2 - Crítica de Las Tradiciones
2 - Crítica de Las Tradiciones
2 - Crítica de Las Tradiciones
Crítica Diacrónica
En el Antiguo Testamento hay muchos indicios que pueden indicarnos la visión general que se tenía de la
pobreza. El término pobre (en ocasiones, como equivalentes pueden funcionar mendigo, débil, oprimido o
humilde) en el mundo hebreo veterotestamentario implica desposeimiento de bienes, humildad, sencillez y hasta
piedad. Como la pobreza es inmerecida a Dios se lo considera de modo especial como protector de los pobres. 1
En el libro de Deuteronomio (ley que, en el panorama judeocristiano que analizamos, debe de ser
estrictamente observada) explicita que si te encontraras con un pobre “(...) le abrirás tu mano, y le prestarás lo que
necesite para remediar su indigencia” (Dt 15, 8), y que además “se lo has de dar de buena gana, que por esta
acción te bendecirá Yahveh tu Dios” (Dt 15, 10). Otro detalle interesante es que siempre que se refiere al pobre lo
hace diciendo que es hermano, o de los tuyos (Dt 15, 7.9.11).
Algunos salmos denotan el consuelo a los pobres alegando que Dios será quien los proteja y los ajusticie, como
en Sal 72, 4 donde explicita “(...)Él hará justicia a los humildes del pueblo, salvará a los hijos de los pobres y
aplastará al opresor”. Otro buen ejemplo es Sal 82, en el que sentencia “Dios se levanta en la asamblea divina, en
medio de los dioses juzga: «¿Hasta cuándo juzgaréis inicuamente, y haréis acepción de los impíos? Juzgad en
favor del débil y del huérfano, al humilde, al indigente haced justicia; al débil y al pobre liberad, de la mano de los
impíos arrancadle!»"
En la literatura sapiencial se explica que "El rico y el pobre se encuentran, a los dos los hizo Yahveh". (Pr 22, 2)
Agrega luego que "el rico domina a los pobres, el deudor es esclavo de su acreedor. Quien siembra injusticia
cosecha miserias y la vara de su cólera desaparecerá. El de buena intención será bendito, porque da de su pan al
débil”. (Pr 22, 7-9) Éstos proverbios buscan remarcar el deber de todos para con los más empobrecidos.
Por último creo interesante remarcar que, en el último proverbio de ésta colección, aparece la noción de la
gracia de aquellos que son oprimidos: “El que oprime a un débil, lo engrandece; el que da a un rico, llega a
empobrecerlo.” (Pr 22, 16).
1 Kittel G., Friedrich, G. TRAD. Bromiley G. THEOLOGICAL DICTIONARY OF THE NEW TESTAMENT, ed. Libros
Desafío. p.750.
Crítica sincrónica
Para comenzar cabe destacar que (así como sucede en menor medida en elAT) la figura de la pobreza se refiere,
en ocasiones, a una cuestión material, y en otras a una cuestión espiritual. Es frecuente el juego de las dos
implicaciones del término haciendo entender que lospobres materiales son realmente ricos en espíritu y los ricos
materiales son pobres en espíritu.
La figura del pobre aparece centenares de veces en el Nuevo Testamento, acompañado en ocasiones por las
viudas, las prostitutas, los inválidos y ciegos, etc. En las enseñanzas de Jesús se repite comúnmente su apelación
al deber para con ellos (como invitar de comer a los pobres en Lc 14, 12-14 o ser misericordiosos en las diversas
parábolas de Lc 15) , pero además, de manera más acentuada que en las tradiciones veterotestamentarias, Él
interpela a quienes le oyen a dejar sus posesiones (Lc 14, 28-33), a ponerse en el último lugar (Lc 14, 7-11), incluso a
dejar a su familia (Lc 14, 25-27).
En el Evangelio de Lucas se relata cómo Jesús explica de manera muy inteligente que si uno ayuda a los ricos,
es probable que sea recompensado en el corto tiempo haciendo ellos uso de sus bienes para devolver los favores.
Por el contrario ayudar a un pobre implica no recibir nada a cambio porque él no tiene nada con que corresponder
tu acción. Es Dios quien te va a recompensar “en la resurrección de los justos” (Lc 14, 14). Éste es un buen ejemplo
para mostrar que Jesús habla de la ayuda a los más débiles como una opción fuertemente escatológica, además
de referirse a categorías más humanas y sociales como la caridad, la solidaridad, la benevolencia, etc. Ésta
teología se afirma mucho más explícitamente que en el Antiguo Testamento.
En la misma línea Jesús exhorta constantemente a quienes lo siguen a ser más pobres. A través de una
parábola, por ejemplo les explica que, al morir un rico y un pobre, el Padre Abraham le dirá al primero: “Recuerda
que recibiste tu vida y Lázaro [el pobre], al contrario, sus males; ahora pues, él es aquí consolado y tú
atormentado” (Lc 16, 25).