Este corto relato cuenta la historia de Juul, un niño que es constantemente acosado y maltratado por otros niños debido a sus características físicas. Para escapar del acoso, Juul se va mutilando y automutilando diferentes partes de su cuerpo, incluyendo sus rizos, orejas, ojos, lengua, piernas y brazos. Finalmente queda reducido a solo un torso, pero es rescatado por Nora, quien lo cuida y le da la oportunidad de contar su historia.
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Este corto relato cuenta la historia de Juul, un niño que es constantemente acosado y maltratado por otros niños debido a sus características físicas. Para escapar del acoso, Juul se va mutilando y automutilando diferentes partes de su cuerpo, incluyendo sus rizos, orejas, ojos, lengua, piernas y brazos. Finalmente queda reducido a solo un torso, pero es rescatado por Nora, quien lo cuida y le da la oportunidad de contar su historia.
Este corto relato cuenta la historia de Juul, un niño que es constantemente acosado y maltratado por otros niños debido a sus características físicas. Para escapar del acoso, Juul se va mutilando y automutilando diferentes partes de su cuerpo, incluyendo sus rizos, orejas, ojos, lengua, piernas y brazos. Finalmente queda reducido a solo un torso, pero es rescatado por Nora, quien lo cuida y le da la oportunidad de contar su historia.
Este corto relato cuenta la historia de Juul, un niño que es constantemente acosado y maltratado por otros niños debido a sus características físicas. Para escapar del acoso, Juul se va mutilando y automutilando diferentes partes de su cuerpo, incluyendo sus rizos, orejas, ojos, lengua, piernas y brazos. Finalmente queda reducido a solo un torso, pero es rescatado por Nora, quien lo cuida y le da la oportunidad de contar su historia.
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Título del original: Juul
Traducción de Nuria G. Santos.
Primera edición: Octubre de 1996. JUUL TENÍA RIZOS. Rizos rojos. Hilo de cobre. Eso gritaban los otros: “¡Hilo de cobre! ¡Tienes mierda en el pelo! ¡Caca roja! Por eso Juul cogió las tijeras. Rizo a rizo se los cortó. JUUL TENÍA UNA CABEZA PELADA. “¡Bola de billar. Canica. Huevo!” le gritaban los otros. Por eso Juul se puso un gorro. El gorro se apoyaba en las orejas, que sobresalían. Y los niños gritaban. “!Orejas de soplillo! ¡Dumbo! ¡Abanícalas! ¡Échate a volar!” A Juul le gustaría volar, volar muy lejos y no volver nunca. De dos fuertes y rabiosos tirones, Juul se arrancó las orejas. EL GORRO CAYÓ TAPÁNDOLE LOS OJOS. No tenía donde apoyarse. Por eso ya no veía nada. Juul se chocaba contra todo. Contra amigos, contra paredes, contra mesas, contra armarios, contra postes. Veía estrellitas y la cabeza le daba vueltas. Juul abría los ojos como platos para no caerse Y parpadeaba. “¡MIRA, MIRA JUUL BIZQUEA!” gritaban todos los niños. “Bizco! ¡Bizco!” Y Juul cerró fuertemente los ojos. No quería ver nada más. Nunca más. Con sus pulgares, se apretó los ojos Hasta sacarlos de sus cuencas. Cayeron al suelo como canicas calientes. Pero no botaron. DOLÍA MUCHO, MUCHÍSIMO. Tanto que Juul comenzó a tartamudear. Se perdía en balbuceos. Y lo niños gritaban: “ ¡Ja, Ja, Tartamudo! ¡Tar tar tartaja!” POR ESO JUUL INTRODUJO SU LENGUA en el enchufe de la luz. La mitad de su boca Estaba quemada. Su lengua…desapareció. JUUL SE TAMBALEABA DE DOLOR. Iba sin rumbo de un lado a otro. Parecía como si sus piernas le fallaran. “¡Patas torcidas! ¡Juul tiene las patas Torcidas!” gritaban todos a acoro. “¡Patizambo! ¡Desgraciado!” Y Juul se fue derecho a las vías. Puso las piernas en los raíles. Pasó un tren. El tren dejó en los raíles Un largo rastro rojo. ALGUÍEN ENCONTRÓ A JUUL EN EL TERRAPLÉN. Alguien sentó a Juul en una silla de ruedas. Y los niños gritaron: “¡Mira, allí va Juul ¡Juul sin piernas! ¡Juul silla de ruedas!” Él empujaba y empujaba las ruedas para escapar rápido. Pero los niños consiguieron alcanzarlo. Untaron de porquería las ruedas de su silla. Allí donde Juul tenía que agarrar para avanzar. Para poder escapar. DE RABÍA JUUL METIÓ SUS MANOS En agua hirviendo Para tenerlas siempre y para siempre limpias. Sus manos se quemaron. Se llenaron de vejigas y ampollas, Que reventaban y supuraban. Juul se había quemado tanto Que sus manos fueron amputadas. Así lo ordenó el doctor. “¡MIRA!” GRITABAN LOS OTROS, “Juul tiene los brazos de salchicha. ¡Juul salchicha!”, gritaban todos. Entonces Juul se hizo llevar al zoo. Allí metió la mano entre los barrotes de la jaula de los leones. El león, de un enorme bocado, arrancó el brazo de Juul. EL OTRO BRAZO, Juul lo metió entre las puertas del ascensor. No sintió nada cuando su brazo quedó atrapado en el primer piso. JUUL SÓLO TENÍA SU TORSO y los niños gritaban: “¡Qué pena de torso! Si no lo tuviera, podríamos jugar al fútbol con la cabeza”. Entre todos tiraron hasta que su cabeza se separó del torso. Pero era difícil jugar al fútbol con la cabeza de Juul. No botaba bien. Era posible lanzarla, pero anotar resultaba difícil. Incluso se falló un penalti. Antes de que hubieran podido meter un gol con Juul, Los niños dejaron de jugar al fútbol. Abandonaron a Juul en el punto de penalti. ENTONCES LLEGÓ NORA. Hizo rodar a Juul hasta su cochecito de muñecas. Lo metió en él y se lo llevó a su casa. Lo lavó. Lo acarició y le dijo cosas bonitas. Nora puso a Juul en la silla de la muñeca. Después de mirarlo un largo rato, le preguntó: “¿Qué es lo que te ha pasado?” Nora cogió un lápiz y se lo puso a Juul en la boca. Le dio una hoja de papel. Y entonces Juul comenzó a escribir… YO TENÍA RIZOS… Rizos rojos. Hilos de cobre. Eso gritaban los otros: “¡Hilo de cobre! ¡Tienes mierda en el pelo! ¡Caca roja!” Por eso cogí las tijeras. Rizo a rizo me los corté…