Vida Apogeo T Tormentos Del (1) ...
Vida Apogeo T Tormentos Del (1) ...
Vida Apogeo T Tormentos Del (1) ...
Pablo Semán
Pocos meses después de los hechos que llevaron a la muerte de 194 jóvenes que
asistían al recital de Callejeros en Cromañón, una crónica del diario Los Andes de
Mendoza daba crédito y repercusión nacional a palabras de Fito Páez con relación
al "rock chabón" y su relación con el macabro resultado de la combinación entre
un fenómeno cultural y la perversa relación con la ley muchos suelen entender
como un signo de la nación: "Al filo del hartazgo, el autor denunció que el deno-
minado rack chabón tiene 193 muertos ahí por no revisar lo que hace y por todo
lo que genera el manifiesto del barrio argentino y por ser del palo y de pensar la
argentinidad desde la birome. En un análisis apasionado capaz de ligar la tragedia
de Cromañón con la cantidad de acordes que conocen los músicos de ese subgé-
nero de] rack local, redondeó que para esa gente, si te ponés a estudiar música sos
puto ojazzero y, entonces, no sos del palo. Pero sin pausas, proclamó: Un pueblo
que se funda en la ignorancia genera tragedias, y esta cosa tribal argentina es
terrible y es asesina porque te deja en la ignorancia.
Páez sintetiza y radicaliza el espíritu de una serie de aproximaciones críticas al
fenómeno en juego en bandas como Callejeros. Periodistas, músicos, animadores
de programas de radio se han expresado en este mismo sentido prolongando y
amplificando algo que decían desde hace mucho tiempo sobre el rock chabón,
pero con menos repercusión. Todavía recuerdo que hace casi diez años, la líder de
un conjunto de hip hop en ese momento en alza decía algo que Páez expresó ahora
elaborada y rabiosamente: para ella e] "rock chabón" era "falto de mensaje", que
no alcanzaba con estar contra la policía para ser músico, que el "rack chabón" le
parecía una excusa para "tomar cerveza y criar panza". Lo que ella dijo a la defen-
siva, protegiéndose qel equívoco de un periodista que ]a había sindicado como
parte del rack chabón, Páez lo dijo a ]a ofensiva, ahora que el rock chabón apare-
ce en bancarrota.
Sospecho que sería amigable con los lectores si me limitara a montarme en ]a
ira de Páez y ensayara tentativas de darle legitimidad académica, profundidad filo-
sófica y consistencia sociológica a su reacción, o al m,eros a mostrar y desarrollar
las posibilidades que en ese sentido porta el insight 'de Páez. Sin embargo, me
temo que no podré serIo. La lectura de esas declaraciones y un~ serie amplísima y
actualmente ingente de una serie de pronunciamientos de ese tenor, y mi propia
lectura social de lo que ha sido el rack chabón antes y después de Cromañón, me
hacen pensar que la siguiente hipótesis tiene algo de plausible: la reciente conver-
gencia anti-rock chabón ancla en una supuesta verdad musicológica una supuesta
verdad sociológica ocultando lo que yo quisiera señalar: que esa reacción vehicu-
lIza una posición que en el juego social responde, vengativamente, a lo que ha
representado socialmente el rock chabón. Veamos primero qué es lo que ha signi-
ficado socialmente el rock chabón para luego volver a estas críticas en condicio-
nes en que pueda apreciarse lo que significa socialmente su crítica.
177
pensamiento de los confines
)
El rock chabón: una categoría problemática, un desarrollo histórico
preciso
178
Vjda, apogeo y tormentos del "rack c}¡abón ,.
ses medias han sido las que, históricamente, más público les aportaron a esos
músicos y sus grupos desde los inicios del rack nacional hasta la actualidad. En
los sectores populares, en la población de trabajadores manuales y de empleos
poco calificados como entre los desocupados, la tradición roquera se hacía presen-
te de fonna infrecuente, fom1ando ínsulas, sobre todo de oyentes de rack duro,
básico, "cuadrado" o heavy metal después, en un campo dominado por la música
melódica, la cumbia, el chamamé y la música folklórica en general.
Esta cuestíón se aclara aún más si a esta cuestionable línea de corte social le
fuera superpuesta una línea de corte geográfico. Hasta muy avanzados los años 80
el rack nacional influía en y desde la Capital Federal y algunas cabeceras del pri-
mer cordón industrial (Avellaneda, San Martín, Matanza). Desde los 90, el rock, a
través del rack chabón, tiene bases sólidas y específicas en Florencia Varela, San
Miguel, Villa Celina, en general en el segundo y el tercer cordón del Gran Buenos
Aires, en los que hay públicos, circuitos y grupos. Los jóvenes de universos socio-
culturales hasta entonces ajenos al rock se avinieron al mismo.
Un complejo de variables sociales y generacionales parece asociarse a una dife-
rencia. Hay bastante más para entender lo que esa diferencia pueda significar, pero
antes de proseguir con lo que implica este desplazamiento evidente digamos que su
significado es sobre todo indicativo, que cuando referimos a la diferencia que
implica la presencia de jóvenes del segundo y el tercer cordón del Gran Buenos
Aires en el rack también estamos incluyendo las dinámicas sociales y culturales del
conjunto del área metropolitana que tiene proximidad con las de la periferia. Pero
en todo caso vale aclarar que el desplazamiento implica la actuación de una nueva
generación constituida por dinámicas sociales y culturales diferentes de las que
operaron tradicionalmente en el rock y que al relevo generacional se le suman los
efectos de la transformación en la estratificación socia]: aunque haya de todo en
todos lados es más fácil encontrar público de la periferia del Gran Buenos Aires
entre los seguidores de Divididos, Callejeros o La 25 que entre el de Babasónicos,
que efectivamente se asientan en tendencias culturales propias de las clases medias.
179
pensanÚento de los conjines
ción "Todo preJo es político" afirmaba, en sintonía con Bakunin, un grito desga,
rrado: "reos de la propiedad/ todo preso es político" e interpelaba la dimensión
libertaria de la conciencia progresista de los jóvenes de las clases medias. Pem
, hacia fines de los años 80 otro público comenzó a dominar entre el de Patricio Rey,
Para este público esa canción era una reivindicación de los ladrones que poco tenía
que ver con las ideas de Bakunin o con una visión a la Robin Hood del latrocinio.
Ellos se~tían que los Redondos hablaban de su paisaje social y ponían en cuestión
los estigmas tradicionales. En ese contexto varios obse~,vadores notaron que el
público de "los Redondos", como los llamaban sus nuevos' fans, fue recomponién-
dose, y mientras los jóvenes vanguardistas de clase media de la Capital Federal
dejaban su lugar en los recitales que se organizaban en los teatros del centro, gana-
ba espacio el público del Gran Buenos Aires que comenzaba a llenar canchas de
fútbol en las que cultivaban el fervor por su grupo preferido. En ese contexto
puede entenderse lo que hacían con otra canción de Patricio Rey los jóvenes de un
barrio del Gran Buenos Aires que me dieron su interpretación de la misma en acto.
La canción que para muchos ironizaba sobre el establishment del rock diciendo
Vaya bailar el rack del rico Luna Park/ que con mi alas la
puta cae brillar! como mi héroe la gran bestia pop/ A brillar
mi amor! vamos a brillar mi amor/ a brillar mi amor! vamos
a brillar mi amDl:
180
Vida, apogeo y tormentos del "rack chabón"
Es que no era simplemente una crónica: el "rack chabón" construía con ladro-
nes, cervezas, barras de la esquina y policías una heroica en la que la represión
policial era la necesaria contrafigura de un combate social en el que los nuevos
rockers tomaban partido. Como ya lo sugería la interpretación "pro ladrones" de
la canción "Todo preso es político", el "rack chabón" se identificaba con los mar-
ginales reclamando un lugar para ellos, lamentaba el fin del mundo del trabajo y
protestaba más que por el exceso de integración (que angustiaba a las primeras
generaciones del rack nacional tanto como a los hippies -tomados como categoría
global-) por el déficit de la misma, por la fractura social que había traído lo que
luego llamaríamos "el neoliberalismo". No era, en todos los casos, un rock de pre-
tensiones políticas, al menos de pretensiones políticas concientes y dirigIdas de
forma sistemática a objetivos políticos. Lo que sí hacía era reivindicar el mundo
que quedaba atrás en el marco de una reestructuración social políticamente coman-
dada, y su apego a los "buenos viejos tiempos" tenía valor polítíco de resistencia
que, antes que declamarse o proyectarse como tal, se actualizaba en la veneración
de un tiempo que el resto de la sociedad comenzaba a denostar. En ese contexto el
"rock chabón" era "contestatario" de una forma diferente de la que lo había sido
el rock en los años 70. En vez de asumir una postura anticapitalista, daba cuenta
de la nostalgia por una fase en que los más pobres, al menos, tenían trabajo y
patrones. Esto mismo hacía una diferencia con un planteo de tipo revolucionario,
como el que podría haberse escuchado en los años 70 en la tradición de la música
de protesta. Una expresión dellider de una banda ya extinta esclarece este punto:
En contraposición con la historia del rock nacional, la del "rack chabón" era
~uriosa y contrastativamente nacionalista. El rock nacional era rock en castellano,
pero sus letras acentuaban el lado cosmopolita dirigiéndose a un joven universal,
o eran cautas al separar su dimensión de música de protesta de cualquier identifi-
cación patriótica. El rock nacional, cuando lo hacía, protestaba en nombre de todas
las categorías de oprimidos, personificadas en trabajadores rutinizados y explota-
dos, en diferentes estigmatizados, pero pocas veces en la nación como colectivo a
partir del cual se afirman derechos y potencias. El "rock chabón" produjo un rock
que se identificaba con la nación y llegó a plantear temas totalmente ajenos a la
tradición anterior llegando al punto de plantear una sanción moral al que deja la
patria aún cuando lo aqueja el apremio económico.
181
pensamlento de los confjnes
En el rack nacional las clases medias habían combinado el espíritu liberal del
rack con el progresismo argentino que se reconocía enfrentado al nacionalismo al
que consideraba autoritario. El "rack chabón", en cambio, reivindicaba los valo-
res patrióticos a través de performances en que aparecían las b¡¡nderas argentinas,
en que se reivindicaban los sujetos pratotípicos de la nación y se recuperaban rit-
mos foklóricos nacionales cama la zamba o la baguala. Un ejemplo sintético de
esta actitud es la canción de Divididos que, en ritmo de baguala, e identificando a
los negros con el pueblo, plantea desde el rack el antagonismo pueblo y rack en
un acto en que ese antagonismo pretende ser disuelto:
Un ejemplo casi calcado es el de una agrupación metal era que con ritmo de
zamba les canta a los grupos históricamente marginados enlazando a las víctimas
de] siglo XIX en el período de organización nacional con las del fin del siglo XX
en el desmonte de la organización social de la época populista:
6. Otros trazos completan la especificidad del rack chabón como tipo ideal y su
distancia del tranco originario del rack nacional. Uno de ellos es su relación con
el fútbol. Para el rack nacional de los años 70 el fútbol era su antípoda normati-
va y estética: la disciplina del deporte y el espectáculo montado en su alrededor
parecían ser la antítesis de jóvenes de ideales hippies Y' amantes de las vocacio-
nes que no se pervertían en el mercado. Pappo, uno de los pocos rackers de ori-
gen popular que tuviera un papel clave en la etapa de la formación del rack nacio-
nal. se sentía mucho menos ligado al fútbol que al automoviJismo. El fútbol era
popular y el rack de clase media, el fútbol era mercado y el rack era vocación, el
fútbol era disciplina y el rack libertad. En los afíos 90 las cosas cambiaran: los
jugadores de fútbol podían compartir gustos con los rockeras y los rockeras de
182
Fjda, apogeo y tormentos del "rack chabón"
Pero más allá de esta situación la comunicación entre un campo y otro era más
tensa debido a un hecho que constituye otra de las características centrales del
ock chabón". Para este recorte del rock, el fútbol es una práctica en que se des-
iega un valor homólogo al de la disputa social que protagonizaba el rock: la
cha contra la policía, la práctica del valor del "aguante", que es una categoría
sica y sobre todo moral, que da cuenta del valor de los hombres en su capacidad
; resistir y/o atacar en relaciones de fuerzas desventajosas.2 El valor del "aguan-
" que, como lo han mostrado varios autores, se encuentra presente en diversas
(presiones populares, orienta y comunica éticamente a hinchadas de fútbol y gru-
)s de fans de grupos musicales. Se aguanta en el fútbol acompañando al equipo
mque no tenga posibilidades de ganar, aunque haya que viajar, auque haya que
1frentar a la policía o grupos de simpatizantes del otro equipo. Se "aguanta" en
rock apoyando a un grupo naciente que todavía no tiene fama, pero tiene acti-
Id que el "aguante" homenajea y testimonia ante cualquier género de terceros
spectadores menos comprometidos, simpatizantes de otros grupos, gente fría-
lente comprometida con la música, etc). Se aguanta en el rock cuando se plantea
na oposición frente a la policía o el mercado y sus incitaciones perversas. Se
guanta en el rock cuando se dicen verdades sociales que el mundo "careta" de los
dultos y las instituciones no puede aceptar.
. Todavía es preciso destacar otro rasgo de] "rock chabón" vinculado al anterior.
i el "rock chabón" se acerca al fútbol debido a las prácticas de sus seguidores, y
i define sus temáticas a partir de la escucha selectiva de estos (como citamos en
1caso Patricio Rey y los Redonditos de Ricota), es porque otra de las caracterís-
lcas del "rock chabón" es que la actividad del público es tan o más importante que
1que ofrecen las bandas. El protagonismo es dividido y desplazado por aparición
183
pensamiento de los confines
10. Tal vez ha sido menos observada otra condición concomitante: la formación de
poblaciones de origen provincial relativamente nuevas en el área metropolitana de
Buenos Aires en la que los hijos de los migrantes no necesariamente encontraban
en la tradición musical de sus familias un medio de expresión. Esta situación no
debe pensarse en términos de la ausencia de tradiciones o del abandono automáti-
co de las mismas sino, más bien, en la fuerte competencia entre la socialización pri-
maria y la secundaria, entre el hogar y la esquina del barrio con su circuito de alco-
hol, drogas, narrativas, diversiones y exploraciones compartidas. En ese territorio
competían por la adhesión y la preferencia, las tradiciones musicales de las genera-
ciones anteriores (que declinaban), la música de cumbia y bailanta y el rack que a
lo largo de treinta años fue estableciendo bases locales de reproducción.
ll. Todo sucede como si en cierto momento esas bases hubieran alcanzado una
cantidad crítica que las convierte en un público interesante para la escala de
emprendimientos musicales de variados formatos y escalas dentro del rock. Un
ejemplo de lo que sucedía en ese contexto es el surgimiento, precedido por encues-
tas, d~ una radio dedicada a los segmentos populares. La empresa que la constitu-
yó quiso averiguar cuál era la radio que faltaba en la población de bajos ingresos
y conoció la demanda de una radio de rock en español que, según el público
encuestado, debería basar su programación en un repertorio de 200 canciones que
pocas personas de la clase media hubieran identificado con el rock o con lo mejor
del rack. Esas 200 canciones eran el acervo del rock que se venía escuchando en
los sectores populares. Esa radio llegaría a ser la expresión de los jóvenes del Gran
Buenos Aires. Si tamaña empresa musical fue posible gracias a esa masa crítica
que se había formado, ¿cómo no iba a ser posible otra que es paralela como la del
"rack chabón"? Es que paralelamente a la difusión mediática del rack, a la facili-
dad del acceso a equipos e instrumentos, los jóvenes del Gran Buenos Aires, prac-
ticantes de un rock futbolizado, nostálgico, muchas veces elemental, comenzaron
a formar sus bandas. El paraguas mediático era como la tormenta que favorece la
reproducción de los hongos.
12. Y estas bandas que surgieron junto a la lluvia mediática, junto a la difusión
generalizada, comenzaron a adquirir, también, habilidades administrativas. For-
maron sus bandas y apoyados en la constancia y el "aguante" de sus grupos de
seguidores lograban estabilizar circuitos de shows ante empresarios que exigían
un mínimo de público que ellos cumplían en presentar ya que tenían seguidores
que les hacían el "aguante". La ética del aguante también hacía parte del espíritu
del negocio: inspirados en el ejemplo ofrecido por el éxito de las producciones
independientes, que resistían exitosamente a los pulpos del mercado, hicieron las
suyas negociando fechas, condiciones, ingresos y escenarios con productores de
184
Vjda, apogeo y tormentos del "rack chabón"
spectáculos de locales de mediano y pequeño porte. Las barras que con trapos y
anderas acompañaban al grupo musical aguantando la parada eran parte de la via-
ilidad moral y económica. Excluidos del gran consumo por razones en las que se
1ezclaban sus preferencias y sus posibilidades, armaron un circuito musical del
ue participaban los jóvenes del Gran Buenos y los barrios pobres de la capital. A
I se agregaron los jóvenes de las clases medias (para ese sector de jóvenes que
omenzaba a cultivar la resistencia poco podían atraer los músícos de rack ya esta-
lecidos que oscílaban entre el divismo, los gestos de superación, las íronías y la
ofistícación que, por muy valiosas que fueran, resultaban débiles para interpelar
las víctimas de la recesíón que se insinúa desde la época del Efecto Tequila y se
¡rolongó casi cuatro años) que disponían de unas pocas monedas para viajar,
:)mar cerveza y asistir a un show barato. Los hijos de padres de clases medias
mpobrecidas encontraron en este circuito un espacio ideal para sus posibilidades.
:ue por esto, entre otras razones, que el "rock chabón" invirtió la secuencia de cír-
ulacíón cultural que hacía de la periferia urbana el polo pasivo de] proceso. Con
llos el rack fluyó de la periferia a la metrópoli. Si en el Gran Buenos Aires se imí-
aba y se recibía a las bandas de la capital o hacían de la capital su epicentro ahora
as cosas han cambiado: algunos locales under de la Capital comenzaron a recibir
llborozados la contundencia y el público del creciente rack plebeyo.
Los jóvenes que hacían "rack chabón" llegaron a la Capital Federal coronando su
lventura. Allí negociaron su shows con empresarios de larga tradición en el circui-
:0 del rock y en el marco de un panorama musical empobrecido por razones que
10 puedo explicar ganaron mercado y marcaron tendencia en un campo en que
lntes lo hicieron los que hoy son sus críticos más agresivos. En ese contexto, y en
l de una serie de omisiones criminales respecto de normativas de seguridad, suce-
jió un hecho trágico. El cultivo de una forma festiva inspirada en el punk y el fút-
bol (las banderas, los cohetes, el pago) en un lugar cerrado, mal preparado para
soportar igniciones y deficientemente dispuesto para la emergencia, provocó un
incendio y la muerte de 194 jóvenes que habían asistido al recital que brindaba uno
de los grupos que practicaba el género, el 30 de diciembre del año 2004. El lugar
se llamaba "República Cramañón" y la que fue una de las mayores catástrofes
urbanas que haya vivido el país llevó su nombre. Las culpas son conflictivamente
atribuidas a las autoridades, a los empresarios, a los músicos y, como veremos, al
"rack chabón".
185
pensamiento de los confjnes
186
Fida, apogeo y tormentos del "rock c1wbón"
Bibliografía
Bourdieu. Pierre (1983), "Gostos de classe e estilos de vida", in Bourdieu, Pierre, Colecao
Sociología, Atica, Sao Paulo.
Garriga, José. 2005, "Haciendo amigos a las piñas: violencia y redes sociales de una hin-
chada de futbo]", Tesis de Maestria, Maestría en Antropología Social IDES-IDAES, Uni-
versidad :\acional de San Martín.
Gil, Gastón 2005. "Hinchas en tránsito: violencia, memoria e identidad en una hinchada de
un club del interior", Tesis de Doctorado, Programa de Postgraduación en Antropologia
Social. Unil'ersidad Nacional de Misiones.
Grignon, C. (1992), Lo culto y lo popular: miserabilismo y populismo en la socio logIa y en
literalZira. Ediciones de la Piqueta, Madrid.
Guerrero, Gloria (2005,) Indio Solari: el hombre ilustrado, Sudamericana, Buenos Aires.
Semán, Pablo & Vila, Pablo (1999), "Rock Chabón e identidad juvenil en la Argentina neo-
libera]". En: Filmus, Daniel. Los noventa. Politica, sociedad y cultura en América Lati-
na y Argel1lina de fin de siglo, Buenos Aires, FLACSO, EUDEBA.
Semán, Pablo, Pablo Vila, Cecilia Benedetti (2004): "Neoliberalism and Rock in the Popu-
lar Sector 01' Contemporary Argentina," pp. 261-289 en Rockin 'Las Americas: The Glo-
bal Politics 01 Rack in Latin/o America, editado por Deborah Pacini Hernandez, Héctor
Fernández L'Hoeste y Eric Zolov, Pittsburgh, PA, University ofPittsburgh Press, 2004.
Vila, Pablo (1995): "El rock nacional: género musical y construcción de la identidad juve-
nil en Argentina", pp. 231-271 en Cultura y pospoUtica. El debate sobre la modernidad
en América Latina, editado por Néstor García Canclini, México, Consejo Nacional para
la Cultura y las Artes.
Vila, Pablo (1999) "A Social History 01' Thirty Years 01' Rock Nacional (1965-1995)", en
The Universe o/ Music: A History, editado por Malena Kuss, New York, Schirmer
Books/ Macmillan.
Notas
1 Esta ha sido la forma bajo la que se han reconocido recíprocamente los músicos argenti-
nos de rock que dieron vida a los más diversos estilos y esta ha sido la forma en que fue-
ron reconocidos e instituidos por oyentes, compañias disco gráficas y críticos musicales.
Gil (2004) Y Garriga (2005) han desarrollado análisis etnográficos que permiten reco-
nocer las ricas y variadas articulaciones de esta categoría.
187