Acto Penitencial para Confesiones

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PROVINCIA FRANCISCANA DE LA SANTA FE

COLEGIO FRANCISCANO FRAY DAMIÁN GONZÁLEZ


ACTO PENITENCIAL

MONICIÓN DE ENTRADA
Apreciados estudiantes:
Estamos caminando, a lo largo de esta Cuaresma, hacia Dios que es la fuente de
la misericordia, por medio de su Hijo Jesucristo. Hoy queremos darle gracias al
Señor por la oportunidad de conversión que nos ofrece, reconocer y arrepentirnos
de nuestro pecado, que nos distancia de Él y de los hermanos.
Con sincero corazón vivamos este momento tan importante para pedir a Dios por
nuestros pecados.

1. RITOS INICIALES
Saludo
C:/ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
El pueblo responde:
R:/ Amén.
El sacerdote, extendiendo las manos, saluda con una de las fórmulas siguientes:
Tiempo de Cuaresma:
C:/ La gracia y el amor de Jesucristo, que nos llama a la conversión, estén con
todos ustedes.
El pueblo responde con una de las siguientes fórmulas:
R:/ Y con tu espíritu.

2. LITURGIA PENITENCIAL
A continuación comienza la Liturgia Penitencial, momento propicio para la preparación de
aquellos estudiantes que se acercarán al Sacramento de la Reconciliación:

C:/ Apreciados estudiantes:


En la primera Carta de Juan se nos dice: “Si decimos que no tenemos pecado, nos
engañamos a nosotros mismos y no hay verdad en nosotros; pero si confesamos
nuestros pecados, podemos confiar en que Dios, que es justo, nos perdonará
nuestros pecados” (1Jn 1, 8-9). Precisamente para ello, el Señor Jesucristo nos ha
dejado el Sacramento de la Reconciliación. Para recibirlo fructuosamente son
necesarias tres cosas: que nos reconozcamos pecadores, arrepintiéndonos de
nuestros pecados y comprometiéndonos a no volver a pecar; que confesemos
nuestras faltas y nos acojamos confiadamente a la misericordia de Dios;
finalmente, que recibamos la absolución. Invitamos a que se acerquen al
sacramento todos los que, arrepentidos de sus pecados, estén dispuestos a
reconocerse pecadores.

En un momento de silencio, recordemos en que hemos fallado a Dios y después


de cada aclamación decimos juntos: (La respuesta puede ser cantada).

PERDÓNANOS SEÑOR

1. Perdón, Señor, por las veces en que hemos ofendido a las personas que nos
rodean y las hemos lastimado con nuestras malas actitudes. R/. PERDÓNANOS
SEÑOR.
2. Perdón, Señor, por dejarnos guiar por nuestros propios intereses, algunas
veces egoístas; por nuestras actitudes competitivas que nos llevan a alejar a otros
que pueden necesitar de nuestra ayuda. R/. PERDÓNANOS SEÑOR.
3. Perdón, Señor, por nuestros juicios y prejuicios en contra de las personas, que
nos llevan a cerrar el corazón al amor, a la comprensión y a la solidaridad con los
que pueden necesitar de nosotros. R/. PERDÓNANOS SEÑOR.
4. Perdón, Señor, por las veces que no te hemos amado, reflejado en nuestra
desobediencia, irrespeto frente a los demás y falta de compromiso con nuestras
familias, profesores, amigos, incluso con nosotros mismos. R/. PERDÓNANOS
SEÑOR.
5. Perdón, Señor, por los momentos en que hemos dejado de confiar en ti y no
creer en tu resurrección como muestra de salvación, sino que preferimos hacer
todo aquello que nos aleja de tu voluntad, tus mandatos y principalmente el amor
al prójimo y la creación. R/. PERDÓNANOS SEÑOR.
6. Perdón, Señor, por contaminar y malgastar el agua a causa de nuestra
negligencia y egoísmo, que llevan a que muchas personas no la puedan consumir
en distintos lugares del mundo y los animales mueran en el mar y los ríos por
sequedad a causa del calentamiento global. R/. PERDÓNANOS SEÑOR.
7. Perdón, Señor, por no prestar atención a los llamados que nos hace cada día
nuestra hermana y madre tierra, a causa de la contaminación, la falta de
conciencia por el reciclaje y por arrojar la basura al medio ambiente. R/.
PERDÓNANOS SEÑOR.
ORACIÓN
Oh Dios misericordioso, dador de todo lo bueno, te bendecimos por habernos
dado la vida para compartirla con todas las creaturas. A través de ellas, te
alabamos y te pedimos que continúes derramando tu Santo Espíritu para que
vivamos siempre como Fraternidad Universal, y mediante esta oración nos
concedas el perdón y la paz que provienen de ti. Te lo pedimos por Cristo nuestro
Señor. Amén.

3. LITURGIA DE LA PALABRA
LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS 15, 11-32
Jesús dijo también: Un hombre tenía dos hijos. El menor de ellos dijo a su padre:
"Padre, dame la parte de herencia que me corresponde".
Y el padre les repartió sus bienes. Pocos días después, el hijo menor recogió todo
lo que tenía y se fue a un país lejano, donde malgastó sus bienes en una vida
licenciosa. Ya había gastado todo, cuando sobrevino mucha miseria en aquel país,
y comenzó a sufrir privaciones. Entonces se puso al servicio de uno de los
habitantes de esa región, que lo envió a su campo para cuidar cerdos. Él hubiera
deseado calmar su hambre con las bellotas que comían los cerdos, pero nadie se
las daba.
Entonces recapacitó y dijo: "¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen pan en
abundancia, y yo estoy aquí muriéndome de hambre! Ahora mismo iré a la casa
de mi padre y le diré: Padre, pequé contra el Cielo y contra ti; ya no merezco ser
llamado hijo tuyo, trátame como a uno de tus jornaleros".
Entonces partió y volvió a la casa de su padre. Cuando todavía estaba lejos, su
padre lo vio y se conmovió profundamente; corrió a su encuentro, lo abrazó y lo
besó.
El joven le dijo: "Padre, pequé contra el Cielo y contra ti; no merezco ser llamado
hijo tuyo".
Pero el padre dijo a sus servidores: "Traigan en seguida la mejor ropa y vístanlo,
pónganle un anillo en el dedo y sandalias en los pies. Traigan el ternero
engordado y mátenlo. Comamos y festejemos, porque mi hijo estaba muerto y ha
vuelto a la vida, estaba perdido y fue encontrado".
Y comenzó la fiesta. El hijo mayor estaba en el campo. Al volver, ya cerca de la
casa, oyó la música y los coros que acompañaban la danza. Y llamando a uno de
los sirvientes, le preguntó qué significaba eso.
Él le respondió: "Tu hermano ha regresado, y tu padre hizo matar el ternero
engordado, porque lo ha recobrado sano y salvo".
Él se enojó y no quiso entrar. Su padre salió para rogarle que entrara, pero él le
respondió: "Hace tantos años que te sirvo, sin haber desobedecido jamás ni una
sola de tus órdenes, y nunca me diste un cabrito para hacer una fiesta con mis
amigos. ¡Y ahora que ese hijo tuyo ha vuelto, después de haber gastado tus
bienes con mujeres, haces matar para él el ternero engordado!".
Pero el padre le dijo: "Hijo mío, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo.
Es justo que haya fiesta y alegría, porque tu hermano estaba muerto y ha vuelto a
la vida, estaba perdido y ha sido encontrado".
V/. Palabra del Señor.
R/. Gloria a ti Señor Jesús.

4. REFLEXIÓN

5. ORACIÓN CON EL SALMO 50 (CONFESIÓN DEL PECADOR


ARREPENTIDO)
Después de cada aclamación decimos juntos: (La respuesta puede ser cantada).

MISERICORDIA, DIOS MÍO, POR TU BONDAD

Misericordia, Dios mío, por tu bondad,


por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado.

R/. MISERICORDIA, DIOS MÍO, POR TU BONDAD

Pues yo reconozco mi culpa,


tengo siempre presente mi pecado:
contra ti, contra ti solo pequé,
cometí la maldad que aborreces.

R/. MISERICORDIA, DIOS MÍO, POR TU BONDAD

En la sentencia tendrás razón,


en el juicio resultarás inocente.
Mira, en la culpa nací,
pecador me concibió mi madre.
R/. MISERICORDIA, DIOS MÍO, POR TU BONDAD

Te gusta un corazón sincero,


y en mi interior me inculcas sabiduría.
Rocíame con el hisopo: quedaré limpio;
lávame: quedaré más blanco que la nieve.

R/. MISERICORDIA, DIOS MÍO, POR TU BONDAD

Hazme oír el gozo y la alegría,


que se alegren los huesos quebrantados.
Aparta de mi pecado tu vista,
borra en mí toda culpa.

R/. MISERICORDIA, DIOS MÍO, POR TU BONDAD

¡Oh Dios!, crea en mí un corazón puro,


renuévame por dentro con espíritu firme;
no me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu.

R/. MISERICORDIA, DIOS MÍO, POR TU BONDAD

Devuélveme la alegría de tu salvación,


afiánzame con espíritu generoso:
enseñaré a los malvados tus caminos,
los pecadores volverán a ti.

R/. MISERICORDIA, DIOS MÍO, POR TU BONDAD

Líbrame de la sangre, oh Dios,


Dios, Salvador mío,
y cantará mi lengua tu justicia.
Señor, me abrirás los labios,
y mi boca proclamará tu alabanza.

R/. MISERICORDIA, DIOS MÍO, POR TU BONDAD

Los sacrificios no te satisfacen:


si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.
Mi sacrificio es un espíritu quebrantado;
un corazón quebrantado y humillado,
tú no lo desprecias.

R/. MISERICORDIA, DIOS MÍO, POR TU BONDAD


Señor, por tu bondad, favorece a Sión,
reconstruye las murallas de Jerusalén:
entonces aceptarás los sacrificios rituales,
ofrendas y holocaustos,
sobre tu altar se inmolarán novillos.

R/. MISERICORDIA, DIOS MÍO, POR TU BONDAD

6. BENDICIÓN FINAL

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