Integración Regional: Situación y Perspectivas para Bolivia: Rogelio Churata Tola

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Integración regional: situación y

perspectivas para Bolivia


Rogelio Churata Tola*

Resumen
Los propósitos de la integración en América Latina llevan años de ser planteadas pero sin lograr con-
cretarse. Así en la can se ha venido perdiendo credibilidad por presentarse intereses regionales antes
que los intereses genuinos de los pueblos y la notoria perplejidad por la falta de coherencia en las rela-
ciones intergubernamentales. Igualmente, en mercosur los acuerdos entre los dos grandes del bloque
han dado origen a una serie de discriminaciones entre los países. A pesar de ello, a partir de la década
de los 90, el proceso de integración de América del Sur ha ido avanzando lenta y paulatinamente.
En el contexto de la integración regional, Bolivia ha participado activamente en los procesos de
integración, no obstante, el aprovechamiento de las preferencias arancelarias ha sido muy reducido,
además las posibilidades de industrialización a partir de la pequeña y mediana producción se han
visto imposibilitadas debido a los nuevos desafíos más exigentes y de mayor competencia del mercado;
y los sectores formales exportadores no tienen la suficiente capacidad de articular a los demás secto-
res. Entonces las ventajas para el país estarán en la medida de potenciar el aparato productivo y el
crecimiento industrial.

Introducción

Los recientes cambios políticos y económicos en diversos países latinoa-


mericanos y las negociaciones aisladas de Tratados de Libre Comercio

* MSc. en Economía Internacional. Actualmente docente investigador de CIDES-UMSA en


el área de Economía Política y Relaciones Internacionales.
umbrales

(tlc’s) por parte de Colombia y Perú con los Estados Unidos, luego de
no haberse podido concretar el alca, han creado nuevamente el interés
y el entorno propicio para avanzar en nuevos enfoques en el campo de la
integración regional.
Así, en el contexto regional de América del Sur, donde los cambios
de rumbo son más notorios, se intensifica el debate sobre acuerdos de ne-
gociación comercial y sus posibles efectos en términos de inserción de las
economías nacionales, en un marco de colaboración y complementariedad
recíprocas, o bien de dilución en la globalización capitalista, en un período
en que el proceso está dando origen a nuevas propuestas de flexibilización
y adecuación a los cambios de la situación regional, incluidas las formas de
asociación comercial, tanto intra-regional, en relación a países de la región,
como con otros bloques regionales extra-regionales.
Se vuelve entonces indispensable distinguir entre una vinculación co-
mercial en una fase de libre comercio con países desarrollados del continen-
te, y el alcance y propósitos que debe tener tal integración, la cual debe ser
multidimensional, asegurando no sólo el funcionamiento pleno de un Mer-
cado Común o Comunidad, sino el desarrollo de políticas de armonización
macroeconómica, complementada con reformas político-institucionales que
permitan alcanzar la coordinación de las políticas externas, sociales y estric-
tamente comerciales y para lograr un desarrollo integral de los pueblos.
En efecto, la integración regional en general, y sudamericana en par-
ticular, se presenta como la respuesta más adecuada para hacer frente a la
actual situación internacional, a fin de permitir una presencia más sólida y
competitiva de nuestra región en el comercio mundial, ya que al momen-
to la participación de la región es muy marginal1 y, lo más importante, la
región sigue inmersa en el esquema tradicional centro-periferia. Sin em-
bargo, América del Sur es una región que presenta un enorme potencial y
abundancia de recursos naturales energéticos, renovables y no renovables,
grandes reservas mineralógicas, significativos manantiales de agua, enorme

1 Información disponible en la Organización Mundial de Comercio (2006), donde se muestra


que el comercio en Latinoamérica es solamente superior al de África y está lejos de alcanzar
los índices de los países del Asia.

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situación y perspectivas para bolivia

potencial de producción de alimentos y una riquísima biodiversidad concen-


trada principalmente en el Amazonas. Además, dispone de un importante
y diversificado parque industrial y centros de investigación científica y
tecnológica, particularmente en los países grandes como Brasil y México.
Al mismo tiempo, los grandes flagelos que afectan a la región, como
conjunto, son los mayores niveles de pobreza, la exclusión y la desigualdad
social persistente, con índices de distribución del ingreso que están entre
los peores del mundo. Estos aspectos se han transformado en los últimos
años en una preocupación central de todos los gobiernos nacionales, los
cuales reconocieron la impostergable necesidad de atender el déficit social
de los pueblos de América Latina, respondiendo integralmente mediante
proyectos de cambio estructural.
Las diferencias notorias del desarrollo e inserción internacional de los
países pueden ser contrarrestadas y superadas bajo un contexto más amplio
y relativamente autónomo de la influencia de las relaciones norte-sur, como
podría ser una Comunidad Sudamericana de Naciones (csn), sustentada
fundamentalmente en las bases históricas de los pueblos sudamericanos y
en las fortalezas y oportunidades que ofrece el proceso de integración para
construir una unión de repúblicas democráticas y soberanas, en lugar de
asentarse en la contraposición y en el antagonismo al interior de la propia
región, contribuyendo seriamente al fortalecimiento de la unidad de toda
América Latina y el Caribe.
En medio de la diversidad y las diferencias propias de nuestros pueblos,
los factores mencionados influirán de manera significativa en el desempe-
ño económico y comercial bajo un nuevo modelo de integración regional
con identidad propia. Entonces, el objetivo de este trabajo es examinar
los problemas, los alcances y la nueva situación de la integración regional,
considerando las implicaciones que ella tiene para Bolivia.

Situación de la integración latinoamericana

En América Latina, al final de la década de los 50’s se presentaron dos nuevos


tipos de problemas en las relaciones económicas entre los países. El primero

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fue la creación de la Comunidad Económica Europea (1957) que con el


Tratado de Roma dejó claro el propósito de formar su Mercado Común,
desarrollando una política marcadamente proteccionista para los productos
agrícolas; un planteamiento de esta clase suponía una grave amenaza para las
exportaciones futuras de Sudamérica a Europa (Tamames, 1999). Ante esta
situación, la reacción de los países sudamericanos fue lógica de unir fuerzas
para hacer frente a las consecuencias económicas. El segundo problema se
planteó en relación al mantenimiento y/o la ampliación de los acuerdos
preferenciales bilaterales intrasudamericanos. Este fue sin duda, el factor
que presionó de forma decisiva el proyecto de integración relativamente
autónomo al interior de la región.
Frente a esta situación, en la cepal se realizaron los primeros estudios
para impulsar las formas de integración regional. Los elementos señalados
forzaron a la creación de una zona de libre comercio entre los países del
cono sur de Sudamérica2; la invitación se amplió inmediatamente a México,
lo cual otorgó una dimensión continental al proyecto del Sur, colocando
además a los países andinos en posibilidades de hacer su propio proyecto.
Así, tras una negociación relativamente breve, nació la Asociación Latino-
américa de Libre Comercio (alalc), cuya carta funcional es el Tratado de
Montevideo de 1961, cubriendo a toda Sudamérica y México y quedando
fuera América Central y el Caribe.
Los mecanismos de este tratado y sus objetivos reales difieren grande-
mente del Tratado de Roma. Pese al enunciado del objetivo final, que era
la integración regional, los compromisos se limitaron a buscar la formación
de una Zona de Libre Comercio (zlc) mediante el más “ineficiente” de
los mecanismos de negociación.3 El problema de los desequilibrios entre

2 Brasil, Uruguay, Paraguay, Argentina y Chile. Estos países abren sus negociaciones e in-
vitaron a participar en ellas al resto de los países de Sudamérica (Tamales y Begoña, 1999:
306-307).
3 Negociación producto a producto, que integraría un complejo sistema de Listas Nacionales
que suponían ventajas concedidas por cada uno de los países miembros, y si se presentaran las
dificultades en las negociaciones las concesiones podían ser retiradas, para lo cual se establece
una Lista Común donde todo producto quedaba exento para siempre sin posibilidades de
ser retirada posteriormente (Tamames y Begoña, 1999: 308-309).

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los países socios trató de solucionarse con el aporte original del “Menor
Desarrollo Económico Relativo” que pretendía atender a Paraguay y Bolivia
y, posteriormente, a Ecuador. Los niveles diferentes de desarrollo de los
países se reconocieron como una de las grandes barreras a la integración,
que debía merecer un trato especial en el Tratado de Montevideo. A ello
se suma el concepto de las asimetrías en las relaciones económicas inter-
nacionales que no existía en 1947 cuando se firmó la Carta de La Habana,
aquella que dio origen al gatt.
En tanto, los países medianos (Uruguay, Chile, Perú, Colombia y
Venezuela) no tardaron en entender que la estructura del tratado al que
se habían adherido, no atendía sus características especiales ni el notorio
desequilibrio económico frente a los países mayores, México, Brasil y Ar-
gentina. Por lo que, a partir de 1962, estos países presionan para lograr que
se asuman las asimetrías, reconociéndose finalmente el “status” particular
con el calificativo de “países de mercado insuficiente”. Ello se constituyó
en el antecedente que dio lugar a la integración andina y posteriormente
a la firma del Acuerdo de Cartagena en 1969, que ha sido una vanguardia
del proceso de integración latinoamericano.
Reconociendo la importancia de la creación de corrientes comerciales,
se adicionaron otros conceptos que dieron al acuerdo de Cartagena comple-
mentos visionarios para el sector financiero, no estrictamente comerciales.
Así se dio origen a la creación de la Corporación Andina de Fomento (caf)
para buscar equilibrio e independencia ante el Banco Mundial y el fmi.
Adicionalmente, en forma paralela se creó el Fondo Andino de Reservas,
actualmente llamado Fondo Latinoamericano de Reservas (flar). Sin
embargo, el cumplimiento de estas intenciones fue muy discreto, al no
haberse logrado los efectos esperados inicialmente, no sólo por el mayor
empobrecimiento de la región, sino por el advenimiento de los modelos
neoliberales en casi todos los países del hemisferio.
En los comienzos de la década de 1970, la abrupta y trágica interrupción
del gobierno socialista chileno, no permitió constatar en los hechos la via-
bilidad del proceso de integración andina. Asimismo, los objetivos del plan
de acción de la primera etapa (1970-1973) de plantear el perfeccionamiento
de la zlc y la posibilidad de establecer un mercado común latinoamericano,

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entró en una situación de estancamiento en la que los países no tradujeron


en acciones concretas su potencial de comercio recíproco, persistiendo las
dificultades en la actividad negociadora de “producto por producto” que
no respondía a las necesidades económicas reales de la región, es decir el
desarrollo económico con inclusión social. Así el Tratado de Montevideo de
1961 se modificó radicalmente en junio de 1980, cuando se dio vía libre a
la creación de la Asociación Latinoamericana de Integración (aladi) como
un gran paraguas regional en materia de integración. Actualmente se vuelve
a observar las mismas limitaciones que tuvo la alalc, al no cuestionarse a
fondo la problemática central de la región: la relación centro-periferia con
los países desarrollados que ha profundizado las relaciones de dependencia,
atraso y dominación en la región.

La integración andina

Los primeros intentos del proceso de integración andina se iniciaron al


finalizar la década de los años sesenta, en un contexto se sustitución subre-
gional de importaciones, para continuar a fines de los ochentas, en otro
contexto de apertura de las economías, alcanzando impactos importantes
durante toda la década de los años noventa. Sin embargo, este período
coincidió con la caída sostenida de este proceso de integración. Ante ello,
los presidentes andinos a mediados del 2004, aprobaron un documento
denominado el “Nuevo Diseño Estratégico” (nde) con el que se enfocó
una nueva etapa de la integración andina. Además, se dieron los primeros
pasos de la convergencia can-mercosur. Por otro lado, el ex secretario
de la can señaló en su informe en la reunión presidencial de entonces que
los países en los últimos años han actuado en medio de un crecimiento
económico débil, con una situación social crítica y enfrentando los desafíos
de la globalización.
En este nuevo documento, se fijaron plazos para avanzar en la liberali-
zación de bienes y servicios y en el perfeccionamiento de la unión aduanera.
Sin embargo, antes de finalizar el 2005, Perú concluyó la negociación de
un tlc con Estados Unidos y, al poco tiempo (a inicio del 2006) le siguió
Colombia, cerrando negociaciones con el mismo tlc, con consecuencias

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muy negativas en la región, por constituirse en una eventual barrera a


la integración intraregional. Por su parte, Venezuela con una reacción
evidentemente política ante sus dos socios, resolvió anunciar su incorpo-
ración como miembro pleno a mercosur, que en definitiva representó
la fragmentación de la can con implicaciones negativas en el comercio
intraregional y en las instituciones andinas. Además Venezuela ya había
planteado la iniciativa de instalar como una opción al alca, la Alternativa
Bolivariana para América Latina y el Caribe (alba), es decir, un modelo
de integración alejado de la globalización capitalista.
Se reconocieron algunos avances en la expedición del Nuevo Documen-
to Estratégico, como es la agenda legislativa aduanera y el levantamiento
de las restricciones comerciales, adoptando normas técnicas y políticas de
competencia entre países evidentemente asimétricas (por ejemplo, Estados
Unidos en relación a Perú), pero su aplicación quedaría afectada preci-
samente por la firma de tlc’s. Además, se recomendó realizar esfuerzos
en la armonización de prácticas comerciales ante terceros países y en los
reglamentos fito y zoosanitarios.
Asimismo, el comercio intracomunitario se hizo cada vez más impor-
tante debido al aumento considerable en el bloque. Sin embargo, la can ha
ingresado en una fase de profunda crisis4 política provocada por Colombia,
Perú y Venezuela. Respecto al comercio, la can ofrece buenos resultados
en la generación de corrientes comerciales en los últimos años, no por su
volumen o valor, sino por la composición de contenido de manufacturas,
que supone un mayor valor agregado que el destinado a mercados extra-
regionales.

4 Abundante evidencia que presenta una crisis: estancamiento de procesos de liberalización,


desvinculación de los procesos, desconfianza entre los socios y búsqueda de integración en
otros esquemas. Informe de Presentación del Secretario General de la CAN, La Paz, 12 de
febrero de 2007.

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Cuadro Nº 1
CAN: Comercio Intraregional
(En millones de dólares americanos)

Países Exportación FOB Var. Anual Importación CIF Var. Anual


2005 2006(p) (%) 2005 2006(p) (%)
Bolivia 305 441 44.6 222 166 -25.3
Colombia 2,066 2,008 -2.8 1,069 1,330 24.4
Ecuador 1,369 1,648 20.4 1,727 1,826 5.7
Perú 792 996 25.8 1,780 2,149 20.8
Total 4,532 5,093 12.4 4,797 5,470 14.0

Fuente: Elaboración con datos de Secretaria General de CAN-ALADI (2006)


(p) Preliminar

Según datos de la Secretaria General de la can, el comercio exterior


(X+M) de los países andinos podrían superar los 10 mil millones de dólares
para el año 2006. Es así que las exportaciones intracomunitarias del año pasado
se ha incrementado en 561 millones de dólares, respecto a 2005, es decir, de
4.532 millones a 5.093 millones de dólares, con una tasa de crecimiento anual
de 12.4%. Por su parte, las importaciones del bloque se incrementaron en
673 millones de dólares, lo que significa un crecimiento del 14% respecto al
período anterior, tal como se muestra en el Cuadro Nº 1.
Los resultados responden en primer lugar a que las exportaciones bo-
livianas han aumentado en un 44.6%, alcanzando la cifra de 441 millones
de dólares. Le siguen Perú y Ecuador con incrementos de 25.8% y 20.4%
respectivamente, lo que no justificaría para el caso del Perú quebrantar los
compromisos asumidos en el documento del Nuevo Diseño Estratégico de
la integración andina. El aspecto negativo: se registró una disminución de las
exportaciones colombianas equivalentes a 2.8%. En términos generales, lo
ocurrido en los últimos años en la región demuestra que el comercio andino
sigue siendo dinámico, con esta pequeña salvedad de Colombia.
Del mismo modo, hay ciertas evidencias que contradicen la existencia de
una crisis como el incremento de lazos comerciales, ampliación de procesos a
nuevas áreas, nuevos socios, acumulación de beneficios en la proliferación de
acuerdos y un discurso político favorable en el bloque. También se evidencian

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avances en la adopción de normas y la creación de instituciones de integración.


Además hay avances positivos para la libre circulación de factores, a pesar de
las tensiones ocasionadas entre Colombia y sus vecinos.
La adhesión venezolana al mercosur constituye esencialmente un
acto político cuya concreción dependerá de la voluntad real de Venezuela
para cumplir la agenda de adhesión que implica compromisos frente a con-
trol de cambios, compatible con su modelo de desarrollo funcional al alba.
Sin embargo, en el mediano plazo este cambio de horizonte podría tomarse
como una aceleración parcial del proceso de convergencia entre la can y
mercosur, que ya fue acordado por los presidentes suramericanos.
En definitiva, la can ha venido perdiendo credibilidad por varios fac-
tores, el interés de los tres gobiernos de establecer un tlc con los Estados
Unidos, que ha representado una marginación de los intereses regionales,
la insatisfacción venezolana que busca salidas nuevas a sus relaciones en
Latinoamérica, la notoria perplejidad que no ha permitido compensar la
falta de coherencia en las relaciones intergubernamentales y los reproches
sobre las deficiencias del modelo original de integración predominante-
mente economicista y comercial más funcional a la globalización capitalista
que en los intereses genuinos de los pueblos. A esto se suma las deficiencias
sociales y culturales que señalan características de obsolescencia y una nece-
sidad de revisión general de los compromisos con una orientación especial
en la integración de nuestros pueblos. A pesar de esta situación, los cuatro
Estados reunidos en la can en la última Cumbre Presidencial, llevada a
cabo en Quito en junio de 2006, tomaron la decisión de seguir trabajando
por el fortalecimiento del bloque.
Finalmente, está el problema del control del fenómeno del narcotráfico
que ha superado las fronteras nacionales y se constituye en un problema
regional compartido entre los países vecinos; sólo una acción regional sin-
ceramente solidaria podría conducir a resolver este problema.

El mercosur, tras quince años de integración

En el Tratado de Asunción de 1991 se definieron cuatro instrumentos para


alcanzar el futuro Mercado Común. La liberalización comercial progresiva

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y el arribo a un arancel cero a fines de 1994 entre las partes con total libre
circulación de bienes y servicios; asimismo, en la cumbre de Ouro Preto
se aprobó el Arancel Externo Común (aec) frente a terceros; los acuerdos
sectoriales para mejorar el rendimiento de los factores de producción y
competitividad, y la coordinación de las políticas económicas. Igualmente,
en el Tratado se estableció que pueden incorporarse otras naciones siempre
que cumplan los requisitos; de hecho ocurrió así con Chile y Bolivia.
A pocos meses después de la entrada en vigor del aec, Argentina se
vio fuertemente afectada por la crisis mexicana, mientras que Brasil se vio
obligado a frenar sus importaciones y mantener bajo control el nivel de
inflación, que provocó el aumento del arancel para 209 productos de 32%
a 70%. Por su parte, Uruguay y Paraguay, frente a la devaluación del Real
y las medidas no cambiarias de Argentina, adoptaron medidas para proteger
su sector productivo a través del incremento de los aranceles. Ante ello, los
países del mercosur enfrentaron graves dificultades entre 1998 y 2002,
que originaron divergencias en el manejo de sus políticas económicas.
El crecimiento del comercio fue importante, debido a que el nivel
del flujo intrazona pasó de 42.408 millones de dólares, en 2005, a 51.383
millones de dólares, en el año 2006, con una tasa de crecimiento del 21%.
Esto significa que el déficit comercial del mercosur se ha incrementado
en 8.975 millones de dólares, respecto al año 2005.

Cuadro Nº 2
MERCOSUR: Comercio Intraregional
(En millones de dólares americanos)

Países Exportación Importación


  2005 2006 Var. (%) 2005 2006 Var. (%)
Argentina 7,706 9,907 28.6 11,020 12,686 15.1
Brasil 11,726 13,950 19.0 7,054 8,971 27.2
Paraguay 912 917 0.5 1,576 1,827 15.9
Uruguay 783 942 20.3 1,631 2,182 33.8
Total 21,128 25,717 21.7 21,280 25,666 20.6

Fuente: Elaboración con datos de Secretaria General – ALADI (2006)

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Según datos de la Secretaría General de la aladi (Cuadro Nº 2), las


exportaciones al interior del bloque se incrementaron en 22%, es decir, de
21.128 millones en 2005 a 25.717 millones de dólares para el 2006, como
resultado de un incremento en las exportaciones argentinas de 28.6%,
alcanzando la cifra de 9.907 millones de dólares para el 2006, seguido por
Uruguay y Brasil que también aumentaron sus ventas en 20.3% y 19.0%
respectivamente. Contrariamente, Paraguay no dinamizó sus exportaciones
al interior de la zona, con lo que se justificaría que Uruguay y Paraguay
participen del comercio muy marginalmente, debido a la competencia que
ejercen los dos grandes del bloque sobre oferta exportable.
Al momento el mercosur habría alcanzado los propósitos del
tratado y del protocolo de Ouro Preto, lo que se constituyó en un éxito
de este proceso de integración. No hace mucho, en la 29ª reunión del
bloque en diciembre de 2005, mercosur ha mostrado la disposición
de promover un mayor desarrollo de su estructura institucional 5 que
había sido uno de los principales desafíos, a diferencia de la can. En
esta ocasión también se aprobó la incorporación de Venezuela como el
quinto país miembro del bloque y se apoyó la creación de un parlamento
del mercosur.
Igualmente, en enero de 2006, durante la visita del presidente Kirchner
a Brasil, se acordó una Cláusula de Adaptación Competitiva, Integración
Productiva y Expansión Equilibrada y Dinámica del Comercio6 (mac),
mecanismo que serviría para impedir invasiones de productos de Brasil
en Argentina y vice versa, dando seguridad a los inversores. Sin embargo,
mercosur sigue enfrentado dificultades por tensiones internas, entre
países dinamizadores del eje, Brasil y Argentina, que padecen de situaciones
críticas por la falta de coordinación de sus políticas macroeconómicas, en
particular la política cambiaria y en especial las comerciales en un marco
de competencia por el liderazgo regional.

5 Los órganos decisorios son el Consejo del Mercado Común, el Grupo Mercado Común
y la Comisión de Comercio. El Consejo del Mercado Común es el órgano supremo y de
conducción política del proceso de integración, que está integrado por los Ministros de
Relaciones Exteriores y los Ministros de Economía (Rico, 2005: 140).
6 MERCOSUR, ABC, 06 y 09, febrero del 2006.

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A este acuerdo de mecanismos se suma la convergencia de cancelar su


deuda con el fmi y la de establecer alianzas entre ambos países, lo cual ha
llevado a tensiones con los otros dos restantes miembros del bloque. Uru-
guay y Paraguay denunciaron que no se les toma en cuenta al momento de
las negociaciones entre los dos grandes, lo cual es una señal de las asimetrías
existentes en la región. Uruguay ha utilizado el momento para presionar a
Argentina en el conflicto de las papeleras, amenazando con avanzar en un
acuerdo de libre comercio con Estados Unidos, lo que podía haber dado
señales de grado extremo. Igualmente, Paraguay no ha negado su disposición
de un posible acuerdo con Estados Unidos, que pondría bajo tensión toda
la estructura y la convergencia del mercosur.
Los acuerdos entre los dos grandes del bloque podrían estar dando
origen a una serie de discriminaciones entre los países, dada la variedad
de acuerdos y tratos en los compromisos que implican tales acuerdos. Sin
embargo, en los últimos años se destaca la creación de los programas de
desarrollo social y fondos para la convergencia estructural, así como los
esfuerzos para adoptar códigos aduaneros únicos y un Arancel Externo
Común del 100%. Igualmente, existe la posibilidad de seguir impulsando la
Comunidad Sudamericana de Naciones (csn) en función a valores comunes
que unen a los países y una serie de capacidades regionales importantes
(Rico, 2005). Todo sobre la base de otros elementos adicionales, como la
homogeneidad lingüística y cultural, además del área de seguridad que
hacen a la región como una zona pacífica y desnuclearizada, desde el punto
de vista de confrontaciones bélicas.

Una nueva etapa para la integración sudamericana

En el largo proceso de integración regional, América del Sur ha tenido como


referente al modelo de proceso de integración de la Unión Europea, con un
eje dinamizador que está en torno a dos países grandes del bloque, como
es Alemania y Francia. Es similar la dinámica tanto en la can como en el
mercosur, sin mencionar el proceso del mcca en Centroamérica.
Pese a las demoras y retrocesos de la alalc a aladi y de mercosur a
la can, el proceso de integración de América del Sur ha ido avanzando lenta

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situación y perspectivas para bolivia

y paulatinamente, a partir de la década del noventa, hacia una csn impul-


sada a través de cuatro cumbres presidenciales7 (Brasilia, Guayaquil, Cuzco
y Brasilia), todo en torno a la idea promovida por Brasil del Área de Libre
Comercio de América del Sur (alcsa) en reacción frente a las negociaciones
del alca, más afín a las concepciones neoliberales asociadas al Consenso de
Washington. Sin embrago, América Latina, 45 años después, todavía no ha
madurado para un proceso de integración serio y profundo, debido al poco
espacio que se ha dado en la construcción de un proyecto de integración re-
gional desde abajo, con una amplia participación de la ciudadanía organizada,
tal como pusieron en evidencia en la ue luego de haber realizado referendos
en Francia y Holanda donde llegaron a la conclusión de que ningún proceso
de integración puede soslayar el involucramiento activo de la ciudadanía.
El nuevo regionalismo promovido por la potencia norteamericana en
América del Sur se ha olvidado de la dimensión societal de la integración
pese a la dinámica política democrática basada en partidos y gobiernos
electos, donde hay una participación fundamental de la sociedad civil. Al
respecto, es necesario tener en cuenta que en América Latina no existe
una sociedad civil constituida en contratos sociales firmes con miras a un
proyecto político nacional; igualmente, la posibilidad de desarrollo de las
organizaciones ciudadanas ha estado sellada a las donaciones externas, más
que a una efectiva participación de la ciudadanía dentro del Estado; y la
participación de la ciudadanía en los procesos de integración se percibe de
manera negativa en los gobiernos y organismos intergubernamentales.

7 La primera Cumbre llevada a cabo en Brasilia en septiembre de 2000, emitió un comuni-


cado con 5 temas: democracia; comercio; infraestructura; drogas ilícitas y delitos conexos,
información, conocimiento y tecnología. Dos años después, en julio de 2002, en la ciudad
de Guayaquil, los Jefes de Estado se reúnen y emiten el documento de Guayaquil sobre
integración, seguridad e infraestructura para el desarrollo. Con estos antecedentes en diciem-
bre de 2004, en Cuzco los Presidentes dieron el nacimiento a la CSN, luego de destacar los
valores comunes que unen a los países de la región, se identificaron los siguientes procesos:
concertación y coordinación política y diplomática; profundización de la convergencia entre
MERCOSUR; CAN y Chile; integración física, energética y de comunicaciones; armoni-
zación de políticas; transferencia de tecnología y de cooperación; e integración entre las
empresas y la sociedad civil. Finalmente, en diciembre de 2005 en Brasilia se lleva a cabo
la primera reunión de Jefes de Estado (Rico, 2005: 140-145).

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La combinación entre la concreción de un acuerdo comercial entre can


y mercosur, y la aparente voluntad política de la mayoría de los países de
la región en impulsar la csn, en función a ciertos “valores”8 y avances en
el desarrollo de la infraestructura vial y de comunicaciones entre países y
regiones aisladas, parecen augurar un desarrollo progresivo de la iniciativa
sudamericana en un mediano plazo y, eventualmente, la posibilidad de con-
cretar una aspiración mayor de Comunidad Latinoamericana de Naciones
(clan) con la incorporación de México y los países Centroamericanos y
del Caribe. De lograr consolidar este bloque de integración sobre su propio
eje, se permitirá que los países latinoamericanos puedan tener una posición
común en materia de comercio, desarrollo y bienestar social (Kundmüller,
et al, 2006: 36), de alcanzar este objetivo, para Antonio Noriega (2000),
América Latina se convertiría en la cuarta economía más poderosa del
planeta, lo cual parece ser cierto, dada la dinámica en la que se desenvuelve
la realidad regional, donde los gobiernos progresistas actualmente están
encarando los intereses de sus respectivos pueblos.
Frente a una geografía de enormes espacios vacíos, la consigna más clara
fue anunciada por Venezuela de plantear una alternativa de integración, du-
rante la Cumbre de las Américas, donde no sólo se identificó con la actitud
de los países del mercosur, sino en definitiva promovió la cancelación del
proyecto alca (Serbin, et al, 2006) y avanzó en la propuesta del alba como
alternativa integracionista9 y una serie de iniciativas regionales vinculadas a
la cooperación energética con la creación de petrosur, un banco regional
(Banco Sur), un Fondo Social para la región y en comunicación la creación
del canal telesur. La primera cumbre de la Alternativa Bolivariana para los
pueblos de América (alba) fue inaugurada recientemente en Venezuela10, con
el fin de promover en la región un nuevo tipo de integración que enfatice
la unión política más que intercambios comerciales.

8 Para Antonio García, estos valores (creencias, aspiraciones, intereses), se constituyen por
su naturaleza en ideología propia (García, 2006: 40).
9 La firma del Acuerdo ALBA-TCP, del Tratado de Comercio entre los Pueblos. El primer
acuerdo del ALBA se firmó entre Cuba y Venezuela el 2004 y el grupo se formalizó el 2005.
Bolivia se une el 29 de abril de 2006 y en enero de este año se adhirió Nicaragua. La Razón,
La Paz, 29 de abril de 2007.
10 Fecha: 28 de abril de 2007

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situación y perspectivas para bolivia

Globalización, regionalismo e integración regional


En la actualidad, a raíz de las transformaciones que vive la economía mun-
dial, se ha desarrollado un extenso debate sobre el concepto de globalización,
sus alcances y sus limitaciones. En ese sentido, el concepto de globalización
es utilizado con frecuencia, pero rara vez es claramente definido.
Varios estudiosos han considerado a la globalización como un medio
para alcanzar el “desarrollo” de las economías, pero en este marco la com-
petencia por productividad es cada vez mayor para las economías nacio-
nales. Bajo este cuadro, las economías de menor productividad quedarán
excluidas por su capacidad, de donde se abre una compleja “brecha” social
en las economías de menor desarrollo relativo. Al respecto, Joseph Stiglitz
(2002), presenta un riguroso análisis de la globalización, en el que explica
las razones por las cuales este proceso no ha conseguido los resultados es-
perados en los aspectos de pobreza y, sobre todo, de crecimiento económico
sostenido para los países considerados en vías de desarrollo. Para lo cual,
sugiere que el sistema de globalización debe ser cuidadosamente vigilado
antes de ser abandonado, ya que potencialmente puede destruir las vidas
de millones de personas. Por tanto, la globalización debe tener un rostro
más humano y menos técnico.
En ese sentido, la globalización o mundialización, se manifiesta a
través de la creciente interacción e interconexión entre países y regiones
del mundo. Es cierto que el mercado está más concentrado que nunca,
debido al desarrollo tecnológico que se vincula con el abaratamiento en
los costos de comunicación y transporte, que determina la posibilidad de
la ampliación de los mercados.11 Desde esta perspectiva, la globalización ha
dado pie a que las sociedades y Estados hayan sido afectados por una serie
de desarrollos económicos, políticos y culturales desde lo externo, dando
lugar a la configuración de un sólo mundo como un todo (Parry, 1994). En
ese sentido, en la actualidad no se puede analizar los procesos regionales

11 Según el PNUD, proporcionalmente, menos gente consume hoy más que hace 30 años, y
más gente consume menos en términos absolutos. Es decir, hay un proceso de desintegración
de los mercados al tiempo que la globalización avanza en el nombre de la integración (Ver:
Ugarteche, 2000: 31).

191
umbrales

fuera del marco de los procesos de globalización y sus implicaciones no sólo


económicas, sino políticas, sociales y culturales.
¿Pero qué es una región? En definición de Deutsch (Sanz, 2006) una
región es un grupo de unidades políticas vinculadas más estrechamente entre
ellas que con otros, y que no necesariamente implica implementación de una
integración económica. En cambio, según la revista intal (1976) una región
deriva de una red de transacciones y de límites que las enmarcan y, como tal,
puede ser consecuencia de la acción espontánea de fuerzas sociales, económi-
cas y culturales; de acción de gobiernos nacionales; o bien una combinación
de ambos. Por lo que la vinculación puede estar dada a partir de diferentes
acciones colectivas que generan un grado de mutua interdependencia.
Entonces, el regionalismo es un proceso donde se desarrollan ciertas
relaciones o transacciones de interdependencia. Por ello, la integración
regional puede ser un instrumento fundamental para insertarse al mercado
internacional globalizado, como la necesidad de establecer alianzas estra-
tégicas de producción, logística, comercialización, inversión y tecnología.
En ese sentido, la globalización y el regionalismo pueden ser procesos
adicionales a la integración, pero en el marco de la regionalización, ya sea
como complemento o como reacción al proceso de globalización, poco se
ha estudiado sobre la emergencia de la sociedad civil.
La regionalización de la economía se expresa mediante la relevancia cre-
ciente de los procesos de regionalización en el sistema internacional contem-
poráneo12, que algunos autores han llegado a denominar “megamercados” que
interactúan generando más situaciones de competencia que de cooperación,
copando los espacios regionales con fuerte peso hegemónico. Sus políticas se
caracterizaron por un fuerte proteccionismo, contrario a los intentos de libe-
ralizar los mercados, menos a una integración profunda y multidimensional de
países en desarrollo. No obstante, la coyuntura actual aconseja dar prioridad
a la cooperación regional antes que a las negociaciones comerciales.

12 Los tres pilares del regionalismo en el sistema económico mundial son: bloque americano,
liderado por Estados Unidos, integrado por Canadá y México, con NAFTA (TLC); bloque
europeo, liderado por Alemania que integra a los países de la Unión Europea y el bloque
Asiático, liderado por Japón que integra a los cuatro tigres en el APEC o ASEAN. Citado
en: Convenio Andrés Bello-III

192
situación y perspectivas para bolivia

Para los países de América Latina en general y para Bolivia en particular,


tanto la globalización como la regionalización implicaron riesgos y menos
oportunidades de competencia debido a los nuevos desafíos del mundo de-
sarrollado. Esta tendencia de la economía mundial, si bien ofrece mayores
posibilidades de participar en los mercados internacionales, también exige
el cumplimiento de algunos requisitos y condiciones como la moderniza-
ción y las políticas de mayor innovación de las unidades productivas a fin
de competir con productos en costo, calidad y precio.
Más allá de estas definiciones académicas que en mayor o menor medida
permiten comprender las implicaciones de la actual globalización capitalista
en los países con mayor atraso y pobreza relativas en el mundo como Boli-
via, conviene observar que muy difícilmente los países en estas condiciones
podrán desarrollar modelos de integración relativamente autónomos que
dejen de reproducir las tradicionales relaciones de dependencia y permitan
un verdadero desarrollo de los pueblos.

Bolivia y la integración regional

La crisis de los procesos de integración y el proceso de conformación del


espacio económico en Sudamérica, exige el diseño de una política externa
a nivel regional que determine una verdadera integración y agenda de de-
sarrollo. Esta tarea resulta particularmente compleja debido a que persisten
una serie de barreras atinentes a nuestra propia realidad.
La economía boliviana estructuralmente ha sido frágil, dependiente a
diferentes aspectos y niveles: político, institucional, económico, comercial,
tecnológico, financiero y social. Por ello es necesario la complementariedad
con otros países de la región a partir de elementos comunes de solidaridad
y ayuda mutua, que permitan, además, el surgimiento de complementos y
necesidades de un desarrollo recíproco. Igualmente, existen limitaciones en
infraestructura que a veces se constituyen en obstáculos para el desarrollo.
En ese sentido, la integración se hace aún más necesaria, no solamente con
algunos países sino a nivel sudamericano pero con objetivos mucho más
integrales.

193
umbrales

En el contexto de la integración latinoamericana, Bolivia podría conver-


tirse en eje articulador en América del Sur, precisamente por su ubicación
geográfica, tal como se había planteado en la década del 30 de ser “país de
contactos y no de antagonismos”13 a partir de temas como la integración
comercial, energética y de integración física. Sin embargo, este objetivo
no pudo ser efectivo por la falta de voluntad política de los gobiernos para
concretar una aspiración mayor en el cono sur.
Por otra parte, la política de integración nacional tiende a ampliar su
campo de acción a través de concesiones comerciales unilaterales, estable-
cidas fuera del ámbito sudamericano. Entre ellas, con el nafta y la Unión
Europea (ue) a través del perfeccionamiento de mecanismos ya existentes
como la Ley de Preferencias Arancelarias Andinas (lpaa) y los Sistemas
Generalizados de Preferencias (sgp) que permiten al país acceder hacia los
mercados estadounidense y europeo en condiciones favorables.
La historia de la integración de Bolivia en la región debe analizarse, a
la vez, con la historia de su desarrollo económico y la sucesión de distintos
modelos de desarrollo, a saber, el modelo de capitalismo de Estado emer-
gente de la revolución del 52, el modelo neoliberal de los años noventa y
el actual cambio estructural que vive el país.
Desde la década del noventa, Bolivia es uno de los países más abier-
tos en América Latina y el Caribe, en función del Libre Comercio y
Apertura externa bajo el modelo de regionalismo abierto y globalización,
habiendo firmado un número importante de acuerdos comerciales14 y
de integración con el objetivo de lograr el crecimiento del producto,
incrementar las corrientes comerciales y atraer nuevas inversiones al país.
La liberalización comercial ha sido profundizada con la negociación de

13 Un lema geopolítico acuñado por el ex Canciller Luis Fernando Guachalla en la década de


los 30. Citado por Seoane, 2000.
14 En el marco de la ALADI, Bolivia, desde 1993 ha concretado diversos acuerdos entre los
que destacan: ACE 22 con Chile; el TLC con México (ACE 31); ACE 36 con MERCO-
SUR y el ACE 47 con Cuba. Igualmente, el país es miembro pleno del proceso andino de
integración y pertenece plenamente a la Zona de Libre Comercio vigente desde 1992 y en
una Unión Aduanera. Por otro lado, se tiene SGP’s con la Unión Europea, Japón y Estados
Unidos (ATPDEA); recientemente en el marco del ALBA, Bolivia firmó el Acuerdo TCP
suscrito entre Cuba, Venezuela y Nicaragua.

194
situación y perspectivas para bolivia

acuerdos de carácter comercial, sean o no preferenciales o tendientes a


la asociación o constitución de zonas de libre comercio, uniones aduane-
ras, pudiendo ser estos acuerdos bilaterales, regionales o multilaterales.
Sin embargo, no es suficiente una oferta de producción transable en el
mercado nacional.
Los resultados de los 15 años de vigencia de acuerdos comerciales nos
llevaría a entender y comprender la pregunta ¿Cuán beneficiosos han sido
para el país y particularmente para los sectores que concentran la mayor
parte de la fuerza de trabajo en Bolivia?, es decir, los sectores rurales, las
mype’s, los artesanos, las unidades familiares, entre otros.
Desde el punto de vista del comercio global (importaciones y exporta-
ciones) el flujo aumentó entre 1995 y 2006 en 108.4% durante la vigencia de
apertura comercial. Ello se debe a un incremento mayor de las exportaciones
en 151.2%. Teniendo como resultado una balanza comercial favorable, al
pasar de una situación de déficit a una situación de superávit, que en el
último período estuvo por encima de 1.400 millones de dólares, tal como
se puede observar en el Cuadro Nº 3.

Cuadro Nº 3
Comercio de Bolivia según acuerdos comerciales
(En porcentajes)

Estructura Porcentual Tasa de Crecimiento


Acuerdos
Comerciales 1995 2006(p) 2003-2006
  X M X+M X M X+M X M X+M
TOTAL 100 100 100 100 100 100 151.2 66.0 108.4
CAN(1) 19.1 8.1 13 9.8 9.3 9.6 -5.3 55.0 11.5
MERCOSUR 13.9 21.5 18.2 52.4 39.3 47.2 290.0 69.1 171.7
UNION EUROPEA 26.8 19.3 22.6 5.9 9.2 7.2 118.5 77.8 95.6
ESTADOS UNIDOS 27.2 22.1 24.3 9.7 12.0 10.6 72.1 9.4 36.6
CHILE 2.2 7.5 5.1 1.6 8.3 4.3 54.5 85.9 77.8
MEXICO 0.1 1.4 0.8 0.5 1.7 1.0 2.9 40.9 26.5
CUBA 0.0 0.0 0.0 0.0 0.2 0.1 -99.1 1,406.5 1,205.7
RESTO DE PAISES 10.5 20.1 15.9 18.9 19.0 18.9 215.8 117.2 167.1

Fuente: Elaboración con información oficial del INE, 2007.


(1) Venezuela salió de la CAN y es parte del MERCOSUR desde 2006

195
umbrales

Según datos oficiales del ine, los principales mercados para las expor-
taciones bolivianas en 1995 eran Estados Unidos y la Unión Europea, que
porcentualmente representaron en su estructura de participación un 27.2%
y 26.8% respectivamente, sobre el total de las exportaciones. En tanto que,
pasados los 13 años, el destino de los productos cambió de dirección hacia
el mercado del mercosur que prácticamente representa más del 50% del
total exportado. En menor preponderancia están los mercados de la can
y Estados Unidos.
En cuanto al dinamismo, las exportaciones al mercosur son las que
han crecido sustancialmente en 290%, a la UE 118.3%, a Estados Unidos
72.1% y a Chile 54.5%. Contrariamente, el destino de las mercancías a
la can, ha disminuido en 5.3% en la gestión de 2006, situación que está
explicada por la fragmentación de la can, que ha tenido implicaciones
negativas al comercio intraregional.
Por lo que se llega a concluir que el aprovechamiento de las preferen-
cias arancelarias por parte de Bolivia es muy poco o casi nada. Así, con el
mercosur, sin considerar las exportaciones de gas a Argentina y Brasil,
la balanza comercial resulta deficitaria. Las importaciones que se realizan
de este mercado corresponden a los bienes agrícolas y agroindustriales,
calzados, textiles, entre otros, que muchas veces desplazan a la producción
nacional del mercado interno, ya que existe un número significativo de las
mype’s dedicadas precisamente a la actividad de producción de artículos y
prendas de vestir. Por otro lado, los sectores rurales se ven limitados a la
soberanía y seguridad alimentaria y nutricional. Además, impiden las posi-
bilidades de industrialización y el desarrollo de la cadena agroalimentaria
del mercado interno, a partir de la pequeña y mediana producción con
políticas y estrategias sostenibles de producción, distribución y consumo
de alimentos para toda la población.
Igualmente, con la Comunidad Andina se tiene la alta dependencia
de las ventajas institucionales para poder exportar oleaginosas, no en base
a la mayor competitividad, sino a las ventajas que ofrece el Arancel Ex-
terno Común (Protección) y el libre comercio para Bolivia. Las ventajas
preferenciales nacionales en la can tienden a diluirse con el surgimiento
de la Comunidad Sudamericana de Naciones (csn) y las negociaciones

196
situación y perspectivas para bolivia

de Colombia y Perú con ee.uu. para implementar el tlc, que ha tenido


consecuencias muy negativas en la región.
El país tiene muchos mercados para vender con arancel cero, pero no
se tiene que vender (insuficiente oferta exportable), porque no se desarrolló
la producción transable con valor agregado debido a la falta de políticas de
expansión de la productividad y competitividad sistémica.
Por otra parte, se dice que la integración promueve no solamente
aspectos económicos y comerciales sino políticos, sociales, culturales y tec-
nológicos entre los miembros. La experiencia nos indica que los acuerdos
de integración, si bien han promovido aspectos comerciales, han resultado
insuficientes para reactivar eficazmente el aparato productivo y el desarrollo
económico y social. Vale decir, que no resulta suficiente para resolver los
problemas sociales que todavía subsisten en el país. No hay que olvidar
que el 14.4% de la población en Bolivia vive con menos de 1 dólar por día,
mientras que un 34.3% lo hace con 2 dólares diarios.15
Cabe señalar, según el último Informe del Estado de la Población
Mundial 2007, que en la actualidad la pobreza ya no está en el área rural
sino en las áreas urbanas. En nuestro caso, eso equivale a referirse a 3.1
millones de bolivianos en las ciudades y 2.7 millones en el área rural. La
tasa de crecimiento en las ciudades bolivianas es de 4% anual, cuando el
promedio latinoamericano es de 2.4%. Como consecuencia, las oportuni-
dades de sus derechos (buena alimentación, vivienda, vida digna y trabajo
digno, etc.) ya no son los mismos.16
El potenciamiento del aparato productivo, la industrialización de
nuestros recursos naturales, el desarrollo de la infraestructura integradora
y el fortalecimiento y universalización de los servicios públicos deben ser
prioritarios en los acuerdos de asociación, con miras a la construcción de
una integración equilibrada y la consolidación de una agenda de integración
social y productiva.

15 Revista Nueva Crónica, La Paz, octubre 11 de 2007, pp. 9.


16 En Bolivia el 37.7% no tiene acceso a agua potable por cañería, de los cuales el 70.4% se
encuentran en el área rural y 17.1% están ubicadas en el área urbana. Asimismo, el 36.7%
de la población no tiene servicio sanitario, de ellos el 66.9% en área rural y 17.6% en área
urbana (INE, 2007).

197
umbrales

El acceso real a mercados debe ser a partir de la eliminación de las


barreras no arancelarias y las normas técnicas y fitosanitarias restrictivas
que no se ajustan a las reales posibilidades de un justo intercambio co-
mercial.
Los beneficios de la integración derivan principalmente del aumento
de los niveles de ingreso y de empleo que se generan del crecimiento eco-
nómico, y esto resultará de la expansión del comercio, la productividad y
de los elementos estructurales de cada región y local. Entonces, las venta-
jas para cada país miembro estarán en la medida de su participación en el
crecimiento “industrial” provocado por la integración. Las consecuencias
en las desigualdades nacionales en los efectos de la integración, resultantes
de la participación “desproporcional” de los países miembros en los costos
y beneficios del proceso, se condensan en las llamadas “crisis” de distri-
bución por las que han atravesado o atraviesan los diferentes procesos de
integración, especialmente en la región Latinoamericana.

La “dinámica estancada” del patrón comercial en Bolivia

En los últimos cuatro años, Bolivia exhibió una de las mayores tasas de
crecimiento del comercio de mercancías, tanto en términos de volumen
como de valor. Entre los años 2000 y 2006 el promedio anual de las
exportaciones de bienes creció un 24.2% en volumen y 21.9% en valor.
Estas tasas sólo fueron superadas por China y por el país más dinámico de
la región, como es el Perú que incrementó sus ventas externas en 22.1%.
Contrariamente, las importaciones crecieron a tasas muy bajas de 2.3%
en volumen y 5.7% en valor, cifras considerablemente menores a las de
otros países de la región.
Como se aprecia en el Gráfico Nº 1, tanto el dinamismo de las expor-
taciones como el de las importaciones superaron por un margen conside-
rable al crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB), que registró, por
el contrario, un avance moderado. En efecto, en el período 2000 y 2006,
el producto aumentó a una tasa media anual de 3.2%, es decir, un séptimo
de la expansión de las exportaciones y casi un medio del crecimiento de las
importaciones.

198
situación y perspectivas para bolivia

Gráfico Nº 1
Dinamismo del comercio respecto al producto
(En porcentajes)
50.0
43.9

40.0 35.1
29.2
30.0
24.1
21.9 19.9
20.0
11.6
7.2
10.0 5.0 4.0 4.6
2.5 1.6 2.7 4.2
1.7
0.0
2.5
-3.7
-10.0 -8.3 -7.6
-15.4
-20.0
2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006

Exportación Importación PIB

Fuente: Elaboración con datos oficiales del INE, 2007

Debido a esta dispar evolución, el coeficiente de las exportaciones res-


pecto del producto aumentó en forma más acelerada todavía, ascendiendo
hasta alcanzar un promedio de 24.7% en los últimos siete años, mientras
que el coeficiente de importaciones se elevó en similar situación, llegando
a 23.6% entre 2000 y 2006. Este valor de las exportaciones contrasta con
el de los años noventa, cuando la participación de las exportaciones en
la economía oscilaba en torno del 16% en promedio. La brecha entre el
desempeño de las exportaciones y de las importaciones ha provocado la
acumulación de crecientes déficit comerciales en la década del noventa.
Teniendo como resultado en promedio un déficit en la cuenta corriente en
alrededor del 5% del pib, entre los años 1990 y 2000.
Aparentemente, en economías con mercados interiores pequeños, las
exportaciones suelen ser el motor principal del crecimiento del pib. Este no
ha sido el caso para Bolivia, donde el crecimiento rápido de las exportaciones
no siempre se ha traducido en un alto crecimiento del pib, es decir cuando
las exportaciones crecían rápidamente el pib creció muy lentamente.
Empero, en el caso boliviano, en general las exportaciones han seguido
un patrón propio del llamado modelo primario exportador. En efecto, este

199
umbrales

modelo ha caracterizado a la exportación nacional prácticamente a lo largo


de toda la historia boliviana.17
Más allá del trato actual por razones de calentamiento de la economía
internacional, que demanda materias primas desde Bolivia a mejores precios,
la oferta exportable sencillamente está concentrada en productos extrac-
tivos que representan cerca del 80%, tal como se muestra en la siguiente
estructura de exportación.
Cuadro Nº 4
Principales productos de exportación, 2000-2006
(En miles de dólares americanos)

Productos 2000 Part. (%) Productos 2006(p) Part. (%)


Total General 1,246,276 100.0   4,079,857 100.0
Minerales de zinc 170,589 13.7 Gas natural 1,669,103 40.9
Tortas de soya 141,713 11.4 Mineral de zinc 548,427 13.4
Gas natural 120,541 9.7 Petróleo crudo 344,759 8.5
Oro en bruto 87,816 7.0 Torta de soya 211,446 5.2
Estaño sin alear 65,775 5.3 Minerales de plata 163,560 4.0
Minerales de plata 65,111 5.2 Oro en bruto 125,884 3.1
Aceite de soya 58,117 4.7 Estaño sin alear 116,505 2.9
Soya en grano 46,359 3.7 Aceite de soya 100,526 2.5
Artículos de joyería 45,588 3.7 Artículos de joyería 73,170 1.8
Harina de soya 40,414 3.2 Nueces de Brasil 70,068 1.7
Petróleo crudo 36,426 2.9 Aceites de girasol 29,431 0.7
Nueces del Brasil 33,951 2.7 Mineral de estaño 27,918 0.7
Preparaciones alimenticias 24,230 1.9 Alcohol etílico 20,211 0.5
Puertas de madera 13,506 1.1 Madera aserrada 19,758 0.5
Fuel oils 13,156 1.1 Harina de soya 19,729 0.5
Aceites de soya refinados 12,467 1.0 Fuel oils 19,390 0.5
Cueros y pieles de bovino 12,207 1.0 Cueros y pieles de bovino 18,432 0.5
Café sin tostar 10,337 0.8 Aceites de soya refinados 18,255 0.4
Minerales de estaño 10,293 0.8 Gasolinas 17,786 0.4
Maderas aserradas 9,691 0.8 Puertas de madera 17,196 0.4
Otros productos 227,988 18.3 Otros productos 448,303 11.0

Fuente: Elaboración con datos oficiales del INE, 2007.


(p) Cifras preliminares

17 Plata en la colonia; guano y salitre durante la guerra del Pacífico, estaño durante el desarrollo
capitalista, y ahora gas natural, soya y derivados (que prácticamente son productos con muy
bajo grado de transformación).

200
situación y perspectivas para bolivia

De acuerdo a datos oficiales del ine, los principales productos de ex-


portación para el 2000 fueron mineral de zinc, torta de soya y gas natural;
pasados los siete años, los principales productos de exportación prácticamen-
te siguen siendo los mismos, tal como se puede ver en Cuadro N° 4, donde
los 20 principales productos continúan sin variar. Entonces, la pregunta es
de qué boom de exportación se habla.
Sin embargo, muchos de los analistas continuaron indicando que el país
está mejor que nunca en términos de Reservas Internacionales y situación
fiscal agregada, incluso manifiestan diciendo que sigue en vigencia la tesis
planteada en 1985 por Dr. Paz Estenssoro a tiempo de implementar el
modelo neoliberal cuando lanzó la consigna de “exportar o morir”.
Pese a la consigna, la especialización exportadora sigue siendo centrada
fundamentalmente en productos primarios y materias primas, que son pro-
ductos homogéneos (commodities) basados en procesamientos muy simples
con poca agregación de valor.
Por otra parte, más problemático aún es el hecho de que existen muy
pocas empresas exportadoras y a su vez exportan montos muy pequeños
y algunos con mucha volatilidad a lo largo del tiempo, además a pocos
mercados, reflejándose en el cuadro N° 5, la alta concentración de expor-
taciones no sólo por productos sino también por mercados de destino. Tal
es el caso, que en la gestión 2006, el 64% de las ventas tienen su destino
en los marcados del mercosur y de la can, y este monto de valor llegó
a exportar solamente el 20% del total de las empresas.
Todo ello son señales de la escasa integración del sector exportador
con el resto de la actividad económica y, además, de una visión ausente a
largo plazo del sector.

201
umbrales

Cuadro Nº 5
Número de empresas exportadoras a la región, 2000-2006

Países 2000 2006(p)


  Nº de Valor Part. (%) Nº de Valor Part. (%)
Empresas Empresas
Argentina 139 29,219 4.9 149 370,430 14.3
Brasil 80 158,668 26.5 123 1,561,853 60.4
Chile 128 25,760 4.3 196 6,017 0.2
Colombia 43 195,646 32.7 51 154,982 6.0
Cuba 3 25 0.0 0 0 0.0
Ecuador 29 4,713 0.8 29 10,651 0.4
México 39 6,353 1.1 102 20,657 0.8
Paraguay 33 2,080 0.3 44 28,242 1.1
Perú 175 57,438 9.6 209 231,926 9.0
Uruguay 30 69,203 11.6 24 1,216 0.0
Venezuela 21 49,853 8.3 27 199,880 7.7
Total ALADI 720 598,957 48.1 954 2,585,855 63.4
TOTAL GENERAL 1,666 1,246,276 100 2,549 4,079,857 100

Fuente: Elaboración con datos oficiales del INE, 2007.


(p) Cifras preliminares

Las empresas exportadoras resaltan por lo general de la producción del


llamado sector formal consistente en empresas medianas o grandes, dada
la magnitud de la actividad económica en Bolivia, desarticuladas del resto
de la economía, es decir, del llamado sector de las mype’s de pequeños
productores y asociaciones, campesinos y artesanos. Esa desarticulación
no permite un desarrollo articulado y armónico entre los diversos sectores
económicos y regiones del país.
En este sentido, es fundamental la industrialización nacional del de-
sarrollo y fortalecimiento del mercado interno, el logro de la soberanía
productiva y la seguridad alimentaria, son aspectos que están contemplados
en el actual Plan Nacional de Desarrollo del gobierno, que parten por su-
perar el modelo primario exportador de la década de los ochenta, a partir
de formas de acuerdos de negociación y de un cambio en las relaciones
económicas de Bolivia con el exterior.

202
situación y perspectivas para bolivia

A manera de conclusiones
América Latina después de casi cinco décadas no ha profundizado su
propósito de integración. Sin embargo, desde el principio se había con-
siderado buscar una integración económica más profunda, desde abajo y
multidimensional, representada en fases de Mercado Común; razón por la
cual es necesario reconsiderar tales propósitos, teniendo en cuenta la actual
coyuntura integracionista propensa a un relacionamiento sudamericano.
Bajo el modelo de regionalismo abierto y globalización, Bolivia es uno
de los países más abiertos de América Latina. Sin embargo, ello ha implicado
riesgos y menos oportunidades para los sectores que concentran la mayor
parte de la fuerza de trabajo; además, las posibilidades de industrialización
a partir de la pequeña y mediana producción se han visto imposibilitadas
debido a los nuevos desafíos más exigentes y de mayor competencia del
mercado. Así en el mercosur algunos sectores productivos de bienes agrí-
colas y agroindustriales muchas veces fueron desplazados por la producción
industrial y los sectores formales exportadores como empresas medianas o
grandes no tienen la suficiente capacidad de articular a los demás sectores
productivos. Entonces, las ventajas para el país estarán en la medida de
potenciar el aparato productivo y el crecimiento industrial.
Hemos llamado el estancamiento de la relación comercial de Bolivia,
pero en sentido cortoplacista. Nótese que incluso antes de la existencia
de Bolivia el territorio se ha articulado con la economía internacional a
partir de la extracción y explotación de las materias primas abundantes en
el territorio.
En efecto, durante la Colonia la razón de ser del territorio en torno a
la audiencia de Charcas fue la explotación de la plata en Potosí; ya en la era
republicana apareció el estaño y actualmente puede verse que las exporta-
ciones de Bolivia se basan en la extracción de recursos naturales como son
los hidrocarburos (Gas Natural) o productos agroindustriales como la soya,
la madera, el café, el algodón, que se exportan en calidad de bienes básicos
para ser transformados en bienes finales fuera del país.
Las políticas y estrategias en el actual Plan Nacional de Desarrollo
(pnd) del gobierno dan lugar a un cambio en las relaciones económicas

203
umbrales

internacionales priorizando el desarrollo nacional (productivo y social) a


partir de la industrialización y el fortalecimiento del mercado interno para
generar la complementariedad y necesidades de un desarrollo productivo
recíproco y solidario con otros países; asimismo, el logro de la soberanía
productiva y la seguridad alimentaria a objeto de reducir la pobreza y elimi-
nar la exclusión social acentuada tanto con el modelo primario exportador
como con la actual globalización capitalista.
Finalmente, el nuevo modelo de integración sudamericana debe
considerar elementos rectores de un conjunto de principios básicos de la
relaciones internacionales como: solidaridad y cooperación, soberanía y
auto determinación, democracia y pluralismo, promoción del desarrollo
sostenible y la paz para resolver conflictos entre países. Se conciben estos
elementos como pilares para estructurar espacios políticos, económicos,
de infraestructura, humanos y sociales, que aplicados conjuntamente dan
forma a un verdadero proceso de integración.

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