Bhagavad Gita 98 Paginas
Bhagavad Gita 98 Paginas
Bhagavad Gita 98 Paginas
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Tradicionalmente se ha atribuido el trabajo de autor a SRILA
VIASADEVA, quien es considerado por la ortodoxa historiografía
Védica como la “Encarnación literaria de Dios”.
Es un tesoro clásico de la literatura perenne, sustento espiritual
de la cultura más antigua de la humanidad, la cultura Védica .
Los temas tratados en el Bhagavad-Gita son : La conciencia, la
reencarnación, la Ley del Karma, el origen del Universo, las
técnicas de meditación.
Consta de una primera parte, Capítulos I al VI, donde se hace
una distinción básica entre el espíritu (la entidad viviente o jiva)
y la materia ; Una parte media, capítulos VII al XII, que trata
sobre Krishna Mismo (Suprema Personalidad de Dios) y la
relación eterna entre jiva(la entidad viviente) y Él, mediante el
Bhakti-yoga.
Al leerlo encontramos que es una narración de SANJAYA
(discípulo de VYASADEVA) al rey ciego DHRITARASTRA, que es el
padre de los impíos e irreligiosos KAURAVAS. Aunque está
situado lejos de la batalla SANJAYA es capaz de relatar los
sucesos que tienen lugar allí, debido a que lo son revelados por
VYASADEVA a través de una visión sobrenatural.
El Baghavad-Gita es un diálogo entre el Señor KRISHNA y
ARJUNA, justo antes del comienzo del primer encuentro bélico
en la batalla de KURUKSETRA, la gran guerra fratricida entre dos
ejércitos KAURAVAS y PANDAVAS, para determinar el destino
político de esa época.
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En un momento dado, ARJUNA olvida completamente su deber
prescrito como guerrero o Kasatriya, el cual es luchar por una
causa justa en una guerra sagrada. Por motivos personales,
ARJUNA decide no luchar en el campo de batalla. KRISHNA , la
Suprema Personalidad de Dios, quien había aceptado ser el
conductor de la cuadriga ( tiro de cuatro caballos enganchados
de frente) de su amigo y devoto ARJUNA, encuentra a éste
totalmente perplejo y en ilusión. KRISHNA decide entonces
iluminar a Arjuna, recordándole su deber social como guerrero,
y algo más importante aún, su deber eterno y su naturaleza
(sanatana-dharma) como entidad espiritual eterna en relación
con Dios.
Gita significa canción y Bhagavad-Gita es entonces, el canto del
Señor de todas las opulencias.
BASES HISTORICAS
“El hecho de que el Bhagavad-Gita permanezca absolutamente
vital hoy, puede ser juzgado por la manera como grandes
reformadores tales como Mahatma Gandhi y Vinoda Bhave
basaron espontáneamente sus vidas y sus acciones en él y lo
comentaron en detalle a sus discípulos.”
(Thomas Merto P.).
EJERCITOS:
KAURAVAS formado por los cien hijos de DHRITARASTRA y
dirigidos por su hijo mayor DURYODANA
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PANDAVAS al frente del cual estaban los cinco hijos de PANDU y
dirigido por YUDHISTIRA hijo mayor.
CAMPO DE BATALLA: KURUKSETRA PERSONAJES:
Pandu y Dhritarastra eran los hijos del Rey Vicitravirya, un
descendiente del Rey Bharata, antiguo soberano del mundo de
quien se deriva el nombre del Mahabharata. Dhritarastra era el
hijo mayor y era el legítimo sucesor del trono, pero por haber
nacido ciego, el trono lo recibió su hermano menor Pandu. Sin
embargo Pandu murió siendo muy joven y sus cinco hijos
(Yudhistira, Bhima, Arjuna, Nakula y Sahadeva) quedaron bajo
la tutela parcial de Dhritarastra. Este nunca aceptó la
supremacía de su hermano, y deseando que en vez de los hijos
de Pandu, sus propios hijos gobernaran al mundo, conspiró
contra la vida de los Pandavas y su madre viuda Pritha (Kunti).
Los Pandavas, sin embargo, escaparon de sus atrocidades una y
otra vez, debido principalmente a la amorosa protección de
Krishna, quien era sobrino de Kunti y por lo tanto pariente de
ellos.
Por último, Duryodhana, un político muy hábil e hijo mayor de
Dhritarastra, engañó a los Pandavas y los privó de su reino y su
libertad en una partida de juego. Después de haber sido
forzados a pasar trece años en el exilio, los Pandavas
retornaron y solicitaron su reino a Duryodhana, quien
bruscamente rehusó entregarlo. Los Pandavas, obligados
moralmente como Ksatriyas (soldados) a ocuparse en alguna
forma de la administración política, redujeron sus demandas a
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solo cinco provincias. Cuando esta miserable petición también
fue rechazada, Arjuna y sus hermanos recurrieron a las armas,
preparando el escenario para lo que resultó ser una
devastadora guerra global. Yudhistira era el hermano mayor de
los Pandavas, y para colocarlo en el trono o para oponerse a él,
se reunieron los grandes guerreros de todos los rincones de la
tierra. Como gesto final para evitar la guerra, Yudhistira envió a
Krishna para proponer una tregua, pero Krishna encontró a
Duryodhana determinado a regir el mundo a su manera.
Mientras los Pandavas -hombres de los más elevados principios
religiosos y morales- reconocían a Krishna como el Señor
Supremo Mismo, los impíos hijos de Dhritarastra no lo
aceptaban así. Sin embargo, Krishna se ofreció a participar en la
guerra de acuerdo con los deseos de los antagonistas. Como
Dios, él no se haría cargo personalmente del asunto, pero quien
lo deseara podría escoger entre aprovecharse del ejército de
Krishna o tener a Krishna mismo. Como consejero y ayudante,
Duryodhana, el genial político quería arrebatarle el ejército a
Krisna, mientras que Yudhistira estuvo igualmente ansioso de
tener a Krishna Mismo.
De esta manera, Krishna se convirtió en el auriga (cochero) de
Arjuna, asumiendo el cargo de conducir la cuadriga del
legendario arquero. Esto nos trae al punto en el cual comienza
el Bhagavad-gita, con los dos ejércitos en formación y listos
para iniciar el combate.
Capítulo I .
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El Desfallecimiento de Arjuna
Los ejércitos en pugna (Kauravas y Pandavas) se encuentran
dispuestos para la primera batalla en el campo de Kuruksetra .
Después del tumultuoso toque de las caracolas de cada uno de
los ejércitos, señalando así el comienzo de la batalla, Arjuna le
pide a Krishna ( su auriga) que coloque su cuadriga entre los dos
ejércitos. Arjuna contempla con horror, a sus padres abuelos,
tíos, hermanos, hijos y amigos en las filas de ambos ejércitos,
preparándose para la batalla. Abrumado de dolor y al ver a sus
amigos, familiares íntimos y maestros reunidos con semejante
espíritu belicoso, Arjuna , lleno de compasión, se siente abatido
y decide no luchar.
¿Por qué Arjuna decidió no luchar?. ¿Por compasión? . ¿Por
debilidad?, o fue por ignorancia caso en el cual Arjuna no
entendió la importancia de su propia participación en la guerra,
tan decisiva para impedir el avance de los impíos Kauravas?. En
el capítulo uno y en los primeros versos del capítulo dos,
escuchamos los propios argumentos de Arjuna justificando su
decisión de no luchar. Luego escucharemos al Señor Supremo
Sr. Krishna, quien explica a Arjuna por qué sus argumentos no
tienen ningún valor.
Leer los versos 21 al 46 del capítulo I (B.G. 1.21-46)
Es importante para nosotros tener en cuenta que Arjuna era un
gran devoto y un alma plenamente autorrealizada, aunque en el
relato del Gita él aparenta estar muy confuso, realmente ha
sido colocado en su posición “ignorante” por Krishna (el
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director de escena de este drama) y está jugando solamente un
rol, para que así pueda Krishna comunicar sus enseñanzas
trascendentales para el beneficio de todo el mundo. Así como la
conversación de Krishna disipa todas las dudas de Arjuna y lo
libera de toda ansiedad, las palabras de Krishna tienen también
el poder de liberar a todos y cada uno de nosotros de las
ataduras de esta existencia material, si tenemos realmente el
deseo de aceptarlas en el corazón.
Cada uno de nosotros, de una u otra forma, es retenido por los
mismos problemas que expresa Arjuna en el Gita. Por lo tanto,
si deseamos entender las instrucciones liberadoras de Krishna,
tenemos que identificarnos primero con Arjuna y sus
problemas. Esto es fácil, debido a que -tal como Arjuna-
estamos atraídos a nuestros propios cuerpos, a nuestras
familias, a nuestros trabajos, a nuestro país, etc. Estar atraído
no significa necesariamente que tales cosas nos gusten
demasiado, sino que simplemente nuestras vidas giran
alrededor de, y están grandemente afectadas por estas
designaciones materiales temporales de una forma u otra y por
lo tanto debemos tener cuidado del resultado de nuestras
acciones.
Como Krishna hace notar a Arjuna (en los versos 16 y 17), estas
designaciones cambiantes no existen realmente desde el punto
de vista cósmico, y la única cosa que importa en realidad es el
Yo eterno e inmutable, la indestructible alma espiritual. Esta es
la base de todo el conocimiento trascendental.
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El capítulo I es un preludio del resto del texto.
Capítulo II.
El Yoga por el Samkhya
“El Bhagavad-gita es para el hinduismo el canto grandioso e
insuperable que descubre el secreto de la vida humana en la
rendición incondicional y consciente a Krisna.” (Thomas
Merton).Las enseñanzas filosóficas del Bhagavad-Gita , -las
instrucciones de Krishna al guerrero Arjuna- comienzan en este
capítulo.
Aturdido y perplejo en cuanto al curso apropiado de la acción,
Arjuna se rinde como discípulo de Krishna y le pide instrucción ”
Mi espíritu heroico es en este momento absorbido por mi
indecisión; todo mi ser se da cuenta de que no puedo discernir
claramente el bien y el mal. Te pido que me digas con claridad
lo que convendría hacer. Me refugio en tí como discípulo tuyo;
ilumíname. No veo nada que pueda apartar de mi ánimo la
tristeza que nubla mis sentidos, que me hace dudar en obtener
un próspero reino, o incluso el poder sobre los mismos dioses”
BG 2. 7-8
Krishna comienza sus enseñanzas presentando la filosofia
Sankhya, el estudio analítico de la materia y el espíritu. Para
calmar el horror de Arjuna ante el pensamiento de matar a sus
familiares, Krishna contrasta la eternidad del alma (el yo real)
con la temporalidad del cuerpo material (la cubierta externa del
alma). El alma (atma) es eterna, continúa existiendo después de
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la muerte del cuerpo material. “El alma ni nace ni muere, ni
comienza a existir un día para desaparecer sin volver jamás a
existir. Es eterna, antigua e increada; el alma no muere cuando
muere el cuerpo” BG 2.20
En el momento de la muerte, el alma transmigra hacia un nuevo
cuerpo: “El alma encarnada se desprende del cuerpo viejo y
toma otro nuevo , así como el hombre cambia su vestido” BG.
2.22
El hombre sabio es aquél que conociendo al yo como el alma
eterna, no se perturba nunca por el cambio del cuerpo (muerte)
y es indiferente a los placeres temporales y dolores del cuerpo
material. Tal persona es elegible para la liberación de la
encarnación material. Como el yo real es eterno y nunca está
sujeto a la muerte, Arjuna no debe lamentarse por tener que
matar los cuerpos externos y temporales en el cumplimiento de
su deber como Ksatriya (soldado). Más aún, su deber como
Ksatriya es luchar en la batalla: “Además, si reflexionas sobre tu
propio dharma, no debes turbarte; pues no hay mayor bien
para un guerrero que una noble batalla” BG. 2.31
Krishna explica luego el “arte de actuar”, karma yoga. Por
cumplir con nuestro deber hacia el Supremo en forma
desinteresada, (sin desear los frutos de la acción) uno alcanza la
liberación de las ataduras materiales. Arjuna le pide luego a
Krishna que enumere las características de aquél que está
autorrealizado y situado en la conciencia desapegada y
trascendental. En el resto del capitulo Krishna describe
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elaboradamente el sthita-prajña, la persona fija en la conciencia
del Supremo. Tal persona, plenamente conocedora de su
identidad espiritual y de la separación de la materia, no está
interesada en el placer material. Así, él controla sus sentidos
externos. Con los sentidos controlados y con la mente y la
inteligencia fijas en el Supremo, él no es afectado por las
dualidades materiales tales como la felicidad y el dolor, la
pérdida y la ganancia. Tal persona al dejar el cuerpo actual,
alcanza el mundo espiritual.
ß Leer versos 55 al 72 del capítulo II (BG. 2.55-72)
Capítulo III.
El yoga de la acción
“Arjuna siente una repugnancia instintiva por la guerra, y esta
es la razón principal por la cual se escoge a la guerra como
ejemplo de uno de los deberes más repulsivos. El Bhagavad-gita
está diciendo que aún en lo que parece menos espiritual, uno
puede actuar con intenciones puras y, por lo tanto, ser guiado
por la conciencia de Krishna. Esta conciencia por si misma
impondrá las limitaciones más estrictas sobre el uso de la
violencia, porque este uso no está dirigido por los propios
intereses egoístas, y mucho menos por la crueldad, el sadismo y
el simple deseo de la sangre.”
Arjuna está confundido por las instrucciones que Krishna le ha
dado. Ha pensado erróneamente que lo que Krishna dice acerca
del control de los sentidos y el fijar la mente e inteligencia en el
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Supremo, es incompatible con la ejecución de la acción. De esa
manera, él le pregunta a Krishna que porqué le pide que se
comprometa en una guerra.
Leer versos 1-2 del capítulo III (BG. 3.1-2)
Al responderle, Krishna le explica el Karma-yoga (o la ejecución
de las acciones) dedicada al Supremo y libre de la ganancia
fruitiva y de deseos personales (BG. 3.3-35)
Karma o trabajo fruitivo trae consigo dos aspectos: la
complacencia y el sufrimiento material, ya sean los resultados
de la acción placenteros o desagradables. Sin embargo, ellos lo
atan a uno a la cadena de nacimientos y muertes repetidos en
el mundo material. Krishna explica además que la inacción no
es suficiente para salvarlo a uno de las reacciones materiales (y
las subsecuentes ataduras al mundo material).
Por naturaleza, todo el mundo está forzado a actuar. Aun para
mantener el cuerpo fisico, uno debe trabajar. Por eso, uno debe
trabajar de una manera que no lo enrede a uno más en
ataduras materiales, sino que lo guíe a la liberación final. Ese
arte del trabajo es karma-yoga, trabajar y actuar bajo la
dirección del Supremo (Visnu o Krishna) para Su satisfacción. El
trabajo ha de ejecutarse como un sacrificio a Visnu, de otro
modo el trabajo lo ata a uno a este mundo material. “Si las
obras se ejecutan sin considerarlas como sacrificio, el mundo de
los hombres es encadenado por ellas ; así pues, ejecuta las
obras considerándolas como un sacrificio y liberándote de todo
lazo, ¿oh, hijo de Kunti! BG. 3.9
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Como se describe en capítulos subsecuentes del Gita, Karma
Yoga lo eleva a uno gradualmente al Bhakti-Yoga, o servicio
devocional puro a Krishna.
A continuación sigue un diálogo sobre yajña (sacrificio), los
deberes prescritos en los Vedas, los cuales purifican y elevan
gradualmente al ejecutante, desde las actividades fruitivas
hasta las actividades espirituales (BG. 3.10-16). Aquél que está
completamente Auto-realizado ya no necesita la ejecución de
tales deberes, porque él está completamente purificado y así su
deber es auto-iluminado por el Señor. Sin embargo, él debe
continuar realizando deberes no fruitivos para servir de ejemplo
a aquellos que están apegados a los frutos de la acción.(BG.
3.l7-29). Krishna concluye sus instrucciones en Karma-Yoga y
Yajña, ordenándole a Arjuna: “Entregándome todas tus obras,
con tu mente absorta en Mi, sin deseo de ganancia y libre de
egoísmo y letargia, lucha.” Entonces Krishna le dice en suma por
qué debe luchar. (BG. 3.30-35).
En la última sección de este capitulo, Arjuna pregunta, “¿Qué
fuerza hay en el hombre que le impulsa a pecar, a pesar de que
su propia voluntad se oponga?” (BG. 3.36). Krishna le responde
que es la lujuria (el deseo material) la “destructora del
conocimiento y de la autorealización”, la cual incita a los actos
pecaminosos, y Él prescribe el método para conquistarla: la
regulación de los sentidos inspirada por el auto-conocimiento
espiritual. Los sentidos (indriyas), la mente (manas) y la
inteligencia (budhi), son los recipientes de la lujuria.
Conociendo que el Yo es trascendental a los sentidos
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materiales, la mente y la inteligencia, ” uno debe controlar algo
inferior por medio del yo superior y así mediante la fuerza
espiritual, conquistar a este enemigo insaciable conocido como
lujuria.” (BG. 3.37-43).
Capítulo IV.
El Yoga de la Sabiduría. El Conocimiento Trascendental
En los capítulos anteriores, el Karma-yoga (la acción no fruitiva)
y el yajña (sacrificio), fueron recomendados para la elevación
espiritual. Ahora, en el cuarto capítulo, Krishna explica que el
jñana-yoga, la elevación hacia la conciencia de Dios mediante el
cultivo del conocimiento espiritual, es más elevado debido a
que tanto el Karma-yoga como el Yajña culminan en el
conocimiento trascendental. Este conocimiento trascendental,
o sea aquél conocimiento concerniente a Dios, la jiva (o alma
individual) y su relación eterna, es presentado en este capítulo
del Gita.
Krishna menciona primero la historia de la transmisión oral del
Gita (que tiene su origen en Sí Mismo) a través de una sucesión
discipular (parampara). Y ya que con el tiempo esta sucesión se
rompió, Krishna está hablando ahora nuevamente en el Gita a
Arjuna, quien como devoto de Krishna está calificado para
comprender “el misterio trascendental de esta ciencia” (BG.
4.1-3). En los siguientes versos La Persona Suprema explica Su
naturaleza trascendental como el Señor Supremo y la razón por
la cual Él desciende periódicamente a la región de las
actividades mundanas, para restablecer el dharma o los
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principios religiosos (BG. 4.4-8). Aquél que comprende la
naturaleza trascendental de Su aparición y de Sus actividades,
alcanza la liberación. Aquellos que toman refugio en Él son
purificados por tal conocimiento y logran amor por Él. Krishna
corresponde a la jiva (alma individual) de acuerdo con el grado
de rendimiento hacia Él. En los versos 14 al 24 Krishna explica
nuevamente los enredos de la acción y cómo por situarse en el
conocimiento trascendental uno llega a liberarse de las
reacciones kármicas. El hombre sabio, sabiendo plenamente
que su ser el (Yo) es espiritual y que está subordinando al
Supremo, renuncia al interés personal de las acciones y actúa
sólo para el Supremo. Al abandonar todo sentido de propiedad
sobre sus posesiones y al actuar solamente para las necesidades
básicas de la vida, él no es afectado por las reacciones del
trabajo. Krishna describe diferentes tipos de sacrificios
recomendados en los Vedas (BG. 4.25-32) y dice que todos ellos
culminan en el conocimiento trascendental. Él entonces revela
los procesos para alcanzar el conocimiento trascendental (al
acercarse a un guru autorrealizado) y Él explica cuál es el
conocimiento último, que todas las jivas (almas individuales)
son partes de Krishna (BG. 4.34-35). El conocimiento
trascendental destruye las reacciones kármicas y trae consigo la
“suprema paz espiritual” (BG. 4.36-39). Sin embargo, aquellos
que carecen de fe en el conocimiento trascendental, no
alcanzan ni felicidad ni conciencia de Dios. En conclusión,
Krishna le ordena a Arjuna que destruya sus dudas con el
conocimiento espiritual: “Armado con el yoga”, Él le dice a
Arjuna, “levántate y lucha” (BG. 4.41-42).
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NB: el yoga tiene un camino ques es la meditación, una gran
ayuda para buscar el conocimiento transcendental y spiritual;
existen varios tipos de yoga.
Capítulo V.
El Yoga de la renunciación a la acción. Karma-Yoga: Acción en
la Conciencia de Krishna
En el capitulo tercero, Krishna explicaba que una persona
situada en el conocimiento trascendental se libera de la
necesidad de ejecutar los deberes prescritos. Y en el Capitulo
Cuarto Ël le dice a Arjuna que todos los sacrificios del trabajo
culminan en el conocimiento trascendental. Al final del capitulo
cuarto Krishna le aconseja a Arjuna que luche. Arjuna, perplejo
porque Krishna enfatiza la importancia de ambos (tanto del
trabajo en devoción como de la inacción en el conocimiento), le
pide a Krishna que establezca definitivamente cuál de los dos
senderos es el más beneficioso. Arjuna está confundido, porque
para él trabajo y renuncia son incompatibles. Para aclarar la
confusión de Arjuna, Krishna explica en el Capitulo quinto que
el trabajo devocional en conocimiento pleno no conlleva
reacción material y por eso es lo mismo que renunciar al
trabajo. Sin embargo, el trabajo en devoción es el mejor de los
dos.
Krishna describe después, las características de aquél que
trabaja en una forma tan desapegada, sacrificando los frutos
del trabajo a Él. Tal trabajador devocional, purificado por el
conocimiento trascendental, comprende que él es una entidad
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espiritual, ya que él es trascendental al cuerpo, la mente y los
sentidos, y así, él no se identifica con las acciones de ellos. Al
ejecutar tales acciones sin apego, y entregar los resultados al
Señor Supremo, él “no es afectado por la acción pecaminosa,
como la hoja de loto no es tocada por el agua”. De este modo él
alcanza la paz. Tal desapegado actor llega a situarse en la
trascendencia, o brahmanirvana. Así como un pandita o
persona sabia, él también está fijo en el conocimiento perfecto
del yo y del Supremo. Él ve a todos los seres con igual visión, y
es consciente de su naturaleza espiritual más allá del cuerpo
material externo. Ttrabaja para su bienestar espiritual y al
concentrarse en el Supremo no es tocado por las cualidades de
placer externo (18-23).
Como conclusión, Krishna dice: quien le conoce a Él como la
meta última de todos los sacrificios y austeridades como Señor
Supremo de todos los mundos, como el mejor amigo de todos
los seres vivientes, alcanza el alivio del sufrimiento material.
Capítulo VI.
El Yoga del dominio de sí mismo. Sankhya-Yoga
En el Capitulo Seis Krishna describe el sendero de dhyanayoga
(técnicamente llamado “astanga-yoga”, “el sendero óctuple”),
una práctica de meditación mecánica tendiente a controlar la
mente y los sentidos y enfocar nuestra concentración en el
Paramatma (la Superalma), la forma de Krishna que habita
dentro del corazón. Después de hablar sobre la importancia de
controlar la mente ( 5-6), Krishna describe a aquel que ya lo ha
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logrado el Yogui o trascendentalista (7-9) y resume entonces la
metodología y la meta última del sistema de asthanga-yoga. El
sentarse, los ejercicios de respiración y el control de la mente y
los sentidos, culminan en “samadhi” o la conciencia fija en la
Superalma (10-19).
Un Yoga-yukta es aquel que ha alcanzado la perfección en el
yoga, tiene una mente firme, fija en el Supremo. Está liberado,
su mente está en paz y sus pasiones se han aquietado,
experimenta “felicidad trascendental sin apegos”, y nunca está
agitado aún en medio de las grandes dificultades. De este
modo, es liberado de todas las miserias que resultan del
contacto del alma con la naturaleza material. ( 20-32).
Sin embargo, Arjuna se lamenta diciendo que el proceso de
astanga-yoga es muy difícil de practicar, y se dirige a Krishna:
“la mente es inquieta, turbulenta, obstinada y muy fuerte, me
parece que subyugarla es más difícil que controlar el viento”.
Krishna responde que controlar la mente es en verdad dificil,
pero que ello “es posible mediante la prácti a constante y el
desapego” ( 35-36).
Después Arjuna inquiere acerca del destino que le espera al
yogui que no persevera en la práctica del yoga y no alcanza la
perfección (37-39). Krishna responde que tal yogui fracasado
toma en una próxima vida un nacimiento auspicioso (en una
familia rica, piadosa o de sabios) y así revive su práctica, y luego
de muchos nacimientos y muchas experiencias alcanza la
perfección (40-45).
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La conclusión del Capitulo Seis y de toda la primera parte del
Bhagavad-gita está dada en los versos finales: “un yogui es
superior al asceta, superior al filósofo empírico y superior al
trabajador fruitivo. Por lo tanto, Oh Arjuna, sé un yogui en
todas las circunstancias. Y de todos los yoguis, aquel que
siempre se refugia en Mi con gran fé, adorándome con amoroso
servicio trascendental, es el que está más intimamente unido
conmigo en yoga, y el más elevado de todos” (46-47). El Yogui
(o aquel que establece un vinculo con el Supremo) es de este
modo superior al asceta (tapasya) al trabajador fruitivo (karmi)
y al filósofo empirico (jñani).
Y de todos los senderos del yoga (karma-yoga, jñana-yoga,
astanga-yoga, hatha-yoga, raja-yoga, etc.), el bhakti-yoga
( (servicio devocional amoroso a Krishna) es la culminación, lo
más elevado, porque es la perfección del amor en conocimiento
trascendental.
Capítulo VII.
El Yoga del claro discernimiento
Nos sirven de preludio los tres primeros versos, en los cuales
Krishna dice: “Si practicas el yoga teniendo tu mente fija en Mí y
considerándome como el fundamento de tu ser, llegarás a
conocerme clara y completamente” (BG.7.1)
“Además, voy a decirte, sin omitir nada, el conocimiento
fundamental y total; quien lo conoce, ya nole queda nada por
conocer.” (BG. 7.2)
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“Sólo unos pocos hombres entre todos los existentes se
preocupan por alcanzar la perfección; y entre los que la
alcanzan, muy pocos son los que Me reconocen en todos los
modos de mi existencia.” (BG. 7.3)
Krishna empieza por establecer sus dos energías principales: la
energía “inferior” (la materia o apara-prakriti), que consta de
ocho elementos materiales; y la energía “superior” (el espíritu o
para-prakriti), que consta de las jivas (almas individuales), las
cuales están ahora enredadas en la materia (4-5). El es “el
origen y el fin” de ambas energías y es la Suprema Verdad (6
-7). Después Krishna explica cómo Él se manifiesta dentro de
todos los fenómenos: El es “el sabor del agua, la luz del sol y de
la luna…la inteligencia de los inteligentes” y así sucesivamente
(8-12).
Después declara que existen cuatro clases de ateos que no se
rinden a Él y cuatro clases de hombres piadosos que si lo hacen
(15-18). Aquellos que son sabios, saben que Él es todo y la
Suprema Causa. Por otra parte los tontos (los materialistas) se
rinden a los semidioses para lograr beneficios inmediatos
fruitivos, los cuales son limitados y temporales (20-23).
También los no inteligentes, aquellos que conciben que la
forma personal de Krishna es material, que está cubierta por
Yoga-maya -Su potencia externa-, ellos nunca conocerán a
Krishna (24-26).
En los cuatro versos finales, Krishna concluye que aquellos que
son piadosos e inteligentes y aspiran a la liberación de la
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atadura material, buscan refugio a través del servicio
devocional, conociendo que Él es el Señor Supremo. Tales
personas, dice Krishna, “pueden con mente firme,
comprenderme y conocerme incluso a la hora de la muerte” (y
alcanzar así Su morada trascendental en el mundo espiritual)
(27-30).
Capítulo VIII.
El Yoga del eterno, supremo e indestructible. Alcanzando al
Supremo
El capítulo ocho del Gita está relacionado casi exclusivamente
con el momento de la muerte, el momento en el que la
jiva(alma individual) abandona el cuerpo material. Al comenzar
el capítulo, Arjuna le hace a Krishna siete preguntas: “Arjuna
inquirió: Oh mi Señor! Oh Persona Suprema, ¿qué es el
Brahman?, ¿qué es el Yo?, ¿qué son las actividades fruitivas?,
¿qué es esta manifestación material?, ¿y qué son los
semidioses?. Por favor explícame esto. ¡Oh Madhusudana!
Cómo vive en el cuerpo este Señor del Sacrificio y en qué parte
vive? ¿Y cómo pueden conocerte a la hora de la muerte
aquellos que se ocupan en el servicio devocional?”(BG. 8.l-2).
Krishna responde a las primeras siete preguntas muy
brevemente (B.G. 8.3-4), ya que El se ha ocupado de ellas
extensamente. Pero El responde a la última pregunta (la
relacionada con el recuerdo de Krishna al momento de la
muerte) hasta el final del capítulo.
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Krishna le dice a Arjuna que cualquiera que abandone el cuerpo
recordándole a El, alcanzará Su morada Suprema (B.G. 8.5). La
cualidad de nuestra conciencia al momento de la muerte
determina nuestro próximo destino (B.G. 8.6). Debido a que la
capacidad de nuestros pensamientos y memoria es, a su vez,
influenciada por nuestra conciencia y actividades durante la
vida, Krishna instruye a Arjuna para que piense en Él
constantemente, aun en el cumplimiento de su deber prescrito
(B.G. 8.7-8). Por tal meditación constante, uno alcanza a Krishna
después de dejar el cuerpo material. En el verso noveno,
Krishna instruye cómo uno debiera meditar en El. En los cuatro
versos siguientes (10-13) Krishna describe el difícil método de
astanga yoga, meditación en Krishna para alcanzar los planetas
espirituales. Después Krishna concluye que El es muy fácilmente
alcanzado por aquel que no vacila en ser Su devoto (bhakti-
yoga) (B.G. 8.14). Después de alcanzar a Krishna en el mundo
espiritual, el practicante de Bhakti-Yoga nunca regresa al
mundo material, el cual está lleno de miserias (B.G. 8.15-16).
Más allá del mundo material, el cual es perpetuamente creado
y destruido, está el mundo trascendental, la morada eterna y
suprema de Krishna, y después de ser alcanzado uno nunca
regresa al mundo material (B.G. 8.17-21). Krishna reitera que
uno alcanza este destino supremo por devoción pura (B.G.
8.22). Después Krishna describe cómo las diferentes clases de
yoguis abandonan sus cuerpos en momentos particularmente
auspiciosos para alcanzar la elevación a los planetas celestiales
o la liberación. Sin embargo, el bhakti-yogi, es indiferente a
tales procesos (B.G. 8.23-27). En conclusión, Krishna declara
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que Su devoto, el bhakti-yogi, no está despojado de los
resultados de los otros sistemas de avance espiritual. Al
momento de la muerte, él regresa a Krishna en el mundo
trascendental (B.G. 8.28).
Capítulo IX.
El Yoga de la ciencia y secreto supremos. El Conocimiento más
confidencial
En el Capitulo Noveno, se explica el Raja-vidya, o “el rey del
conocimiento”, y raja-ghuyam, “el conocimiento más
confidencial”, o sea el conocimiento correspondiente a la
eterna función constitucional o actividad original del alma. Esa
eterna función constitucional (sanatana-dharma) se describe a
través del Gita, y en el capítulo noveno en particular, como
“bhakti” o el servicio devocional trascendental a Krishna, la
Suprema Personalidad de Dios (Purusottama).
Al comienzo del capitulo, Krishna dice que ahora Él impartirá “la
sabiduría más secreta”, la cual aliviará a Arjuna (cuya fe firme
en Krishna lo cualifica para recibir estas enseñanzas) de todas
las miserias (B.G. 9.13). Krishna explica después que toda la
creación cósmica descansa dentro de El. Aún así, aunque El es la
fuente y el controlador del universo, permanece trascendental
y apartado de ella (B.G.9.4-10). En seguida, Krishna describe a
los necios (mudhas) quienes ignoran Su supremacía
trascendental y ridiculizan su forma personal aparentemente
humana, y los contrasta con las grandes almas (mahatmas),
22
quienes están enteradas de Su divinidad y quienes lo adoran
con devoción (B.G. 9.11-14) .
Luego Krishna describe los diferentes tipos de adoradores: los
adoradores del Brahman impersonal, de los semidioses y de la
forma universal, y El se describe a Si Mismo como el verdadero
y último objeto de adoración (B.G. 9.15-21), el protector de Sus
devotos (B.G. 9.22) y el beneficiario último de todos los
sacrificios a los semidioses (B.G. 9.23-24). Otros adoradores
alcanzan las moradas de sus objetos de adoración, pero
“aquellos que Me adoran a Mi, vivirán conmigo” (B.G. 9.25).
En los versos finales del Capítulo Noveno, Krishna habla acerca
de sus devotos. Al hacerlo a Él objeto de todas las acciones,
ofrendas y austeridades, su devoto se libera de la atadura del
karma y lo alcanza en Su morada eterna (B.G. 9.26-28). Aunque
imparcial, Krishna favorece a aquellos que le sirven con amor
(B.G. 9.29). Incluso, si un devoto comete las acciones más
abominables, él debe ser considerado como un santo, ya que
está “debidamente situado”; el mismo proceso del servicio
devocional lo elevará a la correcta y última perfección (B.G.
9.30-31). Es más si aún las personas consideradas como las de
más baja clase pueden alcanzar a Krishna buscando Su
protección, ¿qué decir de aquellos nacidos dos veces, los
brahmanas? (B.G. 9.32-33).
En conclusión, Krishna declara que aquél que es
completamente Su devoto, lo alcanza a El. ” Impregna tu alma
en Mí, ámame, adórame, hazme sacrificios y prostérnate ante
23
Mí; de este modo te unirás a Mí y Yo seré para ti tu último
fin.”(BG. 9.34)
Capítulo X.
El Yoga de la soberanía. La opulencia del Absoluto.
Al comienzo del Capitulo Siete del Bhagavad-Gita, Krishna ha
explicado sus diferentes energías (materia y espíritu). Aquí en el
Capitulo Décimo, le explica a Arjuna Sus opulencias específicas,
manifestadas en Sus energías omnipenetrantes.
Krishna comienza por afirmar que aquellos que son sabios,
conociéndolo a Él como el Señor Supremo y la fuente original
de todas las cosas, están libres de todas las reacciones
pecaminosas. Ellos siempre se ocupan del servicio devocional
puro e inmotivado a El (BG.10.28). Luego son descritas las
características sublimes de tales devotos puros (BG. 10.9).
Krishna disipa la ignorancia de aquellos que son Sus devotos, y
los conduce hacia Él (BG. 10.l0-ll). Los versos del 8 al 11,
conocidos tradicionalmente como catuh-sloki (o los cuatro
versos) son considerados la esencia de las enseñanzas del Gita.
Aquellos que conocen a Krishna como el Señor Supremo y se
rinden a Él completamente en devoción pura, son directamente
iluminados por El, y les muestra el camino para finalmente
alcanzarlo.
Arjuna declara enfáticamente que acepta a Krishna como la
Suprema Verdad Absoluta y su total obediencia a las
instrucciones que le ha dado (BG. 10.12-15). Más adelante, en
24
este magnifico diálogo, Arjuna le pide a Krishna que describa en
detalle Sus opulencias divinas, “por las cuales Tú penetras todos
estos mundos y resides en ellos”. (BG. 10.16-18). Enseguida
Krishna da la descripción de Sus principales opulencias. De las
luces El es el sol radiante, de las extensiones de agua, El es el
océano y de las cosas inmóviles, los Himalayas. El es la sabiduría
del sabio, la fuerza del fuerte, el esplendor de lo espléndido.
Todos los maravillosos fenómenos que alguna vez manifiestan
una gran fuerza, belleza, grandeza y sublimidad, tanto en el
mundo material como en el espiritual, son simplemente
manifestaciones fragmentarias de Sus energías y opulencias
divinas. De este modo Krishna, siendo la causa de todas las
causas (karana-karanam), es el Supremo Objeto de adoración
de todos los seres (BG. 10.19-41). En el último verso de este
capitulo, Krishna dice que más importante que el conocimiento
de Sus opulencias separadas es la comprensión de que éstas y
todas las cosas existen debido a que El entra en ellos como la
Superalma (Paramatma), por la cual El penetra y mantiene a
todos los universos ininitos (BG. 10.42).
Capítulo XI.
El Yoga de la visión de la suprema forma. La forma Universal
En este capítulo del Gita Krishna revela directamente a Arjuna
Su virat-rupa, o sea la ” Forma Universal”. Por esta revelación,
Krishna confirma la realización de Arjuna, de que Krishna es la
causa de todas las causas y, específicamente, la fuente de todos
los universos materiales.
25
El capítulo comienza con la declaración de Arjuna de que
después de oír las instrucciones confidenciales de Krishna (en
los diferentes capítulos anteriores), él ha sido ahora liberado de
la ilusión. Esto indica que ha aceptado totalmente a Krishna
como la Verdad Absoluta, y la fuente de todas las cosas, y no
como un simple ser humano, ordinario o extraordinario. (BG.
11.1) Sin embargo, aunque Arjuna acepta a Krishna como el
Supremo, teme que en el futuro otros no lo hagan. Por eso le
solicita a Krishna: “Y esto es precisamente lo que tú me has
enseñado, ¿oh, supremo Señor!, y, ¿oh, Purushottama!, me
gustaría ver tu cuerpo y figura divinos”. (BG. 11.3).
Con el fin de establecer en forma concluyente la divinidad de
Krishna, Arjuna le solicita que le revele Su gigantesca forma del
universo material (BG. 11.4). Krishna acepta mostrar a Arjuna
Su majestuosa y aterradora Forma Universal y le concede la
visión divina para que pueda observarla (BG. 11.5-8) . Después
Krishna revela la espectacular forma (BG. 11.9-49), en la cual
Arjuna, aturdido y sorprendido, puede ver “las ilimitadas
expansiones del universo situadas en un luqar, aunque divididas
en muchísimos miles”.
Arjuna, con sus cabellos erizados, describe la extensa y
efulqente forma y ofrece oraciones de glorificación . Ve
también en la forma universal a todo el ejército enemigo, así
como a sus propios soldados precipitándose en las muchas
bocas de Krishna, y encontrando su propia destrucción. En
seguida, Arjuna le implora urgentemente a Krishna que le
explique la gran forma (BG.11.15-31 ) . Como respuesta, Krishna
26
le informa a Arjuna que de acuerdo con su plan, casi todos los
soldados presentes serán muertos en la batalla. Aunque en
última instancia este plan será ejecutado con o sin la
participación de Arjuna, éste deberá actuar como un
instrumento de Krishna en la gran lucha y así poder estar
seguro de alcanzar la victoria. (BG. 11.32-34). Arjuna,
abrumado, glorifica a Krishna como el maestro original, el
refugio del universo, y la causa de todas las causas (BG. 11.36-
40), le suplica a Krishna que le perdone por su trato familiar en
el pasado, (BG. 11.41-44) .
Disturbado por la forma universal de Krishna, Arjuna le ruega
que vuelva a Su forma de cuatro brazos (o Narayana) (BG.
11.45-46). Después de informar a Arjuna que él es la primera
persona en ver esta forma universal (BG. 11.47-48), Krishna
regresa a su forma de cuatro brazos y, finalmente, a su forma
original de dos brazos, tranquilizando de esta manera a Arjuna:
“Contempla tranquilamente esta grandiosa visión, sin turbar tu
alma, sin que desfallezca tu cuerpo; no temas, y alégrate
contemplando esta forma de mi ser” (BG. 11.49). Después,
Krishna explica que su bella forma de dos brazos es
inconcebible, aún para los semidioses, y está más allá de la
comprensión que se logra por el estudio de los Vedas, la
penitencia, la caridad y la adoración (BG. 11.52-53). Krishna
concluye el capítulo declarando que su forma trascendental de
persona aparentemente humana, puede ser comprendida
directamente sólo por el servicio devocional puro ( bhakti) y
que los bhaktas puros, quienes son “amigables hacia todas las
27
entidades vivientes”, alcanzan su asociación eterna (BG. 11.54-
55).
Capítulo XII.
El Yoga de la devoción. Servicio devocional.
En los capítulos anteriores, Krishna explicó las concepciones
personal, impersonal y universal del Supremo, así como los
diferentes sistemas de yoga para alcanzar al Supremo.
En el capítulo 12, Krishna afirma que el bhati-yoga, el servicio
devocional amoroso, es el más elevado y más conveniente
proceso de realización espiritual. También describe las
características sublimes de aquellos que siguen este
perfectísimo sendero. Este capítulo comienza con una pregunta
de Arjuna. Aunque Krishna ha establecido previamente la
adoración de su forma personal como el supremo modo de
adoración, y la devoción a Él como el sistema de yoga más
elevado Arjuna quiere ahora estar seguro de que ha
comprendido todo completamente En el primer verso Arjuna le
pide a Krishna que establezca a quien considera Él más
perfecto, si a aquellos que están correctamente ocupados en el
servicio devocional o a quienes adoran el Erahman no
manifestado, la característica impersonal y todo penetrante de
Krishna (BG. 12.1). Krishna responde: “A los que que establecen
en Mí su espíritu y, por una constante unión poseedora de una
fe suprema, Me buscan, a esos, los tengo por los más
perfectamente unidos en yoga”. (BG. 12.2). Krishna le dice a
Arjuna que los adoradores de la concepción impersonal de la
28
Verdad Absoluta eventualmente lo realizan a El pero debido a
que éste es un proceso indirecto, es mucho más difícil (BG.
12.3-5). Le asegura a Arjuna que para aquellos que están fijos
en el servicio devocional puro a El, los salva prontamente del
océano de nacimiento y muerte (BG. 12.6-7). Instruye a Arjuna
para que fije su mente e inteligencia en Él y, por este sencillo
método, alcanzarlo finalmente. Para aquellos que no pueden
fijar su atención en El espontáneamente y sin desviación,
Krishna explica el proceso indirecto por el cual ellos pueden
alcanzar gradualmente este estado, comenzando con el cultivo
del conocimiento (jñana), pasando a la meditación (ahvana), a
la renunciación de los frutos de la acción (karma-phala-tyaga),
al sacrificio de los frutos del trabajo (sadhana bhakti), y
finalmente a la ejecución de los principios regulativos v
terapéuticos del bhakti-yoga (sadhana-bhakti) (BG. 12.9-12).
En la sección final del capitulo, Krishna relata las cualidades y
características de Su devoto puro, repitiendo al final de cada
descripción que tal devoto “es muy querido para Mi”. El devoto
puro está libre de los deseos materiales, de las dualidades de la
naturaleza material v del falso ego; Al haber hecho de Krishna la
suprema meta de su vida, el de voto se establece en su servicio
con determinación, y su mente e inteligencia están en completa
armonía con Krishna (BG. 12.13-20).
Capítulo XIII.
El yoga de la distinción entre el campo y el conocedor del
campo. La Naturaleza, el disfrutador y la conciencia.
29
El Capítulo Trece del Bhagavad-Gita se refiere a la distinción e
interrelación entre el cuerpo, el alma y la superalma
(Paramatma). El cuerpo es llamado Ksetra, o el campo de las
actividades del alma, y consta de 24 elementos materiales. El
alma que reside dentro del cuerpo se llama ksetra-jña, o “el
conocedor del campo de actividades”. Los síntomas de vida, y
en última instancia todos los movimientos dentro del mundo
material, se deben a la interacción del alma con la materia. Más
allá del Ksetra-jña, o el conocedor individual del cuerpo (el
alma), está el Supremo Ksetra jña, la Superalma; quien es el
supremo conocedor dentro de todos los cuerpos. Aunque la
Superalma existe como unidad, aparece separadamente en
todos los cuerpos (así como el sol aparece simultáneamente por
reflexión en muchos diferentes depósitos de agua). Él
acompaña eternamente al alma individual como el testigo
residente, la autoridad y el sustento. De estos dos
“conocedores del campo” de actividades, el jiva (el alma
individual infinitesimal) es falible, estando sujeta a la influencia
contaminante o ilusoria de la materia, mientras que la
superalma es infalible, siendo inmune a la influencia de la
materia. Este Capitulo concluye que aquel que puede
comprender analíticamente toda la manifestación material
como una combinación del alma con los elementos materiales,
quien pueda ver -más allá de ellos- al alma Suprema (la
Superalma), llega a ser elegible para la liberación del mundo
material y así regresar al mundo espiritual.
Al comienzo de este capítulo, Arjuna inquiere acerca de los seis
aspectos principales: prakrti (la naturaleza material), purusa (el
30
disfrutador), ksetra (el campo) ksetra-jña (el conocedor del
campo), jñana (el conocimiento), y jñaya (el fin del
conocimiento) (BG. 13.1).
Krishna define el ksetra y ksetra-jña respectivamente como el
cuerpo y el alma (BG. 13.2). Después dice que Él es el
conocedor dentro de todos los cuerpos, y define el
conocimiento como la comprensión de estos tres aspectos (el
cuerpo, el alma individual y la Superalma (BG. 13.3). Después,
enumera los 24 elementos materiales que constituyen el campo
de actividades, representado por el cuerpo (BG. 13.4-7).
Enseguida, enumera los aspectos que constituyen el proceso
del conocimiento, no siendo diferente este proceso del avance
espiritual por el cual el alma corporificada es liberada de la
atadura de la materia (BG. 13.8-12). Después Krishna describe
el jñeya (lo conocible) que es la Superalma, la cual existe en lo
móvil e inmóvil. La Superalma es una aunque múltiple, es el
sustento de todos los seres vivientes, es trascendental a las
modalidades de la naturaleza (aunque es el amo de las
modalidades), y está más allá del alcance de los sentidos
materiales (BG. 13.13-19). Después Krishna describe la Prakrti
(la naturaleza material que consta de las tres modalidades) y el
purusa (la entidad viviente). Habla acerca de la causa y
naturaleza del enredo material del jiva(alma individual (BG.
13.20-24). En los dos versos siguientes, menciona los diferentes
senderos para la realización de la Superalma: dhyana, sankhya,
karma-yoga, y el sendero de recibir el conocimiento de las
autoridades (BG. 13.25-26).
31
En los versos finales del capítulo, Krishna detalla el tema
esencial: la interrelación entre la materia, el alma y la
superalma. Todas las acciones, dice Él, se deben a la
combinación del ksetra y el ksetra-jña (el cuerpo y el alma), más
allá de los cuales está la Superalma. El alma y la Superalma son
eternas y trascendentales al cuerpo (BG. 13.27-34). En
conclusión, Krishna declara “Quienes perciben, gracias a su
ciencia, la diferencia entre el campo y el que conoce el campo, y
también el modo como los seres se liberan delos lazos de la
Naturaleza, éstos, te digo, alcanzarán el ser supremo” (BG.
13.35).
Capítulo XIV.
El Yoga de la separación de los tres <<gunas>>. Las tres
cualidades de la Naturaleza material.
Como se explicó en el capítulo trece, la jiva(alma individual)
está enredada en el mundo material debido a la asociación con
las modalidades de la naturaleza. En este capítulo, Krishna
explica qué son las modalidades de la naturaleza, cómo actúan,
cómo atan y cómo puede uno liberarse de su influencia.
Al comienzo del capítulo Krishna declara a Arjuna que Él le
revelará nuevamente esta Suprema sabiduría, el mejor de todos
los conocimientos, por cuya comprensión uno puede alcanzar
“la naturaleza trascendental” y ser liberado de la repetición de
nacimiento y muerte (BG. 14.1-2). Krishna explica que todos los
seres vivientes toman nacimiento dentro de este mundo
cuando Él los coloca en la naturaleza material. Por eso Él es “el
32
padre que aporta la semilla” de todas las diferentes especies de
vida en este mundo (BG. 14.3-4).
La naturaleza material consta de tres modalidades:
sattva(bondad), rajas(pasión) y tamas(ignorancia). Estas
modalidades condicionan a la entidad viviente que toma
nacimiento en el mundo material (BG. 14.5). Krishna define y
explica las características generales y los síntomas de las
modalidades y cómo ellas condicionan y atan a la jiva(alma
individual), describe también el destino de las diferentes jivas
condicionadas después de la muerte (BG. 14.6-18). Uno puede
trascender la influencia de las tres modalidades y alcanzar a
Krishna al comprender el trabajo de las tres modalidades y
entender que es trascendental a ellas (BG. 14.19). Cuando uno
trasciende las modalidades, alcanza a liberarse de las miserias
del nacimiento, la vejez y la muerte y puede disfrutar del
“néctar aun en esta vida” (BG. 14.20). Después Arjuna le hace a
Krishna tres preguntas: “¿Cómo puede conocerse, ¿oh, Señor!,
el hombre que ha superado los tres modos de ser? ¿Cómo obra
y cómo ha coseguido sobrepasarlos” (BG. 14.21). Krishna
responde a las dos primeras preguntas en los versos 22 al 26. En
esencia, una persona que ha trascendido las modalidades de la
naturaleza (quien realiza que su propio ser es espiritual y
trascendental a la materia), no se relaciona ni es afectado por
las acciones y reacciones del mundo material. Él está libre de
todas las dualidades materiales, tales como placer y dolor,
honor y deshonor, y no se ocupa en actividades fruitivas. Como
respuesta a la tercera pregunta, Krishna dice que uno
trasciende las modalidades por la ejecución del Bhakti-yoga
33
(servicio devocional). Y cuando trasciende las modalidades,
alcanza el nivel del Brahman, la posición espiritual preliminar,
caracterizada por la liberación de la contaminación material . En
el verso final del capítulo, Krishna declara que Él es la base o la
fuente del Brahma (BG. 14.27). Por eso, cuando uno ha
alcanzado el nivel del Brahma cuando se ha liberado de la
contaminación de las modalidades de la naturaleza, se cualifica
para ocuparse en el servicio devocional de Parabrahman (el
Brahman Supremo), Krishna.
Capítulo XV.
El Yoga de la unión con el Supremo Ser. El Yoga de la persona
Suprema.
En los capítulos anteriores, Krishna ha recomendado el Bhakti-
Yoga como el método más conveniente, mediante el cual
Arjuna puede liberarse de los enredos del mundo material. El
principio básico del Bhakti-Yoga es el desapego de las
actividades materiales y el apego al servicio devocional
trascendental de Krishna. El capítulo quince comienza
describiendo cómo romper el apego al mundo material (y así
alcanzar el mundo espiritual) y termina con la enfática
declaración de Krishna de que Él, siendo la Suprema
Personalidad de Dios (Purusottama), es la esencia de las
Escrituras Védicas. Aquel que entiende esto, se ocupa en el
Bhakti-Yoga (servicio devocional a El). Al principio del capítulo
se compara al mundo material, su actividad fruitiva (karma) y
los resultados enredadores, con un árbol baniano
34
complejamente entrelazado. Las partes del árbol (la raíz, las
ramas, las ramitas, las hojas, los frutos, etc.) se comparan con la
actividad fruitiva, la piedad e impiedad, los sentidos, los objetos
de los sentidos, los resultados de las actividades fruitivas. Los
himnos Védicos para la elevación, los diferentes sistemas
planetarios, y así sucesivamente. Por la ejecución de las
actividades fruitivas (basadas en los deseos de la gratificación
sensorial), la enredada jiva(alma individual) es forzada a errar
de rama en rama (o sea, de cuerpo en cuerpo, de planeta en
planeta) en este árbol del mundo material. De este modo,
Krishna declara que “aquel que conoce este árbol es el
conocedor de los Vedas”. En otras palabras, el propósito último
del conocimiento Védico es comprender este enredado árbol
del mundo material y desenredarse de él de una vez por todas
(BG. 15.1-2).
Después, Krishna describe la manera de desenredarse uno
mismo y alcanzar asíi el mundo espiritual. “Usando el arma del
desapego, con determinación uno puede derribar este árbol
baniano. Haciendo eso, uno debe buscar ese lugar del cual,
habiendo ido una vez; jamás se regresa, y allí rendirse a esa
Suprema Personalidad de Dios de quien todo ha comenzado y
en quien todo permanece desde tiempo inmemorial”. En
seguida Krishna describe el proceso de rendición y da una breve
descripción del mundo espiritual (BG. 15.3-6). En los siguientes
versos, Krishna describe las entidades vivientes condicionadas
en el mundo material y cómo ellas están transmiqrando de un
cuerpo a otro. Tales entidades vivientes “partes fragmentarias”
eternas de Krishna. De acuerdo con su mentalidad, la atada jiva
35
desarrolla un tipo particular de cuerpo material burdo,
equipado con unos sentidos particulares, con los cuales disfruta
unos objetos determinados. Krishna asegura que los tontos no
pueden aprender este proceso de transmigración, pero los
sabios si pueden (BG. 15.7-11).
En el resto del capitulo, Krishna discute Su propia naturaleza
trascendental. Enumera algunas de sus manifestaciones en el
mundo material, por medio de las cuales mantiene toda la
creación cósmica. Él es la fuente del sol, de la luna, y del fuego;
la fuerza de los planetas que flotan en su órbita; la fuerza
digestiva en cada cuerpo; la Superalma en los corazones de
todos los seres vivientes; la fuente y último objetivo de los
Vedas (BG. 15.12-15).
Krishna explica que hay dos clases de seres: “los falibles ” (las
almas condicionadas del mundo material) y los “infalibles” (las
almas liberadas del mundo espiritual). Él Mismo está más allá
de todas ellas y es el sostenedor tanto del mundo material
como del espiritual (BG. 15.16-17). Por lo tanto, “To soy el
Purushottama, porque estoy por encima de lo mutable y de los
inmutable, tanto en el mundo como en el Veda” (BG. 15.18).
Cualquiera que lo acepte como tal, se convertirá en el
“conocedor de todo” y en consecuencia, se dedicará a Su
servicio devocional (BG. 15.19). Krishna concluye declarando
que el conocimiento de Su importancia Suprema y el
rendimiento a Su servicio es la esencia de las escrituras Védicas.
Tal comprensión lo lleva a uno a la sabiduría y a la perfección.
36
B.A. Paramadvaiti Svami
37
“Recordemos al Hijo Bendito de Dios quien nos llama a una
Guerra Santa” Raimundo Lulio, Blanquerna.
El Bhagavad Gita proporciona al lector occidental una excelente
introducción a las escrituras del Hinduismo, siempre y cuando
se le den ciertas “claves” para su entendimiento. El propósito
de esta introducción es proporcionar algunas de estas claves y
clarificar el significado de ciertos términos técnicos sin los
cuales el texto no puede ser tratado, de tal forma que se le dé
al lector como una especie de guía de material básico.
Ahora bien, la preponderancia del Gita está demostrada por el
hecho de que sea probablemente el texto escritural indio más
disponible y conocido en Occidente, disponible en una variedad
de traducciones que van desde las más simples a las más
elaboradas y fantásticas. Margaret Noble dice de él que “de
todos los escritos sagrados de la humanidad, no hay
probablemente otro que sea por sí mismo tan grande, tan
completo y tan corto” (Web of Indian Life). También es -y
todavía lo es- en la India, el texto más comúnmente conocido y
rezado. Los hindúes de todos los matices de ortodoxia, de todas
las castas y en todas partes del país lo honran, y
frecuentemente lo conocen en su totalidad de memoria. Los
comentarios tradicionales de los grandes teólogos hindúes
como Sankaracharya y Ramanuja están disponibles en
traducción inglesa. Es recitado o salmodiado diariamente por
quizá millones de personas, tal como lo eran los salmos en la
Iglesia Católica hasta hace una o dos décadas.
38
Al tratar los textos sagrados de otras tradiciones diferentes de
la nuestra, nosotros debemos despojarnos de cualquier
prejuicio de superioridad. Debemos intentar comprenderlos
con los ojos y el corazón de aquellos que los tienen por
sagrados. Debemos aceptar su interpretación tradicional y sus
comentarios como válidos. Si encontrásemos en estos textos
verdades que fueron una vez enseñadas por el Cristianismo en
Occidente, verdades que fueron una vez el patrimonio común
de todos los hombres, no debemos extrañarnos. Antes de
concluir que todos los pueblos “primitivos” desarrollaron
similares conceptos religiosos porque ellos tenían miedo de las
fuerzas de la naturaleza, del trueno y del rayo, deberíamos
concluir que es realmente el hombre moderno, con su negación
de la metafísica, el que ha abrazado lo que es de hecho un
punto de vista “subhumano” y de miras estrechas. Si nosotros
encontramos que otras tradiciones enseñan y sostienen
verdades similares a las nuestras propias, entonces nosotros
deberíamos ver una buena razón para adherirnos a nuestras
propias verdades con una mayor fuerza. Por eso fue que Santo.
Tomás de Aquino encontró en las obras de los filósofos paganos
“pruebas intrínsecas y probables” de las Verdades del
Cristianismo. San Agustín dijo: “toda verdad, no importa donde
se encuentre, tiene su origen en Cristo”, y San Ambrosio dijo:
“toda verdad, quienquiera que sea quien la diga, proviene del
Espíritu Santo”. Vemos cómo Krishna -quien para los Hindúes es
como Cristo- dijo en el Gita: “todos los hombres, cualquiera sea
el camino que sigan, vienen a mí”. Permítannos recordar que el
pagano es, según San Eymardo: “el que adora a las criaturas” y
39
no el que adora a Dios en cualquier forma aunque difiera de la
nuestra propia. No olvidemos que como San Gregorio Magno
dijo, Job no era Judío, y no obstante fue un “hombre perfecto y
recto”, por eso significó y fue, en verdad, un ejemplo para Israel
(el pueblo de Dios) de las virtudes espirituales existentes fuera
de su propia tradición. El Cristianismo, aún cuando incluye la
verdad -conteniendo dentro de él todo lo necesario para la
salvación- nunca ha negado que la verdad exista fuera de sus
propios confines. Negar las verdades que están fuera de
nuestra propia tradición o su condición, a pesar del hecho de
que ellas dicen cosas -a menudo con las mismas palabras- que
nuestras propias Escrituras y santos han dicho, aunque de
hecho de manera algo diferente, es “pecar contra el Espíritu
Santo”, incluso cuando se da la sinceridad. Permítannos
entonces buscar en nuestra lectura de las escrituras Hindúes “la
sabiduría que sobrepasa el humano entendimiento”, como dice
el Gita, esperando que sean apreciados “los sabios que han
visto la Verdad”
Para colocar el Gita un tanto en un contexto histórico, se da el
siguiente resumen de los libros sagrados de la tradición Hindú.
La división general es de dos clases, Sruti y Smriti. Sruti significa
literalmente “audición” no de un autor personal, y corresponde
en términos cristianos a “lo revelado”. Smriti, que puede ser
traducido como “recuerdos”, y que usualmente se atribuye por
los eruditos occidentales a autores concretos debido al hecho
de que los nombres de las antiguas “colectividades” o de los
sabios se vinculan a ellos, y son a grosso modo paralelos a lo
que en la Iglesia Católica se llaman “Las Tradiciones”.
40
Sruti
Los Vedas (“conocimiento”), cuatro en número, Rig, Yajur,
Saman y Atharva, que consisten en himnos y liturgias y son
difíciles de fechar. Los hindúes los llaman “eternos”. Los
eruditos occidentales les atribuyen una fecha de 2000 años a. C.
Los Brahmanas (“sesiones íntimas”) ritual y exégesis y datan de
alrededor de 800 años a. C.
Los Aranyakas, que son los libros de los “ermitaños del bosque”.
Los Upanishads, que explican la liturgia y los ritos sacrificiales y
se han fechado alrededor de 500 años a.C.
Smriti
Los Vedanga (“las ramas de los Vedas”), que son tratados sobre
Gramática, Astronomía y diversas artes.
Los Sutras y Dharma Sutras, libros de leyes, como Las Leyes de
Manu, que incluyen trabajos tan conocidos como el Kamasutra.
Los Itihasa, las grandes épicas, a saber, el Ramayana (que trata
de la vida terrena de Rama), y el Mahabarata (que trata de la
vida terrena de Krishna) e incluye dentro de él al Bhagavad Gita.
Los Puranas, obras míticas y devocionales.
No todo hindú conoce los Vedas de memoria, pero hasta
tiempos relativamente recientes, y antes de la introducción del
cine y la televisión, casi todo hindú, no importa de qué casta,
41
estaba íntimamente familiarizado con las grandes obras épicas.
Tropas de actores ambulantes van todavía de pueblo en pueblo,
en cierto modo como las obras de misterio medieval,
representando escenas de las obras épicas. Los niños,
espontáneamente y como parte de su juego, las ponen en
escena, como hace un tiempo los niños de Inglaterra
representaban escenas de los relatos del rey Arturo y de los
caballeros de la mesa redonda. Las grandes épicas
proporcionan así al hindú medio la primera fuente de su
instrucción religiosa. Puede que no conozca las leyes de Manu;
puede que sea incapaz, a menos que sea un Brahmín
practicante, de recitar los Vedas de memoria; pero sabe cómo
actúan los héroes de su épica, conoce sus valores y se inspira en
ellos. No es inusual encontrarse con campesinos analfabetos
(los llamados “incultos”) que conocen de memoria la epopeya
entera -como lo pueden hacer de corrido con cualquiera de los
16 volúmenes de la versión inglesa. El Bhagavad Gita es una
pequeña parte de la epopeya del Mahabharata.
El estudio del Gita no puede ser abordado por medio del
“método histórico crítico”. Cuando un erudito occidental como
Garbe dice que es “un libro de texto Sankhya reescrito por los
adoradores de Krishna y luego otra vez por un vedantista”, o
cuando Edgerton, o Hopkins y Holzman escriben largos tratados
mostrando que está lleno de contradicciones e interpolaciones
de materias extrañas a un poema histórico, los hindúes sonríen
burlonamente. Un hindú no cree “en el progreso teológico”.
Como Krishna enseña en el capítulo quinto del Gita, el Yoga que
él imparte es “el mismo antiguo Yoga” que se enseñó al
42
comienzo de los tiempos. El hindú sostiene con Frithjof Schuon
que “o la teología es importante y no progresa, o la teología
progresa y entonces no puede ser importante”. Veamos lo que
Krishna Prem, un autor actual, ha dicho: “El Gita es un pie de la
triple base sobre la que se apoya el Vedanta, los otros dos son
los Upanishads y los Brahmasutras”. Nótese cómo dice que los
textos más antiguos derivan de los más jóvenes, implicando así
una unidad de doctrina y no una secuencia histórica.
Sankaracharya en el primer párrafo de su comentario al Gita
dice que “comenzamos su importante trabajo después de una
manera ortodoxa de contemplar inicialmente a Dios, mostrando
luego que los Puranas, los Itihasas y el Gita enseñan la única y
misma doctrina”. Un poco después viene a decir que el Gita “es
el resumen de toda la enseñanza védica”, y agrega, como entre
paréntesis, que “es muy difícil comprenderlo”.
El Bhagavad Gita es en cualquier sentido una Escritura. Los
padres judíos dicen que “La Torah es como un yunque, que
cuando es golpeado con un martillo, saltan de él miles de
chispas”. San Alfonso de Ligorio nos dice (en su Exposición y
Defensa) que toda Escritura puede ser interpretada tanto en
sentido literal como en sentido místico Más adelante divide el
sentido místico en alegórico, que considera los misterios de fe;
analógico, que hace referencia a la eterna beatitud que
esperamos; y tropológico, que se relaciona con la esfera moral.
Dante en su Convivio usa una clasificación similar y nota que el
término analógico significa literalmente lo que está “por encima
del sentido”. Ahora bien, si nosotros concedemos este privilegio
a las Escrituras Cristianas, debemos hacer lo mismo respecto
43
del Gita. No debemos quejarnos si en algunos lugares
encontramos su contenido oscuro y difícil más de lo que nos
quejaríamos de nuestra incapacidad para entender un complejo
texto de matemáticas superiores.
Hemos dicho antes que el hindú tiene con respecto a Krishna la
misma reverencia que los cristianos tienen o deberían tener con
respecto a Cristo. Él considera a Krishna como un avatar, que
literalmente significa “descenso”, Dios nacido de mujer y
poseyendo simultáneamente la naturaleza divina y la humana.
Sostiene que ha habido nueve Avataras en el presente Kalpa o
Edad. El hindú ve a Cristo como un Avatar, aunque no enviado a
su propia tradición. Y ¿por qué tantos Avataras? La respuesta se
encuentra en el Gita donde Krishna dice: “Cada vez que haya un
decaimiento de la religión, Oh Bhárata, y un dominio de la
irreligión, entonces Yo mismo me manifiesto”. Si tal concepto
suena extraño a nuestros oídos, permítanme citar a San
Clemente: “Él es el único que lo tiene (el Espíritu de Cristo),
quien ha cambiado sus formas y sus nombres desde el
comienzo del mundo y ha reaparecido una y otra vez en el
mundo” (Homilías, III, 20) . El décimo y último Avatar de nuestra
Era, el Kalki Avatara vendrá montado sobre un caballo blanco y
blandiendo una espada de doble filo (tal como se describe en el
Apocalipsis la Segunda Venida de Cristo) al final de los tiempos.
Regresando entonces al Gita mismo, permítanme esbozarles su
marco ambiental. El texto se abre en un campo de batalla,
llamado el campo del Dharma. Arjuna es un guerrero y es el que
pregunta a Krishna, su auriga que conduce su carro entre los
44
dos ejércitos opuestos donde comienzan su debate. Arjuna da
muchos argumentos para no combatir, e incidentalmente los
expresa con frases religiosas, y termina por echar por tierra su
arco y flechas, y con lágrimas abandona en su tentativa.
Ahora bien, nada de esto es, como pudiera parecer, accidental.
Examinemos por turno cada parte de esta escena.
En primer lugar el campo de batalla, llamado Dharma. ¿Qué es
el Dharma? El Dharma ha sido traducido diversamente como
deber, “recta acción” o justicia. Platón define la justicia como
“lo que todo hombre hace y tiene que hacer en concordancia
con su propia naturaleza”. La palabra griega y platónica de
Justicia es dikaiosyne y aparece frecuentemente traducida en la
Biblia por la palabra rectitud. Podemos suponer que los
Apóstoles la usaron en su sentido platónico. “Buscad, pues,
primero el reino y su justicia, y todo eso se os dará después”
(Mateo 6, 33). El campo de batalla de la vida es precisamente
este campo de rectitud, que es por lo que Sto. Tomás de Aquino
dice que “el trabajador (todos somos trabajadores) está
inclinado en justicia a hacer su trabajo fielmente” (Summa I-
II,67).Vemos así que el Dharma se emparenta con el concepto
de vocación esa vocación por la que podemos perfeccionar
nuestras almas. (Imaginar que podemos perfeccionar a otros o
al mundo que nos rodea antes de perfeccionarnos a nosotros
mismos es uno de los absurdos de la época moderna. Un
cirujano difícilmente podría practicar sobre otros lo que no ha
aprendido primero él mismo). Ahora bien la vocación tiene en
cierto sentido dos niveles, siendo el primero el trabajo que
45
nosotros estamos llamados a hacer, como por ejemplo ser
sacerdote o cirujano (el hindú ve esto como un cumplimiento
del deber de casta -y recordemos que entre los Judíos la casta
sacerdotal era también hereditaria); el segundo consiste en
realizar nuestras obligaciones para con Dios, o lo que puede ser
llamado, entrar en el camino de la perfección de sí mismo. En
realidad, los dos están íntimamente relacionados y sólo pueden
separarse artificialmente. Por ejemplo, en el caso de un
sacerdote, sólo siendo buen sacerdote puede llegar a ser santo,
pero sólo tratando de ser santo puede llegar a ser un buen
sacerdote. En una sociedad, donde todo oficio es un
sacerdotium (cf. Hocart, Les Castes), donde las palabras de
Cristo: “como el Señor haya llamado a cada uno, así se
conduzca” se toman en serio, esto es específicamente verdad.
En el Gita Krishna defiende con palabras inequívocas el sistema
de castas y dice: “Más vale cumplir cada uno con su propio
dharma, aunque sea de manera imperfecta, que cumplir el de
otro, aunque sea a la perfección”. Así es apropiado que
comencemos nuestra búsqueda en el campo del Dharma,
cumpliendo de una manera justa con esa vocación a la que
estamos llamados, porque hablar de perfección fuera de
nuestra vocación es un esfuerzo necio.
El simbolismo del campo de batalla va mucho más lejos. A pesar
de la crítica prevaleciente sobre el amor y la paz (que ignora las
verdaderas cosas que hacen el amor y la paz), debemos
recordar que existe algo tal como la guerra justa en verdad la
guerra justa y santa. Existe tal cosa como el mal en el mundo y
lo que es opuesto. (Recordemos que Krishna llama a los
46
enemigos de Arjuna “malintencionados” y “criminales” y a la
guerra “legal”). No estoy sugiriendo que las guerras modernas,
basadas como lo están en nuestras “codicias y avaricias”. (San
Pablo), en imperativos económicos, sean justas o santas. Sin
embargo, el Antiguo Testamento está lleno de ejemplos de
guerras justas y santas, y David es un ejemplo del héroe que
debería estar en todos nosotros. Ahora bien, si vamos a tener
guerras justas, entonces deberíamos tener soldados justos y
santos, y ellos a su vez, deberán no sólo luchar, sino luchar bien.
Arjuna, el héroe del Gita es un guerrero, pero él es más que un
guerrero, él representa a cada uno de nosotros. No sólo hay
una pequeña porción de guerrero en cada uno de nosotros, sino
que más aún, las palabras dirigidas por Krishna a Arjuna están
dirigidas a todos y a cada uno de nosotros cuando nos
encontramos abatidos y “confusos” en el campo de batalla.
Se dice que el Profeta Mahoma, al regreso de la batalla dijo a
sus seguidores: “Habéis luchado con éxito la pequeña jihad
(guerrasanta); ahora debéis luchar la gran jihad, dentro de
vosotros mismos”. El simbolismo de la guerra, ya sea una lucha
entre dos ejércitos opuestos, o entre dos gigantes, entre David
y Goliat, o entre San Jorge y el Dragón ha sido siempre un
símbolo de esa real lucha interior. Todos estamos destinados a
ser caballeros de la tabla redonda y llamados a salir en busca
del Santo Grial. ¿No está el Antiguo Testamento lleno de
guerras y batallas, y no es de suponer que todas esas luchas
puedan tener un significado pseudohistórico y que veamos en
ellas también aspectos del combate interior, como así lo
hicieron los Padres de la Iglesia? Recordemos que como San
47
Gregorio dijo: “es precisamente en el campo de batalla donde
nosotros estamos todos los días” (Comentarios al libro de Job).
Ciñámonos nuestros lomos, “pongámonos la armadura de
Cristo” y tomemos “la fe como nuestro escudo”. Como el Gita
dice, cual eco de las palabras de San Pablo, “actúe el hombre”
como la Palabra de Dios, comparada por Cristo a una “espada
de doble filo”, para separar su alma inferior de su Espíritu.
Como San Benito dijo: “reunámonos bajo el estandarte de Dios
para que podamos salir victoriosos en la batalla”. Unámonos al
Padre Scapoli y a Santa Catalina de Siena en lo que ellos llaman
la “lucha espiritual”; recordando siempre que como dijo Santa
Teresa de Lisieux: “la santidad debe ganarse a punta de
espada”.
Nosotros, como Arjuna, estamos llenos de excusas y nos gusta
ocultar nuestras excusas, como él lo hace, con una falsa
religiosidad. De esta manera, al final, estamos impulsados a
tirar nuestras armas al suelo y desertar del campo de batalla.
Ahora bien, Santa Catalina de Siena dice que “es el deleite de
los demonios y su único propósito conseguir que el soldado de
Cristo deponga sus armas” (su Vida por San Raimundo de
Capua). ¿Y cuáles son estas armas? Permítaseme parafrasear
una cita de otra Escritura hindú, el Mundaka Upanishad (II, 3-4).
Habiendo tomado como un arco esa gran arma, a saber, las
instrucciones del director espiritual de uno (gurú).
Uno debe fijar en Él la flecha afilada por la constante
meditación.
48
Dirigiéndola con una mente llena de Dios,
Penetra, oh hombre, en lo imperecedero (Dios) que es el ojo del
toro.
El Soplo Divino es el arco, la flecha es el Ser mismo,
Dios es el blanco.
Con concentración será penetrado,
Uno debe convertirse en uno con Dios como la flecha con el
blanco.
Para entender finalmente la escena, debemos examinar el carro
que es un simbolismo común no únicamente para las
tradiciones Hindú y Budista, sino que también se encuentra en
Filón (Leyes, 898 d) y Platón (Fedro, 247 c). El carro representa
el vehículo psicofísico en el cual según nuestro conocimiento de
“quiénes somos” vivimos y nos movemos. Los caballos
representan a los sentidos, las riendas su control. Si a los
caballos se les consiente escaparse de la dirección de la mente,
el vehículo se extraviará. Pero si los caballos son dominados y
dirigidos por la mente según su conocimiento del Sí, el Atman,
que en nuestra historia es Krishna, entonces y únicamente
entonces puede ella continuar adelante su propio curso. Como
San Patricio de Irlanda dijo en su famoso poema: “Cristo está en
el asiento del carro” En el Cántico de Hababuc se encuentran las
siguientes palabras:
49
Que tú, Oh Dios, guíes los corceles de nuestro carro
victorioso. Descubierto y preparado está tu arco y lleno de
flechas tu carcaj.
Cornelius Lapide, en su comentario a este pasaje cita a San
Ambrosio, quien dice:
El carro es el alma animal. Puede tener buenos o malos
caballos. Los buenos caballos son las virtudes del alma. Los
malos son las pasiones del alma. Un buen auriga refrena los
malos caballos y los hace volver, por así decirlo, a su exilio… Así
un buen auriga es aquel que sabe cómo gobernar sus caballos…
y así llegan a convertirse en los caballos de Cristo.
¿Es acaso sorprendente entonces que Santa Brígida de Suecia
pidiera a Cristo que la ayudara a “refrenar” su voluntad y que
San Alfonso de Ligorio hablara de “refrenar los caballos” de sus
pasiones?
El escenario está ya montado, y nosotros nos encontramos al
final del primero de los dieciocho capítulos del Gita. Los otros
diecisiete son explicaciones y exposiciones -en forma de
diálogo- de la doctrina y de la vida espiritual que debe llevarse.
Ellos son titulados, en su mayor parte, “Yogas”. Yoga significa,
literal y etimológicamente, “yugo”, como el de los bueyes, y los
diferentes yogas no están mutuamente más opuestos que,
digamos, los caminos espirituales de los franciscanos y los
jesuitas. El lector moderno, ya sea oriental y occidental, tiene
tendencia a ver violentas contradicciones en lo que son
50
realmente diferentes puntos de vista, o interpretaciones en
diferentes niveles de realidad.
Se puede hablar del yoga del conocimiento (Jnana-yoga), del
yoga del amor (Bhakti-yoga), o del yoga de la acción (Karma-
yoga), pero se debe recordar que, como lo expondría un
teólogo cristiano, no se puede amar sin conocimiento como
tampoco se puede realmente conocer sin amar.
Así llegamos al segundo capítulo del Gita donde se habla del
Sankhya-Yoga. No vamos a intentar hacer una exposición del
Sankhya darshana (punto de vista), puesto que ya ha sido
tratado adecuadamente en otro lugar. Sin embargo, es
importante introducir al lector en el concepto de Atman o Yo
interior que se trata en este capítulo. Krishna le dice a Arjuna
que no es el mero vivir y morir del individuo lo que es
importante, ya que en cada individuo hay un centro interior, el
Atman (literalmente “aliento” o “espíritu”) que puede ser
“conocido”. Debemos recordar que como dice San Juan de la
Cruz, “Dios sostiene cada alma y mora en ella substancialmente.
Incluso aunque sea la más pecadora del mundo. Esta unión
entre Dios y las criaturas siempre existe. Así es como Él
preserva su existencia de tal suerte que si la unión terminara
ellas serían de inmediato aniquiladas, y dejarían de existir”
(Ascenso al Monte Carmelo). Este Atman es el Yo que toda
tradición nos amonesta a conocer. Éste es el “Espíritu”, opuesto
al “alma” la cual debe ser aborrecida. Es por lo que Sto. Tomás
de Aquino dice: “duo sunt in homine, scilicet natura spiritualis
et natura corporalis hay dos naturalezas en el hombre: su
51
naturaleza espiritual y su naturaleza corporal” (Summa, II-II,
26.4). Este es un concepto confuso para comunicar a alguien
que no esté familiarizado con el pensamiento metafísico. La
confusión viene porque nosotros usamos la palabra “alma” en
una amplia variedad de sentidos. Así, Filón habla de “el Alma
del alma”, y Platón del “Hombre en el hombre”. Guillermo de
St. Thierry (contemporáneo de San Bernardo y su hijo espiritual)
habla de la diferencia entre anima y animus (ambas traducidas
libremente como alma) y se refiere al animus vel spiritus (alma
o mejor espíritu) que es la imago Dei (la imagen de Dios) en
nosotros. San Pablo habla de la Palabra de Dios que “penetra
hasta la división del alma y del espíritu” (Hb 4,12) y nos dice que
Dios es “el único que posee la inmortalidad” (1 Tm 6,16) y
también habla “del Espíritu de Dios que habita en vosotros” (1
Cor. 3, l6). San Pablo es claro, como el hindú diría, al negarse a
sí mismo, o su alma inferior, cuando dice “no vivo yo, sino
Cristo quien vive en mí”. Esto distingue a los dos yoes, el Yo
interior (también llamado por varios autores nuestro “Hombre
común”, la interna “Razón verdadera”, la Conciencia,
Syneidesis, Synteresis, “Intelecto increado”, y el “daimon” de
Sócrates), y el yo exterior contingente que se refleja en nuestra
herencia lingüística.
Hablamos de la gente que se “controla a sí misma”, y nos
amonestamos unos a otros a “ser nosotros mismos”; hablamos
de los santos que están, no en “guerra con ellos mismos”, sino
antes bien “en paz consigo mismos”. Al mismo tiempo
reconocemos con San Pablo que están aquéllos que son
“egoístas” (2 Tm 3,2), lo que se ejemplifica con el término
52
común de “egoísmo”. El yo inferior, el “yo” del egotista, es una
entidad contingente siempre cambiante y que no tiene una
realidad substancial. Como Krishna nos dice “estos dos yoes
están en guerra uno con otro”. San Pablo dice: “pero siento otra
ley en mis miembros, luchando contra la Ley de Dios, y me
encadena a la ley del pecado, que está en mis miembros” (Rm
7,23). Vemos así que el Atman el “aliento” o Espíritu que
entregamos cuando morimos, es un concepto (a pesar de la
confusión que los orientalistas y los misioneros han dado a
conocer) de aceptación universal. Por eso la postura hindú
puede manifestarse en las palabras que Cristo dijo a Santa
Catalina de Siena: ¿sabes hija quién eres y quién soy yo? Si
sabes estas dos cosas serás bendecida. Tú eres la que no eres,
mientras que Yo soy El que soy. Mantén este conocimiento en
tú alma y el Enemigo nunca te engañará y escaparás a todas sus
artimañas…” (Su Vida por San Raimundo de Capua).
La postura cristiana bien podría expresarse con las palabras del
Aitareya Aranmaka: “este yo se entrega a aquél Yo, y este Yo a
aquél yo; ellos se funden”. Esto es por lo que Bel Shem Tov, el
fundador del movimiento Hasídico en el Judaísmo dijo que “no
hay lugar para Dios en el que esté lleno de sí mismo”; esto es
por lo que Platón dijo que “la causa de todos los pecados reside
en el excesivo amor de las personas hacia sí mismas”; esto es
por lo que Santa Teresa de Lisieux dijo que “sólo Jesús es, todo
lo demás no es” y que “nuestra misión es olvidarnos de
nosotros mismos, para aniquilarnos a nosotros mismos” (la
cursiva es de ella);. esto es por lo que Santa Catalina de Siena
dijo que “el amor de sí mismo… es el principio y el fundamento
53
de todo mal”. Finalmente, esto es por lo que San Euvardo dice
que la vida espiritual “requiere que declaremos la guerra al ego
humano, al amor de uno mismo”. Es a la luz de estas palabras
como las palabras de Krishna acerca de la persona “cuya mente
es engañada por el egoísmo” tienen sentido. Nuevamente
Krishna dice: “Que el hombre eleve su yo mediante el Atman y
no lo destruya; pues en verdad, el Atman es el amigo del yo o su
adversario. Para aquel en quien el Atman ha vencido al yo, el
Atman es entonces su amigo, pero para aquel que es infiel al
Atman, el Atman puede ser hostil, como un enemigo”, o de
nuevo: “Oh Gudakesha, Yo soy el Atman en el corazón de todos
los seres”. El hindú ve en el egoísmo, en el apego a su yo
inferior, rehusando someterlo a su Yo superior, el mismo
pecado cardinal que el cristiano ve en el orgullo. Orgullo y
egoísmo no son sino dos aspectos de la declaración del diablo:
“no serviré”. Es de esperar que ya sea evidente por sí mismo
(sic) para el lector que la Verdad es una, aunque sus
expresiones sean muchas. Una veritas in variis resplendeat “una
verdad en varias formas brilla a la vista” (San Nicolás de Cusa).
Es entonces en esta conceptualización de la Verdad que el resto
del Gita nos enseña cómo conocer lo que nosotros somos. Sería
imposible incluir todos los aspectos de esta enseñanza, pero es
importante tratar brevemente la enseñanza hindú del Karma
yoga, el camino de la acción”. Ahora bien, el “camino de la
acción”, o la vida espiritual apropiada para los que están
comprometidos con lo que el Cristiano llama “la vida activa”, es
acentuado en el Gita, y como es debido. Hemos mencionado
anteriormente que el Gita es un texto sagrado usado por los
54
hindúes en todos los caminos de la vida. Arjuna no es un monje
en retiro, es un guerrero en el campo de batalla del Dharma.
Por eso mientras que se examinan diversos aspectos de la vida
espiritual, se acentúan aquéllos más apropiados para él y para
nosotros. Sin embargo, en la esfera del Karma yoga puede
haber lugar a la confusión ya que las dos tradiciones difieren
aparentemente en su manera de expresión, aunque no en sus
principios.
A través de todo el Gita se pone gran énfasis en el concepto de
realizar nuestras tareas sin apego a los frutos de nuestras
acciones. En términos cristianos esto se llamaría “el Santo
Abandono” y “la Santa indiferencia”. El hindú con su creencia
en el sistema de castas, en su dharma, es instruido por Krishna
para “realizar constantemente la acción que debe hacerse sin
ningún apego; así el hombre alcanza la Acción Suprema”. El
abad Lehodey nos dice que “toda perfección, toda santidad
consiste en cumplir fielmente lo que Dios quiere de nosotros”, y
Santa Gertrudis dice: “debemos imitar la santa religión
aplicándonos a nosotros mismos con humildad y fervor lo que
Dios quiere de nosotros según nuestra vocación, y no debemos
pensar en descubrir otra forma y camino mejor para llegar a la
perfección aquella ya señalada… y en verdad, ya que Dios
mismo es quien ha elegido por nosotros nuestro estado de vida,
y los medios para nuestra santificación, ciertamente nada más
puede ser mejor para nosotros, nada puede ser ni bueno, fuera
de nuestro estado y nuestros medios”. Pero ¿cómo deberá
realizarse nuestra acción? Según Lehodey, “con la Santa
Indiferencia”, no indiferencia hacia Dios, sino hacia los frutos de
55
nuestras acciones. Como Krishna instruyó a Arjuna:
“renunciando a todas las acciones por Mí, con tu pensamiento
fijo en el Atman, estando libre de esperanzas, libre de
egoísmos, desprovisto de emoción, de tus luchas… toma refugio
en la devoción (amor) hacia Él (Dios) y abandona los frutos de
todas las acciones, sé autocontrolado”. San Francisco de Sales
nos dice que “abandonar nuestra alma y abandonarnos a
nosotros mismos significa ni más ni menos que privarse uno
mismo de la propia voluntad a fin de entregársela a Dios”. San
Alfonso de Ligorio nos dice que “aquél que permanece unido a
la voluntad de Dios vive y salva su alma; aquel que prefiere
seguir su propia voluntad muere y se pierde”.
La postura hindú se clarifica aún más en los Narada Bhakti
Sutras: “La característica esencial de Bhakti (amor a Dios) es la
consagración de todas las actividades, por una completa
autoentrega a Él y una extrema angustia si Él fuese olvidado”.
Con la diferencia en el énfasis que aparece muy
superficialmente puede uno impresionarse por la similitud de
instrucción de cómo debe ser alcanzado este estado espiritual.
Permítaseme yuxtaponer declaraciones de las dos tradiciones
para demostrarlo.
San Juan de la Cruz: “los apetitos son pesados y tediosos para el
hombre porque lo perturban y lo desordenan, así como lo hace
el viento con el agua”.
56
Gita: “Como el viento lleva el barco fuera de la ruta, así, uno
pierde la consciencia cuando la mente es llevada por los
vagabundos sentidos”.
San Juan de la Cruz: “la ignorancia de algunos es
extremadamente lamentable, ellos se agobian a sí mismos con
penitencias y muchos otros ejercicios, pensando que estos son
suficientes para lograr la unión con la sabiduría divina. Pero
estas prácticas son insuficientes si la persona no se esfuerza
diligentemente en rechazar sus apetitos”.
Gita: “No por abstenerse de la acción obtiene el hombre la
liberación de la acción, ni por el solo renunciamiento de la
acción, se logra la perfección… Aquél que reprimiendo los
órganos de la acción, sigue pensando en los objetos de los
sentidos, se engaña a sí mismo y se dice que es de falsa
conducta”.
San Juan de la Cruz: “un hombre con apetitos siempre está
insatisfecho y amargado, como alguien que está hambriento”.
Gita: “El enemigo constante del sabio, es una forma de deseo
que es codiciosa e insaciable”.
San Pablo: “Aquellos que tienen mujer deberían actuar como si
no la tuvieran; los que lloran por las cosas de este mundo como
si no llorasen; los que se alegran como si no se alegrasen; los
que compran como si no poseyesen, y los que disfrutan del
mundo como si no disfrutasen, porque pasa la apariencia de
este mundo”.
57
Gita: “Es por lo tanto realizando constantemente las acciones
que deben hacerse sin apego, como el hombre alcanza lo
Supremo”.
El Maestro Eckart dijo que la más grande de las virtudes es el
desapego (de todo lo que no es Realidad pura); y que este
completo desapego implica e incluye todas las otras virtudes.
San Juan de la Cruz, al hablar de la pobreza, describe su esencia
como “la desnudación de los apetitos y gratificaciones del alma”
(Ascenso al monte Carmelo). Ahora bien, si hablamos de
desapego, o de pobreza, o de acción sin apego, estamos
fundamentalmente hablando de la extinción del ego (el yo), y
ésta es la más alta virtud, precisamente porque implica la más
alta perfecta conformidad con la Voluntad Divina. El alma que
es aniquilada no puede desear ninguna otra cosa que la
voluntad de Dios. Como Jacob Boehme dijo: “toda la Escritura
clama por la liberación del yo”.
Dentro del espacio de una introducción no es posible tratar en
detalle cada parte del Gita. Uno espera sin embargo que se
hayan dado al lector suficientes claves para permitirle penetrar
por debajo de la superficie del texto. Si se han usado una
multiplicidad de paralelos cristianos, es porque el lector
occidental no puede esperar encontrar en la mayoría de los
casos, un medio más eficaz para entender lo sagrado en las
otras tradiciones más que profundizando en sus propias raíces
culturales. Se espera también que el lector vea que la religión
no es solo una cuestión de actuar y sentir, que no es
simplemente un compendio de ética y sentimentalidad. Es
58
primordialmente una cuestión de ser. Si el hombre moderno
está vacío y aislado, es precisamente por “él cree en sí mismo”.
Si él no quiere creer en lo que está por encima de él mismo,
esto es elección suya. Como Arjuna, puede encontrar excusas
para sus actitudes, puede enmascarar su orgullo en frases
altisonantes tales como “honestidad intelectual”, o “pensar por
mí mismo”. Mas si desea comprender las Escrituras, debe decir
como Krishna: “vive con fe y sin poner peros”. Debe creer como
dijo Krishna que “las Escrituras son la autoridad para decidir lo
que debe hacerse y lo que no debe hacerse”. Debe recordar
que, en palabras de Platón, la “incredulidad es para la chusma”,
y que ser escéptico es muy fácil. La lucha sin embargo no es una
cosa fácil. La vida del guerrero requiere entrenamiento y el
soldado debe aprender tanto a manejar sus armas como a
conducir sus caballos. Hemos venido a ser sin embargo una
sociedad “blanda”. No nos gusta el trabajo duro. Hemos
olvidado cómo caminar en los caminos de nuestros padres y
hemos construido para nosotros mismos una serie de ídolos de
oro, tales como “progreso”, “la perfección de la sociedad (sin
Dios)”, el éxito y la prosperidad económica. Hemos confundido
el amor con la concupiscencia porque vemos nuestra
autosatisfacción en la saciedad de nuestros deseos y la
llamamos felicidad. Aquellos que deseen oír una descripción del
hombre moderno, deben leer el capítulo dieciséis del Gita.
Hemos olvidado que “el hombre no vive sólo de pan” y hemos
apartado nuestras caras de la Palabra de Dios. No buscamos ya
las Escrituras porque no tenemos ni ojos para ver ni oídos para
oír. No buscamos ya y nos quejamos amargamente de no
59
encontrar. Porque si no pedimos, no podemos esperar recibir.
Se requieren algo más que claves para comprender las
Escrituras. Como San Agustín, nosotros debemos creer para que
podamos comprender, y debemos comprender lo que creamos.
Concluyamos con las palabras finales de Krishna en el Gita:
“Y quien lo escuche, lleno de fe y libre de malicia (mala
voluntad), también será liberado y alcanzará los mundos felices
de los rectos”. Esperanzadoramente respondamos como
Arjuna: “Mi ilusión está destruida, y por Tu Gracia, oh Dios, he
recobrado mi presencia de espíritu. Me siento firme
(confirmado) y mis dudas han desaparecido. CUMPLIRE TUS
PALABRAS” .
Rama P. Coomaraswamy
60
“Entre todos los yoguis, aquel que me ama y me honra con su
fe, con su interior absorto en mí, es considerado el mejor de
todos los yoguis”
Bhakti quiere decir servicio pero también amor, lealtad,
fidelidad de la misma manera que se puede dar entre padres e
hijos, discípulos y maestros o entre personas donde exista una
cierta adoración. Dentro de la religiosidad, bhakti hace
referencia a la devoción, una relación amorosa con Dios que
implica abandono y confianza. Pero lo divino puede tomar otras
formas como Absoluto, Totalidad, Inteligencia creadora, Vacío,
etc.
61
En la Gita, aunque Krishna describe y señala otras vías de
trascendencia, el tema central es la entrega al Señor. El mismo
Krishna en la Gita se presenta a Arjuna como amigo, maestro y
también como Dios. Es el Ser en todos los seres, que vive en el
62
corazón de todos y nuestra relación con él es como la de un
amante.
Una manera de expresar este amor de Dios es que actúa en los
momentos difíciles de la humanidad para restablecer el
equilibrio perdido. Se manifiesta como avatar, en este sentido
Krishna es un avatar, una encarnación de Vishnú, el protector.
Su amor es infinito y expande su amor al igual que la luz del sol
no discrimina entre buenos y malos.
Esta visión de un dios personal con el que se puede interactuar
es el que le dió vuelos al hinduismo en su época. Atrás queda
una visión de un dios inefable, absosulto, un dios abstracto e
inmanifestado, lo importante es un dios que se ocupe de los
asuntos de los humanos, de su realidad cotidiana, que esté
presente.
Krishna arenga al devoto para que le dirija su amor, sus
sacrificios, sus ofrendas. A través del mantra el devoto coloca
en el centro de la meditación su devoción por Dios. Ve la
presencia de lo divino en todo, todo le habla, todo le susurra el
nombre de Dios. El devoto vive en el mundo pero como si
estuviera en el reino de Dios. Éste es la fuente de la felicidad
única. Los deseos mundanos son apartados. La vida se convierte
en una celebración a través de rituales, cánticos, ofrendas,
plegarias. La oración se convierte en un vínculo directo con lo
divino en la confianza que ese dios personal puede responder, y
responde a través de las señales especiales que encontramos
en la vida.
63
La persona bhakti a través de su amor incondicionado disuelve
las fronteras que marca el intelecto. Todo está en todo; Yo soy
tú y tú eres yo; Todo es divino.
La Gita reconoce cuatro tipos de devotos: “entre los hombres
virtuosos, hay cuatro tipos: el afligido, el que desea conseguir
bienes materiales, el que busca el conocimiento y el que
alcanzó el conocimiento”. Gardini * asocia estos cuatro tipos a
cuatro características de la naturaleza humana: la emotiva-
afectiva, la práctica-dinámica, la intelectual-racional y la
intuitiva mística. En un lenguaje más esotérico diríamos que
están los cuatro elementos, agua, tierra, aire y fuego, y en boca
de Jung diríamos que son las cuatro funciones psíquicas,
sentimiento, percepción, pensamiento e intuición.
Los tres primeros tipos de devotos se servían de Dios para sus
propios fines, el cuarto abandona su voluntad a una voluntad
mayor. Por eso, “el mejor de todos, con su devoción total. Para
él Yo soy el más amado y él es amado por mí”.
¿Cómo es el camino de devoción? Krishna nos dice “viviendo en
soledad, sobrio en la comida, controlando las palabras, el
cuerpo y la mente, siempre absorto en meditación y en la
concentración, anclado en el desapasionamiento; sin orgullo,
violencia, arrogancia, deseo, ira, pasiones, ; abandonando la
conciencia del “yo” y en paz consigo mismo. Con su espíritu
sereno, no se aflige ni desea, igual para con todos los seres,
aquiere la suprema devoción hacia mí”. No es un camino fácil,
hay que cultivar una fe inquebrantable, no dejarse engañar por
64
lo ilusorio del mundo, renunciar a los frutos de las acciones. Es
incompatible el apego a los bienes mundanos con el amor a
Dios.
Es importante señalar los beneficios directos que tiene ese
amor divino en el devoto. El amor purifica la vida, borra las
tendencias de los hábitos pasados, nos da fuerza y renueva la
vida. El amor aleja cualquier temor.
Pero es importante señalar que no basta con con uno sólo de
los caminos. El amor necesitará también el conocimiento y la
acción en el mundo. Probablemente si la Gita pone énfasis en el
amor porque la vía del conocimiento es una vía elitista. Al
pueblo lo que le mueve es el amor y esa relación amorosa está
presente siempre entre los hijos y las personas que nos rodean.
El amor es para todos mientras que el conocimiento es
reservado a personas con una formación determinada. La Gita
proclama que el Yoga perfecto es el del amor. Vivir es amar
65
Aurobindo decía que un Yoga que me exija abandonar el mundo
no está hecho para mí.
Aurobindo alude a un cierto peligro en la práctica del Yoga.
Ejercicios, relajación, meditación podrían orientarnos hacia un
excesiva interiorización y hacia una indeferencia acerca de los
asuntos del mundo.
66
Incluso en los Vedas, segundo milenio a.C., se pedían a los
dioses bienes materiales, prestigio, vida larga y descendencia
numerosa. También en el Mahabarata los héroes eran rudos y
llenos de vitalidad.
En las Upanishads ya hay un cambio a favor de la vida
contemplativa y el conocimiento intuitivo. Aunque no hay que
descuidar los deberes con los hijos y la sociedad. Se dice
“practica la virtud y no descuides la prosperidad”. Aunque se
trata de una excepción.
La doctrina común es que las obras son inútiles para la unión
con Brahman. Cada acción es una causa que ata cada vez más a
la existencia. Hay que ir hacia el camino de la renuncia y del
aislamiento de los ascetas para nos er “contagiados” y llegar
más fácilmente a la liberación.
A veces el Gita sigue en esta línea cuando habla de “la
esclavitud de las acciones” o del “mundo pasajero y sin alegría”,
además de “apagar los sentidos” y presenta a la tortuga como
un modelo “que recoge sus miembros de todos lados”. También
alaba al asceta que ha abandonado por completo a la familia y
que anda mendigando. Krishna dirá que el mundo es maya,
ilusión, fruto de la ignorancia.
La Gita, cuando fue escrito, existía una querella entre
partidarios exclusivos del conocimiento que preconizaban la
inacción y los deseosos de conservar las acciones de las
prácticas rituales. Ante esta ambigüedad en la Gita, Arjuna
pregunta qué es mejor, la renuncia o la ejecución de las
67
acciones. Y Krishna dice: las dos, ambas conducen a la salvación
pero de las dos el Yoga de la acción es superior. Antes en ka
Gita se había definido al Yoga, entre otras, como la habilidad en
la acción.
“Ni por un sólo momento permanece alguien sin actuar. Los
elementos de la materia (los gunas) condicionan a la
personalidad humana y empujan incesantemente hacia el
cambio. Las acciones son la manifestación de los talentos
naurales que uno posee.
“El alma encarnada no puede abandonar completamente la
acción”. (18,11). Se dice también que “el sabio debe actuar por
el bien de la humanidad”. Quien procede hacia la perfección
nace espontáneo el deseo de ser útil y hacerse responsable de
la salvación del mundo. El egoísmo disminuye y la sensibilidad
se afina. La luz del sabio debe ser la luz de todos. Recibe y debe
dar. “Quien no vive para servir, no sirve para vivir”. “Aun para
ser guía de la humanidad debes actuar”.
El mismo Buda se entregó al servicio de la humanidad. Dijo
“mientras una sola alma solitaria no haya sido salvada, volveré
a este mundo para salvarla”. Cristo se entregó a una actividad a
favor de los pobres y enfermos. Ghandi dijo: “si tú actúas
injustamente y yo lo sé y me callo y te dejo hacer la injusticia,
yo soy el injusto”. “No creo que un individuo pueda crecer
espiritualmente cuando quienes lo rodean están sufriendo”.
Vivir es compartir.
68
Se dice que el hombre tiene que comprometerse porque Dios
está comprometido con el mundo y con la humanidad. Krishna
dice “yo siempre actúo”. Pero dice, “las acciones no me afectan
ni estoy interesado en sus frutos. No se ama verdaderamente a
Dios sin amar a los hombres.”Realizando las acciones, el
hombre alcanza lo supremo” (3, 19). También Jesús dijo “Mi
Padre trabaja siempre y yo también trabajo”. El cristiano tiene
el derecho y el deber de apasionarse por las cosas de la tierra;
su obra se transforma en instrumento de Dios; es la
prolongación viviente de la creación”.
El deber (dharma) es el orden cósmico, la estructura íntima que
determina lo que uno debe hacer, es su ley natural. Para cada
ser humano existe un deber personal que no se opone al
general, sino que se adapta a condiciones de tiempo, lugar y
capacidades. Hay que sintonizar las acciones con la voz interior
que aclara y recuerda las exigencias del deber. Por eso quien se
aleja de su dharma se autodestruye.
“Es mejor cumplir el propio deber, aunque sea sin méritos, que
el deber de otro aunque sea perfecto. Es peligroso” (3,35).
Santa Teresa decía que la acción más pequeña, si va con amor,
no tiene precio. La bondad es, esencialmente, perfección en la
calidad.
La Gita señala tres categorías de personas que siguen un
camino equivocado: los ignorantes (tamásicos) que se dejan
llevar por los instintos, por la inercia, los pasionales (rajásicos)
que buscan la satisfacción de sus deseos y que practican una
69
falsa independencia; y los hipócritas que practican la no
violencia externa pero están llenos de odio. ¿Cuál es la acción
perfecta?
La acción perfecta es la ejecutada sin apego y sus deseo de los
frutos. La ayuda de maestros y amigos puede ser útil y, a veces,
indispensable, pero la inspiración más decisiva hay que recibirla
desde la morada interior. Desde esa morada hay un llamado
para dirigir la conducta humana. Se dice claramente que el
fruto de tu acción no sea tu objetivo. Ghandi tituló a la Gita
como “El evangelio de la acción desinteresada”. Una acción que
no esté condicionada por la atracción o la aversión, por el
egoísmo o la codicia.
Un cristiano, Angel Silesio decía: “La rosa no tiene un porqué,
florece por florecer, no cuida de sí, no pide ser mirada” . Ese
actuar sin un porqué es propio de Dios. La vida debe convertirse
en un juego, realizado por placer y con espontaneidad. También
el desapego purifica la mente. Krhrisna dice que los motivos
sean puros. Ofreciendo las acciones a Dios, se las hace volver a
su origen.
Krishna anuncia esta paradoja: aquél que ve la inacción en la
acción y la acción en la inacción, ése es un sabio entre los
hombres. La acción del hombre y su eficacia consiste en una
total disponibilidad a la influencia divina. *No nos olvidemos
que el don, el duende, la gracia, el genio de un artisto no
depende estrictamente de él sino de una cualidad que lo
atraviesa.
70
Lo dice el mismo Tao Te Ching, el sabio actúa sin acción. “No
hay nada que el no hacer no haga”
“El hombre debe cortar el árbol del egoismo (Ashwattha) con el
hacha del desapego. “Levantate y lucha”, destruye a este
enemigo, el deseo, tan difícil de dominar.
En los aforismos de Patañjali se recomienda ir por etapas, paso
a paso, es necesario elegir objetivos adaptados a las
posibilidades del momento.
Cuando aparece el sacrificio es una vuelta consciente a nuestra
fuente originaria.Sacrificar significa hacer que algo se vuelva
sagrado.
En realidad el sabio dice “hágase tu voluntad”
Extracto del Yoga en el Bhagavad Gita por Walter Gardini.
Editorial Kier
71
“Con la espada del conocimiento, corta la duda que nace de la
ignorancia y se ha deslizado en tu corazón” (4,42)
(Jñana, de jña= saber. Lo mismo que gnosis en griego. Es el
conocimiento intuitivo, secreto más allá de la simple razón.
Patanjali usa también el término prajña)
En contraposición a la excesiva importancia concedida a los
ritos y a los sacrificios de animales, las Upanishads exaltan el
conocimiento (Jñana) como único medio para liberar el alma.
Brahman, atman y mundo parecen tres cosas distintas pero no
es así. El Absoluto es al mismo tiempo inmanente al mundo.
Conocer esta realidad es llegar a la salvación. Uno se
transforma en lo que conoce.
72
Krishna distingue tres tipos de conocimiento relacionado con las
gunas:
el tamásico que se apega a un sólo objeto de la acción como si
fuese todo sin reocuparse por las causas, perdiendo la esencia
verdadera de las cosas. Se absolutiza por ejemplo el dinero, el
cuerpo, una posición social, etc. como si fueran ídolos.
El conocimiento rajásico uno percibe separadamente en todos
los seres, diferentes entidades de diversas clases. Los seres
aparecen divididos como fragmentos incoherentes sin vínculos
que los unifique. Se funciona bajo el dominio de la atracción y la
repulsión, sin equilibrio interior.
73
Con el conocimiento sáttvico se percibe la realidad inmutable
presente en todos los seres, indivisa en ellos que se hallan
divididos. Es la unidad en la diversidad. Esta visión unitario
confiere equilibrio a la acción.
Krishna debe ser conocido como quien está en todas partes. Él
es todo. Arjuna pudo contemplar al universo dividido en
infinitas partes pero reunido en su cuerpo.
Jñana es la visión de todos los seres en su fuente originaria,
donde ellos realmente existen.
“Cuando hayas alcanzado este conociemiento no caerás de
nuevo en el error”. “Aunque seas el más grande de los
pecadores atravesarás el océano del mal en la balsa del
conocimiento”.
“Asi como el fuego reduce la leña a cenizas, así el fuego del
conocimiento reduce a cenizas las acciones”. No hay nada tan
purificador como el conocimiento ya que destruye todas las
ataduras.
Las acciones que nacen de una mente iluminada y de un
corazón puro no producen más efectos negativos.
“De aquél que me ve en todas partes y que todo lo ve en mí,
nunca me alejo, ni él se aleja de mí”.
Es un conocimiento que no se alcanza fácilmente, se necesita
un esfuerzo heroico y constante:
74
– liberación del orgullo y del engaño
– no violencia
– perdón
– rectitud
– sumisión al maestro
– pureza
– firmeza
– autodominio
– indiferencia frente a los objetos de los sentidos
– ausencia de vanidad
– percepción de los males inherentes al nacimiento, la muerte,
la vejez y las enfermedades.
– ausencia de apego y de afecto excesivo a los hijos, esposo/a,
hogar
– mente equilibrada ante los acontecimientos buenos y malos
– firme devoción hacia mí, la divinidad por medio de una
disciplina espiritual (Yoga)
– permanencia en lugares apartados
– aversión a la muchedumbre
75
En la base de todo está la liberación del egoismo que juzga y
actúa a partir de un yo empírico, se siente autónomo y quiere
construir una morada definitiva en este mundo, eligiendo lo
que le gusta y rechazando lo que requiere sacrificio. Pero la
experiencia enseña que el nacimiento es dolor, que están las
enfermedades, la vejez, la muerte. Buda cuestionaba ¿lo que es
pasajero, causa dolor y está sujeto al cambio, puede ser el yo
último? Todo se esfuma, todo es un préstamo.
El ejemplo y la palabra de un maestro serán de preciosa ayuda,
como también el retiro en lugares aislados. El silencio y el
desierto son la patria de los grandes, permiten percibir las
voces que nos llegan desde la profundidad del ser.
Así hablaba San Agustín a Dios: ” Tú estabas en mí y yo estaba
fuera de mí mismo. Y por afuera te buscaba, en medio de las
bellezas que creaste. Tú estabas conmigo y yo no estaba en Ti;
me mantenían alejado de Ti aquellas cosas que si en Ti no
estuviesen, sin Ti no existirían. No obstante, Tú llamaste,
gritaste, derrumbaste mi sordera; como centella
resplandeciente, ahuyentanste mi ceguera. Derramaste tu
fragancia;la inhalé en mi aliento y ahora suspiro por Ti”.
Nadie elige el momento en el que nace a la vida espiritual.
Aunque si estamos lejos no podremos entrar cuando la puerta
se abra.
76
El Gita recomienda la disciplina del Yoga, la fe y la “dedicación”,
es decir, el esfuerzo constante, el compromiso decidido y el
control de los sentidos.
El Jñana Yoga es la ciencia de las ciencias porque responde a las
preguntas sobre el sentido de la vida, la muerte, el dolor y el
más allá.
77
La duda
Se dice que todo procede del azar y sólo en función del placer.
Materialismo
Al admitir sólo la percepción como medio de conocimiento.
Si no hay ninguna trascendencia entonces está justificado el
placer por el placer.
Autonomía
Ponerse en lugar de Dios. Creerse autónomo.
78
Deseo
No se considera de por sí malo pues es la primera simiente de la
consciencia. También es una señal de la nostalgia del infinito.
Es un de las tres puertas que llevan a la perdición junto con la
ira que nace de la frustración de un deseo y la voluntad de
venganza, la codicia que se presenta cuando aparecen
condiciones favorables, y el miedo causado por la posible
desaparición de los bienes deseados.
El deseo es insaciable y egoista. Y puede esclavizar al hombre.
Apetitos ilimitados que nunca se pueden saciar. Lo que es
insaciable sólo puede ser saciado por lo inagotable.
Krishna dice recuerda que puede ser llamado yogui sólo el que
está libre de anhelos por los objetos del deseo.
Sentidos
Se dice en el Gita que el hombre no debe caer bajo sus
dominios porque son sus enemigos. Van hacia lo que place y se
alejan de lo que no gusta.
Objetos de los deseos
Dinero. Todo queda sacrificado por el logro de las ventajas
personales.
79
Poder. Los bienes materiales facilitan la adquisición de poder.
La violencia está íntimamente ligada al poder como la
ilegitimidad a la riqueza.
Lujuria. Los que están convencidos de que los goces sensuales
son la única meta.
Riquezas, poder y placer son los tres ídolos de los hombres
demoníacos. Dante habla de tres bestias que después de cada
comida tienen más hambre, ungatopardo, un león y una loba.
La Biblia dice: todo loq ue hay en elmundo es concupiscencia de
la carne, soberbia de los ojos y codicia de las riquezas.
De las equivocaciones sobre los objetos de los sentidos, surge el
apego a ellos; el apego engendra el deseo y el deseo origina la
ira. La ira alimenta el error., el error lleva a la pérdida de la
memoria, la pérdida de la memoria arruina la razón, la ruina de
la razón significa la completa destrucción. (2, 62-63)
80
La bondad es sattva,la pasión rajas y la oscuridad como inercia
es tamas. Para entender bien la liviandad en el movimiento es
sattva, el movimiento es rajas y la pesadez es tamas.
La bondad nos ata con el lazo de la felicidad y el conocimento.
La pasión proviene del deseo y genera anhelos, el hombre se
ata a la acción.
La oscuridad nacida de la ignorancia nos ata a la negligencia, la
pereza y el sueño.
81
individuo no es sólo el resultado de una herencia transpersonal,
familiar, étnica, histórica, sino también por un desequilibrio
cósmico “el deseo eterno de vivir”. Es como el pecado original
del cristianismo.
Los gunas reflejan ese desequilibrio. Son cuerdas que atan el
alma inmutable al cuerpo. También lo sattvico es una
dependenica, dependencia de la felicidad y del conocimiento.
Aunque el hilo sea de oro igualmente impide el vuelo del alma.
Los medievales decían: el hombre piensa como los ángeles,
siente y se mueve como los animales, vive como las plantas.
Aristóteles: el alma humana tiene tres principios, racional,
sensitivo y vegetativo.
Gandhi usa una metáfora: el agua que en su estado líquito está
en la tierra, se convierte en vapor por los rayos del sol y al fin se
transforma en lluvia fecundante. Nosotros tenemos que
purificarnos de manera que se destruya el ego para
reintegrarnos ewnel infinito.
82
individuo hay un centro interior, el Atman (literalmente
“aliento” o “espíritu”) que puede ser “conocido”.
83
del alma”, y Platón del “Hombre en el hombre”. Guillermo de
St. Thierry (contemporáneo de San Bernardo y su hijo espiritual)
habla de la diferencia entre anima y animus (ambas traducidas
libremente como alma) y se refiere al animus vel spiritus (alma
o mejor espíritu) que es la imago Dei (la imagen de Dios) en
nosotros. San Pablo habla de la Palabra de Dios que “penetra
hasta la división del alma y del espíritu” (Hb 4,12) y nos dice que
Dios es “el único que posee la inmortalidad” (1 Tm 6,16) y
también habla “del Espíritu de Dios que habita en vosotros” (1
Cor. 3, l6). San Pablo es claro, como el hindú diría, al negarse a
sí mismo, o su alma inferior, cuando dice “no vivo yo, sino
Cristo quien vive en mí”. Esto distingue a los dos yoes, el Yo
interior (también llamado por varios autores nuestro “Hombre
común”, la interna “Razón verdadera”, la Conciencia,
Syneidesis, Synteresis, “Intelecto increado”, y el “daimon” de
Sócrates), y el yo exterior contingente que se refleja en nuestra
herencia lingüística.
La postura cristiana bien podría expresarse con las palabras del
Aitareya Aranmaka: “este yo se entrega a aquél Yo, y este Yo a
aquél yo; ellos se funden”. Esto es por lo que Bel Shem Tov, el
fundador del movimiento Hasídico en el Judaísmo dijo que “no
hay lugar para Dios en el que esté lleno de sí mismo”; esto es
por lo que Platón dijo que “la causa de todos los pecados reside
en el excesivo amor de las personas hacia sí mismas”; esto es
por lo que Santa Teresa de Lisieux dijo que “sólo Jesús es, todo
lo demás no es” y que “nuestra misión es olvidarnos de
nosotros mismos, para aniquilarnos a nosotros mismos” (la
cursiva es de ella);. esto es por lo que Santa Catalina de Siena
84
dijo que “el amor de sí mismo… es el principio y el fundamento
de todo mal”. Finalmente, esto es por lo que San Euvardo dice
que la vida espiritual “requiere que declaremos la guerra al ego
humano, al amor de uno mismo”. Es a la luz de estas palabras
como las palabras de Krishna acerca de la persona “cuya mente
es engañada por el egoísmo” tienen sentido. Nuevamente
Krishna dice: “Que el hombre eleve su yo mediante el Atman y
no lo destruya; pues en verdad, el Atman es el amigo del yo o su
adversario. Para aquel en quien el Atman ha vencido al yo, el
Atman es entonces su amigo, pero para aquel que es infiel al
Atman, el Atman puede ser hostil, como un enemigo”, o de
nuevo: “Oh Gudakesha, Yo soy el Atman en el corazón de todos
los seres”. El hindú ve en el egoísmo, en el apego a su yo
inferior, rehusando someterlo a su Yo superior, el mismo
pecado cardinal que el cristiano ve en el orgullo. Orgullo y
egoísmo no son sino dos aspectos de la declaración del diablo:
“no serviré”. Es de esperar que ya sea evidente por sí mismo
(sic) para el lector que la Verdad es una, aunque sus
expresiones sean muchas. Una veritas in variis resplendeat “una
verdad en varias formas brilla a la vista” (San Nicolás de Cusa).
85
llamado el campo del Dharma. Arjuna es un guerrero y es el que
pregunta a Krishna, su auriga que conduce su carro entre los
dos ejércitos opuestos donde comienzan su debate. Arjuna da
muchos argumentos para no combatir, e incidentalmente los
expresa con frases religiosas, y termina por echar por tierra su
arco y flechas, y con lágrimas abandona en su tentativa.
Ahora bien, nada de esto es, como pudiera parecer, accidental.
Examinemos por turno cada parte de esta escena.
86
En primer lugar el campo de batalla, llamado Dharma. ¿Qué es
el Dharma? El Dharma ha sido traducido diversamente como
deber, “recta acción” o justicia. Platón define la justicia como
“lo que todo hombre hace y tiene que hacer en concordancia
con su propia naturaleza”. La palabra griega y platónica de
Justicia es dikaiosyne y aparece frecuentemente traducida en la
Biblia por la palabra rectitud. Podemos suponer que los
Apóstoles la usaron en su sentido platónico. “Buscad, pues,
primero el reino y su justicia, y todo eso se os dará después”
(Mateo 6, 33). El campo de batalla de la vida es precisamente
este campo de rectitud, que es por lo que Sto. Tomás de Aquino
dice que “el trabajador (todos somos trabajadores) está
inclinado en justicia a hacer su trabajo fielmente” (Summa I-
II,67).Vemos así que el Dharma se emparenta con el concepto
de vocación esa vocación por la que podemos perfeccionar
nuestras almas. (Imaginar que podemos perfeccionar a otros o
al mundo que nos rodea antes de perfeccionarnos a nosotros
mismos es uno de los absurdos de la época moderna. Un
cirujano difícilmente podría practicar sobre otros lo que no ha
aprendido primero él mismo). Ahora bien la vocación tiene en
cierto sentido dos niveles, siendo el primero el trabajo que
nosotros estamos llamados a hacer, como por ejemplo ser
sacerdote o cirujano (el hindú ve esto como un cumplimiento
del deber de casta -y recordemos que entre los Judíos la casta
sacerdotal era también hereditaria); el segundo consiste en
realizar nuestras obligaciones para con Dios, o lo que puede ser
llamado, entrar en el camino de la perfección de sí mismo. En
realidad, los dos están íntimamente relacionados y sólo pueden
87
separarse artificialmente. Por ejemplo, en el caso de un
sacerdote, sólo siendo buen sacerdote puede llegar a ser santo,
pero sólo tratando de ser santo puede llegar a ser un buen
sacerdote. En una sociedad, donde todo oficio es un
sacerdotium (cf. Hocart, Les Castes), donde las palabras de
Cristo: “como el Señor haya llamado a cada uno, así se
conduzca” se toman en serio, esto es específicamente verdad.
En el Gita Krishna defiende con palabras inequívocas el sistema
de castas y dice: “Más vale cumplir cada uno con su propio
dharma, aunque sea de manera imperfecta, que cumplir el de
otro, aunque sea a la perfección”. Así es apropiado que
comencemos nuestra búsqueda en el campo del Dharma,
cumpliendo de una manera justa con esa vocación a la que
estamos llamados, porque hablar de perfección fuera de
nuestra vocación es un esfuerzo necio.
El simbolismo del campo de batalla va mucho más lejos. A pesar
de la crítica prevaleciente sobre el amor y la paz (que ignora las
verdaderas cosas que hacen el amor y la paz), debemos
recordar que existe algo tal como la guerra justa en verdad la
guerra justa y santa. Existe tal cosa como el mal en el mundo y
lo que es opuesto. (Recordemos que Krishna llama a los
enemigos de Arjuna “malintencionados” y “criminales” y a la
guerra “legal”). No estoy sugiriendo que las guerras modernas,
basadas como lo están en nuestras “codicias y avaricias”. (San
Pablo), en imperativos económicos, sean justas o santas. Sin
embargo, el Antiguo Testamento está lleno de ejemplos de
guerras justas y santas, y David es un ejemplo del héroe que
debería estar en todos nosotros. Ahora bien, si vamos a tener
88
guerras justas, entonces deberíamos tener soldados justos y
santos, y ellos a su vez, deberán no sólo luchar, sino luchar bien.
Arjuna, el héroe del Gita es un guerrero, pero él es más que un
guerrero, él representa a cada uno de nosotros. No sólo hay
una pequeña porción de guerrero en cada uno de nosotros, sino
que más aún, las palabras dirigidas por Krishna a Arjuna están
dirigidas a todos y a cada uno de nosotros cuando nos
encontramos abatidos y “confusos” en el campo de batalla.
¿Libertad o predestinación?
Todos heredamos un destino.
Krishna le dice a Arjuna: si piensas que no lucharás, tú decisión
es inútil ya que tunaturaleza te obligará a luchar. Lo harás
contra tu voluntad porque estás atado al deber. Por su poder
mágico el Señor hace girar a todos los seres como si estuvieran
en una rueda. Tú no eres más que un instrumeno
El hombre cree guiar y dirigir su vida pero parece ser
irresistiblemente arrastrado por un destino prefijado.
El karma acumula nuestras acciones y queda en el cuerpo sutil
después de la muerte y condiciona los nacimientos futuros..
Cada uno determina su propio destino y recoge los frutos.
Nuevo Testamento: “De acuerdo con el hombre interior me
complazco en la ley de Dios,pero observo que hay en mism
miembros otra ley que lucha contra la ley de mi razón y me ata
89
a la ley delpecado que está en mis miembros. El deseo de hacer
el bien está a mi alcance pero no el de realizarlo. Y así no hago
el bien que quiero sino el mal que no quiero. (romanos 7, 15-
24)
Pero existe una esperanza: “aún el pecador más grande, si se
vuelve hacia mí con devoción total, debe ser considerado un
santo. (9,30)
El hombre ha recibido al nacer determinadas cartas: con ellas
debe organizar y dirigir el juego de su vida.
Donde no se reconoce a una realidad última, se origina la manía
egoista y de ella surge la automutilación. La negación del centro
lleva a la desaparición de la circunferencia. Sin un punto firme,
el péndulo no puede medir el tiempo. Sin raíces la planta no
puede vivir.
90
otros, después de 12 años de destierro, fortalecidos por el
apoyo de algunos aliados han regresado decididos a vengarse y
a reclamar la soberanía. Duryodhana rehúsa devolver el reino.
Personajes:
Sanjaya (ministro y secretario) relata fielmente al anciano rey
ciego Dhritirashtra (padre de los Káuravas y tío de los Pándavas)
lo que sucede en el campo de batalla.
Dhiritarashtra
Rey de los kurus. Está ciego y apartado del campo de batalla. Es
símbolo de la ignorancia que lleva a las injusticias sociales e
individuales. Cuando Krishna se ofreció a otorgarle la vista se
rehusó.
91
Arjuna
el guerrero más valiente de los Pándavas con su arco Gandiva,
siempre le ha asegurado la victoria.
Krishna
es el rey de la tribu de los Yávadas y ha ofrecido a los dos
bandos su colaboración. Proponiéndoles elegir entre su fuerte
ejército (energía) o la asistencia de su sola persona (conciencia).
Krishna es un conglomerado de leyendas, mitos y arquetipos.
Nació en un cárcel en Mathura, norte de India. Fue salvado
milagrosamente de una matanza de todos los niños de la zona,
ordenada por el rey, su tío. Creció en medio de pastores
haciéndose pastor, apacentado el ganado y tocando
dulcemente la flauta. Las pastorcillas de la ciudad se
enamoraron de él. Una de ellas Radha, fue su esposa. También
se le identifica como luchador invencible de lobos, tigres,
monstruos y demonios. Llegó a gobernar con sabiduría.
Perseguido injustamente se retiró al bosque para meditar y
confundido por cazadores murió. Ascendió al cielo.
Krishna se asienta en el carro, símbolo del cuerpo. Desde ahí
dirige a los dos caballos, uno blanco y otro negro que
representan las inclinaciones positivas y negativas del ser
humano.
92
Krishna es el reflejo de la ley divina esculpida en el corazón de
todos, es el llamado de la consciencia.
Krishna es el negro según la etimología más tradicional. El color
negro es el que absorve y hace desaparecer todos los otros
colores. Krishna es sin colores, sin cualidades que pudiesen
limitarlo. Arjuna es “el Blanco” quien posee simultáneamente
todos los colores, como el rayo de luz contiene el arco iris.
LA ALEGORÍA
Ghandi dice que no es un relato histórico. No es la descripción
de una guerra entre primos sino entre nuestras dos naturalezas,
el bien y el mal.
El campo de batalla donde se libra la guerra se llama el campo
del deber (Kurukshetra), o de la justicia. Los desórdenes
externos son el reflejo de un desequilibrio espiritual. Las
guerras nacen en el alma de los seres humanos. Vivir ese luchar,
es aceptar un desafío constante que proviene de la sociedad y
del alma de cada individuo. Este es el precio que cada persona
tiene que pagar por ser libre.
Los usurpadores son cien, en contra de los cinco Pándavas, pero
la verdad triunfa como describe el Mahabharata.
Sanjaya significa el vencedor. El que logra dar un sentido a los
acontecimientos y captar el mensaje divino. Es el testigo, quien
93
hace entender y revelar el diálogo entre Krishna y Arjuna, entre
el Señor y el hombre.
Hastinapura, la capital del reino usurpado es la ciudad del
elefante, de la sabiduría. La guerra es por la conquista de la
sabiduría.
El camino es arduo pero Arjuna no está sólo, la presencia de
Krishna es garantía de éxito.`
Arjuna hace un alegato en contra de la guerra. Su punto de
referencia es la preservación de la ley social y familiar. No
lucharé. Mi ser está paralizado por el miedo. Cúal es mi deber.
Krishna responde, no cedas a la cobardía. Perteneces a la casta
de los guerreros. Debe tomar partido por los indefensos, en
contra de cualquier injusticia. Huir o rendirse sería una
deshonra. No hay mayor bien para un guerrero que una guerra
justa.
La interpretación de Ghandi es conocida: se trata de una lucha
espiritual que debe ser librada con toda valentía y decisión en
contra de los enemigos representados por los Káuravas que
intentan impedir el progreso del alma.
El Gita exhorta a prepararse para la guerra pero sin odios, en un
estado de perfecta indiferencia considerando igual el ganar y el
perder, la derrota o la victoria. El Gita permite la guerra sólo en
determinadas circunstancias. “Si tú no luchas, traicionarás tu
deber y habrás pecado”.
94
El mismo Ghandi escribe en sus comentarios al Gita: matar y ser
matado en una guerra (justa) es mejor que ser cobarde.
La crisis de Arjuna: Hay que aceptar que debe caminar en la
oscuridad. El héroe en todos los mitos, debe pasar por la noche,
encontrar una puerta en un muro que carece de aberturas,
subir al cielo por un pasaje que no se abre sino por un instante,
etc. Es necesario pasar por una gran duda, crisis o muerte para
llegar a la gran vida. Cuando uno ha aceptado la muerte física o
psicológica puede mirar la vida con ojos nuevos.
Arjuna debe pasar de un punto de vista humano, centrado en el
interés y en el amor humano a otro donde prima la voluntad
divina, la ley eterna. Es pasar del ego al ser.Hay que transformar
el pensar, el querer y el actuar. Arjuna tiene nacer de nuevo, el
segundo nacimiento. Lo que es finito debe desaparecer para
que aparezca lo infinito.
Ghandi: todo ser humano tiene, en un momento u otro, que
sufrir un conflicto de deberes, un vuelco en el corazón. Se da
una conversión.
El héroe debe comprender que la apertura hacia los valores
superiores no exige la negación de las realidades mundanas.
Krishna pide a Arjuna que renuncie a todo lo más precioso y
más querido que tiene (como Dios pide a Abraham el sacrificio
de su único hijo).
Coomaraswamy: El simbolismo del campo de batalla va mucho
más lejos. A pesar de la crítica prevaleciente sobre el amor y la
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paz (que ignora las verdaderas cosas que hacen el amor y la
paz), debemos recordar que existe algo tal como la guerra justa
en verdad la guerra justa y santa. Existe tal cosa como el mal en
el mundo y lo que es opuesto. (Recordemos que Krishna llama a
los enemigos de Arjuna “malintencionados” y “criminales” y a la
guerra “legal”). No estoy sugiriendo que las guerras modernas,
basadas como lo están en nuestras “codicias y avaricias”. (San
Pablo), en imperativos económicos, sean justas o santas. Sin
embargo, el Antiguo Testamento está lleno de ejemplos de
guerras justas y santas, y David es un ejemplo del héroe que
debería estar en todos nosotros. Ahora bien, si vamos a tener
guerras justas, entonces deberíamos tener soldados justos y
santos, y ellos a su vez, deberán no sólo luchar, sino luchar bien.
Arjuna, el héroe del Gita es un guerrero, pero él es más que un
guerrero, él representa a cada uno de nosotros. No sólo hay
una pequeña porción de guerrero en cada uno de nosotros, sino
que más aún, las palabras dirigidas por Krishna a Arjuna están
dirigidas a todos y a cada uno de nosotros cuando nos
encontramos abatidos y “confusos” en el campo de batalla.
Se dice que el Profeta Mahoma, al regreso de la batalla dijo a
sus seguidores: “Habéis luchado con éxito la pequeña jihad
(guerrasanta); ahora debéis luchar la gran jihad, dentro de
vosotros mismos”. El simbolismo de la guerra, ya sea una lucha
entre dos ejércitos opuestos, o entre dos gigantes, entre David
y Goliat, o entre San Jorge y el Dragón ha sido siempre un
símbolo de esa real lucha interior. Todos estamos destinados a
ser caballeros de la tabla redonda y llamados a salir en busca
del Santo Grial.
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Para entender finalmente la escena, debemos examinar el carro
que es un simbolismo común no únicamente para las
tradiciones Hindú y Budista, sino que también se encuentra en
Filón (Leyes, 898 d) y Platón (Fedro, 247 c). El carro representa
el vehículo psicofísico en el cual según nuestro conocimiento de
“quiénes somos” vivimos y nos movemos. Los caballos
representan a los sentidos, las riendas su control. Si a los
caballos se les consiente escaparse de la dirección de la mente,
el vehículo se extraviará. Pero si los caballos son dominados y
dirigidos por la mente según su conocimiento del Sí, el Atman,
que en nuestra historia es Krishna, entonces y únicamente
entonces puede ella continuar adelante su propio curso.
La vida del guerrero requiere entrenamiento y el soldado debe
aprender tanto a manejar sus armas como a conducir sus
caballos. Hemos venido a ser sin embargo una sociedad
“blanda”. No nos gusta el trabajo duro. Hemos olvidado cómo
caminar en los caminos de nuestros padres y hemos construido
para nosotros mismos una serie de ídolos de oro, tales como
“progreso”, “la perfección de la sociedad (sin Dios)”, el éxito y la
prosperidad económica. Hemos confundido el amor con la
concupiscencia porque vemos nuestra autosatisfacción en la
saciedad de nuestros deseos y la llamamos felicidad. Aquellos
que deseen oír una descripción del hombre moderno, deben
leer el capítulo dieciséis del Gita. Hemos olvidado que “el
hombre no vive sólo de pan” y hemos apartado nuestras caras
de la Palabra de Dios. No buscamos ya las Escrituras porque no
tenemos ni ojos para ver ni oídos para oír. No buscamos ya y
nos quejamos amargamente de no encontrar. Porque si no
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pedimos, no podemos esperar recibir. Se requieren algo más
que claves para comprender las Escrituras. Como San Agustín,
nosotros debemos creer para que podamos comprender, y
debemos comprender lo que creamos. Concluyamos con las
palabras finales de Krishna en el Gita:
“Y quien lo escuche, lleno de fe y libre de malicia (mala
voluntad), también será liberado y alcanzará los mundos felices
de los rectos”. Esperanzadoramente respondamos como
Arjuna: “Mi ilusión está destruida, y por Tu Gracia, oh Dios, he
recobrado mi presencia de espíritu. Me siento firme
(confirmado) y mis dudas han desaparecido. CUMPLIRE TUS
PALABRAS”.
fin/98 paginas
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