Mitos y Leyendas de Cholula Gigante
Mitos y Leyendas de Cholula Gigante
Mitos y Leyendas de Cholula Gigante
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"... En la época del diluvio moraban sobre la tierra los gigantes, muchos perecieron sumergidos en
las aguas, algunos quedaron convertidos en peces y solo siete hermanos se salvaron en las grutas
de la montaña Tlaloc... Xelhua el gigante fue al sitio que después se llamó Cholollan y con grandes
adobes fabricados en Tlalmanalco, sitio muy distante, y conducidos de mano en mano por una fila
de hombres tendida entre ambos puntos comenzó a construir la pirámide en memoria de la montaña
en donde fue salvado. Irritado Tonacatecutli padre de todos los Dioses que la obra amenazaba con
llegar a las nubes lanzó el fuego celeste y con una gran piedra en forma de sapo mató a muchos de
los constructores dispersándose los demás, y no pasó adelante la construcción..." 2
El mito de las 365 iglesias de Cholula
Cholula, región del estado de Puebla, es uno de los destinos
religiosos más importantes de América por sus costumbres,
tradiciones, valores, y por la fe festiva que cohesiona a sus
habitantes, pero principalmente por la belleza de sus templos.
Refugio Gallegos, cronista del municipio de San Andrés Cholula,
asegura que por siglos se ha dicho que en Cholula hay un templo
que visitar para cada día del año, versión que sólo responde al
hecho de que cuando Hernán Cortés llegó a esta región, informó
al Rey Carlos V que había arribado a una ciudad con tantas
ermitas, que, desde la más alta hasta la más baja, había contado
una para cada día del año; “sin embargo, si bien no existen tantos
recintos religiosos como se dice, sí hay una gran cantidad, y en
todos se vive la fe de una forma festiva.
La región de Cholula se compone de los municipios de San
Andrés, San Pedro, Santa Isabel, Cuautlancingo, Coronango y
Ocoyucan; y en toda la vida gira en torno a la religión.
“Muchas de las tradiciones son antiquísimas. En el caso de San
Andrés, hay un documento de 1591 en el que se reseña una fiesta
patronal llevada a cabo en el patio del convento, y en la que se
suscitó un conflicto debido a que los habitantes de varios lados
querían danzar como era su costumbre, por lo que tuvieron que
intervenir las autoridades”,
El Templo de San Bernandino en Cholula.
Fue por eso que se estableció una fiscalía, y desde entonces cada
uno de los ocho barrios del municipio espera el año en que le
toque celebrar su fiesta patronal.
Desde el siglo XVI, tras la llegada de los Franciscanos a la región,
en Cholula se vive el sincretismo que se suscitó entonces entre
españoles e indígenas, del cual surgieron fiscalías y mayordomías
como régimen de gobierno de la Iglesia.
“Actualmente la gente vive su fe con gran alegría y devoción; en
San Pedro, por ejemplo, a lo largo del año, la Virgen de los
Remedios visita en procesión los 42 pueblos, donde se le colocan
ofrendas, arcos florales, tapetes, se hacen sonar las campanas y se
le acompaña con música”,
Hay varios templos reconocidos por su exquisita arquitectura. Del
lado de San Andrés, está el templo de Santa María Tonanzintla, el
de San Francisco Acatepec y el de San Bernardino
Tlaxcalancingo, que son ejemplos de arte barroco. Del lado de
San Pedro está la Capilla Real, que ha sido objeto de muchas
investigaciones.
El Templo de San Francisco, Cholula.
Las comunidades de Cholula están cohesionadas por los valores,
la fe y las tradiciones, una región en la que encontrarás un
ambiente acogedor y alegre.
La matanza de Cholula
La noche de un día como hoy de 1519 llega Hernán Cortés a las
afueras de la ciudad sagrada de Cholula, donde acampa.
El 14 de Octubre ocurrió el lamentable genocidio efectuado en la
ciudad sagrada de Cholula, Puebla.
Habiéndose establecido Cortés y su ejército en las afueras de esta
ciudad ceremonial, en el año 1519, y al sospechar una
conspiración en su contra, llama a los señores principales, los
apresa y luego ordena una matanza general, en una acción que la
historia conocerá como la Matanza de Cholula, donde mueren
aproximadamente tres mil habitantes en unas cuantas horas, amén
de la destrucción de gran parte de la ciudad debido al incendio
ordenado por el propio conquistador.
En La visión de los vencidos, testimonios de informantes de Fray
Bernardino de Sahagún, recopilados por el maestro León Portilla,
narran la tragedia inolvidable de esa noche de octubre:
“Cuando se hubo llegado, se dieron gritos, se hizo pregón: los
guías, y también los hombres del pueblo. Hubo reunión en el atrio
del dios. Pues cuando todos se hubieron reunido, luego se
cerraron las entradas: por todos los sitios donde había entrada. En
el momento hay acuchillamiento, hay muertes, hay golpes.
- ¡Nada en su corazón temían los de Cholula!
No con espadas, no con escudos hicieron frente a los españoles.
No más con
Perfidia fueron muertos, no más como ciegos murieron, no más
sin saberlo murieron.
Por su parte, la gente humilde no más está llena de espanto. No
hace más que sentirse azorada. Es como si la tierra temblara,
como si la tierra girara en torno de los ojos. Tal como si le diera
vueltas a uno cuando hace ruedos. Todo era una admiración”.
A casi cinco siglos de distancia, el recuerdo de esta ruin acción
sigue fresca en la memoria mexicana. Y sigue siendo abominable.
El mito de Xelhua
Según Veitia, en el año 3979 del mundo, las tres naciones del
mundo prehispánico, Olmecas, Zapotecas y Xicalancas, después
de atravesar el mar, reembarcaron en el Pánuco y se introdujeron
al territorio que después fue de las célebres repúblicas de
Huejotzingo y Tlaxcala. En las riberas del Atoyac se encontraron
con una raza de gigantes a quienes exterminaron. Tras el
exterminio de estos seres, iniciaron la fundación de sus poblados,
en donde la primitiva Cholollan fue la principal.
Aun cuando no se fija el año de la fundación de Cholollan, Veitia
considera que debe tomarse como fecha de fundación desde el
año que fueron “exterminados” los gigantes y que se dice fue en
el 3979 del mundo y que corresponde al año 107 de la era
Cristiana.
Orozco y Berra consideran tal afirmación como un error, porque
si se establece la fecha 4066 como el año de la muerte del
Salvador, la cuenta de los años de la era vulgar sería el 4033 y por
lo tanto la fundación de Cholollan estaría fijada en el año 25 antes
del nacimiento de Jesucristo.
La versión de Torquemada, de quien se afirma tuvo en sus manos
los códices originales en el que se mencionaba la fundación de
Cholollan y otras poblaciones erigidas por Xelhua, el gigante, tras
su destrucción 25 años antes de la era Cristiana, la milenaria
Cholollan fue fundada con mayor antigüedad.
“Muchos años antes de la fundación de Cholula en la época del
diluvio moraban gigantes sobre la tierra, muchos perecieron
sumergidos en las aguas, algunos quedaron convertidos en peces
y solo siete hermanos se salvaron en las grutas de la montaña de
Tlaloc. En agradecimiento al Dios, el gigante llamado Xelhua fue
al sitio que después se llamó Cholollan en donde comenzó la
construcción de la pirámide en memoria de la montaña en donde
fue salvado. Con grandes adobes fabricados en Tlalmanalco, sitio
muy distante, fueron conducidos de mano en mano por una fila de
hombres tendida entre ambos puntos. Sin embargo, irritado
Tonacatecutli, padre de todos los Dioses, porque la obra
amenazaba con llegar a las nubes lanzó el fuego celeste y con una
gran piedra en forma de sapo mató a muchos de los constructores
dispersándose los demás, y no pasó adelante la construcción.
Cholula en el año 900 antes de Cristo, era entones una aldea que
se había establecido junto a un pequeño lago, del que nacían
aguas diáfanas que alimentaban un río que corría al noroeste,
actualmente llamado el río Rabanillo, afluente del Atoyac,
precipitándose en un lecho de piedras pulidas, blancas y enormes
que dieron origen a los suelos feozem del oriente del valle,
adecuados para los cultivos que toleran exceso de agua, de
fertilidad moderada alta.
El mundo cholulteca era tan reciente, que el pequeño grupo de
cazadores, recolectores y cultivadores, hicieron de la agricultura
su actividad fundamental. Como artesanos, dejaron vestigios de
su cerámica blanca, gris o rosa, representada por platos, ollas y
escudillas de silueta compuesta, cubiertas algunas de las veces por
hematita roja o rosa, persistencia de cerámicas monocromas
negro, bayo o café negruzco.
Leyenda de la cueva del diablo
Desde hace mucho tiempo se rumoraba que varias personas se
habían enriquecido de manera sorprendente y rápida después de
una visita a la cueva de la cima del cerro Zapotecas.
Por el año de 1900 la familia de don Olegario, que por cierto era
muy numerosa sufría continuamente de hambre y frío debido,
principalmente, a que el dinero no abundaba ya que él trabajaba
cortando leña y la vendía de puerta en puerta en las casas de San
Pedro y San Andrés Cholula, regresando a veces con sus manojos
sin haber podido vender nada.
Sucedió en una noche que no podía dormir por la desesperación
de sus grandes problemas económicos. Salió de su jacal, que se
encontraba afuera del antiguo barrio de San Cristóbal Tepontla,
estando parado en su patio rodeado de cactus y nopales. De
pronto, percibió una sensación de miedo y de deseo de ir hacía el
camino que conducía a la cima del cerro Zapotecas. Sin mucho
pensarlo empezó a caminar cuando de pronto se encontró de
frente con un individuo alto, delgado, con bigote muy grande y
retorcido por la parte superior. Vestido totalmente de negro con
capa roja sombrero de copa y bastón.
Se dirigió a Olegario con voz familiar de la siguiente manera:
-¡Conozco tus problemas!, ¡Sígueme!, ¡Yo te voy a ayudar!
Sin pensarlo mucho, Olegario caminó atrás del desconocido que
empezó a escalar por la ladera del Zapotecas y de manera extraña
no experimentó ningún cansancio. En un abrir y cerrar de ojos
llegaron a la cima y empezaron a introducirse a una cueva, que en
apariencia tenía poca profundidad, pero que en realidad conducía
a las entrañas de la tierra.
En punto de las 12 de la noche llegaron a una amplísima sala
bellamente decorada en tonos rojos, dorados y negros, en cuyo
centro se situaba un lujoso trono. Sentado en él un personaje
similar al que acompañaba a Olegario y otros miles a su alrededor
todos los cuales cantaban y alababan al personaje del centro:
-¡Oh! Luzbel, Luzbel, eres nuestro rey.
Olegario fue invitado a acercarse al trono y en un instante se vio
involucrado en los gritos y vivas, y en otro estaba tirado
escurriendo de sangre y salpicados los pies del personaje del
trono, el cual le dijo:
-¡Desde este momento eres mío, y te daré todas las riquezas que
jamás has soñado!
Pero, eso sí, cada noche de luna llena deberás venir a adorarme.
En ese momento, Olegario se desmayó y al otro día despertó en su
cama. Su esposa tampoco supo decirle a la hora que regresó ni
como se había acostado.
Olegario sentía un agudo dolor en el lado izquierdo del pecho a la
altura del corazón. Se quitó la camisa de manta y notó que tenía
una pequeña herida en forma de L, lo que le recordó que lo vivido
la noche anterior, no había sido un sueño.
Un sudor frío empezó a escurrir en todo su cuerpo, y se
incrementó más cuando uno de sus hijos entró corriendo al jacal
para decirle que en patio se había abierto un hoyo muy profundo.
Se levantó rápidamente de su petate, corrió al lugar donde le
enseñaba su hijo y encontró barriles llenos de monedas de oro.
Sobreponiéndose a su miedo, les pidió a sus familiares guardar el
secreto. Se cambiaron de lugar de residencia y empezó a comprar
propiedades de diversos tipos, el nivel de vida de sus hijos y
esposa se elevó totalmente olvidando la pobreza y las carencias.
Para Olegario la vida no cambio. El siempre andaba con la misma
ropa demacrada y cabizbaja, y el día posterior a la noche de luna
llena, siempre se encontraba enfermo, en cama y visibles huellas
de tortura y sufrimiento.
¿Valdrá la pena tanta riqueza?
Leyenda de la gran pirámide de Cholula
El estudio de las pirámides, construidas en el lejano pasado por
muchos pueblos que vivían en diferentes zonas de la Tierra, es
interesante no sólo en lo que concierne a lo arquitectónico, sino
también para comprender sus usos, sus creencias religiosas y su
visión del mundo.
Las pirámides más conocidas son ciertamente las egipcias, sobre
todo las de la llanura de Guiza.
Sin embargo, en el mundo son varias las culturas antiguas que
construyeron pirámides; por ejemplo, las chinas de Xi’An, las
peruanas de Caral o Tucumé y las mesoamericanas, como las
mayas de Tikal, Uxmal, Palenque o las famosas pirámides del Sol
y de la Luna de Teotihuacán.
Extrañamente, la pirámide de Cholula (llamada también
Tlachihualtepetl), que es la más grande del mundo, es casi
ignorada tanto en los programas televisivos donde se divulga la
historia suramericana, como en las revistas especializadas.
La pirámide, que tiene 66 metros de altura y una planta cuadrada
de 400 metros, es la más voluminosa del mundo: unos 4.450.000
metros cúbicos.
Para hacer una comparación, la pirámide de Keops tiene un
volumen de “solamente” 2.500.000 metros cúbicos.
El nombre Cholula significa “agua que cae en el lugar de la
vida”. Según la mitología, fue construida por el gigante Xelhua,
que logró salvarse del diluvio universal.
A continuación, un extracto de la obra Cholula 2000 tradición y
cultura del escritor Rodolfo Herrera Charolet (1995):
"... En la época del diluvio moraban sobre la tierra los gigantes,
muchos perecieron sumergidos en las aguas, algunos quedaron
convertidos en peces y sólo siete hermanos se salvaron en las
grutas de la montaña Tlaloc... Xelhua el gigante fue al sitio que
después se llamó Cholollan y con grandes adobes fabricados en
Tlalmanalco, sitio muy distante, y conducidos de mano en mano
por una fila de hombres tendida entre ambos puntos comenzó a
construir la pirámide en memoria de la montaña en donde fue
salvado. Irritado Tonacatecutli padre de todos los Dioses que la
obra amenazaba con llegar a las nubes lanzó el fuego celeste y
con una gran piedra en forma de sapo mató a muchos de los
constructores dispersándose los demás, y no pasó adelante la
construcción…”
La pirámide de Cholula es en realidad el resultado de 6 diferentes
construcciones superpuestas en el curso de los siglos. Según los
últimos estudios in situasen empezó a construir en el período
Preclásico (1800 a.C.-200 d.C.), en la época de los Olmecas.
Alrededor del 100 d.C., la pirámide de Cholula era utilizada por
personas de Teotihuacán por motivos rituales o ceremoniales.
Se estima que el complejo urbano que se había desarrollado en
los alrededores se acercaba a casi 100.000 habitantes hacia el 200
d.C., siendo así la segunda ciudad de Mesoamérica después de
Teotihuacán.
La zona fue abandonada entorno al 800 d.C., luego de la
decadencia de Teotihuacán.
Después, la pirámide fue utilizada por etnias Toltecas y
Chichimecas. Posteriormente, con el dominio Azteca en México,
fue dedicada al culto de Quetzalcóatl.
Luego de la conquista española de México, fue construida una
iglesia católica en la cima de la pirámide (en 1594), con el fin de
afirmar la religión cristiana en los cultos locales.
El primer arqueólogo que la estudió a fondo fue el suizo Adolph
Bandelier en 1881. Rescató muchos restos humanos en algunas
sepulturas de estilo teotihuacano, además de una notable cantidad
de cerámica, también atribuible a Teotihuacán.
En 1931 el arquitecto Ignacio Marquina dirigió excavaciones con
el fin de abrir túneles debajo de la pirámide. En 1951 se
excavaron aproximadamente 6 kilómetros de túneles, los cuales
formaban un verdadero laberinto.
Durante este primer período de excavaciones se sacaron a la luz
considerables cantidades de cerámica que se remontan a las
culturas de Tula y Teotihuacán, además de instrumentos
musicales, por ejemplo, flautas.
A continuación hubo un segundo período de excavaciones de
1966 a 1974, conducido por Miguel Messmacher, pero no se
logró encontrar una cámara funeraria principal.
Hoy el misterio de Cholula, o bien, quiénes fueron los verdaderos
constructores de esta imponente estructura, permanece irresoluto.
Sucesivas obras de excavación fueron bloqueadas porque podrían
amenazar la estabilidad de toda la pirámide, pero también porque
la iglesia católica construida por los españoles sobre su cima fue
declarada patrimonio de la nación y, por tanto, está prohibido
intervenir en sus cimientos.
Sabemos que en las leyendas siempre hay un fondo de verdad:
¿era quizás Xelhua un personaje real que como Viracocha o
Quetzalcóatl había logrado fundar una nueva civilización y había
construido la pirámide como símbolo de su poder?
La leyenda de la serpiente de Cholula
Cuenta la leyenda que en la iglesia del santuario de los remedios
se encuentra la famosa virgen de los remedios que cuida y vigila
tal cerro.
Si se observa a detalle esta imagen se puede ver que a sus pies se
encuentra una serpiente enredada, según la leyenda debajo de la
pirámide de Cholula se encuentra viva esa serpiente que tiene una
antigüedad milenaria y una magnitud enorme la cual resguarda un
fuerte tesoro de toda la comunidad y de la iglesia además de cosas
de valor heredadas por las antiguas culturas.
Se dice que muchos hombres valientes se han aventurado a
intentar sacar ese tesoro pero que es imposible porque la serpiente
se los come completamente vivos, esa serpiente que muchos
aseguran que es de oro vigila y ataca a todo aquel que intente
robarse ese tesoro que prácticamente no tiene dueño, ya que tal
vez su única dueña sea la virgen de los remedios que se dice que
es muy milagrosa además que es adorada por toda la comunidad
que habita en Cholula.
Leyenda del Popocatépetl e Iztaccíhuatl
Hace tiempo, cuando los aztecas dominaban el Valle de México,
los otros pueblos debían obedecerlos y rendirles tributo, pese a su
descontento pero un día, cansado de la opresión, un cacique de
Tlaxcala decidió pelear por la libertad de su pueblo y empezó una
terrible guerra entre aztecas y tlaxcaltecas.
La bella princesa Iztaccíhuatl, hija del cacique de Tlaxcala, se
había enamorado del joven Popocatépetl, uno de los principales
guerreros de este pueblo. Ambos se profesaban un amor inmenso,
por lo que antes de ir a la guerra, el joven pidió al padre de la
princesa la mano de ella si regresaba victorioso. El cacique de
Tlaxcala aceptó el trato, prometiendo recibirlo con el festín del
triunfo y el lecho de su amor.
El valiente guerrero se preparó con hombres y armas, partiendo a
la guerra después de escuchar la promesa de que la princesa lo
esperaría para casarse con él a su regreso. Al poco tiempo, un
rival de Popocatépetl inventó que éste había muerto en combate.
Al enterarse, la princesa Iztaccíhuatl lloró amargamente la muerte
de su amado y luego murió de tristeza.
Popocatépetl venció en todos los combates y regresó triunfante a
su pueblo, pero al llegar, recibió la terrible noticia de que la hija
del cacique había muerto. De nada le servían la riqueza y poderío
ganados si no tenía su amor.
Entonces, para honrarla y a fin de que permaneciera en la
memoria de los pueblos, Popocatépetl mandó que 20,000 esclavos
construyeran una gran tumba ante el Sol, amontonando diez
cerros para formar una gigantesca montaña.
Desconsolado, tomó el cadáver de su princesa y lo cargó hasta
depositarlo recostado en su cima, que tomó la forma de una mujer
dormida. El joven le dio un beso póstumo, tomó una antorcha
humeante y se arrodilló en otra montaña frente a su amada,
velando su sueño eterno. La nieve cubrió sus cuerpos y los dos se
convirtieron, lenta e irremediablemente, en volcanes.
Desde entonces permanecen juntos y silenciosos Iztaccíhuatl y
Popocatépetl, quien a veces se acuerda del amor y de su amada;
entonces su corazón, que guarda el fuego de la pasión eterna,
tiembla y su antorcha echa un humo.
Durante muchos años y hasta poco antes de la Conquista, las
doncellas muertas por amores desdichados eran sepultadas en las
faldas del Iztaccíhuatl.
En cuanto al cobarde tlaxcalteca que por celos mintió a
Iztaccíhuatl sobre la muerte de Popocatépetl, desencadenando esta
tragedia, fue a morir desorientado muy cerca de su tierra, también
se convirtió en una montaña, el Pico de Orizaba y se cubrió de
nieve. Le pusieron por nombre Citlaltépetl, o “Cerro de la
estrella” y desde allá lejos vigila el sueño eterno de los dos
amantes a quienes nunca, jamás podrá separar.
Leyenda de la catedral de puebla
Cuenta la leyenda que cuando fue construida la torre de la
catedral de Puebla, se decidió colocar una campana nueva
acompañada de otras más pequeñas, sin embargo esta campana no
funciono y tuvo que ser regresada para que la destruyeran y
construyeran otra con sus restos. Una vez que fue terminada la
nueva campana esta fue llevaba a la torre, pero el peso de la
nueva campana era demasiado, más de 9 toneladas, los
constructores durante días pensaron como poder subir la campana
a lo alto de la torre pero no lograban idear un plan. Un día uno de
los guardias nocturnos observo como ángeles bajaban del cielo y
levantaban la campana y la colocaban en su lugar, el guardia
pensó que había sido un sueño pero al día siguiente se dio cuenta
junto con el resto de los trabajadores que la campana ya estaba en
su lugar.
Leyenda del callejón del muerto en puebla
Este relato es poco conocido en la ciudad de Puebla se trata de
una historia que ocurrió en el siglo XVII en el barrio de analco en
lo que a hora es la calle 12 sur entre la 3 y la 5 oriente y que es
llamado “el callejón del muerto”, la historia nos remota al año de
1785 cuando un hombre cruzo por esta calle a las 3 de la mañana
en busca de una partera debido que su esposa estaba a punto de
dar a luz de pronto otro hombre se acercó le pidió su dinero
amenazándolo de muerte sin embargo, Don Anastasio Priego
hombre acaudalado de la época saco su espada matando al
asaltante desde entonces según cuentan los relatos populares que
el alma de este hombre sigue penando hasta nuestros días
apareciéndoles a todas aquellas personas que pasan
principalmente en las madrugadas. A partir de ese momento al
antiguo callejón de yesca se le empezó a llamar el callejón del
muerto en la cual fue colocada una cruz a honor al difunto. Mito o
realidad juzgue usted solo queda como recomendación si tiene
pensado pasar por esta calle ha muy altas horas de la noche.
LEYENDA
Todo era orden y armonía en la meseta del Anahuac, en una época que se
pierde en la historia, donde sólo una grandeza de Xelhua se ha logrado
conservar en la memoria de los abuelos.
Xelhua, Ulmecatl, Mixtecatl, Chichimecatl y Tecpanecatl eran hermanos.
Eran seres especiales, eran los elegidos de los dioses, eran gigantes; sus
corpulentos cuerpos, su fuerza, pero más su sabiduría, los hacían respetables
entre los macehuales, quienes obedecían ciegamente sus ordenes.
El favor de la creación era para ellos por su veneración a los dioses, porque su
figura era tan grande como su sencillez, por eso fueron elegidos de los dioses.
Así, al amanecer, el trino del cenzontle los acompaño por las veredas del
camino embelleciendo los cantos religiosos que ofrecían a sus dioses. Aquellos
hombres que entregaban su confianza al Tloque Nahuaque "Señor del Cerca y
del Junto". Las nubes del cielo empezaron rápidamente a congregar, de tal
manera que cuando los hermanos presentan su ofrenda en el interior de la
montaña de Tlaloc, comenzó a caerse el cielo en forma enormes serpientes
venenosas que anegaban todos los alrededores haciendo pagar muy caro el
haber querido atentar contra la vida de sus hijos predilectos.
Al terminar el diluvio, un rayo de luz anuncio a Xelhua y sus hermanos que toda
amenaza había sido limpiada por el poder de los dioses, quienes les ordenaron
que al salir siguieran por diferentes rumbos para pregonar la grandeza y el
poder de sus protectores divinos.