Sentencia T-652/13

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Sentencia T-652/13

DERECHO FUNDAMENTAL AL AGUA POTABLE-Naturaleza

En el ordenamiento colombiano el derecho al agua es considerado un


derecho fundamental, el cual, al igual que otros derechos fundamentales,
se manifiesta a través de diversos contenidos, lo que implica la
existencia de diversas formas de garantizarlo. Para hacer claridad sobre
el concepto y alcance del derecho en cuestión se reiterará en esta
ocasión la jurisprudencia constitucional al respecto. El agua en el
ordenamiento jurídico colombiano tiene una doble connotación pues se
erige como un derecho fundamental y como un servicio público. En este
sentido, todas las personas deben tener la posibilidad de acceder al
servicio de acueducto en condiciones de cantidad y calidad suficiente y
al Estado le corresponde organizar, dirigir, reglamentar y garantizar su
prestación de conformidad con los principios de eficiencia,
universalidad y solidaridad. La relación de esta faceta de servicio
público con aspectos esenciales del Estado social de derecho fue
reconocida por la Constitución.

DERECHO FUNDAMENTAL AL AGUA-Obligaciones del


Estado para garantizar disponibilidad, accesibilidad y calidad del
servicio de agua/DERECHO AL CONSUMO DE AGUA
POTABLE-Línea jurisprudencial sobre el rango de fundamental

El derecho al agua apta para el consumo humano es un derecho de


naturaleza fundamental en el ordenamiento jurídico colombiano, uno de
cuyos contenidos esenciales se manifiesta en la necesidad de asegurar la
calidad del agua que se utiliza para el consumo humano, sea que esta se
tome de pozos subterráneos o de aguas superficiales.

RECURSOS HIDRICOS Y FUENTES DE AGUA-Protección en


la legislación colombiana
RECURSOS HIDRICOS Y FUENTES DE AGUA-Exigencia de
licencia ambiental para cualquier actividad o industria que pueda
causar deterioro a los recursos renovables o al medio ambiente

LICENCIA AMBIENTAL-Concepto/LICENCIA AMBIENTAL-


Finalidad

La licencia ambiental es la autorización para desarrollar un proyecto o


una obra que impactará el medio ambiente, razón por la que la misma
debe ser el producto de un riguroso estudio, en el que se tomen en cuenta
las consecuencias que pueden producirse y, por consiguiente, se adopten
las medidas necesarias para evitar la causación de daños que tengan
efectos irreparables para el medio ambiente en tanto bien colectivo, así
como para los derechos fundamentales que se derivan del uso y disfrute
del mismo, como el derecho fundamental al agua, a la salud e, incluso, a
la vida en condiciones dignas. Por esta razón la concesión de una
licencia no finaliza el proceso de protección del ambiente respecto de
una obra o un proyecto que lo pueda afectar; a partir de la concesión de
la misma debe examinarse el cumplimiento de los requisitos y
condiciones en ella previstos, por cuanto de esto depende que
verdaderamente se alcance el objetivo propuesto, cual es la efectiva
protección del entorno en que la actividad tiene lugar.

LICENCIA AMBIENTAL-Concesión, suspensión y revocación


reguladas en la ley 99 de 1993

DERECHO AL AGUA POTABLE-Vulneración por Ecopetrol al


construir plataforma exploratoria que se encuentra ubicada aguas
arriba respecto del acueducto de la vereda, constituyéndose en
amenaza de acceso al agua en condiciones aptas para el consumo

PRINCIPIO DE PREVENCION AMBIENTAL Y DERECHO


AL CONSUMO DE AGUA POTABLE-Caso en que Ecopetrol
incumplió requisitos de licencia ambiental, al construir a menos de
100 mts. de acueducto plataforma exploratoria, afectando acceso al
agua en condiciones aptas para el consumo

En materia de riesgos al medio ambiente, más cuando éstos pueden


acarrear repercusiones a derechos fundamentales, tiene total aplicación
el principio de prevención en materia ambiental, el cual es uno de los
contenidos derivados de los artículos 8º, 79 y 95 numeral 8 de la
Constitución, que, además, ha sido reconocido y aplicado por la
2
jurisprudencia constitucional como parámetro para la concesión de las
licencias ambientales, así como del cumplimiento de las condiciones por
ella establecidas una vez se han iniciado las actividades autorizadas.
Adicionalmente, la opción de esperar la ocurrencia del daño para,
posteriormente, corregir es una solución que se aprecia como
individualista e insensible respecto de la carga que comportaría para
los habitantes de la vereda, los cuales, de afectarse negativamente la
fuente de la cual toma sus aguas el acueducto que les surte de agua
potable, estarían privados de un derecho fundamental de tal valía e
importancia –acceso a agua apta para el consumo humano- que verían
modificadas sensiblemente sus condiciones de vida, tal vez de forma
irreversible o, por lo menos, por un largo tiempo. Este análisis deja ver
lo desproporcionado que resulta optar por la solución que sugiere
esperar a la ocurrencia del daño para ejercer una protección respecto
del derecho fundamental y, por el contrario, reafirma la certeza respecto
que una protección sustancial que implique contenidos de justicia
material no puede pretender nada distinto a hacer que cese una
amenaza de tales proporciones sobre el derecho al acceso de agua en
condiciones aptas para el consumo humano de los habitantes de la
vereda.

DERECHO AL CONSUMO DE AGUA POTABLE-Orden a


Ecopetrol suspender actividades tendientes a la construcción u
operación de plataforma exploratoria, hasta que la autoridad
ambiental determine condiciones respecto de las zonas de recarga
hídrica para no afectación de acceso al agua en condiciones aptas
para el consumo

Referencia: expediente T-3928448

Acción de tutela instaurada por Dora


Marlén Arévalo Espinosa contra
Ecopetrol S.A.

Magistrado Ponente:
ALBERTO ROJAS RÍOS

3
Bogotá D.C., diecisiete (17) de septiembre de dos mil trece (2013).

La Sala Octava de Revisión de la Corte Constitucional integrada por los


Magistrados Luis Ernesto Vargas Silva, María Victoria Calle Correa y
Alberto Rojas Ríos, quien la preside, en ejercicio de sus competencias
constitucionales y legales, específicamente las previstas en los artículos
86 y 241 numeral 9º de la Constitución Política y en los artículos 33 y
siguientes del Decreto 2591 de 1991, ha proferido la siguiente

SENTENCIA

Dentro del proceso de revisión de la providencia adoptada el 26 de


febrero de 2013, por el Juzgado Penal del Circuito de Acacías –Meta-.

I. ANTECEDENTES

El pasado 29 de noviembre de 2012, la ciudadana Dora Marlén Arévalo


Espinosa interpuso acción de tutela, en nombre propio y en
representación de su hija, por medio de la que solicitó el amparo de sus
derechos fundamentales a la vida y a la salud, los cuales, según su
opinión son amenazados por Ecopetrol S.A. mediante la construcción de
la plataforma exploratoria Lorito 1 y de su vía de acceso.

De acuerdo con la solicitud de tutela y las pruebas obrantes en el


expediente, la accionante sustenta su pretensión en los siguientes

1. Hechos

1.1. La accionante es residente de la vereda Humadea, que pertenece al


municipio de Guamal, Meta.

1.2. El acueducto de la vereda, provee de agua a las 350 personas que


allí habitan. Para su funcionamiento, el acueducto de la vereda se
sirve del río Humadea, en un punto ubicado aproximadamente a
2.5 kilómetros aguas abajo respecto de donde se construye la
plataforma exploratoria.

4
1.3. En el marco del proyecto petrolero denominado “Área de
Perforación Exploratoria CPO-9”, localizado en jurisdicción de los
municipios de Acacías, Castilla la Nueva, Guamal y San Martín en
el Departamento del Meta, Ecopetrol S.A. se encuentra
construyendo una plataforma de exploración petrolífera que se
denomina Lorito 1. Ésta corresponde a la primera de cinco
plataformas exploratorias que se proyecta realizar dentro de la
zona de exploración -hoja 28 de la Resolución 466 de 15 de junio
de 2012 - CD “Licencia CP09”1-.

1.4. Dicha plataforma se ubica dentro de la zona autorizada para


exploración petrolífera por la licencia ambiental contenida en las
Resoluciones 331 de 15 de mayo de 2012 y 466 de 15 junio de
2012 emitidas por la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales
–en adelante referida como ANLA-, cuyos términos, condiciones,
restricciones y exigencias constituyen el fundamento jurídico de la
labor exploratoria que realiza Ecopetrol S.A. en la zona.

1.5. La accionante aduce que Ecopetrol S.A. no tuvo en cuenta la


bocatoma del acueducto de la vereda Humadea en su estudio de
impacto ambiental y, por consiguiente, en el proceso de concesión
de la licencia ambiental no se valoraron las posibles afecciones del
acueducto veredal en virtud de la exploración realizada por
Ecopetrol S.A.. Así mismo, que la plataforma exploratoria estaría
afectando un área de recarga de acuíferos utilizados para consumo
humano, lo que confirmarían conceptos técnicos que pide se
alleguen al proceso.

1.6. Al presente proceso de tutela fue vinculada la Corporación para el


Desarrollo Sostenible del Área de Manejo Especial La Macarena –
en adelante CORMACARENA-, que en concepto proferido el 21
de noviembre de 2012 –fecha posterior a la concesión de la
licencia ambiental-, señaló que la plataforma Lorito 1 fue
construida desatendiendo las restricciones establecidas en la
licencia ambiental otorgada a Ecopetrol S.A. por la ANLA, puesto
que se ubica a 50 metros de una zona de recarga hídrica del río
Humadea, y la distancia mínima exigida es de 100 metros, de
acuerdo con el artículo 3 de la Resolución 331 de 2012 -hoja 92 –
1 Como parte de las pruebas aportadas figuran en el expediente 3 discos compactos con información
relativa al proceso de licenciamiento ambiental llevado a cabo por Ecopetrol S.A.. Dentro de la
información contenida en estos discos se cuenta la licencia ambiental para realizar labores
exploratorias concedida a Ecopetrol S.A.; por esta razón las referencias que a las resoluciones 331 de
15 de mayo de 2012 y 466 de 15 de junio de 2012 remitirán al disco compacto “Licencia CP09” y a un
número de hoja dentro del cuerpo de las resoluciones.
5
CD “Licencia CPO9”-. Este límite también aplica para la
construcción de vías, tal como lo establece el numeral 3.2. de la
mencionada disposición, que figura a hoja 97 de la Resolución
(CD “Licencia CPO9”) –folios 75 y ss2-.

1.7. Este dictamen fue ratificado en concepto técnico emitido por la


Gerencia Ambiental del Meta –que figura a folios 179 a 190-, en el
que se afirma que la plataforma Lorito 1 fue construida en un área
de influencia directa de la cuenca abastecedora de los acueductos
por gravedad del municipio de Castilla y de la vereda Humadea,
por lo que se recomienda cambiar la ubicación -folio 190-.

1.8. En documento de 04 de enero de 2013 la Defensoría del Pueblo,


con motivo de las reiteradas denuncias de los habitantes de los
municipios de Guamal y Castilla en el Departamento del Meta,
solicitó se evaluara la situación denunciada por la Comunidad del
sector de influencia del proyecto respecto de la ubicación de la
plataforma Lorito 1 aguas arriba del acueducto de Humadea. –
folio 163-

Son estos los hechos que se encuentran demostrados en el


expediente que ahora resuelve la Sala.

2. Solicitud de Tutela

Con fundamento en los hechos narrados, la accionante solicita el amparo


de los derechos fundamentales a la salud y a la vida de ella y su hija
menor de edad; y se ordene “suspender cualquier tipo de industria de
exploración petrolera en el área de la cuenca ubicada aguas arriba de la
bocatoma del acueducto por gravedad de la vereda Humadea”.

3. Respuesta de Ecopetrol S.A.

Rafael Gilberto Manrique, en su calidad de apoderado general de


Ecopetrol S.A., contestó la acción de tutela con fundamento en las
siguientes consideraciones:

3.1. Afirma que la licencia ambiental otorgada por la ANLA estableció


como áreas de exclusión del proyecto:

2 En adelante, a menos que se especifique algo diferente, los folios mencionados deben entenderse
pertenecientes al cuaderno principal.
6
i) una distancia de 70 metros a bocatomas de acueductos con
estructura de concreto;
ii) una distancia de 30 metros a bocatomas de acueductos sin
estructura de concreto;
iii) una distancia de 50 metros a acueductos municipales y
veredales enterrados;
iv) una distancia de 200 metros para fuentes hídricas de primer
orden;
v) 100 metros para fuentes hídricas de segundo orden;
vi) 50 metros para fuentes hídricas de tercer orden.

3.2. Explica que la ubicación de la plataforma Lorito 1 atiende las


restricciones impuestas por la licencia ambiental en relación con los
acueductos. Señala que, en efecto, el acueducto más cercano a la
plataforma –el acueducto de Castilla- se encuentra aguas arriba a
una distancia de 553,62 metros, y el desarenador a 162,11 metros.
Manifiesta que el Acueducto de la Humadea se encuentra aguas
abajo a 2.25 kilómetros de la plataforma –folio 32-.

3.3. En cuanto a las zonas de preservación para fuentes hídricas, señala


que de conformidad con la Resolución 0577 de 2010, el río
Humadea corresponde a una fuente hídrica de segundo orden, de
manera que la distancia a la plataforma debe ser mínimo de 100
metros según lo establece la licencia ambiental. Afirma que “esta
zona de preservación corresponde a una restricción mayor en la
cual se deben aplicar medidas de manejo especiales para mitigar,
minimizar y controlar los impactos ambientales, en ese orden,
Ecopetrol S.A. ha implementado durante la etapa de obras civiles
de la plataforma métodos constructivos” –folio 29-.

3.4. Señala que contrario a lo aducido por la accionante, durante el


trámite de la licencia ambiental, la ANLA requirió a Ecopetrol S.A.
para que presentara información adicional sobre todas las bocatomas
de acueductos veredales de la zona, y dando respuesta a este
requerimiento, realizó un inventario de todas las fuentes de agua y
de las bocatomas de los acueductos de las veredas pertenecientes al
área de perforación exploratoria CPO-09. Indica que se incluyó la
ficha de la bocatoma vereda de Humadea –folio 31-.

3.5. Aduce que no es cierto lo afirmado por la accionante en el sentido


de indicar que cualquier tipo de contingencia podría afectar a la
bocatoma del acueducto, pues Ecopetrol S.A. cuenta con un plan de

7
contingencia, con la organización, los recursos, las acciones y
medidas preventivas para la atención de emergencias y minimizar
los daños ambientales –folio 33-.

4. Vinculación de la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales –


ANLA-

Por medio de oficio de 11 de enero de 2013, el Juez Promiscuo


Municipal de Guamal –Meta- ordenó vincular a la ANLA como tercera
con interés jurídico en el proceso y concedió dos días para que se
pronunciara sobre los hechos manifestados por la accionante –folio 112-.

En comunicación del Secretario del Juzgado en mención se informa


sobre el cumplimiento de la orden de vinculación de la ANLA.

5. Decisiones judiciales objeto de revisión

5.1. Sentencia de primera instancia

Mediante Sentencia del 15 de enero de 2013, el Juzgado Promiscuo


Municipal de Guamal (Meta) negó el amparo de los derechos de la
accionante, al no encontrar respaldo probatorio en sus afirmaciones. No
advierte amenaza o peligro que pueda poner en riesgo su vida o salud,
pues sus alegaciones se basan en suposiciones.

Afirmó que si bien en el desarrollo de este proyecto de exploración


petrolera pueden presentarse emergencias, existe el plan de contingencia
para contrarrestar las posibles afectaciones a la vida y al medioambiente,
cumpliéndose con las exigencias de la licencia ambiental otorgada a
Ecopetrol S.A. Igualmente indica que, contrario a lo alegado por la
accionante, la licencia ambiental sí tuvo en cuenta la bocatoma del
acueducto de la vereda Humadea.

Finalmente, señaló que la acción de tutela no cumple con el requisito de


subsidiaredad, en la medida que el proyecto de exploración inició en el
año 2010 y desde entonces tanto la actora como toda la comunidad
tuvieron conocimiento del mismo, sin que en ese momento se hayan
opuesto a su desarrollo, ni tampoco lo hicieron frente a la licencia
ambiental.
8
5.2.Impugnación

La accionante impugnó la sentencia de primera instancia, aduciendo que


el núcleo de la acción de tutela es la amenaza de afectación a los
derechos fundamentales a la salud y a la vida, por la indebida ubicación
del proyecto petrolero, de manera que se trata de un mecanismo
transitorio para evitar la ocurrencia de un perjuicio irremediable.

Señaló además que el juez de primera instancia omitió estudiar los


conceptos técnicos de CORMACARENA y la Defensoría del Pueblo.

5.3.Sentencia de segunda instancia

El Juzgado Penal del Circuito de Acacías, mediante sentencia de 26 de


febrero de 2013, confirmó la sentencia de primera instancia al concluir
que el medio de defensa judicial idóneo en este caso es la acción popular.

Explicó que la acción popular es el medio procedente, en la medida que


la actora expone la problemática desde un contexto que involucra no solo
a la comunidad de la vereda Humadea, sino a los municipios de Guamal
y Castilla La Nueva, entre otros. Advirtió además que sus pretensiones se
centran en solicitar la suspensión de cualquier exploración petrolera en el
área donde se encuentra la bocatoma del acueducto de Humadea, sin que
se haya acreditado la vulneración o amenaza de sus derechos
fundamentales.

Concluyó que en la medida que el asunto involucra a toda la comunidad


de la zona del proyecto, la acción popular es el mecanismo idóneo para
resolver si en efecto se está incumpliendo la normativa aplicable al caso
y se están vulnerando esta clase de derechos. Señala que la acción de
tutela tampoco es procedente en este caso como mecanismo transitorio,
pues la accionante no demostró la amenaza de un perjuicio irremediable.

6. Pruebas relevantes obrantes en el expediente

6.1. Constancia suscrita por el Presidente de la Junta de Acción


Comunal de Humadea, mediante la cual certifica que la accionante vive
en esa vereda. -folio 6-

9
6.2. Concepto Técnico No. PM G.A. 3.44.12 de 21 de noviembre de
2012, emitido por la Corporación Autónoma de La Macarena –
CORMACARENA. -folio 70-

6.3. Concepto Técnico No. 01 de 2012 emitido por la Gerencia


Ambiental del Meta. -folio 179-

6.4. Escrito suscrito por el Defensor del Pueblo del Meta el 4 de enero
de 2013. -folio 154-

II. CONSIDERACIONES Y FUNDAMENTOS

1. Competencia

1.- Esta Corte es competente para revisar el presente fallo de tutela de


conformidad con lo previsto en los artículos 86 y 241 de la Constitución
Nacional, el Decreto 2591 de 1991 y las demás disposiciones pertinentes.

2. Problema jurídico

En el presente caso, la accionante señala que la construcción de la


plataforma exploratoria Lorito 1, en cuanto se encuentra ubicada aguas
arriba respecto del acueducto de la vereda Humadea –lugar donde reside
la tutelante-, representa un riesgo para la vida y la salud, tanto de ella
como de su hija menor. Por esta razón interpuso tutela contra Ecopetrol
S.A.. La accionante apoya su acusación en conceptos rendidos por
CORMACARENA y por la Gerencia Ambiental del Departamento del
Meta, en los que se señala que la construcción de la plataforma Lorito 1
se realizó sin respetar la distancia requerida respecto de una zona de
recarga hídrica del río Humadea, el cual es la fuente hídrica de la que,
aguas abajo respecto de la plataforma, se sirve el acueducto de la vereda
en que habita la señora Arévalo Espinosa.

Por su parte Ecopetrol S.A., en respuesta a la acción en su contra


interpuesta, negó la amenaza o vulneración de derecho fundamental
alguno. Manifestó que sus operaciones han seguido las exigencias
establecidas por la licencia ambiental concedida por el ANLA y que, por
consiguiente, no ha habido lugar a una afectación indebida del medio

10
ambiente. Adicionalmente, señaló que su plan de contingencia le permite
responder de manera efectiva a cualquier emergencia que se presente,
minimizando así los riesgos derivados de su labor exploratoria.

Siendo esta la situación, la Sala deberá determinar si de las pruebas


aportadas al expediente se demuestra la existencia de una amenaza o
vulneración de los derechos fundamentales al agua, a la salud y a la vida
de la accionante, de su hija y, obviamente, de los demás habitantes de la
vereda Humadea a los que el acueducto veredal presta el servicio.
Amenaza o vulneración que surgiría en virtud del lugar escogido por
Ecopetrol S.A. para llevar a cabo la construcción de la plataforma
exploratoria Lorito 1.

Para dar respuesta al problema planteado, la Sala recordará los


contenidos relevantes del derecho fundamental al agua y la protección
que nuestro ordenamiento prevé para las fuentes hídricas, explicará el
contenido relevante de la licencia ambiental concedida a Ecopetrol S.A.
para desarrollar labores exploratorias en la zona PC – 09 y, finalmente,
dará respuesta al caso planteado.

3. CONSIDERACIONES DE LA CORTE

3.1. Derecho fundamental al Agua

En el ordenamiento colombiano el derecho al agua es considerado un


derecho fundamental, el cual, al igual que otros derechos fundamentales,
se manifiesta a través de diversos contenidos, lo que implica la existencia
de diversas formas de garantizarlo. Para hacer claridad sobre el concepto
y alcance del derecho en cuestión se reiterará en esta ocasión la
jurisprudencia constitucional al respecto.

El agua en el ordenamiento jurídico colombiano tiene una doble


connotación pues se erige como un derecho fundamental y como un
servicio público. En este sentido, todas las personas deben tener la
posibilidad de acceder al servicio de acueducto en condiciones de
cantidad y calidad suficiente y al Estado le corresponde organizar, dirigir,
reglamentar y garantizar su prestación de conformidad con los principios
de eficiencia, universalidad y solidaridad. La relación de esta faceta de
11
servicio público con aspectos esenciales del Estado social de derecho fue
reconocida por la Constitución, que en el artículo 365 manifestó “Los
servicios públicos son inherentes a la finalidad social del Estado. Es
deber del Estado asegurar su prestación eficiente a todos los habitantes
del territorio nacional”.

De otro lado, el agua es considerada un derecho fundamental y se define,


de acuerdo con lo establecido por el Comité de Derechos Económicos,
Sociales y Culturales, como “el derecho de todos de disponer de agua
suficiente, salubre, aceptable, accesible y asequible para el uso personal
o domestico”3. Carácter fundamental del derecho al agua que ha sido
confirmado desde el inicio de la jurisprudencia de la Corte
Constitucional, que en las sentencias T-578 de 1992, T- 140 de 1994 y T-
207 de 1995 manifestó: “el agua constituye fuente de vida y la falta del
servicio atenta directamente con el derecho fundamental a la vida de las
personas. Así pues, el servicio público domiciliario de acueducto y
alcantarillado en tanto que afecte la vida de las personas, salubridad
pública o salud, es un derecho constitucional fundamental y como tal
debe ser objeto de protección a través de la acción de tutela” –negrilla
ausente de texto original-.

En tanto el derecho al agua tiene carácter de derecho fundamental, son


diversas las garantías que del mismo se desprenden para su efectivo goce
por parte de los habitantes del territorio de un Estado. De forma
correlativa, las garantías que conforman el contenido del derecho de
acceso al agua potable implican a su vez obligaciones de distinto tipo
para el Estado, las cuales han sido desarrolladas por parte de la
jurisprudencia de la Corte Constitucional. Muestra de ello es la sentencia
T-740 de 2011, que estableció

Respecto del contenido obligacional del derecho al agua,


como el de todos los derechos humanos, el Comité de
Derechos Económicos, Sociales y Culturales ha sostenido
que: “existen tres tipos de obligaciones: “respetar”,
“proteger” y cumplir” […]. A su vez, este ultimo deber

3 Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, Observación General No. 15.


12
relacionado con “hacer efectivo” el derecho se subdivide en
tres: facilitar proporcionar y promover”.4

La obligación de respetar implica el deber por parte del


Estado de abstenerse de interferir, obstaculizar, o impedir el
ejercicio de cualquier derecho, es decir que este ente “no
adopte medidas que impidan el acceso a los derechos o
menoscaben el disfrute de los mismos”5 .

De esta manera, la obligación de respeto en lo que respecta al


derecho al agua se configura como un deber de abstención
por parte del Estado, con el objetivo de que el Estado se
abstenga de injerir directa o indirectamente de manera
negativa en el disfrute del derecho a disponer de agua
potable. Lo que significa evitar medidas que obstaculicen o
impidan la libertad de acción y el uso de los recursos propios
de cada individuo, así como de grupos o colectividades que
buscan satisfacer sus necesidades básicas, concretamente en
el goce del derecho al agua potable

Así las cosas, dicha obligación prohíbe al Estado o a quien


obre en su nombre: (i) toda práctica o actividades que
deniegue o restrinja el acceso al agua potable en condiciones
de igualdad; (ii) inmiscuirse arbitrariamente en los sistemas
consuetudinarios o tradicionales de distribución del agua;
(iii) reducir o contaminar ilícitamente el agua como por
ejemplo, con desechos procedentes de instalaciones
pertenecientes al Estado o botaderos municipales que
contaminen fuentes hídricas o mediante el empleo y los
ensayos de armas de cualquier tipo, y (iv) limitar el acceso a
los servicios e infraestructuras de suministro de agua o
destruirlos como medida punitiva”. –negrilla ausente en texto
original-

4 AAVV; Protección internacional de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales: Sistema


Universal y Sistema interamericano; Instituto Interamericano de Derechos humanos, San José de Costa
Rica, 2008. pp. 130.

5 Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales; Observación General 12, Observación


General 12, Observación General No. 14, entre otras.
13
Especial atención merece la obligación de proteger que impone al Estado
comportamientos, no sólo respecto de su propia conducta, sino, también,
respecto de la de particulares que puedan afectar el goce del derecho por
parte de quienes son sus titulares en una determinada situación, razón por
la que en la misma sentencia T-740 de 2011 se manifestó

“La obligación de proteger, por su parte, implica el deber


“adoptar las medidas que sean necesarias y que, de acuerdo
a las circunstancias, resulten razonables para asegurar el
ejercicio de esos derechos e impedir la interferencia de
terceros”6, es decir, esta obligación se concreta, en un deber
del Estado de regular el comportamiento de terceros, ya sean
individuos, grupos, empresas y otras entidades, con el
objetivo de impedir que estos interfieran o menoscaben en
modo alguno el disfrute del derecho.

(…)

En este orden de ideas, la obligación de cumplir está


encaminada a que el Estado realice acciones positivas con el
fin de facilitar, proporcionar y promover la plena efectividad
del derecho por medio de medidas legislativas,
administrativas, presupuestarias y judiciales, que posibiliten
a los individuos y comunidades el disfrute del derecho al
agua potable e impone al Estado que adopte medidas
positivas que permitan y ayuden a los particulares y las
comunidades a ejercer el derecho al agua, tome medidas
para que se difunda información adecuada sobre el uso
higiénico del agua, la protección de las fuentes de agua y los
métodos para reducir los desperdicios de agua y garantice el
acceso a una cantidad suficiente salubre, aceptable y
accesible para el uso personal y doméstico de agua, en los
casos en que los particulares o los grupos no están en
condiciones, por razones ajenas a su voluntad, de ejercer por

6 Héctor Faúndez Ledesma; El Sistema Interamericano de Protección de los Derechos Humanos:


Aspectos institucionales y procesales; Instituto Interamericano de Derechos humanos, San José de
Costa Rica, 2004 pp. 77.
14
sí mismos ese derecho con ayuda de los medios a su
disposición.”

Aunado a lo anterior, el Comité de Derechos Económicos, Sociales y


Culturales, en su Observación General No. 15, indicó que respecto al
derecho al agua se predican ciertas obligaciones específicas como son: (i)
la disponibilidad, (ii) la accesibilidad y (iii) la calidad.

Debido al caso que ahora resuelve la Sala, resulta pertinente detenerse en


la obligación de calidad, la cual implica que “el agua necesaria para
cada uso personal o doméstico debe ser salubre y por lo tanto no ha de
contener microorganismos o sustancias químicas o radiactivas que
puedan constituir una amenaza para la salud de las personas”7.
Adicionalmente, de acuerdo a la observación N. 15 del Comité, el agua
deberá tener un color, olor y sabor aceptables para el uso personal o
doméstico.

En este sentido resulta relevante lo decidido en la sentencia T-154 de


2013, en la que se conoció el caso de una explotación carbonífera a cielo
abierto, de cuya operación de desprendían partículas que, desplazadas por
el aire, contaminaban, entre otros recursos ambientales, el agua que
consumía una familia que habitaba el terreno colindante con la
explotación carbonífera. Aunque en dicha ocasión se hizo referencia al
derecho al medio ambiente, el actor pretendía la protección, entre otros
recursos, de la fuente de la cual su familia obtenía el agua que utilizaba
para su consumo. En esta ocasión se consideró “que el ambiente sano
constituye un derecho fundamental, acorde con la protección con la que
se debe blindar nada menos que la preservación de las posibilidades de
vida en el planeta tierra”, razón por la que se ordenó que se cambiara la
tecnología utilizada para llevar a cabo la explotación, se sembraran
barreras vivas que disminuyeran los efectos contaminantes de la misma y,
finalmente, el diseño y ejecución de una política pública que controle los
riesgos de contaminación de aire y agua a partir de explotaciones de
carbón.

Manifestado por la sentencia T-740 de 2011 “La calidad del agua apta
para consumo humano implica la existencia de unas condiciones físico-
7 Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, Observación General No. 15
15
químicas y bacteriológicas que aseguren su potabilidad, esto garantiza
que el agua que se va a consumir tiene el tratamiento y desinfección
necesarios para el consumo humano, así como el control de los
parámetros microbiológicos del agua, tanto de la distribuida por medio
del servicio de acueducto como la de las fuentes superficiales y
subterráneas”.

El contenido de calidad del derecho al agua, en los términos del Comité


de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, obliga al Estado a, entre
otras, i) abstenerse de reducir o contaminar ilícitamente el agua 8; ii)
adoptar medidas para impedir que terceros contaminen o exploten en
forma indebida los recursos de agua, con inclusión de las fuentes
naturales, los pozos y otros sistemas de disposición de agua9; (v)
proteger los sistemas de distribución de agua de la injerencia
indebida, el daño y la destrucción10.

En acuerdo con el desarrollo de los conceptos y obligaciones


internacionales, los contenidos del derecho al agua tienen una larga
historia de reconocimiento en la jurisprudencia de la Corte
Constitucional, en la que se ha salvaguardado el contenido de
disponibilidad del derecho11, así como el de accesibilidad al mismo12.

Respecto de la garantía al contenido de calidad la Corte ha conocido


casos que resultan ilustrativos del contenido que ahora se presenta como
amenazado.

En la sentencia T-092 de 1995 se comprobó que el agua que proveía el


acueducto de la vereda El Pata, municipio de Aipe, no era apta para el
consumo humano. Aunque en dicha ocasión no se refirió expresamente al
derecho de acceso al agua potable, el contenido protegido fue éste. Se
manifestó en aquella ocasión “se confirmará el fallo que se revisa, por
8 Ibidem.

9 Ibidem.

10 Ibídem.

11 Sentencias T-614 de 2010, T-141 de 2010, T-181 de 2009, T-1104 de 2005, T-379 de 1995 T-413 de
1995 y T-244 de 1994.

12 Sentencias T-546 de 2009 y T-270 de 2007.


16
cuanto se encuentra probada la vulneración de los derechos
fundamentales a la vida y a la salud del accionante y demás habitantes
de la vereda Inspección El Patá, Municipio de Aipe, como consecuencia
de las condiciones de contaminación del agua que consumen, la cual
proviene del acueducto de la Inspección”. Esta situación “afecta en
forma evidente e inminente los derechos fundamentales a la vida y a la
salud de quienes se benefician de él, bien por su prestación deficiente o
por contener elementos que no permitan su consumo, deben ser
protegidos a través de la acción de tutela. Así, el hecho de que la
comunidad no tenga servicio de acueducto o lo tenga en condiciones que
no permitan su utilización en forma adecuada, se constituye en factor de
riesgo grande para la salud y la vida de la comunidad expuesta a esa
situación” –negrila ausente en texto original-.

En sentencia T-523 de 1994 se conoció el caso de un proyecto


agroindustrial –cría de cerdos- que contaminaba un nacimiento de aguas,
el cual era la fuente hídrica que surtía el acueducto del municipio Llanos
de Cuivá. En este caso la Corte expuso

“Los jueces de tutela, por el contrario, ponen de presente que


no puede haber vertimientos en los nacimientos de agua. Y
esto es apenas obvio, no solo porque lo diga la ley, sino,
especialmente, porque no es equitativo afectar la pureza del
agua dulce en el lugar de su nacimiento, ya que esto atenta
gravemente contra la salud de quien la consume y constituye
adicionalmente una acción depredadora que altera el equilibrio
de lo que produce la naturaleza tanto para el uso de los
actuales usuarios como para generaciones posteriores que
tienen derecho a encontrar una política de protección a algo
tan importante como es el consumo normal de agua pura.

(…)

Si los excrementos de los animales llegan permanentemente


por efectos de la lluvia y de la inclinación del terreno, es decir
por leyes físicas, a los sitios donde nacen las aguas y al
trayecto de la fuente a la bocatoma, es evidente que el agua
recibe materias fecales. No es por caso fortuito que el agua se
17
contamina, lo es porque el señor Vásquez antepone el lucro de
su "cochera" al derecho que tienen los usuarios de consumir
agua potable. Y si la comunidad ve que por esta razón no
solamente tienen que tomar agua con excrementos de cerdo
sino que sus pequeños hijos sufren afecciones en la piel y
enfermedades gastrointestinales queda suficientemente claro
que más que hacer cumplir un reglamento se trata es de
proteger el derecho a la salud violado por un particular que
tiene la obligación de respetar la manera natural y pura como
el agua brota. El señor Vásquez debe entender que la
propiedad tiene una función ecológica y que el interés de una
comunidad a defender su salud está por encima del interés
económico del dueño del predio”. –subrayado ausente en texto
original-

Con base en estos argumentos, la Corte tuteló la garantía de calidad del


agua que se utiliza para el consumo humano, que, en aquel entonces, se
entendía como parte del medio ambiente y se relacionaba con el derecho
a la salud.

Del anterior recuento jurisprudencial se constata que el derecho al agua


apta para el consumo humano es un derecho de naturaleza fundamental
en el ordenamiento jurídico colombiano, uno de cuyos contenidos
esenciales se manifiesta en la necesidad de asegurar la calidad del agua
que se utiliza para el consumo humano, sea que esta se tome de pozos
subterráneos o de aguas superficiales.

3.2. La protección de las fuentes de agua en la legislación colombiana

Como complemento a lo manifestado en la consideración anterior, se


hará una breve referencia a la protección de las fuentes de agua prevista
en la ley 99 de 1993.

La ley 99 de 1993 es el cuerpo a partir del cual se estructura el sistema de


protección de los recursos ambientales en Colombia.

En coherencia con el objetivo trazado, el artículo 1º de la ley 99 de 1993


declara como objeto de protección especial, entre otros, los nacimientos
18
de agua y las zonas de recarga de acuíferos. Así mismo, fue consagrado
como principio general la prioridad que tiene el consumo humano,
sobre otros usos que quiera darse a las fuentes hídricas. Otro principio
que debe inspirar las actuaciones de autoridades y particulares en
relación con el ambiente es el principio de precaución –n. 6 del art. 1-
conforme al cual “cuando exista peligro de daño grave e irreversible, la
falta de certeza científica absoluta no deberá utilizarse como razón para
postergar la adopción de medidas eficaces para impedir la degradación
del medio ambiente”. Lo anterior se confirma en la ley 99 de 1993 –n. 10
del art. 1- al establecer que “[l]a acción para la protección y
recuperación ambientales del país es una tarea conjunta y coordinada
entre el Estado, la comunidad, las organizaciones no gubernamentales y
el sector privado”.

En este contexto de protección a los recursos hídricos se consagra en el


artículo 50 de la ley 99 de 1993 la concesión de licencias ambientales,
que son autorizaciones previas a aquellas actividades que puedan
producir un deterioro grave en el medio ambiente o algunos de los
recursos naturales renovables, cuya concesión y vigencia está sometida al
cumplimiento por el beneficiario de la licencia de los requisitos que la
misma establezca en relación con la prevención, mitigación, corrección,
compensación y manejo de los efectos ambientales de la obra o actividad
autorizada. Dichas licencias, en los casos de exploración y explotación de
hidrocarburos, son expedidas directamente por el Ministerio de Medio
Ambiente y Desarrollo Sostenible –hoy en día a través del ANLA-.

Las mismas, acorde con el artículo 62 de la ley 99 de 1993, pueden ser


revocadas si la autoridad que las concedió comprueba que se han
incumplido las exigencias impuestas al beneficiario de la licencia.

Con esta breve enumeración de algunas de las normas sobre protección


de fuentes hídricas relevantes para el asunto objeto de análisis, pasa la
Sala a describir los aspectos de la licencia ambiental -resolución 331 de
2012- que considera pertinentes en esta ocasión.

3.3. La licencia ambiental concedida a Ecopetrol S.A.

19
La licencia ambiental concedida a Ecopetrol S.A. para la exploración que
ahora se controvierte corresponde a las resoluciones 331 de mayo 15 de
2012 y 466 de 15 junio de 2012, siendo esta última respuesta al recurso
de reposición interpuesto por Ecopetrol S.A. contra la primera
resolución.

Esta licencia fue expedida en el contexto de la competencia prevista en el


numeral 2º del artículo 5 de la ley 99 de 1993, de acuerdo con el cual
corresponde al actualmente denominado Ministerio de Ambiente y
Desarrollo Sostenible “[r]egular las condiciones generales para el
saneamiento del medio ambiente, y el uso, manejo, aprovechamiento,
conservación, restauración y recuperación de los recursos naturales, a
fin de impedir, reprimir, eliminar o mitigar el impacto de actividades
contaminantes, deteriorantes o destructivas del entorno o del patrimonio
natural”. Así mismo, y como complemento al numeral 2º, el numeral 14
del mismo artículo prevé que el Ministerio definirá y regulará “los
instrumentos administrativos y mecanismos necesarios para la
prevención y el control de los factores de deterioro ambiental y
determinar[á] los criterios de evaluación, seguimiento y manejo
ambientales de las actividades económicas”.

Con base en estas medidas, el artículo 49 de la ley 99 de 1993 previó la


exigencia de licencia ambiental a cualquier actividad o industria que
pueda causar deterioro considerable a los recursos renovables o al medio
ambiente, o que introduzca modificaciones considerables o notorias al
paisaje. En concordancia con su objetivo, el artículo 50 de la mencionada
ley define licencia ambiental como “la autorización que otorga la
autoridad ambiental competente para la ejecución de una obra o
actividad, sujeta al cumplimiento por el beneficiario de la licencia de los
requisitos que la misma establezca en relación con la prevención,
mitigación, corrección, compensación y manejo de los efectos
ambientales de la obra o actividad autorizada”.

Este marco normativo se completa con la competencia prevista por el


numeral 1º del artículo 52 de la ley 99 de 1993, de acuerdo con el cual,
para la “[e]jecución de obras y actividades de exploración, explotación,
transporte, conducción y depósito de hidrocarburos y construcción de
refinerías” únicamente el –hoy denominado- Ministerio de Ambiente y
20
Desarrollo Sostenible tendrá competencia para otorgar la respectiva
licencia ambiental.

No debe perderse la perspectiva de que la licencia ambiental es la


autorización para desarrollar un proyecto o una obra que impactará el
medio ambiente, razón por la que la misma debe ser el producto de un
riguroso estudio, en el que se tomen en cuenta las consecuencias que
pueden producirse y, por consiguiente, se adopten las medidas necesarias
para evitar la causación de daños que tengan efectos irreparables para el
medio ambiente en tanto bien colectivo, así como para los derechos
fundamentales que se derivan del uso y disfrute del mismo, como el
derecho fundamental al agua, a la salud e, incluso, a la vida en
condiciones dignas13. Por esta razón la concesión de una licencia no
finaliza el proceso de protección del ambiente respecto de una obra o un
proyecto que lo pueda afectar; a partir de la concesión de la misma debe
examinarse el cumplimiento de los requisitos y condiciones en ella
previstos, por cuanto de esto depende que verdaderamente se alcance el
objetivo propuesto, cual es la efectiva protección del entorno en que la
actividad tiene lugar.

En este sentido debe recordarse que, como manifestó la Corte


Constitucional en sentencia C-035 de 1997, “[l]a licencia habilita a su
titular para obrar con libertad, dentro de ciertos límites, en la ejecución
de la respectiva obra o actividad; pero el ámbito de las acciones u
omisiones que aquél puede desarrollar aparece reglado por la autoridad
ambiental, según las necesidades y conveniencias que ésta discrecional
pero razonablemente aprecie, en relación con la prevención, mitigación,
corrección, compensación y manejo de los efectos o impactos
ambientales que la obra o actividad produzca o sea susceptible de
producir. De este modo, la licencia ambiental tiene indudablemente un
fin preventivo o precautorio en la medida en que busca eliminar o por lo
menos prevenir, mitigar o reversar, en cuanto sea posible, con la ayuda
de la ciencia y la técnica, los efectos nocivos de una actividad en los
recursos naturales y el ambiente”.

13 Estrechamente relacionada con el acceso al servicio de agua apta para el consumo humano, de
acuerdo con los artículos 11 y 12 del pacto de Derechos Económicos, Sociales y Culturales.
21
Es este el marco normativo de carácter legal que regula la concesión,
suspensión y revocación de las licencias ambientales en nuestro el
ordenamiento jurídico colombiano.

En el proceso de licenciamiento de Ecopetrol para las labores


exploratorias que ahora se controvierten se acordó cumplir con aquellas
exigencias necesarias para conservar el medio ambiente de la zona en
donde se realizarían dichas tareas. Dentro de este contexto, vale la pena
resaltar:

I) Al describir los componentes y actividades a desarrollar y,


específicamente, al hacer referencia sobre la distribución de las áreas
donde se construirían plataformas, Ecopetrol S.A. manifestó que “[e]l
área de localización será adecuada a la ubicación del taladro, bombas,
generadores, tanques de combustible, bodega de químicos, talleres,
zonas para aspersión, zonas de préstamo lateral y zonas de disposición
de cortes, respetando los parámetros de distancias mínimas a cauce (30
metros) y de 100 metros a nacimientos de agua” –hoja 18, resolución 331
de 2012-.

II) Igualmente, durante el proceso de expedición de la licencia se resaltó


la preocupación de la comunidad por posibles afectaciones a los
nacimientos de agua. En este sentido se manifestó “[s]i bien no se tiene
certeza de acuerdo a la georeferenciación de cuáles son los nacederos
que se identificaron en el EIA e información adicional presentada por la
empresa Ecopetrol S.A. para el proyecto de perforación exploratoria
APE CPO-9 y si los mismos coinciden con los identificados en el
POMCH de río Acacías, la comunidad propone que se realice un
inventario mancomunado entre la comunidad, ECOPETROL y la
administración municipal de los humedales, nacederos, lagunas y
morichales presentes en la zona; lo anterior se considera una propuesta
adecuada en el sentido de que ya que éstas –sic- fuentes son de vital
importancia para la comunidad como abastecedoras del recurso hídrico
y se consideran de sensibilidad alta, es importante su identificación
puntual con el fin de excluir su intervención durante la realización del
proyecto de perforación exploratoria APE CPO-09”. –hoja 24,
resolución 331 de 2012-

22
III) Con base en los elementos aportados por el estudio de impacto
ambiental, las apreciaciones de la audiencia pública realizada y la
normatividad vigente, en el acápite de consideraciones de la ANLA se
determinó que para la exploración en el área CPO-09 se tendría como
zona de exclusión, entre otras, los 100 metros circundantes a la cota
máxima de inundación de los nacederos de agua –hojas 52 y 53, de la
resolución 331 de 2012-.

IV) Al momento de expedir la licencia ambiental para la actividad de


exploración se desconocía el sitio en donde serían ubicadas las
plataformas o demás obras que fueran necesarias para llevar a cabo la
exploración –hoja 69 de la resolución 331 de 2012, al referirse al plan de
manejo y aprovechamiento ambiental-.

V) En las consideraciones relativas al medio socio-económico, se obliga


a Ecopetrol S.A. a informar a la población, entre otros aspectos, sobre los
resultados de los análisis realizados con miras a establecer la calidad del
agua de los acueductos ubicados en el área de exploración –hoja 78,
resolución 331 de 2012-.

Con base en estos y otros tantos elementos fácticos obtenidos dentro del
proceso de licenciamiento, en la parte resolutiva de la resolución 331 de
2012 la ANLA determinó:

1. Otorgar licencia ambiental a Ecopetrol S.A. para realizar


labores de exploración en el área cuyas coordenadas se
expresan en el primer numeral de dicha parte resolutiva –hoja
88, resolución 331 de 2012-.

2. Autorizar la construcción de hasta 10 plataformas, cada una con


máximo tres pozos de exploración, en un área máxima de cinco
hectáreas cada plataforma –hoja 90, resolución 331 de 2012-.

3. De acuerdo con el tercer numeral de la parte resolutiva, la


licencia ambiental concedida está sujeta al cumplimiento, entre
otros requerimientos, de un área de exclusión de 100 metros
respecto de la cota máxima de inundación de los nacederos de
agua, morichales, esteros, lagunas naturales, madreviejas,
chucuas y humedales –hoja 92 de la resolución 331 de 2012-.

23
4. Así mismo, existe restricción para la construcción de vías, la
cual consiste en la zona de exclusión antes mencionada –literal
f) del punto 3.2. en hoja 97, resolución 331 de 2012-.

Contra la licencia contenida en la resolución tantas veces mencionada


-331 de 2012- se interpuso recurso de reposición por parte de Ecopetrol
S.A. respecto de aspectos como:

a) La cota de 575 metros sobre el nivel del mar como límite máximo
de exploración ;

b) El traslado de petróleo por vehículos y no por líneas de


conducción;

c) Los puntos autorizados para tomar agua de las distintas fuentes


hídricas existentes; y

d) Los diversos aspectos del manejo socio económico a que se


compromete Ecopetrol S.A.

La respuesta al recurso interpuesto es la resolución 466 de 15 de junio de


2012, en la que se modificaron algunos puntos de la parte resolutiva de la
resolución 331 de 15 de mayo de 2012; sin embargo, ninguno de los éstos
tiene incidencia respecto del tema que ahora resuelve la Sala de Revisión.

Son estos los aspectos de la licencia ambiental que se consideran de


relevancia para la resolución del presente caso, por lo que, una vez
mencionados, se pasará al análisis pertinente.

4. Caso concreto

Recuerda la Sala que en el presente caso la accionante señala que la


construcción de la plataforma exploratoria Lorito 1, en cuanto se
encuentra ubicada aguas arriba respecto del acueducto de la vereda
Humadea –lugar donde reside la tutelante-, representa un riesgo para la
vida y la salud, tanto de ella como de su hija menor. Por esta razón
interpuso tutela contra Ecopetrol S.A.. La accionante apoya su acusación
en conceptos rendidos por CORMACARENA y por la Gerencia
Ambiental del Departamento del Meta, en los que se señala que la
construcción de la plataforma Lorito 1 se realizó sin respetar la distancia
24
requerida respecto de una zona de recarga hídrica del río Humadea, el
cual es la fuente hídrica de la que, aguas abajo respecto de la plataforma
Lorito 1, toma sus aguas el acueducto de la vereda en que habita la
señora Arévalo Espinosa.

Un asunto previo sobre el que debe existir claridad es que, la accionante


no controvierte la licencia ambiental concedida a Ecopetrol S.A. por la
ANLA, mediante resoluciones 331 y 466, ambas de 2012.

Como se explicó, la licencia ambiental autoriza a Ecopetrol S.A. a


realizar perforaciones exploratorias, la cuales requieren, entre otras
actividades, la construcción de plataformas petrolíferas, pozos de
perforación y vías de comunicación. Esta autorización se dio para un área
que comprende la jurisdicción de los municipios de Acacías, Castilla la
Nueva, Guamal, Cubarral, y San Martín en el Departamento del Meta, tal
y como previó el artículo 1º de la resolución 331 de 2012. Para el
momento en que se concedió la licencia Ecopetrol S.A. no había
determinado, y por consiguiente el ANLA no podía tener conocimiento
de la ubicación exacta que dentro del área de exploración autorizada
tendrían las plataformas, así como tampoco de la ubicación de los pozos
al interior de las cinco hectáreas autorizadas para cada plataforma14.

Por tanto, lo controvertido por la accionante no es la concesión de la


licencia, sino el presunto incumplimiento de los requerimientos y
limitaciones que de la licencia se derivan y que en el presente caso
afectarían derechos fundamentales de quienes se benefician del servicio
que presta el acueducto de la vereda Humadea. Dicho incumplimiento se
materializaría con la ubicación de la plataforma Lorito 1 a una distancia
menor de aquella exigida en la licencia ambiental respecto de nacederos
de agua, morichales, esteros, lagunas naturales, madreviejas, chucuas y
humedales.

Una vez aclarado este asunto previo, debe analizarse la procedencia de la


acción interpuesta.

Con base en que no se tiene noticia de que la accionante haya ejercitado


otro mecanismo de defensa administrativo o judicial, un primer análisis
14 Tal y como fue reseñado en el numeral IV) del aparte 3.3. referido a la licencia ambiental.
25
debe determinar si la señora Arévalo Espinosa contaba con otra vía para
procurar la defensa de sus derechos fundamentales.

Lo primero que debe decirse es que una licencia ambiental es un acto


administrativo que puede ser controvertido por medio de la acción de
nulidad ante la jurisdicción contencioso administrativa. Sin embargo,
como quedó explicado anteriormente, la accionante no controvierte el
proceso de concesión, ni la licencia ambiental propiamente dicha.
Adicionalmente, la presunta vulneración señalada en el caso en estudio
no implica desconocimiento de norma legal alguna por el ANLA en el
proceso de concesión de la licencia ambiental, por lo que la acción de
nulidad no constituye un mecanismo idóneo para proteger el derecho
presuntamente amenazado a la accionante.

También se podría decir que la señora Arévalo Espinosa contaba con la


acción popular, por medio de la cual es posible procurar la protección de
derechos colectivos como el medio ambiente –literal a) del artículo 4º de
la ley 472 de 1998- o la protección de áreas de especial interés ecológico
–literal c) del artículo 4º de la ley 472 de 1998- y que, con base en la
existencia de este mecanismo, se inhibe la competencia del juez de tutela
en el caso objeto de estudio.

Ante esta afirmación debe aclarar la Sala que, si bien es posible que la
situación fáctica planteada se proteja por medio de acción popular, con
este mecanismo se estaría garantizando un contenido distinto al objeto de
protección que tiene la acción de tutela. En efecto, aunque la protección
iusfundamental solicitada puede implicar de forma indirecta la garantía
del medio ambiente –si es que se comprueba que la plataforma Lorito 1
está ubicada a menos de 100 metros de una zona de recarga hídrica-, lo
que buscaría asegurar la acción de tutela es el derecho a que la
accionante, su hija y los demás habitantes de la vereda Humadea accedan
al servicio de acueducto en condiciones adecuadas, esto implica
garantizar que la fuente hídrica de la cual el acueducto de Humadea toma
sus aguas no sea afectada por la plataforma en construcción u operación.
Aunque la situación fáctica puede implicar afectaciones a derechos
colectivos, no es su protección la que se busca por medio de la acción
que ahora conoce la Corte Constitucional; y, viceversa, no será la
garantía del acceso al agua apta para el consumo humano de la señora
26
Arévalo Espinosa, de su hija o de los habitantes de la vereda Humadea el
objeto a proteger por una acción popular.

La diferencia en el objeto que se salvaguarda puede implicar,


adicionalmente, que, en caso de demostrarse vulneración, las medidas
tomadas en una y otra acción difieran, por cuanto el fin de la protección
es diferente.

Esta situación confirma que, aunque a la misma situación fáctica se


encuentre dentro del ámbito de protección de dos acciones distintas, las
medidas propias de cada una pueden diferir con base en el objeto que
cada una tenga previsto proteger.

Por tanto, el presente caso no representa una hipótesis en la que exista


otro mecanismo para procurar la protección o defensa del derecho
fundamental, lo que comprueba la competencia del juez de tutela para
determinar una posible afectación del derecho fundamental al acceso al
agua en condiciones aptas para el consumo humano.

Por otra parte, por tratarse de una acción contra una sociedad por
acciones compuesta tanto por capital público como por capital privado,
que para la situación analizada no actúa como una autoridad pública, sino
como una empresa que desarrolla una actividad industrial –exploración y
explotación de hidrocarburos-, debe hacerse referencia a la procedencia
de la acción de tutela contra Ecopetrol S.A..

Al respecto observa la Sala que en el presente caso la tutela resulta un


mecanismo procedente en tanto la accionante está en situación de
indefensión respecto de Ecopetrol S.A. y, por consiguiente, se cumple la
exigencia prevista por el artículo 86 de la Constitución. En efecto, la
señora Arévalo Espinosa y su hija no se encuentran en una situación
fáctica que les permita llevar a cabo algún tipo de defensa ante la
presunta amenaza de sus derechos fundamentales, pues la eventual
amenaza proviene de actividades que, en principio, están amparadas por
una licencia ambiental concedida a Ecopetrol S.A. y que son realizadas
aproximadamente a 2.25 kilómetros aguas arriba de donde toma aguas el
acueducto de Humadea. Esta situación fáctica hace imposible que la
señora Arévalo Espinosa, su hija o cualquier habitante de la vereda
27
Humadea impida, por sí misma/o, que la compañía petrolera continúe
desarrollando la labor exploratoria que tiene prevista en su plan de
acción.

Por consiguiente, la actuación del juez constitucional se aprecia como


necesaria para que, en caso de comprobarse afectación o amenaza, pueda
tomarse alguna medida que permita evitar el riesgo o detener el daño que
la acción de exploración petrolera implique a los derechos fundamentales
de la tutelante o de hija menor de edad.

Lo anterior conduce a concluir que en el presente caso existe


legitimación de la parte pasiva de la tutela.

Una vez establecida la procedencia de la acción contra Ecopetrol S.A., la


Sala entrará a resolver el fondo del asunto, para lo cual deberá determinar
si de las pruebas aportadas al expediente se demuestra la existencia de
una amenaza o vulneración de los derechos fundamentales al agua, a la
salud y a la vida de la accionante, su hija y, obviamente, demás
habitantes de la vereda Humadea a los que provee de agua el acueducto
veredal. Amenaza o vulneración que surgiría en virtud del lugar escogido
por Ecopetrol S.A. para llevar a cabo la construcción de la plataforma
exploratoria Lorito 1.

Del acervo probatorio contenido en el expediente se evidencian como


ciertos los siguientes hechos:

1) La accionante habita, junto con su hija, en la vereda Humadea del


municipio de Guamal –folios 1, 6 y 8-; vereda en la que, además de la
accionante, habitan 350 personas que necesitan el servicio de agua para
satisfacer las necesidades de consumo diario.

2) En dicha vereda existe un acueducto que presta el servicio a 350


habitantes de la vereda –folios 2 y 3-.

3) ECOPETROL obtuvo licencia ambiental, concedida por medio de la


resolución 331 de 2012 y de la resolución 466 de 2012, que autorizó la
actividad de exploración petrolífera en el área determinada por el artículo
primero de la resolución 331 de 15 de mayo de 2012.
28
4) En desarrollo de las actividades autorizadas por dicha licencia
Ecopetrol S.A. planeó y llevó a cabo la construcción de la plataforma
petrolífera denominada Lorito 1.

5) Dentro de la plataforma petrolífera está autorizada la construcción de 3


pozos exploratorios – hoja 90, resolución 331 de 2012-.

6) En informe técnico aportado, CORPOMACARENA conceptúa que la


plataforma exploratoria Lorito 1 se encuentra ubicada a 50 metros de una
zona de recarga acuífera del río Humadea. Al respecto, dicho documento
expresa:

“La alteración de la cobertura vegetal existente y de la


cobertura propia del sector alteran la conformación de
drenajes y por ende los aportes de agua en el sector
objeto del presente concepto técnico.

(…)

Del mismo modo esta Corporación considera que la zona


de recarga hídrica identificada y ubicada en las
coordenadas descritas en la tabla 7 y 8 del presente
concepto técnico puede y debe ser ubicada dentro del
ítem de exclusión del artículo tercero de la resolución
466 de 2012 tales como:

 Nacederos de agua, morichales, esteros, lagunas


naturales, madreviejas, manantiales, chucuas, 100
metros medidos a partir de la cota máxima de
inundación.

Así las cosas, y dado el distanciamiento exigido para


estas zonas, la ubicación de la plataforma Lorito 1, del
Bloque CPO9 de ECOPETROL S.A., no cumpliría con
dicho requerimiento pues su distancia es de menos de 50
metros, aproximadamente.” -folio 77-

29
7) Dicha opinión por parte de la entidad encargada de la protección del
ambiente en la zona en que se lleva a cabo la exploración es reiterada en
el documento aportado en el presente proceso de tutela, en el cual se lee:

“Bajo esta prerrogativa, la Corporación el pasado once


de octubre de 2012 procedió a desplazarse al polígono
que hace parte del Bloque CPO-9 en jurisdicción del
municipio de Castilla la Nueva atendiendo queja
telefónica que presentara el Alcalde de ese Municipio, y
verificando que en efecto, y si bien existen unas
proyecciones de construir plataformas en dicha área,
algunas de éstas se ubican dentro de las áreas
consideradas como excluidas de dicha actividad
exploratoria como el caso del nacedero de agua, al
ubicarse las mismas de acuerdo a las proyecciones
aprobadas por el ANLA a una distancia menor a los
(50) metros desde su cota máxima de inundación.

Producto de esta visita se procedió a emitir el concepto


técnico No. PM-GA.3.44.12.1473 de fecha 21 de
noviembre de 2012, donde la corporación advirtió esa
situación, es decir, que se iban a desconocer zonas
excluidas y determinadas a partir de la resolución No.
466 de 2012 con el –sic- ejecución de dicho proyecto.

(…)

Por tanto recomendó al Ministerio de Ambiente y


Desarrollo Sostenible requerir a ECOPETROL para
que se abstenga de iniciar la plataforma exploratoria
Lorito 1 en el lugar inicialmente proyectado a fin de
cumplir con los distanciamientos exigidos en el marco
ambiental.

De igual manera consideró esta Entidad recomendar a


la Agencia Nacional de Licencias Ambientales para que
requiera a Ecopetrol a fin de allegar copia de la
documentación solicitada en el marco del artículo 14º
30
de la Resolución N. 331 del quince (15) de mayo de
2012, situación que está pendiente de verificarse.” –
folio 65-

8) Así mismo, en la intervención en el proceso de tutela, se hizo


referencia a que Ecopetrol tiene proyectado construir una vía que
afectaría la zona de recarga hídrica antes descrita. Se consigna en la
referida intervención:

“de acuerdo con lo verificado en la visita y conforme


material fotográfico que integra el correspondiente
concepto técnico se encontró que ECOPETROL
proyecta realizar una vía en un área presuntamente
catalogada como zona de recarga y nacimiento de
aguas, la cual no sólo afectaría las condiciones
iniciales y naturales de la zona sino que además
violaría las restricciones trazadas por parte de la
autoridad ambiental.

Por lo tanto, si bien el proyecto de plataforma cumple


con las distancias respecto del río Humadea, al
desarenador de la PTAT de Aguas de Castilla ESP, a la
misma PTAP, no sucede lo mismo con respecto de la
zona de recarga hídrica identificada en el área.” –folio
65-

9) En documento realizado por la Defensoría del Pueblo, se cita el


concepto técnico No. 01 del 23 de noviembre de 2012 de la secretaría de
Medio Ambiente del Departamento del Meta, en el que se resalta:

“Es claro que el uso industrial aguas arriba de


cualquier bocatoma es un uso no compatible con el uso
de dichas áreas protegidas, donde solamente está
permitido el uso para la conservación, reforestación,
investigación. Como de hecho lo viene haciendo la
Alcaldía de Castilla La Nueva, con la compra de
predios y la reforestación de tipo protector de estas
áreas de recarga de (sic) acuíferos.
31
Por estar ubicada la plataforma Lorito 1 y su acceso
vial, del Bloque CP09 en el área de influencia directa
de la cuenca abastecedora de los acueductos por
gravedad del municipio de Castilla La Nueva y la
vereda Humadea, junto a su centro poblado, se
recomienda cambiar de ubicación de (sic) dicha
plataforma, pues no es compatible su ubicación y
actividad industrial.” –folio 156; negrilla ausente en
texto original-

10) Con base en las conclusiones que aportan el concepto de


CORMACARENA y el concepto de la Gerencia Ambiental del
Departamento del Meta, la Defensoría del Pueblo solicitó “Se evalúe,
OPORTUNAMENTE, teniendo en cuenta la perspectiva y enfoque,
aquí planteados conforme al bloque de constitucionalidad; y los
principios previstos en el artículo 1 numerales 4 y 5 de la ley 99 de
1993; y se adopten las medidas necesarias, frente a lo que es materia de
las denuncias elevadas por la Comunidad del Sector de influencia del
Proyecto en cuestión; y sobre los conceptos técnicos No. PM.
G.A.3.44.12.1473 de 21 de noviembre de 2012 y el No. 1 del 23 de
noviembre del 2012, expedidos por CORMACARENA y la Secretaría del
Medio Ambiente del Departamento del Meta, respectivamente; en los
que haya inconveniente, con efectos graves para los derechos humanos
fundamentales; a la localización de la plataforma en el lugar donde se
pretende construir es decir aguas arriba del acueducto Humadea; y
recomiendan su reubicación” –folio 163-.

Del recuento fáctico y técnico aportado la Sala concluye que la


construcción de la plataforma exploratoria Lorito 1 implica una amenaza
de vulneración del derecho que tienen los habitantes de la vereda
Humadea de acceso al agua en condiciones aptas para el consumo
humano y, por consiguiente, también implica un riesgo para los derechos
a la salud –artículo 49 de la Constitución-, a la vida –artículo 11 de la
Constitución- y a un nivel de vida adecuado –artículos 11 y 12 del
PIDESC-.

32
La situación planteada en este caso ante el juez de tutela es un problema
con un alto contenido técnico. En el expediente se aportan dos conceptos
técnicos que coinciden en señalar la existencia de una situación que para
ellos representa un incumplimiento de los términos de la licencia
ambiental concedida y para el juez de tutela, además, implica una
amenaza al derecho de los habitantes de la vereda Humadea de acceso al
agua en condiciones aptas para el consumo humano. Si bien la
construcción de la plataforma Lorito 1 se realizó dentro del área de
exploración autorizada por el ANLA a Ecopetrol y, aparentemente,
cumple la distancia que debe tener respecto del río Humadea, de acuerdo
con Cormacarena y con la Gerencia Ambiental de la Gobernación del
Meta, la plataforma Lorito 1, así como su vía de acceso, se ubican en una
zona de exclusión de acuerdo a los términos de la licencia ambiental.
Dicha situación se presenta pues, como tantas veces se ha manifestado,
no cumplen con la distancia requerida respecto una zona de recarga
hídrica del río Humadea. Esto implica que la plataforma y la vía de
acceso pueden afectar de forma negativa la fuente de la que, aguas
abajo, se sirve el acueducto veredal de Humadea, lo que, además del
incumplimiento de los términos de la licencia –aspecto que incumbe al
ANLA-, representa una afectación al derecho fundamental de acceso al
agua en condiciones aptas para el consumo humano, aspecto relevante
para el juez de tutela.

Es decir, la construcción y operación de la plataforma exploratoria Lorito


1 y de la vía de acceso a la misma, de acuerdo con los conceptos técnicos
tantas veces mencionados, puede afectar aguas subterráneas y
superficiales que nutren el cauce del río Humadea. Aguas abajo este río
es la fuente del acueducto de Humadea, que provee de agua a 350
habitantes de la vereda Humadea y que, por consiguiente, podrían ver
afectado su derecho fundamental de acceso al agua en condiciones aptas
para el consumo humano.

La tarea del juez de tutela es evitar la concreción de situaciones que,


como en el presente caso, representan una amenaza para los derechos
fundamentales, por lo tanto ante la situación demostrada y el riesgo que
ella implica, surge la competencia del juez constitucional en procura de
la protección iusfundamental.

33
El fundamento para determinar que la construcción a menos de 100
metros de distancia –aproximadamente a 50 metros de la cota máxima de
inundación de una zona de recarga hídrica- implica un riesgo para la
fuente que surte de agua al acueducto de la vereda Humadea es la
licencia ambiental concedida por el ANLA, pues, en tanto sus límites
tienen como objetivo proteger el ambiente, su incumplimiento implica la
creación de un riesgo excesivo para el bien y los derechos que se busca
proteger.

En este sentido, tanto la plataforma Lorito 1, como su vía de acceso,


fueron construidas sin respetar la restricción prevista en el artículo 3º de
la resolución 331 de 2012, por medio de la cual se concedió licencia de
exploración a ECOPETROL. El mencionado artículo de la parte
resolutiva de la licencia ambiental expedida por la ANLA estableció que
respecto de “los nacederos de agua, esteros, morichales, lagunas
naturales, madreviejas, manantiales, chucuas” existe una restricción
consistente en que construcciones como la plataforma Lorito 1 o sus vías
de acceso deberían ubicarse a una distancia mínima de 100 metros
medidos a partir de la cota máxima de inundación, por lo que, de acuerdo
a los conceptos técnicos aportados al proceso de tutela, la actual
situación implica un incumplimiento de los límites y requisitos previstos
en la licencia.

Para la Sala es claro que, en principio, excede la competencia del juez de


tutela revocar o suspender la licencia ambiental concedida por el ANLA,
pues de acuerdo con el artículo 62 de la ley 99 de 1993, esta
determinación es competencia de la Autoridad que la expidió y fijó las
condiciones a las que estaba supeditaba su vigencia, además de que su
ejercicio está sometido a la existencia de concepto técnico que sirva
como fundamento de la decisión que se vaya a tomar.

Sin embargo, cuando en ejercicio de las facultades otorgadas por una


licencia ambiental se amenaza o se vulnera un derecho fundamental, sí
es competencia del juez de tutela emplear todos los mecanismos que el
ordenamiento le permite para procurar la salvaguarda del derecho
fundamental, sea que esta protección consista en prevenir un riesgo
inminente o sea que la misma implique hacer que cese una vulneración
actual sobre el derecho fundamental –artículo 86 de la Constitución-.
34
Es este el sustento para que en el presente caso deba ordenarse la
suspensión de cualquier actividad que amenace el componente
iusfundamental del acceso al agua en condiciones aptas para el consumo
humano, por lo que se ordenará se detenga la construcción o la
operación de la plataforma exploratoria Lorito 1–cualquiera sea la etapa
en que se encuentre-, hasta tanto la ANLA no compruebe directamente la
situación y determine, con base en fundamentos técnicos propios de su
función, si la misma implica un incumplimiento de la licencia de
exploración concedida a Ecopetrol S.A. por medio de las resoluciones
331 y 466, ambas de 2012. Igual determinación se tomará respecto de la
vía de la construcción, adecuación u operación de la vía de acceso, hasta
tanto no se lleve a cabo la misma labor por parte de la ANLA.

Podría argumentarse que las órdenes ahora mencionadas resultan


excesivas debido a que no se ha presentado ninguna situación que
represente una vulneración en concreto para el derecho fundamental
ahora protegido. Que, por tanto, la competencia del juez constitucional
estaría supeditada a que se presentara una afectación actual a los
derechos fundamentales para, en esa situación sí, procurar su protección
por vía de tutela.

Esta posición desconoce que una afectación en este sentido implicaría un


daño cuyas consecuencias podrían pasar desapercibidas por mucho
tiempo y que, una vez detectadas, pueden ser irreversibles o implicar
daños irreparables y, por consiguiente, generar perjuicios irremediables
para los derechos fundamentales afectados. Es por esta razón que en
materia de riesgos al medio ambiente, más cuando éstos pueden acarrear
repercusiones a derechos fundamentales, tiene total aplicación el
principio de prevención en materia ambiental, el cual es uno de los
contenidos derivados de los artículos 8º, 79 y 95 numeral 8 de la
Constitución, que, además, ha sido reconocido y aplicado por la
jurisprudencia constitucional15 como parámetro para la concesión de las
licencias ambientales, así como del cumplimiento de las condiciones por
ella establecidas una vez se han iniciado las actividades autorizadas.

15 Se reitera, sentencias C-035 de 1995 y T-009 de 2008.


35
Adicionalmente, la opción de esperar la ocurrencia del daño para,
posteriormente, corregir es una solución que se aprecia como
individualista e insensible respecto de la carga que comportaría para los
habitantes de la vereda Humadea, los cuales, de afectarse negativamente
la fuente de la cual toma sus aguas el acueducto que les surte de agua
potable, estarían privados de un derecho fundamental de tal valía e
importancia –acceso a agua apta para el consumo humano- que verían
modificadas sensiblemente sus condiciones de vida, tal vez de forma
irreversible o, por lo menos, por un largo tiempo. Este análisis deja ver
lo desproporcionado que resulta optar por la solución que sugiere esperar
a la ocurrencia del daño para ejercer una protección respecto del derecho
fundamental y, por el contrario, reafirma la certeza respecto que una
protección sustancial que implique contenidos de justicia material no
puede pretender nada distinto a hacer que cese una amenaza de tales
proporciones sobre el derecho al acceso de agua en condiciones aptas
para el consumo humano de los habitantes de la vereda Humadea.

Por esta razón en la presente ocasión se ordenará la suspensión de


actividades tendentes a la construcción y operación de la plataforma
exploratoria Lorito 1, ya que, de acuerdo con los conceptos aportados,
ambas actividades representan una amenaza al derecho de acceso al agua
en condiciones aptas para el consumo humano de los habitantes de la
vereda Humadea.

Así mismo, se ordenará al ANLA, que si no lo ha hecho, en el término de


tres meses realice la valoración técnica necesaria para determinar si la
ubicación de la plataforma Lorito 1 cumple con los límites, los requisitos
y las exigencias previstos en la licencia ambiental contenida en las
resoluciones 331 y 466, ambas de 2012. De encontrar que la ubicación
de la plataforma Lorito 1 incumple las exigencias establecidas en el
artículo 3º de la resolución 331 de 2012, la ANLA deberá desarrollar las
labores que, dentro de su ámbito de competencia, conduzcan a garantizar
el cumplimiento de los términos por ella establecidos en la mencionada
resolución.

Sólo hasta que, de acuerdo con la valoración que haga la ANLA, la


plataforma Lorito 1 cumpla con las condiciones establecidas en la
licencia ambiental –resoluciones 331 de 2012 y 466 de 2012- será
36
posible reanudar la construcción u operación de la mencionada
plataforma de exploración.

III. DECISIÓN

En mérito de lo expuesto, la Sala Octava de Revisión de la Corte


Constitucional, administrando justicia en nombre del pueblo y por
mandato de la Constitución,

RESUELVE:

Primero.- REVOCAR la sentencia proferida por el Juzgado Penal del


Circuito de Acacías –Meta- el 26 de febrero de 2013 y en su lugar
CONCEDER el amparo solicitado por la señora Dora Marlén Arévalo
Espinosa.

Segundo.- ORDENAR la suspensión de las actividades tendentes a la


construcción u operación de la plataforma exploratoria Lorito 1. La
suspensión tendrá aplicación hasta que, de acuerdo con la Autoridad
Nacional de Licencias Ambientales, se determine que la plataforma
Lorito 1 cumple con las condiciones establecidas en las resoluciones n.
331 de 2012 y n. 466 de 2012 respecto de las zonas de recarga hídrica
del río Humadea.

Tercero.- ORDENAR a la Autoridad Nacional de Licencias


Ambientales –ANLA- que, dentro del término de tres meses siguientes a
la notificación del presente fallo, realice la valoración técnica necesaria
para determinar si la ubicación de la plataforma Lorito 1 cumple con los
límites, los requisitos y las exigencias previstos en la licencia ambiental
contenida en las resoluciones 331 y 466, ambas de 2012, respecto de las
zonas de recarga hídrica del río Humadea.

Cuarto.- Por Secretaría líbrese la comunicación prevista en el artículo


36 del Decreto 2591 de 1991.

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Notifíquese, comuníquese, publíquese en la Gaceta de la Corte
Constitucional y cúmplase.

ALBERTO ROJAS RÍOS


Magistrado

MARÍA VICTORIA CALLE CORREA


Magistrada

LUIS ERNESTO VARGAS SILVA


Magistrado

MARTHA VICTORIA SÁCHICA MÉNDEZ


Secretaria General

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