Lunn Marxismo y Modernismo Resumen
Lunn Marxismo y Modernismo Resumen
Lunn Marxismo y Modernismo Resumen
INTRODUCCIÓN
El libro se concentra en las obras de : Georg Lukacs. Bertolt Brecht. Walter
Benjamin y Theodor Adorno.
PROPOSITOS DEL ESTUDIO:
1:entender el papel del modernismo estético, (recepcion y análisis crítico) en el
renacimiento de una teoría dialéctica marxista occidental desde los años veinte.
2 explorar la cultura europea avant garde de 1880-1930, como un tema de
interés serio para los historiadores intelectuales de la europa del siglo xx.
3analizar cuatro confrontaciones especificas entre el marxismo el modernismo
que han servido para beneficiar a cada una de estas tradiciones.
4 aportar nuevas ideas y perspectivas sobre la obtra de Brecht , lukacs,
benjamín y Adorno, las relaciones existentes entre estos autores, considerados
como grandes figuras de la vida cultural e intelectual de europa en este siglo.
ADORNO
- Burgueses, su padre vendía vinos finos y su madre era cantante de
conciertos.
- A diferencia de Benjamin, cuyo desprecio por la existencia burguesa
estaba influido por un agudo y prolongado conflicto con sus padres,
Adorno consideraba su propia infancia como un paraíso perdido,
protegido contra las duras realidades, y esto habrá de servirle como una
imagen de un futuro utópico liberado. Adorno estaba contento en este
ambiente burgués alemán estéticamente cultivado, estaba protegido
también contra las realidades políticas alemanas por el tono liberal de su
ciudad natal, Frankfurt, y porque era muy joven para luchar en la 1WW o
para verse afectado por su impacto demoledor en la sociedad alemana,
solo tenía 11 años en 1914.
- La primera experiencia decisiva de Adorno acerca de las posibilidades
liberadas por la desintegración cultural ocurrió a través del movimiento
expresionista. Así la preocupación de Adorno por una subjetividad
amenazada contrastaba desde el principio con el gusto de benjamín por
las suspensiones lingüísticas de expresión personal de los simbolistas.
- A fines de los años veinte subrayaba Adorno la necesidad de una
superación dialéctica de la tradición, no un derrocamiento caballeresco.
- La experiencia de Adorno con este enclave de Avant-garde era
importante para la formación de su noción de las formas disponibles
para la negación crítica en la sociedad burguesa avanzada, aunque
asumió una forma filosófica con el auxilio de las categorías marxianas, el
concepto de la negación de Adorno habría de carecer en gran medida
de peso político y análisis clasista. Sin un sujeto revolucionario colectivo,
solo podrían esperarse la protesta de la avant-garde.
- Adorno citaba ocasionalmente las injusticias clasistas impuestas al
proletariado, pero su posición filosófica estaba arraigada en el sujeto
racional individual, aunque contemplara al individuo históricamente y
dentro de un todo social mediador. Adorno subrayaba reiteradamente,
desde fines de los veinte, que el escritor o el músico individuales sirven
mejor a los propósitos sociales despejando los problemas internos de su
material estético, en lugar de construir su obra como una contribución a
las colectividades sociales actualmente existentes. ( crítica contra Brecht
y Benjamin en los años 30)
- El filósofo no trataba de encontrar verdades universales, transhistoricas,
sino de construir constelaciones de aspectos particulares discontinuos
transitorios, a fin de encontrar cierto grado de verdad histórica efímera,
no buscada por los productores de los fenómenos (como el ejecutante
de jazz). Dice Adorno ‘’la mente es en efecto incapaz de producir o
captar la totalidad de lo real, pero quizá pueda penetrar el detalle,
explotar en miniatura la masa de la realidad meramente existente’’
- Adorno evitaba las formas de afirmación teológica y mística con las que
Benjamin se concentra. Nunca acepto la noción de Benjamin de una
intervención lingüística crítica como la construcción de una constelación
radicalmente espacial, arrancada al tiempo históricamente evolutivo.
- A diferencia de la eliminación de la subjetividad del autor, Adorno insistía
en una mediación de sujeto y el objeto.
- A diferencia del modo de crítica histórica de Benjamin que era por líneas
metafóricamente poéticas e impersonales, la conexión de
correspondencias imaginistas inspiradas por los simbolistas Adorno
interpretaba en forma explícita y sistemática sus detalles microscópicos
con el auxilio de categorías sociológicas y filosóficas.
- Para Adorno había una convergencia estructural entre la lógica interna
de la música expresionista y un entendimiento crítico marxista de la
sociedad contemporánea (algo que benjamín había rechazado desde
largo tiempo, como el producto de una preocupación burguesa por el
‘’Alma’’ privada), Adorno dice: El sufrimiento de cada individuo ha
entrado a la lucha de clases y se ha rebelado contra el orden burgués.
- ‘’Limitación de la libertad y las mismas tendencias hacia la tecnificación y
la racionalización experimentadas fuera de la música en el desarrollo
social y económico. La perfección de la máquina y la sustitución de la
fuerza de trabajo humana por las fueras mecánicas se ha vuelto una
realidad también en la música.
- Al igual que en sus análisis musicales, Adorno trataba de demostrar la
autodestrucción dialéctica de la tradición en las filosofías ‘’burguesas’’
tardías de los pensadores existencialistas y fenomenológicos.
- Adorno se oponía a todas las teorías de la ‘’identidad’’ que armonizaban
falsamente, o aun eliminaban, las contradicciones existentes entre lo
particular y el todo, lo individual y lo colectivo, la historia y la naturaleza,
el objeto y el sujeto, como ocurría cada vez más en la práctica en las
sociedades industriales avanzadas monolíticas.
- Adorno critica a Benjamin ‘’identificación de benjamín con los
agresores’’, tecnológicos y colectivos, lo acusaba de negar un papel al
sujeto racional en el proceso del conocimiento.
- Cuando va a usa en el 34’ habla de la radio como la producción de una
conciencia cosificada, en gran medida manipulable, las reacciones del
auditorio estaban preformadas, eran la interiorización de las ordenes
suaves del aparto.
- La fuerte comercialización de los estados unidos, la dominación de los
valores de intercambio en una sociedad que estaba ejerciendo una
influencia creciente sobre europa y era la onda del futuro, llevaron a
Adorno a subrayar más que nunca las estructuras burocráticas
corporativas de la toma de decisiones finales.
- Uno de los argumentos de Adorno en Dialectic of enlightenment
(principios de los 40’s) era que el progreso de la racionalidad
tecnológica, sin cambios revolucionarios en la estructura social y
económica, estaba provocando el retorno del barbarismo mítico como
una característica primordial de la sociedad capitalista avanzada.
- Industria de la cultura básicamente trata al arte como objetos de cambio.
Adorno dice que en la Europa preburguesa era deshonroso para los
artistas cobrar por favores personales, la remuneración, en cambio en
estados unidos es todo lo contrario el arte solo es algo intercambiable,
un factor económico.
- Mientras Lukács trataba de compensar sus inicios patricios con su
defensa de un arte realista popularmente recibido, Adorno no se
disculpaba por las fuentes aristocráticas de su postura de avant-garde
cultural.
- Adorno estaba ansioso por regresar a Alemania al final de la guerra, un
caso casi único entre los intelectuales Alemanes-judios exiliados, a parte
de la nostalgia por el lenguaje Alemán que según el es preciso en la
filosofía. Además no se sentía cómodo en el ambiente cultural
estadounidense.
VIII. UN MARXISMO MUY MODIFICADO
En contraste con Brecht y Lukács, Benjamin y Adorno no eran ‘’marxistas’’
en ningún sentido simple del término. El marxismo de Benjamin era muy
selectivo y Adorno eludía en gran medida las categorías de la lucha de
clases y desechaba por completo la noción clásica de la función central del
proletariado en el cambio histórico. En cambio Benjamin, quien adoptaba
unos cuantos argumentos marxianos importantes, los usaba a menudo en
una forma primordialmente metafórica. Benjamin y Adorno estaban mucho
más distantes del comunismo soviético y el leninismo que Lukács o Brecht.
Benjamin y Adorno estaban libres no solo del partido comunista sino
también de toda la experiencia de la política u los movimientos efectivos de
la clase trabadora (aunque Benjamin trato de superar esto, en parte,
mediante la construcción ocasional de puentes literarios entre la producción
intelectual y la de la clase trabajadora). El pensamiento de Benjamin y de
Adorno estaba distanciado frente a los problemas vitales y mundanos de la
población no intelectual (cosa que no le pasaba a Brecht que ha
influenciado ricamente producciones fílmicas y teatrales críticas).
Las obras surrealistas que le atraían a benjamín evocaban la ‘’virtud
revolucionaria’’ de vivir en una ‘’casa de cristal’’ donde se abandonaba la
‘’discreción acerca de nuestra propia existencia’’ en favor de la vida pública
colectiva. Según benjamín, el marxismo continuaba, el enfoque de sus
propias teorías del lenguaje: añadía una significación política a la poesía
impersonal del objeto simbolista o surrealista. Adorno estaba decepcionado
de como Benjamin presentaba las ideas poderosas (como la relación
existente entre la superestructura y la infraestructura) como una mera
construcción metafórica. Pero Adorno no captaba toda la extensión
metafórica de la imaginación de Benjamin: este autor no estaba solo
eludiendo simplemente los análisis mediadores explicitos y la lógica
filosófica discursiva: estaba eliminando en muchos casos el análisis causal,
sustituyéndolo poéticamente por el lenguaje relacional de las
correspondencias simbolistas. Benjamin desarrolla un marxismo en forma
simbolista, debilitando sus pretensiones de explicación ‘’científica’’.
Benjamin se había sentido fascinado siempre por el poder ‘’redentor’’ e
‘’iluminante’’ que encontraba encerrado en los objetos físicos del mundo, se
veía a sí mismo, en efecto como un medio lingüístico al servicio del poder
de estos objetos. El marxismo de Benjamin continuaba su búsqueda
incesante de la estética de la muerte; solo que ahora, por la vía de la teoría
de la cosificación y el fetichismo de las mercancías, trataba Benjamin de
borrar las huellas de la necrofilia decadente que había en el mismo
mediante su relación con la economía de mercado y la violencia fascista
que despreciaba por igual. La glorificación estética de los objetos
mercantiles muertos, cosificados a partir de su conexión viviente con el
proceso laboral en que fueron creados, formaba uno de los focos centrales
de la principal investigación marxista de Benjamin. ‘’LA MODA
PRESCRIBÍA EL RITUAL POR EL QUE LA MERCADERÍA FETICHE
DESEABA SER VENERADA… EN RELACIÓN CON LO VIVIENTE,
REPRESENTA EL DERECHO DEL CADAVER’’.
Luchando con la propia cosificación y fetichización del poeta y de los
objetos, trató paradójicamente de poner su atracción hacia los objetos
muertos al servicio del esfuerzo tendiente a impartirles nueva vida. Una
característica central de esta técnica (iluminación profana) era el
alejamiento destructor de la familiaridad mediante la visión de los objetos a
corta distancia pero desde muchos ángulos, una técnica de distanciamiento
de montaje que Benjamin había usado todo el tiempo, pero que recibió de
Brecht en un manejo conceptual.
En 1930 escribió benjamín que solo la revolución proletaria podría conducir
a un uso de la tecnología como una ‘’clave para la felicidad y no un fetiche
para la decadencia y la estetización de la violencia fascista(sugiriendo un
mal uso de la potencialidad por otra parte liberadora de las capacidades
técnicas modernas) esto parecía seguir la concepción más optimista de
Brecht acerca de la tecnología, la lucha proletaria y la estética de la
producción aunque Benjamin criticaba cada vez más la noción del progreso
tecnológico lineal y de la dominación de la naturaleza por medio de la
ilustración. Coincidía Benjamin y Adorno en que el fascismo era la
culminación de la tendencia de la ilustración a reprimir la naturaleza desde
afuera y desde adentro en la búsqueda de una ‘’racionalidad tecnológica
cosificada.
Benjamin contemplaba con horror el continuo lineal de la secuencia
histórica como un catastrófico ‘’montón de basura’’ y consideraba las
revoluciones y la iluminación profana como una ruptura del tiempo según el
modelo de las intervenciones mesiánicas de la esperanza judía. Benjamin
encontró en la poesía simbolista el contraste fundamental entre el tiempo
aditivo y las ‘’epifanias’’ misteriosas y liberadoras.
A mediados de los años 30 Benjamin escribe: ‘’afirma marx que las
revoluciones son las locomotoras de la historia mundial. Pero es posible que
debamos verlas de una manera totalmente diferente. Es posible que las
revoluciones sean un ancla para el freno de emergencia que la humanidad
acciona en su tren’’.
Mientras Adorno buscaba la mediación del pasado y el presente, y criticaba
la ‘’antihistórica’’ unión de lo ‘’arcaico’’ y lo ‘’nuevo’’ realizada por Benjamin,
Benjamin buscaba explosiones’’ del continuo de modo que pudiera tomar
selectivamente los ‘’sedimentos’’ prometedores, no transmitidos y
marginales, los desperdicios de la civilización como lo hace el ‘’héroe’’ de la
ciudad moderna en Baudelaire.
Adorno desarrolló también una disposición peculiar de las categorías
marxianas, sus fuentes no eran judías ni francesas, sino que se
encontraban dentro del desarrollo ’’inmanente’’ del pensamiento y la cultura
críticos austro-alemanes. Las claves del enfoque dialéctico de Adorno eran
‘’no identidad’’ y mediación. Adorno se negaba categóricamente a derivar la
realidad de alguna base final. Ni el sujeto ni el objeto, ni la ‘’totalidad’’ ni los
particulares concretos, ni la naturaleza ni la historia, etc… deberán
reducirse jamás el uno al otro; cada uno de ellos se encontraba en un
‘’campo de fuerzas’’ de tensión y elementos retenidos que distinguía al uno
del otro. Adorno escribió: ‘’La dialéctica es la sensación consistente de la
ausencia de identidad. No empieza por asumir una postura. Mi pensamiento
se siente atraído hacia ella por su propia insuficiencia.
Adorno subrayó siempre la relación mediada existente entre el objeto y el
sujeto, la tendencia de cada polo a revelar, en sus estructuras internas, las
influencias constitutivas del otro. A diferencia de Benjamin que tendió
durante toda su vida a verse a sí mismo como un medio para el lenguaje
ambiguo de los objetos mientras interpretaba el marxismo como la
revelación del espacio-imagen publico colectivo.
Adorno había aprendido mucho de la dialéctica materialista de Marx y sus
críticas al idealismo hegeliano, aunque siempre había rechazado la
afirmación marxiana fundamental del proletariado como el agente colectivo
del cambio revolucionario. Siempre percibió a la clase trabajadora industrial
como un reflejo integrado y pasivo de la sociedad capitalista.
En los años cuarenta Adorno tendía a contemplar la sociedad
contemporánea como una red ininterrumpida, cada vez más carente de
mediación, de ‘’identidades’’ entre un individuo voluntariamente obediente y
un todo social represivo, la clase trabajadora y la ‘’administración’’ y la
‘’dominación económica y política.
Según Adorno solo la ‘’avant-garde aislada conservaba un elemento de
resistencia ‘’negativa’’ y de genuina esperanza utópica.
La época del siglo xix le parecía a Adorno preferible a un capitalismo
coordinado avanzado.
Benjamin había construido la cosificación en términos de la adoración de los
objetos muertos: Adorno la encontró en la fungibilidad mortífera de
personas atomizadas en las ‘’masas contemporáneas’’.
En la teoría de Adorno, el foco del concepto marxiano del fetichismo de las
mercancías se desplaza del proceso de trabajo capitalista a los valores de
intercambio comerciales en una sociedad burocrática y consumista del SXX.
Adorno escribe: En el sistema del liberalismo, la individuación de un sector
de la población pertenecía al proceso de adaptación de la sociedad en
conjunto ante el desarrollo tecnológico, pero ahora la operación del aparato
económico exige que las masas sean dirigidas sin ninguna intervención de
la individuación (Psicología del fascismo). Según Adorno, en la ‘’sociedad
totalmente administrada’’, y sobre todo en su forma fascista, Adorno
percibió la cesación virtual de las mediaciones del individuo (tomo la perdida
de la individualización y su disposición a rendirse sin condición a poderosos
agentes externos y colectivos de Freud). El fascismo perpetúa la
dependencia a través de la expropiación del inconsciente por el control
social. El empobrecimiento psicológico del sujeto que ‘’se rinde al objeto’’ en
Freud anuncia los átomos sociales pospsicológicos desindividualizados, que
forman las colectividades fascistas.
Nietzsche examino la presunta necesidad de orden, certeza, trabajo
compulsivo y rutina familiar de las ‘’masas’’ modernas: La misma
autorrendición que descifraba Adorno en los auditorios del jazz y del cine,
para no mencionar las colectividades fascistas.
Adorno y Horkheimer colaboraron para censurar (en Dialectic of
enlightenment) no solo a la sociedad capitalista sino a toda la tradición de
racionalidad manipuladora, calculadora y estrechamente técnica que veían
en la civilización occidental desde los griegos.
Benjamin se había mostrado ambivalente hacia la modernidad industrial,
como lo revelaban sus tratamientos deliberadamente contrastantes de la
‘’declinación de la aureola. En cambio Adorno y Horkheimer descartando los
logros positivos de la modernidad industrial, despreciaban la época de la
máquina y la sociedad colectivista en un ataque generalizado contra sus
formas de vida cosificada. Mientras que el trabajo industrial imponía una
repetición incesante de los movimientos, los humanos eran tratados (y se
trataban a sí mismos) como átomos repetibles, objetos intercambiables de
gobierno bajo un régimen represivo de igualdad meramente formal.
Según Adorno y Horkheimer, la barbarie resurge en el SXX en un retorno de
una ‘’naturaleza’’ que ha sido pisoteada y brutalizada por una civilización
tecnocrática.
Mientras que Benjamin quería rupturas explosivas del tiempo para detener
el proceso catastrófico en marcha, incesantemente repetitivo, Adorno
lamentaba que el proceso no estuviera en marcha sino que se retrajera
sobre si mismo en una regresión continua nacida de su propia dinámica de
ilustración.
La utopía de Adorno tenía las huellas de la fantasía y la imaginación
estéticas, al igual que la de Benjamin. Ninguno de los dos interpretaba
simplemente el arte con categorías marxianas seleccionables.
Adorno y Horkheimer tenían una crítica de la manipulación productivista de
la naturaleza. Para ellos la ilustración daba expresión teórica a la creciente
práctica social (agudizada por el capitalismo industrial) de tratar a la
naturaleza física y humana como objetos de explotación. La esperanza de
la ilustración acerca de la emancipación frente al mito y la autoridad
represiva quedaba traicionada ya cuando se veía a la naturaleza (incluidos
los impulsos humanos) como algo separado del sujeto conocedor, quien
debe aprender a manipular la naturaleza para su conveniencia utilizaría y
además en relación de adversario con tal sujeto.
IX. LAS OPCIONES MODERNISTAS DE BENJAMIN Y ADORNO
Los modernismos alternativos de Benjamin y de Adorno pueden distinguirse
enfocando el eje parís-Moscú del primero y el centro vienés del segundo.
En mayor medida que Brecht, Lukács y Marx, Benjamin y Adorno entendían
que la forma es ‘’la articulación final de la lógica más profunda del contenido
mismo’’. Al revés de Brecht y Lukács (quienes se ocuparon de las
potencialidades realistas y populares de la novela del siglo XIX o el
moderno teatro colectivista) Benjamin y Adorno se sintieron atraídos hacia
formas artísticas aparentemente herméticas y menos representativas.
La culminación de los estudios premarxistas de Benjamin, contenía como su
agenda oculta un ataque modernista a la estética clásica alemana. Lukács
criticó este estudio (Trauesrspielbuch donde defiende a la avant-garde y
critica al arte clásico alemán) de Benjamin por su aparente aceptación de un
mundo de objetos muertos convertidos en fetiches, sin mediación de la
interacción social humana.
A fines de los años 30 Benjamin reconoció la distancia que lo separaba de
Marx de su vena clásica, criticando las huellas de clasicismo que pueden
‘’reconocerse todavía en marx’’. Para benjamín el pasado rescatable no era
un modelo de armonía sino algo sólo redimible en sus restos ocultos y sus
‘’ruinas’’ fragmentadas. Para detener el desastroso continuo lineal y hacer
un espacio para un futuro diferente, deberá invertirse el momento fugaz de
la plenitud de que es capaz, el peso liberador de las relaciones metafóricas
establecidas entre el entonces y el ahora, el allá y el acá. Para el desarrollo
de esta perspectiva Benjamin recurrió a 1) la poesía parisense moderna
(Baudelaire, Mallarmé, Proust) 2) los retos técnicos de los medios nuevos
tales como la fotografía y el cine 3) el constructivismo de Moscú evidente en
el teatro brechtiano.
Ya se ha analizado como desde varios ángulos tuvieron influencia los
simbolistas sobre Benjamin. Vimos cómo socavó benjamín el esteticismo y
el ‘’culto de lo nuevo’’ de Baudelaire relacionando su poesía con las formas
del fetichismo de las mercancías en la sociedad capitalista. Las
constelaciones’’ percibidas por Benjamin en los poemas de Baudelaire no
se presentaban en una forma lineal, discursiva, sino como un montaje
evocador al estilo de Mallarme o Valery. En todo momento Benjamin
subrayaba la inmersión del yo en el lenguaje, hecha por Baudelaire, y la
mortal atracción de la rendición ante la multitud, o ante el objeto
mercantilizado, en la búsqueda de un nuevo material poético. Uno de los
objetivos de Benjamin en el proyecto de las Arcades era la elaboración y la
evaluación crítica de sus propias formas similares de ‘’decadencia’’
simbolista.
Benjamin conservaba algunos aspectos importantes de la herencia
simbolista, como una teoría autorreflexiba y despersonalizada del lenguaje
liberado de las funciones meramente representativas o de comunicación
subjetiva, un cultivo de enfoques metafóricos, ambiguos y enigmáticos hacia
el objeto’’ poético mágico, una ambivalencia hacia la muerte y el vacío y una
fanscinación por ellos, una concetración en el momento efímero y las
liberantes rupturas espacializadas del tiempo, una sensibilidad conectada
con la metrópoli urbana, una ‘’esperanza en el pasado’’, políticamente
reorientada, que recurría sobre todo a las novelas ‘’simbolistas’’ apolíticas
de Proust.
Para Benjamin, articular el pasado, ‘’significa capturar un recuerdo que
relampaguea en un momento de peligro’’, entendiendo el recordar de
manera Proustiana (que reduce el tiempo y disuelve a las personas en los
objetos con los que se asocian mentalmente).
La inclinación de Benjamin en los años 20 hacia el surrealismo fue otro de
sus esfuerzos por politizar el arte, reorientar el modernismo para alejaro de
la lasitud decadente de los primeros simbolistas. Hemos visto cómo, para
Benjamin, los surrealistas ‘’hicieron explotar’’ el ego ‘’burgués’’ revelando un
espacio de imágenes publicas dentro del individuo privado, una
característica de su expresión de sueños en particular. Mientras que las
metáforas simbolistas buscaban la creación de una nueva belleza
melancólica, el montaje de los surrealistas cargaba el acento en el choque y
la desfamiliarización, así como una destrucción más vigorosa que la de los
simbolistas de todas las pretensiones del arte como un ‘’mundo cerrado’’,
orgánico o hermético. Los surrealistas habían destruido (como los cubistas)
la ilusión de la autonomía del arte mediante la introducción de fragmentos
de la realidad (objetos encontrados) en su obra.
Según Benjamin, los esfuerzos surrealistas por ‘’politizar’’ el arte, servían
como un contrapeso directo de la ‘’estetización’’ de la política que detectaba
en los movimientos fascistas.
En diversas ocasiones, Benjamin relacionó la ‘’estetización’’ de la muerte y
la violencia de los fascistas con los simbolistas y decadentes dBaudelaire y
Stefan George.
En ‘’La obra de arte’’ Benjamin censuró también las potencialidades
reaccionarias de una estética expresionista: escribió que la política nazi no
se otorga ‘’a las masas su derecho sino una oportunidad de expresión. El
fascismo trata de darles una expresión mientras preserva la propiedad’’. Por
eso después de su viraje hacia el marxiso, Benjamin buscó varios medios
para erradicar su propia fascinación ‘’decadente’’ estetizada por la muerte,
uno de los legados de su pasado simbolista.
El arte politizado que Benjamin esgrimia contra el fascismo incluía la obra
de los surrealistas franceses, los constructivistas rusos y Brecht.
Es significativo que, al analizar el teatro épico (de Brecht en los años 20)
Benjamin subrayara los aspectos del montaje discontinuo, el alejamiento
desfamiliarizante, el optimismo tecnológico y la autoreflexividad estética que
aproximaron a Brecht a la práctica rusa de los años 20 (y más remotamente
a los cubistas. Benjamin se encontró en las obras de Brecht en contacto con
el ‘’pensamiento’’ de las ‘’masas’’, le pareció esto un antídoto muy útil para
su propio hermetismo esotérico.
En dos ensayos publicados en 1927 sobre el cine soviético de avant-garde,
ecploraba con simpatía el multiperspectivismo visual, los héroes de la masa
y las visiones positivas de una tecnología colectivamente controlada,
contenidas en la obra de Eisenstein y otros. (Al principio Benjamin era
optimista de la declinación del Aura, luego no). Dice también Benjamin
sobre la fotografía de manera muy proustiana: ‘’La cámara, está siempre
lista para captar imágenes transitorias y secretas que pueden sacudir los
mecanismos asociativos del observador hasta paralizarlos’’. Pero debe
haber un guion que permita al fotógrafo ‘’leer’’, sus propias fotografías,
literalizarlas y rescatarlas de los propósitos comerciales. Existen dos
fotografías: la que tiene un uso mercantilizado, sensible a la moda (el
mundo es hermoso es su lema) y la que deliberadamente construye el
objeto sin reproducirlo románticamente, liberándolo así de una aureola
anacrónica. Benjamin no le gusta la fotografía comercializada diciendo que
hasta la fotografía de la pobreza se puede convertir en un objeto de disfrute.
Los tratamientos del cine y la fotografía representaban el lado utópico de la
respuesta ambivalente de Benjamin ante la declinación de la aureola y la
tradición de la sociedad contemporánea. La otra reacción apareció
claramente en ‘’Algunos temas en Baudelaire’’ de 1939, donde dice por
ejemplo que en la prensa, la sustitución de la antigua narración por la
información, de la información a la sensación, refleja la creciente atrofia de
la experiencia.
Según Adorno había una experiencia estética seria en 1) la composición de
la música (ya sea pública o privada) 2) la audición ‘’estructural inteligente,
por oposición a la audición atomizada y 3) la experiencia interior reflexiva de
la lectura privada. Adorno entendía muy bien que la mpusica de Beethoven,
contemporánea de Goethe y Hegel, era históricamente irrecuperable, pero
también contemplaba la época de Beetovhen como un periodo privilegiado
de la expresión artística para el enjuiciamiento de todas las tendencias
anteriores y posteriores (incluidas las de la ‘’industria de la cultura’’).
Adorno dice que en Beethoven solo a través del todo adquiere su particular
calidad lírica y expresiva, en cambio en la música popular de hoy, el todo
está empacado y preordenado; además, cada detalle es separable y
‘’sustituible’’ como un ‘’diente en una máquina’’
Según Adorno el sujeto romántico original retuvo un carácer expresivo cuyo
calor realizaba todavía una función crítica y sólo más tarde se convertiría en
algo falso y vacio. En el SXX no se trataba de abandonar la subjetividad
romántica, sino de transformarla en el acto de su control, por ejemplo en la
emancipación de la disonancia ‘’fea’’: expresar, a través de estructuras
musicales objetivas, la experiencia angustiada del sujeto sensible individual
en un estado de liquidación avanzada (expresionismo). Adorno subrayó
reiteradamente que la ‘’belleza’’ del arte moderno deberá encontrarse en
sus ‘’feas’’ negativas a pacificar y consolar.Para adorno el valor cognoscitivo
de la ‘’fealdad’’ modernista, que desestetizó la obra de arte desde adentro
de su desarrollo técnico, dio una expresión a los oprimidos y se resistió a
las ilusiones afirmativas de la armonía corriente transmitidas por la industria
de la cultura.
Adorno dice que después de los asesinatos Nazis a los judíos el arte es
inadecuado para quienes sufren porque como arte, contiene imágenes y
sonidos apaciguantes que ‘’por remoto que sea’’ tienen el poder de sacar de
allí algún disfrute Adorno dice: ‘’Escribir poesía después de Auschwitz es
una barbarie’’. Pero subrayaba también que obras como la de Schoenberg
(el expresionista de las disonancias, expresión del sufrimiento subjetivo del
individuo en desintegración) y como Kafka y Beckett proveían cierta
esperanza mínima por su capacidad de dar siquiera la más ligera expresión
a los horrores de la sociedad contemporánea.
La obra de Schoenberg compartía el proyecto artístico de los expresionistas
(como Kafka) que buscaban medios formales objetivos para la exploración
del sufrimiento del individuo y la experimentación de la impotencia y la
fragmentación. La deuda de Adorno con esta estética de la expresión
objetivada era tan importante en su trabajo como la inspiración simbolista
de Benjamin lo era en lo suyo. ‘’En Schoenberg se vuelve crucial la
objetivación de los impulsos subjetivos’’
Junto a la música de Schoenberg, según Adorno, la obra de Franz Kafka
mostraba la ‘’capacidad para soportar lo peor convirtiéndolo en lenguaje’’.
En sus novelas el sueño de la individuación se convierte en la realidad de
pesadilla del mundo contemporáneo.
Benjamin consideraba los choques de la poesía de Baudelaire como
explosiones del continuo temporal, liberadoras de lo efímeramente nuevo de
su mero uso como una mercancía, Adorno los veía como intentos
desesperados por evitar la lasitud y el aburrimiento y crear sensaciones
estimulantes de cualquier clase.
En el 51 Adorno fue más amable con los simbolistas, en vez de imputarles
un deseo de acomodarse al objeto alejado, ahora defendió su inmersión
poética lírica en el lenguaje como un esfuerzo desesperadamente necesario
para rescatar la subjetividad personal en un mundo cosificado y para
preservar así el lenguaje de su mal uso comercial. Pero siguió igual de
hostil hacia el surrealismo que llevaba criticando desde los 30. La
inmediatez fotográfica de los fragmentos materiales ensamblados por los
surrealistas confirmaba estos objetos en su estado cosificados. Además, su
exploración de los sueños ‘’se dirige contra la interpretación psicológica del
sueño’’ (precisamente la característica elogiada por benjamín) y ‘’la
sustitute con imágenes objetivas’’. En 1956 Adorno contempla el montaje
discontinuo del surrealismo como una reunión de miembros corporales
desmembrados, concebidos como fetiches mercantilizados inorgánicos.
Las defensas que hizo adorno sobre el arte modernista no derivaba solo de
premisas expresionistas: su insistencia en una autoliquidación técnica de la
aureola dentro de la dialéctica inmanente de la obra de arte, la necesidad
de preocupaciones formales y autorreflexivas en el arte y la crítica: su
rechazo de la totalidad orgánica clásica, la subjetividad romántica o la
‘’reflexión’’ realista y su hincaíé en la naturaleza fragmentaria, transitoria y
relativista de la ‘’verdad’: todas estas eran características de muchas
corrientes modernistas. Según Adorno la narración de una historia realista
tradicional del sufrimiento individual, desde el punto de vista de una sola voz
narrativa, sería una falsificación de la inhumanidad actual y sugiere que el
individuo tiene todavía un significado y una repercusión independientes del
todo social.
Adorno consideraba la obra de Beckett como una continuación de la
revelación incesante, hecha por Kafka, de la atrofia de la personalidad en el
mundo contemporáneo cosificado.
En el ensayo ‘’on commmitement’’ estimaba Adorno que las obras de Brecht
son fundamentalmente deficientes, tanto en lo estético como en lo político,
por efecto de un didactismo político instrumentalizado y una presentación
demasiado simplificada de las realidades efectivas del mundo
contemporáneo. Adorno acusa de que la doctrina defendida por Brecht
necesita el lenguaje del intelectual, por lo tanto, la familiaridad y sencillez de
su tono es una ficción… es una usurpación y casi un desprecio por las
víctimas el hecho de hablar así, como si el autor fuese una de ellas
(DIL DE PASSOLINI (?))
En el autor como productor (1934), Benjamin sostenía algunas de las tesis
brechtianas referentes a la tecnología, el proletariado y el comunismo,
agudamente criticadas por Adorno. Pero el entendimiento que tenía
Benjamin de la ‘’solidaridad’’ potencial de los intelectuales burgueses
alienados con los trabajadores era más sutil y honesto que el de Brecht. El
ensayo padecia por una evaluación demasiado optimista de los
movimientos comunistas y de la clase trabajadora. Benjamin dice que los
intelectuales, al igual que los trabajadores, no controlan sus medios de
producción y distribución, y deben transformar el aparato que se emplea en
la provisión. Pero esto no significa que el papel social de los intelectuales
fuese idéntico al de la clase trabajadora.
Ni siquiera la proletarización del intelectual podrá convertirlo en un
proletario porque la clase burguesa lo ha dotado de un medio de
producción (bajo la forma de su educación) esto crea un lazo de
solidaridad con su clase. Por lo tanto ‘’el intelectual revolucionario
aparece en primer término y por encima de cualquier otra cosa como
un traidor de su clase de origen’’.
Brecht hablaba a Benjamin de la ‘’proletarización completa del intelectual’’.
Benjamin negaba esta identidad simple sin caer en el error opuesto de
proclamar que los intelectuales fuesen ‘’independientes’’ o ‘’libres’’.
Para Benjamin la tarea del intelectual Burgues de izquierda no consiste en
escribir para los ‘’snobs’’ ni para los trabajadores (sin atacar directamente a
Adorno o a Brecht) sino en ayudar a la politización de la ‘’falsa conciencia’’
de su propia clase, la intelectualidad literaria. Esto incluye, sobre todo, su
educación para que adquieran conciencia de su papel económico
dependiente como mercancías vendibles dentro de la vida capitalista.
CONCLUSIÓN
Las ideas estéticas y culturales muy diversas de Lukács, Brecjt, Benjamin y
Adorno enriquecieron la tradición marxista en estas áreas.
En el capítulo 1, la obra de marx contiene una gran diversidad de
estructuras sugerentes no desarrolladas que conducen en direcciones
potencialmente diferentes.
Durante tres decenios se ha venido hablando del final de la avant-garde; la
absorción de las técnicas modernistas por la publicidad en una sociedad
consumista.
Las exhibiciones de arte y las publicaciones de literatura se dejan
absorber con gusto por las industrias de l enseñanza y la recreación.
Los cuatro autores sostuvieron que el modernismo debía entenderse en
relación con la economía, la sociedad y la cultura capitalistas.
Adorno tuvo su inspiración del tema de ‘’la industria de la cultura’’ de la
discusión señera de la ‘’cosificación’’ a manos de Lukács.
Adorno trató en general a USA y a la unión sivietíca como sociedades
totalitarias muy semejantes a la Alemania Nazi, en cambio Lukács, Brecht y
Benjamin hasta 139 apoyaron críticamente al socialismo soviético.
Los autores no preevieron que la democracia capitalista liberal, no sólo
podría sovervivir a la depresión y a la guerra mundial sino también
reconstruirse sobre bases más firmes y que su combinación singular de
gran libertad política con una considerable desigualdad social y económica
podría persistir durante largo tiempo.