Cestería Mapuche
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Cestería Mapuche
Resumen : La cestería es una actividad tradicional mapuche, propia de las dinámicas ecológicas
y socioculturales de este pueblo. En el último siglo, su desarrollo se ha visto alterado por dos
factores determinantes: la transformación geopolítica de los territorios mapuches en Chile y el
advenimiento del patrimonio como nuevo enfoque para comprender la cultura. Basándose en
las observaciones de especialistas de distintas épocas, el presente artículo examina la situación
de la cestería mapuche como práctica cultural, describiendo sus aspectos materiales, técnicos,
socioculturales y espirituales. Por otra parte, reflexiona sobre su condición de producto artesanal
y los desafíos que este conlleva.
Abstract: Basketry is a traditional Mapuche activity, typical of the ecological and sociocultural
dynamics of this people. In the last century, its development has been altered by two determining
factors: the geopolitical transformation of the Mapuche territories in Chile and the advent of
heritage as a new approach to understanding culture. Based on the observations of specialists
from different times, this article examines the situation of Mapuche basketry as a cultural prac-
tice, describing its material, technical, sociocultural and spiritual aspects. On the other hand, it
reflects on its status as an artisan product and the challenges that it entails.
Keywords: Mapuche basketry, vegetable fibers, basketry objects, cultural practice, craftsworks
Pichigeltun dugu : Tvba chi damiñ bvtxa kuybi mapuche kvdaw gey, nvwkvlebulu ñi ad mogen
mew ka ñi pvllimapu maw. Welu may bantepu mew tvba chi damiñ dugu kaletuy kalewetun
mew mapu bill pvle rume ñamtun billke anvmka voki tugekebel dewmageam. Banten mew ka
gvneduamgetuy damiñ kvdaw kimgetuam chumlen mogen pu mapuche mew. Gvneduamge-
*
Antropóloga, magíster en Investigación Básica y Aplicada en Antropología, y doctora en Antropología Social
y Cultural (Universidad Autónoma de Barcelona). Su campo de investigación son los estudios antropológicos del
desarrollo, la antropología económica aplicada y la ecología política. Ha centrado su trabajo etnográfico en procesos
territoriales asociados a las construcciones locales del desarrollo y la conservación de la biodiversidad, liderando
proyectos de investigación básica y aplicada en el centro-sur de Chile.
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Antropóloga, licenciada en Antropología con mención en Antropología Sociocultural. Su campo de investigación
son las transformaciones socioecológicas y los procesos de convivencia entre diversos modelos de naturaleza y sociedad.
Ha centrado su experiencia profesional en el levantamiento etnográfico de contextos críticos en la Región del Biobío.
Ex Colecciones Digitales
Noelia Carrasco Henríquez y Valentina Cisterna Roa
tun mew chem pilelu pu chillkatukeniebilu beyta chi damiñ dugu, beypingetuy, ñi petu dew-
maniegeken kiñe mapuche kvdaw gen, bey mew, kimelniey chem mew dewmageken, chem
dugu mew konken gvneduamgekey chem kimvn amuli, mogen kimvn, pvlli kimvn. Ka dugu
mew kay rakiduamgetuy ñi mapuche dewman kvdaw gen ka chumechilerpual kan antv mew.
Doy banen chi zugun : mapuche damiñ kvdaw, anvmka voki, anvmka txawa, mapuche kimv
kvdawa, mapuche adelkawvn kimvn
Introducción
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Cestería mapuche: usos y prácticas culturales
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Noelia Carrasco Henríquez y Valentina Cisterna Roa
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Cestería mapuche: usos y prácticas culturales
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No solo a las necesidades de la casa proveen los cesteros del este, sino que esportan a las
reducciones del centro i del poniente sus productos, en caravanas de varios hombres i
mujeres que conducen en las aneas de sus caballos una porción de canastos de distintos
tamaños. (Guevara, 1927, p. 272)
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Cestería mapuche: usos y prácticas culturales
común salvo en las reducciones del lago Budi» (1967, p. 26). Lago (1971)
apunta que se lo emplea para colar chicha, y Joseph (1930), que presenta
«una técnica de confección parecida» al tipo denominado «chine». Este autor
también menciona el «paqueil» y el «loñho», consignándolos como categorías
diferentes. Interesantemente, Piñeiro plantea que, por el contrario, se trataría
de dos denominaciones alternativas de un mismo tipo de cesto:
Figura 3. Pakjei tejido con fibra vegetal más bien rígida. Presenta tapa del mismo material y asa de cuero. Museo
Mapuche de Cañete, Colección Etnográfica, n.o inv. ch/1946/2516. Fotografías de Juan Pablo Turén.
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Lago (1971) precisa que la pilwa se habría expandido al sur de Malleco hasta
Chiloé, donde se elaboran todos los tipos de cestas conocidos, de preferencia
con fibras como el junquillo, la quilaneja, el chupón, y el coirón. Por último,
este autor suma el «gañue», que habría servido para medir especias (Lago, 1971).
Uno de los sitios donde la confección de cestería mapuche permanece
vigente hasta nuestros días es Huentelolén, en la provincia de Arauco. Loreto
Rebolledo (1992) informa que esta tradición se caracteriza por el uso de la
ñocha en la creación de canastos, llepu y otras piezas cuyos usos se han rela-
cionado tanto con el ámbito doméstico como con los espacios ceremoniales,
donde se emplean para contener ofrendas.
Héctor Zumaeta y Marco Sánchez (1993) sostienen que la cestería ha
estado siempre presente en la vida diaria de las personas mapuches y que la
comercialización de estos productos representa una oportunidad de difusión y
un aporte económico importantes para las familias. Explican asimismo que la
elección de la materia prima depende del lugar geográfico donde habita el/la
cestero/a, factor que explicaría la estrecha relación que las personas establecen
con las fibras, así como la especificidad de los conocimientos construidos y
reproducidos para su elaboración. De ahí que el uso de fibras vegetales aparezca
como una característica que brinda identidad, asociada a las connotaciones
de los recursos que provee la naturaleza para la vida y a la cercanía con estos.
De acuerdo con las personas entrevistadas para esta investigación, los
aspectos espirituales acompañan la práctica de la cestería desde el inicio de su
proceso de elaboración. En la recolección de las fibras, por ejemplo, se ha de
producir un diálogo con los ngen o espíritus del bosque o ecosistema de donde
se obtienen. La extracción debe ser respetuosa en lo espiritual, velando por no
afectar la presencia de estos seres, quienes, a su vez, aseguran la disponibilidad
de las fibras. Se trata, en definitiva, de una relación de reciprocidad con el
mundo natural, basada en una comprensión sagrada de la naturaleza y de
especial consideración en el acceso a sus recursos. Este componente espiritual
también se advierte al momento del uso de los artefactos –por ejemplo, en
su presencia habitual dentro de la puesta en escena ceremonial–.
Fibras vegetales
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Cestería mapuche: usos y prácticas culturales
Como materiales [los mapuches] emplean los tallos volubles de las plantas enredaderas: el
voqui blanco (Cissus striatus), el coral (Luzuriaga radicans), el copihue (Lapageria rosea),
el chupón o ñocha (Bromelia sphacelata) y materiales de relleno: el colihue (Chusquea
cummingii), el coirón (Andropogón argentus y Nasella chilensis), la curaguilla (Holcus
halapensis), la mostaza (Sinapis nigra), la paja de trigo, avena y cereales comunes. (p. 40)
las mujeres cesteras recogen aquellos tallos volubles, los enrollan, los secan algunas se-
manas y los sumergen en agua por pocos días. Se descortezan más fácilmente entonces
y adquieren la flexibilidad necesaria para el enlazamiento. (Joseph, 1930, p. 41)
Adicionalmente, Lago (1971) indica que los materiales preferidos por los
mapuches para la confección de sus cestos y platos de paja son «trigo, cañas
verdes, quilineja, mimbre, cadillo (Acaena argenta) [sic]» (p. 46).
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Se llevaba un cuchillo, porque así se corta, se amarraban con un lazo y se tiraban por
la quebrada. Cuando llegaban abajo, se van a buscar solamente la hoja que va a servir,
porque hay hojas que salen en la primera capa, y esa no sirve. La capa que uno puede
tirar la ñocha sola para arriba y que tiene una patita blanca, esa es la que sirve, y las que
están nuevecitas, esas las van cortando con el cuchillo para ser usadas […]. Las ñocha de
cerro son como de dos metros, y la que nosotros tenemos en invernadero llega al metro y
medio. Las de cerro son angostas porque están debajo de los matorrales, crecen, y las de
acá, no. La ñocha que se procesa de invernadero crece, y se va cortando para poder utili-
zarla, porque si no, se ponen viejas, y la ñocha vieja no sirve. (com. pers., junio de 2019)
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Cestería mapuche: usos y prácticas culturales
Se recolectaba, se echaban a cocer, se cuece con cenizas, como hacer un mote de campo.
Solamente en verano uno debe hacer eso, tiempos de diciembre, enero, febrero, tres
meses más o menos, acá por el sol que es más fuerte, se tienen por lo menos cuatro
días en el sol. Se guardan, se entran, que no tome el sereno, que no tome humedad. Se
lava, se saca la ceniza, que queden blanco. Se vuelve a poner al sol, se deja en la noche
en sereno para que queden abiertas las hojas, se secan de nuevo y ahí recién se guardan
para el invierno, se dejan en sacos para que no se pongan amarillos, y no lleguen los
bichos a hacer nido, porque uno los guarda en paquetes para en este tiempo trabajarlos
en seco. (com. pers., junio de 2019)
todo tiene su tiempo de cocción, tiempo de estar afuera, tiempo de que no se moje, porque
si usted se equivoca en una parte del proceso, va a echar a perder todo su material, no
va a ser blanco, no va a ser firme [...] el cortar la ñocha se va en menguante, no hay otra
fecha de ir a cortar, tiene su tiempo de ir a cortar, se puede cortar en luna llena, pero usted
lo trabaja y se corta, son blando, y en menguante es firme. (com. pers., junio de 2019)
[...] se limpia, para luego someterlo a cocción rigurosa durante tres horas aproximada-
mente para facilitar la extracción de la corteza [...] posteriormente, sumergen la materia
prima en agua durante un tiempo prolongado, se adquiere así condiciones aptas de
flexibilidad. (Zumaeta y Sánchez, 1993, p. 24)
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Cestería mapuche: usos y prácticas culturales
Con este fin se seleccionan los tallos que van por el suelo –es decir, aquellos
que crecen en forma horizontal, más flexibles que los que trepan vertical-
mente– y se cortan con la mano en el punto donde están arraigados a otro
de mayor grosor. La unidad de medida de la materia prima recolectada es el
«rollo»: los recolectores hablan de cuántos rollos pueden recolectar por día o
de cuántos sacaron de un lugar determinado. «Contienen de 30 a 50 hebras
cada uno y su peso fluctúa entre 800 a 1500 g por unidad, dependiendo de
la cantidad de tallos que contenga» (Palma et. al, 2016, p. 56). La época de
recolección del pilpilvoqui no está claramente definida, pues hay quienes
lo extraen durante todo el año, mientras otros prefieren hacerlo durante el
invierno, cuando los tallos no están quebradizos y, por tanto, presentan la
condición requerida para tejerlos.
Luego de la recolección, los rollos de pilpilvoqui son sometidos a un
proceso largo y trabajoso que tiene como finalidad limpiar completamente
las hebras para que adquieran el color blanco característico de esta cestería.
Antiguamente el primer paso consistía en enterrar las «hebras» de voqui en ceniza caliente
sin brasas, con el objeto de ablandar la corteza al subir la temperatura de la fibra y cocerla.
Luego, la fibra se sumergía en agua corriendo con ceniza para dejarla en reposo, al menos
durante cuatro días. Habiendo realizado todo lo anterior, era posible pelar las hebras.
Además, se identifica una segunda técnica, ahora en desuso, que venía a complementar
la recién descrita; luego de pasar la fibra por las brasas y remojarla, «se pisaba». Entonces
de esa forma salía un foki más blanco, mucho más blanco que el foki que se conoce
hoy, pero se cortaba con mayor facilidad. (Lienlaf, 2011, en Palma et al., 2016, p. 71)
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Los artesanos del voqui fuco crean piezas tradicionales, como el llepu y el balai, que son
encontrados en ferias, tiendas y cooperativas artesanales a lo largo de Chile, pero en muy
pocas cantidades y sólo en ocasiones esporádicas. (Ward, 2003, p. 188)
en lugares de mucha sombra, por ejemplo, donde hay árboles altos y tupidos, como el
coihue, tepa y mañío, y donde pueden ver muchos trepadores y helechos. [Los reco-
lectores] Buscan lugares cerca de quebradas que tienen suelos húmedos y cubiertos de
hojas. (Ward, 2003, p. 220)
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El material usado como enlace es muy agradable de círculos concéntricos […] mucho
más duro, grueso y tieso que el de la cestería de Hualqui, lo que produce un tejido
también más grueso, compacto y tan bien amarrado que se puede inclusive echar agua
dentro del objeto tejido sin que deje pasar una gota de ella. (Piñeiro, 1967, p. 26)
Según la autora, los objetos hechos en esta técnica no llevan ningún tipo
de ornamentación superficial, por lo que su apariencia descansa únicamente
en la forma y la perfección del acabado.
Como ejemplo, Piñeiro describe detalladamente el proceso de confección
de un llepu en la técnica de aduja, labor que tardaría, a lo menos, dos semanas:
Los fabricantes toman una varilla flexible de coligüe, la rodean con coirón, enrollan en
espiral la tira de la ñocha para formar un corto cilindro grueso como el dedo meñique,
arquean este cilindro hasta cerrarlo en diminuto anillo; punto de partida para la espi-
ral. Las espiras se mantienen contiguas y estrechamente unidas envolviendo el cilindro
de relleno en formación con las tiras de la ñocha y haciendo penetrar ésta en la espira
anterior entre dos enlaces sucesivos. Se practica la abertura con ayuda de un punzón. Se
introduce por ella la ñocha, se ejerce una tracción, el cilindro se encorva uniformemente
en espiral. El llepu terminado se compone al menos de unas 40 espiras perfectamente
amoldadas unas con otras, con una leve curvatura ascendente. (1967, p. 27)
La técnica de aduja o espiral es una de las más simples y antiguas. Para utilizarla es
necesario contar con dos tipos de materiales vegetales, uno más consistente, que servirá
para formar el esqueleto o interior y las hebras vegetales para recubrir y amarrar, cuya
cualidad esencial debe ser la flexibilidad. En Huentelolén, para el relleno interior se
usa coirón o paja y como fibra de enlace se emplea la ñocha o junquillo. La técnica
consiste en enrollar en espiral un manojo de coirón o paja y con la ayuda de una aguja
gruesa se va dando puntadas cada cierto trecho con hebras de ñocha, de este modo se va
recubriendo el interior a la vez que se van dejando unidas las espirales entre sí. El inicio
(fondo) varía según la forma que tendrá la pieza que se elaborará [...]. (p. 8) (fig. 4)
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Figura 4. Detalle de llepu de Huentelolén tejido con técnica aduja. Museo Mapuche de Cañete, Colección Etno-
gráfica, n.o inv. 110-1-97. Fotografías de Juan Pablo Turén.
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Así lo confirma también el informe de conservación y restauración Identificación de materiales y
técnicas de elaboración de las piezas de fibra vegetal que pertenecen a la colección de artesanía y arte del
Museo Histórico Nacional (Muñoz y Martínez, 2009).
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Figura 5. Kulvko elaborado en fibra vegetal tejida, de uso doméstico (vista lateral y detalle del asa). La boca del
contenedor presenta un borde trenzado. Museo Mapuche de Cañete, Colección Etnográfica, n.o inv. 5-24-70.
Fotografías de Juan Pablo Turén.
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Ahora no se puede subir a los cerros, uno tiene que pedir permiso a las forestales que
tenemos alrededor, […] tenemos que conseguir un certificado para poder recolectar los
materiales, eso es algo que antes no se hacía […], nos restringen para ir por los materia-
les, y además ya no hay, eso donde había, ya no existe eso. (com. pers., junio de 2019)
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Conclusiones
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Referencias
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Anexo.
Fibras vegetales utilizadas en la elaboración de cestería mapuche.
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