La Etica Como Filosofia Primera Una Fundamentacion

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La ética como filosofía primera: una fundamentación del cuidado médico desde
la ética de la responsabilidad

Article  in  Cuadernos de bioetica: revista oficial de la Asociacion Espanola de Bioetica y Etica Medica · January 2010
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Laura Florencia Belli Silvia Quadrelli


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Florencia Belli, Laura; Quadrelli, Silvia

LA ÉTICA COMO FILOSOFÍA PRIMERA: UNA FUNDAMENTACIÓN DEL CUIDADO


MÉDICO DESDE LA ÉTICA DE LA RESPONSABILIDAD
Cuadernos de Bioética, vol. XXI, núm. 1, enero-abril, 2010, pp. 13-20
Asociación Española de Bioética y Ética Médica
Murcia, España

Disponible en: http://www.redalyc.org/src/inicio/ArtPdfRed.jsp?iCve=87513725001

Cuadernos de Bioética
ISSN (Versión impresa): 1132-1989
bioé[email protected]
Asociación Española de Bioética y Ética Médica
España

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www.redalyc.org
Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto
La ética como filosofía primera: una fundamentación del cuidado médico desde la ética de la responsabilidad

LA ÉTICA COMO FILOSOFÍA PRIMERA: UNA


FUNDAMENTACIÓN DEL CUIDADO MÉDICO
DESDE LA ÉTICA DE LA RESPONSABILIDAD

ETHICS AS FIRST PHILOSOPHY:


THE ETHICS OF RESPONSIBILITY AS A
RATIONALE FOR HEALTH CARE

Laura Florencia Belli


Universidad de Buenos Aires - Facultad Filosofía y Letras
Anchorena 1281, 7mo piso, departamento 28.
Ciudad Autónoma de Buenos Aires. C.P. (1425)
(54-11) 4964-9365
[email protected]

Silvia Quadrelli
Universidad de Buenos Aires
Instituto de Investigaciones Médicas Alfredo Lanari

Resumen

El nacimiento de la bioética como disciplina respondió a la necesidad de encon-


trar respuestas a las nuevas preguntas éticas generadas como resultado del avan-
ce tecnológico en el campo de la salud y por los nuevos escenarios en los cuales
comenzó a desollarse la investigación biomédica. Abocada primero a discusiones
sobre la pertinencia de la aplicabilidad de tecnologías novedosas y la necesidad de
redefinir una serie de conceptos relacionados con el principio y el fin de la vida, su
campo disciplinar se fue modelando y reconfigurando a lo largo de los años, incor-

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porando problemáticas relacionadas con el proceso de la toma de decisiones en el


cuidado médico diario, los derechos de los pacientes, la protección de sus libertades
y las obligaciones nacidas del profesionalismo médico, entre otras. El propósito del
presente ensayo es reflexionar sobre los fundamentos éticos del cuidado médico, el
«porqué cuidar» a la luz del pensamiento de Emmanuel Lévinas, tratando de poner
en el primer plano de la conducta médica toda, los argumentos de la imposición de
la responsabilidad como constitución de la subjetividad.
Palabras clave: ética, cuidado médico, responsabilidad, fundamentación bioética.

Abstract

The origins of bioethics as a discipline arouse from the need to provide an answer
to new ethical questions generated as a result of technological advances in the health
field and the new arenas in which biomedical research began to develop. Discussions
were first focused on the relevance of the applicability of new technologies and the
need to redefine a number of concepts related to the beginning and end of life. Then,
over the years, this discipline was shaped and reconfigured incorporating issues
related to the process of decision making in daily medical care, patient rights, pro-
tection of their freedoms and obligations of medical professionals, among others. The
purpose of this essay is to reflect upon the ethical foundations of health care, trying
to provide an answer to the question «why movide care» in light of the thought of
Emmanuel Lévinas.
Key Words: ethics, health care, responsibility, bioethical reasoning.

«Un être capable d’un autre destin que le pertinencia de la aplicabilidad de tec-
sien est un être fécond» nologías novedosas, la redefinición de
Emmanuel Lévinas conceptos tan viejos como el principio y
el fin de la vida y las primeras reflexio-
1. Introducción nes sobre la protección de las personas
en tanto sujetos de investigación, su
El nacimiento de la bioética como campo disciplinar se fue modelando y
disciplina respondió a la necesidad de reconfigurando a lo largo de los años y
encontrar respuestas a las nuevas pre- ha incorporado temáticas relacionadas
guntas éticas generadas por el avance con el proceso de la toma de decisiones
tecnológico y por los nuevos escenarios en el cuidado médico diario, los derechos
generados por la investigación biomédica. de los pacientes en general, la protección
Abocada primero a discusiones sobre la de sus libertades, las obligaciones nacidas

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La ética como filosofía primera: una fundamentación del cuidado médico desde la ética de la responsabilidad

del ejercicio de la profesión médica y con un desafío difícil de vencer, a saber,


múltiples cuestiones relacionadas con la el reconocimiento de la diversidad en un
redefinición de la situación del médico mundo casi por completo globalizado.
en la sociedad y, en gran medida, de la Hoy en día, la bioética ha dejado de ser
libertad del paciente como sujeto. el discurso críptico de un santuario de en-
Este surgimiento de la bioética como tendidos y comenzó a desembarcar en la
reacción frente a la creciente complejidad práctica médica diaria y en la educación
de los desarrollos en el área de la salud, médica como un contenido disciplinar
supuso el establecimiento de ciertas nor- necesario y práctico1.
mas asentadas sobre bases éticas con el Sin embargo, pese a la existencia de
fin de cuestionar, analizar y regular las una enorme riqueza en el discurso bioéti-
conductas relacionadas con las profesio- co, el mismo se ha inclinado por una ética
nes sanitarias. Los problemas surgidos instrumental dirigida a la resolución de
en el campo de la medicina a lo largo de problemas, que manifiesta una peligrosa
los últimos cincuenta años obligaron a pobreza epistemológica y, no pocas veces,
repensar una ética médica basada en los se encuentra presa de cierta ingenuidad
lineamientos del Juramento Hipocrático doctrinaria que, al apuntar hacia las
que, de forma un tanto invariable, había soluciones de los dilemas mediante la
persistido hasta la actualidad en el des- aplicación sistemática y no reflexiva de
empeño profesional de la medicina. «guías prácticas», no alcanza a cubrir la
Desde sus comienzos, la bioética ha dimensión total de los mismos.
sufrido una especie de «metamorfosis Es claro que, progresivamente, la
conceptual», atravesando tres etapas bioética se fue afianzando en la práctica
claramente diferenciables, aunque no médica diaria y en la educación médica
excluyentes una de las otras: una etapa como un contenido disciplinar necesario
educacional en la cual se trabajó sobre los y práctico. Sin embargo, en estos últimos
problemas relacionados con la deshu- tiempos parecería que la práctica médica
manización de la práctica médica como cotidiana, tradicionalmente guiada por
consecuencia de los significativos avances ciertos principios e ideas regulativas se
en ciencia y tecnología que se estaban halla aturdida y ha perdido su sentido
gestando en aquellos momentos (avances primigenio.
que, hoy en día, siguen produciéndose El propósito de este artículo consiste
a pasos agigantados); una etapa ética, en ofrecer una reflexión acerca de los
caracterizada por el hecho de que el es- fundamentos éticos del cuidado médico
fuerzo estuvo dirigido a la resolución de a la luz de un enfoque ético alternativo
dilemas centrando la atención en la mo- —como es pensamiento de Emmanuel
ralidad de los múltiples procedimientos
de salud y especialmente en la relación 1 Pellegrino E., «The Origins and Evolution
médico/paciente; y una etapa global, en of Bioethics: Some Personal Reflections», Kennedy
la cual la bioética parecería enfrentarse Institute of Ethics Journal, 9.1, 1999, pp. 73-88.

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Lévinas— centrado en la idea de que la en una responsabilidad personal hacia


obligación moral surge frente a la vulne- el Otro que es tanto involuntaria como
rabilidad de cada hombre, de cada rostro, singular y cuya demanda viene desde la
de cada Otro que no soy Yo. Con este fin, intimidad del encuentro experimentado.
dejaremos que una pregunta guíe nuestra Esta concepción, esbozada por Emma-
investigación: ¿por qué cuidar? nuel Lévinas, resulta en una ética que se
refiere no a principios abstractos, sino a
2. El cuidado y los Otros relaciones interpersonales particulares.
Y ello se desprende del hecho de que
La identidad de la práctica médica el ser humano es ser con los Otros pero,
es fantásticamente simple: una persona fundamentalmente, para los Otros.
que necesita ayuda y otra persona que Lévinas, a la vez que denuncia a la
ha adquirido las capacidades para ayu- filosofía occidental como tradición de un
darla y lo hace. Por mucho que se quiera pensamiento «totalitario» (una filosofía
mediarla tecnológica, social o científica- más preocupada por la «verdad» que
mente, esa es la base y la mismidad de por el «bien») trata de reformular una
dicha alianza a la que llamamos cuidado nueva dimensión de la antropología que
médico. Sin intermediarios, sin intérpre- constituya la propia subjetividad desde
tes, sin mediadores. Dos seres humanos el Otro y para los Otros. Sostiene que la
en su completa soledad: aquél que es en evolución de la filosofía occidental ha
tanto que necesita y aquél que necesita llevado a la ruina del mito del hombre
dar para ser. como fin en sí: «Todo transcurre como si
Un trabajador de la salud (un médico, el Yo, identidad por excelencia, al cual se
un enfermero, un trabajador social, etc.) remontaría toda identidad identificable,
es una persona que cuida. Pero lo que da fracasara consigo, no llegara a coincidir
sentido y entidad específica a ese cuidado consigo mismo» 3. Advierte, entonces, que
es su destinatario, su finalidad. Ese cui- ante esta crisis del Yo y su identidad, la
dado es cuidado del Otro y, por tanto, lo cuestión del Otro y de la alteridad ad-
que define a ese «cuidador» es quién es quiere especial significación. Si el sujeto
ese Otro objeto de su cuidado2. se preocupa sólo por sí mismo, entonces
Sin embargo, a la hora de tratar de no puede formar un sentido más allá de
explicitar dicha relación parece haber una su tiempo. «La muerte vuelve insensata
pregunta previa que debe ser formulada: toda la preocupación que el Yo quisiera
¿porqué cuidar de ese Otro? Las motivacio- tomar por su existencia y su destino. Una
nes que se encuentran detrás de dicho empresa sin salida y siempre ridícula:
cuidado son aún más fundamentales nada es más cómico que la preocupación
que cualquier regla o virtud, y residen por sí mismo de un ser condenado a la

2 Van Hooft, S., «Bioethics and Caring», 3 Lévinas E., Totalidad e infinito, Salamanca,
Journal of Medical Ethics, 22, 1996, pp. 83-89. Ed. Sígueme, 1977, p. 115.

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destrucción»4. De esta forma, al sujeto que insta a responderle sin elección alguna de
se define por la preocupación de sí mismo nuestra parte, como al modo de un man-
opone Lévinas un sujeto que se preocupa dato, de una obligación que está antes de
del ser del Otro y otorga una nueva forma cualquier especulación racional, antes que
de sentido que se prolonga más allá del cualquier representación.
tiempo de una sola vida. Ese Otro es Otro que no he capturado,
Esta nueva concepción del ser concede es libre, es a distancia de mí. Es en un
un lugar de inusitado privilegio al Otro, face-à-face que precede a toda ontología.
no en tanto Otro al que el Yo aprehendo Es la llamada profética donde mi libertad
a través de la comprensión, sino en tanto se pone en cuestión, es una manifiesta
Otro inalienable que constituye mi propia asimetría donde, desde una posición de
subjetividad. altura, el rostro del Otro me revela un
El Otro como absoluto —concepción señorío ante el cual me inclino. El Otro,
que Lévinas utiliza tomando del latín entonces, afecta mi sensibilidad como
‘absolvere’, término al cual entiende como una responsabilidad, como un llamado
‘separado’— aparece con una extrañeza que viene desde lejos y me inquieta. La
total que no puede ser reducida5. No se subjetividad no es entonces un para sí, es
trata del Otro como una simple diferencia primordialmente para Otro.
basada en un entendimiento común. La Es esta aparición del Otro, como
extrañeza del Otro es, según Lévinas, portador de la idea del infinito, la que
irreductible y el encuentro con el Otro, no instaura la relación ética y le brinda un
manejable racionalmente. El Otro no es nuevo significado.
un desconocido que puede ser conocido,
es radicalmente Otro. El Otro invade el Yo 3. La ética de la responsabilidad
sin preguntar, sin avisar, exige demasia-
do y bloquea la conciencia. El encuentro La ética de la responsabilidad lévina-
con el Otro es una irrupción total en el siana, su filosofía primera, se erige en una
Yo. En este encuentro tan vehemente no denuncia al totalitarismo de la razón, al
hay espacio ni para racionalidad, ni para ideal de autonomía que guía a la filosofía
aceptabilidad, el Otro se me impone: «la occidental y al conocimiento que consiste
epifanía del rostro es una visitación»6. en aprehender al individuo como parte
Esta categoría de alteridad marca y se- un género, robándole su singularidad y
ñala el horizonte de una responsabilidad reduciéndolo a ser en su generalidad.
irrecusable hacia el Otro. El Otro nos En clara oposición a esta concepción
tan difundida, Lévinas declara que el
encuentro con el Otro consiste original-
4 Ibid., p. 109. mente en una relación ética basada en la
5 Begrich, A., «El encuentro con el otro según
intersubjetividad: «el ser no sería la cons-
la ética de Lévinas», en Teología y cultura, año 4, vol.
7, agosto, 2007, pp. 71-82. trucción de un sujeto que conoce. El ser
6 Lévinas E., op. cit., p. 59. no vendría del conocimiento. El ser sería

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un «ser para el Otro»»7. El Otro aparece sirve. Se une a mí. Pero me une a
y me hace experimentar una diferencia él para servirle, me controla como
entre él y Yo mismo. Y es esa diferencia, un Amo. Comando que no puede
justamente, el primer momento y la natu- concernirme más que en tanto que
raleza fundacional de la ética: el recono- Yo mismo soy amo, y que, por lo
cimiento del Otro que me obliga. tanto, me controla que controle.
La presencia del Otro, independien- El tú se posiciona antes que el
temente de cualquier contrato previo, nosotros»8.
me compromete en tanto que soy sujeto
moral: el deber del hombre hacia el Otro Quizás este concepto de responsa-
es incondicional, y eso es lo que funda, bilidad respaldado por Lévinas pueda
para Lévinas, la humanidad. Esta obli- parecer excesivo y hasta pueda pensarse
gación moral que me demanda el rostro como un obstáculo a mi libertad. Sin em-
de quien se encuentra frente a mí está bargo, dirá el autor, dicha responsabilidad
signada por la idea del amor gratuito y no sólo no opaca mi libertad sino que la
sin pedido de retorno, lo cual marca la funda: la libertad consiste justamente en
asimetría de la relación y define el valor saber que la libertad está en peligro.
del amor sin recompensa. Saber o ser consciente, implica tener
Mirada del extranjero, de la viuda y tiempo para evitar y prevenir el momento
del huérfano dirá Lévinas; mirada que de inhumanidad:
no puedo reconocer sino en el don o en
la negativa; soy libre para dar o para ne- «La responsabilidad para con el
gar. Si Yo no respondo, si no voy hacia él, Otro, que no es el accidente que
suspendo mi moralidad; pero de ningún le adviene a un sujeto, (...) no ha
modo puedo ignorar su llamado. Sin esperado la libertad en la que ha-
embargo, el reconocimiento del Otro no bría sido adquirido el compromiso
se agota en la mera aceptación concep- para con el Otro. No he hecho nada
tual de su existencia, este llamado a la y siempre he estado encausado:
responsabilidad es también un reclamo perseguido. Dentro de su pasivi-
de justicia: dad sin arché de la identidad, la
ipseidad es rehén. La palabra «Yo»
«El pobre, el extranjero, se presenta significa «heme aquí», respondien-
como igual. Su igualdad en esta po- do de todo y de todos»9.
breza esencial consiste en referirse
al tercero, así presente al encuentro
y que, en su miseria, a un Otro ya

8 Lévinas E., Totalité et infini. Essai sur


7 Lévinas E., Autrement qu’être ou au-delà de l’exteriorité, Paris, Le Livre de Poche, 1990a, p.
l’essence, Paris, Le Livre de Poche, Biblio Essais, 187.
1990b, p. 48. 9 Lévinas E., op. cit., 1990b, p. 183.

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4. La ética de la responsabilidad como pedido para constituirme en mi propia


fundamento del cuidado médico humanidad. «Cuidar de Otro» es una
responsabilidad última que no es innata
Una vez que un individuo ha elegido sino que requiere ser estimulada, es un
una profesión de cuidado (como la sa- tipo de responsabilidad que consiste, ni
lud), la pregunta de por qué y hasta dónde más ni menos, en no dejar al Otro solo.
cuidar es el interrogante inexcusable del En tanto personas humanas, debemos
día a día. cuidar del sufrimiento y la muerte de los
Se ha dicho que la preocupación por Otros aún antes que de nuestra propia
los Otros es parte esencial de la conducta muerte. Frente al rostro de otra persona,
virtuosa, o que la existencia de personas especialmente de aquel que sufre, sim-
dedicadas a aquellos en situación vul- plemente no podemos quedarnos allí sin
nerable es beneficiosa para la sociedad hacer nada.
toda y por ende moralmente deseable No se trata, siquiera de una elección: el
o, finalmente, que las personas que han rostro humano nos incita a hacer algo para
tomado la responsabilidad de cuidar a así fundar nuestra propia humanidad. Esa
Otros deben cumplir con esa responsa- interdicción que el Otro me impone se
bilidad en tanto que el cumplimiento del configura en la necesidad de oponerse a
compromiso asumido es un imperativo toda violencia, incluida la violencia que
moral10. Sin embargo todas estas argu- se desprende del sufrimiento.
mentaciones parecen dejar de lado una Mi responsabilidad de cuidar del Otro
dimensión importante del cuidado como va más allá de un deber o de un cálculo
profesión: el cuidado no como cumpli- costo-beneficio, implica la demanda de
miento electivo de una regla externa o una conducta activa que ponga en prác-
como resultado de una conducta virtuosa, tica el respeto por el Otro, en tanto que
sino como responsabilidad moral inelu- esa responsabilidad es lo que Yo soy. Mi
dible e inevitable. responsabilidad hacia aquel que sufre es
Frente a estos problemas, la propuesta un permanente llamado a dar y a servir.
ética de Lévinas brinda una alternativa Es decir: aquí estoy, me voici.
maravillosamente simple y teóricamente Es probable que esta concepción de
sólida: debo cuidar del Otro porque está responsabilidad ilimitada, ineludible y sin
allí, frente a mí, pidiéndome ayuda y no retorno pueda ser considerada excesiva.
tengo otra opción que responder a su De la misma forma, este énfasis en la falta
de igualdad, en la asimetría entre aquél
10 Código Internacional de Ética Médica. Adop-
que cuida y quién es cuidado probable-
tado por la 3ª Asamblea General de la AMM Lon- mente resulta extraña a los enfoques que
dres, Inglaterra, octubre 1949 y enmendado por la depositan todo el esfuerzo en defender
22ª Asamblea Médica Mundial Sydney, Australia,
la idea de igualdad entre quien cuida y
agosto 1968 y la 35ª Asamblea Médica Mundial
Venecia, Italia, octubre 1983 y la Asamblea General quien es cuidado. Lo interesante de esta
de la AMM, Pilanesberg, Sudáfrica, octubre 2006. particular concepción de la responsabi-

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lidad consiste en que, lejos de debilitar bres y, especialmente, para los dadores
la posición del Otro, la eleva al nivel de de cuidado. Sin embargo, la ventaja de
señorío, poniendo en la base de este cui- la misma consiste en el reconocimiento,
dado del Otro, el amor por el Otro. por parte de los trabajadores de la sa-
La encadenación con el Otro es una lud, de ecos mucho más próximos a la
condenación, imposible de anular y es- fundamentación de sus elecciones éticas
capar, porque estoy consagrado al Otro. de cada día que aquellos que emanan de
En el encuentro con el Otro al que cuido los planteos éticos clásicos. Cada médico,
hay una obediencia, que «es obediencia cada enfermero, cada trabajador social
a un Otro que sigue siendo Otro»11 y no encontrará en la filosofía de Lévinas una
forma ni entendimiento ni reciprocidad, identificación con aquella preocupación
sino una desigualdad ética. Para Lévinas el por el Otro que, en la soledad y en la
Yo, es vulnerabilidad y así está expuesto intimidad brota de su ser, no a partir del
a la herida y al ultraje del Otro. Esta vul- mandato de «hacer bien al prójimo», sino
nerabilidad extrema es la base de nuestra de una propuesta —no sin ciertos visos
relación con el Otro, por eso nos afecta y emotivistas y relativistas— que considera
sufrimos por él. Lévinas parece decir que esta acción como resultado de aquella car-
el reconocimiento de la vulnerabilidad y nalidad sensible, doliente, sufriente que
la fragilidad humana es necesariamente le hace poder y deber hacerse cargo de
previo a toda constitución del ser, como si quien lo necesita. Y es así, simplemente,
antes que tener un ser «que comprende o porque el Yo dador de cuidado es antes
piensa el ser», tuviéramos ineludiblemen- que razón y aún antes que comprensión
te que enfrentarnos a nuestra descomunal —antes que ninguna otra cosa—, sensi-
fragilidad. bilidad, y carnalidad expuesta al dolor12.
No faltarán voces que aleguen que Cuidar al Otro, no es más que rescatarse
esta propuesta se traduce en una enorme a uno mismo de vulnerabilidad.
carga de responsabilidad para los hom-
Recibido: 28-02-2009
Aceptado: 27-08-2009

12 Piola, M. E., «De la pasión por uno mismo


a la obsesión por el otro: Comentarios sobre la ética
de Emmanuel Lévinas», en Utopia y Praxis Latinoa-
11 Lévinas E., op. cit., 1977, p. 108. mericana, vol. 9, nº 25, 2004, pp. 121-128.

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