Proyecto Comunitario - Definitivo PDF

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P​ROYECTO​ C​OMUNITARIO

DE​ S​TA​. M​ARÍA​ ​DE​ ​LA​ E​STRELLA


Proyecto comunitario​ d
​ e Sta. María de la Estrella

I​NTRODUCCIÓN

El presente texto es el fruto de un proceso de varios meses en la


vida de nuestra comunidad. Hemos querido ponernos a la escucha del
Espíritu de Jesús, atentos a su Palabra, a nuestra realidad y a los rasgos
distintivos de nuestro carisma para poder vivir más plenamente nuestra
vocación misionera en esta etapa de nuestro camino. Por eso se hizo
necesario rezar, compartir y planificar, a fin de poder elaborar este
proyecto comunitario. Ha sido una verdadera gracia no sólo el lograrlo
sino también todo el camino que nos trajo hasta su concreción. Nos
hemos enriquecido escuchándonos mutuamente y tratando de buscar
juntos la voluntad de Dios.
En Semana Santa del 2010 miembros de las distintas sedes de
Santa María de la Estrella viajaron al monasterio benedictino Nuestra
Señora de la Fidelidad en el Suyuque, San Luis, para tomarse un tiempo
de oración, compartida y discernimiento, trabajando a partir de un texto
base para recoger lo que se veía y descubría como desafíos en cada sede
de nuestro movimiento. Ese trabajo fue sistematizado y condensado por
un equipo que luego llevó este nuevo texto, enriquecido con los aportes
de tantos, a un encuentro que se realizó el último 9 de Julio, cuando
muchos de nosotros nos reunimos en una casa de retiros para trabajar
sobre lo que se nos proponía y seguir pensando líneas de acción que
concretaran lo que habíamos juzgado como el valor principal a cultivar en
este tiempo. Estos aportes fueron a su vez incluidos y redactados de
manera tal que pudieran ser compartidos por todos.
Pretendimos trazar un plan que marque un objetivo para el futuro
cercano de la vida de Santa María de la Estrella, los objetivos intermedios
que ayuden a concretarlo y los medios para que éstos se realicen.
Por eso este cuadernillo presenta primero una reflexión sobre lo
que significa un proyecto comunitario y su importancia. Luego incluye un

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Proyecto comunitario​ d
​ e Sta. María de la Estrella

apunte para entender mejor la espiritualidad, el sentido y los caminos


para elaborar un proyecto. Busca inmediatamente arrojar una primera luz
a través de una mirada sobre Santa María de la Estrella en su actualidad y
una intuición sobre lo que creemos ser el valor primordial a cuidar y
desarrollar en este tiempo, además de presentar los objetivos
intermedios para concretar y desplegar este valor. Finalmente, se incluye
una referencia a dos de los órganos fundamentales para llevar adelante
este proyecto: los consejos de sede y el consejo asesor.

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Proyecto comunitario​ d
​ e Sta. María de la Estrella

¿Hacia dónde va Santa María de la Estrella? ​Hoy en día tenemos


distintos desafíos (pastorales, comunitarios, organizativos, espirituales,
formativos) a nivel general y también en cada sede en particular. En otros
tiempos íbamos trabajando sobre la marcha, definiendo objetivos a corto
plazo y cada sede evolucionaba y planificaba por su cuenta. Últimamente,
en cambio, vemos mucha gente comprometida que se interesa por Santa
María de la Estrella como un todo.
La gran cantidad de nuevos proyectos hace que una visión general
sea más necesaria para que cada uno pueda aplicarla en su tarea más
específica (que el encargado de Emaúses sepa el objetivo general de
Santa María de la Estrella, por ejemplo).
Por eso se hace necesario planificar a nivel general un camino a
recorrer (objetivos a realizar, aspectos a crecer, dimensiones a cultivar
tanto de fondo como de forma) que genere sentido de pertenencia,
unidad de criterios y certeza de una misión más amplia que la que uno
lleva adelante en su rol específico, tomando así al mismo tiempo
conciencia de lo fundamental que cada uno de nosotros es para la
realización de la misión de Santa María de la Estrella. De esa manera se
unificarán esfuerzos y a la vez se potenciarán las distintas iniciativas
pastorales que vayamos llevando adelante.

¿Qué significa, sin embargo, elaborar este proyecto/plan? ¿Y cuál es


su sentido? El siguiente apunte procurará iluminar ese aspecto.

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Proyecto comunitario​ ​de Sta. María de la Estrella

M​IRADA​ S​ OBRE​ L​ A​ ​REALIDAD

Lo primero que quisimos hacer fue contemplar, con una mirada creyente
y profunda, lo que estamos viviendo, lo que descubrimos en nuestra vida
cotidiana como nuestros desafíos. Antes de trazar líneas de acción,
quisimos posar nuestros ojos sobre lo que vive nuestra gente, nuestros
responsables y nuestras sedes. Hemos podido ver con más nitidez lo que
nos pasa y hemos descubierto nuevos desafíos. Eso es lo que
presentamos en esta parte de nuestro proyecto.

U​NA​ ​MIRADA​ ​DE​ ​CONJUNTO​ ​SOBRE​ ​ESTE​ ​MOMENTO​ ​DE​ ​NUESTRA​ ​COMUNIDAD

A medida que nuestra comunidad crece, vemos que surge la necesidad de


organizarnos mejor para lograr una comunión más estrecha en cuanto al
carisma, los objetivos y la tarea evangelizadora dentro de cada sede y
también de las sedes entre sí. Lograr una mayor unidad (sin caer en la
uniformidad) de criterios pastorales, de estilo evangelizador y de trabajo
comunitario se convierte así en uno de nuestros mayores desafíos en este
momento.
En esta búsqueda aparece así la necesidad de conocer y hacer conocer
mejor nuestros estatutos, especialmente en lo que se refiere al carisma,
pues el espíritu que nos anima, nuestra manera de encarnar el Evangelio
es lo único que puede darnos una raíz de comunión verdadera. Se trata de
desarrollar un mismo carisma en la creciente diversidad de personas y
realidades que nuestras sedes van abarcando, buscando espacios de
crecimiento espiritual y desarrollo pastoral para los que hacen su camino
de fe dentro de Santa María de la Estrella. Esto nos pide un esfuerzo
permanente de renovación, replanteo y reformulación a la hora de pensar
nuestros rodajes, encuentros, misiones, etc.

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Proyecto comunitario​ ​de Sta. María de la Estrella

L​A​ ​DESAFIANTE​ ​REALIDAD​ ​DE​ ​NUESTRA​ ​GENTE

Las personas que pasan a formar parte de nuestra comunidad son hijas de
nuestro tiempo: frágiles, heridas por sus historias y con experiencias
familiares y vinculares muchas veces pobres y a veces casi nulas. Muchas
de ellas viven su primer experiencia profunda de fe al tener un encuentro
con Jesús en el Emaús o en una misión, pues no han tenido una
transmisión de la fe sólida en sus familias o su educación formal. Están
además sumergidas en lo que ya muchos dan por llamar una cultura
poscristiana, donde la cosmovisión de la fe no se percibe como parte de
su atmósfera cotidiana.
De aquí que en nuestros corazones están también las semillas de la
realidad circundante, que tiñen, afectan y desafían nuestro camino de fe.
El relativismo cultural; la exacerbación de la competencia y el éxito
individual por encima del bien de los demás; el inmediatismo que impide
el proyectar a largo plazo y el desarrollo de valores como la abnegación, el
gozo del trabajo y el esfuerzo por el bien; la profunda desconexión de la
persona actual con su realidad más profunda y con los otros; el
bombardeo constante de mensajes, imágenes y contenidos que socavan
la visión cristiana de la persona, resquebrajando su capacidad de conocer,
amar y relacionarse… todo esto vive en nosotros y nos acompaña
también al ir haciendo nuestro camino de discípulos. Es necesario percibir
que muchas de nuestras dificultades para caminar detrás de Jesús y
comprometernos con los demás brotan de todo esto e influyen a veces
más de lo que pensamos en nuestros criterios y acciones. Nuestro
corazón y nuestra mente tienen mucho que necesita ser revisado, sanado
y evangelizado.
Por eso a la par de una primera motivación muy profunda que brota de
ese primer encuentro con Jesús, hay una tremenda necesidad de
apuntalar dicha primer experiencia con un camino que hoy se realiza a

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Proyecto comunitario​ ​de Sta. María de la Estrella

través de los encuentros de oración, de las misiones y de la participación


en las distintas facetas de nuestra vida comunitaria.
Aún así, se percibe claramente la falta de herramientas para acompañar a
quienes van haciendo camino para que logren un crecimiento en su
madurez humana y cristiana. Estamos buscando desarrollar itinerarios
que lleven a una mayor integración y compromiso de quienes se acercan
a formar parte de nuestra vida.
Queremos tomar conciencia de la realidad de la gente tanto dentro como
fuera de Santa María de la Estrella: qué les falta, qué necesitan, para así
adaptarnos mejor a sus necesidades a la hora de anunciarles a Jesús.
Tener presente que los que se acercan a nuestros grupos son personas
heridas (¡al igual que nosotros!) nos ayudará a mirar al otro con una
mirada más parecida a la de Jesús, que siempre se compadece y ve en lo
profundo.
Tenemos delante la tarea de cuidar de aquellos que se acercan a nuestra
comunidad, dándoles un sentido de pertenencia y ayudándolos a
encontrar un fundamento sólido para su camino a través del encuentro
personal y comunitario con Jesús, que sana las heridas, disipa los temores
y da una libertad nueva para amar y ser amados. En el fondo, se trata de
seguir desplegando el amor maternal que descubrimos como parte
fundamental de nuestra espiritualidad:
Como María, queremos ser un reflejo del Dios que ama “con entrañas de
madre”, que sale a buscar y se da a todos y los recibe en su corazón. Ésta
es nuestra experiencia de comunidad: la experiencia de una Iglesia que
también es Madre, que recibe, cura, consuela, nutre y envía (cf. LG 65).
Esta es nuestra experiencia fundante, el regalo que Jesús nos ha hecho,
que descubrimos como don para nosotros y para la Iglesia.

N​UESTRA​ ​VIDA​ ​EN​ ​LA​ I​GLESIA​, ​CASA​ ​DE​ ​COMUNIÓN

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Proyecto comunitario​ ​de Sta. María de la Estrella

Al mirarnos, lo primero que percibimos es que somos parte de un


misterio mayor, de una historia más extensa y antigua: somos parte de la
Iglesia. Así lo expresa uno de los puntos de nuestro carisma:
En la Iglesia comunión:​ Nuestro bautismo nos hace parte de la comunión de
la Iglesia. Queremos estar al servicio de esta comunión, especialmente
colaborando con nuestra Iglesia local en sus distintas iniciativas, tanto en la
vida parroquial como en cualquier otro tipo de actividad. Experimentamos un
llamado especial a despertar la conciencia bautismal de los cristianos que
han olvidado la riqueza del don que recibieron, a avivar el fuego del amor en
tantos hermanos que necesitan la presencia de Jesús en sus vidas,
esforzándonos por llegar a aquellos ámbitos y personas que nuestra
condición de laicos nos permite alcanzar con mayor facilidad para anunciar
también allí el Evangelio.

En las iglesias locales nos descubrimos como miembros de una misma


familia, con nuestras riquezas y particularidades. La diversidad de dones,
ministerios y carismas nos lleva a agradecer el ser parte de nuestras
respectivas diócesis y nos impulsa a buscar caminos de comunión para
estrechar nuestros lazos con cada una de ellas.
Nos damos cuenta que es necesario seguir caminando con fuerza en esta
dirección. Los que participamos en la vida de Santa María de la Estrella
necesitamos un crecimiento en nuestro sentido de pertenencia a nuestras
diócesis. Queremos seguir generando caminos de participación a través
de un mayor conocimiento de su vida y sus necesidades; identificándonos
con el proyecto pastoral de cada una de ellas y buscando aportar los
valores que brotan de nuestro carisma; celebrando con alegría las fiestas
y encuentros diocesanos y fortaleciendo nuestra relación con nuestros
obispos y presbíteros.

L​A​ ​RELACIÓN​ ​CON​ ​NUESTROS​ ​ASESORES

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Proyecto comunitario​ ​de Sta. María de la Estrella

Un paso importante de los últimos años en Santa María de la Estrella ha


sido el recibir un asesor espiritual en cada una de nuestras sedes. Este es
un inmenso don que queremos agradecer y cuidar. La presencia de
nuestros asesores nos ayuda a crecer espiritual y pastoralmente,
dándonos además un canal concreto de comunión con la Iglesia.
Sabemos, al mismo tiempo, que es necesario seguir dialogando con ellos
para delinear mejor sus funciones y los espacios donde ellos puedan
ejercer su ministerio de una manera articulada y eficaz dentro de nuestras
sedes. Queremos organizarnos mejor para facilitarles su función y crecer
en responsabilidad y transparencia para poder construir junto con ellos,
dando pasos que nos ayuden a agilizar la comunicación, el trabajo mutuo
y la oración fraterna.
Les pedimos a su vez a ellos que nos acompañen y ayuden a desarrollar
nuestra originalidad, consolidando lo que descubrimos como nuestro
estilo a la hora de evangelizar y vivir en comunión, un estilo que tiene
rasgos netamente laicales. Buscamos cuidarlos a ellos y acompañarlos en
su servicio de asesoramiento, atentos a sus propuestas, orientaciones y
correcciones.

L​A​ ​VIDA​ ​EN​ ​COMUNIDAD​ ​DE​ ​LOS​ ​RESPONSABLES​ ​DE​ S​ANTA​ M​ARÍA​ ​DE​ ​LA​ E​STRELLA

A medida que nuestra comunidad crece y madura, los que ejercemos


responsabilidades dentro de Santa María vamos encarnando nuestro
carisma y encontramos que hay muchas cosas que nos unen: un lenguaje
común, una serie de experiencias que nos dan un mismo fondo desde el
cual nos es fácil entendernos. Somos muchos hoy los que empezamos
nuestro camino de madurez en la fe desde Santa María de la Estrella, y
esa continuidad nos da rasgos más nítidos y fieles a nuestro carisma.
El crecimiento, sin embargo, trae consigo nuevos desafíos. La experiencia
de tener una responsabilidad es un regalo que nos interpela, un

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Proyecto comunitario​ d
​ e Sta. María de la Estrella

compromiso que tenemos que mirar sin miedo y con una profunda
confianza en Dios. ¿Cómo estar a la altura de nuestra misión? Tomar
conciencia de esta responsabilidad nos hace buscar formarnos de una
manera más integral: en nuestra espiritualidad; en nuestro trato con los
demás; en el ejercicio sano, evangélico y comprometido de la autoridad.
Como Jesús, queremos estar entre los nuestros “como el que sirve”,
buscando trabajar por la comunión en cada tarea que se nos encomiende.
Nos preguntamos también en esta hora cómo fomentar la comunicación
entre nosotros y con los demás para no encallar en una visión reducida de
nuestra realidad. En esta línea, queremos encontrar los medios que nos
permitan crecer a través de los cambios que Santa María de la Estrella
atraviesa, para no perder nuestra particularidad sin dejar al mismo
tiempo de adaptarnos a lo que este nuevo momento nos presenta.
En concreto, surge la inquietud de generar sentido de pertenencia a Santa
María de la Estrella en todos sus miembros, para que todos sepan que
para pertenecer a nuestra comunidad alcanza con querer hacerlo;
fomentar la unidad entre realidades tan diversas como pueden ser los
grupos de adultos, universitarios, secundarios, nuevos y viejos, tanto en el
orden de la comunión como en el pastoral. Por sobre todo, queremos
ayudarnos mutuamente a tener la mirada fija en Jesús y en la misión que
él nos encomienda, para descubrir en este encuentro la fuente que nos
ayude a renovarnos y al mismo tiempo ser fieles a nuestra identidad.

N​UESTRO​ O​BJETIVO​ G​ENERAL

Nuestra mirada sobre la realidad nos revela un objetivo que parece


especialmente urgente, importante y decisivo, para integrar fuerzas y
lograr un mayor crecimiento en esta etapa de nuestro camino:

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Proyecto comunitario​ d
​ e Sta. María de la Estrella

F​ORTALECER​ ​NUESTRO​ ​VÍNCULO​ ​CON​ ​NUESTRAS​ I​GLESIAS​ ​PARTICULARES​, ​ENTRE​ ​NUESTRAS​ ​SEDES
​ E​ C​ ADA​ S​ EDE​ D​ ENTRO​ D​ E​ S​ Í​ P​ ARA​ C​ RECER​ ​EN​ ​COMUNIÓN​.
Y​ D

¿Por qué es tan importante haber elegido este objetivo? ¿Por qué
tenemos necesidad de crecer en comunión?
El documento de Aparecida lo presenta como un rasgo decisivo de la vida
cristiana, y lo explica de manera sucinta y clara en su número 156:

La vocación al discipulado misionero es con-vocación a la comunión en su


Iglesia. No hay discipulado sin comunión. Ante la tentación, muy presente
en la cultura actual, de ser cristianos sin Iglesia y las nuevas búsquedas
espirituales individualistas, afirmamos que la fe en Jesucristo nos llegó a
través de la comunidad eclesial y ella “nos da una familia, la familia
universal de Dios en la Iglesia Católica. La fe nos libera del aislamiento del
yo, porque nos lleva a la comunión”. Esto significa que una dimensión
constitutiva del acontecimiento cristiano es la pertenencia a una
comunidad concreta, en la que podamos vivir una experiencia permanente
de discipulado y de comunión con los sucesores de los Apóstoles y con el
Papa.

Quisimos buscar en la Palabra las orientaciones para crecer en comunión.


Así descubrimos algunas de las incontables frases referidas a la vida
fraterna que nos parecieron especialmente iluminadoras.

La experiencia de los primeros cristianos, especialmente retratada por


San Pablo, es sumamente clara: encontrarse con Cristo y formar parte de
un mismo cuerpo son una y la misma cosa (cf. Rm 12, 4-5; 1 Co 12, 12-13;
Ef 4, 14-16). Es decir que compartimos nuestra fe como una realidad que
nos une los unos a los otros de una manera única, donde nuestros gestos
de amor y servicio son un aspecto fundamental de nuestro camino de

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Proyecto comunitario​ d
​ e Sta. María de la Estrella

santidad, y el distintivo del discipulado (Jn 13, 34-36). Sólo podemos vivir
en el amor si vivimos en comunión unos con otros, si llegamos a la certeza
de que el otro “me pertenece” como decía Juan Pablo II (cf. Novo Millenio
Ineunte 43), de que lo que le sucede a mi hermano repercute
directamente en mi camino espiritual.

Esta comunión en Cristo es un reflejo de la comunión que él vive con su


Padre en el amor del Espíritu y que se nos ofrece a cada uno de nosotros.
En medio de nuestras fragilidades, el Señor nos da la posibilidad de
amarnos de una manera única, a su medida. La diversidad de personas y
misiones dentro del corazón mismo de Dios (un mismo Dios que es Padre,
Hijo y Espíritu) nos ayuda a valorar nuestra unidad que respeta y fomenta
la enriquecedora variedad de estilos, talentos y personalidades dentro de
una misma comunidad.

Este es el anhelo profundo de Jesús, el grito de su corazón cuando desde


la intimidad de la oración le pide al Padre “que todos sean uno” (cf. Jn
17). Sabemos que Él intercede para que caminemos hacia esta comunión,
y que ésta especialmente se nos ofrece en la Eucaristía. En ella
encontramos la fuente más pura y plena de comunión, porque allí
recibimos a Cristo y a su amor pascual, que rompe todas las ataduras que
impiden nuestra vida en comunidad: “Ya que hay un solo pan, todos
nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo Cuerpo, porque
participamos de ese único pan.” (1 Co 10, 12).
Al comulgar con Cristo, que realmente se parte por nosotros, nos
atrevemos a compartir nuestras pobrezas y debilidades, a sabernos
necesitados y humildes delante de los demás: “Como elegidos de Dios,
sus santos y amados, revístanse de sentimientos de profunda compasión.
Practiquen la benevolencia, la humildad, la dulzura, la paciencia.” (Col 3,
12). Así como el compartir un mismo carisma nos regala un horizonte y
una esperanza común, abrir el corazón para conocer y comunicar nuestra

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​ e Sta. María de la Estrella

heridas nos hace más humildes y compasivos unos con otros. El corazón
abierto de Jesús resucitado (Jn 19, 34; 20, 20) es nuestro modelo de
comunidad: un corazón que se anima a exponerse y mostrarse frágil. Un
corazón que, justamente por eso, tiene lugar para todos sin rechazar a
nadie, confiando en la transformación que sólo el amor ofrecido
gratuitamente puede realizar.

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​ e Sta. María de la Estrella

L​OS​ ​CAMINOS​ ​PARA​ ​LA​ ​COMUNIÓN​:


LA​ ​ORACIÓN​ Y
​ ​ ​LA​ ​FORMACIÓN​, L​ A​ ​VIDA​ ​COMÚN​ ​Y​ ​LA​ ​MISIÓN

Habiendo trazado una mirada sobre nuestra realidad, y con la fuerza que
nos dan los valores que queremos como fuerzas orientadoras de nuestra
misión, buscamos en este tercer momento desarrollar algunas líneas
pastorales que den cauces más concretos a nuestro obrar. No se trata
tanto o solamente de pensar cosas nuevas, sino de buscar los espacios
para que nuestro objetivo de crecer en comunión se plasme de una
manera más concreta. A veces esto consistirá en alguna nueva iniciativa;
otras será en desarrollar actitudes y gestos más acordes con esta
búsqueda de la comunión; y tampoco faltarán oportunidades en donde el
desafío pase por recomenzar lo de siempre con una mirada y una
iniciativa distinta, desde un constante trabajar en unidad.

P​OR ​ESO ​QUEREMOS ​EN ​ESTE ​MOMENTO ​PENSAR ​EN ​LO ​QUE ​YA ​ESTAMOS ​HACIENDO ​PARA ​DESDE
ALLÍ I​ NICIAR N ​ UESTRA A​ CCIÓN​. A​L R​ EVISAR N​ UESTRA V​ IDA D​ ESDE S​ US E​ JES F​ UNDAMENTALES
(​ORACIÓN Y​ F​ ORMACIÓN​, V​ IDA C​ OMUNITARIA Y​ A​ POSTOLADO​) E​ N S​ US A​ SPECTOS M ​ ÁS C​ ONCRETOS​,
IREMOS E​ NCONTRANDO L​ AS O ​ RIENTACIONES Q​ UE C​ ONDUZCAN N​ UESTRO A​ CCIONAR D​ ESDE A​ HORA Y​
EN​ E​ L​ F​ UTURO​ C
​ ERCANO​.

Creemos que nuestro objetivo se puede concretar en torno a dichas áreas


fundamentales de nuestra vida de fe. Contemplándolas elaboraremos
nuestros objetivos intermedios, buscando trabajar luego en cada uno
para acrecentar la comunión.

Es importante recordar que no hay aspecto de la vida de Santa María de


la Estrella que no tenga una dimensión fraterna, y por eso mismo
queremos especialmente apuntar a este aspecto en todas las actividades
e iniciativas que desarrollamos en nuestra pastoral cotidiana.

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​ e Sta. María de la Estrella

L​A​ ​ORACIÓN​ ​Y​ ​LA​ ​FORMACIÓN

En realidad, más que un aspecto puntual de la vida de una


comunidad, la oración es el hilo que los atraviesa a todos. La formación es
quizás una de las urgencias que aparece con más claridad en este tiempo
de crecimiento. Ambas están unidas porque hacen referencia a una
dimensión más interior y escondida de nuestra vida común, pero que por
eso mismo son la raíz que permite una misión cada día más fecunda.
Además, las dos hacen referencia al encuentro personal y comunitario
con Jesús, encuentro que sabemos piedra de toque para todo, como
afirma uno de los puntos de nuestro carisma:

Es fundamental en nuestra vida el encuentro personal con Cristo. Un


encuentro que ilumina la vida con una nueva luz, nos conduce por el buen camino
y nos compromete a ser sus testigos. Con el nuevo modo que Él nos proporciona
de ver el mundo y las personas, nos hace penetrar más profundamente en el
misterio de la fe, que no es sólo acoger y ratificar con la inteligencia un conjunto
de enunciados teóricos, sino asimilar una experiencia, vivir una verdad.

Este encuentro se alimenta de estas dos fuentes hasta tal punto


que por momentos es difícil diferenciarlas: la verdadera oración nos lleva
a un conocimiento más profundo de Jesús y a una mayor madurez
personal (en libertad, integración de la persona, capacidad para
vincularse sanamente con los otros, discernimiento, acción y amor hecho
servicio); y la formación en la fe nunca es simple transmisión de
contenidos, sino un abrirse a la acción del Espíritu que moldea los
corazones para hacerlos más semejantes al de Jesús y para darle a la
comunidad una vida más similar a la que late en el corazón mismo de la
Trinidad, donde todo es amor, comunicación y entrega mutua. Son dos
puntales que nos permiten seguir creciendo en la experiencia del amor

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Proyecto comunitario​ d
​ e Sta. María de la Estrella

incondicional de Dios y desarrollando nuestra historia personal de


amistad con él1.
Además, el creciente nivel de responsabilidad y de actividades nos
pide una auténtica formación para un liderazgo según el Espíritu de Jesús,
que permita a los rectores de las variadas actividades encontrar las
herramientas necesarias para formarse como servidores de la comunión y
generadores de espiritualidad, entusiasmo misionero y fraternidad en las
acciones pastorales que deban llevar adelante.

La oración es fundamento de toda comunión verdadera, pues ella es,


antes que nada, un regalo que hay que implorar, como eco del pedido de
Jesús al Padre: ¡que todos sean uno! Cuanto más tengamos nuestra
mirada unida en Jesús, más podremos abrirnos a los otros y a Dios.
Nuestra Hora Santa, espacio de comunión fraterna en adoración y los
tesoros propuestos son algunos de los caminos sencillos y concretos para
desarrollar este aspecto de nuestra vida comunión. Es el medio que
achica toda distancia, especialmente al rezar unidos en la Eucaristía,
estando así en comunión con todos, verdadera expresión de nuestra fe en
la comunión de los santos.

La Hora Santa ​es nuestro gran encuentro mensual de oración, donde se


nutre nuestra espiritualidad en su aspecto comunitario y personal.
Queremos volver a asombrarnos y agradecer el don de poder adorar
juntos al Señor, contemplarlo y renovarnos en esta dimensión de
encuentro personal y comunitario con él, donde volvemos al “amor del
comienzo” (cf. Apoc 2, 4) que nos recuerda el por qué y para qué de todo
cuanto queremos vivir. Además, es un momento que expresa la comunión
de toda Santa María de la Estrella, pues todas las sedes se reúnen para
rezar de la misma manera.

1
Cf. Los puntos 2 y 3 de nuestro carisma.

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Proyecto comunitario​ d
​ e Sta. María de la Estrella

Sabemos que ella siempre puede ser preparada con más esmero y amor.
Trabajar en equipo, poniendo al servicio de los otros nuestros dones (en
el canto, en la organización, en la conducción de las meditaciones…) es
un camino para que esto se pueda realizar. Saber pedir ayuda en la
preparación de la misma es una manera de fomentar al mismo tiempo el
espíritu de comunión y la alegría de compartir un espacio de fe para los
demás.
Desarrollar una unidad de criterios para su confección será fundamental
para que esta comunión se perciba también en nuestra manera de rezar,
sin perder nunca la capacidad de adaptarse a las necesidades y temáticas
propias de cada Hora Santa.
Es importante entonces que de alguna manera en la Hora Santa la vida de
Santa María de la Estrella se haga presente, haciendo conocer lo que se
realiza en nuestras respectivas sedes y en las otras sedes hermanas, para
así rezar unos por otros y alegrarnos de lo que Jesús va suscitando en
cada lugar y realidad.

La formación: ​es aquí donde encontramos uno de nuestros mayores


desafíos para el tiempo presente, no sólo y no tanto por pensar muchas
iniciativas nuevas, sino por seguir trabajando por darle a los que se
acercan a Santa María de la Estrella instancias que los ayuden a crecer.
Sabemos que la fe humaniza, pero que por eso mismo esta respeta
nuestros procesos de crecimiento humano, y que necesita tiempos,
personas y espacios determinados para dar pasos de consolidación.

Entendemos la formación en su sentido más pleno, como un dejarse


moldear por el Espíritu a través de distintas instancias para ser cada vez
más semejantes a Jesús. Esto implicará, como él, hacer un camino de
encarnación: bajar de la cabeza al corazón, integrar las distintas
dimensiones de nuestra vida y crecer en capacidad afectiva, intelectual,

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Proyecto comunitario​ d
​ e Sta. María de la Estrella

comunitaria y pastoral para poder estar más plenamente al servicio de los


demás. El n. 279 del Documento de Aparecida nos lo explica:

Misión principal de la formación es ayudar a los miembros de la Iglesia a encontrarse


siempre con Cristo, y, así reconocer, acoger, interiorizar y desarrollar la experiencia y los
valores que constituyen la propia identidad y misión cristiana en el mundo. Por eso, la
formación obedece a un proceso integral, es decir, que comprende variadas dimensiones,
todas armonizadas entre sí en unidad vital. En la base de estas dimensiones, está la
fuerza del anuncio kerygmático. El poder del Espíritu y de la Palabra contagia a las
personas y las lleva a escuchar a Jesucristo, a creer en Él como su Salvador, a reconocerlo
como quien da pleno significado a su vida y a seguir sus pasos. El anuncio se fundamenta
en el hecho de la presencia de Cristo Resucitado hoy en la Iglesia, y es el factor
imprescindible del proceso de formación de discípulos y misioneros.
Al mismo tiempo, la formación es permanente y dinámica, de acuerdo con el desarrollo
de las personas y al servicio que están llamadas a prestar, en medio de las exigencias de
la historia.

Nuestros rodajes, las charlas que se dan en distintos momentos de la


misión, la experiencia de catequesis de confirmación en el Cafarnaúm,
retiros como el Jerusalén y el Galilea (que son nuestras instancias de
maduración posteriores al Emaús, profundizando en nuestro seguimiento
de Jesús en el Galilea y en nuestra vocación laical en el Jerusalén), el Sicar
(que busca ir a lo profundo de nuestros afectos para encontrarnos en
nuestro corazón con Jesús) y el Antioquía (que profundiza en la vida
comunitaria en sus distintos aspectos), los Maranathás (como encuentros
mensuales diferenciados de la Hora Santa que apuntan a las necesidades
y las inquietudes particulares para los grupos más específicos –adultos,
secundarios, universitarios- de cada sede) son algunas de las actividades
formativas que hemos desarrollado.
Instancias como estas serán una gran ayuda, además de seguir cuidando
en los rodajes y otros espacios comunitarios los elementos formativos
que allí desarrollamos. Pero también queremos seguir avanzando para
pensar itinerarios y espacios que ayuden al mismo tiempo a responder a

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Proyecto comunitario​ d
​ e Sta. María de la Estrella

las nuevas realidades que enfrentamos y que también puedan ser un


lugar para aquellos que no están tomando directamente ninguna
responsabilidad pastoral dentro del movimiento. Queremos tener
espacios para seguir abriendo el corazón y aprender a relacionarnos,
amar y servir a la manera de Jesús.

E​L​ A​POSTOLADO

Todo apostolado tiene necesariamente una forma comunitaria. Ya desde


la elección de los doce (cf. 362-363 DA) aparece en la iglesia una
evangelización que siempre es acción comunitaria, trabajo en conjunto de
hermanos. Esto no simplemente por una cuestión práctica: al vivir y
evangelizar unidos anticipamos el proyecto de Dios de una humanidad
unida fraternalmente en torno a él. Sin esta comunión, sin un amor
mutuo sincero y trabajado, todo lo demás se vuelve un antitestimonio.
Vivir en comunión reaviva nuestro celo apostólico, sosteniéndonos unos a
otros en los momentos difíciles, y la misión a su vez es verdadera fuente
de comunidad, pues sólo una comunidad que tiene la mirada fija en su
meta puede vivir unida sin caer en encierros ni exclusivismos.

Nuestra comunión surge de la misión y está a su servicio. En nuestro caso


la comunidad nació para misionar y es el impulso misionero el que la hace
ir creciendo cada día más. Por eso sabemos y queremos seguir trabajando
en la dimensión comunitaria de nuestro apostolado, como ha quedado
plasmado de manera patente en nuestros estatutos:

No es casual que el apostolado ocupe un lugar central en nuestra espiritualidad.


No se puede entender nuestra obra sin verla a través de los ojos de quien lleva el
mensaje liberador de Jesús a los demás. Este mensaje no puede ser guardado, es
posta que se recibe y se reparte. Como en la multiplicación de los panes estamos

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Proyecto comunitario​ d
​ e Sta. María de la Estrella

invitados a entregar nuestros cinco panes y dos peces para que con la fuerza del
amor de Dios se multipliquen en el mundo.

Las distintas misiones que realizamos (de invierno y verano, las de


secundarios y las otras experiencias misioneras, como la de Villa Jardín u
otras que podrían surgir) son el centro de la vida de Santa María de la
Estrella. Por eso es quizás una de las actividades que más complejidad
reviste, cubriendo entre otras cosas:

La preparación de la misión ​es un tiempo fundamental. Cada rodaje y


reunión es el espacio donde se construye sobre roca; así se constituye
una verdadera comunidad misionera en cada lugar a donde se vaya y se
puede vivir con entusiasmo y espíritu evangelizador el compromiso que se
asume. Sabemos que si nos preocupamos por generar comunión, alegría y
espíritu de servicio esto fructificará luego durante el tiempo de misión.
Es en estos días, breves pero intensos, donde podemos empezara a
ejercitarnos en el cuidado mutuo y maternal de cada uno, tanto de los
misioneros nuevos, que necesitan ser acompañados en sus primeros
pasos, como de los viejos, que necesitan espacios de formación, oración y
participación que los renueven en su camino. En la medida en que las
distintas historias, experiencias de fe y caminos de misión se unan, se
logrará integrar una comunidad sólida y misionera. El tesoro es una
herramienta fundamental para lograr esto, sobre todo cuando lo hacemos
en grupo (de a varios o en parejas), porque al mismo tiempo nos lleva a
relacionarnos unos con otros y nos pone delante de la mirada de Jesús.

La misión puertas para adentro: lo que se vive hacia fuera brota de la


vida de oración y comunidad que se da en cada comunidad misionera. El
clima de alegría; la búsqueda de servirnos y querernos los unos a los
otros; el valorar y aprovechar la oración común y personal; las comidas
compartidas con sencillez y gozo, aprovechando para hablar de lo vivido y

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Proyecto comunitario​ d
​ e Sta. María de la Estrella

abrir el corazón… son las raíces de donde brotarán los frutos de la misión.
La dimensión interna de la misión tiene muchos aspectos diversos y
complementarios. Vivir cada uno en su justa medida y a su debido tiempo
nos ayudará a todos a aprovechar al máximo la experiencia.

La misión puertas para afuera ​nos recuerda constantemente el sentido


de la vida en comunión y nos lleva a tomar conciencia de las necesidades
de la gente del lugar. Es un verdadero encuentro que necesita ser
preparado, tanto cuando salimos a las casas (pilar fundamental de la
misión) como cuando organizamos las actividades (de una manera
organizada, participada y unida).

El post-misión: Hoy tenemos una conciencia más clara de que ir a


misionar es mucho más que una experiencia puntual. Es ser parte de un
proceso evangelizador que involucra profundamente tanto a los
misioneros como a los misionados.
Por eso queremos crecer en seriedad a la hora de plantear los objetivos
de la misión, asumiendo proyectos a más largo plazo y con una
continuidad de diálogo con la gente y el sacerdote del lugar visitado. El
tener alguna manera de presencia entre misión y misión también se nos
presenta como un camino posible para incrementar nuestro compromiso
y vínculo de comunión con los lugares donde misionamos. El recabado de
los datos y la búsqueda de un registro más claro de lo que sucede en las
visitas nos ayudará también a tener una conciencia más clara de la
realidad del lugar y será también una herramienta valiosa para que las
comunidades locales tengan más conocimiento de las necesidades
pastorales y materiales de la gente.
Por otro lado, así como la misión es un tiempo fuerte de comunión la
continuidad de crecimiento en la espiritualidad luego de la misma es
también un trabajo a seguir realizando. Cuidar nuestro encuentro
post-misión (donde nos encontramos y podemos compartir nuestra

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Proyecto comunitario​ d
​ e Sta. María de la Estrella

experiencia con los que misionaron en otro lugar y también con los que
no pudieron ir).

N​UESTRA​ ​VIDA​ ​COMUNITARIA

La dimensión netamente laical de nuestro movimiento le da a nuestra


vida común ​rasgos muy particulares. Al ser hombres de la Iglesia en el
corazón del mundo y hombres del mundo en el corazón de la Iglesia (cf.
DA 210), nuestra fraternidad se expresa con gestos que responden a
nuestra condición y buscan ser fieles al corazón del Evangelio.
En el centro de nuestra vida común late una experiencia compartida con
todos: la de encontrar un lugar donde nos experimentamos amados y
recibidos. Este tiempo de crecimiento de la comunidad nos lanza un
desafío: seguir abrazando a todos sin dejar fuera a nadie; mantener la
mirada sobre cada persona en particular, escuchando y sanando las
heridas que hacen su historia sagrada, ayudándonos mutuamente a
descubrir el paso de Jesús por nuestra vida, ese paso que la hace historia
de salvación.
Fomentar y consolidar nuestra vida comunitaria hace que todos nuestros
vínculos se vayan configurando a la medida de Jesús: con nuestras
familias y amigos, con aquellos que de una u otra manera se encuentran
con nosotros. Una vida comunitaria verdadera es verdadero anticipo del
cielo, un auténtico testimonio de una realidad diferente que empieza a
realizarse aquí.

“Tenían un solo corazón y una sola alma”: estas palabras que describen la
vida de la primera comunidad son las que quisiéramos encarnar en esta
etapa de nuestra vida común.

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Proyecto comunitario​ d
​ e Sta. María de la Estrella

Nos parece necesario entonces, revisar los distintos aspectos que hoy
hacen a nuestra vida comunitaria, es decir: los espacios de fraternidad
que en general nutren y manifiestan nuestra comunión, para así darles
nuevos aires y pensar qué hace falta para que cumplan mejor su
cometido. Los enumeraremos separadamente para poder pensar las
acciones a seguir con más claridad.

Los rodajes: son la bisagra entre la comunión y la misión, porque es en


ellos donde se forman los equipos de Emaús y los otros retiros, y es
también donde se va generando el espíritu de grupo para cada misión. En
general es en ellos donde empezamos a formarnos en la vida comunitaria,
y de allí su importancia.
Queremos tener un espíritu participativo en nuestros rodajes, buscando
apropiarnos de lo que se vive allí, sin pensar que es sólo el trabajo de
algunos, sino responsabilidad y regalo para todos. Una buena manera de
profundizar en este aspecto será generar espacios de responsabilidad y
participación donde los distintos integrantes de los equipos puedan tomar
conciencia de su protagonismo en ese ámbito.
En la sencillez de los pequeños grupos que integran nuestros rodajes se
anuda y consolida mucho de nuestra vida comunitaria. En ellos se
comparte desde el corazón y por eso mismo queremos trabajar para
generar en cada uno el clima de compartida necesario para poder
abrirnos a otros con libertad y confianza, sabiendo que allí nuestra
historia, con sus heridas y luces puede manifestarse a los demás, porque
estamos como en casa.
Buscaremos, por tanto, revalorar y cuidar cada rodaje, buscando siempre
profundizar sobre sus aspectos fijos (temas y elementos a tener en
cuenta), pero sabiendo también que es necesario tener libertad y
creatividad para variar lo que puede y debe ser variado para adaptarse a
las necesidades y desafíos de cada equipo. El tesoro que se proponga en
ellos es particularmente importante, como pedagogía de oración y medio

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Proyecto comunitario​ d
​ e Sta. María de la Estrella

de unidad del equipo y también con los otros equipos que estén rodando
al mismo tiempo. Será importante que cada tesoro esté adaptado a las
posibilidades de cada equipo, y también que éste tenga referencias a los
caminos ordinarios de crecimiento en la santidad: la oración personal y
común, la devoción a María y especialmente la participación en la
celebración y adoración de la Eucaristía.

El Betania: Son un momento fundamental de encuentro y renovación


fraterna, donde además se entrecruzan los distintos grupos de cada sede
(adultos, universitarios, secundarios, etc.). El Betania de Pentecostés
sobresale entre ellos por ser el encuentro intersedes y por eso mismo es
necesario planearlo y hacer de su misma preparación un trabajo
comunitario.
Queremos seguir trabajando en este encuentro como la oportunidad de
rezar y celebrar de una manera diferente a la de las Horas Santas, con
más tiempo y diversidad de actividades, para poder ahondar más en la
oración y la compartida el espíritu de contemplación y los lazos de
comunidad.
Aquí se hace además especialmente necesario insistir en la valoración y
convocatoria, para que todos puedan participar de este encuentro.

Los Sports: ​son un momento de gratuidad y encuentro que hace de una


manera fundamental a la vida de la comunidad. Es un momento donde se
toma conciencia de la dimensión de Santa María de la Estrella como un
todo, donde tenemos la oportunidad de charlar y relacionarnos con los
miembros de todas las sedes.
Por eso mismo queremos seguir dándole a los Sports un tono inclusivo,
gratuito y de esparcimiento, donde también desde el deporte y la
diversión podamos crecer en comunión y dar testimonio de que los
valores evangélicos irradian todas las dimensiones de la vida.

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Proyecto comunitario​ d
​ e Sta. María de la Estrella

La misa del 27 de agosto y la vigilia de adoración​: como el espacio para


tomar conciencia de la comunidad grande que ya somos, más allá de
nuestras sedes y grupos particulares y también como momento para
reafirmar el carisma que nos nutre. Son realmente nuestras fiestas
patronales, donde al mismo tiempo celebramos nuestra pertenencia y
nuestro carisma y podemos compartir a otros la riqueza de lo que vivimos
(nuestras familias, nuestros amigos y nuestros hermanos de otras
comunidades). Por eso mismo su organización y convocatoria requieren
de una especial atención y cuidado, para que todos se sepan invitados y
se sientan incluidos.

El retiro del carisma, el de Semana Santa y otras instancias de formación


en el carisma ​son las iniciativas que han surgido en el último tiempo para
poder profundizar y encarnar mejor nuestra espiritualidad. Son los nuevos
caminos que descubrimos como puentes para llegar a una mejor
comprensión y concreción de aquello que se nos presenta como ideal. Así
podemos tomarnos tiempo para conocer mejor el espíritu que nos anima
y también de esa manera buscar aplicar el carisma a las distintas
realidades de nuestra vida y a los distintos desafíos pastorales que Santa
María de la Estrella encara en sus distintos apostolados.

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​ E​ L​ A​ C​ OMUNIÓN​:
AGENTES​ D
​ ONSEJO​ A​ SESOR​ Y​ ​ L​ OS​ C​ ONSEJOS​ D​ E​ S​ EDES
EL​ C

Este proyecto comunitario no es ni puede ser el trabajo sólo de algunos.


Todos somos invitados a asumir esta propuesta como algo nuestro, que
necesita del trabajo, el entusiasmo y el espíritu de comunión de cada uno
de los miembros de Santa María de la Estrella.
Al mismo tiempo, cada uno tiene que trabajar desde su lugar y su sede.
Entre las distintas responsabilidades, aparecen especialmente dos
instrumentos de comunión para llevar adelante este objetivo: el consejo
de cada sede y el consejo asesor de Sta. María de la Estrella. Son fruto de
este camino de comunión que estamos llevando adelante y al mismo
tiempo son un impulso para seguir atravesándolo. Si queremos dar una
forma más comunitaria a nuestra vida y nuestro apostolado esto también
necesita expresarse en nuestra organización interna. Por eso tanto los
consejos de sede como el consejo asesor buscan ser espacios de
discernimiento y trabajo comunes, donde se pueda generar unidad de
criterios y a la vez se puedan escuchar con más claridad distintas voces.
De esa manera, a la vez, evitamos personalismos y se logra ir formando
comunidades de referentes. Así también el trabajo se hace más ligero y
eficaz y además logramos que en todas las instancias de apostolado haya
un espacio comunitario (desde la organización de un rodaje hasta el
planeamiento de todas las actividades de Santa María de la Estrella).

Consejo de sede

El consejo de sede es el instrumento para la conducción y la organización


de las distintas actividades de cada sede. Es fundamental como espacio de
diálogo, conocimiento de las distintas realidades de la sede y
asesoramiento del rector. Además permite una mejor organización de la

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Proyecto comunitario​ d
​ e Sta. María de la Estrella

vida de la sede, y genera una mística de equipo necesaria para pensar las
cosas siempre desde y con los demás.

Lo integra el rector de Sede junto con los siguientes encargados:

Hora Santa-Betania-Otras celebraciones: ​Es quien se encarga de la


organización de cada hora Santa y de los Betanias en sus aspectos
organizativos (invitación, materiales, diálogo con el sacerdote que
acompañe, lugar, coro, meditación, etc.) y de contenido. Vela porque las
horas santas vayan a la par con lo que se va realizando en todas las horas
santas de Santa María de la Estrella y participa en la organización del
Betania de Pentecostés. Además colabora en el post-misión y los otros
eventos comunes, de manera más directa si dicho evento se realiza en su
sede.

Emaúses: ​Acompaña la preparación de los emaúses en su dimensión


práctica (fechas y lugares, etc.), y organizativa (armado de los equipos
junto con el rector de sede, acompañamiento de los rectores y
seguimiento del cumplimiento de fechas en torno a lo que se plantea en
Santa María de la Estrella, post-emaúses, etc.)

Misión: se dedica a la conducción y acompañamiento de las misiones de


universitarios. Es el principal responsable del diálogo con el sacerdote y la
comunidad del lugar que se visita, quien ayuda a elegir al rector de sede
los rectores de misión y acompaña la preparación de los rodajes y luego la
vida de cada grupo en la misión. Trabaja con los rectores de la misión para
ayudarlos en la preparación de la misma en sus diversos aspectos
(objetivos, espiritualidad, organización, etc.)

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​ e Sta. María de la Estrella

Otros retiros: se dedica a la preparación y organización de los Galileas,


Jerusalén, Antioquías y demás retiros que puedan surgir. Ayuda a armar
los equipos y está al servicio de lo que haga falta para realizarlos.

Secundarios: Es quien acompaña las actividades más específicas de los


secundarios (misiones, maranathás y retiros), coordina el equipo
designado para ello y además hace de nexo para que los de secundarios
se vayan integrando en el resto de las actividades de la sede. Participa de
las misiones y ayuda en la preparación de los Emaúses.

Adultos: ​Acompaña y organiza los Emaúses de adultos, los Maranathás y


también las distintas actividades. Se dedica especialmente a integrar a los
adultos a la vida comunitaria de Santa María de la Estrella.

Comunicación: ​Es el encargado de avisar de las distintas actividades. Es


más que simplemente un redactor de mensajes: busca, con creatividad,
caminos para comunicar la vida de Santa María de la Estrella de la mejor
manera posible. Crea la base de datos de toda la sede la misiones y
emaúses, es el encargado de actualizar permanentemente la pagina web
en lo referido a su sede.

Tesorería: Como responsable de la administración económica se junta


con el rector a principio de año para planificar los gastos y organizarse
mejor. Busca desarrollar presupuestos y llevar registros de los gastos,
además de trabajar por mejorar la organización y transparencia en la
gestión de los bienes. Está cerca del proyecto de fundación de Santa
María de la Estrella.

Consejo Asesor

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Proyecto comunitario​ d
​ e Sta. María de la Estrella

El consejo asesor trabaja de manera sinérgica con el consejo de rectores y


con cada consejo de sede. Integrado por colaboradores cercanos del
rector general, tiene como función ayudar a generar unidad de criterios y
al mismo tiempo conocer las particularidades de cada sede para poder
asesorarlas mejor. Funciona entonces como órgano unificador y formativo
en las actividades y las iniciativas generales de Santa María de la Estrella.
Por eso mismo es un instrumento clave en este momento en el que
buscamos crecer en comunión: cada integrante del consejo asesor busca
ayudar a que crezcamos en unidad de estilo, actitudes y espiritualidad a la
hora de trabajar, siendo fieles a nuestro carisma y adaptándonos al
mismo tiempo a las necesidades y problemáticas de cada sede, iniciativa y
grupo.

Encargado de misión: buscar generar comunión en la preparación de las


actividades misioneras. Para esto se reúne con todos los encargados de
misión y rectores de sede. Ayuda en el discernimiento misionero: piensa
en las posibilidades reales, las dificultades y las implicaciones de la misión
para cada sede. Se encarga de realizar el discernimiento sobre los
destinos de misión en conjunto con el sacerdote encargado de misiones o
el obispo del lugar donde se misionará. Organiza el uso de los
cuadernillos: buscar mejorarlos y pulirlos. Además, busca dar canales para
mayor formación de los rectores.

Retiros: ​Se dedica a organizar y definir la estructura del Emaús, los


rodajes, el contenido de los mismos (ej.: que no se deje de hablar del
trabajo de pasillo, que se preparen las patrullas, etc.). Se ocupa de que los
elementos fundamentales en cuanto a las actitudes, los temas y la
estructura de cada retiro se cubran en los rodajes. Busca que se preparen
contenidos para acompañar y fundamentar las charlas de todos los
retiros. Se reúne con los encargados de emaúses y otros retiros de cada
sede para organizarlos y ayudarlos en lo que necesiten. Ayudar a pensar

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Proyecto comunitario​ d
​ e Sta. María de la Estrella

los post-emaúses. Se dedica también a ayudar a precisar y consolidar la


preparación, los contenidos y las estructuras de los otros retiros (Galilea,
Jerusalén, Antioquia y Sicar).

Hora Santa, Betanias y otras celebraciones: ​Prepara con tiempo las misas
de envío, el asado post-misión, los Sports, etc. Se reúne con los
encargados de sede para animar y preparar cada uno de los eventos.
Ayuda a organizar la Hora Santa y a ver la manera de plantear los doce
temas. Vela por la formación de los encargados de sede.

Administración: ​Se encarga de ​seguir acompañando el proceso de la


fundación, dirigiendo las reuniones que se están haciendo. Es el
responsable principal de trabajar por la organización de la fundación que
ayuda en el ámbito de lo civil a la obra de Santa María de la Estrella.
Además, busca ordenar la administración interna y económica de Santa
María de la Estrella, trabajando por crear un estilo de trabajo y criterios
de transparencia, eficiencia y orden. Se junta con los tesoreros de cada
sede para coordinar esfuerzos, ayudar a crecer en comunión de bienes y
abaratar costos.

Comunicación: ​Ayuda a generar criterios comunes en cuanto a la


comunicación (medios, estilo, destinatarios). Busca elementos de imagen
común (logos, etc.). Coordina esfuerzos con los encargados de la página
web y los otros medios de comunicación social y los acompaña. Busca
canales para otros medios de comunicación (radio, televisión, gráfica,
etc.). Es el responsable de presentar la imagen de Santa María de la
Estrella como un todo frente a los medios con los que trabemos relación
en nuestra tarea misionera.

Formación: ​Se encarga de generar contenidos y espacios formativos para


las distintas áreas y grupos de Santa María de la Estrella. Está

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Proyecto comunitario​ d
​ e Sta. María de la Estrella

especialmente abocado a organizar el camino formativo, ya que esta es


una de las iniciativas más apremiantes en este momento de nuestro
camino. Trabaja estrechamente con los encargados de retiros, hora santa
y misiones, pues son estos los espacios de nuestra vida común que más
actúan como canales de formación. Además, ayuda a pensar y generar
espacios pedagógicos relacionados con las distintas necesidades
pastorales y personales del grupo, tales como talleres de liderazgo, cursos
formativos sobre diversos temas y cuestiones que hagan a la vida de
Santa María de la Estrella.

Es importante recordar que ninguno de estos encargados carga sobre sí la


responsabilidad sobre toda la actividad a la que se dedica, sino que
funciona especialmente como un coordinador y generador de criterios
pastorales para el área a la que está dedicado.

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​ e Sta. María de la Estrella

M​ENSAJE​ F​ INAL

Queridos amigos:

Con mucha alegría les queremos presentar este proyecto que tiene detrás
de sí varios meses de oración, compartida y trabajo. Un proyecto que nos
invita a todos los que formamos parte de Santa María de la Estrella a
poner especial atención en nuestro desafío para los próximos años.
Mirando lo que nos pasa, lo que necesitamos, lo que descubrimos como
llamado de Jesús en este tiempo, hemos encontrado que nuestro desafío
no puede ser más claro: se trata de ​crecer en comunión​, de tender lazos
verdaderos y profundos a la hora de salir al encuentro de los demás.

Las relaciones superficiales son fáciles. Podemos hacer deporte, estudiar y


trabajar juntos. Hablar de temas simples, salir a comer, ir de viaje.
Podemos incluso hablar de cosas como política o literatura, debatir sobre
temas sociales o incluso espirituales juntos. Pero aún haciendo toda esta
variedad de cosas podemos estar aislados unos de otros. L​a puerta de
nuestros corazones puede permanecer cerrada. Así, no permitimos que el
otro se acerque realmente a nosotros, a lo que nos pasa. No
manifestamos verdaderamente quiénes somos. Sobre todo, no revelamos
nuestra vulnerabilidad y nuestra fragilidad.
De esta manera l​a forma de vincularnos con los otros se da
exclusivamente desde la superficie. Desde una imagen de nosotros
mismos que no es la verdadera. Desde las etiquetas que nos pusimos o
nos pusieron, desde el prestigio, el éxito y el poder. Desde lo que el
contexto y lo de afuera (la cultura circundante, lo que los medios nos
proponen, etc.) nos imponen vivir. Y corremos el riesgo de estar cerca
pero, a la vez, demasiado lejos.

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Proyecto comunitario​ d
​ e Sta. María de la Estrella

A raíz de estos vínculos que se sostienen en impericias, empiezan


a construirse entre nosotros y los demás cada vez más barreras, que a su
vez traen consigo la envidia, la burla, la agresividad, el prejuicio, la
condena. Los más perjudicados en este proceso somos nosotros mismos,
que nos terminamos aislando de todos.
Lo cierto es que podemos formar parte de Santa María de la
Estrella (que es un lugar donde rezamos, preparamos misiones y retiros,
trabajamos mucho tiempo juntos, compartimos rodajes y distintas
reuniones, un lugar donde intentamos crecer en eclesialidad, donde cada
vez más hablamos de temas serios y profundos) y aún así seguir estando
aislados. La razón es la misma: no revelamos lo que nos pasa. No
manifestamos nuestra debilidad y nuestra fragilidad. Y entonces nos
damos cuenta que estar juntos no es tan desafiante, pero que entrar en
sincera comunión sí lo es: es un verdadero reto.
Para entrar en comunión es fundamental volver a Jesús. Porque Él
quien nos enseña a relacionarnos con los demás. Nos muestra que el
camino es vincularnos desde la necesidad, mostrar que tenemos un
costado vulnerable, mostrar que en nuestro corazón hay miedos
e inseguridades, mostrar lo que nos pasa. Manifestarnos más necesitados,
sin tantas máscaras y capaces de pedir ayuda. Encontrarnos con los
demás desde nuestra fragilidad y nuestras heridas es lo único que derriba
todas las barreras.
En este sentido, hay una escena del evangelio que no puede ser
más clara ni más apasionante: el encuentro de Jesús con la samaritana
junto al pozo de agua (Jn 4, 1-42). Jesús se acerca a hablarle pero
comienza mostrando su necesidad al reconocerse sediento y pedirle de
beber. Él se acerca desde su necesidad. Es desde ese lugar que comienza
a relacionarse con ella y ella es luego capaz de reconocerlo como el
Mesías, el Salvador. En su encuentro con el leproso (Mc 1, 39-45) Jesús
también baja sus barreras para relacionarse con él: primero se conmueve
y a partir de esa compasión crea el vínculo.

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Proyecto comunitario​ d
​ e Sta. María de la Estrella

Es Jesús, entonces, quien nos da el ejemplo. ¿Por qué busca


vincularse con nosotros desde ese lugar? Porque quiere entrar en
comunión con nosotros. No se vincula con nosotros desde su éxito, su
poder, su presencia física o sus posesiones. Ni siquiera lo hace desde su
omnipotencia o su condición de Dios. Lo hace desde su amor frágil y
vulnerable. Por eso Dios se hace hombre, nace en un pesebre, vive como
nosotros y elige el camino de la cruz para estar cerca de todo lo que nos
pasa. Porque Jesús no salva imponiéndose sino exponiéndose. Jesús es el
primero en abrirse y mostrarse transparente, vulnerable, necesitado.

Por eso si bien esto es un proyecto comunitario, los quiero


motivar a verlo sobre todo como un camino personal. Es un ideal al que
aspiramos llegar con otros, pero que a su vez depende de cada uno.
La invitación es a intentar acercarnos, encontrarnos, vivir en comunión los
unos con los otros. Y esto empieza por conectarse con uno mismo, por
hacer el mismo camino que Él hizo: animarnos a asumir lo nuestro,
porque, como decían los primeros cristianos, “lo que no se asume, no se
redime”. Sólo cuando puedo ir hacia esas partes de mi vida donde me
siento más lastimado y frágil, y las voy llenando de amor, empiezo a ser
más libre y más feliz. Es doloroso muchas veces: implica reconocerse
frágil, incompleto, necesitado. Pero es el camino hacia el encuentro con
nosotros mismos y con los demás.

Cuando empezamos ese camino, ese vivir nuestra Pascua


personal, empezamos a descubrir que podemos vivir con amor todo esto
porque Jesús nos acompaña. Nunca vamos solos. Vamos con Él. Y Él hace
de cada herida una fuente de vida y energía.

Y ojalá que esto que intentaremos caminar en estos años como


gran familia en Santa María de la Estrella nos ayude, como siempre, a
poder hacerlo en nuestras casas, con nuestros amigos, en nuestros

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Proyecto comunitario​ d
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estudios y trabajos: en toda nuestra realidad cotidiana. Que el mismo


espíritu y la misma alegría que experimentamos en esta vivencia de
comunidad nos aliente a vivir con la misma esperanza y optimismo en
todos nuestros ámbitos. Con el convencimiento de que este es el camino
de la Resurrección, nos aliento a seguir caminando juntos y a vivir cada
día más con el alma y el corazón al descubierto. Que María siga guiando
nuestros pasos hacia el encuentro y la comunión.

¡Un abrazo grande a todos!


Unidos en la oración,

Marco Villasboa Lanusse


Rector General

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I​NVOCACIÓN​ ​AL​ E​SPÍRITU​ S​ANTO

Espíritu Santo, que conocés lo íntimo de Dios (Cf. 1Co 2, 11), visitá
nuestro corazón, sacudí los muros que nos rodean, saná nuestras heridas,
auyentá nuestros miedos, para acercarnos a Jesús.
Queremos estar siempre en oración, experimentar como María el
misterio de un Dios que es Amor en nuestra vida cotidiana y en el seno de
nuestra comunidad.

Espíritu del Hijo, que Jesús sopla sobre nosotros (Cf. Jn 20, 19-23),
ayudanos a levantarnos y a salir de nosotros mismos, a recibir,
comprender y amar a nuestros hermanos y hermanas de comunidad, y a
dejarnos amar por Jesús en cada uno de ellos.
Que podamos crecer en comunión, compartir nuestras vidas, exponer
nuestra fragilidad, sostenernos los unos a los otros, abrirnos al perdón y
celebrar juntos el amor de Dios en su Iglesia.

Espíritu del Padre, que te unís a nuestro espíritu para decir “Abbá, Padre”
(Cf. Rom 8, 15), llenanos de fortaleza y de confianza para poder expresar
la ternura de Dios a todos los hombres y mujeres, especialmente a los
más pobres y débiles, a los que fueron rechazados o se sienten solos.
Queremos abrazar a este mundo como el Padre lo abraza, comprender su
violencia, su injusticia y sus heridas profundas, llevarle paz y consuelo,
amar a todos con entrañas de madre, a ejemplo de María, nuestra
estrella. AMÉN.

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