12 Cuentos para Finalizar

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Cuento 1

Título cuento: Rebelión en los cuentos.

Nombre del que inicia la historia: Joselina Beler

… y el león se cansó de ser rey

… y las brujas se aburrieron de ser feas

… y las princesas odiaron los hechizos

… y los sapos a los príncipes…

… y entonces decidieron reunirse, todos los personajes de los cuentos, como una
protesta por sus dramáticos destinos (aunque casi todos tenían final feliz).

- "Yo me estoy perdiendo los mejores años de mi vida durmiendo por esperar que
el príncipe se digne a besarme" - dijo la Bella Durmiente.

- "Yo, aunque tomo sol, nunca estoy tostada y… siempre sigo blanca como la nieve"
- dijo la tradicional Blanca Nieves - "y eso que uso protector solar" - agregó, mientras
comía una manzana.

- "Y yo… siempre soy el narigón, mentiroso y… de madera en cada relato" - exclamó
Pinocho ofuscado.

Todos, muy enojados, hablaron con los Señores autores.

Usted termina la historia.


Cuento 2

Título cuento: Caperucita Roja

Nombre del que inicia la historia: Triunfo Arciniegas

Ese día encontré en el bosque la flor más linda de mi vida. Yo, que siempre he sido
de buenos sentimientos y terrible admirador de la belleza, no me creí digno de ella
y busqué a alguien para ofrecérsela. Fui por aquí, fui por allá, hasta que tropecé con
la niña que le decían Caperucita Roja. La conocía pero nunca había tenido la
ocasión de acercarme. La había visto pasar hacia la escuela con sus compañeros
desde finales de abril. Tan locos, tan traviesos, siempre en una nube de polvo,
nunca se detuvieron a conversar conmigo, ni siquiera me hicieron un adiós con la
mano. Qué niña más graciosa. Se dejaba caer las medias a los tobillos y una
mariposa ataba su cola de caballo. Me quedaba oyendo su risa entre los árboles.
Le escribí una carta y la encontré sin abrir días después, cubierta de polvo, en el
mismo árbol y atravesada por el mismo alfiler. Una vez vi que le tiraba la cola a un
perro para divertirse. En otra ocasión apedreaba los murciélagos del campanario.
La última vez llevaba de la oreja un conejo gris que nadie volvió a ver. Detuve la
bicicleta y desmonté. La saludé con respeto y alegría. Ella hizo con el chicle un
globo tan grande como el mundo, lo estalló con la uña y se lo comió todo. Me rasqué
detrás de la oreja, pateé una piedrecita, respiré profundo, siempre con la flor
escondida. Caperucita me miró de arriba abajo y respondió a mi saludo sin dejar de
masticar.

– ¿Qué se te ofrece? ¿Eres el lobo feroz?

Usted termina la historia.


Cuento 3

Título cuento: La isla de los sentimientos

Nombre del que inicia la historia: Cuentos positivos

Érase una vez… una isla donde habitaban todos los sentimientos la Alegría, la
Tristeza, la Sabiduría y muchos más incluyendo el Amor.

Un día, se les fue avisando a los moradores que la isla se iba a hundir. Todos los
sentimientos se apresuraron a salir de ella, se metieron en sus barcos y se
preparaban a partir, pero el Amor se quedó, porque quería permanecer un rato más
en la isla que tanto amaba antes de que se hundiese.

Cuando por fin, estaba ya casi ahogado, el Amor comenzó a pedir ayuda.

En eso venia la Riqueza y el Amor dijo: ¡Riqueza llévame contigo! No puedo, hay
mucho oro y plata en mi barco, no tengo espacio para ti.

Usted termina la historia.


Cuento 4
Título cuento: La LLuvia

Nombre del que inicia la historia: A m i r a d e L a R o s a

A Margarita le entraron unas ganas desesperadas de saber contar.


Le enseñaban con garbanzos y ella se aplicaba:

– Uno, dos, tres... veinte... treinta...

– ¿Y ahora qué sigue?

– Y así un día y otro?

Cuarenta, cincuenta... y ya contaba de corrido hasta ciento. Estaba feliz.

Un día aparecieron nubes en el cielo. Ella se sentó junto a la ventana de su cuarto


sin hablar. A todos les extrañó verla con la vista fija sobre los cristales.
Empezó a llover y ella soltó por el aire sus números, los que había aprendido, como
si fuesen globos de colores.

– Uno, dos, tres... Contaba apresuradamente con ansiedad. Apretaba la lluvia y ella
casi se ahogaba porque el agua podía más que su ligereza.

– Sesenta... setenta... noventa... cien...

Y soltó a llorar.

– ¿Qué te pasa?

– Se me acabaron los números. Ya no puedo contar más.

– ¿Qué contabas?

– Eso... eso... Yo quiero saber cuántas gotitas tiene la lluvia.


Usted termina la historia.
Cuento 5

Título cuento: Los Zapatos del Diablo

Nombre del que inicia la historia: Carlos Castro Saavedra

Un día el diablo, con voz ronca y fea, le dijo a un diablito que estaba a su lado:
"Tengo ganas de pasear. Estoy cansado de vivir en este hueco del infierno, y me
voy a conocer mundo, a viajar en aviones y en trenes, a montar en buque y en
burritos orejones. Quiero recorrer la tierra toda, y sembrar el mal por donde vaya
pasando". El diablito a quien dijo el diablo todas estas cosas, no respondió nada,
pero movió la cola, como para decir que no le importaba que el diablo grande se
fuera. Pasados algunos días de mucho calor, pues eran días pasados en los mismos
infiernos, el diablo comenzó a viajar, con su cara de diablo, y con una maleta llena
de espejitos y chucherías para engañar a los niños y a los hombres. Pero antes de
partir, el demonio dejó todas sus cosas muy bien arregladas en el infierno. Dejó
hasta la dirección de los hoteles y los países que iba a visitar.

Usted termina la historia.


Cuento 6

Título cuento: La abeja haragana

Nombre del que inicia la historia: Horacio Quiroga

Había una vez en una colmena una abeja que no quería trabajar, es decir, recorría
los árboles uno por uno para tomar el jugo de las flores; pero en vez de conservarlo
para convertirlo en miel, se lo tomaba del todo.

Era, pues, una abeja haragana. Todas las mañanas apenas el sol calentaba el aire,
la abejita se asomaba a la puerta de la colmena, veía que hacía buen tiempo, se
peinaba con las patas, como hacen las moscas, y echaba entonces a volar, muy
contenta del lindo día. Zumbaba muerta de gusto de flor en flor, entraba en la
colmena, volvía a salir, y así se lo pasaba todo el día mientras las otras abejas se
mataban trabajando para llenar la colmena de miel, porque la miel es el alimento de
las abejas recién nacidas.

Como las abejas son muy serias, comenzaron a disgustarse con el proceder de la
hermana haragana. En la puerta de las colmenas hay siempre unas cuantas abejas
que están de guardia para cuidar que no entren bichos en la colmena. Estas abejas
suelen ser muy viejas, con gran experiencia de la vida y tienen el lomo pelado porque
han perdido todos los pelos al rozar contra la puerta de la colmena.

Un día, pues, detuvieron a la abeja haragana cuando iba a entrar, diciéndole:

-Compañera: es necesario que trabajes, porque todas las abejas debemos trabajar.

La abejita contestó:

-Yo ando todo el día volando, y me canso mucho.

-No es cuestión de que te canses mucho -respondieron-, sino de que trabajes un


poco. Es la primera advertencia que te hacemos.

Y diciendo así la dejaron pasar.


Usted termina la historia.
Cuento 7

Título cuento: ¿Dónde estoy yo?

Nombre del que inicia la historia: Martin Buber

Érase una vez un hombre sumamente estúpido, un loco, o quizás un sabio, que, cuando se
levantaba por las mañanas, tardaba tanto tiempo en encontrar su ropa que, por las noches, casi
no se atrevía a acostarse, sólo de pensar en lo que le aguardaba cuando despertara.

Una noche tomó papel y lápiz y, a medida que se desnudaba, iba anotando el nombre de cada
prenda y el lugar exacto en que la dejaba.

A la mañana siguiente sacó el papel y leyó: "Calzoncillos..." y allí estaban. Se los puso. "Camisa..."
allí estaba. Se la puso también. "Sombrero..." allí estaba. Y se lo encasquetó en la cabeza.

Estaba verdaderamente encantado, hasta que le asaltó un horrible pensamiento:

- "¿Y yo?¿Dónde estoy yo?"

Usted termina la historia.


Cuento 8

Título cuento: Mensaje de medianoche

Nombre del que inicia la historia: Luis Fayad

Desde hacía un mes la rata rondaba todas las noches por el apartamento. Leoncio
la oía, dueña del lugar, y había ensayado deshacerse de ella instalando trampas y
rociando veneno por el piso. También en vano obstruyó los agujeros de los rincones
y se paró amenazante con una escoba detrás de las puertas. Al cabo del mes
Leoncio se notó a sí mismo con el carácter cambiado, y escribió una nota: «Por
favor, déjeme tranquilo». La colocó en el piso de la cocina y se acostó confiado,
pero lo único que varió durante la noche fue el pasearse impaciente de la rata, y a
la mañana siguiente, cuando leyó de nuevo la nota,

Usted termina la historia.


Cuento 9

Título cuento: El águila y el halcón


Nombre del que inicia la historia: Martin Buber

Cuenta una vieja leyenda sioux que una vez llegó hasta la tienda del brujo más viejo de la tribu
una pareja de enamorados de la mano: Toro Bravo, el más valiente y honorable de los jóvenes
guerreros, y Nube Alta, la hija del cacique y una de las más hermosas mujeres de la tribu.
- "Nos amamos", empezó el joven.
- "Y nos vamos a casar", dijo ella.
- "Y nos queremos tanto que tenemos miedo."
- "Queremos un hechizo, un conjuro, un talismán."
- "Algo que nos garantice que podremos estar siempre juntos."
- "Que nos asegure que estaremos uno al lado del otro hasta encontrar a Manitú el día de la
muerte."
- "Por favor", repitieron, "¿hay algo que podamos hacer?"

El viejo los miró y le emocionó verles tan jóvenes, tan enamorados...


- "Hay algo...", dijo el viejo después de una larga pausa. "Pero no sé... es una tarea muy difícil y
sacrificada."
- "No importa", dijeron los dos.
- "Lo que sea", ratificó Toro Bravo.
- "Bien", dijo el brujo. "Nube Alta, ¿ves el monte al norte de nuestra aldea? Deberás escalarlo sola
sin más armas que una red y tus manos, y deberás cazar el halcón más hermoso y vigoroso del
monte. Luego deberás traerlo aquí con vida el tercer día después de la luna llena."
- "Y tú, Toro Bravo", prosiguió el brujo, "deberás escalar la Montaña del Trueno y, cuando llegues
a la cima, encontrar la más brava de todas las águilas y, solamente con tus manos y una red,
atraparla sin herirla y traerla ante mí, viva, el mismo día en que vendrá Nube Alta...
¿Comprendísteis?"

Usted termina la historia.


Cuento 10

Título cuento: La Tortuga Gigante

Nombre del que inicia la historia: Horacio Quiroga

Había una vez un hombre que vivía en Buenos Aires, y estaba muy contento porque
era un hombre sano y trabajador. Pero un día se enfermó y los médicos le dijeron
que solamente yéndose al campo podría curarse. El no quería ir, porque tenía
hermanos chicos a quienes daba de comer; y se enfermaba cada día más. Hasta
que un amigo suyo, que era director del Zoológico, le dijo un día:

-Usted es amigo mío y es un hombre bueno y trabajador. Por eso quiero que se
vaya a vivir al monte, a hacer mucho ejercicio al aire libre para curarse. Y usted
tiene mucha puntería con la escopeta, cace bichos del monte para traerme los
cueros, y yo le daré plata adelantada para que sus hermanitos puedan comer bien.

El hombre enfermo aceptó, y se fue a vivir al monte, lejos, más lejos que Misiones
todavía. Hacía allá mucho calor, y eso le hacía bien. Vivía solo en el bosque y él
mismo se cocinaba, Comía pájaros y bichos del monte, que cazaba con la escopeta,
y después comía frutas. Dormía bajo los árboles y, cuando hacía mal tiempo,
construía en cinco minutos una ramada con hojas de palmera, y allí pasaba sentado
y fumando, muy contento en medio del bosque, que bramaba con el viento y la lluvia.

El hombre tenía otra vez buen color, estaba fuerte y tenía apetito. Precisamente un
día en que tenía mucha hambre, porque hacía dos días que no cazaba nada, vio a
la orilla de una gran laguna un tigre enorme que quería comer una tortuga, y la ponía
parada de canto para meter dentro una pata y sacar la carne con las uñas. AI ver al
hombre el tigre lanzó un rugido espantoso y se lanzó de un salto sobre él. Pero el
cazador, que tenía una gran puntería, le apuntó entre los dos ojos y le rompió la
cabeza. Después le sacó el cuero, tan grande que él solo podría servir de alfombra
para un cuarto.

-Ahora se dijo el hombre- voy a comer tortuga, que es una carne muy rica.

Pero cuando se acercó a la tortuga, vio que estaba ya herida, y tenía la cabeza casi
separada del cuello, y la cabeza colgaba casi de dos o tres hilos de carne.


Usted termina la historia.
Cuento 11

Título cuento: Reencuentro con una mujer

Nombre del que inicia la historia: Luis Fayad

La mujer le dejó saber con la mirada que quería decirle algo. Leoncio accedió, y
cuando ella se apeó del bus él la siguió. Fue tras ella a corta pero discreta distancia,
y luego de alejarse a un lugar solitario la mujer se volvió. Sostenía con mano firme
una pistola. Leoncio reconoció entonces a la mujer ultrajada en un sueño y
descubrió en sus ojos la venganza.

–Todo fue un sueño –le dijo–. En un sueño nada tiene importancia.

La mujer no bajó la pistola.

Usted termina la historia.


Cuento 12

Título cuento: El buscador de la verdad

Nombre del que inicia la historia: Cuentos positivos

En un país remoto, hace ya muchos años, un hombre muy ansioso, cansado de


buscar la verdad por distintos medios decidió pedir la guía de un maestro que había
alcanzado la iluminación.

Solicitó seguirlo a todos lados para observarlo y poder adquirir de su conducta el


poder del conocimiento

El maestro, le dijo que difícilmente le bastaría observar y que sería muy raro que
pudiera contar con la suficiente paciencia para no hacer ninguna pregunta ni emitir
ningún juicio previo sobre lo que tuviera oportunidad de ver, sin embargo accedió a
su pedido después que el hombre prometió mantenerse en silencio sin cuestionar
ni criticar nada.

El maestro y su discípulo partieron en una barca para atravesar un caudaloso río y


poder continuar el viaje en la otra orilla.

Una vez cruzado el río y antes de abandonar el barco, el sabio hizo una perforación
en el piso hasta lograr hundirlo.

Usted termina la historia.

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