Ernesto Cardenal
Ernesto Cardenal
Ernesto Cardenal
No sé lo que Claudia dirá ahora, que tan bella como insensible fue
para el poeta y la poesía, cuando el profeta de la Revolución Sandinista
declame, una vez más, como en los últimos cuarenta años, el profundo
sentimiento de sus Epigramas: “Al perderte yo a ti,/ tú y yo hemos perdido:/
yo, porque tú eras/ lo que yo más amaba,/ y tú, porque yo era/ el que te
amaba más./ Pero de nosotros dos,/ tú pierdes más que yo:/ porque yo
podré/ amar a otras/ como te amaba a ti,/ pero a ti nadie te amará/ como te
amaba yo”.
Pero todo cambia, nada es para siempre. Y lo que una mañana de Sol
trajo, lo arrastró la tormenta por la oscura noche de los tiempos: “Te doy,
Claudia, estos versos, porque tú eres su dueña/ Los he escrito sencillos para
que tú los entiendas./ Son para ti solamente, pero si a ti no te interesan,/ un
día se divulgarán tal vez por toda Hispanoamérica./ Y si al amor que los
dictó, tú también lo desprecias,/ otras soñarán con este amor que no fue
para ellas./ Y tal vez verás, Claudia, que estos poemas,/ (escritos para
conquistarte a ti ) despiertan/ en otras parejas enamoradas que los lean/ los
besos que en ti no despertó el poeta”.