Iglesias de Salon en Aragon PDF
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hallenkirchen en Aragón
Josn Luls P¡No Gnact¡
I LEopoLoo ToRRES BaLsÁs: Arquitectura gótica, en Ars Hispaniae. Historia Uniaersal del
Arte Hispánico, Madrid, edit. Plus Ulta, 7952, t. VII, p. 3ó9.
2
Cuu¡c¡ GorrIA catificó al último período del arte gótico espáñol como: oel Siglo de
Oro de la arquitectura religiosao (L. Tonnes BelsÁs: ibídem).
3
Véase:
5
J. YARZ^i ibídem.
J. G. Move V.qr-c¡NoN: 0p. cit., p. 2'13.
6
n4
no dilucidada, que supuso el origen de las hallenkirchen en Aragón, la cual
se encuentra íntimamente ligada al replanteamiento arquitectónico de /¿
catedral de San Salaador (u.fig. n." 1) conocida como La Seo de Zara-
gozato-, y que tuvo su punto de partida -más bajo el prolífico arzobispado de
don Alonso de Aragón (1478-1520), hijo natural del rey Fernando el Cató-
lico, allá por el mes de febrero del año 1490'r.
Efectivamente, con anterioridad al templo contemporáneo, la catedral
metropolitana de San Salvador era una iglesia gótica de tres naves, con la
central más ancha y alta que las restantes, de crucero muy acusado en
planta, capillas abiertas entre los contrafuertes, y de una longitud hasta el
actual trascoro. Pero como ya hemos dejado entrever, la llegada a la mitra
zaragozana de don Alonso de Aragón supuso el inicio de numerosas y
cuantiosas empresas artísticas, entre las que destacó el propósito de en-
grandecer la primitiva fábrica de La Seo, y con este fin, en 1490, acometió
un ambicioso proyecto que trataba de convertir las viejas crujías de época
gótica en un vasto salón de cinco naves con sus correspondientes capillas
entre los contrafuertes; todo lo cual, conllevó al derribo inminente del
claustro gótico y de las dependencias anejas a él que podían obstaculizar
el avance de las nuevas obras. Así, de las tres naves que había en pie sólo
se respetó la central sus considerables dimensiones- adosándose-
le, en cada lado, dos -dadas
nuevas naves colaterales que hicieron un total de cin-
co. Estas naves recién construidas, pese a ser más bajas y ligeramente más
estrechas que la'principal, no disonaron en absoluto, muy al contrario, ori-
ginaron un conjunto de una gran uniformidad de alturas, cubierto con bó-
vedas de crucería estrellada que descargaban su peso en.esbeltos pilares
fasciculados.
Moriría don Alonso de Aragón, empero, sin ver acabada al completo
su catedral nosotros sin saber quién o quiénes-dirigieron los trabajos y
-y de
la fecha exacta cuándo terminaron-, y hubo que esperar hasta la pre-
latura de don Hernando de Aragón (1539-1577) para que el arquitecto
francés Charles de Mendibe añadiera, a los pies del coro, durante los años
de 1546 a 155012, dos tramos más a las cinco naves ya existentes. En rela-
ción a esto conviene puntualizar que: <Parece, a la vista de las noticias
conservadas en 1982 la Dra. M." Canrr¡¿N LecaRRa Duc¡y-,
-escribía
ro
Véase:
Obra ya clásica es: ANS¡,LMo GAScONoT Goron: La Seo d¿ /arago4. Estudio histó-
- Barcelona, edit. Luis Miracle, 1939.
rico-arqueológico,
De carácter divulgativo: Menl¡No AL¿cR¡ et al.: La Seo de laragola, col. <Dalmau
-
de Murr, n} 7, Zarag.oza, edit. Heraldo de Aragón, 1980.
Magnífica síntesis: IV." C¡nvaN L¡canna Duc¡y: rCatedral del Salvador d La
Seor,- en AAVV, Guía histórico-artística de /aragola, coordinador Guillermo Fatás, Zaragoza,
ed. de la Deleeación del Patrimonio Histórico-Artístico del Excmo. Ayuntamiento de iara-
goza, 1982, pp. 104-163.
rr M." C. Lec¡Rna Ducay: op. cit., p. 111.
12
M." C. Lecenne Ducey: op. cit,, pp. 113-114.
n6
que esta obra ya hubiera sido planeada en tiempos de don Alonso de Ara-
gón y que por razones ajenas a su promotor (la caída de uno de los pilares
en el crucero) hubo que abandonar sin llegar a su cumplimiento¡r3. Sea
como fuere, el producto resultante tuvo una enorme semejanza con las
hallenkirchen germánicas y centroeuropeas de los siglos XIII y XIV'0. Cier-
tamente, este diseño arquitectónico de creación alemana va a tener un gran
éxito lo ya expuesto al principio de este artículo- en las pos-
-recuérdese
trimerías del. siglo XV y en la decimosexta centuria, ya que, aunque ges-
tado dentro del contexto de la Edad Media, respondió a la perfección al
concepto espacial cerrado y unitario que propugnaba el renacimiento, con-
traponiéndose a los interiores del período gótico que había defendido, a
ultranza, una noción del espacio basada en la suma diferenciada de naves
y tramos.
La planta de salón, tras los replanteamientos comentados, se había
asentado con una innegable intencibnalidad en el templo catedralicio de
La Seo, dando lugar a un prototipo de edificación que rápidamente iba a
propagarse por casi todo el territorio aragonés (salvo Teruel, provincia tra-
dicionalmente vocada hacia unas fórmulas artísticas bien diferentes: las
importadas del gótico levantino y las locales del arte mudéjar), y cuya ex-
pansión (v. fig. n.o 2), vino en parte explicada por la conjunción favorable
de varios factores, de entre los que cabe resaltar dos: primero, la tremenda
influencia que desde siempre ha ejercido en el arte regional la catedral
cesaraugustana de San Salvador, señalando las directrices creativas consi-
r5 A
este respecto puede consultarse: RICARDO DEL ARCO Y G,qn¡y: Fernando el Católico,
Zaragoza, edit. Heraldo de Aragón, 1939, pp. 362-365
r6 PETER
Munney: Arquitectura del Renacimiento, col. <Historia Universal de la Arquitec-
turar, Madrid, edit. Aguilar, S. A., 1972, p. 78.
17
FRANCISCO ABBAD Rlos: Catálogo monumenlal de España: larago4, Madrid, ed. del
Instituto rDiego Velázquezo (C.S.l.C.), 1957, vol. I, p. 307.
'8 F. Asset RIos: op. cit., p. 508.
118
mo sentido, ALICIa Rulz DotrlNco, bastantes años después, volverá a insis-
tir hable de la Lonja de Zaragoza y de la parroquial de Longa-
res--cuando
en cómo este gran mecenas aragonés: (se encuentra unido en mayor
o menor medida a estos dos edificios,rre. Y por nuestro lado, tampoco po-
demos pasar por alto que cuando Santa María la Mayor de Bolea se levan-
ta, depende, desde un punto de vista eclesiástico, del monasterio agustinia-
no de Montearagón, vinculado a su vez, desde el siglo XII, a la Casa Real
de Aragón.
En otro orden de cosas, ajeno por completo a las cuestiones anteriores
pero de una gran trascendencia metodológica para el estudio de las hallen-
kirchen aragonesas, nos gustaría, antes de adentrarnos en Ia reseña porme-
norizada de cada una de ellas, glosar los distintos ensayos de sistematiza-
ción que a partir de los años setenta han protagonizado dos cualificados
historiadores locales: Cnlsros¡L Gutr¡nr Ap¡ntclo y At-tcte RuIz Do-
MINGO, ambos impulsados por el noble deseo de esclarecer y estructurar
científicamente estas construcciones.
Y sin más prolegómenos, justo es que iniciemos este pequeño recorri-
do historiográfico con una figura de la talla de don Cntsro¡el- GuITART20,
por haber sido el primer estudioso que, en el año 1979, catalogó los templos
del siglo XVI aragonés. si eran del modelo salón, aquellos que unas
-tanto
líneas más abajo se verán dentro de los grupos A) y B); como si no lo
eran, grupos C) y D)- ateniéndose estrictamente a sus elementos forma-
les, y sobre todo a tenor del soporte que utilizan, a saber:
A) Iglesias de tres y cinco naves, de idéntica altura y que apean so-
bre pilares fasciculados. Categoría ésta formada por: La Seo de Zatagoza,
la cátedral de Barbastro, la colegial de Bolea, la ermita de San Jorge, la
parroquial de Ibdes y la colegiata de Daroca.
B) lglesias de tres naves, también de igual altura, pero con la varian-
te de estar elevadas sobre pilares cilíndricos. Copiosa nómina de edificacio-
nes integrada, en esta ocasión según el criterio indiscriminado de GUIIaRT,
re
ALICIA Rulz Dolr,rlNco: La parroquia de Nuestra Señora de la Asunción de Longares (/ara-
go4). y docümentalus, nNueva colección monográlicar, n.'28, Zaragoza,
Notas histórico-artísticas
ed. de la Institución rFernando el Católicor (C.S.LC.) de la Excma. Diputación Provincial
de Zaragoza, 1981, p. 33.
Además de los edificios comentados en el texto, que entrarían bajo el mecenazgo de
don Hernando de Aragón, don Fn¡Nctsco ABBAD subraya que la iglesia parroquial de Ari-
za (Zaragoza): <es el (modelo) corriente en la época de don Alonso de Aragón, (F. A¡¡no
RIos: op. cit., p.229). Respecto a la iglesia parroquial de San Miguel de lbdes, EIvcenN¡-
CION B. Mon¡,No señala que en este caso: (parece más próxima (a la) fecha del pontificado
de don Juan de Aragón, que también es un gran promotor de obrasr (ENcenN¡cloN B.
Monnxo DEL RINcON: nlglesia parroquial de San Miguel de Ibdesr, en AAVV, Suma de
¿studios en homenaje at ittmo. Dr. Angel Canellas Lópia, Zaragoza, ed. de la Facultad de Filoso-
fía y Letras. Universidad de Zaragoza, 1969, p. 791).
20
CRISTOBaL Gulran APARIcto: Arquilectura gótica en Aragón, col. rAragónr, n.' 30, Za-
Íagoza, edit. Librería General, 1979, pp. 113-150.
l19
por las parroquiales de: Calcena, Ariza, Fuentes de Jiloca, Panticosa, Ye-
bra de Basa, Bielsa, Longares y Leciñena.
C) Iglesias de tres naves con la central más elevada (aunque en rea-
lidad habría que hablar mejor de capillas muy profundas que rebasan en
altura el nivel de los contrafuertes, comunicándose entre sí, y no de naves
laterales en el sentido estricto del término). Edificios de escasa repercusión
hay, en todo Aragón, sólo tres ejemplares, uno por provincia: El Pobo (Te-
ruel), Boltaña (Huesca) y Fuentes de Ebro (Zaragoza).
D) E iglesias de nave única, tan numerosa cuantitativamente que don
CntsróseI. GulraRr tuvo que recurrir para su catalogación a conceptos
geográficos, es decir, a una agrupación basada en demarcaciones comarca-
les: Cinco Villas, Llanura oscense, Pirineo y Prepirineo, Ribagorza y La
Litera, Llanura del Ebro, Cuenca del Jalón, Bajo Aragón, Mesetas y Se-
rranías turolenses.
La clasificación que acabamos de exponer fue, en palabras del propio
autor, concebida por: rtipos arquitectónicos; es éste un recurso fácil, no lo
negamos, pero en las actuales circunstancias de la investigación documen-
tal no encontramos otro mejorr2r. Razón ésta que le restó eficacia y perdu-
rabilidad desde un primer momento, con el agravante de que había casos
que no encuadraba.t bi..r en ninguno de los apartados propuestos, de ahí
que fuera necesario hacer una segunda reordenación que puliera y supera-
ra las deficiencias de la primera. Labor que no se haría esperar y, dos años
después, en 1981, ALICIa Rurz Dolrrxco engendraba una nueva categoriza-
ción de los espacios halle cuando, en uno de los capítulos de su monografia'.
La parroquia de Nuestra Señora de la Asunción de Longares ( ,(arago4)22, cotejí
esta iglesia zaragozana con el grueso de los edificios salón aragoneses. Y en
líneas generales, AucIa RuIz estuvo de acuerdo con las iglesias agrupadas
por don CRlsrosel GutreRr dentro del punto A), o sea, las que se susten-
tan sobre pilares fasciculados; sin embargo discrepó e introdujo variaciones
en las iglesias del apartado B), que eran las que Gurranr había englobado
genéricamente bajo el epígrafe de iglesias con pilares cilíndricos, haciendo
una subdivisión entre Longares y Leciñena, por presentar las típicas co-
lumnas anilladas aragonesas, y las parroquiales de Ariza, Fuentes de Jilo-
ca, Calcena y Magallónr eü€, aunque similares a Longares y Leciñena, no
poseen como medio de apeo columnas, sino recios pilares de fuste liso.
Lógicamente, Rurz DolrrNco ni siquiera mencionó los templos de los apar-
tados C) y D), por no pertenecer a la tipología de iglesias con planta de
salón, y únicamente por proximidad geográfica con Longares hizo una bre-
ve referencia a la iglesia de Fuentes de Ebro, considerándola: trun caso es-
pecial por sus dos ábsides y el perfil tan agudo de sus ?rcoSr23.
120
Así pues, ante la confusión que reina dentro de un campo del saber
tan relevante para la historia del arte aragonés como lo es éste, se hace
imprescindible que de una manera definitiva se reestructuren artísticamen-
te istas construóciones que centra, en estos momentos, todo nues-
-tarea
tro tiempo e investigaciones- con el afán de poder llegar a un auténttco
conocimiento de las mismas. Circunstancia que, dicho sea de paso, ya se
ha producido en tierras rio.¡anas con la obra del Dr. Josn G¡snl¡l- Mov¡
V¡I-c¡ñoN: Arquitectura religiosa del siglo XVI en lt Rioja A1tu24, donde su
autor las analiza y clasifica evolutivamente teniendo en cuenta no sólo el
total de sus elementos formales, y muy especialmente sus espacios y volú-
menes, sino también apoyándose en un nutrido corpus documental que le
permitió escalonarlas cronológicamente.
Por el momento, nosotros tan sólo podemos ofrecer al lector una divi-
sión formalista que mucho adeuda a las propuestas en su día por Cnrs-
TOBAL Gulranr y por Aucle RuIz; insertando junto a ella, además, un
breve estado de la cuestión con los conocimientos que actualmente se cono-
cen acerca de los artífices y fechas constructivas de nuestras hallenkirchen,
objetivo éste al que de lleno dedicaremos las páginas que siguen:
,rJosÉ, G¡¡nrsL Move V¡r,c.qñoN: Arquitectura religiosa_del siglo XVI en la Rioja Alla,
col. nBlblioteca de Temas Riojanosr, n." 31, Logroño, ed. del Instituto de Estudios Riojan_os
(c.s.I.c.) de la Excma. Dipritación Provincial de Logroño, 1980, t. I: Introducción, t. II:
Documentos.
25
Rlc¡RDo DEL ARco y GARAv: Catálogo monumental de España: Huesca, Madrid, ed. del
Instituto rDiego Velázquezr (C.S.I.C,), 1942, vol. I, p. 198.
2ó
R. DEL ARCo Y GRn¡v: ob. cit.,7942, pp.200'202.
t2l
bal, Juan de Palacio y Juan de Segura. Dsl Anco pronto excluyó a Juan
de L-esma, ya que el tíiulo de <maestreD con el que-aparecía en la docu-
mentación no lo calificaba como arquitecto, estimando que la mayor parte
de la obra sería de Juan de Segura, y que los otros dos maestros, Baltasar
Barazábal y Juan áe Palacio, áctuarían simplemente como ayudantes de
éste.
Transcurridas unas décadas, Atr¡p¡nO SaNCHSZ RUllO, Jost ANroNt<>
Enms AustNs y Gurr.lrnuo Bunlllo JrutNEz expusieron' durante las
jor-
nadas del II Cáloquio de Arte Aragonás, una espléndida comunicación27 donde
examinaron documentalmente el proceso constructivo de la catedral bar-
bastrense, y cuyo texto nos ha servido de modelo para elaborar los párrafos
siguientes:
En efecto, el 26 dejunio de 1517, el concejo de la villa de Barbastro
suscribió una capitulación con el (maestre Loys de Santa Cruzrr que obli-
gaba, al susodicho (maestro de casasr, a levantar un nuevo templo para la
ciudad por un valor que ascendería a 72.000 sueldos, siendo la demolición
de la antigua iglesia medieval uno de los primeros pasos que seguramente
Santa Cruz daría. Lo cierto es que tras derribarse el primitivo edificio las
obras sufrieron demoras cronológicas y los representantes municipales deci-
dieron rescindir el contrato a Santa Cruz, para firmar, en 1518, una nueva
concordia con el maestro Juan de Saniñena. Este cambio repercutió favora-
blemente y a partir de 1520 la construcción marcha a buen ritmo, y apenas
un año después, en 7521, las autoridades civiles encargan al piedrapiquero
Juan de Burdeos que corte y transporte cuatro mil nuevos sillares para la
fábrica del templo (dado que, hasta esa fecha, se habían estado reutilizando
los materiales procedentes del viejo derribo). Hacia 1528,elestado de la en-
tonces colegial debía de hallarse bastante avanzado pues se llamó a los
maestros Juan de Sariñena, Luis de Santa Cruz y Juan Botero para que die-
ran la visura o visto bueno a la misma. Y como muy bien señalan los auto-
res de la comunicación:
nEl hecho de que entre los maestros de casas que fueron a Barbastro a
reconocer la Seo figuraran Santa Cruz y Sariñena nos. induce a pensar que
por estas fechas ya estaba al frente de las obras Juan de Segura, único
maestro ligado normalmente a la construcción de la Seor... o(y qu.) A par-
tir de 1533 las cantidades entregadas a Segura fueron disminuyendo, y ya
en 1536 no se le paga nada en concepto de director de la obrar28.
Pero no es esta vez la última que Juan de Segura aparecerá vinculado
al edificio, ya que en agosto de 1543 se pone al frente de la fábrica del
27
A. SÁNCHEZ RuBIo, J. A. Sems AusÉ,NS y G. Bunlllo JIMENEZ: rGastos del conce-
jo de Barbastro
'seminario en la construcción y mantenimiento de edificios religiosos (1500-1550)r, en
de Arte Aragonls, n." XXXIll, Zaragoza, ed. de la Institución nFernando el Católi-
cor (C.S.I.C.) de la Excma. Diputación Provincial de Zaragoza, 1981, pp. 247-264.
¿¿ al.: op. ctt., p.25*
'z8 A. SÁNcnnz Ru¡ro
122
(caracol)), que terminará en julio de 15442e. Denotando el resto de noticias
un escaso interés para nuestro análisis.
Como resultado de lo arriba expuesto hay que descartar a Juan de
Lesma y a Juan de Palacio del proyecto arquitectónico de Barbastro, pero
sobre todo eximir de cualquier tipo de intervención a Baltasar Barazábal,
tópico que, todavía hoy, sigue vivo en las publicaciones artísticas que se
están editando en Aragón.
2'
A. S¡NcHEZ Ruglo ¿l al.: op. cit., p.256
r0JosÉ, Lurs Pe¡¡o Gn¡cre: Aportación al estudio de las iglesias de planta de salón: la colegiata
de Sann María la Malor de Bolea (Huesea), tesis de licenciatura, mecanografiada, Departa-
mento de Historia del Arte de la Universidad de Zaragoza,junio 1983.
I JusErE MARTINEZ y LURBE : Discursos practicables d¿l nobilísimo arte de la pintura..., Ma-
drid, publicaciones de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Imprenta de
Manuel Tello, 18ó6.
D3
Barbastro no se tiene noticia, y sólo en diferentes asientos de casas particu-
lares y de una obra que compuso el canónigo Sesé, que lo fué de esta igle-
sia, consta haberla construido dicho maestro en los años arriba expresados.
Esta noticia la dió D. Francisco Rocha, director de arquitectura de la
real Academia de San I,uis, en Zaragoza a 4 de Octubre de 1795132.
Estas alusiones deben aceptarse con gran cautela, ya que parte de
ellas no se ajustan a lo descubierto en las investigaciones más recientes
(véase el parágrafo 1'.2.).
ri
J. Gerrev SaRañaNe: op. cit., pp.7-8.
16
F. A¡seo RIos: op. cit., p.245.
r7 E. Mon¡No DEL RINCóN: 0p. cit., p.789.
rEJueN ANToNlo RoDRIcUEZy M¡nt¡L: rAntigüedad célebre de la Santa lglesia cole-
gial de Santa María la Mayor de Daroca, ilustrada con el divino Misterio, de su fundación,
rentas y preeminencias, concordias y estatutos, y otras noticias importantes, recopiladas
nuevamente por don Juan Antonio Rodríguez y Martel, canónigo de la misma iglesia. Año
1ó75r, en Historias de la ciudad 1de la colegial de Daroca, Madrid, imprenta de T. Fortanet,
1877, pp. 226 y ss.
125
Por otro lado, don FO¡ERICo ToRn¡l-s¡ SOnleNo3e y don FR¡NclsCo
A¡s¡o Rlosao nos relatan también cómo la colegial es iniciada por el arqui-
tccto castellano Juan Marrón, un año después de la visita, en febrero de
1585, de Felipe II a la comarca de Daroca, acabándola en 1598'
3e FEDnnlco ToRneL¡¡ Sonl¡No: Iglesia colegial de Santa María de los Santos Corporales
de Daroca, 1." ed., Zaragoza, ed. de la Institución nFernando el Católicor (C.S.I.C.) de la
Excma. Diputación Provincial de Zaragoza, 1954 (2.^ ed'., 1974, p. 12).
40
F. AsneD RIos: op. cit., pp. 478-479.
''a2 C. Gul.I¡n APARICIO: op. cit., p. 129.
M., ISes¡L ALVARO ZAMORA y GONz¡I-O M. BORRÁS GUaUS: rEl mecenazgo de la
iglesia parroquial de Calcenar, en Seminario de Arte Aragonls, n." XXXIII, Zaragoza, ed. de la
I;stitu¿ión nFernando el Católicor (C.S.I.C.) de la Excma. Diputación Provincial de Zara-
goza, 1981, p. 12.
4r F. Ass¡D RIos: o/. eil., p.229.
EDUR¡D6 GIMEN6 Jannurn: Estudia sobre la iglesia parroquial-de-Nuestra Señora de la
44
4s
A. Rutz DovlNco: op. cit., pp.38-39.
a6
C. Gurren Apentcro: 0p. cit., pp. 130-131
t27
2.5. La iglesia parroquial de la Asunciín en Panticosa (Huesca):
a7
Archivo Histórico y de Protocolos de Huesca: Notario de Sallent, Jerónimo Blasco
Narros, 1603, protocolo n." 7765, fols. 68 vo-72 vo. (Dato cedido amablemente por donJosé
Vallés Allué.)
t28
2.6. La iglesia parroquial de Tebra de Basa (Huesca):
Yebra de Basa, al norte de la sierra de Portiello y distante de Sabiñá-
nigo unos 9 kms., alberga dentro de su demarcación territorial dos edifi-
cios de sumo interés y valía: el santuario de Santa Orosia, poseedor de un
venerado relicario con la cabeza de esta mártir oscense, y la iglesia parro-
quial del siglo XVI, clara muestra de la clasificación tipológica a que per-
tenece por tener: tres naves de igual altura y los consabidos pilares cilín-
dricos de escueto capitel toscano.
Si hemos hecho mención a la ermita de Santa Orosia ha sido porque
la devoción religiosa a la patrona de la Jacetania difundida a partir
-muy
de los siglos XIV y XV-, y la fama que adquirió como abogada infalible
contra las sequías, transformaron al pequeño núcleo urbano de Yebra en
un centro masivo de peregrinación, principalmente de labradores que, tras
dos horas de penosa ascensión hasta el enriscado puerto, imploraban devo-
tos los favores de la Santa. No debe, pues, extrañar, que la aldea creciese
con la llegada incesante de peregrinos; circunstancia que no pasó inadver-
tida a don MeNuEL GoMEZ DE VALENzurle, haciéndole deducir que:
rl-a primitiva iglesia románica la que aún se conserva la pared
-de
occidental embutida en el muro de la torre- resultara pequeña y a media-
dos del siglo XVI fuera derribada para construir en su lugar el edificio
renacentista que hoy podemos admirarras.
Por lo demás, el templo parroquial de Yebra continúa ocultando celo-
samente los nombres de sus maestros de obras, estando a la espera, como
tantas ofras hallenkirchen, de una concienzuda y esmerada investigación.
48
MaNUEL GoMEz oE, VelnNzutl.A: rl.a iglesia de Yebra de Basar, en rev. Jacetania'
n." 69, Jaca, junio 1977 (año X), s. P.
oe
C. GuIt¡n APARICIo: 0p. cit., p. 131.
r29
gar, con el agravante de que la única apreciación-cronológica_que se le conoce
I-proporcioñada por doh Rrc¡nDo D;L ARcoso- es que fue reconstruido
en el año 1619.
130
zaragozano. Pero tampoco podemos descartar la circunstancia, siempre
factible, de que un momento dado, y por habérseles planteado en ambas
zonas unas exigencias constructivas y espaciales muy semejantes, respon-
dieran ante ellas de idéntica forma, con soluciones estructurales análogas.
A pesar de todo, y aun estando todavía pendientes por desvelar las vías o
caminos por las que influjo tan lejano pudo llegar hasta nosotros, lo segui-
mos considerando el más oportuno de todos, incluso más que algunos
exponentes nacionales de gran renombre como el que ideó Diego de Siloé
para la catedral de Granada (1528); ya que, aun cuando el ñn de Siloé fuera
el mismo que el de los arquitectos venecianos o aragoneses: hacer que el
templo ganase en altura sin tener que recurrir a los pilares fasciculados o a
los pilares cilíndricos, no lo es la manera de conseguirlo, mediante un siste-
ma grandioso de superposición de elementos arquitectónicos prestados del
mundo clásico, si bien, libremente interpretados por Diego de Siloé en lo
que es, para historiadores como Nr¡To ALcAIDE y CHrcn Cnev¡nnst3, una
preclara intuición manierista que nada tiene que ver con los
valores conceptuales y estéticos del sostén anillado.
-creemos-
Ya en un terreno más concreto, pero no por eso menos peliagudo,
nuestro original soporte está íntimamente vinculado a dos obras de singu-
lar belleza e importancia: una civil, la Lonja de Zaragoza, y otra religiosa,
la iglesia parroquial de Longares. Edificaciones que fueron en opinión de
Altcle Rurz: uEngendradas por una misma mente, (la de) Alonso de Lez-
nesn5a; ignorándose, bien es verdad, qué papel le tocó interpretar a este
arquitecto en la creación y difusión de la columna anillada por Aragón.
Pero veamos ahora cuáles son los casos patentes de utilización del
apoyo anillado en las hallenkirchen aragonesas:
AÑOS ACTIVIDADES
1520 Alonso de Leznes cobra, por haber acabado la capilla dedi-
cada a Santa Ana, la cantidad de 300 sueldos.
r526 Se delibera la fábrica de la nueva iglesia renacentista, co-
menzándose las obras por el ábside de la capilla mayor. Es
de suponer que el maestro fuera Alonso de Leznes.
1528 Parece ser que en est; año se finaliza la nave principal.
1529 Alonso de Leznes aparece por última vez en la documenta-
ción con motivo de haber entregado y terminado las capi-
llas de San Bartolomé y San Sebastián.
1544 Tras una fase de inactividad, el ilustrísimo arzobispo de
Zaragoza don Hernando de Aragón, en visita pastoral
de 30 de junio de 1544, ordena la prosecución de los traba-
jos y su conclusión en un plazo máximo de cuatro años. La
respuesta fue inmediata, y en ese mismo año se acometie-
ron: el cuarto nuevo del Rosario y la nave que ocupan los
altares de San Juan, Santo Domingo, San Antón, San Lo-
renzo, el Rosario y Santiago.
r546/ lsso Mosén Lezcano y mosén Francisco Mazón levantan la pri-
mera sacristía que tuvo Nuestra Señora de la Asunción, así
como la estancia superior que hay encima de ella. El coste
ascendió a 957 sueldos.
1 550 Fray Lope Marzo, abad del monasterio de Veruela y visi-
tador eclesiástico de don Hernando de Aragón, por mandá-
to pastoral de 15 de diciembre de 1550, estipula el ensan-
chamiento del edificio dada la estrechez e insuficiencia del
recinto destinado a culto; adecuación que deberá realizarse
en un período de tiempo que no podrá superar los tres
años.
57
A. RUIZ Doutuco: op. cit., p.36
r33
tos, como si de pequeñas capillas transitables se tratara-, y por otro. ;
sustituir los maltrechos abovedamientos estrellados por bóvedas de medr _
cañón, con lunetos en la nave central, y sin lunetos en las laterales. Tra:
estas modificaciones, el desahogado y diáfano espacio salón del que hacía
gala la parroquial, su admirable homogeneidad interior y la riqueza de su.
crucerías, se habían perdido para siempre.
Al margen de lo anterior, ha sido precisamente esa peculiaridad de
utilizar materiales pétreos en plena depresión del Ebro la que hizo suponer
a don CRlsrosel Gul.raRr.ss detenerse a dar mayores explicaciones
sobre el tema- que el maestro -sin
de obras sería, probablemente, el arquitec-
to castellano Juan Marrón. Por e.l contrario, ALrcr¡ Rurz DovrNGo, que
también había recabado su atención en la hallenkirche de Leciñena la
idea nada deqpreciable de cotejarla con su homónima la Asunción -con de Lon-
gares-, y habiendo ya tenido en cuenta un sustancioso trabajo de JctsÉ
Meni¡ BARDAVIo GR¿crRse que versaba sobre ella, fue de un criterio com-
pletamente opuesto al de GurraRr:
nl-as fechas de construcción de esta parroquial oscilan entre 1540 y
1560. Parece bastante claro que su fábrica es posterior al templo de Longa-
res, e incluso posible y probable que la mano del arquitecto fuese la mis-
ma, la de Alonso de Leznesró0.
Mientras tanto, y quedando a la espera de una respuesta documenta-
da que clarifique de una vez por todas la situación tan incierta en que se
encuentra esta iglesia monegrina, creemos haber cumplido con nuestro
cometido de recoger en este artículo las dos teorías que acerca de Nuestra
Señora de la Asunción se han escrito de un tiempo para acá.
58
C. GurrAR Apenlcro: op. cü., p. 132.
5eJosE MARIA BARDAv¡o Gnacl¡: Iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción d¿ Le-
ciñena (laragola), trabajo mecanograñado, Departamento de Historia del Arte de la Univer-
sidad de Zaragoza, curso 1964-65.
60
A. RUIZ Dolr,tIl.,¡co: op. cit., p. 37.
6' C. GuItnn ApnnIcIo: op. cit., pp. 132-134.
62
La parroquial de Fuentes de Ebro, según PoNz, fue construida por rel Arquitecto
Pierres de Bedelr (ANroNIo Po¡,¡z: Viage de España, 1." ed., Madrid, imprenta Vda. de Iba-
rra, 1788. Ed. facs., edit. Atlas, 7972, t. XV, p. 180). Sobre ella, SaNrtaco SEBASTIÁN
comenta: rCreo que debió de realizarse hacia 1535r... .(y) debió de acabarse mucho antes
de 1545r, siendo la primera obra de Pierres de Vedel en Aragón (SeNrIeco St¡RstlÁ¡,¡: uEl
arquitecto francés Quinto Pierres Vedelr, en Archiuo Español de Arte, n.o 140, Madrid, ed. del
Instituto uDiego Velázquezr (C.S.LC.), octubre-diciembre 7962, t. XXXV, p. 291).
t34
y que bien poco o nada tienen que ver con las haltenkirchen y con lo que
ellas significan, pero que son representativas de unos modos y maneras di-
ferentes de interpretar los espacios religiosos durante el siglo XVI arago-
nés, siguiendo, en la mayoría de los casos) los descoloridos patrones de
unos templos del gótico lévantino- que por aquellas fechas estaban
-los
ya caducos y obsoletos.
Conclusiones:
M¡NUEL Gnnnlno S¡NTIeco: Arquitectura religiosa del siglo XVI en Tierra de Barros
63
136
dos focos artísticos que probablemente tengan una evolución cronológica y
estilística divergente
g) Como conclusión final querríamos, antes de cerrar este artículo,
dedicar unas breves palabras al proceso metodológico que consideramos
más oportuno para llevar a buen térrrrlno la investigación científica de las
hallenkirchen aragonesas, y que, a nues{ro juicio, deberá apoyarse ineludible-
mente sobre tres coordenadas básicas:
Levantamiento
- Elaboración dede las planimetrías de cada edificio.
unas descripciones y catalogaciones monográficas
-
que permitan el análisis comparativo y de conjunto; sin perder de vista al
resto de las iglesias salón europeas y españolas.
- Y uncon
municipales,
apoyo documental, exhumando sus archivos parroquiales y
el objetivo primordial de establecer unas autorías y cro-
nologías perfectamente acreditadas.
t37
Fig. 1. Catedral d¿ San Saluador (,laragoaa).
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¡Yebra de Basa
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Fig. 2. Ubicación 1 tipología de las thallenkirchenr aragonesas (según Josí Luis Pano).
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Fig. 4. La Seo de Barbastro (Huesca).
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Fig. 7. Iglesia parroquial de Panticosa (Huesca)'
143
Fig. 8. Iglesia de San /accaría ( Venecia)
144
Fie. 9. Iglesia parroquíal de Longares ('laragoaa).
145
bocas de capilla o la estrechez de las naves y tramos a cubrir exigieron,
desde una óptica meramente constructiva, la utilización retardataria
del
arco apuntad'o. Aspectos estos que- se_observan claramente en las primeras
cole-
iglesias salón aragónesas (La Seo de Zaragoza, catedral de.Barbastro,
por ser, lógica-
siata de Bolea, .r-itu d. barrJorge en Huesca capital, etc.)
ñrente, las que tienen una mayor vocación goticista'.
que
3.'- L)s bóuedas de crucería estrellada, sin duda, el elemento flormal
más ha contribuido para que ciertos eruditos tildaran como de góticas
a
enri-
las hallenkirchen hispánicas, desde comienzos del siglo XVI. se fueron
queciendo con muliitud de enreve sadas nervaduras8, en un
juego de luces y
sombras que tuvo más de efectista que de estructural, a la par
que sus ple-
iutq,r.t"t semiesféricos aparejados con
mentos se convertían en simples
con argamasa y yeso para los re-
materiales muy pobres: ladrillo asentado
voques. O dicho con otras palabras: nada quedó, salvo la apariencia exter-
na, de aquellas obras maestras de cantería que lueron los abovedamientos
deí gótico pleno. por lo que respecta a las bóvedas de estilo propiamente
...ra"centistá diremos que son escasas en el dieciséis aragonés, y cuando
aparecen, lo hacen tarde y parcialmente (vuelva a servir de ejemplo la cole-
gial de Daroca, q.l. u,r.tqu. posee bóvedas de casetones, éstas se localizan
inica-ente en el presbiterio y en el tramo preabsidial); fenómeno análogo
al que se produce en la Rioja Alta, donde este tipo de abovedamientos no
surge hasta después de 1560'q.
4.o Y por último, la decoración monumental, reducida al mínimo indis.
-
pensable, ," ir. decantándo cada vez más en favor de un programa ita-
iianirante a base de grutescos, candelieri, rosetas, figuras geométricas, ca-
piteles y entablamen;s de raigambre clasicista; no obstante, incluso en
pu..oqriur de diseño tan renaciente como Nuestra Señora de la Asunción
i. Lorgur. s (Zaragoza), impera la moderación y la sobriedad decorativa,
justa y equiliÜrada] sin coniesión alguna a lo superfluo. En resumen; si
.r..p*u..tos capillas, púlpitos, pilas de bautizar o pequeñas remodelacio-
.r., iirludus, nuéstras iattinkirchen tendieron más a la desornamentación y a
la pureza de sus formas arquitectónicas, que al abarrocamiento de sus inte-
riores.
Tras este breve preámbulo de carácter general, trataremos seguida-
mente de perfilar el intrincado mundo de las iglesias salón aragonesas -te-
mática que ocupa de lleno la tesis doctoral del que suscribe-, en lo que
es, sin ri-esgo a equivocarnos, el primer esbozo que sobre-e-llas se realiza'Y
nada mejoi para éntrar en mateiia que abordando la problemática, todavía
8SirvadeejemploqueenlacolegiatadeSantaMaríalaMayordeBolea(Huesca)se
estrellada con una enorme profusión
dan catorce modelos airii.rto, de bóvJdas de crucería
(N del A )'
¿iueonut.t, terceletes, ligaduras y combados
*á. ";-ñ;;'d;;*,;;
Mó"o- vor-c¡Ño^¡: Arquitec)ura del siglo xvl en la Rioja Alta'
reliziosa
Institutode Estudios Riojanos
col. nBibliotecu d. 1-.*u-r'Rio¡u.*r, n." 31, Logroño, edldel
1980' t' I' p 50'
(C.S.I.C.) de la Excma."fiip'iüti¿t Provincial"de Logroño'
I 15