Raíz Rosada en Cebolla PDF
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RESUMEN
La cebolla es una de las hortalizas más importantes cultivada a nivel mundial, sin
embargo, entre los factores que pueden ocasionar bajos rendimientos en este
cultivo destacan la incidencia de enfermedades. La Raíz Rosada de la cebolla,
cuyo agente causal es el hongo Pyrenochaeta terrestris, una de las enfermedades
más extendidas de este cultivo, es especialmente severa en climas tropicales y
subtropicales, y puede adquirir gran importancia en latitudes más bajas como
la Cuenca Mediterránea occidental. La incidencia creciente de la Raíz Rosada
en las áreas productoras de cebolla de la Región Nordeste del Brasil está
originando una reducción progresiva y continúa de la producción así como
del beneficio económico que proporciona el cultivo de esta hortaliza, que es
de gran importancia en el desarrollo socioeconómico de dicha Región. Este
hecho se ve agravado por la falta de conocimiento sobre muchos aspectos de
la ecología del patógeno y la epidemiología de la enfermedad, y en particular
por la ausencia de información para las condiciones específicas del cultivo
de cebolla en la Región Nordeste de Brasil, lo que ha impedido la adopción
de medidas de lucha para el control eficiente de la Raíz Rosada. La principal
medida de control de la Raíz Rosada de la cebolla es la utilización de cultivares
resistentes; sin embargo, la disponibilidad de genotipos de cebolla con niveles
adecuados de resistencia a la enfermedad y buenas características comerciales
es escasa. Trabajos realizados en otros patosistemas demuestran la importancia
de las condiciones ambientales en el desarrollo y severidad de la enfermedad.
Por todo ello, el determinar la influencia de factores bióticos y abióticos sobre
el desarrollo de ésta es de gran importancia para una mejor comprensión
sobre los factores que condicionan el desarrollo de la Raíz Rosada. Por
otro lado, el diseño de medidas efectivas de control, como la utilización de
cultivares resistentes requiere el desarrollo de métodos rápidos y simples para
ABSTRACT
The onion is one of the most important vegetable crop worldwide, however,
among the factors that may cause low yields of this crop include the incidence
of diseases. The pink root of the onion, whose causal agent is the fungus
Pyrenochaeta terrestris, one of the most widespread diseases of this crop, is
particularly severe in tropical and subtropical climates, and can acquire great
importance in lower latitudes such as the western Mediterranean Region. The
increasing incidence of pink root in onion–producing areas of the Northeast
region of Brazil are causing a gradual and continuing reduction of production
and the economic benefit provided by the cultivation of this vegetable, which
is of great importance in the development socioeconomic status of these
regions. This is compounded by lack of knowledge about many aspects of
the ecology of the pathogen and the epidemiology of the disease, and in
particular by the lack of information for the specific conditions of the onion
crop in the Northeast region of Brazil, which has prevented the adoption of
measures for the efficient control of the pink root. The principal measure
of control of the onion pink root is the use of resistant cultivars, but the
availability of onion genotypes with adequate levels of disease resistance and
good commercial characteristics are scarce. Works with others pathosystems
have shown the importance of environmental conditions on the development
and severity of the disease. Therefore, determining the influence of biotic
and abiotic factors on the development of it is of great importance for a
better understanding of the factors influencing the development of pink
root. Furthermore, the design of effective control measures, such as the use
of resistant cultivars requires the development of rapid and simple methods
to determine the virulence of isolates of the pathogen, and the reaction
to infection by them in onion cultivars obtained in breeding programs or
commercial interests.
muchas partes del mundo. Se han descrito 50 enfermedades que afectan este cultivo,
30 de las cuales san causadas por hongos, 10 por bacterias, seis por nematodos, dos
por virus, una por fitoplasma y una por planta parásita (Mohan y Schwartz, 2000).
En su mayoría, estas enfermedades afectan a la cebolla durante las distintas fases
de desarrollo del cultivo en campo, reduciendo de forma significativa la producción
y la calidad del producto cosechado. Por otro lado, son también importantes las
pérdidas debidas a enfermedades en post–cosecha, que ocurren durante la fase de
almacenamiento.
Entre las enfermedades causadas por hongos de suelo cabe destacar la Raíz
Rosada causada por Pyrenochaeta terrestris (E.M. Hans.) Gorenz, J.C. Walker, & R.H.
Larson (Ahmed y Harrington, 1974; Gorenz et al., 1949; Hansen, 1929; Jaccoud
Filho et al., 1985). La Raíz Rosada es una de las enfermedades más importantes de
la cebolla en regiones de clima cálido. La enfermedad ocurre en todo el mundo y es
especialmente severa en cultivos de cebolla que se desarrollan en climas tropicales y
subtropicales (Sumner, 1995). En Europa, la Raíz Rosada sólo se ha descrito como
una enfermedad importante en la parte más septentrional del continente (i.e., en
Francia al final del ciclo del cultivo); no obstante, se la considera con el potencial
de causar ataques severos en latitudes más meridionales que incluyen la Región
Mediterránea Occidental (Messiaen et al., 1995; Sumner, 1995).
ser debida a la emisión de nuevas raíces en el disco basal que permiten a la planta
compensar la pérdida de raíces infectadas por P. terrestris (Colleman et al., 1992; Levy
y Gornik, 1981).
En experimentos realizados en condiciones controladas se ha demostrado
que P. terrestris puede asimismo reducir la emergencia de plántulas de cebolla. En
este sentido, Koguishi et al. (1971) observaron que el porcentaje de emergencia de
plántulas del cv Excel en sustrato artificialmente infestado por P. terrestris osciló entre
80,7 y 88,2% respecto del de plántulas que crecieron en sustrato no infestado.
En Brasil, la Raíz Rosada de la cebolla tiene una importancia variable en las
diferentes regiones productoras. Hasta el momento, la Raíz Rosada ha sido descrita
únicamente en las zonas de cultivo de cebolla de la Región Sur y Sudeste. En
ambas regiones, la cebolla es cultivada en invierno, y por tanto bajo condiciones de
temperatura poco favorables para el desarrollo de P. terrestris durante la mayor parte
del ciclo del cultivo, lo que habría podido minimizar la importancia de la enfermedad
(Noda, 1981). Sin embargo, la enfermedad podría constituirse en un factor limitante
del cultivo en dichas regiones se el cultivo se establece en verano, bajo condiciones
de temperatura no limitantes para el patógeno (Noda, 1981; Melo, 1989; Nunes
y Kimati, 1997). Así, en el Estado de Minas Gerais, la Raíz Rosada ha ocurrido
extensamente en los cultivos de cebolla, siendo señalado como uno de los factores
que han contribuido al declive del cultivo en esta provincia (Mascarenhas, 1990;
Melo, 1989).
En las zonas productoras de la Región Nordeste de Brasil, la incidencia e
importancia de la Raíz Rosada han aumentado de forma significativa en los últimos 5
años. Este hecho podría estar determinado por varios factores. De una parte, se trata
de una región de clima semiárido donde las condiciones ambientales de temperatura
no son restrictivas para el desarrollo de P. terrestris durante la mayor parte del ciclo
del cultivo. Además, en esta región la escasez de recursos hace que el agricultor se
vea obligado a practicar el monocultivo de cebolla durante años, utilizando cultivares
susceptibles a la enfermedad, lo que podría estar originando un incremento de la
densidad de inóculo de P. terrestris en el suelo (Melo, 1989; Nunes y Kimati, 1997;
Pinto et al., 1995).
2. Sintomatología
P. terrestris infecta solamente el sistema radical de la planta, aunque los síntomas
que manifiestan el perjuicio que causa pueden afectar a toda ella. Las raíces de cebolla
3. Etiología
días para la formación de picnidios; pero sobre todo, fue frecuente la contaminación
por Fusarium spp. Sin embargo, este método fue el más efectivo para el aislamiento
de P. terrestris utilizando el suelo procedente del lavado de raíces, ya que la presencia
del hongo se detectó entre 7 y 15 días de incubación dependiendo del aislado, tanto
por la formación de abundantes picnidios como por la aparición de coloración rojiza
en el material vegetal.
Awuah y Lorbeer (1989) propusieron el aislamiento de P. terrestris utilizando la
zona interna de la raíz tras retirar asépticamente el cortex. Una vez desinfestada, los
tejidos de dicha zona se depositan sobre Agar Agua e incuban a 20º C. La utilización
de la parte interna de la raíz ya propuesta por Watson (1961), redujo por una parte
la frecuencia de aislamiento de Fusarium spp. hasta el 72% respecto al 90% obtenido
cuando se utilizó la raíz intacta, y por otra incrementó la frecuencia de aislamiento
de P. terrestris del 10 al 28%. Sin embargo, el aislamiento de P. terrestris también
resultó interferido por el crecimiento extenso de Fusarium spp. e hizo necesaria
la transferencia de extremos hifales de colonias en crecimiento activo libres de
contaminación a placas de Agar Harina de Maíz (AHMz) con cloranfenicol para la
identificación.
Ferreira (1990) comparó varias de las técnicas utilizadas para el aislamiento
de P. terrestris a partir de raíces de cebolla, confirmando las dificultades descritas.
Así, utilizando medios de cultivo ricos en nutrientes como Agar Patata Zanahoria
(APZ), Agar Patata Dextrosa (APD) o APD acidificado, los hongos con la mayor
frecuencia de aislamiento fueron Aspergillus spp. (2 a 61%), Fusarium spp. (37 a 60%),
Penicillium spp. (18 a 28%) y en menor frecuencia Rhizoctonia spp., Trichoderma spp.
y Alternaria spp. Por el contrario, P. terrestris fue aislado únicamente en APZ con
una frecuencia del 28%. Por ello, este autor propone colocar el material vegetal en
cámaras húmedas construidas con papel de filtro humedecido. La desecación de
éstas, una vez iniciado el crecimiento del hongo, favorece el desarrollo de picnidios
característicos del patógeno tanto sobre el tejido vegetal como el papel de filtro
facilitando su identificación. Este medio, no obstante, permitió el aislamiento de
P. terrestris con una frecuencia de tan sólo el 18% aunque fue efectivo en evitar el
crecimiento de otros hongos contaminantes.
en la línea resistente fue más baja que en la línea moderadamente resistente. Esto
llevó a estos autores a enfatizar la importancia del nivel de virulencia del aislado del
patógeno utilizado a la hora de definir el nivel de susceptibilidad o resistencia de un
genotipo del huésped.
En Brasil, Noda (1981) demostró la ausencia de interacción diferencial cultivar de
cebolla x aislado de P. terrestris en una colección de aislados del patógeno obtenidos
en São Paulo inoculados en cultivares comerciales y líneas de mejora de cebolla.
La amplia variación en virulencia de los aislados de P. terrestris es atribuida por
algunos investigadores a la aparición de mutantes que dan lugar a variantes de
virulencia distinta al original. Gasiorkiewics et al. (1952) trataron aislados de P. terrestris
con gas mostaza [metil–bis (beta–cloroetil) amina] obteniendo una serie de mutantes
con importantes diferencias en características culturales, producción de picnidios y
virulencia. P. terrestris carece de estado sexual conocido y tanto las células de hifas
vegetativas en el micelio joven como las conidias son uninucleadas. Puesto que en
esta investigación la heterocariosis como factor de variación puede ser descartada
por proceder los aislados parentales de aislados monoconídicos. Los investigadores
indicaron que los mecanismos de variación entre aislados naturales del hongo
no son los que comúnmente se atribuyen a otros muchos miembros de Hongos
Imperfectos, i.e., transformaciones resultantes del efecto de núcleos genéticamente
diferentes. Por ello, concluyeron que la variabilidad inducida es el resultado de
cambios genéticos en los aislados tratados. Además, los mutantes inducidos están
dentro del intervalo natural de variabilidad de P. terrestris, por lo que sugieren que las
variantes encontradas en condiciones naturales pueden ser producto de mutaciones
espontáneas de variantes existentes ocasionadas por factores desconocidos.
8. Ecología Y Epidemiología
Pyrenochaeta terrestris es un hongo de suelo que infecta la raíz de la planta de
cebolla. Por el momento, no existe evidencias de que el hongo infecte y se transmita
por la semilla. P. terrestris puede sobrevivir en el suelo en ausencia de huéspedes
mediante clamidosporas, microesclerocios, picnidios o conidias, así como en raíces
de cebolla colonizadas, asociado con restos de materia orgánica o con partículas de
suelo (Siemer y Vaughan, 1971; Sneh et al., 1974; Shishkoff, 1993).
Investigaciones realizadas por Siemer y Vaughan (1971) indican que P. terrestris
puede estar distribuido en un amplio intervalo de perfil del suelo que puede llegar
hasta 45 cm de profundidad, aunque es mas abundante entre 0 y 15 cm, donde
suele encontrarse asociado con partículas de suelo grandes, entre 0,6 y 1,2 mm, así
como con partículas de materia orgánica no descompuesta que suele encontrarse
en condiciones naturales en estas partículas de mayor tamaño, decreciendo su
frecuencia drásticamente en partículas de suelo pequeñas, inferiores a 0,15 mm.
Todo ello sugiere que las conidias o pequeños fragmentos de micelio rara vez
causaran infección, siendo los picnidios, microesclerocios o agregados de micelio y/o
conidias las unidades infectivas de P. terrestris. Estos resultados fueron respaldados
más tarde por Sneh et al. (1974), quienes determinaron la presencia del patógeno en
restos orgánicos, fundamentalmente raíces, con una frecuencia del 88,1 y 53,9% en
partículas mayores o menores a 8 mm, respectivamente.
y sorgo (Sorghum vulgares L.) (Carvajal, 1945). Es de destacar el caso de las gramíneas,
para la que se han descrito más de 50 especies huésped, por lo que puede ser
considerado un patógeno menor del sistema radical de los cereales (Sprague, 1943).
Por el contrario, P. terrestris no infecta especies como alfalfa (Medicago sativa L.), apio
(Apium graveolens L.), judía (Phaseolus vulgaris L.), chirivía (Pastinaca sativa L.), lechuga
(Lactuca sativa L.), remolacha (Beta vulgaris L.), trébol blanco (Melilotus alba Desv.),
trébol rojo (Trifolium pratense L.) (Kreutzer, 1941), Freesia sp., Funkia sp., iris (Iris sp.),
Lillium sp., narciso (Narcissus sp.) y tulipán (Tulipa sp.) (Taubenhaus y Mally, 1921).
8.2. Patogénesis
8.3.1. Temperatura
La temperatura es un factor limitante para el desarrollo de la Raíz Rosada.
Hansen (1929) describió que la infección no tuvo lugar en plantas incubadas a 4 y
10º C y fue reducida a 13º C. Estas temperaturas, no obstante, están muy alejadas
de la óptima para el normal desarrollo de huésped. Los niveles mas elevados de
infección coincidieron con el mayor crecimiento de las plantas y se produjeron a 25º
C, decreciendo a 20 y 30º C. Por ello, Hansen (1929) concluyó que la temperatura
óptima para el desarrollo de la enfermedad debe estar próxima a 26º C.
Posteriormente, Gorenz et al. (1949) estudiaron el efecto de la temperatura de
incubación sobre el desarrollo de la Raíz Rosada en plantas inoculadas artificialmente
con cuatro aislados de P. terrestris que diferían en virulencia. Estos autores observaron
9. Medidas de Lucha
Como norma general, las estrategias de lucha contra la Raíz Rosada de la cebolla
deben dirigirse a evitar el contacto entre el inóculo y la planta, así como a reducir
la eficiencia del primero, disminuyendo el número de sus propágulos en el suelo
y/o modificando las condiciones que son favorables para su actividad. No hay
una medida única de control de la Raíz Rosada que sea efectiva y económicamente
rentable en cultivos comerciales, pero si un conjunto de medidas que pueden ser
aplicadas dependiendo de los recursos económicos, genéticos y legales.
de la fecha de siembra más apropiada y una extensión del ciclo del cultivo. Todo ello
se tradujo en el incremento de la producción y la calidad del producto cosechado
(Rabinowitch et al., 1981).
Hartz et al. (1989) compararon la eficiencia de tratamientos de solarización del
suelo y aplicación de fumigantes en microparcelas establecidas con suelo naturalmente
infestado por P. terrestris en Texas. El tratamiento de solarización incrementó el vigor
y la producción del cultivar susceptible Granex 429, y redujo la incidencia de la
Raíz Rosada. La aplicación de Metam–Sodio proporcionó resultados similares a los
descritos, salvo por un incremento aún mas acusado en el crecimiento del cultivo.
Además, la aplicación de estos tratamientos a los semilleros eliminó prácticamente
la infección por P. terrestris en los transplantes. Sin embargo, esto no se tradujo en
un beneficio en producción, aunque si en un incremento en el tamaño del bulbo y
una reducción de los niveles de expresión de la enfermedad cuando los transplantes
crecieron en suelo infestado.
Porter et al. (1989) propusieron la utilización conjunta de la solarización y
fumigantes de suelo para un mejor control de la Raíz Rosada. Estos autores evaluaron
la aplicación de solarización y tratamientos del suelo en suelos naturalmente
infestados por P. terrestris en Victoria, Australia. La aplicación de Dazomet sólo, o
en combinación con tratamientos de solarización del suelo redujo la incidencia y
severidad de enfermedad, incrementó la producción de cebolla en al menos el 100%
y mejoró la calidad del producto.
Por otra parte, la solarización durante un período de 6 semanas retrasó el
desarrollo de Raíz Rosada e incrementó la producción en el 23%, pero sin embargo
no redujo la incidencia o la severidad de la enfermedad. La aplicación conjunta de
los tratamientos de fumigación y solarización tiene el beneficio adicional de reducir
en gran mediad la re–infestación de los suelos fumigados. Además, la combinación
de solarización y fumigación permitiría complementar la eficacia de la solarización
cuando esta se aplica en áreas con temperatura subóptima o reducir las dosis de
aplicación de los fumigantes.
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