Bokser, Judit. Multiculturalismo

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Multiculturalismo

Chapter · February 2008

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Judit Bokser Liwerant


Universidad Nacional Autónoma de México
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Bokser Misses-Liwerant, Judit. “Multiculturalismo”, en Germán Pérez Fernández del
Castillo (comp.), El léxico de la política en la globalización. Nuevas realidades, viejos
referentes. México, Miguel Ángel Porrúa, 2008, pp. 375-396.
ISBN 9789708191043

ORCID: orcid.org/0000-0003-4766-1335 (Judit Bokser Liwerant)

RESUMEN / ABSTRACT:

El trabajo analiza el desarrollo del concepto y de la problemática del multiculturalismo,


atendiendo los diferentes enfoques con que ha sido abordado y los momentos por los
que éste ha atravesado. Considera que el concepto comprende diversas dimensiones
teóricas y prácticas que se han traslapado: la descriptiva, la filosófica y la de políticas
públicas. Asimismo, considera que los contextos sociales y temporales en los que el
multiculturalismo se ha desarrollado, y los consecuentes debates en torno a él, varían en
su alcance y significado. Desde esta perspectiva, ofrece un análisis multideminsional del
multiculturalismo incorporando tanto la dimensión colectiva de la cultura, así como los
procesos de individuación identitarios.

This article analyzes the concept and problematic of multiculturalism, considering the
different perspectives with which it has been approached and the moments through
which it has gone through. The chapter considers that the concept includes several
theoretical and practical dimensions that have overlapped: the descriptive, the
philosophical and the public policy. It also considers that the social and temporal contexts
in which multiculturalism has developed, and the consequent debates around it vary in
scope and meaning. From this perspective, it offers a multi-demographic analysis of
multiculturalism incorporating both the collective dimension of the culture, as well as the
identitary processes of individuation.
multiculturalismo es visto como el problema mas que como la
respuesta. La segunda dimensi6n, que conlleva un acercamiento
de filosofta politica, representa el ambito privilegiado de discu­
si6n acerca de la conveniencia del multiculturalismo, esto es, sus
costos evaluados moral y eticamente, por 10 que el multicultura­
lismo aparece como una respuesta posible, ciertamente no la
necesaria ni la unica. La tercer dimensi6n de acercamiento corres­
ponderia propiamente a la formulaci6n de politicas publicas: el
analisis de las formas institucionales y politicas mediante las
cuales opera y puede operar el multiculturalismo.
Otros autores han sugerido distinguir conceptualmente en­
tre el concepto de 10 multicultural, para el que reivindicarian la
dimensi6n descriptiva sociol6gica de la sociedad del concepto de
multiculturalismo como postura y politicas asumidas frente a la
diversidad y su expresi6n en el ambito publico."
Ciertamente el deslinde as! como las articulaciones entre es­
tos niveles permiten una ampliaci6n de los horizontes practices,
programaticos y filos6ficos sin cancelar los ejes de complejidad
involucrados. Las tres dimensiones no han mantenido una sepa­
raci6n cabal, toda vez que en parte de la literatura conternpora­
nea la descripci6n del fen6meno se media por opciones concep­

3Michel Wieviorka, op. cit.

'Bhikhu Parekh, Repensando el multiculturalismo, Madrid, Istmo, 2000.

oficial, en el primer caso, como de una practica educativa y po­


litica en el segundo, sobre todo a raiz del movimiento de lucha
por los derechos civiles. En ambos resultaban implicados ya los
cambios que se daban en el lugar y alcance de los procesos de
integracion de grupos que gravitaban en el espacio nacional
poniendo de manifiesto las diferentes implicaciones del concep­
to de integracion nacional y ellugar que en ella jugaba el domi­
nio de la cultura. Esta ultima se mostraba como territorio de
encuentros y, simultaneamente, de construccion de diferencias
de identidades grupales; con ello, la cultura dejaba de ser el ex­
clusivo dominio de la cohesion social y se exhibia ella misma
como potencial fuente de .fractura social. 5
Como ambito de cuestionamiento en el que grupos reclaman
su reconocimiento en clave de especificidad, la incidencia de la
cultura sobre la definicion de las fronteras que perfilan las iden­
tidades colectivas es central. Par ello, en la medida que se cons­
truye como significado que confiere relevancia a las relaciones,
a los mecanismos y a los arreglos de la convivencia social y a sus
ordenamientos institucionales, la cultura expresa y conforma las
transformaciones espaciales y epocales, materiales y simbolicas,
a la vez politicas y sociales. Es en el contexto de los procesos de

'Michel Wieviorka, "Cultura, sociedad y dernocracia", en D. Gutierrez Martinez


(cornp.), Multiculturalismo: desafios y perspectivas, Mexico, Siglo XXI Editores, pp. 25- 76; [udit
Bokser Liwerant, "Globalizaci6n, diversidad y pluralismo", en ibidem, pp. 79-102.
de desterritorializaci6n, los flujos migratorios, las transformacio­
nes del Estado nacional y laporosidad de sus fronteras. Un papel
central 10 desempefia la sociedad de redes, que pone al a1cance
de las comunidades recursos de comunicaci6n para formular su
derecho a la diferencia en planos globales. De igual modo, incide
sobre los procesos de construcci6n de identidades el desplaza­
miento y fragmentaci6n de los discursos y referentes de la mo­
dernidad en el contexto de un orden global. Asi, se ha afirmado
que la globalizaci6n produce condiciones de modernidad radica­
lizada: las relaciones sociales y la comunicaci6n mundiales pue­
den ser una de las causas del debilitamiento de sentimientos
nacionalistas vinculados con el Estado-naci6n y por ello, da lugar
a otro tipo de identificaci6n regional 0 etnica que refuerza la
emergencia de conflictos con tintes localistas. En esta linea de
pensamiento, a medida que las relaciones sociales se amplian, se
fortalecen los procesos de autonomia local y de identidad cultu­
ral regional. 7
Seglin Appadurai," la tensi6n entre la homogeneizaci6n y la
diferenciaci6n cultural es el problema central de las interacciones

6Judit Bokser Liwerant y A1ejandra Salas Porras. "Globalizacicn, identidades colectivas


y ciudadania", Politica y Cultura, num. 12. invierno de 1999, pp. 25-52.
7Anthony Giddens, The Consequences of Modernity, Cambridge, Polity Press, 1994.

8Arjun Appadurai, "Disjuncture and Difference in the Global Cultural Economy", en


M. Featherstone (cornp.), Global Culture: Nationalism, Globalization and Modernity, Londres,
Sage, 1992, pp. 295-310.
vista, ante transformaciones incontrolables y confusas, se refuer­
za la necesidad de reagruparse en torno a identidades primordia­
les, religiosas, etnicas, territoriales 0 nacionales.
Por su parte, Castells destaca que en un mundo de flujos
globales de riqueza, poder e imagenes, la busqueda de una iden­
tidad, colectiva 0 individual, asignada 0 construida, se convierte
en la fuente fundamental de significado social. 9 Esta no es,
desde luego, una nueva tendencia, pero adquiere nuevas di­
mensiones con la intensidad de las interacciones globales y los
desajustes que estas provocan. Considera que la sociedad con­
ternporanea, como sociedad informacional, esta lejos de ser
compacta, homogenea 0 coherente. Por el contrario, oscila con
grandes tensiones entre dos fuerzas: la globalizaci6n (reticular)
de la economia, la tecnologia y la comunicaci6n y el poder de la
identidad; esto es, se da una permanente tensi6n entre la red
global y el yo-nosotros identitario.'?

'Manuel Castells, La era de la informacion, t. I, La sociedad de red; t. 2, El poder de la


identidad; t. 3, Fin de Milenio, Mexico, Siglo XXI Editores, 1999.
lOA diferencia de Appadurai, quien acentiia la dimension de aculturacion diferencial,
Castells subraya la dimension de resistencia de las identidades, que oponen al nuevo mundo
de flujos de informacion los codlgos culturales enraizados en la tradicion 0 en la experiencia
local. Cabe destacar que, al reconocer que la sociedad red, procesadora de flujos de infor­
macion, es incapaz de producir por sf misma identidades plausibles, precisamente por ia
descstructuracion radical a que sometc al espacio y a1 tiempo, subsume las diferentes logicas
y opciones de las identidades tradicionales en el comun denominador de 10 local.
cionistas, no solo porque entre ellas se han dado debates y com­
petencias que han arrojado ricos desarrollos y sintesis argumen­
tativas, sino porque dichos debates afectan de multiples maneras
las instituciones politicas y contribuyen a internalizar practicas
democraticas de diverse alcance. Asi, mientras que en Europa, el de­
bate se ha ordenado alrededor de dos ejes: ya sea liberalismo
realista vis-a-vis el liberalismo etico'? 0 bien liberalismo indivi­
dualista vis-a-vis liberalismo social, 13 en Estados Unidos estas
corrientes se han ordenado en tome alliberalismo y al comuni­
tarismo, que en otra se corresponden a las corrientes anteriores
yen parte se distancian. Dentro de cada una de estas, las postu­
ras se enriquecen y adquieren diversos matices, al punto que el
arbol de la familia liberal se ramifica y se torna hibrido y com­
plejo y el pensamiento comunitarista experimenta su propia di­
versificacion intema.
Sin embargo, tal como sefialamos, el concepto no mantiene
solo una dimension filosofica. La emergencia de nuevos universos
identitarios y la necesidad de explorar la visibilidad y la legitimi­
dad de las diferencias se erige en nivel de reflexion de frente al
interrogante de cuales son los alcances y limites del reconocimien­

"Judit Bokser Liwerant y Alejandra Salas Porras. op, cit,

"Richard Bellamy, Liberalism and Modern Socie0>. Cambridge, Polity Press, 1992.

"Jose G, Merquior, Liberalismo Viejo y nuevo, Mexico, Fonda de Cultura Economica,

1997,
sona particular en cllos".!' Paralelamente, sin embargo, rechaz6
un relativismo que conduce al hombre a ser cautivo de la historia
sin la capacidad de ponderar, evaluar y juzgar, por 10 que al tiem­
po que no acepto las [erarquias culturales impuestas por la fuerza,
estaba preocupado por la posibiIidad de un igualitarismo cultural
que podia derivar en una barbarie consentida. A su vez, el punto
de que las culturas nunca son unitarias, ni indivisibles u organicas:
por el contrario, son una conjuncion de ideas, elementos, patro­
nes, conductas distintivas la condujo a plantear que mientras la
inmersi6n en culturas especificas puede darle a los hombres acce­
so a 10 universal, s610 estandares universales pueden proveer los
medios para evaluar aspectos espedficos de las cuIturas desde
fuera del marco de su propia exclusividad. Recordar esto resulta
fundamental de frente a la cuesti6n de la diferencia y su expre­
si6n en el ambito de 10 publico.
Por ello, el debate conternporaneo busca deslindar y relacio­
nar las diferentes formas de multiculturalismo,afirmar un mul­
ticulturalismo que valora positivamente la diversidad, que no es
un "creador de diversidades"." Mas aun, c6mo la diversidad
conjuga la realidad de las sociedades al gcnerar esquemas de
convivencia entre distintos grupos e individuos que son atrave­

I'lsaiah Berlin, "Alleged Relativism in Eighteen-Century European Thought", The


Crooked Timber of Humanity, Nueva York, Alfred A. Knopf, 1991, p. 79.
ISGiovanni Sartori, La sociedad multietnica, Madrid, Taurus, 200 I.
problernatica compleja que apunta a 10 que deviene una cuestion
central del debate pero que no se agota en el: como los temas
de reconocimiento han llegado a parecer alternativos a los temas de
distribucion e incluso mas importantes que estos, En to do caso,
los nexos sustantivos de la Hamada politica de identidad con la
dimension redistributiva no se resuelven si se reducen uno a
otro, ni con las diferencias internas en el campo de la etnicidad.
Ello conduce a mantener la complejidad de la diferenciaci6n
interna de los grupos -rninorias nacionales, poblaciones indige­
nas- ya que no se trata de igualar u homologar las realidades,
expectativas y demandas que son diferentes.
Hoy asistimos a nuevos fenomenos que se ligan esencial­
mente al desdibujamiento de las fronteras conceptuales y fisicas
dentro de las cuales se habia gestado y consolidado el concepto
mismo de 10 multicultural: por un lado, la dimension trasnacio­
nal que se constituye como el marco dentro del cual se articulan
las nuevas interrelaciones entre los diferentes grupos, y que re­
basan las antiguas fronteras nacionales que parecian ser el crite­
rio ordenador de las relaciones entre culturas distintas; y, por el
otro, los diferentes niveles y formas de hibridacion cultural que
mueven las fronteras de la adscripcion cultural en un nivel mas
individual e interpersonal.
El primer fenomeno se puede ubicar en el ambito de un re­
planteamiento de las relaciones interculturales, siguiendo la
tes complican el escenario introduciendo nuevas formas de in­
terconexion de comunidades en escala global que rebasan la
unidad del referente estatal y comunal para la elaboraci6n de
modelos de pertenencia que se manifiestan tanto en la esfera
publica como en la privada. En otros terrninos, si antes el Esta­
do-naci6n englobaba a la comunidad diasporica pidiendo una
toma de posicion frente a sus lazos de lealtad con el mismo y a
sus obligaciones como ciudadanos y se ordenaba en una relacion
dicotomica con el pals de origen en su competencia por el derecho
de pertenencia, hoy en dfa las comunidades minoritarias de mi­
grantes 0 de minorias culturales construyen sus recorridos de
identificacion a 10 largo de vinculos mas diferenciados, tanto en
terrninos de tipologfas cuanto en terminos cuantitativos, mani­
festando una realidad de redes que traspasan las antiguas fron­
teras nacionales y hasta comunales para establecer relaciones
que originan nuevas formas de ser comunidad.
En las interacciones entre 10 global, 10 regional, 10 nacional
y 10 local, al tiempo que se desarrollan interacciones transfron­
terizas se ha avivado el conflicto entre los principios universalis­
tas de las democracias constitucionales y los reclamos particula­
ristas de las comunidades por preservar la integridad de sus
estilos de vida habituales. J 7 En el marco de fragmentacion, rear­

"Michel Wieviorka, op. cit.

17Jiirgen Habermas, Teoria de la accion comunicativa, Madrid, Alfaguara, 1995.

tre otros. A su vez, el Estado es visto como promotor de inclusion


que genera las condiciones basicas para que sea posible una par­
ticipaci6n politica de las minorias, que se manifieste en la capa­
cidad de sus miembros de proponer cuestiones relevantes y de­
fender sus propias posiciones frente a quienes toman decisiones
y hasta cooperar con ellos, de proponer reformas, de establecer y
manejar sus propias instituciones en ambitos especfficos."
Ahora bien, pensar en los desafios del multiculturalismo es
pensar en sus nexos con la democracia, mediados par los orde­
namientos institucionales asi como por la figura del sujeto y los
valores y las practicas dernocraticas, 10 que conduce a la necesi­
dad de construir mecanismos que regulen las diferencias y hagan
po sible manejar las divergencias y los disensos. El pluralismo
cultural no se da en el vado sino en eI marco de arreglos y orde­
namientos institucionales que necesariamente varian de lugar en
lugar, pero que desernperian un papel central. La coexistencia de
un pluralismo politico e institucional junto al pluralismo cultu­
ral y la convergencia entre elIos, puede contribuir a proveer ve­
hiculos institucionales para que las particularidades grupales
puedan entrar a la arena publica con las dinamicas requeridas
para el juego dernocratico.'? Mismo que pone las reglas instru­
mentales para construir y resolver las diferencias.

JBYash Ghai, "Public Participation and Minorities", Minori0' Group International Report,
Londres, Brill Academic Publisher, 2003, pr. 5-28.
J9Ian Katzelson, op. cit.
des colectivas no han militado contra la idea de sociedad civil
sino que, por el contrario, las asociaciones voluntarias se han
organizado legitimando sus intereses diferenciales y sus logros
conjuntos en el nivel institucional y aquellos en los no fue acep­
tado el principio de autonomia individual y de igualdad como
sustrato de la vida politica y, consecuentemente, de las asocia­
ciones.i" En el primer caso, la interacci6n mutua entre valores­
grupos con el Estado estana definida por una racionalidad ins­
trumental y ninguno se presenta como, ni representa, una
perspectiva moral alternativa a la sociedad en su conjunto. De
alli que el interrogante en torno a la posibilidad de la democracia
nos remita tambien hacia la necesidad de distinguir los valores
particulares conducidos por colectividades como grupos de inte­
res 0 bien como universos metafisicos-morales alternativos y en
conflicto. Ello incide de manera directa en la dimension univer­
sal de la propuesta ciudadana.
Aun ante el hecho de que la distinci6n entre libertades
politicas y civicas, por una parte, y las libertades culturales, por
la otra, esta muchas veces diluida, confundida y, por 10 tanto,
se plantea la compatibilidad 0 no de las primeras con otros
valores, la democracia aqui tiende a afirmarse en escala global,
de modo tal que como idea-proyecto, en su caracter generali­

'OAdam Seligman, The Idea ofCivil Society, Nueva York. The Free Press, 1992.
al configurar al mundo como un espacio a la vez unico y dife­
renciado, alientan las expresiones colectivas y permiten, por
primera vez, construir identidades y comunidades indepen­
dientemente de sentimientos, espacios y fronteras nacionales.
Las posibilidades que abren este nuevo tipo de aproximaciones
tambien nos orientan a pensar la ciudadania a partir de la li­
bertad para crear comunidades, para incorporarse a las existen­
tes 0 bien rechazarlas.
La ampliaci6n social de la ciudadania y, simultaneamente,
los riesgos de fragmentaci6n 0 feudalizaci6n de la vida publica
emergen como desafios a la vez diferenciales y compartidos. El
despliegue de nuevas aspiraciones de reestructuraci6n de las es­
feras publica y privada, asi como un cambio en la l6gica de la
acci6n colectiva e individual en el marco de sociedades que re­
conocen su caracter multicultural y han asumido nuevas formas
de automovilizaci6n y de ordenamientos politicos instituciona­
les que bus can revigorizarse alientan la reflexi6n hacia los nexos
entre ciudadania, democracia y globalizaci6n.
De este modo, democracia y ciudadania se yen alentadas par
procesos que, definidos en clave de los prerrequisitos del orde­
namiento politico, dan cuenta de que la democracia depende no
solo de la justicia de sus estructuras basicas sino tambien de las
cualidades y actitudes de sus ciudadanos. Ello resulta tanto mas
relevante a la luz del binomio de inclusi6n y exclusi6n ciudada­
na en los marcos de las identidades colectivas y del pluralismo
dores de sus identidades multiples. Este tipo de transformacio­
nes han sido pensadas desde la critica a las figuras de la
modernidad en terrninos de un cuestionamiento de las culturas
del yo y del otro, de la alteridad y los subalternos. Cabe destacar
que en el posmodernismo la reivindicacion del subalterno, de su
derecho a hablar, de definirse a el mismo en su propia voz se
mantuvo siempre desde una perspectiva comunitaria. Esta di­
mension de grupo ha sido vista como la primordial alrededor de
la cual se construye el sujeto social en el intercambio y en el
renovado dialogo para la deconstruccion de los poderes y la
construccion de nuevas geometrias de poder mas equilibradas 0
por 10 menos mas confrontadas. Sin embargo, en necesario tener
en cuenta que el reconocimiento a la diferencia no solo debe
confrontar perspectivas esencialistas y jerarquicas de la diferen­
cia, sino tambien cuestionar la inconmesurabilidad posmoderna
de la diferencia. La cual tiene su estrategia al hacer de la alteri­
dad un absoluto no sujeto a norma alguna, tanto sustantiva
como de procedimiento, desemboca facilmente en un relativis­
mo total y en un debilitamiento de los ordenamientos institu­
cionales que garantizan la convivencia humana."
Hoy, sin embargo, si se reconoce la vigencia de identidades
colectivas, se plantea en nuevos terrninos el lugar de 10 comu­

21Ulrich Beck, "La condition cosmopolita et le piege du nationalisme metodologique",


en M. Wieviorka (dir.), Les Sciences Sociales en Mutation, Auxerre Cedex, Editions Sciences
Humaines, 2007, pp. 223-236.
mentos y segun criterios variados, por 10 tanto, como destaca
Ghai." cualquier enfoque cerrado de autonomia grupal basado
en los principios de autodefinicion esta puesto en discusion por
la realidad de la existencia de identidades multiples que se ar­
ticulan alrededor de factores que no necesariamente correspon­
den a los etnicos y/o culturales. La fluidez de los procesos de
construccion identitaria que generan patrones de adscripcion,
que no siempre coinciden con las fronteras de las comunidades
etnicas de pertenencia, pone en la mesa del debate la cuestion
de la multiplicacion de los referentes que los individuos y los
grupos e1aboran.
Es as! como de un nivel mas institucional y politico, el deba­
te sobre el multiculturalismo se desliza hacia la esfera de 10 pri­
vado, de 10 individual y de 10 interpersonal, para reconstruir la otra
cara de las complejas interacciones entre la identidad y la otredad
en un nivel donde la contingencia y la perfomatividad-" conquistan
el papel predominante." Donde las individualidades se encuen­
tran, en esos espacios intersticiales entre el "yo" y el "otro" que
adquieren visibilidad en el momenta del intercambio interperso­
nal, ahi es donde se materializan los proyectos de conformacion

22Yash Ghai, op. cit.


"Vease Homi Bhabha, The Location ofCulture, Londres, Routledge, 1994.
24Agradezco a Barbara Origlio sus aportes originales en el debate sobre las nuevas
configuraciones de la dimensi6n individual de identificaci6n.
tir de una constante redefinici6n y negociaci6n de c6digos que
le permiten participar del intercambio en diferentes niveles con
individuos mas 0 menos lejanos a eJ.26
En este nivel se descubre el modo como la fragmentaci6n y
la diversidad cultural se trasforma en un laberinto de posibilida­
des y potencialidades del ser que le confieren a la identidad esa
caracteristica de extrema movilidad y mutabilidad. El encuentro
y el contacto, fisico 0 virtual, con una multiplicidad de diferentes
enfoques del mundo que se manifiestan en practicas y formas de
comunicaci6n distintas, en sistemas de significacion diferentes,
enfrcntan al individuo a la posibilidad de moverse hacia atras,
hacia una cristalizaci6n de modelos ya adquiridos y propios de una
identidad esencialista, 0 de acceder a la "contaminacion" de for­
mas y contenidos mediante la practica de relaciones dial6gicas
con el "otro".
Sin duda alguna, el contacto con la otredad genera el de­
sarrollo de habilidades culturales y comunicativas que le permi­
ten al individuo entrar y salir de un sistema de interpretaciones
para entenderse con los dernas y, al mismo tiempo, genera unos
inevitables procesos de hibridaci6n en los cuales "algunas for­
mas se separan de las practicas existentes y se recombinan con

2SPauI Gilroy, The Black Atltantic: Modernity and Double Consciousness, Londres y Nueva
York, Verso, 1993a.
"Umberto Eco, Tratado de semiotica general, Madrid, Lumen, 1979.
parada, se combinan para generar nuevas estructuras, objetos y
practicas" .28
La naturaleza "tangible" de 10 hibrido plantea la recupera­
cion del aspecto inmaterial de la cultura, de la conforrnacion
binaria de todo sistema de significacion como un conjunto de
estructura y de practica, una combinacion de intencion y ac­
cion,"? de culturas constituida y vivida.t? No es tema nuevo en
el debate en las ciencias sociales, sobre todo las antropologicas,
tratar la dimension polar de la cultura como categoria funcional
al analisis de las relaciones humanas." por un lado, sin duda hay
una dimension material, la de la practica, de los objetos, de las
conductas, de las conversaciones, que es la dimension observable
y a partir de la cual se fijan las fronteras entre culturas, el refe­
rente primario para establecer las distinciones. Sin embargo,
tarnbien en un nivel mas cognitivo e intangible la cultura se
plasma en la experiencia cotidiana de individuos y comunidades,

"William Rowe y Vivian Schelling, Memory and Modernity: Popular Culture in Latin
America, Londres, Verso. 1991, p. 231. .
"Nestor Garda Cancllni, Culturas hibridas , Mexico, Grijalbo, 1990, p. III.
'·Sherry Ortner, "Theory in Antrhopology Since the Sixties", Comparative Studies in
Society and History, 1984, pp. 126-166.
30Marshall Sahlins, "Individual Experience and Cultural Order", en WHo Krustel
(cornp.), The Social Sciences: Their Nature and Uses, Chicago, University of Chicago Press,
1982, pp. 35-48.
3IAlessandro Lugo, "Reflexiones sobre la teoria de la Frontera", en S. Michaelson y M.
Johnson, Teoria de la frontera, Barcelona, Gedisa, 2003, pp. 66-69.
una definicion de multiculturalismo a "doble velocidad": por
un lado, el aspecto visible de la convivencia intercultural en
marcos sociales e institucionales caracterizados por la partici­
pacion de los individuos y las colectividades en la esfera publi­
ca; por otro, el fragmentado universo de la individualidad ca­
racterizado por un dinamismo constante que, siguiendo a Brian
Stress;" se conforma mediante una serie de "ciclos de hibrida­
cion", en los cuales pas amos de formas aparentemente homo­
geneas a otras mezcladas y despues otra vez hornogeneas sin
que ninguna sea total mente pura.
A la luz de esta doble perspectiva que se mueve sobre el eje
que liga la experiencia colectiva de la diversidad cultural con la
dimension individual de la experiencia de la reconfiguracion de
la identidad y de la otredad, se abre el paso a un replanteamien­
to del concepto de multiculturalismo y de su funcionalidad para
la definicion y la cornprension de las actuales condiciones de
convivencia entre seres humanos.
Si las identidades colectivas se presentan como un territorio
de construccion de identidad y de accion individual y grupal, es
en el nivel de las relaciones interpersonales donde la definicion
de una pertenencia univoca e incuestionable resulta ya imposi­

32Brian Stross, "The Hibrid Metaphor, From Biology to culture", Journal of American
Folklore, vol. 112, num. 445, EVA, American Folklore Society, 1999, pp. 254-267.
ciente complejidad que hoy implica cualquier forma de
convivencia multicultural. En este nuevo escenario caracterizado
por la porosidad de las fronteras materiales y simbolicas, donde
los loci de construcci6n de identidad individual y colectiva se
configuran como espacios desterritorializados y sobrecargados
de significados que se vinculan con referentes cada vez mas
diversos, el concepto mismo de multiculturalismo exige ser re­
visado, ampliado.
Parece entonces posible, retomando a Massey, alegar la emer­
gencia de un nuevo "sentido global del espacio" que caracteriza
la experiencia cotidiana del multiculturalismo como un proceso
de ablandamiento de los lazos entre cultura y territorio, y como
consecuente afirrnacion del hecho de que "cualquier lugar es el
focus de una muy peculiar mezcla de relaciones sociales mas lo­
cales y al mismo tiempo mas amplias"."
Desde ambas perspectivas, entonces, se exige hoy una nueva
sintesis conceptual que al tiempo que reconoce la vigencia y la
renovada fuerza de las identidades colectivas primordialistas,

"Homi Bhabha, op. cit.


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