Ficha STP16906-2017
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REPORTE DE CONSULTA
RELEVANTE
ASUNTO:
PROBLEMA JURÍDICO: ¿La decisión del Juez 1.º penal del circuito
especializado de Antioquia de negar la sustitución de la medida de
aseguramiento de detención preventiva decretada en contra de Santiago
Uribe Vélez, y decretar oficiosamente la prórroga de la medida, vulnera su
derecho al debido proceso?
Tesis:
«La procedencia excepcional de la tutela contra providencias judiciales,
acorde con la jurisprudencia constitucional , exige ciertos requisitos, unos
genéricos y otros específicos, cuyo cumplimiento está obligado el
demandante a acreditar.
Tesis:
«Advierte la Sala que la demanda formulada por el apoderado de
SANTIAGO URIBE VÉLEZ atendió las condiciones generales de
procedencia de la tutela contra providencias judiciales. En efecto:
i) El caso tiene indiscutible relevancia constitucional, pues se discute la
vulneración del derecho constitucional fundamental al debido proceso (art.
29), con repercusión en la libertad personal (art. 28). La queja
constitucional estriba en el desconocimiento de las formas propias del
juicio, en punto de la garantía fundamental y también derecho humano a
ser dejado en libertad si se es procesado en detención y se traspasan los
límites del plazo razonable (art. 7-5 de la C.A.D.H.).
Tesis:
«"El art. 7-5 de la C.A.D.H., integrante de la Constitución por la vía de su
art. 93 inc. 1º, establece que toda persona detenida tendrá derecho a ser
juzgada dentro de un plazo razonable o a ser puesta en libertad, sin
perjuicio de que continúe el proceso. En este evento, prosigue la norma, la
libertad podrá estar condicionada a garantías que aseguren su
comparecencia en el juicio.
[…]
De suerte que, por las anteriores razones, el parágrafo 1º del art. 307 de la
Ley 906 de 2004, modificado por el art. 1º de la Ley 1786 de 2016, es del
todo aplicable a procesos regidos por la Ley 600 de 2000. Por tratarse de
un derecho fundamental de toda persona investigada o juzgada
penalmente con privación de su libertad personal, los plazos establecidos
en la norma rigen para ambos procedimientos.
Tesis:
«Ciertamente, las leyes 1760 de 2015 y 1786 de 2016, en línea de
principio, fueron expedidas con el propósito de modificar el esquema
procesal penal desarrollado por la Ley 906 de 2004. Sin embargo, como se
expuso con antelación (cfr. num. 2.2.3 supra), por tratarse de la
concreción legal de una garantía fundamental, la determinación del plazo
razonable para investigar y juzgar con privación cautelar de la libertad no
es privativa de ningún esquema de juzgamiento en particular, sino que
resulta aplicable al margen de las diversas formas de adelantar la
investigación y el juzgamiento. Por esa misma razón, las sanciones
establecidas por el legislador para el desconocimiento de los términos han
de operar tanto en uno como en otro régimen procedimental.
Tesis:
«La fijación del término legal máximo de vigencia de la medida de
aseguramiento -un año-, junto al establecimiento de una sanción para el
Estado por la superación de aquél -sustitución de la detención por una
medida no privativa de la libertad-, son concreciones del derecho a ser
juzgado dentro de un plazo razonable, cláusula que, a su vez, integra el
debido proceso. La extensión excepcional de ese término -por otro año en
determinados casos- fue condicionada por el legislador a la existencia de
un pronunciamiento judicial. Ello quiere decir que, en línea de principio, la
prórroga no opera de pleno derecho, sino que el funcionario respectivo
-juez de control de garantías, fiscal o juez de conocimiento, dependiendo la
codificación procesal penal aplicable y la fase del proceso- ha de establecer
si se dan los presupuestos legales para habilitar el término adicional.
A su turno, el art. 3º ídem preceptúa que “la prórroga del término máximo
de las medidas de aseguramiento privativas de la libertad a la que hace
referencia el artículo 1º de la Ley 1760 de 2015 podrá solicitarse ante el
juez de control de garantías dentro de los dos meses anteriores a su
vencimiento, incluso desde antes de que dicho artículo entre en vigencia”.
Tesis:
«SANTIAGO URIBE VÉLEZ está privado de la libertad, por cuenta del
proceso que cursa en su contra ante el Juzgado Primero Penal del Circuito
Especializado de Antioquia, desde el 29 de febrero de 2016 .
(…)
(…)
(…)
Así mismo, no se encuentra que la privación de la libertad se haya
extendido de una manera injustificada, que el plazo no sea razonable, hay
que precisar que si bien se expresó en decisión citada en precedencia por
la Sala de Casación Penal de la Corte Suprema de Justicia, que debe
contabilizarse de la misma manera los términos de privación de la libertad,
no menos cierto es que los lineamientos del desarrollo del modelo procesal
mixto es diametralmente distante, el procedimiento penal reglado en la Ley
600 impone una carga adicional, y es el aspecto referente a la publicidad
de las decisiones que tiene una forma de notificación que es inevadible, y
con un desarrollo temporal mucho más amplio que el sistema penal
acusatorio, igualmente se han surtido los recursos ordinarios ante el
superior jerárquico del director de la etapa instructiva, lo que deja la
privación de la libertad a la fecha en un plazo más que razonable bajo los
parámetros de la Ley 600 de 2000."
(…)
Cierto es que el art. 163 ídem establece que los términos legales o
judiciales no pueden ser prorrogados sino a petición de los sujetos
procesales, realizada antes de su vencimiento, por causa grave y
justificada. Empero, la teleología de tal disposición indica que ese
condicionamiento aplica a términos que corren para las partes o sujetos
intervinientes -como, por ejemplo, los plazos para interponer o sustentar
recursos, los traslados o la presentación de alegatos-, no a los que
conminan al Estado, encarnado -en la Ley 600- en el funcionario judicial,
llámese juez o fiscal, so pena de aplicarse una sanción procesal, como la
libertad por vencimiento de términos o la sustitución de la detención».
Tesis:
«2.5.2 En segundo orden, tampoco considera la Sala que la prórroga de la
vigencia de la medida de aseguramiento en el presente caso haya sido
extemporánea, lo cual descarta una vía de hecho en la aplicación del
debido proceso.
Del tenor literal de las dos normas en comento salta a la vista que sólo en
asuntos tramitados por la Ley 906 de 2004 se requiere de la solicitud de
prórroga para la extensión del plazo, sin que tal condicionamiento opere en
procesos seguidos por la Ley 600 de 2000.
No puede pasarse por alto que la Ley 1786 de 2016 encuentra razón de ser
en la evitación de una liberación multitudinaria de personas detenidas,
producto de la entrada en vigor de las disposiciones adoptadas,
inicialmente, a través de la Ley 1760 de 2015. Desde esa perspectiva, en el
art. 3º de la Ley 1786 de 2016, que establece un término para solicitar la
prórroga, se identifica un propósito precautorio, más que preclusivo. La
nueva ley, según la exposición de motivos, fue justificada en que los
procesos penales no habían avanzado con la agilidad esperada y el sistema
jurídico no había logrado las modificaciones requeridas, que brindarían a
los jueces y fiscales las herramientas para adelantar las actuaciones
dentro de los tiempos originalmente previstos por la Ley 1760. Como
consecuencia, se afirmó que era necesaria la extensión del plazo de
entrada en vigencia de términos de detención preventiva para los procesos
más complejos, a fin de evitar un escenario de excarcelación masiva e
indiscriminada, que podría representar un peligro inminente para la
seguridad de los ciudadanos y la administración de justicia. Ello,
precisamente, justifica que el art. 3º de la Ley 1786 hubiera entrado a regir
con antelación a las normas referentes a la sustitución de la detención por
vencimiento del plazo máximo de vigencia.