Contexto y Contextualizacion PDF
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CONTEXTUALIZACIÓN
en proyectos bajo el
enfoque cultural para el
desarrollo
AGOSTO 2013
Documento realizado por:
Laboratorio de Innovación e Investigación en Cultura y Desarrollo.
Universidad de Girona (Girona, España) y Universidad Tecnológica
Bolívar (Cartagena de Indias, Colombia)
Equipo de investigación:
Dirección: Alfons Martinell y Alberto Abello
Coordinación: Gemma Carbó
Investigadoras: Taína López y Urgell Funollet
INTRODUCCIÓN .................................................................................................... 4
LA INVESTIGACIÓN .............................................................................................. 6
Aprendizajes de la experiencia práctica en proyectos de la ventana de cultura del F-
ODM ............................................................................................................................................... 7
EL CONTEXTO ..................................................................................................... 14
La naturaleza del contexto ........................................................................................................ 14
El contexto en los proyectos de desarrollo............................................................................. 15
Los ámbitos del contexto........................................................................................................... 16
El conocimiento sobre el contexto ........................................................................................... 23
El análisis del contexto y su incorporación en los proyectos .............................................. 27
Los proyectos de la ventana de cultura y desarrollo que se ejecutaron y luego fueron analizados
durante la investigación son los siguientes:
Ecuador: Desarrollo y diversidad cultural para reducir la pobreza y promover la inclusión social
Marruecos: Patrimonio cultural e industrias creativas como vectores para el desarrollo de Marruecos
Uruguay: Fortalecimiento de industrias culturales y mejora del acceso a bienes y servicios culturales de Uruguay
1
El Fondo para el logro de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (F-ODM) es un mecanismo de cooperación internacional
lanzado en el año 2007 con la misión de impulsar el cumplimiento de dichas metas en todo el mundo, prestando, para ello, apoyo
a gobiernos nacionales, autoridades locales y organizaciones ciudadanas en sus iniciativas para luchar contra la pobreza y la
desigualdad. El fondo abrió una ventana de cultura para estimular la incorporación de la cultura en los proyectos de desarrollo, a
través de la cual se pudieron invertir recursos en la implementación de 18 programas conjuntos (un programa conjunto es un
grupo de iniciativas que involucran a dos o más agencias del sistema de las Naciones Unidas) en 18 países diferentes de
América Latina, Asia, África y Europa del Este.
La investigación tuvo por objetivo aprender de la experiencia práctica de los proyectos llevados a
cabo en el marco de la ventana de cultura y desarrollo del Fondo para el logro de los Objetivos de
Desarrollo del Milenio de las Naciones Unidas. Uno de los capítulos estudiados fue su relación con
los contextos de referencia a lo largo de todo el ciclo.
En algunos análisis sobre las acciones para el desarrollo se observa una cierta
«descontextualización» de los proyectos, tanto en su concepción inicial, al ser diseñados en
instancias alejadas del terreno y de las expectativas, visiones y necesidades de la población que
vive en ellos. Esta descontextualización se puede producir al incorporar a los proyectos visiones
que conciben sociedades homogéneas, derivándose de ellas lógicas de intervención que priorizan
la universalidad de ciertos modelos y estrategias frente a la particularidad de los contextos locales.
Cuando se define el desarrollo como un proceso para alcanzar un bienestar decidido libremente o
un nivel de vida que otros han alcanzado, a veces se pone poco énfasis en la comprensión de las
características locales y no se dedican esfuerzos para diseñar, a partir de las condiciones y
necesidades particulares del contexto, las propias estrategias que deben ponerse en marcha. Al
contrario, cuando se define el desarrollo humano como el proceso de ampliación de las opciones
de las personas que se crean con la expansión de la capacidad humana para el ser, el hacer y el
convivir, la diferenciación de los contextos necesariamente adquiere relevancia.
Entendemos por contexto el espacio de las dinámicas poblacionales que durante el devenir
histórico interactúan con la naturaleza, construyen el territorio, crean identidades y realizan
acciones para satisfacer sus necesidades y sus formas de vida. El contexto también es un ámbito
de análisis donde se identifican qué acciones pueden incorporarse a un proyecto para producir
transformaciones. El contexto es el espacio para el desarrollo humano donde la cultura, en todas
sus dimensiones, tiene un papel fundamental. De la misma forma, existe una relación muy directa
entre el contexto y la vida cultural que reconocen los derechos fundamentales.
Se definió como hipótesis que si los proyectos están bien contextualizados, tienen mayores
posibilidades de ser eficaces y sostenibles. Esta hipótesis se confirmó durante el proceso
El origen, punto de partida o primera idea del proyecto determina cómo se realiza su
identificación. En los de origen local se accede más fácilmente a la información proveniente
del territorio y su entorno. Cuando se parte de políticas de desarrollo internacionales es
prioritario otro tipo de información y esto deriva en otros procesos como la búsqueda de
concordancia entre el programa internacional y las políticas nacionales. En este proceso se
procura la alineación con políticas y planes de desarrollo subnacionales (de acuerdo con la
estructura político-administrativa del país).
Es importante tener en cuenta las circunstancias particulares del contexto y no solamente los
criterios que vienen determinados por los organismos implicados y sus prioridades. De ahí que
se confirme la importancia otorgada al conocimiento del contexto y a la incorporación en el
proyecto. En ocasiones pueden existir discordancias entre el marco institucional y la realidad
local.
En la identificación del contexto se recomienda tener en cuenta las distintas miradas que
tienen las diferentes entidades y actores que tienen que intervenir. En ocasiones, los
proyectos vienen determinados por las políticas internacionales, lo que puede suponer, en
algunos casos, una limitación. Aunque el diseño de algunos proyectos es, mayoritariamente,
de «arriba a abajo», durante su ejecución, los niveles nacionales y locales pueden ir tomando
protagonismo y supliendo las deficiencias en cuanto a conocimiento del contexto de los
momentos anteriores del proyecto.
2
Especialmente los proyectos llevados a cabo en el marco de la ventana temática de cultura y desarrollo del Fondo
para el logro de los Objetivos de Desarrollo del Milenio de las Naciones Unidas entre 2008 y 2013.
3
En el marco de la investigación que ha dado como resultado, entre otros, este documento y su aplicación práctica, se
realizó un proceso de investigación cualitativa a través de grupos focales en los que participaron representantes de la
mitad de los programas conjuntos de la ventana de cultura y desarrollo del F-ODM.
Existe un consenso bastante generalizado en el que la mayor parte de los proyectos tienen
más en cuenta el contexto durante la ejecución o en el momento de la evaluación intermedia.
En algunos casos, las deficiencias iniciales en el análisis del contexto obligan a reformular el
proyecto y esto ocasiona traumatismos con costo; por lo que se recomienda examinar esta
situación desde el momento de identificación.
Se aconseja que el análisis del contexto incorpore un estudio de las capacidades efectivas
para reforzar capacidades internas. El refuerzo de capacidades institucionales resulta
estratégico para garantizar el compromiso de los actores (gubernamentales y otros) con el
proyecto y su sostenibilidad, y esto se recomienda tenerlo en cuenta desde un comienzo.
Plantear proyectos de desarrollo en clave de cultura exige de las distintas partes involucradas
compartir una visión sobre la cultura. La experiencia de los proyectos estudiados muestra
cómo la existencia de diferentes visiones sobre la cultura existente entre los actores que
intervienen se puede convertir en una dificultad que termina afectando al proyecto (en la
ejecución de estrategias, su cronograma, la cohesión de los equipos en la ejecución, el flujo y
prioridades en la asignación de los recursos, entre otros). Estas situaciones sugieren acuerdos
y debates más profundos sobre el enfoque cultural de los proyectos de desarrollo, que partan
de visiones compartidas entre los actores involucrados, desde la identificación.
En las experiencias estudiadas, los actores culturales que se han visto implicados en los
proyectos han sido aquéllos que estaban vinculados a las entidades, instituciones y
organismos internacionales implicados.
La formulación supone un reto para las diferentes partes involucradas, ya que la mayoría de
ellas cuentan con poca experiencia previa en identificación de proyectos específicos en cultura
y desarrollo. Debido a esta situación inicial, el diagnóstico que en muchas ocasiones termina
realizándose durante la ejecución llega a ser un proceso de aprendizaje conjunto de los
Se constata que uno de los objetivos que se tienen en cuenta durante la ejecución de muchos
proyectos es el de fortalecer las capacidades nacionales y las capacidades locales. Como
consecuencia, el nivel local va incorporado posteriormente estas capacidades, durante la fase
de ejecución del proyecto. Se sugiere incluir en la iniciación de la ejecución una fase
preparatoria o de pre-inversión para definir con precisión las zonas de intervención, el
territorio, los grupos sociales, la vida cultural y el funcionamiento de las organizaciones, sus
necesidades, etc. En los proyectos que relacionan cultura y desarrollo resulta indispensable
disponer de tiempo antes de la ejecución para la elaboración de diagnósticos, la definición de
los aspectos administrativos, los ajustes de la estrategia, entre otros aspectos que
beneficiarán la ejecución y minimizarán los problemas durante esta etapa.
En ocasiones, la formulación del proyecto establece criterios que sirven de determinantes para
la incorporación de los distintos actores en la ejecución, sin embargo, la constatación con la
realidad obliga a profundizar en el análisis del contexto y en la identificación de entidades y
grupos sociales con capacidad de garantizar la continuidad y sostenibilidad del proyecto.
Cuando los proyectos no disponen del tiempo adecuado para su formulación, se utiliza en
primera instancia la información disponible, y en la ejecución se implementan estrategias para
incorporar un buen análisis de la información del contexto para conocer el funcionamiento
social, el territorio y la vida cultural, así como a los miembros de la comunidad que hay que
involucrar para lograr su participación. Por todo esto se confirma la importancia de incluir la
evaluación intermedia de la ejecución del proyecto, así como otros mecanismos que permiten
una mayor adecuación del proyecto al contexto.
Se observa una gran capacidad para realizar planes de mejora y adaptación del proyecto a los
cambios del contexto, considerados como recursos muy valiosos para su eficacia. Se resalta
la necesidad de que el organismo directivo del proyecto tenga conocimiento sobre el contexto
y sus transformaciones para redirigir la actuación cuando sea necesario.
Se sugiere trabajar con indicadores y evidencias que garanticen que los recursos culturales
serán tenidos en cuenta en la ejecución del proyecto. Los tiempos para el monitoreo y las
evaluaciones deben tener en cuenta las dinámicas del proyecto y su contexto. Hay que
considerar los tiempos particulares de la vida cultural y de las comunidades, y sus
consecuencias en los distintos momentos del proyecto y especialmente en su ejecución.
Sostenibilidad
A partir de estas lecciones aprendidas de la experiencia práctica y de las aportaciones del debate
internacional sobre el papel de la dimensión cultural en el desarrollo, el equipo del L+iD identificó
los principales lineamientos para el tratamiento de la relación entre el proyecto y el contexto, que
se presentan seguidamente en este documento y que sirven para el diseño de esta propuesta
sobre contexto y contextualización de proyectos bajo el enfoque cultural para el desarrollo.
La aplicación ofrece elementos para la comprensión del contexto a lo largo del ciclo del proyecto,
en los cuales se esperan aportes de la cultura para alcanzar los Objetivos de Desarrollo del
Milenio, en todos sus momentos: identificación, formulación, ejecución, evaluaciones y
sostenibilidad.
Así como los estudios de impacto ambiental de los proyectos de inversión tienen como fin contribuir
al desarrollo sostenible o la perspectiva de género aplicada a los proyectos contribuye a la equidad
de los géneros, el estudio del contexto se convierte en una pieza fundamental para identificar las
barreras que impiden la expansión de las capacidades y la ampliación de oportunidades,
características de los procesos de desarrollo humano; especialmente en proyectos de desarrollo
sostenible que incorporan el enfoque cultural para el desarrollo (ECD).
Existen muchas aproximaciones a la definición de contexto y entre ellas no es fácil encontrar una
definición homologable por las distintas disciplinas que intervienen en los cuestiones del desarrollo.
Sin embargo, con el objeto de contribuir al enriquecimiento del enfoque cultural para el desarrollo,
es recomendable indagar tanto por la naturaleza del contexto como por el ejercicio de
contextualización.
El contexto está integrado por un conjunto de rasgos que caracterizan el entorno resultante de la
construcción humana del territorio, la organización social y la vida cultural.
El contexto contribuye a explicar esas formas particulares de la vida social y sus diferencias entre
una sociedad y otra. Las características del territorio, la vida cultural y la organización social, entre
otros aspectos, explican la naturaleza y particularidad del contexto en el enfoque cultural para el
desarrollo (ECD).
El contexto integra los procesos poblacionales que han construido el territorio a lo largo de la
historia, las alteraciones del medio ambiente, el accionar de los grupos sociales, sus cambiantes
reglas de juego, las estructuras políticas y administrativas, las empresas, los flujos económicos, la
diversidad y el patrimonio cultural, la convivencia intercultural, entre otros aspectos que interactúan,
accionan, intercambian, se preservan y se transforman, aparecen y desaparecen.
El contexto presenta sus particularidades únicas, lo que hace que un contexto sea diferente a otro
contexto. Por ello, la importancia del contexto en los proyectos, y también la necesidad de tenerlo
en cuenta en distintos momentos del ciclo.
El contexto más cercano del proyecto no es una entidad aislada, establece relaciones con otros
contextos, forma parte de sistemas complejos más amplios. Estas conexiones forman múltiples
ramificaciones que definen el contexto en sus dinámicas interna y externa.
El proyecto y sus gestores requieren contar con el mayor acercamiento posible al conocimiento del
contexto, sobre sus características plurales y flexibles. El ejercicio de contextualización posibilita
información para la gestión y la toma de decisiones acercándose al conocimiento de la realidad. La
contextualización no es un simple acto de realizar un estudio local o plasmar información
5
La libertad cultural, como lo plantea el PNUD (2004), constituye una parte fundamental del
desarrollo humano, puesto que para vivir una vida plena es importante poder elegir la propia
identidad sin perder el respeto por los demás o verse excluido de otras alternativas. Esto implica
que la cultura se concibe como un medio para ampliar las opciones y libertades de las personas,
pero también su disfrute: es una libertad en sí misma que debe ser garantizada por los procesos de
desarrollo; de ahí, una vez más, la importancia del contexto.
Plantear un proyecto desde el enfoque cultural para el desarrollo (ECD) para abordar situaciones
como la superación de la pobreza, la igualdad de género, la educación para todos, etc. implica
concebir el contexto como su origen mismo. Porque precisamente la identificación de un proyecto
parte de la necesidad de mejorar las condiciones de vida y de atender los determinantes de las
diferentes realidades de una población en un contexto particular.
4
Visiones tradicionales parten de la existencia de «un mundo único que subyace toda la realidad», cuando se hace
necesario pensar en la diferencia existente entre mundos diferentes e interrelacionados. Según Escobar, «para resolver
los problemas del “desarrollo”, necesitaremos conocimientos y experiencias provenientes de muchas matrices histórico-
culturales, no sólo de aquéllos que hemos heredado de la “modernidad”». Arturo Escobar. Cultura y diferencia: la ontología
política del campo de cultura y desarrollo. Wale’keru. Revista de Investigación en Cultura y Desarrollo, nº 2. España-
Colombia, 2013.
5
PNUD. «Informe sobre desarrollo humano». Nueva York, 2004. La libertad cultural en el mundo diverso de hoy.
Al pasar de la identificación de los derechos y las necesidades de las personas a la formulación del
proyecto, es importante profundizar en la comprensión de los distintos elementos que forman este
entramado del contexto. El proyecto se formula como una especie de «célula básica» de
intervención para la transformación social, se espera que al ser definido se comprendan esos
«mundos particulares» y las comunidades que los habitan con sus propias especificidades y
características.
El contexto conjuga las particularidades del territorio (geografía, naturaleza y ambiente, que
definen «el estar» en un espacio construido), de la población (diferente una de otra, caracterizada
por su propio «ser» definido desde sus identidades culturales, móviles y plurales) y de la sociedad
(que ha establecido formas múltiples para «el hacer» y «el convivir»).
Las dinámicas del contexto tienen en cuenta las características poblacionales, las actividades
cotidianas de los pobladores, la forma de relacionarse con el entorno, su legado histórico, el
patrimonio cultural tangible e intangible, esas maneras de pensar, de imaginarse el mundo, de
representarse desde lo simbólico, de dialogar, de intercambiar, de hacer, de relacionarse entre los
seres humanos, de gobernarse, etc.
Las culturas múltiples emergen así, como una dimensión central del contexto. No sólo dan luces
sobre las particularidades que debe tener en cuenta cualquier proyecto de desarrollo, sino que a la
vez son un activo potencial en la superación o transformación de diferentes situaciones. El capital
cultural de una población incluye una serie de intangibles a considerar como activos para el
desarrollo. Allí, en esos activos, están las claves de las posibles aportaciones de la cultura al
desarrollo y el contexto es la fuente de ese recurso. (Véase el documento y la aplicación
«Transversalidad de la cultura en proyectos bajo el enfoque cultural para el desarrollo»).
La comprensión del contexto nos descifra el lugar de los acontecimientos y de esa cantera de
recursos culturales a tener en cuenta en el proyecto. Pero también es el espacio que sufrirá las
transformaciones con su ejecución y, por lo tanto, debe considerarse como una realidad a observar
permanentemente. La comprensión y el respeto por el contexto son el remedio contra la
uniformidad y la homogeneización en las que incurren ciertas iniciativas desarrollistas.
En este sentido, resulta central en toda intervención la incorporación del conjunto de factores,
características y variables que se sitúan en el escenario concreto de actuación; aquellos elementos
que lo envuelven, que son significativos y que inciden en sus opciones de desarrollo. El objetivo es
alcanzar el máximo de comprensión de la realidad específica en un momento dado y las
particularidades de la vida de una determinada población, así como de la situación por la que
atraviesan y sobre la cual se pretende incidir. Para esta comprensión es necesario acceder a la
información del contexto en sus diferentes esferas y capas, para lo cual podemos utilizar tres
agrupaciones generales: territorio (dónde), vida cultural (quiénes, qué hacen) y organización social
(qué hacen, quiénes).
Territorio
En el análisis del contexto propuesto por el enfoque cultural para el desarrollo, el territorio es uno
de los pilares fundamentales. Existen muchas definiciones del concepto de territorio, sin embargo
para este enfoque y dentro del análisis del contexto lo entendemos como aquel espacio físico que
tiene sus propias particularidades, diferentes a otros, como resultado de las relaciones en doble vía
entre la sociedad y la naturaleza a lo largo de la historia. Este enfoque acoge la idea de territorio
como construcción social de un espacio. Un territorio no es una simple suma de atributos físicos y
ambientales de una geografía determinada, es algo más complejo que esto, como construcción
social, que define unas particularidades y hacen que un espacio se diferencie de otro.
El territorio es clave en el análisis del contexto que propone el enfoque cultural para el desarrollo,
ya que es el lugar donde se encuentra la situación a intervenir, donde se ejecuta el proyecto
ocurriendo las transformaciones ocasionadas por él, entre las que se incluyen las del mismo
territorio. Por otro lado, la interacción entre la sociedad y la naturaleza permite el surgimiento de las
particularidades culturales que lo van a identificar y diferenciar.
6
BANZART, Andrés. Cultura-ambiente-desarrollo, el caso del Caribe insular. Venezuela: Instituto de Altos Estudios de
América Latina, Universidad Simón Bolívar, 19.
Los territorios de un proyecto están asociados a su área de intervención donde existe una
población cuya situación requiere generar estrategias del desarrollo. El análisis del territorio en el
estudio del contexto requiere examinar una amplia serie de elementos para el abordaje del
proyecto y adquirir una visión de aquellos aspectos esenciales del territorio determinantes, con
mayor incidencia, en el desarrollo mismo.
Por lo tanto, al analizar el territorio en el marco del enfoque cultural para el desarrollo, no sólo hay
que tener en cuenta el medio natural (sus características y transformaciones), sino también los
procesos y las transformaciones sociales asociadas al poblamiento y al comportamiento
demográfico en su relación con la economía, la política y la cultura.
Organización social
Un contexto es distinto de otro en la medida en que las particularidades propias del territorio, la
vida cultural de la población en éste y la organización social difieren unas de otras. No es posible
conocer el contexto sin conocer su organización social particular, sin identificar esas formas
resultantes de una búsqueda determinada.
Bajo el concepto de organización social, para el análisis del contexto, se incluyen tanto las reglas
de cómo nos organizamos para garantizar la vida colectiva, como su estructura social, económica,
jurídica y política. Pero hay que tener presente que no toda la sociedad de un mismo contexto se
encuentra organizada de la misma forma, o que las formas de organización dominantes son
acogidas por toda la población. La organización social de ninguna manera es única ni hegemónica;
al examinarla seguramente se encontrará la coexistencia de distintas maneras de organizarse para
un mismo fin por parte de la sociedad. De ahí que sea necesario explorar la existencia de
estructuras tanto formales como informales y sobre los mecanismos que operan dentro del marco
jurídico.
El ejercicio de formulación de un proyecto, que exige una contextualización adecuada, debe tener
en cuenta en este punto las distintas políticas que hacen posible o no, que facilitan o entorpecen,
estrategias de desarrollo, como la que se desea proponer para alcanzar una situación esperada.
En la organización social del contexto estudiamos los modelos de desarrollo vigentes, sus
principales características y tendencias, sus formas de producción, circulación, consumo y
distribución, así como las condiciones de vida de la población.
Las estructuras sociales e institucionales se transforman en el tiempo, las políticas generan los
factores que las definen y los factores administrativos y técnicos dan razón del estado en el que se
encuentran para el abordaje del proyecto.
Vida cultural
El concepto de vida cultural, que se utiliza aquí, se basa en la Declaración Universal de los
Derechos Humanos de 1948 que reza: «Toda persona tiene derecho a tomar parte libremente en la
7
vida cultural de la comunidad» y expresa el reconocimiento del «derecho de toda persona a
7
Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948.
«ARTÍCULO 27: Toda persona tiene derecho a tomar parte libremente en la vida cultural de la comunidad, a gozar de las
artes y a participar en el progreso científico y en los beneficios que de él resulten. Toda persona tiene derecho a la
De acuerdo con estas consideraciones, la vida cultural incorpora el concepto de cultura de forma
diferente, la cual «no debe entenderse como una serie de expresiones aisladas o compartimentos
estancos, sino como un proceso interactivo a través del cual los individuos y las comunidades,
10
manteniendo sus particularidades y su fines, dan expresión a la cultura de la comunidad».
La vida cultural es el primer nivel de funcionamiento social de una comunidad, sociedad o estado
donde el individuo comparte con sus semejantes cualquier tipo de expresión, fenómeno creativo,
memoria compartida o formas de vida.
La vida cultural puede entenderse como el resultado de una interacción entre individuos o grupos
sociales para satisfacer sus necesidades culturales. La libertad y autonomía para satisfacer/decidir
u optar por sus necesidades culturales es un primer nivel de desarrollo de una comunidad o
sociedad.
protección de los intereses morales y materiales que le correspondan por razón de las producciones científicas, literarias o
artísticas de que sea autora».
8
Artículo 15 del Pacto Internacional sobre los Derechos Económicos, Sociales y Culturales aprobados en 1966 y vigentes
desde 1976.
1. Los Estados Partes en el presente pacto reconocen el derecho de toda persona a:
a) Participar en la vida cultural.
b) Gozar de los beneficios del progreso científico y de sus aplicaciones.
c) Beneficiarse de la protección de los intereses morales y materiales que le correspondan por razón de las producciones
científicas, literarias o artísticas de que sea autora.
2. Entre las medidas que los Estados Partes en el presente pacto deberán adoptar para asegurar el pleno ejercicio de este
derecho, figurarán las necesarias para la conservación, el desarrollo y la difusión de la ciencia y de la cultura.
3. Los Estados Partes en el presente pacto se comprometen a respetar la indispensable libertad para la investigación
científica y para la actividad creadora.
4. Los Estados Partes en el presente pacto reconocen los beneficios que derivan del fomento y desarrollo de la cooperación
y de las relaciones internacionales en cuestiones científicas y culturales.
9
Observación general nº 21 sobre el derecho de toda persona a participar en la vida cultural. Naciones Unidas, Consejo
Económico y Social, Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, 2009.
10
Ibíd.
Por otro lado, un buen examen de la vida cultural implica considerar la cultura en su capacidad de
permitir la circulación de sentidos y de tejer relaciones, necesarias para el ejercicio de todos los
derechos humanos. Trabajar en proyectos bajo el enfoque cultural para el desarrollo requiere
entender el rol de la cultura como dimensión para el engranaje del contexto, así como agente del
desarrollo; es decir, en su capacidad de actuar de manera transversal. (Véase el documento y el
protocolo «Transversalidad de la cultura en proyectos bajo el enfoque cultural para el desarrollo»).
En estas tres partes del contexto: territorio, organización social y vida cultural, que se han
presentado en los párrafos anteriores y que se aprecian en el cuadro, se producen acontecimientos
y variaciones constantes teniendo en cuenta que el contexto es un organismo vivo y cambiante. La
relación entre ellos exige un ejercicio permanente de actualización y adaptación. Cualquier idea o
representación de las realidades compuestas por estas tres esferas necesita ser revisada en una
dinámica constante. Cada una de estas partes puede haber evolucionado y la información de que
dispone el proyecto, en un momento dado, puede haber dejado de ser útil, relevante o verdadera
para la acción. La realidad cambia y una condición intrínseca de todo proceso de contextualización
es que se adapte a las realidades; si éstas han cambiado, la contextualización inicial elaborada
también tendrá que cambiar.
Conocer «ese pequeño mundo» donde nace el proyecto y para el que el proyecto se hace no es
11
suficiente, se requiere el conocimiento tanto de ese contexto próximo como del contexto global.
Lo recomendable es conocer ese contexto próximo como parte del mundo, en un contexto global.
Y por eso también es fundamental resaltar cómo lo «planetario» llega a incidir en «el vivir, el hacer
y el convivir» local.
El contexto global proyecta un marco general de referencia acerca de las principales tendencias
internacionales, políticas, económicas, sociales, tecnológicas y ambientales. Hasta los proyectos
más puntuales, que se ejecutan en comunidades pequeñas, se circunscriben en un contexto
planetario. Los fenómenos ambientales y la evolución tecnológica han hecho que cada vez sea
más difícil abstraerse de los fenómenos mundiales. Pero, igualmente, los cambios en los contextos
más cercanos inciden en contextos de mayor escala. El contexto siempre es parte del universo en
el que vivimos, y entre el uno y el otro existen relaciones de doble vía.
El nivel de importancia de los elementos de incidencia del contexto global en un contexto particular
también viene determinado por el alcance territorial de la acción del proyecto, es decir, por su
escala local, nacional, internacional, etc. Es decir, para un proyecto supranacional o multinacional
serán relevantes elementos del contexto global distintos de los que serán relevantes para un
contexto más local. Aun así, siempre será recomendable, con diferentes niveles de profundidad en
función del alcance de cada proyecto, tener en cuenta en el análisis del contexto escalas como:
11
Martinell, Alfons. Diseño y elaboración de proyectos de cooperación cultural. Cuadernos de Iberoamérica. OEI, 2001.
La escala del contexto de un proyecto no es la misma de otro, así como no son relevantes las
mismas escalas, que tienen o pueden tener injerencia sobre el proyecto. Es preciso entonces
caracterizar la relevancia de cada una de ellas y las relaciones entre escalas para que sea clara la
pertinencia del contexto en la comprensión del proyecto.
Para las acciones orientadas al desarrollo humano a través de un proyecto bajo el enfoque cultural
para el desarrollo, la comprensión y aplicación de la transversalidad son una respuesta a la
compleja sociedad contemporánea, pero también son una variable imprescindible a la hora de
formular y ejecutar proyectos. (Véase el documento y la aplicación «Transversalidad de la cultura
en proyectos bajo el enfoque cultural para el desarrollo»).
Para el ejercicio de abordar el conocimiento sobre el contexto resulta válido lo que nos dice Edgar
Morin: «El conocimiento pertinente es aquél que es capaz de situar toda información en su
contexto y, si es posible, dentro del conjunto donde la misma se inscribe. Se puede decir incluso
que el conocimiento progresa principalmente, no por sofisticación, formalización y abstracción, sino
12
por la capacidad de contextualizar y globalizar».
Y este conocimiento puede provenir de fuentes primarias o fuentes secundarias. Las comunidades
y grupos sociales pueden aportar sus saberes y experiencias a la identificación y formulación del
proyecto, a los que se suma el conocimiento producido. Sin embargo, en el campo cultural, es
cierto que existe un problema general de disposición de fuentes y sistemas actualizados de
información, lo que obliga a la utilización de diferentes métodos para obtenerla.
Los trabajos recientes sobre la economía demuestran que la cultura es una forma del capital,
contiene activos tangibles e intangibles, materiales e inmateriales que poseen individuos, hogares,
comunidades, sociedades y poblados que podrían comprenderse como activos culturales. Estos
pueden servir de base a iniciativas de desarrollo social y económico y apoyar a la creación de
ventajas competitivas en estrategias de desarrollo asociadas a la superación de la pobreza, la
seguridad alimentaria, la adaptación al cambio climático, la lucha contra la desigualdad y la
formación de ciudadanía, entre otras. Los activos culturales juegan un papel importante en la
identificación colectiva y son expresiones de dinámicas culturales propias y de una particular
manera de ver y relacionarse con el mundo. Si bien estas dinámicas culturales no están aisladas
geográfica, social ni económicamente, sí que ocurren y se expresan de manera concreta de
acuerdo con un contexto cultural particular.
Es necesario contemplar un análisis relacional entre los elementos culturales y otros elementos del
contexto que se debe realizar en el momento de la contextualización. Al hacer la aproximación a
los activos del capital cultural hay que entender la transversalidad de los mismos, potenciando y
fortaleciendo las otras dimensiones del bienestar ejemplificadas con los demás tipos de capital
(capital humano, capital social, capital natural, capital financiero…). De esta forma, concebir
algunos elementos de la cultura como «activos» implica pensar en procesos dinámicos mediante
los cuales se adquieren, transmiten, acumulan, utilizan, erosionan o adaptan estos activos, así
como en los procesos a través de los cuales los activos culturales inciden en los demás activos de
capital. (Véase el documento y el protocolo «Transversalidad de la cultura en proyectos bajo el
enfoque cultural para el desarrollo»).
Algunos activos culturales materiales e inmateriales en un contexto pueden ser: la lengua y las
expresiones orales insustituibles a la hora de organizar y comunicar; los conocimientos y prácticas
relacionadas con la agricultura, la salud y la naturaleza; los saberes y prácticas gastronómicas; los
instrumentos de trabajo, objetos, instrumentos musicales, vestuarios, construcciones y otras
expresiones materiales del conocimiento propio; además de las más conocidas como la música; la
danza, las expresiones rituales y ceremoniales, las fiestas y festivales, las formas tradicionales de
organización social, jurídica y política, el patrimonio histórico material e inmaterial, el pensamiento y
la creatividad social, la innovación y las prácticas artísticas, etc. Pero no pueden olvidarse esos
El conocimiento del contexto también tiene que incluir el conocimiento sobre el potencial de
transversalidad de la cultura para el desarrollo, el conocimiento sobre las capacidades existentes,
tanto las que tienen que servir al proyecto como las que deben potenciarse o generase con él para
contribuir al desarrollo humano; y el conocimiento sobre los procesos culturales. (Véase los
documentos y aplicaciones: «Transversalidad de la cultura en proyectos bajo el enfoque cultural
para el desarrollo»; «Generación de capacidades en proyectos bajo el enfoque cultural para el
desarrollo» y «Procesos de comunicación en proyectos bajo el enfoque cultural para el
desarrollo»).
Los procesos de observación de todos los elementos anteriores se propone llevarlos a cabo en el
terreno mismo de actuación, de la forma más amplia posible para conjugar distintas visiones y
buscar comprender esas características propias de cada población y contexto que diferencian a
unos contextos de otros, incluyendo informaciones de una diversidad de fuentes en diferentes
niveles. Los resultados de las fuentes primarias (presentes principalmente en el terreno o en lo
local) enriquecen la información arrojada por las fuentes secundarias entre las que se encuentran
censos, estadísticas, informes de investigación, estudios etnográficos, realizaciones audiovisuales,
documentación institucional, entre otros.
Para el acceso a las fuentes secundarias hay que recurrir a los estudios, los centros de información
y estadística, los centros de investigación y sus investigaciones, a las instituciones y sus
documentos. Se trata de acopiar para el análisis información y conocimiento producidos por otros.
En el esfuerzo de conocer el contexto, la experiencia práctica indica que existen dos dinámicas en
tensión:
En función de diferentes variables, entre ellas la del tiempo disponible, el acceso a la información,
el nivel territorial de actuación, etc., la contextualización responde a la integración de los elementos
que son necesarios (funcionales, relevantes) para orientar la acción del proyecto al máximo nivel
de profundidad. Probablemente ciertos datos estadísticos no serán tan relevantes y sin embargo se
requerirá gran cantidad de tiempo para reunirlos, comprometiendo la acción. Y sí lo serán otras
informaciones del terreno que quizás sea posible conseguirlas en un período más corto. O bien,
13
La funcionalidad de la información o principio de relevancia se refiere al filtro que aplica el sujeto que realiza un proceso
de contextualización para considerar o no considerar determinadas informaciones. Depende de variables como la del
tiempo disponible para el proceso o la existencia o ausencia de fuentes de información, entre otras variables. Supone la
discriminación de las informaciones que no son relevantes o útiles para la acción que se pretende emprender en función
de diferentes factores y la priorización de la información útil, e incluso urgente, para poder ejecutar el proyecto.
Al incorporar este enfoque a los proyectos de desarrollo es necesario adjuntar también ciertas
particularidades de lo cultural como puede ser el hecho de que los tiempos de la cultura no son
iguales a los de otras esferas y que también en el interior de la vida cultural existen tiempos
diferentes. Los proyectos con el enfoque cultural para el desarrollo necesitan un tiempo distinto,
especialmente para el ejercicio de contextualización que, como se ha visto anteriormente, está
presente en todo el ciclo.
Conocer las dinámicas locales, descifrar ciertos códigos, identificar a partir de procesos
participativos, etc. son actividades fundamentales de un proyecto y supone asumir procesos a
veces lentos que se tienen que saber gestionar adecuadamente no sólo para garantizar el respeto
al contexto, sino para contribuir a su efectividad al mismo tiempo.
Así mismo, las transformaciones en el ámbito cultural requieren tiempo para fructificar; el contexto
puede revelar transformaciones culturales al cabo de un espacio de tiempo mayor al que exigen los
tiempos para la evaluación final de los proyectos. Por todo esto, el ritmo real de cada contexto para
reaccionar, actuar y transformarse implica la consideración de elementos culturales muy
importantes que determinan la gestión y viabilidad de los proyectos. El enfoque cultural para el
desarrollo permite este tipo de consideraciones y el diseño de estrategias que eviten enfrentarse a
diferentes aspectos del contexto, como si se tratara únicamente de obstáculos para los objetivos
de los proyectos. Es posible que asumir que ciertos contextos tienen ritmos más lentos para
incorporar cambios provoque una sensación de falta de inmediatez en los resultados; sin embargo,
el tiempo dedicado al conocimiento de la vida cultural permitirá crear condiciones que puedan
provocar transformaciones profundas en el futuro, mucho más sostenibles y viables.
Como ya se ha visto anteriormente, el análisis del contexto arroja conocimiento sobre las
particularidades del terreno de intervención y de su población, como aspectos que orientan la
identificación, la formulación, la ejecución y la sostenibilidad del proyecto, y contribuyen a su
dimensionamiento; hace que el proyecto tenga sus propias particularidades.
Pero, y ésta es la diferencia de los proyectos que incorporan el enfoque cultural para el desarrollo,
el análisis del contexto también permite indagar por esos activos culturales que son un recurso
insustituible en la generación de capacidades de ingreso y de capital social, fundamentales para la
superación de diferentes situaciones. Así mismo, facilita la incorporación de una visión del contexto
compleja, teniendo en cuenta que la mayoría de territorios y las personas que viven en ellos
discurren en entramados culturales diversos.
Los aprendizajes en diferentes acciones y proyectos se pueden encontrar en muchos lugares del
planeta, a diferentes escalas, y han permitido constatar que la contextualización como proceso de
conocimiento del contexto es indispensable. Por lo demás, esto supone integrar la experiencia
acumulada por otras intervenciones e iniciativas similares (incluso darles continuidad), lo que
permite, además del enriquecimiento progresivo de cada intervención, no cometer errores que ya
se han cometido en otras ocasiones y de los cuales cada acción debería ir aprendiendo. En
muchos contextos se han vivido fracasos importantes de proyectos desarrollistas que repiten una y
otra vez procedimientos poco adecuados al contexto; conocer estas experiencias fallidas forma
parte de la contextualización, así como incorporar las acciones exitosas. Esta última incorporación
permite, además, visibilizar esfuerzos que en su momento podrían haber tenido una baja
consideración social o política.
Si consideramos las características del contexto y su complejidad tal como se sugiere en los
párrafos anteriores, surge la dificultad de incorporar las informaciones que obtenemos de esta
forma de mirar el contexto, los formularios que diferentes organismos y agencias exigen para
explicar los proyectos de desarrollo. En muchas ocasiones, estos formularios no toman en cuenta
una visión global y profunda del contexto más allá de datos estadísticos, muchas veces sin
conexión entre ellos. En este sentido, es importante separar los propósitos de la contextualización.
Lo verdaderamente necesario es incorporar al proyecto la información relevante y el análisis del
contexto para una ejecución adecuada a la realidad y para alcanzar objetivos y resultados que
representen transformaciones en esa realidad y para esa realidad. Esto implica un proceso que va
más allá de cómo se plasma la información en un documento, implica una actitud de diálogo
permanente con el contexto, que supera el posible formato en el que un formulario determinado
puede obligar a presentar la información. De esta forma, la contextualización adecuada y profunda
debe plantear orientaciones para las fórmulas de gestión que se aplicarán en el proyecto, es decir,
tener una incidencia en cómo se va a ejecutar, para una incorporación del contexto en todos los
niveles y ciclos del proyecto.
A la hora de hacer el análisis del contexto no puede escapar el estudio de las capacidades tanto
para el proyecto como para su generación en beneficio del desarrollo humano de los procesos de
comunicación, existentes y potenciales para la promoción del desarrollo y del potencial de la
cultura como dimensión transversal para el desarrollo, en la medida que son fundamentales a la
hora de formular, ejecutar y garantizar la sostenibilidad de los proyectos. A partir del análisis de
estos aspectos del contexto se diseñan estrategias para la mejor ejecución de los proyectos y para
la transformación social en busca del desarrollo humano. (Véase los documentos y aplicaciones:
«Generación de capacidades en proyectos bajo el enfoque cultural para el desarrollo», «Procesos
de comunicación en proyectos bajo el enfoque cultural para el desarrollo») y «Transversalidad de
la cultura en proyectos bajo el enfoque cultural para el desarrollo»).
A continuación se encuentran los distintos momentos del ciclo de los proyectos y los aspectos que
es recomendable tener en cuenta respecto al contexto.
Identificación
El enfoque cultural para el desarrollo requiere el conocimiento del contexto desde el momento
inicial de la formulación. Porque el contexto está presente en los primeros momentos del proyecto,
independientemente de cuál sea el origen de éste, ya sea porque surge en él o porque es hacia él
donde se dirigirán las acciones que buscan alcanzar objetivos de desarrollo.
Además de los aspectos que recomiendan las distintas metodologías para la identificación y
formulación de proyectos de desarrollo, en la identificación de los proyectos que se harán bajo el
enfoque cultural para el desarrollo es preciso acercarse a la comprensión de las particularidades
de la vida cultural y su interacción tanto con el territorio y el medio ambiente como con la
organización social. Cómo desde ese «ser» –asociado a la identidad de la población en su
14
concepción plural y dinámica– se establecen interacciones con el «estar» y el «hacer».
Es preciso que una vez definida la situación a transformar se analicen los principales aspectos del
entorno social, económico, político, institucional y cultural relacionados con la situación y su
transformación. Igualmente, al pensar en este momento en la situación que se espera con el
proyecto, es preciso identificar las articulaciones entre los involucrados del contexto.
Aquí también resulta importante identificar fuentes de información sobre el contexto que arrojen
luces para las etapas posteriores de formulación, ejecución y sostenibilidad.
• Si existen precondiciones mínimas en los diferentes ámbitos del contexto para la ejecución
del proyecto.
• Si se cuenta con suficiente información sobre cada ámbito del contexto (territorio, vida
cultural y organización social) y los elementos a tener en cuenta en estos ámbitos, que son
relevantes para el proyecto y se listan más adelante. 15
14
Véase el gráfico 1.
15
Véase el cuadro 2, 3 y 4.
• La organización social (en cuanto a sus posibles aportaciones al proyecto e impactos del
proyecto en ella)
• La vida cultural (en cuanto a dimensión transversal que debería contribuir al éxito del
16
proyecto)
• Las capacidades (tanto para la formulación, ejecución y sostenibilidad del proyecto como
aquéllas que podrían ser generadas por el mismo proyecto en su contribución al desarrollo
18
humano)
Formulación
En esta fase se definen los incrementos esperados en el alcance de los Objetivos de Desarrollo del
Milenio. Por lo general, se recomienda abordar aspectos que describen con claridad el proyecto,
tales como la localización física, los aspectos ambientales, sociales y comunitarios, los aspectos
institucionales y legales, las capacidades sociales e institucionales para el abordaje del proyecto,
los aspectos técnicos, la duración del proyecto, la valoración de costos, sus resultados y
beneficios, el presupuesto, las etapas de la ejecución, su cronograma, las fuentes de financiación,
etc.
16
Véase la aplicación «Transversalidad de la cultura».
17
Véase la aplicación «Procesos de comunicación».
18
Véase la aplicación «Capacidades para el desarrollo».
19
f. Comprender las relaciones entre los diferentes elementos identificados.
g. Identificar las dificultades que podrían afectar a los objetivos del proyecto y definir
estrategias para su tratamiento.
h. Conocer e incorporar otras experiencias del contexto similares a las propuestas por el
proyecto.
k. Formular o reformular las estrategias de gestión para la ejecución del proyecto en función
de las particularidades, necesidades y requerimientos del contexto. En ese sentido, es
clave pensar en ciertos niveles de flexibilidad de los proyectos si se trata de una interacción
permanente con el contexto.
l. Construir indicadores vinculados con la realidad, los beneficiarios del proyecto y las
particularidades del terreno.
19
Muchos procesos de contextualización conducen a un acopio amplio de informaciones y datos, pero no a cómo éstos
se relacionan entre ellos, cuando estas relaciones pueden ser el espacio en el cual se sitúan los problemas o situaciones
a transformar y también las soluciones a ellos. En proyectos de cultura y desarrollo es muy importante conocer el
entramado de relaciones entre los diferentes elementos del contexto.
20
«La cultura debe ser considerada el conjunto de los rasgos distintivos espirituales y materiales, intelectuales y afectivos
que caracterizan a una sociedad o a un grupo social y que abarca, además de las artes y las letras, los modos de vida,
las maneras de vivir juntos, los sistemas de valores, las tradiciones y las creencias». Declaración Universal de la
UNESCO sobre la Diversidad Cultural, UNESCO, 2001.
Algunos proyectos incorporan la complejidad que implica trabajar con contrapartes locales o en
proyectos intersectoriales que obligan a la coordinación entre diferentes entidades que valoran y
evalúan, desde sus diferentes perspectivas, el contexto de actuación. Este elemento (la
intersectorialidad o gestión multiagencial, entre otras combinaciones de actores, ya sea en
estructuras jerárquicas u horizontales) impone una complejidad adicional que debe ser tomada en
cuenta desde la idea inicial de los proyectos para encontrar los equilibrios que permitan llegar a
una integración coordinada del contexto más allá de los informes aislados de cada actor. Las
percepciones de cada uno de ellos (agencia, gobierno local o nacional, institución, organismo
internacional, ONG, etc.) condicionan la percepción de partida del contexto y las prioridades en el
proceso de contextualización. En algunas ocasiones, si el proyecto trabaja a un nivel nacional y
ciertas contrapartes o agentes coordinados están muy alejados de lo local, sus percepciones
iniciales respecto al contexto pueden conducir a una construcción de la realidad lejana a lo que
realmente ocurre en el terreno. En otros casos, la influencia sobre lo que se tendrá que considerar
o no del contexto implica luchas de poder que son difíciles de desentramar.
El trabajo conjugado entre dos o más agentes requiere un primer esfuerzo de contextualización
hacia el interior de cada uno de ellos y de conocimiento de las características más relevantes, el
funcionamiento y la realidad de quienes formarán el núcleo de gestión y la toma de decisiones del
proyecto. Desde este primer conocimiento interno y con vocación de equilibrar todas las voces
involucradas, se tendría que plantear una aproximación posterior al contexto de actuación más
coordinada, en función de las capacidades reales de cada componente, su realidad interna y su
distancia respecto a la realidad local. Este esfuerzo inicial es muy importante por diferentes
factores. Uno de ellos, por ejemplo, tiene que ver con la necesidad de realizar una puesta en
común básica sobre lo que se entiende por cultura desde la fase de identificación, ya que pueden
haber múltiples visiones y conceptos que pueden llegar a ser divergentes.
También influye la visión que se tiene desde el terreno de los financiadores y agencias, pues juega
un papel importante en el proceso de contextualización. En lo local, es posible que algunos de los
involucrados en el proyecto sean vistos de tal forma que sea difícil su acción en el terreno.
Ejecución
Una vez tomadas las decisiones que dan luz verde al proyecto, se inician los trámites para su
ejecución, la cual deberá contar con la participación de los involucrados: población, ejecutores,
entidades de gobierno, financiadoras, organismos locales, entre otros.
Se espera que el proyecto se ejecute de acuerdo con los lineamientos de su formulación. Sin
embargo, debe tenerse claro que lo formulado es un «proyecto» y no la realidad, y que ésta puede
haberse modificado en lo que va de la formulación a la ejecución.
Al ejecutarse el proyecto bajo el enfoque cultural para el desarrollo requiere que sus distintas
estrategias y acciones incorporen los aprendizajes que ha arrojado la contextualización y se
vincule a las comunidades, teniendo en cuenta su vida cultural.
Sin embargo, como se viene insistiendo, la descripción y el análisis del contexto pueden ser
ajustados y modificados sobre la marcha, a medida que la interacción con las personas e
instituciones y la vivencia del contexto a lo largo del proyecto permiten retroalimentar los
acercamientos previos, ajustar posibles sesgos, identificar nuevas variables influyentes y
profundizar la comprensión de procesos complejos.
Es muy importante que el contexto, por lo tanto, se incluya como una variable más de gestión, sus
cambios también pueden implicar cambios de estrategia, de modelos de gestión, de organización o
de gestión presupuestaria.
Todo esto incide en la necesidad de que los proyectos cuenten con la flexibilidad adecuada para
hacer cambios de objetivos, de acciones y actividades, y saber incorporar resultados no previstos.
Estos movimientos no tendrían que suponer un problema si su gestión forma parte de la ejecución;
Muchas veces, el contexto en toda su complejidad emerge después del inicio de la ejecución por
más que se intente acceder a él desde el inicio, en la identificación. La conexión permanente entre
el proyecto y el entorno permite una dinámica de aprendizaje continua que nutre al proyecto y
permite ajustar sus acciones a la realidad.
A continuación se detallan algunos aspectos que no hay que olvidar en la fase de ejecución
respecto al contexto:
Momento para compartir entre los involucrados en el análisis del contexto y lograr una puesta en
común de agencias e involucrados. Esto exige que exista flexibilidad en el tratamiento del proyecto
y puesta en común de los ajustes que se requieran.
Transversalidad de la cultura en el proyecto y los aportes a la vida cultural por parte del
proyecto 22
23
Generación de capacidades para el desarrollo humano
24
Sistema de la comunicación para el desarrollo
Evaluaciones
En distintos momentos del ciclo de los proyectos se realizan evaluaciones que sirven para tomar
decisiones para pasar de un momento a otro del ciclo, para hacer seguimiento y para tener certeza
del alcance de los objetivos y del uso y destinación de los recursos.
22
Véase la aplicación «Transversalidad de la cultura».
23
Véase la aplicación «Generación de capacidades».
24
Véase la aplicación «Procesos de comunicación».
Al finalizar la identificación
Para pasar de la identificación a la formulación de un proyecto hay que tener una primera
evaluación, así la acción que se realiza no requiere un paso adicional o no recibe este nombre en
el ciclo del proyecto de la entidad financiadora. Pero se requiere tener la certeza de que, en el
momento de la identificación, el contexto ha sido tenido en cuenta a la hora de hacer el perfil del
proyecto que pasaría al momento de formulación.
Es importante aquí tener la certeza de que el proyecto podrá hacerse bajo el enfoque cultural para
el desarrollo, que el contexto ha sido tenido en cuenta y que se hacen recomendaciones para una
buena contextualización del proyecto desde la fase de formulación. En el siguiente recuadro se
sugieren algunas preguntas que servirían para evaluar al final de la identificación del proyecto si se
ha tenido en cuenta el contexto.
¿Podría ser sostenible este proyecto, del que se tiene esta idea preliminar? Además de la
sostenibilidad económica, social y ambiental, ¿la cultura podría contribuir efectivamente a su
sostenibilidad?
¿Qué se conoce en este momento del contexto y cómo este conocimiento se puede incorporar a
las fases siguientes del proyecto?
¿Se ha identificado alguna transversalidad de la cultura que sea una contribución de esta
dimensión a los objetivos de desarrollo que se proponen?
¿Podría ser posible contar con un sistema de comunicaciones adecuado e incorporarlo durante el
proyecto?
Si la cultura es uno de los pilares de la sostenibilidad de los proyectos, ¿cómo se ve esta situación
en los distintos momentos del proyecto desde su identificación?
Por último, ¿se considera que el proyecto identificado tiene incorporado el enfoque cultural para el
desarrollo?
En este momento del ciclo del proyecto se toma la decisión o no de realizar el proyecto. Es
necesario saber si con los recursos existentes se alcanzarán los objetivos planteados.
Las distintas metodologías existentes permiten comparar el beneficio esperado del proyecto con
los recursos que se destinarán a él. Igualmente, los analistas harán los respectivos flujos de caja y
los indicadores financieros y sociales que permiten la toma de decisiones.
En este momento de evaluación de un proyecto bajo el enfoque cultural para el desarrollo que
busca un impacto en los Objetivos de Desarrollo del Milenio, es importante examinar, además de
las distintas variables que esta evaluación exige para la toma de decisiones, la incorporación del
contexto y de sus ámbitos (territorio, vida cultural y organización social).
Si se desea lograr que las inversiones y el gasto se realicen teniendo en cuenta el contexto,
adquiere importancia la constatación, en los procesos de evaluación de los proyectos, de la
existencia del estudio y análisis del contexto donde se ejecutará el proyecto. Los organismos
promotores del logro de los Objetivos de Desarrollo del Milenio deben tener la certeza previa de la
existencia de una autorizada contextualización. Es recomendable que, en este momento de
evaluación, distintas instancias puedan participar en el análisis del contexto.
No se trata de una simple revisión de la existencia del contexto en el documento del proyecto, se
trata de que éste pueda integrar la diversidad existente y sus distintas visiones, así como de saber
advertir cuándo ciertas informaciones más oficiales o institucionales sobre el contexto realmente no
coinciden con las visiones locales o incluso son rechazadas.
Hay aspectos del contexto que resultan muy atractivos desde fuera, pero que arrojan una visión
equivocada de lo que realmente ocurre en el interior, como pasa con algunas percepciones
relacionadas con aspectos identitarios; se trata de saber identificar si el proyecto incorpora la
información que revelan distintas visiones sobre las realidades, aun cuando éstas no siempre se
ajusten a las visiones oficiales de las agencias y organismos financiadores y gubernamentales.
Con el objeto de dar continuidad a los distintos momentos preliminares, previos a la ejecución, las
preguntas planteadas para tener la certeza sobre el enfoque cultural en los proyectos de desarrollo
en el momento de la identificación sirven igualmente para tener la misma certeza en el momento de
la formulación. Es preciso recordar que entre la identificación y la formulación existen distintos
grados de profundidad de la información y los análisis. Recordemos entonces las preguntas que
aparecen en el siguiente recuadro, las cuales deberían servirnos a la hora de hacer la evaluación
en materia de contextualización del proyecto al cierre de su formulación.
¿Qué se conoce en este momento del contexto y cómo este conocimiento se puede incorporar a
las fases siguientes del proyecto?
¿Se ha identificado alguna transversalidad de la cultura que sea una contribución de esta
dimensión a los objetivos de desarrollo que se proponen?
¿Podría ser posible contar con un sistema de comunicaciones adecuado e incorporarlo durante el
proyecto?
Si la cultura es uno de los pilares de la sostenibilidad de los proyectos, ¿cómo se ve esta situación
en los distintos momentos del proyecto desde su identificación?
Por último, ¿se considera que el proyecto identificado tiene incorporado el enfoque cultural para el
desarrollo?
Durante su ejecución, un proyecto puede ser sometido a varias evaluaciones. Unas se hacen a un
tiempo definido del inicio de la ejecución (algunas se conocen como evaluaciones de medio
término, por hacerse a la mitad de la ejecución) y tienen como objeto hacer seguimiento y
monitoreo a la ejecución. Sirven para ajustar el proyecto. En estas evaluaciones, la relación con el
contexto adquiere importancia en la medida en que muchos proyectos, al iniciarse su ejecución, se
encuentran con aspectos del contexto que no han sido tenidos en cuenta en la formulación. Los
proyectos en general exigen adecuarse a las condiciones del contexto particular en el momento de
la ejecución. Las evaluaciones intermedias obligan a una relectura del contexto.
La otra evaluación se hace al final de la ejecución del proyecto. Esta evaluación permite comparar
lo planeado y presupuestado con lo ejecutado. Se tienen en cuenta los resultados alcanzados y el
logro en el campo de los Objetivos de Desarrollo del Milenio para los proyectos de los ODM.
La evaluación final sobre la contextualización del proyecto tendrá que constatar si el contexto ha
sido tratado adecuadamente, si sus ámbitos (territorio, vida cultural y organización social) han sido
tenidos en cuenta, si se ha realizado un ejercicio de transversalidad de la cultura, si se han tenido
en cuenta los procesos de comunicación y si se han generado capacidades en el contexto.
¿Cuáles son los logros desde la perspectiva del enfoque cultural para el desarrollo del proyecto
que se cierra?
¿Se ejecutó este proyecto teniendo en cuenta el enfoque cultural para el desarrollo?
Evaluación ex post
Durante la evaluación posterior de los proyectos, como se ha indicado antes, es importante medir
no sólo los resultados alcanzados en clave, por ejemplo, de los Objetivos de Desarrollo del Milenio,
los grados de eficiencia y eficacia de los proyectos, sino también la contribución de la cultura a las
formas de organización de la sociedad, que se originan en la situación con proyecto, una vez éste
ha alcanzado sus resultados, además de la incidencia del proyecto en las culturas locales.
Esto, por supuesto, debe tenerse en cuenta desde la formulación y preparación del proyecto,
puesto que hay que abrir la posibilidad de contar con una línea de base para después poder
analizar y comprender los cambios derivados del proyecto, pero siempre desde la idea que la
cultura es dinámica y está en permanente transformación.
Sostenibilidad
En este último momento es apreciable la transformación del contexto por parte del proyecto, cómo
en él mantiene su crecimiento el alcance de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, y se produce
una expansión de las capacidades para el desarrollo humano. El contexto en la sostenibilidad del
proyecto sigue siendo esencial, ya que la misma sostenibilidad depende de la fortaleza de los
entramados con el contexto que puedan haberse alcanzado durante el proyecto para que los
resultados sean perdurables.
En la sostenibilidad del proyecto debe ser observable la mejoría en las condiciones de desarrollo
humano, el papel del contexto y sus ámbitos en él; y, de manera muy especial, las aportaciones de
la vida cultural, en su dimensión transversal, al desarrollo.
La sostenibilidad se verá cuando sean también sostenibles tanto los logros en las capacidades
alcanzadas por el proyecto como el funcionamiento de un sistema cultural para el desarrollo.
Cada ámbito del contexto puede contener una cantidad más o menos determinada de categorías
que agrupan los elementos definitorios de cada ámbito. Para facilitar los procesos de
contextualización e identificación de las acciones de desarrollo, se proponen algunas categorías
que pretenden ser sugerencias para la definición de los elementos que se tomarán en cuenta para
la observación del contexto. Si partimos de la base que cada realidad es específica, tendremos que
asumir también que sus elementos definitorios pueden ser muy diversos, y, conscientes de este
hecho, se listan aquellos elementos más evidentes agrupados en categorías generales para guiar y
sugerir aspectos a tomar en cuenta en un proceso de contextualización. Se pone un énfasis
especial en aquellos elementos culturales que pueden permitir un análisis del contexto en diálogo
con la cultura de sus habitantes.
TERRITORIO
Reservas biológicas/geológicas
Características físicas y Patrimonio natural de interés
medioambientales del nacional/mundial
territorio
Recursos naturales renovables y no
renovables
Ecosistemas
Paisaje natural, recursos Grado de mantenimiento de la biodiversidad
naturales y ecosistemas Costas, riveras, recursos marinos, fluviales y
lacustres
Topografía del territorio: relieves
montañosos, llanuras, desiertos , etc.
Fauna y flora
Zonas económicas exclusivas marítimas,
mar territorial
Aguas internacionales o alta mar
Paisajes urbanos
Paisajes rurales
Ciudades
Localidades
Provincias
División político- Regiones
administrativa Zonas rurales
Comunidades
Zonas inhabitadas
Características del
poblamiento humano Relación entre la realidad geográfica y la
estructura político-administrativa
Instituciones públicas
Institucionalidad Instituciones y entidades tradicionales
Entidades de la sociedad civil
Instituciones y entidades privadas
Políticas culturales
Políticas sociales
Políticas educativas
Sistema político
Políticas de defensa
Políticas de empleo
Políticas económicas
Otras políticas relevantes
Sistema de gobernanza
Participación democrática
Agricultura
Ganadería
Pesca
Silvicultura
Industria energética
Metalurgia
Sectores productivos más
Minería
importantes
Construcción
Industria textil
Alimentación
Gastronomía
Química
Industria maderera
Tecnología
Relaciones internacionales y de
cooperación de la sociedad civil
VIDA CULTURAL
Relaciones culturales
endógenas/exógenas
Relaciones culturales de
Mapa de la vida cultural exclusión/inclusión
Situaciones de supervivencia frente a
otras culturas dominantes
Peligro de extinción cultural
Estigmatización de una cultura respecto
a otra
Interrelación entre la vida cultural de un
Relaciones interculturales territorio con otros
Reivindicaciones territoriales con base
cultural
Diversidad cultural y diálogo intercultural
Relaciones entre culturas originarias y
tradicionales con realidades culturales
contemporáneas
Mecanismos e instancias legítimas para
la resolución de conflictos interculturales
Estrategias y antecedentes de
cooperación y solidaridad intercultural en
el territorio
Danza
Teatro
Música
Artes plásticas y artesanía
Artes visuales y cine
Expresiones culturales
Literatura
Lenguajes expresivos
tradicionales/ancestrales
Lenguajes expresivos en peligro de
desaparecer
Lenguajes expresivos dominantes
Lenguajes interdisciplinarios
Historia cultural
Tradiciones, creencias, símbolos y
valores
Memoria colectiva e
Valores, hábitos y formas de vida
imaginarios
Referentes históricos que inciden en la
vida cultural contemporánea
Patrimonio histórico y cultural
Cosmogonía e imaginarios colectivos
Organizaciones de pertenencia y
participación social
Organizaciones de producción artística y
Organizaciones y servicios trabajo creativo
culturales Organizaciones de producción de bienes
y productos culturales
Organizaciones de la Administración
Pública cultural
Organizaciones de prestación de
servicios culturales
Industrias culturales
Producción y creación Apoyos/microcréditos para la creación y
cultural y artística producción artística y artesanal
Centros de producción artística
Emprendimientos culturales
Patrimonio
Lectura pública
Edición
Artes
Sectores culturales Culturas populares
TIC y medios de comunicación
Turismo cultural
Cultura y desarrollo
Arquitectura
Industrias culturales
Instituciones de la Administración
Pública especializadas en cultura a nivel
nacional, local, regional, etc.
Institucionalidad cultural Gasto público en cultura
Planes nacionales, regionales o locales
de cultura
Instituciones y entidades de la sociedad
civil con especialidad en cultura
Individuos y ciudadanía
Comunidades o colectividades
Asociacionismo (profesionales, usuarios,
etc.) y ONG
Municipalidades
Departamentos de cultura y
Agentes y actores que competencias de los gobiernos
intervienen en la vida regionales y nacionales
cultural Artistas y creadores
Gestores, promotores y animadores
culturales
Investigadores, teóricos y expertos
especializados en el ámbito cultural y
relacionados
Maestros y educadores que actúan en el
ámbito de las relaciones entre educación
y cultura