Proverbios
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Proverbios
(Equipo Claretiano)
INTRODUCCIÓN
En el libro de los Proverbios, nos encontramos ante una obra bíblica original,
pero no extraña ni abstracta. Con frecuencia utilizamos proverbios, refranes o
sentencias. Los hay en todas las lenguas y culturas. El libro que nos ocupa lleva
como título: «Proverbios de Salomón, hijo de David, rey de Israel». Se hablará
del rey y del humilde (16,12-15; 29,23), del rico y del pobre (11,24; 22,2), y
de la prostituta o la adúltera (Pr 2,16-19; 5,3-14; 6,24-35). Las sentencias de
Proverbios tienen unas características propias, que los distinguen del acerbo
cultural de otros pueblos. No olvidemos que estamos ante un libro que nos
transmite, envuelta en palabra humana, la palabra de Dios.
1. NIVEL LITERARIO
El redactor del libro nos transmite la tradición anterior, que, tal vez, él mismo
retocó. Así hizo también otro sabio, Qohelet (cf Qo 11,9-10). Centrémonos en
Proverbios y separemos las capas que envuelven su núcleo.
1.1. Estructura del libro
He aquí un hecho raro: después de encontrar el título «Proverbios de
Salomón...» en 1,1; encontramos de nuevo en 10,1 «Proverbios de Salomón»;
en 22,17 se nos avisa que comienzan las «Palabras de los sabios», y en 24,23:
«También esto pertenece a los sabios», y aún en 25,1, en 30,1 y en 31,1-9. El
libro es, pues, una antología de colecciones dispares, cada una de las cuales
tiene detrás de sí una larga historia independiente de creadores de proverbios,
así como de transmisores y colectores de los ya creados.
Las colecciones más antiguas constituyen el núcleo del libro y reúnen proverbios
aislados. Los más tardíos desarrollan un tema con amplitud y constituyen ya
pequeños tratados sapienciales o poemas. Generalmente, este último tipo lo
encontramos al principio y al final del libro (capítulos 1-9 y 31), como si se
tratase de un marco para la parte central. Se lo atribuimos al redactor, que
seleccionó las mejores colecciones antiguas de proverbios, compuso el libro tal
como lo tenemos hoy y lo editó, encabezándolo con el título y con un prólogo,
que propone su intención: «Para aprender sabiduría... Que atienda el sabio y
crecerá en doctrina...» (1,2-5). Así pues, distinguiremos en lo sucesivo el núcleo
antiguo y el marco.
1.1.1. Núcleo antiguo
Tal núcleo se compone de seis colecciones, que presentamos por orden de
antigüedad y de importancia en la formación del libro:
Las dos colecciones salomónicas (10,1 - 22,16 + capítulos 25-29), que
son los polos de atracción de las demás colecciones. Ellas abrazan en su
interior:
Las dos colecciones «de los sabios» (22,17 - 24,34),
Otras dos colecciones: la de Agur (30,1-33, que incluye una serie de
proverbios numéricos), y la de Lemuel (31,1-9).
1.1.2. El marco
Son instrucciones que consideramos obra del redactor:
Poemas de recomendación de la sabiduría (cap. 1-9),
Poema alfabético sobre la mujer perfecta (31,10-31), que cierra la obra
como un epílogo.
La obra, escrita en hebreo, queda anónima. En el título nos encontramos ante
un caso de atribución fingida del libro a Salomón (pseudonimia).
Aunque las colecciones salomónicas sean preexílicas, hay que señalar el
postexilio como fecha de redacción-edición del libro, sea en el siglo V o, todavía
mejor, en el siglo III. En todo caso es anterior a Eclesiástico (compuesto hacia
180), pues éste, en 47,17 parece tener presente Pr 1,6: «Para descifrar
proverbios y enigmas»...
1.3. Vocabulario
La frecuencia de ciertos vocablos en una u otra sección de Proverbios puede
orientarnos sobre los centros de interés del libro.
1.3.1. En el núcleo
a) Vocabulario de los bienes
Riqueza, rico, ser rico aparecen 36 veces (10,4.15.22; 11,4...); indigente: 10
veces; perezoso: 13 veces (10,26; 13,4...).
b) Vocabulario de la astucia/sabiduría
Necio: 45 veces (10,1.18.23...); necedad: 20 veces (12,23; 13,16...); sabio: 40
veces (10,1.8.14.15.20...); ser sabio: 9 veces (13,20; 19,20...).
c) Vocabulario de la conducta
Impío (sing.,): 33 veces (10,16.24.25...); abominación de: 15 veces
(11,1.20...); obrar pérfidamente: 8 veces (11,3.6...); ser tortuoso (sustant. y
verbo): 7 veces (10,9; 11,20...); justo (adj.): 5 veces (11,1; 16,11.13...);
justicia: 19 veces (10,2; 11,4.5.6.18.19...); recto (hombre): 21 veces
(11,3.5.6.11...); maldad: 6 veces (11,5; 12,3...). El vocabulario del camino
cuenta con 47 referencias.
De esta visión superficial puede apreciarse ya que los autores de las colecciones
antiguas centran su reflexión sobre los temas de carácter ético y social,
concretamente sobre los polos siguientes: sabio - necio; justicia/rectitud -
impiedad/maldad; riqueza - pobreza.
1.3.2. En el marco
a) Vocabulario de los bienes
Riqueza: 2 veces (3,16; 8,18); pobre (sust.): 2 veces (3,34; 31,20).
b) Vocabulario de la astucia/sabiduría
Necio (sust.): 18 veces ( 1,22...); tonto/simple: 4 veces (1,22.32; 3,35; 8,5);
sabiduría/ maestría: 19 veces (1,2.7.20...); enseñanza: 13 veces (1,2.3.7.8...);
inteligencia: 10 veces (1,2; 2,3; 3,5...); inteligencia/destreza: 8 veces
(2,2.3.6.11...); temor/respeto: 6 veces (1,7.29; 2,5...); reflexión: 5 (1,4;
2,11...).
c) Vocabulario de la conducta
Justicia: 4 veces (1,3; 2,9...); juicio (justo): 3 veces (1,3; 2,9; 8,20...);
(hombres) rectos: 6 veces (2,7.13.21...); malvado (subst.): 7 veces (2,22;
3,25.33...), etc.
d) Vocabulario del camino
Camino: 29 veces (1,15; 2,8,12.13.20...); senda: 17 veces (1,15.19;
2,8.13.15.19.20...).
Es clara la insistencia del autor del marco sobre los sustantivos abstractos:
sabiduría y sus sinónimos. Siguen apareciendo en puesto importante algunos
vocablos de calificación ético-religiosa conocidos en el núcleo, sobre todo los
negativos (malvado/maldad, perverso/perversidad) y toma un gran relieve el
vocabulario del «camino», que tiene un tono deuteronomista.
2. NIVEL HISTÓRICO
En esta sección, queremos situarnos, en la medida de lo posible, en el tiempo
del redactor y exponer someramente las circunstancias de esta época y el papel
jugado por aquél.
2.1. Época de redacción
Se puede datar la redacción final del libro, en el postexilio, entre los siglos V y
mitad del III. La obra del redactor se encuentra, pues, a caballo de los imperios
persa y griego. Es una encrucijada en la fe de Israel, en la qué éste entró con la
gran decepción del exilio. Son tiempos duros. El regreso trajo problemas con las
autoridades samaritanas y con los judíos que habían quedado en la Palestina
(propiedades...). Pero el judaísmo se ha purificado y organizado definitivamente
como comunidad de la Ley bajo Nehemías y Esdras.
2.1.1. Un flash sobre la política
La política persa era «de guante blanco». En el siglo IV, con los últimos reyes
persas, Judá era semi-autónomo bajo el gobierno de sus sumos sacerdotes, pero
los tributos eran pesados. Probablemente tuvieron lugar disturbios entre los
judíos. Josefo y Eusebio mencionan una deportación de judíos a Hircania y
Babilonia. Bajo el imperio griego de los reyes Tolomeos, de Egipto, entre 223 y
el 190 a.C., los judíos sufren a causa de las guerras entre aquéllos y los
Seléucidas, hasta la victoria de estos últimos.
2.1.2. Cambio cultural
El suceso de más alcance en la nueva situación bajo el imperio griego fue la
expansión e impacto de la cultura helénica sobre todos los pueblos del Oriente
asiático. La helenización había comenzado ya durante el imperio persa a través
del intenso movimiento migratorio y comercial; pero con Alejandro Magno se
hace sistemática y rápida, como vehiculo de cohesión del imperio. Llega a su
cima en el siglo III, bajo Tolomeo II Filadelfo. Se fundaron por doquier colonias
griegas -también en Palestina- que eran focos de irradiación del helenismo. El
pensamiento griego flotaba en el aire y se hacía inevitable su impacto sobre los
pensadores judíos, en particular sobre los de la diáspora. En el plano de las
costumbres, se acepta la moda griega de vestir, los deportes en el gimnasio, sus
dioses protectores, etc.
La traducción de la Escritura al griego abría nuevos canales de comunicación
entre judíos y gentiles y preparaba un fuerte impacto de la cultura griega en la
mentalidad judía.
La invasión de la nueva cultura tuvo consecuencias graves sobre la vivencia
religiosa judaica. 1M 1,11-17 se hace eco de la situación de la que hablamos.
Un dilema se planteaba al pueblo y a cada judío: ¿ser un cuerpo extraño en el
mundo oriental unificado y helenizado o gozar de las ventajas humanas de la
nueva civilización por la asimilación? Comienza un cisma en la comunidad que,
en el siglo segundo, puso al pueblo judío en la situación crítica más peligrosa de
su historia desde la catástrofe del 587.
2.2. La tarea del redactor
Frente a la invasión helenizante que amenazaba gravemente la religión y la
identidad israelita (o judaica), el redactor de Proverbios reacciona como sabio y
emprende una tarea ardua.
2.2.1. Afirmar la identidad nacional y cultural
En un momento de semejante crisis o encrucijada, el pueblo necesita afirmar su
identidad, centrada en la Alianza. Esto es lo que el padre del libro ofrece a sus
discípulos como formador del nuevo israelita. Su voz es la voz calmada del padre
y del maestro, unas veces, y la apremiante del profeta, otras; una voz que
analiza y discierne la nueva situación y los comportamientos sociales para
clarificar las situaciones ambiguas y mostrar el camino de la auténtica realización
personal y, con ello, de la realización del pueblo judío en situación de opresión
política y cultural. Él despierta y estimula la conciencia nacional antes de llegar
a situaciones extremas. He aquí el tenor de su voz: «Hijo mío, si los pecadores
te quieren seducir, no vayas... no te pongas en común con ellos... tu pié detén
ante su senda... (que) le quitará la vida a su propio dueño...» (1,10.19).
2.2.2. ¿Cómo lo hace?
Para realizar su tarea hace valer la tradición sapiencial y, en ella, la tradición
yahvista legal y profética.
a) La tradición sapiencial valorizada
Así nos explicamos su interés por transmitir las colecciones antiguas de
proverbios. En una época de cultura helenista brillante, había que recoger el
fruto de la tradición de los sabios. Si los sabios del tiempo de la realeza eran
artesanos de la propia vida y de la vida del pueblo, de su mano quiere él realizar
la misma tarea de reconstruir la identidad nacional. Él mismo reinterpreta o
reformula la tradición (cc. 1-9; 31,10-31), acomodándola al nuevo contexto.
b) Relectura de la tradición legal y profética
Tomemos como ejemplo el primer discurso, transcrito en parte más arriba (1,8-
19), que propone al joven el camino de los mandamientos como un camino
precioso, y es, a la vez, un ejemplo de relectura de la profecía de Is 59. Las
palabras textuales de Is 59,7 son recogidas en Pr 1,16: «Porque sus pies corren
hacia el mal y a derramar sangre se apresuran», y de nuevo, en Pr 6,18. Así, el
comportamiento o «camino» de los malos, que es objeto de la denuncia del
profeta, es también objeto de la exhortación y denuncia del redactor de
Proverbios. El autor de Pr 1 actualiza o relee Is 59 para aplicarlo a la nueva
sociedad.
2.3. Carácter transcultural de la sabiduría
Como se ha expuesto ya en la introducción, la sabiduría tenía
predominantemente un carácter público: estaba ligada a la corte y a las escuelas
públicas, y se transmitía de unos pueblos a otros; era internacional. Por ejemplo,
la sabiduría de Egipto fue admirada por los escritores griegos y ejerció un influjo
sobre ellos.
2.3.1. Influjo extranjero en Israel
Israel nace entre culturas muy desarrolladas, que le sirven de cuna. Egipto,
Mesopotamia, Siria, Palestina y otros pueblos desarrollaron grandes
civilizaciones e influyen sobre él. Israel sabe asimilar tales influjos sin perder los
rasgos esenciales de su identidad, a pesar de las crisis. 1R 5,9-14 muestra este
influjo, al ponderar la sabiduría de Salomón sin ocultar la admiración por Egipto.
Este influjo aparece con claridad en Proverbios. Podemos citar la semejanza de
los "Treinta capítulos", de Amenemope; con Pr 22,17 - 24,22. Algunas
colecciones son, incluso, atribuidas a autores extranjeros. El material de las
colecciones proveniente de fuera de Israel es incorporado por el redactor
deliberadamente. Ha podido seleccionar «la flor y nata» de la literatura
sapiencial conocida en el cercano Oriente, enriqueciéndola y reformulándola a
partir de la fe yahvista.
La historia confirma el influjo que aparece en los textos. La corte de Salomón
estaba organizada según el modelo de la corte egipcia, con secretario y cronista,
posiblemente rodeados de otros escribas (2Sm 8,15-18; 1R 4,1-6). Ellos podían
ser un canal de trasvase de la cultura.
2.3.2. Intercambio comercial y cultural
Tal intercambio es un hecho sociológico. Hemos visto el inmenso influjo de
Grecia sobre los pueblos de Oriente a partir del comercio y la migración y, más
tarde, por la conquista y colonización. Se transmiten o intercambian utensilios y
vajilla, el arte, las costumbres y la lengua y, con ella, la cultura, la visión del
mundo, la tradición sapiencial, la filosofía y la religión... En Palestina, pasillo
entre Oriente y Egipto, se encuentran todas estas influencias.
3. NIVEL TEOLÓGICO
3.1. Teología de la identidad
Israel imponía su sello nacional a la cultura y a la sabiduría: las nacionalizaba.
Su historia única, vivida en diálogo con su Dios, Yahveh, transformaba todo
influjo extranjero. Acepta el arameo y el griego como lenguas propias, y en ellas
expresa y desarrolla su fe en medio de la cultura dominante. En los santuarios
que los patriarcas adoptaron Israel dio culto a Yahveh, libertador de la opresión
de Egipto. Transformó las fiestas agrícolas de Canaán en fiestas en honor de
Yahveh y en memoriales de la liberación de Egipto (cf Jc 9,27; Ex 23,14-17;
34,18-23; Lv 23).
De forma semejante, el redactor de Proverbios afirma los pilares de la identidad
nacional en el postexilio: la alianza y su expresión, la Ley. Y, si toma en préstamo
colecciones extranjeras, como la de Amenemope, les imprime el sello yahvista
desde el principio; por ejemplo, en la motivación: «para que esté en Yahveh tu
confianza» (22,19), «porque Yahveh defenderá su causa (del débil)...» (22,22-
23).
El autor de Proverbios actualiza los textos fundadores de Israel y algunos textos
proféticos. En 1,23-25 reinterpreta la predicación de Isaías (65,1-12; 66,3-4),
de Jeremías (7,13.24-28; 31,33ss) y de Ezequiel (36,25-27). Veamos un
ejemplo:
Pr 1,23-25:
«Convertíos... Voy a derramar mi espíritu para vosotros,
os voy a comunicar mis palabras;
Ya que os he llamado y no habéis querido,
he tendido mi mano y nadie ha prestado atención;
habéis despreciado todos mis consejos...»
En este pasaje se pueden distinguir dos campos: a) la llamada a la conversión y
a la renovación de la alianza en conocimiento y escucha de Dios y b) la falta de
escucha por parte de Israel. Algunos contactos literales entre los textos
comparados están señalados con el mismo tipo de subrayado:
a) Llamada a la conversión y a la renovación de la alianza.
Ez 36,25-27:
«Os rociaré con agua pura... Os daré un corazón nuevo...
Infundiré mi espíritu en vosotros
y haré que os conduzcáis según mis preceptos...»
b) La falta de escucha y de conocimiento de Yahveh.
Is 65,1-2.12:
«Me he dejado encontrar de quienes no preguntaban por mí;
me he dejado hallar de quienes no me buscaban.
Dije: «Aquí estoy...», a gente que no invocaba mi nombre.
Alargué mis manos todo el día hacia un pueblo rebelde.....
Porque os llamé y no respondísteis...
sino que hicisteis lo que os agrada...».
Jr 7,13.24-28:
«Por más que os hablé asiduamente,
aunque no me oísteis,
y os hablé, mas no respondísteis»...
Entre los autores bíblicos, aludir o citar una unidad menor de un texto es aludir
o citar todo el texto (capítulo). De los contactos señalados se puede concluir que
el autor llama a sus contemporáneos a renovar la alianza con Yahveh por la
escucha de su palabra y la guarda de sus mandatos. Precisamente la actitud
conforme a la alianza será la base y la corona de la sabiduría, como dirá en su
lema (1,7: «El respeto de Yahveh...»). He ahí el nombre de Yahveh en el lema;
ésta es la clave para interpretar todo el libro.
En síntesis, el redactor propone un modelo de comunidad judaica fiel al yahvismo
en sus dimensiones profundas, que se encuentran descritas en los libros de la
Ley, en los Profetas y escritos reconocidos, como los Salmos.