Tres Obras de Enrique Iturriaga
Tres Obras de Enrique Iturriaga
Tres Obras de Enrique Iturriaga
Homenaje a Stravinsky
Este homenaje parece referirse más al último de los tres períodos de Stravinsky,
recordándonos a la sonoridad de obras como Agon, aunque también parece haber
referencias a sus otros dos períodos. En adición a una interesante variedad métrica
y rítmica en su discurso y una atractiva orquestación que por momentos diera la
impresión de puntillismo, Iturriaga se impone a sí mismo el reto de incorporar un
cajón y ritmos peruanos a la mezcla, y lo resuelve de una manera brillante:
aprovechando la irregularidad del discurso rítmico y métrico, Iturriaga introduce el
cajón de a pocos haciendo uso de esta misma irregularidad en el instrumento, pero
generando un proceso muy orgánico hacia lo peruano.
Iturriaga compone esta obra después de ser fuertemente influenciado por José
María Arguedas y basándose en tres huaynos quechuas anónimos: Hoy es el día de
mi partida…, Cristalino río, Yo crío una mosca…; en esta obra obra se nota un nivel
de maestría del dominio de la orquesta y del coro, además de los elementos
peruanos que coexisten con los elementos vanguardistas dentro de la obra. Uno de
estos elementos peruanos es el uso del charango dentro de la orquesta, algo
bastante peculiar y también innovador, que nos recuerda al uso del cajón solista en
el Homenaje a Stravinsky.
El origen de esta obra es algo curioso, puesto que el compositor fue prácticamente
obligado a realizarla. El concurso llevado a cabo por los militares para conmemorar
el 150º aniversario de la batalla de Junín y Ayacucho tenía como requisito que debía
aparecer una cita del Himno Nacional, esto al compositor le pareció evidentemente
algo ridículo, una imitación directa de lo que ya había hecho Tchaikovsky en la
Obertura 1812. Después de una incómoda entrevista con un representante de las
fuerzas armadas, el maestro Iturriaga se vio sin más alternativa que participar,
puesto que los militares querían una obra de Enrique Iturriaga en su concurso a
como dé lugar. Ahora la preocupación del compositor era cómo realizar una obra de
tal dimensión como es una sinfonía, puesto que nunca había escrito un trabajo
orquestal tan grande.
La primera tarea o reto del compositor era la de abordar el Himno Nacional, a lo cual
Iturriaga encuentra una solución brillante: deconstruir el himno a sus intervalos más
elementales, y usar estos intervalos para construir todos los temas a través de los
cuatro movimientos de la sinfonía; esto le da a la obra un sentimiento de unidad muy
notable. Al comenzar el primer movimiento podemos encontrar una pequeña
referencia al himno, para después encontrarnos con un tema relacionado al ejército
realista español, y es que esta sinfonía tiene una estructura lineal que nos irá
narrando diferentes acontecimientos de la batalla. Hay una fuerte presencia del
intervalo de cuarta justa ascendente, sobre todo en los metales. En un momento
dado podemos identificar la cabeza de un tema importante que luego aparecerá en
el cuarto movimiento. El segundo movimiento corresponde al movimiento lento de
una sinfonía clásica, tiene un carácter mucho más lánguido y con elementos más
reminiscentes de lo andino con el uso de la pentafonía, e instrumentalmente con la
presencia de una flauta solista acompañada por un arpa. Al final de este movimiento
se escuchará nuevamente el intervalo de cuarta ascendente. El tercer movimiento
corresponde a la forma scherzo, típico en el género sinfónico; alternando entre un
tondero y una cashua en el trío. Es el movimiento con carácter más festivo y alegre,
y nuevamente suena la cuarta justa al final.