Cristologia en La Patristica Tarea
Cristologia en La Patristica Tarea
Cristologia en La Patristica Tarea
y
se distinguió ante todo porque se alimentó constantemente de la Sagrada Escritura. Más aún su
cualidad más notable fue la exégesis bíblica. Como lo señalé antes, esta cristología encuentra su
expresión más significativa en los pronunciamientos de los primeros Concilios ecuménicos
(próximo tema de estudio) los cuales recogen los aportes más significativos de la reflexión
patrística sobre Cristo.
➢ El diálogo con la filosofía de la época, con las corrientes estoicas y platónicas que se oponían
radicalmente a la doctrina de la creación del hombre y de la encarnación de Dios. En esta misma
línea, la novedad absoluta de la confesión cristiana de Jesucristo, el Hijo de Dios encarnado, pedía
que se justificara adecuadamente la compatibilidad de esta confesión con el monoteísmo judío, y
que se hiciera ver que esta confesión es superior al politeísmo pagano y al monoteísmo filosófico
griego. Este esfuerzo apologético y dialéctico fue unos de los elementos más importantes para la
correcta inculturación de la fe.
➢ La lucha contra las herejías, que negaban la verdadera divinidad, la verdadera humanidad o la
realidad misma de Jesucristo.
Pero el gran debate de la cristología patrística llegó a su culmen cuando tuvo que responder al
rechazo metafísico de la divinidad de Cristo por parte del helenismo, que no era capaz de
conjugar, en el acontecimiento de la encarnación, la trascendencia de Dios con la contingencia
histórica de Jesús. Se consideraba imposible la intervención directa y personal de Dios en la
historia (objeción del platonismo) y la acogida de esa intervención divina por parte del cosmos
(objeción de los estoicos). En este contexto, la patrística fue un período vital de defensa y de
purificación del kerigma cristológico ante el continuo y multiforme peligro de su degradación.
En este xlaborioso paso de la cristología bíblica a la cristología patrística se dio un triple proceso: -
Primero hay una selección en la tradición que se refiere a Jesús. Aquí la cuestión de su origen y de
su esencia adquiere un puesto cada vez más central en el debate teológico, como fundamento
seguro de su función soteriológica. - En segundo lugar está la transformación del dato bíblico que
llega del kerigma al dogma. Por eso, el dogma puede definirse como “kerigma más reflexionado,
esclarecido por la teología y sostenido por una conciencia eclesial profundizada”. - En tercer lugar,
la reinterpretación del mismo dato bíblico y de la tradición precedente, entendida como
reafirmación auténtica, en nuevos ambientes y en nuevas situaciones culturales, del significado
ontológico y soteriológico del misterio de Cristo.
Es así que la cristología patrística representa la auténtica base de continuidad entre el Cristo
bíblico y el Cristo de la reflexión teológica y del dogma. A la cristología patrística debemos la
adquisición de algunos núcleos centrales del misterio de Cristo, como son: la profundización del
Cristo-Logos, no solo como palabra creadora y salvadora, sino como Verbo engendrado del Padre y
en relación intradivina con Él; la afirmación de la humanidad real de Jesús; la reflexión sobre la
unidad del Hijo de Dios encarnado.
1.2 Las herejías cristológicas de los primeros siglos Nos referimos en este apartado a las herejías
cristológicas anteriores al Concilio de Nicea. Todas ellas tienen en común que anteponen su visión
religiosa o filosófica a la verdad del kerigma de la encarnación del Hijo de Dios y de su pasión y
muerte redentora. Por eso, el conflicto entre el dato bíblico y la visión cultural, lo resuelven a
costa del kerigma, mutilándolo, reduciéndolo, transformándolo o adaptándolo indebidamente a
concepciones no cristianas de Dios, del hombre y del cosmos. Entre estas herejías podemos
encontrar:
Estas herejías fueron combatidas y superadas en su momento por los escritores eclesiásticos de
los primeros siglos del cristianismo tanto orientales como occidentales: Clemente Romano, Ignacio
de Antioquía, Justino, Ireneo, Hipólito de Roma, Tertuliano, Orígenes. Quienes al defender y
profundizar la fe hicieron prevalecer la novedad y la originalidad del kerigma neotestamentario
sobre la visión filosófico-religiosa de la cultura de la época. Mantuvieron la integridad del misterio
de Jesucristo, tal como está revelado en el Nuevo Testamento, afirmando simultáneamente tato la
existencia auténticamente humana de Jesús, que murió y resucitó de entre los muertos por obra
de Dios, como su condición divina e identidad personal de Hijo de Dios.