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1.

Pozole
Esta contundente sopa, cuyo ingrediente base es el maíz y según la región se le
agrega el tipo de carne y de ingredientes complementarios, puede ser disfrutada a
lo largo de todo el territorio. 
 

Foto: Kiwi Blog
 
El pozole consiste en la cocción del cacahuacintle, un tipo de maíz de grano grande
que para este plato debe ser cocido en dos fases diferentes durante varias horas.
Una vez que está listo este proceso (cuando los granos estallan a manera de flor),
se agrega la carne y, según los gustos, otros condimentos para darle sabor y color.
Una vez servido, el pozole se acompaña de complementos que se agregan al gusto
como aguacate, lechuga, rábano, queso, chicharrón y, por supuesto, chile en salsa
o en polvo para darle su toque picante. Y como es costumbre en todo México, entre
los acompañantes también habrá tortillas con guacamole.  
 

2. Mole
Es una de las preparaciones más exóticas de México y se caracteriza por contar
siempre con diversos tipos de chile, especies aromáticas bastante fuertes y
semillas entre sus ingredientes, que son molidos en metates o morteros de piedra. 
 
Foto: Come Rico
 
En realidad, este preparado es un complemento para los platos que llevan algún
tipo de carne, principalmente de guajolote o pollo, ya que el mole es la salsa que
los acompaña. Aunque también se consume en casi todo el país, el mole poblano
(de Puebla) es uno de los más reconocidos a nivel local e internacional ya que,
además de los ingredientes básicos, tradicionalmente se ha preparado con otro muy
particular: el cacao amargo. Otro estado que sobresale por su diversidad en la
preparación de moles es Oaxaca, que según se rumora tiene una receta diferente
por ciudad o región. Prepare entonces su paladar para disfrutar de una explosión de
sabores que puede mezclar el picante del chile con el de jengibre, el aroma del
chocolate con el de las almendras, la dulzura de las pasas con la del clavo de olor…
 
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3. Enchiladas
En cualquier país del mundo donde haya un restaurante mexicano se preparan
enchiladas, así que todos estamos familiarizados con su presentación e
ingredientes, pero su exquisito sabor original solo lo encontraremos a lo largo de
México. 
 
Foto: PR Web
 
Este plato consiste en tortillas suaves de maíz rellenas de res, pollo, pavo o cerdo,
y queso, que se hornean para quedar levemente crocantes. Encima se
complementan con alguna salsa, que puede ser de fríjoles, chiles, más queso,
crema o algún tipo de mole, y se acompañan con algunas verduras frescas como
jitomate, lechuga en tiras delgadas, cebolla picada o guacamole. Así como en la
mayoría de platos, cada región o estado tiene su manera de prepararlas y en la
ciudad de Colima, un importante destino turístico del país, se prepara una tipo de
enchilada dulce con piloncillo (panela) y pasas que difícilmente encontrará en otro
lugar del mundo.
 

4.  Chiles en nogada
Preparado con el famoso chile poblano, una variedad bastante grande y poco
picante, este plato ha representado a la gastronomía mexicana a nivel internacional
por ser la delicadeza de sus sabores y lo llamativo de su presentación. 
Foto: Hungry Sofia
 
Para el relleno se prepara un guisado de carne de cerdo y/o res, acompañado de
frutos como plátano, manzana, pera o durazno, mientras que la salsa que lo cubre
está hecha a base de nueces de castilla. Al momento de servirlo, el plato es
decorado con perejil y granada para representar los colores de la bandera de
México, por lo que la época del año cuando más se consume es durante las fiestas
patrias, en septiembre. Tome en cuenta que la combinación del tan mexicano chile
con lo que alguna vez fue un fruto exótico traído por los españoles, es una clara
muestra de la fusión de costumbres a raíz de la colonia. 
 

5. Cochinita pibil
Y ya que uno de los principales destinos de México es la península de Yucatán, no
podíamos dejar pasar este delicioso y sencillo plato cuyo estilo de cocción se originó
durante la época de los mayas. 
Foto: JR Torrens
 
Según la tradición, el cochinita pibil consiste en envolver en hojas de plátano carne
de cerdo adobada con achiote, ese fruto utilizado hace siglos en América Central y
del Sur cuyo tono rojizo lo hace ideal para diversos usos, incluyendo el
gastronómico. Una vez envuelta la carne se pone a cocinar en un horno de tierra y,
al momento de servirla, se acompaña con una salsa de cebolla morada curtida en
jugo de naranja agria y chile habanero. La presentación de este plato es muy
atractiva, ya que se mantiene siempre la gran hoja platanera como base y el color
que la carne ha absorbido del achiote salta a la vista.  

Historia de la catrina.
La Catrina como símbolo popular de la muerte (o uno de los símbolos dentro
de toda la cosmovisión y cultura mexicana frente a la muerte) fue bautizada
como tal por el muralista Diego Rivera (1886-1957), y aunque en sus obras
encontramos representaciones de esta dama blanca elegante y delgada, no fue
el primero en incluirla en su obra, ya que fue José Guadalupe Posada (1852-
1913) el precursor de esta representación.
La historia de La Catrina empieza durante los gobiernos de Benito Juárez,
Sebastián Lerdo de Tejada y Porfirio Díaz. En estos periodos, se empezaron a
popularizar textos escritos por la clase media que criticaban tanto a la situación
del país como de las clases privilegiadas. Los escritos, redactados de manera
burlona y acompañados de dibujos de cráneos y esqueletos se empezaron a
reproducir en los periódicos llamados de combate.

José Guadalupe Posada (1852-1913) fue un célebre grabador, caricaturista e


ilustrador que colaboró en medios como El Padre Cobos, El Ahuizote y La
Patria Ilustrada. Sus críticas sociales que evidenciaban situaciones de
desigualdad e injusticia en el país y en la sociedad porfiriana, le hicieron
famoso además dentro del arte popular por sus dibujos de “calacas”; las
calacas o calaveras ilustraban corridos, historias de crímenes, a políticos,
damas, toreros…

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