Sacramentos
Sacramentos
Sacramentos
Los sacramentos son signos sensibles, visibles y eficaces de la gracia de Dios a través de los
cuales se otorga la vida divina; es decir, ofrecen al creyente el ser hijos de Dios. Los
sacramentos fueron instituidos por Jesucristo para producir gracia en nosotros y santificarnos y
son otorgados por la iglesia. Los sacramentos se administran en distintos momentos de la vida
del cristiano y simbólicamente la abarcan por entero, desde el bautismo (que se suele
administrar a los niños) hasta la unción de los enfermos (que antes del Concilio Vaticano II se
aplicaba sólo a los que estuvieran en peligro de muerte).
Los sacramentos son signos porque representan la gracia que se produce en nosotros. Un
signo es algo que ya conocemos con anterioridad, y que nos sirve de apoyo para conocer otra
cosa.
En los sacramentos, el objeto sensible representa la gracia invisible que Dios concede al alma:
así, en el bautismo, el agua, cuya propiedad principal es lavar o purificar, es signo de la gracia
que purifica el alma del pecado original.
Decimos que son signos sensibles y visibles porque lo perciben nuestros sentidos; por
ejemplo, son cosas que vemos y palabras que oímos. Las cosas que vemos son: el agua en el
bautismo; crisma en la confirmación; el pan y el vino en la Eucaristía, etc. Las palabras que
oímos son sacramentales, es decir, esenciales en el sacramento, como las siguientes: “Yo te
bautizo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo…, etc.”
Los sacramentos son Instituido por Cristo: El Señor Jesucristo dio instrucciones a su iglesia
para ofrecer los siete Sacramentos a sus seguidores. Por ejemplo, su directiva a Sus discípulos
en el Evangelio de Mateo (28/19), “Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas
en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”.
Los sacramentos son dados para producir gracia: La gracia es un don gratuito de Dios de Sí
mismo para darnos poder y control en nuestra vida y en las decisiones que tomamos una vez
que nos hemos comprometido a él con fe.
1- Los Sacramento en la Religión Católica se divide en tres grupos, estos son: Sacramentos de
Iniciación Cristiana, Sacramentos de Sanación y Sacramentos de Servicios.
Bautismo (Nos da el nacimiento a la vida divina: nos hace herederos del cielo)
Confirmación (Fortalece y acrecienta la vida divina: nos convierte en soldados de Cristo)
Eucaristía (Alimenta la vida divina.)
1.2- Sacramentos de Sanación: Constituyen la curación del alma y del cuerpo. Estos
sacramentos son:
2.1- Los sacramentos que expresan el carácter permanente y dejan una marca indeleble en
quien los recibe y por lo tanto solo pueden ser administrados una vez a caca creyente:.
estos son: el Bautismo, la Confirmación, el Matrimonio y el Orden Sacerdotal.
Puede recibir el Bautismo cualquier persona que no esté aún bautizada. En la iglesia
católica, el Bautismo se da tanto a niños como a adultos convertidos que no han sido
antes bautizados válidamente. La Iglesia católica insiste en el bautismo a los niños
puesto que, naciendo con el pecado original, necesitan ser liberados del poder del
maligno y trasladados al reino de la libertad de los hijos de Dios. Por esta razón la iglesia
recomienda a los fieles hacer todo lo posible para evitar que una persona no bautizada
venga a morir en su presencia sin la gracia del Bautismo. Así aunque el sacramento debe
ser administrado por un sacerdote, delante de un enfermo no bautizado cualquier
persona puede y debe bautizarlo siempre que tenga la intención de hacer lo que hace la
Iglesia, éste derrama agua sobre la cabeza del candidato y pronuncia la fórmula trinitaria
bautismal: «Yo te bautizo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo»,
mientras que con el pulgar de la mano derecha, dibuja una cruz en la frente, la boca y el
pecho del enfermo.
El Bautismo perdona el pecado original, todos los pecados personales y todas las
penas debidas al pecado; hace participar de la vida divina trinitaria mediante la gracia
santificante, la gracia de la justificación que incorpora a Cristo y a su Iglesia; hace
participar del sacerdocio de Cristo y constituye el fundamento de la comunión con los
demás cristianos; otorga las virtudes teologales y los dones del Espíritu Santo. El
bautizado pertenece para siempre a Cristo: en efecto, queda marcado con el sello
indeleble de Cristo (carácter).
El Bautismo nos da el nacimiento a la vida divina: nos hace herederos del cielo. Para los
católicos, el sacramento del bautismo es el primer paso en un viaje de por vida de
compromiso y discipulado. Si somos bautizados como infantes o adultos, el bautismo es
la forma de celebrar y promulgar el abrazo de Dios por intermedio de la Iglesia.
Símbolos del Bautismo: En la iglesia católica el sacramento del Bautismo tiene varios
símbolos, pero hay cuatro principales: el agua, el aceite, la túnica blanca y la vela. Cada
uno representa un misterio en la vida de los bautizados.
El agua: Representa el pasaje de la vida pagana a una nueva vida. Ella tiene el
factor de purificación, lavándonos del pecado original.
El aceite: Representa la fortaleza del Espíritu Santo. Antiguamente los
luchadores usaban el aceite antes de las luchas para dejar sus músculos rígidos
y así poder vencer, en la nueva vida adquirida por el Bautismo el aceite tiene la
misma función, revestir al bautizado para las luchas cotidianas contra las
amenazas del maligno.
Túnica blanca: Representa la nueva vida adquirida por el bautismo. Cuando
tomamos baño vestimos con ropa limpia, en el bautismo somos lavados en el
agua y vestidos de una nueva vida.
La vela: Tiene dos significados: el Espíritu Santo y el don de la fe. Por el
bautismo somos revestidos de muchas gracias y la principal es el Espíritu Santo,
pues seremos unidos a Dios como hijos para ser santificados y esta santificación
es realizada a través del Espíritu Santo. La fe es un don fundamental para
nuestra vida, es a través de la fe que reconocemos a Dios y por ella recibimos su
gracia.
El efecto de la Confirmación es la especial efusión del Espíritu Santo, tal como sucedió
en Pentecostés. Esta efusión imprime en el alma un carácter indeleble y otorga un
crecimiento de la gracia bautismal; arraiga más profundamente la filiación divina; une
más fuertemente con Cristo y con su Iglesia; fortalece en el alma los dones del Espíritu
Santo {Los dones del Espíritu Santo son siete (Cf Is 11, 1 – 2) : Sabiduría, Entendimiento,
Consejo, Fortaleza, Ciencia, Piedad y Temor de Dio}; concede una fuerza especial para
dar testimonio de la fe cristiana.
El sacramento de la Confirmación puede y debe recibirlo, una sola vez, aquel que ya
ha sido bautizado. Para recibirlo con fruto hay que estar en gracia de Dios.
Después de reunirse con los Apóstoles en el Cenáculo, Jesús tomó en sus manos el
pan, lo partió y se lo dio, diciendo: «Tomad y comed todos de él, porque esto es mi
Cuerpo que será entregado por vosotros». Después tomó en sus manos el cáliz con el
vino y les dijo: «Tomad y bebed todos de él, porque éste es el cáliz de mi Sangre, Sangre
de la Alianza nueva y eterna, que será derramada por vosotros y por todos los hombres,
para el perdón de los pecados. Haced esto en conmemoración mía».
Los elementos esenciales y necesarios para celebrar la Eucaristía son el pan de trigo y
el vino de vid.
La Iglesia establece que los fieles tienen obligación de participar de la Santa Misa
todos los domingos y fiestas de precepto, y recomienda que se participe también en los
demás días.
La Iglesia recomienda a los fieles que participan de la Santa Misa recibir también, con
las debidas disposiciones, la sagrada Comunión, estableciendo la obligación de hacerlo
al menos en Pascua.
La sagrada Comunión acrecienta nuestra unión con Cristo y con su Iglesia, conserva y
renueva la vida de la gracia, recibida en el Bautismo y la Confirmación y nos hace crecer
en el amor al prójimo. Fortaleciéndonos en la caridad, nos perdona los pecados veniales
y n La sagrada Comunión acrecienta nuestra unión con Cristo y con su Iglesia, conserva y
renueva la vida de la gracia, recibida en el Bautismo y la Confirmación y nos hace crecer
en el amor al prójimo. Fortaleciéndonos en la caridad, nos perdona los pecados veniales
y nos preserva de los pecados mortales para el futuro.
Los elementos esenciales del sacramento de la Reconciliación son dos: los actos que
lleva a cabo el hombre, que se convierte bajo la acción del Espíritu Santo, y la absolución
del sacerdote, que concede el perdón en nombre de Cristo y establece el modo de la
satisfacción.
Todo fiel, que haya llegado al uso de razón, está obligado a confesar sus pecados
graves al menos una vez al año, y de todos modos antes de recibir la sagrada Comunión.
La Iglesia recomienda vivamente la confesión de los pecados veniales aunque no sea
estrictamente necesaria, ya que ayuda a formar una recta conciencia y a luchar contra
las malas inclinaciones, a dejarse curar por Cristo y a progresar en la vida del Espíritu.
Uno de los más rígidos deberes impuestos al sacerdote por la iglesia es el secreto de
la confesión. El sacerdote tiene totalmente prohibido revelar lo que oye de los fieles
durante la Confesión.
Los efectos del sacramento de la Penitencia son: la reconciliación con Dios y, por
tanto, el perdón de los pecados; la reconciliación con la Iglesia; la recuperación del
estado de gracia, si se había perdido; la remisión de la pena eterna merecida a causa de
los pecados mortales y, al menos en parte, de las penas temporales que son
consecuencia del pecado; la paz y la serenidad de conciencia y el consuelo del espíritu;
el aumento de la fuerza espiritual para el combate cristiano.
El sacramento de la Unción de los enfermos sólo puede ser administrado por los
sacerdotes (obispos o presbíteros).
El sacramento de la Unción confiere una gracia particular, que une más íntimamente
al enfermo a la Pasión de Cristo, por su bien y por el de toda la Iglesia, otorgándole
fortaleza, paz, ánimo y también el perdón de los pecados, si el enfermo no ha podido
confesarse. Además, este sacramento concede a veces, si Dios lo quiere, la recuperación
de la salud física. En todo caso, esta Unción prepara al enfermo para pasar a la Casa del
Padre.
El Viático es la Eucaristía recibida por quienes están por dejar esta vida terrena y se
preparan para el paso a la vida eterna. Recibida en el momento del tránsito de este
mundo al Padre, la Comunión del Cuerpo y de la Sangre de Cristo muerto y resucitado,
es semilla de vida eterna y poder de resurrección.
Orden indica un cuerpo eclesial, del que se entra a formar parte mediante una
especial consagración (Ordenación), que, por un don singular del Espíritu Santo, permite
ejercer una potestad sagrada al servicio del Pueblo de Dios en nombre y con la
autoridad de Cristo.
El sacramento del Orden se compone de tres grados, que son insustituibles para la
estructura orgánica de la Iglesia: el episcopado, el presbiterado y el diaconado.
En cada uno de sus tres grados, el sacramento del Orden se confiere mediante la
imposición de las manos sobre la cabeza del ordenando por parte del obispo, quien
pronuncia la solemne oración consagratoria. Con ella, el obispo pide a Dios para el
ordenando una especial efusión del Espíritu Santo y de sus dones, en orden al ejercicio
de su ministerio.
El sacramento del Orden otorga una efusión especial del Espíritu Santo, que configura
con Cristo al ordenado en su triple función de Sacerdote, Profeta y Rey, según los
respectivos grados del sacramento. La ordenación confiere un carácter espiritual
indeleble: por eso no puede repetirse ni conferirse por un tiempo determinado.
La alianza matrimonial, por la que un hombre y una mujer constituyen una íntima
comunidad de vida y de amor, fue fundada y dotada de sus leyes propias por el Creador.
Para los católicos, el sacramento del matrimonio, o el santo matrimonio, es una señal
pública de que uno se entrega totalmente a esta otra persona. También es una
declaración pública acerca de Dios: la unión de amor entre marido y mujer habla de
los valores familiares y también los valores de Dios.
Dios, que es amor y creó al hombre por amor, lo ha llamado a amar. Creando al
hombre y a la mujer, los ha llamado en el Matrimonio a una íntima comunión de vida y
amor entre ellos, «de manera que ya no son dos, sino una sola carne» (Mt 19, 6). Al
bendecirlos, Dios les dijo: «Creced y multiplicaos» (Gn 1, 28).
Jesucristo no sólo restablece el orden original del Matrimonio querido por Dios, sino
que otorga la gracia para vivirlo en su nueva dignidad de sacramento, que es el signo del
amor esponsal hacia la Iglesia: «Maridos, amad a vuestras mujeres como Cristo ama a la
Iglesia» (Ef 5, 25)
Aunque no todos los individuos tienen que recibir cada sacramento la iglesia afirma que para
los creyentes en su conjunto, los sacramentos son necesarios para la salvación como las
modalidades divinamente instituidas por Cristo mismo.
A través de cada uno de ellos, Cristo concede la gracia particular de ese sacramento, como la
incorporación a Cristo y a la iglesia, el perdón de los pecados o la consagración para un servicio
particular.
Por qué bebemos recibir los sacramentos?
Los cristianos católicos recibimos los sacramentos porque hemos sido llamados por
Jesucristo para vivir una vida llena de gracia, una vida divina y totalmente gratuita, que nos
conduzca a la salvación. Cuando yo vivo en gracia la lámpara de mi alma está encendida, brilla
en mí la luz de Cristo; cuando yo vivo en pecado mortal mi lámpara está apagada, vivo yo en
tinieblas. Esta vida de gracia Jesús nos la comunica a través de los siete sacramentos. Si quiero
ser salvado por Cristo, reconciliado con Dios Padre y con los demás, acepto y amo lo que Dios
me propone para mí bien autentico., acepto entonces los sacramentos.
Jesucristo después de su resurrección dejó a su Iglesia su Espíritu que nos purifica y santifica a
través de los sacramentos que son los medios a través de los cuales nos llega la vida de Dios y a
través de los cuales se conserva, se alimenta y se acrecienta la misma vida, hasta llegar a la
plenitud en la Eternidad, Es la manera con la que Cristo nos limpia, nos vivifica, nos alimenta,
nos fortalece, nos sana, nos impulsa, nos envía, nos sostiene.
El Papa nos enseña que "Cuando recibimos los sacramentos recibimos la vida de Jesús,
vivimos la vida divina, nos asemejamos a Jesús. Es Cristo mismo, con su fuerza, mediante el
Espíritu Santo que obra en nosotros esa semejanza." Juan Pablo II a los niños. 22/01/84.
La iglesia católica nos dice que los sacramentos están ordenados a la santificación de los
hombres, a la edificación del Cuerpo de Cristo y, en definitiva, a dar culto a Dios, pero como
signos, también tienen un fin pedagógico. No sólo suponen la fe, sino que a la vez la alimentan,
la robustecen y la expresan por medio de palabras y cosas; por esto se llaman sacramentos de
la fe. Confieren ciertamente la gracia, pero también la celebración prepara perfectamente a los
fieles para recibir con fruto la misma gracia, rendir el culto a Dios y practicar la caridad. Por
consiguiente, es de suma importancia que los fieles comprendan fácilmente los signos
sacramentales y reciban con mayor frecuencia posible aquellos sacramentos que han sido
instituidos para alimentar la vida cristiana. "Sacrosantum Concilium" # 59. Estudia CIC
(Catecismo de la Iglesia) 1122 ss.
Durante los sacramentos se produce nuestro encuentro con Dios. Necesitamos los
Sacramentos para transformar nuestra pequeña vida humana y por medio de Jesús llegar a ser
como Jesús: hijos de Dios en libertad y esplendor. En el Bautismo los hijos perdido de los
hombres se convierten en hijos protegidos de Dios; mediante la Confirmación los débiles se
convierten en fuertes; mediante la Confesión los culpables se convierten en reconciliados;
mediante la Eucaristía los hambrientos se convierten en pan para otros; mediante el
Matrimonio y mediante el Orden sacerdotal los individualistas se convierten en servidores del
amor; mediante la Unción de los enfermos los desesperados se convierten en hombres con
confianza. El sacramento de todos los sacramentos es Cristo mismo. En él podemos dejar la
perdición del egoísmo y entramos en la verdadera vida, que no cesa nunca.
https://porquetengo.com/que-recibir-los-sacramentos-y-para-que-sirven/#forward
http://forosdelavirgen.org/85395/cuales-son-los-7-sacramentos-de-la-iglesia-2
https://www.iglesia.info/sacramento-del-matrimonio/
https://parroquiaicm.wordpress.com/2012/03/12/y-para-que-necesitamos-en-realidad-los-
sacramentos-youcat/
Jesús nos salva comunicándonos su misma vida. El mismo dijo: "Yo he venido para que tengan
vida y la tengan en abundancia". Esa vida por ser divina y totalmente gratuita la llamamos vida
de gracia o vida sobrenatural. Esta vida sobrenatural se me comunica a través de los siete
sacramentos.
El Papa nos enseña: "Cuando recibimos los sacramentos recibimos la vida de Jesús, vivimos la
vida divina, nos asemejamos a Jesús. Es Cristo mismo, con su fuerza, mediante el Espíritu Santo
que obra en nosotros esa semejanza." Juan Pablo II a los niños. 22/01/84.
LA IGLESIA NOS ENSEÑA
Adheridos a las doctrinas de las Santas Escrituras, a las tradiciones apostólicas y al sentimiento
unánime de los Padres, profesamos que "los sacramentos de la Nueva Ley fueron todos
instituidos por nuestro Señor Jesucristo" CIC n.1114 ss.
Los sacramentos están ordenados a la santificación de los hombres, a la edificación del Cuerpo
de Cristo y, en definitiva, a dar culto a Dios, pero como signos, también tienen un fin
pedagógico. No sólo suponen la fe, sino que a la vez la alimentan, la robustecen y la expresan
por medio de palabras y cosas; por esto se llaman sacramentos de la fe. Confieren ciertamente
la gracia, pero también la celebración prepara perfectamente a los fieles para recibir con fruto
la misma gracia, rendir el culto a Dios y practicar la caridad.
¿PORQUÉ 7 SACRAMENTOS?
Porque 7 son las etapas de la vida. Hay una gran semejanza entre las etapas de la vida natural y
las etapas de la vida sobrenatural" Lee: Catecismo de la Iglesia Católica (CIC n. 1210).
En la vida sobrenatural hay que nacer del agua y del espíritu. Lee: Juan 3,5. Nuestra madre la
Iglesia nos engendra por el Bautismo.
En la vida sobrenatural la Confirmación lleva a su desarrollo y hace fructificar esa vida recibida
en el Bautismo. Lee: Juan 15,16.
3. Para vivir es necesario alimentarnos.
En la Eucaristía Cristo, el Pan de Vida, nos nutre con su cuerpo y su sangre. Lee: Lucas 22, 19.
almas (Lee: Mateo 9,12), nos ofrece el sacramento de la Reconciliación para sanar las heridas
del pecado: Lee: CIC n.1421.
En la vida sobrenatural Cristo quiere que los esposos se amen como El ama a su Iglesia (Lee:
Efesios 5,25): para eso instituyó el Matrimonio.
En la vida sobrenatural el Reino de Cristo en este mundo exige una autoridad, unos pastores
que apacienten las ovejas de Cristo, para ello Cristo instituyó el Sacerdocio.
La Unción de los Enfermos nos conforma con la muerte y resurrección de Cristo: Lee: CIC n.
1523.
¿BASTA SÓLO EL BAUTISMO?
En efecto, Cristo dijo: "Quien no nace del agua y del Espíritu no puede entrar en el Reino de
Dios". Juan 3,5. Pero Jesucristo nunca dijo: "Basta tan sólo nacer del agua y del Espíritu para
entrar en el Reino de Dios". Y ¡claro! ¿cómo iba a bastar? Aquél que es la Vida verdadera ¿cómo
nos iba a dar la vida a medias? Si la vida natural tiene siete etapas ¿por qué Cristo iba a hacer la
vida sobrenatural menos perfecta? Algunos cristianos objetan: "Yo no veo los siete sacramentos
en la Biblia, para mí son un invento de la Iglesia Católica".
¡Claro que no los ves! De la misma manera que tú no ves los siete colores del arco iris si no
tienes un prisma. Nosotros sí los vemos porque tenemos un prisma que es la Iglesia. El prisma
no inventa los colores de la luz, simplemente los separa y distingue para que tu ojo los pueda
percibir con claridad y nitidez. Lo mismo la Iglesia, ella no inventa los sacramentos,
simplemente nos ayuda a distinguir con claridad lo que la Biblia enseña.
Sin el prisma yo no podría distinguir los siete colores en un rayo de luz. Sin la Iglesia yo no
puedo percibir los siete sacramentos contenidos en la luz de la Palabra Divina.
Bautismo.
"Y acercándose Jesús les dijo: Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra; id pues y
enseñad a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu
Santo". Mateo 28,18-19.
Confirmación.
"Cuando los apóstoles oyeron cómo había recibido Samaria la palabra de Dios, enviaron a Pedro
y a Juan, los cuales bajando, oraron sobre ellos para que recibiesen el Espíritu Santo, pues aún
no había venido sobre ninguno de ellos; sólo habían sido bautizados en el nombre del Señor
Jesús. Entonces les impusieron las manos y recibieron el Espíritu Santo". Hechos 8, 14-17.
Eucaristía.
"Tomando pan se los dio diciendo: ´Este es mi cuerpo que es entregado por vosotros, haced
esto en memoria mía.´ Así mismo el cáliz... diciendo: ´Este es el cáliz de la Nueva Alianza en mi
sangre que es derramada por vosotros´ ". Lucas 22, 19-20.
Confesión.
"Diciendo esto sopló y les dijo: ´Recibid el Espíritu Santo, a quien perdonéis los pecados les
serán perdonados, a quien se los retuviereis, les serán retenidos´ ". Juan 20, 22-23.
"¿Alguno entre vosotros enferma? Haga llamar a los presbíteros de la Iglesia y oren sobre él,
ungiéndole con el óleo en el nombre del Señor". Santiago 5,14.
Sacerdocio.
"Les constituyeron presbíteros en cada iglesia por la imposición de las manos, orando y
ayunando y los encomendaron al Señor". Hechos 14, 23.
Matrimonio.
"En cuanto a los casados, el precepto no es mío sino del Señor, que la mujer no se separe del
marido y de separarse, que no vuelva a casarse o se reconcilie con el marido y que el marido no
repudie a su mujer". 1 Corintios 7, 10-11.
CONCLUSION.
Los 7 Sacramentos, sí están en la Biblia, el que tú no los veas o lo ignores no quiere decir que no
existan.
Eucaristía. Muchos no obedecen a Cristo que dice: "Haced esto en memoria mía". Otros
obedecen pero no creen a Cristo que dice: "Esto es mi cuerpo". Nosotros con Santo Tomás de
Aquino confesamos: "La vista, el gusto, el tacto se equivocan, pero yo creo lo que sale de Tu
boca."
Matrimonio. Jesucristo mandó: "Lo que Dios ha unido no lo separe el hombre". Lee: Mateo
19,10. Las iglesias de origen protestante autorizan el divorcio. ¿Cómo podemos escuchar a
quien no obedece a Cristo?
Confesión. Santiago ordena: "Confesaos los pecados unos a otros". Lee: Santiago 5,16. Pero
algunos dicen: "Yo no me confieso con ningún hombre pecador como yo, yo sólo me confieso
con Dios". ¿De qué sirve saber mucha Biblia si después no obedecen lo que la Biblia manda?
Bautismo. Hay quien dice que no hay que bautizar a los niños, porque éstos no tienen pecado.
Pero la Biblia enseña que todos nacemos con pecado. Lee: Salmo 50 (51) v. 7.
Santiago dice: "Si alguno enferma, que llamen a los presbíteros ("ancianos" en griego) de la
Iglesia". Lee: Santiago 5,14. ¿A quién llaman ellos si no creen en el sacramento del Sacerdocio?
¿A los ancianos del asilo? ¿Cuál Iglesia? ¿No dicen ellos que la Iglesia es invisible? Como ves, la
fuerza de las sectas está en la ignorancia e inacción de los católicos. Cumple tu deber de
evangelizar adquiriendo y distribuyendo FE Y EVANGELIO.
ORACIÓN.
Señor Jesús tú eres mi único Salvador y por eso acepto los medios que tú me das para salvarme.
Quiero renacer a la vida por el Bautismo, fortalecerme con tu poder por la Confirmación,
alimentarme de ti en la Eucaristía, abrazarte en la Confesión y obedecerte en el Sacerdocio.
Amén.
Los 7 Sacramentos de la Iglesia
Los sacramentos son signos eficaces de la gracia, instituídos por Cristo y confiados a la Iglesia,
por los cuales nos es dispensada la vida divina. Dan fruto en quienes los reciben con las
disposiciones requeridas. Los ritos visibles bajo los cuales los sacramentos son celebrados
significan y realizan las gracias propias de cada sacramento [1].
Bautismo[2]
El fruto del Bautismo, o gracia bautismal, es una realidad rica que comprende:
El nacimiento a la vida nueva, por la cual el hombre es hecho hijo adoptivo del Padre, miembro
de Cristo, templo del Espíritu Santo.
Confirmación[3]
– Hacer más sólido nuestro vínculo con la Iglesia, asociándonos todavía más a su misión.
Eucaristía[4]
Por la consagración se realiza la transubstanciación del pan y del vino en el Cuerpo y la Sangre
de Cristo. Bajo las especies consagradas del pan y del vino, Cristo mismo, vivo y glorioso, está
presente de manera verdadera, real y substancial, con su Cuerpo, su Sangre, su alma y su
divinidad.
La gracia especial del sacramento de la Unción de los enfermos tiene como efectos:
Orden [7]
El Orden es el sacramento gracias al cual la misión confirmada por Cristo a sus apóstoles sigue
siendo ejercida en la Iglesia hasta el fin de los tiempos: es, pues, el sacramento del ministerio
apostólico.
Comprende tres grados: El episcopado, el presbiterado y el diaconado.
La Iglesia confiere el sacramento del Orden únicamente a varones (viris) bautizados, cuyas
aptitudes para el ejercicio del ministerio han sido debidamente reconocidas. A la autoridad de
la Iglesia corresponde la responsabilidad y el derecho de llamar a uno a recibir la ordenación.
Por tanto, con el fin de alejar toda duda sobre una cuestión de gran importancia, que atañe a la
misma constitución divina de la Iglesia, en virtud de mi ministerio de confirmar en la Fe a los
hermanos (cf. Lucas. 22, 32), declaro que la Iglesia no tiene en modo alguno la facultad de
conferir la ordenación sacerdotal a las mujeres, y que este dictamen debe ser considerado
como definitivo por todos los fieles de la Iglesia.[8]
Matrimonio[9]
Perfecciona el amor humano de los esposos y les da las gracias para santificarse en el camino
hacia la vida divina.
La alianza matrimonial, por la que un hombre y una mujer constituyen una íntima comunidad
de vida y de amor, fue fundada y dotada de sus leyes propias por el Creador.
Origina entre los cónyuges un vínculo perpetuo y exclusivo, de modo que el matrimonio válido
celebrado y consumado entre bautizados no puede ser disuelto jamás.
Los cónyuges reciben una gracia propia del sacramento por la que:
– Quedan como consagrados por un sacramento peculiar para los deberes y la dignidad de su
estado.
Entre bautizados, el matrimonio ha sido elevado por Cristo Señor a la dignidad de sacramento.
[10]
[10] Cf. Gaudium et Spes (=GS), 48, 1; Código de Derecho Canónico (=CIC), 1055, 1.
http://encuentra.com/resumen_doctrina/los_7_sacramentos_de_la_iglesia10164