2020-2021 - Tema - Estudio - MATRIMONIOS - EN - MISION 2
2020-2021 - Tema - Estudio - MATRIMONIOS - EN - MISION 2
2020-2021 - Tema - Estudio - MATRIMONIOS - EN - MISION 2
El matrimonio:
D.L. M-23874-2019
Impresión:
Caligraf, S.L.
Sacramento 954 515 339
de la misión.
ÍNDICE
Q
ueridos matrimonios, sacer- tudio para el curso 2020-2021, titula-
dotes consiliarios y acom- do El matrimonio, sacramento de la
pañantes espirituales de los misión. El ERI ha confiado la redac-
Equipos de Nuestra Señora: ción del tema a la súper región Fran-
cia-Luxemburgo-Suiza. Contó con la
Al escribir la introducción de este ayuda del Padre dominico Domini-
tema de estudio, el mundo entero está que-Raphaël KLING, consiliario ENS
experimentando una situación de an- en la ciudad de Burdeos y la colabo-
siedad y miedo sin precedentes por la ración, entre otros, de Marie-Josèphe
propagación incontrolada de la pan- y Pierre Huzar, el matrimonio res-
demia del coronavirus, que ha afec- ponsable de los temas de estudio en
tado a miles de personas en los cinco la SR FLS y, por supuesto, Catherine
continentes y se ha cobrado muchas y Christophe Bernard, el matrimonio
víctimas, incluidos muchos miem- responsable SR, a quienes expresa-
bros de nuestro querido movimiento. mos nuestra gratitud y aprecio por
Rogamos al Señor y a nuestra Madre esta contribución que nos ayudará a
María, intercesora, guía y protectora conocer más profundamente el pen-
en nuestro camino, que traiga alivio a samiento de nuestro fundador, en
los afectados, nos libere de este flagelo línea con las Orientaciones de Vida
imparable, y permita que el mundo re- del Movimiento, que precisamente
cupere rápidamente la calma llevando en este tercer año de marcha después
consuelo a los que han perdido a sus del encuentro de Fátima, tiene como
seres queridos y han visto sus econo- eje el matrimonio, sacramento de la
mías gravemente afectadas. La vida misión.
continúa y nuestro proyecto de vida
en movimiento nos lleva a un nuevo Es una audacia teológica que la orien-
comienzo de año en el calendario eu- tación de vida y el tema de estudio de
ropeo, que comienza en septiembre y este año se titulen El matrimonio, sa-
termina en julio del año siguiente. cramento de la misión, cuando sole-
mos considerar que el sacramento de
Hoy tenemos la gran alegría de pre- la misión por excelencia es la confir-
sentar al movimiento este tema de es- mación, en la que Dios completa en
nosotros la obra que comenzó con olvidar que, en la mística de los ENS,
el Bautismo, consolidando la fuerza el testimonio de vida es uno de los pi-
cristiana. El Catecismo de la Igle- lares fundamentales que nos permite
sia Católica dice: “La Confirmación revelar nuestro carisma en el entorno
perfecciona la gracia bautismal; es el donde se desarrolla nuestra vida.
sacramento que da el Espíritu Santo
para enraizarnos más profundamente El tema de estudio debe ser abordado
en la filiación divina, incorporarnos en este sentido. Nosotros, los ENS,
más firmemente a Cristo, hacer más hemos leído muchos de los escritos
sólido nuestro vínculo con la Iglesia, del Padre Caffarel, pero tal vez debe-
asociarnos todavía más a su misión y ríamos ir más lejos en el conocimien-
ayudarnos a dar testimonio de la fe to de su teología. Precisamente por
cristiana por la palabra acompañada esta razón hemos querido trabajar
de las obras”. (CCC n.º 1316). Esta sobre este tema con la SR Francia-Lu-
gracia que recibimos de Dios es indi- xemburgo-Suiza, porque posee una
vidual. inmensa riqueza documental sobre la
obra de nuestro fundador en lo que
Cuando establecimos en el ERI la respecta a la realidad del matrimonio
Orientación Específica de Vida 2020- sacramental cristiano, que solo ha
2021 El matrimonio, sacramento de la cruzado tímidamente las fronteras y
misión y su tema de estudio asociado, que ahora tendremos el privilegio de
no pensamos en una interpretación conocer e integrar en nuestro proceso
literal que nos llevara a afirmar que de formación.
el matrimonio es estrictamente un
sacramento de la misión según una Cuando pensamos en la teología del
comprensión teológica tradicional. matrimonio, es imposible no pensar
A lo que queremos llegar desde el en la teología que viene de los escri-
punto de vista de los ENS y el pen- tos de nuestro fundador, que vio el
samiento de nuestro fundador es que matrimonio cristiano en la totalidad
un matrimonio que asume su reali- de su entidad sacramental con una
dad conyugal como un sacramento perspectiva misionera y un camino
de la Iglesia es una pareja que no solo de santidad, al que hoy la Iglesia y el
vive la conyugalidad en Cristo, sino movimiento nos llaman e invitan.
que se convierte en este signo visible
del amor de Dios. Es decir, su misión Desde que el cardenal Jean-Marie
está profundamente orientada hacia Lustiger calificara al Padre Caffarel
el testimonio y tiene un efecto trans- como un profeta del siglo XX, nos
formador que solo la pareja humana hemos acostumbrado a escuchar
puede realizar a partir de la especifi- muchas referencias similares sobre
cidad de su sacramento. No debemos él como profeta de nuestro tiempo,
E
l pensamiento del Padre Ca- amor de Dios en Cristo Jesús; ya no
ffarel, fundador de los Equipos decimos que somos «discípulos» y
de Nuestra Señora, es compa- «misioneros», sino que somos siem-
rable a una mina de diamantes pre «discípulos misioneros». (Papa
a cielo abierto. Al sumergir el espíritu Francisco. Evangelii gaudium n.º 120).
en ella, casi sin esfuerzo emergen a la
superficie ráfagas puras de luz. Se des- Frente a los desafíos de la nueva
cubren gemas talladas y pulidas por evangelización, el mandato del Papa
miles de horas de oración y medita- Francisco coincide asombrosamente
ción: sus intuiciones primigenias es- con las profundas intuiciones del Pa-
tán habitadas por una luz que nuestro dre Caffarel, en las que la experien-
fundador supo captar a través de las cia espiritual se abre a la misión: “Los
numerosas reflexiones intercambiadas hombres que oran son como las fibras
con tantas parejas santificadas por la que unen la rama rota al tronco: to-
gracia del matrimonio. Nos confor- davía dará flores y frutos...” (L’anneau
mamos con calzarles los anillos de oro d’Or -en adelante AO-, n.º 135-136,
de casados para revelar su grandeza. pág. 137). Y este impulso misionero
El lector se enfrenta al riesgo de que caracteriza tanto más profundamente
los textos le resulten algo llamativos o la fecundidad de la pareja que “Dios
demasiado densos: si al menos logra- se sirve de ella para realizar su gran
mos que el lector quiera conocer más Designio, que está al servicio de la
el pensamiento del Padre Caffarel, ha- unión de Cristo y de la Iglesia” (AO,
bremos alcanzado nuestro objetivo. n.º 111-112, p. 327).
muy similar a las diez proposiciones Concluyamos citando este texto: “Si
que publicó durante el Concilio en La los Equipos de Nuestra Señora no
misión apostólica del matrimonio y de son la cantera de hombres y mujeres
la familia (1961). dispuestos a asumir con valentía to-
das sus responsabilidades en la Igle-
ACTUALIDAD DEL TEMA sia y en la sociedad, pierden su razón
de ser”. (Cita del Padre Caffarel en La
¡Qué actual, entonces, es esta reno- misión del amor, p. 3-4).
vación espiritual trazada por el fun-
dador de los Equipos para el impulso El Padre Caffarel insistía mucho en
de la misión! Lo que queremos dar a la necesidad de preservar todo el sig-
conocer a los miembros del equipo nificado del término espiritualidad:
es la riqueza y la profundidad de esta es decir, evitando separar los actos
herencia: un resumen breve, denso y identificados como espirituales (como
tan fiel como sea posible a los escritos la oración y la vida interior) de nues-
del Padre Caffarel, la comparación tra cotidianeidad entendida como
con textos complementarios tomados un compromiso de vivir plenamente
de los escritos del Papa Francisco, nuestra vida de cristianos. “Donde-
junto con cuestiones para favorecer quiera que estemos, dondequiera que
la puesta en común del equipo. vivamos, en nuestra familia, casa, lugar
de trabajo, tiempo libre..., debemos se-
La exigencia presentada podría pa- guir el ejemplo de Cristo, y servir como
recer demasiado ambiciosa, incluso Él lo hizo”. (La misión del amor, p. 44).
utópica. Eso sería olvidar que la es-
piritualidad de los Equipos del Padre El término “discípulo-misionero” gra-
Caffarel es un impulso, un camino to al Papa Francisco se convierte así en
que exige un despliegue progresivo, el de “matrimonio-misionero”, el de
integrando las fuerzas y la madurez dos discípulos que viven plenamente
espiritual de cada matrimonio. en la santidad de su matrimonio.
cónyuges a una dimensión pentecostal que fructifica en “amor, alegría, paz, pa-
ciencia, afabilidad, bondad, lealtad, modestia, dominio de sí” (cf. Gal 5,22-23).
Creados a imagen de Dios, los cónyuges no solo reproducen en sus vidas los
caminos del Creador, sino que lo hacen presente y vivo; perfilando con sus vidas
un icono visible del don eterno del Padre al Hijo, del Hijo al Padre y de la efusión
del Espíritu Santo: están llenos de la Trinidad y la irradian desbordándose a los
demás en la misión.
Sellado por un pacto original y regenerado en Cristo, el amor de los cónyuges es
una de las misiones privilegiadas de las que se sirve Dios para realizar su gran
plan de salvación para el mundo. Está, como dice San Pablo, al servicio de la
unión de Cristo y la Iglesia.
• Un Equipo de Nuestra Señora es una escuela de vida cristiana.
• Un equipo de Nuestra Señora es un laboratorio de espiritualidad para el cris-
tiano casado.
• Un Equipo de Nuestra Señora es un centro de difusión de esta misma espiri-
tualidad.
• Un equipo de Nuestra Señora es un testimonio. (HC, Los fines del movimien-
to, 1952).
[Nota Bene -en adelante, NB-: el ma- vos caminos para que llegue a todos el
trimonio que dirige la reunión elige don de la belleza que no se apaga.
las preguntas que mejor se adaptan al
equipo. También puede reformularlas Tú, Virgen de la escucha y la contem-
o plantear otras.] plación, madre del amor, esposa de las
bodas eternas, intercede por la Iglesia,
de la cual eres el icono purísimo, para
E.- ORACIÓN LITÚRGICA que ella nunca se encierre ni se detenga
Papa Francisco: Evangelii gaudium. en su pasión por instaurar el Reino.
La oración mística no tiene por qué justificarse por su eficacia, y mucho menos
por su eficacia en la acción. Es de otro orden, misterioso, superior. Sin embargo,
los más grandes hombres de acción en el Reino de Dios han sido grandes místi-
cos. Nada es, pues, más falso y vano que enfrentar a los místicos y a los hombres
de acción, reservando para los primeros las altas formas de oración y para los
segundos las empresas apostólicas. (AO, n.º 91, p. 13).
TESTIMONIO DE UN EQUIPISTA
Me bautizaron al nacer. No recibí una educación religiosa, a diferencia de mi
esposa. Nos casamos ante el Señor. Para Suzanne, era un sacramento.
Para mí, era una forma de mostrarle mi amor.
Más tarde, Suzanne me ofreció asistir a una sesión familiar en Paray-le-Monial1.
Cortar nuestras vacaciones para mezclarnos con una horda de católicos celosos...
¡Poca cosa! Suzanne supo convencerme: “No tienes que hacer nada, ven a ver”.
Me apunté a un taller de padres. Un señor mayor empezó a hacernos reír an-
tes de decirme algo tan nuevo que rompí en lágrimas unos minutos después.
Simplemente hablaba del amor, del amor de los padres por sus hijos, de las di-
1
Municipio francés situado al sur de la antigua región de Borgoña, célebre por las apariciones de Cristo a Santa
Margarita María Alacoque, religiosa Salesa, en el siglo XVII, a partir de las cuales se extiende la devoción al Sagrado
Corazón de Jesús.
Si sois leales al amor, el amor os llevará muy lejos y muy alto; os descubrirá un
amor a Dios cada vez más profundo. (AO, n.º 84, p. 430)
que hacer, en las pruebas que hay que superar: cada cónyuge, enriquecido por los
carismas compartidos, ayuda al otro en el camino de la santidad. Por supuesto,
no se trata de copiarse mutuamente, sino de equilibrarse, estabilizarse y hacer
que florezcan. La convivencia da a los cónyuges un conocimiento concreto y
actualizado que ningún guía externo puede igualar.
Saldré victorioso si no me canso de dar. Una doble victoria, además: persiguien-
do sin descanso la realización del ser que amo avanzo infaliblemente hacia mi
propia perfección. (AO, n.º 27-28, p. 193).
TESTIMONIO DE UN EQUIPISTA
Recientemente estuve preparando el bautismo del primer hijo de Pierre y de
Sophie (nombres cambiados). Nos conocemos y me hablan de la preparación de
la ceremonia de su matrimonio religioso dos años atrás.
Sophie, bautizada, había recuperado felizmente la práctica de su fe después de
una adolescencia difícil. En cambio, Pierre es ateo, como toda su familia. Soy
testigo: su amor es conmovedor, lleno de escucha, delicada benevolencia, y un
profundo respeto por los demás en el reconocimiento de sus diferencias.
LA MISIÓN DE LA PALABRA
Vuestro hogar dará testimonio de Dios de un modo aún más explícito si consiste
en la unión de dos buscadores de Dios. (HC, Les END face à l’athéisme, 1970)
Convertido por el sacramento en instrumento de su gracia, el amor de los es-
posos luce en una comunidad crística que cobija a los hijos y en la que se juega
la redención de los corazones. Ofrece la primera proclamación del Evangelio
desde la más tierna infancia. En resumen, un verdadero ambiente santificador
2
Accesible online (30/04/2020) en: https://www.stmarys.ac.uk/research/centres/benedict-xvi/docs/2018-mar-
europe-young-people-report-eng.pdf A propósito de la práctica semanal en la iglesia de los jóvenes entre 16 y 29,
si en Francia es un 6%, en España es de un 8% (N. del T.).
vertirse en esta práctica viva que expresa el alma de una familia, la oración
debe ser meditada, premeditada, por el padre y la madre, o al menos por uno
de ellos. (…) Puede decirse, y de hecho debe decirse: la oración familiar vale lo
que vale la oración conyugal: brota viva y rica de la verdadera oración conyu-
gal. (…) No dudemos, pues, en afirmar que la oración conyugal, en un hogar
que ya practica la oración familiar, sigue siendo importante e indispensable.
(AO, n.º 98, pp. 141 a 143).
Dado que los siguientes textos del PAPA Francisco son importantes
pero largos, solo se incluyen extractos en este libro. Se recomienda
leer los párrafos mencionados en su totalidad.
LA HOSPITALIDAD CRISTIANA
Así como la gracia asume el amor de los cónyuges, dándole una amplitud y fuerza
renovadas, la hospitalidad cristiana infunde a esta hermosa virtud humana una
dimensión inédita. La familia, pequeña célula de la Iglesia, ofrece al huésped el
tesoro de las riquezas espirituales del hogar. A través de la caridad, Cristo habita
en el hogar. “Porque donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en
medio de ellos” (Mateo 18,20). Una bella emulación despierta la generosidad con
la que superarse a sí mismo en atenciones a todos los que están en la casa. Gestos
de amistad y delicadeza envuelven al huésped en la comunión con Dios sin que se
dé cuenta. La hospitalidad cristiana sacramentaliza la acogida y, si el huésped está
dispuesto, se sumerge en una dulce comunión, saborea algo de la ternura de Dios
vivida y acogida: “En esto conocerán todos que sois discípulos míos: si os amáis
unos a otros” (Juan 13,35). Frente a tantas heridas y divisiones que afligen a las
familias seculares de nuestros contemporáneos, ¡qué consolación y qué hermosa
esperanza para muchos, descubrir familias habitadas por el amor y la reconcilia-
ción vividas auténticamente! Descubren “que esta fuerza salvaje de la sexualidad
en nuestro mundo afrodisíaco está ahí, como domesticada y santificada”.
Por último, contentémonos con evocar las cualidades de esta hospitalidad cris-
tiana: la sencillez que da a presentir la fraternidad que nos une en Dios, la dis-
creta alegría que brota de la paz en Dios, la verdad lista para ser testimoniada.
“Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui
forastero y me hospedasteis” (Mateo 25, 35).
La participación en la oración familiar presenta un desafío especial, puesto que
es el secreto de esta fuente divina. Si la hospitalidad es uno de los secretos de la
fecundidad de las reuniones de equipo, ¿cómo no lamentar que muy raramente
incluyan la oración con los niños al caer la noche?
Se comprende así que para el Padre Caffarel la hospitalidad sea el apostolado es-
pecífico del matrimonio cristiano: “Hoy, como hace veinte siglos, los sacerdotes
no pueden prescindir de la ayuda de los hogares: el sacerdote es Cristo que sale
al encuentro de los hombres para dirigirles el mensaje del Señor; el hogar es la
Iglesia que acoge en su seno para proteger, alimentar y alegrar a aquellos a los
que la palabra misionera ha ganado para Dios” (AO, n.º 104, p. 99).
3
Del griego: κήρυγμα: proclamación, mensaje
Este término se utilizó para designar el contenido esencial de la fe en Jesucristo anunciada y transmitida a los no
creyentes por los primeros cristianos. Esta palabra sigue siendo utilizada hoy en día para evocar la proclamación
misionera del contenido esencial de la fe cristiana.
espiritualidad propia siendo al mismo tiempo una iglesia doméstica y una célula
vital para transformar el mundo.
Es preciso que, cuando vean un hogar cristiano, todos aquellos hombres y muje-
res que aspiran al amor humano entiendan que Cristo ha venido a salvar el amor,
y que le ha conferido una nueva grandeza y esplendor. (AO, n.º 111-112, p. 237)
208. Conviene encontrar además las maneras, a través de las familias misioneras,
de las propias familias de los novios y de diversos recursos pastorales, de ofrecer
una preparación remota que haga madurar el amor que se tienen, con un acom-
pañamiento cercano y testimonial.
211. Tanto la preparación inmediata como un acompañamiento más prolongado
deben asegurar que los novios no vean el matrimonio como el final del camino,
sino que asuman el matrimonio como una vocación que los lanza hacia adelante,
con la decisión firme y realista de atravesar juntos todas las pruebas y momentos
difíciles.
218. Por otra parte, quiero insistir en que un desafío de la pastoral matrimonial
es ayudar a descubrir que el matrimonio no puede entenderse como algo aca-
bado. La unión es real, es irrevocable, y ha sido confirmada y consagrada por el
sacramento del matrimonio.
QUIÉN ES MI PRÓJIMO
¿Qué destinatarios elegir para esta misión evangelizadora? “Todo hambriento
es el prójimo de quien tiene pan”. Portadores de la Palabra, los cónyuges tienen
la vocación de partirla y compartirla con los hambrientos. Por supuesto, con
los hijos, como habíamos mencionado. Pero, fuera de la familia, la escasez es
de una agudeza sin precedentes: “En otros tiempos, el ateísmo era un producto
de lujo; se ha convertido en una mercancía. El ateísmo se está expandiendo, no
hay duda de ello, un poco como una inundación que cubre regiones cada vez
más vastas y numerosas”. Y si objetamos que la misión es demasiado amplia y
que somos incapaces de hacerlo: “Estáis especialmente capacitados para cum-
plir esta misión precisamente porque sois hogares. Tenéis un carisma propio”.
El poder del amor de los esposos cristianos es comparable para el mundo ateo
a la teofanía de la Zarza Ardiente, que nunca se consume. El descubrimiento
del prójimo al que soy enviado debe ir acompañado de un impulso más vivo
que el sentido común o la salud espiritual: requiere “ese grano de locura evan-
gélica o, si lo preferís, esa generosidad e invenciones de amor que Cristo espera
de sus discípulos”.
En un último punto, el discernimiento de los compromisos misioneros fuera
del hogar debe hacerse de mutuo acuerdo entre los cónyuges, e incluso con los
hijos suficientemente mayores. Se correría un riesgo demasiado grande de que
el apostolado externo fuera la coartada para una huida y un menor compromi-
so con la misión primaria, que es la santidad de la familia. Básicamente, “las
actividades apostólicas y la intimidad conyugal compiten entre sí mientras no
se entienda que hay una estrecha interdependencia entre el amor conyugal y el
apostolado”. La sentada es el lugar ideal para que los cónyuges hagan examen y
operen este discernimiento.
Un dinamismo misionero
El hogar que se acerca con frecuencia al Evangelio no tardará en experimentar
lo que San Pablo: “Nos apremia el amor de Cristo”, me apremia a proclamar la
Buena Nueva a los demás, a compartir con ellos las riquezas espirituales de mi
vida con Cristo. Crece la preocupación por los demás, la hospitalidad se hace
más amplia y cálida. Y, poco a poco, todos los miembros de la familia se dan
cuenta de que lo que le hacen a los más pequeños, se lo hacen al mismo Cristo.
(AO, n.º 117-118, pp. 238-239)
(Dado que los siguientes textos del PAPA Francisco son importantes
pero largos, solo se incluyen extractos en este libro. Se recomienda
leer los párrafos mencionados en su totalidad.)
Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de
Dios.
87. Esta bienaventuranza nos hace pensar en las numerosas situaciones de gue-
rra que se repiten. Para nosotros es muy común ser agentes de enfrentamientos o
al menos de malentendidos. Por ejemplo, cuando escucho algo de alguien y voy
a otro y se lo digo; e incluso hago una segunda versión un poco más amplia y la
difundo. Y si logro hacer más daño, parece que me provoca mayor satisfacción.
El mundo de las habladurías, hecho por gente que se dedica a criticar y a des-
truir, no construye la paz. Esa gente más bien es enemiga de la paz y de ningún
modo bienaventurada.
88. Los pacíficos son fuente de paz, construyen paz y amistad social. A esos que
se ocupan de sembrar paz en todas partes, Jesús les hace una promesa hermosa:
«Ellos serán llamados hijos de Dios» (Mt 5,9). Él pedía a los discípulos que cuan-
do llegaran a un hogar dijeran: «Paz a esta casa» (Lc 10,5). La Palabra de Dios
exhorta a cada creyente para que busque la paz junto con todos (cf. 2 Tm 2,22),
porque «el fruto de la justicia se siembra en la paz para quienes trabajan por la
paz» (St 3,18). Y si en alguna ocasión en nuestra comunidad tenemos dudas
acerca de lo que hay que hacer, «procuremos lo que favorece la paz» (Rm 14,19)
porque la unidad es superior al conflicto.
Al animar estas veladas con un sacerdote y otro matrimonio, nuestro papel con-
siste en escuchar a los jóvenes, ayudarles a conocer sus talentos para ver cómo
servir al Señor, ayudarles a crecer en libertad en nuestro mundo y a comprender
mejor la posición de la Iglesia en los temas sociales actuales. Después de estos
tres años de servicio, hemos aprendido lo que importa:
• escuchar a los jóvenes y no hacer las cosas en vez de ellos;
• formarse en habilidades de escucha para acompañarlos también entre reu-
niones;
• ayudarles a encontrar un equilibrio ajustado entre su energía ilimitada para
servir y su formación académica y extracurricular;
• buscar a matrimonios jóvenes que les sirvan de mentores para que no tengan
la impresión de estar frente a sus padres;
• suscitar su encuentro con Cristo en una vida de oración y silencio, sin obsta-
culizar sus talentos musicales;
• formarlos para que respondan a temas candentes a debate en el patio del ins-
tituto o de la universidad. Este servicio a los jóvenes da una profunda alegría.
Su energía, su sentido del compromiso, sus interrogantes, su sed de compren-
sión, su vida interior nos edifican y desafían en nuestras propias convicciones
y vidas de fe. ¡Cuánto nos ha hecho crecer todo esto! ¡Qué hermosa es nuestra
juventud!
¡Señor, haznos siervos atentos y disponibles para saciar su sed!
amor sea efectivamente un don mutuo, siempre presente, pues no hay más don
fijo que una llama fija. Los cónyuges pueden incluso experimentar una ‘presen-
cia’ mutua, “más íntima, más profunda, más fuerte”, ya en el estado de viudez.
En el día del reencuentro eterno, se amarán con una perfección de amor insos-
pechada en la tierra, porque se conocerán completamente transparentes a ese
Dios que se ven cara a cara. Entonces la pareja, habiendo alcanzado su perfecta
realización, cumplirá plenamente su vocación: serán finalmente una perfecta
alabanza al Dios Creador que creó la unión del hombre y la mujer a su imagen,
y a Cristo Salvador que no solo los restauró después del pecado original, sino
que los hizo aún más admirables, la imagen y el sacramento de su unión con la
Iglesia. (« Compagnons d’éternité ? », Lettre des END, Déc. 1987, p. 12).
Pero eso no es todo: no se puede vivir el presente y el futuro con los ojos puestos
solo en el retrovisor. Elisabeth está aquí hoy como ayer: le hablo todos los días,
la invoco, le pido consejo para mi vida, mis compromisos, mis responsabilidades
familiares.
El lugar de esta reunión es la Eucaristía. Durante la misa, la mayoría de las veces
en esta iglesia donde somos feligreses desde hace 24 años, la encuentro de nuevo,
porque sé que está con el Señor que se hace presente en el altar.
Y es a ella, desde que enfermó, a quien debo esta práctica casi diaria que necesito
y a la que intento permanecer fiel desde que ella ya no está (y aunque mis ora-
ciones por su curación no tuvieron respuesta). En primer lugar, rezo para que
si, por casualidad, pero no lo creo, no estuviera aún en la plena luz de Cristo, la
alcance muy pronto.
Entonces le confío muchas personas y situaciones.
En primer lugar, le pido que proteja e ilumine a nuestros hijos, yernos, nueras y
nietos, especialmente a los que no conoció aquí en la tierra, y a los que están por
nacer. También le pido que interceda ante Nuestra Señora por este o aquel, ya sea
para que el Señor lo acoja en el Cielo o para que la guíe en la tierra.
¡La Comunión de los Santos existe de verdad!
Elisabeth, la buena consejera, ya en vida y sobre todo en los últimos meses de su
enfermedad, me había impresionado por su lucidez, la seguridad y la amabilidad
de los consejos que daba a la familia o a tal o cual amigo que se lo pedía, pensan-
do primero en los demás.
No me rebelé contra su muerte (ahora bien, sí contra su enfermedad). Sabíamos
que su peregrinación por esta tierra estaba llegando a su fin y que me quedaría
solo in hac lacrimarum valle (en este valle de lágrimas, del Salve Regina): Señor,
hágase tu voluntad (en ese momento es difícil de decir, pero...). Nos amamos aún
más durante aquellos últimos meses y es este mismo amor el que aún nos une
hoy, porque creo que ella también me ama.
Al principio me decía a mí mismo: No envejeceremos juntos.
1.- OBJETIVO
Nuestra vida de equipo nos ayuda a ser misioneros por la ayuda que proporciona
a nuestra vida espiritual (solo podemos transmitir lo que vivimos auténticamen-
te) y a nuestra misión para con nuestro cónyuge. Es el lugar de nuestra misión
para con los otros miembros del equipo y nuestro apoyo en nuestra misión en el
mundo. Por eso es importante hacer un balance anual de la vitalidad de nuestro
equipo.
La reunión balance es un momento especial de puesta en común y ayuda mutua
para vivir en una atmósfera de oración, verdad y comunión. Con espíritu de ca-
ridad, se invita a cada cual a evaluar su trayectoria personal y de pareja, así como
la situación del equipo, evocando sus dificultades y alegrías, con el fin de deter-
minar los aspectos que se deben ser reforzar, preservar o, en su caso, corregir.
“(...) Lo esencial es buscar la voluntad de Dios para el matrimonio y el equipo y
discernir su llamada a vivir más auténticamente el amor de ágape que es el alma
de toda comunidad cristiana”.
La preparación previa por escrito puede ayudaros a profundizar vuestra re-
flexión, así como enriquecer la evaluación de vuestro equipo. Os guiará la revi-
sión de las actas de la reunión balance del año pasado. Puede que no todas las
cuestiones propuestas se exploren en profundidad. Os sugerimos que os ocupéis
de las que os parezcan más relevantes para vosotros y para vuestro equipo. Para
poner nuestra evaluación bajo la mirada del Señor, comenzaremos nuestro en-
cuentro en oración.
Fuente: Zenit- comentario sobre las lecturas del 15º Domingo del Tiempo Ordi-
nario, Año A, 13 de julio de 2014, Mons. Francesco Follo.
La parábola del sembrador habla primero de Jesús, nuestro Redentor, que quiere
presentar su misión y el significado de su presencia entre nosotros usando la
comparación del sembrador.
En un pasaje anterior al que se propone hoy, el evangelista San Mateo escribe:
“Jesús recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando en sus sinagogas, pro-
clamando el evangelio del Reino y curando toda enfermedad y toda dolencia”
(9,35). Jesús, por lo tanto, se ve a sí mismo como una persona que es enviada “a
proclamar el Evangelio del Reino”. Cuando Jesús comienza su actividad pública
se atribuye un texto del profeta Isaías que dice: “El Espíritu del Señor está sobre
mí. Me ha enviado a evangelizar a los pobres. a proclamar el año de gracia del
Señor” (Lc 4, 17-19). Jesús afirma que estas palabras proféticas se cumplen en Él:
fue enviado “para evangelizar”, para “proclamar un año de gracia”. El significa-
do profundo de esta “parábola autobiográfica” (Benedicto XVI) es éste: como el
sembrador que salió a sembrar la semilla, Jesús sale de la casa de Nazaret para
sembrar en todos la Buena Nueva, el alegre mensaje de Dios que salva a la hu-
manidad.
Cuando el Papa Francisco habla de una Iglesia en salida (Exhortación post-sino-
dal Evangelii gaudium, 24) se inspira en el sembrador que, sin ceder a la fatiga,
viaja por todo el mundo a los lugares de sus fragilidades y bajezas, sus debilida-
des y contradicciones, incluso al lugar de la blasfemia contra Él. El Sembrador
nunca deja de lanzar la buena semilla. Tenemos la impresión de que arroja su
grano al azar, pero creo que hoy podemos interpretar esta forma de sembrar
como una enseñanza de Jesús sobre cómo ser misioneros. La misión no es una
cuestión de estrategias o de una actividad particular que se añada al tejido de
nuestra existencia diaria. Se trata sobre todo de llevar una palabra cargada de
una Presencia y alimentada cada día por una experiencia de fraternidad, que
vuelve a proponer a cada individuo, cada día, las preguntas: “¿quién soy?, ¿de
dónde vengo?” Pero, sobre todo: “¿a dónde voy y por qué?” (…).
La parábola de este sembrador, que es el Señor, que siembra en abundancia, nos
ayuda a crecer en conciencia y compromiso para aceptar la Palabra de Dios y
hacerla fructificar. Hay tantos riesgos y tantas situaciones en las que la Palabra
de Dios no da fruto, no por la inacción de Dios, que no podría ser más activo
en su acción, sino por nuestras distracciones, nuestra superficialidad, nuestras
tentaciones. Así que el sembrador Jesús esparce su semilla por todas partes, se
podría decir que “desperdiciándola”, no descarta ninguna tierra, estimando que
toda tierra es digna de confianza y atención. Así, la Iglesia, a través de los obis-
pos, sacerdotes y todos los fieles, debe ofrecer la Palabra a todos y debe hacerlo
sin escatimar esfuerzos.
Esta es la vocación de todo cristiano. Todos somos sembradores de la Palabra,
desde el Papa hasta el último bautizado. No todos estamos al mismo nivel y con
las mismas responsabilidades, pero todos somos sembradores encargados de lle-
var la Palabra al mundo, sabiendo que la Palabra es nuestra vida más incluso que
nuestra voz.
Cada mañana, todo cristiano debe salir de casa para ganar lo suficiente con lo
que mantenerse materialmente, pero también espiritualmente, “saliendo a sem-
brar a Cristo, el grano que se convierte en Pan”, sin desanimarse si una parte del
grano cae en una tierra que no es buena. (…)”.
En nuestras reuniones
C.- PUESTA EN COMÚN
• ¿Cómo la preparamos: por escrito?
Seremos breves en la puesta en común ¿Con el consiliario o el acompañante?
de nuestra actualidad, para centrarnos • Puesta en común: ¿hemos tenido
en la evaluación de la vida de nuestro cuidado de prepararla antes de la reu-
equipo (la puesta en común y el tema nión para ser concisos relatando 2 o 3
son objeto de una evaluación particu- eventos importantes? ¿Estos eventos
lar): alimentaron nuestra oración? ¿Nues-
tro equipo se benefició de ellos?
Formar equipo
• ¿Cómo vivimos el tiempo de ora-
“Un Equipo de Nuestra Señora no es ción en equipo? ¿Qué importancia
una simple comunidad humana, se re- le damos?
úne ‘en nombre de Cristo’ y quiere ayu- • ¿Qué lugar dan los matrimonios de
dar a sus miembros a progresar en el nuestro equipo al consiliario o al
amor de Dios y en el amor al prójimo...” acompañante?
(Carta fundacional de los Equipos de • ¿Cómo vive el consiliario o el acom-
Nuestra Señora, 1947). pañante su papel en el equipo?
• ¿Ha progresado nuestro equipo en • ¿Qué vínculos tenemos con el movi-
escucha, respeto de los puntos de miento? ¿Qué lugar le hemos dado a
vista, apoyo y estímulo? ¿Todos han nuestro matrimonio enlace? Concre-
sido capaces de encontrar su lugar y tamente, ¿nos hemos dejado interpe-
de expresarse en su justa medida? lar por la Carta, la página Web, los
• Identifiquemos si atravesamos si- boletines de noticias o las reuniones
tuaciones particulares o difíciles en de sector, región o súper región para
el equipo, o entre sus miembros. progresar en nuestra fe? En vista de
• ¿Realizamos nuestra puesta en co- todo lo que nos aporta el movimien-
L’Anneau d’Or, numéro spécial 117-118, « Le mariage, route vers Dieu », mai-
août 1964.
HC
Les Équipes Notre-Dame face à l’athéisme. Henri Caffarel, Les Équipes Notre-
Dame. Essor et mission des couples chrétiens, Paris, Équipes Notre-Dame,
1988.
La misión del amor. Id a todo el mundo: Tema de estudio del curso 2017-2018.