Derecho Interno Derecho Internacional: Diferencias
Derecho Interno Derecho Internacional: Diferencias
Derecho Interno Derecho Internacional: Diferencias
DERECHO
DIFERENCIAS
DERECHO INTERNO DERECHO INTERNACIONAL
El sujeto:
Se trata de aquel al que pueden
imputársele derechos y obligacio
nes a través de la ley. Todas las
personas, ya sean físicas o Los sujetos:
jurídicas, son sujetos de derecho. Pueden tratarse de personas
[ CITATION def28 \l 2058 ]
naturales o jurídicas de distintos
Estados, las cuales poseen
El objeto:
derechos u obligaciones.
Es todo lo que existe fuera del
sujeto de derecho, el cual debe
El objeto:
ser capaz de ser apropiado, (ya
Es el presupuesto indispensable
que existen materias que no son
para la aplicación del Derecho
sujeto de derecho, como por
Internacional Privado, porque en
ejemplo el sol, que no son objeto
la relación jurídica tiene que estar
de derecho por no ser posible su
presente al menos un elemento
apropiación), ya sean estos
extranjero para que sea posible la
corpóreos (como por ejemplo:
aplicación de leyes distintas.
vehículos, casas, etc.) o
incorpóreos (como por ejemplo:
El lugar:
la propiedad intelectual), y sobre
Consiste en el espacio en el que
lo cual recae la relación jurídica.
[ CITATION Loz17 \l 2058 ] surgen los conflictos de leyes en
cuanto a la aplicación de la norma
El lugar: por el ámbito de validez de la
Consiste en el espacio en el que misma. (Unamdm,2020)
surgen los conflictos de leyes en
cuanto a la aplicación de la norma
por el ámbito de validez de la
misma. (Unamdm,2020)
Fuentes de consulta:
Definición de. (2008-20128). definicion.de. Obtenido de definicion.de:
https://definicion.de/sujeto-de-derecho/
Hay muchos supuestos, pero en resumen: si usted no tiene claro en qué país se tiene que
divorciar, es seguro que usted se encuentra ante un divorcio internacional. Puesto que si
usted nunca ha salido de su país o nunca se ha casado con un extranjero, no va tener esa
duda. Un abogado especialista en Derecho Civil Internacional, analizará a partir de las
circunstancias: En qué país se deben iniciar los trámites y presentar la demanda de
divorcio o separación. Qué ley se va a aplicar al procedimiento judicial, dado que es
posible que aunque se acuda a un Juzgado español, se deba aplicar la ley de otro país y
viceversa y esto puede ser beneficioso o perjudicial, según cuales sean nuestros
intereses y según el régimen de divorcio que la ley de ese país tenga previsto. Estas dos
cuestiones, van a ser de vital importancia, pero en este artículo nos centraremos en el
primero de los puntos dejando para otro momento la cuestión de cuál será la ley aplicable,
y por tanto vamos a ver cuál es la importancia de saber dónde se ha de presentar la
demanda de divorcio o separación. Ante los Juzgados de qué país se presenta la
demanda de divorcio o separación? En el momento de finalizar la relación, es muy
corriente que se deje pasar un tiempo hasta que se decide iniciar los trámites del divorcio,
y en este tiempo, puede ocurrir que uno de los cónyuges se traslade a otro país. También
puede ocurrir que alguno de ellos, o incluso ambos, fijen su residencia en un país distinto,
que puede ser el de su nacionalidad u otro diferente. Imaginemos por ejemplo una
persona española que se ha casado con una persona de nacionalidad alemana, y tras el
fin de la relación, el cónyuge alemán vuelve a Alemania y presenta una demanda de
divorcio en Alemania ¿ qué debe de hacer la persona de nacionalidad española? ¿ Debe
acudir a Alemania para divorciarse, debiendo de contratar allí un abogado? ¿ O acaso
tiene derecho a que su divorcio se tramite ante un Juzgado español? Pues bien, existen
distintas reglas que nos indicarán en qué Juzgado se ha de presentar la demanda de
divorcio o separación según las circunstancias en que se encuentre la pareja: La primera
regla es que la demanda de divorcio o separación se ha de presentar ante los Juzgados
del país en el que el matrimonio tenga fijada su residencia habitual al momento de querer
plantear el divorcio. De este modo, si el matrimonio reside en España al momento de
querer plantear el divorcio, la demanda se presentará ante los Juzgados españoles. Es
indiferente la nacionalidad de los cónyuges, o el lugar en que se realizó el matrimonio. Lo
determinante es dónde residen de modo habitual. La segunda regla nos indica que,
aunque uno de los cónyuges se haya desplazado a vivir a otro país, la demanda se ha de
presentar ante los Juzgados del país en que tuvieran fijada su residencia habitual cuando
convivían, siempre que uno de ellos aún resida allí. Por ejemplo, si convivían en España,
pero ahora uno de ellos reside en otro país, la demanda se deberá de presentar en
España, porque el otro cónyuge aún reside en dicho territorio. La coletilla de «siempre que
uno de ellos aún resida allí» es importante, quiere decir que si la pareja convivía en
España, pero al momento de presentar la demanda ninguno de ellos reside en este país,
la demanda no se podrá presentar en dicho territorio en base a esta regla, y por tanto
habrá que ver los requisitos del resto de reglas que estamos explicando. La tercera regla
nos indica que la demanda se podrá presentar ante los Juzgados del país en que resida
habitualmente el demandado. No tiene ningún misterio, si usted prefiere, por algún motivo,
presentar la demanda de divorcio ante el Juzgado de Tokio, donde ahora reside su
todavía cónyuge, puede hacerlo…aunque por lo general, en principio, siempre será
preferible plantear la demanda en los Juzgados del país en que el sistema judicial resulta
mínimamente conocido, o por lo menos familiar. La cuarta regla nos indica que, si el
divorcio se va a plantear de mutuo acuerdo, la demanda se presentará, a elección de los
cónyuges, en el país donde cualquiera de ellos resida habitualmente. Es decir, si uno
reside en Venezuela y el otro en España, y la demanda va a ser conjunta, entonces
ambos pueden decidir si quieren divorciarse ante los Juzgados de Venezuela o bien ante
los Juzgados españoles. Ojo, porque si en algún momento la relación se complica y
deciden tramitar el divorcio » por las malas», la elección ya estará hecha, por lo tanto
cuando se toma la decisión han de preverse todas las posibles circunstancias. La quinta
regla, indica que el demandante podrá presentar la demanda de divorcio ante los
Juzgados del país en el que resida habitualmente, siempre que lleve residiendo en dicho
país por lo menos un año inmediatamente antes de la presentación de la demanda. La
importancia de esta norma, radica en que no importa ya el lugar en que el matrimonio
hubiera convivido, lo que, puede resultar beneficioso en caso de que haga mucho tiempo
que se ha abandonado el país en que se compartió la convivencia. La sexta regla, permite
al demandante presentar la demanda de divorcio ante los Juzgados de su país de
residencia, aunque sólo haya estado residiendo en dicho país durante los 6 meses
inmediatamente anteriores a la presentación de la demanda, si es nacional de dicho país.
Es decir, si usted es nacional español podrá presentar la demanda ante los Juzgados
españoles sólo con haber residido en España 6 meses, sin importar nuevamente otros
factores como que la convivencia se hubiera desarrollado, por ejemplo, en Francia. Por
último, la séptima regla, permite a los cónyuges la presentación de la demanda ante el
Tribunal del País del que ambos sean nacionales. Al margen de las opciones anteriores,
hay que decir que en Derecho Internacional se ha de tender a iniciar los procedimiento
judiciales en aquel país en que existan mayores conexiones, es por ello que no existe un
único criterio legal, sino que, para facilitar la posibilidad de proceder al divorcio con el
menor perjuicio posible, cabe conjugar las anteriores reglas con la realidad de dónde se
encuentran los cónyuges en cada caso concreto u otras como dónde residen los menores
si los hay, etc. Antes de iniciar los trámites, se ha reflexionar ¿ en qué país será más
sencillo plantear la demanda de divorcio? ¿ Conoces mejor el sistema judicial de un país
extranjero que el español? ¿ En qué país te será más sencillo acceder a un abogado de tu
confianza? ¿ Conoces el idioma del país en que tu pareja quiere plantear el divorcio?
¿ En qué país querrás que se ejecuten las medidas que se adopten en la procedimiento
judicial En tercer lugar, imaginando que se tiene una sentencia que declarara el divorcio
en España y se busca su aplicación en México ¿se pueden aplicar sentencias extranjeras
en México?”Algunos creerían que las personas que son sentenciados en un país
extranjero, podrán venir a México sin que haya repercusiones sobre sus actos o que la
sentencia en su contra no tendrá validez en nuestro país, pero no es así. En este artículo
te contaremos qué pasa con las sentencias dictadas en el extranjero. ¿Pueden
reconocerse o hacerse validas en México sentencias extranjeras? En el caso de la
materia civil, ésta es muy específica al mencionar que tanto las sentencias, los laudos
arbitrales privados de carácter no comercial y demás resoluciones jurisdiccionales
dictados en el extranjero tendrán eficacia y serán reconocidos en la república mexicana
en todo lo que no sea contrario al orden público interno en los términos de la ley, salvo lo
dispuesto por los tratados y convenciones de los que México sea parte. Cuál es la
principal función de los jueces mexicanos respecto a las sentencias o laudos dictados en
el extranjero? Por regla general, el juez mexicano debe limitarse a revisar, resolver si
reconocerá la sentencia extranjera y en su caso ordenar su ejecución, no le corresponde
al juez atender el litigio que concluyó con ella, es decir, la ley prohíbe que los tribunales
mexicanos examinen o decidan sobre la justicia o injusticia del fallo extranjero. Tienen que
cumplir algún requisito las sentencias extranjeras para poderse ejecutar en México?
Sí, las sentencias extranjeras podrán tener fuerza de ejecución en México, si cumplen con
las siguientes condiciones: Que se hayan satisfecho las formalidades previstas en el
Código Federal de Procedimientos Civiles en materia de exhortos provenientes del
extranjero.
Que el juez o tribunal sentenciador haya tenido competencia para conocer y juzgar el
asunto de acuerdo con las reglas reconocidas en el derecho internacional que sean
compatibles con las adoptadas por nuestro Código. El Juez o tribunal sentenciador
extranjero no tiene competencia cuando exista, en los actos jurídicos de que devenga la
resolución que se pretenda ejecutar, una cláusula de sometimiento únicamente a la
jurisdicción de tribunales mexicanos. Que el demandado haya sido notificado o
emplazado en forma personal a efecto de asegurarle la garantía de audiencia y el
ejercicio de sus defensas. Que tengan el carácter de cosa juzgada en el país en que
fueron dictados, o que no exista recurso ordinario en su contra. Que la acción que les dio
origen no sea materia de juicio que esté pendiente entre las mismas partes ante tribunales
mexicanos y en el cual hubiere prevenido el tribunal mexicano o cuando menos que el
exhorto o carta rogatoria para emplazar hubieren sido tramitados y entregados a la
Secretaría de Relaciones Exteriores o a las autoridades del Estado donde deba
practicarse el emplazamiento. La misma regla se aplicará cuando se hubiera dictado
sentencia definitiva. Que la obligación para cuyo cumplimiento se haya procedido no sea
contraria al orden público en México; yo obstante el cumplimiento de las anteriores
condiciones, el tribunal podrá negar la ejecución si se probara que en el país de origen no
se ejecutan sentencias o laudos extranjeros en casos análogos. Qué pasa si la sentencia
extranjera no puede cumplirse en su totalidad en México? Si una sentencia, laudo o
resolución jurisdiccional extranjera no pudiera tener eficacia en su totalidad, el tribunal
podrá admitir su eficacia parcial a petición de parte interesada.
El presente estudio debe partir del presupuesto dogmático, que confirma que las meras
diferencias en el tratamiento sustantivo de la institución del divorcio en el derecho
comparado carecen de valor para el tráfico externo de las decisiones de divorcio, ya que
el Dir. Acepta la presencia de una pluralidad de ordenamientos y respeta la diversidad de
sus formulaciones.7 Por ello, desde la perspectiva del juez requerido, el contenido
material de la norma aplicada al divorcio es atractivo sólo a efectos de verificar si su
reconocimiento puede interesar principios y valores esenciales del foro, principios y
valores sobre los que se construye el concepto de orden público en una determinada
soberanía. Es preciso saber, sin embargo, que el orden público se caracteriza por su
relativismo espacial y temporal. Quiere esto decir que lo que para una determinada
soberanía es orden público, para la otra no lo es (relativismo espacial), y lo que en un
momento determinado ha sido considerado como cuestión de orden público en una
misma soberanía, con el tiempo, este criterio puede variar (relativismo temporal).Además
de estos conocidos caracteres muy bien identificados por la doctrina iusprivatista, es
importante conocer asimismo que el orden público no se desenvuelve con el mismo rigor
en el sector de ley aplicable que en el sector del reconocimiento. Los problemas a los que
se enfrenta el juez requerido son algo diferentes de aquellos a los que se enfrenta el juez
que conoce del fondo del asunto. Esta particularidad implica distinguir cuál es la función
de esta cláusula cuando es él quien resuelve el divorcio con elemento heterogéneo, y la
que despliega cuando el divorcio que pretende surtir efectos en su territorio ha sido ya
resuelto por un juez extranjero según sus propias normas.9En sede de reconocimiento, el
orden público, como recurso excepcional que es, debe intervenir de forma restrictiva; es
decir, en aquellos casos en que se produzca una contrariedad manifiesta con los
principios básicos que ordenan el sistema jurídico del Estado requerido, con exclusión de
sus normas imperativas, normas, estas últimas, a las que la autoridad del foro
posiblemente tendrá que atender cuando el divorcio se plantee ante su jurisdicción, pero
que no deberían impedir el éxito de una decisión adoptada por un juez extranjero si su
reconocimiento no interesa de manera sustancial el orden público del Estado requerido.
Es por esta razón que la apreciación de la cláusula general de orden público precise
distinguir su contenido y alcance internacional de la perspectiva interna, cuya intervención
se reduce a los supuestos meramente domésticos. De mismo modo, conviene señalar
que aun cuando el reconocimiento de una decisión extranjera llegara a violentar principios
y valores esenciales del foro, cabe todavía apreciar su atenuación en atención a las
concretas circunstancias que rodean al caso y a su vinculación con el ordenamiento del
foro.
Por lo demás, el control de la ley aplicada ha sido una exigencia muy criticada por la
doctrina iusprivatista, que entiende que en un sector autónomo como es el reconocimiento
de decisiones resulta irrazonable admitir la competencia del juez extranjero para
inmediatamente cuestionar su competencia legislativa,16 competencia, esta última, que
afecta únicamente la determinación de la ley aplicable cuando un tribunal conoce del
fondo del asunto.
Aunque en algunas sentencias puntuales esta norma fue aplicada tras su derogación. Así,
por ejemplo, en la sentencia de la Corte Superior de Justicia del 19 de agosto de 2014,
fue denegado el reconocimiento de una decisión española de divorcio fundado en una
competencia exclusiva inexistente en esta materia desde 1984. Una decisión que fue
revocada en apelación mediante sentencia de la CSJ del 23 de marzo de 2016, señalando
que “nuestra legislación prevé supuestos en los cuales se establece una única y
excluyente competencia de los jueces peruanos para conocer determinados asuntos, lo
cual implica a su vez que existen otros asuntos en los que incluso siendo competente un
juez peruano se permite que el asunto pueda ser asimismo ventilado por tribunales de
otro Estado. Nuestro ordenamiento jurídico no ha establecido una competencia
«exclusiva» de los jueces peruanos para conocer de divorcios solicitados respecto de
matrimonios celebrados en el Perú, y en tal sentido, es jurídicamente posible que un
matrimonio realizado en nuestro país, pueda ser disuelto por un juez extranjero, por lo
que, estando a que en el presente caso, la sentencia extranjera ––emitida en España––
cuyo reconocimiento se pide no ha resuelto sobre un asunto de competencia exclusiva
peruana, se ha satisfecha la exigencia del inciso 1 del artículo 2104 del Código Civil, no
pudiendo ampararse tal argumento invocado en la contradicción”. En la misma dirección
véanse las sentencias de la CSJ peruana del 12 de junio y del 15 de octubre de 2012.
Véase García Calderón, M., “Art. 2104 del Código Civil”, en Comentarios al Código Civil,
Gaceta Jurídica, 2007, p. 672.“Los tribunales peruanos son competentes para conocer de
las acciones contra personas domiciliadas en el territorio nacional”.
58Delgado Menéndez, Ma. A., “Art. 2070 del Código Civil”, en Comentarios al Código
Civil, Gaceta Jurídica, 2007, pp. 710 y 711.
Según el artículo 36 del C.c., “El domicilio conyugal es aquél en el cual los cónyuges viven
de consuno o, en su defecto, el último que compartieron”. Véase García Calderón, M.,
“Art. 36 del Código Civil”; en Comentarios al Código Civil, Gaceta Jurídica, 2007, p. 669.
66“Art. 42. El matrimonio termina: 1o. Por la muerte de uno de los cónyuges; 2o. Por la
muerte presunta, cumplidos que sean los plazos señalados en el artículo siguiente; 3o.
Por sentencia firme de nulidad, y 4o. Por sentencia firme de divorcio”.
Y ello, al margen de las carencias que esta norma refleja. Véase nota 79.
José Luis Siqueiros, al hacer referencia a la reserva por parte de México del artículo 1o.
de la Convención de Montevideo, según la cual se limita su aplicación a las “sentencias
de condena patrimonial”, lo considera como una reducción del marco de aplicación a “las
fuentes extranjeras dictadas por órganos jurisdiccionales, excluyendo las sentencias
dictadas en procesos penales” (aun cuando se refieran a la indemnización de perjuicios
derivados del delito), así como “las sentencias sobre el estado civil y la capacidad de las
personas físicas, y las emanadas de procesos contenciosos administrativos o de cualquier
otra autoridad que ejerza alguna función jurisdiccional que no sea estrictamente el poder
judicial”. Con lo cual, sólo fuera del ámbito convencional, sí “sería posible solicitar la
ejecución en México de fallos dictados en el extranjero que se refieren al estado civil y
capacidad de personas físicas, de divorcio, nulidad de matrimonio, régimen marital de los
bienes, funciones alimenticias”. En virtud de esta reserva la Convención no resulta
aplicable a las sentencias de divorcio, las cuales son decisiones sobre el estado civil de
las personas y no entran dentro de la calificación de “sentencia de condena en materia
patrimonial”. En algunos casos el juez venezolano como Estado receptor claramente lo ha
dejado establecido, al afirmar:
Los artículos 850 y 856 del CPCV y el artículo 28 (2) de la Ley Orgánica del Tribunal
Supremo de Justicia (en adelante, “LOTSJ”),43 determinan las reglas de competencia
para conocer de los procedimientos de exequátur, las cuales toman en consideración la
naturaleza contenciosa o no del procedimiento judicial que dio lugar a la sentencia
extranjera. Así, la autoridad jurisdiccional venezolana, ante la cual se presente la solicitud,
deberá determinar previamente y de oficio, sin que ello suponga, en todo caso, un
pronunciamiento separado, si el asunto correspondió a la jurisdicción contenciosa o
voluntaria, lo cual exige un examen sobre la naturaleza de la materia sobre la cual versa
la sentencia extranjera. Algunas directrices pueden extraerse de las decisiones del TSJ
para calificar un asunto como contencioso o no contencioso. Así, se debe atender a la
naturaleza del procedimiento, lo cual no se deduce de su mera ubicación en los Códigos.
Esto es, la idea de juicio, controversia o contención entre las partes debe ser descartada
cuando la función del tribunal, con arreglo a las normas que regulan su actuación en el
procedimiento, no tienen, en principio, por objeto resolver un conflicto de intereses o
pretensiones opuestas, sino más bien obtener su colaboración para que la voluntad de los
particulares pueda producir los efectos jurídicos que la ley le atribuye.44
México hizo reserva expresa al artículo 1o., limitando la aplicación de la Convención a las
sentencias de condena patrimonial dictada en uno de los Estados Partes.
http://www.oas.org/juridico/spanish/firmas/b-41.html
Véase comentarios sobre esta Convención en: Mikel, Tatiana B. de, “Convenciones
Interamericanas sobre Derecho Procesal Internacional”, Revista de Derecho Privado,
Caracas, Universidad Central de España, año 2, núm. 3, 1985, pp. 135 y 136. De la
misma autora “Conferencia Especializada Interamericana sobre Derecho Internacional
Privado. CIDIP III”, Revista de Derecho Privado, Caracas, Universidad Central de España,
año 1, núm. 3, julio-septiembre de 1984, pp. 225 y 226.
TSJ/SPA, numb. 2699, 29/11/2006 (Russell Morris Dalen vs. Claire Lucia Hodgson).
Ley Orgánica de los Espacios Acuáticos e Insulares (2002), Gaceta Oficial (en adelante
“G. O.”), núm. 37596 del 20 de diciembre de 2002; y el Decreto con Fuerza de Ley de
Comercio Marítimo, 2001, reformado en 2006. G. O. núm. 38351 del 5 de enero de 2006.
Sánchez Colisa, Joaquín, o. cit., pp. 367 y 368; Parra-Aranguren, Gonzalo, “El juicio
previo del exequátur y la eficacia de las sentencias extranjeras en España”, Estudios de
derecho procesal civil internacional, Caracas, Universidad Central de España, 1998, pp.
331 y 332.
Artículo 53. “Las sentencias extranjeras tendrán efecto en España siempre que reúnan los
siguientes requisitos: 1. Que hayan sido dictadas en materia civil o mercantil o, en
general, en materia de relaciones jurídicas privadas; 2. Que tengan fuerza de cosa
juzgada de acuerdo con la ley del Estado en el cual han sido pronunciadas; 3. Que no
versen sobre derechos reales respecto a bienes inmuebles situados en la República o que
no se haya arrebatado a España la jurisdicción exclusiva que le correspondiere para
conocer del negocio; 4. Que los tribunales del Estado sentenciador tengan jurisdicción
para conocer de la causa de acuerdo con los principios generales de jurisdicción
consagrados en el Capítulo IX de esta Ley; 5. Que el demandado haya sido debidamente
citado, con tiempo suficiente para comparecer, y que se le hayan otorgado en general, las
garantías procesales que aseguren una razonable posibilidad de defensa; 6. Que no sean
incompatibles con sentencia anterior que tenga autoridad de cosa juzgada; y que no se
encuentre pendiente, ante los tribunales venezolanos, un juicio sobre el mismo objeto y
entre las mismas partes, iniciado antes que se hubiere dictado la sentencia extranjera”.
Artículo 852: “La solicitud de exequátur se presentará por escrito en el cual se exprese la
persona que lo pida, su domicilio o residencia, la persona contra la cual haya de obrar la
ejecutoria, y su domicilio o residencia. La solicitud deberá acompañarse con la sentencia
de cuya ejecución se trate, con la ejecutoria que se haya librado y la comprobación de los
requisitos indicados en el artículo precedente: todo en forma auténtica y legalizado por la
autoridad competente”.
Auto de la CSJ/SPA, núm. 474, 14 de junio de 1994 (Arlen García Dónate), véase extracto
en OPT/JCSJ, núm. 6, 1994, pp. 216-218; TSJ/SCC, núm. 737, 26/09/2006 (Alexandra
García Alfaro y Nelson Jesús Rincón Morales).
Remiro Brotones, Ejecución de…, cit., p. 192. En el foro venezolano se observa con
complacencia una cierta tendencia hacia el reconocimiento, en el entendido que “en
materia de reconocimiento de sentencias extranjeras la regla general es el pase, y su
negativa sería la excepción, pues negarle vigencia en el territorio a una situación
jurídicamente creada en el extranjero afectaría a las partes intervinientes y a los terceros,
porque su realidad de hecho difiere de la realidad jurídica, pues se estaría negando el
reconocimiento de los derechos adquiridos en otro Estado que ya conoció del asunto”.
Véase, TSJ/SCC, núm. 512, 10 de julio de 2007 (Noelia Jamete Aguilar Lozada vs.
Norberto Rank).
Ídem
TSJ/SPA, núm. 2185 (Manuel Arturo Espinoza de los Monteros Guerra vs. Iris Marina
Márquez García) del 17 de noviembre de 2004.
TSJ/SCC, núm. 70 (Alexandra García Alfaro y Nelson Jesús Rincón Morales) del 7 de
febrero de 2006
TSJ/SCC, núm. 323 (Alexandra García Alfaro y Nelson Jesús Rincón Morales) del 23 de
mayo de 2006
TSJ/SCC, núm. 737 (Alexandra García Alfaro y Nelson Jesús Rincón Morales) del 26 de
septiembre de 2006.
TSJ/SCC, núm. 474 (Alexandra García Alfaro y Nelson Jesús Rincón Morales) del 26 de
junio de 2007.
En el mismo sentido TSJ/SCC, núm. 474 (Mariza López Vellorín y Carlos Torrearla
Castro) del 25 noviembre de 2011.
Este último literal fue reservado por España al ratificar la Convención, por ende, no es
aplicable. Véase, Ley aprobatoria publicada en G. O. núm. 33033 del 3 de octubre de
1984.
Con todo, si partimos de los presupuestos que ratifican que: a) no todas las
desigualdades que pudieran derivar de la distinta regulación de la
institución del divorcio en el derecho comparado lesionan principios y
valores básicos del Estado requerido; b) que no todos los regímenes de
reconocimiento articulan exigencias que impliquen la búsqueda de una
conformidad con las normas sustantivas del foro, y c) que el control de la
ley aplicada no es una exigencia presente en todos los regímenes de
reconocimiento. En consecuencia, se impone como cuestión de primer
orden precisar cómo se articulan estas tres cuestiones en las distintas
fuentes que vinculan a Chile y a Perú en relación con las decisiones
extranjeras de divorcio. En el desarrollo de este punto estudiaremos cómo
las distintas fuentes que vinculan a Chile y a Perú en el ámbito del divorcio
abordan normativamente la excepción de orden público, así como de
cualquier otro condicionamiento que autorice la búsqueda de una
identificación entre el derecho aplicado al divorcio y las normas sustantivas
del foro. Pero, antes de entrar a analizar las condiciones de reconocimiento
previstas en cada una de las fuentes, haremos una referencia sucinta a las
normas de competencia judicial internacional (CJI) y de ley aplicable en
ellas recogidas, dada la repercusión que estas normas, sobre todo las de
ley aplicable, van a tener en el tratamiento de estas decisiones en sede de
reconocimiento chilena y peruana. Desde este conocimiento pretendemos
fraguar de su proyección en la doctrina local y en la jurisprudencia de
ambos países.
S1. Actividad integradora. Las diferencias entre Derecho Internacional Privado y Público
https://prezi.com/view/eqLRrRikVud6szgo3A8m/