Educación en América Latina 2018

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Universidad Nacional Autónoma de México

Facultad de Estudios Superiores Acatlán


Licenciatura en Pedagogía

EDUCACIÓN EN AMÉRICA LATINA

Prof. Huerta Jurado Javier


Alumna: Castillo Thierry Chanell Nirvana
Grupo 1302

Turno Matutino
Fecha de Entrega: 04 de diciembre del 2018
A partir de la información de los historiadores basaremos este trabajo, un trabajo
con contenido no apto para los realistas. Educación en América Latina ¿Qué
interesante tema no?, antes de entrar en lleno al tema es necesario conocer los
términos para poder tener una mejor comprensión de lo que se quiere informar a
través de este ensayo, así que empecemos, ¿Qué es educación? La educación es
el proceso de socialización, aprendizaje y la adquisición de conocimientos como los
valores, creencias y hábitos que son transferidos de una persona a otra, y ¿Qué es
América Latina? América Latina es un continente que abarca desde el país de
México (el centro) hasta los países de abajo (el sur) donde se hablan lenguas
latinas.

Desde sus principios América Latina a sido un continente lleno de vida humana con
una gran riqueza cultural y una vida silvestre basada en animales y plantas, este
enorme patrimonio de la Latinoamérica no lo tiene ningún otro continente, es por
eso que desde aquí partiremos para comenzar la historia de este maravilloso grupo
de países fructíferos. El 12 de octubre de 1492 un europeo llamado Cristóbal Colón
descubrió América, y para nosotros a pesar de que no lo sabíamos esto sería una
desventaja, pues a partir de que este europeo llegó, fue el motivo para la llegada de
más europeos a invadir territorios latinoamericanos, por lo tanto, la vida de la
Latinoamérica será dirigida hacia un rumbo desfavorable desde el siglo XV hasta
nuestros días. En aspectos generales Latinoamérica también es sinónimo de
subdesarrollo, de atraso, de pobreza, nuestro continente ha sido víctima desde la
conquista, de saqueos constantes de nuestras riquezas minerales y naturales, de la
constante subyugación y persecución de nuestras etnias, por imperios que con su
sed de poder y riqueza no tuvieron conciencia del gran daño político económico y
social que nos heredaron tras su cruel y salvaje conquista, como diría Fidel Castro.

Debido a todos estos factores América Latina se encuentra en un estado de


búsqueda de identidad, de destino, lo cual nos lleva a la modernidad como
respuesta a la necesidad de transformación. En este sentido, en América Latina,
para la inteligencia americana, para sus pensadores críticos, la modernidad solo
cobra sentido propio, ya no externa, ya no impuesta, cuando, en vez de reducir lo
americano a lo europeo, lo emancipa de este, trascendiendo a algo mejor.
Trascender será algo difícil para los latinoamericanos, puesto que su proceso
histórico y los pensamientos que llegaron a implantarnos los europeos nos marcaron
profundamente.
En América Latina no se han dado resultados espectaculares. Se han dado éxitos
individuales y sociales, pero también se presentan miserias y fracasos. Las causas
son variadas y, por lo mismo, sujetas a diversas interpretaciones, enfoques y
opiniones.
Se ha dicho que el hombre latinoamericano es recio para la disciplina, carente de
imaginación, escaso de la voluntad que exige el avance hacia el futuro. Todo esto
es falso. El atraso relativo de América Latina frente a Occidente tiene causas más
profundas, tiene razones que no radican en el ser americano, que no están en su
hombre. Las razones, las causas, están en motivos históricos que, generados en
otros continentes, tuvieron consecuencias adversas en América Latina. Están en
una economía que mal distorsionada, como consecuencia del colonialismo y de la
forma que el comercio internacional tornada durante siglos. Esta en su geografía
difícil en muchos aspectos, hasta hoy día inalcanzable. Esta en que a América
Latina llegaron juntas la revolución tecnológica y la revolución industrial. Esta en
que, habiendo heredado el espíritu europeo, mundo y trascendencia, creencia y fe,
técnica moderna y religión, no hemos jerarquizado estos valores en su valor relativo
del uno al otro ni los hemos adaptado o recreado en función de nuestros intereses
culturales a materiales. América Latina ha sido receptor de doctrinas y filosofías
creadas en otro continente, campo para inversiones originadas en otras economías,
productora de bienes para otros mercados, terreno para expresiones inspiradas en
otras naciones.
Latinoamérica es consciente de su inautenticidad cultural, esto es, del origen
importado de su cultura. Por esta misma razón su mayor deseo es el de contribuir
genuinamente en el proceso creativo de una cultura que, siéndole propia le es,
paradójicamente extraña. Al mismo tiempo que acrecienta su autoconocimiento,
Latinoamérica va tratando de pasar de una cultura excéntrica, cuyo eje se encuentra
inclinado hacia Europa, hacia una cultura concéntrica, centrada en sí misma. Este
cambio de centro no significa en modo alguno el rechazo de la cultura occidental,
sino solo el deseo agudo de una genuina integración.

El surgimiento de nuevas potencias económicas y políticas latinoamericanas


incidiendo en el contexto internacional propone un auténtico desafío a los modelos
de estados-nacionales actuales. Latinoamérica avanza a pesar de sus
contradicciones. Siempre atravesada por los fenómenos globales sus naciones
lograron crear identidades “bipolares” que se asumen en tensiones muchas veces
dramáticas, al borde mismo del continuo colapso, pero aun así consiguen insertarse
en el mundo hasta ahora manejado por potencias del Norte más monolíticas,
ordenadas y jerarquizadas.

Los motores del crecimiento económico en América Latina o Latinoamérica daban


señas de estar enfriándose. La vieja estrategia de desarrollo basada en la
industrialización sustitutiva de importaciones comenzaba a mostrar sus límites. La
productividad total de los factores (una medida de eficiencia productiva no
incontrovertible, considerando la dificultad de medir el factor capital en forma
confiable) registró un crecimiento medio anual de 2.3 por ciento entre 1950 y 1973,
para pasar a un claro estancamiento desde la última fecha mencionada hasta 1980.
En un escenario de esta naturaleza el gasto público tenía que crecer cada vez más,
conjuntamente con la deuda externa, para hacer frente a presiones sociales y a
desequilibrios económicos. Lo cual, sin embargo, suponía un lento pero progresivo
deterioro de las condiciones generales del equilibrio macroeconómico. El gasto
público mostraba tener efectos cada vez menores sobre el dinamismo global de las
economías, pero a un costo cada vez más elevado en términos de desequilibrios
fiscales, de presiones negativas sobre las balanzas de pagos y de tensiones
inflacionarias.
En síntesis, desarrollo económico y democracia no son, ni pueden ser, dimensiones
independientes. Dicho de otra manera: ninguna de las dos dimensiones tiene en sí
los factores de su propia conservación. No es posible una democracia estable (en
el límite en que estables pueden ser las cosas humanas) en contextos sociales en
que periódicamente tiende a predominar un juego a suma cero en la repartición de
recursos que no crecen suficientemente respecto a la multiplicación de las
necesidades y las tensiones sociales. No es posible democracia, incluso en el
sentido mínimo de división real de poderes, pluralismo político y legitimación social
de las instituciones, en contextos en que los ciudadanos viven tiempos históricos
distintos (con sus mezclas difícilmente comunicables de culturas, necesidades,
valores, comportamientos) que impiden la formación de una agenda común
consensual.
Nadie puede decirlo a ciencia cierta, pero es posible que en el presente nos estemos
moviendo contra el tiempo de tensiones que se están acumulando y que podrían
volverse democráticamente inmanejables en un contexto de agudización (por
ejemplo, por circunstancias económicas internacionales adversas) de la actual crisis
del desarrollo latinoamericano. Si esto fuera cierto, sería cierta también la urgencia
de encontrar rápidamente una estrategia de desarrollo acelerado capaz de
empalmarse con una mejora sustantiva de la eficacia y legitimación social de las
instituciones y capaz de convertir el universo rural en factor de integración social y
de combate contra miseria y marginación.

La única forma en que un pueblo puede llegar a desarrollarse no es copiando a otros


en un proceso de uniformidad creciente, sino fortaleciendo su propia unidad, su
propia entidad cultural. Es reflexionando, investigando, creando, dando un rol
superior a la ciencia, a la preparación humana en función de una permanente e
integral visión crítica de nuestras sociedades.
América Latina nos da mucho de qué hablar, quizás y somos un continente grande
en todos los aspectos, y tal vez sea por eso que los demás continentes nos vean
como algo pequeño y no la creamos para no avanzar, a lo mejor y nos hacen creer
que no valemos, pero será que a eso se le llame psicología inversa, atrevámonos a
crear un cambio, las cosas no se modificarán solas, también resaltemos que hablar
de cambios no es fácil y con mayor razón si hablamos de un cambio en nuestro
continente, recordemos que los cambios deben empezar desde uno mismo para ser
el ejemplo de las personas que también quieran ese cambio pero no se atrevan a
salir hacerlo, pero y si a parte de que empiecen en uno mismo se comience con los
cambios de aspectos grandes, como en la educación de nuestros países, que se
comiencen a ver los valores proyectados hasta en nuestros mismos presidentes,
que se manifieste ese interés en la cultura, que se apoye, que no se menosprecie.
Los cambios son buenos porque nunca vas a cambiar para hacer algo peor, al
contrario, siempre va hacer para avanzar, así que reflexionemos, dejemos esa
apatía, dejemos ese interés por la vida en una burbuja y materialista. Al humano le
es importante dejar un legado, ¿Dime a ti no te gustaría ser recordado como el
sujeto que formo parte de esa generación generadora de cambios y objetivos
logrados?, bueno pues estas a tiempo para poder cambiar, nunca va hacer tarde
para actuar positivamente y si nadie cree en ti, bueno déjame decirte que los
cambios no se hacen para ver lo que dice la gente de uno, mejor dicho los cambios
se hacen para poder cambiar esa dirección de estancamiento en la que se
encuentre esa gente perdida en el camino que tal vez pueda unirse en el camino.
AUTOEVALUACIÓN
1. Estoy en el proceso de aprender a no ser apática en cuestión de saber la
historia por la que a pasado mi país y el continente en el que me encuentro.

2. Aprendí a darme cuenta que la historia no es como te la relatan, que está


bien poner en duda las palabras de los demás y de investigar por mi cuenta
sobre el tema.

3. Medí cuenta de los errores que hemos venido arrastrando durante ya hace
varios siglos y que debemos proponernos cambios, aunque los veamos
mínimos e insignificantes.

4. Aprendí la gran riqueza cultural que tiene nuestra Latinoamérica y como no


hemos podido defenderla a un 100%.

5. En lo personal aprendí que, como futura pedagoga voy a influir en la


educación y que tendré un papel importante sobre la influencia que les de a
los sujetos a los que enseñe o a las personas que se relacionen conmigo.

6. También aprendí que no todo ha sido malo y que hemos logrado grandes
cambios, que aún no son suficientes para sobresalir ante los demás
continentes, pero si nos han servido para darnos cuenta de que querer es
poder.
Universidad Nacional Autónoma de México
Facultad de Estudios Superiores Acatlán
Licenciatura en Pedagogía

PORTAFOLIO DE EVIDENCIAS

Prof. Medina Rodríguez María Isabel Carolina


Alumna: Castillo Thierry Chanell Nirvana
Grupo 1302

Turno Matutino
Fecha de Entrega: 04 de diciembre del 2018

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