LIBRO Jacobo Cleto FILOSOFO MEXICANO
LIBRO Jacobo Cleto FILOSOFO MEXICANO
LIBRO Jacobo Cleto FILOSOFO MEXICANO
FACULTAD DE ARQUITECTURA
POR
JUNIO, 2016
UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE NUEVO LEÓN
FACULTAD DE ARQUITECTURA
DIVISION DE ESTUDIOS DE POSGRADO
TESIS
POR
JUNIO, 2016
1
Comité de tesis
__________________________________________________
Director de Tesis
__________________________________________________
Secretario(a)
__________________________________________________
Vocal
2
Agradecimientos:
Introducción ....................................................................................................................... 5
Capítulo 1. La arquitectura como experiencia. Teorías sobre la experiencia de la
arquitectura...................................................................................................................... 14
1.1 El concepto de experiencia entre el percibir y el concebir .................................... 15
1.1.1 Primer prejuicio: la percepción como sinónimo de la visión ......................... 16
1.1.2 Segundo prejuicio: la percepción como contemplación ................................. 19
1.1.3 Tercer prejuicio: la experiencia solo es sensible ............................................ 21
1.2 La experiencia de la arquitectura en el pensamiento sobre el espacio ................... 22
1.2.1 La experiencia de la arquitectura como asunto estético ................................. 24
1.2.2 La experiencia de la arquitectura como problema ético ................................. 32
Digresión. La experiencia de la arquitectura como espacio vivido.................................... 38
1.3 El diseño de los edificios y sus consecuencias ...................................................... 42
1.4 La experiencia de la arquitectura .......................................................................... 47
2. La experiencia de la fábrica en el mundo occidental .................................................... 49
2.1 Ideas que han configurado las fábricas ....................................................................... 52
Digresión. Estéticas de la máquina. Futurismo y Expresionismo como polos extremos de
la modernidad .................................................................................................................. 66
2. 2 La fábrica como configuradora de ideas.................................................................... 81
2.2.1 La fábrica como modelo social ............................................................................ 82
2.2.1 La fábrica como medio de venta.......................................................................... 87
2.2.1 La fábrica como espacio cultural ......................................................................... 93
Capítulo 3. La experiencia de la fábrica en Monterrey ..................................................... 97
3.1 Experiencia “heroica” de la fábrica regiomontana ................................................... 100
3. 2 Sospecha y desapego al pasado industria ................................................................ 109
Digresión. Los usos de la memoria del turismo .............................................................. 115
3.3 La experiencia de la recreación en los reciclajes de la arquitectura industrial .... 120
Capitulo. 4 La experiencia como eje en la intervención y reutilización del patrimonio
industrial de Monterrey .................................................................................................. 133
4.1 Posibilidades de un patrimonio industrial en Monterrey .......................................... 134
4.2 El turismo creativo o experiencial como estrategia .................................................. 144
4.3 Claves para aplicar una política de la “justa memoria” y del “justo patrimonio” ... 148
Conclusiones ................................................................................................................. 151
Bibliografía ..................................................................................................................... 156
Créditos fotográficos ...................................................................................................... 163
5
Introducción
1 El concepto de fábrica pionera se toma prestado de Javier Rojas quien las define como “portadoras
de valores culturales porque han generado elementos intelectuales que tienen interés para la
sociedad, desde el punto de vista de la tradición, las costumbres, la ciencia y la técnica”. Véase
Javier Rojas, Fábricas pioneras de la industria en Nuevo León, Monterrey, Universidad Autónoma
de Nuevo León, 1997, p. 23.
2 Paul Ricœur. La memoria, la historia, el olvido, Madrid, Trotta, 2010, p. 20.
7
Estas observaciones pueden resultar obvias dado que abunda mucha literatura
científica sobre el tema donde las fábricas son el escenario mudo del estudio de la
industrialización, el cual ha privilegiado los aspectos económico-políticos,
resaltando las investigaciones acerca de las condiciones materiales para el
surgimiento de la industrialización en Isidro Vizcaya3, los estudios de las familias y
3 Isidro Vizcaya, Los orígenes de la industrialización de Monterrey: una historia económica y social
desde la caída del Segundo Imperio hasta el fin de la Revolución (1867-1920), Monterrey, Fondo
Editorial Nuevo León / ITESM, 2006.
8
grupos que formaron la industria en Mario Cerutti,4 o en otro caso los trabajos en
torno a los modos de vida de los obreros, las querellas sindicales, las crisis
empresariales y las transformaciones del mundo empresarial en Isabel Ortega5 o el
discurso oculto detrás del proteccionismo empresarial en Lylia Palacios6.
4 Mario Cerutti, Burguesía y Capitalismo en Monterrey, 1850-1910, Monterrey, N.L., Fondo Editorial
de Nuevo León, 2006.
5 Isabel Ortega (coord.), Nuevo León en el siglo XX vol. I La industrialización. Del segundo auge
industrial a la crisis de 1982, Monterrey N.L., Fondo Editorial de Nuevo León, 2007.
6 Lylia Palacios, “De la cultura del trabajo a la cultura de la competitividad” en Víctor López Villafañe,
Apertura y globalización: de la crisis de 1982 al fin de siglo Nuevo León en el siglo XX, México: Fondo
Editorial de Nuevo León, 2007.
Entre los libros que ofrecen conocimientos sobre la arquitectura fabril en Monterrey se encuentran
7
los siguientes: Juan Manuel Casas García, Concreto y efímero: catálogo de arquitectura civil de
Monterrey 1920-1960, donde hay un capítulo dedicado a la historia y lenguaje arquitectónico de las
fábricas regiomontana modernas; Rosana Covarrubias Mijares, Tierra, fuego, aire, agua un estudio
sobre el devenir urbanístico y arquitectónico de la Fundidora de Monterrey, sobre la historia de
Fundidora y su impacto urbano y José Manuel Prieto González, Patrimonio Moderno y Cultura
Arquitectónica en Monterrey: Claves de un Desencuentro que aporta luces sobre la situación y
valorización de las fábricas modernas en la actualidad.
9
14 Rudolf Arnheim, “Gesalt y Arte” en James Hogg, Psicologia y artes visuales, Barcelona, Gustavo
Gili, 1969, p. 238.
15 Rudolf Arnheim, La forma visual de la arquitectura, Barcelona, Gustavo Gili, 2001 p. 14
17
recorta en el ser total de París, no hace más que confirmar un cierto estilo o
un cierto sentido de París. Y cuando llegué por primera vez, las primeras
calles que vi a la salida de la estación, no fueron más que, como las primeras
palabras de un desconocido, las manifestaciones de una esencia todavía
ambigua, pero ya incomparable. No percibimos casi ningún objeto, como no
vemos los ojos de un rostro familiar, sino su mirada y su expresión.16
Esta idea es continuada por Steven Holl quien enseña cómo el conocimiento
de la ciudad es un hecho fragmentario ya que depende de nuestra posición en ella 17.
Por tanto, percibir es siempre una perspectiva, donde el conocimiento de lo
percibido es incompleto, lo cual no es negativo porque al captar una parte del todo
se descubre un conjunto de particularidades, ocultas en el enfoque total de ese
objeto; de esta manera es posible entender que a partir de un espacio se puedan
derivar otros, mucho más particulares o individualizados que serían la suma de
experiencias o recuerdos de una persona en un sitio.
16
Merleau-Ponty, Fenomenología de la percepción, p. 296.
17 Steven Holl, Cuestiones de percepción: fenomenología de la arquitectura, Barcelona, Gustavo
Gili, 2011, p.11.
18
Otro de los aportes de Steven Holl son las “zonas fenoménicas”, utilizadas
para examinar como la arquitectura afecta a los sentidos21. La idea consiste en
entender que la arquitectura está compuesta por fenómenos perceptivos que
involucran a la vista, el tacto, el oído, el olfato, los cuales dan un significado al lugar.
18 Guy Debord, “Teoría de la deriva” en Luis Navarro (coord.), Internacional situacionista, vol. I: La
realización del arte, Madrid, Literatura Gris, 1999, p. 53.
19Constant, La Nueva Babilonia, Barcelona, Gustavo Gili, 2009, pp.18 - 19.
20Juhani Pallasmaa, Los ojos de la piel. La arquitectura y los sentidos, Barcelona, Gustavo Gili
2011, p. 12.
21 Steven Holl, Ob. Cit., p. 13
19
Como ejemplo de las zonas fenoménicas propuestas por Holl está la de luz
y la sombra conformada por los sólidos y vacíos, con los cuales se determina el
grado de opacidad, trasparencia o traslucidez de un edificio22.
Pero esta unidad no es pura biología o física. El ser humano posee una
cultura con la cual establece relaciones distintas con su medio, a pesar de compartir
la misma base biológica porque todos los seres humanos poseen los mismos
sentidos pero están inmersos en contextos distintos con características físicas que
Este ejemplo hace evidente cómo a través de los sentidos el ser humano se
orienta en el mundo. Sin embargo esto no quiere decir que la percepción sea solo
la recepción de estímulos, como si la operación de conocer el mundo es equiparable
a la contemplación.
Más bien, la percepción se sirve de las relaciones del ser humano con el
mundo, de manera que el percibir se da en la interacción con el medio y no antes;
en otras palabras, la percepción se da solo en la actividad. Esta postura es
sostenida por Tim Ingold para quien la percepción es participación en un entorno25
y por lo tanto percibir no se da con independencia de las relaciones con el medio.
24
Yi-fu Tuan, Topofilia: un estudio de las percepciones, actitudes y valores sobre el entorno.
Barcelona, Melusina, 2007, p. 23.
25 Tim Ingold, “Tres en uno: Cómo disolver las distinciones entre cuerpo, mente y cultura” en Tomás
Sánchez Criado (ed), Tecnogénesis: La Construcción Técnica De Las Ecologías Humanas Madrid,
AIBR, 2008 p. 22.
21
26 Para Cassirer es la concepción simbólica de la cultura, así bajo el nombre de formas simbólicas,
agrupa las creaciones humanas como el arte, la religión, el mito, la ciencia y la historia. Ernst
Cassirer, Las ciencias de la cultura, México, (D.F), Fondo de Cultura Económica, 1951, p. 42.
27 Gadamer, Ob. Cit., p. 231
22
que postula que toda acción está inserta en una tradición ya sea para confirmarla o
rechazarla. Así, por extensión a la idea de Gadamer, la comprensión del lugar
depende en cierta medida de la historia
28 Ibíd. p 67
29 Paul Goldberger, Por qué importa la arquitectura, Madrid, Ivorypress, 2012, p. 172
30 Steen Elier Rasmussen, La experiencia de la arquitectura, Barcelona, Reverté, 1974.
23
Steen Eiler Rasmussen es uno de los primeros autores que estudian la relación
edificio-usuario en la teoría de la arquitectura36 al plantear una propedéutica para
valorar y disfrutar los edificios a partir sus efectos: textura, color, ritmo, escala,
sonido, luz, efectos de contraste, lo lleno y lo vacío, todas ellas, categorías físicas
de los edificios. Su propuesta la resume en las siguientes palabras:
No basta con ver la arquitectura, hay que experimentarla. Hay que observar
cómo se proyectó para satisfacer un cometido especial y cómo se adaptó a
las ideas y al ritmo de una época específica. Hay que vivir en los espacios,
sentir cómo se cierran en torno a nosotros, observar con qué naturalidad se
nos guía de uno a otro. Hay que ser consciente de los efectos de la textura,
descubrir por qué se utilizaron precisamente esos colores y cómo la elección
dependió de la orientación de esos espacios en relación con las ventanas y
el sol.37
Los materiales no tienen límites, coged una piedra; podéis cerrarla, afilarla,
horadarla, hendirla y pulirla, y cada vez será distinta. Luego coged esa piedra
en proporciones minúsculas o en grandes proporciones, será de nuevo
distinta. Ponedla luego a la luz y veréis que es otra. Un mismo material tiene
miles de posibilidades38.
42 Ibid. p. 216.
43 Zumthor, Ob. Cit., p.15.
44 Merleau Ponty entiende por quiasmo un entrelazo, lo que “hay entre”. Lo utiliza como la relación
que permite mantener las dualidades de alma-cuerpo, idea-materia, visible-invisible y por
consiguiente da a la realidad su consistencia. (Maurice Merleau-Ponty, Lo visible y lo invisible, p
134.) no obstante el uso de este término por Steven Holl está planteado de una manera más reducida
porque con ese concepto quiere dar a entender que el objeto arquitectónico se manifiesta en una
diversidad de facetas que afectan a la sensibilidad humana.
28
46 Ibíd. 122.
47 Saldarriaga Roa, Ob. Cit., pp. 29-30.
30
Otro caso es el significado de los colores, ya que estos aparte de tener una
connotación psicológica también remiten a la cultura, donde son usados, ya que los
colores pueden significar la arquitectura, darle carácter festivo, lúgubre, alegre o
pueden hacer que su apariencia sea ligera o pesada 48 . Por ejemplo, el rosa
mexicano utilizado en la tradición constructiva de nuestro país es empleado por Luis
Barragán en su casa de Tacubaya (D.F) para recrear la casa mexicana tradicional.
Ahondado más en este punto, el color o una textura pueden caracterizar una
región: por lo tanto serán los efectos arquitectónicos los que definan al hecho
arquitectónico y no solo las estrategias o técnicas como tal. Un ejemplo de ello es
el sillar utilizado en las casas vernáculas de Barrio Antiguo en Monterrey, ya que es
un material imposible de trabajarlo ornamentalmente, dando lugar a formas toscas,
las cuales representan la austeridad franciscana, siendo esta la orden religiosa
principal en la época colonial en esta región.
50 Edward Hollis, La vida secreta de los edificios, Madrid, Siruela, 2012, p. 50.
51 Alberto Saldarriaga Roa, Ob. Cit., p. 272.
32
52 Josep María Montaner, La modernidad superada: arquitectura, arte y pensamiento del siglo XX,
Barcelona, Gustavo Gili, 1998, pp. 34-36.
53 Martin Heidegger Conferencias y Artículos. Barcelona, Ediciones del Serbal, 2001 p. 113
33
54Iñaki Abalos, La buena vida: visita guiada a las casas de la modernidad, Barcelona, Gustavo Gili,
2000, p. 59.
55 Christian Norberg-Schulz, Los principios de la arquitectura moderna: sobre la nueva tradición del
siglo XX, Barcelona, Reverté, 2005, p.188.
56 Ibíd., p.189.
57 Ernesto N. Rogers, Ob. Cit., p.131.
34
Viena dejando el resto de los pisos superiores sin ornamentación con un lenguaje
propio de la arquitectura moderna (figura 5).
58 Ibíd. p.136.
35
Aldo Rossi, alumno de Rogers, desarrolló la idea del lugar como memoria
espacial, al valorizar la ciudad histórica tanto por la permanencia de sus edificios,
como por su capacidad de mantener el recuerdo de los acontecimientos de una
ciudad. Esto sirve para estudiar la morfología de la ciudad y el papel de la gente en
la construcción de la misma.
59 Josep María Montaner, Después del movimiento moderno: arquitectura de la segunda mitad del
siglo XX, Barcelona, Gustavo Gili, 2006, p. 99
60 Aldo Rossi, La arquitectura de la ciudad, Barcelona, Gustavo Gili 2013, p. 82.
61 Ibíd., p. 84.
36
62Antonio Sant’elia y Filippo T. Marinetti, “Arquitectura futurista (1914)”, en Ulrich Conrads (comp.),
Programas y manifiestos de la arquitectura del siglo XX, Barcelona, Lumen, 1973, pp. 50-57.
63 Rem Koolhaas. La ciudad genérica, Barcelona, Gustavo Gili, 2006, p. 12,
64 Rossi, Ob. cit., p. 157.
37
Hay entonces una doble consideración sobre el tiempo. Por un lado permite
la orientación espacial porque es imposible estar en el mundo sin un pasado o una
historia, es decir, sin las referencias de los monumentos; y, por otro lado, se esboza
la idea de que la experiencia de la arquitectura es lo que produce memoria, lo que
resignifica a las formas. En palabras de Rossi, la memoria es “la transformación del
espacio en historia por parte del colectivo”66
Esto quiere decir que los seres humanos no solo viven el tiempo, lo hacen,
lo producen. Continuando con las palabras del arquitecto italiano, “la ciudad es el
locus de la memoria colectiva”67. Por consiguiente, la ciudad es un texto donde no
solo se lee el presente sino también el pasado. Por ende, la arquitectura es fuente
de conocimiento, es historia.
65 Ibid., p. 221
66 Ibíd., p. 227.
67 Ibíd., p. 226.
38
Así, los lugares valen en tanto son el depósito de un recuerdo. Este punto
puede ser más complicado de lo que parece porque remite a suponer la existencia
de instancias que publiciten o aminoren esos recuerdos al establecer una política
de la memoria al promover y recuperar edificios, pero al mismo tiempo se puede
ocasionar el olvido de edificios que pueden tener el mismo o más valor
arquitectónico que aquellos considerados como patrimoniales.
y sus consideraciones sobre el espacio al reflexionar sobre el ser humano como “ser
en el mundo”68, pasando por Merleau Ponty con sus estudios sobre la percepción y
el cuerpo, que sientan las bases de la discusión sobre la relación de los seres
humanos con su medio hasta Christian Norberg-Schulz, quien sistematiza la
discusión al proponer la noción de “espacio existencial”.
Para Martin Heidegger el espacio vivido será una de las discusiones centrales
en su analítica del “ser ahí” donde para explicar las relaciones del ser humano con
el mundo pone de relevancia los prefijos “en” y “con” para establecer los modos en
que los humanos se conducen con los otros y las cosas69
68 Martin Heidegger, El ser y el tiempo, México, D.F., Fondo de Cultura Económica, 2005, p. 65.
69 Peter Sloterdijk, Esferas I, Madrid, Siruela, 2009, p. 305
70 Merleau-Ponty, Fenomenología de la percepción, p. 296.
71 José Ortega y Gasset, Meditaciones del Quijote; Ideas sobre la novela, Madrid, Espasa-Calpe,
1969, p. 30.
72 Merleau-Ponty, Fenomenología de la percepción, p. 300.
40
Los paisajes, los edificios o las cosas que conforman el entorno de los seres
humanos tienen valor porque son focos, puntos de partida desde los cuales el
hombre puede ubicarse o identificarse. El espacio tiene por tanto no solo
propiedades físicas, sino también existenciales
79 Ibíd., p. 12
80 Norberg-Schulz, Intenciones en arquitectura, p. 125
81 Saldarriaga, Ob. Cit., p.30.
43
82Fil Hearn, Ideas que han configurado edificios, Barcelona, Gustavo Gili, 2006, p. 10.
83 Carlos Martí Aris, La cimbra y el Arco, Barcelona Fundación Caja de Arquitectos, 2005, pp. 26-
27
44
87
Ibíd., p. 40
47
Pero también hay otro componente que omite Saldarriaga Roa, que es el
pensamiento, ya que de acuerdo a lo investigado, la experiencia no solo implica
captar el medio, también es un acto de interpretación, porque las actitudes hacia el
entorno se acompañan de modos de pensar. Esto conduce a que la vivencia
espacial nunca es contemplativa, es interacción que pone en juego dimensiones
físicas y simbólicas de nuestro entorno con las cuales no solamente se esquematiza
sino también se reelaboran nuestros modos de sentir y de pensar.
son mediadas por ellos; no será lo mismo crecer en un pueblo con una escala
pequeña o estar en una ciudad donde predominan los rascacielos. Esto conduce a
que si la existencia humana es espacial, los modos de pensar y de actuar son
sugeridos por la arquitectura que conforma su hábitat.
Las experiencias provocadas por los edificios fabriles han ocasionado que
sean valorizadas de distintas maneras a lo largo de su historia; por ejemplo, la
50
Sin embargo, sus valores e imágenes no solo son producto del entusiasmo
por la tecnología o la confianza en la ciencia, también hay otras experiencias de la
fábrica: el impacto ambiental y urbano, la organización social, los modos de
sociabilidad. Experiencias que dan como resultado posturas ante lo fabril muy
distintas que evidencian cómo la fábrica en los últimos doscientos años ha
transformado la vida del ser humano.
Las fábricas, como todo edificio, gozan de una doble historia; por un lado, la
industrialización junto a sus trasformaciones a la cultura y por otro, el desarrollo de
la arquitectura fabril. Esta dualidad no es antagónica, la fábrica es tanto una
institución como una edificación. Esto sin duda recuerda a Michel Foucault cuando
plantea que el análisis de un discurso implica a su vez estudiar el lugar donde se
produce88.
88 Aunque Foucault liga la producción de discurso al poder (la coacción), por extensión cada práctica
cultural necesita de un espacio para reinventarse y romper las reglas establecidas. Véase, la relación
de sociedades de discurso (instituciones) y espacio en Michel Foucault, El orden del discurso,
Barcelona, Tusquets, 1999, p. 34.
51
Los edificios se construyen para llevar a cabo actividades. Sin embargo cada
actividad que se asigne a una edificación debe cumplir con las exigencias del
programa propuesto. Para lograrlo, tanto estructuralmente como formalmente los
espacios creados tienen que soportar las funciones asignadas.
Entre ellos, los que resultan más problemáticos no son aquellos que se hacen
para habitar, circular, o guardar, sino, aquellos donde la arquitectura está destinada
a la producción de un objeto, como las fábricas. Ya que desde la revolución
industrial estas pusieron en jaque los recursos formales, estructurales y espaciales
del siglo XVIII, por lo que en este apartado se realizará un recorrido desde los
primeros desarrollos e invenciones en las edificaciones fabriles hasta llegar a las
fábricas modernas.
emplazaron fuera de las ciudades por lo que se intervinieron las villas existentes
para llevar acabo la producción de objetos89
Este desastre ejemplifica cómo la falta de una edificación adecuada para las
fábricas volvió necesario diseñar estructuras adecuadas para soportar las
actividades fabriles lo cual provocó una crisis tipológica que radicaba en encontrar
los requisitos necesarios para proyectar un espacio funcional más que uno de corte
estilístico o estético.
90 Ibíd., p. 35.
91 Lewis Mumford, Técnica y civilización, Buenos Aires, Alianza Editorial, 1979, p. 114.
92 Darley, Ob. Cit., p. 33.
54
preocupación por lo funcional más que por lo estilístico, cuyo resultado fue un
enfoque más espacial en detrimento de la decoración en la arquitectura moderna93.
93
Para una mayor comprensión del rechazo del ornamento en favor de proyectar a partir del espacio
en la arquitectura moderna, véase: Javier Maderuelo, La idea del espacio en la arquitectura y el arte
contemporáneos, Madrid, Akal, 2008, p. 33.
94 James Strike, De la construcción a los proyectos, Barcelona, Reverté, 2010, p. 31.
95 Darley, Ob. Cit.,p. 41
96 Alan Phillips, Arquitectura Industrial, Barcelona, Gustavo Gili, 1993, p.6.
55
102 Ibíd., p. 90
57
103 Ibíd., p. 91
104 Reyner Banham, A Critic Writes: Essays by Reyner Banham, University of California Press,
California, 1996, p. 257.
105Curtis, Ob. Cit., p. 100.
106Frampton, Ob. Cit., p. 114
107 Peter Gössel, Arquitectura del siglo XX, Köln, Alemania, Taschen, 2001, p. 94.
58
108 Alan Colquhoun, La arquitectura moderna: una historia desapasionada, Barcelona, Gustavo Gili
2005, p. 66
109 Ibíd.
110 Gilbert Lupfer, Paul Sigel, Walter Gropius, Berlin, Taschen, 2006, p. 8.
59
Este detalle fue omitido en las fotografías de la época, al ser controladas por
Gropius, que solo quería mostrar la innovación en el uso del muro cortina, volviendo
a la pantalla de cristal una muestra de la innovación técnica a manera de manifiesto
de la arquitectura moderna115.
115 Reyner Banham, Teoría y diseño arquitectónico en la era de la máquina, Buenos Aires, Nueva
Visión, 1971, Ob. Cit., p. 77.
116 Curtis, Ob. Cit., p 104
61
1921-1923-
Este punto es importante porque de aquí es posible deducir que una de las
condiciones esenciales de la arquitectura son los materiales, de los que dependerá
si las soluciones formuladas son posibles o van a fracasar. Por consiguiente, la
experiencia de la fábrica pasa en cierto grado a ser una relación con la materia, en
la búsqueda de la experimentación con el hierro, el acero, el concreto, el cristal y el
ladrillo.
Entre los edificios icónicos del high tech está el Centro George Pompidou de
Renzo Piano y Richard Rogers construido entre 1971-1977 en París, Francia.
(Figura 2.8) En palabras de Piano este centro cultural se inspira en la imagen de la
fábrica en afán de ser un objeto reconocible para la comunidad y no un edificio
alejado del presente 119 , sin embargo, el Centro George Pompidou tiene otro
significado: ser una crítica a las fantasías tecnológicas de la década de los sesentas
y setentas.
119 Milena Fernández, “La periferia del senador Piano” en El país semanal, suplemento del País, 11
agosto 2014.
120 Philip Jodidio, Renzo Piano, Benedik , Taschen, 2012, p 12.
64
crecimiento de la fábrica.
Estas observaciones en torno a las ideas que han configurado las fábricas
reafirman que la experiencia de la arquitectura al recorrerla, su relación el entorno,
palparla o ver sus materiales de construcción es la de la trasmisión de valores, como
la flexibilidad, la trasparencia, funcionalidad, contaminación en los edificios fabriles,
entre otros. Además la percepción de estos objetos ha provocado distintos modos
de sentir que van desde la aceptación (en algunos casos adoración) hasta rechazo
(que puede llegar a ser miedo) a esta tipología arquitectónica.
La “Kultur” fue utilizada por la aristocracia alemana que buscaba exaltar los
valores nacionales en contraposición de la postura afrancesada de la clase
dirigente. Estos aristócratas eran partidarios del romanticismo, movimiento artístico
121 Norbert Elias, El proceso de la civilización, México DF, Fondo de cultura económica 2011, p. 83.
122 Denys Cuche. La noción de cultura en las ciencias sociales, Buenos aires, Nueva visión, 2004
p. 15.
123Rudiger Safranski, Romanticismo una odisea del espíritu alemán, México (DF) Tusquets, 2014, p.
27.
68
de origen alemán de mediados del siglo XIX el cual postulaban que los sentimientos
son un modo de conocimiento, además consideraban que la naturaleza es fuente
de verdad124.
124 Nicolás Abbagnano, Historia de La Filosofía vol. 3. La filosofía del romanticismo- La filosofía entre
los siglos XIX y XX, Barcelona, Hora SA, 2000, p. 20.
125 Leland Roth, Entender la arquitectura, Barcelona, Gustavo Gili, 1999, pp. 477-478.
69
126 Georg Simmel, Cultura femenina y otros ensayos, Alba, 1999, p.168.
127 Ortega y Gasset, define “sensibilidad vital” como la sensación radical de la vida ante cualquier
aspecto como la moral, la ideología etc. Así cada a generación es una variación de esa sensibilidad
vital, la cual caracteriza a un pueblo u individuo, por tener un peculiar modo de ver la vida, relacionada
con una preocupación propia y común a ese tiempo, lo cual los diferencia del resto.
José Ortega y Gasset. El tema de nuestro tiempo, Madrid, Espasa Calpe colección austral, 1980,
p. 13-15.
128
Mario de Micheli, Las vanguardias artísticas del siglo XX, Madrid: Alianza, 2002., p. 196.
70
129 Filippo Tommaso Marienetti, “Fundación y Manifiesto del futurismo” en Mario de Micheli, Las
vanguardias artísticas del siglo XX. p. 307.
130 Ibíd.
131 Maderuelo, Ob. Cit., p.43.
71
La guerra para los futuristas es destrucción creadora, idea que los llevó a
promover la demolición de monumentos antiguos, en favor de una arquitectura
transitoria, desechable o reemplazable, postura que fue retomada por planeaciones
urbanísticas como la de Le Corbusier en la Carta de Atenas o hace eco en la
actualidad en las observaciones sobre la ciudad genérica contemporánea de Rem
Koolhaas, la cual surge de la tabla rasa, no posee historia y no genera sentido de
permanencia alguna134.
Antonio Sant'Elia reforzó las ideas del manifiesto en la exposición, “La Città
Nuova” (ciudad nueva) donde a través de perspectivas o alzados aporta su visión
sobre la arquitectura futurista que consistía en edificios maquina; estaciones de
ferrocarril, centrales hidroeléctricas, estaciones de vivienda que dan la impresión de
una mecanización total (figura 2.13) pero se distancian totalmente de la propuesta
futurista porque sus dibujos muestran una arquitectura monumental, masiva con
referencias a proyectos de Otto Wagner contraria al dinamismo de la pintura de
Boccioni.136.
2.14. Antonio Sant'Elia, “La Città Nuova”, 1914. El dibujo muestra bloques de edificios
conectados por viaductos de trasporte a varios niveles, lo que sugiere un ambiente
artificial y gigantesco pese a que no se ven seres humanos.
El movimiento fue liderado por Manuel Maples Arce, junto a los poetas y
literatos Germán List Arzubide, Arqueles Vela, Salvador Gallardo, Luis Quintanilla
(o Kin-Taniya), Miguel Aguillóna y artistas plásticos como Fermín Revueltas, Ramón
Alva de la Canal, Leopoldo Méndez, Germán Cueto y Jean Charlot, quienes se
entusiasmaron por los cambios técnicos de la época.
137 Manuel Maples, Actual n.º 1. Hoja de Vanguardia. Comprimido Estridentista de Manuel Maples
Arce. Puebla, 1921.
75
2.14 Un buen ejemplo de esto es la ilustración de Fernando Leal, para el poemario Metrópolis
de 1929, de Maples Arce, donde se refleja una urbe prismática, que refleja una yuxtaposición
de rascacielos, fábricas, torres de radio, y en fondo una marcha de protesta que refleja una
ciudad viva, en pleno movimiento.
138 José Manuel Prieto González, “El Estridentismo mexicano y su construcción de la ciudad moderna
a través de la poesía y la pintura” en Scripta Nova Vol. XVI, núm. 398, 10 de abril de 2012.
76
139 José Manuel Prieto, “Monterrey como Estridentópolis: vigencia del ideal urbano de la vanguardia
histórica mexicana”, Palapa, vol. IV, núm. I, enero-junio, 2009, p. 25.
140 Micheli Ob. Cit., p. 65
77
que se ve, terminaron cayendo en la ilusión del positivismo al pintar con tonos
alegres y hedonistas, los expresionistas en cambio optarán por una postura
interiorista de tendencia espiritual141, siendo sus temas la angustia, lo lúgubre o el
terror.
2.15 En Metrópolis (1926) de Fritz Lang se denuncia la enajenación del trabajo fabril y la
cosificación del ser humano a partir la máquina, la cual es presentada como monstruosa,
cuyo abuso puede traer terribles consecuencias.
141 Ibíd. 67
142 Colquhoun, Ob. Cit., p. 91.
78
ideario formal y social con los que obtuvo reconocimiento en los círculos
expresionistas, al grado de considerarlo como un maestro143.
Las ideas de Taut sobre el uso del cristal son comunes a la época. Estas se
encuentran sintetizadas en Paul Scheerbart, quien escribió el texto “Glasarchitektur”
(La arquitectura de cristal) 1914 o posteriormente en los rascacielos de vidrio
proyectados por Mies en 1920. En el caso de Taut estos fueron materializados por
dos pabellones, el de la Industria Siderúrgica en Leipzig en 1913 que puede
considerarse por el escalonamiento de los pisos como un zigurat industrial y el otro
para la Industria del Vidrio, instalado en la exposición de Colonia de 1914 (Figura
2.16)
143 Wolfgang Pehnt, La arquitectura expresionista, Gustavo Gilí, Barcelona, 1975, p. 73.
144 Colquhoun, Ob. Cit., p 92.
79
Erich Mendelsohn fue cercano al movimiento Der Blaue Reiter en 1911 por
lo que fue influido por la reforma de las artes visuales propuesta por Kandinsky.
Posteriormente en 1914, Mendelsohn mientras participaba en la Primera Guerra
Mundial desde las trincheras, dibujó un conjunto de bocetos de tipologías varias,
entre ellas destacan fábricas, estaciones de trenes y cines, las cuales muestran
formas dinámicas, que parecen que van a dilatarse como si los esfuerzos
estructurales fueran llevados al límite.
146 Rafael Garcia, Epilogo. “Arquitectura e industria: también los primeros pasos”, en Gillian Darley,
La fábrica como arquitectura: facetas de la construcción industrial. p. 234.
147 Reyner Banham, Teoría y diseño arquitectónico en la era de la máquina p. 81.
81
Por último, es bueno destacar que las dos tendencias marcan pautas de
cómo sobrevivir a la metrópolis contemporánea ya sea enfatizando a la máquina o
desfigurándola y volviéndola monstruosa. ¿Cuál sería el camino a elegir? Sea cual
sea la respuesta la estética de la máquina tiene un trasfondo ético.
Desde los orígenes de las fábricas, empresarios y pensadores supusieron que los
edificios fabriles no solo eran espacios de trabajo sino también laboratorios sociales
83
donde podrían educar, disciplinar, vigilar y castigar a los trabajadores. Para ello
idearon modelos tanto para la organización de los trabajadores como para
establecer las condiciones adecuadas de trabajo: medidas de seguridad,
infraestructura, educación del personal, planificación del tiempo, distribución de
actividades de acuerdo a la edad o el sexo. Estas soluciones idealizaban en el fondo
nuevos órdenes sociales y espaciales.
148 Claude Nicolas Ledoux, La arquitectura considerada en relación con el arte, las costumbres y la
legislación, Madrid, Akal, 1994, p. 76.
149 Gillian Darley, Ob. Cit., p. 58.
150 Ibíd. 60.
151 Emil Kaufman, De Ledoux a Le Corbusier, Barcelona: Gustavo Gili, 1985, p. 62.
84
152 Michel Foucault, Vigilar y castigar: nacimiento de la prisión, México (DF) Siglo Veintiuno Editores,
2008, p. 233.
85
digna155, redujo las horas de trabajo para que los trabajadores asistieran a clases
nocturnas, empleó toques de queda y multas por embriaguez o mal
comportamiento, construyó un fondo para los enfermos, cocinas y comedores
colectivos156 .
155 Peter Gordon, “Robert Owen 1771-1858”, en Perspectivas: revista trimestral de educación
comparada 1-2, 1993, pp. 279-297.
156 Darley, Ob. Cit., p. 65,
157 Ibíd., p. 73.
158 Leonardo Benevolo, Historia de la arquitectura moderna, Barcelona, Gustavo Gili, 1999, p. 382.
87
Para llevar a cabo este proyecto UNStudio proyecto la construcción de una caja
de concreto armado en la que la disposición espacial del conjunto consiste en un
espacio continuo, ya que la fuerza que irradian los campos magnéticos no deben
distorsionarse, pero también no deben alterar otros instrumentos, teniendo en
cuenta esta situación, UNStudio llevó acabo un tratamiento especial de la
superficies, por lo que se utilizaron envolturas dobles para contener tanto el
magnetismo como las emisiones contaminantes de algunos instrumentos, esto
165 Oswald W. Gruber, Construcciones para la industria: selección Internacional, Gustavo Gili,
Barcelona, 1972, p 6.
93
Las fábricas como institución van más allá de la idea de ser un espacio de
trabajo. A través de ellas se ha buscado moralizar, educar, publicitar o vender. La
versatilidad de los espacios fabriles ha permitido intervenciones que superan su
propósito original al ser reutilizadas para otros fines.
166 Eduard Broto, Innovación. Diseño de edificios industriales, Barcelona, Links, 2008, p. 184.
167 En 1965, se publica la Carta de Venecia, Carta Internacional sobre la Conservación y la
Restauración de Monumentos y de Conjuntos Histórico-artísticos
94
espectáculo en uno de sus hornos a base de luces y sonido que recrean el proceso
industrial, el cual se puede considerar como un antecedente del show del horno del
Museo del Acero Horno3 localizado en el Parque Fundidora que escenifica el
proceso de fundición del acero.
168 Para una mayor explicación consultar la séptima nota de pie de la introducción de este trabajo.
99
169 La clasificación toma como punto de partida el artículo de José Manuel Prieto González, “Entre
ficción y realidad, o la realidad de la ficción: Monterrey a través de la mirada de narradores y poetas”
en (coord.) Poéticas urbanas: representaciones de la ciudad en la literatura, Monterrey, Universidad
Autónoma de Nuevo León, 2012. En el texto se establecen fases para examinar los cambios en las
maneras en que se retrata a Monterrey en la literatura, de lo cual se infiere que la manera de pensar
a Monterrey no es homogénea, por ello las categorías de Prieto Gonzáles son útiles para el estudio
de la experiencia de las fábricas.
100
170 Si se busca fechar estas experiencias se puede establecer tres episodios en la historia de
Monterrey, El momento “heroico” se origina en la fundación de Fundidora en 1900; la segunda
corresponde al cierre de Fundidora en 1986 y la tercera a la rehabilitación de las antiguas
instalaciones industriales de Fundidora para llevar acabo el Fórum en 2007.
171 Vizcaya Isidro, “Factores que propiciaron la industrialización de Monterrey (1890-1910)” en Cesar
Morado Macías (coord.), Nuevo León en el siglo XX: la transición al mundo moderno: del reyismo a
la reconstrucción (1885-1939), Monterrey: Fondo Editorial de Nuevo León, 2007, p. 37.
101
172 Alfonso Rangel Guerra, “Formación y trasformación de la ciudad” en Manuel Ceballos Rodríguez
(coord.) Monterrey 400 Estudios históricos y sociales, Monterrey, Universidad Autónoma de Nuevo
León, 1998, p. 28.
173 Rojas, Ob. Cit., p. 138.
174 Para Aldo Rossi una ciudad se divide en “elementos primarios” que son las actividades fijas en
una ciudad; almacenes, bibliotecas, industrias, hospitales, escuelas, edificios comerciales, etc., los
cual producen más arquitectura y el “área-residencia” que son las viviendas, Rossi, Ob. Cit., p. 155.
102
Otra de las fábricas con la iniciativa de dar hogar a los obreros fue la
Fundidora de Acero y Fierro de Monterrey, que contribuyó al desarrollo de la colonia
Obrera y fundó la colonia Acero que consistía en conjuntos de casas obreras hechas
de sillar, al modo vernáculo y más tarde construyó el fraccionamiento Buenos Aires,
que en un principio eran viviendas de corte moderno175 (figura 3.3).
176 Henri Lefebvre, La producción del espacio, Madrid, Capitán Swing, 2013, p. 129.
177 Bruno Latour, Reensamblar lo social una introducción a la teoría del actor-red, Buenos Aires
Argentina, 2008, p. 18.
178 Para Bertrand Gille las técnicas son dependientes entre sí, porque un procedimiento necesita de
otro para realizarse. Así el conjunto de técnicas que se corresponden en una misma actividad recibe
el nombre de sistema técnico. Por ejemplo, la producción de cerveza para venderse necesita de
104
cartón para los empaques, lámina para las tapas y vidrio para las botellas. Véase: Bertrand Gille, La
historia de las técnicas, Barcelona, Crítica, 1999, p. 51.
105
Esta cultura del trabajo tiene como fuentes los discursos empresariales o los
modos de organización laboral de las fábricas pioneras, donde resalta la Fundidora
de Fierro y Acero, (figura 3.5) que fue presidida por banqueros del centro del país
con la ayuda de ingenieros militares que promovían una disciplina fuerte y poco
flexible que contribuyó a la generación de una cultura del esfuerzo179.
179 Juan Zapata Novoa, “Fundidora el fin de una época” en Víctor López Villafañe, Ob. Cit., p. 7.
180La imagen industrial de Monterrey no ha desaparecido por completo a pesar de las pretensiones
posmodernas de las instancias gubernamentales, por ejemplo las chimeneas humeantes de Ternium
(antiguamente HYLSA). Esta idea ha sido desarrollada por José Manuel Prieto en “Monterrey como
106
En ella el clima de prosperidad que se vivía en ese entonces, transformó los modos
de vida de los regiomontanos, entusiasmándolos al grado de sobreestimar la
grandeza y el crecimiento económico de Monterrey181, situación que ponía en alta
estima a las fábricas impulsoras de estos cambios.
Monterrey de las montañas /tú que estas a par del río;/ fábrica de la frontera,/
y tan mi lugar nativo/ que no sé cómo no añado/ tu nombre en el nombre
mío:/ pues sufres a descompás / lluvia y sol, calor y frío,/ y mojados los
inviernos/ y resecos los estíos, / no sé cómo no te amañas /y elevas a Dios
un grito, / por los pitos de tus fraguas / y de tu industria en los silbos,/ porque
te enmiende la plana/ y te enderece el sentido, / diga a la naturaleza / que
desande lo torcido,/ y te dé lluvia en verano / y sequedad con el frío182.
Estridentópolis: vigencia del ideal urbano de la vanguardia histórica mexicana”, Palapa, vol. IV, núm.
I, enero-junio, 2009, p. 25
181 Isidro Vizcaya, Los orígenes de la industrialización de Monterrey: una historia económica y social
desde la caída del Segundo Imperio hasta el fin de la Revolución (1867-1920), Monterrey, Fondo
Editorial Nuevo León/ITESM, 2006, p. 75
182 Alfonso. Reyes, Obras completas, Tomo X, México (DF), Fondo de Cultura Económica, 1955-
1993, p. 53.
107
183 Raúl Rangel Frías, Obras completas vol. II Héroes y Epígonos, Monterrey, Universidad
Autónoma de Nuevo León. 2014, p. 420.
184 Juan Manuel Casas García, Concreto y efímero: catálogo de arquitectura civil de
Monterrey 1920-1960, Monterrey, CONARTE, 2012, p. 109.
108
186 Si bien el éxito de la Macroplaza puede ser discutible, ya que cuenta con valorizaciones negativas
por ejemplo, Jordi Borja considera a la Macroplaza una prueba de bajo nivel cultural del
regiomontano por ser de mal gusto y nada funcional. Véase Jordi Borja, Revolución urbana y
derechos ciudadanos, Madrid, Alianza, 2003, pp. 187-188.
187 Zapata Novoa, Ob. cit., p. 17.
188 Lylia Palacios, De la cultura del trabajo a la cultura de la competitividad en López Villafañe, Ob.
cit., pp. 165-196.
111
El obrero
Cuando todos los títulos aristocráticos fundados en superioridades ficticias y
caducas hayan volado en polvo vano, sólo quedará entre los hombres un
título de superioridad o de igualdad aristocrática, y ese título será el de
obrero.
Esta es una aristocracia imprescindible porque el obrero, por definición, es
el hombre que merece vivir.
Quien de algún modo no es obrero, debe eliminarse de la masa del mundo,
debe dejar la luz del sol, y el alimento del aire y jugo de la tierra, para que
gocen de ellos los que trabajan y producen y a los que desenvuelven los
dones del vellón, de la espiga o de la abeja; y a los que cuecen con el fuego
tenaz del pensamiento el pan que nutre y fortifica el alma.190
191 José Manuel Prieto González “Entre ficción y realidad, o la realidad de la ficción: Monterrey a
través de la mirada de narradores y poetas”, Ob. Cit., p. 387.
192 Un ejemplo de la crisis financiera del Grupo Alfa, es la preocupación que se vive los últimos meses
en la ciudad por el anuncio del cierre del Planetario Alfa, al considerarlo obsoleto y de alto
mantenimiento, lo que ha provocado reacciones de todo tipo, pero sobre todo oposición ante la
posible desaparición de las áreas verdes del inmueble junto a la demolición de un inmueble de valor
113
no solo arquitectónico, sino de relevancia cultural para Nuevo León. Véase “Que quiten el Planetario
no quiere decir que vayan a hacer otra cosa: Mauricio”, en Milenio Diario, 5 de mayo del 2015.
193 Darley, Ob Cit., p. 182.
114
194 “Se pierden los iconos de la historia industrial de Monterrey” en Última Palabra, marzo 23 del
2011.
115
Sin embargo, para que los edificios sean los depositarios de la memoria es
necesario que los residentes de un sitio se identifiquen con esa arquitectura, lo cual
es posible si a partir de la experiencia del lugar se han obtenido vivencias que hacen
que la gente se reapropie de la arquitectura y la resignifique; en palabras de Maurice
Halbwachs:
El lugar que ocupa un grupo no es como una pizarra sobre la que se escriben
y borran cifras y figuras. ¿Cómo nos iba a recordar a lo que hemos trazado
la imagen de la pizarra, si es indiferente a las cifras y en una misma pizarra
podemos reproducir todas las figuras que queramos? No. Pero el lugar ha
recibido la huella del grupo y a la inversa. Entonces, todo lo que hace el grupo
puede traducirse en términos espaciales, y el lugar que ocupa no es más que
la reunión de todos los términos. Cada aspecto, cada detalle de este lugar
tiene un sentido que sólo pueden comprender los miembros del grupo,
porque todas las partes del espacio que ha ocupado corresponden a otros
tantos aspectos distintos de la estructura y la vida de su sociedad, al menos
en su faceta más estable196.
Entonces los edificios son un horizonte, un marco de sentido para los habitantes
que mantienen un vínculo con ellos. No obstante, esa relación no está siempre
determinada por la gente común, sino también por las autoridades o por una elite
académica que pueden usar esa arquitectura para otros fines, como el turismo, al
diseñar una experiencia dirigida, (usos específicos relativos a la ruta de los
recorridos) y publicitar el lugar turístico, etc.
196 Maurice Halbwachs, La memoria colectiva, Zaragoza, Prensas Universitarias de Zaragoza, 2004,
pp. 133-134.
197 “Dispositivo” es un concepto utilizado por Giorgio Agamben para afirmar que las cosas influencian
la acción humana. En sus palabras “dispositivo” es cualquier cosa que tenga de algún modo la
capacidad de capturar, orientar, determinar, interceptar, modelar, controlar y asegurar los gestos, las
conductas, las opiniones y los discursos de los seres vivientes”. Agamben, Giorgio ¿Que es un
dispositivo? El amigo y de La Iglesia y el Reino, Barcelona. Anagrama. 2015, pp. 23-24.
117
198 D. Medina Lasansky, y Brian McLaren, Arquitectura y turismo: percepción, representación y lugar
Barcelona,, Gustavo Gili, 2006, p. 15
199 Josep María Montaner y Zaida Muxi. Arquitectura y política: ensayos para mundos alternativos
Barcelona Gustavo Gili, 2011, pp.145-146.
200 La noción de monumento ha tenido varias acepciones a lo largo del tiempo desde su etimología,
monumentum que vine de la palabra monere (recordar, advertir) pasando en el siglo XVII a ser una
categoría artística hasta mediados del siglo XX donde el concepto de monumento se trasforma en
conmemoración. Véase Francoise Choay, “Alegoría del Patrimonio y el monumento” en Arquitectura
Viva, 33, pp. 15-21.
201 Entre ellos destaca el Museo de Ironbridge, Gran Bretaña, en 1973 que es considerado uno de
los lugares en los que comenzó la Revolución Industrial y fue de las primeras iniciativas de
recuperación de edificios fabriles.
118
Prueba de ello es que solo unos cuantos edificios fabriles son recordados
mientras otros no gozan de atención. Tal descuido no es gratuito, ya que opera un
mecanismo de selección de lo que debe ser recordado, lo cual ocasiona el olvido
de lo descartado. En este sentido, la memoria es una elección 203 , Por tanto, el
recuerdo de las fábricas regiomontanas no solo tiene una intención de legitimación
cultural, también de consumo o sea económica.
202 Carlos J. Pardo Abad, “La reutilización del patrimonio industrial como recurso turístico.
Aproximación geográfica al turismo industrial” en Treballs de la Societat Catalana de Geografia, 57,
2004, p.7-32.
203Paul Ricœur establece dos tipos de memoria: “Cognitiva” (rememoración, acordarse de algo) y
“Pragmática” (evocar un recuerdo); esta última implica ejercer la memoria, es decir, usarla y en peor
caso abusar de ella. En sentido la memoria es una elección de recuerdos que se pueden traducir en
edificios que recuerdan algo, pero también en olvidar recuerdos o edificios que no se ajustan a la
memoria que se quiere trasmitir. Véase, Ricœur, Ob. Cit., p 81.
204 Goldberger, Ob. Cit., p. 48.
119
tanto los edificios puedan contar, o mejor dicho, de lo que se narra a partir de esa
arquitectura.
3.15 Fermín Revueltas, Alegoría de la producción, 1934, 11.71 x 3.67 m., Centro
de las Artes II del Parque Fundidora, Monterrey. Este mural es una manifestación
del mantenimiento de los ideales de progreso, innovación y trabajo por parte de las
instancias culturales de Nuevo León.
del conocimiento. El Fórum tuvo como sede el parque Fundidora, para lo cual se
continuó con la intervención arquitectónica cuya primera fase se realizó en 1994,
cuando se agregaron edificaciones como centros de convenciones, un hotel y un
parque de diversiones. Posteriormente se añadido la Pista Boulevard Acero
utilizada para eventos deportivos en el 2001 y 2006 como la A1 Grand Prix usada
en la actualidad como ciclopista.
Después del Fórum se puede sostener que no existe un lugar en la ciudad que
se mitifique tanto como Fundidora, al potencializarlo como centro cultural por
representar el pasado industrial, pero también como centro turístico al venderlo
como espacio público por excelencia y considerarlo como uno, de los corazones de
la ciudad por lo que ha centralizado mucha de la actividad pública.
208 Elisa Rubalcava Cobo “Aspectos técnicos de la restauración del Alto Horno No. 3 de Fundidora
Monterrey” en Rizoma 12, Revista trimestral de la Agencia Para La Planeación Del Desarrollo
Urbano de Nuevo León, Abril – Junio 2009, p. 30.
209 Françoise Choay, Alegoría del patrimonio, Barcelona, Gustavo Gili, 2007, p.17.
123
La segunda sala está dedicada a la historia del acero, consiste en una colección
de objetos relacionados con la actividad acerera, que si se profundiza en ellos son
un muestrario de la importancia de Fundidora en Nuevo León, sin embargo la
colección cae en un problema común a los objetos fabriles dispersos por todo el
parque, están descontextualizados o son autorreferenciales. Carecen unidad o
propósito, no hay una idea precisa de lo que quieren trasmitir solo invitan a la
nostalgia, lo que dificulta que ofrezcan un aprendizaje del pasado de la ciudad.
Aquí radica una de los principales problemas del horno 3 el cual esa más
orientado a la conmemoración, ensalzar los logros técnicos y económicos que el
reconocimiento de los esfuerzos humanos, lo que refleja un desinterés por la
memoria del sitio, prueba de ello es la ausencia del ex trabajador, salvo en
actividades multimedia que no deja de ser un recurso aislado o en algunos casos
forzado.
La falta de atención a la memoria del Horno 3 revela que en cierto sentido hace
falta un mayor sentido de comunidad, la falta de vinculación, más allá de las visitas
escolares cursos, o actividades familiares. Esto también se vuelve evidente en el
precio de entrada al museo o espacios como restaurante “Lingote” volviendo
notorio que el factor económico en el Horno 3 supedita la dimensión social o
indentitaria.
Sin embargo, cabe agregar que Fundidora incurre en una omisión muy grave,
siendo esta la que termina por hacer evidentes los fines económicos y políticos del
parque: La omisión de la figura del obrero, ya que a lo largo del parque no hay
espacio dedicado al ex trabajador de Fundidora. El mensaje emitido en los espacios
de Fundidora es de un Monterrey que glorifica su pasado industrial y conmemora el
trabajo; sin embargo el trabajador no cuenta en este proceso.
La falta de inclusión del obrero como figura crucial dentro de la ciudad solo pude
resolverse si se tiene una “justa memoria”. Es decir, al ser responsables del pasado
integral de la ciudad.
Para ello hay que tomar en cuenta la noción de “derecho a la ciudad” de Henri
Lefebvre, utilizada para reclamar la inclusión de los ciudadanos en la producción del
espacio, es decir, en el hacer ciudad, lo cual conduce a una crítica al urbanismo
basado en la planificación y la ordenación de la vida espacial.
Para ello hay que tomar en cuenta las propuestas que han reformulado el
concepto “derecho la ciudad”, como la de Jordi Borja, quien multiplica el concepto
de “derecho a la ciudad”, al ampliarlo con distintas prácticas de las cuales los
ciudadanos tienen derecho, como es el derecho a la memoria que consiste en
recordar y ser recordado, lo cual equivale a aceptar los hechos y no borrarlos, al
asumir la responsabilidad de lo que ha ocurrido en una sociedad213.
212 Henri Lefebvre, El derecho de la ciudad, Barcelona, Ediciones Península, 1978, p. 123.
213
Borja, Ob. cit., p. 156.
130
Esta propuesta no implica que todo el pasado tenga que ser válido ni tenga
que conmemorarse porque sí, es necesario una política de la “justa memoria” que
permita responder por qué algunas fábricas son recuperadas y otras no. Cuestión
que no puede conformarse con aceptar las dificultades de transformar los intereses
privados en públicos, sino que tiene que afrontar los abusos de memoria o los
descuidos de olvidar el pasado fabril.
Cabe aclarar que esta empresa puede tener sus fallos o prejuicios. Por
ejemplo, al investigar la experiencia fabril lo más común o lo políticamente correcto
es que se defienda sin rigor el patrimonio industrial o se tomen los valores
empresariales como indiscutibles. Por lo que hay que contrarrestar estas ligerezas
con la reflexión sobre la importancia de la fábrica, tomando en cuenta la valorización
que generan a la comunidad, la riqueza arquitectónica del inmueble y la relevancia
histórica del sitio.
El énfasis cada vez más marcado hacia los servicios, descarta en apariencia la idea
de que Monterrey sigue siendo una ciudad industrial; no obstante las fábricas no
han desparecido y siguen teniendo un desarrollo prominente en el estado. Esa
representación sobre la cultura del trabajo se basa en dos prejuicios.
215 Francois de Hartog, Regímenes de historicida, México (DF), Universidad Iberoamericana, 2007,
pp. 17-18.
136
Por cultura se puede dar dos definiciones del concepto: Cultura material que
son tanto las técnicas como los artefactos216, por ejemplo una pala o un hacha, y
Cultura simbólica, constituida por las tramas de significación que los seres humanos
han creado para darle sentido a sus vidas217, por ejemplo la idea que una sociedad
tenga sobre el amor o la justicia.
bien que unifica o representa un rasgo de una comunidad; la política porque es una
cuestión tanto de gestión como de legitimación; y la económica porque el fin
monetario es un aliciente para la promoción de los bienes patrimoniales al grado de
volver al patrimonio una mercancía.
220
En algunos casos se considera que las fábricas de menos de seis o siete décadas todavía podrían
ser productivas cuando la realidad es otra, las que siguen vigentes se han renovado por completo
mientras las que están abandonadas se encuentran en un estado deplorable, en constate deterioro.
Alberto Gonzales Pozo, “Patrimonio Industrial: género y proceso” en Cecilia Gutiérrez Arriola, La
revolución industrial y su patrimonio, México (DF), UNAM/Instituto de Investigaciones estéticas,
2007, p. 38.
221
José Manuel Prieto González, Patrimonio Moderno y Cultura Arquitectónica en Monterrey: Claves
de un Desencuentro, Monterrey, Fondo Editorial Nuevo León, p. 33.
222 Eusebi Casanelles Rahola, “El patrimonio Industrial, un futuro para nuestro pasado” en Sergio
Niccolai, Humberto Morales Moreno (coord.), La cultura industrial mexicana, Primer Encuentro
Nacional de Arqueología Industrial Memoria, Puebla, BUAP, 2003 p. 42.
140
227 Fernando Vela Cossío, “Para una interpretación arqueológica del lugar. El territorio, la ciudad y la
arquitectura como documentos” en Rafael Guridi García, Joaquín Ibáñez Montoya, Fernando Vela
Cossío, Proyectar la memoria: criterios y estrategias para la intervención, restauración y gestión del
Patrimonio Cultural Iberoamericano, Editorial Rueda 2014, p 106.
228 Casanelles Rahola, Ob. Cit., p. 44.
229 Claudia Ávila, “Formación de las colecciones fabriles: el Museo del Vidrio de Monterrey” en Sergio
Niccolai Humberto Morales Moreno (coord.), Op. Cit., p.104
230 La idea del lugar fue analizada en el capítulo 1 en el que se entiendo que el lugar proviene del
concepto de “Topos” propuesto ´por Aristóteles que se refiere a un espacio delimitado tanto por la
142
experiencia, es decir es el espacio vivido y significado para una persona o grupo de ellas, como por
las características que lo componen, el clima, vegetación, etc.
231 Rojas, Ob. Cit., p. 39.
143
En suma, la intervención del patrimonio industrial debe guiarse por los valores
técnicos, sociales y la apreciación de la fuerza paisajística de los edificios fabriles
para hacerle justicia tanto a las instalaciones como a la comunidad, incluyendo a
quienes trabajaron en esas fábricas. Aun así, estas intervenciones no son
suficientes para fomentar nuevas experiencias, es necesaria la gestión de un
programa que establezca nuevas dinámicas a través del patrimonio industrial de
Monterrey. Cabe preguntarse qué actividades podrían ayudar a compartir valores
industriales para generar nuevos significados.
233 Carta Internacional Sobre Turismo Cultural La Gestión del Turismo en los sitios con Patrimonio
Significativo 1999, p. 6.
234 Greg Richards, “Turismo creativo, una nueva estrategia” en Ortega, E. (ed) Investigación y
estrategias turísticas, Madrid, Thomson, 2003, p. 110.
145
235 Julián Alejandro Osorio Osorio. “Turismo Creativo: ¿Disolviendo tensiones o buscando
opciones?” OPCA, Boletín 07: A propósito del “Turismo Creativo”: Nuevas relaciones entre el
patrimonio cultural y el turismo, Junio de 2014, p. 7.
236 El análisis sobre la desaparición de la experiencia en Agamben tiene como punto de partida la
historia de la teoría del conocimiento. A través de ella Agamben traza los cambios conceptuales que
provocaron que la experiencia perdiera validez ante la ciencia como modo de conocimiento. La
recuperación de la experiencia es posible para Agamben si se retorna a la “infancia” en el sentido de
ser el punto de origen de los conocimientos humanos. La propuesta de Agamben parece oscura o
ambigua pero puede entenderse de la siguiente manera, para ser capaces de experiencia tenemos
que vivir las cosas en sí mismas, elaborar nuestros propias explicaciones, no basta con saber cómo
funciona un artefacto o poseer la definición de un significado, sino es necesario obtener habilidades
o ser capaces repensar una idea, por consiguiente la experiencia solo es posible si hay creación o
trasformación de nuestros modos de vivir. Véase, Giorgio Agamben, Infancia e historia, Destrucción
de la experiencia y origen de la historia, Buenos Aires, Adriana Hidalgo, 2007, p. 66.
237 Richards, Ob. Cit., p. 115.
146
a través del contacto con la gente local”238, estrategias que tienen como finalidad
buscar lo auténtico
238 Belinda Saile, “Turistas de última generación”, en el País, 7 Mayo del 2013.
239 Michel de Certeau, La cultura en plural, Buenos Aires Nueva Visión, 2009, p. 25.
240 Gil-Manuel Hernàndez i Martí, “La difusión del patrimonio cultural y el turismo” en Hernàndez i
Martí, Ob. Cit., p. 160.
147
Queda por analizar en qué sentido el turismo creativo podría provocar la pérdida
de los valores formales e históricos del edificio porque estos no son del todo
equivalentes con los comunitarios. Este problema podría resolver si patrimonio
cultural deja de ser entendido en términos de ambiente para plantearse como una
atmosfera, en la cual los edificios patrimoniales son el marco para la realización de
conjunto de prácticas, siendo el papel del turismo, permitir la inmersión en esos
espacios equilibrando el mantenimiento de la imagen del sitio con la gestión de las
posibles experiencias que se puedan ofrecer.
4.3 Claves para aplicar una política de la “justa memoria” y del “justo
patrimonio”
utilizar los monumentos como ejes de acción más que objetos de veneración o
contemplación para fomentar actividades, que permitan dialogar e interactuar con
la comunidad, incentivando la creatividad de los visitantes.
sino que se busca desarrollar su lógica, siempre guardando un respeto por el sitio
pero sin clausurar el surgimiento de nuevas experiencias.
1. Las intervenciones a las antiguas fábricas tienen que partir del emplazamiento,
para lo cual hay que subordinar el programa arquitectónico a la memoria del sitio, lo
que implica que los nuevos usos pueden hacer usos de las antiguas instalaciones
al plantearse actividades como el soplado de vidrio, la elaboración de cerveza o
aprender usar las máquinas de tejido para producir vestimenta.
Conclusiones
Los valores arquitectónicos van más allá de la pura forma o de las posibilidades
simbólicas de la estructura o el uso del espacio. Experimentar la arquitectura es
orientarse en el mundo, de acuerdo a Norberg Schultz; recordar acontecimientos
según Aldo Rossi; o siguiendo a Saldarriaga Roa, es el estar ahí, entre o en los
edificios, los cuales enmarcan el pensar y actuar cotidiano de las personas
ya sea para publicitar un sitio, venderlo como zona turística o reforzar un discurso
oficial en favor del mantenimiento de una identidad oficial
Así, en los edificios fabriles se encuentra una lista variopinta de valores, como
la flexibilidad en las naves de la Ford de Albert Kahn; funcionalidad, en la Fagus de
Walter Gropuis; o limpieza en la Gläserne Manufaktur (Fábrica de Cristal) de la
Volkswagen de Gunter Hehn. A su vez, las fábricas también fueron utilizadas como
bancos de pruebas para aplicar modelos sociales o educativos como el de Robert
Owen en New Lamarck, Escocia.
Esta tercera experiencia fue cuestionada por ser considerada como un “abuso
de memoria” y “exceso de olvido”, lo cual condujo a reclamar la falta de un espacio
para el extrabajador en Fundidora, como el abandono de las fábricas pioneras en
desuso. Por lo que propuso la necesidad de una política de la “justa memoria”,
donde se defienda estas fábricas y se las rehabilite en favor de la comunidad.
A esta simetría de valores se agregó el hecho de que tendría que cumplir una
nueva función para la cual el turismo creativo o experiencia seria la herramienta
clave para darle una nueva vida al edificio, sin descuidar, claro está, la memoria
depositada en ese emplazamiento. De manera que si la intervención llegase a ser
efectiva se podrían producir nuevos valores, actitudes y comportamientos.
Solo basta agregar que esta investigación ha servido para abrir líneas de
investigación como las de una axiología de la arquitectura donde se cuestione no
solo los valores de los edificios sino como estos se trasmiten o se trasforman con la
experiencia de los usuarios.
Por último, es importante reiterar que las fábricas regiomontanas son algo más
que simples edificios. En ellas no solo está el pasado de la ciudad; también, si se
llevan a cabo las consideraciones adecuadas, puede que parte del futuro de la
ciudad se encuentre ahí, porque si se aprovechan estos espacios se podría llegar a
generar un mayor sentido cívico donde las personas a través del juego, el ocio, y el
diálogo, valoricen su cultura e interactúen con otras. La tarea del presente es la
recuperación de las fábricas pioneras.
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