Ejercicios de Meditación Con Visualización
Ejercicios de Meditación Con Visualización
Ejercicios de Meditación Con Visualización
visualización
La visualización es una técnica muy eficaz que se utiliza en terapia como herramienta
para reducir la activación fisiológica que aparece en los momentos de ansiedad, y
de este modo lograr un estado de relajación.
Contenido [mostrar]
Liberación de pensamientos
Cierra los ojos… Imagina que estás sentado en la orilla de un río mirando cómo el
tronco de un árbol desciende lentamente llevado por la corriente. Durante de 6 a 10
segundos, imagínate que un pensamiento tuyo, una percepción o una sensación, viajan
sobre el tronco y luego deja que ambos desaparezcan de tu vista. Vuelve a contemplar e
río y espera a que aparezca un nuevo tronco que llevará sobre él un nuevo pensamiento.
También puedes realizar este ejercicio imaginando que tus pensamientos son bocanadas
de humo que se producen a partir de un fuego.
Cierra los ojos… Fíjate en la tensión que hay en tu cuerpo… elije un símbolo para
representar la tensión o el dolor que experimentas en este momento, puede ser el
hielo… elije otro símbolo que represente el concepto de relajación…
Deja que ambos símbolos interaccionen de modo que, al final, la tensión resulte
eliminada.
Aparta tu tensión
Cierra los ojos… Imagina un color y una forma para tu tensión o dolor… ahora cambia
el color y la forma… aparta estos dos últimos elementos hasta que desaparezcan de tu
mente.
Colores
Cierra los ojos… Imagina que tu cuerpo está lleno de luces. Por ejemplo, una luz roja
representa la tensión o el dolor y las luces azules representan la relajación… imagínate
las luces cambiando del rojo al azul o bien del azul al rojo y observa cualquier sensación
física que experimentes mientras tanto… ahora imagínate que todas las luces de tu
cuerpo han adquirido un color azul y experimenta con ello la sensación de una
relajación total.
Tensión muscular
Concéntrate en aquella parte del cuerpo donde sientas una mayor tensión muscular…
concede a la tensión una imagen mental, por ejemplo, un peso que te oprime el
estómago, una cuerda fuertemente anudada alrededor de los brazos, un candado que
cierra tu boca, un torno que te aprieta los hombros (según el lugar donde sientas la
tensión)… Intenta ver la relajación de esta imagen. Imagina que estás cubierto
ligeramente por una capa de arena tibia… tu pierna derecha… la izquierda… el
estómago… el pecho… y los brazos. O imagínate que una cálida manta, lentamente…
lentamente, te está cubriendo los hombros.
Imágenes dirigidas
Esta técnica representa otra forma muy eficaz de emplear la imaginación para lograr la
relajación.
El sendero en la montaña
Cierra los ojos… Imagínate que estás apartándote del lugar donde vives… deja atrás los
ruidos y las prisas cotidianas… Imagina que cruzas un valle y que te acercas a una
sierra… visualízate en ella… estás subiendo por un camino tortuoso… encuentra en él
un sitio donde pararte… encuentra ahora un sendero por el que puedes subir… busca un
lugar cómodo donde pararte.
Cuando lo hayas encontrado y legado a ese punto, tómate algo de tiempo para examinar
toda la tensión que hay en tu vida. Concede mentalmente a la tensión y al estrés formas
y colores… Míralos con cuidado y luego déjalos en el margen del sendero en el que te
encuentras.
Continua subiendo por el camino hasta que llegues a la cima de una colina… mira desde
allí arriba… ¿Qué ves?… Busca un lugar atractivo y cómodo y dirígete hacia él.
Fíjate en los alrededores… ¿a qué te recuerda?… Fíjate en las vistas, en los olores, en
los sonidos… Repara en cómo te sientes… Instálate y, poco a poco, empieza a
relajarte… Ahora te sientes totalmente relajado… experimenta la sensación de estar
total y completamente relajado… Descansa de tres a cinco minutos… Mira a tu
alrededor otra vez…
Recuerda que éste es tu lugar especial para relajarte al que puedes venir siempre
que lo desees.
Vuelve de nuevo a tu habitación y recuera que todas estas imágenes son fruto de tu
imaginación, las has creado tú y puedes recurrir a ellas siempre que desees relajarte.
Cierra los ojos… Trasládate al principio del día… ¿cómo fue tu despertar?… ¿cómo te
sentiste?… Piensa en tus pensamientos y sensaciones… Libérate de estos pensamientos
y sensaciones… Libérate de esa parte del día… pertenece al pasado y ya no puedes
hacer nada para cambiarla.
Piensa ahora en la tarde, en las horas transcurridas entre las 5:00 y las 7:00 de la tarde…
¿cómo ha sido para ti esa parte del día?… Piensa en lo que sentiste y pensaste en esas
horas… Libérate de los pensamientos y sensaciones que experimentaste durante este
tiempo… pertenecen al pasado y ya no puedes hacer nada para cambiarlos.
Ya son las 8:00 de la tarde… Rápidamente retrocede al principio del día y asegúrate de
que te sientes liberado de todo lo que pensaste y sentiste durante este día… Siéntete
totalmente en el presente… empieza a sentir cómo comienzas a sentirte relajado…
Siéntete relajado… siéntete totalmente relajado.
Enfrentarse a lo desconocido
Cierra los ojos… Imagínate que estás en el bosque… está oscuro y sopla el viento… te
has perdido… ¿qué sientes en este momento?… Observa tu cuerpo y las áreas en las
que sientes tensión… experiméntalo durante un minuto…
Imagínate que encuentras un lugar para salir de este bosque oscuro y frío… siente como
la tensión va desapareciendo de tu cuerpo… irá desapareciendo a medida que vayas
encontrando un camino… Siente cómo la tensión va siendo eliminada de tu cuerpo…
estás relajado… estás seguro… te sientes cómodo.
La técnica de las imágenes dirigidas incluye buscar una posición cómoda, cerrar los
ojos, concentrarse en las propias sensaciones físicas y practicar una respiración
profunda.
Una forma de crear las propias imágenes es atender cualquier fantasía que te acuda a la
mente. Por ejemplo, puede que te preguntes cuanto rato te va a durar el dolor de cabeza
que sientes en este momento.
Cierra los ojos y deja que tu imaginación te conteste a la pregunta. Imagínate distintos
lugares: la playa, las calles de la ciudad, un arroyo, etc. De entre todas las escenas que
has imaginado, elige una donde relajarte y de la que sólo tú disfrutarás.
¿Qué olor percibes, cómo es la estructura que ves, cómo se siente tu cuerpo? Imagina
que estás haciendo algo que te relaja, por ejemplo que estás pescando, que estás
disfrutando de una buena comida, charlando con los amigos, o que estás sentado junto al
fuego, con un buen libro en las manos.
Para cuando te halles instalado en la escena que has imaginado y te hayas relajado en
ella, tu dolor de cabeza ya habrá desaparecido. En el espacio que hay a continuación,
describe algunas imágenes que te resulten atractivas. Retócalas y grábalas en tu
memoria. Cada vez que sientas la necesidad de una relajación profunda, cierra los
ojos y trasládate a ese lugar especial.
Ejercicios de los cinco dedos de la mano
Este ejercicio de los cinco dedos lleva menos de diez minutos hacerlo y a cambio
proporciona una mayor vitalidad, una paz interior y el crecimiento de la autoestima.
Puedes realizarlo cada vez que sientas tensión.
Este ejercicio de relajación se utiliza en personas a las que, en principio, les cuesta
visualizar, ya que es muy sugestivo. También lo usan los terapeutas cuando quieren
inducir una relajación profunda.
Cierra los ojos… imagina que caminas por un lugar seco y desierto, hace calor… y
sientes la garganta seca… visualizas en tu imaginación un vaso lleno de agua… agua
fresca… el vaso tiene gotitas en el exterior y sabes que está fresco porque el cristal está
empañado… sientes ganas de tragar… pero no hay saliva suficiente… sigues con la
garganta seca y más seca.
Entonces recuerdas la sensación que produce tener un trozo de limón entre los dientes…
aprietas ligeramente los dientes y el zumo se desparrama dentro de tu boca… incluso
cae por la comisura de los labios… tu saliva aumenta… más saliva y más saliva…
tienes una necesidad enorme de tragar, pero no tragues todavía, hay más saliva, tragarás
cuando contemos hasta cinco:
1 aguanta la sensación
2 eres capaz de esperar
3 falta poco
4 sientes la necesidad enorme de tragar
5 ya puedes tragar