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TEOLOGÍA SISTEMÁTICA

(Luis Berkhof)

Reporte por: Alvaro Palacios C.

Capítulo III – “La relación entre el Ser y los atributos de Dios”.

Al momento de abordar el estudio de los atributos de Dios se pueden


considerar –como indica el autor- dos caminos: el primero consiste en dedicar
un tiempo al estudio de Dios como ser para luego dar lugar al estudio de sus
atributos, y el segundo en estudiar el Ser de Dios en relación o por medio de
sus atributos, asumiendo como base que Dios se revela por medio de los tales;
convirtiéndose así, este último, en el camino más común usado por autores que
Berkhof enlista, tales como Turretin, Hodge, Honig, entre otros. Ahora, esto no
es índice alguno de que existan “diferencias” doctrinales entre quienes toman
un método u otro, pues simplemente se trata de la manera en como abordan el
estudio de los mismos atributos, sin necesidad de hablar de fallas
fundamentalistas en las doctrinas tratadas.

El Ser de Dios
En este segmento del capítulo, Berkhof nos lleva a comprender una verdad
extraordinaria: El Ser de Dios no puede ser definido en su totalidad. Me
gustaría destacar la idea de que la manera en que el hombre da definición a
cada cosa que le rodea está basada siempre en un pensamiento comparativo,
es decir, las definiciones que el hombre provee para conceptualizar lo que está
en su entorno generalmente están basadas en comparación a otras cosas, un
ejemplo claro es la misma definición del hombre, que dice que el hombre es un
ser racional a diferencia de los animales, para poder definir a Dios (si fuera
posible) hay la necesidad de ponerlo en comparación con otras especies de
seres divinos, lo cual no existe, puesto que Dios es único. Si tratamos de trazar
un hilo conductor hacia la idea de cómo definir a Dios es necesario que se
plantee, entonces, de qué manera podemos hacerlo, y a esto nos conduce el
autor cuando nos habla de que la única manera en que podemos llegar a
definir el Ser de Dios (parcialmente) es estudiando de una forma analítica y
descriptiva sus características, que en Dios se conocen como atributos o
perfecciones; decimos entonces que esto se trata de abarcar cada una de
estas perfecciones según Dios mismo las ha permitido conocer y aun así no
tendríamos un concepto del Ser de Dios, sino una mirada analítica y descriptiva
de los atributos que conforman Su esencia, y de alguna manera esto nos lleva
a conocer cómo es Dios parcialmente, no exhaustivamente.
Conocemos que todo lo que necesitamos saber acerca de Dios lo podemos
encontrar en la evidencia escrita que Él nos dejó (La Biblia), y por medio de ella
-asegura Berkhof- llegamos a entender que Dios no se revela como alguien o
algo abstracto ni apartado de su creación, antes, la Biblia siempre muestra a un
Dios que interactúa con su creación, y citando a Kuyper (teólogo holandés), el
autor nos mueve a pensar en la forma en que Dios se personifica en la
sabiduría del libro de Proverbios, dando a entender que la sabiduría hace parte
de la esencia misma de Dios, de un modo más claro nos está diciendo que Él
es la sabiduría.
Basado en 2 Pedro 1:4 Berkhof nos lleva a contrastar entre la naturaleza que
de Dios ha sido puesta en nosotros y la esencia del Ser de Dios; cuando en la
Biblia se lee que la naturaleza divina está en nosotros no podemos asumir que
esto alude a la esencia del Ser de Dios, no podemos asumir que la esencia de
Dios está en nosotros así a la ligera; pero sí hay una luz acerca de la esencia
de Dios en el antiguo testamento en Éxodo: YO SOY EL QUE SOY. La esencia
de Dios, según Berkhof, radica en el hecho de la existencia de Dios; para
nosotros puede sonar difícil de entender, pero allí está la esencia de Dios. Otra
afirmación de la esencia de Dios se halla en Juan 4: Dios es espíritu.

En la Biblia podemos encontrar muchas veces explicaciones para los atributos


de Dios, pero a lo que Berkhof nos quiere mover a medida que leemos su obra
es que en ningún momento la Biblia exalta con mayor ánimo algún atributo de
Dios en comparación del resto, contrario a esto vemos como cada atributo se
presenta en perfecta armonía con el resto en la persona de Dios; a pesar de la
obvia insistencia en algunos atributos más que en otros, no podemos obviar
nada respecto a un énfasis propuesto por nosotros en “x” o “y” atributo, debido
a que el hecho de que alguna de estas perfecciones de Dios se recalque más
según el papel que desempeña en el contexto bíblico que se encuentra no es
sinónimo de nada más que una enseñanza que Dios quiso dar en su tiempo
exacto, y para su posteridad.

La historia y la definición del Ser de Dios


A lo largo de la historia, teólogos han sido víctimas de las corrientes de
pensamientos externas a las Escrituras, y en unas líneas más adelante el autor
habla de cómo algunos padres de la iglesia fueron influenciados por filosofías
que les llevaron a creer en un Dios meramente abstracto, que no tiene
comunicación alguna con su creación, e incluso asegurar que Dios no posee
atributo alguno, que solo se limitó a crear ¡y ya! Sin embargo, Berkhof también
menciona a algunos que, en medio de épocas oscuras para lo concerniente a
doctrinas divinas, osaron decir cosas como:

“Hasta donde nuestro discernimiento alcanza, ho on y ho theos son de algún


modo, más que otros vocablos, los nombres de la (divina) esencia, y de éstos,
ho on es preferible"
-Gregario Nacianceno.

Una expresión de estas en su momento significaba algo más o menos como un


“Lo que ustedes dicen de Dios no está ni en lo más mínimo cerca de la
realidad” dirigido a todos aquellos que intentaban dar definiciones acerca de la
esencia del Ser de Dios; con esta declaración se afirma que Dios es un ser
absoluto, y esto para la mente humana es inconcebible. Ya podemos imaginar
la batalla que se libró a causa de eso; tenemos ejemplo de otros que quisieron
dar énfasis a ciertos atributos de Dios creyendo que lograrían llegar a un
conocimiento más amplio del Ser de Dios, pero aun así no lograron nada
bueno. Por otro lado es importante revisar la importancia del papel que tuvieron
aquellos personajes que llamamos reformadores, quienes se entregaron al
estudio de las doctrinas que nos entregan una percepción clara, pero no
obstante parcial, de quien es Dios, ellos tras años de dedicación lograron
dejarnos un empalme de lo que conocemos como el concepto bíblico más
cercano sobre la esencia de Dios (cabe aclarar de nuevo que esto no es
absoluto): Dios es un Ser Único, Simple y Espiritual –Confesión belga. Con el
pasar del tiempo, los pensadores y teólogos de siglos más tarde concluyen en
que la esencia de Dios se puede encontrar en Su abstracción, en Su
universalidad, en Su pensamiento puro, en Su causalidad, en Su amor, en Su
personalidad y en Su numinosidad (santidad aterrante).

Posibilidad de conocer el Ser de Dios


A esta altura, Berkhof, basado en el punto anterior destaca que hubo un
evidente interés en los reformadores en encontrar la forma de conocer el Ser
de Dios; la mayoría de pensamientos de todos estos intelectuales terminaron
intersectando en un punto que para muchos ha significado confusión: Dios es
Incomprensible. El motivo de la confusión que en muchos causa este
pensamiento radica en la dificultad de crear un límite diferencial entre conocer y
comprender, entre decir que Dios puede ser conocido más no comprendido en
esencia.
Más adelante, el autor trata de llevarnos a la reflexión sobre una de tres
preguntas que los reformadores han planteado para tener una idea más precisa
acerca de Su esencia: ¿qué es Dios?
Una vez más nos encontramos frente a “una pared” que nos impide ir más allá
en la tarea de comprender la esencia de Dios, y simplemente no podremos
jamás llegar a tal comprensión porque para nosotros y nuestra mente y
conocimiento finitos y limitados esto constituye un imposible; pero, la buena
noticia que hemos podido encontrar es que Dios es parcialmente conocido por
medio de Sus perfecciones, esto nos puede llegar a brindar una luz sobre Su
esencia y naturaleza como Ser (cabe seguir insistiendo en que esto jamás será
exhaustivo).
Martin Lutero es citado por el autor para ilustrar nuestra incapacidad de
comprender a Dios, llevándonos a la idea de que la única manera de conocer lo
revelado de Dios es entrando en lo escondido de Dios, poniendo por cierto que
aun en esta revelación que Él nos ha concedido no está absolutamente Su
esencia ni toda Su revelación, sino que mantiene en oculto lo esencial de Su
Ser. Del mismo modo, las palabras de Juan Calvino vienen a la obra de
Berkhof para afirmar también la incomprensibilidad de Dios, argumentando que
el conocimiento de Dios (en Su esencia) está fuera de nuestro alcance, y habla
de que el hecho de querer conocer lo que Dios es sin primero interesarnos en
la clase de Persona que Dios es resulta inútil; sin embargo, aunque Calvino
creía que Dios no puede ser conocido a la perfección, admitió que en lo que de
Él nos ha sido concedido conocer podemos llegar a entender rasgos de Su
naturaleza, pero esto está más relacionado con los que de Dios respecta a
nosotros.
El autor hace un claro aviso, alertándonos de no llegar a posiciones
descabelladas como la de filósofos y pensadores que llegaron a afirmaciones
que van desde decir que Dios no tiene para nada la característica de
incomprensible y que contrario a eso es un ser que puede ser entendido en su
totalidad, hasta incluso otras de los agnósticos diciendo que Dios no nos ha
dejado ningún rastro de Su naturaleza, es decir, Dios no permite que se le
pueda conocer ni en lo mínimo; esta voz de alerta hecha por Berkhof nos
conduce al hecho principal de todo este asunto acerca de si se puede o no se
puede conocer a Dios: a Dios no podemos conocerlo completa ni
exhaustivamente, sin embargo podemos sí llegar un conocimiento parcial o de
Su ser, dicho conocimiento como ya se ha explicado anteriormente solo puede
darse a través del estudio objetivo de los atributos que Dios en relación de Su
creación ha manifestado; entonces no hay que entrar en debates acerca del
pleno conocimiento de la Esencia del Ser de Dios, sino mejor deleitarnos en
conocerle por medio de lo que Él mismo ha decidido entregarnos para poder
tener el conocimiento necesario de Su naturaleza, y este conocimiento vale la
pena aclarar que es un conocimiento real y verdadero.
El tema de las relaciones con las que Dios interactúa con la humanidad está
tan ligado a Su esencia que si intentamos solo estudiarlas apartándoles de
Dios vamos a darnos, como decimos en el lugar de donde vengo, ¡contra un
poste! Es necesario para quien quiere entender cómo Dios se revela por medio
de las relaciones que presenta con el hombre que entienda primero eso de la
naturaleza de Dios que gracias a Su gracia y providencia nos ha sido dado a
conocer; y es que realmente sería imposible llegar a entender el significado de
esas relaciones si primero no se entiende a Dios como el Dios que se ha
revelado en la Biblia (sus atributos y perfecciones vistos en la Biblia), hacer tal
cosa sería lo mismo que hacer nada puesto que no podemos conocer las
relaciones de un ser a quien ni conocemos. Este segmento en particular del
capítulo tres nos está tratando de mover a un estado de alerta frente a las
posturas que venden la idea de la absoluta relatividad del conocimiento divino.
El Ser de Dios revelado en sus atributos
El último tema tocante al capítulo III del libro de Luis Berkhof comienza
explicando una continuidad de pensamientos que nos hace pasar de la
Simplicidad de Dios a la idea de la unidad que existe entre Su Ser y los
atributos que le comprenden, dándonos de nuevo la pauta dada en líneas
anteriores que nos dice claramente que no se puede hallar como estable un
estudio que separa a Dios de sus atributos porque la sola idea de creer que
Dios está separado en partes que comprenden su Ser, está contradiciendo la
revelación bíblica acerca de la simplicidad y unidad de Dios; esto no se trata
del estudio de un hombre común y corriente. Por otro lado, tampoco podemos
tratar de argumentar que los atributos de Dios son cualidades agregadas a Su
persona, incluso cuando la raíz semántica de la palabra pareciese conducir a
ese concepto tergiversado de estas perfecciones de Dios; a Dios no se le pudo
haber agregado ninguna característica después de Su existencia, ni previo a
ella, puesto que lo que de Él conocemos nos dice que siempre ha sido
Perfecto, y la palabra siempre alude a que desde que Dios existe el conserva
esos atributos o perfecciones: “Dios es eternamente perfecto” –diría Berkhof.
Los eruditos en teología han manifestado la manera más clara de entender la
relación de Dios respecto a Sus atributos, y afirmaron que “los atributos de
Dios son Dios mismo según se nos ha revelado”. Berkhof emite en uno de
estos párrafos una idea que letrados en teología compartían entre sí, la idea de
que cada una de las cualidades que Dios posee según la Biblia son en realidad
lo que Dios es, esto significa que cuando las Escrituras afirman que Él tiene
vida, luz, sabiduría, amor y justicia lo que en realidad están afirmando es que
Dios es todas estas cosas que como ejemplo el autor trae a citación; podemos
estar seguros de que la Biblia nos da luz de muchas de estas cosas que
comprenden lo que Dios es.
Luego de leer un poco más encontramos que hubo personas que llevaron el
estudio de los atributos de Dios al extremo de decir que cada uno de estos es
igual a los demás, y afirmaban que en Dios no existen diferencia entre sus
atributos, y según advierte el autor esto se transforma en un serio problema
que desvía la verdad del conocimiento adquirible acerca de este tema; y habla
específicamente de los panteístas, quienes hacen afirmaciones erróneas sobre
la relación que existe entre los atributos de Dios, y dicen que por ejemplo la
auto-existencia de Dios es lo mismo que su infinidad, que Su sabiduría es lo
mismo que Su soberanía, que el amor de Dios es lo mismo que Su justicia y de
manera contraria; y esto va muy en contra de la verdad que Berkhof asimila
sobre la interpenetración armoniosa de los atributos de Dios, que unidos entre
sí, en su manifestación cognoscible a nosotros, nos hablan de la Esencia del
Ser de Dios. Luego habla también de los nominalistas, haciendo referencia a su
temor de admitir la verdad sobre las distinciones que hay entre cada atributo de
Dios por miedo a creer que esto significaría poner en riesgo la unidad de Dios y
su simplicidad, y esto los llevó a eliminar de sus enseñanzas cualquier indicio
referente a la verdad sobre las distinciones de las perfecciones de Dios; los
nominalistas, según leemos del autor, afirman entonces que tales distinciones o
diferencias solo existen en la mente de quien las cree y que estas no tienen
reflejo en el Ser de Dios. Solo unas líneas más adelante encontramos que el
autor dedica un tiempo para hablarnos de los realistas, quienes sí creían en la
verdad acerca de las distinciones que tienen cada uno de los atributos y se
opusieron a la idea de que Dios es como afirmaran los panteístas un Dios
personal; con esto también se ocuparon en buscar la conservación conceptual
de la unidad y simplicidad de Dios, y destaco esta frase “toda la esencia de Él
se encuentra en cada atributo suyo. Dios es todo en todos y es todo en cada
uno” que Berkhof escribe en referencia a el pensamiento de estos hombres
dentro de los cuales encontramos a Tomás de Aquino.
Con todas estas explicaciones, lo que el autor busca mostrarnos lo resalta en
un enunciado imperativo:

“debemos ponernos en guardia contra la idea de separar la esencia divina y los


atributos o perfecciones divinas; y también contra un falso concepto de la
relación que guardan entre sí”.

No podemos bajar la guardia en la defensa que presentamos todos los que


creemos que Dios en sus atributos enseñados en las Escrituras se nos revela
(aunque ya sabemos que de manera parcial) desde Su naturaleza, y Berkhof
nos mueve a estudiar con ahínco tanto los atributos divinos como la relación
que guardan entre sí para entregarnos una luz (parcial) acerca de la Esencia
de Dios.
Para cerrar este documento se hace necesario llevar la conclusión a una idea
base de lo que el autor nos quiere expresar mediante su discurso escrito sobre
el tema del capítulo tres, concerniente a los atributos de Dios y su relación con
la esencia de Dios, y considero importante llegar al punto definitivo de afirmar
tal como Berkhof lo hace diciendo que estos atributos de los que se ha hablado
son verdades que revelan una luz de lo que es Dios en esencia, y siempre
habrá espacio para recordar que este conocimiento de nuestra parte no se
puede considerar más que parcial, porque Dios es sin lugar a dudas
incomprensible, mas nos ha permitido dilucidar aspectos de Su esencia
mediante el conocimiento de sus perfecciones; esto resulta maravilloso, porque
tenemos que el Dios insondable se ha manifestado en la manera que ha
querido hacerlo mediante sus perfecciones que comunica con su creación.
Vaya que esto se torna interesante cada vez más, y cada vez que podamos
pensar en esto otra vez llegaremos al punto de decir como lo hizo Berkhof:

“Son cualidades esenciales de Dios inherentes a la esencia de su Ser y que


coexisten con Él. Estas cualidades no sufrirían alteración sin que también la
sufriera el Ser de Dios. Y siendo todas ellas cualidades esenciales, cada una
nos revela algún aspecto del Ser de Dios”.

TEOLOGÍA SISTEMÁTICA – Capítulo III “La relación entre el Ser y los atributos de
Dios”. (Luis Berkhof)

Reporte por: Alvaro Palacios C.

Puntos a Evaluar:

- Redacción y ortografía
- Contenido teológico y bíblico de la temática

Nota: 9,6

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