La Legión Paraguaya
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de Bosio
LA LEGIÓN PARAGUAYA
(Versión completa)
ASUNCIÓN 2014
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LA MUJER PARAGUAYA
Ignacio A. Pane (1880-1920)
(Fragmento)
“…………
Tambien cuando ya el joven y el anciano,
El hijo y el hermano y el esposo,
Cayeron para siempre…y en el llano
Reinó de los sepulcros el reposo,
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INDICE
Capítulo I
- El concepto de Legión en la historia.............................................................. 04
Capítulo II
- La Legión en el Paraguay.............................................................................. 07
Capítulo III
- Contexto histórico.......................................................................................... 13
Capítulo IV
- Paraguay: Estalla la Guerra.......................................................................... 21
Capítulo V
- La Legión Paraguaya: 1865.......................................................................... 24
Capítulo VI
- La Argentina. En busca de legitimación…..................................................... 30
Capítulo VII
- Tratado Secreto de la Triple Alianza.............................................................. 34
Capítulo VIII
- La visión paraguaya de la Legión................................................................... 36
Capítulo IX
- Legionarismo y Revisionismo.......................................................................... 40
Capítulo X
- Legionarios en la post guerra, asumen el rol protagonico de reorganización de
la Patria......................................................................................................... 43
- Último discurso del Mariscal López............................................................... 45
- Decreto de Honras del Congreso Colombiano............................................... 45
- Legionarismo en la política del Siglo XX ...................................................... 46
- ANEXOS........................................................................................................ 48
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CAPITULO I
El concepto de la Legión en la historia
El vocablo Legión tiene indudables características bélicas o militaristas. Una Legión era
conformada por soldados aguerridos que sucesivamente en el Imperio Romano se
encargaron de expandir primero y defender luego las extendidas fronteras. Más adelante,
la idea de la Legión se trasladó entre otros a un servicio de voluntarios comprometidos a
la lucha hasta el final como el caso de la legión civil extranjera francesa, que tantas
obras artísticas inspirara.
La misma llegó al Paraguay en la época de la Guerra Grande como será desarrollado en
los siguientes capítulos.
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usualmente, solían actuar como una máquina de destrucción sobre los «bárbaros» y los
enemigos de Roma.
Roma que pasó varias etapas en su organización política tuvo sus legiones en la época
Imperial, y también en la época republicana, para defensa de su territorio. Los romanos
fueron famosos por sus conquistas del siglo II a.C. al siglo IV a.C.
Dominaron todos los pueblos allende al Mediterraneo subyugando al mundo helenistico
y conquistando el interior de Europa. Las batallas libradas por Roma tenían como
objetivo inicialmente proteger el territorio y en un segundo momento fueron realizadas
para conquistar otras regiones y expandir los dominios. A través de su expansión los
romanos dominaron muchas áreas en torno al Mar Mediterráneo en un periodo
aproximado de 1000 años formaron un gran Imperio con conquistas de pueblos de
Europa, Africa y Asia.
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1830.
Fue utilizada principalmente para proteger y extender el imperio colonial francés
durante el siglo XIX, pero también tomó parte en todas sus guerras con otros poderes
europeos, como la Guerra Franco-prusiana. La Legión fue una pieza importante en la
política colonial de Francia, y luchó en Indochina y Argelia y en ambas guerras
mundiales.
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CAPITULO II
La legión en el Paraguay
Fallecido Francia, el gobierno de Don Carlos Antonio López, recibe de vuelta a muchos
de los anteriormente expulsados, pero a su vez, al consolidarse este gobierno, se torna
necesario recurrir también a los métodos autoritarios, y ello culminaba siempre en un
acrecentamiento de paraguayos forzosamente obligados a residir fuera de su país.
Uno de esos exiliados, tuvo a bien utilizar las letras para dramatizar la situación del
Paraguay.
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Los detalles de estos episodios se encuentran descriptos en el libro del Dr. Manuel
Pesoa, El General Dr. Benigno Ferreira donde se lee que:
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artículo de éste último fue replicado por Juan José Brizuela, jefe del espionaje de los
López en el Río de la Plata, en un lenguaje casi soez.
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Paraguay. Entre los editores del periódico propagandístico de corta vida, El Grito
Paraguayo, estaba el enfant terrible chileno Francisco Bilbao.
La Asociación como tal tuvo corta vida. Las luchas internas impidieron la adopción de
unos estatutos, aunque su comisión directiva tuvo alguna influencia para convencer a los
argentinos de que presentaran la guerra como una lucha contra López y no como una
guerra de conquista contra el Paraguay. Al informar a los gobiernos brasileros y
argentino de su existencia, la Asociación propuso reunir un ejército de 2.000 paraguayos
para luchar al lado de los aliados; la cifra da una idea aproximada del número de
exiliados. Al formarse, la Asociación quiso ser reconocida como el gobierno legítimo
del Paraguay y firmar un tratado de alianza con el Brasil.
El Ministro Brasilero en Buenos Aires, Felipe José Pereira Leal, Barón de Maracaju,
alentó a los paraguayos, quienes nombraron comandante de la proyectada Legión a
Fernando Iturburu, con Juan Francisco Decoud, como lugarteniente. En busca de fondos
y de reconocimiento la comisión directiva envió a sus representantes a Río de Janeiro,
donde solamente cosecharon un completo fracaso. El Imperio estaba dispuesto a aceptar
voluntarios paraguayos en su ejército pero no queria que ninguna Legión paraguaya le
complicase las cosas durante la guerra y después de ella. Rechazada por Brasil, la
Asociación recurrio a la Argentina, que mantuvo la neutralidad hasta Abril de 1865.
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Por varias razones los brasileros nunca confiaron en Bareiro ni en sus fieles seguidores
Caballero y Escobar. Los principales enemigos de Bareiro tuvieron una muerte violenta:
Juan Bautista Gill, Cirilo Antonio Rivarola y Facundo Machain, fueron abatidos por
asesinos.” Transcribimos esta reflexion de Harris Gaylord Warren, funcionario
norteamericano que vivió en Paraguay un tiempo, ya en la década del 20 del Siglo XX,
trabando amistad con grandes intelectuales y con quienes debatió profundamente sobre
temas de la historia paraguaya, Fulgencio R. Moreno, Eligio Ayala, Cecilio Baez, y
otros discutieron con él sobre estos hechos de nuestro devenir histórico.
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CAPITULO III
Contexto histórico
En
la segunda mitad del Siglo XIX, la Antigua Confederación Argentina, también llamadas
Provincias Unidas del Río de la Plata, finalmente se constituyen en República Federal
en 1853. Pero la tarea de unificarla estaba inconclusa, y el enfrentamiento era entre las
provincias del interior y el Puerto de Buenos Aires, que de tanto en tanto se enfrentaban
en sangrientas batallas, hasta que finalmente en la de Pavón, a 1500 m. de la margen sur
del arroyo Pavón, provincia de Santa Fe, el 17 de septiembre de 1861 fue una batalla
clave de la guerra civil que dividió la Argentina durante el siglo XIX.
Significó el fin de la Confederación Argentina, y la incorporación de la provincia de
Buenos Aires en calidad de miembro dominante del país.
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El general Francisco Solano López, hijo del presidente paraguayo, había intentado
mediar entre los contendientes poco antes de la batalla de Cepeda. Aún estaba en
Buenos Aires cuando se supo la noticia de la derrota, y entonces volvió a proponer al
gobernador Alsina las bases exigidas por Urquiza.
La batalla de Cepeda y el pacto de San José de Flores, del año 1859 habían reunido la
provincia de Buenos Aires al resto del país. Al menos, de manera nominal. Pero
realmente no había solucionado nada, ya que ambos bandos estaban casi convencidos de
que se volverían a enfrentar. El Pacto fue firmado por Juan Bautista Peña y Carlos
Tejedor, como representantes del Estado de Buenos Aires, Tomás Guido, Daniel Aráoz
y Juan Esteban Pedernera por la Confederación, y el general paraguayo Francisco
Solano López, como mediador. Los principales prohombres de Buenos Aires
encabezados por Bartolomé Mitre le hicieron entrega de un artístico Album con una
dedicatoria de reconocimiento a su invalorable intervención.
Menos de dos años más tarde, cuando la suerte militar se inclinaba a favor de Mitre, este
derrotó a Urquiza, y lo relegó efectivamente a su provincia de Entre Ríos, negándole
toda trascendencia nacional.
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Buenos Aires para lo cual nuevamente contó como aliados a aquellos exiliados ya
enfrentados políticamente al gobierno de Asunción.
El reinado de Pedro tuvo un final poco común ya que fue depuesto cuando era muy
querido por el pueblo y en la cima de su popularidad. A él le siguió un periodo de
gobiernos débiles, dictaduras y crisis constitucionales y económicas.
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quienes pronto ennoblecía con algunos títulos, o a los del partido liberal, que deseaban
gobiernos mas democráticos. El Emperador Pedro II era el árbitro final de todos los
eventos de naturaleza gubernamental y la sociedad dependía también de su voluntad.
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Hasta principios de la década del 50 del Siglo XIX, la riqueza en el Brasil se cimentaba
en la posesión, y compra-venta de esclavos.
El Imperio Brasileño tenía un extenso territorio, que vigilar, pero al mismo tiempo, era
temeroso de crear un ejército excesivamente poderoso pues podía traer implicaciones
políticas. Las milicias eran casi todas regionales, y los militares como el futuro Duque
de Caxias, Luís Alves de Lima e Silva, eran políticos.
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como forajidos por las tropelías cometidas durante la contienda. Para librar la guerra, el
Sur se financió con la exportación de algodón que embarcaba hacia Europa y el Norte,
con la emisión de un nuevo papel moneda, tras rechazar Lincoln un préstamo de
5.000.000$ al 12% de interés ofrecido por Moses Taylor.
Ambas partes suspendieron algunas libertades civiles, imprimieron montañas de papel
moneda y recurrieron al reclutamiento forzoso.
La prioridad de Lincoln fue mantener a Estados Unidos
como un sólo país. Tras las pérdidas iniciales de las
primeras batallas, tuvo que reconocer que el desarrollo de
la guerra, sólo podía cambiarlo haciendo de la guerra una
batalla contra la esclavitud y así podría obtener apoyo para
la Unión tanto en el interior como en el exterior.
Consecuentemente, el 11 de enero de 1863, segundo año
de guerra, dio a conocer la Proclamación de
Emancipación, que otorgaba libertad a todos los esclavos
en áreas aún controladas por la Confederación.
El ejército Sureño obtuvo importantes victorias en la Abraham Lincoln
primera etapa de la guerra, pero en el año 1863 su
comandante, el General Robert E. Lee, se dirigió hacia Pensilvania.
Los sureños enfatizaban las palabras de Jefferson sobre los derechos de los estados para
defender la esclavitud.
Los norteños, desde el abolicionista William Lloyd Garrison hasta el moderado líder
republicano Abraham Lincoln se centraron en la declaración de Jefferson de que todos
los hombres eran creados iguales. Lincoln mencionó esta proposición en su discurso de
Gettysburg. La extremadamente popular novela antiesclavista La cabaña del tío Tom
(1852), de Harriet Beecher Stowe incrementó en gran medida la oposición norteña a la
"Ley de los Esclavos Fugitivos.” La elección de Lincoln en 1860 fue el desencadenante
final de la secesión.
Abraham Lincoln, fue el decimosexto Presidente de los Estados Unidos (1861–1865).
La Corte Suprema afirmó en 1857 que los esclavos eran "tan inferiores que no tenían
derechos que el hombre blanco debiese respetar" y que la esclavitud debía expandirse
por los territorios. Lincoln dijo: "esta cuestión de la esclavitud es más importante que
cualquier otra; de hecho, tan importante se ha convertido que ningún otro asunto
nacional puede llegar a ser oído en este momento". Opiniones similares fueron
expresadas a lo largo del Sur en periódicos, discursos y declaraciones políticas. Incluso
aunque Lincoln no tenía planes de prohibir la esclavitud donde era legal, los sureños
temieron por el futuro de su fuente económica.
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CAPITULO IV
Luego de una visita a Napoleón III donde observó maniobras militares y conversó con el
Estado Mayor, el General Solano López retorno convencido de la aplicabilidad de la
teoría del equilibrio regional que había observado en Europa, así se habló de la Doctrina
del Equilibrio del Río de la Plata que tenía bases muy endebles, por el sencillo tamaño
descomunal comparativo entre el Brasil la Argentina y los países menores como
Uruguay y Paraguay. Con esa excusa desafiará a ambos vecinos gigantes bajo la
justificación de acudir en defensa del Estado Oriental, con el lema del equilibrio
regional.
Entonces, uno de los transplantes traídos por Francisco Solano de Europa tuvo
consecuencias funestas. De la Doctrina del Equilibrio de poderes en el viejo continente
entre Inglaterra Francia, Rusia y los principados alemanes, transferido a la América
del Sur emerge la Doctrina del Equilibrio del Río de la Plata que lo empujó a tomar
posiciones internacionales mas allá de la responsabilidad tradicional de una República
mediterránea alejada de los centros de poder.
Ya invadido el Matto Grosso y por ende en Guerra con el Brasil López persuadió al
Congreso del 18 de Marzo de 1865 para hacer extensiva la contienda a la Argentina,
concretada con la invasión a Corrientes el 13 de Abril del mismo año. Aquella Guerra
iba a significar la devastación de nuestro país.
Y aquella ‘Asociación Paraguaya’ se creó según documentos oficiales de la misma “con
el santo y único fin de libertar a nuestra República del poder tiránico que la oprime y
rescatar a la Patria de las garras del tirano que la ha convertido en patrimonio suyo”.
Acta del 19 de Diciembre de 1864. Y luego en la Asamblea del 21 de Diciembre del
mismo año 1864, a propuesta de Manuel Pedro de la Peña, se resolvió por unanimidad
que la “Asociación Paraguaya” establecida en esta Capital de Buenos Aires, asume de
hoy en adelante la representación de la soberanía nacional de la República del Paraguay
y de sus derechos, “según Acta de la fecha.
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Los primeros firmantes del acta de fundación de la Asociación Paraguaya fueron Carlos
Loizaga, Gregorio Machain, Luciano Recalde, Fernando Iturburu, José Toribio Iturburu,
Juan Francisco Decoud, Federico Alonso, Manuel Pedro de la Peña, Cayetano Iturburu
(hijo) Earisto Machain, Carlos Loizaga hijo, Juan José Decoud, José Díaz de Bedoya,
Pedro Nolasco Decoud, Daniel Loizaga Daniel Iturburu, Serapio Machain, Salvador
Jovellanos, Pío Otoniel Peña, Eusebio Machain Ramon González, Andrés Somellera,
Miguel Guanes y Federico Guillermo Baez. El futuro General Benigno Ferreira adhirió
a la Asociación Paraguaya en la Asamblea del 24 de Diciembre de 1864. Las respectivas
posiciones habían sido adoptadas y solamente la marcha de los acontecimientos
determinarián su alcance.
“Vamos a ser los órganos de la libertad para despertar al Paraguay de su letargo. Allí
cerca de nosotros en un fragmento del antiguo Virreinato del Río de la Plata,
circundados por los ríos Paraguay y Paraná bajo el cielo de los trópicos, una porción
de la especie humana, sangre de nuestra sangre y carne de nuestra carne sepultada por
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el terror y la mentira, clama al cielo por su soberanía y a los hombres para que
escuchen y dirijan sus miradas y contemplen ese tormento de medio siglo de
despotismo. La libertad va tomar la palabrea para llamar a cuenta a la dictadura de
Lopez y preguntarle por la justicia por la dignidad por las instituciones, por la
enseñanza por el ejemplo por el bienestar de ese pueblo esclavizado por la educación y
por la fuerza. El Grito Paraguayo, exhalación de una tierra sepultada en las tinieblas y
sentada en las sombras de la muerte volara, llegara y visitara las cabañas del pobre, la
habitación del rico indolente, recorrerá los bosques embalsamados y las ciudades
silenciosas soplando el aliento primaveral de un mundo Nuevo…..” Acompaña al
nombre de El Grito Paraguayo el subtitulo “Órgano de los derechos e intereses del
Paraguay” En su primera edición se lee la siguiente aclaración:
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CAPITULO V
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agente imperial, “se arreglaría todo lo que tuviese relación con la propaganda por la
prensa” El establecimiento de este contacto se encargo a Fernando Iturburu y a Carlos
Loizaga quienes ya estaban en relación con los aludidos funcionarios extranjeros.
Ejercía entonces la representación diplomática brasileña, Felipe José Pereira Leal, el
mismo que en 1854 fue despedido por Carlos Antonio López con motivo de haber
tenido un incidente con el gobierno paraguayo. José María Da Silva Paranhos, después
vizconde de Río Branco, también se encontraba en esa época en la capital argentina,
donde había llegado el 2 de diciembre en misión especial y con plenos poderes para
tratar las cuestiones del Río de la Plata.Con ellos negoció la “Asociación paraguaya”.
Paranhos, por intermedio del cónsul Imperial formulo a Iturburu las siguientes
preguntas:
¿Qué es lo que pueden hacer?
¿Cuáles son sus recursos?
¿Qué necesitan?
¿Cuál es su plan y como pretenden realizarlo?
La comisión directiva consideró las cuestiones planteadas en su sesión del 30 de
Diciembre, resolvió que los “señores Iturburu, Loizaga y Recalde….se acercaran al
Cónsul brasileño a convenir con él sobre esos puntos, expidiéndose como fuera más
conveniente en el caso.”
Estos presentaron al dia siguiente un memorandum, que contestaba todas y cada una de
las preguntas formuladas por el plenipotenciario brasileño y dividido en tres capítulos.
El primero que respondía al titulo “Nuestros propósitos” fijaba los altos fines
perseguidos por los emigrados a saber: “Rescatar la patria de las garras del tirano”;
establecer una constitución republicana que regulase los poderes del Estado; elevar al
gobierno hombres que mereciesen la consideración, aprecio y confianza de los
gobiernos cultos y vecinos; sanción de los López; olvido del pasado en el orden político;
en síntesis “hacer la luz en las tinieblas; que la civilización mate a la barbarie”.
El segundo con el encabezamiento de “Nuestros Elementos” se refería a las fuerzas
disponibles. “Somos de treinta a cuarenta hombres de los más conocido y prestigioso del
Paraguay”, expresaban, pudiendo además “levantar más de dos mil paraguayos que se
hallan diseminados en los Estados de la Republica Argentina”.
La Asociación Paraguaya nunca pudo movilizar esos “dos mil paraguayos” durante todo
el curso de la guerra, ni siquiera el millar. Su efectivo siempre reducido, no obstante
contar con la incorporación forzada de los prisioneros, se mantuvo por debajo de esta
última cifra. Los treinta o cuarenta hombres constituían los emigrados residentes en
Buenos Aires, fundadores directores y animadores de la nueva agrupación. Sin embargo
de considerarse de lo mas prestigioso en el Paraguay, no lograron “rescatar la patria de
las garras del tirano” sino después de la muerte del Mariscal.
El tercero comprendía lo que llamaban “Nuestro Plan”. Este plan consistía en
“levantar una fuerza paraguaya libertadora, la que aliada al ejército brasilero lleve la
guerra al gobierno paraguayo, quitando completamente el carácter de guerra nacional a
esta cruzada libertadora”.
Los paraguayos emigrados en la Argentina formarían un cuerpo armado, el que unido en
alianza con los ejércitos brasileños, marcharían contra el gobierno de López, para
derrocarlo. En este sentido, había que despojar completamente de todo carácter de
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También en esta reunión aprobaron por unanimidad, los despachos e instrucciones para
los mencionados jefes. El dia anteririor, 28 de Febrero, lo habían sido por la junta
directiva. Los proyectos respectivos, presentados en el seno de esta por Carlos Loizaga,
Manuel Pedro de la Peña, y Luciano Recalde, fueron aceptados con “pequeñas
modificaciones”.
Estos documentos de gran interés por su importancia histórica hablaban de los
propósitos y de las conexiones de la Asociación Paraguaya.
El despacho de Fernando Iturburu comenzaba fijando que la aludida Asociación
Paraguaya se había constituido en Buenos Aires “con el santo y único fin de libertar a
nuestra Republica del poder tiránico que la oprime”. Es decir,que sus actividades
estaban encaminadas solamente a derribar del gobierno del Paraguay a Francisco Solano
López. Pero a renglón seguido expresaba que al antes citado ciudadano se ha tenido a
bien nombrarle “Jefe del cuerpo de Ejército, que “se ha determinado formar contra todo
tirano de la República”. La creación de este “cuerpo de ejército, prosigue Gill, a estar a
los términos transcriptos tenia un significado general destinado como estaba a marchar
“contra todo tirano de la República”. Esta amplitud no concordaba con el fin particular y
único a que respondía la instalación de la Asociación Paraguaya, consignado claramente
en las primeras líneas del documento comentado.
Las atribuciones de Iturburu eran las siguientes: a) la de general en jefe en campaña; b)
contraer alianza con cualquier potencia y emplear todos los medios para ”derrocar al
tirano” y conservar la “autonomía nacional” del Paraguay, dentro de un sistema
democrático de gobierno; c) conferir grados militares en comisión, hasta el de Teniente
Coronel y efectuar gastos pertinentes a la expedición.
Las instrucciones las recibió como “Jefe del Ejército” formado contra el tirano
Francisco Solano López. Este documento más concreto aún, mencionaba por su nombre
al mandatario, contra quien se dirigían los preparativos bélicos. Encerraba las
recomendaciones siguientes: “comunicar y uniformar ideas con los paraguayos de
aquende y allende las fronteras patrias” acerca de los fines del “Ejercito libertador”
de recobrar los fueros y regalías de la Soberanía Nacional, que ha usurpado el tirano y
poner en ejercicio la atribución de República que mantiene la Nación”; llamar y reunir
a los compatriotas y a todo hombre de corazón, residentes en las provincias de Buenos
Aires, Entre Ríos y Corrientes, que quisiesen contribuir con su sangre a la redención del
pueblo paraguayo, dirigir proclamas una vez próximo al territorio de la patria, o dentro
de él, a todas las poblaciones y habitantes, para demostrarles que la Asociación
Paraguaya, asumiendo la “Representación Nacional” no deseaba el exterminio de la
Patria, sino el derrocamiento de la tiranía y la ruina del déspota”; hacer ver y entender
que los brasileños en cuya compañía marchaban, eran los sostenedores y “los amigos
verdaderos de la Independencia libertad y civilización del Paraguay; elevar el espíritu de
los compatriotas, ilustrándolos y despertando su entusiasmo hacia la empresa de
liberación”; actuar de acuerdo con el segundo Jefe y los “compatriotas de prudencia y
consejo…sin olvidar jamás la concurrencia de los aliados”.
En estas instrucciones cabe llamar la atención sobre la referencia que en ellas se hacia
de los “aliados”. Cuando fueron aprobadas en la asamblea del 1 de Marzo de 1865, el
único país en guerra con el Paraguay, era el Imperio del Brasil. Además, las mismas
autorizaban a levantar tropas de paraguayos y todo hombre de corazón que quiera
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contribuir con su sangre” en las provincias de Buenos Aires, Entre Ríos y Corrientes y a
dirigir esta ultima proclama a las poblaciones y habitantes paraguayos, el Ejército
libertador se organizaría y cruzaría así territorio argentino todo lo cual no podría
realizarse sin el consentimientos del gobierno de Buenos Aires, que en aquel entonces
proclamaba a todos los vientos su neutralidad en la contienda, por otro lado tenía
conocimiento de la instalación y funcionamiento de la Asociación Paraguaya.
Como el Ministro Pereira Leal manifestaba no haber recibido instrucciones para facilitar
los fondos solicitados, la comisión directiva en sesión del 23 de Marzo resolvió enviar a
Serapio Machain y a Juan Francisco Decoud a Río de Janeiro con el objeto de “activar
los trabajos de la Asociación Paraguaya de libertar a la patria”. Estos trabajos se referían
a la creación de la “División Libertadora” a cuyo efecto los comisionados procurarían
obtener los recursos necesarios de las autoridades brasileñas competentes. El 6 de Abril
llegaron a Río de Janeiro. Sin pérdida de tiempo se pusieron en actividad. Dos días
después fueron recibidos por Pedro II a quien luego de cumplimentar dieron a conocer el
objeto de la misión. Con el mismo propósito, estuvieron también ese dia con el ministro
de negocios extranjero. En dicha ocasión entregaron a este funcionario un oficio de la
legación imperial en Buenos Aires, dando comienzo a las conferencias
correspondientes.
En las primeras conversaciones con el canciller, los comisionados comprendieron que
en el gabinete no había buena disposición para darles la representación que pretendían ni
conceder a la “Legión Paraguaya” carácter político alguno. Entonces se dirigieron
directamente al Emperador. En la presentación de fecha 10 de Abril, Juan Francisco
Decoud y Serapio Machain, invocando la autorización de sus conciudadanos emigrados,
solicitaban respetuosamente S.M.I. el permiso para organizar “una fuerza paraguaya que
como auxiliar acompañe al ejército brasilero, y mezcle su sangre con de los bravos que
va a libertar a su patria”. Para justificar y dar consistencia a la petición no descuidaron
de embestir contra el “tirano” y de cantar loas al Brasil, calificando de “de justa y santa
“ la guerra llevada al Paraguay, “cuanto que ella no se dirige contra ese pueblo
pacífico”, y de “bárbara y vergonzosa” la conducta del gobierno de Asunción, por el
apresamiento “traicionero e incalificable del Marques de Olinda.”
Terminaban expresando: ¡Ah Señor¡ no hay duda, el Brasil el grande asilo, la tierra
clásica de la libertad pondrá sobre la corona de la regeneración paraguaya. Esta es,
Señor, nuestra misión, estos son nuestros votos, nuestro pedido al Imperante del Brasil,
que no conoce conquista sino la libertad de los pueblos, el progreso de la civilización, la
felicidad de la América del Sud, aún con grandes sacrificios suyos”..
Tampoco obtuvieron mayores concesiones del Emperador, sigue narrando Gill, quien
dejó a cargo de su canciller proseguir las negociaciones. Este a su vez, pidió a los
comisionados que se entrevistasen con el ministro de guerra a fin de proporcionarles
personalmente los informes del caso. Como resultado de estas conversaciones, el
ministro de guerra les entregó un oficio fechado el 22 de Abril para el general Manuel
Luis Osorio, comandante en jefe interino del ejército brasileño en operaciones en el
Estado Oriental, conteniendo las instrucciones respecto de cómo debían ser admitidas
las fuerzas paraguayas.
Algunas de estas condiciones se consideron inaceptables, y en consecuencia devolvieron
al mencionado ministro el oficio referido con las observaciones que estimaron justas.
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Autor, Amancio Alcorta, fue político, profesor y jurisconsulto. Conocido por su obra
sobre Derecho Internacional Privado.
En Marzo y Abril se precipitaron nuevamente los acontecimientos. En el curso del
primero de los meses nombrados, se reunió en Asunción un Congreso extraordinario,
cuyas deliberaciones se prolongaron por varias semanas. La Asamblea entre otras cosas
resolvió aprobar los actos del presidente López, declarar la guerra a la Argentina y
contratar en Europa un empréstito de cinco millones de libras esterlinas, para sufragar
los gastos de la contienda. Estas decisiones se conocieron en Buenos Aires, mucho antes
de que el Paraguay iniciase las hostilidades en la Provincia de Corrientes y antes aún de
que saliese de Asunción el encargado de hacer llegar a su destino la declaración de
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Carlos Loizaga
Al dia siguiente el ministro Gelly y Obes comunico haber sido
acogida favorablemente la petición, en consideración al repetido
estribillo de que la guerra no era contra el pueblo del Paraguay
sino contra López. “El gobierno – rezaba la resolución
correspondiente – acepta los servicios ofrecidos por la Asociación
Paraguaya en nombre de sus compatriotas, autorizando la
formación de una legión que lleve los colores de la bandera de ese
pueblo hermano; encomendándole la reunión de los que
voluntariamente quieran hacer parte de ella”. Además disponía la
provisión de los alistados de los elementos necesarios.
Gelly y Obes
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CAPITULO VII
Las gestiones entabladas en la ciudad de Buenos Aires entre representantes del Imperio
del Brasil, la República Argentina y la República Oriental del Uruguay, llegaron a su
término el 30 de Abril de 1865 con un acuerdo completo sobre la alianza militar de los
tres paises en contra de la República del Paraguay. En las negociaciones representaron a
la Argentina el canciller Rufino Elizalde, al Brasil el Ministro Francisco Octaviano de
Almeida, y al Uruguay el Ministro de Relaciones Exteriores Carlos de Castro. También
estuvieron presentes en las conversaciones el gobernador provisorio del Uruguay,
general Venancio Flores, y el general Justo José de Urquiza. Al Presidente argentino,
General Bartolome Mitre le cupo preponderante actuación.
Este Tratado Secreto de la Triple Alianza echó por
tierra muchos de los argumentos que los propiciadores
de la Asociación Paraguaya utilizaron para ofrecerse,
incluso de combatientes en la causa contra López, pues
el Art. 7º. Directamente se refiere a ella como parte del
pacto: “No siendo la guerra contra el pueblo del
Paraguay, sino contra su gobierno, los aliados podran
admitir en una LEGION PARAGUAYA, todos los
ciudadanos de esa nación que quieran concurrir al
derrocamiento de dicho gobierno, y les proporcionaran
los elementos que necesiten, en la forma y condiciones
que se convengan.” La oferta de los paraguayos a los
extranjeros finalmente fue aceptada como necesidad
politica al momento de la firma apresurada del tratado
secreto a escasas dos semanas de la invasión de
Corrientes. Por otro lado el mismo tratado, al dar un
listado de las reivindicaciones territoriales, el Brasil y la
Argentina a la conclusión de una guerra victoriosa, se Tratado Secreto de la Triple
derrumbó el mito de que la guerra era contra el Alianza
gobierno y no contra el pueblo del Paraguay. El secreto
se debeló exactamente al año de haber sido firmado cuando un periódico londinense, en
Mayo de 1866, lo publica en su totalidad, facilitado por la Foreing Office, cuyos
diplomáticos habian conseguido una copia, en el Uruguay. Este episodio, debilita el tan
mentado argumento de que Gran Bretaña era propulsora de los Aliados en contra del
Paraguay. Esta publicación hizo más por la causa paraguaya que cualquier esfuerzo de
propaganda del propio gobierno de López.
Al desvanecerse las motivaciones presuntamente altruistas de los aliados, muchos de los
legionarios renunciaron a la misma y se alejaron de los campos de batalla. Entre ellos la
familia Decoud que comenzó a prestar servicios a la causa anti lopista, de una manera
politica e intelectual. Anteriormente los Decoud habian sido muy importantes para
persuadir al Mayor José de la Cruz Estigarribia a rendirse en Uruguayana con sus
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CAPITULO VIII
Desde el Paraguay donde los sacrificios para la defensa eran enormes y donde no
siempre la conducción bélica era la más acertada, el sólo pensar que compatriotas
empuñasen las armas en contra de su tierra natal flameando una bandera nacional, se
volvía anatema. Igualmente el Mariscal López, con su gran habilidad retórica y su
actitud romántica y heroica, fue capaz de convertir a estos legionarios en la quinta
esencia de la traición, la vileza y la cobardía. Eso se nota fácilmente en la ácida pluma
de O’Leary donde el uso de los adjetivos descalificativos es simplemente asombroso.
En este párrafo del N°. XII de sus prosas polémicas, publicadas en 1982, por Ediciones
Napa, se lee:
“El Vizconde Consorte de Pelotas, se empeña en hacer de todo el mundo legionarios o
desertores. Da una larga lista de los que según él se plegaron a los traidores
abandonando nuestras banderas.
La verdad es, sin embargo, que el número de tránsfugas fue muy reducido. Con los
prisioneros caídos en poder del enemigo en el largo curso de la campaña, solo pudieron
organizar un pequeño escuadrón de baqueanos, escuadrón guía del invasor. Hemos
reproducido las palabras de un corresponsal de un diario montevideano, que en 1869
hablaba de la “diminuta Legión paraguaya” y de las medidas de vigilancias tomadas,
para que sus componentes no desertaran en masa. Medidas que no impedían que “de
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señalando de Harris Gaylord Warren quien dice “que los legionarios que habian luchado
con los aliados no necesariamente eran liberales de pensamiento o actitud, muchos de
ellos eran solo enemigos personales de López y por eso no soprende que muchos de
ellos apoyaran al caballerismo. Realmente las adhesiones politicas se determinaban, por
lo general sobre la base de las cuestiones personales antes que de los principios”.
Prosigue Warren en el trabajo de Fuentes Armadans señalando sobre el origen del
Partido Liberal: “Muchos intelectuales jóvenes se unieron al partido; entre ellos no
habia ningun Legionario. Muchos eran veteranos de la Guerra Grande y al menos uno de
ellos, Jose Maria Carrillo, era descendiente de Carlos Antonio López, otro veterano
Eduardo Vera, habia sido ayudante de uno de los mayores héroes de la guerra, el
General Jose Eduvigis Díaz.
Warren sigue el discurso de Efraín Cardozo, de Arturo Bordón de Manuel Pesoa y
Tranquilino Duarte – posteriormente - al afirmar por el Partido Colorado: “En aquel
grupo de lopistas y antilopistas habia veintitrés ex legionarios. La pretensión de rotular a
los liberales como traidores del Paraguay es ridícula, pero hasta hoy los colorados
siguen calificando a los liberales de legionarios” concluye Warren.
Efrain Cardozo escribe el prólogo del trabajo de Arturo Bordon: “Liberales Ilustres”
señalando en el mismo texto “con la biografia de nuestros fundadores y grandes adalides
del siglo XIX que con mano maestra traza Arturo Bordón en las siguientes páginas, se
verá desvanecer para siempre, si es que algo resta de la infame leyenda, la mistificación
de que el Partido Liberal fue fundado por legionarios. De nada ha valido que se
publicara una y mil veces el acta de fundación donde no figura ni un sólo de los
miembros de la Legión, al réves de lo que ocurre con el otro partido, el que nos acusa,
cuya fundación aparece suscripta por veintitrés legionarios”
Cita también Fuentes, otro trabajo de Arturo Bordon de 1962, “Verdades del Barquero”
compilación de articulos publicados en La Tribuna Liberal, tambien con alusiones a los
legionarios que conformaban el coloradismo en su acta de fundación. Y ese
maniqueismo se repite a lo largo de nuestra historia.
Curiosamente, a siglo y medio de la hecatombe, y en ocasión de ser el Paraguay
suspendido del grupo Mercosur, por el quiebre institucional de Junio de 2012, surgió
nuevamente el mote de ‘legionario’ para estigmatizar en forma casi espontánea a
aquellos paraguayos que solicitaban sanciones internacionales contra su país. Esto es
vestigio de que la cultura politica autoritaria, que emana del nacionalismo paraguayo
permea las mentes de la sociedad paraguaya, cualquiera sea el sector o el signo politico.
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CAPITULO IX
Legionarismo y revisionismo
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Los testimonios de las últimas palabras pronunciadas por Lopez, difieren un tanto, lo
señala Efraín Cardozo en “Hace 100 años”. Ignacio Ibarra dice que ellas fueron “Muero
con mi Patria”. Lo mismo sostiene el padre Fidel Maíz. El Coronel Aveiro señala:
“Entonces muero con mi Patria.” Juan Silvano Godoi y Juan E.O’Leary que recogieron
referencias de testigos tambien aseguran que dijo “Muero con mi Patria”. El Cnel
Centurion sin embargo dice que las últimas palabras de López fueron: “Muero por mi
Patria.” El Coronel Brasileño Cámara expreso que el Mariscal “no se rendia ni
entregaba su espada y que moria con esta por su Patria.” Juan Silvano Godoi: “El
Mariscal López murió profundamente convencido de que con él, desaparecia la
independencia del Paraguay. Esta convicción la adquirió al saber que los poderes aliados
habian organizado en la Asunción un “Gobierno provisorio” compuesto de los
paraguayos que empuñaron las armas contra su gobierno y vinieron con los ejércitos de
la Triple Alianza”.
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CAPITULO X
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“El Vencedor es el que muere por una causa bella y no aquél que queda con vida”
“…Si vosostros me habeis seguido hasta este final momento, es que sabíais que yo
vuestro jefe, sucumbiría con el último de vosotros, en el último campo de batalla. Ese
momento está por llegar. Sabed que el vencedor es el que muere por una causa bella y
no aquél que queda con vida en el escenario de la lucha. Seremos vilipendiados por una
generación surgida del desastre, que llevará la derrota en el alma y en la sangre como un
veneno, el odio del vencedor. Pero otras generaciones que vendrán después, nos harán
justicia aclamando la grandeza de nuestra inmolación. Yo seré más escarnecido que
vosotros, seré puesto fuera de la ley de Dios y de los hombres, seré hundido bajo el peso
de montañas de ignominia. Pero me llegará también mi dia, y volveré a surgir de los
abismos de la calumnia, para ir creciendo, todos los días, a los ojos de nuestros
compatriotas, para ser lo que fatalmente tendré que ser en nuestra historia”1.
1
Habiéndose convertido la ‘Guerra Guasú’ en el eje de la narrativa histórica, en el país, se tuvo dos
etapas bien diferenciadas.
Los primeros 20 años de la post guerra, señalaron una política oficial, contraria a la misma y denigratoria
de sus animadores y a la cabeza el Mariscal Francisco Solano López que atrajo para sí descripciones poco
elogiosas como ser tirano, monstruo e irresponsable. Por un Decreto en 1869, es declarado fuera de la
Ley.
Pronto surgió sin embargo la contradicción evidente del recuerdo de gestas heroicas por parte del soldado
paraguayo cuya valentía fue reconocida y elogiada por los propios Comandantes brasileños aunque al
mismo tiempo eran tambien denigrados, por haber seguido en ciega respuesta incondicional a las órdenes
del Mariscal López.
Así se tenía como héroe máximo al General Jose Eduvigis Díaz, ante cuyos restos debían honrar
delegaciones visitantes, incluyendo el ejército argentino. Oriundo de Pirayú, de la compañía Cerro Verá,
su humilde casa sigue en pie, y sustenta placas de bronce en sus frágiles y derruidas paredes.
Díaz no fue sino un lugarteniente del Mariscal a quien obedeció y siguió en todo hasta su temprana y
sentida muerte.
Tiene un gran impacto el debate de Cecilio Baez con Juan E. O’Leary, su discípulo de 1902.
De a poco, se fue recuperando la figura histórica de los defensores de la Patria ante el invasor extranjero.
Y surge la narrativa NACIONALISTA, de la mano del jóven Juan E. O’Leary1 con el patrocinio de
Enrique Solano López, único hijo sobreviviente del Mariscal López1.
Juan E. O’Leary: 1879-1969. Hijo del matrimonio de Juan E. O'Leary y Dolores Urdapilleta Carísimo.
Miembro de la Generación del 900. Con Ignacio A. Pane y Enrique S. López iniciaron la campaña de
reivindicación del Mariscal Francisco Solano López dando comienzo a lo que se llamó la corriente
revisionista de la historia paraguaya.
1
Ver Debate Baez – O’Leary de la Dra. Liliana Brezzo. Editorial Tiempos de Historia.
Y de la misma autora: El Paraguay a comienzos del siglo XX. 1900-1930.Editorial el Lector. 2010.
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Prosiguiendo al Siglo XXI, en ocasión de la suspensión del Paraguay del Mercosur por
el Juicio político al entonces presidente Fernando Lugo, interesantemente aquel
discurso de tildar de “legionario” a todo aquel, que iba en contra del pensamiento
mayoritario conservador del momento, fue resucitado, por la prensa, muy
particularmente por el Diario ABC Color, que en su momento fuera acusado de
legionario por las huestes de Stroessner.
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Bibliografía
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ANEXO I
Varios autores se han referido al famoso debate Baez – O’Leary, que tiene que ver con
nuestro objeto de estudio. Nos ceñiremos a la reflexión de la Doctora Liliana Brezzo,
sobre la inquietud política que se suscita en el Paraguay de principio del Siglo XX con
ese famoso debate.
Siguiendo a la Dra. Brezzo, ella señala que al finalizar la Guerra de la Triple Alianza el
Mariscal López fue declarado fuera de la Ley, por un Decreto de 1871. A inicios del
siglo XX un interesante debate intelectual se genera con la polémica del abogado
Cecilio Báez, y el historiador Juan E. O’Leary en 1902. O’Leary escribió en “La
Patria” ese año, 37 artículos “Recuerdos de Gloria” y en “El País”, lo hizo Báez y luego
se compilan esos artículos en un volumen: La “Tiranía en el Paraguay”. Es una
confrontación de discípulo y maestro a través de la prensa, y salta a la palestra mediática
una polémica que ilustra la pasión con que siempre se ha vivido la historia en Paraguay,
la agria disputa que sobre el pasado mantuvieron en ese año: El heroísmo de un pueblo
vencido en una lucha desigual.Trataba O’Leary de exponer a las nuevas generaciones la
hazañas de los héroes de la guerra del Paraguay contra la Triple Alianza que dormían
casi olvidados de la patria después de haber escrito en sangre la estupenda epopeya de
aquella gesta sobrehumana. La verdad para Cecilio Báez consistía en denunciar las
causas de esa postración por la que atravesaba Paraguay. “Necesitamos decir la verdad
en el gobierno, la verdad en la justicia distributiva, la verdad en el sufragio la verdad en
la apreciación de las cosas, la verdad en la instrucción, la verdad en todo” y a
continuación dice la frase que desato la polémica: “El Paraguay es un pueblo
cretinizado por el despotismo” con el terminante propósito decía Báez de advertir a la
juventud y al pueblo sobre los peligros de patrioterismos y la mitificación del pasado y
el culto a la tiranía. Caracteriza a lo largo de esos artículos a los gobiernos de Francia y
los López, para luego argumentar sobre la Guerra de la Triple Alianza mostrándola
como un efecto del sistema tiránico. El nacionalismo, como corriente de pensamiento
sirvió también para aglutinar a los grupos sociales que necesitaban un elemento
cohesionante para integrar las voluntades colectivas ante el peligro (real o presunto) de
invasiones o ataques exteriores. Como ideología o expresión política, el nacionalismo
opone un particularismo a la universalidad, manifestándose como versión
fundamentalista de un absoluto. En la práctica, ha concluido históricamente en
manifestaciones xenófobas y autoritarias.
No obstante, debemos tener la precaución de distinguir entre el nacionalismo cultural
(defensa de la conciencia identitaria; apego a la tierra natal y a la cultura propia) del
nacionalismo político, una ideología impuesta desde el poder que ha sido el signo
distintivo de muchos regímenes de América Latina, negadores de las libertades
individuales, la paz y la justicia social, al par que promotores de guerras injustas.
Francisco Solano López fue reivindicado en un debate parlamentario de 1926 -
centenario del nacimiento del Mariscal - liderado por Pablo Max Ynsfrán, que no
prosperó por cuestiones de índole política. Sin embargo el Decreto del año 1936,
durante el gobierno del Cnel. Rafael Franco, lo reivindica, aunque el debate continúa,
pues estas figuras polarizan a la sociedad paraguaya hasta el presente.
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ANEXO II
Gáyete
(Montaigne, Des livres)
Ex Libris
José Mindlin
CARTAS
DEL CIUDADANO PARAGUAYO
MANUEL PEDRO DE PENA
DIRIJIDAS
A SU QUERIDO SOBRINO
FRANCISCO SOLANO LÓPEZ
EXMO. SEÑOR PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA
DEL
PARAGUAY.
BUENOS AJEES.
Imp. DE LA SOC. TIPOGRÁFICA BONAERENSE—TACUARI 65
CARTA I
Buenos Aires, Enero 11 de 1865.
Mi muy amado sobrino Francisco Solano: partido está mi corazón de un profundo
dolor y amargura, viéndote picado y repicado, ya del molesto MOSQUITO, ya del
zumbón y enfadoso MAMANGÁ, y ya de cuanta inmunda sabandija se presenta en estas
rejiones; te han tomado de su cuenta, se ceban en tí, eres su carnada, y te figaran de
cuanto insensato se les antoja: unas veces de mariposa, otras de araña, ya te hacen larva,
ya ninfa, orate creen buho, ora serpiente, ora fantasma. Aquel que creía yo que era todas
las cosas buenas, viene á ser hoy todas las cosas malas: el que era resplandor, hoy es
volcan, el que era la piedra preciosa del Paraguay, hoy es mirado como la mas vil
escoria, el que ayer era máximo Presidente, hoy es el mínimo; tu ilustración se cambia
en furia, tu contento en rabia, antes todo te sobraba y hoy todo te falta, antes te
respetaban, hoy te facilitan, se burlan de tí y de tus cosas, te tienen de tarasca, hacen
platillo de todos tus hechos, y yo me abochorno y cubro el rostro de corrido.
¿Qué es esto, mi sobrino Pancho? Hágote esta pregunta, porque me considero con
derecho para hacértela, para requerirte: yo á mas de ser tu tio fuí encargado por tu padre
para que te trajera á Buenos Aires el año 1843 á fin de que te despejaras, te civilizaras, y
te hicieras, de paja que eras, un fecundo grano, que ofreciera abundaihes cosechas á
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si tú juzgas que esto viene de Dios, que tú obras por inspiración suya, arrímale guasca al
Brasil; no hagas caso de cuanto digan y hagan acá.
Obra tú en grande, que obras son amores y no buenas razones, y puesto que has
tirado de la tizona, la tiene desenvainada, la presentas desnuda y vibra luciente ; que se
vea que no es tan virgen, como se cree, que aunque algo des
-6-
cantillada, has de meterla hasta la guarnición, que para eso la presentas y la tiendes al
Brasil.
Hazte un Cid, que haya moros y cristianos cuanto antes: hazte un Xérjes, un
Alejandro, etc. es presiso no mas que sepas que el Brasil no es moco de pavo, que si
pestañeas, te dará para tabaco, y te sumirá la boya; tu tienes muchos hombres, pero él
tiene muchos soldados; mas esto no importa cuando tú sabes que por el camino se hacen
bueyes.
En otra ocasión te iré contado las cosas que dicen que has hecho para mantener el
orden público.
Tu tío que te ama de corazón.
El Ciudadano Paraguayo
MANUEL PEDRO DE PEÑA-
-7-
Buenos Aires, Enero 15 de 1866.
Estimado sobrino mio, Francisco Solano: aunque en mi anterior te avisaba que te
iría contando muchas cosas que habías hecho en esa tu administración para conservar el
orden público, me parece que no podré hoy llenar esta promesa, porque se atraviesan de
por medio tantos asuntos del Imperio del Brasil, que no puedo dejarlos inapercibidos. Se
ha irritado tanto este Imperio con tus travesuras, que las ha tomado á lo serio, y me
aseguran que te va á escarmentar para toda la vida. Según se prepara es para quitarte el
resuello, y todo el mundo se pronuncia á su favor, á tal estremo que todos quieren
hacerse brasileros por la sola razón de tumbarte, y por ver que con tales fuerzas y poder
se puede pasar por todas las picas de Flandes, y mucho mas cuando parece que echas pie
atrás.
Los Argentinos liberales se frotan las manos de contento al contemplar que al
Paraguay le llega su redención, porque ansian de que salga de ese cautiverio, y que á tí
te llegue cuanto antes tu San Martin: ni quieren que se diga: Guerra al Paraguay, sino
Guerra á López: atacar tu independencia, y no la de la República, que la guerra sea á
muerte para tí, y vida para la Patria. Es sanción pública este deseo.
-8-
Así no estrañes si en esta empresa sabes que se mezclan hombres de varias
lenguas. No puedes figurarte lo que todos aman hoy al Paraguay, le miran como á la
niña de los ojos, como flor de las flores, como prenda idolatrada, quien merece todo
sacrificio por rescatarla de tu poder. De ningún modo quieren que esté mas á tu cargo
por el mal trato que le das, y porque te has puesto muy desvanecido.
Ciertamente, sobrino mío, te has descompuesto mucho, especialmente después
que tragaste la presidencia: no habia sido tu estómago para digerir tan buen bocado,
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Dios lo manda así, y en llegando la hora, no hay quien pueda ofrecerle cosa que le
aplaque.
Ya sabrás que el Brasil sigue afeitando á tus prójimos en la Banda Oriental;
muchas barbas blancas están ya muy bien peladas, y ellas te dicen que pongas la tuya en
remojo; y nosotros los Paraguayos de acá, le hemos pedido por favor que nos haga
también la barba; con tal que hemos de hacerle el copete. Con este copete Brasilero
atuzado, y la barba Paraguaya escamondada, podemos presentarnos rozagantes ante tí y
nuestros paisanos para darnos dias de gloría.
Asegúranme que tienes engrillados muchos sacerdotes, y muchos ciudadanos
distinguidos, y que has desterrado virtuosas y honradas señoras.
Anuncíales de mi parte el santo advenimiento brasilero, y que la redención es segura,
según lo siente tu tio, que te desea escapes la vida, ahora que la traes jugada, y piensas
venderla cara.
El Ciudadano Paragnayo
MANUEL PEDRO DE PEÑA.
CARTA III
Buenos Aires, Enero 18 de 1865.
¡Viva, viva mi sobrino Francisco Solano!: ya estás en posesión del fuerte brasilero de
Coimbra á fuerza de sangre bisoña paraguaya. ¡Pobre República del Paraguay en qué
manos has caido! Francia y tú padre, tiranos antecesores tuyos tan enemigos de guerra, y
tú tan al contrario: aquellos codiciosos de paz, y tú ávido de victorias marciales, los
unos mezquinos de sangre guerrera, y tu pródigo de ella. ¡Quién les hubiera dicho á
aquellos, si vosotros sois estreñidos, al sucesor se le van á aflojar los muelles, su curso
va á ser dilatado y copioso! ¡Pensabais que se gastaría por uno, y se va á gastar por
ciento, y últimamente nos quedaremos tocando tabletas!
Hé ahí si es cierto que el mando te alucinó, los policromos, los honores y las
riquezas fueron nuevos para tí, y has caido en una especie de frenesí, que te ha ocupado
la razón: ascendiste fuera de tiempo, te elevaste demasiado, te apartaste mucho de la
llanura en que naciste, subiste á Olimpo, arribas hoy á Coimbra, haces matar paraguayos
á boca de jarro, y la empresa te se vuelve el sueño del perro.
¿No te acuerdas cuando tu padre mandó á un Teniente artillero apellidado Villalba
con buques
-14-
de guerra y 500 hombres á echar á unos veinte y dos brasileros del cerro Pan de Azúcar,
á donde habían venido en canoas á establecer allí una guardia? Esos brasileros hicieron
la misma defensa que los de Coimbra, mataron é hirieron á varios paraguayos, y después
se escabulleron lindamente, sin poderse remediar: dieron estocada por cornada.
Dichoso se llama aquel que escarmienta en cabeza ajena; pero tú que te has
convertido en un monstruo de la República, que te has creído que todo el mundo está
obligado á obedecerte y á tributarte obsequios, que no sabes que de los escarmentados se
hacen los avisados, que te has encandilado con tanta luz y tanto poder: te ciegas y echas
á esos infelices inespertos paraguayos á una inmensa y atroz carnicería, nada mas que
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CARTA IV-
Buenos Aires, Enero 20 de 1865.
Valiante sobrino mío, Francisco Solano: entiendo que al recibir cada carta de estas
que te escribo, vas á torcerme el hocico; pero no es cosa que rompamos lanzas por estos
disparates. No sé como se ha hecho tan pública nuestra comunicación, que todos la
saben, y al verme por la calle, ó buscándome de propósito en casa, me felicitan por el
parentesco, suponiéndome Duque ó Marques para cuando te corones de Emperador.
He notado también que es mucha la ansiedad de saber las hazañas, lances, sucesos
y pasos de tu padre y tuyos, y cátate aquí la razón porque no puedo contenerme. No te
frunzas, y no me mires con sobrecejo, calla el pico, aguanta y ten paciencia, que lo
mismo hacen aquellos pobres paraguayos, cuando les cardas la lana. Lo que quiero, es
ver si con esta carga cerrada que te doy, y las que te dará muy pronto el Brasil, te se
apagan los brios, y te quedas tamañito. Creo que con estos espaldarazos que todos te dan
actualmente, te se han de quitar las ganas de ajar, pisar, atropellar, trinchar, cortar, rajar
y aniquilar al mundo entero. De esta suerte se alivian todos de tí, no valdrán mas tus
truenos, relámpagos y rayos, y se acabarán las tempestades.
-18-
Lo que sí es muy bueno que te recuerde algunos hechos de tu padre, para que los
tomes por modelos estratégicos en la presente guerra con el Imperio, sin embargo de que
por los otros pasages que refiero, no te quedas en zaga.
No debes ignorar lo quemando hacer tu padre con los indios monteses de los
yerbales. Esos indígenas son generalmente mansos. Muchos de nuestros paisanos que
emprendían beneficiar yerbamate, se internaban en esos montes, fundaban su rancho ó
establecimiento, adquirían relación y amistad con esos naturales, y ademas de la
peonada que llevaban, encontraban en ellos un contigente poderoso para ayuda de la
elaboración de la yerba, prestándose á ser peones, proporcionándoles mieses pira
alimentos, y dándoles noticias de los parages en que habia mejores yerbales.
Era gran socorro el que se recibía de esa armonía. Pero coma allí abundan
hombres del calibre de tu genio, no faltaron empresarios y capataces que dieron en
maltratar y vejar cruelmente á esos infelices. Agraviados ellos, ocurrieron con sus quejas
á las autoridades respectivas. Estas se mostraron sordas, ó mas bien conniventes por ser
de la misma ralea, y cortadas por unas mismas tigeras.
Entonces tomaron el desagravio por cuenta suya y castigaron á1 sus brutales
ofensores en el establecimiento en que habían sido damnificados.
Tu padre que no entendía de chicas, asi que supo el hecho, dispuso que se
circundaran de tropas los montes, tomando todos los puntos de la Villa de Concepción,
de la de San Pedro, de la del Rosario, de Curaguatí, de Villa Rica y de Yutí, y en un día
señalado se internasen en ellos por todas partes, y apresaran cuantos indios y
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familias encontraren, como lo verificaron.
El resultado fué que los varones apresados fueron puestos en sarta en número
como de quinientos, y acto continuo en ese estado fueron muertos á macanazos á sangre
fria.
Las mujeres y niños fueron conducidos á la capital, y se repartieron como esclavos
al servicio de varias casas.
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No hay que poner en olvido así mismo lo que ocurrió en el fuerte de San Carlos
del Apa. Después de la muerte del dictador Francia, se presentó un cacique con varios
indios al comandante del Fuerte, haciendo proposiciones de paz, amistad y comercio.
El comandante le contestó que él no podia resolver la propuesta, que daria parte á
tu padre, que ínter tanto se retirase, que para tal próxima luna nueva volviese, que ya
entonces habría contestación y resolución.
¿Qué contestó tu padre al parte del comandante? Dispuso que se recibiera con
halajos engañosos á los indios en un campichuelo fuera del fuerte: que antes de entrar en
tratados, se les festejara con una buena comilitona de res carneada al efecto, sin faltar el
bebistrajo correspondiente.
Al mismo tiempo se prepara á escondidillas en unas barracas ó galpones que se
hallaban arrimados á los muros del fuerte, en donde habia carretas, cueros y otras cosas
de bulto, un cañón cargado de metralla, y varios soldados, apostados con fusiles
preparados, que estarían apuntando al grupo de indios, entregados al regocijo, y á una
seña convenida del comandante disparan sus tiros.
Llegaron los indios, fueron recibidos con sumo agasajo, ocupando el local
preparado para su tumba, y entregándose al gozo de tan dulce y
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generoso recibimiento cuando én medio de tan gran placer, oyeron repentinamente el
estruendo del cañón y fusilería. En aquel momento quedaron todos tendidos en tierra. El
comandante y soldados se hallaron estupefactos, observando la general mortandad, y
atendiendo á algunos artilleros que se habían lastimado al disparo del cañón, cuando en
esto vuelven en sí los indios del éxtasis, se sienten sanos, se levantan y echan á correr,
gritando, palmeándose la boca, y burlándose de los del fuerte.
Cuando tu padre supo el buen efecto que tuvo su delicado plan, hubo de fusilar al
Comandante, y solo se contentó con hacer traer el cañón á la villa de Concepción con el
pretesto de hacerle componer y dejarle allí.
No sé si conociste en Paris á un tal Tórton: me dicen que este sugeto quiso ver en
una ocasión si eras de cartón ó de cristal, llamándote general indiano; que te habia
encontrado en un lance crítico de ofensa para él, de alza, y pon, y en el acto te dio un
reto, y tú no le aceptaste, sino que para las dos horas ya estuviste en Inglaterra, por que
no te meneara el bulto. Corre esto de boca en boca, especialmente cuando se habla de
las naciones, y muy en particular de la Inglesa.
Recuerdan mucho hoy de aquella ocasión en que te viste apurado en este puerto de
Buenos Aires: dicen que estando embarcado en el vapor Tacuarí, hiciste revolver todos
los sables y fusiles, que habia abordo: que te viste apurado: que el baqueano Gastaldi te
ofrecía y aseguraba la salvación, pero que tú que conocías bien la inglesa cañonera que
te perseguía, hallaste por conveniente poner los pies en polvorosa, porque te sonaba al
oido á huir que azotan. Dícese con mofa que cuando ibas escapando para Santa Fe
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por tierra, llevabas tal cerote en el cuerpo, que á cada rato preguntabas si habrían subido
para aquel punto los vapores ingleses?
Se traen estos recuerdos como pruebas de tu valentía, que la emplearás en la
presente guerra. Lo mismo se cuenta que cierta vez hallándote en Francia, ó París, te
ofrecieron por cortesía una espada, para que mandaras la evolución de cierto cuerpo de
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tropas, y tampoco quisiste aceptar. Parece que entonces te conocías á tí mismo, y sabias
que leche podías dar.
Nunca te he contado el modo cómo tu padre te dio el título de Brigadier. Un dia en
conversación me dijo: El finado Dictador Francia debía de tener él despacho de
Brigadier; pero yo no le encuentro entre sus papeles, y quisiera tenerle para darle ese
grado á Pancho, que le merece
"Exmo, Señor, le contesté, el Gobernador Velasco fué también Brigadier, y he visto sus
pageles en un baúl en la Tesorería general: si V. E. me permite, iré á buscar el
despacho."
En efecto, me ordenó que fuera, y á poco rato volví con él en cuerpo y alma, y al
dia siguiente, de su grado, y en sumo grado te zampó el Brigadierato, y te puso en
camino de ser rey de espadas, y también de copas, como ya se sabe generalmente que lo
eres.
Basta por ahora. A Dios, á Dios encomienda tu espíritu tu tio.
El Ciudadano Paraguayo
MANUEL PEDRO DE PEÑA
CARTA V
Buenos Aires, Enero 22 de 1865.
Sobrino mio querido, Francisco Solano: los principales diarios de esta capital
revelan claramente el pronunciado espíritu de la mayor parte de los paraguayos, que han
podido ponerle fuera de tu alcance. De todo lo que se escribe, se infiere que están
animados de los mismos sentimientos declarados públicamente años pasados, y por lo
ocurrido en esa después de la muerte de tu padre, y cuando te hiciste elegir Presidente,
valido de la fuerza, se prueba que allí se nutren idénticas ideas.
Fué muy notoria la oposición de la parte sensata de la población á que entraras de
Presidente. Esa partida de Sacerdotes que hasta ahora permanecen engrillados,
ciudadanos de todas clases, que deprimiste con prisiones, declaraciones y otros mil
vejámenes, descubren patentemente, que no están conformes con tu réjimen de tiranía.
¿Quién puede estar conforme con ese testamento de tu padre, que te deja
nombrado desde luego Vice-Precidente, para que después de su muerte convoques el
Congreso á tu paladar, y te hagas Presidente el mas incontinente? Nada importa que el
acta de la independencia nacional diga: "Que nunca jamas seria la República el
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patrimonio de una persona ó familia." Ya se vio que tú no entraste á gobernar por
patrimonio, sino por demonio, no por familia ó persona, sino por la tizona, no por tus
traseros, sino por tus delanteros angloparacuarios. Así, pues, es preciso repetir,
reproducir, y estar erre que erre hasta la sociedad, con la protesta hecha contra la tiranía
de Francia, de tu padre y tuya, empleando las mismas palabras, y hablande de los
paraguayos liberales de aquí y de los de allí.
Debo zumbarte sin cesar y con tesón siempre sobre la misma cosa, diciendo que
los paraguayos liberales residentes en la República Argentina prefieren comer primero
el pan de la emigración que prostituirse bajo tu gobierno tiránico y desmoralizador: que
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se han reunido antes y que se reunirán ahora con el santo y único fin de libertar á ese
nuestro pueblo, dándonos patria, y con ella la dignidad de hombres libres, atributos que
nos han sido arrebatados por la mano de esa eslabonada tiranía.
Sábete que hemos de afiliarnos á una santa cruzada, que siempre lamentaremos el
tiempo perdido, que estamos convencidos que no hay
libertad sino para los pueblos que juran ser libres, que tomaremos sobre nosotros la
responsabilidad de nuestros votos, que juraremos sobre la ley del Crucificado guerra
eterna, no soloá tí, sino á todos los tiranos que sean ó pretendan serlo de ese nuestro
pueblo, que dirigiremos las palabra á todos nuestros compatriotas con el programa que
tremolaremos, y que será el estandarte que flameará constante en la lucha de la verdad,
de la ley y de la libertad, contra la mentira, la abitrariedad, la tiranía y la esclavitud.
Sabe que la tiranía es cobarde como el ladrón, que auuque te titulas Presidente, no
eres sino un
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usurpador de nuestros derechos, que robas las propiedades públicas y privadas: que
mancillas con sangre la nación: que la sometes á grandes exigencias sin necesidad, á
reparaciones de tus actos criminales, cometidos por ignorante perversidad, y que te
ensangrientas en vano á ojos cerrados contra un Imperio prepotente, que te hará añicos
en un abrir y cerrar de ojos, sin ser capaz tú, ni de sostener la integridad del territorio, ni
la independencia nacional, cuando se interponga el interés de conservar tu poder
personal.
¡Abajo, gritamos, el traidor de la Patria! ¡Abajo el usurpador de todo derecho, de
toda atribución, de toda propiedad, y sobre sus ruinas levántese el grandioso monumento
de los derechos del hombre aniquilados por el tirano!
Acábese para siempre ese tu gobierno personal, caprichoso, tiránico y rapiñador.
Acábese ese monopolio que ha convertido la República en patrimonio tuyo, y á los
ciudadanos en tus esclavos.
Aprovéchese esta ocasión para que la nación se levante soberana, nombre
libremente á sus representantes, y cubra á sus elegidos con la égida de la inviolabilidad,
para que sea libre é independiente en el ejercicio que el pueblo les encomiende para
hacer la felicidad de la patria.
Cometióse el mas grande desacierto dándose lugará que ocupaseis el mando
Francia, tu padre y tú. Se están palpándolas dólorosas resultas que sufre casi sin remedio
toda esa región digna de mejor suerte. No podemos nosotros los paraguayos de acá, ni
los patricios liberales de allí, continuar impunemente en la inacción y apatía, pues por
causa de ellas hemos sido conducidos al tamaño de tanto error político, y es preciso, es
la oportunidad de que se indemnice nuestra
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amada patria de los perjuicios que recibe y ha recibido.
Soy de parecer, sobrino mio querido, que en vista délo que te digo, y de lo que has
hecho y estás haciendo, ellnajor partido que puedes tomar es abdicar, ó renunciar esa
presidencia ilegal: mira que si te atrapamos, hemos de arrollarte, hemos de formarte
causa, y has de quedarte como el pelo de la masa.
El plan político que te anuncio, y te iré aclarando en adelante, es liberalísimo:
todos le sabrán, como le han sabido. No es principio tentador, no es abrir márjen á
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MANUEL PEDRO DE PEÑA-
CARTA VI.
Buenos Aires, Enero 25 de 1865.
Triunfante sobrino mio, Francisco Solano: veo que hasta ahora no me contestas
ninguna de mis cartas anteriores, será por que estás muy empeñado en los preparativos
bélicos; pero creo que eso no debe preocuparte mucho, porque el sistema que allí se ha
observado, es de tener cien años de guerra, y no un dia de batalla. Es guerrear
matoneando, como lo que has hecho al vapor Marques de Olinda, y se ha continuado
haciendo en las poblaciones indefensas de Matto Groso.
Conócese que te glorías, mucho de esas hazañas á mansalva, y lo mas particular es
que te glorías en el Señor, haciéndole cantar alabanzas por haberle despojado de sus
campanas, sin conocer que estás dejado de la mano de Dios, y que aun está el rabo por
desollar.
Creo que este año es mal año para tí, pues ignoras que quien en un año quiere ser
rico, si medio le ahorcan, mucho mas cuando es notorio que aunque te diriges rio arriba,
vas cuesta abajo á verte en los cuernos del toro, y á sufrir sobre cuernos penitencia, pues
no hay duda alguna que vas de rocin á rocin, aunque tus tropas anden por ahora á red
barredera por los pueblos del Brasil, pues estás con el credo en la boca, á pesar de la
crudeza que ostentas.
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La relación dada por D. Manuel Zozimo Guimaraens, de tus proezas en Matto
Groso, revela lo que has sido, eres y serás, y que es cierto y muy cierto que de rabo de
puerco nunca buen virote. Por ella consta bajo juramento que tienes sarta de orejas, que
tú y tus tropas habéis hecho salto de mal año, y que cual cuervo, tal su huevo.
Habéis matado el hambre de robar, habéis descubierto patentemente la hilaza que
forma el tegido de tu gobierno.
Así retribuyes los servicios que hizo el Brasil al Paraguay, mandando gefes y
oficiales generosamente á aleccionar y disciplinar las tropas.
Has hecho una en el año, y esa en tu daño. Todo el mundo se convence de tus
hechos, no podía aguardarse otra cosa de ese régimen de maldades. Por esto es que
hemos prostestado, y prostestamos siempre contra ese gobierno de tiranos, que no tiene
por resultado mas que infamia, ruina y desolación. ¿Dónde está el progreso, dónde la
ilustración, dónde la civilización decantadas?
¿En esto habíamos de venir á parar después de tanto sacrificio?
¿Esta es la felicidad que se nos prometía? ¿Ser manejados y conducidos por un
loco de atar, que nos ha soplado en casa una culebra que gana por Su cuerpo para hacer
matar á palos á un soldado, y estar con damajuanas de aguardiente, haciendo
emborrachar á las gentes en las plazas publicas?
¿Dime, si los brasileros hubieran entrado en el Paraguay; como te avanzaste á
Matto Groso, qué te parece que habrían sacado?
¿Saldrían con las manos limpias, ó sucias como las tuyas?
¿Se comerían las manos, tras las orejas, las al
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hajas, campanas, colchones, platos, etc., ó se contentarían con verte negro?
Tu dirás que donde no hay nada, todo está seguro, y que mas da el duro que el
desnudo.
Pero yo tedigo que al fin se canta la gloria, y que al freir de los nuevos, veremos
como te va; intertanto, échale guindas á la tarasca.
Por eso es que vamos á revocar todas las leyes que tienen por único fin constituir
un gobierno mostruoso, absoluto é ilegal, y entronizar una familia, eternizando la tiranía
funesta que esclaviza á toda la población.
Por eso es que vamos á establecer un gobierno popular representativo, compuesto
de una asamhlea general formada de una Cámara de Representantes en donde resida el
Poder Lejislativo: un individuo, no como tú, que desempeñe el cargo del Poder
Ejecutivo por solo tres años, sin poder ser reelecto por ningún motivo, sino después de
pasados seis años; y un Tribunal Superior que ejerza el poder judicial con independencia
de los otros poderes,siendo dichos poderes debidamente organizados por una
Constitución libre, que garanta al ciudadano su vida, su propiedad, y todos sus derechos
hasta hoy desconocidos y pisoteados.
Por eso vamos á jurar ante Dios no reconocer, ni consentir jamas gobiernos
perpetuos que se invistan de facultades estraordinarias, porque sus resultados palpables
son la pobreza, la ignorancia y la esclavitud.
Vamos á abrir el pais al mundo, estableciendo caminos por tierra para sus
comunicaciones con los pueblos que le rodean, y dar libres sus rios á todo pabellón, y
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presentar así una nación que , sea centro de un comercio vasto, trabajando en su riqueza
y engrandecimiento propio, y el de sus vecinos, en vez de un pueblo aislado y encer-
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rado, que únicamente sirve de estorbo para el progreso y bien estar general de todos.
Haremos reconocer el principio de la fraternidad universal, como base de la vida
moral, y concluir con este estado de separación escepcional, con que conservas el pais
para mejor despotizarle, y hacerle el patrimonio tuyo y de tu cria, al estremo de que los
paraguayos vengamos á ser siempre tu hacienda.
Permitiremos al argentino, al brasilero, á todo estranjero que contraigan
matrimonio, compren casas, terrenos, y adquieran toda clase de propiedades en la
República con la misma libertad y franqueza que he hecho yo, y podemos hacer todos
los paraguayos en estas partes.
Condenaremos como lo mas absurdo y perjudicial á la República y al comercio
libre los monopolios de yerbamate y maderas que hizo tu padre, y haces tú, y
declararemos á los paraguayos en libertad de trabajar en estas producciones naturales
que nos dio Dios para nuestra riqueza y bien estar.
Condenaremos como lo mas absurdo y opuesto al desarrollo y progreso de la
República, los decretos que prohiben la esportacion del almidón, maní, miel, dulce,
masacotes y demás comestibles, y permitiremos su esportacion, á fin de que el agricultor
cultive el rico suelo que posee, y lucre con su trabajo, vendiendo á quien quiera, ó como
mejor pueda sin restricción alguna.
Haremos emancipar la industria, dejando al agricultor, al artesano que siembre,
coseche y trabaje cada uno en su ramo, como mejor le convenga.
Aboliráse esa odiosa éinsufrible carga de auxilios, con que se abruma el vecino, á
pretesto de necesidad del Estado, y servicio de obras tuya,
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y no se permitirá nunca que á nadie se obligue á trabajos públicos, sino cuando fuere por
contratos anteriores, estipulados con libre voluntad, y por su justo precio ó pago.
Aqui suspendo esta especie de programa, porque va haciéndose larga mi carta: eri
otras le seguiré. Por él verás lo que debiste de haber hecho tú al asumirte el mando, en
vez de haberte entretenido en gibar sin cesar á ese infeliz pueblo, y acarrearle al fin la
guerra para rematarle completamente.
Siento en el alma que vayas á parar en mal; pero quien bien tiene, y mal escoje,
del mal que le venga, no se enoje. Está visto que no tienes cerrada la mollera, has
corrido siempre sin freno, has salido en esto del paso de Francia y de tu padre, y te has
arrojado á un barranco para tomarte la muerte por tu mano. Al cabo la patria sanará de
los engangrenados sobrehuesos que ha sufrido, la aliviaremos, y cesará de llorar esas
lágrimas de sangre que ha derramado tanto tiempo.
Entre tanto, no dejará piedra por mover para llegar á este fin, tu apasionado tio.
El Ciudadano Paraguayo
MANUEL PEDRO DE PEÑA .
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CARTA VII
Buenos Aires, Enero 29 de 1865.
Francisco Solano, sobrino de mi mayor estimación: habia sido muy cierto que los
ojos que siempre miran, son los que menos ven,y mientras lo miran todo, solo no se
miran á sí. Tu padre y lú habéis estado siempre mirando todo, siempre alerta, siempre
con las armas en la mano con el pretesto de vijilar por la patria y defenderla de todo
ataque. Pero llega el caso, y salimos con que habíais sido los mayores topos del mundo,
sin tiento, sin tino, con la razón perturbada.
¿Qué otra cosa es el haber comenzado á echar y arrojar piedras á los tejados del
Imperio del Brasil, siendo así que los tuyos son de vidrio? ¿Si tus ojos están cubiertos de
polvo inmundo, y con unas enormes vigas de lapacho en las cejas, cómo te has atrevido
á notar las pajitas de esos ojos brillantes imperiales, que no son otra cosa que soles y
estrellas?
¿Será posible que siempre quieren notar mas los quedan mas que notar? Ahora ya
creo que es vicio de las ruedas de los carros, y no culpa de la carga aquel chirrío que
hacen, el no parar de rechinar, y jemir. Lo mismo digo que no es tanto efecto délas
calores del tiempo, como natural de la chicharra aquel no saber vivir sin chirriar,
acatarrar y zumbar.
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Desde que declaraste guerra al Brasil, has publicado mejor tu iniquidad, tu locura,
tus taitas y tus malos pensamientos. Quieres espabilar las Brillantes luces de de ese
americano templo imperial, y te animas á hacerlo con las mas puercas despabiladeras de
tatane, con astillas de timbó, etc.
Podránse despabilar esas luces del Imperio, pero con espabiladeras de oro puro, no
como las tuyas, y con todo no se saldrán muy limpias, pues, se sacará humo que te tizne,
y pavezas que te afeen.
No hay duda que eres idiota y bárbaro hasta mas no poder: te empeñas en que se te
quiebre la cabeza para despertarte del sueño de tu terquedad. En vez de haberte
aprovechado cuerdamente, y no aguardar á que te hieran, de la necedad de Aguirre, que
va á ser bien castigada, y vadear este gran rio de la Plata, esta Emperatriz Argentina,
entre ceder y vencer, has querido abrir camino por entre el ímpetu de sus olas, con todo
que aquella vez que le navegamos, conociste muy bien que no era cosa de chiquillos, le
viste echar por la boca sus espumarajos, y que furioso hnria zozobrar, no digo un
navichuelo como tú, sino bergantines y fragatas.
En vano te hrce notar esa vez la ciencia y habilidad del baqueano; que cuando
nopodia tomar en popa el viento, le tomaba al orza ó á bplina: si era sobrado, tomaba
otro partido, ó se dejaba llevar por escapar. Viste también entonces que no eran buenas
para todos los vientos unas mismas velas, y que era destreza del baqueano saberlas
mudar con el tiempo.
Pero ninguna lección te ha servido, te engreiste demasiado con esa tiranía, no has
sabido que es gran prudencia el arte de ceder, y que prueba una grande comprensión de
las cosas, y
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un particular dominio y señorío de sí mismo.
Entendiste que cediendo ó poniéndote á la capa de la cuestión oriental-brasilera,
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A libertar la imprenta de la esclavitud absoluta en que la tienes encadenada y
muda, y proclamar que es lícito pensar, decir, y escribir lo que se quiera y sea
conveniente, en la inteligencia que libertad no es hacer lo que se quiere, sino lu que se
debe querer., A establecer un tribunal especial, para que atienda y decida sobre las
reclamaciones de tantas usurpaciones de propiedades é intereses arraneados á nacionales
y estrangeros por Francia, por tu padre, y por tí, y devolver íntegro á cada uno lo que sea
suyo, según lo dispone la justicia eterna, haciendo así reconocer efectivo el principio de
que el derecho de propiedad es sagrado é indestructible, y que existen y deben existir los
de prescripción, y usucapión, que se propuso aquel tu tirano padre desterrar por la ley
pirata de Merced de Tierras.
A reconocer por justas entre las reclamaciones las que hagan los naturales de los
suprimidos pueblos, llamados de indios, á quienes el déspota tu padre quitó
inhumanamente sus legítimas propiedades adquiridas con sus asiduos trabajos,
privaciones y padecimientos infinitos, y hasta con sacrificio de la libertad, que no se les
concedía, siendo ciudadanos paraguayos iguales en derechos y dignidad.
A volver á la libertad esa porción desgraciada de nuestros hermanos, nuevamente
esclavizados y vendidos en pública subasta por la codicia del rapiñador tu padre, cuando
de hecho, desde la supresión de las comunidades religiosas á que pertenecían, ya
gozaban de libertad.
A dar igualmente con indemnización de su valor á sus dueños la libertad á los
esclavos particulares que sufren el repugnante yugo de la esclavitud, haciéndoles gozar
los dones de la libertad á la par de los demás ciudadanos.
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Detengo aqui otra vez la pluma, y en otra carta continuaré la esplicacion de lo que
nos hemos propuesto, y á cuyo objeto afrontamos todo peligro, y nos resolvemos ser el
peor cuchillo de tí.
El amor á la patria me ciega, no hay consideración que me detenga, como sabes
que no me ha detenido nunca. Mucho debo á mi madre que vive, y de quien he nacido;
pero mas debo á la patria para quien nací.
Por estos porteños veo que no hay cosa mas dulce que el amor de la patria, ni mas
apetecible que vivir en la patria, ni mas honroso que morir por la patria. En tu poder el
Paraguay no es patria. Es preciso que nosotros le demos ese ser, para que todos sientan
lo que yo siento en Buenos Aires, y vean que después de lo que tu padre y tu habéis
dicho de mí, se ha cumplido el refrán de que al buey maldito el pelo le reluce.
Cicerón dice que aquel que sacrifica por la patria lo que mas ama, es quien
verdaderamente muestra mayor celo por ella. Cada uno de los paraguayos que te
maldicen, está dispuesto á acreditarlo, y entre ellos tu amante tio.
El ciudadano paraguayo.
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CARTA VIII.
Buenos Aires, Febrero 4 de 1865.
Mi predilecto Nepote, Pancho Solano: te participo una comunicación que con
aviantez me dirije un compatricio nuestro, aunque me paraguayiza mucho, pues me trata
ya de tócorao de usted, y me habla de cierto progresista que alborotó en antaño el
cotarro en el Paraguay. Se me presenta de progresión ascendente, y viene como
igualándoseme, y convertido en un neófito pronunciado liberal para ayudarme á darte
noticias, y decirte, corroborando mis asertos, que los paraguay os quieren ser libres, y
que son amigos de la civilización de todo el mundo. ¡Qué doradas pildoras estas, y en
qué ocasión, Pancho mio! Estas si son lanzadas de moro izquierdo ó surdo, y todas se
dirijen átu testuz.
Pero dejemos esto, y vamos á nuestro péndulo asunto.
¿Cómo has procedido con D. Lisardo Recalde y D. Cirilo Ribarola? Yo te lo diré
para que sepas: se te antojó que estos dos jóvenes decentes fuesen reclutados y llevados
al campamento de Cerro León, porque tran limpios de sangre y oficio: el primero
dedicado á sus granjerias comerciales, y el segundo, pariente nuestro, de la iluste sangre
de los Cavañas de Ampuero, que le habia dado la calaberada v delirio de ser estu-
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dioso, y empeñado en formarse un mediano Abogado. Fueron enrolados entre los
reclutas, y un dia se les ordenó que se dirijiesen á cortar y conducir maderas sobre sus
hombros, para formar sus ranchos ó casuchas de cuartel. Ellos obedecieron; y porque el
primero durante el dia de la faena no trabajó personalmente, sino que pagó á otro de
personero, para que hiciera sus veces, y por que el segundo, Cirilo Ribarola, de
constitución débih, con síntomas de pulmonía, tisis ó hética, no pudo contraerse á tal
tarea, después que regresaron al campamento, fueron denunciados de aquellas tan
enormes faltas: é inmediatamente se les castigó con una tunda de cien lazazos en vivas
carnes, en seguida engrillados, después conducidos presos á la capital, y últimamente
sepultados en la cárcel, donde jimen y sufren una prisión bárbara y amarga.
Este es el hijo de aquel Repúblico Don Juan Bautista Ribarola, que, porque, como
diputado al congreso, pidió una constitución, tu padre le metió en un zapato, y le
contuvo el resuello, haciéndole traer el alma en la boca, para ejemplo de los que
quisieran imitarle.
Si por la parte de tu madre es sin duda tu pariente Ribarola, por la parte del
padrastro de tu madre el Sr. D. Lázaro Rojas de Aranda, mi primo, que te dejó á tí solo
de heredero agraciado de todos sus bienes y riquezas, como si fueras mi hijo: viene
también á resultar que Cirilo te pertenece por línea recta y oblicua, que ambas bien las
conoces en tus evoluciones, y mas en estas empleadas con Ribarola, que comprueban
que cuando pitosflautos, cuando flautos pitos.
Vése, pues, que no te se ha dado un pito el parentesco, y que así miras á todos por
la debilidad de tu estómago.
De esa suerte proceden los buenos gobiernos
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como tú para conservar el orden publico, y mostrar que no tienes parcialidad, sino
justicia y rectitud.
Tal vez no te acuerdes de lo que hiciste con aquel ciudadano Lescano, aquel
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predilecto de tu padre, aquel que se decia que tu padre le designaba para Presidente
futuro, ó sucesor de la presidencia de la República. Pero te lo voy á recordar, para que te
empaches. Le hiciste prender, remachar una buena barra de grillos, acomodar en una
parte de los corredores de la casa que fué de mis padres, formándose un cuartito de
paredes de esteras para resguardarle de los vientos é injurias del tiempo: por almohada ó
cabecera unos adobes crudos. En este estado le torturaste con declaraciones: en ese
estado de sufrir crujías le asaltó una disentería, y se revolcó con ella en su triste lecho
sin ayuda, socorro, ni amparo humano: en ese estado le hiciste remachar otra barra, y le
hiciste decir, supuesto que era tan duro para declarar, ahí le hacías ese nuevo regalo y
recuerdo, con la prevención, que reservabas otra para agregar á las primeras. No pudo el
Sr. Lescano aguantar mas, cedió a la fuerza de estas torturas, y exhaló á los tres dias el
último suspiro con síntomas y general susurro de que le habías hecho envenenar.
Debo recordarte la conducta atroz observada con mi concuñado el distinguido
ciudadano D. Pablo Jove Llanos, el patricio de noble progenie, el hombre ejemplar,
como virtuoso, honrado y pacífico, el modelo de la civilidad, de la mansedumbre, de la
modestia, de la magnanimidad y de la prudencia, la norma del buen padre de familia, y
de lo irreprensible que se conoce. Este fué el blanco de tu saña, la víctima de tu tiranía,
le encarcelaste, gimio con grillos en medio de sus crónicas dolencias, no hubo piedad,
caridad
-44-
ni humanidad para mitigar sus penas, ni recibir auxilios de su amorosa y desesperada
esposa la Sra. Doña Isabel Guánes, y de sus cristianos y afligidos hijos, hasta que le
hiciste concluir en una prisión bárbara.
Queden como agregados á esas víctimas mi cuñado D. Alejo Guánes. D. José
María Martínez Várela, Pereiras &, Esos sacerdotes los mas virtuosos, los mas
ilustrados, esos Ministros del Altísimo, esos Cristos, á quienes no debías tocarlos con
tus manos sacrilegas é impuras.
Armas tropas, declaras, guerra, y agravias al Dios de los Ejércitos, dando tormento
á sus hijos. ¿Qué favor, qué ventura esperas de un Dios ofendido?
No te gusta la teocracia, no quieres que se gobiernen las almas por la gracia de
Dios, sino que se manejen por tu democracia por esa gracia del Demonio, efecto de tu
crasa ignorancia, tu graso estómago, tu crasitud, tu graseza. Eres incapaz de
sacramentos, no hay sagrario en tu alma, en tu pecho, ni en tu corazon: de sagrado no
tienes mas que el ser sacre, sacrilego, y un bravo y gran sacristán.
Por todas estas causas, á remediar estos males, nos preparamos á ir, y lo primero
que hemos de hacer, es levantar una ene de palo para colgarte por enemigo de Dios y de
los hombres, y despues establecer lo que describo en el programa que continúa así.
Vamos, pues, á derogar esas leyes brutas y escandalosas para una República, que
hacen distinción de clase por nacimiento y colores, y prohiben el matrimonio entre unos
que se califican mulatos, y otros blancos, y entre libres y esclavos, y declarar á todos
iguales para amarse y unirse según los afectos de sus corazones, y no como lo habéis
decretado Francia, tu padre y tú,
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orgullosos bárbaros tiranos, contra las leyes eternas y humanas, que mandan
multiplicarse, etc., para lograr vosotros corromper y embrutecer el pueblo para mejor
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los soberbios, y no querer conocer á los malignos: mas no he de parar hasta hacer cruda
guerra y perseguir a fuego y cuchillo al murador y al chismoso: contra este todo mi
enojo, contra este todo rigor de justicia."
En pago de ese servicio, del flaco servicio que les hizo á los Ministros del altar,
mandaste consagrarle. Dejaste atrás al Padre Maiz, á quien has escupido con la lengua
mal hablada de tu Obispo.
Después se ratificó bajo aquel juramento que exijes á tus obispos: "Que no tomaré
parte en consejo, plan, ni empresa alguna interior, ni esterior contra la tranquilidad
pública, ó contra el Supremo Magistrado de la Nación, y que si algo llegase á mi
noticia, ya sea en mi Diócesis, ó futra de ella, lo manifestaré al Gobierno."
Ahí está lo que dice nuestro paisano González Bedoya: " La culpa la tenemos
nosotros mismos, que nos hemos estado sirviendo de espias y verdugos los unos de los
otros; y de ese modo hemos arrastrado la cadena ignominosa del esclavo."
¡Tan mancebo que eres, y tan perdiio que estás, por no haber querido ser bueno!
Tu mal no tiene remedio, y la fritada de tus cosas ya no se cuece á fuego lento, sino á
sangre y fuego comolo hace ei tio á su sobrino por ser
El paraguayo ciudadano.
MANUEL PEDRO DE PEÑA.
CARTA IX-
Buenos Aires, Febrero 7 de 1865.
Sobrino mio, ciudadano Francisco Solano López: me avisas por tu Semanario, que
ha fallecido el Sr. Obispo Diocesano, el ciudadano Juan Gregorio Urbieta.
Ahora, pues, es la ocasión en que el Obispo de tu cuño pase á ser diocesano, para
que completes tu obra, pues debes saber, que si no andas pronto, le hemos de mandar á
rodar á otra parte.
Por delación de ese Obispo, está con dos barras de grillos el virtuoso é ilustrado
Presbítero Maiz, y por consiguiente, los demás Sacerdotes, Canónigos Corbalan y
Caballero, Moreno, Benitez, Céspedes, Patino, etc.
Nadie mejor que tu Obispo debia ocupar ese lugar, él es el mayor delincuente de
todos. El fué maldiciente, y es el maldecido como lo fue Can: él no supo callar como
supo hacerlo Tamar: él está en el caso de los que acusaron a la adúltera, no es inocente
para apedrear, como lo hizo, á los demás compañeros: él es como Marta, que publica el
mal olor del cadáver de su hermano Lázaro, cuando ni á Nuestro Divino Jesús, ni á los
demás concorrentes, les olió mal.
Pregúntale á ese Obispo, que si David después de haber cometido el adulterio con
Bersabé, se
-50-
guardó muy bien de reñir el incesto de Amnon, ni tampoco se empeñó mucho en
castigar la muerte alevosa que Absalon dio á su hermano, acordándose de que él hizo
morir traidoramente á Urias-
Hazle abrir el Evangelio, y lea aquella pregunta que los Fariseos le hicieron al
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Señor sobre que los Discípulos no se lavaban las manos, cuando comían, y Nuestro
Divino Jesús, les contestó con otra pregunta á tales escrúpulos y melindres, diciéndoles:
¿y por qué vosotros quebrantáis el precepto de Dios para cumplir vuestras traidiciones?
Lea también que ninguno de los apóstoles notó, ni tachó de pecadora á la
Magdalena, sino solo el Fariseo que era pecador, murmuró entre sí que lo era.
Aprenda en los libros santos que el casto José cerró el pico y á nadie descubrió la
cosa de la mujer de Putifar, siendo así que le podia valer mucho, solo por que no había
de tener remedio, y mas bien serviría de mayor escándalo; y no solamente él supo callar,
sino también todos los criados que oyeron los gritos de la muger bullanguera y
calumniosa, y si Putifar supo, fué porque le contó la mujer, la que era verdaderamente
criminal.
Este Obispo de tu cuño con su pérfida delación ha querido robar la honra, la buena
fama que aspira siempre á ser eterna, y rarísimas veces se recobra por ser de un rango
superior; ha cometido una maldad, que no debe quedar sin castigo, pues ni la serpiente
que sin hambre nos mata de puro veneno, ni el león que nos mata por comernos, obran
como ese Obispo, que mira impasible la muerte civil de esas víctimas, de esos soles que
ha intentado ofuscar y ennegrecer, de ese oro fino y ricas perlas del
-51-
Santuario, áquienes se trata como lodo.
¡Oh, Pancho, contigo y con tu Obispo delator es menester ser un león, debo
trataros como á zorras, con azucenas y aromas no se ahuyentan las víboras: y á los que
se atreven á armar zancadillas traidoras, es preciso quebrarles las piernas y la cabeza.
Esos Sacerdotes padecen hoy para gozar después; pero vosotros gozáis ahor.i para
padecer después: creer lo contrario, es no saber que es una carga de fierro el relox, sin el
contrapeso que le abruma; pero mientras mas le carga, le hace correr mejor.
Pregúntale á ese tu Obispo cómo andaba David mientras fué perseguido dé Saúl?
Te dirá pie era un santo; pero luego que se miró quieto en la corona, se afeó con el
adulterio y se ensangrentó con el mas alevoso homicidio. Ese es el cuento, es lo que hay
entre tí y el Obispo. No sé como el Sumo Pontífice confirió las bulas para un sacerdote
de treinta y pico de años, sin mas antecedentes que ser cura de la capilla de la Villeta, y
servir de afrenta a la Santa Iglesia. Todas tus cosas son de esta laya.
El Diocesano que ha muerto, no fué hechura tuya; pero buen cuidado tuviste de
hacerle decir por su boca en el pulpito por medio de un párrafo escrito que le remitiste,
para, que intercalara en su sermón, que el padre Maiz habia sido un lobo con piel de
oveja, declarándole sacrilego impostor, señalando con el dedo el confesonario, donde
seducía á sus penitentas, y profiriendo imprecaciones indecorosas é impropias del lugar.
La congregación cristiana de la Asunción es testigo de este hecho, que no puede menos
de escandalizarse de semejante manera de excomunión, nacida de tu saña y brutalidad.
¿Qué publica tu Semanario del 21 de Enero último, respecto á hallarse este
Obispo próximo á la
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muerte? Que á los oficiales recomendó la subordinación, el respecto á la autoridad, y
la obediencia al Supremo Gobierno de la República, su buen comportamiento en la
guerra injusta, á que el Brasil nos habia provocado, para mostrar un ejemplo de valor
y disciplina á sus compañeros de armas.
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¡Como se ve que tus Obisqo? han tomado con tierra y todo aquellas palabras
apostólicas! "Estad sujetos al Rey, y á sus vice-regentes, por que esta es la voluntad de
Dios. Someteos aun á los Principes malos, y no solo por el temor de la pena, sino
también por un deber de conciencia; toda alma está sujeta á las potestades; el que se
resista á la potestad, se resiste á la ordenación de Dios."
Tómate esa, y vuelvo por otra, ¡O sublime Potestad!
Ahí tienes también á Blas Ignacio Duarte, Cura Rector de Santa Rosa, que le
hiciste Vicario por sus brillantes virtudes ctoicas y morales, cuales eran su
amancebamiento público y escandaloso, y haber delatado á los Pérez Grandes, que
padecen por causa suya hasta ahora.
Nada mas se ve en tu gobierno, que un conjunto de crueldades é iniquidades.
¿Dime qué crimen cometió D. Ángel Paredes, vecino de Bobí, para haberle
castigado con cuatrocientos azotes en la Villa de la Encarnación, y después destinarle
con grillete á obras públicas por cinco años? ¿Por qué ofreció 15 onzas de oro, para que
le eximieran de ser soldado por quedar á ayudar y amparar á su anciana abuela Doña.
Catalina?
¿Por qué le haces tener á D. Zoilo Rícalde estirado en cuatro estacas al rayo del
Sol, repitiéndose esto de continuo en el campamento de Cerro León?
-53-
Ciertamente tienes alma de caballo, la has dado al diablo, y las has echado á las
espaldas. ¡Cómo te pudiera poner encima los cinco mandimientos para dejarte
eternamente escarmentado! ¡Necesitas que te se asiente la mano, como te asentaremos
muy pronto el guante, el Brasil y nosotros, ya que descargas de ese modo la mano á
nuestros infelices paisanos!
Sancho Panza le decia á D. Quijote que con sus luces, trato y roce, se iba poco á
poco estercolando. Y á la verdad en lo inculto del escudero á largo andarse veia la
enseñanza y doctrina que aprendía, y que aquella mente, aunque tosca, recibid cultura.
Pero tú que viniste conmigo en 1843, de 16 años de edad, bastante basto sin pulimento
alguno, como tierra maldita después del pecado, que no era capaz de producir sino
cambrones, abrojos y espinas; que pudiste estercolarte muy bien aquí, en un pais de
tanto beneficio, que después pasaste á Europa, á recorrer aquellos reinos, donde hay
tanto abono para la cultura: no demuestras haberte aprovechado de aquellos
estercolamientos tan benéficos.
Cuando te trepastes al mando, todos esperaban grandes cosas de tí, todos te
suponían cultivado, cual terreno fértil que produciría ópimos frutos. Las razones eran
que las estercoladuras habían sido hechas acá, allá y acullá. Tanto te abonaban, que
nadie se negaba á ser fiador de tí, Todo era para ellos lego, llano, liso y abonado.
¡Pero qué chasco se han llevado! Nosotros anduvimos muy medidos, ni un
azadazo quisimos dar por no descomponer aquella tierra, que so suponía tan fructífera y
feraz para aprovechar espontáneamente sus copiosos frutos.
Es verdad que muchos torcían la nariz á estas esperanzas, otros daban en ella, y al
último te
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descubriste enteramente, y nos dejaste con un palmo de narices.
Era preciso para no chasquearnos, haber tenido narices de perro perdiguero, cosa
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difícil de conseguirse á vista del famoso cultivo, del ponderado beneficio, y del notorio
abono. Has venido á mostrarnos claramente que no hay cultura, ni domesticidad
bastante, cuando la cabra tira al monte.
Así es que se te puede repetir el antiguo refrán qne dice: Este nuestro hijo D:
Lope, ni es miel, ni hiél, ni vinagre, ni arrope: y por lo que estas mandando hacer en
Matto Grosso, viene bien el decirte, el hijo de la gata ratones mata.
Cuéntase que degollaron al cirujano brasilero del vapor "Anhambay," que se habia
echado al agua con una pierna baleada, apesar que él rogaba no le mataran, que era el
cirujano, y que les podia servir.
También se cuenta que á los prisioneros trados á la Asunción, al bajar á tierra, esas
buenas gentes lesescupian en la cara y le tiraban con lodo y barro. Esto prueba hasta
donde llega tú cultura consabida.
Corre acá la noticia de que ha sido espulsado de la Asunción un prusiano llamado
D. Fernando Lésner por el crimen de haber dicho: "Que los brasileros eran valientes, y
que el Exmo. Señor Presidente Mitre era de inteligencia y capacidad." El sugeto ha
llegado á esta, y muchos piensan preguntarle la cosa á él mismo.
Haríasme el favor de decirme que especie de ñeengá, adagio ó estribillo es ese que
se ha generalizado tanto en ese pueblo? Me aseguran que no hay perro ni gato que no
repita en toda conversación: No te metas con Bartolo, no te metas con Bartolo. ¿Es de
puro bolo que haces
-55-
decir eso? ¿A quién alude, á tu dolo, ó á tu estercolo? Mira que tú solo puedes pifiarte
de Bartolo, y si te demandas, te hará andar del uno al otro, polo, y tal vez te haga subir á
verte con Apolo. No quieras jugar con pólvora, Pancho mio.
Hágote saber que han llegadode esta dos paisanos nuestros, no sé si tú los
conoces: con su venida han abierto acá tamaños ojos, y unos á otros se dicen: abre el ojo
que asan carne. No les pierden la pista, y están con las orejas aguzadas, y los oidos
abiertos. Si algo se ve ú oye, no dejará de prevenirte tu tio que desea que dejes de ser lo
que eres—
El ciudadano paraguayo.
MANUEL PEDRO DE PEÑA
CARTA X.
Buenos Aires, Febrero 11 de 1866.
Ovante sobrino mio, querido Solano: no puedo menos que preguntarte algo sobre
el capitán Terremoto, que este diario La Tribuna desea saber. ¿Qué notoriedad
celebérrima es esa que se ha granjeado? El debe tener una gran recomendación, cuando
le has lanzado en este teatro de tan brillante luz, en donde todo se rejistra, todo está en
trasparencia, hasta la iluminación de las calles de noche es refuljunte, y todo se
descubre. Lo que allí parece oscuro, aquí sale á la vista, y mucho mas cuando quiere
mostrarse.
Tú mismo que te considerabas allí tapado, has sido descubrierto, se te ha alzado la
tapadera, que tampoco ha sido buena, y se ha visto que debajo de muy mala capa habia
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habido un buen bebedor, y mucho mas ahora que conocidamente vas e capa caida. Nada
estraño es, pues, que tu capitán Terremoto, aunque le hubieses mandado de tapadillo,
sea aquí destapado, máxime habiéndose hecho á tu lado una notabilidad, causa porque le
han rasterado analítica y sintéticamente. Le han puesto en cedazo, y le criban desde
Chile, Mendoza y Buenos Aires hasta el Paraguay, y aparece ya hecho una criba.
Es tal el zarandeo que le dan, que, aunque él
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sea capaz de sacar pqlvo de bajo del agua, le van á dejar limpio de polvo y paja.
Has hecho mal y muy mal, mi sobrino Pancho, en depurarle asi á un joven de tu
alta preferencia: mas bien le hubieras conservado á tu lado, y si es tan bueno para soplar,
como le "habrás esperimentado, allí te serviría mucho de buen fuelle, donde hacen tanta
raya los soplones.
No creo que este sea el modo mejor de hacer espiar á un hombre, purificarle por
medio de este sacrificio, si es que ha espiado tanto, si ha observado, reconocido, notado
y avisado de lo que interesabas saber.
Nosotros estábamos dispuestos á catequizarle; pero la mayoría se ha opuesto,
considerándole miembro contagioso y podrido, como le tienes, que debe seguir tu
suerte, y que vaya á otra parte á saber vidas agenas, pues que su vida y milagros están
muy descubiertos, principalmente cuando es muy cierto que no vive mas el leal que
cuanto quiere el traidor.
El Paraguayo que declare su abrenuncio de buena fe contra tí, le recibiremos con
los brazos abiertos, y se pondrá en nuestros brazos por ver que somos hoy los Viertes
brazos del Paraguay, y ninguno de nosotros dará el suyo á torcer en esta empresa hasta
hacerte pedir misericordia, y dar en tierra contigo.
Vemos claramente que nos sopla la fortuna á pedir de boca, tomando en pechos la
guerra declarada contra tí, porque ha llegado el tiempo de asir la ocasión por la melena
para tumbarte.
Estamos escogiendo hombres de corazón, que profésenlos santos principios de
Libertad, Igualdad, Fraternidad: contamos con nuestros compatriotas que están al
alcance de tu tiranía sin ejemplo, que se enmudecen por el terror, pero
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que estamos ciertos que han de concurrir cordialmente á la convocación que hacemos
para ayudar y coronar la empresa de redimir un pueblo abatido.
Hallóle á los compañeros mucha razón en buscar hombres sanos. Ya ves que es la
mayor locura pensar-quitar lo podrido á una naranja, y llenarla otra vez, restituyéndola á
su entera sanidad. Muchos hombres que te sirven, y te han servido están en este estado.
Aunque se confiara mucho de la bondad propia de ellos, siempre se habia de estar
temiendo de la maldad comunicada por tí. El trato nunca seria seguro, porque las
sospechas declaradas jamas se curan perfectamente, con especialidad aquellos bárbaros
y malvados, que se han propuesto aborrecer de muerte á los que te han cascado
justamente, les duran la enemistad, y los odios hasta la sepultura.
Puede ser que por ahora, viéndote bambolear, quieran disimular, haciendo
esfuerzo; pero á la larga no lo han de poder, por que sentirán su efecto poco á poco; así
es que, aunque ahoguen algunas veces las señales de su tirria, enojo y resentimiento, no
será mas que cubrir las ascuas con cenizas para conservarlas mejor, y hacerlas salir mas
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vivas en ocasiones oportunas, por mas que se quieran rozar con los compatriotas
honrados, presentándose muy serenos y frescos, y aparentando adhesión á nuestra causa.
Pero aunque se pongan fraque, chapona, levita, y sombrero de pelo fino, quién les quita
el sambenito con que andan cargados por tu inicua causa?
Todos conocen que ser plegado uno á tu cofradía, es un descrédito, es vivir
deshonrado. En vano se hará suave y dulce para atraerse la estimación, nadie le creerá,
particularmente acá que no comulgan con ruedas de carreta. En tales
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casos, dicen luego, el raudal está contenido, quítese el dique, y verá como viene
siguiendo su impetuoso furor, y siempre hace daño su violencia. Los malos humores de
su cuerpo no se purgan jamas, engendran mortal enfermedad al menor contacto, todas
las veces que se arrime uno á él.
Si me ves siempre dale que dale con estas cosas, golpes á tí, y golpes á tu gente,
no es para curaros de vuestros vicios añejos, estos deben cortarse á cuchillo. Doy los
golpes é hinco el clavo, no para arrancarle, sino para que quede en trozos y pedazos, la
tabla, pues vuestras malas costumbres son muy repetidas, y solo han de acabarse,
cuando se pudran vuestros corazones en la tumba.
Noto actualmente que con respecto á estos fuertes brazos que se levantan contra tí,
y te amagan, estás muy moderado: parece que no quieres hacer saber allí los golpes que
recibes, sabes aguantar, no te quejas en tu Semanario: se conoce que has comprendido
que la queja siempre trae descrédito, que mas sirve de ejemplar de atrevimiento á la
pasión, que de consuelo á la compasión: temes que los de allí sabedores del proyecto, te
vuelvan las espaldas, te sepulten vivo para el sentimiento, y muerto para la estimación.
El nogal no da fruto sino á golpes, el rosal no da rosas sino á palos; pero no hay
remedio, no hay blandura, ni compasión para tí, armaste contra tí el rigor, has sido
necio, y has esperado que se te quiebre la cabeza.
¡Cómo mas ha de ser, Solano mio, ya es tiempo que tus esfuerzos sean nulos, no has de
estar suspendiendo el curso de la justicia! Esas tus venganzas han ido siempre mas lejos
que las ofensas que se te han hecho: esa tu crueldad,
-61-
esa tu tiranía se ha mostrado muy ingeniosa contra el débil. El poder de la virtud en esa
nuestra patria se ha hecho nulo, no se ve mas que un teatro de corrupción, de espionaje,
de mentira, de escándalo y de miseria.
Es necesidad estrema la que nos mueve, no hay freno de leyes que nos pueda
contener: ya ves que el violarlas lejos de ser un crimen; es un deber.
El someterse uno á tus caprichos es ser esclavo perpetuamente: ser libre, es no
obedecer sino á las leyes que se dirigen á la felicidad de la sociedad, y que ella misma
aprueba sin tenerla forzada y tiranizada.
El efecto de la ignorancia está visto en ese nuestro pueblo, por ella se ha hecho
cobarde, se ha hecho esclavo, se ha hecho infeliz. Hoy la necesidad nos fuerza á
hablarle, á sacarle de su letargo, á que se avergüence de su servilismo, de su debilidad y
ceguedad.
En razón de que no eres virtuoso, de que eres corrompídisimo, no has visto que
para ser feliz debiste haber trabajado en la felicidad de esa República. Como vicioso,
incapaz de razón, te lisonjeaste de poder con tus propias fuerzas, conseguir tu bienestar,
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El Ciudadano Paraguayo
MANUEL PEDRO DE PEÑA-
CARTA XI.
Buenos Aires, Febrero 14 de 1865.
Mi nunca olvidado sobrino, Francisco Solano: Un hecho local de este diario La
Tribuna, me avisa que el civismo de un compatriota nuestro se ha puesto en lucha con el
servilismo de tu emisario expreso D. Luis Caminos, y quiere que evacué el traslado que
se me da de la noticia.
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He hilado los sesos para esta evacuación, y al fin se me ha ocurrido copiar algunos
párrafos de la carta que escribí desde acá el 28 de Agosto de 1858 á D. José Rufo
Caminos, padre de D. Luis, para que, no solo tú, sino todos los, curiosos, me dejen el
alma quieta, y hagan las ilaciones que quieran. Dice así:
"¡Oh antiguo amigo mío, Sr. D. José Rufo Caminos: He llegado á saber que sois
nombrado cónsul del Paraguay en el Paraná, y me ha llenado de contento la noticia. Vos
bien sabéis que os conozco bien y muy bien, y que tengo en todo tiempo que hacer
justicia á vuestro mérito y antecedentes. Bastará recordaros que estáis lleno de
laceraciones y cardenales que os dejaron los tiranos de nuestra patria, Francia antes, y
López después.
Nunca olvidaréis, amigo José Rufo Caminos, que en la época de Francia,
estuvimos inocente-
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mente presos en la cárcel, que también le estuvo el sabio vuestro tio carnal D. Mariano
Molas, á quien López le desterró, y le hizo morir en su destierro, nada mas que porque
era doctísimo y acórrimo enemigo de la tiranía, y de la iniquidad, educado por el
inmortal Dr. D. Juan José Castelíi en esta misma Buenos Aires.
"No olvidéis jamas que el tirano López, que os ha nombrado cónsul, os ha
perseguido mucho tiempo sin motivo, ni razón, solo sin duda porque erais sobrino del
verdadero patriota D. Mariano Molas, enemigo capital de López, desde que conoció que
este era el perverso de los perversos.
"Tened presente, amigo Caminos, que os hizo ese déspota padecer aflicciones y
amarguras» o» multó, os engrilló, os desterró á los desiertos de Villa Rica, y
últimamente os sacó de aquella vecindad vuestra, y os trajo á la capital, calificándoos de
díscolo y perturbador, y negándose por mucho tiempo á venderos un pequeño terreno
para establecer vuestra casita en la misma ciudad.
"Ya veis que nada de esto es exagerado que en compendio refiero lo que os ha
sucedido: que vuestra madre misma, esa digna y respetable matrona paraguaya, la Sra.
Da. Jacinta Molas, que existe en Santa Fé, es sabedora de todo, que sin cesar se ha
indignado justamente contra López, cuando ha recordado vuestros padecimientos, y las
injusticias del tirano.
"Sabed que ha dicho esa señora: "Que amaba á su patria y á sus paisanos, que nunca los
podia olvidar, que deseaba darles tuna visita; pero que no lo hacia, porque detestaba á
sus gobiernos, tanto al anterior, como al actual por tiranos pues ambos habían hecho
padecer á su hijo, y á su hermano injustamente.
-67-
"No olvidéis que el finado mi tio D. Juan Andrés Gelly, cuando fue nombrado
ministro plenipotenciario cerca del gobierno del Imperio del Brasil, reconociendo
vuestro mérito, se propuso llevaros de secretario consigo, y López os despreció, y se
negó á ello.
"No olvidéis lo que costó para que el joven mayor de vuestros hijos fuese educado
por dicho Geily, y que cuando ese joven apreciabilísimo dio en viajar á Buenos Aires,
principió á abrir los ojos, y á hacer distinción de lo que era aquello y esto: le entorpeció
su carrera con el pretesto de emplearle allí mismo de juez de Paz de la colonia Nueva
Burdeos. Nada mas era esto que por contener su vuelo, no dar lugar á que se
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tenido del Cónsul del Paraná, con respecto al Chacho, y brindis de mashorquería, por
que eso prueba el uso escesivo que se ha hecho de mis consejos, y que ha sabido decir:
como mi hijo entre fraile, mas que no me quiera nadie
Por lo tanto no es estraño que pareciendo cojo el padre, haya salido el hijo rengo,
ó haga la de rengo, por seguir comiendo el pan de la boda, y contar de la feria según le
va en ella.
De este modo se comprende como el civismo chocó con el servilismo. El
Paraguayo liberal entendió que Caminos no es lo que parece, y bajo este concepto quiso
de primera entrada hacerle prosélito; pero vio que el loco sigue su tema, y el lobo su
senda.
Sin duda ha prevaricado con ver qué el servirte era cosa de chupete, sin tener en
cuenta el infame oficio que ejercían, el teatro en que aparecían y los hombres con
quienes tenían que habérselas.
Santo y bueno hubiera sido, que allí los empleases en seducir, en espiar y en
cometer cuanta maldad imajinases; pero mandar santos de pajares, santos tapados á
Buenos Aires, luz de luz, á Entre Rios y Corrientes, pueblos que están cocidos en
esperimentar estas cosas es la estu-
-70-
pidez mayor que podías haber mostrado.
Tú crees que sábeste lo todo, y que acá no saben cuantas son cinco; pero estás muy
engañado: acá no te saldrán los proyectos á medida de tu paladar: tus esploradores,
delatores, espías y soplones serán descubiertos: no valdrán un caracol, y tal vez se les
cruce la cara para eterno escarmiento.
Derrama á manos llenas el oro y La plata, á ver si compras desvergonzados que te
defiendan, á ver si acá mas vale el saber que el haber, á ver si hay quien se encare contra
la decidida opinión de un pueblo libre, pues, si no faltan decidores, locos, sobran
escuchadores cuerdos.
Todos te tienen por demonio encarnado, y que procuras largarnos por acá diablos
cojuelos, pero nosotros también tenemos buenas, bravas y lindas cañas de pescar, y
sabemos lo que pescamos, como lo conocerás, cuando te torzamos ó estiremos el
pescuezo, que, será de un dia á otro, como ya debes suponerlo.
De lo dicho, pues, debes en suma deducir que no hallarás nidos para tus pájaros en
estos contornos, y el tuyo mismo de antaño le debes ir dejando hogaño, pudiendo
anidarte á la ida en la pajarera inglesa. Es como te lo aconseja con tiempo tu apasionado
tio, que desea mosquearte las espaldas antes de todo.
El ciudadano paraguayo,
MANUEL PEDRO DE PEÑA-.
CARTA XII.
Buenos Aires, Febrero 17 de 1865.
Incomparable sobrino mio, Francisco Solano: hasta ahora no te he hablado nada de
aquel francés llamado Antonio Fiat, que el 22 de Febrero de 1861 fué puesto en la cárcel
pública de esta capital por la denuncia que hice al Sr. Juez del Crimen entonces, Dr. D.
Sixto Villegas.
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Hoy se me antoja referirte lo que en aquel entonces sucedió, porque conozco ser
conveniente imponerte de ello.
Habia yo notado dias antes que cierto sugeto ó sugctos atiababan mi habitación
cada noche, especialmente de las diez á las once. Entré en cuidado, y di yo también en
observarle, y en manifestar á algunos amigos el alarmaon que me veia.
Con efecto tanto hice, y tanto anduve, que llegué á averiguar que el 8 de
Diciembre del año de 1860 habia llegado del Paraguay en el vapor Marques de Olinda
un francés, que andaba curioso de saber mi domicilio.
Luego después supe que este mismo se habia acercado á relacionarse con D.
Carlos Loyzaga, D. Fernando Iturburu, y D. Luciano Recalde, y les habia hecho ciertas
invitaciones engañosas, y al mismo tiempo sospechosas, tendentes á obrar contra el
gobierno de tu padre, mi primo político, Cárlos Antonio López.
-72-
Sabedor yo de todo esto, inmediatamente puse presente al Sr. Juez referido el 21
de Febrero de 1861. El señor Juez al instante formó su auto cabeza de proceso, y llamó á
declaraciones á Loyzaga y á Iturburu. Al dia siguiente en mérito de estas deposiciones se
apersonó temprano con su actuario, un comisario de policía y dos vijilantes á la casa del
francés Antonio Piat.
Aun se hallaba el reo en cama, allí fué aprendido y conducido á la cárcel. Se
apoderó el Juez de todos sus papeles y comunicaciones, que se glosaron ál proceso:
entre ellos se encontró la pieza interesante, que era una lista que contenia los nombres
de Manuel Peña, Serapio Machain, y Fernando Iturburu: Luciano Recalde, Carlos
Loyzaga, Segundo Machain y Gregorio Machain.
La lista estaba escrita de letra redonda y clara de uso general en las oficinas de allí,
y en papel bueno-catalán, del que se destina para el sellado: tenia en el margen de la
misma letra una nota que decia: Los tres primeros son los mas interesados.
En uno y otro margen de la lista se leia en letra puestaacá: Manuel Peña: Vivía en
la calle de San Martin, hoy vive ceo frente á San Francisco.
Fernando Iturburu: Hueco de los Sauces:
Luciano Recalde: Calle de Buen Orden antes de llegar al Mercado del Sur, en una
platería.
Gregorio Machain: Su casa calle de Maypú cerca de la del Paraguay.
Carlos Loyzaga: Hueco de los Sauces.
Este fué el principal cuerpo del delito, y por donde se vino á saber que este reo
venia del Paraguay enviado por tí, para que nos xapturase, y nos llevase allí, ó nos
asesinara acá.
Descubierto así el pastel, se siguieron en el juzgado las averiguaciones del conato,
sin poder
-73-
se traslucir mas nada, y me parecía que se guardaba cierto misterio, ó estudiada reserva.
Me presenté al Juez, y le previne que concluido el sumario, se sirviera avisarme, á lo
que me contestó que dejara apuntado por el actuario el número de mi casa.
Como nunca se me avisaba, y parecía que se daba tiempo al tiempo, resolví verme
con el mismo Piat.
Bien sabes tú que yo siempre me conduzco por algún principio cristiano. Aquellas
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CARTA XIII.
Buenos Aires, Febrero 23 de 1865,
Sobrino mio, Solano Presidente: me están aturrullando por uno y otro lado con la
pregunta de que: ¿Si verdaderamente soy tu tio? Muchos no hacen alto, ó no entienden
lo que vale el posesivo tú con el sustantivo tio; así es que casi, casi creen que como en
el Paraguay no hay Don, se aplica este nombre, como en algunos lugares de España, á
las personas que, careciendo de este título, han entrado ya en edad, y también á los
mulatos y
negros viejos, pues es muy común decir tío Pancho, tio Francisco, etc., á tales sugetos.
Pero como conmigo no sucede así, me veo forzado á decirte que, si te preguntan
sobre el particular, hagas entender que mi abuela, y la abuela de tu madre son dos ideas
idénticas, que hacen un solo ser la señora doña María Cavañas da Ampuero, prima
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Garmendia.
Debes saber que esta es hija del vizcaíno D. Juan Francisco Garmendia, y Da.
Dolores Duarte: que estos consortes tuvieron tres hijos: Pancha, Diego y Juan Francisco.
Sabe que D. Juan Francisco Garmendia, joven comerciante español, de repente fué
multado por el Dictador Francia en 12000 mil patacones, que los entregó: que al poco
tiempo después se le exijieron otros 12000, y porque no los tuvo, fué fusilado el 5 de
Setiembre de 1830, un Domingo, dia en que se solemnizábala función del Corpus Cristi
en la parroquia de San Roque.
La señora viuda murió algunos años después envuelta en la miseria mas espantosa.
-80-
Los tres hijos tiernos y enteramente huérfanos fueron recojidos y amparados por la
Sra. Da. Manuela Taedá Diaz de Bedoya, madrina mia de
Bautismo, una de las principales matronas de esa Capital, muger la mas hacendosa, la
mas honrada: la madre mas tierna y amorosa, la que ha formado y sostenido una
numerosa familia llena de honradez, de pureza y de decencia.
En este alcázar invulnerable de la virtud y del decoro fue criada y educada Pancha
Garmendia, niña esbelta, coronada de belleza y atrativo, revestida, de honestidad y
honradez. Era el hechizo de cuantos la miraban. Todos la adoraban y respetaban; pero tú
que nada respepetas, tomaste el empeño de corromperla, la invadiste por todos lados, la
perseguiste sin cesar, estorbaste las uniones conyugales ventajosas que se le presentaron,
y has sido la remora constante de su felicidad.
Ella como una roca ha resistido siempre á tus avances, se te ha hecho invencible,y
se ve inmaculada y adornada de brillantes virtudes en medio de ese piélago de tus
corrupciones.
Viéndote burlado de la Lucrecia Paraguaya, tomas el recurso de aprisionar y
desterrar al hermano D. Juan Francisco, devmodo de obligarla á que ocurra ante tí á
implorar su libertad. Ella lo comprende así, y sin trepidar un momento se acompaña de
mi madrina, y llega á hacer sus plegarias y ruegos por obtener la libertad de su hermano.
Tú, derretido en halagos, te muestras clemente, y le prometes concederle lo que pedia;
pero al salir de tu casa le haces decir secretamente con tu edecán Coronel Alcahuete
mayor José María Aguiar que si hubiera venido sola, no se le habría negado la libertad,
solicitada.
La prueba es que hasta hoy sufre D: Juan
-81-
Francisco su estado de pena y cautiverio, y la infeliz hermana lamenta su adversa suerte,
nada mas que por haber sabido conservarse pura.
Si este procedimiento no es de canalla, no sé que otro nombre darle. Es saber jugar
perradas por descendencia, y hacer quedar á una infeliz, soplándose las uñas.
Pasando á otra cosa, quiero contarte de paso que hay una traición manifiesta
contra tí. Aguirre y Carreras han desocupado la casa, y están en carrera de salvación. En
lo mejor te han dejado colgado, han hecho la ida del cuervo, los criaste, y te sacaron los
ojos, han dado al diantre tu protección, y te hacen aparecer un pobre Diablo. Así paga
este á quien bien le sirve. Mira lo que decreta Víllalba el 18 del corriente. —Memorias á
Sagastume.
También te participo que nuestro escogido Adalid D. Fernando Iturburu no ha
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podido hacer carrera con tus amigos, que se le han puesto de veinte uñas. Ha querido ser
catequista, pero se le ha despreciado el bautismo patriótico como incapaces de este
sacramento.
Como este nuestro campeón está asegurado de su conciencia, obra y habla con
abertura contra tu tiranía, que es un verdadero mal, un gobierno que carece de la
perfección debida á su generó, que es adverso átoda voluntad bien puesta, la que
siempre apetece el bien, ya sea verdadero ó aparente.
Su ley es declarar la guerra al enemigo de sus amigos, porque dice que nada es
mas semejante al semejante que no sea contrario al contrario. Mas quiere procurar evitar
los crímenes que reparar sus males. Bien ve que el bien que anhela, tiene sus contrarios,
y hace que estos contrarios tengan su contraste, descubriéndolos, para que se conozca
que están mal dispuestos, y por lo mismo buscan su mismo daño.
-82-
No sucede así con los que le seguimos, que todos estamos bien dispuestos,
amamos la libertad déla patria, y buscamos nuestros semejantes, por que la semejanza,
es la única que concilia la benevolencia de todos, y nos encamina á un mismo fin.
Semejantes á nuestros deseos, á nuestras ideas, á nuestras aspiraciones son. el
Emperador del Brasil, el Presidente Flores, el Presidente Mitre, etc. hombres que
profesan los santos principios de Libertad, de Igualdad, de Fraternidad: que lo
acreditan con sus hechos, que de ningún modo pueden ser amigos tuyos; que no doben
reconocerte ni tratarte como gobierno de la República del Paraguay, por que seria
reconocer un sarcasmo, tener la mentira por verdad, ser en cierto modo culpables por
omisión, por consentir que permanezcas en ese puesto usurpado para obrar como
salteador de caminos, cometiendo hurtos calificados, y tiranizando bárbara y cruelmente
á nuestro pueblo, pues no les es digno, ni decoroso tratar contigo, sino loque les es
digno, decoroso y debido, es colocar á esa patria en el rango de Nación libre, que
condiga su nombre de República con sus instituciones, con su desarrollo, con su
progreso, con su civilidad y grandeza, que interesa á todos.
¿Quién no debe ayudar al, re cobro justo de lo que injustamente se le ha quitado á
toda una Nación, aun miembro de la sociedad universal?
¿Quién no debe, prestarse á esta vindicación?
¿Quién se mostrará indiferente a que se descuartice á un vecino, á que se le
incendie la casa, y amague á todos?
En esta posición estás, y así no solo es deber de los vecinos, sino del mundo entero
quitarte de en medio para el bien general de todos.
Ese tu sistema de gobierno, á mas del mal de
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la tiranía que sufre la población, tiene en continua alarma á todos los pueblos vecinos.
Estas Repúblicas y el Imperio mismo no pueden estar tranquilos, con ver que siempre te
preparas, que quieres dominarlos, estender tu tiranía, rechazar al empuje de la
civilización, y mas bien absorver y aniquilar toda idea de liberalismo y progreso que
asome á tus puertas. Siempre los tienes con sustos y temores, siempre están con la
aprehensión del mal que les puedes hacer, del que les haces, y con el que los amagas.
La vista de esa tiranía inaudita á sus barbas, el padecimiento constante de nuestros
compatriotas, los ponen en un estado violento de indignacion. La imajinacion se
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subleva, el espíritu se irrita; y todo el mundo grita á las armas, á esterminar al tirano, á
salvar esa patria oprimida, y á traerla felicidad y el reposo a todos.
Importa á todos este rescate, para la paz general, para el comercio libre, para la
riqueza común, para el adelanto, el progreso y civilización.
No se consigue esto de otro modo, sino con tu esterminio completo, con sepultar en el
abismo á toda tu generación, á todos tus adictos chupandinos, á todos los que llevan en
la frente el sello del servilismo, la marca de su despótico señor, que tienen la
desvergüenza de ostentarla á la faz de naciones libres.
Sí, sí, todos te irán encima, la humanidad lo reclama, los intereses internacionales
lo piden, el cristianismo lo demanda y la utilidad general lo precisa.
Tu caida es inevitable: no es el Imperio, no es Mitre, no es Palores, no somos
nosotros los que te llevamos la guerra, es la civilización del siglo, la que á todos nos
arrastra, nadie contiene este torrente, vas á ser convertido en polvo.
Deja las armas, Pancho, no hay poder tiráni-
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co que se resista á este empuje,pide misericordia á Dios, y rinde el homenaje debido á la
ilustración, al progreso y al vapor, quien sobre todo te evaporará, y en vorájine te hará
exhalar el último suspiro, como ansiosamente te lo desea tu ínfimo tio—
El ciudadano paraguayo
MANUEL PEDRO DE PEÑA
CARTA XIV.
Buenos Aires, Marzo 1 de 1865.
Sobrino de mi corazón, Francisco Solano:
Al cabo me has contestado después de 13 cartas que tengo escritas; pero me das la
contestación á tu modo, valiéndote de mi madre, hermanas, sobrinos, etc., á quienes
haces firmarla, y te escusas tú, mi prima hermana, tu madre, tus hermanos y hermanas,
¡mis primos, tus tios los Carrillos: no parecen entre estos nuestros parientes firmantes,
ni mi tia la Sra. Doña María Luisa Gelly, ni mi sobrino D. Francisco Bareiro, ni los
Rojas de Aranda, que tanto nos pertenecen, especial y doblemente á tí.
Esta misma falta noto en la contestaoion que das ámi compadre D. Gregorio
Machain, en que no figura su tia carnal, la Sra. Da. Francisca Machado, ni su esposo D.
Francisco Javier Acullá, ni sus hijas; también echo menos las firmas de sus primas
carnales, las hijas del ilustre y noble
Viaeaino D. Antonio Recalde.
No puedo pasar por arto esta omisión, porque arguye que tu poder va flaquea/ado,
que no haees todo lo que quieres: infiero que no todos estánmconformes contigo,
máxime los magnánimos que todavía conservan en vigor el espíritu de los nobles
ascendientes. Por parte de tu madre tenemos los Cavañas de Ampuero, y por la de Ma-
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chain aquel Guardia de Corps, D. José Ildefonso
Machain, á quien le llamas traidor, por que acompañó al General Belgrano, cuando fué á
libertar al Paraguay.
De aquí resulta que todos los que quieren dar libertad á su patria, son traidores. En
tu concepto todos los Paraguayos que acompañaron el año de 1810 á los heroicos
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Porteños son traidores. Los Espinólas, los Machaines, los Ramos, etc, tienen esta
calificación.
Francia, tu padre y tú habéis estado con esta cantinela: siempre habéis fulminado
baldón é infamia á los que han intentado y puesto los medios de sacar de esclavitud á la
patria.
¿Y hasta dónde llegará vuestra maldad, hombres cobardes y deshonrados? ¿Qué genio
maligno dictó los infames escritos que vuestra impudencia ha firmado? ¿De dónde brota
ese manantial infernal de calumnias que á torrentes lanzáis sobre vuestra Patria, y los
íntegros Patriotas que propenden á libertarla? Perezca el dia en que nacisteis, hombres
menguados. Vuestras diabólicas esperanzas serán delusas, y vuestra Patria triunfará de
vuestra perfidia, y de la fuerza de sus enemigos que la tiranizan. Mas no digamos ya
vuestra Patria: no, vosotros ya no tendréis patria, vuestro nombre será borrado del
catálogo desús hijos, y vuestra memoria será maldecida y anatematizada hasta la mas
remota posteridad.
Conozco, Pancho, que mis consejos te han irritado mucho: perdóname, si me he
desmandado, no ha sido para que te incomodaras tanto; es verdad que deseo torcerte el
pescuezo, estirártele cuanto antes, mucho mas ahora que le sacas tan eguido, mas quería
primero hacerte pernear un poco, lo que ya he conseguido con mucho gusto
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Conozco que las pildoras que has ido tragando, te han hecho bastante operación, y
espero qué ahora quedarás limpio y salvo, si echas mano de una purgación canónica, ó
de la que llaman vulgar, para lo que te podrán servir los muchos compurgadores que allí
tienes. Esos que se desgañifan en vindicarte, esos fieles servidores de la patria.
Siento mucho que me hubieses comparado con Judas; mejor habría sido que me
hubieras puesto en paragon con nuestro Divino Salvador; y sino abre los Evangelios,
abre eso libro sagrado, y verás las tendencias del cristianismo, como son iguales á las
mias, y á las de mis campatriotas proscriptos: reflecciona sobre la obra maravillosa de
nuestro admirable Redentor, y verás al Hombre Dios nacer en un, miserable pesebre, y
al comenzar su. Obra de regeneración escoge para tan grande empresa á doce hombres
dé los mas humildes; estoes, á doce verdaderos demócratas, que predicaban con su
maestro el esterminio de la esclavitud, sacar á los hombres del poder del demonio, como
tú.
Nosotros emprendemos la lucha que ellos arrostraron denodadamente, siendo tan
pocos, y su camino lleno de escollos, como nos sucede actualmente. Una sola palabra
fué necesaria para ellos: la fe, Esta implica la voluntad—creed y quered, y todos los
milagros se cumplirán en el estado sin otro instrumento que la palabra, la palabra que
tanto temes, y á que llamas calumnia.
¿Pero porqué no públicas lo que nosotros escribimos, porqué no les haces saber
las cartas y los escritos, para que formen juicio exacto, y no maldigan como en
barbecho? Apostemos á que no insertas á la letra sus contenidos: te doy doble á sencillo,
y te perdono la evidencia. ¿No
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vez que entonces vienen los palos y las maldiciones á ciegas?
Nada nos contiene, deseamos que pongas en un palo á todos nuestros parientes,
que los hagas maldecirnos, y que se presten á tus iniquidades. Nos gusta verte rabioso,
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nosotros somos uno. Padre Santo, guarda en nuestro nombre á aquellos que me habéis
dado, áfin de que sean uno como nosotros. Yo estoy en ellos, vos estais en mí, á fin de
que ellos sean convertidos en "la unidad."
Hé aquí, Pancho, toda la teoría del cristianismo, la unidad divina llamando á la unidad
humana. Esto es lo que queremos, que el pueblo sea uno, como Dioses uno. La unidad
paraguaya, brasilera, argentina y oriental, sinónimo de igualdad, debe estenderse á toda
la tierra, y á todos los pueblos. No debe haber mas que un pueblo, pues no hay mas que
un Dios. Árabes, Cosacos, Abisinios, Calmucos, Malgaches, blancos, negros, mestizos,
ora procedan del Septentrión, ora del medio dia, tienen derecho á sentarse en nuestra
mesa, y á comer con nosotros: todos los que del uno al otro polo del mundo están
separados por los mares, las tierras, y lo que es todavía mas intransitable por las
rivalidades y distinciones, tienen derecho ú ir con nosotros, y no formar mas que un
círculo de convidados para beber sobre tu tumba á ¡la salud del mundo entero.
Tu eres el Anas, el Caifas, el Heródes, el Pilátos, que sentencias al Cristo, que es
escupido, agotado y crucificado, que muere entre ladrones como malhechor, y después
es el Salvador del mundo, es la gloria del universo, el Santo de los Santos: sus humildes
Apóstoles son la adoración de los, corazones puros.
Así, así vamos á ser nosotros,- en el Paraguay, ó picaro Sobrino mio; Vamos á
gozar lo que los Argentinos y Orientales han conseguido: vamos
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á llevar la época en que no haya necesidad de fusiles, ni de cañones, ni de la fuerza bruta
para el afianzamiento délos principios de unión y libertad. Llore ahora mi madre, como
María, á los pies de la Cruz, ande por el calvario aflijida, mientras túlibas el vino del
cenáculo, que no tardará en venir el dia del Sábado de gloria, en que quedes colgado
como el Iscariote. Así te se aplacará la cólera, y nos palmearemos al verte péndulo con
la bolsa. Espera el fin, que el fin corónala obra, como la tarde el dia, decía Solón á
Creso, como te lo dice tu tio.
El Ciudadano Paraguayo—
MANUEL PEDRO DE PEÑA.
CARTA XV-
Buenos Aires, Marzo 15 de 1865.
Mi sobrino Solano Francisco: no acaban de admirarse estás gentes del descaro que
tienes. Yo mismo verdaderamente me asombro de verte tan desvergonzado: en vano
busco modos de disculparte, y no los encuentro.
Es imposible que no conozcas los desatinos que haces públicamente: imposible es
que tengas tan turbada la razón, para no confesar y decir estas palabras: "Soy realmente
un animal, si quiero hacer creer al mundo entero que soy un buen gobernante, mis
hechos lo publican."
Ciertamente, estas solas palabras bastan para hacer tu pintura. Yo que te conozco
desde chiquito, que palmo á palmo he medido tus pasos, que te he tenido á mi lado, que
he estudiado tu capacidad, sondado tu disposición, inquirido tus adelantos, rastreado tus
ejercicios, y que no te he perdido de vista un momento, puedo dar noticia, y juzgar de
tus operaciones: sé la leche que puedes dar, y cuanto has mamado en ella.
No podras negarme que en bruto pasaste á ser militar, en bruto llegaste á ser
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Siempre se te ve estar hecho un fuego, hasta le echas por los ojos, y si huyes de él,
das en las brasas. Ahora mismo pegas fuego al Brasil, y tú te has incendiado sin
remedio, te ahogas en las llamas, y se te va á sacar un fuego con otro fuego, y no serán
fuegos fatuos, sino infernales y artificiales. Si el fuego brasilero ha sido siempre tan
lucido en la paz, hoy va á ser voraz en la guerra, lleva horrores, lleva ardores militares,
lleva vapores, y lleva rayos abrasadores. ¡Qué tal Panchito mío, es como para ir al
rincón, bajar los calzones, y alzar la camisa!
No dudo que estarás ya respingado; pero cómo
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mas has de ser, tú has tenido la culpa, nada te ha contenido, todo lo has sacrificado á la
impureza y tiranía: ni el decoro de la esfera y dignidad de Presidente: ni la esperanza y
estímulo de ser un hombre peregrino, concedido por el Cielo para ser la gloria de este
siglo, el honor de tu patria, el ornato y apoyo de nuestra Religión Santa: apagaste todas
cuantas lisonjeras esperanzas se podían tener de tí, te transformaste en bruto, por el
afrentoso deleite de una Inglesa, y demás loretas de tu serrallo: formaste tu ramoría en
todo el país, y andas de rama en rama, y asientas tus reales en el anglicano regazo,
derramando con profusión el oro y la plata, todo el sudor del pueblo, á quien la
presentas con una manchada ostentación, ricas preseas, costosos vestidos, preciosos
muebles, esquisito alfombrado, excelente empapelado, nadando en la opulencia,
respirando- pompa, mostrando ufanía, y vanagloriando la esplendidez de su grangería
corporal, y mundana: no hiciste taso del respeto que se debe á la decencia pública.
Como joven deshonesto y voluptuoso te has mostrado sordo á los gritos de la
razón, todo lo has despreciado y olvidado, hasta te has olvidado de tí mismo. Todo lo
que te viene encima, es castigo que. Dios te manda, como el diluvio universal, por esa tu
relajación. Vas á arder, como Sodoma y Goinorra, por tus abominaciones. Vas á morir,
como los veinte y tres mil Israelitas, por los crímenes que cometieron oon las mancebas
Madianitas. Dios quiera que cuanto antes descanses en paz, como te lo desea tu tio
afectuoso.
El Ciudadano Paraguayo
MANUEL PEDRO DE PEÑA-
P D.—He mostrado á varios esta carta antes
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de enviártela, y han querido apostarme á que no acabas de leerla, por las verdades
amargas que contiene. Si la lees, dime la pura verdad, para darles en cara por cierto y
por lá verdad, que ya sabes que esta es hija de Dios, y que aunque adelgaza, no quiebra.
CARTA XVI.
Buenos Aires, Marzo de 1865.
Sobrino de mi vida, querido Pancho Solano: no quiero pasar por alto lo que por
conducto de tu Semanario me haces decir en contestación á mis epístolas políticas y
morales. Contestas á mis amonestaciones, ó conminaciones, que no tienen otro objeto,
sino á que estés sobre aviso, con tratarme de Criminal Famoso.
Creia yo que ese tratamiento estaba muy gastado como aquellos de traidores,
opuestos, etc. y que habían quedado arrumbados, como puestos en desuso de tu
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venganza.
Pero por lo visto están todavía en boga, y por lo tanto veo ser conveniente deeir
algo sobre el partioular. Después de haberme devanado los sesos para el efecto, he
hallado por bastante decir lo siguiente, que reviste la autoridad de un Político de nota,
D.Domingo F. Sarmiento.
Los paraguayos en Buenos Aires.
"Durante veinte años los argentinos hicieron oir sus quejas en todos los estremos
de América, denunciando ante la indiferencia de los paises que los asilaban, los
atentados de que era víctima su patria.
"Las atrocidades de Rosas encontraban oidos incrédulos, porque tal era su
repugnante estrañe-
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za, que el buen sentido de los pueblos se revelaba contra la evidencia.
"Rosas llegó á ser compadecido en Europa y América, creyéndole inocente blanco
de injustificadas calumnias, y cuando caía bajo los certeros golpes de los pueblos, su
reputación en el mundo habia reconquistado el terreno perdido, y los gabinetes europeos
cambiado en respeto, y aun estimación la hostilidad, que sus desmanes le habia
acarreado.
"Ahora aparecen en escena los perseguidos de tiranías mas mediterráneas,
invocando en su auxilio el apoyo de la conciencia pública, ya que el de las armas de
estos pueblos nada habria que le justificase. ,
"Afortunadamente páralos emigrados del Paraguay, por estrañas que parezcan á lo
lejos las aberraciones singulares del poder que los oprime, ellas son conjéneres con las
que estos pueblos han esperimentado, y como la repercusión de un mismo movimiento
que ha ajitado á estos países.
"Son los mismos medios que emplearon nuestros tiranos, pero exajerados en cierto
sentido, á veces rídiculo/á veces odioso. El Dr. Francia ha dejado tradicciones
administrativas de despotismo, sistemas de represión, que Rosas semisalvaje, no pudo
usar. Es el Gobierno del Paraguay una entidad distinta del pueblo.
"El Estado ha asumido una especie de autoridad religiosa, la infalibildad del
papado, la dogmática solución del concilio antiguo.
"La verdad no es verdad, si el Gobierno no la renoce: la propiedad individual es un
préstamo, que ha hecho el Estado á pada uno de sus tenedores, y basta que él declare de
propiedad pública una indutria, una producion, para que
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desde ese momento la conciecia acepte, sin murmurar la nueva disposición.
"Desde los tiempos de Fracia el Estado posee estancias pobladas de ganados, y
casas que fueron confiscadas, y hoy el Estado compra casas como los particulares, y
entra como concurrente en toda clase de negocios.
"Para el Paraguay el Estado es un ser invisible, como Dios; pero mas sensible, mas
inmediatamete mezclado en todos sus actos.
"No sabemos de pais en el mundo, donde el Gobierno se haya así convertido en
una entidad moral, que no es el rey de las monarquías, que no es el mismo López que
gobierna al Paraguay, aunque sea este la cabeza visible de aquella iglesia política,
"El Dr. Francia legó entre los estravagantes poderes, de que revistió su dictadura,
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CARTA XVII.
Buenos Aires, Marzo 26 de 1865.
Famoso sobrino mio, Panchito Solano: después que en mi carta anterior te decia
estas palabras: "El Dr. Francia ha dejado tradiciones administrativas de despotismo,
sistemas de represión, que Rosas semi-salvageno pudo usar" "La persecución política se
actúa por ante escribano, remedando las fórmulas legales".... quiero recordarte para
ejemplo un auto del Dictador, dictado en una causa civil. Va íntegro para probarte de
que los vicios de que adolecía tu padre, y que se te han transmitido á tí, nacen de
Francia.
Así se ye que no son cuentos de viejas cuanto se dice dé tiranía de tí, de tu padre, y
Francia, y que uno á otro os habéis ido copiando las barbaridades, que os acusan.
El auto que sé copia en seguida, contiene una porción de mentiras; "La verdad no
es verdad, "si el Gobierno no la reconoce."
Nunca se acostumbraba en el Paraguay pedir por escrito licencia para levantar
casas. Lo que se refiere del Alcalde Chaparro fué cierto y muy cierto, y Francia lo
desmiente por picaro, como tú.
La maldad mayor que cometió entonces, fué la de ver todos los dias al pasar por la
calle el principio y la continuación de aquel grande y costoso
-108-
edificio; consentir que se elevase hasta el estado de techarse, y fulminar entonces el auto
por el que se mandó se derribase. ¡Puede darse perversidad mayor, en venganza de que
la hija de la nombrada tutora no quiso casarse con él, le despreció, y prefirió á D. Juan
José Machain.
Peor procedió con mi suegro el honradísimo español, el hidalgo D. Miguel
Guánes.
Llamóle repentinamente un dia el Secretario Villamayor, y de orden suprema del
Supremo Dictador le .preguntó si pensaba edificar el sitio que miraba á la Plaza Chica,
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antes ocupádole por edificios que habían sido derribados con motivo de la rectificación
de calles? Contestó que sí; pero que no lo hacia, porque ignoraba si la delineacion de
ellas estaba arreglada.
El Secretario le dijo que S. E. mandaba que edificase, y que se le .ordenaría al
maestro de obras del Estado, Sanabria, que le hiciese el señalamiento correspondiente.
No obstante el precavido Guánes quiso obtener la licencia por escrito, y al efecto
presentó un memorial al Secretario, para que introdujera al despacho del Dictador. El
Secretario rehusó recibirle, asegurándole que la licencia estaba concedida verbalmente.
En vano Guánes instó con porfía que se sirviera introducir el memorial, nada
consiguió, sino reiteraciones repetidas de seguridad de qué el permiso estaba concedido.
El Maestro fué llamado por el Dictador, recibió la orden, é hizo el señalamiento á
Guánes, conforme se lo aseveró el Secretario.
Guánes dio principio á la obra de un dilatado edificio, que tomaba la estension de
una cuadra. El local era cerca de la casa de Gobierno, y Francia veia construirse el
edificio todos los dias
-109-
y al salir á paseo todas las tardes, pasaba por frente á la misma obra.
¡Pero quién lo pensara! Cuando de repente un dia, estando para formarse el techo
al edificio, es llamado Guánes por el mismo Secretario, y se le reconvino que ¿con qué
permiso habia levantado aquel edificio, no estando aun arregladas las calles? Señor,
decia Guánes No, Señor, replicaba el secretario, nada quiero saber, no me oomprometa
vd. Lo que pregunta el Exmo. Supremo Sr. Dictador, es que ¿con qué licencia ha
construido vd. yse edificio? Guánes no tuvo mas que santiguarse, y recibir la orden de
que inmediatamente le derribase, como se verificó.
Lo mismo se hizo con otros edificios: lo mismo procedió tu padre: á este tenor se
obra en todo y por todo en el Paraguay: en todo orden de cosas este es el procedimiento,
y tú has llegado al exceso. Francia acostumbraba mandar remachar hasta dos barras de
grillos á los presos, y tú ordenas que se remachen tres.
La tradición dictatorial de Francia, su modelo despótico, su consuetudinaria tiranía
es la norma de tu conducta.
Preséntate la ventura dos jóvenes Doctores jurisperitos porteños, que se unen en
matrimonio con dos nobles señoritas paraguayas, para que los recibas con los brazos
abiertos, los coloques en la tribuna del foro, los estimules á que hagan todo esfuerzo de
que purguen á ese pueblo de las groserías de Francia, de tu padre y tuyas, y en vez de
hacerles la puente de plata para aprovecharte insensiblemente de las luces de la Atenas
del Plata, los miras sobre hombro, te son indiferentes, é innecesarios. ¡Ah, Pancho,
Pancho, cómo se conoce que no se hizo la miel para la boca del asno! ¡Qué cierto es que
Dios da bizcocho á los que no tienen muelas!
-110-
Hoy mismo si hubieras tenido á tu lado esas autoridades políticas y civiles, esos
dos sirios argentinos, no te habrías embarcado con tan poco bizcocho á hacer la guerra
al Brasil, habrías arreglado mejor tu talabartería, habrían sido mas acertadas tus
combinaciones estratégicas, habrías salido venturoso de tu ponderada crisálida.
El Evangelio dice: "No todos los que tienen ojos ven." A tí te sucede esto; lo
contrario de lo que acontece acá: aquí los ciegos ven, y los sordos oyen en materias
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dilijencia indispensable era solamente de cargo de ella, y á ella sola correspondía, de que
es visto, que ella es la que no ha querido que se proceda á construir el edificio, que ya
podia estar construido, y últimamente con el fallecimiento de su contratante Mármol,
aún ofreciéndose su viuda y heredero prontos al cumplimiento del contrato, discurrió el
arbitrio ó efugio de pretender el depósito de de sus bienes ó una fianza á pretesto de
obligación de esa misma obra, de cuya demora,nó suspensión ella era la causante, á fin
de seguir entreteniendo, su ejecución, sin duda con la especiosa idea de no reconocer la
autoridad de un Gobierno, contra el que su yerno, y también sus hijos han maquinado
constantemente, como consta de autos, y ver, si corriendo el tiempo, acaecía algún
trastorno favorable á su caprichosa y descaminada fantasía; resultando finalmente que
debiendo concretarse la determinación del artículo de mera reposición á la
confirmación, ó revocación del auto suplicado á que las partes habían contraído, como
debían, el exordio, ó introducción de sus peticiones: recayó improvisamente, con
atropellamiento de los trámites de derecho la estravagancia y descabellada declaratoria
de rescisión del contrato, siendo esto una cuestión muy diversa que requería un formal
examen, y que con audiencia de partes,debia"ventilarse en otrojujicio contradictorio, no.
siendo, ni pudiendo ser objeto
-113-
del artículo promovido, en el cual aunque la, parte actora sin congruencia
inconsecuentemente, y aun contrariándose á sí misma se hubiese ingerido á tratar por
incidencia de esa rescisión, debia considerarse como una digresión agena del asunto,
traída sin oportunidad y fuera del caso, ó mas propiamente, como un desvarío, á que la
inducía el convencimiento de su infundada y maliciosa pretensión de depósito: en virtud
de todo se revoca el auto apelado, confirmándose lo proveído en 16 de Junio del año
anterior á fojas 16, y se condena á la riienoionada Tutora en todas las costas de este
escusado proceso con declaración de que la alcabala respectiva á la venta de la tierra, ó
Potrero Cumbarití debe ser de cuenta de la parte del citado Mármol, por haber sido
aquella enagenacion libre de todo derecho, según la espresion del documento fojas 54.
Consiguientemente el Actuario hará la correspondiente regulación de dichas costas.
Asunción y Junio 26 de 1828."
Este es el auto nacido de la fuente del saber, que sirve de modeló á los
gobernantes del Paraguay. Hasta otro dia se despide tu tio.
El Ciudadano Paraguayo
MANUEL PEDRO DE PEÑA.
CARTA XVIII.
Buenos Aires, Marzo 29 de 1865.
Mi querido sobrino Maris--cal, ó cal de mar, Francisco Solano: me avisas por tus
Semanarios que habías convocado el Congreso para oir la opinión del pueblo, é
inspirarte de sus luces: sé que los diputados, unos agradecían tus importantes servicios,
otros dejaban las cosas á la sabiduría y rectitud tuyas: el diputado Riberos consideró
puntos graves los que se presentaban, y muchos entendieron lo mismo, de suerte que
todos apoyafon la guerra. Ya sabes que apoyar es bajar los caballos la cabeza, metiendo
el hocico hacia el pecho, ó dejándole caer abajo. [Lee el número 27 del Mosquito,
sábado 25 de Marzo de 1805.]
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El canónigo Sr. Román, diputado por la Santa Iglesia Catedral, confesó como
sacerdote su conformidad. El obispo de tu cuño, diputado de tu cuenta, sostenía que tu
conservación era de primera necesidad para la patria, y sé también que se ofreció á salir
á campaña, diciendo que no seria el primero obispo guerrero, que habia habido en el
mundo.
Tú también hablaste á los diputados con mucha franqueza: les decías que ibas á
conversar con ellos; les mostraste la leche que dabas y que podías dar, y ellos hicieron
el apoyo, apoyo de tu
-116-
leche. Usaste del verbo conversar por las convenciones que acostumbras hacer en la
milicia. Mejor hubiera sido que te hubieses valido del verbo ropillar, que es de uso muy
común allí, y significa lo mismo.
Esta franqueza le recomendabas encarecidamente, máxime cuando los reunías
para consultar la voluntad y las luces de la nación, pidiendo un examen concienzudo, en
asunto tan peliagudo, de congreso tan morrudo, y de gremio tan tartamudo, crudo y
rudo, formado por presidente conchudo.
Pero no te descuidaste en hacerles saber que eras el padre Guardian de la ley, que
habías de intervenir, como siempre en sofocar las opiniones contrarias al orden y á los
intereses bien entendidos del país, que eres tu.
Nunca se habia conocido por acá baturrillo semejante: nunca se ha cumplido
mejor el refrán que dice: "Habló el buey, y dijo mu" y como tú no ignoras que el buey
sin cencerro piérdese presto, y el suelto bien se lame, y que aunque trabe el arado, no es
de su grado, no dejaste de prevenir que era preciso respetar las anteriores deliberaciones,
que como Padre Guardian no podías consentir que los señores diputados se espresasen
en sentido contrario á la Constitucion hecha por tu padre para gobernar él y toda su
familia, y que anduviesen muy reflexivos en materias tan graves é importantes.
Pronto les metiste el freno, para que se saboreasen con él, aunque, le estuviesen
mordiendo y se trocasen los de unos y otros á cada rato, pues conociste desde luego que
estaban dispuesto s á no tener frenillo.
Tu esperaste las luces de ellos, y te ponías á alumbrarlos con la meclia de tu
candil. Eras el payaso de ese conjunto de volteadores que
-117-
andaban sin equilibrio, y con ludibrio en tu maroma. No podías haber inventado un
entremes mejor para estar de fiestas.
Díme, sobre todo, ¿quién era el presidente de ese saínete? Tus Semanarios no le
revelan, anda tapado. ¿Fué nombrado del seno mismo del Congreso, como lo manda la
ley fundamental, la ley orgániea de tu padre? Baya qué fuiste tú, como Padre Guardian,
Presidente de la República, y Presidente del Congreso, hombre de dos caras, una de
vaqueta y otra de corcho.
Solo el Vice-Presidente hace papel, pero papel de estraza, que tú le embarras, y le
agregas tus papeles mojados á cada rato.
Réferiréte al caso de tu Congreso lo que noté en tiempo de Francia, cuando estuve
en la cárcel. Cuando el Dictador mandaba poner en libertad á algún preso que habia
estado engrillado diez y seis ó veinte años, se le removían los grillos y quedaba suelto.
¿Pero que sucedía? No podia abrir sueltas las piernas, sino hasta la estension que le
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habían dado los grillos, todo esfuerzo causaba dolor en ellas, era preciso fregarlas, y
ejercitarlas: estaban entumecidas para el paso natural, y solo después de estregadas, y al
cabo de algunos dias, volvían á su ser.
Así ha sucedido á tus diputados, están envarados después de tanto engrillamiento,
es de necesidad que primero los friegues mucho, para que funcionen bien. De lo
contrario tienes que estar con el acial y mordaza en la mano para conservar el orden, y
no dar lugar á quese desboquen, alúmbralos en ese camino; y así como alli no se puede
de noche traginar sin linterna por las calles, según ordenó tu padre, procura en esas
tinieblas y oscuridad en que se hallan, traginarlos con tu linterna mágica.
Cuando se dice que manifestaste tu satisfac-
-118-
cion y esperanzas por el curso de los sucesos, y que tuvieron que suspender la relación
de lo ocurrido en las cámaras: no dejo de fijarme en el curso y en las cámaras, llegando
á suponer que todos estaban camarientos, porque jamas habían cursado asuntos
semejantes.
Todos querían colocarte en algún nicho ó relicario, para que no salieras á
campaña, á que no te espusieras por los desiertos y peligros, á perder tu importante
Adda. Me cuentan que las hijas de D. Andrés Gil se arrodillaron en tu presencia, se
pusieron de hinojos á rogarte que no partieras al ejército, mucho mas cuando los
congresales habían asegurado que para vencer al Emperador, y al Presidente Mitre, no
era precisa tu persona, y sin duda de allí saldría el gritar públicamejite en la Asunción:
¡mueran los traidores Argentinos! mostrando la efervesctncia lopecina popular.
Los hinojos de las Giles y Berenjenas de otras eran bastantes para contenerte y
salvarte del berenjenal brasilero en que te has metido.
Metísteles á cucharadas la diferencia que habia de leyes fundamentales á leyes
accidentales: solo así pudieron haber entendido; de lo contrario quedaban apagadas
aquellas luces tan brillantes.
El diputado Pay Tellez quería conservar tu persona, y creo que pondria con azúcar
y miel, á dejarte en la conserva lleno de almíbar.
Dices que no querias persuadirlos de que no habías de ir á la guerra; pero que
harías lo posible por quedarte. Así acá lo creemos, y creemos que esos esguinces,
dengues y escaramuzas que hiciste en el Congreso descubren que no piensas dejar el
pellejo á los brasileros, desde que con él has de pagar tus fechurías, y conoces que ellos
desean quitártele precisamente.
-119-
No obstante prometes hacerlo, si las necesidades públicas te lo exigen, pues yo
juzgo que las necesidades mayores y menores han de estorbártelo. En fin, pronto
saldremos de la duda, mientras tanto es notable el julepe, y te pone in ágone, y en
vísperas de que todos digan volarérunt el Mariscal, aña, oguerahá, opotima.
Los mismos diputados comprenden tu apuro, saben cual es la madre del cordero, y
por consolarte procuran que tengas cubierto el riñon: todos á una van contigo, el Obispo
y el Dean confiesan, los otros hacen apoyo, y conversan contigo para administrarte el
viático con hostias de sueldos y empréstitos.
¿Acaso olvidan que, cuando en el Congreso D. Juan Bautista Ribarola pidió
constitución á tu padre, "el oficial Bazan desde el corredor donde estaba con una guaidia
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Comisiones dobles, Hombre bueno repetidas veces, y ser sobre todo el brazo derecho de
tu padre.
Pero todos estos títulos no eran mas que para convertirme en farandulero de
tiranía, hasta que me cansé de tantas trapazas políticas, y me vine acá á purificarme, á
buscar una purgación canónica, y á ser mas bien cola de león que cabeza de ratón, como
te considero á tí, y á todos tus trapacistas.
Estando acá libre y depurado, creo estar en auge, en alto apogeo, en los cuernos de
la luna, en el mayor perihelio, hecho presidente sin P de la nueva Atenas, de la
Emperatriz del Plata, desde donde puedo cascarte á mis anchuras, y expiar las tantas
faramallas que se me imbuyeron, ajusfándome con mi conciencia, para que deje de
arguirme, y solo pueda tener la ancha para menearte el bálago, tu tio.
El ciudadano paraguayo—
MANUEL PEDRO DE PEÑA
P. D— Te recomiendo la lectura de "El Mosquito" que arriba te indico: no hay
cosa mas
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exacta para describir tu congreso, es la copia fiel de aquella comedia lo que allí se
observa.
Respecto á tu retrato, siempre estás con el sombrerazo lleno de plumas, y si así
vamos, van á pintarte plumoso de los pies á la cabeza para convertirte en plumage, y
probar lo que plumageas en el gobierno.
Tu Tio,
CARTA XIX-
Buenos Aires, Abril 6 de 1865.
Mariscal Presidente, y sobrino mio querido Francisco Solano: estoy en la
inteligencia de que careces de algunos conocimientos concernientes á la forma de los
congresos que tuvieron lugar en esa capital, cuando tú eras todavía muchacho, y por lo
tanto no está por demás que te ponga al cabo de ellos, para que valores su importancia.
Cuando el presbítero D. Joaquín Palacios llegó al Paraguay, se hallaba ya tu padre
en el mando del gobierno con el título de primer cónsul de la República. Este clérigo se
estrechó en relación con tu padre y conmigo, y comenzó á comunicarnos sus luces
políticas, llevadas de estos mundos, y á mostrarnos los defectos y resabios de la
administración gubernativa dictatorial, de que adolecía el gobierno de tu padre, y
proponía los medios de curarlos.
Tu padre no dejaba de escucharle con docilidad, comprendiendo claramente su
ignorancia, y procurando aprovecharse de aquellos conocimientos, con la precausion de
que el público no se apercibiese de que necesitaba de aquellas instrucciones.
Apesar de todo el cuidado y cautela que se observaba, todos conocían que tu padre
era un bárbaro, y quien todo lo rectificaba era Palacios.
-124-
Solo tu padre, y los que no conocen la historia del Paraguay, podían creer que
nadie conocería aquellas simulaciones políticas. Pregunta quiénes fueron los
conquistadores del Paraguay, sus primeros pobladores, lo zelosos que fueron de sus
derechos políticos y civiles? ¿Pregunta qué pueblo del Rio de la Plata conservó con mas
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energía y nobleza sus fueros, privilejios y libertades bajo el antiguo réjimen español?
Es verdad de que todo está como perdido, que Francia, tu padre y tú lo habéis
reducido á la mas completa y asombrosa abyección; pero no creas que se han olvidado
aquellas nociones, existen en la sangre misma de los paraguayos descendientes de
aquellos ilustres progenitores, y solamente la constante y prolongada tiranía ha podido
sofocarlas hasta hoy.
Las veces que ha podido, ha querido su jérmen popular. Díganlo los Yegros, los
Montieles, los Valdovinos, los Acostas, los Aréstiguis, los Machaines, los Zavalas, los
Dures, los Espinólas, los Decoudes, los Iturburu, etc. Los decretos del Dictador lo
revelan, tus Semanarios lo publican, nuestros hechos lo acreditan.
Permanecen en el Paraguay las cenizas de esos mártires, que han sellado con su
sangre el conjuro á la tiranía: hoy mismo el mundo entero escucha la adjuración que
viene de atrás, y que los déspotas de la patria han procurado sofocarla. Si solo ahora la
oyen, no se nos haga la injusticia de declarar á los Paraguayos degenerados cincuenta
años.
Las cárceles, los grillos, las cadenas, los sótanos, los cadalsos, los banquillos, los
potros, las proscripciones hablan en alto, y prueban que ha habido causa, y que ha sido
la de no sufrir la tiranía, la de protestar contra ella, la de derrocarla.
Nadie lo acredita mejor que el pueblo mismo,
-125-
sus laceraciones están vivas, sus cardenales patentes, su depresión manifiesta, y la férrea
mano que sin cesar le atormenta y agobia.
La postración es violenta en estremo, y la silenciosa lucha permanente. El medio
de aherrojar mejor al pueblo ha sido la invención de acostumbrarle á soportar que el
presidente de la República, sea ala vez presidente de los congresos.
Tu padre fué presidente del congreso, que le nombró primer cónsul de la
República, y de allí resultó establecerse que bahía de ser siempre él el presidente de los
congresos, sin que haya ley alguna que lo ordenara.
Cuando el año de 1842 fué preciso convocar á un congreso estraor din ario, se vio
tu padre en bárbaros apuros. Quiero imponerte del asunto.
Llegó al Paraguay un enviado de S. M. B. la Reina Victoria, un tal Górdon, diciendo
que, porque el Gobernador Rosas no le habia permitido arribar por el rio, se habia visto
precisado á tomar la via del Brasil é ir por tierra á la Asunción.
El motivo que le habia dado Rosas para impedir el camino, era que el Paraguay no
era efectivamente República independiente, sino Provincia perteneciente á la
Confederación Argentina: que si habia ostentado la denominación de República, no era
obra ó pronunciamiento espontáneo y esclusivo de la Nación, si no determinación
arbitraria de sus gobiernos "despóticos."
Tu padre que supo esto, consultó al instante con el padre Palacios, y sin tener
presente lo que habia precedido antes en un tratado con la junta de las Provincias Unidas
del Rio de la Plata, mandó convocar un Congreso estraordinario para la determinación
del asunto tan nuevo para él.
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Este Congreso nada iba á hacer, sino lo que tu padre y Palacios disponían
mandarle sancionar. Fueron llamados los congresales de la campaña en la forma
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acostumbrada de ser elegidos á la birlonga en las villas y partidos. Los diputados por la
capital eran elegidos por el gobierno por medio de su Secretario que les dirijia un oficio,
haciéndoles saber que el gobierno.los habia elejido, para que tal dia y á tal hora se
sirvieran asistir de diputados al Congreso: entre ellos fué convidado también el Padre
Palacios.
Reunidos los congresales en la capital, y antes de inaugurarse el congreso, nació
un susurro alarmante, pues corría la voz que la voluntad del pueblo era deponer el
gobierno de tu padre por tiránico, é influido por el porteño Palacios: no entendían los
diputados de lo que valia decir: congreso estraordinario, sino de espresar su voluntad
libremente contra la tiranía.
Tu padre vio estrellas en medio del dia, el padre Palacios no las tenia todas
consigo. Fui llamado á gobierno, y me dijo tu padre: “Estos barbaros no saben lo que se
va á hacer, y piensan introducir un barullo que puede costar caro á la patria: no hay uno
que entienda lo que debe practicarse, ni cómo deba espedirse: todo va á ser un trastorno,
y es urgente poner remedio á este mal. Son varios los puntos que se trabarán, y nadie
tiene conocimiento de ellos sino usted y Palacios: muchas desús formas son nuevas acá;
pero de algún modo se ha de principiar.”
Mañana se inaugura el Congreso, y dicen que nada esperarán sino reunirse los
diputados, nombrar su presidente, y aguardar al gobierno para oir lo que ocurre, y
determinar lo conveniente. Va á darse un escándalo: es preciso que usted se apersone
temprano al templo de la
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Encarnación, y esté á la mira con disimulo para contener todo desorden, hasta que el
Gobierno vaya á hacer la apertura del Congreso. Persuada y convenza á esos hombres,
que no se desea otra cosa que el bien de la patria, y el mayor acierto en las operaciones."
Dicho y hecho, cumplí cuanto se me encargó al pie de la letra á nombre del bien
de la patria. Los diputados reunidos estaban inquietos; pero esperaban al Gobierno.
Cuando en esto aparece tu padre jadeando de apurado y gordo, entra en el templo, se
sienta, hace tomar asiento á los diputados, y les dice que procedan á nombrar un
presidente. Yo que estaba bien aleccionado de tu padre y Palacios, alcé la vos, diciendo,
que para presidente del Congreso elejia á tu padre. ¿Qué habían de contestar aquellos
infelices? Todos espresaron su conformidad, todos bajaron la cabeza, y ya tu padre y
Palacios procedieron á establecer y dictar cuanto quisieron para el bien de la patria.
Cuanto se propuso, fué apoyado, no se oia otra palabra mas que apoyado y
apoyado, iporaité mátete catú: toicobé catú ñanderubichá guazú.
Esta es la forma que se ha repetido en los demas congresos hasta el dia de hoy.
Mira ahora lo que me importan tus congresos: mira si me valen esas tus dianas,
cuando soy tambor mayor. Este es el sentir, no solo de los paraguayos, sino el de los
hombres sensatos de todo el mundo. Un gobierno semejante, fundado en tanganillinas,
no puede tener otro fin sino el infausto que se presenta.
Bajo este punto de vista, dirije tus miradas, convoca los congresos que quieras
para los apoyos que busques. Remacha el clavo de este modo á cuantas pretensiones se
te ocurran.
Después que galleabas tanto, de que el Para-
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CARTA XX
Buenos Aires, Abril 19 de 1865.
Mi Sobrino Mariscal Presidente Pancho Solano: en mi carta anterior te informaba
yo del concepto que me merecían tus congresos, revelándote los hechos que con mas
claridad los habia manifestado en una carta á tu padre, un dia jueves 24 de Junio de
1858.
Allí encontrarás mas minuciosamente esplicado lo ocurrido en el congreso de
Noviembre de 1842: allí verás cuanto me dijo el padre D. José Joaquín Palacios, é
inferirás lo que hay de verdad en todo lo que refiero.
Debes saber, que cuando determinó tu padre enviarme á Buenos Aires, y que tú
vinieras conmigo por Setiembre de 1843, ya proyectaba ser presidente de la República
del Paraguay.
El Gobierno consular, compuesto de tu padre y D. Mariano Roque Alonso, debia
concluir el 13 de Marzo de 1844.
Tu no ignoras que si tu padre era astuto, Alonso no dejaba de ser idiota, y por lo
tanto le era fácil desprenderse de aquel sobrehueso, y asumirse él solo el poder.
Unos dias antes de embarcarme paia esta, me llamó y me dijo: Este Cónsul mi
compañero tiene la prevención contra vd. de ser porteñista, pues asegura que conserva
vd. amistad estre-
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cha con unos porteños Martínez y Villarino; por lo que es preciso que se conduzca con
cautela. Tal vez á su vuelta ya nos veamos libres de esta pesadilla. Acá muchos piensan
nombrar un Dictador después de este período consular; pero yo no estoy conforme con
este título, no es de la época, tiene mucho de odioso y repugnante. El que adapto, es el
dePresidente, con el que se han acomodado las nuevas Repúblicas de América, para lo
que trabajo una ley orgánica, que servirá de constitución provisoria, arreglada á nuestras
circunstancias. Esto debe reservarse hasta su tiempo; pero vd. va encargado desde luego,
de mandarme trabajar una presea de honor á todo costo, por el modelo que le doy, y una
casaca de Capitán General, y un sombrero elástico con plumaje á lo Napoleón.
Tú eres testigo ocular y fidedigno de la realidad de estas obras. Acá en Buenos
Aires se trabajaron, y yo fui portador de ellas; y cuando llegamos al Paraguay, ya era tu
padre Presidente Constitucional, ya la ley fundamental ordenaba todo este jaez, y con él
le, enjaezamos á las mil maravillas.
También asegurarás ahora que la Presidencia, y todos estos colgajos fueron obras
del Soberano Congreso General, y que tu padre se conformó á mas no poder con la
Sanción Soberana, para andar con ella gastando tanta porra, y dejarte á tú con que
aporrear á todos.
Ni los muchachos con el trompo, ni el viento con la veleta juegan tanto como tú y
tu padre habéis jugado con esa ley y esos Congresos.
Fué sancionada esa ley sin contar contigo el año de 1844. En 1854 ya fué preciso
amoldarla para tí, consultando tu edad y fuero; y si ella marcaba por diez años el período
de la presidencia,
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tu padre admitió la reelección por tres, y vencidos estos, se hizo que se estirara la cuerda
hasta el período.
Muerto tu padre en el camino, y hecho tú el heredero por testamento, te
desentendiste del tiempo que faltaba para completar el plazo, y te calaste la presidencia
por otro nuevo período de diez años, de suerte que la tal ley y los congresos, fueron
vuestras pelotas de viento, y cuidado con que alguno dijese que estas pelotas se sacaban
de una alcuza, por que luego se le volvía y rechazaba la pelota, y el pelotón congresal
paraba en pelotearse por sostener tu legalidad, y por que le trajeras siempre al pelotero
de costumbre.
Cuando tú columbraste que á minóme gustaba que se jugase á la pelota de esta
suerte la ley orgánica, me aseguraste que de ninguna manera pierias ser presidente de la
República.
Pero se ha visto que te chupas los dedos en ese puesto, y que solo para la guerra te
mamas el dedo.
Bien conocí desde el principio que á tú padre y á tí la perra os pariría lechones, y
mucho mas cuando vuestras perradas eran tan á cara descubierta.
El año de 1844 se constituyó esa presidencia omnipotente bajo el sueldo de ocho
mil pesos fuertes anuales, y en 1854 hice mi espontanea moción, para que ascendiera á
doce mil patacones, y quedó sancionada la asignación, á medida de la ambición y
codicia. Se vé hasta ahora que estas dos pasiones han sido siempre consultadas, tanto
para la dictadura, cuanto para los sueldos, siendo la una definitiva y uestable, y los otros
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de acrecencia.
Pésame en el alma por la parte que he tenido en estas cosas; nada me abrumaba
mas que verme envilecido en estas maniobras; pero gracias á
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Dios que supe arrepentirme, y lo comprueba el hecho que he referido de la comisión
doble, cuando no quise prestarme á recabar el dictamen de tu padre el año de 1854, y lo
mismo cuando en Marzo de 1855 se me desterró ámi estancia con motivo del amago de
hostilidad de la escuadra brasilera.
Tú bien lo sabes que se me confinó, mientras llegó y permaneció en la Asunción el
ministro y almirante brasilero Pedro Ferreira de Oliveira.
Nunca supe la causa de esta repentina eliminación: tu padre me dijo que fué para mi
bien, y tú, mostrándote tínjidamente sentido, me aseguraste que, si te hubieras hallado
entonces en la capital, no habría sucedido tal cosa.
Lo cierto es que me zafé de vosotros, y como le escribí á tu padre el 16 de
Diciembre de 1857, nada engrandeció mas á S. Agustín que el libro de sus
retractaciones: en sueños ó despierto me parecía que siempre la libertad de la patria
hacia resonar en mis oídos aquella imponente voz misteriosa que estremeció á San
Pablo: á cada rato me parecia que oia este grito: Peña, Peña, por qué me persigues?
Conocí mi envilecimiento, conocí mi gran desvío de la verdadera senda, me arrenpentí,
y confesé en público mi pecado. El errar es propio de los mortales, y obstinarse en el
error solo de los insensatos.
Previ todo lo que se hizo conmigo, con mis hijos y con mis bienes, porque
conocíala iniquidad de vuestras almas; pero mas impresión me hacia lo que habia leido
en Cicerón: Aquel que que sacrifica por la patria lo que mas ama, es quien
verdaderamente muestra mayor zelo por ella. No he tenido ni tengo otro móvil: quiero
acreditarlo, mostrando que es tener elevación de alma, no temor, reconocer mis faltas, y
reparalas, sacrificando madres, hijos, intereses y cuanto
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hay por la patria: este es mi encanto, es la sólida y verdadera gloria, que reputo por paga
digna de satisfacer á mi corazón arrepentido y generoso De los arrepentidos se valeDios,
que no quiere la muerte del pecador, sino que se convierta y viva.
En consecuencia de este procedimiento y de notarse que tu padre se indignaba de
ello, mi compatriota el ilustrado D. Luciano Recalde me escribió el 1° de Diciembre de
1857 estas formales palabra:
¡Parabienes, Sr. Peña, a la causa de lalibertad! ¡El tigre cebado de la patria ha dado
un ronco bramido allí mismo bajo el ramaje tupidolas selvas! ¡Albricias á vd., que le
arrancó! Felicitaciones mil por la saña é insultos que le dirije el tirano; ellos, esos
insultos, son como las aguas del bautismo, tienen la virtud poderosa de regenerar al
hombre, purificarlo y volviéndole á la gracia del pueblo, en cuya animadversion habia
caído solamente por tener la desgracia de servir á ese mismo tirano.
¡Pobre López! El, malgré, le retornó lo que le arrancara el aprecio de los
Paraguayos! Pero se lo devuelve con un ciento por ciento de lucro, es no únicamente su
estimación la que ahora pues vd. posee, es la gratitud de los mártires tarabien y la
rehabilitación. El que acompaña á los déspotas hasta el umbral de su muerte, es un
infame; aquel que les da un puntapié en el auge de su poder, es un patriota."
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Verte á tí y ver á Mitre, es ver dos seres los mas contrarios: él es Luzbel, y tu
Lucifer: él resplandor, y tú volcan: él la ilustración, y tú la furia: él el Cielo y tú el cieno:
él lo precioso, y tú lo inútil: él el grano, y tu la paja: él la espada, y
-139-
tú la vaina: él la elevada humildad, y tu Li abatida soberbia: él todas las cosas buenas, y
tú todas las cosas malas.
Sin duda tú le has facilitado, porque siempre le has visto pacato porque no tiene
corambobis, no ostenta fau fau como tú; pero sabe que si así es sosegado en su porte, en
su andar, en las calles y en su, casa, no lo es cuando monta el caballo de Job, el hace
tascar el freno, y muestra con sus proclamas, y con su esjiada y dedo como San Martin,
el campo de batalla: su arrogante é imponente voz electriza los corazones, parece ser
hijo del rayo, ó el mismo rayo de la guerra.
No ha querido guerra, pero tú se la traes, y la recibe con toda la República
Argentina levantada en masa, empuñando el tridente de Estados aliados ofendidos.
Esta triple alianza forma el Sansón que va á ponerse en lucha con el horrendo y
espantoso León. Tu eres este: esgrime la cola has rugir tu garganta, que bufen tus
narices, que sentellen tus ojos, y veremos lo que resulta de esta lid.
Veremos si la tierra argentina, oriental y brasilera tiemblan del animal que la pisa:
si el Rio de la Plata, del Paraná y Uruguay se inquietan del bruto que ruge; si estos
buenos aires se empañan por el de la bestia que sopla; y si los fuegos argentinos,
orientales y brasileros se apagan con los de la fiera que los mira.
Pero Mitre el siervo de los siervos del Dios Argentino, ya preparó su rodela, y con
su espada va abrirte tal brecha que será suficiente para que salga del Paraguay toda esa
inmensidad de furor, orgullo y temeridad, rasgándote desde la quijada hasta la cola.
Tú debes saber que la paz de la República Argentina es guerra á muerte para tí, y
vida para nuestra patria, que si estos pueblos no hu-
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biesen caído en guerras civiles, no habría existido Francia, tu padre y tú. Ellos veian que
eramos hermanos, y que padecíamos; pero la caridad bien ordenada entra por casa; y
mientras se han cuidado de remediar su mal, vosotros os habéis floreado, os habéis
aprovechado de esa distracción, de ese descuido imprescindible. Pero hoy no sucede así:
el presidente Mitre ha puesto las cosas en equilibrio, ha establecido la paz, hace
aumentar los consumos y productos: los registros rebosan ostentosamente en todo
géuenero de artículos: los propietarios adquieren grandes riquezas, y las tierras van
recibiendo un valor fabuloso.
Este estado de cosas golpeaba las puertas del Paraguay con los gritos de la
desaparición de los manopolios tuyos, y esplotaciones bursáticas esclusivas, qne
embarazan todo progreso.
Pídense resultados análogos á los que acá se ven: se propende á que Vaya la
actividad industrial al Paraguay, á destruir esa estagnación afirmada por tus
especulaciones particulares y sórdidas.
Es general el convencimiento de que debe derrocarse tu tiranía, aventarse ese
gobierno personal, para desterrarse toda esa tu esplotacion, para que aparezcan los
adelantos, no solo en el Paraguay, sino en los demás pueblos y territorios bañados por
afluentes de este gran Rio de la Plata.
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CARTA XXII.
Buenos Aires, Abril 24 de 1865.
Espirante Mariscal Presidente, Sobrino mio: parece que al cabo has hallado la
horma de tu zapato: entiendo que vas á tenerlas tiesas con Mitre, y que este se dispone á
ganarte los tercios de la espada.
Es constante que hace años que he estado empeñado en hacer comprender á estas
gentes lo animal, lo estúpido y lo bárbaro que eres, y no han querido creer; y
últimamente apelé á aquellas palabras de Jesu Cristo: Por sus hechos le conoceréis.
Hoy ya no tienen duda, he quedado muy justificado, y llego á conseguir lo que
tanto he deseado.
Cúmplese lo que he dicho que Buenos Aires es el timón de la nave de la libertad:
quien dirije y da el rumbo cierto de ella: que sabe gobernar el viage; y que si algunas
veces para su curso, ó regresa, es para navegar mejor, volviendo con mas fuerza hasta
hacerse vencedora.
Tan luego sucede esto, estando Mitre á la cabeza de la República Argentina, y en
circunstancia de hacer tan buen tercio al Brasil, y a la República Oriental para dar
cuanto antes contigo en tierra, por haber querido tenerte tieso con indos, y meterte en
teologías.
-144-
No hay la menor duda que está de Dios que corre de cuenta de Buenos Aires dar la
libertad al Paraguay: principió la propaganda por Belgrano, y se completa la obra por
Mitre, que supo por su polimacia sacarte de tino, para que llegues á estar mascando
barro.
Hoy mas que nunca resalta lo político, justo y racional que ha sido este sabio
gobernante en la conducta que ha observado con Urquiza. En medio de tantas
contradicciones la amistad con él no ha sido perjudicial á la República: le respetó y
conservó iúmune contra viento y marea.
Reconoció con la magnanimidad y nobleza que le son propias el servicio que
prestó á la libertad, derrocando la tiranía de Rosas, y ha mantenido constante esta
gratitud, enseñando prácticamente las consideraciones que se merecen los que rompen
las cadenas de la esclavitud, y dan entrada á la libertad, ilustración, progreso, industria,
orden, virtud y prosperidad.
Así, le conservó conociendo su mérito para presentarle en ocasión oportuna, como
al presente, para llenar su objeto de acabar con la arbitrariedad tuya, tu absolutismo, tú
dictadura, tú despotismo, y vengar tus atrocidades.
Ves como ocurre al llamamiento, como se pronuncia y se prepara heroico,
entusiasta y patriótico: la fibra de su corazón se templa: recuerda los dias de Caceros,
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abreviada que sea nuestra representación, él es el efecto que se produce de todo derecho,
él es el que irá aliado á ensanchar su esfera en ese territorio, hablamos el evanjelio,
nuestro credo es universal, nace de nuestro civismo, le ratifica nuestro pueblo, y todas
las naciones le robusten y apoyan.
En vano se dirá que somos pocos: en lo político y en lo moral llevamos toda la
potencia necesaria para acreditar que es incólume nuestra autonomía nacional á la
sombra délos paladines qué acompañamos.
No marchamos contra el pueblo, sino contra tí, el déspota, contra tí, el tirano y tus
tiranuelos: consultárnosla opinión civilizadora del siglo, y nos dirijimos á llenar el
grandioso y efectivo
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bien, de nuestra soberanía, y de nuestra nacionalidad.
Es ley eterna la que se predica, todos hemos concurrido á ella, la mayoría está de
nuestra parte, y todos estamos obligados á obedecerla.
Vamos proclamando y desarrollando esta sanción de la bumauidad, la estrella de
la Asunción nos guia como á los reyes deKOriente, ilumina nuestros pasos, y no
prevalecerán las puertas del infierno contra ella.
Los mas altos Argentinos se ponen en campaña á vindicar derechos ajados suyos y
nuestros, á cumplir con los dos principios generadores, la justicia, y el deber, y con la
presencia de la utilidad común, que quedó olvidada por Francia, tu padre y tú.
El General Belgrano propendió á este fin, y hoy dos Generales de su misma
nacionalidad, van á completar su obra interrumpida por tres autocracias consecutivas y
desastrosas.
Estos obreros dé la libertad y de la paz han dado pruebas de sus hechos liberales y
armoniosos: ellos se hacen palpables cada dia.
La República Argentina jamas ha inferido ofensas al Paraguay, ni á su gobierno,
antes bien ha procurado beneficiarlos.
Los Somelleras porteños, ayudaron á libertarse el año 11. D. José Joaquín Palacios
hizo esfuerzos por ilustrar á tu padre. Mi tio Dr. D. Juan Andrés Gelly, aunque
Paraguayo, pero criado, educado y aleccionado en Buenos Aires, prestó muchos é
importantes servicios, no sólo á tu padre, si no á tí que te sirvió de Mentor en tu viajeá
Europa. El Porteño Dr. D. Lorenzo Torres salvó á tu padre del apuro en que le puso el
Impefío del Brasil. El mismo General Urquiza os ha puesto muchas veces en puerto de
salvación, aunque ha sido mal correspondido por vosotros.
-148-
¿Y yo qué podré decir de lo que repecta á mí? Que vegado por vosotros en esa,
tuve que venirme acá, y fui recibido y asilado en este hospitalario pueblo: que
despojados mis cuatro hijos de todo sin bienes, y arrancados del seno de mi madre,
fueron desterrados á esta Ciudad, donde las Matronas de la Sociedad de Beneficencia
ampararon á las dos niñas en su colegio, y les dieron susistencia é instrucción: ¡Nutro
eterna gratitud!
D. Domingo F. Sarmiento colocó á mi hijo Ángel Domingo en una de las escuelas
de esta Capital sin exigirme estipendio alguno. Lo mismo lo hizo el Sr. Rector del
Seminario ahora finado Canónigo Dr. Don Ensebio Agüero. ¡Grato y obligado estoy!
Mi hijo Pió Otoniel es, capitán del batallón nacional 1° de línea, y no por favor
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CARTA XXIII.
Buenos Aires, Mayo 7 de 1865.
Oh colgado Mariscal Presidente, sobrino mio: loco de contento me veo, porque
has acreditado que no valias un diablo, como te lo habia yo dicho en repetidas cartas,
aunque notaba que le tenias en el cuerpo, y parecía que hablabas con él.
¿Con qué vienes armado contra la tiranía que hay en la República Argentina? ¿De
cuándo acá el diablo á misa? ¿De cuando acá vemos chancho con freno? Ahora sí viene
bien aquí el refrán que dice: No entra en misa la campana, y á todos llama.
El ofrecer por tu parte libertad á los argentinos, es ofertar manjares de bodrio á los
que estan hartos y repletos de potajes esquisitos: es brindar con agua de charco á los que
no tienen sed.
¿No has oido decir que, aunque la mona se vista de seda, mona se queda?
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Aplica el cuento.
Alegróme mucho de haberte hecho salir de tu quicios: á ese punto se dirijia todo
mi empeño. Criaste alas como la hormiga para tu daño, y apareces ser la mas formidable
y monstruosa alaica. Conócese que te ha hecho eco nuestro comité paraguayo de acá, y
le has dado tanta importancia que le haces resaltar en tu congreso.
-152-
Al ver esto, digo sin esfuerzo: valemos mucho por masque digan.
Mientras tú no te metiste con la República Argentina, andaba el comité con
riendas tiradas: todo se trataba á hurtadillas, porque á cada paso se nos prevenía que no
nos descuidásemos con el Presidente Mitre, que fuésemos prudentes y precavidos.
Decíasenos que nada podíamos hacer aquí públicamente, ni enganche déjente, ni
acopio de armas, etc. sino soltar la taravilla, no mordernos la lengua, sacarla á pasear,
ponerla en tí, y que tus maldades corriesen de lengua en lengua aunque fuese por medio
de cálamo cúrrente.
En tal estado, el comité no las llevaba todas consigo, mucho mas cuando la
neutralidad del Presidente Mitre cada vez era mas sostenida, y no se podia abrir brecha
por ninguna parte.
Nos encargaban que no publicásemos por la prensa cosa alguna falsa, de modo
que en caso de acusación hecha por tí, pudiésemos probártela por debajo de la pierna.
Nunca me he empeñado á peinar mi estilo sino á peinarte á tí, á cardarte bien, y á
ser constantemente el peine que te sácase las mas abundantes peinaduras.
Como el comité no tenia mas armas para batirte que la palabra, y la neutralidad
nos paralizaba y ahogaba, enviamos al Brasil á D. Serapio Machain y á D. Juan
Francisco Decoud, á ver si de las palabras, y de las palabras mayores de que usábamos,
pasábamos á las obras.
Pero en este intermedio tú nos ahorraste todo, y tomaste á tu cargo facilitarnos
cuanto necesitábamos. Removiste los estorbos, te dejaste de neutralidades, y arremetiste
con tu prodijiósa quijotería, para que cuanto antes quedes en la estacada, como
infaliblemente va á sucederte.
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Ya todo está allanado, ya se ponen manos á la obra, paraquete convenzas que has
sido el mas tonto de capirote. Te has portado á pedir de boca, has traído tu ruina como
de molde, te va la guerra como pedrada en ojo de boticario, todo te viene de perilla.
Nosotros los paraguayos que nos llamas traidores, aprovechamos la buena
coyuntura: yo he sido el que -nénos he trabajado: no me he reducido mas que á escribirte
y aconsejarte, y solo he andado de modo de salir siempre á la colada: mi oficio no ha
sido mas que de tambor, de andar á tambor batiente, sonar como,1a campana en Roma,
y tocar la trompeta anunciando tu juicio final.
Los que se han portado con patriotismo actividad, abnegación, y generosidad son
los Decoudes, los Bedoya-Valdovinos, los Machaines, los Iturburus, los Loizagas, los
Recaldes, un Alonso, un González, un Eguzquiza, un Sosa y un Ferreyra.
Estos son los primeros obreros paraguayos que se levantan en Buenos Aires para
regenerar á nuestra patria, para esterminar la tiranía y la esclavitud. Ten por seguro que
esa fábrica de tu despotismo, orgullo, y vanidad va áser muy en breve completamente
destruida, y en lugar de ese templo de iniquidad y corrupción se elevará el de la libertad
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y de la unión.
El 5 de Mayo de 1865, se han embarcado algunos en el puerto de la Santísma
Trinidad de Buenos Aires, todos vestidos de militar, se encaminan como los Israelitas
con los pechos llenos de esperanza, deseosos de libertar á la patria, llevan la principal
arma del cristianismo, que es la fé.
Ellos van creyendo y queriendo, y basta esto para que los milagros se cumplan.
Son pocos; pero son verdaderos demócratas, y con la palabra
-154-
y la espada se proponen el esterminio de la esclavitud, y emprenden el establecimiento
de la igualdad.
Todo lo arrostran, conducen sanas creencias, se han alimentado de sólidos
principios, Han aprendido en el país de los libres eómo se combate por libertad, se unen
á ellos, y los siguen.
Nada les importa que rujan las tormentas en los rios Paraná y Paraguay, que srlven
en sus oídos las granizadas de balas, que se oiga en los campos, montes y collados el
estampido del cañón, con tal que salven á la patria.
Esos son los hijos de ese país que precisa que se regenere, como lo espresa
eruditamente el Sr. D. J. M. Estrada:.... Por la regeneración de un país postergado en la
participación de la libertad, que tanto se apresuraba él á conquistar durante el
coloniage
Hoy renacen los descendientes de los progenitores que se apresuraban á conquistar
su libertad: ellos también se apresuran,y van acompañados de sus hermanos los
Argentinos. De aquí, de aquí, y mil veces de aquí llevamos no solo la libertad; sino la
ciencia y la moral para reintegrar el ser anondado de ese pueblo.
En la triple alianza van la libertad y la independencia que no existen allí: de aquí
mismo irán las leyes, como de Atenas á Roma.
Fíjate en lo brindis que se han dado últimamente, y vé como se han éspresado el
Ministro de Chile y el de Bolivia: conoce si hay semejanza entre ellos, y los argentinos,
brasileros, orientales y paraguayos liberales; convéncete que todos están en contra tuya.
Hoy mas que nunca conocerás lo que es brutalidad, lo que es salvajismo: hoy
recogerás los frutos de la ignorancia y servilismo en que Francia, tu padre y tú habéis
suriiido áese pueblo.
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No querías hombres ilustrados, no querías señoras instruidas, pues esperimentarás
el resultado de tal sistema Yo me preparo para observar un sistema contrario: ando
fijándome en hombres de ilustración y probidad conocida: acá hay de todo como en
botica; pero lo que principalmente sirve para la libertad, la moralidad y la religión, es
formar un gremio de señoras ilustradas.
Son estas unos seres que derrocan tiranías, desde que están á la altura de la
civilización: acá esto es muy pal ente, uua sola de ellas importa tanto como un
escuadrón terrible puesto en orden de batalla: ningún déspota, ningún tirano resiste á su
presencia, en ellas está el paladión del pueblo.
Si se hubieran trasladado allí, ó si su aliento se hubiera infundado en las almas de
nuestras señoras, no habrían tolerado ese escándalo de prostitución, que has traído de
afuera para servir de ídolo, y tributarle incienso: habrían anatematizado con tiempo
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como lo harán en silencio muchas madres y señoras honradas, que conservan la pureza
de costumbre, que recibieron de sus mayores, y no se conforman con el contagio que has
introducido.
Pero creo que todo se remediará, porque ya hemos visto lo que es y debe ser la
mujer; que nadie la debe oscurecer, que nadie debe ultrajar su pundonor. Pronto se
verificará y restablecerá todo, convirtiéndose el país en un paraíso, como estaba antes de
esas tres tiranías. Cada señora hará de su casa un Edén: todo será honesto y honroso
donde aplique sus manos y asiente sus plantas, convirtiéndose en roca del honor y de la
valentía, prendadora de virtudes, y castigadora de vicios con una sola mirada imponente
de agrado ó desagrado.
¡Oh qué lindo, qué bello será volver á ver re-
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vivir esas señoras, esas nuestras matronas que en otro tiempo resplandecían con la
brillantez del honor, del decoro, de la dignidad, de la dulzura, y de la modestia! ,
¡Qué bello espetáculo no será ver profesores del derecho, estadistas, hombres
públicos, ingenieros, artistas, é industriales!
Vamos á sacar esa patria del cieno en que la has; puesto. Así que vuelvas el rostro,
como lo supongo, quedará salva.
¡Qué espantoso vuelco vamos á dar, Pancho mío! Mi último consejo es que te
pongas á andar á volapié cuanto antes, po rque si te descuidas, te atrapan y trincan.
No te queda mas que hacer á mi ver que poner la extrema unción, que sirve para la
salud del alma y del cuerpo. Lo mejor es que te quites de cuentos, y eches con tiempo el
cuerpo fuera, porque no hay duda que estás desahuciado: estoy persuadido que te
entierro, ó que asistiré á tu entierro, pues se preparan exequias formales, por lo que me
despido hasta vernos en el Valle de Josafat.
Tu tio-
El Ciudadano Paraguayo
MANUEL PEDRO DE PEÑA-
CARTA XXIV.
Buenos Aires ,Mayo 13 de 1865,
Corricorriendo, Mariscal General Presidente sobrino mio: aunque te di á entender
en mi carta anterior que me despedía de tí hasta vernos la caía enjuicio final, nó me ha
sido posible dejar de aprovechar los pocos dias de vida que, te que, dan, para que vayas
bien informado de los motivos que nos asisten para hacerte la guerra, y los medios que
nos hemos valido.
Nadie niega que tú eres un gangrenoso lobanillo, nacido en el cogote de ese
pueblo, y que cada vez mas te convertías en un mal sin remedio.
Pero empeñado yo en su cura, no he encontrado mejor medicamento que meterte
en prensa, estrujarte bien, y arrimarte lanceta, y últimamente piedra infernal.
Nada eran madurativos, cataplasmas, bizmas y cantáridas, siempre estaba hecho
un emplasto ese pobre pueblo; hasta que hice sudar la prensa porteña, y cata aquí que
reventaste y vas saliendo de raíz: así es que puedo asegurar ya que tiene cura la
enfermedad y el enfermo, y que pronto el cura se acordará de cuando fué sacristán.
La palanca mas poderosa para el aprensamiento ha sido el Comité Paraguayo,
compuesto de pu-
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ros prensistas, que han prestado servicios importantes hasta imprimir en tu alma los
prenuncios de tu caida.
Hablaréte primero de uno de los principales socios de nuestro Comité Paraguayo,
D. José Diaz de Bedoya y Valdovinos. Pondréte de manifiesto las heridas y cardenales
que corro en su corazón, y cuyas ofensas graves reclaman una ejemplar vindicta pública,
así como después iré refiriendo la de los demás, á fin de que resalten los justos motivos
que les asisten para no poder tolerar mas un sistema de gobierno que se reproduce desde
Francia hasta tí, porque ya se acabó el tiempo en que los ofendidos y agraviados se
crucen los brazos, sufran y callen.
Hoy ya podemos decir á voz en cuello, y como nos parezca, en una prensa libre
que lo que se nos ha hecho, y se nos repite haciendo por los tiranos de nuestra patria, es
cruel, es injusto, y demanda venganza y resarcimiento.
Numeraré primero las víctimas inmoladas por Francia que corresponden al
referido patriota D. José Bedoya.
Principio por su tio carnal el Canónigo Valdovinos, propuesto obispo en el antiguo
régimen español, engrillado en las casas de tesorería, conducido de allí ai cuartel del
Colegio por la plaza pública, y en medio de cuatro soldados y un cabo armados de
fusiles, juntamente con el otro tio suyo el honradísimo D. Francisco Diaz de Bedoya,
Ministro Tesorero de Hacienda, los cuales fueron puestos en capilla, hasta que se les
hizo entregar la suma de 18 mil patacones, sacrificando todos sus intereses para
salvarse.
D. Pedro Diaz de Bedoya, cuñado del Canónigo, y padre de nuestro Bedoya-
Valdovinos, contribuyó con sumo sacrificio pecuniario á librar
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de la muerte á su cuñado y primo afligidos, puestos en las gradas del cadahalso.
A este mismo D. Pedro se le tuvo preso con los demás españoles en el galpón de
Benitez: se le hizo sufrir una fuerte contribución para darle libertad, y se le mandó
derribar parte de su casa, con motivo de la rectificación de calles, y obligarle á
reconstruirla.
Fueron fusilados sus otros dos tios, hermanos del Canónigo, el Dr. D, Marcos, y
D. José Joaquín Valdovinos; también fué fusilado su primo hermano D. José, hijo del
segundo, y preso en la cárcel al pié de 20 años el otro su primo D. Mariano, hijo del
mismo D. Marcos.
La pena consiguiente de todos, fué la confiscación de bienes.
Murieron el 17 de Juliq de 1821, entre ellos D. Fulgencio Yegros, los Arésteguis, etc.
fueron ocho. El Dictador Francia presenció desde la puerta de su casa la ejecución, y al
concluir el fusilamiento, gritó diciendo: ¡Viva la Patria! ¡Mueran los traidores! ¡Hoy
acaba mi clemencia, y desde hoy reina la justicia!
El 14 de Agosto del mismo año, fueron fusilados siete, y así siguieron las datas. El
dia siguiente la procesión de la Asunción pasó pisando la fresca sangre, y algunos restos
de las víctimas. ¡Qué funéreo recuerdo! ¡Qué flébil impresión!
Murió en prisión después de muchos años con dos barras de grillos, su otro tio el
Dr. D. Buenaventura Diaz de Bedoya,
Su tia la Sra. Da. Manuela Tadea Diaz de Bedoya, que aun vive, fué perjudicada
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con derribársele su casa, convirtiéndosela casi toda ella en calle sin resarcimiento
alguno, y con despojarla de la propiedad de una inmensa chacra cercana
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á la ciudad denominada Cachinga que se convirtió en potrero de caballos del Estado.
Recuerda continuamente el socio Bedoya las crujías que les hizo sufrir el Dictador
Francia, con motivo de los negocios mercantiles que se ofrecieron en Itapúa:
requerimientos, amenazas, preguntas y repreguntas que se le hicieron: se le trajo al
retortero con apuros y sustos de amagos de prisión, y muchas coacciones añictivas para
multarle y despojarle de cuanto habia procurado adquirir honesta é industriosamente, no
contando entonces mas que 13 años de edad.
Yo no olvido, ni jamas olvidaré que tu padre le trató de pérfido traidor, nada mas
que por que desde Corrientes á donde vino á negocios de comercio, le dio la humorada
de pasarse para acá á procurar formar su fortuna ó bienestar, de qué allí se lo privaba; y
habiendo remitido á Da. Petrona Sion de cuenta de ella una factura, se le confiscaron las
bayetas, que importaban como 2,000 y mas patacones.
Tampoco separo de mi memoria el hecho bárbaro de tu padre de mandar
desterrada á la Villa de Concepción á su hermana la Sra. Da. Josefa Diaz de Bedoya, por
solo la razón de haber salido á pasar un dia de recreo con algunas personas de su tertulia
en los prados y florestas de Cachinga.
Ya ves que son muy tristes y horrorosos estos recuerdos: por mas que quiera
prescindir de ellos, no le es posible, mucho mas cuando continuamente sabe que hay
iguales padecimientos, que la crueldad es la misma, y toca á sus compatriotas.
Ha visitado muchos estados de Europa, ha adquirido bastantes conocimientos, ha
podido hacer comparaciones, y ha formado un juicio triste y desconsolador de la suerte
desgraciada de ese
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Paraguay, por el que ha tomado un sumo interés, y se ha impregnado de un acendrado
civismo, decidiéndose á no omitir sacrificio alguno por contribuir á su reanimación y
ventura.
Vésele dotado de bastante prudencia, se presenta zeloso, recto, enérgico, lleno de
amor á la patria, rebosando sana intención, imparcialidad, y sobre todo se le nota un
deseo á prueba del bien público.
Indígnase con la memoria de los fusilamientos de sus parientes los Valdovinos, los
Yegros, los Montieles, los Caballeros, los Acostas, Aréstiguis, etc. todos proceres,
hombres de suposición, repúblicos conocidos, y hechos víctimas de la mas atroz tiranía.
Ve en tí otro monstruo igual á Francia, revestido de todas sus maldades, imitador
de cuantas iniquidades se pueden imaginar. No borra de su fantasía la horrorosa idea de
haber visto á sust ios hechos cadáveres ensangrentados, conducidos á su casa, y
entregados á su madre Da. Prudencia Valdovinos, para que los bañara en lágrimas, y los
sepultara.
Haber presenciado á su tio el Canónigo descender de su dignidad á ser preso,
engrillado, multado, y después privado de decir misa, y condenado hasta su muerte
atener la ciudad por cárcel.
Serle constante que su primo hermano D. Juan Gregorio Urbieta, siendo
presbítero, sufrió una larga prisión con grillos, y después la ciudad por cárcel, y privado
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de confesar y predicar. ¡No obstante tal fué la fuerza de su mérito que llegó á ser y morir
Obispo Diocesano!
¿Cómo puede ser indiferente á la persecución que tu padre y tú habéis hecho álos
Rivarolas ligados en matrimonio con dos hermanas suyas?
¿Quién se desentiende del cruel procedimien-
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to que has observado con su sobrino D. Bernardo Jove-Lanos, que le has tenido
engrillado? ¿De la conducta inhumana empleada con su inmediato pariente el Canónigo
Corvalan, á quién le has sumido en prisión, y ha quedado trastornado de tanto padecer?
Es preciso carecer de entendimiento, estar privado de sentimiento, dejenerar de
sus progenitores ilustres, no haber aprovechado las luces de la civilización, no conocer
el mérito de la libertad para permanecer impasible, inerte, egoísta en las actuales
circunstancias.
Si los Argentinos, si los Brasileros s e irritan y juran vengar los agravios que les
has inferido por medios pérfidos y desaforados, ¿cómo no se enfurecerá convertido en
cólera el corazón de un Paraguayoliberal al ver empleada tanta perversidad, tanta
depravación, tanta violencia, tanta opresión, oprobio y humillación sobre ese
desgraciado pueblo por un dilatado encadenamiento de años?
Ahora todos saben que cada uno cuenta de la feria como le va en ella. Ahora,
todos saben que no eran calumnias lo que hace años decíamos, cuando principiamos á
denunciar al mundo la tiránica é injustificable dominación, que ha estado pesando sobre
nuestras cabezas.
Ahora consta á todos que en nosotros se ofendía á toda la humanidad: nuestras
palabras tienen sentido: nuestras quejas hallan oidos, que escuchan los lamentos de un
pueblo sumido en un infierno mundanal, besando el azote de su tormento.
Hemos sido los heraldos constantes que muchas veces se nos ha acallado, cuando
protestábamos de la opresión, osando muchos defenderte descaradamente.
Hágote saber, pues, que Bedoya es uno de no-
-163-
sotros, que hoy es el Presidente de la comisión directiva del Comité paraguayo: que
quiere la abolición de todo despotismo, pide que haya personalidad paraguaya, que se
respete la opinión, que se escuche la palabra, y vayan á rodar á los infiernos el terror y el
servilismo.
Hoy sales de la crisálida con el látigo levantado, con el asesinato y el saqueo,
hecho un desenfrenado bárbaro: hoy que el espetáculo del mal es mas constante, es
preciso hacerte saber á nombre de la dignidad de los corazones patrióticos paraguayos,
quiéies son los que protestan, quiénes son los que se degradan con su silencio, quiénes
se han aprovechado de la espoliacion, y han mirado con placer cargar la cruz á ese
agobiado pueblo.
Una reprobación general te fiscaliza, un ejército formidable te circunda, una
temible y fuerte escuadra te avanza, declarándote tu tragedia con el borrascoso viento de
las iras argentina, oriental y brasilera. Tu ruina es inminente é infalible, pues la
organización de la regeneración paraguaya está establecida, y la señal de la Providencia
está dada.
Avísate con tiempo, para lo que puedas determinar, tu tio
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El ciudadano paraguayo—
MANUEL PEDRO DE PEÑA.
CARTA XXV
Buenos Aires, Mayo 14 de 1865.
Corrientísimo Presidente Mariscal Pancho Solado, mi sobrino: en mi próxima
carta anterior te di ásaber las poderosas causas que habían impulsado á D. José Diaz de
Bedoya á ser miemde nuestro Comité paraguayo, organizado para afrontarte en masa
una protesta enérgica de reprobación á todos tus actos de tiranía.
Esta frontera de repulsa á ese gobierno de barbarie, tiene la incripcion y destino de
propagar y publicar los inmensos errores de ese régimen, y los criminales atentados, no
solo tuyos, sino los de Francia y los de tu padre.
Ha dado principio á la obra, ha hecho resonar su palabra hasta el recinto de tu
congreso: se ha proporcionado recursos para dirigir enviados á la Corte del Brasil; se
han creado fondos posibles para equipar hombres: se han empleado medios de llamar á
nuestros compatriotas, de armarlos, y de pornerlos en marcha contra tu tiranía, contra tu
barbarie.
Entre estos hijos de la patria, entre nosotros que hemos llegado á conquistar en
este magnánimo y libérrimo pueblo el aire libre y feliz que respiramos, se cuenta
también nuestros compatriota D. Pedro Nolasco Decoud, hermano carnal de aquel D.
Ramón Decoud, que fué presó por
-166-
Francia, permaneció afligido y penoso en el nombrado Piquete grande, y murió como á
los ocho años de prisión.
Este noble patricio también no deja de tener presentes y mostrar sus cicatrizales
llagas, de las que no estoy ageno, y en prueba de,ello me propongo hacerte una ligera
pinturiT, medio parecida á la correspondiente á Bedoya.
Este nuestro compatriota Decoud es aquel á quien tu padre multó en 4000 pesos
fuertes, porque su hermano D. Buenaventura, habiendo salido del pais á negocio como
Bedoya con permiso correspondiente y destino á Corrientes, y no pudiendo allí realizar
la venta de sus frutos, pasó á esta Capital.
Es tio carnal de D. Ángel y D. José María Decoud.
No ignoras que estos jóvenes se hallaban en aquella época dedicados y contraidos
al comercio; pero de repende por aquellas causas que se reservaban en el svrpremo y
bárbabaro ánimo de tu padre, y también en el tuyo, fueron arrancados de esta carrera, y
destinados de soldados al ejército, teniendo que vender el primero una tienda de efectos
de su propiedad á su tio D. Juan Francisco Decoud, con un plazo dado para entregar su
valor á su madre Da. Catalina Decond.
Después de un año, cansados y exasperados de las fatigas y servicios á que eran
destinados, como ocuparse frecuentemente de rajar leña, en casas de familias
favorecidas por tí, y no reportando mas que perjuicios en sus intereses por el tiempo que
perdían, y por los gastos que hacían de su peculio, en vestirse, alimentarse, y en
congratular á sus gefes, unas veces voluntaria, y otras forzadamente por librase de
fatigas, y vejámenes determinaron desertar á Corrientes, y pasar á la Asunción con
pretesto de ven á su
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madre, que á la sazón se hallaba gravemente enferma, y le obtuvieron por el plazo de 30
dias.
Verificado su arribo a la Capital, visitaron a la madre moribunda, recibieron el
dinero que habia entregado D. Juan Francisco Decoud, valor de los efectos de la tienda
referida, y se proveyeron de todo lo preciso, manejándose con tanta reserva y prudencia,
queni visitaron á sus parientes.
Así bien provistos partieron de la Asunción, como que regresaban al ejército al
término asignado, en una canoa que desgraciadamente pudo darles su otro hermano D.
Pepe Decoud, que la tenia á la mano con motivo de ocuparse en negocio de ribera; y en
vez de dirijirse al campamento, pasaron el Paraná, y llegaron salvos á Corrientes.
Luego que supo tu padre, los declaró desertores y traidores: supuso cómplices á su
moribunda madre, á todos sus hermanos y tios carnales de ambos sexos, y formó
proceso con sus correspondientes supremos decretos furibundos de costumbre,
afligiendo con insultos indignos de la autoridad ala espirante madre, y arrastrando y
aterrando á todos con impertinentes y groseras declaraciones.
En consecuencia la madre Sa. Da. Catalina Decoud, y el Sr. D. Juan F. Decoud
fueron condenados á que cada uno entregase en caja 700 pesos fuertes, valor de la
tienda: al tio, como comprador, y á la madre por haber entregado á su hijo y dueño el
dinero que habia recibido.
El D. Pepe que franqueó, la canoa, fué puesto en la cárcel entre delincuentes,
ladrones y asesinos, y después destinado de grillete á obras públicas por tres años, que
se cumplieron exactamente.
Ordenó que el otro hermano D. Cayetano Decoud encargado de una tienda de su
hermano
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D. Gregorio; que se hallaba ausente 80 leguas de la Asunción, presentase un balance y
razón jurada y prolijia de los negocios que manejaba.
Igual orden al otro hermano D. Teodoro, de la tienda y negocio que tenia á su
cargo, de su primo D. Lázaro Decoud, que se hallaba confinado á 100 leguas de la
capital.
Lo mismo al otro hermano uterino de los desertores el Sr. D. Apolinario Chirife,
de su tienda y negocios propios, lo mismo á sus tios D. Pedro Nolasco,, D. Feliciano, D.
Juan Francisco, D. Pedro y Da. Mónica Decoud, de las tiendas y negocios que
manejaban por sí, y por habilitados, y aun los de cuenta de D. Buenaventura Decoud ya
residente en esta.
Presentados estos balances, se les recogieron sus respectivas patentes, y se les
mandó cerrar sus casas.
Asilos tuvo aterrados, haciéndoles temer, ya la pérdida de los intereses
manifestados, ya destierros ó prisiones por el espacio de un año entero, hasta qué por
gracia especial que imploraron repetidas veces, para continuar sus negocios, se proveyó
que en el perentorio término de tres dias vendiesen todos los artículos, y entregasen en
cajas cada uno en dinero efectivo una multa calculada en la tercera parte del valor de lo
manifestado.
Lastó D. Pedro Nolasco por su cuenta 2,000 fuertes y por la de su hermano D.
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Buenaventura 3,000 idem. D. Feliciano 1,200 pesos, D. Juan Francisco 600 jiesos, D,
Pedro 1,000 pesos, Da. Monica 800 pesos, D. Apolinar 3,000 pesos. Los hijos menores
de D. José Decoud, que habiá muerto anteriormente, 700 pesos, fuera de 2,000 pesos
que les quitó después para dejarlos pereciendo en la calle. D. Cayetano lastó como 1000
y mas pesos, y lo mismo D. Teodoro.
-169-
Después de pasado mucho tiempo pudieron merecer nuevas patentes de tienda por
favor ó gracia especial.
D. Pepe el penado á obras públicas no pudo disponer de 100 pelotas de miel hasta
la concesión de los permisos de venta; y por el abandono en que estuvieron, perdió mas
de la mitad, de su contenido.
Así, así fueron tratados esos inocentes seres así se les castigó, Pancho mio.
¿Por qué se le aprisionó y desterró á D. Lázaro Decoud? Nada mas que porque
intervino en el recibo y remisión del cambio inocente de cierto papel moneda de
Corrientes, que en el Paraguay era inútil.
¿Por qné se le aprisionó y desterró áD. Feliciano Decoud con ía yapa de 600 ps.
Nada mas qne porque el mulatillo Juan Bautista Brizuela le remitió unos diarios de
Buenos Aires.
Pero… ay qué pena, ay qué dolor! ¿Por qué fueron fusilados D. Gregorio y D.
Teodoro Decoud?
¿Esos dos hermanos queridos, esos dos sobrinos de D. Pedro Nolasco, esos dos
jóvenes modestos, pacíficos, honrados, industriosos, activos, agenciosos, amables,
complacientes, etc?
¿Seria por que tú y tu padre supiste qué D. Gregorio una vez pasando yo por
delante de él y de D. José Rufo Caminos, por la calle de San Martin de esta capital, me
dijo en alta voz. “A Dios, Ciudadano Paraguayo indepediente”?
¿Seria por que ambos visitaban con intimidad y frecuencia en la casa de su tio
político D. Gregorio Machain, suponiendo que querrían casar con sus honestas y
honradas hijas?
Caen presos ellos juntamente con otros entre estranjeros é hijos del pais,
suponiéndoseles un mismo delito; ¿y solamente estos infelices son
-170-
merecedores de cuatro balazos, y ser arrastrados sus restos por bueyes en un cuero, y los
demás absueltos?
¡Oh crueles tiranos, que decis á esto? Cubro el rostro de vergüenza, Pancho, que
estás manchado de afrenta y depravación.
Después que el mismo su tio D. Buenaventura, y otros personajes de acá, estando
tú de mediador entre Mitre y Urquiza, se empeñaron en implorarte la libertad de ellos, y
después que les habías dado tu palabra deferente: contribuíste eficaz y activamente á que
se cometiera el crimen mas atroz, festejando en seguida el hecho la noche de ese dia
funesto, con un espléndido sarao. Te desquitaste de las Rieras, de las Buso! ¡Ah razón
de estado! ¡Ah estado de tu razón!
Cuando conociste que D. Pedro Nolasco era el que descollaba en el país en
capacidad comercial, que era sutil especulador ganancioso, que sus aptitudes eran
constantes y efectivas, le buscaste con empeño, te asociaste á él, y te propusiste á estar á
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El Ciudadano Paraguayo
MANUEL PEDRO DE PEÑA
CARTA XXXI.
Buenos Aires Mayo 19 de 1865.
¡Oh fujitivo y correntoso Mariscal, sobrino mio, Pancho Solano: ¿Con que te
surgen el alcance en Corrientes? ¿Con qué te siguen la derrota?
Ahora has de creerme lo que tanto te he predicado.
Acá estamos de albricias, ya ha principiado el escarmiento, y luego estaremos del
principio al fin.
Entre tanto te participo que están de regreso del Brasil nuestros señores
compatriotas, dúdanos D. Serapio Machain y D.Juan Francisco Decoud.
Han llenado completamente su misión diplomática: han sido muy bien recibidos
del Augusto Monarca Emperador, y todo va marchando á las mil maravillas.
Nada mas hay que hacer que segundemos á la triple alianza; que marche la falanje
paraguaya bajo el paladión encabezado por el Presidente Mitre.
Ya sabe el Emperador quiénes somos, y qué queremos: lo mismo le sucede á
Mitre.
¿Acaso el Presidente Mitre no se ha hecho cargo que los Paraguayos que hemos
alzado la voz contra tí, somos hijos de las principales familias
-174-
de ese desgraciado pais, y que hemos emigrado huyendo de tu tiranía?
¿Acaso ignora que eres un gobierno sin inteligencia y sin moralidad, que
Comprimes la suerte y los sagrados derechos de la denominada y desgraciada República
del Paraguay?
Nadie niega que allí no hay libertad de ninguna clase, ni de trabajo, é industria, ni
natural, ni civil, ni política: no hay seguridad ó garatía, ni de persona, ni de honra, ni de
propiedad, ni de vida. Todo, absolutamente todo está á discreción, y dependencia de tu
arbitrio absoluto, y de tu tiranía caprichosa.
La conducta bárbara y vergonzosa que has observado con el Imperio del Brasil,
con la Repú-Argentina, y con la Oriental, es un comprobante positivo de estas verdades.
El Presidente Mitre al ser provocado, al ser ofendido, aceptó la guerra como justa
y santa, y al momento declaró que, á quien la hacia, no era á ese pueblo pacífico,
inocente y esclavizado, si no á tí, y únicamente á tí, único autor y único culpable de
todos los atentados y violencias icometidas dentro y fuera del pais.
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Abrístele camino, para que de una via hiciese dos mandados, no solo exijir el
desagravio de la justicia enormemente ofendida, sino también organizar y mandar una
cruzada de civilización, de libertad política, de navegación, de industria, de comercio, y
en fin de completa regeneración.
Antes de aliarse con nadie, no nos pierde de vista, atiende nuestro clamor, nos
acoge á su prodición, acepta nuestras súplicas, nos ve menesterosos, y nos coloca con
distinción honrosa en la santa espedicion libertadora.
¿Qué nos quiso decir con esto, Pancho mio?
¡"Venid, hijos benditos de la libertad mi madre, que el Cielo prometido es para
vosotros!"
-175-
No se puso en, duda su política sabia, magnánima, benéfica y generosa.
Entrevieron todos lo que el pacto de alianza ha descubierto. Salvas la
independencia, la soberanía, la autonomía de la República del Paraguay, salvos sus
habitantes; menos tu, menos tu prosapia entera, menos tu cria corompida, afuera tanta
canalla, tanta gangrena, tanto lobanillo, tanto sobrehueso y tanta inmundicia.
En esto va á parar la victoria de la trina alianza, aventarte, espértete para toda una
eternidad, estirpar la tiranía, deseándolo y la prostitución, para que esa nuestra tierra
desgraciada sea libre independiente, señora de sus destinos y derechos.
Hacia tiempos que repetía yo mis plegarias al Altísimo, para que te asentara esta
mano argentina, y al cabo ha escuchado mi voz. ¡La Divina Providencia grande y
sublime! indignada de tantas y tan enormes maldades te cegó, para que no solo
ofendieses al poderoso Imperio, y al belicoso Estado Oriental, sino á la predilecta,
heroica y militante República Argentina, que mejor que nadie te asentará el guante, y te
arrollará para siempre.
¿Qué indica el admitirse nuestra limpia bandera paraguaya? Indica la sana
intención del titán Presidente Mitre: indica que no lleva la guerra á nuestro pueblo, que
quiere que vaya de aquí mismo el núcleo, el refujio, y el asilo para nuestros
compatriotas, que puedan zafarse y escaparse de tus garras, salir de ese ahogo y
opresión.
Nuestra bandera es el verdadero reclamo flameante que llévanos, es la enseña de
la libertad, el estímulo de la regeneración política, el señuelo de la propagación, el
atractivo de la felicidad, y últimamente el testimonio vivo y radiante de la primera
intención argentina.
Es la testificación mas acreditada que se nos.
-176-
podia haber dado, de que no hay segunda intención, como tú lo propalas, ni se quiere la
efusión de sangre, ni el anonadamiento de un pueblo hermano, sino que se forme un
gobierno nacional, hijo del voto libre del Paraguay, nacido y escojido de su seno.
Esta es la misión gloriosa del Presidente Mitre, levantar la frente abatida de
nuestro pueblo, presentarle sus cadenas destrozadas, y hacerle participante de los goces
fraternales, de que tanto tiempo ha carecido.
¿Qué chusco vas á aparecer en ese teatro?
Después que has hecho entender á esas candidas gentes, que los Porteños son unos
demonios, soberbios, altaneros, despreciativos, presuntuo sos, dominantes,
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ARTÍCULOS
Y CARTAS ESTRAORDINARIAS.
Buenos Aires, Enero 30 de 1865.
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yas por lana, y vuelvas trasquilado, porque las tijeras del Brasil cortan que es un
contento.
La cosa no carece de fundamento, pues yo recuerdo que en tu casa se hablaba
mucho de la conveniencia que habia de uniones imperiales para el equilibrio de los
Estados: á tu madre le agradaban infinito estas conversaciones, se relamia con este
pensamiento, y mucho mas después que tu hermano y mi sobrino Benigno estuvo en Río
Janeiro donde fué tratado y reconocido allí como hijo de tu padre.
Agrégase á esto la bulla que se ha metido con la noticia de que habías mandado
hacerte una corona, diadema ó aureola, y no sé que bolas mas: que allí tenias ya asiento
en forma de trono para tus actos magestuosos, y sobre el tal sitial un vistoso dosel, cuyo
aparato denotaba siempre humos regios, con que te incensiabas.
De lo que no se ha hablado, es del cetro; pero seria porque ya le empuñabas, y se
conocía que era de fierro, sin embargo que el de tu uso paticular es de marca mayor y de
temple soberano.
Pero qué otra Reina, que otra Emperatriz querías, que la que tenias allí: aquella
que la trajiste de Europa, la que tu hermano Benigno acompañaba del brazo en los
viages, y que ha recibido tantos de ti: esa para quien has hecho traer de Paris el importe
de 60,000 patacones en alhajas y muebles: esa qus es comadre del Obispo de tu cuño y
puño: la que ha tenido tan felices alumbramientos de tu casta: la que siendo tú un
hombre público, ya de Brigadier, ya de Presidente, ha sido hecha pública.
Mejor compañera no podías haber encontrado para vivir en paz y en calma en
medio de tus desórdenes, y para continuar las vejaciones tiránicas de costumbre.
Pero desde que tuviste pensamientos vanos y
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ambiciosos, no siendo mas que nn cachivache, te has trastornado, y te ves con un
espíritu turba y agitado. El mundo entero te observa y, se indigna contra ti: el Paraguay
mismo te reprobará estos injustos y temerarios deseos, y pronunciará contra ti las mas
terribles maldiciones, sabiendo que por amores le has envuelto en guerra, y precipitado
en los mas horrorosos esceses, como los que has ejecutado en la provincia de Matto
Grosso.
Hágome cargo de la criminalidad de tu conciencia, se me figura que estarás como
en un infierno, que la aflicción y la angustia te molestarán sin cesar.
Conoces el mal que viene de la cabeza, que viene del Janeiro, y ocurres á los pies,
á Matto Groso: allí aplicas los sinapismos para labrar tu pérdida. ¡Qué ilusiones!
Salomón dice, hay un camino que al hombre parece recto, y que no obstante lejos de
procurarle los bienes que se imajina, le conduce á la muerte.
Bien sé que el hombre apasionado no quiere ser consolado, y por lo mismo yo me
abstengo de darte consuelo alguno,porque las penas y cruces que has de estar
padeciendo por tus caminos errados, deben ser pesadas á medida del estado de tu
conciencia criminal.
Fué mas que locura pensar hacerte emperador, viviendo del modo que has vivido,
sin querer ver las cosas con aquella vista simple y depurada de la corrupción del
despotismo,sino fortificarte y endurecerte en el mal, cometiendo toda clase de iniquidad
con insolencia, sin mas pudor que el de una mujer perdida: no has tenido mas conato
que despojarte de toda integridad y rectitud, y exijir que la Nación se conforme con tu
malísimo gobierno, quiera ó no quiera.
Es preciso tener poca sal en la mollera, para
-184-
que con estos títulos quisieras hombrear con reyes y emperadores. Es ciertamente no
conocerte a ti mismo,creyéndote persona de distinción. ¿No has oido decir que el hábito
no hace al monge?
Pues bien tus hechos lo demuestran. Tener vida escandalosa y corrompida, ser bárbaro,
cruel y tirano: perseguir y atormentar sacerdotes virtuosos, encarcelar y deprimir
ciudadanos honrados, y vejar y desterrar cristianas y honestas señoras.
¿Pueden darse mas inicuas cualidades? ¿Y las charreteras, casaca, elásticos etc, que todo
es postizo, han de cubrir estas faltas?
Quita allá, sobrino mio, que parace que no has nacido al mundo, sino para afrenta
de la Nación, é infamia de la familia.
No debalde dice el Sr. Ministro Párannos que el Gobierno Imperial no confundirá
la nación paraguaya con tu gobierno, que así la espones á los azares de una guerra
injusta. Es lo que he repetido yo,que la guerra no se lleva al Paraguay, sino á tí, que eres
el hombre de mala vida, ó de vida airada, que por ningún título mereces el puesto que
ocupas.
Lee para vergüenza tuya esa nota del Sr, Paranhos, y sabrás lo que es ser ilustre y
digno diplomático. Bien se acordará el Sr. Párannos de lo que le decia yo en Noviembre
de 1857, y verá lo que ha sucedido.
"¡Ojalá, ojalá, le decia, le llevara el Brasil la guerra á Lopez, para que el Paraguay
quedara verdaderamente libre é independiente.
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"Con la guerra habría desde luego libertad, existencia, movimiento, acción, gloria
para el Imperio, honra y gloria para Párannos: recibirá bendiciones, plácemes, gratitudes
de un pueblo que, alzando la cabeza, y saltando de contento, le dirá: Rompisteis mis
cadenas: os debo la sal-
vación.
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"Que aura universal, que aura popular, para los que se dice que son opuestos en
condicciones, opuestos en principios; ¡Qué desmentido "solemne á cuanto cacarea el
tirano para desacreditar al Imperio libertador!"
Así, así le escribía yo al Sr. Paranhos con otras ideas mas, que otro dia te las
trasmitiré, para que veas que conocí á tu padre hasta los tuétanos, y á tí hasta el caracú.
Si no es cierta la cosa del casamiento, di que no he dicho nada, y lo misino
respecto á la cara prenda rubia de tu afecto. Sobre lo de trono, dosel, corona y cetro tu lo
sabrás mejor. Y tocante á conciencia, concubina y demás piropos está visto que es del
demonio común, como te lo hará ver tu mas afectuoso tio:
El Ciudadano Paraguayo
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que contábamos.
Vais á vindicar vuestro agravio, nos ofrecéis como hermano comunidad de acción,
manifestáis lasántidad de nuestros principios, y enaltecéis á los desvalidos.
De hoy para siempre quede sellado nuestro pacto de alianza. Vos seréis nuestro
Adalid, nuestra enseña, nuestro Moisés. ¡Guerra á muerte á la tiranía: paz y fraternidad á
la libertad!
Los tiranos van desapareciendo en el siglo XIX como desaparece el crepúsculo
del alba al primer rayo del Sol. La luz de la civilización y de la libertad va á penetrar ya
las tinieblas del Paraguay. Por vuestro medio los paraguayos degradados, pisoteados,
aniquilados, empobrecidos y embrutecidos recobrarán sus derechos, é investidos de
dignidad tenderán sus manos á sus ingenuos amigos los Argentinos, Brasileros y
Orientales.
Somos los Paraguayos liberales que en la gran Capital del Sud vertimos nuestras
lágrimas, pidiendo á los Argentinos,Brasileros y orientales hagan aparecer la libertad de
nuestra patria, de donde se ve fugitiva por espacio de mas de 50 años.
Nos esforzamos en evocar esa deidad que ha desaparecido por el anatema de la
tiranía.
O Presidente Mitre, renovadnos esa vida perdida, resucitad á nuestros
compatriotas, que.
-189-
son vuestros hermanos, elevad esa nación al rango de la vuestra, y presentadla al mundo,
como igual, como digna de venir á vuestro banquete y comer la ambrosía de la igualdad
argentina, y libar el néctar de redención y pacificapion brasileras.
Vos sois el genio gigante de la paz y de la libertad de la América del Sur; concluid
con esa provocación constante á la pelea, con ese insulto sangriento,con esa anarquía
constituida en institución perpetua, destrozad esas cadenas, acabad con esa decrepitud
despótica, con esa tristeza y espionage, para q sucedan la alegría y la confianza, para que
haya trabajo libre, para que se vea propiedad segura, el hogar sea respetado, la familia se
moralice, la ley se enseñe, y el derecho se practique.
Sabed que vos sois el predestinado para esta obra redentora, el triunfo de vuestra
paz sistemada es el que ha movido la planta de ese ente lampante antediluviano, le ha
hecho salir de su guarida, y va á expiar sus maldades.
Son grandiosos los resultados que se esperan, desde que se ve que sabéis amar á la
República Argentina, y sabéis querer á la humanidad.
Marcasteis quince dias para marchar en el caballo de Job, que vuestro genio
heroico llenara vuestro deseo, y tres meses para llegar triunfante á la Asunción. Esta es
inspiración sublime y santa. Quincena tiene la Asunciony ofrecéis alcanzar al signo de
Virgo que le pertenece,para entonarle himnos y glorias en acción de gracias en su suelo,
templo y dia.
La protección es divina, y os con gratula por ella vuestro tenuísimo servidor.
El Ciudadano Paraguayo
MANUEL PEDRO DE PEÑA
Buenos Aires, Abril 17 de 1865-
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Legión paraguaya.
Buenos Aires, Abril 21 de 1865.
Exmo. Sr.:
El que suscribe en representación de la Asociación Paraguaya que tiene el honor
de presidir, ante V. E. con todo respeto espone:
Que en la aceptación por la República Argentina de la guerra bárbara declarada
por el tirano opresor de nuestra patria, la Asociación desea tomar una parte tan activa,
como activos comprende han de ser los bienes que de ella reporte.
Es con esta convicción que la Asociación ha concebido la idea de levantar una
legión de paraguayos que enarbolando su pabellón, pedirá al General en Gefe del
Ejército marchar á la vanguardia, para hacer efectivos los deseos de la Asociación, ella
se acerca al primer májistrado de la República, pidiéndole el correspondiente permiso, y
esperando de su generosidad los auxilios nesesarios.—Exmo. Sr.—Carlos Loizaga.—
Evaristo Machain—Secrtario.
Abril 22 de 1865.
Siendo la guerra contra el Gobierno y no contra el Pueblo del Paraguay y simpatizando
el Gobierno y el pueblo Argentino con los votos de los Ciudadanos Paraguayos que
desean ver impe-
-192-
rar en su patría las instituciones y los principios libres que rijen á las demás Repúblicas
Americanas, el Gobierno acepta los servicios ofrecidos por la sociación paraguaya en
nombre de sus compatriotas, autorizándola formación de una legión qué lleve los
colores de la bandera de ese pueblo hermano, encomendándole la reunión de los que
voluntariamente quieran hacer parte de ella, para que elijan por sí mismos y en la forma
que lo hallen por conveniente los Gefes y Oficiales que deben mandar á efecto de
suministrarle todos los elementos que puedan necesitar, y publíquese.
MITRE
A Gelly y Obbs.
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Aquella y esta es nuestra patria, el panteón en que están los huesos de nuestros
padres. El actual honroso Ministro de la guerra es hijo de un Paraguayo, de la patria en
donde nació su padre, y están sus cenizas, y otras cosas mas de que se ha apoderado el
déspota: él se halla casi en el caso de la Reina Ester, existe una tia suya la Sra. Da. Luisa
Gelly, que ha sufrido inocentemente como catorce años de prisión bajo la tiranía de
Francia: su voz debe ser oida, como fué la de Márdoqueo por su sobrina.
Conozco que la voz de Mitre es la voz del Pueblo, que es la voz de Dios, y por lo
mismo hoy tributo acciones de gracia a la Providencia, por que nos encamina á un fin
tan santo, que es redimir á un pueblo hermano, para que se reanuden los estrechos lazos
de la dulce y perpetua unión y concordia que deben reinar entre nosotros.
Quítese esa loza del sepulcro del Lázaro paraguayo, que aunque esté hediendo,
aunque esté pestífero, él resucitará á la voz de Mitre, de este nuevo Redentor. Desátenle
y déjenle ir, y se verá resucitada la Nación, el alma argentina en su cuerpo, el corazón
lleno de amor por sus hermanos salvadores, que le ayudarán á fundar el derecho, y á
restablecer la dignidad del hombre.
Hoy bulle en todos los espíritus este germen de emancipación que comunicó el
General Bélgrano, que proclamaron los pueblos, y están en las visiones del porvenir.
Nuestra posición es ventajosa, tenemos fe, no
-201-
merecemos ser sumergidos en el abismo, todos se penetran de la grandeza y santidad de
nuestra causa, y cooperan con el Redentor Mitre á decir: "Oh Paraguay, yerto, y muerto,
levántate y anda."
¡Oh República Argentina, que emprendes la guerra al tirano del Paraguay, á ese
que mata á tu hermano, á ese que saquea tus pueblos, que á espaldas vueltas asesina,
recibe plácemes, glorias y bendiciones de todas las generaciones presentes y venideras!
S. S. S.
El ciudadano paraguayo
MANUEL PEDRO DE PENA-
Buenos Aires, Abril 26 de 1865.
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El Paraguay y Bolivia.
[ARTÍCULO COMUNICADO]
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Contra él es la guerra, él es el blanco de los tiros, á él solo se le quiere uncir al carro del
oprobio, ponerle á la picota, y darle el castigo que merece.
Es la guerra mas popular que se presenta, nadie la contradice, es la que llena las
tendencias y objeto de Bolivia, del Brasil, y de las demás Repúblicas hermanas: recabar
la fraternidad universal, hacer libres á los hombres, é igualar sus derechos para formar
entre todos una alianza y federación indisolubles.
La verdad de la pintura hecha por el Sr. D. Nicómedes Antelo hace resaltar los
títulos que nos caracterizan para perseguir de muerte á esa remora de nuestro progreso:
para tributarle gracias por haber patentizado con hecho culminantes la necesidad de su
remedio: para contarle en el número de los que profesan los principios del liberal isimo
que reclama el Paraguay, y por el cuales santificada la guerra que se emprende contra el
últimos tirano.
Es increíble el entusiasmo patriótico, que se apodera de mi espíritu al ver realizada
esta empresa tan gloriosa por corazones nobles, heroicos y generosos.
¡Acabar con un verdugo atroz, redimir una libertad perdida; resusitar una nación
muerta, y hacer luz de las tinieblas, y gozo de la tristeza! ¡No se atienda á los suspiros
del agonizante déspota, ni á los alaridos del moribundo tirano, porque sus crímenes
piden venganza al Cielo, y ni con la muerte los expiará!
El triunfo es cierto, la mano de Dios traza el camino. La trinidad de alianza es el
ser que se proclamará con cánticos del hosana en la ciudad de la Asunción. Todos los
paraguayos dirán: "Bendito sea el que viene en el nombre del Señor."
El ciudadano Paragnayo.
MANUEL PEDRO DE PEÑA
Buenos Aires, Mayo 10 de 1865
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El Bárbaro atolondrado.
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Apénas el grito de independencia se dejó oir con santo entusiasmo desde las
cumbres de sus elevados cerros,cuando de en medio de los escombros de la revolución
la mano del cruel Francia se levantó potente y tomando las riendas del gobierno, las
condujo treinta años, treinta años de desesperación y muerte, con el látigo brutal del
verdugo.
La muerte vino á sorprenderle en medio de sus delirios, arrebatándole su poder
terrible; pero parecía que en su sangre habia jerminado en el jeneroso pueblo paraguayo
lajraza de los tiranos.
No bien lucieron rayos de luz y libertad, cuando por una traición infame se levantó
mi primo político Carlos Antonio López, estúpido y bruto imitador de Francia, como lo
es el torpe mi sobrino Francisco Solano, de su padre.
Desde entonces el Paraguay no ha visto cruzar sus bosques solitarios un rayo de
luz, al menos de libertad, de esa libertad querida qne guardara bajo sus alas desde un
polo hasta el otro del mundo, sino por el contrario la esclavitud ignominosa, agravada
aun por el tirano actual que ha sobrepasado en brutalided y barbarie á todos sus
predecesores.
Hoy los derechos mas sagrados del hombre se hallan vejados y degradados, y el
nombre de República no es sino el sarcasmo mas horrible ridículo, es como su bandera,
su presidencia, su congreso, farsa todo.
La libertad, la propiedad, la vida son derechos ignorados por el pneblo, y que
nadie tampoco se atreve á pedir por él, por que ellos dependen de la voluntad del tirano,
cuya inteligencia no comprende, aunque templa, el aceco que ha de traspasar su corazón
de hiena.
La libertad: nadie tiene el derecho de hablar
-212-
sobre el gobierno del pais, ni sobre nada que se relacione con él, sin caer bajo de la
mano de sus esbirros. El gobierno encantado, como las hadas misteriosas se oculta al
pueblo en los pliegues de su manto.
La propiedad: nadie puede disponer de su bienes, sino en cuanto la voluntad del
déspota no ordena su espropiacion por supuesta razón de utilidad pública, ó sin ella, ó
sin quedar obligado á la indemnización.
El vínculo perpetuo, pues, en las relaciones sociales ha desaparecido
completamente, y la pobreza y la miseria son la herencia de las familias.
La vida: las cárceles llenas de inocentes, cuyo delito ignoran, y sobre cuyas
cabezas tiene pendiente la daga sangrienta de los verdugos, que á cada instante
amenazan descolgarla. El asesinato, ó la muerte en el martirio de los inmundos
calabozos son los medios con que garante el derecho precioso de la vida, de que nadie
es dueño, y que nadie puede cederle.
Negados á nuestro pobre pueblo paraguayo todos estos sacrosantos derechos, no
existen pa él como consecuencias todos los demás derechos, que son su emanación mas
evidente.
Las restricciones, el monopolio llevado á su últiino estremo en el comercio; la
desigualdad como norma de la justicia; el consentimiento para elmatrimonio regido por
la voluntad caprichosa del Señor Tirano.
No satisfecho aun con despotizar así á ese pueblo, quiere estender su dominio, y
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sale con una bandera llena de estas manchas á desolar la República Argentina, á
saquear, robar, y degollar marinos.
¿Podemos acaso los Paraguayos libérales permanecer indiferentes á todos estos
vejámenes, á todas estas escenas de barbarie y corrupción? No:
-213-
si fuera así, hoy que unos brazos poderosos nos ayudan, deberíamos ser borrados del
mapa del inundo. La degradación habría llegado á su colmo y el rayo de Dios hundiría
para siempre nuestra frente.
Eso queda para baldón eterno de los que siguen esa bandera de oprobio, esa
bandera falseada de los Judas, esa bandera que tremola sobre los que traicionan á la
patria, sobre los que se atraen la infamia voluntariamente, plegándose al tirano, por la
razón del sórdido interesy por razón de consecuencia de amistad corrompida de
facinerosos.
La guerra que hoy llevamos á mi Sobrino Soberano, es guerra dé humanidad en el
estado del mundo moderno. Ser indiferentes á ella es hacernos criminales, y marcarnos
para siempre con el sello de la ignominia y traición. Los sagrados manes de los Yegros,
los Valdovinos, Caballeros, Acostas, Arésteguis, Monticles, Machaines, Zavalas,
Lescanos, Decoudes, etc. invocan nuestra venganza desde el silencio de su tumba.
Várela, Maiz, Corvaban, Benitez, Moreno etc. nos reclaman el aire de libertad desde el
fondo de sus calabozos, entre sus pesadas cadenas.
La regeneración de la patria será un hecho, y entonces recibirá nuestro pueblo lo
que hasta ahora se le ha negado. La triple alianza nos promete y garante esta
bienaventuranza. La tal República dejará de ser una permanente farsa estúpida, y las
mas libres instituciones, la libertad efectiva, enseñarán á todo paraguayo que dejó de ser
ha mucho el lema del siglo XIX el despotismo y la barbarie.
Libertad, igualdad, fratcridad, diremos á nuestros hermanos oprimidos y
martirizados, y con ellos marcharemos bajo nuestra limpia y pura bandera al progreso, á
la civilización.
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Al lanzarnos, pues, á la guerra llevamos la íntima convicción de tener con
nosotros las bendiciones del Cielo á nombre de nuestra patria esclavizada, y aunque hoy
somos pocos, y sin mas contigente para la guerra que la enerjia de nuestros brazos y
nuestra débil y estenuante palabra, luego, y muy luego, hombrearemos con los demas,
conforme á los sinceros votos de la humanidad entera.
No nos arredran las crueldades que mi tirano sobrino hará pesar sobre nuestras
desgraciadas familias, cuando divisamos la aurora de nuestra regeneración política,
civil, moral y religiosa. Nuestros corazones no son estrechos, cabe en ellos la mas
heroica abnegrcion. Tenemos almas, ¡oh divo Estrada! que conciben que ha llegado el
dia, en que fortuna, vida, amistades y familia, todo se sacrifica en aras de la honra, y en
los augustos altares de la patria: en que el ciudadano arrima el fuego á la habitación, y
dobla la cabeza bajo el hacha, para que el humo del sacrificio suba como holocausto
bendito á las rejiones de la justicia, que prescriben el martirio por la verdad, y la tortura
por el deber"
No nos arredra nuestra propia muerte, cuando con ella llevamos á la patria la
libertad, cuando con ella llevamos á nuestras familias la dignidad, la propiedad, la vida.
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CARTA 27.
Buenos Aires, Junio 17 de 1865.
Mal aconsejado Mariscal Presidente, sobrino mio: no habia pensado escribirte
mas, con motivo de hallarse bloqueados tus puertos, hasta que salieses á puerto de
claridad, ó le tomases en estos parages; pero suponiendo que estarás haciendo de tripas
corazón, después del suceso del 25 del ppdo. del dia en que Doña Josefa Rivas mandó
celebrar en esa una misa cantada por la felicidad de las tropas, y por el buen éxito de tus
armas en la ciudad de Corrientes, he resuelto continuar mis epístolas para prestarte
algún consuelo, en circunstancia de estar convencido que estos Argentinos, Brasileros y
Orientales están resueltos á sacarte las entrañas, pues el 25 han principiado
prodijiosameute á cortar la hebra á tus tropas.
¡Que mortandad, qué estrago, que carnicería de Paraguayos en la ciudad de
Corrientes! Se cuenta que fué horrendo el asalto, que la muerte se sació de horrores, que
se fatigó de desdichas, y se empalagó de angustias.
Dos terrorismos lucharon sobre los infelices paraguayos, el de tu despotismo, y el
de la tremenda venganza del brazo argentino: no resistieron á este segundo, dispararon,
se desentendieron del tuyo, y hallaron alivio en la fuga.
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He visitado á los heridos paraguayos que están en el hospital, y me han referido
que la trajedia fué fatal, que los vapores de la difunta sangre los ahogaba, que á los
principios se acordaron de tí; pero que después se olvidaron, y no atendieron ni sintieron
mas que balazos y bayonetazos argentinos y brasileros. Las calles eran rios de sangre, y
la misma ciudad un infierno.
¡Qué cara les cuesta tu temeridad! ¡Te maldicen mil y mil veces, y yo los ayudo a lo
mismo!
Asombrados están del buen trato que acá reciben: comparan esto con aquello, y sé
admiran de la diferencia: dicen que esto es el Cielo, y aquello es el infierno. Yo de mi
parte hago lo que puedo, les esplico bien tu tiranía, les hago entender tu brutalidad, te
lleno de maldiciones hasta lo infinito, y les demuestro patentemente que eres peor que
Satanás.
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cometido.
Has visto que la Nación Argentina con la unanimidad característica de sus hijos en
caso semejante, se ha decidido á encarar y sufrir toda clase de sacrificios para reparar la
afrenta, y la calumnia que arrojas sin cesar, contra la honra y la dignidad del nombre y
pueblo argentino.
Los hombres del gobierno de la República Argentina se han alarmado con la
actitud bandárlica del Paraguay, á quien no esperaban ver salir tan alevosamente de la
crisálida: pero ya te han dado en Corrientes un buen descalabro, ya te han hecho
entender que los avances pérfidos de tus arbitrariedades abusivas te traen cuestiones
difíciles y espinosas de resolver, y que solo tendrán su arreglo con tu humillacion
completa, y el lanzamiento del gobierno, en que permaneces con menoscabo del honor y
la dignidad de la Nación. ¿Si esto ha sido al principio, qué será al fin? Veremos si estas
tronadas estrepitosas no vienen á quedar en agua de cerraja y caldo de coles.
Conócese que los trabajos del Comité de los Paraguayos liberales te escucen. El
comité y tu gobierno están en exhibición; de un lado está la mentira, de otro la verdad;
de un lado la tiranía, de otro la libertad: de un lado están el egoísmo,
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el interés individual, la loca ambición con todo su cortejo de vicios y maldades, del otro
están la abnegación, y el patriotismo puro y desinteresado con su aureola de gloria, con
que va á ser coronada la República libre é independiente.
Los Argentinos, Brasileros y Orientales han oido ya nuestra voz, la mas sincera y
patriótica, y no ha podido dejar detener eco en sus corazones. Hemos hablado á estos
pueblos, y nuestra palabra, que es la palabra de hombres honrados, ha sido escuchada y
respetada en muy buena oportunidad, como que se les han tocado las fibras de
corazones, que conservan puros en el fondo del alma los sentimientos de libertad é
independencia.
No te pares en las quisquillas de que, si se te hace la guerra á tí, ó al Paraguay, si
hay agravios, si no hay agravios: lo que se vá á hacer es quitarte en medio, y que el pais
quede en rango de nación libre é independiente. Es preciso dejarnos de cuentos, y saber
que sin nosotros ó con nosotros, sin partido ó con partido, quieras ó no quieras tú,
quieran ó no quieran los Paraguayos, estamos en el caso de la venida de nuestro Divino
Redentor. El género humano paraguayo se redime, llegó su hora, á buenas ó á malas
vamos á ser salvos. Los Apóstoles de Jesús fueron pocos, murieron, y no hicieron falta;
pero la redención marchó adelante, y gozamos sus frutos.
Vase á salvar á los pecadores, los ciegos verán, los sordos oirán, y los tullidos
andarán, aunque no todos los que digan; —Señor, Señor—entren en el reino de los
Cielos.
Estamos en el Tabor: no te hagas el tentador de Satanás, ofreciendo los tesoros del
mundo á los que están llenos de riquezas. Lee y relee el discurso del Dr. D. Roque
Pérez, que se rejistra en este diario del 11 del corriente, y
-224-
penétrate de sus razones, del alto concepto que se merece el Presidente Mitre, y de la
neeesidad que hay de que desaparezcas de ese teatro. Es documento importante para
hacerte desistir de tu empeño: contiene verdades eternas: para recomendación de tu alma
no tiene precio.
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