de poder desigual, la confianza implica la
seguridad de que quien ostenta más poder no sacará ventaja de la situación de
vulnerabilidad de otras personas.
Posible origen: Tiene que ver con la fiabilidad de la información que fluye desde la
dirección a los trabajadores, y con el nivel en que éstos puedan expresar su opinión. No
puede haber confianza sobre la base de un trato injusto.
Prevalencia de la exposición: Un 16,7% de trabajadores/as de Hospital Municipal Ramón
Santamarina está expuesto a la situación más desfavorable, un 18,2% a la intermedia y un
65,2% a la más favorable para la salud respecto a la confianza vertical.
Sentimiento de grupo
Definición: Es el sentimiento de formar parte del colectivo humano con el que trabajamos
cada día.
Posible origen: Puede verse como el componente emocional del apoyo social y como un
indicador de la calidad de las relaciones en el trabajo. Se deteriora cuando el trabajo
promociona el aislamiento y la competitividad interpersonal en lugar del trabajo en equipo y
la cooperación.
Prevalencia de la exposición: Un 13,6% de trabajadores/as de Hospital Municipal Ramón
Santamarina está expuesto a la situación más desfavorable, un 27,3% a la intermedia y un
59,1% a la más favorable para la salud respecto al sentimiento de grupo.
Posibilidades de desarrollo
Definición: Es el nivel de oportunidades que ofrece la realización del trabajo para poner en
práctica los conocimientos, habilidades y experiencia de los trabajadores y adquirir nuevos.
Posible origen: Tiene mucho que ver con los niveles de complejidad y de variedad de las
tareas, siendo el trabajo estandarizado y repetitivo, el paradigma de la exposición nociva. Se
relaciona con los métodos de trabajo y producción y el diseño del contenido del trabajo (más
rutinario, estandarizado o monótono en un extremo, más complejo y creativo en el otro) y
con la influencia.
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Prevalencia de la exposición: Un 12,1% de trabajadores/as de Hospital Municipal Ramón
Santamarina está expuesto a la situación más desfavorable, un 34,8% a la intermedia y un
53% a la más favorable para la salud respecto a las Posibilidades de desarrollo.
• Ritmo de trabajo
• Exigencias emocionales
• Inseguridad sobre las condiciones de trabajo
• Claridad de rol
• Previsibilidad
• Justicia
• Conflicto de rol
Resulta muy relevante la distancia entre la primera de las dimensiones que presenta una
exposición “más desfavorable” (Ritmo de Trabajo) y las siguientes. Esta dimensión señala que
perciben que deben trabajar muy rápido, durante toda la jornada y a un nivel constante. En
cuanto a esta dimensión, es también significativo que la prevalencia es proporcional a la
jerarquía (Jefes: 100%; Coordinadores: 91,7% y Administrativos: 85,1%).
Otro aspecto llamativo es la prevalencia como “más desfavorable” que presenta la
dimensión “Inseguridad sobre las condiciones de trabajo”, que está en tercer lugar, en tanto se
trata de un trabajo percibido como muy estable, donde la mayoría dice que no se le modifican
los horarios de trabajo ni que debe trabajar más tiempo del estipulado. Posiblemente lo
desfavorable esté más asociado a cuestiones salariales o a la dificultad de conseguir otro
trabajo en caso de dejar el hospital.
En tanto, las dimensiones más favorables, con más del 50% de prevalencia, son:
57
• Sentido del trabajo
• Reconocimiento
• Confianza vertical
• Sentimiento de grupo
• Posibilidades de desarrollo
• Apoyo social de compañeros
En este caso, resulta también muy relevante la distancia entre la primera de las
dimensiones que presenta una exposición “más favorable” (sentido del trabajo) y las siguientes.
Esta dimensión señala que perciben que su tarea tiene sentido, se sienten comprometidos con
lo que hacen y lo perciben como importante.
Al igual que Ritmo de Trabajo, la prevalencia en esta dimensión es proporcional a la
jerarquía (Jefes: 100%; Coordinadores: 91,7% y Administrativos: 71,6%).
Analizando las dimensiones más favorables y las más desfavorables, se observa una
tendencia a que las segundas se vinculan con la tarea, el diseño de los puestos y la realización
de la tarea (ritmo de trabajo, exigencias emocionales, inseguridad sobre las condiciones de
trabajo, claridad de rol, previsibilidad, justicia y conflicto de rol), en tanto las primeras se
vinculan con lo que el trabajo o la situación de trabajo provee a quien lo realiza (sentido del
trabajo, posibilidades de desarrollo, sentimiento de grupo, reconocimiento).
Pasos a seguir
Para concluir el proceso de evaluación de riesgos psicosociales y luego poder realizar una
planificación de las actividades preventivas es necesario avanzar, conjuntamente entre el
equipo investigador, autoridades del hospital y representantes de los trabajadores, en las
siguientes etapas.
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Bibliografía
59
Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la República Argentina.
Superintendencia de Riesgos del Trabajo - MTEySS. (2009). Primera Encuesta Nacional a
Trabajadores sobre Empleo, Trabajo, Condiciones y Medio Ambiente Laboral, 1-184.
Velázquez Fernández, M. (2007). Los riesgos psicosociales en el trabajo. Recuperado 19 de
abril de 2017, a partir de http://www.arearh.com/salud laboral/psicosociales2.htm
60
Capítulo 3
Desafíos intergeneracionales en las
organizaciones contemporáneas
Facundo Urtizberea
Introducción
Las relaciones laborales están enmarcadas por un contrato formal de trabajo en el cual
explícitamente las partes, empleado y empleador, acuerdan voluntades de derechos y
obligaciones. A la vez, existe un acuerdo implícito y tácito compuesto por un conjunto de
creencias y expectativas mutuas acerca de cómo debe ser la relación entre el empleado y el
empleador, es decir, de lo que el empleador debe ofrecerle al empleado y de lo que el
empleado considera que debe darle a la organización, denominado contrato psicológico
(Schein, E., 1982).
El contrato psicológico es un concepto clave que puede ser utilizado como herramienta de
análisis para entender las actitudes de la gente hacia el trabajo, su comportamiento en la
organización y su bienestar psicológico. Al mismo tiempo, reconocer las expectativas que lo
sustenta, resulta de vital importancia para delimitar una política de incentivos que promueva la
motivación de los trabajadores. Por todo esto, se considera importante el cumplimiento del
contrato psicológico dado que condicionara las actitudes del trabajador generando mayores
niveles de compromiso, confianza, satisfacción personal y laboral. Esto conlleva a que su
ruptura o violación induzca a consecuencias económicas, sociales y organizacionales
negativas hacia dentro y fuera de la organización. Para la Psicología organizacional, una de
las reacciones nocivas más preocupantes, es la que está asociada con la salud psíquica del
trabajador. El deterioro en el vínculo el sujeto con el trabajo, afecta la adaptación activa a la
realidad (Pichon-Rivière 1975) y la capacidad subjetiva de apropiarse del acto (Mendel 1992).
Es una concepción de salud psíquica que se sustenta en la unidad del pensar y del sentir en el
hacer.
Toda generación es fruto de la anterior, de las pautas culturales y realidades sociales a las
que han estado expuesto sus integrantes, por tal motivo cada generación tiene sus
aspiraciones y establece un contrato psicológico diferente con su empleador, lo que plantea un
reto a los directivos y a los profesionales de recursos humanos (Stein G. y Pin J., 2008).
En tal sentido, este capítulo tiene como propósito identificar en torno a características
peculiares que prevalecen en el contrato psicológico de las diversas generaciones de
trabajadores que interactúan a diario en las organizaciones y reflexionar sobre posibles
intervenciones que contribuyan con un mejor clima laboral.
61
Las organizaciones
Para el presente trabajo se considerará esta definición dado que Aldo Schlemenson realiza
un enfoque más profundo y abarcativo en lo que respecta al funcionamiento de las
organizaciones. El autor señala que las mismas son sistemas complejos, dinámicos y que
posee una estructura de eventos interdependientes con el contexto que la rodea, y agrega que
no puede ser observada como un mero objeto estático, cerrado y autosuficiente. Lo destacable
62
de este aporte es que, las organizaciones representan el medio y el lugar para que los
individuos, miembros de la organización que la componen voluntariamente, logren por medio
de esta satisfacer sus necesidades, establecer relaciones interpersonales y alcanzar los
objetivos personales.
Tales postulados se complementan con la idea de que tanto los individuos como las
organizaciones tienen objetivos por alcanzar pero, así como las personas se valen de estas
para lograrlos, las organizaciones también requieren de recursos humanos para alcanzar la
consecución de las metas organizacionales (Chiavenato, I., 2003). Lo anterior guarda
marcadas coincidencias con lo que señala Chester Barnard, dado que hace una distinción de
eficiencia y eficacia mediante la participación de la persona en la organización, el autor señala
que: “aunque toda persona debe ser eficiente para satisfacer sus necesidades individuales a
través de su participación en la organización, su participación también debe ser eficaz para
alcanzar los objetivos organizacionales” (Barnard, C., 1972 - Chiavenato, I., 2003). En esta
capacidad de alcanzar los requerimientos internos, es que radica la viabilidad de la
organización (Etkin 2002)
La esencia del problema en la interacción individuo y organización, puede ser definida en
términos de Chiavenato; el mencionado autor resume tres pasos en el que expresa que: a) el
empleado y la organización se buscan y se seleccionan de acuerdo a sus necesidades y
objetivos; b) ambos aprenden a ajustarse y acomodarse recíprocamente y c) los individuos
necesitan y utilizan a las organizaciones para desarrollar su carrera profesional, y las
organizaciones desarrollan a los individuos para alcanzar los objetivos organizacionales. En
este sentido, Chiavenato pone de manifiesto la existencia de objetivos de las dos partes, y que
estos están enlazadas de manera inseparable. Para alcanzar un equilibrio en la
interdependencia de necesidades, la importancia radica en que haya una elección recíproca,
un proceso de adaptación mutua, y un desarrollo reciproco (Chiavenato, I., 2000).
Desafíos contemporáneos
63
Zygmunt Bauman, en su libro “Modernidad liquida” (2009) alude a la metáfora de liquidez
como figura representativa del cambio y de la transitoriedad presente en la posmodernidad. El
autor expresa que los sólidos conservan su forma y persisten en el tiempo: duran, mientras
que los líquidos no cobran forma y se transforman constantemente. Bauman intenta dar cuenta
de la precariedad de los vínculos humanos en una sociedad individualista y privatizada,
signada del carácter transitorio y volátil de sus relaciones; la posmodernidad es un tiempo sin
certezas donde nada permanece. La cultura laboral de la flexibilidad arruina la previsión de
futuro, deshace el sentido de la carrera profesional y de la experiencia acumulada, donde las
relaciones se miden en costo beneficio. Del mismo modo, Alvin Toffler (1970) predecía que
los hombres del pasado y del presente viven vidas de transitoriedad relativamente bajas. Sus
relaciones tienden a ser duraderas. En cambio la gente del futuro vive en una condición de
transitoriedad alta, una condición en que la duración de las relaciones se abrevia, y su cambio
se hace sumamente rápido. En sus vidas, las cosas, los lugares, las personas, las ideas y las
estructuras organizadas se gastan más de prisa.
Paralelamente a este devenir que aqueja a la sociedad e inquieta a las organizaciones,
comienza a tomar mayor relevancia el comportamiento y la conducta de recursos humanos
dentro del ámbito laboral, dado que el trabajador también se encuentra inmerso en este mismo
contexto degradante e inconstante que afecta, y en algunos casos modifica, los intereses y
expectativas laborales del empleado; y por ende, la relación entre los trabajadores y la
empresa.
Entre el individuo y la organización subyace un conjunto de interpretaciones individuales,
compuesto de intereses y expectativas de lo que una de las partes va a dar y de lo que espera
recibir a cambio. Por consiguiente, así como el empleador pretende obtener el cumplimiento
de una serie de actitudes y conductas del empleado como lealtad, puntualidad,
responsabilidad, compromiso, etc.; la otra parte, el empleado, también pretende obtener,
mediante su contribución laboral, una serie de intereses y expectativas tales como oportunidad
de desarrollo, remuneración acorde, justicia, reconocimiento, confianza, entre otras. Es aquí
donde comienza a tomar relevancia el establecimiento y la vigencia del contrato psicológico,
en tanto permita comprender las necesidades de cada parte y de esta manera desarrollar y
mantener un equilibrio entre las expectativas de ambos. Este equilibrio y el logro de las
expectativas mutuas, será un factor determinante para alcanzar tanto los objetivos individuales
como organizacionales.
El contrato psicológico
64
relación laboral, organización e individuo, de las obligaciones implícitas en la relación. El
contrato psicológico es el proceso social por donde se llegan a estas percepciones”.
Posteriormente, Levinson et al., define al contrato psicológico como “el producto en gran parte
implícito y tácito de expectativas mutuas que frecuentemente antecede a las relaciones de
trabajo”. Es Leonardo Schvarstein, quien resalta el carácter dinámico de su diseño, el cual es
consecuencia de una resolución dialéctica entre las tensiones implícitas. Para Edgar Schein “el
contrato psicológico es un conjunto de expectativas no escritas que operan constantemente
entre cualquier individuo y otros en todo momento entre cada miembro de una organización y
(...) otros miembros de esa misma organización”.
Estos autores coinciden en que el contrato psicológico es un acuerdo implícito
representado por el conjunto de intereses y compromisos que prevalecen tanto en el empleado
como en el empleador de lo que debe dar y obtener a cambio. Asimismo, Schein agrega, en su
definición, que no necesariamente están conformados por sus empleadores sino que también
pueden establecerse contratos psicológicos entre los empleados. En este aspecto, coincide
con (Chiavenato, I., 2003), quien dice que en el intercambio de recursos no solo materiales
sino ideas, valores, sentimientos y habilidades; se desarrollan contratos psicológicos entre
hombres y sistemas, entre hombres y grupos, y entre sistemas y subsistemas. Es aquí donde
prevalece el sentimiento de reciprocidad en el que cada parte evalúa lo que está ofreciendo y
recibiendo a cambio.
El individuo al igual que la organización, en cualquier relación de trabajo, pretende que
ciertas obligaciones y derechos sean cumplidos durante el desarrollo del compromiso laboral,
asumido en el contrato formal de trabajo. Mediante este contrato formal se deja establecido
criterios y normas de conductas de ambas partes. A diferencia de este, el contrato psicológico
no se define ni presenta formalidad alguna ya que es tácito, aunque puede derivar de temas
relacionados al contrato formal de trabajo. En tal sentido Chiavenato señala que el “contrato
psicológico se refiere a la expectativa reciproca del individuo y la organización, que se
extiende más allá de cualquier contrato formal de empleo que establezca el trabajo por realizar
y la recompensa que se recibirá” (Chiavenato, I., 2003).
Por otro lado, y desde una perspectiva más empresarial, para Chiavenato el contrato
psicológico “es un acuerdo tácito entre individuo y organización para que las dos partes
observen y respeten una amplia variedad de derechos, privilegios y obligaciones consagradas
por la costumbre”, además, alude a que la interacción psicológica entre empleado y
organización es un proceso de reciprocidad en el que la organización realiza ciertas cosas por
y para el empleado (remuneración, seguridad y estatus). Del mismo modo, el trabajador
responde trabajando y desempeñando sus tareas. Para este mismo autor, “las dos partes de la
interacción están guiadas por directrices que definen lo que es correcto y equitativo y lo que no
lo es” (Chiavenato, I., 2000: 113). El autor anteriormente citado alude a que este intercambio
de reciprocidad esta signado por lo que las personas están dispuestas a ofrecer –
contribuciones -, en tanto esperan equilibrar sus esfuerzos en función a los estímulos –
incentivos - ofrecidos por las organizaciones; agrega además, que cada parte le da un valor de
utilidad que es subjetivo ya que varía de un individuo a otro y de una organización a otra. Por
65
otro lado, Chiavenato señala que si el sentimiento de reciprocidad desaparece ocurre una
modificación en el sistema:
Posteriores investigaciones, (p. ej. Robinson y Morrison, (1995); Morishima, (1996); Shore y
Barksdale (1998); Rousseau y Schalk, (2000) c.p. Tena, G., (2002) han cuestionado y
permitido una redefinición del término debido a que los primeros autores que acuñaron el
término de contrato psicológico, lo hicieron para referirse a las mutuas obligaciones entre el
empleado y empleador y lo que cada parte está obligado a dar a cambio.
Una de las principales escritoras que ha conceptualizado el contrato psicológico es Denise
Rousseau. La autora pretende dar a entender que se necesita una visión más realista de los
contratos debido a los cambios constantes de las necesidades laborales, como por ejemplo
66
trabajadores temporales, despidos, rotación de puestos, etc. ya que anteriores filósofos
sociales habían interpretado el término de una manera ambigua y en muchos casos centrada
en los términos económico sin tener en cuenta los aspectos socioemocionales. Rousseau
señala que la conceptualización del contrato psicológico es más compleja, en relación a las
inestables relaciones laborales, dando lugar a múltiples interpretaciones por las diferentes
partes involucradas en él, las cuales están sujetas a la influencia de factores situacionales
basados en sus propias percepciones y experiencias que pueden dar lugar a una diversidad
de respuestas conductuales. Denise Rousseau establece que una característica principal del
contrato psicológico es que la persona voluntariamente realiza y acepta determinadas
promesas tal como son comprendidas por ella, de acuerdo a las creencias que dan lugar a las
percepciones y las necesidades individuales. Es lo que la persona cree que ha acordado, y no
lo que intenta hacer lo que constituye el contrato. Sin embargo, considera que, la
interpretación y acuerdo sobre los términos que hace cada parte no tienen por qué ser
coincidentes. En contraste a los autores anteriores que afirman que el contrato psicológico
solo existe en la medida que existe un acuerdo entre las partes. A su vez, Rousseau define al
contrato psicológico como “una creencia individual en las obligaciones mutuas entre una
persona y otra parte, como su empleador”, puesto que para esta autora implica una creencia
acerca de los compromisos que cada una de la partes asume que tiene o debe tener frente a
la otra relación (Rousseau, 1989 c.p. Vesga Rodríguez, J., 2007). En cada contrato psicológico
individual hay una percepción de acuerdo y reciprocidad, pero la reciprocidad no se puede
esperar de una organización imperceptiva, aunque se perciba que la organización es quien
cumple o no las promesas. Las obligaciones recíprocas son, de acuerdo a la autora, definidas
por el individuo y no por la organización por lo cual estas creencias son altamente subjetivas
(Rousseau, 1989 c.p. Tena, G., 2002).
Frente a la diversidad de aportes, centraremos la atención en diferentes autores
estableciendo una idea generalizada para utilizar el término de contrato psicológico: es un
acuerdo implícito y tácito representado por el conjunto de obligaciones, expectativas y
creencias que prevalecen tanto en el empleado como en el empleador de lo que debe dar y
obtener a cambio. Este intercambio de reciprocidad esta signado por lo que las personas están
dispuestas a ofrecer – contribuciones -, en tanto esperan equilibrar sus esfuerzos en función a
los estímulos – incentivos - ofrecidos por las organizaciones, cada parte le dará un valor de
utilidad subjetivo ya que varía de un individuo a otro y de una organización a otra. El contrato
psicológico cambia con el tiempo a medida que cambian las necesidades de la organización y
las del individuo, por consiguiente debería ser renegociado en la medida que los intereses de
ambas partes sufran alteraciones.
67
delimitadas, es decir intentan dejar por escrito las condiciones laborales como por ejemplo
horarios de jornada laboral, salario, derechos, beneficios, seguridad, obligaciones mutuas,
entre otras. Sin embargo, aunque se intente puntualizar y describir todos los temas pertinentes
a la relación laboral, se pueden producir lagunas en la comprensión de lo que la partes
esperan a cambio de lo que están dispuesto a dar. Estos espacios en blanco que pueden ser
originados consciente o inconscientemente por algunas de la partes vinculadas, o bien pueden
generarse por puntualizar solo en aspectos principales que cada parte considera que ofrece;
comienzan a completarse en la medida que el empleado comienza a formar parte de la
organización y complementa su información inicial con comunicaciones presentes en diversas
partes del lugar de trabajo y obtienen información desde numerosas fuentes a través de una
variedad de interacciones verbales y no verbales con otros miembros de la organización,
leyendo publicaciones de la empresa, hablando con compañeros de trabajo, observando
interacciones, recibiendo retroalimentación de los pares, evaluando las características
competitivas de la dirección, analizando los escenarios que se viven cotidianamente, e incluso
la reputación de la empresa en la sociedad puede proporcionar información. La resultante del
análisis individual de la información interpretada será la formación del contrato psicológico
(Tena, G., 2002).
Además de la información que el empleado puede obtener de interpretaciones presentes
en la organización, existen factores que incluyen a las organizaciones en las cuales los
contratos se forman, ejecutan y algunas veces se incumplen. Según Ramírez y Reinoso
operan dos grupos de factores: los mensajes externos, las normas sociales y las prácticas
organizacionales (Ramírez y Reinoso, 1999 c.p. De Sousa Loreto, C., 2005). El contrato
psicológico se formará a partir de las predisposiciones y cogniciones individuales, así como
también de las interpretaciones de toda esta información.
Cuando la relación entre ambas partes comienza a sufrir cambios y alteraciones puede
llegar a producir una ruptura o violación del contrato psicológico si este no se reajusta
adecuadamente. Este proceso es definido por Rousseau y Robinson como la “percepción de
una de las partes de que la otra ha fallado en el cumplimiento adecuado de sus promesas y
obligaciones para con ella” (Rousseau, (1989) y Robinson, (1996) c.p. Reyes Contreras, Y. y
Martínez de León, I., (2007).
El contrato psicológico entendido como un contrato cambiante y dinámico, obliga a ambas
partes a que, cuando ha pasado un cierto tiempo, deba ser reajustado en la medida que las
necesidades o intereses de los individuos o de las organizaciones cambien (Kolbs y Cols,
1974 c.p Contreras, Y. y León, I., 2007; Schein, E., 1992). La intención de que esto suceda
permite evitar la ruptura o violación del mismo, en tanto las dos partes sepan distinguir las
necesidades que deben ser renegociadas.
Cuando el trabajador interpreta que hay una discrepancia en lo que considera que debe
recibir a cambio de lo que ofrece, percibe que la organización ha incumplido en una o varias
68
de las obligaciones que componía el contrato, es allí donde el individuo experimenta una
ruptura o violación del contrato psicológico. La distinción entre ambos estados, recae en que,
la ruptura percibida es la evaluación cognitiva de que la organización ha fallado en el
cumplimiento de sus obligaciones, en comparación con la contribución que ha hecho el
empleado; mientras que el termino violación de contrato psicológico se utiliza para ser
entendido como una experiencia emocional negativa donde se presentan sentimientos de
frustración, traición e injusticia. Generalmente los sentimientos de violación del contrato
suceden en consecuencia de la ruptura percibida (Topa Cantisano, G y Palaci Descals, F.,
2000).
Edgar Schein (1994:21) menciona que “la mayoría de los problemas que conllevan al
descontento laboral, a las huelgas y a la deserción tienen mucho que ver con incumplimientos
evidentes del contrato psicológico”. Es decir que, las consecuencias que derivan de la ruptura
y violación del contrato psicológico repercuten en las actitudes y conductas humanas, en
efecto conducen a reducir la satisfacción laboral, el compromiso con la organización, baja la
productividad del empleado y disminución en la intención de permanecer en la organización.
Esto puede derivar no solo que empeore la relación entre las partes, sino también que esto
conlleva a generar diferentes costos para la organización en términos de productividad, calidad
y clima laboral (Parks y Kidder, 1994 c.p. Tena, G., 2002). Así como también, puede repercutir
en la imagen de la organización, en tanto los individuos extienden sus sentimientos fuera del
entorno laboral, afectando negativamente su reputación e identidad (Anderson, 1996 c.p.
Tena, G., 2002).
En definitiva, el contrato psicológico, es un determinante muy significativo en tanto incide
en el clima, la conducta de las organizaciones y la satisfacción laboral. Es clave para entender
las actitudes de la gente, su comportamiento y su bienestar psicológico. Comprender la
magnitud de su importancia, conlleva la necesaria planificación e instrumentación de acciones
tendientes a fortalecer y renovar los factores que configuran el sustento de dicho contrato.
Naturalmente, quienes se propongan afrontar ese desafío, deben adoptar una perspectiva
integral de las dinámicas organizacionales y por sobre todo contar con una fuerte
predisposición a interactuar con los diversos matices que complejizan la tarea. Uno de esos
aspectos, es la interacción entre las distintas generaciones de trabajadores que compartes
esfuerzos y expectativas dentro de las organizaciones.
Complejidad intergeneracional
El concepto de generación tiene varios significados. En esta ocasión nos valdremos de los
aportes de la Sociología de la Edad y de uno de sus principales referentes: el autor alemán
Karl Mannheim Dicho autor caracteriza a la generación como un grupo delimitado que
comparte unas mismas condiciones de existencia. Plantea que la contemporaneidad
cronológica no es suficiente, sino que lo que constituye una situación común en el espacio
social no es tanto la contemporaneidad del nacimiento, sino la posibilidad de participar en los
mismos acontecimientos, lo cual incide en la formación de la conciencia social. Por lo tanto,
69
para poder hablar de una situación de generación idéntica es menester, para el autor, que
participen en acontecimientos y experiencias que crean lazos. Evidentemente dichos
atravesamientos configuran sistemas de valores, formas de relacionarse, expectativas,
significaciones y modalidades de comunicación que son propias de cada generación. Esto,
naturalmente, determina prevalencias propias al momento de configurar los contratos
psicológicos.
Uno de los principales temas de interés de las áreas de gestión del capital humano de los
últimos años, ha sido el de la diversidad de generaciones compartiendo el mercado laboral.
Por primera vez en la historia, cuatro generaciones coinciden en el mismo tiempo y espacio.
Aunque existen diferencias entre los autores que tratan el tema, se suele identificar a las
generaciones activas como: Generación tradicional representado por personas nacidas hasta
el año 1950; Generación Baby Boomers concentra a los nacidos entre 1951 y 1964;
Generación X que comprende los nacidos entre 1965 y 1979; y Generación Y compuesta por
los nacidos desde el año 1980 (Stein G. y Pin J., 2008). Incluso en tiempos recientes se ha
comenzado a referir como generación Z o Millennians a los nacidos luego del 2000.
Las características del contexto en el que nacieron, crecieron y se educaron cada
generación en particular, así como los paradigmas de la época, influyen en sus cualidades y
condicionan sus expectativas laborales. Se vuelve un desafío para las organizaciones,
encontrar un estilo de conducción que le permita direccionar hacia los objetivos de la empresa
diferentes perfiles, intereses y objetivos que presentan cada generación en particular (Gadow,
F., 2010).
Si bien no es el objeto principal de este capítulo, haremos una acotada distinción de cada
generación, con el fin de aportar elementos distintivos que permitan presuponer que tipo de
expectativas pondrán en juego al momento de elaborar sus contratos psicológicos.
Generación tradicional
Formados en ambientes familiares y educativos rígidos, con fuertes valoraciones por la
austeridad, el esfuerzo y la disciplina. Condicionados de una u otra manera por períodos
históricos de grandes guerras y dificultades económicas. Aprecian la búsqueda de certezas, de
previsibilidad y pocos adeptos al cambio.
Baby Boomers
Denominados así en EEUU, por ser los hijos de aquellas generaciones que pelearon en la
primer y segunda guerra mundial. Nacen en un contexto de bonanza económica, que tiene
cierto correlato en nuestro país con los beneficios sociales propios del peronismo de los años
50. Su juventud estuvo caracterizada por la férrea oposición a los valores de sus padres.
Impulsores de cambios sociales significativos como la píldora anticonceptiva, la equiparación
de derechos civiles de las minorías, el divorcio y la búsqueda de un mundo más justo.
70
Generación X
Influenciados por una época marcada por el escepticismo y el desconcierto ante un mundo
que tiraba por tierra la esperanza y el entusiasmos que tuvo la generación anterior en posibles
cambios sociales. En nuestro país esta generación estuvo marcada por el miedo y el
condicionamiento producido por la brutal dictadura. Su incorporación al mundo laboral, fue
coincidente con el inicial cambio en las condiciones laborales promovidas por la modernidad
líquida de la que nos habla Zigmund Baumann. Se formaron en los valores propios de la
Modernidad, pero debieron adaptarse y subsistir a nuevas condiciones. Con tendencias
individualistas, autoexigentes y altamente competitivas. La superación es su meta y el éxito su
propósito. Fueron promotores de las nuevas tecnologías, pero no son pocos los que se han
sentido superados por la incorporación de la misma en todos los ámbitos de la actividad social
y económica. Valoran la formación, pero la tecnología los obliga a capacitarse de manera más
frecuentemente de lo que estaban acostumbrados.
Generación Y
Es la más estudiada por sociólogos y antropólogos, son el foco de las investigaciones dado
que es el grupo que comienza a desarrollarse profesionalmente, y en poco tiempo, sino lo son,
serán los nuevos líderes y directivos de las organizaciones. Ellos afirman que este grupo
generacional ostenta particularidades con un enfoque a nuevos desafíos, son jóvenes con
iniciativa, entusiasmo, decididos, individualistas e informales; presentan sólidos conocimientos
en tecnología y son capaces de abandonar un puesto de trabajo concediendo preferencia a
aquellos empleos que más oportunidades de desarrollo y proyección laboral demuestre; en
conjunto a menos reglas, libertad y flexibilidad. Más allá de sus obligatorias excepciones, ellos
pretenden la inmediatez con la que Internet funciona. Que los hechos sucedan en el aquí y
ahora, tanto en sus vidas personales como en el ámbito laboral. Sin embargo, la
vertiginosidad de los cambios, los hace un tanto inquietos y más dispuestos a someterse a
todo aquello que se presente como una nuevo desafío (Saralegui, R., 2007). Tienen
prioridades laborales diferentes, que muchas veces no son la que los directivos de hoy
pretenden obtener de ellos. Creen que pueden trabajar en todo momento de una manera
flexible, y que debe tenerse en cuenta el resultado final alcanzado. Una particularidad de esta
generación es que pretenden influir en las condiciones de su empleo (Gadow, F., 2010).
71
Generación Generación
tradicional del baby- Generación X Generación Y
boom
Perspectiva Práctica Optimista Escéptica Esperanzada
Ética profesional Dedicados Volcados Equilibrados Decididos
Ante la Respeto Amor/Odio
Desinterés Cortesía
autoridad…
Liderazgo por… Jerarquía Consenso Competencia Colectivismo
Espíritu de… Sacrificio Automotivación Anticompromiso Inclusión
Figura 2. Diferencias entre las generaciones de empleados (Stein G. y Pin J., 2009: 53)
72
En ambos caso, las diversas investigaciones y publicaciones existentes, evidencian una
clara voluntad de contribuir de manera directa y clara con optimizar la relación del hombre con
el trabajo y las organizaciones donde dicho vínculo se desarrolla.
Este artículo no será la excepción y por ello intentaremos esbozar posibles líneas de
acción, tendientes a reflexionar e intervenir en torno al valor que adquiere el Contrato
psicológico y los desafíos que conlleva para las organizaciones contemporáneas; delinear
políticas en tal sentido para generaciones de trabajadores que tienen notorios matices
diferenciales.
Reflexiones preliminares
73
Líneas de intervención
74
flexibles, trabajando sobre objetivos y sin estar atados a cumplimientos horarios. No
obstante suelen necesitar de apropiados y consensuados sistemas de control para no
retrasarse o perder noción de los plazos. Valoran el intercambio de saberes que se
produce en el trabajo en equipo, pero al momento de operativizar la tarea, disfrutan del
trabajo en solitario.
75
Establecer diálogos más personalizados e íntimos que permitan generar sentimientos
de confianza. El buen trato y el interés por los objetivos laborales y personales, así como
también preocuparse por sus opiniones o sugerencias, son cruciales para generar una
buena relación laboral.
Será importante no descuidar las actitudes de los jefes o líderes. Es importante que
posean sólidas habilidades comunicativas, disposición y capacidad de adaptarse a
situaciones en continuo cambio, además de sentido del humor y es preciso que sean leales
y dignos de confianza.
Las empresas deben tener en cuenta que el contrato psicológico se crea desde el
momento en que la persona se incorpora a la organización. Todos los individuos desean
ser tratados como “personas” dotadas de características propias de la personalidad o como
recursos dotados de habilidades, capacidad y conocimiento.
76
motiva en sí mismo al trabajador, de ello dependerá en gran medida el sentido de
pertenecía hacia el puesto y hacia la organización.
Considerar y estar atentos a las promesas que sus empleados perciben dado que
implícita o explícitamente se les ha manifestado al cumplimiento de las mismas.
Al igual que existen diversos aspectos que beneficia el cumplimiento del contrato
psicológico en los empleados, se pueden identificar diferentes cuestiones que obstaculizan el
mismo no siendo necesariamente lo contrario a las respuestas antes mencionadas. Es decir
que, en determinados casos si bien está relacionado con lo inverso a los aspectos que facilitan
su cumplimiento, algunos de los empleados entrevistados agregaron temas concernientes al
aburrimiento en cuanto al trabajo que realiza, la excesiva dificulta de su desempeño, la
percepción de injusticia, la sensación de improvisación permanente en la decisiones
estratégicas, la rutina sustentada en protocolos sin apertura a la creatividad, que no
demuestren interés por las cosas que hace y el trato de manera impersonal que lo coloque en
el anonimato o en “un simple número en la nómina de personal”.
77
Conclusiones
Bibliografía
Bauman, Z., (2009). Modernidad líquida. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.
Bonafina, M.; Ferraro, V.; Olid N., y Salas, G., (2008). La Generación “Y” y su forma de
vinculación con el trabajo. Un desafío para las organizaciones. Buenos Aires. V Jornadas
Universitarias y II Congreso Latinoamericano de Psicología del Trabajo.
Chiavenato, I., (2003). Administración de Recursos Humanos. 5ta. Edición. Colombia: McGraw
Hill.
78
Gadow, F., (2010). Dilemas. La Gestión del talento en Tiempos de Cambio. Buenos Aires:
Granica.
Schein, E., (1982). Psicología de las Organizaciones. México: Prentice Hall Hispanoamericana.
Stein, G; Pin, J. (2008) Políticas para dirigir los nuevos Recursos Humanos. Buenos Aires.
Paidós
Toffler, A., (1970). El Shock del futuro. Barcelona: Editorial Plaza y Janes
79
CAPÍTULO 4
De la estructura a la cultura
María Florencia Mennucci
Cada vez que, como especie, hemos cambiado nuestra forma de concebir el mundo, hemos creado tipos
de organizaciones más poderosas.
Las organizaciones que hoy conocemos son la expresión de nuestra visión del mundo y de nuestro
estadio de desarrollo actuales. Antes hubo otros modelos, y todo parece indicar que vendrán más.
Frederic Laloux, REINVENTAR LAS
ORGANIZACIONES
El presente capítulo propone abordar la situación de las organizaciones actuales que están
transitando distintos cambios profundos, afectando en muchos casos su identidad y estilo de
gestión. Estos cambios son provocados no sólo por factores externos, sino también por
factores internos, en el seno de su organización: las personas que las conforman.
Las nuevas generaciones se integran a las organizaciones con distintas expectativas y
demandas relativas a su formación profesional y personal. Impulsan y exigen nuevas formas
de gestionar las relaciones y el trabajo. Las organizaciones, sus modelos de gestión, liderazgo
y motivación, encuentran entonces un desafío: desarrollar una cultura organizacional que sea
consecuencia y a su vez creadora de un aprendizaje organizacional constante, siendo éste el
camino clave para la viabilidad de las organizaciones.
Turbulencia organizacional
80
Las generaciones que nacieron a finales del siglo XX –los llamados Millennials-, al iniciar su
camino laboral, se encuentran con prácticas que hoy no las contienen. Estas generaciones
tienen una característica principal que la historia conoce porque gracias a ella debe su
evolución, pero que el mundo organizacional supo “domar”, e incluso las mismas personas que
la tenían lograron autorregular: la capacidad, habilidad, y el deseo de cuestionar.
Paula Molinari, Investigadora y Consultora en gestión del cambio, en su libro Turbulencia
6
Generacional (2011), señala que las distintas percepciones y entendimientos de la vida y del
trabajo entre las generaciones que conviven en el mundo laboral, genera una crisis entendida
como crisis de compromiso, cuyos síntomas son los problemas de retención de talentos, la
motivación, y la caída en el nivel de desempeño, entre otros. Esto suele ser interpretado como
una consecuencia de una falta de adaptación de las generaciones más jóvenes a las
estructuras reinantes, y genera un malestar e incomprensión por parte de los líderes de las
organizaciones.
Los Millennials (también conocidos como Generación Y) son jóvenes nacidos entre los años
1980 y 2000. Pero este rasgo etario no es lo que define sus características, sino el entorno en
el que se desarrollaron. La tecnología, la inmediatez y la sensación de poder, lograr muchos
objetivos con sólo proponérselos es parte de su identidad. Los jóvenes entienden de otro modo
el desarrollo, el reconocimiento, la autonomía, los resultados, la efectividad. Cambia
abruptamente el valor que se le asigna al tiempo personal y esto afecta las expectativas en el
balance entre vida personal y trabajo. Son optimistas y pragmáticos, buscan el bienestar ahora
y no trabajan para un futuro incierto. Hacen muchas cosas y tienen muchos intereses, por ello
la gestión del tiempo se vuelve crucial. La responsabilidad y el compromiso solo surgen cuando
encuentran sentido en lo que hacen.
La convivencia de distintas generaciones en el mundo laboral, con sus particulares
características y visiones del mundo, pone en relieve un tema que requiere especial atención:
¿está en juego la viabilidad de las organizaciones? ¿Es posible ignorar esta realidad -la
existencia de nuevos paradigmas y modelos mentales-, buscando hacer “encajar” a las
personas que hoy forman y formarán a las organizaciones en los moldes conocidos? ¿Estamos
frente a un nuevo planteo sobre las concepciones, métodos, normas y estilos de gestión?
¿Estamos preparados?
La viabilidad en este sentido es lo que está en jaque. Las organizaciones no podrán
continuar funcionando si no hay un cambio profundo que al mismo tiempo contenga y potencie
las capacidades e intereses de las personas que las conforman.
Jorge Etkin en su libro Gestión de la complejidad en las organizaciones (2009), desarrolla
los conceptos que hacen referencia a una organización viable. Afirma que “si funciona es
porque tiene algún grado de viabilidad, es decir, de satisfacer sus requerimientos internos o de
sostenerse a sí misma” (p. 3). Esto significa que las organizaciones tienen una historia que las
sostiene. Tienen un vínculo con el mercado donde desarrollan sus actividades lo
suficientemente rentables como para mantenerlas con vida, pero a su vez, cuentan con
equipos de colaboradores que permiten que sus actividades continúen, en una armonía
resultante que las sostienen. Este último aspecto es lo que está en movimiento.
6
Título que me permití adaptar para la presente sección.
81
Las organizaciones se auto-organizan, se redefinen, tienen cohesión interna que las
sostiene, y divergencias que las mueven. En referencia a este proceso, Etkin plantea en su
libro:
Diversos estudios indican que para el año 2020, los Millennials constituirán más de un tercio
de la fuerza de trabajo mundial, y en el 2025 representarán el 75%. Esta estadística enmarca
el entorno cambiante que incomoda a muchos líderes en la actualidad. Es una realidad futura
que se hace presente y evidencia la necesidad de una renovación para poder crecer o incluso
mantenerse. Quienes están al frente de distintos equipos, independientemente de su rol, se
enfrentan a la necesidad de modificar o adaptar la forma de liderar, de trabajar en equipo con
otros.
Este movimiento que comienza a evidenciarse en el seno de las organizaciones, encuentra
sus límites y confrontaciones, dado principalmente por una cultura gerencial muy arraigada,
heredada de los tradicionales modelos de organización científica de trabajo y adaptados en
teorías “modernas” de finales del siglo XX. Hoy esos modelos se ponen en jaque. Las prácticas
de gestión actualmente reinantes en muchas organizaciones no resultan muy modernas,
entendiendo como moderno “lo que pertenece al presente, al tiempo actual”. Requieren un
cambio verdadero, desde la forma de ver al mundo. Un cambio de paradigma que abrace la
complejidad de la actualidad. Esto será posible sólo si las personas que lideran las
organizaciones parten de reflexiones profundas, introspectivas, que den por resultado un
nuevo ser, un nuevo observador del mundo en términos ontológicos.
Si este aprendizaje que parte de los individuos no se desarrolla, si las organizaciones
persisten en sus modelos de liderazgo y motivación, cuidando no descuidar sus juegos de
poder e intereses, considerando a las distintas generaciones que los suceden como
“enemigas” o aquellas que están equivocadas en sus intereses y planteos, no será posible el
aprendizaje organizacional que es necesario ante este cambio estructural.
La transición debe ser ordenada, para garantizar un cambio continuado. Es por ello que el
marco de referencia deberá ser el proyecto y propósito de la organización en general y de cada
equipo en particular. Es un proceso intenso, que requiere el compromiso de quienes lideran las
organizaciones principalmente. Son ellos quienes deben enmarcar el cambio y estar atentos a
detectar las oportunidades y las amenazas que se presentan en el camino. Pero no son
quienes deban diseñar el cambio. Sólo deben propiciar el espacio para el devenir de aciertos y
82
errores, en un proceso que involucra a todos. Líderes y colaboradores. De las “nuevas”
generaciones y de las más tradicionales.
“El futuro llegó hace rato (...) Estás llamando a un gato con silbidos. El futuro ya llegó!”
Indio Solari y Skay Beilinson. Extracto de la canción Todo un palo.
Uno de mis clientes me planteó con preocupación: Yo puedo comprender el por qué son así
los jóvenes de hoy con quienes trabajo, pero ¿cómo hago para que cumplan con los objetivos
planteados, las normas, los procedimientos? ¿Qué puedo hacer para que se comprometan?
Sólo quieren hacer lo que les interesa y el trabajo comprende muchas veces otras cosas que
hay que hacerlas de todas formas…
Este tipo de preguntas son comunes entre las personas que lideran equipos hoy en día. No
hay una respuesta única a dichos cuestionamientos, no hay un modelo o receta. No debemos
analizar la situación desde el paradigma de la simplicidad, contemplando sólo un aspecto,
trazando una relación de causa-efecto lineal en la búsqueda de una posible solución. La
“solución” es buscar las respuestas junto con ellos. Se trata de trabajar estos temas con ellos,
de integrarlos en la búsqueda de respuestas. Se trata de gestionar en equipo… Si, la gestión,
no sólo la tarea. ¿Asusta no? Ese es el miedo al que refiere F. Laloux en su planteo de las
nuevos modelos organizacionales: “Quizás haya formas mucho más sencillas de hacer
funcionar las organizaciones cuando los miedos del ego se quitan del medio, y la confianza los
reemplaza” (Laloux, 2015, 45). La confianza de que es posible encontrar nuevos caminos,
nuevas formas. Confiar es permitirse sorprender, estar abiertos a los emergentes que pueden
surgir al tomar actitudes y acciones que responden a la complejidad en el que estamos
envueltos. Los cuestionamientos a lo conocido, abre puertas desconocidas a nuevos paisajes.
Al pensar en el trabajo en equipo, me refiero a trabajar con los colaboradores conformando
un verdadero equipo, con ellos, no desde un rol distante de coordinación. En todo equipo
existen las responsabilidades individuales que se consolidan en una responsabilidad mayor,
compartida. En este caso, el líder asume una responsabilidad individual que es justamente la
coordinación del equipo, su liderazgo.
Los equipos se terminan de conformar como tal cuando poseen una razón por la cual
trabajar juntos, cuando el objetivo tiene sentido para todos y cada uno de sus integrantes. Y
ese objetivo o propósito común es tan poderoso que alinea intereses, y consecuentemente, los
esfuerzos, entusiasmo y pasión para alcanzarlo. Simon Sinek, orador motivacional y escritor,
presenta una interesante y simple teoría que refleja el enfoque por el cual los verdaderos
líderes logran que sus colaboradores actúen, pero no como consecuencia de un incentivo
externo o beneficio. Afirma que “aquellos que son capaces de inspirar, crearán seguidores que
actúan por el bien del conjunto, no porque tengan que hacerlo, sino porque ellos quieren. La
gente no compra lo que haces, sino por qué lo haces.” (2009, 14).
83
Lo que este autor propone en su modelo, el Círculo de Oro (“The Golden Ring” en inglés),
no es más que una forma de comunicarse que pone en el centro a la razón que sustenta
cualquier acción: el objetivo; pero no el objetivo de “qué” hacer –tareas, actividades, plan de
acción…-, o “cómo” hacerlo –plazos, resultados esperados…-, sino el “por qué”. Propone que a
la hora de inspirar a las personas a la acción, los líderes deben comenzar comunicando el
propósito, la causa, la creencia por la cual quieren emprender tal o cual acción o empresa.
¿Por qué existe la organización? ¿Por qué es importante alcanzar este resultado? ¿Por qué
les tiene que importar a sus seguidores? (Sinek, 2009).
84
su responsabilidad. El resultado es una co-creación de ambos, y por lo tanto requiere que
asumamos el rol de protagonistas del cambio, cualquiera sea nuestra circunstancia, puesto… o
edad.
Ahora bien, ¿qué motiva a las “nuevas” generaciones? ¿Qué motiva a los Millennials?
Existen múltiples encuestas y estudios alrededor del mundo que buscan acercar resultados
útiles para las empresas, para poder trabajar lo que en este capítulo busco presentar. La
conclusión de muchos de estos estudios es que en general los jóvenes no buscan el
reconocimiento, el éxito o la pertenencia para vivir una buena vida. Buscan una vida bien
vivida, y puede que la consecuencia de ello sea el reconocimiento, el éxito, la riqueza y el
amor. De esta forma el orden se revierte respecto de las concepciones de tan sólo 20 años
atrás.
En las clases he notado a través de un sencillo ejercicio donde les consulto a mis alumnos
qué es lo que los motiva para trabajar o qué esperarían de un trabajo “ideal”. En un corto
período de tiempo los resultados cambiaron. Tan sólo 5 años atrás, los primeros motivos
estaban relacionados a la remuneración a percibir, la posibilidad de independizarse
económicamente, y el desarrollo profesional. En los últimos años, en cambio, surgen en primer
lugar motivos vinculados más a la satisfacción personal, tales como “que me guste”, “que me
permita viajar”, “que el clima laboral esté bueno!”, “que me permita el desarrollo personal y
profesional”, “ganar experiencia”... Si bien en los primeros casos también estaba presente la
búsqueda de placer y bienestar en el trabajo, la prioridad es lo que llamó mi atención. Se
ponen en evidencia, en un simple ejercicio, en una pequeña muestra, los resultados que
concluyen las más recientes investigaciones sobre motivación y sobre los cambios
generacionales.
El autor Daniel Pink en su libro Drive (2009), presenta las bases de lo que considera que es
el paradigma motivacional del siglo XXI, centrándose en la motivación intrínseca como su pilar
fundamental, en contraposición con las estrategias basadas en factores extrínsecos, tales
como “la zanahoria (recompensa) o el garrote (castigo)”. A partir de demostraciones científicas,
demuestra que las estrategias motivacionales basadas en la recompensa o el castigo, más
vinculados a paradigmas organizacionales vinculados a la era mecanicista del trabajo, no son
efectivos, o si lo son, se da sólo en casos específicos, como en algunas actividades rutinarias y
rudimentarias.
Plantea que las estrategias motivacionales basadas en factores extrínsecos tienen varios
defectos mortales, ya que pueden extinguir la motivación intrínseca, pueden disminuir el
rendimiento, aplastar la creatividad, desplazar el buen comportamiento, fomentar el engaño,
los atajos y el comportamiento poco ético. Además de que fomentan un pensamiento a corto
plazo.
Por el contrario, considera que la motivación intrínseca es la que provoca el verdadero
impulso hacia la acción, con mayores y mejores resultados, no sólo organizacionales, sino
85
principalmente en los individuos. Apoya su teoría en tres aspectos principales: autonomía,
maestría y propósito.
Sus reflexiones encuentran eco en los intereses y búsquedas que los Millennials tienen a la
hora de buscar un trabajo, o mantenerse en él.
Valoran líderes que tengan una forma de comunicarse clara y directa, principalmente.
También aprueban a quienes brindan sus opiniones con pasión y están atentos a cualquier
persona que se sienta excluida o aislada para su integración. Asimismo, tienen un rechazo
general de los líderes que toman posiciones controversiales o buscan la transformación radical
en lugar de un cambio gradual. Por otra parte, la mayoría considera que la flexibilidad tiene un
impacto positivo en la productividad, en el bienestar y el buen clima laboral, en la salud, en la
felicidad y en el compromiso con el trabajo. (Deloitte Millennial Survey, 2017).
Si consideramos entonces estos intereses y las características que identifican a los jóvenes,
nos encontramos ante un punto clave en la historia de las organizaciones y la forma en que
éstas son gestionadas. Es importante partir de un análisis que atienda a la complejidad de la
situación como mencionaba al inicio, y de una realidad: la turbulencia que están atravesando
las organizaciones, dados en gran parte por las personas que se suman a sus equipos de
trabajo y que pronto representarán la mayoría de sus colaboradores, son producto de una
realidad co-creada, por sus líderes, sus estilos de gestión y sus colaboradores. Y de nada sirve
pensar que “ellos están equivocados” o que “los jóvenes deben comprender que así no
funciona la cosa”… estas exclamaciones que suelo escuchar de mis clientes se esconden en el
rol de víctima, donde las posibilidades de acción están limitadas a factores externos, donde
nada podemos hacer. Es preciso propiciar una mirada y conciencia de protagonistas del
cambio, y entender la realidad desde distintas miradas y animarse a desafiar los propios
modelos mentales.
Los líderes deberán desarrollar “habilidades blandas” (habilidades sociales, de
comunicación, empatía, optimismo…) que les permita combinar esfuerzos y tener lo necesario
para liderar equipos de trabajo con estos perfiles. Sobre todo en la transición, asumiendo la
responsabilidad que también su forma de liderar será la base para la formación de esos
86
mismos jóvenes como lideres el día de mañana. Se encuentran entonces ante una doble
responsabilidad.
Preguntas incómodas
87
diversidad de respuestas en las condiciones de velocidad adaptativa que el contexto demanda.
Hay emociones que amplían o restringen la calidad de las respuestas”. (2019, 2).
Las personas ponen en juego su vulnerabilidad ante estos movimientos profundos e
intensos. Están atravesados por emociones que limitan, condicionan e incluso dirigen sus
acciones y conductas. Y muchas veces, el rey en estos casos es justamente una emoción: el
miedo. Las personas se paralizan ante lo desconocido, o ante aquello que les impide avanzar
por el camino habitual. “Siempre fue así, ¿por qué lo vamos a cambiar ahora? ¿Por qué tengo
que darle explicaciones a este joven que recién comienza a trabajar en la empresa?”. El miedo
paraliza. El miedo nos pone anteojos que distorsionan la visión, o la pintan de un mismo color.
Los modelos mentales que nacen allí provocan que muchos de los que tienen la
responsabilidad de liderar el cambio consideren que su visión del mundo es la única válida y
que los demás están peligrosamente equivocados. Resulta entonces muy importante atender a
las competencias emocionales que se requiera desarrollar.
Uno de los pioneros de abordar esta temática en el mundo organizacional fue el psicólogo
Daniel Goleman (1995), en su primer libro de Inteligencia Emocional editado en los '90. Postula
la importancia de desarrollar en los líderes -y hago extensivo a todas las personas que trabajen
con otros-, habilidades vinculadas a la emocionalidad en la acción, partiendo de una
consciencia de la propia emocionalidad y sus efectos. En sus estudios identifica que los
buenos líderes desarrollan tres tipos de capacidades: destrezas técnicas, habilidades
cognitivas (razonamiento, pensamiento sistémico…), e inteligencia emocional. Siendo este
último, el más importante de todos.
Propone como camino para poder desarrollar la inteligencia emocional, prestar atención y
trabajar cinco “nuevas” competencias o habilidades: el autoconocimiento o autoconciencia,
apuntando a un conocimiento profundo de nosotros mismos, a conocer nuestros intereses y
valores; la autorregulación, buscando manejar los impulsos naturales resultantes de las
distintas emociones que experimentamos; la propia motivación; la empatía, reconocer las
emociones de los demás con quienes trabajamos y considerarlas en nuestras propias
decisiones; y por último, las habilidades sociales, la aptitud para manejar las relaciones con los
demás como consecuencia de las otras dimensiones. En la tabla 1.1 se presentan sus
principales características.
88
Tabla 1.1: Los cinco componentes de la inteligencia emocional en el trabajo
Definición Características
Pasión por trabajar por razones que van Fuerte orientación al logro.
más allá del dinero o el estatus. Optimismo, incluso frente a la
Empatía
Tendencia a luchar por los objetivos con adversidad.
energía y persistencia. Compromiso con la organización.
Fuente: ¿Qué hace a un líder?, Daniel Goleman. Harvard Business Review (Diciembre 2011)
89
El coaching ontológico trabaja con la forma particular de ser de las personas y con la
manera de cómo tal forma de ser contribuye a generar las posibilidades que se les abren y se
les cierran. Busca develar el tipo de observador que es un individuo particular, como asimismo
busca detectar cómo esa particular forma de observar, asociada con nuestra particular forma
de ser, contribuye a que tengamos determinados problemas y que no nos sea posible
resolverlos. Llamamos observador a la forma particular como un individuo hace sentido de la
situación que enfrenta antes de intervenir en ella. Y de acuerdo a la forma como hacemos
sentido de la situación que encaramos, actuaremos en ella de una u otra manera. El tipo
particular de observador que somos determina la manera como actuamos.
El coaching es un proceso transformador, multidireccional y sistémico. A partir del mismo,
se inicia un trabajo de continuo descubrimiento y aprendizaje, cuyos resultados no son sólo
para la persona que atraviesa dicho proceso, sino para todo su entorno, directo e indirecto. Es
un proceso continuo que invita a revisar vivencias, emociones, percepciones y juicios propios
del pasado, a cuestionar el presente e inevitablemente predispone a observarse atentamente
en el futuro. Una vez iniciado un proceso de cuestionamientos del hacer y del ser, de
redescubrimientos, se produce un aprendizaje profundo que cala hondo en la persona que lo
transita a conciencia.
Este aprendizaje provoca cambios reconocibles por su entorno explícita o implícitamente,
modificando las relaciones, conversaciones y percepciones del mundo que lo rodea. Éstos
redundan en nuevas formas de actuar dentro de los distintos sistemas que forma parte, y esos
movimientos inevitablemente provocarán movimientos en los otros.
Como menciono a lo largo de todo el capítulo, las nuevas generaciones, los jóvenes,
irrumpen en el statu quo de las organizaciones y su forma de gestionar. Y justamente lo hacen
cuestionando la forma en que lo hacen, proponiendo revisar los paradigmas reinantes. Ponen
en jaque a los “tipos de observadores” que los líderes son en determinadas situaciones. Es por
ello, que el cambio necesariamente debe partir de estos cuestionamientos, abriendo camino al
desarrollo de las habilidades y competencias emocionales presentadas. Prácticas o enfoques
como el coaching en este contexto resultan muy significativas para la transformación necesaria
en los líderes de las organizaciones. Y en este proceso, los líderes deben acompañar
asimismo a los jóvenes que comienzan con su vida laboral y poco conocen de las
responsabilidades y habilidades que esto significa.
90
Las personas somos seres sociales que convivimos en un entorno determinado co-creado
por nosotros mismos. Este contexto da sentido a muchas definiciones y afirmaciones. Nuestros
juicios -junto al de otras personas-, colaboran en la construcción de nuevos significados. Es
importante revisar entonces los mismos puesto que se corre el riesgo de que sean confundidos
con hechos, afectando la interpretación de distintas situaciones, moldeando nuestra conciencia
de la realidad. La nuestra y la de nuestro entorno. ¿Cuántas veces nuestras opiniones se
"contagian" construyendo verdades que luego nadie cuestiona? ¿Cuántas veces esto ha
afectado a otros? ¿Cuántas veces nos ha privado de lo maravilloso que es sorprenderse y
descubrir nuevas oportunidades de acción, o de relación?
Los juicios nos limitan el aprendizaje ya que en ellos pueden descansar las “explicaciones
tranquilizadoras”. Aquellas que nos liberan de la responsabilidad de hacer algo para modificar
una situación indeseada. El coaching nos brinda un espejo, y estas afirmaciones, opiniones, o
explicaciones vuelven con fuerza, interpelándonos, invitándonos a observarnos, para luego
mirar afuera los resultados de nuestro ser. Nos enfrenta a la posibilidad de actuar, siendo
protagonistas de nuestro camino que hacemos al andar. La responsabilidad asumida al
comprender que somos generadores de las situaciones y como tales podemos ser
generadores de los cambios deseados, nos mueve a una zona de expansión, a una zona de
aprendizaje.
Si ser protagonista (generador) es más poderoso que ser víctima (tranquilizador), ¿por qué
la tendencia nos lleva a vernos como víctimas? Las explicaciones tranquilizadoras, al depositar
en algo externo -o alguien- la responsabilidad de actuar frente a una situación, nos resulta más
fácil ya que nos pone en una posición pasiva, incluso cómoda. Por lo que el resultado que se
produzca será consecuencia positiva o negativa del actuar de “otros”. Esta posición pasiva
evita el encadenamiento de asumir la responsabilidad de nuevos resultados.
Así como el tipo de observador que es un individuo limita el rango de sus acciones, de la
misma manera limita también sus posibilidades de aprendizaje. Es preciso que las personas en
las organizaciones abran su “campo visual”. Que se permitan repensar las situaciones y
analizar si no sería posible modificar tal o cual norma o procedimiento, por ejemplo. Que se
animen a conversar con sus equipos, considerando sus opiniones en las decisiones que
tomen. Que aprovechen el valor que está latente, esperando que alguien lo descubra o
propicie el espacio para que se desarrolle.
Este proceso requiere estar atentos, no sólo a sus colaboradores y sus necesidades, sino
también entre colegas, buscando acompañarse mutuamente.
El compromiso asumido al iniciar un proceso de aprendizaje, nos hace responsables de las
consecuencias de dicho proceso, con nosotros y con otros. Las preguntas incómodas son el
inicio del movimiento hacia el protagonismo en la acción. Muchas conductas son funcionales al
sistema, y el movimiento de uno puede verse como un gran espejo que se despliega frente a
otros que no desean reflexionar o reflexionar-se. El pánico que nos puede generar dichas
consecuencias puede provocar un atentado contra el proceso, paralizando nuestro accionar,
volviendo a nuestra zona de confort donde estamos cómodos y donde muchos nos esperan.
91
De la estructura a la cultura
“El mayor peligro en tiempos turbulentos no es la turbulencia; es actuar con la misma lógica que antes.”
Peter Drucker
92
buscada se consigue a partir de un cambio en los individuos, que constituirán la cultura
organizacional. Esta cultura emergente a su vez modificará el diseño de los sistemas de
trabajo. Pero claro, eso será posible con un diseño lo suficientemente flexible y permeable que
le dé lugar a los cambios que resulten de esta transformación. El diseño del sistema de trabajo
será entonces causa y consecuencia.
Asimismo, la cultura organizacional responde al principio recursivo a través del cual los
productos y los efectos son, al mismo tiempo, causas y productores de aquello que los
produce. Los individuos conforman y dan forma y vida a los rasgos culturales de determinada
organización, y a su vez esta cultura organizacional moldea las conductas y pensamientos de
los individuos. Es por ello que el proceso transformacional de las organizaciones se debe basar
en desarrollar una cultura organizacional que sea consecuencia y a su vez creadora de un
aprendizaje organizacional constante, siendo éste el camino clave para la viabilidad de las
organizaciones.
La historia nos cuenta cómo distintas etapas evolutivas han redundado en nuevas formas
organizacionales que garantizaron la viabilidad para algunas y la muerte para aquellas que no
supieron redefinirse. Los distintos avances de la tecnología y nuevas concepciones en el
estudio de las relaciones humanas encontraron eco en la forma en que las organizaciones
operaban, modificando sus procesos productivos así como también su gestión y organización.
El autor Frederic Laloux (2015) en su libro Reinventar las Organizaciones presenta un repaso
de los distintos modelos organizacionales -identificándolos a través de colores-, que fueron
evolucionando a lo largo de la historia, aunque muchos se encuentran aún vigentes. Un
resumen de ellos se detalla en la tabla 1.2.
Ejemplos Avances
Metáfora guía
actuales revolucionarios
Organizaciones ROJAS
Constante ejercicio de poder
La mafia
para mantener alineadas las División del trabajo
Pandillas Una manada de
tropas. El aglutinante es el Autoridad de
callejeras lobos
miedo. Altamente reactivas, foco mando
Tribus urbanas
a corto plazo. Prospera en
entornos caóticos.
Organizaciones ÁMBAR
Iglesia católica
Funciones altamente formales Funciones formales
Fuerzas Armadas
de una pirámide jerárquica. (jerarquías estables
La mayoría de las
Mando y control (qué y cómo) y escalables)
instituciones del El ejército
de arriba abajo. Se valora sobre Procesos
Gobierno
todo la estabilidad a través de (perspectivas a
Sistema de
procesos rigurosos. El futuro es largo plazo)
educación pública
una repetición del pasado.
93
Organizaciones NARANJA
La meta es vencer a la
competencia; conseguir Empresas
beneficios y crecimiento. La multinacionales Innovación
innovación es clave para Escuelas Responsabilidad Una máquina
mantenerse a la cabeza. privadas Meritocracia
Gestión por objetivos (mando y concertadas
control sobre el qué; libertad en
el cómo).
Organizaciones VERDES
Organizaciones Empoderamiento
Dentro de la clásica estructura
impulsadas por la Cultura impulsada
piramidal, se enfoca a la cultura
cultura (por ej., por valores La familia
y al empoderamiento para lograr
Starbucks, Modelo de grupos
una motivación extraordinaria de
Apple...) de interés
los empleados.
¿Qué determina la forma con la que opera una organización? La manera que su liderazgo
tiende a mirar el mundo. Consciente o inconscientemente, los líderes llevan a cabo estructuras,
prácticas y culturas organizativas que tienen sentido para ellos y corresponden a su forma de
94
lidiar con el mundo. Los líderes entonces cargan con la responsabilidad -valga la redundancia-
de liderar el cambio.
Estos modelos de gestión son posibles si se transita y se redescubre un nuevo enfoque,
reduciendo la necesidad de controlar a la gente y a las situaciones, y confiamos en obtener los
resultados esperados a través del compromiso con el objetivo buscado por todos y cada uno
de los colaboradores. Esto requiere un cambio de paradigma, del control por el temor a que no
se cumpla lo que estaba previsto, a la flexibilidad y la confianza de que se podrá lograr el
resultado, tal vez de una forma distinta e inesperada. Con este marco, la creatividad, el
descubrimiento y la formación de nuevos talentos encuentran su plenitud.
En la Argentina, existen organizaciones que fueron adaptando sus modelos de gestión,
conforme el mundo laboral las enfrentaba a nuevas realidades: exigencias externas de un
mercado cada vez más competitivo –donde la creatividad pasa a ser un arma poderosa-, y
exigencias internas a partir de la turbulencia generacional que está buscando donde encontrar
su calma.
La conformación de equipos de trabajos voluntarios, motivados por el interés genuino de
quienes participan; los equipos multidisciplinarios, donde el valor está dado por el aporte que
cada colaborador pueda hacer, más allá del rol que ocupe formalmente en la estructura de la
organización; y la información de gestión que se comparte con todos los involucrados, son
algunos de los movimientos que están sucediendo y que impulsarán el cambio. Quienes no
logren adecuarse, como muchas veces ha sucedido, quedarán en el recuerdo.
Los distintos estudios y enfoques recorridos a lo largo del capítulo revelan en parte lo que la
historia luego confirmará: nuevas estructuras y formas de trabajo nacerán a partir de los
movimientos que ya están surgiendo en el seno de las organizaciones.
Nuevas generaciones se incorporan día a día en las empresas; nuevos talentos hacen uso
del nuevo paradigma que los enmarca: ya no son empleados, ellos son empleables. Esto es un
cambio radical. Esto no significa que por ello, quienes lideran los equipos de trabajo deban
adaptarse a sus nuevas exigencias, cuestionamientos o necesidades. No se trata de eso. Se
trata de ser parte y buscar transformar la realidad con ellos, al mismo tiempo que deberán
asumir la responsabilidad de acompañarlos en su propio desarrollo profesional. Son jóvenes
con intereses, expectativas, motivaciones e inquietudes que necesitan ser abrazados.
Necesitan un tutor que los guíe, no que los eduque en viejos paradigmas. Esta será la clave
del éxito del liderazgo en las organizaciones: desarrollar las potencialidades de sus equipos de
trabajo, al mismo tiempo que se redescubren y desarrollan nuevas capacidades, en un proceso
intenso y transformador.
95
Bibliografía
96
CAPÍTULO 5
Procesos recursivos en las organizaciones
Caso: Empresas recuperadas
María Guadalupe Biedma
Jorge R. Etkin,
GESTIÓN DE LA COMPLEJIDAD EN LAS ORGANIZACIONES
Este capítulo se propone estudiar los procesos recursivos presentes en las organizaciones,
es decir, los ciclos de vida o eco ciclos que se presentan en sus sistemas vivientes y que hacen
que perduren en el tiempo, manteniendo ciertas condiciones que forman su identidad.
Particularmente se analizará el caso de las empresas recuperadas por sus trabajadores, que
surgieron en nuestro país a partir del año 2001, intentando concluir si estas organizaciones
responden o no a un ejemplo del proceso recursivo aquí estudiado.
El enfoque de la complejidad
Desde el enfoque de la complejidad planteado por el autor Edgar Morin (1990) en su obra
Introducción al pensamiento complejo, la organización es vista como aquel espacio donde
logran convivir el orden y el desorden, la razón y la sinrazón, las armonías y las disonancias.
Es decir, conviven factores que, aunque ambivalentes, coadyuvan a lograr el equilibrio en la
organización llevándola a la estabilidad, que al desenvolverse en un ambiente complejo,
seguramente sea momentánea, presentándose otro ciclo que le de vida una vez más a la
organización.
Así, el mismo autor con el objetivo de abordar la complejidad de la realidad, es quien
plantea tres principios fundamentales, a saber:
97
1. El principio Dialógico,
2. El principio Recursivo, y
3. El principio Hologramático.
Con principio Dialógico, hace referencia a los conceptos antes mencionados de orden y
desorden, que si bien antagónicos, logran complementarse, manteniendo la dualidad en el
seno de la unidad. Es el desorden que ordena, que permite alcanzar un diálogo entre ambos
conceptos y lograr la armonía para continuar el proceso organizacional hasta que se presente
un nuevo ciclo, que continúe dándole vida. Cuando una organización se encuentra pasando un
momento de crisis, de caos, de desorden, hay decisiones que deben ser tomadas para lograr
cierta armonía que ayude a reorganizar, a reestablecer cierto orden. Si este proceso no se
presenta, entonces permanece en estado de confusión, de desorden y esto unido a otros
factores probablemente culmine con la muerte organizacional.
El segundo principio denominado Recursividad, da cuenta que ya no existe esa relación
lineal de causa y efecto, sino que la causa que se torna efecto, es a su vez causa de otro
efecto, y así sucesivamente en un proceso que continúa y se auto-organiza. Se podría decir en
este sentido que el efecto (u output) de un sector funciona como causa (o input) de otro sector,
que a su vez tendrá otro efecto (u output) que será causa (o input) de otro sector y así
repetidamente hasta alcanzar las diferentes metas y objetivos organizacionales que le dan vida
a la organización. Cualquiera sea el tipo de organización de que se trate (gubernamental, con
fines, sin fines de lucro, social, de la sociedad civil, etc.) todas pueden ser definidas como
sucesiones de proyectos que le dan continuidad en el tiempo, que la mantienen viva. Sobre
este tema, la recursividad, que es el que nos ocupa en este capítulo, vamos a volver en el
próximo apartado.
Le damos lugar al tercer principio, Hologramático, que hace referencia a la paradoja de
Pascal: “No puedo concebir al todo sin concebir a las partes y no puedo concebir a las partes
al todo sin concebir al todo”, es decir, la organización como un todo es más y menos que la
suma de toda la organización. Conteniendo este enfoque una mirada sistémica, se podría
ejemplificar este principio con aquellas organizaciones que cuentan con diferentes sectores,
donde cada sector en sí mismo podría ser un todo, con las personas que a él pertenecen, con
sus costumbres, con su clima, con su cultura (o subcultura, para diferenciarla de la cultura
organizacional de toda la organización) que contiene a una parte de la organización. Pero a su
vez, este sector y los otros hacen al todo organizacional, que agregan y restan más de lo que
agregaría o restaría cada sector por separado. De una forma más clara, cada sector por
separado, con su propia identidad es un todo en sí mismo, pero no hace a toda la
organización, no tendría razón de ser por sí sólo, sin la existencia del resto de los sectores.
Asimismo, la simple suma o resta de todos estos sectores tampoco hace a la organización en
su todo, dado que detrás de ella hay más de lo que se puede observar.
98
El concepto de Recursividad
El interés por estudiar con mayor detenimiento este concepto proviene de una clase-debate
que se realizó en el año 2015 desde la cátedra, con la idea de que profesores, adscriptos,
colaboradores y alumnos pudiéramos debatir los conceptos relacionados con la organización
viable, y a partir de ejemplos prácticos nos permitiera arribar a una idea más acabada del
complejo concepto de recursividad.
Así, comenzaremos por definir el concepto de recursividad en las palabras del autor Jorge
Etkin (2003):
El citado autor pone de relieve la idea de continuidad de las organizaciones por los mismos
factores que la integran, que le van dando vida, y la hacen subsistir en el tiempo, más allá de
las personas que la componen, incluso más allá de los fundadores que en un principio le dieron
vida a la misma. Como se plantea en el epígrafe de este capítulo, existen rasgos constitutivos
que le otorgan identidad a las organizaciones, las hacen perdurar en el tiempo y van más allá
de la voluntad de sus directores o dueños, siendo en cambio la consecuencia del trabajo de
aquellos que se reconocen como parte integrante de proyecto que hace a la organización.
Se puede razonar gráficamente el concepto de recursividad, como se muestra en la
siguiente imagen recursiva formada por un triángulo que está compuesto a su vez de otros
triángulos más pequeños, conformados también de la misma estructura recursiva. Este ejemplo
es utilizado frecuentemente en matemáticas y en programación, cuando se realiza alguna
operación o algoritmo en forma cíclica, que se repite. En nuestro campo de estudio, podríamos
establecer una comparación y ver en el triángulo de la etapa 1 a la organización como un todo,
compuesto en las etapas sucesivas por sub-organizaciones o sub-sistemas de proyectos,
personas, metas, objetivos, entre otros, que la hacen perdurar en el tiempo, que mantienen el
ciclo de vida.
99
Triángulo de Sierpinski
En un intento de trasladar este ejemplo al principio de recursividad para las organizaciones,
se podría pensar en una figura como la que sigue a continuación, sin olvidar que la
organización como sistema viviente se desarrolla en un ambiente por el que es influido y al que
influye.
Con la idea de mostrar un ejemplo del principio de recursividad y de que quedara más claro
el concepto, esta enunciación nos llevó en aquella clase-debate a cuestionarnos si el caso de
las empresas recuperadas en forma de cooperativas de trabajo, podría aplicar como tal.
Antes de adentrarnos en los resultados de este debate, resulta necesario comentar qué es
una empresa recuperada y cuál es su relevancia en nuestro país.
100
¿Qué es una cooperativa?
Breve reseña
101
sin fines de lucro, que tienen una gestión de tipo democrática, que sostienen el principio de un
hombre un voto y no tienen una representación de tipo corporativa (Bragulat, J., 2012) tuvo una
respuesta y se pudieron solucionar necesidades concretas de los trabajadores a través de las
luego conocidas como Cooperativas de trabajo recuperadas o empresas recuperadas. Ante la
desesperación de quedarse sin su fuente de empleo, sin aquel trabajo que para muchos
representaba gran parte de sus vidas laborales y por ende aquella labor que sabían hacer, los
trabajadores comenzaron a tomar las fábricas, como forma de ofrecer resistencia ante la
inminente quiebra y preservar esa tan valiosa fuente de trabajo.
Muchos fueron los casos de empresas argentinas que pasaban de estar en propiedad de
empresarios de tipo capitalistas a estar en propiedad conjunta de los ahora trabajadores y
empresarios cooperativistas, aunque esta situación no se encontraba reglamentada, lo cual le
generaba vastos inconvenientes en la producción diaria. Cabe aclarar, que cuando una
empresa ingresaba en proceso concursal preventivo o en quiebra, sus trabajadores pasaban a
ser otros de los tantos acreedores a abonar una vez que la empresa se recuperara o liquidara,
respectivamente. Así, tantos fueron los casos, incluso llevados a la justicia, que en junio de
2011, se logró una conquista por demás relevante para todo el movimiento cooperativo, y por
sobre todo para el movimiento del cooperativismo de trabajo que recupera empresas, que fue
la aprobación de la modificación de la Ley de Concursos y Quiebras. Esta modificación permite
dar prioridad a la participación de los trabajadores en la recuperación de los medios de
producción y la fuente laboral, y en caso de que se llegue a un proceso concursal, privilegia la
posición de los trabajadores para que adquieran la empresa con sus créditos laborales y
deroga la suspensión de los intereses compensatorios originados en créditos laborales, de
modo que no los convierta en variable de ajuste de los procesos concursales. Así, los
trabajadores de una empresa podrán conformarse como cooperativa y comenzar a producir
antes de que la quiebra sea declarada, dándoles la posibilidad de continuar produciendo
legalmente y repuntar a la empresa.
Dada esta breve introducción, y retomando nuestro tema de discusión, el planteo que se
presenta es si el caso de las empresas recuperadas se puede tomar como ejemplo del proceso
de recursividad. Para ello y antes de dar una respuesta concreta, vamos a mencionar dos
casos de empresas recuperadas por sus trabajadores que si bien pueden ser parecidos,
cuentan con datos distintivos para cada caso.
Cooperativa FaSinPat
En el año 1979, se inauguró una fábrica de baldosas de cerámica ubicada en la ciudad de
Neuquén, Argentina, siendo su dueño el empresario italiano Luigi Zanon. La empresa recibía
gran ayuda económica por parte del Estado, ayuda que se mantuvo durante varios años,
siendo en esa época en la cual la fábrica alcanzó su esplendor.
En el año 2000, los trabajadores comenzaron a demandar mejores condiciones laborales, y
ante la negativa del dueño de la fábrica, comenzaron a surgir conflictos. Así en octubre de
2001, la patronal respondió con despidos, suspensiones, incumplimientos de salarios e
indiferencia en torno a la prevención de accidentes, además retiró beneficios sociales, hasta
102
por último llegar a tomar la decisión de cerrar la fábrica. Así fue que los obreros comenzaron a
realizar asambleas y denunciaron la situación en la Subsecretaría de Trabajo.
La justicia sentencia al lock-out patronal ofensivo en contra del dueño de la empresa. Se
dispuso la guardia obrera en la fábrica y el embargo del 40% del stock por los sueldos. La
empresa denuncia usurpación, pide el inmediato desalojo y finalmente en noviembre de 2001
se despide a 380 trabajadores.
En el año 2002, luego del cierre de la fábrica Zanon, se generalizaron las huelgas, piquetes,
marchas y actos; y en enero el empresario presenta un plan de reactivación con sólo 62
operarios, con reducción de salarios y disminución de las condiciones laborales. Así en
respuesta, y en un intento desesperado de conservar su fuente de trabajo, presentan otra
demanda judicial, resultando a favor de los trabajadores. Sin embargo, el dueño no cumplió con
la misma. Y así ante la posibilidad de que la empresa sea manejada por el empresario y
síndicos del concurso, en marzo los empleados tomaron el control de la fábrica, no ofreciendo
resistencia por parte del entonces dueño. Esto se encontraba justificado en el extenso monto
de dinero que les debían en concepto de sueldos y de la indemnización por antigüedad que les
correspondía al momento del cierre de la fábrica y que nunca les fue abonado, además existían
otros motivos que justificaban la toma del control de la empresa como el hecho de que la
fábrica Zanon había sido construida con fondos públicos.
Así la ahora ex Zanon y actual FaSinPat ponía nuevamente manos a la obra, a cargo de sus
ex trabajadores, los cuales pasaban a cumplir el triple rol antes mencionado de: asociados,
trabajadores y empresarios, siendo seguramente este último el más difícil de asimilar y poner
en marcha. El nombre FaSinPat era el fiel reflejo del tipo de empresa que pasaban a ser: una
auténtica Fábrica Sin Patrones.
En 2002, FaSinPat volvió a ser rentable, y el ex dueño intentó reclamar la propiedad de la
fábrica. Esto incluyó una acción legal, y la presión para forzar al gobierno a que desaloje a
todos los trabajadores, así tuvieron cinco intentos de desalojo.
En agosto del año 2005, ante la importante cantidad de pruebas, el juez del concurso
determina la quiebra de la fábrica, autorizando en octubre a la cooperativa a administrar la
fábrica hasta octubre de 2006, que luego en esa fecha conseguirían prórrogas para que la
cooperativa continuara actuando.
En junio de 2011, se logró una conquista por demás relevante para todo el movimiento
cooperativo, y por sobre todo para el movimiento del cooperativismo de trabajo que recupera
empresas: la aprobación de la modificación a la norma de concursos y quiebras, modificación
por la que había luchado FaSinPat. Esta modificación permite dar prioridad a la participación
de los trabajadores en la recuperación de los medios de producción y la fuente laboral en caso
de que se vaya a un proceso concursal, privilegia la posición de los trabajadores para que
adquieran la empresa en quiebra con sus créditos laborales. Los trabajadores de una empresa
podrán conformarse como cooperativa y comenzar a producir antes de que la quiebra sea
declarada.
Al día de hoy, la Cooperativa FaSinPat Ltda. (ex Zanon) cuenta con 430 asociados
organizados en sus niveles estratégicos, tácticos y operativos, que producen tanto nivel
nacional como internacional.
103
Cooperativa Gráfica Norte
En este caso, veremos otro ejemplo de una empresa recuperada por sus trabajadores, pero
con una particularidad que la distingue no solo del caso anterior, sino de la mayoría de los
casos de las empresas recuperadas dados hasta el momento.
Se trata de una fábrica que tuvo sus comienzos por la década de 1960 en la localidad de
Villa Zagala, General San Martín, provincia de Buenos Aires dedicada a producir artículos
escolares, de oficina, encuadernación metálica y artes gráficas, con distribución en todo el
país. También se hicieron conocidos por las libretas e índices telefónicos, con el logo de la
llama.
En el año 2012, y luego de sufrir varias crisis económicas, y traspasos de dueños, es el
dueño original quien luego de reuniones con los empleados, decide ceder voluntariamente la
fábrica a los trabajadores, compensando de esta forma la deuda en sueldos y cargas sociales
que no había podido afrontar hasta el momento. De esta forma, se da un caso especial de
empresa recuperada donde es el dueño de propia voluntad quien cede la propiedad con el
consentimiento de los trabajadores, quienes no llegaron a la huelga y toma de la fábrica, como
se da típicamente, evitando además hechos violentos que suelen darse en los desalojos. Una
de las asociadas en una entrevista realizada por la revista digital “La Tribuna de los sin voz” en
el año 2013, mencionaba: “siempre se abrió una puerta para discutir, nunca dejamos de
producir”, este dato es importante porque en este caso, se presentó una continuidad en la
actividad productiva de la empresa, dándole vida al ciclo operativo de la misma.
Es así que el 28 de febrero de 2012 se crea Norte Cooperativa de Trabajo Ltda.
manteniendo la cartera de antiguos clientes de la empresa y realizando la misma actividad,
aunque ya no con el objetivo de obtener una ganancia para el dueño de la sociedad anónima,
sino con el de satisfacer una necesidad esencial como lo es el trabajo.
Actualmente, son 25 los trabajadores asociados, muchos de los cuales son los empleados
originales que vieron nacer, crecer y pasar por las crisis económicas a la fábrica, para luego
repuntar en manos de los nuevos co-propietarios, sus obreros. En palabras de sus propios
trabajadores, el valor con el que cuenta la Cooperativa Norte es justamente ese: su gente.
Destacan: “Para nosotros/as, Norte es nuestra casa, con ello logramos sustentar a nuestras
familias, manteniendo la fuente de trabajo”.
104
proceso que ajusta la realidad interna a los cambios ya sean del entorno o internos. En el caso
de las empresas recuperadas estudiadas se presentó una combinación de ambos, dado que
existía una situación crítica del contexto económico y social que perjudicaba el normal
desempeño de la empresa y esto sumado a la falta de previsión por parte de los dueños,
provocó un agravamiento de la crisis vivida, lo cual obligaba a tomar una decisión respecto de
la continuidad de la organización. En el caso de la Cerámica Zanon, su dueño optó por el
abandono del proyecto, lo que generó en los trabajadores la necesidad de agruparse y
defender sus puestos de trabajo, forjando la auto-organización al menos por parte de los
trabajadores, quienes son parte importante de la organización, y como se menciona en el
epígrafe, la organización es el resultado del trabajo de individuos que se reconocen como
partes integrantes de un proyecto, que va más allá de la cambiante voluntad de sus directivos.
En cambio, en el caso de la Gráfica Norte, se dio un acontecimiento inverso, donde fueron el
mismo dueño y sus empleados quienes deciden en conjunto la continuidad de la vida
organizacional en manos de sus trabajadores, ambos grupos de poder son quienes deciden en
armonía dar continuidad a la operatorio normal de la empresa, provocando, como se mencionó
anteriormente, que la misma no se viera obligada a detener la actividad habitual. En ambos
procesos, se observa que la organización continúa sosteniendo la misma actividad económica,
en su mayoría con los mismos clientes, y en el segundo ejemplo hasta llegan a continuar con el
mismo nombre que le dio origen “Norte”. Podríamos cuestionarnos si el simple hecho de que la
empresa Zanon, ahora en manos de los trabajadores denominada FaSinPat, hace que se
pierda aquel elemento de auto-organización, que hace que se mantengan condiciones que dan
continuidad y unión a las actividades y relaciones, ahora ya sin la figura de un “patrón”. La
diferencia sí se presenta en el objetivo organizacional, dado que en el caso de la empresa en
forma de cooperativa se busca satisfacer la necesidad del trabajo, no así la original de obtener
una ganancia de tipo capitalista. Aquí también cabría realizarnos la misma pregunta plasmada
anteriormente, si este factor ocasiona que se pierda la característica de auto-organización.
Para responder estas preguntas, se considera necesario citar nuevamente al autor Jorge
Etkin, que caracterizando a la organización viable menciona:
105
Así pues, en principio podríamos concluir que el simple cambio de dueños en las empresas
estudiadas no genera estar frente a una refundación, debido a que la organización es más que
sus directivos, la organización vista bajo el paradigma de la complejidad es mucho más que la
voluntad de sus dueños, además de que existen organizaciones de antaño que generación tras
generación persisten en el tiempo. Es decir, en lo que a este aspecto atañe, no habría duda de
que estamos ante una renovación.
Sin embargo, existe otro elemento que genera controvertidas opiniones, y consiste en el
segundo interrogante: al convertirse en una cooperativa de trabajo ¿se trata de una renovación
o de una refundación? Por un lado, analizando el concepto de renovación, se requiere romper
con el estado de las cosas en un momento determinado, las relaciones se transforman, aunque
los rasgos constitutivos se mantienen, repitiéndose una y otra vez en un los procesos
recursivos, de manera no consciente, por ello en momentos de crisis se manifiesta sin ser
invocada en forma de “normas a seguir”, se presenta en forma natural, siendo parte de la
misma organización. A modo de ejemplo, en los casos de las cooperativas estudiadas,
podríamos pensar como uno de los muchos rasgos constitutivos la unión del equipo de trabajo,
los valores en ellos presentes que le fueron dando vida a la organización. Como se
mencionaba en el caso de la Cooperativa Gráfica Norte: el valor con el que cuentan es su
gente.
Por otro lado, tenemos que analizar la presencia de los valores cooperativos, dado que el
cambio de la figura legal, de por ejemplo Sociedad Anónima a Cooperativa de Trabajo, provoca
un fuerte cambio en la manera de gestionar la empresa. La imagen del dueño se ve
transformada por la de un grupo de personas que no sólo seguirán trabajando, sino que
además pasarán a gestionar la organización, a tomar decisiones y, siguiendo la doctrina
cooperativa, deberán perseguir el alcance de sus principios y valores. La pregunta que aquí
podríamos formularnos es si estos principios y valores cooperativos no se encontraban
presentes desde antes de la conformación de la empresa recuperada. Es decir, los valores del
cooperativismo son valores sociales que muchas personas los traen consigo y vienen forjando
y transmitiendo desde hace años, con lo cual seguramente, muchos de los integrantes de la
empresa ya contando con esos valores, los impartieron en la organización, formando parte de
la cultura organizacional de la misma, antes de convertirse en empresa recuperada. Con ello,
se quiere decir que más allá del cambio de figura legal, siguen existiendo rasgos que le son
propios a la organización. En caso contrario, estaríamos negando que la organización es más
que sus propios dueños, que existe una cultura que trasvasa generaciones, directivos,
empleados.
Analizando el caso de la Cooperativa FaSinPat, el cambio fue radical dado que los
empleados no eran escuchados, su opinión no era de relevancia para el dueño, los valores con
los que contaban los empleados se diferenciaba de sobremanera con la del dueño. Así se
podría indicar que en este caso hubo una refundación, llegando incluso a desear diferenciase a
través del nombre, comenzando una nueva etapa moldeada por los trabajadores, en donde no
sólo satisficieron la necesidad del trabajo, sino que además iniciaron contacto con la sociedad
colaborando con la construcción de un hospital. Sin embargo, les resultó imposible, incluso
inevitable, renunciar a la prestigiosa marca que la empresa había construido en el mercado (en
106
su página web sigue figurando el nombre de Zanon, apareciendo como Cooperativa FaSinPat-
Zanon, y asimismo se menciona la historia de la organización desde 1979), como así tampoco
a los proveedores y clientes, por mencionar algunos de los stakeholders que también hacen a
la organización.
Considerando el caso de la Cooperativa Gráfica Norte, la situación fue la inversa. En este
caso resulta más claro visualizar la renovación, dado que el dueño original consideraba la
opinión de sus empleados y los hizo partícipes de la decisión de continuar con el
funcionamiento de la empresa. Si bien existió una crisis económica que provocó cambios
estructurales, aquella no alteró los rasgos constitutivos de la organización, entendidos (en
palabras de Etkin) como aquellos que “se consolidan y con el tiempo operan en el plano de lo
acordado y lo implícito, no hace falta declararlos. Ellos se incorporan como un estable de la
cultura organizacional” (Etkin, J 2003 p.17).
Sin perjuicio de otros puntos de vista, en opinión personal, el caso de las empresas
recuperadas en forma de cooperativas de trabajo, constituyen un ejemplo del principio de
recursividad, dado que se trataría de una renovación, siendo imposible relegar al menos parte
de los rasgos constitutivos que forjaron a la organización en sus inicios. Es decir, podríamos
suponer la co-existencia de rasgos constitutivos con valores y creencias adicionales que le
siguen dando vida a la organización. Intentando hacer un paralelismo con otro organismo
viviente, es como el ser humano que nace, crece, madura, transcurre diferentes crisis, y si bien
afronta diversas transformaciones y cambios en su vida, los rasgos constitutivos, aquello que
está arraigado en su ser y forman su identidad, se mantienen en el tiempo.
Y en todo caso, si el cambio de la identidad implica una refundación de la organización, ¿no
sería acaso otra forma más de supervivencia de la organización? Es decir, ¿no sería un
proceso recursivo que mantiene parte de esos rasgos constitutivos?
Conclusiones
El objetivo que se planteó para este capítulo consistió en estudiar los procesos recursivos
presentes en las organizaciones, es decir, los ciclos de vida o eco ciclos que se presentan en
sus sistemas vivientes y que hacen que perduren en el tiempo, manteniendo ciertas
condiciones que forman su identidad. Particularmente se planteó analizar el caso de las
empresas recuperadas por sus trabajadores, que surgieron en nuestro país a partir del año
2001, intentando concluir si estas organizaciones responden o no a un ejemplo del proceso
recursivo aquí estudiado.
Se introdujo el enfoque de la complejidad planteado por el autor Edgar Morin (1990), donde
la organización es vista como aquel espacio donde logran convivir el orden y el desorden, la
razón y la sinrazón, las armonías y las disonancias. Es decir, conviven factores que, aunque
ambivalentes, coadyuvan a lograr el equilibrio en la organización llevándola a la estabilidad.
Así, con el objetivo de abordar la complejidad, se plantearon los tres principios fundamentales,
a saber:
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1) El principio Dialógico, que hace referencia a los conceptos de orden y desorden, que si
bien antagónicos, logran complementarse, manteniendo la dualidad en el seno de la unidad. Es
el desorden que ordena, que permite lograr la armonía para continuar el proceso
organizacional hasta que se presente un nuevo ciclo, que continúe dándole vida.
2) El principio Recursivo, que da cuenta que ya no existe esa relación lineal de causa y
efecto, sino que la causa que se torna efecto, es a su vez causa de otro efecto, y así
sucesivamente en un proceso que continúa y se auto-organiza.
3) El principio Hologramático: “No puedo concebir al todo sin concebir a las partes y no
puedo concebir a las partes al todo sin concebir al todo”. Es decir, la organización como un
todo es más y menos que la suma de toda la organización. La suma de cada parte por
separado es menos que el todo.
Luego, se expuso el concepto de recursividad que se tomó para este capítulo, siendo el
predilecto el planteado por el autor Jorge Etkin, donde en el análisis de la organización se
presenta la idea del ciclo de vida o eco ciclo de los sistemas vivientes, donde se relacionan las
fases del nacimiento, el desarrollo, la madurez, la crisis y la renovación de la unidad social. Se
aprecia que la organización tiene una existencia que va más allá de sus integrantes, que no
necesita una intervención externa, porque pone en marcha sus propios procesos de
estabilización. Así, aquella organización que sobrevive, lo hace porque tiene la capacidad de
reaccionar ante la crisis.
A continuación, se presentaron dos casos de empresas recuperadas por sus trabajadores, a
saber:
1) Donde en el año 1979 se inauguró una fábrica de baldosas de cerámica, siendo su dueño
un empresario italiano, y luego de una grave crisis económica y de haber ingresado en
concurso preventivo, en año 2005, se determina la quiebra de la fábrica, autorizando a la
cooperativa a administrarla. Contando actualmente con 430 trabajadores asociados.
2) El caso de una fábrica que tuvo sus comienzos por la década de 1960 y en el año 2012,
y luego de sufrir varias crisis económicas, el dueño decide ceder voluntariamente la fábrica a
los trabajadores. Cuentan hoy en día con 25 trabajadores asociados.
Como consecuencia, se arribó a dos conclusiones. Por un lado, el caso de las empresas
recuperadas como ejemplo del principio de recursividad, donde se pone de manifiesto que la
propia producción la lleva a seguir fabricando y a generar los recursos necesarios para hacerlo.
Por otro lado, se cuestionó si en realidad se trata de una refundación, es decir, el sistema como
tal ya no continúa, se da lugar a una nueva unidad, terminando con la recursividad, cortando el
ciclo, conformando un nuevo sistema diferente al anterior. Así se manifestó que la idea de
cambio de dueño/s en la organización, podría ser vista como la ausencia de la reiteración
necesaria para cumplirse el principio de recursividad, o podría ser visto como la causa (de
algún efecto anterior) que le da origen a un nuevo efecto para continuar el ciclo de vida
organizacional y no permitir su total desaparición (muerte). Asimismo, se esbozó que se trataría
de una renovación, debido a que resultaría imposible relegar al menos parte de los rasgos
constitutivos que forjaron a la organización en sus inicios. Es decir, podríamos suponer la co-
existencia de rasgos constitutivos con nuevos valores y creencias que le siguen dando vida a la
organización.
108
En resumen, pudimos concluir, al menos desde esta perspectiva y sin menoscabo de otras
diversas opiniones, que la empresa recuperada en forma de cooperativa de trabajo, funciona
como ejemplo del principio de recursividad, de aquella organización que encuentra en la forma
cooperativa las herramientas para reiterarse, conservando en parte los rasgos que la
constituyeron y que se renuevan para perdurar en el tiempo, generando un eco ciclo que le
sigue dando vida.
Bibliografía
109
CAPÍTULO 6
Liderazgo y estructuras organizacionales
María Pilar Cutrona
Cristian Ariel Luengo
Hablemos de un líder
A lo largo de la historia existió y existe un fuerte interés en la figura de un líder, parece ser
que el concepto de liderazgo despierta admiración, curiosidad, misticismo, especulación y
necesidad de tratar de entender el fenómeno, muchos de nosotros nos preguntamos qué
tienen determinadas personas que hacen que otras lo sigan, que logra la atención de pocos o
en algunos casos millones de seres humanos que se alinean bajo su estrategia.
Se sabe que el liderazgo ha sido objeto de interés desde la antigüedad, sin embargo,
recién en el siglo XX comienza su estudio científico, claro está, que como objeto de estudio es
relativamente incipiente y hay mucho campo por analizar.
110
Si bien hay un sin número de definiciones de lo que representa ser un líder y
consideramos que ninguna es errónea, simplemente tocan distintos aspectos del liderazgo, lo
que no puede faltar en ellas son los conceptos de influencia, objetivos y personas.
Básicamente un líder es una persona que logra influenciar a otras para alcanzar determinado
objetivo. Podemos agregar aquí otros dos conceptos, proceso y fenómeno social, pues el
liderazgo no es un simple suceso aislado, hay un ida y vuelta entre el líder y su seguidor, hay
un intercambio constante.
Por otro lado, al tratarse de dos o más personas podemos calificarlo naturalmente como un
fenómeno social. Como tal, es dinámico, la presencia de un intercambio de ideas, información,
percepciones, impresiones, valores y convicciones hace que las personas sean afectadas y en
muchos casos transformadas por esta interacción. El líder y el o los seguidores van a ir
ajustando su conducta en base a las experiencias vividas, a las percepciones que las
situaciones compartidas van dejando. Claro que esta “metamorfosis” sufrida como fenómeno
del liderazgo es positiva siempre y cuando no se dé bajo parámetros de coerción, abuso de
poder o de posición dominante.
De lo expuesto en el párrafo anterior deviene una de las funciones principales de un
líder, y es algo que de una manera u otra todos hacen, esto es, el crecimiento de los
seguidores gracias al actuar del líder.
Un líder lleva al crecimiento, sea en dominio personal, en habilidades técnicas, en energía
física y corporal, en proceso de toma de decisiones, en pericia de las tareas entre otras a sus
súbditos. Claro está que lo hace es pos de los objetivos propuestos y que todos salen
beneficiados en el proceso. Un líder que lleva a otro nivel a las personas bajo su liderazgo es
un buen líder.
La existencia o no de un líder se hace evidente con la sola observación de un grupo,
Kirkpatrick y Locke (1991) afirman que “los líderes son personas diferentes de aquellas que no
lo son” y sin duda alguna, esta afirmación está en lo cierto, sin embargo, las cualidades o
características que las diferencian no son, de ninguna manera, iguales para todos.
Por ejemplo, alguien podría decir que un líder social masivo debería ser alguien con una
personalidad preponderante, con la capacidad de generar discursos penetrantes y potentes,
con una demostración de poder y fuerza constante, ahora bien, ¿quién dudaría de que la
Madre Teresa de Calcuta no fue una líder social masiva?, nadie. Pues bien, no tenía ninguna
de las cualidades antes mencionadas. Sin embargo, su organización contaba con miles de
colaboradores y era escuchada por presidentes de naciones alrededor de todo el mundo.
Cada grupo, grande o pequeño, en cuanto tenga un objetivo a alcanzar, contará con
uno o más líderes, declarados, formalizados o no. Como se dijo anteriormente, basta con que
la persona tenga la capacidad de influenciar a otras para lograr un objetivo previamente fijado.
Si tenemos que resumir liderazgo en una sola palabra sería esa, influencia.
La presencia de líderes se da en todo tipo de organización de la que hoy conocemos, hay
líderes en los partidos políticos pero también los hay en una empresa de limpieza. Un equipo
de fútbol generalmente cuenta con uno o más líderes, una fundación dedicada a la ayuda al
prójimo tiene sus referentes, una escuela, una multinacional, un hospital, un órgano
111
descentralizado del gobierno y hasta un kiosco tiene personas que son seguidas y otras que
son seguidoras.
Además, al igual que la Madre Teresa, hay líderes mundiales como puede ser el Papa o el
Secretario General de la ONU (Organización de las Naciones Unidas), o el Director del Banco
Mundial, entre otros. Ellos son a menudo quienes aparecen en la cabeza de muchos cuando
se les habla de liderazgo. En estos últimos casos, estas personas son líderes en dos
direcciones: Por un lado lideran su grupo de trabajo, estos son sus colaboradores más
cercanos y por el otro, son seguidos y tenidos en cuenta por personas externas que no son
integrantes directos de la organización que lideran y que, en la mayoría de los casos, están
distribuidas alrededor del mundo.
Ahora bien, vamos aclarando el panorama de lo que representa ser un líder, pero
¿pueden existir organizaciones con ausencia de un líder y que funcionen bien?, claro que sí.
Llámense equipos autodirigidos, organizaciones planas o equipos multifuncionales sin cabeza.
Existen y en muchos casos funcionan perfectamente bajo los parámetros de eficiencia y
eficacia. Generalmente son grupos de personas que por la naturaleza de las actividades no
necesitan un líder declarado, puede que sean actividades complejas con alto grado de
incertidumbre o por el contrario, tareas muy simples y repetitivas que hacen que la ausencia
de un líder no traiga mayores problemas. Las decisiones son tomadas en conjunto en
reuniones de trabajo.
En este tipo de grupos ante determinados requerimientos del exterior o sucesos inéditos
van surgiendo líderes particulares que van rotando según el caso, sea porque la persona es la
más capacitada técnicamente o porque adquirió un interés mayor en el tema, pero nunca son
de carácter permanente. Es evidente que no es lo más usual y que pueden surgir conflictos
que hacen que la presencia de un líder sea necesaria.
Como se dijo anteriormente, el liderazgo es un fenómeno social y como tal presenta
una complejidad difícil de abordar. Los distintos estudios referidos al tema han tratado de ir
describiendo diferentes focos de interés pero no existe y no creemos que vaya a existir nunca,
una teoría completa y abarcativa de todas las facetas del liderazgo.
Tal complejidad se hace evidente si queremos, por ejemplo, evaluar la efectividad de
un líder. Es decir, que un líder sea efectivo o no en su puesto depende de múltiples factores.
Por el lado del líder debemos tener en cuenta sus cualidades, sus rasgos, habilidades,
personalidad, sus características de carácter permanente (por ejemplo extroversión,
inteligencia emocional, creatividad, responsabilidad, etc.), pero también las conductas y
decisiones que día a día lleva adelante. No es posible afirmar que un líder teniendo
determinado comportamiento y cualidades inherentes a su persona va a ser exitoso en su
función, pues no depende sólo de esto.
Tal como lo afirma la Teoría del Liderazgo Situacional (Hersey y Blanchard, 1969)
diferentes situaciones hacen que los líderes tengan que adaptar, cambiar, modificar su
comportamiento si es que quieren resultados positivos. Un líder podría estar más orientado a
las tareas y a los resultados en un determinado contexto pero quizás luego necesita hacer
mayor énfasis en las necesidades de los subordinados, ocuparse de sus preocupaciones y
brindar cierta contención o viceversa.
112
Asimismo, y planteada la necesidad de adaptación y cambios de conductas del líder
necesarios para un liderazgo efectivo, no estamos teniendo en cuenta tres variables no menos
importantes: las características y comportamiento de los seguidores, la cultura organizacional
y el ambiente en el que se desenvuelve el grupo. Todos repercuten en la efectividad del
liderazgo.
Veamos, sin profundizar demasiado pues no es motivo del presente capítulo, cada una de
estas. Los seguidores son la otra cara del liderazgo y por lo tanto su comportamiento es
determinante en este proceso social. El conocimiento para el desarrollo de las tareas,
experiencia, la claridad del rol que ocupa en la organización, su percepción en cuanto a los
beneficios que obtiene por su trabajo, la participación o no en la definición de metas y
objetivos, el conocimiento integral de los resultados de las tareas que realiza, entre otras, son
cuestiones que afectan directamente el aporte de cada subordinado a la organización y/o
grupo del que se trate. Como dijimos anteriormente líder y seguidor deben adaptar su
comportamiento según sea el caso. Por ejemplo, un buen líder no se va a manejar de la
misma manera con un empleado con más de 30 años en la organización y por ende, muy
conocedor de las actividades organizacionales, que con un empleado recién ingresado al que
debe como mínimo ofrecerle una instancia de inducción.
La cultura organizacional, entendida como el conjunto de costumbres, creencias, mitos y
experiencias compartidas que marcan el accionar de la organización también es un
condimento importante en el proceso del liderazgo, que condiciona el desenvolvimiento de un
líder. Por ejemplo en un grupo más adverso al cambio va a ser un poco más difícil la
incorporación de nuevas ideas para el desarrollo de determinado negocio. O en un equipo
donde la costumbre es discutir las decisiones entre todos, el líder, naturalmente, va a necesitar
buscar el consenso si es que no quiere generar malestar entre los integrantes del mismo.
Por último, el ambiente, sea inmediato o el macro ambiente también favorece o no a que un
liderazgo obtenga buenos resultados. Es sabido que las decisiones de los clientes, la
competencia, los proveedores, el gobierno, las variables políticas, las leyes, el movimiento de
la economía y demás aspectos sobre los cuales una organización no decide, sino que trata de
saltar de la mejor manera los obstáculos que se presentan o aprovechar las oportunidades
suscitadas, afectan al desempeño de la organización, y traducido esto, a las decisiones del o
los líderes que las conducen.
113
que tenga y utilice todas y cada una de las características que vamos a enunciar en su
máximo esplendor, en todo caso, se enfoca en algunas que devienen en sus fortalezas.
A su vez, vamos a presentar conductas de liderazgo, definidas como aquellas decisiones y
modos de actuar de un líder en su rol.
114
Conductas de liderazgo
Dirigir: los líderes con esta conducta dan dirección, imparten órdenes concretas, tienen
voz de mando bajo su órbita. Los líderes que dirigen toman decisiones y hacen que el
grupo las lleve a cabo.
Delegar: estos líderes ante diversos objetivos a cumplir suministran poder de decisión,
libertad para desarrollar determinadas actividades y al mismo tiempo responsabilidad a
las personas que trabajan con ellos.
Motivar y acompañar: cuando un líder toma esta conducta significa que está interesado
en la situación personal de cada uno de los integrantes del grupo, trata de atender
puntualmente cada caso para que las personas se sientan valoradas y con cierto
bienestar en la organización.
Entrenar y capacitar: con esta conducta, lo que se busca es que las personas
adquieran los conocimientos y habilidades para poder llevar adelante el trabajo que le
es asignado o incluso incursionar en otras actividades de interés tanto para la persona
como para la organización.
Coordinar: el líder que coordina es aquel que busca que todos los “engranajes” de la
“máquina” organizacional giren en la dirección y tiempos correctos. Tanto las
actividades, como las personas y los recursos necesarios para lograr las metas
propuestas cumplirán su rol en tanto y en cuanto estén debidamente organizadas y
estructuradas para que no existan disonancias o desencuentros.
Controlar: conducta que tiene que ver con el aseguramiento del cumplimiento de los
objetivos, metas, estándares, tiempos, procesos y procedimientos propuestos. El líder
que controla lo hace en cada instancia del proceso de trabajo, o lo puede hacer solo al
final, conocido como “control por resultados”.
Estructuras organizacionales
Para poder abordar las diferentes características y conductas de liderazgo necesarios para
cada uno de los diseños organizacionales caracterizados por el autor Mintzberg primero hay
que saber cuáles son y qué aspectos relevantes los diferencia.
Mintzberg, en su libro “Diseño de Organizaciones Eficientes”, describe cada una de las
formas organizacionales que conviven en la actualidad.
En ciertas ocasiones se necesita caracterizar, o estereotipar la realidad para agudizar
diferencias y así entenderlas mejor. Cada configuración es un tipo puro (Weber lo llamó un tipo
“ideal”), una combinación consistente de parámetros situacionales y de diseño. Se puede
pensar que las cinco juntas forman un pentágono dentro del cual pueden encontrarse
organizaciones reales. Utiliza un enfoque de sistemas donde no hay variable dependiente o
interdependiente: todo depende de todo lo demás.
Según Chiavenato la estructura organizacional es el patrón de diseño para organizar una
empresa, con el fin de cumplir las metas propuestas y lograr el objetivo deseado.
115
Para seleccionar una estructura adecuada es necesario comprender que cada empresa u
organismo es diferente, y puede adoptar la estructura organizacional que más se acomode a
sus prioridades y necesidades (es decir, la estructura deberá acoplarse y responder a la
planeación), además debe reflejar la situación de la organización. Por ejemplo, su edad,
tamaño, tipo de sistema de producción, el grado en que su entorno es complejo y dinámico,
etc.
TIPOS
Estructura simple
Por lo general son organizaciones jóvenes y pequeñas que se encuentran en un estado de
formación, el mecanismo de coordinación predominante es el de la supervisión directa y el
flujo de decisiones se toma desde arriba hacia abajo.
Burocracia mecánica
Son organizaciones antiguas, en donde el volumen de trabajo maneja niveles repetitivos.
Su fuerte es la estandarización de los procesos de trabajo.
116
Burocracia profesional
Son organizaciones en donde su núcleo operativo tiene estandarizada destrezas y hay una
especialización horizontal de tareas. Es una estructura útil para perfeccionar lo que existe, no
para innovar.
Forma divisional
Son organizaciones grandes que se encuentran diversificadas, y tienen distintas unidades
de negocio, hay una necesidad de liderazgo en la línea media ya que muchas decisiones
operativas son allí tomadas. Las divisiones, muchas veces, se tornan burocracias mecánicas
en sí mismas superponiéndose con otras. Su mecanismo principal de coordinación es la
117
estandarización de producciones. El éxito de esta estructura organizacional depende de metas
cuantificables.
Adhocracia
Son organizaciones jóvenes que son coordinadas mediante ajuste mutuo, buscan
descentralizar las decisiones a la persona experta en el tema debatido. Todos los integrantes
son estrategas ya que se trabaja por proyectos puntuales.
Liderazgo y estructuras
118
cada una de las características y conductas del liderazgo para los cinco tipos de
organizaciones aquí expuestas. Cabe aclarar, que este análisis se hace teniendo en cuenta
sólo al líder que lidera toda la organización y no sólo una parte de ella.
Teniendo en cuenta desde un inicio, que un líder no cuenta con cada una de estas
características y conductas en su máximo potencial, sino que utiliza según sus capacidades
algunas de ellas y en distinta graduación, pero que, a los fines de liderar determinadas
organizaciones se hacen más necesarias unas que otras. Utilizaremos una escala de
graduación que mide el nivel de necesidad de la característica y conducta analizada, desde
ALTA, MEDIA, BAJA.
Características y estructuras
119
Las estructuras simples por lo general suelen ser pequeñas organizaciones que cuentan
con pocos integrantes y lo que se utiliza entre ellos es la coordinación mediante supervisión
directa.
Un líder en esta organización debe necesitar en distintos grados las características antes
mencionadas. Una de ellas es ser visionario teniendo la capacidad de adelantarse al futuro y
poder detectar oportunidades donde otros no las ven, esto le va a permitir a esta estructura
poder seguir en vigencia y actualizada, adaptándose a lo que suceda en el entorno (capacidad
de adaptación) de una forma creativa (creatividad).
Por lo general, los líderes de estas organizaciones son los fundadores de la idea
disparadora que dio el origen a la organización y muy frecuentemente toman sus decisiones
basadas en su intuición con una confianza que los caracteriza en lo que emprenden
persistiendo constantemente y convencidos que van por el camino correcto.
Otra característica clave de los líderes de estas configuraciones es que puede establecer
vínculos con todos los stakeholders de la organización, siendo una estructura simple tiene
contacto con todos debido a que ser pequeña en tamaño puede aplicar como principal
mecanismo de coordinación la supervisión directa.
En las burocracias mecánicas el volumen de trabajo tiene niveles repetitivos. En general
las tareas están definidas y distribuidas en forma muy minuciosa.
Los líderes de las burocracias mecánicas por lo general son personas que tienen
experiencia en el trabajo que realizan y un nivel de responsabilidad alto en el volumen de
tareas a nivel organizacional. Por lo general son vistos como referentes y sus seguidores se
ven muy motivados por cómo se desenvuelven en el entorno.
En las burocracias profesionales se busca perfeccionar lo que ya existe, son estructuras
de gran tamaño en la que hay profesionales que ejercen autocontrol y tienen gran libertad
sobre las tareas que realizan. Es por eso que en estas organizaciones los líderes requieren
una fuerte pericia técnica en su profesión, un nivel alto de experiencia y autoconfianza en las
decisiones que toma.
Los líderes de estas configuraciones además ejercen un rol comunicacional muy fuerte, es
por eso que necesitan un buen manejo de la oratoria para lograr que los seguidores vean el
compromiso que implica el trabajo que realizan.
En la estructura divisional se estandarizan los outputs, es por eso que el líder de esta
configuración debe contar con un nivel alto de experiencia y responsabilidad en el trabajo que
lleva a cabo. Por lo general su capacidad cognitiva en lo que realiza es muy alta y tiene mucha
confianza en lo que dice y hace. Además esta configuración se mueve en un entorno
complejo que necesita adaptarse y crear nuevas oportunidades de negocios (visionario) de
una forma creativa. Para que los seguidores sean influenciados, al ser tan grande la estructura
organizacional, es necesario además ser extrovertido y poder transmitir oralmente los valores
organizacionales.
El riesgo de estas configuraciones es que las mismas unidades de negocios se transformen
en burocracias mecánicas y se vuelva sólo una serie de procedimientos a realizar y no se
tome en cuenta la calidad del output realizado.
120
Las adhocracias son estructuras mucho más pequeñas y el mecanismo de coordinación
es el ajuste mutuo, es por eso que la capacidad vincular es clave para un líder en este tipo de
estructura. Los líderes en este tipo de organizaciones buscan motivar a las personas que
trabajan con ellos con convicciones sólidas y firme persistencia creyendo fervientemente en la
idea que buscan desarrollar. Para comunicar la misma, deben ser extrovertidos y poder
generar un vínculo sólido con sus seguidores.
Las conductas de liderazgo en la estructura simple se basan en dirigir por el camino que
el líder con su intuición crea correcto, motivar y acompañar haciendo que los seguidores sean
parte del proceso de desarrollo de la idea, coordinarlos para eficientizar tareas y
responsabilidades y, por último controlar mediante el mecanismo de supervisión directa las
tareas realizadas.
En la burocracia mecánica, al estar basado en la estandarización de procesos, una
conducta de liderazgo es controlar que los mismos se cumplan. Otro tipo de conducta que
surge es la posibilidad de entrenar y capacitar a los seguidores en los procedimientos que la
organización realice.
La burocracia profesional delega responsabilidades y cada miembro es responsable por
la tarea que realiza, ya que las tareas profesionales son aprendidas antes de incorporarse a la
organización. Debido a que el líder no controla cada tarea particular realizada por los
profesionales, lo que hace es verificar los resultados más importantes obtenidos en cada área.
Los líderes de la estructura divisional controlan fuertemente los resultados obtenidos de las
unidades de negocio, para ello buscan entrenar, capacitar y dirigir a los seguidores así poder
acompañar ese proceso hacia el resultado.
En la adhocracia sucede que los líderes son coordinadores, motivadores y acompañantes
del proyecto que se esté llevando a cabo, pero saben delegar al seguidor que sepa hacer la
tarea mejor que ellos y eso los fortalece como líderes ya que saben cuál es la persona con la
capacidad para realizar tal o cual tarea.
121
Conclusiones
Al inicio del capítulo nos hacíamos algunas preguntas con respecto a la posibilidad de que
existan líderes que sean eficaces en algún tipo de organización y que resulten un fracaso en
otras, o si existe un perfil de liderazgo con características y conductas acordes para las
distintas estructuras organizacionales.
Es difícil dar una conclusión determinante al respecto, pues se trata de fenómenos sociales
complejos mezclados con modelos organizacionales (como lo son las cinco configuraciones
estructurales de Mintzberg).
Sin embargo, el presente capítulo nos arroja cierta luz con respecto a la posibilidad de que
ciertas características y conductas del liderazgo resulten más favorables para algunas
organizaciones y no tan necesarias para otras. Podemos afirmar que la forma de ejercer el
liderazgo por parte de las personas necesariamente va a variar de una organización a otra, no
es lo mismo conducir una universidad que manejar una consultora de negocios o una fábrica
de bulones, si bien el concepto de liderazgo es el mismo, la forma de ejercerlo no.
También, estamos en condiciones de aseverar que un líder que pasa de dirigir un tipo de
estructura organizacional a dirigir otro distinto, va a fracasar si no adapta su forma de ejercer el
liderazgo. Imaginemos por ejemplo a un líder de una estructura simple (como puede ser una
empresa familiar que se dedica al lavado de autos) que de repente tiene que manejar una gran
empresa como puede ser una burocracia mecánica (por ejemplo una fábrica de autos), es de
esperarse que la persona maneje la organización de una forma distinta, pues si quiere por
ejemplo controlar todas las actividades mediante la supervisión directa y tomar decisiones en
todos los niveles, como lo hacía con su empresa familiar, no le alcanzan las 24 hs. del día y
tampoco sería humanamente posible.
Es decir que el fracaso o éxito del liderazgo es una organización u otra que va a depender
fundamentalmente de la capacidad de adaptación de la persona que lo ejerce.
Pero ¿qué pasa con las características, rasgos, cualidades permanentes e inherentes a
cada persona? Si bien los seres humanos tenemos la capacidad de aprender e incorporar
nuevas habilidades, hay de las que son inherentes a cada persona y son difíciles de
incorporar, modificar o eliminar. En estos casos la capacidad de adaptación se vuelve un poco
más compleja y es posible que determinadas personalidades sean más adecuadas a las
distintas estructuras organizacionales.
Por ejemplo, una persona creativa, innovadora, que le cuesta la rutina se va a hallar más
cómoda en una adhocracia que en una burocracia mecánica, o una persona que le cuesta
trabajar en equipo y que no tiene habilidad vincular, se va a sentir más cómoda desarrollando
su trabajo en el núcleo operativo de una burocracia profesional (por ejemplo un médico) o
estructura divisional (por ejemplo un agente de ventas) que una adhocracia o estructura simple
en la que tenga que tomar decisiones en grupo.
Entonces ¿existen líderes eficaces en algunas organizaciones que serían un fracaso en
otras?, existen, pero todo depende de la capacidad de adaptación y de las características
inherentes a la persona.
122
Bibliografía
Castro Solano, A y otros (2007): Teoría y evaluación del liderazgo, Buenos Aires, Paidós.
Chiavenato, Idalberto (2006): Comportamiento Organizacional, Mc Grawhill.
Maxwell, Jhon C. (1998): Las 21 leyes irrefutables del liderazgo, Grupo Nelson.
Mintzberg, Henry (2001): Diseño de organizaciones eficientes, El Ateneo.
Yukl, Gary A (2008): Liderazgo en las organizaciones, Madrid, Prentice Hall.
123
CAPÍTULO 7
Flow o experiencia óptima y el diseño de
puestos de trabajo
Martín Erralde
La psicología del trabajo, luego de la segunda guerra y hasta fines del siglo pasado, en
línea con los desarrollos de la psicología, que ha estado mayormente orientada por un enfoque
basado en el modelo de enfermedad, se abocó a estudiar y resolver los problemas que en las
personas y grupos genera la situación de trabajo. Así, la investigación y los desarrollos teóricos
se han centrado más en los aspectos negativos del trabajo como el estrés, burnout, fatiga,
124
absentismo, conflictos laborales, etc., que en los aspectos positivos tales como la sensación de
disfrute, creatividad, o el bienestar que las situaciones laborales pueden generar, y en los
recursos laborales de las personas y su potencial motivador (Salanova, Martinez, Cifre, &
Schauveli, 2005).
A este sesgo negativo que la psicología ha tenido en su enfoque, que la ha llevado a asumir
un “modelo de la existencia humana que olvida e incluso niega las características positivas del
ser humano y que ha contribuido a adoptar una visión pesimista de la naturaleza humana”
(Poseck, 2006), se le está oponiendo desde fines del siglo pasado una orientación denominada
“Psicología Positiva”, definida por Seligman en 1999 como el “estudio científico de las
experiencias positivas, los rasgos individuales positivos, las instituciones que facilitan su
desarrollo y los programas que ayudan a mejorar la calidad de vida de los individuos, mientras
previene o reduce la incidencia de la psicopatología” (Seligman, 1999). Esta rama de la
psicología, que busca comprender a través de la investigación científica los procesos que
subyacen a las cualidades y emociones positivas del ser humano, tiene como objetivo mejorar
la calidad de vida y prevenir la aparición de trastornos mentales y patologías apuntando a la
construcción de competencias y a la prevención (Poseck, 2006).
Seligman y Csikszentmihalyi sugieren que el objetivo de la Psicología Positiva es catalizar
un cambio de enfoque de la psicología desde la preocupación sólo en solucionar las cosas que
van mal en la vida, a construir cualidades positivas (Seligman & Csikszentmihalyi, 2000).
Este nuevo paradigma está en línea con la definición más amplia de salud que emite en
1948 la OMS. Allí la define como “un estado de bienestar total que incluye el bienestar físico,
mental y social, y no la mera ausencia de enfermedad o trastornos”. Desde esta perspectiva, la
salud se entiende de forma positiva, como un proceso por el cual la persona desarrolla al
máximo sus competencias y fortalezas.
Salanova y otros, plantean que “existe una necesidad creciente de una aproximación
positiva, más novedosa y emergente, que se centre en las fortalezas del empleado y del
funcionamiento organizacional óptimo” (Salanova, Martínez, & Llorens, 2004). Sostienen que
se requiere de un nuevo paradigma que aporte una nueva perspectiva más positiva en el
funcionamiento humano y organizacional y que ofrezca respuestas a las actuales demandas
emergentes producto de los cambios que están aconteciendo en las sociedades modernas.
Hoy las organizaciones necesitan contar con empleados motivados y psicológicamente
sanos para poder sobrevivir y prosperar en un contexto de cambio continuo; se espera que
sean proactivos, que demuestren iniciativa personal, colaboración, compromiso con la
excelencia, y que asuman responsabilidades en el desarrollo de su propia carrera. Para lograr
este objetivo ya no alcanza con tener una fuerza laboral ‘saludable’ al estilo tradicional, es
decir, empleados satisfechos con sus trabajos, sin estrés laboral, baja conflictividad y bajo nivel
de absentismo. Hoy se requiere “algo más” como para poner en marcha toda la maquinaria
organizacional y conseguir este objetivo. Y aquí es donde la Psicología Organizacional Positiva
(POP) trata de aportar respuestas (Salanova, Martínez, & Llorens, 2014).
Siguiendo a estos autores, la Psicología Organizacional Positiva (POP), define su campo de
estudio como “el estudio científico del funcionamiento óptimo de las personas y de los grupos
en el trabajo y las organizaciones”, “así como su gestión efectiva”, cuyo objetivo sería
125
“describir, explicar y predecir el funcionamiento óptimo en contextos laborales, así como
optimizar y potenciar la calidad de vida laboral y organizacional”. (Salanova et al., 2005);
(Salanova et al., 2004).
Desde esta perspectiva el foco puesto en mejorar el desempeño de las personas en una
organización se extiende también a la mejora de la calidad de vida laboral y organizacional en
un sentido más amplio, en donde entra a jugar cada vez más la mejora de la salud psicosocial,
del bienestar y la satisfacción de los trabajadores.
Este enfoque sería, en sí mismo, de verdadera prevención, ya que se centraría en buscar
los puntos fuertes de la organización y en estudiar las características o “recursos laborales”
que favorecen la creación de ambientes más positivos de trabajo. Es en este contexto donde
se desarrolla el concepto de flow.
126
siempre y cuando se den las características y circunstancias adecuadas (Rodríguez, Cifre, &
Salanova, 2008).
Se trata de un “estado de implicancia total en una actividad que requiere la concentración
completa”, en el que “las personas se hallan tan involucradas en la actividad que nada más
parece importarles; la experiencia, por sí misma, es tan placentera que las personas la
realizarán incluso aunque tenga un gran costo, por el puro motivo de hacerla”
(Csikszentmihalyi, 1997).
Como concepto, el Flow fue definido por Csikszentmihalyi como:
Por su parte, Bakker lo define como “una experiencia puntual que ocurre mientras se está
trabajando, caracterizada por un estado de absorción y disfrute laboral y motivación intrínseca
por el trabajo (Bakker, 2005, citado en Rodríguez, Alma M. .
De estas definiciones surge la siguiente estructura trifactorial que permite operacionalizar y
medir flow: absorción, motivación intrínseca y disfrute (placer), considerando estas tres
variables como componentes de la experiencia de flow en sí misma. Investigaciones
posteriores demostraron que las dimensiones básicas de flow parecen ser la absorción y el
disfrute, pudiendo actuar la motivación intrínseca como un antecedente (Rodríguez, Cifre
Gallego, Salanova, & Åborg, 2008). Donde absorción refiere a un estado de total concentración
en el que la persona está completamente inmersa en su trabajo, el tiempo sucede como si
volara y se olvida de todo lo que pasa a su alrededor; y disfrute es el sentimiento positivo que
ocurre cuando el desempeño de una actividad está lleno de placer y divertimento, y la
realización de la tarea proporciona al individuo sentimientos de satisfacción (Rodríguez, Cifre,
et al., 2008).
La experiencia de flow es más probable cuando las oportunidades de acción percibidas
requieren el uso pleno de las capacidades de acción; es decir, cuando coinciden los desafíos y
las habilidades subjetivamente percibidas. Tomando en cuenta estas dos variables, desafío y
habilidades, pueden generarse dos desequilibrios que producirán experiencias negativas:
ansiedad, cuando los desafíos son percibidos como superiores a las habilidades, y
aburrimiento cuando las habilidades superan los desafíos (Pearce, Ainley & Howard, 2005
citado en Mesurado, 2008).
En el modelo original, Csikszentmihalyi planteaba que el estado de flow se podría
experimentar solo con el equilibrio entre el desafío y la habilidad. Es decir, aun siendo bajo el
desafío, si la persona tenía baja habilidad podría experimentar un estado de flow; lo mismo si
ambos fueran altos (Csikszentmihalyi, M. & Csikszentmihalyi, I., 1998 y Pearce, Ainley &
Howard, 2005 citados en Mesurado, 2008). Debido a algunas incongruencias entre el modelo
127
teórico y los resultados de las evaluaciones empíricas, donde encontraron que el solo equilibrio
entre desafío y habilidad no eran suficientes para producir la experiencia óptima, algunos
autores postularon que la experiencia de flow comienza sólo cuando los desafíos y las
habilidades son superiores a cierto nivel y están en equilibrio (Massimini y Carli 1988 citado en
Mesurado, 2009).
En este sentido es que los autores elaboraron un nuevo modelo explicativo del flow
proponiendo cuatro relaciones entre ambas dimensiones: (1) si el desafío y la habilidad son
altos y equilibrados, se produce flow, (2) si el desafío y la habilidad están en equilibrio pero
debajo de la media dan lugar a la apatía, (3) si el desafío es bajo y la habilidad alta, se produce
aburrimiento y, finalmente, (4) si la habilidad es baja y el desafío alto, se produce ansiedad.
Más tarde, los mismos autores, complejizaron el modelo proponiendo ocho combinaciones
posibles entre desafío y habilidad: (1) estado de activación, cuando los desafíos son altos y las
habilidades moderadas, (2) estado de flow, cuando los desafíos son altos y las habilidades
también son altas, (3) estado de control, cuando el desafío es moderado y la habilidad es alta,
(4) estado de aburrimiento, cuando el desafío es bajo y la habilidad es alta, (5) estado de
relajación, cuando el desafío es bajo y la habilidad moderada, (6) estado de apatía, cuando el
desafío y la habilidad son bajos, (7) estado de preocupación, cuando el desafío es moderado y
la habilidad baja y (8) estado de ansiedad, cuando el desafío es alto y la habilidad baja
(Mesurado, 2009).
Teniendo en cuenta ambas dimensiones, desafío y habilidad se plantea que el surgimiento
del estado de flow depende de la combinación de condiciones externas e internas. Desde el
punto de vista externo, hay algunas actividades que favorecen la experiencia óptima en tanto
ofrecen metas concretas, el grado de desafío que implican permite a la persona ajustarlos o
calibrarlos, la misma tarea provee de mecanismos de feedback intrínsecos y por último el tipo
de tarea permite evitar las distracciones. Desde lo interno, las características personales
impactan sobre la probabilidad de ocurrencia de flow. De esta manera, algunas personas
pueden alinear más fácilmente sus capacidades a las exigencias del entorno, tienen facilidad
para concentrarse y evitar distracciones y no temen a una disminución de la autoconciencia.
Plantea Lewis que las personas que han aprendido a controlar su conciencia de esta manera,
tienen una personalidad flow” (Lewis, 1996 citado en Mesurado, 2009).
1) Metas claras a cada paso del camino. En todo momento se sabe lo que debe ser
hecho, permitiendo operacionalizar satisfactoriamente la consecución de dichas metas.
2) Feedback inmediato a las propias acciones. Se tiene información de cuán bien se
está realizando la tarea sin tener que esperar oírlo de los expertos o supervisores. Se
trata de personalidades que tienen la capacidad de interiorizar o establecer los criterios
128
que le permiten darse cuenta del resultado de su trabajo sin necesidad de escucharlo
de otra persona.
3) Atención focalizada en la tarea: Actividad y conciencia están unidas. La. Se requiere
una mente unificada para el ajuste cercano entre los desafíos y las destrezas, y esto se
hace posible por la claridad de las metas y un constante feedback.
4) Equilibrio entre desafíos y habilidades. En la experiencia de Flow, la persona siente
que sus habilidades son adecuadas para las oportunidades.
5) Exclusión de los contenidos irrelevantes de la conciencia. Las personas prestan
mayor atención sólo de lo que es relevante aquí y ahora. El flow es el resultado de la
concentración intensa en el presente.
6) Sentido de control sobre la actividad. No hay miedo al fracaso, se sabe lo que debe
ser hecho, y se reconoce la posesión de las destrezas acorde a los desafíos que las
metas implican.
7) Distorsión en el sentido del tiempo. Las horas pueden pasar en lo que parecen ser
unos pocos minutos o los minutos como si fueran horas.
8) Sentimiento de que la actividad es intrínsecamente gratificante. La experiencia se
vuelve autotélica, es decir, la tarea se vuelve valiosa por sí misma, más allá de los
resultados. La autoconciencia disminuye. La alta implicación en la actividad conlleva a
que la atención deje de centrarse en uno mismo para posarse en la tarea que se
realiza.
129
y habilidad por otro, lo que lleva a postular la existencia de dos factores subyacentes de
segundo orden que explican la experiencia óptima:
130
subyacente de segundo orden que nuclea la percepción de habilidad para el desarrollo de la
tarea específica y la percepción de logro durante la realización de la actividad. La segunda y
tercera están explicadas por el segundo factor subyacente de segundo orden, que nuclea la
activación cognitiva que está presente durante la realización de la actividad y los afectos
positivos que surgen al finalizar la actividad (Mesurado, 2009).
Flow en el trabajo
131
que desempeñan ocupaciones más recompensantes intrínsecamente las que puntúan más alto
en las dimensiones de flow, en comparación con aquellos que tienen un nivel educativo más
bajo y que desempeñan tareas menos recompensantes intrínsecamente. Los puestos de
directivos y superiores, así como profesores de enseñanza media y superior, manifiestan
mayores niveles en la experiencia de flow comparados con las ocupaciones de trabajadores de
oficina y operarios de líneas de producción.
Dos conclusiones surgen de esta investigación que relacionan el constructo flow con otros
constructos psicosociales. Por un lado, las experiencias de flow se relacionan con la mayor
cantidad de recursos en la actividad laboral como es la autonomía, el feedback y la variedad de
tareas. Se trata de tres de las cinco dimensiones que Hackam y Oldham proponen como
características del trabajo sobre las que sería posible actuar para influir en la motivación (Lévy-
Leboyer, 2003). Por otro, a mayor experiencia de Flow mayor bienestar psicológico, que
implica mayor frecuencia de conductas de afrontamiento (coping activo) frente a situaciones
estresantes y mayor compromiso con la organización, así como también menores niveles de
burnout y de ansiedad relacionada con la actividad que se realiza.
Como se mencionara anteriormente, la experiencia de flow comienza cuando los desafíos y
las habilidades son superiores a cierto nivel y están en equilibrio (Massimini y Carli 1988
citado en Mesurado, 2009), por lo tanto las propuestas orientadas a favorecer las experiencias
positivas deberían abordar ambas variables: diseño (o rediseño) de puestos de trabajo,
incrementando el nivel de desafío de las tareas; y aumento del nivel de competencias del
empleado, así como la propia autoeficacia o creencia en sus propias competencias.
El diseño (o rediseño), que constituye un elemento motivador en sí mismo, consiste en
dotar de mayores recursos laborales (variedad de tareas, feedback, autonomía) al puesto de
trabajo, de acuerdo con las necesidades y habilidades del trabajador. Se apunta a crear
puestos saludables donde los empleados perciban sus tareas como significativas y desafiantes
y no como aburridas y carentes de significado. El segundo aspecto, también de vital
importancia para la consecución de experiencias positivas, es el aumento de las competencias
o habilidades de los empleados a través, por ejemplo, de acciones formativas. La oportunidad
de trabajar en contextos caracterizados por tareas retadoras y niveles acorde de habilidades,
darían lugar a trabajadores saludables en puestos saludables, lo que, a su vez, incrementaría
las experiencias positivas, el interés por la tarea y productos o resultados saludables
(Rodríguez, Cifre, et al., 2008).
Las organizaciones saludables son aquellas que tienen empleados saludables y cuyos
resultados también lo son. Tienen como objetivo el buen funcionamiento organizacional en su
conjunto, es decir que tienen formas y prácticas de estructurar y gestionar los procesos de
trabajo que hace que sus empleados (las personas) se sientan más «saludables»; generen
resultados relacionados con la excelencia organizacional (buen desempeño y calidad de los
productos/servicios) y mantienen excelentes relaciones con el entorno organizacional y la
132
comunidad. Esto lo logran mediante esfuerzos sistemáticos, planificados y proactivos
orientados a la mejora de la salud de los empleados y la salud financiera de la organización
(Salanova, 2008).
La autora, en el trabajo que tomamos como referencia en este punto se pregunta “¿qué
pueden hacer las organizaciones para potenciar la salud de los empleados y de la misma
organización en su conjunto y obtener así beneficios personales, sociales, organizacionales y
financieros?” (Salanova, 2008 p.197). Como respuesta propone que
Así, los recursos laborales no solo contribuyen a la reducción del impacto negativo de las
demandas laborales, sino que también cumplen un papel fundamental como motivadores en sí
mismos. La relación entre características del trabajo y poder motivador se ha verificado en
diferentes estudios, demostrándose que tienen las primeras capacidad para estimular, o frenar,
la motivación (Lévy-Leboyer, 2003).
133
Siguiendo la primer definición, nos referiremos solo a los recursos de tarea por ser los que
caracterizan los puestos de trabajo saludables, capaces de generar bienestar psicológico
positivo en los empleados y, por lo tanto, también organizaciones saludables.
Los recursos de tarea son los recursos estructurales más próximos al empleado, ya que
tienen que ver con las tareas mismas que realiza, como por ejemplo, la claridad de las tareas y
del rol laboral, la autonomía, la variedad de las tareas y la existencia de información y feedback
sobre las tareas realizadas. Estos recursos “fomentan en el empleado la conexión con el
trabajo que se hace, el orgullo por lo que hace y su disfrute inmediato” (Salanova, 2008 p.
200).
Los recursos laborales más importantes presentes en los puestos saludables, que afectan
al bienestar psicológico, generando una mayor cantidad de experiencias positivas en su trabajo
y favoreciendo así la generación de organizaciones positivas, son los siguientes: (1) claridad
de las tareas y del rol laboral, (2) autonomía en el trabajo, (3) oportunidades que ofrece el
trabajo para el contacto social, (4) variedad de las tareas, (5) existencia de información y
feedback sobre el trabajo, (6) salario percibido como «justo», (7) seguridad física en el trabajo,
(8) que el trabajo sea valorado socialmente y (9) el apoyo del supervisor.
Según el modelo de bienestar psicológico de Warr (1987, 1990 citado en Salanova et al.,
2004), estas características del puesto afectan la salud mental y el bienestar de los
trabajadores, aunque no todas de la misma manera. Por un lado, tanto la falta como el exceso
de autonomía en el puesto, oportunidad para el uso de habilidades, variedad de tareas,
demandas laborales realistas, claridad y oportunidad de contacto interpersonal afectarán
negativamente a la salud mental. Por ejemplo, los niveles de autonomía medios son los que
más alto nivel de bienestar psicológico provocan, ya que bajos niveles producen ansiedad e
insatisfacción debido a la falta de control personal sobre el ambiente, pero también altos
niveles de control y autonomía pueden implicar incertidumbre, dificultad en tomar decisiones
constantemente y las consecuencias que conlleva la alta responsabilidad en el trabajo. Por el
contrario, poseer una paga que se considera adecuada, así como seguridad laboral y una
posición social valorada mejora la salud mental, aunque superado un cierto nivel lo único que
se consigue es mantener un nivel constante de salud mental. Por ejemplo, la falta de prestigio
o estatus social de un puesto puede crear malestar o vergüenza por el trabajo que se hace. A
medida que incrementa el estatus social asociado al puesto, puede mejorar el bienestar, pero
llega un punto que no por mucho aumentar el estatus del puesto se incrementa de forma lineal
el bienestar psicológico, sino que se puede mantener en el tiempo en un punto estable, es
decir, no empeorar pero tampoco mejorar.
De todas estas características psicosociales, el autor señala cinco de ellas como recursos
de tarea clave que más afectan el bienestar psicológico: (1) Control, (2) oportunidad para el
uso de habilidades, (3) las demandas de la tarea, (4) claridad ambiental, (5) apoyo social y (6)
feed-back (Warr 1990 citado en Salanova et al., 2004).
1) Control del puesto. Referido a dos aspectos básicos como son el control de tiempos
(grado en que las personas pueden decidir cuándo llevar a cabo una determinada
tarea) y el control de métodos (capacidad del trabajador para decidir el método con el
134
que va a realizar la tarea, se refiere al cómo hacerlo). Altas demandas laborales y altos
niveles de control en el puesto puede favorecer la aparición de puestos activos, que
faciliten el aprendizaje y la motivación de los trabajadores (Karasek, 1979 citado en
Salanova et al., 2004).
2) Oportunidad para el uso de habilidades. Este recurso se refiere a la oportunidad que
ofrece el puesto para la utilización y el desarrollo de las propias habilidades, así como la
utilización de habilidades valoradas y habilidades requeridas. Diversos estudios han
mostrado que aquellas empresas que favorecen el uso de las habilidades que los
trabajadores poseen obtienen trabajadores más satisfechos, con niveles de autoestima
más altos y con mayores indicadores de bienestar psicosocial (Peiró & Rodríguez,
2008).
3) Variedad. Hace referencia a la novedad y al cambio en un determinado entorno o
ambiente y se refiere a la variedad intrínseca (grado en que un trabajo requiere
diferentes actividades para llevarlo a cabo implicando el uso de diferentes habilidades
por parte del trabajador) y la variedad extrínseca (aspectos del trabajo relacionados con
otros aspectos del entorno del trabajo o el ambiente).
4) Demandas laborales realistas. Son características positivas y necesarias para
generar puestos activos y motivadores que fomenten el desarrollo personal (Karasek,
1979). Sólo cuando existan excesivas demandas en relación a las capacidades de la
persona para dar respuesta, aparecerán problemas de estrés. Por otra parte, la
infracarga de trabajo puede resultar también estresante. Así, la asignación de pocas
tareas, o muy simples, rutinarias y aburridas en relación a las habilidades y destrezas
del trabajador pueden también resultar perjudiciales (Peiró & Prieto, 1996).
5) Claridad de tareas y rol laboral. Se refiere a que el rol a desempeñar esté bien
definido y, por tanto, también lo estén las tareas a realizar. La persona posee
información clara respecto a las expectativas, es decir, a lo que se espera de él/ella,
sabe lo que tiene que hacer, cómo tiene que hacerlo, con quien tiene que trabajar, etc.
(Peiró & Prieto, 1996).
6) Oportunidades para el contacto social. Refiere a la relación interpersonal positiva
con personas que se consideran importantes o significativas en el trabajo, que son
consideradas como apoyo social en el trabajo, como por ejemplo el supervisor o los
propios compañeros. Este apoyo social puede manifestarse a través de un apoyo de
tipo emocional, esto es a través de sentimientos de empatía, estima, y confianza, así
como proporcionando apoyo de tipo instrumental, por ejemplo, recibiendo ayuda
cuando se necesita.
7) Feedback sobre el trabajo realizado. Hace referencia al grado en que la realización
de la actividad laboral proporciona a la persona información clara y directa sobre la
eficacia de su desempeño (Hackman y Oldham, 1980). Puede provenir de distintas
fuentes, como por ejemplo por la manera en que el puesto está diseñado, por el propio
supervisor o por los propios compañeros de trabajo. Se considera un recurso
organizacional clave responsable de la aparición de consecuencias positivas tales como
un incremento en las creencias de eficacia, bienestar psicológico, satisfacción y
135
mejoras en la productividad (Schaufeli y Enzmann, 1998 citado en Salanova et al.,
2004).
De esta manera, comprendiendo los recursos laborales que hacen a un puesto saludable,
podemos implementar acciones destinadas a aumentar la dosis de estos recursos de tarea a
los efectos de incrementar el bienestar psicológico de los miembros de una organización
laboral. Básicamente se trata del diseño y rediseño de puestos, que permite intervenir
enriqueciendo los trabajos de forma que los empleados se sientan orgullosos del trabajo que
hacen y disfruten haciéndolo.
Desde un punto de vista práctico, tomando como referente el modelo de las características
del puesto (Hackman y Oldham 1980 citado en Lévy-Leboyer, 2003), se proponen cinco
principios basados en el incremento y la combinación de recursos de la tarea para el (re)diseño
de puestos, que son útiles como principios fundamentales: (1) combinar tareas para evitar la
monotonía y el aburrimiento, y fomentar la utilización de las propias competencias; (2) diseño
de unidades de trabajo «naturales»; (3) realización de estructuras organizacionales centradas
en el cliente; (4) enriquecimiento del puesto, con tareas más interesantes y retadoras, con
mayor autonomía para tomar decisiones; y por último (5) creación de canales de feedback o
retroalimentación sobre la ejecución del trabajo.
A partir de esos principios o alternativas de rediseño de puestos podemos contribuir a
desarrollar puestos saludables que cuenten con un nivel adecuado de recursos de tareas
acordes a las capacidades de quien lo ocupa. Estos recursos resultan motivadores en sí
mismos y, por tanto, generadores de experiencias positivas en el trabajo.
Por lo tanto, para crear organizaciones saludables debemos (re)diseñar los actuales
puestos de trabajo y convertiros en puestos de trabajo saludables, donde los trabajadores
cuenten con el control necesario, puedan poner en práctica sus habilidades, tengan puestos
variados con demandas realistas acorde a sus capacidades, donde exista claridad de tareas y
de roles, donde se cuente con el apoyo de compañeros y supervisores cuando sea necesario y
donde se reciba un feedback inmediato sobre la ejecución de las tareas. La presencia de todas
estas características en el nivel necesario podrá producir organizaciones sanas donde las
personas disfruten de su trabajo. Es aquí donde Flow como experiencia positiva cobra un
mayor sentido, ya que estas organizaciones no sólo se preocupan de prevenir riesgos
laborales (físicos y psicosociales), sino que avanzan un paso más y se ocupan de crear climas
saludables y ambientes positivos de trabajo, donde los trabajadores disfruten de lo que hacen y
tengan experiencias laborales positivas, bienestar psicológico y una adecuada calidad de vida
laboral.
136
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138
Capítulo 8
Reflexiones sobre lo grupal en una experiencia
con equipos de trabajo
Matías Manuele
Introducción
El capítulo propone revisar las principales posiciones alrededor de la teoría de los grupos de
trabajo, identificando en ellas dos dimensiones centrales: el poder y la subjetividad.
Repasaremos estos conceptos a la luz de una experiencia de intervención desde el Centro de
Asistencia a Víctimas de Violaciones de Derechos Humanos de la Secretaría de Derechos
Humanos de la Nación con los equipos de trabajos de los Espacios de Memoria de la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires en el 2015 a través de la conformación de grupos de reflexión.
La acomodación del grupo implica entonces que si el sujeto es siempre sujeto al grupo,
también el grupo se hace a sí mismo en tanto sujeto grupal. De esta manera, una primera y
genérica definición de la unidad que en este capítulo nos convoca podría definir a los grupos
como “unidades colectivas en las que las personas realizan la mayor parte de sus actividades
incluyendo entre ellas el trabajo, y son también las unidades a través de las cuales se
estructura el trabajo en las organizaciones” (Salanova, Prieto, Peiró 2014:53).
139
En este sentido, la definición nos sitúa frente a un objeto estructurado que tiene, en
principio, dos dimensiones de relevancia: la de los modos de organización de las personas y
las de los modos de estructuración de las organizaciones, en tanto subsistema de las mismas.
Sin embargo, queremos llamar la atención de que tanto una como otra dimensión,
relevantes sin dudas para la teoría organizacional, ocultan en principio una tercera esfera.
Tanto una como otra dimensión apuntan a los modos de organización, interno y externos,
modos racionales de estructuración de roles, funciones, recursos. Sin embargo, cuando nos
aproximamos a los grupos adquieren relevancias otras racionalidades que configuran la
organización y los grupos. Estas otras racionalidades constituyen derivaciones de la dimensión
social de los grupos, de su ser dispositivos de socialización, modos de estar del sujeto.
7
La percepción de esas otras racionalidades pone de relieve una cuestión paradigmática en
relación a la teoría organizacional. Pensar los grupos nos lleva a visibilizar esos otros procesos
afectivos, políticos o culturales que suceden ocultos a un enfoque meramente técnico
eficientista y que no por ello determinan menos a las organizaciones y las tareas.
Por último, la relevancia de centrar la mirada en los grupos cuando queremos pensar las
organizaciones se encuentra en el rol fundamental que estos tienen frente a las características
desestructurantes de la Modernidad tardía.
Entendemos que el proceso llamado Globalización trajo aparejada una aceleración de las
lógicas que ya estaban presentes en la modernidad que constituyó un nuevo Take Off. Si bien
no es el tema de este apartado nos interesa rescatar la descripción que de esta etapa del
capitalismo hace Zygmunt Bauman (2002). El recientemente fallecido sociólogo polaco acuñó
el adjetivó de líquido para la modernidad, apelando a la metáfora química. Las moléculas se
representan en química mediante guiones que identifican los enlaces entre átomos. Las
moléculas de los sólidos suelen tener más enlaces que las de los líquidos, haciéndolas por lo
tanto más rígidas. En este sentido, las capacidades de adaptación a diferentes contenedores,
la flexibilidad, la fluidez, le viene a los líquidos de tener “menos enlaces”.
Para Bauman entonces, desplazando la metáfora a lo social, la menor cantidad de enlaces
que caracterizan las relaciones sociales en la modernidad tardía explica la fluidez,
adaptabilidad y flexibilidad de las identidades contemporáneas. El capitalismo implica
relaciones con menos lazos (tradiciones, identidades, vínculos primarios) que faciliten la
circulación.
Pero si esa licuefacción de las relaciones las hace más dóciles a los requerimientos de
circulación de las mercancías, al mismo tiempo “augura el fin del compromiso mutuo” (Bauman
2002:18). Es un nuevo modo de ejercicio de la dominación que se construye a partir de un
poder que huye y se descompromete. Ese descompromiso disuelve los vínculos y con ellos
nuestras identidades sociales: perdemos las marcas y puntos de orientación en relación a lo
que se espera de nosotros, a nuestras opciones.
Entendemos por paradigmas los supuestos subyacentes que hacen a la mirada sobre el objeto de estudio. El
paradigma es una cosmovisión acerca de las definiciones más generales, no de conceptos o de teorías, sino de los
supuestos sobre los que luego se construyen las teorías. Qué es un hombre, qué es una organización, que es el
conocimiento. Los supuestos son definiciones implícitas, determinan el modo de ver el mundo. Qué vemos cuando
vemos una organización.
140
La incertidumbre es la marca de la modernidad tardía, la desconfianza el signo de las
relaciones. También Aldo Schlemenson (1990) identifica en la ruptura de la confianza la
esencia de toda demanda organizacional. En tanto las organizaciones son sistemas socio
técnicos, lo que se pone en juego son esencialmente relaciones sociales. El cemento de estas
relaciones, lo que me permite actuar con otros, y el producto de estas relaciones, es la
confianza social. Para actuar con otro necesito confiar en él, esa confianza se basa en la
creencia que el otro cumplirá mi expectativa de actuar conmigo. Y si esa expectativa se
cumple veré reforzada mi confianza para seguir actuando juntos. La confianza organizacional
como el fin de toda intervención. La confianza es un valor autopoiético. La confianza como
residuo virtuoso del trabajo colectivo.
En este sentido reflexionar sobre los grupos se vuelve fundamental, pues son ellos el
caldero donde se cocina la confianza social, el motor de transformación de las organizaciones
y la promesa de estabilización de los efectos de la modernidad tardía.
En este apartado haremos un breve resumen de las corrientes que desde la Psicología
organizacional y del trabajo han abordado la problemática de los grupos. Caracterizaremos
brevemente el momento inicial y tres abordajes clásicos, y haremos una escueta mención a la
recepción en argentina de la psicoanalítica grupal. El objetivo es fijar elementos teóricos de
cada enfoque que puedan ser utilizados luego para la comprensión de la experiencia, y al
mismo tiempo ubicar en el contexto histórico de los 60 y especialmente de los 70 en Argentina
ciertas marcas que signaron la elaboración teórica tanto como su actualidad.
141
El concepto de calidad de vida laboral tiene dos dimensiones. Una más objetiva, que hace
referencia a las condiciones en se realizan las tareas labores (ambientales, técnicas,
salariales, de estabilidad, de seguridad e higiene, de diseño de puesto, etc.); y otra más
subjetiva, relacionada a las percepciones y valoraciones sobre las condiciones laborales (el
estrés laboral, el ambiente social, las relaciones de trabajo y con superiores, el clima
organizacional, posibilidades de ascensos, etc.)
La corriente dinamista
La corriente dinamista corresponde a la primera corriente que buscó pensar al grupo como
una esencia diferente de los individuos. Su principal referente, el psicólogo prusiano Kurt
Lewin (1890-1947), es considerado el fundador de la psicología social. Desarrolló su actividad
en la Universidad de Harvard donde en el año 1945 fundó el Centro de Investigación de
Dinámicas de Grupo (Research Center for Group Dynamics). Destacan sus obras “Una teoría
dinámica de la personalidad (1935)” y “Resolución de conflictos sociales (1948)”.
El enfoque lewiniano tiende a pensar el espacio vital como una topología en la cual el
comportamiento de los individuos es contextual a la relaciones de fuerza del campo, relaciones
que al ser interdependientes constituyen al grupo como un todo dinámico. Podríamos sintetizar
estas ideas en algunos postulados.
142
La corriente interaccionista
La corriente psicoanalítica
Frente a las corrientes anteriores que enfocaban una dimensión interrelacional (tensiones o
comunicación), y especialmente en los acontecimientos manifiestos (fuerzas o patrones), la
corriente psicoanalítica parte del reconocer que en el ingreso a un grupo los individuos ponen
en juego un conjunto de recursos afectivos e imaginarios que arrastra y que se actualizan en la
dinámica grupal. Estos recursos no son manifiestos sino implícitos, se actualizan en las
relaciones pero no son solo asimilables a ellas. Y por lo tanto, para su aprehensión,
comprensión y explicación se debe recurrir a herramientas que no redunden en el
reduccionismo fisicalista o material.
A su vez, en tanto los sujetos son portadores de esos recursos, ellos se producen por fuera
del grupo, lo que implica que ningún grupo está aislado del contexto (tiempo, cultura,
sociedad) en el que se inscribe. Y, no obstante, en tanto esos recursos se actualizan “en” el
grupo, no alcanzan a explicarlo, más bien cada grupo expresa de manera singular esa puesta
en acto.
Dentro de esta corriente se destacan Taylor, Bion, Ezriel, y Foulkes de la Escuela
Inglesa. Anzieu, Kaes, Pontalis y Bejarano, de la Escuela Francesa. Y también una serie de
autores argentinos, como Pichón Riviére, Bauleo, Kesselman, Pavlosky en la Escuela
Argentina de Psicoterapia Psicoanalítica de Grupo.
143
Escuela Inglesa
En la Escuela Inglesa, Wilfred Bion, médico y psicoanalista británico, nacido en India en
1897, participó en las dos guerras mundiales, siendo el trabajo con grupos de soldados en el
tratamiento de las neurosis de guerra un constante elemento de reflexión en sus escritos. En
este sentido, creó el germen de lo que fueron luego las comunidades terapéuticas que regirían
el tratamiento hospitalario.
Bion identifica dos niveles que conviven en los grupos:
Entonces, en primer lugar identifica dos dimensiones, una mayormente racional, la del
grupo de trabajo, donde se expresa una cooperación sofisticada, y la de los supuestos
básicos, que implican otros modos de interacción, otras racionalidades constituidas por
aquellos hilos deseantes que mencionábamos. Estas dimensiones están en continua tensión,
pues “el grupo lucha desde el primer momento por mantener una estructura sofisticada, y el
empeño puesto en ello indica la fuerza de las emociones asociadas a los supuesto básicos”
(Bion 1979:82).
Los supuestos básicos constituyen tres modos de estar del grupo. Por un lado, el grupo de
dependencia, que “piensa que el beneficio no proviene ya del grupo, sino solamente del líder”
(Bion 1979:100). El grupo espera que éste último actúe con autoridad, resuelva, dictamine. Y
no importa lo que líder haga o diga, esa espera hace uso y conforma (y confirma) lo que
desea.
Por otro lado, esa creencia en el líder del que se depende es insostenible, o se sostiene
solamente en la ilusión del grupo que reinterpreta lo que desea y la del líder que desea otra
interpretación. “Cuando la distancia entre estas dos creencias es grande (…) el resultado es
que el grupo ya no puede dominar la situación emocional” (Bion 1979:101). El grupo estalla en
una violencia hacia otros subgrupos, se manifiesta una tendencia a quejarse a una autoridad
externa, se producen escisiones entre los que apelan a la lealtad del líder de dependencia o “a
la Biblia del grupo” que es el sustituto del líder. Este es el supuesto subyacente de ataque-
huida.
Finalmente, el supuesto básico de apareamiento, en el que el grupo recompone sus deseos
proyectándolos hacia una esperanza futura (“la próxima estación será más agradable”). Ese
sentimiento de optimismo y esperanza que reorganiza los sentimientos del grupo en una
situación o en un líder “por venir”. Que obviamente, como toda esperanza, solo se sostiene en
tanto esa situación o líder no se haga presente (Bion 1979:123).
Por estos supuestos básicos va transitando el grupo, es una organización que muestra la
modalidad de expresión de las fantasías de los miembros del grupo acerca del coordinador.
144
Escuela Francesa
En la Escuela Francesa podemos señalar a Didier Anzieu, quien es su obra “Dinámica de
los pequeños grupos” (1968) elabora algunas características para los grupos: numero
restringido de manera que cada uno pueda tener una percepción del otro, mismos objetivos,
relaciones afectivas, interdependencia y solidaridad, unión moral, roles diferenciados, normas
creencias y ritos propios (Anzieu 1968:28). Estas características le permiten discernir cinco
tipos de grupos (muchedumbre, banda, agrupamiento, grupo primario y grupo secundario)
todos los cuales contiene tres procesos: aparición de conductores, identificación de grados
entre los miembros, adhesión inconsciente a clisés, imágenes o estereotipos.
Anzieu aporta el concepto de “grupalidad psíquica”, en relación a formaciones y procesos
intrapsíquicos, un Sí mismo grupal originario que se forma a lo largo del proceso de
individuación a través de la distinción entre los diferentes grupos que el sujeto va atravesando.
De esta manera, los sujetos proyectan en el grupo esa grupalidad en lo que denomina la
“organización grupal interna del fantasma”.
145
abandonarse en su espontáneo devenir, con lo que quedó cortado un
interesante proceso técnico-teórico- institucional que ahora, en mejores
condiciones, debemos recuperar, revisar, re-pensar. Es en esta orientación
que presentamos algunas de nuestras reflexiones (Fernández – Del Cueto
2000:48)
En este sentido, que la experiencia que vamos a rescatar a continuación tome como uno de
sus problemas los efectos actuales del terrorismo de Estado en Argentina va de suyo con el
corpus conceptual utilizado.
8
En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires funcionan cuatro espacios: “Automotores Orletti”, “Olimpo”,
“Virrey Ceballos” y “El Atlético”. Cada uno con una historia y funcionamiento diferente.
146
crimen, ya que es el Estado quien ha cometido el delito. En palabras de Ulloa, “no hay tercero
mediador a quien apelar, alguien que represente una ley que garantice la prevalencia del trato
justo sobre el imperio de la brutalidad del más fuerte” (Ulloa 2012:167-168) y se constituye así
una “encerrona trágica”. En este sentido, la asunción del Estado de políticas reparatorias
9
integrales es una responsabilidad internacional .
Desde 1983 en adelante el Estado argentino asumió esporádicamente políticas
reparatorias (Juicio a la Juntas, leyes nacionales como la 24321, 24411) al mismo tiempo que
generaba políticas de impunidad (leyes de punto final, obediencia debida, indultos). Recién en
el 2004 el Estado asume integralmente su responsabilidad de reparación jerarquizando y
transversalizando las políticas de derechos humanos.
9
Artículo 63.1 Convención Americana de Derechos Humanos, instrumento que goza de jerarquía
constitucional de conformidad al artículo 75, inciso 22 de nuestra Carta Magna
147
Subjetividad y memoria: el Centro Ulloa
En el año 2003, en este marco de políticas públicas reparatorias, se crea en el ámbito de la
Secretaría de Derechos Humanos de la Nación el Programa Consecuencias Actuales del
Terrorismo de Estado, como un espacio de investigación de los daños subjetivos y afectivos
que la dictadura había dejado en el tejido social. El mismo se plantea como una continuación
del trabajo que los Equipos de Salud Mental de los organismos de derechos humanos habían
10
conformado desde los años 70 - muchos de ellos promovidos por aquellos profesionales de
la Escuela Argentina de Psicoterapia Psicoanalítica de Grupo (como Kesselman, Pavlosky,
Ulloa). En el año 2006, a partir de la segunda desaparición de Jorge Julio López, el Programa
elabora el Plan Nacional de asistencia y acompañamiento a testigos víctimas y familiares
querellantes en juicios por delitos de lesa humanidad. Y finalmente en el año 2010 se crea el
Centro de Asistencia a Víctimas de Violaciones de Derechos Humanos “Dr. Fernando Ulloa”.
SI bien las competencias del Centro “Ulloa” estaban dirigidas hacia la “asistencia integral a
víctimas del Terrorismo de Estado y a víctimas del abuso de poder que hayan sufrido graves
situaciones traumáticas que puedan ocasionar menoscabo de sus derechos fundamentales,
y/o a sus familiares”, en su trayectoria y trabajo continuado fue recibiendo una serie de
demandas de otros actores sociales. Efectores de justicia, trabajadores de la salud, personal
administrativo de los organismos públicos que trabajaban con víctimas, y claro, integrantes de
los espacios de memoria. Todos ellos comenzaron a reconocer por un lado, el trabajo que el
Centro realizaba con las víctimas y familiares; y al mismo tiempo, comenzaron a identificar que
esos daños que el terrorismo de Estado causa en sus víctimas, también tienen resonancias en
aquellos que trabajan, escuchan, acompañan a aquellos.
Se trata justamente de identificar, digámoslo aquí brevemente, que el terrorismo de Estado
no es primeramente “algo que pasó”, sino que “sigue pasando” en tanto los daños siguen
punzando en la actualidad (suele pensarse que en tanto el desaparecido no aparece, en tanto
los niños siguen apropiados, el delito se sigue cometiendo). En segundo lugar, el terrorismo de
Estado no es algo “que le pasó” a otro. Poco a poco se fue visibilizando que los daños del
terrorismo de Estado marcan al cuerpo social y generan una herida ética. En tanto el que
comete el delito es ese Estado investido en un poder soberano cuya esencia es la de proteger
al cuerpo social, su disolución como tercero, como Ley, afecta a todo el conjunto social.
Finalmente, pensando en términos de riesgos psicosociales en el trabajo, la exposición de
estos trabajadores a una escucha permanente de los delitos más atroces, conviviendo en esos
espacios marcados por aquellos hechos, actualizaba y multiplicaba los efectos actuales. Es en
10
Los organismos en los que se crearon equipos de salud mental donde se brindó asistencia clínica a las
víctimas fueron Madres de Plaza de Mayo, el Centro de Estudios Legales y Sociales, el Movimiento
Solidario de Salud Mental (creado en 1982 se vincula desde 1983 con Familiares de Detenidos y
Desaparecidos por Razones Políticas) y Abuelas de Plaza de Mayo. Otros organismos contaron con
profesionales que colaboraron activamente con producciones teóricas y con asistencia individual a las
víctimas, pero sin constituir equipos clínicos. Estos organismos fueron la Asamblea Permanente por los
Derechos Humanos, el Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos, la Liga Argentina por los
Derechos del Hombre y el Servicio de Paz y Justicia.
148
este sentido que se inscribió la práctica de intercambio de experiencias en el trabajo en
Espacios de Memoria de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires durante 2015.
La demanda
El trabajo comienza a partir de una demanda de las coordinadoras del área de Sitios de
Memoria de la Dirección Nacional de Sitios de la Secretaría de Derechos Humanos de la
Nación hacia la Dirección del Centro “Ulloa”. En esta se identificaba, por un lado, la fuerte
legitimidad del Centro, y por lo tanto la confianza hacia él, a fin de poder ser un espacio para
canalizar a aquellas personas, familiares, víctimas, como una herramienta central para su
trabajo.
Pero, por debajo de esa necesidad de orden más técnico, aparece claramente una
expectativa en relación a que el espacio al que han sido convocados permita a ellos pensar y
trabajar sobre su propia necesidad, “la necesidad de un soporte donde poner palabras, de una
herramienta estatal, para trabajar en sitios dando el testimonio”. Se deja entrever en el relato
de las coordinadoras por un lado, ciertos efectos provocados en los trabajadores al trabajar en
los sitios y con víctimas; pero también aparecen ciertos trazos de conflicto en relación a
problemáticas que los Espacios habían tenido durante su dependencia del IEM y cómo esos
problemas necesitan ser abordados en la nueva coyuntura.
Encontramos los dos elementos que Aldo Schlemenson identifica como característicos de
un proceso de Análisis Organizacional. Por un lado, una demanda en la que se percibe cómo
la “discontinuidad en el proceso de interacción entre roles” que implicó la transferencia de un
espacio institucional a otro, generó “un conflicto de expectativas” en términos de “confianza
rota”. Y cómo, la sola demanda implicaba ya un primer paso en la intervención en tanto la
organización estaba reconfigurando esa confianza perdida sobre un tercero.
Por otro lado, identificar esto implicó un trabajo de “ir más allá” para conocer las
implicancias del encargo, como señala Petit. De ahí que el primer paso de la intervención
fuese convocar a todos los trabajadores de los espacios, trabajaran o no con víctimas (por
ejemplo, el personal de mantenimiento y limpieza) a un encuentro donde “todos pudiesen ser
escuchados”.
La propuesta
La propuesta de intervención implicó la realización de tres encuentros donde se constituyeran
“grupos de reflexión”. Pensamos a estos grupos como de aprendizaje, donde los trabajadores
pudiesen en principio salir de sus espacios habituales de trabajo con el fin de intercambiar y
reflexionar sin importar la tarea específica o el espacio de memoria concreto en el que
trabajasen. Estos encuentros se realizaron en el Centro Ulloa y fueron coordinados por tres
profesionales del mismo.
Se propuso la realización de tres encuentros en el Centro Ulloa, en dos grupos, cada
quince días (lunes). El primero de ellos tenía como objetivo “dilucidar la demanda”. Para ello
149
se planteó una presentación general del espacio y una devolución de lo charlado con las
coordinadoras como modo de poner a circular la palabra. En el segundo, buscamos centrarnos
en las “herramientas de acompañamiento a víctimas” como dispositivo de intervención. El
objetivo era que pudiesen apropiarse de una manera de pensar el rol de los trabajadores
desde una reparación integral. Se propuso para ello una dinámica específica que llamamos
“Parejas de acompañantes”. Finalmente, en el tercer encuentro la idea era volver sobre su rol
como trabajadores para poder reflexionar específicamente sobre la subjetividad en el trabajo,
la intersubjetividad, el reconocimiento y la construcción de normas. Para ello pensamos una
selección del texto de Cristophe Dejours (2006) y un ejercicio de FODA.
150
Grupos como fenómeno social (el poder)
151
los había convocado. En este sentido, hubo un desplazamiento de la serialidad en la que las
coordinadoras “los hablaban” a una grupalidad que “toma la palabra” (dispersa, confusa, no
discriminada aún, pero que los convocaba como trabajadores y no como “espacios”). Cada
uno fue contando su experiencia, su trayectoria, sus necesidades. Aún personales pero en un
primer descongelamiento.
En este hablar personal se fue generando también una escucha, lo similar y lo diferente.
Esta tomó cuerpo primero en una necesidad pragmática: “saber que podemos derivar es ya
una asistencia para nosotros”, “importancia de contar con el Ulloa como una herramienta”, “no
vamos a ser psicólogos, pero sí a saber a dónde orientar sin superponer”.
Entonces, se trató de reflexionar sobre eso que “necesitaban derivar”. ¿Qué es lo que se
quiere pasar al otro? ¿Por qué a ese otro? ¿Qué percibimos en él? Comenzamos así el
Reconocer qué se necesita “derivar” un problema desde el Sitio hacia el Centro (desde el
grupo hacia el coordinar) lleva a identificar ese problema como un resto de la palabra de las
víctimas que no puede ser contenido, que no tiene un lugar: “el problema es lo que de la
entrevista no pasa” [exceso] “a otros soportes: los tabúes, los silencios, los límites”. Luego,
reconocer esas facetas implícitas implicó reconocer “un exceso”. Llamamos “exceso” a aquello
que no puede ser ubicado, lo que sobra, lo que no estaba contemplado en nuestro manual de
procedimiento: “situaciones que suceden en los intersticios de la tarea pautada”. Es lo que
genera el sufrimiento. Y en este caso se trata justamente del sufrimiento del otro. Ya no se
trata tanto del dolor que genera “lo que pasó”, como de lograr identificar qué es eso que pasó.
Se identifica que la tensión, la sobrecarga emocional no viene tanto de la esencia del tema (el
horror) sino de situaciones que exceden los marcos de lo esperable: “hay situaciones que te
exceden”, “cuando te cae una víctima todo gira en torno a la contención para que vuelva, a
poder comunicarle el trabajo”.
¿Qué pasa con ese exceso? Pues que al igual que el trauma, no se va: “Te vas con una
angustia que no podés decodificar, pero tiene que ver con el ámbito laboral. Me quedé
pensando ahora que creo sobre la responsabilidad y la palabra, nos lo llevamos pero no
tenemos a dónde, todo el tiempo es guardarte eso”. Pero está y se manifiesta:” “Se presenta
una situación general en relación a sueños y pesadillas que “todos tienen” durante los “tres
primeros meses”.
El grupo construye un camino, dice que está frente a “la necesidad de un soporte donde
poner palabras”: “nos pasan muchas cosas” y “necesito ordenarlas”. ¿Debe el coordinador
ofrecer ese soporte? Necesariamente la expectativa sobre el coordinador debe volver encima
de los trabajadores a riesgo de investirse en un rol de autoridad, de saber, que deje al otro y a
la palabra del grupo en el sufrimiento. Esa vuelta, esa síntesis en términos del aprendizaje
grupal, esa vuelta sobre la grupalidad se da a partir de una escucha. Todo el tiempo se
152
escucha de ellos que hacen, que resuelven, inventan, contienen. Crean sus propias
herramientas, las nombran…
Por otro lado, los grupos no solo son un conjunto de personas. Entendemos que algo se
pone en juego y se desarrolla en la dinámica grupal. El grupo es “algo más que la suma de las
partes” y en ese sentido ese algo más es intrínseco a las relaciones. El grupo son personas
153
interactuando, y en esa interacción se ponen en juego fuerzas subjetivas y poderes
específicos. Estas fuerzas configuran lo que Fernández y Del Cueto (2000) denominan
“formaciones imaginarias grupales”. Formas imaginarias propias de cada grupo, producto del
singular proceso grupal descripto antes. Son comunes y subyacentes, son eficientes, en tanto
producen efectos en el grupo. Cuatro son las formaciones grupales: la red de identificaciones
cruzadas (y la red transferencial), las ilusiones grupales, los mitos del grupo, la institución
(como disparador del imaginario grupal). Veamos la primera:
Red de identificaciones
La matriz grupal, define Fernández, es el modo en que el grupo organiza singularmente los
lazos libidinosos que los individuos tienen entre sí y con el coordinador, y estos tienen que ver
con las identificaciones. De manera tal que la matriz grupal es una matriz de identificaciones.
“Vivimos una historia de violencia institucional por 10 años” y esa “herida del
IEM se sigue repitiendo a pesar del traspaso”.
“No quiero ser escéptico porque si esto no sigue es más de lo mismo”.
“Somos trabajadores” pero “no hay nada atrás”.
“El marco enunciativo es muy grande pero faltan cosas”.
154
Por otro lado, surge una identidad fuerte en relación a ser sujetos de la reconstrucción de
la memoria, en contraposición a la hegemonía del olvido o la negación del terror de estado y la
consecuente impunidad. Pero al mismo tiempo, esto implica el la obligación de no olvidar, de
estar siempre.
Reflexiones finales
Como sostienen diversos autores, el objetivo de toda intervención no debería ser solucionar
un problema. Si nos atenemos a la dimensión ética del Análisis Organizacional (Schelemenson
1990) el verdadero fin es que la organización aprenda a construir las herramientas necesarias
para afrontarlo. En este sentido, si como decíamos al comienzo, en la raíz de toda demanda
se encuentra la desconfianza, la ruptura de las posibilidades de actuar juntos por disolución,
superposición, perdida, de los roles, entonces “construir las herramientas” debería ser recrear
los modos de actuar juntos. Los grupos tienen en este sentido un lugar central.
Cuando no proponemos construir grupos en las organizaciones estamos pensando
reconstruir un espacio público esencial. Espacios de reconocimiento, de reelaboración de las
reglas del arte, de reapropiación del acto de trabajo. Los grupos son espacios poéticos, de
construcción de sentido y no podemos ser ingenuos que la palabra es tanto la raíz de la
poética como de la política.
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156
Capítulo 9
Personalidad e identidad laboral, condicionantes
organizacionales
Facundo Urtizberea
Introducción
157
empresa ante la inminente pérdida de sus puestos de trabajo. Generaba en nosotros un
particular interés, por cuanto constituía en la región una de las pocas experiencias de empresa
recuperada que había logrado subsistir. Nos parecía interesante observar cómo se había
creado, los conflictos iniciales, actuales, subyacentes, su desarrollo organizacional, el cambio
simbólico experimentado por sus integrantes en el pasaje de ser empleados a dueños. Los
emergentes obtenidos a consecuencia del análisis organizacional efectuado, fueron muy
diversos y dieron lugar a múltiples conclusiones.
La relación del hombre con el trabajo, es de carácter antropológico (Jacob 1995). Desde
siempre, el trabajo tiene un significado profundo para los sujetos y representa uno de los
aspectos centrales de su vida, no solo en tanto acceso a la supervivencia sino también como
factor constituyente de identidad y realización personal.
Sigmund Freud destaca dos condiciones básicas para considerar que una persona es
mentalmente sana: la capacidad de amar y de trabajar. En “El malestar en la cultura” Freud
señala la importancia primordial del trabajo, como la forma que encontró el hombre primitivo
para mejorar su suerte en la Tierra. El trabajo responde a un apremio de vida por realizar y
concretar cosas, aspiraciones, deseos. Esto impulsa al ser humano a establecer relaciones de
colaboración con otros para conseguir sus propósitos, incorporando colaboradores con quienes
realizar algo en común. El trabajo es la vía de acceso del hombre en la cultura, liga al individuo
fuertemente a la realidad y esta ligazón que este trabajo posibilita responde no solo a una
economía social, sino también libidinal. Es un vínculo indisoluble el que une psiquismo y
trabajo, pues el trabajo es una actividad que referencia al sujeto un lugar particular desde
donde se construye y reconstruye su identidad (Schlemenson 2002).
Cada sociedad, a través de sus instituciones y organizaciones trasmiten valores y creencias
sobre el trabajo y socializan a sus miembros en una determinada cultura. El trabajo es una
actividad coordinada desplegada por hombres y mujeres para enfrentar lo que no puede
obtenerse a través de lo que la organización prescribe, es decir, entra en juego la actividad
subjetivante, aquello que puede inventarse, imaginarse.
En casos favorables, las exigencias intelectuales, motrices y psicológicas que la tarea
requiere están a tono con las necesidades e intereses del trabajador, de modo tal que el
ejercicio de la tarea es fuente de experiencias placenteras. Si el contenido del trabajo se
establece como una satisfacción sublimatoria, el trabajador logrará generar cambios en la
organización a favor de sus aspiraciones. Sin embargo estos casos ideales no suceden muy a
menudo y en lugar de eso encontramos organizaciones de trabajo que chocan de frente con la
salud, las necesidades y los deseos de los sujetos y dan lugar a diferentes formas de
sufrimiento y malestar. La actividad laboral puede contribuir al desarrollo de la persona y a su
integración social o puede ser un factor fundamental de alienación.(Dejours1992).
158
Desafíos contemporáneos en la relación del hombre con el trabajo
159
Empresas recuperadas, cooperativas y subjetividad.
Empresas recuperadas
Las empresas recuperadas constituyen un tipo de organización muy particular, que supone
todo un desafío para aquellos que quieran abordar su estudio o instrumentar acciones. Dicha
complejidad radica en que son encuadres en configuración, con delimitaciones parciales y en
donde predomina la incertidumbre por sobre la certeza. Ana María Fernández las describe
como irrupciones que confrontan con los procedimientos de la disciplina fabril tradicional y se
constituye en un nuevo marco regulatorio que tiene como condición la creación del mismo
entre el colectivo de los trabajadores. Pasa de ser una disciplina ajena e impuesta por uno o
algunos puestos jerárquicos en la fábrica bajo patrón a ser una autorregulación construida por
el colectivo de trabajadores.
En nuestro país, el surgimiento de las empresas recuperadas estuvo asociado a la crisis
resultante de los procesos neoliberales que se implementaron durante la década del 90. Estas
políticas económicas tuvieron consecuencias desastrosas para la economía y naturalmente
afectaron a numerosas empresas que debieron cerrar sus puertas. Los trabajadores debieron
impulsar procesos de autorregulación, que como era de suponer no se dieron sin conflicto.
“Fueron tiempos donde el objetivo inmediato era ocupar, resistir y producir” (Fernández 2003).
Se puede entender por autorregulación un conjunto de prácticas colectivas que reemplazan
en una organización autogestiva a la disciplina fabril propia de la organización vertical. La
regulación se pone en marcha en lo cotidiano y presupone la invención de una respuesta ante
los problemas diarios que obstaculizan la producción, por ejemplo, las llegadas tarde, las
ausencias sin aviso, los retrasos en la producción, los faltantes de dinero, el tiempo del
almuerzo, etc. El espacio en el cual esta creación tiene lugar es generalmente la asamblea
que funciona como soberana de las cooperativas de trabajo. De todos modos veremos las
singularidades que adoptan las asambleas en sus modalidades de organización y algunas de
las características de los procedimientos de autorregulación que establecen.
Este proceso no se da de manera lineal ni mucho menos sin turbulencias, marchas y contra
marchas. No obstante Ana María Fernández describe tres momentos cronológicos que
guardan relación con los momentos que vive la mayoría de las fábricas y empresas
recuperadas desde el inicio de su ocupación.
Primer momento
Es la instancia en la que ocurre el vaciamiento de la fábrica o empresa por parte de la
patronal. La toma decanta como medida de fuerza, por parte de los trabajadores, a los que se
les adeudaba sueldo, aguinaldo y vacaciones, o que simplemente temen por la continuidad de
sus empleos. Es quizás el momento más duro. Se encuentran con una fábrica o empresa
vaciada, en muchos casos sin servicios (por las deudas mantenidas por la patronal comienzan
a cortarle los servicios tales como luz, gas, etc.), sin dinero debido a los sueldos atrasados y
por sobre todo sin ideas claras de qué y cómo afrontar este desafío. Es un momento de
grandes transformaciones tanto a nivel individual como colectivo. Algunos integrantes
160
atravesados por sus urgencias y subjetividades, no logran adaptarse a esta nueva realidad y
terminan emigrando o siendo excluidos por el colectivo mayoritario dado que no comprende o
comparte el nuevo proyecto organizacional. Se instala un nuevo modo de organizarse. Se
inicia un modo nuevo en el cual se pone en juego la invención del colectivo a la hora de
producir, organizarse y gestionar.
Segundo momento
Es cuando se inicia la producción. Existe igualdad y horizontalidad entre los trabajadores y
viven un permanente estado asambleario (Fernández y cols; 2006). Junto con las primeras
producciones comienzan a realizar gestiones judiciales y políticas para encontrar una forma
jurídica que le permita a la fábrica o empresa comercializar lo producido. Esto implica
contactos con otras instituciones así como también con los movimientos que nuclean fábricas
y empresas recuperadas. En este momento prima la horizontalidad. Se establecen alianzas,
tanto con movimientos que nuclean fábricas y empresas recuperadas como con partidos
políticos y sindicatos, sin homogeneidad. Se reconoce lo diverso como propio y constitutivo del
colectivo. La fábrica toma vida en muchos sentidos. Reactiva la producción y al mismo tiempo
se encuentra en pleno debate casi todo lo referido al cómo. Se incrementan las
confrontaciones y se disputan liderazgos.
Tercer momento
Este es un momento en el que aparece la preocupación por encontrar la mejor
organización de la producción. Tienen, en general, cada vez más trabajo y por consecuencia
menos tiempo para debatir en forma constante, como sucedía en el momento anterior. Las
decisiones quedan organizadas en torno al dispositivo asambleario y las decisiones de orden
más cotidiano son tomadas por el consejo de administración (ya que la mayoría de las fábricas
y empresas se ha constituido como cooperativa). Se complejizan los mecanismos de
producción y gestión ya que en general amplían su capacidad productiva u ofrecen más
servicios. Así se van estableciendo procedimientos más aceitados y más formales.
Evidentemente el atravesamiento por este proceso, no resulta inocuo para el trabajador. En
cada participación, en cada toma de decisiones, configura y fortalece su identidad laboral. No
obstante, la empresa recuperada no constituye un modelo organizacional estable. Es más bien
una instancia de subsistencia, toma de conciencia y lucha; que en el mejor de los casos debe
decantar en un encuadre organizacional sustentable económica y legalmente. En la
experiencia Argentina, dio derrotero suele culminar en la conformación de cooperativas.
Las cooperativas
161
eficiencia mediante un sistema de autoridad basado en la diferenciación de responsabilidades
y en la capacidad, igualmente diferencial, de sus miembros. En su seno se despliega un
conflicto social originado en la existencia de grupos significativos de poder de interacción
dinámica que pugnan por realizar sus intereses sectoriales. Finalmente, la organización se
haya inserta en un medio o contexto externo con el cual guarda una relación interdependiente
significativa, contexto poblado por entidades diversas con las que interactúan, colaboran y/o
compiten. Dentro de este contexto el proyecto constituye el soporte fundacional básico de la
organización: es el impulso que determina el proceso y el devenir posterior; se trata de un
proyecto creativo que contiene elementos de innovación y propuesta de cambio. En tal sentido
el contexto social jurídico y político resulta positivo para las cooperativas. Impulsadas a fines
del siglo XIX, por anarquistas, socialistas y radicales, se fueron afianzando con el transcurrir
de las luchas y hoy cuentan con claros marcos regulatorios, exenciones impositivas, respaldo
social y ciertas líneas de crédito. Si bien eso no ha impedido que sufran los avatares de la
economía global, basta recordar el cierre del Hogar Obrero a mediados de los noventa, lo
cierto es que constituían el destino casi previsible hacia el cual se encaminaban las empresas
recuperadas.
Las cooperativas de trabajo, son organizaciones con identidad, especificidad doctrinaria,
legal y organizacional, que requieren mecanismos específicos para la organización, toma de
decisiones, gestión y fiscalización, que resultan imprescindibles conocer para su eficaz
funcionamiento. Para la concepción cooperativa la autogestión no se agota en el plano de la
actividad económica, sino que incluye un modelo participativo y democrático, de manera que
los asociados a través de las cooperativas de trabajo sean los gestores de un modelo-sistema
social y cultural alternativo.
El cooperativismo de trabajo no nace ante este fenómeno de crisis del siglo XXI, sino que
las primeras entidades se crean en el año 1928 en la Argentina, dedicada a la construcción,
fue fundada por 12 obreros en la localidad de Pergamino. A nivel local, podemos mencionar la
Cooperativa Industrial, Textil, Argentina de Producción y Consumo Ltda. (C.I.T.A.) constituida
en La Plata, el 30 de noviembre de 1952, por 600 ex trabajadores de la Fábrica SAISA S.A.,
que actualmente funciona bajo el lema “un producto cooperativo para la comunidad platense”.
Según información del Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (INAES),
existen a la fecha en nuestro país 10.436 cooperativas de trabajo, sobre un total general de
20.404 entidades. El resurgimiento de la figura de las cooperativas está vinculado, por un lado,
con la recuperación de la economía luego de la crisis de 2001 que permitió que se reflotasen
proyectos productivos, con las empresas recuperadas que devinieron en cooperativas y por la
promoción de las cooperativas de trabajo creadas durante el kirchnerismo con beneficiarios de
planes sociales para la prestación de servicios en municipios y orientados a la inclusión social,
pero que distan mucho de ser verdaderas cooperativas. La configuración de su proyecto
organizacional, sus dinámicas operativas internas y la modalidad de distribución de ganancias,
no condice con los preceptos centrales del cooperativismo.
Siete son los principios universales actuales, que orientan y definen desde una concepción
sistémica las conductas y prácticas del accionar de las cooperativas:
162
1er. principio: Ingreso abierto y voluntario
Las cooperativas son organizaciones voluntarias abiertas para todas aquellas personas
dispuestas a utilizar sus servicios y dispuestas a aceptar las responsabilidades que conlleva la
asociación sin discriminación de género, raza, clase social, posición política o religiosa.
163
La cooperativa trabaja para el desarrollo sostenible de su comunidad por medio de políticas
aceptadas por sus miembros.
164
Subjetividad
Análisis organizacional
Para poder observar con mayor claridad cómo se configuran y operan en tanto
condicionantes psíquicos, los proceso de subjetivización de los trabajadores de cooperativas
originadas en empresas recuperadas, haremos mención de un caso que abordamos hace ya
165
algunos años, en el marco de un proyecto de extensión que luego devino en un programa de
extensión.
Dicha iniciativa fue impulsada por docentes y alumnos de las cátedras de Psicología
Organizacional (UNICEN) y Psicología Laboral (UNLP). Nuestro objetivo inicial era el de
pesquisar las principales características organizacionales, de la única empresa recuperada de
la región que había devenido en cooperativa de trabajo. Para ello instrumentamos un proceso
de análisis organizacional descriptivo (Schlemenson 2002) que nos permitiera analizar la
organización desde las siete dimensiones que plantea el autor y evaluar con posterioridad
posibles líneas de intervención, que se plasmarían mediante un programa de extensión
universitaria.
El análisis organizacional, considerado como estrategia de abordaje a un caso concreto,
compromete un proceso de cambio pactado contractualmente entre los miembros de un
sistema organizacional y un analista independiente, considerado como “agente de cambio
externo”, para encarar problemas que obstaculizan el desarrollo de los componentes del
sistema. El contrato legitima una relación de colaboración voluntaria que comprende una
exploración conjunta por parte de todos los implicados, tendiente a desarrollar la comprensión
de los aspectos intrapersonales, interpersonales, organizativos, tecnológicos, axiológicos y
contextuales que afectan el desarrollo de la organización y la realización de sus miembros. El
enfoque del análisis organizacional es, simultáneamente, a) histórico-genético, donde se
indaga el origen de los problemas, entendiendo la importancia de los determinantes históricos
particulares; b) situacional, se los estudia en el aquí y ahora de la situación de consulta; y c)
prospectivo, se concluye la perspectiva intencional, el análisis de los fines, los objetivos y
metas.
Se destacan ocho dimensiones relevantes que aquí enunciaremos brevemente por no ser
el motivo central de nuestra temática:
El proyecto: Constituye el aspecto más general y abstracto que justifica la existencia de una
organización. Nace de la cristalización de intuiciones que se van transformando
progresivamente a través de distintas etapas, primero en un proyecto y luego en un plan de
acción. Además de responder a necesidades genuinas, el proyecto necesita ser
suficientemente explícito y compartido por todos aquellos que están involucrados en su
realización.
La tarea y la tecnología: Del proyecto se desprende un objetivo. Este a su vez, supone una
tarea primaria, la actividad central de la organización. La actividad central se desglosa,
subdivide, discrimina, en tareas que luego se integran y compatibilizan.
166
efectivamente opera, d) La requerida, que es la que todos a los componentes de la situación
necesitan.
La integración psicosocial: Esta dimensión alude a las relaciones interpersonales dentro del
sistema. Podemos reconocer dos ejes ordenadores de las relaciones interpersonales: a) Un
eje vertical caracterizado por las relaciones con la autoridad y que es de naturaleza asimétrica.
b) Un eje horizontal que es el de las relaciones entre pares de naturaleza simétrica.
Aprovechamiento de RRHH: Los individuos que forman parte de una organización aspiran a
una retribución justa, acorde con lo que sienten que aportan, y también a ocupar un lugar
significativo que permita que sus opiniones, intereses motivaciones sean tenidas en cuenta.
Esto es de vital importancia en lo que respecta a la relación de los individuos con el trabajo.
Como es de suponer, fueron múltiples y diversos los elementos relevados, en base a los
cuales pudimos elaborar un diagnóstico organizacional de cada una de las instituciones
abordadas. En este trabajo, solo haremos mención a los datos que resultan significativos al
presente artículo.
El proyecto
La principal razón que dio lugar a la creación de la cooperativa fue el sostenimiento de las
fuentes de trabajo. Seis años después lo sigue siendo. Este es sin duda uno de los
emergentes más significativos. Si bien como veremos más adelante la cooperativa se ha
transformado y el personal de la misma ya no está compuesto solamente por socios
fundadores, el proyecto sobre el cual se sustenta la organización es el de obtener un “salario
digno” con el cual mantener a sus familias. No hay una pretensión vinculada con el desarrollo
de la empresa, ni la búsqueda de una superación comercial, más allá de lo que permita “pagar
la olla”.
Del análisis de los principios operativos de este conjunto de personas, se puede
caracterizar la filosofía organizacional sustentada en valores tales como: trabajar arduamente,
con seriedad en la producción y tratando de honrar la confianza de sus clientes.
167
La visión compartida por los socios fundadores, consiste en saldar el pasivo de la
cooperativa. Hay una notoria fijación con la deuda, lo cual constituye el mayor temor que se
expresa en la casi totalidad de las entrevistas. En todo caso, cuando eso ocurra, recién será el
momento de pensar un proceso de crecimiento que les permita un mayor desarrollo de la
empresa en el mercado de envases de papel para la industria.
Tarea y tecnología
Durante los primeros años, la cooperativa funcionó en base a las determinaciones tomadas
por los obreros en sus asambleas semanales. El predominio estaba centralizado en un
veterano jefe de montaje que supo liderar los primeros tiempos de la cooperativa. Antes de
culminar el primer año, se generó un fuerte enfrentamiento entre este sujeto y la casi totalidad
de los socios fundadores. La asamblea rechazó en dos oportunidades la propuesta de adquirir
deuda para financiar el crecimiento productivo de la empresa. Esta negativa, decantó en el
alejamiento de quien hasta ese entonces lideraba el proceso. Luego de varios meses sin una
dirección definida y frente a inminentes problemas organizacionales y económicos, en el 2007,
la asamblea de socios aprobó la contratación de un gerente general, para que de resolución a
problemas de orden técnico y colabore con la planificación estratégica en pos de trazar alguna
alternativa de resolución. Casi en simultáneo se formalizó la creación de departamentos
especializados: el Departamento Administrativo, el de Producción y de Comercialización
(dividido en un área de compras y otra de ventas). Al frente de estas áreas asumieron
responsabilidades los socios, quienes en su mayoría no tienen formación técnica específica y
tampoco consideran necesario ampliar su formación por medio de capacitaciones o procesos
de coaching. Esta reorganización, no supuso un cambio sustancial en la negativa de asumir
“riesgos”. Un dato significativo es que las tareas simples en el plano productivo son realizadas
por los empleados (contratados por la cooperativa) que se encargan del manejo de las
maquinarias para la fabricación de bolsas. El único espacio especializado en manos de un
empleado es el área de la logística de almacenamiento.
168
Capacidad instalada actual: 3.500.000 unidades mensuales
Capacidad actual de producción (año 2008): 1.300.000
unidades mensuales
Estructura organizacional
169
Integración Psicosocial
En cuanto al cambio simbólico y real que significó el pasar de ser empleados a dueños, es
algo que aún hoy en día están procesando simbólicamente. De hecho la casi totalidad de los
entrevistados se incomoda ante la idea de pensarse como dueños o jefes. Prefieren un rol más
horizontal, aun cuando ya hay 25 empleados que no componen el grupo de socios fundadores.
Desde lo operativo el pasar de ser empleados a dueños supuso el tener que gestionar la
empresa, establecer vínculos con otras organizaciones públicas y privadas. Naturalmente esto
conlleva mayores responsabilidades, con las cuales la mayoría no se sienten capacitados y
prefieren enfocarse en tu trabajo operativo cotidiano.
170
esta no se torna monótona ya que el personal puede pedir ser rotado de puesto, aunque los
mismo están conformes con la actividad que desempeñan en cada función que realizan, y en
lo referido a la retribución salarial todos perciben lo mismo al margen del desempeño que
cumplen.
Sistema político
Este se basa en la toma de decisiones por medio del Consejo de Administración, donde
cada miembro tiene un voto y el presidente dos votos, este actúa como un sistema ejecutivo,
responsabilizado de la determinación de tareas. Asimismo este sistema se rige por un conjunto
de normas basadas en un estatuto y un régimen interno. El Consejo de Administración se
renueva cada tres años, en lo que refiere a miembros titulares, que posee nueve miembros;
suplentes, con cinco miembros, y el mismo Consejo de Administración. También posee una
asamblea anual ordinaria que se reúne para elección de cargos inferiores en la organización
(por ejemplo elección del tesorero) o ante una situación adversa como la expulsión de algún
miembro de la cooperativa.
El contexto
La calidad lograda en la fabricación del producto, permitió sostener el vínculo comercial con
los principales cliente y dio lugar a una fuerte inserción de la marca comercial preexistente en
el mercado de envases (bolsas de papel para la industria). En este momento se ven superados
por la creciente demanda que registra la planta de producción. Cuentas con normas
estandarizadas, que deben cumplir con ciertas medidas en la fabricación de las bolsas.
171
Pese a su aceptable presente y su muy auspicioso potencial, la cooperativa debe subsistir
afrontando una significativa competencia. La misma se podría dividir en dos sectores:
a) Los sectores de 1º línea, que son consideradas líderes, caracterizados por cantidad y
condiciones, esto es que son empresas fabricantes de papel y a su vez confeccionan bolsas.
b) Los sectores de 2º línea, que necesitan de la compra de las empresas que fabrican
papel, como lo es la Cooperativa en cuestión y por lo tanto no es un competidor directo con los
sectores de 1º línea, posicionándola en 4º lugar.
Dinámica comunicacional
Esta es sin duda una de las dimensiones más precarias en cuanto a desarrollo
organizacional se refiere. En todas sus vertientes (horizontal, vertical, diagonal, etc.) se utilizan
procesos e instrumentos básicos y poco eficientes. No hay una estrategia comunicacional
delimitada ni objetivos sobre los cuales trazar una. Esta falencia, afecta al funcionamiento de la
cooperativa, en tanto impide la transmisión de contenidos comunicacionales, incrementa el
índice de fallas operativas derivados de las comunicaciones fallidas e incluso perturba el buen
clima organizacional existente.
172
Ahora bien, qué entendemos por condicionantes psíquicos.¿Cuáles son los procesos de
subjetivación que operan como tales?. Por lo pronto, no nos referimos al condicionante clásico
de Pavlov, que está asociado a las conductas reflejas no aprendidas. Tampoco es el
condicionamiento operante de Skinner en donde las influencias predominantes de la conducta
son externas. Nosotros entendemos que la conducta individual o colectiva de un sujeto, está
influenciada por su identidad que se expresa en sus características de personalidad, la cual en
ocasiones actúa como condicionante (positivo o negativo) del desarrollo organizacional.
Sin ánimo de profundizar, pero al mismo tiempo en pos de esgrimir los fundamentos
centrales de estos conceptos, diremos que la identidad es un dilema entre la singularidad de
uno mismo y la similitud con nuestros congéneres. Supone un conflicto entre diferentes
características de la identidad: similitud/distintividad, igualdad/diferenciación,
continuidad/discontinuidad. (Iñigo Lupicinio 2001). Identidad y personalidad son dos conceptos
que van unidos. Uno es y se diferencia de los demás por esa consciencia de ser único y
diferentes del resto. Estos mismos autores, proponían que los mecanismos básicos de la
entidad eran dos: la identificación y la diferenciación. La identificación nos garantizaría la
seguridad de saber quiénes somos y la diferenciación nos evitaría confundirnos con los
demás. La identidad se correspondería a quién es, como se ve esa persona en tanto diferente
del resto; la personalidad está asociada a cómo se comporta.
La identidad es parte inherente a la personalidad. El quién es la persona (su identidad), se
relaciona indefectiblemente con estos patrones diferenciales que conforman la personalidad.
La personalidad de un sujeto, es un patrón de características psicológicas que se expresan en
conductas mantenidas en el tiempo y que lo diferencian de los demás (Millon 1998). Un patrón
complejo de características psicológicas profundamente enraizadas, en su mayor parte
inconscientes y difíciles de cambiar, que se expresan en todas las áreas del funcionamiento
del individuo. A la hora de abordar el estudio de la personalidad, se pueden encontrar estudios
desde dos perspectivas: lo individual y lo social. Es decir, se puede analizar desde
explicaciones que emanan causalmente desde el individuo como organismo que es y se siente
diferente al resto, o desde lo social, que sería como ese individuo se relaciona con el entorno y
quiere identificarse o diferenciarse de su grupo social, es decir, como experimenta el individuo
ese yo soy en relación al grupo o al nosotros.
En tal sentido, el transcurso del abordaje hecho sobre la cooperativa en cuestión,
observamos conductas individuales y colectivas que actuaban como condicionantes negativos.
Luego de analizar detenidamente los emergentes, pudimos detectar que el factor determinante
radicaba en el perfil de personalidad predominante entre los integrantes de la cooperativas. La
casi totalidad de los miembros se encuadran en lo que desde hace ya un tiempo venimos
enunciando (Urtizberea 2015) como Personalidad Obrera, en contraposición de la
personalidad empresaria. Cabe destacar que no consideramos un perfil mejor que el otro. Por
el contrario los consideramos complementarios. En todo caso, la personalidad empresaria
tiene configuraciones de subjetividad distintas a la del obrero, que le permite afrontar de
manera diversa situaciones propias del devenir organizacional. Especialmente podríamos
destacar que la personalidad empresaria encuentra mayor satisfacción en el desafío de lo
nuevo y desdeña en cierta medida la estabilidad que suele asociar a la mediocridad. El riesgo
173
lo vincula con el comienzo de un emprendimiento y no con la finalización del mismo como
ocurre con el obrero. En estos últimos la angustia se exacerba ate la posibilidad del
desempleo. El emprendedor, paga un costo emocional por la finalización (pérdida simbólica)
de un proyecto, pero en general lo conecta con el estresor positivo de un nuevo comienzo.
Otro aspecto distintivo está relacionado con el manejo de la deuda. El empresario convive con
ella, tiene un enfoque financiero que lo lleva a pedir préstamos si son convenientes, aun
cuando tiene el capital. Quienes se identifican con una personalidad obrera, evitan las deudas
y de tenerlas buscan saldarlas en plazos cortos. El emprendedor, interpreta las relaciones
laborales como aspectos asociados al emprendimiento y no suele hacer tanto lazo social y
afectivo como el obrero. El empresario predica la supuesta familia organizacional, pero el que
más adhiere a esta idea es el obrero.
Esta enunciación conceptual se visualiza con claridad, en el caso del que tomamos como
referencia en este artículo. Hay al menos tres aspectos significativos de la gestión
organizacional, donde los miembros de la cooperativa atentan contra el apropiado desarrolla
organizacional producto de los limitantes propios de su personalidad colectiva.
Gestión operativa
Justamente, si se evalúan los datos relevados por el análisis organizacional desde una
perspectiva administrativa y económica, se evidencia una notoria desatención del potencial
productivo. Como hemos mencionado anteriormente, no hay una gestión operativa eficiente (ni
se pretende tenerla) y por ello la capacidad instalada es significativamente superior al índice
productivo. El esquema de proveedores resulta acotado y condiciona el precio final de los
productos. No hay estrategias comerciales agresivas ni tendientes a un incremento sustancial
de la cartera de clientes. No generan acciones de vinculación con la comunidad ni con el
ejecutivo municipal. Costo bastante que nos permitieran trabajar con ellos, proviniendo
nosotros de la Universidad. El remanente de ganancias que queda por fuera de los salarios se
destina íntegramente a saldar el pasivo de la empresa, sin que se asignen partidas a
renovación o ampliación de equipamientos. De la misma manera, es nulo el presupuesto
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destinado a publicidad. Aquí se hace notorio ese manejo angustiante que tienen de la deuda.
Objetivamente la misma es de tal magnitud que difícilmente puedan saldarla si no es mediante
una negociación de quita significativa (negociación que no han iniciado), sin embargo declinan
inversiones en pos de pagar ese pasivo. Cuando les preguntamos por qué lo hacen, la
respuesta es “porque nos deja más tranquilos, no nos gusta deber”.
Conclusiones
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No es objeto de este artículo determinar si esta modalidad organizacional es mejor que la
existente en las empresas con las que compite la cooperativa. Lo que no se puede negar es
que la particular dinámica productiva y comercial de la cooperativa, la expone no solo al no
aprovechamiento del potencial organizacional, sino al debilitamiento y pérdida de algunos de
sus principales clientes.
Cabe mencionar que el perfil subjetivo de sus integrantes, también supone notorias
ventajas frente a la dinámica y por sobre todo la cultura organizacional de las empresas
sustentadas en un criterio empresarial clásico. En tal sentido, los indicadores más
preponderantes son el clima motivacional y la cohesión grupal que ha permitido afrontar
etapas de crisis y no experimentar mayor malestar ante las frecuentes inestabilidades a las
que se expone el actual sistema económico predominante en nuestro país y el mundo.
Lo que también se evidencia con claridad, es la falta de apoyo estatal en aspectos que van
más allá de la expropiación o la línea de crédito blanda (la que dicho sea de paso nunca
utilizaron los integrantes de esta cooperativa). Resulta de vital importancia el rol que pueda
desarrollar el Estado municipal, provincial o nacional en pos de acompañar los procesos de
transformación simbólica que supone asumir la conducción de un emprendimiento de estas
características. Las carencias formativas, deberían esta suplidas al menos inicialmente, por
personal técnico aportado por el Estado. Desde una perspectiva interdisciplinaria se deben
consensuar e impulsar estrategias de desarrollo organizacional y humano. Las instancias de
capacitación y orientación ocupacional son fundamentales para elaborar planes de carrera y
reasignar funciones internas.
Por último el Estado debe apoyar y hasta fomentar los emprendimientos que supongan la
recuperación de espacios productivos y de generación de fuentes de trabajo. Si esto se da en
encuadres tan particulares como el de las empresas recuperadas, aún mejor en tanto supone
un estímulo a la superación del modelo imperante. Sin embargo, desentenderse de los
procesos que se desencadenan a partir de la instauración de tales organizaciones, no hace
más que incrementar las posibilidades de fracaso y frustración, por lo cual el apoyo inicial
termina siendo contraproducente, en tanto se retroalimenta la idea de que no son viables estas
modalidades organizacionales sino convencionales.
Bibliografía
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Editorial Paidos.
Urtizberea F. (2012) “Condicionantes psíquicos del desarrollo organizacional”. Buenos Aires.
Publicado en actas del X Congreso Internacional de Estudios del Trabajo.
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Los autores
Coordinador
Martín Erralde
Especialista en Administración de Negocios de la Universidad Nacional de Mar del Plata. Lic.
en Psicología (UNLP). Profesor Titular Ordinario de Psicología Organizacional, Facultad de
Ciencias Económicas (UNLP). Jefe de Trabajos Prácticos ordinario de Recursos Humanos en
la Facultad de Ciencias Económicas (UNICEN). Fue profesor de Posgrado de Psicología
Institucional en la Maestría en Salud Pública, Facultad de Ciencias Médicas (UNLP). Desde
1995 participa en proyectos de consultoría y capacitación en el Estudio Saccone & Asociados
de la ciudad de La Plata y desde 2010 es Director de Recursos Humanos de la Consultora
Management & Fit. Su experiencia profesional se vincula con procesos de consultoría y
capacitación en comportamiento organizacional, relaciones interpersonales, liderazgo,
motivación, equipos de trabajo, comunicación, gestión del cambio, clima y calidad de vida
laboral, factores de riesgo psicosociales y aprendizaje organizacional.
Autores
Biedma, Guadalupe
Técnica en Cooperativas, Facultad de Ciencias Económicas (UNLP). Estudiante de 5to año de
la carrera de Licenciatura en Administración (UNLP). Curso de Posgrado en Economía Social y
Dirección de Entidades sin fines de lucro, de la Universidad Nacional de Tres de Febrero.
Participa como coordinadora y colaboradora de diversos trabajos de extensión e investigación,
de la Facultad de Psicología (UNLP) y de la Facultad de Ciencias Económicas (UNLP). Ha
brindado capacitaciones en distintas cooperativas y en la Federación de Cooperativas de
Trabajo –FECOOTRA-. Se desempeña en el ámbito privado como administrativa en la
Contaduría General de la Provincia de Buenos Aires.
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de La Plata. Actualmente se desarrolla en el ámbito privado en asesoría impositiva de diversos
clientes.
Manuele, Matías
Licenciado en Sociología, Magíster en Desarrollo Sustentable (UNLa) y Magíster en Desarrollo
Local e Innovación Territorial de la Universidad de Alicante (España). Es Profesor Adjunto a
cargo de la cátedra de Sociología de las Organizaciones y del Taller Organizaciones y
Territorio (FAHCE-UNLP), además de Ayudante en las cátedras de Psicología Organizacional
(FCE-UNLP) y Teoría Social (FTS-UNLP). Ha sido becario de estudios y perfeccionamiento de
la Comisión de Investigaciones Científicas de la Provincia de Buenos Aires (2001-2004),
participando en tres PiyD y en ocho Proyectos de Extensión Universitaria. Trabajó en la
Secretaría de Derechos Humanos de la Provincia de Buenos Aires (2005-2010) donde fue
Director de Promoción y coordinador del área Sitios de Memoria; y desde el año 2010 trabaja
en la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, en asistencia a víctimas y en diseño y
desarrollo de acciones de capacitación y formación.
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Urtizberea, Facundo Esteban
Especialista en Psicología del Trabajo y las Organizaciones (Colegio de Psicólogos de Bs.
As.). Especialista en Gestión Pública (UNLP). Licenciado y Profesor en Psicología en la
Universidad Nacional de La Plata. Profesor Titular de Psicosociología de las organizaciones de
la Facultad de Ciencias Sociales (UNICEN) y Psicología del Trabajo de la Facultad de
Ingeniería (UCALP). Jefe de Trabajos Prácticos en Psicología Laboral de la Facultad de
Psicología (UNLP) y Docente en Psicología Organizacional de la Facultad de Ciencias
Económicas (UNLP). Director de diversos proyectos de investigación y extensión. Miembro de
APSILA y RIPOT. Ha dictado seminarios y conferencias en el país y en el exterior. Cuenta con
diversas publicaciones en revistas científicas, especializadas en Psicología del Trabajo.
Consultor del Ministerio de Trabajo de la Nación y Director de Modernización Administrativa en
la Municipalidad de La Plata. Con amplio recorrido profesional como analista organizacional,
selector de personal y director de RH.
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Psicología de las organizaciones : perspectivas conceptuales y experiencias profesionales /
Martín Erralde ... [et al.] ; coordinación general de Martín Erralde. - 1a ed . - La Plata :
Universidad Nacional de La Plata ; La Plata : EDULP, 2018.
Libro digital, PDF - (Libros de cátedra)
© 2018 - Edulp
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