Áreas Culturales de Mesoamérica

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Centro de México

Panorámica del valle de Teotihuacan, en el Centro de México.


Conocido como «Eje Neovolcánico». Recibió influencia olmeca durante el milenio I
a.C., y poco tiempo después florecieron culturas endógenas. La ciudad de
Teotihuacan, llamada por los mexicas «ciudad de los dioses», fue quizás la cultura
más importante de las que radicaron en Mesoamérica, pues su influencia incluso
llegó a Aridoamérica y Oasisamérica. Tras la caída teotihuacana se asentaron en sus
proximidades las culturas de Xochicalco, en los estados actuales de Morelos,
Tlaxcala (Cacaxtla) y Puebla (Cholula). En el milenio II comenzaron las invasiones
toltecas y en 1325 se fundó Tenochtitlan.

Una de las áreas más importantes durante la historia prehispánica de México fue la
que se conoce como Centro de México. Está conformada por los valles de tierra
templada a fría situados en el Eje Neovolcánico y en el norte de la cuenca del río
Balsas. Es un nicho ecológico caracterizado por su clima templado y la ausencia de
corrientes importantes de agua. Las lluvias, por otro lado, se presentan entre los
meses de abril a septiembre, y no son demasiado abundantes. Este hecho fue el que
motivó el desarrollo temprano de obras hidráulicas, entre las que se cuentan la
canalización de los ríos y los sistemas de acequias en las laderas de los cerros
para almacenar el agua.

El valle de Tehuacán, localizado al sureste de esta región es importante porque de


él proceden los restos al parecer más antiguos de cultivo del maíz y algunas de las
muestras de la cerámica más antigua de Mesoamérica. El Centro de México incluye
además, la cuenca lacustre del valle de México, compuesta por varios lagos y
lagunas. En torno al lago de Texcoco crecieron poblaciones tan importantes como
Cuicuilco, en el período Preclásico; Teotihuacan en el Clásico y Tula y
Tenochtitlan en el período Posclásico.

Las últimas culturas del Eje Neovolcánico fueron las de la Triple Alianza: Texcoco,
Tlacopan y Tenochtitlan. Con un inicio difícil, los mexicas se asentaron en el
valle de México en 1325 y un siglo después comenzó su hegemonía al liberar Izcóatl
a su pueblo de manos de los señores de Azcapotzalco. En 1430 la Triple Alianza
quedó formalmente constituida. Izcoátl, por consejo de Tlacalael, mandó quemar los
códices de la historia azteca y reescribió totalmente la historia de su pueblo.

En menos de cien años la Triple Alianza conquistó gran parte de Mesoamérica, con la
característica de que permitían a los pueblos sometidos conservar su cultura y
religión.

Área maya

Río Usumacinta.
El área maya es una de las más amplias de Mesoamérica. Algunos autores la dividen
en dos sectores: la península de Yucatán, en el norte, y las Tierras Altas, en el
sur. La primera comprende, además de la península de Yucatán, Tabasco, el Petén y
Belice. Se trata de una zona de tierras bajas y clima caliente, azotada por los
huracanes y las tormentas tropicales del mar Caribe. Es una plataforma calcárea,
apenas elevada hacia el sur, en donde la denominada Sierrita rompe la llanura del
paisaje. Carece de corrientes de agua superficiales, pues el suelo es demasiado
permeable; en cambio, son abundantes las corrientes subterráneas y los cenotes. Por
otra parte, las Tierras Altas comprenden los altiplanos de Guatemala, Chiapas, el
occidente de Honduras y el occidente y centro de El Salvador (la zona central de El
Salvador tuvo contacto comercial con Centroamérica, pero fue más grandemente
influido por el área maya, muestra de eso son los sitios famosos de San Andrés,
Joya de Cerén y Cihuatán). Es una región de clima templado-frío, y con lluvias
abundantes. Las laderas de las montañas están cubiertas de una espesa vegetación
que amenaza el desarrollo de la agricultura. Las Tierras Altas mayas no están menos
expuestas a la influencia de los ciclones caribeños que con frecuencia ocasionan
destrozos en la zona.

Los primeros desarrollos culturales importantes del área maya ocurrieron en la zona
sur. La primera cerámica, producida en la localidad beliceña de Cuello parece
indicar que el desarrollo de la alfarería en el área maya fue derivado de las
tradiciones sudamericanas. La primera ciudad con arquitectura monumental fue Nakbé
(ca 1000 a. C.), seguida por El Mirador (ca 600 a. C.), la ciudad más grande de
todas y la mayor de la América precolombina, localizadas en la cuenca del Mirador,
en Petén, Guatemala, en donde se inició la cultura del Preclásico con todos los
atributos del Clásico. En las tierras bajas del Pacífico de Guatemala se desarrolla
Takalik Abaj la única ciudad de Mesoamérica con ocupación olmeca y luego maya.

Siglos más tarde, se desarrollaron los primeros centros de población que habrían de
convertirse en ciudades en el período Clásico. Entre ellos hay que contar a
Kaminaljuyú en las tierras altas de Guatemala, Quiriguá, Uaxactún y Tikal, esta
última habría de ser la más grande de las ciudades mayas entre los siglos III y
VIII d. C. La caída y abandono de las grandes ciudades mayas se debió a una
combinación de factores: guerras internas, desastre ecológico, cambio climático,
migraciones provenientes del norte de Mesoamérica. De esta manera, el corazón de la
cultura maya se trasladó a las tierras de la actualmente denominada península de
Yucatán. En esta región habrían de florecer las ciudades de Chichén Itzá, Uxmal,
Tulum, Mayapán, Cobá e Izamal entre muchas otras, a partir de la migración maya
hacia la península de Yucatán ocurrida desde las tierras altas de Guatemala a
partir del siglo III d. C. y después, dentro de la propia Península,
predominantemente de oriente a poniente, a partir del siglo V d. C. En la
actualidad perviven 27 grupos mayas, 21 de ellos en Guatemala.

Oaxaca

Plaza central de Monte Albán, ciudad construida en la cima de un cerro que domina
los Valles Centrales de Oaxaca.
Sin duda alguna se trata de una de las más importantes zonas mesoamericanas. En los
valles centrales de Oaxaca se originó la civilización zapoteca, quienes
establecieron el calendario de 260 días, usado posteriormente por la mayoría de los
pueblos mesoamericanos, y un sistema de escritura propio y diferente al olmeca y al
maya. Monte Albán se convirtió en el paradigma de esta civilización, y a su caída
la región fue ocupada por los mixtecos.

La región oaxaqueña fue desde la época mesoamericana una de las más diversas. Se
trata de un territorio sumamente montañoso, enmarcado por la Sierra Madre del Sur y
el Escudo o Nudo Mixteco. Incluye una porción de la cuenca del río Balsas,
caracterizada por su sequedad y compleja topografía. Sus cauces de agua son cortos
y de poca capacidad. En ese sentido, se parece bastante a la región del centro de
México.

Dos fueron los escenarios principales de la historia cultural de los pueblos


oaxaqueños. Por un lado, los valles centrales de Oaxaca vieron el desarrollo de la
cultura zapoteca, una de las más antiguas y conocidas del ámbito mesoamericano.
Esta cultura se desarrolló a partir de los cacicazgos regionales que controlaban la
tierra de cultivo (muy fértil, aunque demasiado seca) de los pequeños valles de
Etla, Tlacolula y Miahuatlán. Algunos de los primeros ejemplos de gran arquitectura
en Mesoamérica pertenecen a esta región, como el centro ceremonial de San José
Mogote. La hegemonía de este centro ceremonial en la región del Valle, pasó a manos
de Monte Albán, la capital clásica de los zapotecos. La caída de Teotihuacan en el
siglo VIII d. C. permitió el mayor apogeo de la cultura zapoteca. Sin embargo, la
ciudad de Monte Albán fue abandonada en el siglo X d. C., y dio lugar a una serie
de centros regionales que se disputaban la hegemonía política.
Al poniente de los valles centrales, se localiza la región mixteca. Se trata de un
terreno sumamente montañoso de altitudes muy variables, que llegan a más de 3000 m
s. n. m. Los climas varían del templado de montaña al tropical seco, y en general
la lluvia es escasa. Existen pocas corrientes superficiales de agua, y en la
actualidad, buena parte de la zona presenta un grado de deforestación alarmante. La
Mixteca es también una zona ocupada desde tiempos inmemoriales. Ya desde el período
Preclásico se habían formado en la región algunos núcleos de población importantes,
como Yucuita y Cerro de las Minas. Sin embargo, las capitales mixtecas no
alcanzaron nunca la magnitud de sus vecinas zapotecas. El mayor de los apogeos de
la cultura mixteca fue alcanzado en el período posclásico, cuando el señor Ocho
Venado de Tututepec y Tilantongo emprendió una campaña de unificación política de
las ciudades-estado mixtecas y llegó a ocupar los valles centrales de Oaxaca.

Guerrero
Tradicionalmente se considera a Guerrero como una región perteneciente al área
occidental. Sin embargo, los descubrimientos más recientes, han reorientado la
división de las áreas culturales mesoamericanas, y en los trabajos de reciente
autoría, Guerrero aparece como un área cultural independiente. El Guerrero
mesoamericano ocupa aproximadamente la superficie del estado del mismo nombre,
localizado en el sur de México. Se puede dividir en tres regiones con
características diferentes: al norte, la depresión del río Balsas, donde esta
corriente de agua juega el papel más importante en la configuración de la geografía
regional. La depresión del Balsas es una región baja, de clima cálido y escasas
lluvias, cuya sequedad es aminorada por la presencia del cauce y sus numerosos
afluentes. La parte central corresponde a la Sierra Madre del Sur, región rica en
yacimientos minerales y con escasas cualidades agrícolas. La parte sur del área
guerrerense es constituida por la costa del océano Pacífico, una llanura costera
muy angosta, llena de manglares y palmeras, azotada por los huracanes provenientes
del Pacífico.

Guerrero fue el escenario de las primeras tradiciones alfareras de Mesoamérica. Los


restos más antiguos de ella han sido encontrados en Puerto Marqués, cerca de
Acapulco, y tienen una edad aproximada de 3500 años, anteriores inclusive a los
vestigios correspondientes a los olmecas en la opuesta costa del golfo de México.
Durante el preclásico, la cuenca del Balsas se convirtió en una zona de vital
importancia para el desarrollo de la cultura olmeca, que dejó huellas de su
presencia en sitios como Teopantecuanitlán y las grutas de Juxtlahuaca. Más tardío
fue el desarrollo de una tradición escultórica conocida como Mezcala, caracterizada
por su tendencia a la geometrización del cuerpo humano. Durante el período
Posclásico, la mayor parte de Guerrero quedó bajo dominio de los mexicas, e
independiente al señorío tlapaneco de Yopitzinco.

Occidente de México

Tzintzuntzan, capital del imperio purépecha.


La zona de la que aquí se habla servía de «puente» entre Mesoamérica y
Oasisamérica. Las culturas de esta zona, como los tarascos y caxcanes,
desarrollaron formas de vida distintas a otros lugares de Mesoamérica. Un ejemplo
de esto son las hermosas pirámides de Guachimontones, en Teuchitlán Jalisco.

El denominado Occidente es una de las zonas menos conocidas de Mesoamérica. Se


trata, sin embargo, de una extensa región, que comprende las laderas de la Sierra
Madre Occidental, una parte de la Sierra Madre del Sur y la cuenca media y baja del
río Lerma. Las estribaciones de la montaña estaban cubiertas de bosques de pinos y
encinos, pero la actividad silvícola ha reducido su tamaño. La tierra tiene
vocación agrícola por su fertilidad y la disposición de recursos hidráulicos,
especialmente en la llanura costera de Sinaloa, el Bajío y la Meseta Tarasca. Los
climas varían del frío de montaña, en el oriente de Michoacán, hasta el clima
tropical de las costas de Jalisco y Nayarit.
La región fue el hábitat de pueblos de habla uto-azteca, como los coras, huicholes
y tepehuanos. La incorporación de estos pueblos a la esfera de la civilización
mesoamericana fue muy gradual, y se presume que los primeros desarrollos cerámicos
de la región estuvieron vinculados con las tradiciones de los pueblos andinos de
Ecuador y Perú. Los cambios que afectaron al resto de las regiones de manera clara
son menos observables en Occidente, por ello, las tradiciones culturales del
preclásico, como la de Colima, Jalisco y Nayarit o la de Tumbas de Tiro
sobrevivieron hasta bien entrado el período Clásico (150-750/900 d. C.). La más
conocida de las sociedades de Occidente es la purépecha o tarasca, que rivalizó en
el siglo XV d. C. con el poderío de los mexicas.

Norte de México

Turquesa, uno de los principales productos del Norte de Mesoamérica.


La zona Norte de Mesoamérica formó parte de esta gran área cultural solo durante el
período clásico (150-750 d. C.), en que el apogeo de Teotihuacan y el crecimiento
de la población favorecieron las migraciones hacia el norte y el comercio con las
lejanas tierras oasisamericanas. Se trata de un territorio llano, comprendido entre
las sierras Madre Oriental y Occidental. El clima es seco, casi desértico, y la
vegetación es escasa, por lo que la agricultura en el Norte solo fue posible
mediante la canalización de las corrientes de agua superficial (entre las que
destacan el río Pánuco y los afluentes del Lerma) y el almacenamiento del agua de
lluvia. La excesiva dependencia del buen clima llevó a los pueblos del Norte de
Mesoamérica a abandonar la región a mediados del siglo VIII d. C., en que
enfrentaron una prolongada sequía y las invasiones de pueblos aridoamericanos.

Los centros de población en el Norte eran dependientes de la red de comercio que se


estableció entre Teotihuacan y las sociedades de Oasisamérica. Sitios como La
Quemada en Zacatecas, o La Ferrería en Durango, sirvieron como fuertes para vigilar
las rutas comerciales. Cuando la agricultura y el sistema social sufrieron un
colapso en el Norte, los ocupantes de la región migraron hacia Occidente, el Golfo
y el Centro de México.

El reciente descubrimiento del sitio arqueológico Tamtoc, en la Huasteca potosina,


pone en entredicho lo establecido previamente, pues la ciudad de Tamtoc floreció
cerca del año 600 a. C., muy anterior a lo que se tenía pensado hasta ahora.18

Centroamérica

Lago Nicaragua

Vasija nicoyana.
El área mesoamericana conocida como Centroamérica ocupa la zona occidental de
Honduras y Nicaragua y las áreas circundantes del golfo de Nicoya en Costa Rica,
donde existieron los reinos de Nicoya y Chorotega. Se trata de una región de clima
tropical, con actividad telúrica importante, que incluye además los dos grandes
lagos mediterráneos de América Central: el Nicaragua y el Managua.

Como en el caso de la región Norte, Centroamérica formó parte del mundo


mesoamericano solo temporalmente. Se suele considerar que los pueblos
centroamericanos forman parte de la llamada zona de transición entre el Área
Intermedia, el mundo andino y Mesoamérica.

Los primeros contactos entre el área nuclear mesoamericana ocurrieron en el


preclásico, como indica la influencia olmeca en el área. Sin embargo, en el período
Clásico las relaciones se interrumpieron y Centroamérica recibió un mayor influjo
de las culturas del altiplano colombiano. Ejemplo de ello es el desarrollo temprano
de la metalurgia en Centroamérica con respecto al resto de los pueblos
mesoamericanos, sin embargo en el sitio famoso de Quelepa en la zona oriental de El
Salvador se ve el comercio y gran influencia de Teotihuacan y Copán primeramente y
luego con los sitios de Veracruz.

Para el período Posclásico, toda el área quedó incluida más el occidente en la


esfera mesoamericana, esta vez ampliada hasta el departamento de Escuintla en
Guatemala, y fue invadida por pueblos nahuas como los pipiles y nicaraos, hablantes
de náhuat, un dialecto del idioma de los mexicas y se percibe en la cultura y
arquitectura la influencia de los Toltecas y Aztecas. También pueblos otomangues
como los mangues (circa s. VII d. C.) y los subtiaba (c. s. XIII d. C.) migraron
desde Chiapas a Nicaragua y Honduras, respectivamente.

La región de Nicoya, en la actual provincia de Guanacaste en Costa Rica, se


constituyó en la frontera sur de Mesoamérica cuando fue ocupada en el año 800 d.C
por los chorotegas, de lengua otomangue y procedentes del valle de México.19 En
Nicoya existió un centro cultural constituido que se desarrolló por 2000 años, el
cual logró alcanzar una compleja organización social y un elevado grado de
desarrollo cultural, en el cual existieron ciudades y gobiernos complejos,
agricultura especializada que incluía irrigación, manifestaciones artísticas como
la cerámica policromada, que fue utilizada como preciado bien de intercambio
comercial con otras civilizaciones del área, así como elaboración de objetos de
jade y esculturas en piedra volcánica (se destaca el metate ceremonial nicoyano),
manufacturados con un estilo propio que incluye tanto influencias mesoamericanas
como del Área Intermedia,2021 consecuencia de la función de puente cultural que
tuvo Costa Rica durante la época prehispánica.

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