ENSAYO

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JAIRO ARLEY MUÑOZ CEDEÑO

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América latina, una mirada a sus procesos de integración

Introducción
Luego de casi sesenta años de esfuerzos de incorporación en Latinoamérica, los
adelantos todavía son limitados. La peculiaridad del territorio es que no existe un
conjunto sólido e intenso, y con un jefe que tenga como fin conseguir una
incorporación plena, real y positiva. Esto previene la consolidación de un conjunto
de unión profundo debido a que todos poseen intereses diferentes.
Tras la libertad de la localidad europea, los nuevos estados latinoamericanos
buscaron la alianza de sus pueblos para confrontar cualquier ataque externo y
aspiraron a la incorporación en el campo comercial, convencidos de que era el
medio más correcto para poder hacer el desarrollo. De esta forma, los procesos de
incorporación en Latinoamérica inician una extensa y lamentable trayectoria. Sin
pretender ser comparable, cabe señalar que el proceso de adhesión más famoso
de todo el mundo, la Alianza Europea, la UE, se empezó casi en paralelo al de
Latinoamérica. Si bien hablamos de 2 realidades del todo diversas, conviene
resaltar varias propiedades de su evolución y desarrollo y tenerlas presente, más
todavía si se estima que los procesos de adhesión en Latinoamérica se refieren a
ellas.
Teniendo presente los flagelos de la región y lo cual se ha considerado sobre el
papel de la adhesión en la "solución de los inconvenientes" que afligen a
Latinoamérica, cabe preguntarse: ¿quién desea integrarse? ¿El proceso de unión
permite la vida de diferentes conjuntos de adhesión subregional?, ¿El aspecto
económico es suficiente para poder hacer la adhesión ?, ¿existe cualquier
componente externo que impida el fortalecimiento de dichos procesos ?, ¿el
mecanismo adoptado es efectivo y eficiente ?, ¿y cuál es el futuro ?, ¿del proceso
de integración?

Este escrito intentará examinar las causas del fracaso del proceso de unión en
Latinoamérica. Después, señalará varias peculiaridades del proceso de
incorporación y después analizará los probables inconvenientes e indicará su
visión de futuro. De forma tangencial, se dirán ciertos puntos del proceso de unión
en el continente europeo, considerándolo fundamental dado su triunfo.
Antecedentes
Simón Bolívar convocó a los diversos estados a una junta de las repúblicas
hispanoamericanas para plantear la construcción de una Confederación de
naciones hispanoamericanas. La finalidad era sentar las bases de la
confederación hispanoamericana y llegar a un convenio de custodia y protección
recíproca. Se aprobó un Tratado de Liga, Confederación y Alianza Perpetua, cuyo
objetivo era la construcción de un acuerdo para proteger la autonomía de todas las
repúblicas de América ante cualquier dominación o amenaza extranjera. Este
tratado manifestó la solidaridad de los países signatarios y concedió la ciudadanía
común a los miembros de los países contratantes. Ya en aquel instante había
interés en un tratado particular que otorgara a sus miembros ventajas especiales
en el negocio. México planteó al Congreso una cláusula para que los países
hispanoamericanos se otorguen ventajas especiales en su negocio, la cual fue
pospuesta para una siguiente junta.
Desafortunadamente, la iniciativa de Simón Bolívar no ganó pese a la buena
voluntad, debido a que las rivalidades y las peleas por el liderazgo en los nuevos
estados hicieron que el sueño de alianza se transformara en desunión, tanto como
para no ratificar el Tratado.

Tras la derrota de la iniciativa bolivariana, en 1888 Grover Cleveland, mandatario


de USA, para robustecer las interrelaciones entre las naciones del conjunto de
naciones y conseguir el desarrollo económico con libre comercio, convocó a las
repúblicas latinoamericanas a una I Conferencia Mundial de Estados americanos.
Que inicio en abril de 1891 en Washington y finalizó con la construcción de la
"Alianza Mundial de Repúblicas Americanas". Sin lugar a dudas, las naciones de
América del Norte y del Sur constantemente han mostrado un gran interés por la
incorporación regional. No obstante, conseguir plenamente este objetivo es una
labor pendiente.

Algunos procesos de integración en América latina


o Agrupación Latinoamericana de Libre comercio (ALALC)

La Agrupación Latinoamericana de Libre comercio (ALALC) ha sido implantada en


1960 por el Tratado de Montevideo por Argentina, Brasil, Chile, México, Paraguay,
Perú y Uruguay, uniéndose después a Colombia, Ecuador, Venezuela y Bolivia.
Para ellos, la extensión de los mercados nacionales y la supresión de barreras al
Negocio intrarregional conforman una condición necesaria para que aceleren su
proceso de desarrollo económico y un mejor grado de vida para sus pueblos. En
este proceso de integración se concibe que el desarrollo económico se consigue
por medio de la explotación de los componentes productivos accesibles y con la
máxima coordinación de los planes de desarrollo de los diversos sectores
productivos, teniendo presente los intereses de cada uno. Para ALALC, el
fortalecimiento de las economías nacionales ayudará a aumentar el negocio entre
territorios y con lo demás de todo el mundo.

En este entorno, este Tratado instituye una Región de Libre comercio (ZLC) y
tiene la finalidad de mejorar la ZLC en un plazo no superior a doce años, a partir
del ingreso en vigencia, o la supresión de impuestos y limitaciones de cualquier
orden que perjudicara la importación de productos de la región de cualquier parte
contratante. Destaca que cualquier acción destinada a conseguir dichos fines
debería considerar los compromisos derivados de las herramientas de todo el
mundo que regulan su negocio.
Desafortunadamente, ALALC no tuvo el triunfo deseado, además por la carencia
de coordinación y acuerdo nacional y regional gracias a las controversias de sus
miembros.

o Agrupación Latinoamericana para la Incorporación (ALADI)

La Agrupación Latinoamericana para la Incorporación (ALADI) fue Originada en


1980, con el Tratado de Montevideo, por los mismos estados que conformaron el
ALALC, más Cuba. Buscaba seguir con el proceso de incorporación orientado a
impulsar el desarrollo económico y social, armónico y equilibrado del territorio. Las
normas y mecanismos del Tratado y los que en él establezcan las naciones
miembros van a tener como fin el desarrollo de la promoción y regulación de los
intercambios recíprocos, la adhesión económica y el desarrollo de actividades de
cooperación económica que contribuyan a la extensión de los mercados.

Para el cumplimiento de sus funcionalidades, las naciones miembros


establecieron un área de preferencias económicas, consistente en una preferencia
arancelaria regional, convenios de alcance regional y convenios de alcance
parcial. Cataloga a las naciones miembros según su desarrollo económico, en
territorios de menor desarrollo económico, territorios de desarrollo intermedio y
territorios de elevado desarrollo económico, con el propósito de ofrecer un trato
diferenciado; Toma presente principios como el pluralismo, con base en la
voluntad de las naciones miembros para su incorporación, por arriba de la
variedad que logre existir en materia económica y política; la convergencia
paulatina de convenios parciales, por medio de negociaciones periódicas entre las
naciones miembros, fundamentadas en la constitución del mercado común
latinoamericano; la flexibilidad para permitir la festividad de convenios parciales; y
el inicio múltiple, para permitir diferentes maneras de consulta entre las naciones
miembros, según las metas y funcionalidades del proceso de adhesión.

Pese a su extensa trayectoria en la consecución de un mercado común,


desafortunadamente, casi 3 décadas luego, aún no hay resultados de una
verdadera adhesión en la zona que abarque no solo el entorno económico, sino
además el político, social y cultural.

Características de integración en la región latinoamericana


Varios proyectos de adhesión surgieron en Latinoamérica en el siglo XX y además
ha habido varios fracasos, debido a que ninguno ha logrado plenamente sus fines
a grado regional o extrarregional. Los procesos de adhesión en Latinoamérica
nacen sobre la base de los intercambios comerciales y el aumento económico,
cuyo objetivo es el establecimiento paulatino y progresivo de un profundo mercado
común latinoamericano.
Todos los conjuntos subregionales concuerdan en que la extensión de los
mercados nacionales y la supresión de obstáculos regionales al ingreso
intracomercial, por medio de adhesión, son medios necesarios para que las
naciones mejoren su proceso de desarrollo económico y el grado de vida de sus
pueblos. De esta forma, la unión constituye una condición elemental para agilizar
sus procesos económicos con justicia social. Aun cuando Chile es solo un estado
integrante de ALADI e integrante fundador del CSN, se limita a ser integrante
asociado del MERCOSUR y la peor, cuya colaboración en los mecanismos de
incorporación latinoamericana ha sido primordialmente en el campo político, como
ha sido la situación de MERCOSUR.

En varios casos hay una duplicación de esfuerzos a causa de Estados que son
parte de bastante más de un conjunto de adhesión subregional; teniendo presente
que todos poseen el mismo objetivo: conseguir un mercado común en la zona.
Entre los Tratados de todo el mundo con los que se establecen, existe la falta de
prohibición o limitación para que un Estado participe en bastante más de un
conjunto de unión subregional.
Barreras en la consolidación de los procesos de integración
El marco legal en el cual se generan los procesos de adhesión son los Tratados,
comprendidos como un convenio entre territorios con un objetivo específico, del
cual emergen derechos y deberes. Este podría ser uno de los inconvenientes,
debido a que los tratados, al ser aparatos que no prevén sanciones por
incumplimiento, aun cuando llenos de buenas intenciones, no son respetados.
Todos los tratados conforman convenios políticos relevantes, pero si no existe un
compromiso real y efectivo de parte de los gobiernos, no es más que un convenio
de intenciones que sirve para silenciar las conciencias y saciar las "necesidades"
de la sociedad.

Es un inicio importante del derecho universal identificado en la Convención de


Viena sobre el derecho de los tratados, "todo tratado en vigor es vinculante para
las piezas y debería ser respetado por ellas de buena fe” (art. 33) Otro aspecto a
tener en cuenta es la carencia de goles. Es visible la buena voluntad de los
estados latinoamericanos para arrojar nuevos proyectos de unión subregional, sin
embargo, existe la carencia de fines claros, la carencia de compromiso y la
carencia de seriedad al respecto. Algunas veces son parte de un conjunto y la
legislación, las finalidades y las metas del conjunto subregional no se combinan.
No está conforme el libre comercio, sin embargo, es parte del plan.
Los Tratados resultan muy permisivos con en interacción a la acusación de un
Estado al conjunto al que pertenece, debido a que posibilita retirarse en cualquier
instante sin más grande justificación. En ese sentido, los procesos de adhesión
fracasan por la heterogeneidad de los enfoques de los diferentes Estados
referente a prioridades e intereses.

Vender a los gobernados una imagen de compromiso y custodia de sus derechos


es pan de todos los días y, simultáneamente, convencerlos de que la relación con
el planeta exterior traerá secuelas nefastas. En los últimos años han aparecido
"salvadores de pueblos" en diversos territorios que, en vez de buscar su adhesión,
buscan dividirlos alimentando los resentimientos del pasado. En este entorno y
bajo el auspicio estadounidense, la Sociedad de Libre comercio de las Américas
(ALCA) ha surgido de iniciativas de integración, sin dejar de firmar Tratados de
Libre comercio (TLC) bilaterales.

A mencionar verdad, casi ningún territorio latinoamericano es capaz de mencionar


"no" a un relámpago de esperanza para mejorar su situación económica,
opacando el interés por los procesos de unión. Otros, como Hugo Chávez y Raúl
Castro, se levantan, abordando y dando como solución la formación de otro
conjunto subregional contra el ALCA, la Opción Bolivariana para las Américas
(ALBA), además conformada por Bolivia, y al que se juntó a Ecuador y Nicaragua.
Incluye ambos territorios más pobres de Latinoamérica. Parece que hace un largo
tiempo que el ALBA ha podido juntar a todos las naciones de Latinoamérica.

Perspectiva de los procesos de integración en la región

Frente a los múltiples componentes endógenos y / o exógenos que inciden en los


procesos de adhesión en Latinoamérica, puede decirse en el corto y mediano
plazo no parece viable una incorporación sólida según con los requerimientos
internos y externos de un mundo globalizado. Apostar por un conjunto de adhesión
regional que englobe al más grande número de estados, con un modelo de
desarrollo exclusivo y metas claras, podría generar superiores resultados. En este
sentido, el compromiso con el CSN o UNASUR es más alentador, cuenta con los
recursos humanos y materiales suficientes para realizar el plan de unión y
conseguir su consolidación, de forma que logre saciar las necesidades de un
mundo globalizado y mejorar el estándar.

Sin el liderazgo de uno o más estados, el proceso de incorporación en


Latinoamérica seguirá atravesando los mismos problemas que ha tenido hasta el
momento. Es preciso un compromiso pragmático y prioritario de todos los estados
contratantes para realizar el plan de incorporación. En las interacciones externas,
las inestabilidades e incertidumbres legales retrasarán la festividad de convenios
que sean genuinamente convenientes para Latinoamérica. Lo primordial, por
consiguiente, podría ser consolidar el bloque latinoamericano por medio de la
incorporación política, social, cultural, científica y tecnológica y después su
interacción con el planeta exterior como bloque. En un mundo tan globalizado es
casi imposible conseguir cierto aumento y desarrollo como un territorio "aislado"
del resto de todo el mundo.
Conclusiones
El deseo de integración en América Latina se remonta a mediados del siglo XX,
con el nacimiento de la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio, ALALC.
Desde entonces, han surgido muchos grupos subregionales, adoptando varios
nombres como si el éxito dependiera del cambio de nombre. Dadas las
perspectivas, es difícil lograr una verdadera integración de América Latina a nivel
de la Unión Europea en el corto y mediano plazo.

Además de la puesta en común de intereses y valores, es fundamental el


compromiso real y efectivo de los gobiernos y el protagonismo que los pueblos
deben asumir en este proceso. Es importante tener una estructura institucional
sólida y la existencia de objetivos claros que surjan del consenso. Si se desea una
verdadera integración, se debe ceder al objetivo y dejar los intereses privados en
un segundo plano. De lo contrario, se seguirá invirtiendo tiempo y dinero en
aspectos que no contribuyen a consolidar la integración.
Bibliografía
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