La Etica Como Filosofia Primera Una Fundamentacion
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La ética como filosofía primera: una fundamentación del cuidado médico desde
la ética de la responsabilidad
Article in Cuadernos de bioetica: revista oficial de la Asociacion Espanola de Bioetica y Etica Medica · January 2010
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Cuadernos de Bioética
ISSN (Versión impresa): 1132-1989
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Asociación Española de Bioética y Ética Médica
España
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Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto
La ética como filosofía primera: una fundamentación del cuidado médico desde la ética de la responsabilidad
Silvia Quadrelli
Universidad de Buenos Aires
Instituto de Investigaciones Médicas Alfredo Lanari
Resumen
Abstract
The origins of bioethics as a discipline arouse from the need to provide an answer
to new ethical questions generated as a result of technological advances in the health
field and the new arenas in which biomedical research began to develop. Discussions
were first focused on the relevance of the applicability of new technologies and the
need to redefine a number of concepts related to the beginning and end of life. Then,
over the years, this discipline was shaped and reconfigured incorporating issues
related to the process of decision making in daily medical care, patient rights, pro-
tection of their freedoms and obligations of medical professionals, among others. The
purpose of this essay is to reflect upon the ethical foundations of health care, trying
to provide an answer to the question «why movide care» in light of the thought of
Emmanuel Lévinas.
Key Words: ethics, health care, responsibility, bioethical reasoning.
«Un être capable d’un autre destin que le pertinencia de la aplicabilidad de tec-
sien est un être fécond» nologías novedosas, la redefinición de
Emmanuel Lévinas conceptos tan viejos como el principio y
el fin de la vida y las primeras reflexio-
1. Introducción nes sobre la protección de las personas
en tanto sujetos de investigación, su
El nacimiento de la bioética como campo disciplinar se fue modelando y
disciplina respondió a la necesidad de reconfigurando a lo largo de los años y
encontrar respuestas a las nuevas pre- ha incorporado temáticas relacionadas
guntas éticas generadas por el avance con el proceso de la toma de decisiones
tecnológico y por los nuevos escenarios en el cuidado médico diario, los derechos
generados por la investigación biomédica. de los pacientes en general, la protección
Abocada primero a discusiones sobre la de sus libertades, las obligaciones nacidas
2 Van Hooft, S., «Bioethics and Caring», 3 Lévinas E., Totalidad e infinito, Salamanca,
Journal of Medical Ethics, 22, 1996, pp. 83-89. Ed. Sígueme, 1977, p. 115.
destrucción»4. De esta forma, al sujeto que insta a responderle sin elección alguna de
se define por la preocupación de sí mismo nuestra parte, como al modo de un man-
opone Lévinas un sujeto que se preocupa dato, de una obligación que está antes de
del ser del Otro y otorga una nueva forma cualquier especulación racional, antes que
de sentido que se prolonga más allá del cualquier representación.
tiempo de una sola vida. Ese Otro es Otro que no he capturado,
Esta nueva concepción del ser concede es libre, es a distancia de mí. Es en un
un lugar de inusitado privilegio al Otro, face-à-face que precede a toda ontología.
no en tanto Otro al que el Yo aprehendo Es la llamada profética donde mi libertad
a través de la comprensión, sino en tanto se pone en cuestión, es una manifiesta
Otro inalienable que constituye mi propia asimetría donde, desde una posición de
subjetividad. altura, el rostro del Otro me revela un
El Otro como absoluto —concepción señorío ante el cual me inclino. El Otro,
que Lévinas utiliza tomando del latín entonces, afecta mi sensibilidad como
‘absolvere’, término al cual entiende como una responsabilidad, como un llamado
‘separado’— aparece con una extrañeza que viene desde lejos y me inquieta. La
total que no puede ser reducida5. No se subjetividad no es entonces un para sí, es
trata del Otro como una simple diferencia primordialmente para Otro.
basada en un entendimiento común. La Es esta aparición del Otro, como
extrañeza del Otro es, según Lévinas, portador de la idea del infinito, la que
irreductible y el encuentro con el Otro, no instaura la relación ética y le brinda un
manejable racionalmente. El Otro no es nuevo significado.
un desconocido que puede ser conocido,
es radicalmente Otro. El Otro invade el Yo 3. La ética de la responsabilidad
sin preguntar, sin avisar, exige demasia-
do y bloquea la conciencia. El encuentro La ética de la responsabilidad lévina-
con el Otro es una irrupción total en el siana, su filosofía primera, se erige en una
Yo. En este encuentro tan vehemente no denuncia al totalitarismo de la razón, al
hay espacio ni para racionalidad, ni para ideal de autonomía que guía a la filosofía
aceptabilidad, el Otro se me impone: «la occidental y al conocimiento que consiste
epifanía del rostro es una visitación»6. en aprehender al individuo como parte
Esta categoría de alteridad marca y se- un género, robándole su singularidad y
ñala el horizonte de una responsabilidad reduciéndolo a ser en su generalidad.
irrecusable hacia el Otro. El Otro nos En clara oposición a esta concepción
tan difundida, Lévinas declara que el
encuentro con el Otro consiste original-
4 Ibid., p. 109. mente en una relación ética basada en la
5 Begrich, A., «El encuentro con el otro según
intersubjetividad: «el ser no sería la cons-
la ética de Lévinas», en Teología y cultura, año 4, vol.
7, agosto, 2007, pp. 71-82. trucción de un sujeto que conoce. El ser
6 Lévinas E., op. cit., p. 59. no vendría del conocimiento. El ser sería
un «ser para el Otro»»7. El Otro aparece sirve. Se une a mí. Pero me une a
y me hace experimentar una diferencia él para servirle, me controla como
entre él y Yo mismo. Y es esa diferencia, un Amo. Comando que no puede
justamente, el primer momento y la natu- concernirme más que en tanto que
raleza fundacional de la ética: el recono- Yo mismo soy amo, y que, por lo
cimiento del Otro que me obliga. tanto, me controla que controle.
La presencia del Otro, independien- El tú se posiciona antes que el
temente de cualquier contrato previo, nosotros»8.
me compromete en tanto que soy sujeto
moral: el deber del hombre hacia el Otro Quizás este concepto de responsa-
es incondicional, y eso es lo que funda, bilidad respaldado por Lévinas pueda
para Lévinas, la humanidad. Esta obli- parecer excesivo y hasta pueda pensarse
gación moral que me demanda el rostro como un obstáculo a mi libertad. Sin em-
de quien se encuentra frente a mí está bargo, dirá el autor, dicha responsabilidad
signada por la idea del amor gratuito y no sólo no opaca mi libertad sino que la
sin pedido de retorno, lo cual marca la funda: la libertad consiste justamente en
asimetría de la relación y define el valor saber que la libertad está en peligro.
del amor sin recompensa. Saber o ser consciente, implica tener
Mirada del extranjero, de la viuda y tiempo para evitar y prevenir el momento
del huérfano dirá Lévinas; mirada que de inhumanidad:
no puedo reconocer sino en el don o en
la negativa; soy libre para dar o para ne- «La responsabilidad para con el
gar. Si Yo no respondo, si no voy hacia él, Otro, que no es el accidente que
suspendo mi moralidad; pero de ningún le adviene a un sujeto, (...) no ha
modo puedo ignorar su llamado. Sin esperado la libertad en la que ha-
embargo, el reconocimiento del Otro no bría sido adquirido el compromiso
se agota en la mera aceptación concep- para con el Otro. No he hecho nada
tual de su existencia, este llamado a la y siempre he estado encausado:
responsabilidad es también un reclamo perseguido. Dentro de su pasivi-
de justicia: dad sin arché de la identidad, la
ipseidad es rehén. La palabra «Yo»
«El pobre, el extranjero, se presenta significa «heme aquí», respondien-
como igual. Su igualdad en esta po- do de todo y de todos»9.
breza esencial consiste en referirse
al tercero, así presente al encuentro
y que, en su miseria, a un Otro ya
lidad consiste en que, lejos de debilitar bres y, especialmente, para los dadores
la posición del Otro, la eleva al nivel de de cuidado. Sin embargo, la ventaja de
señorío, poniendo en la base de este cui- la misma consiste en el reconocimiento,
dado del Otro, el amor por el Otro. por parte de los trabajadores de la sa-
La encadenación con el Otro es una lud, de ecos mucho más próximos a la
condenación, imposible de anular y es- fundamentación de sus elecciones éticas
capar, porque estoy consagrado al Otro. de cada día que aquellos que emanan de
En el encuentro con el Otro al que cuido los planteos éticos clásicos. Cada médico,
hay una obediencia, que «es obediencia cada enfermero, cada trabajador social
a un Otro que sigue siendo Otro»11 y no encontrará en la filosofía de Lévinas una
forma ni entendimiento ni reciprocidad, identificación con aquella preocupación
sino una desigualdad ética. Para Lévinas el por el Otro que, en la soledad y en la
Yo, es vulnerabilidad y así está expuesto intimidad brota de su ser, no a partir del
a la herida y al ultraje del Otro. Esta vul- mandato de «hacer bien al prójimo», sino
nerabilidad extrema es la base de nuestra de una propuesta —no sin ciertos visos
relación con el Otro, por eso nos afecta y emotivistas y relativistas— que considera
sufrimos por él. Lévinas parece decir que esta acción como resultado de aquella car-
el reconocimiento de la vulnerabilidad y nalidad sensible, doliente, sufriente que
la fragilidad humana es necesariamente le hace poder y deber hacerse cargo de
previo a toda constitución del ser, como si quien lo necesita. Y es así, simplemente,
antes que tener un ser «que comprende o porque el Yo dador de cuidado es antes
piensa el ser», tuviéramos ineludiblemen- que razón y aún antes que comprensión
te que enfrentarnos a nuestra descomunal —antes que ninguna otra cosa—, sensi-
fragilidad. bilidad, y carnalidad expuesta al dolor12.
No faltarán voces que aleguen que Cuidar al Otro, no es más que rescatarse
esta propuesta se traduce en una enorme a uno mismo de vulnerabilidad.
carga de responsabilidad para los hom-
Recibido: 28-02-2009
Aceptado: 27-08-2009