Profeta Oseas
Profeta Oseas
Profeta Oseas
Se le
atribuye la autoría del llamado Libro de Oseas, en el que el profeta denuncia la infidelidad del pueblo para con Yahvé y revela el amor tierno de Dios,
comparable al del esposo que perdona a su esposa infiel o al del padre que ama a su hijo rebelde. El profeta combate las bien conocidas tendencias
idolátricas del reino septentrional y el culto del becerro de oro (una polémica que tendría en Jerusalén sabor arcaico), llamando a su pueblo a la
piedad interior, a la devoción espiritual que lo unirá a Dios en unos esponsales de amor. La presunta tumba de Oseas se encuentra en el monte que
lleva el mismo nombre, y todavía los beduinos le ofrecen sacrificios.
En idioma hebreo su nombre se escribe ַ( הֹושֵׁ עHôšēă, ‘salvación de Yahvéh’ o ‘la salvación es Yahvéh’), en idioma griego su nombre es Ὠσηέ (Ōsēe).
Introducción al profeta Amós
Amós: ¿Un libro antiguo para gente antigua?
Lo habitual es que cualquier anuncio para estudiar un libro del Antiguo Testamento no suela despertar gran
interés, así ocurre por ejemplo con los profetas ¿Por qué? Veamos algunas de las razones que suelen darse:
Son palabras antiguas dirigidas a un pueblo antiguo y por tanto desconectadas de nuestra realidad.
Contienen muchos anuncios de juicio, además en términos muy duros, y esto trae desasosiego ¿Quién
desea esto?
Tienen un vocabulario denso, y si además hay anuncios proféticos, el esfuerzo para entenderlos debe
multiplicarse ¿Quién tiene tiempo para esto?
Sin embargo con esta actitud, y esto que diremos es solo una ilustración de esta equivocación, estamos
obviando dos grandes verdades respecto al carácter de Dios muy necesarias en los tiempos que corren:
Su Santidad y por tanto su aborrecimiento de la maldad y disposición para juzgarla.
Su misericordia, y su disposición a perdonar y restaurar al que reconoce su pecado y su necesidad.
Volviendo al caso que nos ocupa ¿De verdad crees que Amós es un profeta de palabras antiguas para gente de
otra época y sin trascendencia en el S. XXI? Presta atención a estas observaciones:
La acumulación de riquezas, la ostentación de las mismas, el afán por el lucro fácil y rápido, y la explotación del
prójimo eran los rasgos más notables de la sociedad que Amós observó y a la que predicó:
Los ricos eran cada vez más ricos, tenían varias casas (y no nos referimos solo otro piso o a un apartamento)
sino a moradas lujosas (Am 3:15), se rodeaban de costosos muebles y se procuraban todo tipo de deleites para
el cuerpo y el alma.
(Am 6:4-9) "Duermen en camas de marfil, y reposan sobre sus lechos; y comen los corderos del rebaño, y los
novillos de en medio del engordadero; gorjean al son de la flauta, e inventan instrumentos musicales, como
David; beben vino en tazones, y se ungen con los ungüentos más preciosos; y no se afligen por el
quebrantamiento de José."
Y en el otro extremo estaban los trabajadores, los jornaleros, los artesanos, los pequeños agricultores. Estos
veían como cada día que pasaba eran cada vez más pobres. El sistema permitía que se les explotara y engañara
impunemente.
(Am 2:6-7) "Así ha dicho Jehová: Por tres pecados de Israel, y por el cuarto, no revocaré su castigo; porque
vendieron por dinero al justo, y al pobre por un par de zapatos. Pisotean en el polvo de la tierra las cabezas de
los desvalidos, y tuercen el camino de los humildes; y el hijo y su padre se llegan a la misma joven, profanando
mi santo nombre."
Pero cuando Amós se fija en el conjunto del pueblo, tanto en los unos como en los otros, los ricos como los
pobres, se encuentra con personas de una gran religiosidad.
Los lugares de culto (Betel, Beersheba y Gilgal) estaban llenos de gente, eran muy escrupulosos con las normas
establecidas, generosos con sus deberes religiosos, tenían un culto muy elaborado incluso con una música y
coros muy cuidados pero que se habían apartado de la revelación divina:
(Am 5:21-23) "Aborrecí, abominé vuestras solemnidades, y no me complaceré en vuestras asambleas. Y si me
ofreciereis vuestros holocaustos y vuestras ofrendas, no los recibiré, ni miraré a las ofrendas de paz de vuestros
animales engordados. Quita de mí la multitud de tus cantares, pues no escucharé las salmodias de tus
instrumentos."
Era un culto dedicado a la autosatisfacción (Am 4:5) y sustentado con profesionales de la religión que aman
más su posición que la Palabra de Dios (Am 7:12-13).
(Am 4:5) "Y ofreced sacrificio de alabanza con pan leudado, y proclamad, publicad ofrendas voluntarias, pues
que así lo queréis, hijos de Israel, dice Jehová el Señor".
(Am 7:12-13) "Y Amasías dijo a Amós: Vidente, vete, huye a tierra de Judá, y come allá tu pan, y profetiza
allá; y no profetices más en Bet-el, porque es santuario del rey, y capital del reino. Entonces respondió Amós, y
dijo a Amasías: No soy profeta, ni soy hijo de profeta, sino que soy boyero, y recojo higos silvestres."
¿Nos resultan conocidas estas cosas? Amós no solo está describiendo la condición espiritual del pueblo de Dios
en su tiempo sino también el camino que desde hace mucho tiempo ha escogido la llamada cristiandad. El
camino por el cual, y con gran tristeza lo digo, están caminado muchos evangélicos en el día de hoy.
Por otro lado tenemos las normas morales se habían desmoronado. De nuevo un mal que afectaba tanto a los
ricos como a los pobres, a los gobernantes como a los gobernados, y esto sin olvidar que los que están en
eminencia tienen mayor responsabilidad. Observemos como las palabras de juicio de (Am 5:1-4) abarcan a
todos sin excepción.
Despreciaban la autoridad y el derecho.
(Am 5:10-12) "Ellos aborrecieron al reprensor en la puerta de la ciudad, y al que hablaba lo recto abominaron.
Por tanto, puesto que vejáis al pobre y recibís de él carga de trigo, edificasteis casas de piedra labrada, mas no
las habitaréis; plantasteis hermosas viñas, mas no beberéis el vino de ellas. Porque yo sé de vuestras muchas
rebeliones, y de vuestros grandes pecados; sé que afligís al justo, y recibís cohecho, y en los tribunales hacéis
perder su causa a los pobres."
Las normas públicas de moralidad estaban en decadencia: El adulterio y la fornicación estaban
justificados. Las transgresiones y el engaño estaban tolerados.
(Am 2:7) "...y el hijo y su padre se llegan a la misma joven, profanando mi santo nombre."
(Am 5:12) "Porque yo sé de vuestras muchas rebeliones, y de vuestros grandes pecados; sé que afligís al justo,
y recibís cohecho, y en los tribunales hacéis perder su causa a los pobres."
(Am 8:5-6) "Diciendo: ¿Cuándo pasará el mes, y venderemos el trigo; y la semana, y abriremos los graneros
del pan, y achicaremos la medida, y subiremos el precio, y falsearemos con engaño la balanza, para comprar los
pobres por dinero, y los necesitados por un par de zapatos, y venderemos los desechos del trigo?"
A la vista de lo expuesto, hemos de concluir que pasar por alto los profetas, y en nuestro caso al profeta Amós,
no parece una decisión sabia. De alguna manera es desechar la amonestación de Dios frente a estos males y
arriesgarnos a que, de manera sutil, actitudes pecaminosas frente a Dios y nuestro prójimo encuentren lugar en
nuestras vidas y congregaciones (1 Co 10:11-12).
Antes de continuar con nuestro estudio me siento en la necesidad de expresar mi deuda con el libro del profesor
J. A. Motyer sobre el profeta Amós, de la serie "Comentario Antiguo Testamento Andamio". Si bien no comparto
algunos de sus puntos de partida, como por ejemplo confundir a Israel con la Iglesia y las implicaciones
escatológicas que ello tiene, esto no impide reconocer la excelente habilidad y discernimiento mostrado en dicho
texto para aplicar la experiencia de Israel a la iglesia de nuestros días. También ha sido una excelente y valiosa
ayuda, que recomiendo para profundizar en el estudio, el comentario del profesor Gary G. Cohen sobre este
profeta "Comentario Bíblico Portavoz". Gracias a Dios por los dones que ha repartido a Su pueblo.
Hay bosquejos muy elaborados e interesantes fruto de un trabajo exhaustivo por parte del expositor bíblico.
Nosotros hemos escogido uno más sencillo, que se basa en las divisiones naturales del libro (juicios, discursos y
visiones).
1. INTRODUCCIÓN (Am 1:1)
Introducción
(Am 1:1) "Las palabras de Amós, que fue uno de los pastores de Tecoa, que profetizó acerca de Israel en días
de Uzías rey de Judá y en días de Jeroboam hijo de Joás, rey de Israel, dos años antes del terremoto."
En este caso, completar la "ficha técnica" del profeta no será tan complicado. A diferencia de Abdías o Joel, el
profeta sí que nos da el nombre de los gobernantes y con ello el contexto histórico del libro.
1. Autor
Su nombre significa "carga", también "cargador" y era natural de una aldea llamada "Tecoa". Estaba situada
sobre una colina al borde del desierto de Judá, entre 16 y 18 Km. al sur de Jerusalén. Una tierra seca, de
barrancos y hierbas altas más adecuada para el pastoreo que para la agricultura. Según el libro de Crónicas (2
Cr 11:5-6) fue fortificada por Roboam, hijo de Salomón, como parte del sistema defensivo de Judá.
De Amós también se nos dice "que fue uno de los pastores de Tecoa". La referencia es a la cría y cuidado de
ovejas y cabras como principal actividad de la zona. Y según el verso Amós era uno de ellos. (Os 7:14-15) nos
completan la información:
(Am 7:14-15) "Entonces respondió Amós, y dijo a Amasías: No soy profeta, ni soy hijo de profeta, sino que soy
boyero, y recojo higos silvestres. Y Jehová me tomó de detrás del ganado, y me dijo: Ve y profetiza a mi pueblo
Israel."
Mientras "pastor" se refiere a cabras y ovejas, "boyero" indica cuidado de ganado mayor (vacas y bueyes). Los
higos silvestres se refieren al fruto del Sicómoro (especie de higuera). Crecen en racimo y son algo más
pequeños que los higos que conocemos. Eran muy apreciados por la gente más humilde. Necesitan ser "picados"
varios días antes de su recolección a fin de que maduren y así sean comestibles.
Algunos expositores han querido ver en Amós a un hombre de cierta posición social, propietario de uno o varios
rebaños y de campos donde crecían los sicómoros. Sin embargo no es esta la idea que trasmite este último
verso. Con independencia de que pudiese tener algunos animales propios o algún terreno para cultivar, el texto
nos hace pensar en un hombre trabajador y de condición humilde.
En razón de su trabajo, es muy posible que Amós subiera con cierta frecuencia a territorio de Israel (al norte)
atravesando parte de Judea para vender sus ovejas, la lana e incluso higos. Estos viajes le dieron la oportunidad
de palpar la realidad moral y espiritual en que se encontraba el pueblo de Dios, una situación que no resultaba
nada agradable.
2. Fecha y gobernantes
"... En días de Uzías rey de Judá y en días de Jeroboam hijo de Joás, rey de Israel"
Como ya hemos mencionado en la "Breve Introducción a los Profetas Menores", allá por el año 930 a.C. después
de la muerte de Salomón, el reino de Israel se dividió en dos.
Al Norte: Diez tribus, gobernados por Jeroboam I, y con capital primero en Siquén y después en
Samaria. Normalmente nos referimos a ellos como Israel.
Al Sur: Dos tribus (Benjamín y Judá) gobernadas por Roboam, hijo de Salomón, y con capital en
Jerusalén. Normalmente nos referimos a ellos como Judá.
Cuando Amós empieza su ministerio, unos 170 años después de esta división, el rey en Israel, al Norte, se llama
Jeroboan II y el de Judá, en el Sur, Uzías. Por tanto estamos hablando aproximadamente del año 760 a.C.
Para una identificación más exacta del comienzo de su ministerio se nos dice que fue ?dos años antes del
terremoto?. Sin duda debió ser muy serio, al punto de que muchos años después Zacarías vuelve a mencionarlo
y el pueblo aún sabe de qué ocasión se hablaba (Zac 14:5). Pero a nosotros nos ayuda poco pues no sabemos
su fecha exacta. La única conclusión que podemos sacar, y esto gracias a las palabras de Zacarías, es que
cuando Amós empezó su ministerio, Uzías debía llevar al menos dos años de reinado.
El ministerio de Amós coincidió con una época de paz y prosperidad para ambos reinos, especialmente para
Israel (el norte).
Su principal enemigo, Siria, estaba muy debilitado y las grandes potencias de la época estaban en crisis. Esto le
permitió engrandecer el territorio y desarrollar un próspero comercio alrededor de las caravanas que pasaban
por el país. Pero también de gran decadencia en lo moral y espiritual. Un resumen de la condición en que vivían
las diez tribus del norte la encontramos en:
(Am 2:7-8) "Oprimen y humillan a los pobres, y se niegan a hacer justicia a los humildes. El padre y el hijo se
acuestan con la misma mujer, profanando así mi santo nombre. Tendidos sobre ropas que recibieron en prenda,
participan en comidas en honor de los ídolos; con dinero de multas injustas compran vino, que beben en el
templo de su dios." (Traducción DHH).
Los ricos explotaban a los pobres, la justicia estaba corrompida a favor de los poderosos y el país entregado a la
idolatría más degradante.
3. Destinatarios
Aunque natural de Tecoa, en el sur, y por tanto del reino de Judá, Dios lo mandó a predicar al reino del Norte. Y
no a un lugar cualquiera, sino "a la boca del lobo", a Betel, donde había un falso templo con un becerro y donde
al parecer el rey Jeroboam II tenía una de sus residencias.
Hagamos un poco de historia. Cuando la división de Israel se consumó, Jeroboam I, para evitar que el pueblo
fuese al templo de Jerusalén y terminaran desertando, se inventó una religión propia pero eso sí, que contuviese
elementos del culto que ellos conocían a fin de que no fuese totalmente extraña.
Había dos centros de adoración principales, uno al norte en Dan y otro al sur en Betel, los cuales trataban de
rivalizar con Jerusalén, y cada uno con un becerro de oro (posiblemente, en un primer momento, se justificó su
existencia como "símbolos de la presencia de Jehová").
Tenían sus propios sacerdotes, su propio sistema de sacrificios, fiestas sagradas y multitud de altares a lo largo
del país (1 R 12:28-33). Desde el principio esto fue una aberración para el Señor pero "el colmo" llegó cuando
terminaron asimilando las costumbres de los cultos a Baal, incluyendo la prostitución sagrada de hombres y
mujeres e incluso el sacrificio de niños, llegando a considerar a Dios como un ídolo más.
Esta frase: "una religión propia" o como dice (1 R 12:33) "inventado de su propio corazón" me hace recordar la
actitud de muchas personas en nuestros días. Han inventado su propia religión con los elementos que más le
gustan y según el entender de su razón. Pero en muchos casos de lo que se trata realmente es de justificar el
vivir como quieren y a su vez tener cierta "tranquilidad espiritual". Es también una excusa para no enfrentarse a
lo que de verdad dice la Palabra de Dios.
Volviendo a Amós, lo más probable es que su ministerio durara unos meses, un tiempo breve. Lo que ocurrió
después no lo sabemos. Algunos piensan que regresó a Teoca con los rebaños y allí puso por escrito estas cosas,
otros que posiblemente fuese encarcelado y quizás muerto por proclamar con fidelidad la Palabra de Dios.
Hecha esta breve introducción, me gustaría parar y tomar unas líneas para reflexionar en torno al título que
hemos dado a este primer estudio: "Amós: el profeta pastor y recolector de hijos".
¿Y quién era Amos para que Dios se fijara en él y lo llamara a esta tarea?
1. No pertenecía a la nobleza, tampoco a una familia influyente
El hecho de que no se dé información acerca de su familia nos hace suponer que no pertenecía a la nobleza ni a
una familia influyente del país. Tampoco era descendiente de sacerdotes, ni había profetas en su familia, ni había
ido a una escuela de profetas (hoy diríamos a un seminario o instituto bíblico). Sencillamente era un hombre
piadoso y trabajador.
Hermano/a, ¿Y quién soy yo, quién eres tú para que Dios nos use? ¿Cómo te ves? ¿Un tímido estudiante
cristiano/a? ¿Un sencillo operario en un taller? ¿Una mujer dedicada a la casa y a sus hijos? ¿Un simple
dependiente en alguna cadena comercial, un oficinista, una limpiadora, un taxista, un pinche de cocina?
¿Y alguien cree que esto puede ser un impedimento para que Dios nos use? ¿Qué como consecuencia Él deba
conformarse con habernos salvado y renuncie a usarnos en su Obra? Entonces es que no le conocemos bien.
También debemos añadir que aquel que piensa que por tener una buena posición social, o buen curriculum
académico, Dios tiene que usarlo para cosas importantes e incluso que debe ocupar un lugar principal en la
iglesia local está equivocado. Tampoco conoce bien al Señor.
Un texto que nos recuerda que, por encima de la condición social o académica, para Dios lo importante es la
disposición del corazón. Un corazón quebrantado, que depende de Él y dispuesto a obedecer. Este es el hombre
o mujer que Dios usa. En este sentido recordemos lo que dijo el apóstol Pablo:
(Ro 12:1-2) "Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en
sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, sino
transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena
voluntad de Dios, agradable y perfecta."
(2 Ti 2:19-22) "Pero el fundamento de Dios está firme, teniendo este sello: Conoce el Señor a los que son
suyos; y: Apártese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo. Pero en una casa grande, no
solamente hay utensilios de oro y de plata, sino también de madera y de barro; y unos son para usos honrosos,
y otros para usos viles. Así que, si alguno se limpia de estas cosas, será instrumento para honra, santificado, útil
al Señor, y dispuesto para toda buena obra. Huye también de las pasiones juveniles, y sigue la justicia, la fe, el
amor y la paz, con los que de corazón limpio invocan al Señor."
Hay una escena en una de las películas de Las Crónicas de Narnia, "El Príncipe Caspian", que me llamó la
atención. Después de la gran batalla, los protagonistas se ponen de rodillas delante del León Aslan (el cual
representa a Jesús). El león entonces les ordena:
"En pié reyes y reinas de Narnia". Todos se levantan menos Caspian que permanece de rodillas. El León vuelve a
hablar y dice: "He dicho todos". "Pero, yo no estoy preparado" responde el joven. Y el León pone fin a la
conversación con las siguientes palabras: "Por eso mismo se que estás preparado".
Caspian era de linaje real, incluso tenía buena formación, pero eso no bastaba. Al contrario de lo que se escucha
hoy día "la fuerza está en ti", "tú puedes", y cosas semejantes, primeramente era necesario que tomase
conciencia de su pequeñez, de su debilidad y de su necesidad. Ahora estaba preparado para realizar la obra que
Aslan le iba a encargar.
(1 Co 1:26-31) "Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni
muchos poderosos, ni muchos nobles; sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y
lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios,
y lo que no es, para deshacer lo que es, a fin de que nadie se jacte en su presencia. Mas por él estáis vosotros
en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención; para que,
como está escrito: El que se gloría, gloríese en el Señor."
Es cierto que a lo largo de la historia Dios ha utilizado y utiliza personas de cierta posición social o con prestigio
académico, pero que primero han sabido reconocer su pequeñez ante Dios y su necesidad. Sin embargo, como
nos recuerda el Apóstol Pablo, la gran mayoría de hombres y mujeres que abrazan la fe y que Dios se complace
en utilizar son "gente normal" y que en muchos casos que han sido despreciados por la sociedad. Y concluye
Pablo:
Decididamente no. Una cosa es que por diferentes circunstancias no hayamos podido estudiar y otra muy
distinta "una opción deliberada por la ignorancia". Lo primero nunca será un obstáculo para que Dios nos use
conforme a su voluntad, sin embargo lo segundo, "la opción deliberada por la ignorancia", conlleva un elemento
de orgullo que será un gran estorbo en el servicio del Señor.
En este sentido les invito a repasar dos aspectos de la vida de Amós que fácilmente podemos pasar por alto:
Además de un hombre conocedor de su oficio, Ámos era un hombre con una gran preparación bíblica ¿Pero no
habíamos dicho que era pastor y agricultor? ¿Qué nunca fue a un seminario?
Vivía en una aldea, cuidaba ganado, recogía higos, dedicaba mucho tiempo a esto, pero conocía bien
la Palabra de Dios, en este caso el Pentateuco ¿Nos estamos inventado esto? Claro que no. Sus
discursos son una evidencia de esto.
No era noble, ni descendiente de sacerdotes o profetas, pero conocía a su Dios: Su grandeza, Su
santidad, Su justicia, Su misericordia. De esto da testimonio su manera de proceder y sus palabras.
Por eso no pudo permanecer quieto al ver lo que estaba sucediendo.
Y cómo aprendió todo esto. Quizás sean dos las cosas que debemos destacar ahora:
No es difícil imaginarle, puesto que era un hombre piadoso, acudiendo regularmente a los servicios
del Templo. Ofreciendo sacrificios de manera voluntaria. Oyendo atentamente la lectura de los libros
sagrados en el atrio de Salomón - en las galerías que daban acceso al recinto del templo -, ¡los 18
Km. de distancia no le pesaban! Frecuentando la compañía de otras personas fieles que al igual que él
amaban y buscaban a Dios. También le podemos imaginar buscando a Dios en la intimidad:
"rumiando la Palabra que había escuchado", "orando constantemente", "buscando su presencia".
El trabajo de pastor, e incluso el picar higos para después recogerlos, podía ser duro, incómodo y
agotador... pero también daba la oportunidad de disfrutar de "preciosos momentos de intimidad con
el Señor". Amós no dejaba pasar estas oportunidades, sabía en qué cosas tenía que ocupar su mente
y corazón.
(Sal 119:97-98) "¡Oh, cuánto amo yo tu ley! Todo el día es ella mi meditación. Me has hecho más sabio que
mis enemigos con tus mandamientos, porque siempre están conmigo."
(Sal 119:103) "¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras! Más que la miel a mi boca. De tus mandamientos
he adquirido inteligencia; por tanto, he aborrecido todo camino de mentira."
¿Amamos al Señor? ¿Queremos ser algo más que espectadores en Su Obra? ¿Queremos verle obrar conforme a
su voluntad a través de nuestras vidas? Entonces Amós nos provee un bello ejemplo a imitar. Entre otras
muchas verdades, nos está recordando lo importante que es la asamblea local así como nuestra vida privada en
este proceso.
Amós no era un "ermitaño del desierto". No vivía como en una nube e ignorando la realidad que le rodeaba.
Aunque aldeano, pastor de ovejas y recolector de higos tenía un amplio conocimiento del mundo que le rodeaba,
era buen observador y sus viajes a Jerusalén y al Norte le ayudaban a ello. Sus palabras muestran que conocía
la historia de su pueblo, de las naciones que le rodeaban, y que estaba al tanto de los acontecimientos. Vivía
inmerso en el mundo pero sin dejarse arrastrar por él.
"Estaba en el mundo" pero no era lo que hoy calificaríamos como "un creyente mundano". Al contrario, ver y
conocer lo que sucedía, saber cómo pensaban sus contemporáneos le afirmaban en el deseo de no contaminarse
con esas cosas, le hacían consciente de la profunda necesidad de arrepentimiento que tenían sus compatriotas y
desear comunicarles el mensaje de Dios. Viene a mi mente el ejemplo de Daniel que se propuso en su corazón
no dejarse conformar por el mundo que le rodeaba, y del apóstol Pablo en Atenas donde su corazón ardía al ver
la idolatría de la ciudad.
Alguien escribió al respecto: "He aquí una lección para nosotros. Dios no espera de nosotros que seamos
reclusos sociales, encerrados dentro de nuestras iglesias locales, ignorantes de lo que pasa a nuestro alrededor.
Solamente porque Amós se preocupaba tanto por el pasado como por el presente de su pueblo podía tener un
mensaje para ellos. La guía de Dios no obra en un vacío mental y social." (Guillermo Cotton. "Viaje a través del
A. T." pág. 32. Editorial Clie).
Hermanos, permitamos que el testimonio de este hombre sencillo pueda ser utilizado por el Espíritu Santo para
quebrantarnos y transformarnos en hombres y mujeres útiles en las manos del Maestro. Obrando conforme a Su
voluntad y para Su Gloria.
Amós
Introducción
Amós advirtió a los israelitas que serían destruidos si no se arrepentían. Profetizó que, debido a
que los israelitas habían rechazado a los profetas del Señor, el Señor retiraría a los profetas de
entre ellos. Amós también advirtió a las naciones que colindaban con Israel y Judá que también
serían destruidas.
Amós 3:7 es un pasaje de dominio de las Escrituras. El estudiar los pasajes de dominio de las
Escrituras ayudará a los alumnos a aumentar su comprensión de las doctrinas básicas y a estar
preparados para enseñarlas a otras personas. Si lo desea, sugiera a los alumnos que marquen los
pasajes de dominio de las Escrituras de una forma especial para poder ubicarlos fácilmente.
Consulte la sugerencia didáctica que figura al final de la lección para ayudar a los alumnos a
dominar ese pasaje.
¿Qué quería el Señor que Su pueblo entendiera? (Él no iba a destruir a Su pueblo sin que
antes le advirtiera por medio de Sus profetas).
Con el fin de ayudar a los alumnos a entender el versículo 8, explique que Amós declaró que, al
igual que el rugido de un león infunde miedo de forma natural en aquellos que lo escuchan, así
también un profeta está obligado a profetizar cuando se lo manda el Señor. Amós comprendió
ese concepto y no permitió que las quejas de la gente le impidieran cumplir con su sagrado deber
como profeta.
Señale que Amós 3:7 registra una importante doctrina acerca del papel de los profetas en nuestra
época, al igual que en la época de Amós.
¿Qué doctrina acerca de los profetas aprendemos en Amós 3:7? (Los alumnos tal vez
utilicen palabras diferentes, pero deben reconocer la siguiente verdad: El Señor revela la
verdad por medio de Sus profetas. Borre la declaración “No profeticéis” de la pizarra y en su
lugar escriba esta doctrina).
Señale que la Traducción de José Smith de Amós 3:7 sustituye la palabra sin por sino
hasta (véase Traducción de José Smith, Amós 3:7 [en Amós 3:7, nota a al pie de página]). Si lo
desea, sugiera a los alumnos que anoten ese cambio en el margen junto al versículo 7.
Con el fin de ayudar a los alumnos a entender la importancia de la doctrina que acaban de
descubrir, divídalos en grupos pequeños e invítelos a analizar las siguientes preguntas. Podría
escribir esas preguntas en la pizarra, repartir hojas de papel con las preguntas impresas o leer las
preguntas en voz alta, una a una, haciendo una pausa entre cada una a fin de dar tiempo a los
alumnos para que las analicen.
En la época de Amós, la gente no quería que los profetas hablaran acerca de las
consecuencias del pecado. ¿En qué formas la gente se opone o ignora las enseñanzas de los
profetas hoy en día?
¿Qué ha revelado el Señor a los profetas de los últimos días que demuestra cuán
importantes son los profetas en la actualidad?
¿Cómo han llegado a saber que el Señor revela la verdad por medio de Sus profetas?
Testifique que el Señor revela lo que tenemos que saber por medio de profetas. Invite a los
alumnos a que siempre busquen la guía de los profetas de los últimos días y a que los sigan.
Para resumir Amós 3:9–6:14 explique que Amós siguió advirtiendo al pueblo de su destrucción.
También explicó que, pese a que el Señor había hecho uso de hambrunas, sequías, pestes y
guerra para enseñar a Su pueblo el error de sus vías pecaminosas, éste no regresó a Él.
Amós 7–9
Amós enseña acerca de otras consecuencias que ocurrirán por rechazar al Señor y a Sus profetas
Explique que a pesar de las advertencias de los profetas, los israelitas siguieron pecando.
Para resumir Amós 7:1–8:10, explique que Amós reiteró su deber al declarar la palabra de Dios
y describió otra consecuencia del rechazo a los profetas de Israel. Invite a un alumno a
leer Amós 8:11–12 en voz alta, y pida a la clase que siga la lectura en silencio para averiguar qué
profetizó Amós que ocurriría.
¿De qué clase de hambre profetizó Amós? (Sin la revelación mediante un profeta,
experimentarían hambre espiritual).
¿Qué profetizó Amós que haría el pueblo durante esta hambruna?
¿Qué principio enseña eso acerca de la consecuencia de rechazar a los profetas del Señor?
(Tal vez los alumnos utilicen palabras diferentes, pero deben reconocer el siguiente
principio: cuando la gente rechaza a los profetas del Señor, se priva de la bendición de
escuchar las palabras del Señor).
¿Qué ejemplos tenemos de épocas en las que la gente se privaba de la bendición de
escuchar las palabras del Señor porque rechazaba a Sus profetas?
Explique que la profecía que está en Amós 8:11–12 se ha cumplido durante varios períodos
diferentes de la historia (véase versículo 11, nota a al pie de página). Un cumplimiento
importante de esa profecía es la Gran Apostasía. Con el fin de ayudar a los alumnos a entender
mejor la Gran Apostasía, invite a un alumno a leer en voz alta la siguiente exposición:
“La Gran Apostasía… ocurrió después que el Salvador estableció Su Iglesia.
Después de la muerte del Salvador y de Sus apóstoles, los hombres corrompieron
los principios del Evangelio e hicieron cambios desautorizados en la organización de
la Iglesia y en las ordenanzas del sacerdocio …
“Durante la Gran Apostasía, la gente quedó sin la dirección divina de profetas
vivientes. Se establecieron muchas iglesias, pero éstas no contaban con el poder del
sacerdocio para llevar a la gente al verdadero conocimiento de Dios el Padre y de
Jesucristo… Esa apostasía duró hasta que nuestro Padre Celestial y Su Hijo Amado
se aparecieron a José Smith en 1820 y dieron inicio a la restauración de la plenitud
del Evangelio” (Leales a la Fe: Una Referencia del Evangelio, 2004, pág. 18).
¿Cómo resumirían lo que ocurrió durante la Gran Apostasía?
¿En qué manera el entender que hubo una apostasía generalizada explica la necesidad de la
Restauración? (“Si no hubiese habido una apostasía, no habría habido necesidad de una
restauración” [Predicad mi Evangelio, pág. 36]).
Para resumir Amós 9, explique que aunque Amós vio la Gran Apostasía, también vio la
Restauración en los últimos días, cuando Israel sería reunido de nuevo y restaurado a la tierra
prometida.
Para terminar, si lo desea, repase las verdades que los alumnos han descubierto en la lección.
Invite a los alumnos a compartir su testimonio de la importancia de estar atentos a las palabras
de los profetas y aliente a los alumnos a seguir sus enseñanzas.
EL MINISTERIO DE AMÓS
INTRODUCCIÓN
1. Título.-
Como sucede con los demás libros incluidos entre los profetas menores, el título de este libro corresponde al nombre del autor:
Amós. El nombre en hebreo es 'Amos, derivado del verbo 'amas, "cargar". Por lo tanto, el nombre significa: "el que lleva una
carga", lo que cuadra bien con los graves y solemnes mensajes que este profeta recibió para que los diera. El nombre Amós no se
halla en ninguna otra parte del AT.
2. Paternidad literaria.-
Por el resumen de su vida que da Amós (cap. 7: 14-15), sabemos que era "boyero" ("pastor", BJ) y recogedor de "higos
silvestres". Queda la impresión de que aunque era pobre, era independiente; lo cual podría explicar por qué podía dejar su rebaño
por un tiempo. No era un hombre instruido como entendemos hoy este término, ni tampoco se había preparado para su misión en
las escuelas de los profetas. Como sucedió con Amós, los que tienen relativamente escasa instrucción y han disfrutado de pocas
oportunidades para instruirse, cuando son elegidos para efectuar una magna obra para Dios, comprueban que "la excelencia del
poder" es "de Dios, y no de nosotros" (2 Cor. 4: 7). Lo que hace al hombre idóneo para el servicio divino depende más de lo que
es que de lo que tiene.
Cuando Amós recibió su llamamiento divino salió de Judá para ir a Israel, y probablemente estableció el centro de su obra en
Bet-el, donde estaba el templo principal dedicado al culto del becerro y el palacio de verano del rey. Allí condenó este culto, y
Amasías, el sumo sacerdote idólatra se opuso a Amós y lo acusó ante el rey de ser un peligroso conspirador (Amós 7: 10-13).
Nada sabemos de los días finales de la vida de Amós.
Amós debe catalogarse entre los más importantes profetas debido a su elocuencia sencilla y llana, y al vigor y lo elevado de su
pensamiento. Hay pocos profetas que sean más penetrantes en comprender las bases tanto del mundo natural como del moral, o
que sean más perspicaces para entender el poder, la sabiduría y la santidad de Dios.
3. Marco histórico.-
Amós fue llamado para cumplir su misión en un tiempo cuando Israel y Judá eran prósperos. En los días de Jeroboam II Israel
estaba en el punto máximo de su poder.
Jeroboam había derrotado a los sirios y ensanchado el territorio del reino del norte hasta el límite septentrional que había tenido
cuando el reino estaba unido. Se extendía desde Hamat, en el extremo norte, hasta el mar Muerto (2 Rey. 14: 25-28). En cuanto a
Judá, el rey Uzías había subyugado a los idumeos y a los filisteos, había sometido a los amonitas y promovido la agricultura y
las artes nacionales propias de los tiempos de paz; había creado un ejército grande y poderoso y fortificado mucho a Jerusalén (2
Crón. 26: 1-15).
Indudablemente que Israel, a salvo de enemigos extranjeros y fuerte interiormente, se sentía seguro contra todo peligro o
destrucción. Es verdad que el creciente poder de Asiria llamaba la atención, pero parecía muy difícil que atacase a Israel. Los
frutos naturales de la prosperidad: orgullo, lujo, egoísmo, opresión, maduraban lozanamente en ambos reinos. Sin embargo, la
situación de Israel era peor por causa del culto al becerro, que había sido instituido por su primer rey, Jeroboam I (1 Rey. 12: 25-
33). Sin duda, este culto al becerro fue la razón por la que tanto Amós como Óseas fueron comisionados para dirigir sus
profecías, especialmente contra el reino del norte.
Como Uzías fue rey de Judá desde 767 hasta 750 a. C., y Jeroboam II lo fue de Israel desde 782 hasta 753 a. C., es probable
entonces que el ministerio de Amós transcurriera en algún tiempo entre 767 y 753 a. C. No hay indicio alguno en el libro en
cuanto a la duración de su obra profético activa. La declaración "dos años antes del terremoto" (cap. 1: 1) no nos ayuda, porque
no hay manera de descubrir cuándo sucedió ese terremoto. Sin duda Amós fue contemporáneo del profeta Óseas, pero de mayor
edad (ver pp. 22-23).
4. Tema.
El propósito principal de Amós fue llamar la atención del pueblo de Dios a sus pecados y, hasta donde fuera posible, instarlo al
arrepentimiento. Así como el espíritu de Pablo se conmovía en Atenas cuando vio cuán completamente la ciudad estaba,
entregada a la idolatría, así también Amós debe haberse conmovido por el lujo y los pecados que él describe tan vívida y
detalladamente. Reprendió los pecados causados por la prosperidad material, los despilfarros, las orgías y el libertinaje de los
ricos, los cuales oprimían a los pobres y pervertían el derecho mediante cohechos y extorsiones. Amós presta más atención a los
detalles y a las circunstancias de las iniquidades, que Oseas. Su estilo es gráfico en toda su profecía, y revela los pecados en los
acontecimientos de la vida diaria del pueblo. Ninguna mala práctica parece haber quedado excluida de su atención. Consideraba
su deber amonestar a Israel, a Judá y a las naciones circunvecinas, acerca de los castigos divinos que sin duda vendrían sobre
ellas si persistían en su iniquidad. Sin embargo, su libro termina con un cuadro glorioso del triunfo final de Injusticia sobre la
iniquidad.
5. Bosquejo.
I. Sobrescrito.
II. Castigos para los países circunvecinos, Judá e Israel, 1: 2 a 2: 16.
A. Damasco, 1: 2-5.
B. Gaza, 1: 6-8.
C. Tiro, 1: 9-10.
D. Edom, 1: 11-12.
E. Amón, 1: 13-15.
F. Moab, 2: 1-3.
G. Judá, 2: 4-5.
H. Israel, 2: 6-16.
III. Mensajes proféticos para Israel, 3: 1 a 6: 14.
A. La certidumbre de los mensajes del profeta, 3: 1-8.
B. El castigo es inevitable porque Israel no se arrepiente, 3: 1 a 4: 13.
C. Lamento por el destino de la nación, 5: 1-27.
D. Ayes para los que postergan el día de Jehová, 6: 1-14.
IV. Las visiones de amenazas contra Israel, 7: 1 a 9: 10.
A. La visión de las langostas, 7: 1-3.
B. La visión del fuego, 7: 4-6.
C. La visión de la plomada, 7: 7-9.
D. Amasías se opone a Amós, 7: 10-17.
E. La visión de las frutas de verano y el hambre por la palabra de Dios, 8: 1-14.
F. La Visión del castigo de los pecadores, 9: 1 -10.
V. Las promesas de restauración y bendición, 9: 11-15.
EL PROFETA AMOS Y
SU TIEMPO