La Enfermedad y El Árbol Genealógico

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sábado, 5 de enero de 2013

Los sentimientos que tenemos afectan nuestros órganos

  Todo lo que captamos a través de los cinco sentidos, los estímulos


que vienen del interior del cuerpo, lo que pensamos o imaginamos,
se traduce en realidad biológica.

 De esta manera, cuando  escuchamos algo muy desagradable que


nos afecta, nos moviliza emocionalmente,  podemos tener acidez de
estómago, por ejemplo.

  El cerebro no distingue entre lo que es real o lo que es imaginario.


Tanto si nos llevamos un trozo de limón a la boca como si nos
imaginamos que lo hacemos, se produce la  misma salivación.

  En función del sentimiento particular, el shock afecta a una zona


precisa del cerebro, visible por el escáner, a un órgano y a una
realidad energética.
  Somos una unidad compuesta de cuatro realidades inseparables:
orgánica, cerebral, psíquica y energética. No hay ni una sola célula
del cuerpo que escape al control del cerebro, y este no escapa al
control del pensamiento, consciente o inconsciente; de manera que
ni una célula del cuerpo escapa al psiquismo.

 Un shock siempre va acompañado de un sentimiento personal que


repercute en los cuatro niveles biológicos.

  Cuando encontramos la solución esos cuatro niveles sanan


simultáneamente.

  A lo largo de un día no satisfacemos todas nuestras necesidades


fundamentales.

  Cuando no las satisfacemos, nace una emoción. Si esa emoción se


libera en el exterior bajo una forma artística, a través de la palabra,
el baile o los sueños... todo va bien.

  Cuando el acontecimiento no está expresado, queda impreso y el


cuerpo será el último teatro de ese evento.

  Para que un conflicto provoque enfermedad, es necesario que sea


dramático, imprevisto, vivido en soledad y sin solución. Cuando se
dan estos cuatro criterios, el trauma se manifestará a través de la
biología.

  Las diferentes emociones se corresponden a distintos órganos, todo


lo que tiene que ver con la epidermis responde a conflictos de
separación; el

esqueleto, a una desvalorización; la vejiga corresponde a conflictos


de territorio. Para las mujeres diestras, problemas en el seno y
hombro izquierdos corresponden a problemas con los hijos y
viceversa para las zurdas; los desajustes en el seno y hombro
derechos corresponden para las diestras a problemas con la pareja y
viceversa.
  No tener lo que se quiere y no poder digerir lo que se tiene
corresponde al duodeno y estómago. El colon corresponde a un
conflicto asqueroso, podrido. En el recto están los problemas de
identidad: "No me respetan y me dejan de lado". Los riñones son la
pérdida de puntos de referencia. Los huesos: grave conflicto de
desvalorización...

  Para estar sano conviene revalorizar las emociones, ser consciente


de las emociones y expresarlas, es decir: bailar, reir, expresarse, etc.
más a menudo. La gente está mucho tiempo en lo emocional pero
son emociones procuradas, superficiales, aceptadas socialmente:
fútbol, cine, etc...

 Un malestar compartido disminuye a la mitad, continúa


compartiéndolo y acabará desapareciendo. Una felicidad compartida
se multiplica por dos.

  Cuando estamos en contacto con la emoción auténtica, se


transforma; cuando lo estamos con la emoción de superficie, no hay
cambio. Si el hombre se dice: "Lo que tengo es miedo", su miedo
disminuye a la mitad. Hay que tomar conciencia de uno mismo, de lo
que se mueve en el interior.

                                                         C. Fleche

La enfermedad y el árbol genealógico


                                   
Nuestro cuerpo refleja los problemas o enfermedades heredadas del
árbol.
Hemos de  tener en cuenta que en cada zona corporal conviven tres
informaciones:
1.-La memoria de nuestro árbol genealógico
2.-La memoria biográfica personal
3.-Los mensajes que el sabio interior nos envía a través del cuerpo

1.- La memoria de nuestro árbol genealógico La familia está viva


en la piel, en el cuerpo, está hablando. Hasta tal punto que podemos
reconocer a nuestro árbol por la huella que este ha dejado en
nosotros…

2.-La memoria biográfica personal Desde la manera en la que


somos concebidos, hasta el efecto que nos ha causado la regaña del
jefe, pasando por el tipo de parto, como nos han acariciado de niños,
todo queda escrito en el cuerpo. Por ejemplo, consideramos que el
peso de la culpa se asienta en la parte alta de la espalda y los
traumas infantiles en los pies. La piel es un gran lienzo en la que
queda escrita la historia de nuestras relaciones con el mundo.

3.- Los mensajes que el sabio interior nos envía a través del
cuerpo Nuestro cuerpo es el mapa físico de nuestra conciencia, un
fiel reflejo de cómo funcionamos en las distintas áreas de la vida.
Cualquier síntoma físico es una oportunidad para hacernos
conscientes de que hay un área en nuestra vida que necesita
atención
El cuerpo en su totalidad se inclina al andar: hacia atrás o hacia
delante Estaremos huyendo del pasado si caminamos inclinándonos
ligeramente hacia delante. Si nos inclinamos hacia atrás al andar
tenemos miedo a entrar en la vida.

La cabeza también puede simbolizar al padre y a todos los ancestros


varones. Caminar con la cabeza por delante es igual a no reconocer
nuestros deseos, andamos refugiados en el intelecto.

Los tumores cerebrales tienen que ver con los secretos escondidos
del árbol. Las migrañas con las retenciones sexuales.

Los ojos como conjunto son de carácter masculino.


El ojo derecho es el intelectual, el racional. El izquierdo es el del
corazón, el ojo profundo, el de la receptividad.

La boca y las orejas simbolizan el linaje materno (son receptivas). La


sordera en el oído izquierdo puede ser algo que no quiero escuchar
del linaje femenino.
 Los dientes picados son el resultado de la rabia no expresada
La garganta es el canal de expresión y de creatividad. Tras una
amigdalitis se esconde el miedo, las emociones reprimidas y la
creatividad sofocada.
El pecho: aquí está la relación corazón-emociones. Si no nos han
amado desarrollaremos un pecho endurecido e insensible.

Las manos son el símbolo de la elección. La mano derecha es el


símbolo de la elección racional, sin fe. La izquierda es la intuitiva.

Las uñas son nuestras defensas simbólicas… ¿Heredamos uñas de


mucho grosor?

La espalda: los problemas simbolizan que cargas a los padres. Si no


nos acariciaron de pequeños podemos sufrir una desviación de
columna. En la espalda se van archivando los conflictos no resueltos
de nuestro pasado:
-En la parte lumbar está la conexión con nuestra sexualidad y
creatividad (los padres)
-En la parte dorsal es la conexión con nuestra parte emocional (los
abuelos en el árbol)
-En la parte cervical nos conectamos con nuestro intelecto (los
bisabuelos)
El vientre: la madre y todo lo que “digerimos de la vida”.
Los problemas de estómago están asociados al miedo, a la angustia y
la ansiedad.

La pelvis se conecta con la sexualidad y con nuestros padres. El


miedo a la sexualidad puede traducirse en una pelvis movida hacia
atrás.

Las rodillas nos muestran nuestra flexibilidad, nuestra adolescencia.


Si vivimos encerrados en nuestro castillo, inflexibles, sufriremos con
las rodillas.

Los pies simbolizan el territorio, conectados con nuestra hermandad.


Cuando no estamos viviendo nuestra vida, caminamos como un
ladrón sin hacer ruido. Si somos hijos de padres divorciados, o
separados…las puntas de los pies se separan. Vivimos una época de
regresión a la infancia…las puntas de los pies miran hacia dentro.
Cuando los pies se inclinan hacia fuera nos señalan que no tenemos
un lugar en el mundo.

Somos un espíritu que utiliza un cuerpo de vehículo para pasearnos


por esta vida, pero él no es una carrocería inerte, cada célula
contiene lo que fueron nuestros ancestros y lo que somos nosotros. Y
no olvidemos lo que dice el proverbio chino: “Nada sienta mejor al
cuerpo que el crecimiento del espíritu”

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