Leyes de Kaldor

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Las tres “leyes” de Kaldor: a treinta años del fallecimiento de su

creador

Por Guillermo Rufino Matamoros Romero

Nicholas Kaldor fue un economista húngaro al cual le tocó experimentar gran parte
del largo siglo XX (nació en 1908 y falleció en 1986). Estudió y enseñó economía
casi toda su vida en Inglaterra, primero en la Escuela de Economía de Londres y,
posteriormente, en el King´s College de la Universidad de Cambridge. Tuvo en su
abanico de preocupaciones una gran diversidad de temas: desde impuestos,
política fiscal y monetaria, crecimiento, distribución, inflación, etcétera, en cada uno
de los cuales realizó importantes contribuciones, la mayoría de las veces mediante
propuestas poco convencionales (Wood, 2008).

Si tuviera que elegirse su mayor contribución, entre las muchas que tuvo, sería casi
imposible. En todo caso, dependería de las afinidades del elector. Tan es así que
Kaldor se destacó tanto por sus desarrollos teóricos como por sus investigaciones
empíricas. Sin embargo, por oposición al método convencional: deductivo y
abstracto, el economista húngaro prefería utilizar un enfoque basado primeramente
en la observación y análisis de los datos disponibles, para sólo después teorizar.

Fue sobre la base de este método que Kaldor presentó, a mediados de la década
de 1960, “una serie de ‘leyes’ o generalizaciones empíricas con las cuales intentaba
explicar las diferencias en las tasas de crecimiento entre países de capitalismo
avanzado” (Thirlwall, 2003) La primera ley de Kaldor establece que el crecimiento
del producto total es impulsado por el crecimiento del producto manufacturero. La
segunda ley dice que el crecimiento de la productividad en el sector manufacturero
se explica fuertemente por el crecimiento del producto de dicho sector. La tercera y
última ley postula que el crecimiento del producto manufacturero empuja el
crecimiento de la productividad en sectores no manufactureros.

Las leyes kaldorianas ponen en el centro la importancia de la dinámica del sector


manufacturero para el crecimiento económico. Es este sector distinto de los demás;
se contrapone al sector agrícola porque el manufacturero posee rendimientos
crecientes.1 Por oposición a la economía convencional, la reasignación de factores
entre sectores provoca resultados muy distintos en el nivel de producto. Así las
cosas, si Kaldor tiene razón, la industrialización se erige como un fin en sí mismo.
A pesar de que sus proposiciones fueron inicialmente extraídas de los países
desarrollados, los otros países vieron en ellas un poderoso argumento para impulsar
sus respectivas estrategias de industrialización.

No obstante, ¿será que las leyes de Kaldor también son aplicables a los países no
desarrollados? Además de que, si el crecimiento del sector manufacturero es el
motor del crecimiento económico, puesto que impulsa la productividad total ¿qué
explica el crecimiento manufacturero? Para empezar, recordemos que dichas
“leyes” son de derivación empírica y ello implica que son aplicables siempre que las
condiciones reales, las que las vieron nacer, sigan preservándose en lo fundamental
(por eso las comillas). Si el escenario actual es lo suficientemente distinto a aquel
de los sesentas, las leyes caen por su propio peso.

Aunado a ello, las leyes de Kaldor tienen cierto contenido de determinismo, ya que
suponen que el proceso de desarrollo económico es lineal; sucede en dos etapas,
y cada una provee de una fuente de demanda autónoma, que es la que detona el
crecimiento manufacturero. La primera de éstas, se caracteriza porque la economía
es esencialmente agrícola y posee un gran excedente de fuerza de trabajo
(subempleada y desempleada) que constituye una fuente de oferta de trabajo para
la incipiente industria manufacturera y una fuente de demanda para sus productos.
En la segunda etapa la economía transita hacia una esencialmente industrial, el
sector manufacturero es competitivo internacionalmente y la fuente de demanda la
constituye el sector externo a través de las exportaciones netas. La otra cara de la
moneda la constituyen “las fugas del ingreso del sector industrial de la importación
de alimentos de la agricultura, por una parte, y de las importaciones del exterior, por
la otra.” (Thirlwall, 2003: p.74-5)

1
“Si el producto crece más rápido que los insumos, con tecnología constante, la función de
producción posee rendimientos a escala crecientes” (Basu, 2008)
Ahora bien, que ocurriría si probamos las leyes kaldorianas en pleno siglo XXI, para
países no desarrollados: ¿será que se cumplen? Lo cierto es que los países que
Kaldor identificó como desarrollados y aquellos que no lo son, lo siguen siendo
ahora (a excepción de unos pocos países en el sur-este asiático, quizá). Claro que
la constatación de las leyes para los países subdesarrollados tiene que pasar por la
disponibilidad de datos y la limitación de las técnicas estadísticas al uso. Lo que
comúnmente se hace son estimaciones con variables observadas que se aproximen
a las teóricas, con el objeto de averiguar su relevancia estadística.

Para la primera ley, se estima una “regresión del crecimiento del PIB contra el
exceso del crecimiento del producto manufacturero respecto al crecimiento del
producto no manufacturero” (Thirlwall, 2003: p.75) Ello porque hacerlo con el
crecimento del PIB contra el crecimiento manufacturero sería redundante, ya que
contablemente, una parte del crecimiento del PIB es manufacturero.

En el caso de la segunda ley, se corre una regresión entre “el crecimiento de la


productividad y el crecimiento del producto en el sector manufacturero” (Thirlwall,
2003: p.77) y, para la tercera y última ley, “es posible relacionar la tasa de
crecimiento de la productividad global en la economía en su conjunto con el
crecimiento del empleo en las no manufacturas” (Thirlwall, 2003: p.80).

En lo que sigue del texto, intentamos probar econométricamente las leyes de Kaldor,
para el caso de México y Colombia, realizando las estimaciones antes
mencionadas. El periodo de estudio abarca de 1992 a 2015 y las respectivas tasas
de crecimiento se calcularon con los datos en niveles y en dólares constantes de
2010, justo como se encuentran en la base de datos de los Indicadores del
Desarrollo Mundial del Banco Mundial. Con respecto a los datos de productividad
global, se tomó el producto por persona empleada en dólares constantes de 2011
ajustados por Paridad de Poder de Compra (PPP, por sus siglas en inglés)(veáse:
http://databank.bancomundial.org/data/databases.aspx). Los resultados son los
siguientes:

i) Primera ley
𝐶𝑜𝑙𝑜𝑚𝑏𝑖𝑎: 𝑦𝐶𝑜𝑙 = 0.03𝑡=9.08 + 0.39𝑡=3.84 𝑑𝐶𝑜𝑙 + 𝜀 , 𝑐𝑜𝑛 𝑅 2 = 0.4 𝑦 𝐹 = 14.75

𝑀é𝑥𝑖𝑐𝑜: 𝑦𝑀é𝑥 = 0.02𝑡=4.77 + 0.45𝑡=4.41 𝑑𝑀é𝑥 + 𝜀 , 𝑐𝑜𝑛 𝑅 2 = 0.46 𝑦 𝐹 = 19.43

Donde y es igual al crecimiento del producto respectivo, d es el exceso de


crecimiento del sector manufacturero con respecto al agrícola y ε es el componente
estocástico inherente a la regresión. El coeficiente asociado a d es estadísticamente
significativo para las dos regresiones, así como el término constante.

ii) Segunda ley

𝐶𝑜𝑙𝑜𝑚𝑏𝑖𝑎: 𝑧𝐶𝑜𝑙 = 0𝑡=0.29 + 0.23𝑡=2.16 𝑚𝐶𝑜𝑙 + 𝜀 , 𝑐𝑜𝑛 𝑅 2 = 0.17 𝑦 𝐹 = 4.69

𝑀é𝑥𝑖𝑐𝑜: 𝑧𝑀é𝑥 = 0𝑡=−1.33 + 0.32𝑡=4.82 𝑚𝑀é𝑥 + 𝜀 , 𝑐𝑜𝑛 𝑅 2 = 0.51 𝑦 𝐹 = 23.19

Donde z es el crecimiento de la productividad global y m es el crecimiento


manufacturero respectivamente. En este caso la constante en ambas estimaciones
no es significativa mientras que el parámetro asociado a m si es significativo.

iii) Tercera ley

𝐶𝑜𝑙𝑜𝑚𝑏𝑖𝑎: 𝑧𝐶𝑜𝑙 = 0𝑡=0.54 + 0.1𝑡=0.79 𝑎𝐶𝑜𝑙 + 𝜀 , 𝑐𝑜𝑛 𝑅 2 = 0.02 𝑦 𝐹 = 0.63

𝑀é𝑥𝑖𝑐𝑜: 𝑧𝑀é𝑥 = 0𝑡=0.32 + 0.14𝑡=0.99 𝑎𝑀é𝑥 + 𝜀 , 𝑐𝑜𝑛 𝑅 2 = 0.04 𝑦 𝐹 = 0.99

Donde a es la única variable nueva y significa el crecimiento del producto agrícola.


En esta ocasión, tampoco las constantes son significativas, pero los coeficientes
asociados a la variable a sí lo son, para ambos países (a un nivel de 95% de
confianza).

La principal conclusión del ejercicio realizado es que, grosso modo, las leyes
kaldorianas pueden seguir teniendo poder explicativo, por lo menos para el caso de
países no desarrollados como Colombia y México. Los tres modelos planteados,
uno por cada ley, muestran los coeficientes asociados a las variables relevantes
como significativos. Si bien, para el caso de la segunda y tercera ley, los resultados
distan de ser concluyentes. Cabe señalar una gran limitación: el número de
observaciones es bajo (24 por cada variable) como para aventurarnos a interpretar
los valores de los parámetros con confianza. No obstante, nos parece que en pleno
siglo XXI y a justo treinta años de su muerte, valdría mucho la pena leer a Kaldor de
manera detenida.

Apéndice

No pudimos dejar pasar un interesante cuadro elaborado con los datos que se
utilizaron como materia prima de las estimaciones, un cuadro cuya única técnica es
el uso de la fórmula de la tasa de crecimiento promedio anual. En éste se muestra
cómo Colombia tuvo un mayor crecimiento de su producto a lo largo de veinticinco
años. No obstante, cuando se observa si dicha brecha proviene de diferencias en
cuanto a la productividad o al desempeño sectorial, ¡oh sorpresa! El crecimiento del
producto por persona ocupada (una variable cercana a la de productividad) es el
mismo y, muy a pesar de las leyes de Kaldor, el crecimiento del sector
manufacturero y agrícola es mucho menor en el caso colombiano. ¿Qué explica
dicha brecha en el crecimiento económico? Seguro Nicholas Kaldor también estaría
consternado.

Tasa de Crecimiento Medio Anual, 1991-2015


País Colombia México
Producto Interno Bruto 3.5% 2.5%
Producto por persona ocupada 0.4% 0.4%
Producto manufacturero 0.9% 2.4%
Producto agrícola 0.4% 1.6%
Elaboración propia basada en Indicadores del Desarrollo Mundial, BM

Bibliografía
Basu, S. (2008). Returns to scale measurement. En S. Durlauf, & L. Blume (Edits.), The New Palgrave
Dictionary of Economics (2 ed.). Palgrave Macmillan.

Thirlwall, A. (2003). La naturaleza del crecimiento económico: un marco alternativo para


comprender el desempeño de las naciones. México: Fondo de Cultura Económica.

Wood, A. (2008). Kaldor, Nicholas (1908-1986). En S. Durlauf, & L. Blume (Edits.), The New Palgrave
Dictionary of Economics (2 ed.). Palgrave Macmillan.

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