Conferencia 27 - La Transferencia
Conferencia 27 - La Transferencia
Conferencia 27 - La Transferencia
El conflicto patógeno de los neuróticos es una disputa entre poderes de los cuales uno alcanzo
el estadio de lo preconciente y conciente, mientras que el otro fue contenido en la
inconciente. Al hacer que lo inconciente prosiga hasta lo conciente cancelamos las represiones,
eliminamos las condiciones para la formación de síntoma y mudamos el conflicto patógeno en
un conflicto normal que tiene que hallar de alguna manera su solución.
El neurótico curado ha devenido en realidad otro hombre, tiene en el interior de si algo menos
del inconciente y algo más de conciente que antes. Para hacer conciente lo inconciente es
preciso rebuscar en su recuerdo el lugar en que eso se produzco por obra de una represión. Si
esta represión se elimina la sustitución de lo inconciente por lo conciente puede consumarse,
para lograr esto, hay que eliminar la resistencia que la mantiene, a ésta se la remueve
sacándola y representándosela al paciente. La resistencia brota de una represión, es producida
por la contrainvestidura que se estableció para reprimir la moción chocante. La resistencia no
pertenece al inconciente, sino al yo.
Contamos con las fuerzas pulsionales del paciente para lograr esto, es en primer lugar la
aspiración a sanar y con la ayuda de su inteligencia, que se refuerza con su interpretación.
En los neuróticos hay una lucha empeñada en el terreno psicológico entre los motivos que
quieren mantener la contrainvestidura y los que están prestos a resignarla. Los primeros son
los motivos viejos, lo que en un tiempo impusieron la represión, entre los segundos se
encuentran lo nuevos que han venido a agregarse y que decidirán el conflicto a favor del
trabajo. Pero existen otras formas de enfermedad en las que el procedimiento terapéutico
nunca alcanza éxito. Los paranoicos, los melancólicos y los aquejados de dementia praecox
permanecen inmunes a la terapia psicoanalítica. Los pacientes a los que no les interesa sino
encontrar una salida para sus conflictos patológicos, desarrolla un interés particular hacia la
persona del medico, todo lo que tiene que ver con esa persona le interesa mas que sus propios
asuntos y lo distrae de su condición de enfermo.
Al buen entendimiento durante el trabajo analítico le corresponde una mejoría objetiva del
estado patológico. Pero a la vez esto puede derivar en una situación peligrosa, se podría estar
frente a una resistencia, ya que el paciente ha transferido sobre el medico intensos
sentimientos de ternura. Se trata de una transferencia de sentimientos sobre la persona del
medico. Estaba preparada en el enfermo y con oportunidad del tratamiento analítico se
trasfirió sobre la persona del medico. En las mujeres la trasferencia puede presentarse como
un reclamo de amor o en formas mas atenuadas. Muchos se las arreglan para sublimarla y
modelarla hasta que cobra una forma de viabilidad, otros la expresan de manera cruda y
originaria. En el caso de los hombres se observa una transferencia hostil y negativa.
La transferencia surge desde el comienzo del tratamiento y es el resorte impulsor del trabajo
pero si esta se muda en resistencia modifica su relación con la cura bajo dos condiciones
diferentes. En primer lugar cuando en calidad de inclinación tierna se ha hecho tan fuerte, y en
segundo lugar cuando consiste en mociones hostiles en vez de mociones tiernas. Los
sentimientos hostiles salen a la luz más tarde que los tiernos y resultan de la ambivalencia de
sentimientos que rige en la mayoría de los vínculos de los seres humanos.
Conferencia de introducción al psicoanálisis 27: la transferencia
La enfermedad del paciente no es algo terminado sino que sigue creciendo. La iniciación del
tratamiento no pone fin a ese desarrollo pero cuando la cura se ha apoderado del enfermo
toda la producción nueva de la enfermedad se concentra en la relación con el médico, con la
trasferencia. No se está tratando con la enfermedad anterior del paciente sino con una
neurosis recién creada y recreada que sustituye a la primera.
El hombre en que la relación con el medico ha pasado a ser normal y libre del efecto de las
mociones pulsionales reprimidas, sigue siéndolo también en su vida propia cuando el medico
se haya hecho a un lado.