El Inventor de La Web
El Inventor de La Web
El Inventor de La Web
El internet, tal y como lo conocemos hoy, nació de un concepto aparentemente obvio: para ahorrar tiempo y
trabajo, es necesario intercambiar información de forma rápida, fácil y organizada. Esa fue la premisa de la
que partió el científico británico Tim Berners-Lee para crear la World Wide Web en marzo de 1989. Como
sucede con los grandes inventos, todo empezó con un borrador. En ese entonces Berners-Lee trabajaba en
los laboratorios Cern de Suiza, donde a diario él y sus compañeros perdían mucho tiempo buscando los datos
y conclusiones de experimentos anteriores y, por lo general, debían empezar de cero. En momentos en que el
conocimiento avanzaba a pasos agigantados, era necesario encontrar una solución pronto.
Internet –entendido como un sistema global de redes– funcionaba desde hacía 20 años. Es decir, ya existía la
manera de que la información circulara entre máquinas conectadas sin importar su ubicación, pero no había
un método efectivo de buscar y encontrar esos datos. En pocas palabras, la carretera estaba lista; solo
faltaban los carros. Ese primer vehículo lo imaginó Berners-Lee: una manera de hacer la información en
internet más accesible y universal. Su jefe de entonces calificó la propuesta de “vaga pero emocionante” y le
dio luz verde para desarrollarla.
Se trataba de un sistema de distribución basado en el hipertexto, un concepto que ya existía hacía décadas –y
que se refiere a documentos en los que algunos términos están vinculados dinámicamente a otros
documentos–, pero que hasta entonces solo conectaba textos en un mismo computador. La genialidad de
Berners-Lee fue utilizar el internet para darle universalidad al hipertexto. Aunque la idea inicial era solo facilitar
el intercambio de información entre sus colegas, ya sospechaba el alcance de su idea: “Los problemas de
pérdida de información serán particularmente severos en Cern, pero somos un modelo en miniatura de lo que
sucederá en el resto del mundo dentro de unos años”. No podía estar más en lo cierto, y por eso hoy la web
es la herramienta que conecta a millones de personas en todo el mundo.
Pero para que eso sucediera, primero debía existir internet. Después de años de investigación financiada por
el Departamento de Defensa de Estados Unidos, en 1969 estuvo listo el primer IMP (lo que ahora se conoce
como un router), que permitió conectar dos computadores de Arpanet en la distancia (uno en la Universidad
de California, en Los Ángeles, y otro en el Instituto de Investigación de Stanford, a cientos de kilómetros). El
primer mensaje que se envió entre ellos fue la palabra Login, que de hecho llegó incompleta (solo llegó log)
porque el sistema colapsó. Más tarde Vinton Cerf y Robert Kahn crearon el TCP/IP, la tecnología que permitió
a Arpanet conectarse con otras redes de computadores y ampliar su alcance.
Cuando estuvo listo el terreno, Berners-Lee inventó las ya clásicas tres W, que según ha dicho, pudieron ser
otras letras muy diferentes. El científico consideró varios nombres para bautizar su idea, entre ellos Mine of
Information y The Information Mine (ambos traducen como Mina de información) pero, según explicó: “La
primera abreviatura (Moi) me pareció un poco egoísta y la segunda (TIM), mucho más egocéntrica”. Por eso
se decidió por World Wide Web.
Hoy, Berners-Lee es profesor de MIT y de varias otras universidades, dirige el World Wide Web Consortium y
tiene una fundación del mismo nombre dedicada a asegurar el acceso gratuito a la web. Lo insólito es que no
es famoso –nadie lo reconoce en la calle–, ni millonario. Para él, enriquecerse por su invento va en contra de
su naturaleza democrática: “Si la tecnología fuera patentada y estuviera bajo mi control, seguramente no
habría despegado. La decisión de que la web fuera un sistema abierto era necesaria para que fuera
universal”.
Pero sí ha recibido merecidos reconocimientos por su trabajo: la revista Time lo nombró una de las 100
personalidades más importantes del siglo XX, ganó el premio Príncipe de Asturias y el premio de Tecnología
del Milenio, entre muchos otros, y la reina Isabel II lo nombró caballero y le concedió la Orden del Imperio
Británico. Muchos han dicho que su aporte es equivalente al de Johannes Gutenberg, inventor de la imprenta
moderna. Apenas lo justo para un hombre que definió cómo se comunica el mundo desde hace décadas y
cómo lo hará en el futuro. En las palabras del propio Berners-Lee: “Como con cualquier joven de 25 años, el
potencial de la web apenas está comenzando”.
Fragmento tomado de: https://www.semana.com/gente/articulo/tim-berners-lee-el-inventor-de-la-web/380529-3