Quien Busca Encuentra. Arte Rupestre en PDF
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Quien Busca Encuentra. Arte Rupestre en PDF
A
Roberto Campbell, Escuela de Antropología, Facultad de Ciencias Sociales, Pontificia Universidad Católica de Chile. Av. Vicuña
Mackenna 4860, Macul, Santiago. Chile. E-mail: [email protected]
B
Francisca Moya Cañoles, serp/Departament d’Història i Arqueologia, Universitat de Barcelona. C/ Montalegre 6-8, 08001, Barcelona,
España. E-mail: [email protected]
C
Renata Gutiérrez, Institute of Archaeology, University College London. Reino Unido. E-mail: [email protected]
Río
En este trabajo presentamos una sistematización
Biob
del arte rupestre del sur de Chile a partir de una revisión BIOBÍO
ío
mayormente bibliográfica. En primer lugar, exponemos 45
ARGENTINA
y planteamos líneas para futuras investigaciones. 15 14
R. Calle Calle
16
20 19
Río
21
texto el arte rupestre de Cueva de los Catalanes. Para ello
22
se consideró el registro presente en todo el sur de Chile
LOS LAGOS 23
(Aldunate 1989), área que abarca las Regiones de Ñuble, 24, 25, 26
Biobío, La Araucanía, Los Ríos y Los Lagos hasta el canal
de Chacao, cubriendo 111.440 km2 y 650 km lineales
de norte a sur (fig. 1). La zona está caracterizada por 0 100 Km
Figura 1. Mapa de los sitios de arte rupestre del sur de Chile. Figure 1. Map of the rock art sites of southern Chile.
Arte rupestre en el sur de Chile / Campbell et al. 249
un clima templado que, de norte a sur, va transitando Villucura-petroglifo); sin embargo, su búsqueda permitió
desde un tipo Csb a uno Cfb predominantes (Sarricolea acotar el área de ubicación de los mismos, a partir de
et al. 2018). Asimismo, hay una progresión latitudinal las indicaciones de los lugareños.
desde una vegetación esclerófila a una caducifolia, y Por lo dicho anteriormente, nuestra evaluación
finalmente laurifolia y siempreverde (Gajardo 1994, se basa, en la mayoría de los casos, en descripciones,
Luebert & Pliscoff 2006), la que ha sido severamente fotografías, dibujos, mapas y croquis disponibles, los
impactada en tiempos históricos (Lara et al. 2012). que, como se señaló, no siempre fueron generados por
Geomorfológicamente, la zona está formada por cinco investigadores ni con fines de difusión o registro. En
macroformas longitudinales: la planicie costera y sus este sentido, las referencias más recientes –décadas del
islas adyacentes, la cordillera de la Costa, la Depresión 2000 y 2010– son mucho más ricas y precisas, dado un
Intermedia o Valle Central, la precordillera o montaña, mayor acceso a instrumentos para su registro (p. e., gps,
y la cordillera de los Andes (Börgel 1983). fotografías digitales).
Es importante señalar que se relevaron como “arte La información relevada se consideró a partir de
rupestre” aquellos casos que fueron indicados por las sitio, soporte y motivo o diseño, analizándola desde
fuentes como arte rupestre (o como petroglifos, pinturas, diversas variables. Para los sitios se analizó la frecuencia,
pictografías o grabados), reconociendo en este la intención ubicación (región, comuna), macroforma, tipo de sitio
clara de representar un diseño en particular. Por tanto, (“cielo abierto” o “reparo” [alero o cueva]), evidencias
la información de aquellas otras manifestaciones que arqueológicas asociadas, intervenciones arqueológicas,
también conllevan la modificación de un soporte pétreo, cronología e interpretación del contexto. En cuanto a los
pero que no presentan diseños reconocibles sobre sus aleros y cuevas en cuyas superficies se haya registrado
superficies, si bien también fueron relevadas, no fueron arte rupestre, se los consideró como un único bloque,
incorporadas directamente en esta evaluación. Tal es el entendiéndolos como una sola unidad pétrea. En el caso
caso de las piedras tacitas y de algunas de las llamadas de los soportes, se tomó en cuenta litología, número de
piedras santas. motivos y técnica.
Se revisaron 41 fuentes, las cuales comprenden Por último, asumimos como sinónimos los con-
un lapso temporal cercano a los 150 años (1870-2018). ceptos de motivo y diseño, entendiéndolos como una
Este aspecto presentó la dificultad de aproximarse a unidad de conceptos de representación visual. Por ello
fuentes muy heterogéneas en cuanto a calidad de la se los usa intercambiablemente en este trabajo. Lo an-
información; desde trabajos académicos dedicados terior constituye una decisión conceptual diferente a lo
a un caso particular con ubicación, descripciones y indicado por Fiore (2011: 111), pues debido a la escasa
fotografías (p. e., Oyarzún 1910), hasta otras que son información que presentaron algunas de las fuentes
solo una breve mención (p. e., Guevara 1911), o incluso bibliográficas consultadas, no fue posible analizar la
solo un punto en un mapa (p. e., Van de Maele 1968). composición visual y segregar los diseños en unidades
Entre dichas fuentes se incluyen también notas de prensa compositivas más específicas. Dicho esto, se relevó en
aparecidas en diarios y revistas nacionales, referidas por este caso el tipo de motivo (figurativo, no figurativo),
Menghin (1964), Niemeyer y Montané (1968) y Stehberg frecuencia, técnica, color del trazo, tipo de surco y mor-
(1980); sin embargo, no pudimos dar con todas estas, fología. La información cuantitativa que presentamos
dado lo parcial de algunas referencias. Finalmente se se basó principalmente en lo que exponen sus autores,
consideraron trabajos fruto de proyectos patrimoniales incluidas fotografías y dibujos. Se desestimaron los datos
realizados en la última década (Piedra de Reunión 2011, presentados como dudosos por los autores. Por esta ra-
Espinoza 2017), investigaciones pseudo-arqueológicas zón, el número de bloques y motivos se debe considerar
(Fonck 1965) y distintos sitios webs. como un número mínimo, pues no se puede asegurar
Este trabajo de gabinete fue acompañado por re- que aquellas cantidades no aumenten con la realización
gistros en terreno de algunos de los puntos identificados de un registro sistemático en terreno.
(Villucura-pinturas, Petroglifos del Llaima, Cerro de la
Piedra con Costilla, Paredón Luisa), los que se suman
a lo realizado en Cueva de los Catalanes. En otros ca-
sos, dicha iniciativa fue infructuosa (Purén-Pangueco,
250 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 25, No 1, 2020
445), basada en la evidencia de Cerro de la Piedra con deja de ser significativo el incremento que ocurre desde
Costilla y Cachillahue, de un “estilo de rostros” para el 1990, a la par de un aumento en los proyectos de inves-
área araucana. Este estilo, sin embargo, no es descrito tigación como también de los eia. Sin embargo, como
explícitamente por ellos, sino que dicha tarea será llevada se señaló previamente, parece claro que la presencia de
a cabo por Mostny y Niemeyer (1983), quienes usando arte rupestre no es aquí particularmente abundante, en
los mismos casos, dirán que se define por una técnica comparación con Patagonia septentrional o el norte
de “surco profundo o inscultura con que se han grabado semiárido chileno.
algunos grandes peñascos. La temática se orienta a re-
producir rostros o figuras que parecen rostros, algunos
probablemente de búhos o lechuzas” (1983: 77). RESULTADOS
Otro planteamiento surgido también en esta época
es acerca del estilo Guaiquivilo, el que, si bien se ubica Distribución, características y
fuera de nuestra zona de estudio –área cordillerana de la cronología de los sitios de arte rupestre
Región del Maule– ha sido relevante para la interpretación
del arte rupestre del sur de Chile. Este estilo es propuesto Para el sur de Chile (36°-42° S) pudimos identificar 26
por Niemeyer y Weisner (1972-1973) y corresponde a puntos que reportaban la presencia de arte rupestre
conjuntos de motivos abstractos y figurativos en técnicas (tabla 1 y fig. 1). Estos se distribuyen de manera dispersa
de grabado que se emplazan sobre grandes planchones a lo largo de todas las macroformas longitudinales,
rocosos horizontales; ellos le atribuyen una cronología concentrándose catorce en la precordillera y cordillera
ubicada entre los siglos xii y xvi dc. de los Andes.
Por su parte, Gordon (1980), pero más claramente De los sitios reconocidos, 11 corresponden a reparos
Mostny y Niemeyer (1983), hacen hincapié en una rocosos de diferentes tamaños. Por una parte, hay cua-
aparente recurrencia regional de la técnica de grabado tro cuevas: Panguipulli, Cueva de los Catalanes, Cueva
de surco profundo, la que se manifestaría en Cerro de las Vulvas y Puerto Chico. Entre los aleros rocosos
de la Piedra con Costilla, Cachillahue y Petroglifos de menor tamaño se encuentran Villucura-pinturas,
del Llaima. Por último, Gordon (1980), a partir de su Pocolpén, Renahue 2, Santa Bárbara 1, Torrentoso 01,
trabajo en Petroglifos del Llaima, también re-actualiza Correntoso 01 y Paredón Luisa. Los restantes sitios están
la idea del motivo de “vulva” propuesto originalmente a cielo abierto, excepto cuatro (Hueñivales, Liucura,
por Oyarzún (1910), planteándolo como un posible Lipingue, Lago Rupanco), para los cuales la información
elemento transversal al arte rupestre del sur de Chile, no permite abordar este aspecto. A partir de la evidencia
dada su presencia tanto aquí como en Cueva de los obtenida en terreno (Villucura-pinturas, Petroglifos del
Catalanes, Los Peñascos y Purén-Pangueco. Llaima, Cerro de la Piedra con Costilla, Paredón Luisa),
Desde la década de 1990 en adelante aparecen se comprueba que el soporte material utilizado ha sido
trabajos que reportan el hallazgo de nuevos sitios de arenisca y granito.
arte rupestre, algunos de ellos producto de estudios de De lo anterior se desprende que el emplazamiento
impacto ambiental (eia). En este sentido, referimos a de los sitios no siempre es descrito en detalle; sin em-
Vergara (1990, 1991), Adán et al. (2005, 2007), Castelleti bargo, la información existente nos permite plantear
(2007), García (2007), Mera y Munita (2008), Podestá que es muy diverso, pues hay sitios que se encuentran
et al. (2008) y Dillehay y Ocampo (2016). en terrazas fluviales (p. e., Cachillahue), en laderas de
Finalmente, no podemos dejar de señalar iniciativas cerro (p. e., Torrentoso 01), así como en cimas de cerro
recientes vinculadas a aspectos de patrimonio, conser- (p. e., Cerro de la Piedra con Costilla).
vación o turismo, las que han permitido actualizar y La mayoría de los sitios analizados (N=16) refie-
complementar la información existente para algunos ren a un solo bloque, dos de ellos tendrían dos bloques
puntos. Entre estas están aquellas de la Piedra de Reunión (Petroglifos del Llaima, Cachillahue), y uno de ellos tres
(2011), Espinoza (2017) y algunos sitios webs. bloques (Cerro de la Piedra con Costilla) (tabla 1). En
Dada esta breve historia de hallazgos y reportes, el resto no fue posible identificar el número de bloques,
debiésemos esperar el descubrimiento en el futuro de aunque en el caso de Paso Hondo, Huanehue y Hueñivales
nuevos puntos con arte rupestre en el sur de Chile. No los autores hablan de rocas en plural, lo que indica que
252 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 25, No 1, 2020
Tabla 1. Sitios de arte rupestre del sur de Chile. Table 1. Rock art sites of southern Chile.
Notas de la Tabla 1 F
Denominado también “Colún-4” (Adán et al. 2005).
G
Menghin (1964) lo ubica en “Chan-Chan (Provincia de Valdi-
A
Este sitio es descrito por Vergara (1990), aunque su presencia via)”, refiriendo notas de prensa aparecidas en Ercilla (1959) y
es mencionada en una comunicación personal (Fernando Díaz El Mercurio (1963). La primera solo señala que está ubicado en
1979) ya reportada por Gordon (1980) y por Stehberg (1980). Río Bueno; no hemos podido consultar directamente la segunda
Este último lo refiere bajo los nombres de “Fundo El Roble” y pues, pese a que Menghin ofrece una fecha de publicación (14
“Las Lavanderas”. Seguiremos el nombre dado por su primer de mayo de 1963), dicha nota no se encuentra allí ni en los días
descriptor. cercanos. Luego, Niemeyer y Montané (1968: 437, 442) lo nom-
B
Montané (1965-1966) no entrega un nombre propio para este bran también como Chan Chan, aludiendo a las tres referencias
ni para el siguiente sitio. Para evitar confusiones, los hemos mencionadas arriba. Van de Maele (1966) es el primero que lo
denominado como se indica, en consideración de su ubicación trata como Cachillahue. En Río Bueno hay efectivamente una
y técnica. localidad llamada Chan-Chan, cercana a Cachillahue –aunque
C
Estimamos que las tres referencias indicadas aluden al mismo esta última está más cercana al petroglifo–; sin embargo, esta
hito. Lo parcial de la información entregada nos impide, sin denominación ha generado una reiterada confusión con el área
embargo, un juicio definitivo. costera de Chanchán –al norte de Valdivia– y los sitios arqueo-
D
Denominado también “Piedra del Sueco” (Castelleti 2007). lógicos allí ubicados (p. e., Stehberg 1980).
E
Estimamos que ha de corresponder a la localidad de Liucura, H
Niemeyer y Montané (1968: 438) solo refieren a una información
ubicada en Pucón. de prensa (El Mercurio 1964). No logramos dar con dicha nota.
se trataría de más de uno. La poca cantidad de bloques zado en la cima de un cerro, asociado a un particular
llama la atención, pues contrasta con la situación de sitios afloramiento rocoso y con una vista panorámica hacia
conocidos en el norte semiárido chileno y Chile central, la cordillera de la Costa y la de los Andes; o Villucura-
donde se encuentran sitios conformados por un gran pinturas, un bloque aislado de 15 metros de altura y
número de rocas, como en Cerro Paidahuén (Troncoso et único en todo su valle) nos permitiría suponer que la
al. 2011), sectores de la reserva Los Cipreses (Niemeyer presencia de arte rupestre también pudiera estar dando
& Montané 1968, González 2012) o Guaiquivilo (Nie- cuenta de lugares con características no estrictamente
meyer & Weisner 1972-1973). Sin embargo, no podemos domésticas.
descartar que el escaso número de soportes reconocidos Con respecto a la cronología, ninguno de los 26
se deba a la poca investigación arqueológica en la zona, sitios abordados ha arrojado hasta la fecha evidencia
lo que podría derivar en un conocimiento parcial de los de material diagnósticamente asignable a tiempos
sitios arqueológicos. precerámicos (12500 ac-150 ac). Por el contrario, a
De todos los sitios registrados, solo siete reportan partir de los contextos de los siete sitios ya señalados
otras clases de evidencia arqueológica asociada (tabla 2), con evidencia arqueológica asociada, se puede indicar
las que en su mayoría corresponden a material cerámico una relación entre el arte rupestre y ocupaciones con
y lítico. Desconocemos si en los restantes casos esto es presencia de cerámica. Esto podría dar indicios de la
consecuencia de su no mención o si significa una real cronología tentativa de algunas de estas manifesta-
ausencia. En el caso de Cueva de los Catalanes, a partir ciones, vinculándolas a tiempos post-150 ac (Adán
de las excavaciones arqueológicas allí realizadas, se ha et al. 2016, Marsh 2017). Aunque, en último caso, la
recuperado material cerámico, lítico, arqueofaunístico, asociación y contemporaneidad entre el arte rupestre
botánico y bioantropológico (Menghin 1959-1960, y los restos encontrados casi siempre será discutible.
Berdichewsky 1968, Campbell et al. 2017, 2018). Por Por otro lado, si bien algunos sitios han sido asocia-
otra parte, uno de los sitios (Huanehue) se encontraría dos a grupos cazadores-recolectores (Torrentoso 01 y
cercano a un área de cementerio. La presencia de estos Correntoso 01), estos serían de adscripción temporal
materiales arqueológicos en estos siete sitios nos per- tardía (post-650 ac [1300 ap]) debido a su relación
mitiría sugerir, preliminarmente, que el arte rupestre con la Tendencia Abstracta Geométrica Compleja y la
estuvo asociado a diversas actividades, tales como la Modalidad del Ámbito Lacustre Boscoso (Podestá et
talla de instrumentos y el consumo de alimentos. al. 2008). Por tales motivos es que se propone tentati-
Cabe señalar, además, que la existencia de algunos vamente, para la mayoría de las evidencias rupestres,
sitios donde no se pudo identificar material cultural en una cronología enmarcada en, aproximadamente, los
superficie (p. e., Cerro de la Piedra con Costilla, empla- últimos 2000 años.
Arte rupestre en el sur de Chile / Campbell et al. 255
Tabla 2. Información contextual de los sitios de arte rupestre del sur de Chile. Table2. Contextual information of
the rock art sites of southern Chile.
6 Cueva de los Cerámica, lítico, Sí 637-758 cal. dc Sitio ritual y/o Berdichewsky
Catalanes osteofauna, 680-860 cal. dc doméstico 1968,
bioantropológica, 1301-1397 cal. dc Campbell et al.
arqueobotánica 2017, 2018
17 Cueva de las Vulvas Cerámica, No Arcaico (9500 Espacio de uso Adán et al. 2005
malacológico ac-350 dc) doméstico,
y Alfarero refugio, área
Temprano de trabajos
(350-1000 dc)B específicos;
probablemente
de uso estacional
Notas de la Tabla 2 B
Sin embargo, Adán et al. (2005: 10) señalan que “Si bien no se
recuperaron materiales correspondientes al Período Arcaico, por
A
En el caso de Cueva de los Catalanes, los fechados son 14C (rango los antecedentes conocidos para la costa y las potencialidades de
calibrado con 2σ); en el de Renahue 2 es termoluminiscencia este asentamiento se puede plantear de manera hipotética una
(rango con 2σ). ocupación en momentos precerámicos”.
C
Así es referida por Dillehay y Ocampo (2016: 26).
En síntesis, a partir de los resultados presentados, ros, estando conformados por conjuntos de bloques o
se destaca que los sitios de arte rupestre del sur de Chile bien aislados, y relacionándose a distintas actividades,
se caracterizan por su baja densidad espacial y por estar tanto domésticas como no domésticas. Respecto de su
ampliamente distribuidos a lo largo del territorio. Es- temporalidad, estas manifestaciones se asociarían a las
tos se ubican en una variedad de ambientes y sectores comunidades alfareras de la región.
altitudinales, encontrándose a cielo abierto o en repa-
256 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 25, No 1, 2020
Tabla 3. Características tecnológicas de los sitios de arte rupestre del sur de Chile (Puerto Chico no cuenta con
información respecto de su técnica). Table 3. Technological characteristics of the rock art sites of southern Chile (no
information about their technique is available in Puerto Chico).
a b
0 20 cm
c d
Figura 2. Ejemplos de grabados de surco profundo: a) Paso Hondo (Vergara 1991); b) Cachillahue (Mera & Munita 2008); c) Ojo de
Coique (Mera & Munita 2008); d) Cayuruca (Mera & Munita 2008). Ver también figura 4c-d (Cerro de la Piedra con Costilla). Imáge-
nes b, c y d no cuentan con escala en los textos originales. Figure 2. Examples of deep-line engraving: a) Paso Hondo (Vergara 1991); b)
Cachillahue (Mera & Munita 2008); c) Ojo de Coique (Mera & Munita 2008); d) Cayuruca (Mera & Munita 2008). See figure 4c-d also
(Cerro de la Piedra con Costilla). The scale of images b, c, and d is not specified in the original texts.
de estos distintos colores en el arte rupestre implican señalar que lo anterior presentaría menor dificultad
la existencia de conocimientos de aprovisionamien- de manufactura en comparación con rocas de mayor
to, procesamiento y aplicación de diversas materias dureza, como el granito.
pigmentarias. Respecto del número de motivos por sitio, el análisis
Con respecto a los grabados (tabla 3), llama la del registro bibliográfico revela que la cantidad es muy
atención que en los trabajos que cuentan con fotografías variada entre los sitios que cuentan con esta información
o dibujos se observa que, en la mayoría, estos presentan (tabla 4). Ello se debe a que la mayoría presenta una baja
altas continuidades de surco que podrían relacionarse cantidad de motivos (entre uno y cinco), mientras que
con técnicas de raspado (Álvarez & Fiore 1995). Solo otros evidencian un gran número. Entre ellos destaca
Villucura-petroglifo se aleja de esta situación, pues se Cueva de los Catalanes y Petroglifos del Llaima, con
observan oquedades, o bien, un diseño realizado a partir 105 y 92 motivos, respectivamente.
de surcos muy discontinuos. Por otra parte, en al menos Se han registrado tanto motivos figurativos como
siete sitios se distinguen grabados de surco profundo no figurativos. En todos los sitios (tabla 4) priman los
(Vergara & Troncoso 2015) (fig. 2). Tres de estos sitios diseños no figurativos o abstractos, conformados a base
se concentran en el área de Lago Ranco-Río Bueno (Ca- de líneas, círculos, cuadriláteros, etc. Tales diseños
yuruca, Ojo de Coique, Cachillahue), mientras que otros presentan amplia variabilidad, sin que sea posible
dos, en las cercanías de Concepción (Cerro de la Piedra hasta hoy definir estilos a partir de las características
con Costilla, Paso Hondo) (fig. 1). Los otros dos sitios iconográficas.
(Cueva de los Catalanes, Cueva de las Vulvas) difieren En cuanto a los motivos figurativos, solamente
de los anteriores ya que, si bien presentan grabados de en dos sitios se registran antropomorfos: Villucura-
surco profundo, estos han sido elaborados sobre una pinturas y Maloñehue 1 (fig. 3 y tabla 4), es decir,
roca muy blanda, como la arenisca. Al respecto, cabe diseños que presentan figuras humanas de cuerpo
258 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 25, No 1, 2020
Tabla 4. Cantidad y tipos de diseños en los sitios de arte rupestre del sur de Chile (Liucura, Lipingue, Lago Rupanco
y Puerto Chico no cuentan con información respecto de sus motivos). Table 4. Number and types of designs at the
rock art sites of southern Chile (no information is available regarding the motifs of Liucura, Lipingue, Lago Rupanco,
and Puerto Chico).
1 Los Peñascos 5 x
2 Paso Hondo Indeterminado x
3 Cerro de la Piedra con Costilla 10 x x
4 Villucura-petroglifo 1 x
5 Villucura-pinturas 26 x x
6 Cueva de los Catalanes 105 x
7 Purén-Pangueco 6 x
8 Maloñehue 1 18 x x
9 Petroglifos del Llaima 92 x
10 Hueñivales 3 x
11 Renahue 2 Indeterminado x
12 Liucura Indeterminado
13 Pocolpén 3 x
14 Huenahue Indeterminado x
15 Panguipulli 1 x
16 Lipingue Indeterminado
17 Cueva de las Vulvas Indeterminado x
18 Ojo de Coique 1 x
19 Cayuruca 1 x
20 Cachillahue 10 x
21 Lago Rupanco Indeterminado
23 Santa Bárbara 1 2 x
24 Paredón Luisa 4 x
25 Torrentoso 01 32 x
26 Correntoso 01 3 x
a b c
5 cm
Figura 3. Diseños antropomorfos del sur de Chile: a) Villucura-pinturas (Montané 1965-1966); b-c) Maloñehue 1 (Inostroza et al. 1984,
1983, respectivamente). Las imágenes a y c no cuentan con escala en los textos originales; en b la escala es 5 cm. Figure 3. Anthropomor-
phic designs of southern Chile: a) Villucura-paintings (Montané 1965-1966); b-c) Maloñehue 1 (Inostroza et al. 1984, 1983, respectively).
The scale of images a and c is not specified in the original texts; the scale in b is 5 cm.
Arte rupestre en el sur de Chile / Campbell et al. 259
a b
c d
e f
3
6 4 5
Figura 4. Diseños interpretados distintamente como rostros del sur de Chile: a y b) Cachillahue (Fonck 1965, Mostny & Niemeyer 1983,
respectivamente); c y d) Cerro de la Piedra con Costilla (Fotografías: R. Gutiérrez y F. Moya); e) Los Peñascos (Vergara 1990); f) Cayuruca
(Van de Maele 1966). Solo c y d los interpretamos como rostros, e y f son posibles rostros (e corresponde al número 2 indicado en el
original). Las imágenes a, b, e y f no cuentan con escala en los textos originales. Figure 4. Designs variously interpreted as faces of the south
of Chile: a and b) Cachillahue (Fonck 1965, Mostny & Niemeyer 1983, respectively); c and d) Cerro de la Piedra con Costilla (Photographs
by R. Gutiérrez and F. Moya); e) Los Peñascos (Vergara 1990); f) Cayuruca (Van de Maele 1966). We have interpreted only c and d as faces,
e and f may be faces (in e corresponds to number 2 in the original). The scale of images a, b, e, and f is not specified in the original texts.
260 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 25, No 1, 2020
completo. Estos difieren entre sí, pues en el primero Niemeyer & Weisner 1972-1973, Vergara 1972-1973,
hay motivos pintados de cuerpo lineal, mientras que Niemeyer 1975, 1979, Lara 2002, Ilustre Municipali-
en el segundo son grabados de cuerpo conformado dad de Colbún 2003, Morales et al. 2015, Reyes 2016).
por figuras geométricas. Asimismo, las características principales que definen
Cabe señalar que en Cerro de la Piedra con Costilla al estilo Guaiquivilo, como su emplazamiento en es-
se identificaron diseños que podrían corresponder a pacios cordilleranos de uso estival, su circunscripción
rostros y que se asemejan al motivo de ceja-nariz con- en concentraciones densas de grabados sobre grandes
tinua de la cerámica modelada del Complejo Pitrén (fig. afloramientos rocosos, la mayoría a nivel de superficie,
4). En este sentido, las fuentes consultadas no permiten y la presencia de diseños característicos, como es el caso
identificar fuera de duda la presencia de otros motivos, de la impronta de pie humano, entre otros (Niemeyer
como zoomorfos y pisadas de animales, los cuales sí & Weisner 1972-73), serían elementos no compartidos
forman parte de estilos de arte rupestre aledaños al por los sitios registrados en el sur de Chile.
área de estudio. En este sentido, este estilo no se manifestaría
tampoco en los sitios de arte rupestre del valle central
más cercanos a dicha área, como son Cerro Quiñe
DISCUSIÓN (Sanguinetti 1970, Morales et al. 2015) y Fundo San
Manuel (Fontecilla 1936, Montandon 1958, Morales et al.
La revisión bibliográfica y los puntuales registros realiza- 2015), ni en los sectores precordilleranos y cordilleranos
dos en terreno dan cuenta de un repertorio iconográfico ubicados más al sur (fig. 1). Por el contrario, la similitud
heterogéneo y primordialmente no figurativo, en el cual del estilo Guaiquivilo con el arte rupestre del norte de
se utilizaron tanto técnicas de grabado como pintura. Neuquén, Argentina, es evidente. Este aspecto ha sido
Dicho repertorio se ubica en sitios con emplazamientos señalado ya en trabajos como el de Schobinger (1957) y
disímiles y que, seguramente, presentaron funcionalida- reiterado por sucesivos investigadores como Niemeyer
des diferentes. A pesar de esta variabilidad, hay algunos y Weisner (1972-1973), Fernández (1974-1976, 2000
aspectos que surgen tanto de nuestra revisión como de [1979]) y Romero (Romero & Re 2014, Romero 2016).4
las reflexiones previas de otros investigadores. Es lo que Por otra parte, hacemos eco de la reflexión de
abordaremos a continuación. Troncoso (2002: 25), al decir que:
¿El estilo Guaiquivilo tiene un alcance la complejización teórica del concepto de estilo implica
regional? que lo que se agrupa bajo el nombre de Guaiquivilo no
responde a los criterios actuales para asociar un conjunto
de representaciones a un estilo en sentido estricto. Por el
La propuesta de Niemeyer y Weisner (1972-1973) res- contrario, Guaiquivilo hace referencia a una serie de grabados
pecto de lo que ellos definieron como estilo Guaiquivilo rupestres identificados en una determinada área geográfica,
ha sido un “constructo rupestrológico” importante para desconociéndose si todas las figuras se relacionan con una
entender el arte rupestre del sur de Chile (Gordon 1980, misma formación socio-cultural.
Inostroza et al. 1983, Castelleti 2007). Ello se debe a que
aparece como el referente arqueológico estructurado más Nuestra reflexión es similar a la de Troncoso. Hasta que
cercano a dicha zona y, por lo tanto, pudiera ser útil para el estilo Guaiquivilo no sea adecuadamente investigado,
articular el registro del sur de Chile con el de otras zonas. será difícil decir algo concluyente e incluso utilizarlo como
Sin embargo, es necesario notar que media una distancia referente para abordar otras manifestaciones rupestres.
de 150 km –en línea recta–entre la acotada área donde se Esto requeriría definir su cronología, sus asociaciones
manifiesta dicho estilo y el sitio de arte rupestre del sur materiales y ubicarlo en un contexto arqueológico re-
de Chile más cercano a aquella (Los Peñascos) (fig. 1). gional. De hecho, esta situación de desconocimiento y
De este modo, nuestra revisión muestra que, a la descontextualización es extensible a los sitios de Cerro
fecha, los motivos, técnicas y patrón de emplazamiento –y Quiñe y Fundo San Manuel.
su combinación– que singularizan el estilo Guaiquivilo se Finalmente, la exclusión que hemos hecho de
circunscriben al sector cordillerano de la cuenca del río los sitios de arte rupestre de la región del Maule de la
Maule (Diario Ilustrado 1958, Mueller 1958, Vea 1958, síntesis sobre aquel del sur de Chile, se origina a partir
Arte rupestre en el sur de Chile / Campbell et al. 261
de las características diferenciales que fueron surgiendo Petroglifos del Llaima corresponderían al diseño de
durante el procesamiento de la información recabada. vulvas. Este mismo motivo es referido nuevamente
Estas, como se ha señalado, aluden principalmente al por Berdichewsky (1968) para el caso de Cueva de los
emplazamiento y densidad de las manifestaciones rupes- Catalanes. Sin embargo, como señala Gordon (1980),
tres, como también al repertorio de motivos plasmados. aludiendo al arte rupestre de distintas épocas y lugares
del mundo, “A través de la bibliografía, los símbolos de
¿Existe el “estilo de rostros” del área forma elíptica con eje longitudinal […] y los círculos con
araucana? punto central […] generalmente se interpretan como
‘vulvas’”. En particular, su interpretación de aquellos del
Niemeyer y Montané (1968) propusieron originalmente sur de Chile y Neuquén (Argentina), es “que el signo
este estilo, y luego Mostny y Niemeyer (1983) elaboraron de ‘vulva’ es la representación simbólica del guanaco”
más explícitamente esta propuesta. A su vez, Castelleti (Gordon 1980: 70-71).
(2007: 58) y Pérez y Salaberry (2014: 82), citando a estos Dicho motivo, aunque con algunas variaciones, lo
últimos, lo llamarán “Estilo de la Araucanía”. encontramos efectivamente en Cueva de los Catalanes y
Este estilo tiene sus referentes de definición en Ca- también en Purén-Pangueco, Maloñehue 1, Cueva de las
chillahue y Cerro de la Piedra con Costilla. Sin embargo, Vulvas (fig. 5c-f) y Los Peñascos (fig. 4e). Se lo observa
a partir de la información recopilada por nosotros, la solo en técnica de grabado y presenta una distribución
intención de representar rostros no es evidente en el espacial acotada, entre los ríos Itata-Ñuble y Toltén, con
caso del primero (fig. 4a-b). En este lugar, el motivo excepción de Cueva de las Vulvas y desde la costa a la
representado corresponde a tres círculos con líneas cordillera andina.
curvas continuas perimetrales sobre estos, de modo que No contamos con evidencia para plantear que se
no es fácilmente interpretable como un par de ojos con trate efectivamente de una representación de los órga-
cejas. Sin embargo, esta pareciera ser la situación en el nos sexuales femeninos y bien podría corresponder a
caso de Cerro de la Piedra con Costilla (fig. 4c y d), al un motivo abstracto. Podríamos estar en este caso ante
que pudieran sumarse, respetando la definición dada un elemento común en parte del sur de Chile. Con
para este estilo, Los Peñascos y Cayuruca (fig. 4e y f), relación a Cueva de los Catalanes, el registro realizado
aunque la información (dibujos y descripción) con que por nosotros dio cuenta de la posible presencia de este
contamos hasta hoy es muy parcial. elemento, pero con un alto grado de variabilidad en su
Por lo tanto, estimamos que, con la evidencia construcción, pudiéndose tratar de diseños distintos.
actual, la existencia de este estilo queda en entredicho, De hecho, el único elemento común que se identificó
pues se observa una mayor variabilidad que la sugerida en aquellos diseños que podrían aludir a vulvas fue
en un primer momento. Si bien se visualizan elementos la presencia de un trazo lineal inscrito en una figura
comunes, como círculos y líneas curvas, su combinación, geométrica como un semicírculo, un rombo o dos
morfología y estructura difieren entre sí. No obstante, trazos paralelos (fig. 5). Consideramos que la lectura
la tendencia humana a representar rostros de una ma- de la evidencia relevada y publicada, bien pudiera estar
nera esquemática (cejas-nariz continuas y ojos) parece afectada por el afán arqueológico de hallar este motivo
reflejarse en distintos puntos del sur de Chile, como –el de la vulva–, y ello en desmedro de otros motivos
también en diferentes soportes materiales (cerámica, posiblemente también transversales.
piedra). Con todo, esto no sería constitutivo de un estilo
de arte rupestre de alcance regional, pues su presencia ¿Qué hay de los surcos profundos?
se manifestaría solo en algunos sitios de arte rupestre
y se mostraría diversa entre sí. Como señalamos en el apartado referido a tecnología,
un aspecto relativamente recurrente del arte rupestre del
¿Son las “vulvas” un motivo común al sur de Chile sería la técnica de surcos profundos. Esta fue
sur de Chile? positivamente identificada por nosotros en siete sitios,
manifestándose mayoritariamente sobre rocas graníticas.
Oyarzún (1910) plantea en su trabajo fundacional que Esto se observa en Paso Hondo, Cerro de la Piedra con
los motivos representados en los dos bloques de los Costilla, Cachillahue, Ojo de Coique y Cayuruca, en
262 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 25, No 1, 2020
a b c
d e f
5 cm
Figura 5. Diseños de “vulvas”: a y b) Petroglifos del Llaima (Oyarzún 1910, Piedra de Reunión 2011, respectivamente); c) Cueva de los
Catalanes (Gutiérrez 2016); d) Purén-Pangueco (Lara 2014); e) Maloñehue 1 (Inostroza et al. 1984), f) Cueva de las Vulvas (The Nature
Conservancy 2018). Ver también aquí figura 4e, números 3 al 6 indicados en el original. Imágenes a, b, c, d y f no cuentan con escala
en los textos originales; en e la escala es 5 cm. Figure 5. ‘Vulva’ designs: a and b) Llaima petroglyphs (Oyarzún 1910, Piedra de Reunión
2011, repectively); c) Catalanes Cave (Gutiérrez 2016); d) Purén-Pangueco (Lara 2014); e) Maloñehue 1 (Inostroza et al. 1984), f) Vulvas
Cave (The Nature Conservancy 2018). Also see figure 4e, numbers 3 to 6 noted in the original. The scale of images a, b, c, d, and f is not
specified in the original texts; the scale in e is 5 cm.
la forma de círculos o círculos acompañados de líneas tecnológicas similares. Esto los diferencia de los otros
curvas (por eso algunas veces han sido interpretados dos sitios con surcos profundos (Cueva de los Catalanes
como ojos, y desde allí, como rostros) (fig. 2, fig. 4b- y Cueva de las Vulvas), cuyos grabados fueron manu-
d). Aunque no esté claro el motivo representado, cabe facturados sobre rocas blandas, además de presentar
destacar que, a nivel tecnológico, la creación de estos surcos superficiales (fig. 5c y f) y, obviamente, también
grabados debió requerir una importante inversión de de los sitios con pinturas.
tiempo debido a la dureza de su soporte. Por lo tanto, se Su distribución estaría entre los ríos Itata-Ñuble y
puede plantear que tales grabados serían el resultado de Bueno y, con mayor precisión, en dos sectores diferen-
una reiterativa práctica de grabar sobre la misma figura ciados: entre los ríos Itata-Ñuble y Biobío en la cordillera
(Vergara & Troncoso 2015). Esto se hace particularmente de la Costa y Depresión Intermedia, y en el área de Lago
evidente en Ojo de Coique, donde el surco tiene más de Ranco-Río Bueno en la Depresión Intermedia (fig. 1).
5 cm de profundidad. Por lo tanto, en cuanto a su distribución, se sobrepondría
Aunque es difícil definir hoy un estilo a partir de parcialmente al motivo de las vulvas.
la información disponible, sí podemos afirmar que la
creación de este tipo de petroglifos requirió prácticas
Arte rupestre en el sur de Chile / Campbell et al. 263
Arte rupestre, piedras santas generado que dicha pared haya sido y sea “vandalizada”
y piedras tacitas con diversos mensajes, principalmente religiosos. Estas
características son, en parte, compartidas con Villucura-
Un elemento presente en algunos sitios de arte rupestre pinturas, pues este último corresponde a un bloque
del sur de Chile son las oquedades. Tal es el caso de aislado de alrededor de 15 m de altura –siendo el único
Villucura-petroglifo, donde dichas oquedades constituyen de su tipo en el valle del río Duqueco y por ello un hito
el único motivo que fue relevado. A su vez, Cerro de a nivel local–, y donde las pinturas rupestres se ubican
la Piedra con Costilla presenta en sus bloques diseños en la única pared lisa disponible, la que también forma
conformados por horadaciones. En tanto, en Cueva de un alero. Por tanto, no sorprendería que en el pasado
los Catalanes y Cueva de las Vulvas las oquedades se Villucura-pinturas hubiese sido también una piedra
encuentran con distinta profundidad dispersas en las santa, ni tampoco que bajo las capas de pintura moderna
paredes; tienen tamaños variables, desde 1 a 10 cm de de la piedra santa de Retricura hayan existido también
diámetro, con profundidades desde los 0,2 a 10 cm y pinturas rupestres indígenas (fig. 6).
con forma tubular o semiesférica. A partir de lo dicho, se abre la posibilidad de que
Las características de estas oquedades y del empla- las oquedades halladas en las paredes de Cueva de las
zamiento de los sitios que las presentan hacen recordar Vulvas y Cueva de los Catalanes hayan servido para el
dos manifestaciones pétreas: las piedras tacitas y las depósito de ofrendas y que dichos espacios correspon-
piedras santas. Por una parte, una piedra tacita refiere diesen a áreas rituales o ritualizadas. En este sentido, las
a horadaciones presentes en un bloque en su plano cuevas pueden aludir a lo numinoso en la cosmovisión
horizontal y su función sería la de contener algo. Por mapuche (Adán 2014: 278-295), siendo una de sus
otra, desde la cosmovisión mapuche, una piedra santa acepciones la de renü que, según Augusta (1916a: 196,
corresponde a una roca imbuida de poder, ubicada ge- 1916b: 94) corresponde a cueva subterránea en que se
neralmente en caminos y a la que se le realizan rogativas forman los hechiceros o donde celebran sus conciliábulos.
o pagos que se depositan en o sobre ella (Schindler & Del mismo modo, y sin ser excluyente con lo anterior,
Schindler-Yáñez 2006, Menard 2017).5 las manifestaciones pétreas referidas (piedra tacita,
Según estas descripciones, las dos manifestaciones piedra santa y arte rupestre) pudieron haber constituido
(piedra tacita y piedra santa) podrían ser perfectamente landmarks (Golledge 2003), pues permiten identificar
compatibles en un mismo hito. Tal parece ser el caso de ubicaciones en el territorio, constituyendo conceptos
la piedra tacita de Guanecura, referida por Calvo (1968) organizadores de los mapas mentales y facilitando el
como una piedra ritual. Más complejo es el caso de la trazado y transmisión de información sobre rutas.
“Piedra de los Rastros” (Neuquén, Argentina) descrita
por Fernández (1974-1976), la que, además de presentar
grabados rupestres (de tridígitos y pisadas de felinos, entre CONCLUSIONES
otros motivos), cuenta con una serie de excavaciones
hemiferoides de tamaño pequeño y muy pequeño en las La revisión presentada en este trabajo nos permitió ge-
cuales los viajeros dejan ofrendas. Finalmente, está la nerar una evaluación inicial y exploratoria sobre el arte
piedra santa de Retricura (Oyarzún 1924, Verniory 2001, rupestre del sur de Chile. Estimamos que esta síntesis es
Schindler & Schindler-Yáñez 2006), un bloque rocoso un paso necesario antes de proceder con otros trabajos
de 20 m de altura, a la cual los viajeros que se dirigían que apunten a abordar sitios específicos o que busquen
–y se dirigen– a Lonquimay y al cruce de la cordillera contextualizar culturalmente estas manifestaciones. Del
de los Andes realizaban rogativas. Esta piedra cuenta mismo modo, el trabajo permitió relevar casos cuya
con oquedades en su pared suroeste, donde pueden búsqueda y confirmación podrían convertirse en temas
dejarse ofrendas y pagos (fig. 6). de futura investigación.
Respecto de la piedra santa de Retricura –visitada El registro de arte rupestre en el sur de Chile muestra
por nosotros– es relevante para nuestros fines señalar ser más abundante y variado de lo que generalmente se
que dicha pared genera un pequeño alero, inmediata- plantea. Además, difiere en gran medida de lo que se
mente accesible desde el camino, además de ser la única conoce para sus zonas aledañas. En este sentido, por
superficie lisa que presenta el bloque. Esto último ha un lado, las representaciones asociadas con el estilo
264 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 25, No 1, 2020
a b
Figura 6. Bloques: a y b) Villucura-pinturas; c) Piedra santa de Retricura. (Fotografías: R. Campbell). Figure 6. Blocks: a and b) Villucura-
paintings; c) Sacred stone of Retricura. (Photographs: R. Campbell).
Guaiquivilo no son frecuentes en los sitios del sur de cos y espaciales. Esta diversidad podría reflejar que la
Chile, y por otro, ciertas similitudes con la evidencia producción de arte rupestre en estos distintos sectores
presente en Neuquén (Argentina) hacen pensar que responde a dinámicas muy específicas y de baja escala
aquel representa un fenómeno más vinculado a procesos geográfica, al punto de que, quizás, no exista un lenguaje
trasandinos o cordilleranos. Similar es el caso de los sitios visual compartido en cuanto al arte rupestre. Por esta
Santa Bárbara 1, Torrentoso 01, Correntoso 01 y Paredón razón, a partir de la sistematización aquí presentada
Luisa, presentes en las cercanías de pasos cordilleranos y considerando lo señalado respecto de la técnica de
boscosos del extremo meridional del sur de Chile. Estos surco profundo y el motivo de la vulva, estimamos que
se asemejan más entre sí que con cualquier otro sitio del no es factible asignar las manifestaciones rupestres del
sur de Chile, dado que presentan motivos similares y sur de Chile a una misma unidad estilística, ni tam-
comparten técnicas, colores y emplazamientos (pinturas poco proponer aún la existencia de estilos locales. No
rojas en alero). De hecho, sus diseños han sido asignados obstante, sí nos es posible plantear como hipótesis, a
a la Tendencia Abstracta Geométrica Compleja y a la partir de la evidencia existente, que la manufactura de
Modalidad del Ámbito Lacustre Boscoso, estilo definido arte rupestre es un fenómeno de los últimos 2000 años,
para la Patagonia argentina (Podestá et al. 2008). estando ausente previamente.
Si bien la cantidad de sitios de arte rupestre co- Uno de los aspectos por explorar en el futuro es la
nocidos en el sur de Chile es baja en comparación con técnica de surcos profundos, la que parece tener cierta
otras zonas, estos parecieran destacar precisamente por relevancia en el arte rupestre del sur de Chile. Por otra
su alta variabilidad en términos iconográficos, técni- parte, dado que este trabajo se realizó mayormente a
Arte rupestre en el sur de Chile / Campbell et al. 265
partir de una revisión bibliográfica, es fundamental posición de los investigadores que deseen realizar estudios
complementarlo con actividades de terreno que permitan en el lugar” (Gordon 1980: 69). Dicha dirección era ejercida
precisar la información en aspectos básicos, como la en aquel momento por Grete Mostny. Hemos consultado a
investigadores del museo y dicha información no existe hoy.
cuantificación de bloques y diseños. Esto podría afinar
No obstante, esto no impidió que en la década de 1990, a
la búsqueda de semejanzas y diferencias entre motivos, instancias del concejal y luego alcalde de Curacautín Gustavo
aspectos que, debido a la falta de información, fueron Weise, uno de estos bloques fuese reencontrado y a conti-
explorados de forma muy sucinta. Lo anterior permitirá nuación trasladado a la Plaza de Armas de Curacautín (Pie-
evaluar, por ejemplo, si el motivo de “vulva” –u otros– dra de Reunión 2011: 12). Allí fue estudiado por nosotros.
tienen efectivamente algún grado de alcance regional. Desconocemos el paradero del otro bloque.
Por último, es importantísimo desarrollar acti-
4
Si bien, la publicación de Schobinger está fechada en
1957, en esta se hace alusión (1957: 211) al hallazgo de arte
vidades que permitan el hallazgo de nuevos sitios, la
rupestre en el Valle de Calabozos de principios de 1958.
reubicación y evaluación de sus materiales asociados, 5
Aunque cualquier punto puede ser considerado como
como también la revisión contextual de aquellos espacios parte de un camino a otro punto.
que corresponden a piedras tacitas y piedras santas.
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