CARBOHIDRATOS
CARBOHIDRATOS
CARBOHIDRATOS
Son tan importantes para mantenernos en un buen estado de salud que la falta de ellos nos
puede provocar síntomas tan molestos e incómodos como lo son los mareos, los dolores de
cabeza o las arritmias, entre otros.
A grandes rasgos, podemos decir que hay carbohidratos de asimilación rápida y los de asimilación
rápida. Veamos en qué se diferencian:
Asimilación rápida
Simples
Llamados también monosacáridos, son aquellos que tienen un sabor es dulce. Los alimentos
suelen ser pequeños. A su vez, se distinguen varios tipos:
Fructosa: es el más dulce. Se puede encontrar en la miel y en algunas frutas, como los
dátiles o la lima.
Glucosa: es el más importante para las células, los músculos y sobre todo para el cerebro.
Se puede encontrar en las hortalizas y en las uvas.
Galactosa: se encuentra principalmente en las células del hígado para producir glucosa a
partir de ella, en las glándulas mamarias para producir lactosa y en las membranas
celulares.
Complejos
Llamados también disacáridos, son aquellos que están compuestos por dos monosacáridos
unidos. No se pueden asimilar directamente, por lo que el cuerpo debe separarlos mediante la
amilasa -enzima digestiva- para poder digerirlos. Se distinguen varios tipos:
Asimilación lenta
Los carbohidratos de asimilación lenta se forman por la unión de varios monosacáridos, por los son
también complejos. Dentro de este grupo, los principales son:
La cantidad que necesitamos es de 45 a 65% de las calorías diarias totales, es decir, que si
consumimos 2000 calorías/día, entre 900 y 1300 de éstas deben provenir de los hidratos de
carbono, que serían entre 225 y 325 gramos/día.
LÍPIDOS.
VITAMINAS.
Las vitaminas son sustancias presentes en los alimentos en pequeñas cantidades que son
indispensables para el correcto funcionamiento del organismo. Actúan como catalizador en las
reacciones químicas que se produce en el cuerpo humano provocando la liberación de energía.
La deficiencia o carencia de vitaminas en la alimentación puede producir trastornos, mientras que
una ausencia total de vitaminas en la dieta puede provocar enfermedades graves como el
escorbuto.
Vitaminas hidrosolubles: son aquellas que se disuelven en el agua. En este grupo se encuentran
las vitaminas C y las B1, B2, B3, B6 y B12. Su almacenamiento en el organismo es mínimo, por lo
que la dieta diaria debe de cubrir las necesidades de estas sustancias. Con la práctica de la
actividad física se produce gran número de reacciones metabólicas en las que están implicadas las
vitaminas, por lo que el ejercicio intenso puede provocar carencias de estas vitaminas siendo
necesaria la ingesta de suplementos.
Vitaminas liposolubles: el organismo las almacena en los tejidos, el hígado y la grasa. Son las
vitaminas A, E, D y K. Son solubles en los cuerpos grasos, son poco alterables, y el organismo
puede almacenarlas fácilmente. Dado que el organismo puede almacenarlas como reserva, su
carencia estaría basada en malos hábitos alimentarios. Existe el riesgo de saturación si se
consumen de forma excesiva e incontrolada.
Cada uno de estos componentes posee funciones concretas y específicas, que son irremplazables.
Por este motivo, si se produce un desajuste en sus niveles (hipo o hipervitaminosis) o existe una
ausencia de las mismas (avitaminosis) el organismo no trabaja bien y se producirán alteraciones.
La mayoría de las vitaminas funcionan, entre otras cosas, como cofactores o co-enzimas de
reacciones químicas. Es decir, son elementos imprescindibles para que esa transformación,
minúscula pero constante, tenga lugar en nuestros órganos. Por ejemplo, sin vitaminas no se
puede obtener energía a partir de los alimentos o no funciona bien el sistema defensivo frente a
infecciones o las conexiones neuronales de nuestro sistema nervioso se ven alteradas.
Las vitaminas no aportan energía al organismo, es decir, son nutrientes acalóricos. Por este
motivo, en una dieta hipocalórica o adelgazante, no hay que reducir el aporte vitamínico.
MINERALES.
Además de estos, hay otros muchos como el cobalto o el estaño con importantes acciones en la
maduración de los glóbulos rojos; el vanadio, que contribuye al metabolismo de las grasas; el
níquel, relacionado con hormonas; o el silicio, necesario para el crecimiento y renovación de los
huesos.
Como resumen general se podría decir que los minerales poseen una función reguladora. La
mayor parte tienen relación con la obtención de energía a nivel celular, formando parte de
reacciones químicas. Muchos contribuyen al metabolismo de los macronutrientes: hidratos de
carbono, proteínas y grasas. Asimismo forman parte de muchas moléculas:
vitaminas, aminoácidos, hormonas, células sanguíneas, etcétera.
También es importante la acción estructural que aportan algunos de los minerales: calcio, fósforo,
magnesio... Por el contrario, hay que remarcar que los minerales no tienen función energética, por
lo que no aportan ninguna caloría.