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La Gran Vía de Madrid

Visita guiada dentro del XI Encuentro de la


Red de Análisis Funcional

Viernes 6 de marzo de 2015


Duración aproximada: tres horas

María Peña Rodríguez


Entre 1975 y 1980, cada verano, Antonio López se levantaba al
amanecer. Cogía el metro en Plaza de Castilla, salía en Banco de
España y, caminando por la acera del Ministerio del Ejército, entraba
en la cercana sucursal del Banco de Vizcaya donde recogía el
caballete y las pinturas que le guardaban diariamente los vigilantes
de la entidad. Cargaba los bártulos y se instalaba en la isleta del paso
peatonal que aún hoy separa Gran Vía de Alcalá. Durante 30 o 40
minutos se entregaba a la captura de la primera luz de la mañana.
Esa misma belleza que el pintor supo plasmar en el que sería uno de
sus cuadros más famosos es precisamente la que nos proponemos
encontrar nosotros en nuestro paseo.
Aunque ahora nos resulta inimaginable pensar en un Madrid sin ella, hubo
mucho tiempo en el que la realidad fue bien distinta. Después de muchos
fallidos intentos para construir una avenida que descongestionase el
corazón de la Villa, propuestas algunas que se remontan a mediados del
Siglo XVIII, el 4 de abril de 1910 daban inicio los trabajos que cambiaron
para siempre la cara de la capital. Sólo unos datos para tratar de captar la
magnitud de las obras: se derribaron más de 300 casas, se construyeron 32
manzanas y se vieron afectadas un total de 48 calles. Después de décadas
de intensos trabajos la Gran Vía ya era una realidad pero para que ése
fuera su nombre oficial hubo que esperar hasta los años 80 …

La Gran Vía está íntimamente ligada a la historia reciente de Madrid. Es la


calle más conocida y su principal arteria de movimiento y sentido
comercial desde que se hizo realidad. Su proyecto y ejecución hicieron de
ella una de las actuaciones urbanísticas más trascendentes en España.

El Real Piquetazo: A
primera hora de la
mañana del 4 de abril
de 1910, el rey Alfonso
XIII dio un golpe con
una piqueta de plata en
un ladrillo del muro
junto a una ventana de
la casa del cura, un
pequeño edificio con-
tiguo a la iglesia de San
José. Tras el evento, el
rey firma el documento
que da comienzo a las
obras de derribo.
Existen tres tramos diferenciados, y en un primer momento cada uno
recibió un nombre diferente haciendo alusión a distintas personalidades
de la época. El primero, que arrancaba desde la Calle de Alcalá hasta la
Red de San Luis, en la Calle Montera, se llamó Avenida del Conde de
Peñalver. Fue el primer tramo en ejecutarse (las obras terminaron en
1917). Para su construcción se demolieron importantes edificios, como el
colegio de Nuestra Señora de la Presentación (conocido popularmente
como "de las Niñas de Leganés") o el Palacio Masserano.

En trazo grueso, las manzanas actuales, construidas al abrir la nueva calle.


En amarillo, las manzanas que se eliminaron, con los números según la
Planimetría General de la Villa del siglo XVIII.
El segundo tramo, terminado en 1922, abarcaba las manzanas que van
desde la citada Red de San Luis hasta la animada Plaza de Callao. Este
fragmento se denominó Avenida de Pi y Margall por el también político
Francisco de Pi y Margall, quien fuera Presidente de la Primera República.

Los derribos hicieron desaparecer gran cantidad de librerías de viejo asentadas


en la calle Jacometrezo, que se establecieron en el Paseo del Prado junto a la
verja del Jardín Botánico y poco después (1925) en la cuesta de Moyano.
El último tramo comienza en la Plaza de Callao y termina en la Plaza de
España. Éste también se bautizó con el nombre de otro ilustre político,
Avenida de Eduardo Dato, en honor al que fuese Presidente del Gobierno.
Tres vidas bien separadas no sólo en la nomenclatura ya que si nos fijamos
también poseen notables aspectos arquitectónicos que las diferencian. Sin
embargo, al llegar la Guerra Civil, todas estas denominaciones se vieron
alteradas como veremos a continuación.
Cuando en 1936 comenzó el conflicto bélico en España los dos primeros
tramos de la Gran Vía ya eran una realidad. Por ello pasaron a fusionarse
dando como resultado uno solo que en un primer momento se llamó
“Avenida de la CNT” y más tarde, el 4 de junio de 1937, se mutó su
nombre por el de “Avenida de Rusia”, en un claro guiño de simpatía al
gigante ruso. Aún así, antes de que terminase la guerra aún sufrió un
nuevo cambio en su denominación oficial pasando a ser la “Avenida de la
Unión Soviética”.

La Gran Vía ya no sería sólo el corazón de Madrid, sino uno de los


escenarios de una guerra encarnizada. Tanto es así que fue rebautizada
popularmente como la 'Avenida de los obuses' debido a la gran cantidad
de bombas que cayeron sobre ella. El principal objetivo era el edificio de la
Telefónica, que era la oficina de prensa extranjera y principal puesto de
información.
Arturo Barea describe con maestría algunos de los trágicos momentos de la
Gran Vía en uno de los capítulos de su obra 'La forja de un rebelde': «Cuando
las granadas caían en la Gran Vía y en la calle Alcalá, comenzando en el
extremo más cercano al frente y trazando la Avenida de los Obuses, hasta la
estatua de la diosa Cibeles, las gentes se refugiaban en los portales de la
acera que consideraban más segura y contemplaban las explosiones a 20
metros de distancia. Había quienes venían de los barrios lejanos a ver de
cerca cómo era un bombardeo y se marchaban contentos y orgullosos con
trozos de metralla, todavía calientes, que conservaban como un recuerdo».

Como cabía esperar, durante la dictadura se siguió utilizando esta enorme


avenida como propaganda política. Los guiños al comunismo ruso no
tardaron en desaparecer y en su lugar, el 24 de abril de 1939, toda la
avenida se veía unificada, por primera vez en su vida, bajo un mismo
nombre. En esta ocasión el de Avenida de José Antonio, en alusión a José
Antonio Primo de Rivera, fundador de la Falange. No obstante, durante esta
época el nombre de “Gran Vía” fue ganando cada vez más y más peso entre
los ciudadanos, una denominación exenta de matices políticos.

La denominación de Gran Vía como nombre oficial se produce mucho más


tarde, en 1981, durante la transición, siendo alcalde Enrique Tierno Galván.
Arquitectura: resumen en pequeños detalles.

La iglesia de San José está situada donde antes se encontraba el convento


de San Hermenegildo y allí fue ordenado sacerdote Lope de Vega aunque
el templo original, construido en 1605 fue derruido en el siglo XVIII. La
iglesia actual es rococó con portada barroca, y fue un encargo que se hizo a
Pedro de Ribera en 1730. El convento fue demolido en 1836 levantándose
en su lugar el famoso teatro Apolo, donde se estrenaron las zarzuelas más
famosas y llamado “la catedral del género chico”.

En 1873 el teatro sería derruido para dejar paso a un banco. En 1912 los
laterales de la fachada de la iglesia fueron elevados para igualar en altura a
los edificios colindantes. Como puede verse en la fotografía, el resultado es
bastante cuestionable. El interior de la iglesia es muy rico en obras de arte.

El autor de la figura de la Virgen que está en el nicho central que hay


encima de la puerta es Roberto Michel, coautor también de la cercana
fuente de la Cibeles.

Suele creerse, por error, que en esta iglesia se casó Simón Bolíbar pero no
fue así. Se casó en otra del mismo nombre que estaba en la esquina de
Libertad con Gravina, hoy desaparecida.
Alcalá 39,
Edificio Metrópolis
Construcción: 1907- 1911 Altura: 45 metros Arquitectos: Jules y Raymond
Fèvrier
Estilo: Francés Dueño: Metrópolis Seguros
Anécdota: Donde hoy está la victoria alada, en la cúpula del edificio, hasta
principios de los setenta estaba una estatua de bronce del Fénix sobre el
cual había una figura humana con el brazo alzado en representación de
Ganímedes. Esta se encuentra ahora en el edificio La Unión y el Fénix
Español, en el 23 de la calle Alcalá. Una victoria alada corona este edificio
que da la bienvenida a la Gran Vía desde la calle de Alcalá. Fue levantado
entre los años 1907 y 1911 sobre el solar donde se encontraba la Casa del
Ataúd, conocida así popularmente por su estrechez. Ha sido propiedad de
dos importantes empresas aseguradoras: La Unión y el Fénix y ahora
Metrópolis. Los relieves de la cúpula están cubiertos por más de 30.000
panes de oro de 24 quilates. Las plantas superiores están adornadas con
columnas que sirven de pedestal a estatuas referentes al comercio, la
agricultura, la industria y la minería. Contiene once grupos escultóricos.
Gran Vía 1,
Edificio Grassy
El conjunto tiene muchos motivos de origen plateresco con otros detalles
modernistas como las figuras femeninas sobre los portales y los batientes
de hierro repujado de los mismos, los zócalos de cerámica del paso de
carruajes o los paneles alicatados que decoran los tímpanos superiores. En
1916 se le pidió diseños a la acuarela para ellos al ceramista Daniel Zuloaga,
unos de los mejores, que recibiría especial mención en los premios
otorgados por el Ayuntamiento
La opulencia y el descaro son vecinos en el número 1 de la Gran Vía.
Alejandro Grassy fundó su joyería en 1953 y desde entonces conserva su
encanto. Su museo de relojes muestra piezas de hasta hace cinco siglos. En
el local, decorado con estucos italianos, se desarrolla un comercio elitista
que ha visto pasear por su interior a personajes como Ava Gardner o Luis
Miguel Dominguín. Nada hace imaginar que sólo un piso más arriba un
grupo de drag queens anima las noches madrileñas en el restaurante Gula
Gula. Un espectáculo que atrae a todo tipo de clientes.

Gran Vía 2,
La Gran Peña
Construcción: 1917 Arquitectos: Eduardo Gambra Sanz y Antonio de
Zumárraga
Anécdota: En este edificio figura una lápida con la inscripción: "Avenida de
Conde de Peñalver. Primera vía de la reforma urbana a cuya realización dedicó
todas sus iniciativas don Nicolás de Peñalver y Zamora, siendo alcalde de
Madrid. Homenaje del pueblo. MCMXVI".
Requisitos: Para convertirse en socio es necesario tener el aval de cinco
personas que también lo sean, y además dos de ellos deben pertenecer a la
junta directiva.
Al más puro estilo de los clubes londinenses, ha congregado durante décadas
a lo más granado de la política española. Entre sus ilustres socios han figurado
el ex presidente del Gobierno Leopoldo Calvo Sotelo y en la actualidad Miguel
Herrero de Miñón, uno de los siete padres de la Constitución. El rey Juan
Carlos es presidente de honor desde 1975. El acceso está restringido a sus
miembros, sólo hombres. Las mujeres pueden acceder únicamente si van
acompañadas. Las normas prohíben tomar fotografías y grabar imágenes del
interior. Absoluto secreto para horas de tertulias intelectuales y políticas entre
caballeros trajeados y ambiente caldeado por el humo de los habanos.
Gran Vía 8,
Loewe
Construcción: 1915 Arquitecto: Francisco Pérez de los Ríos
Un clásico: El local de Loewe en este edifico es el más antiguo de los que posee
la firma en todo el mundo. Fue diseñado por el arquitecto Francisco Ferrer
Bartolomé.
Clientes ilustres: Cary Grant, Gary Cooper, Ava Gardner, Giuletta Massina,
Anthony Quinn, Ernest Hemingway y Sofia Loren, entre otros, han dejado su
rúbrica en el libro de firmas de la tienda de moda.
Anécdota: Aquí estuvo la pastelería de Aquiles Caserta. Su famosa merienda
consistía en un té, 2 emparedados, 2 tostadas, pastas y bizcocho. Todo por 150
pesetas.
Este edificio que hoy alberga la boutique de la firma de moda Loewe fue el
primero que se construyó en la Gran Vía. Aquí se encontraba el colegio de las
Niñas de Leganés. Una de sus alumnas fue la cantante de ópera Elena Sanz,
amante reconocida del rey Alfonso XII, con el que tuvo dos hijos: Fernando y
Alfonso. La relación con la contralto fue un bálsamo para el rey, que había
enviudado de María de las Mercedes a los pocos meses de la boda, en 1878.
Elena se marchó a París ante la presión de la reina María Cristina, con la que el
rey se casó en segundas nupcias en 1879.

Gran Vía 11,


Hotel de las Letras
Construcción: 1915-1917 (el hotel se inauguró en 2005)
Arquitecto: Cesáreo Iradier
Distinción: Patrimonio de la Comunidad de Madrid
Anécdota: Se trata de un curioso hotel para los que son aficionados a la
literatura. Las habitaciones están personalizadas con retazos inscritos de
escritores y poetas. El hotel tiene una biblioteca con una selección de las más
famosas obras literarias. Las paredes de la biblioteca están decoradas con citas,
recortes de periódicos, revistas y poesías de autores reconocidos.

En verano, todos los que pueden huyen del calor del asfalto madrileño. Los que
no, optan por evocar el ambiente playero desde las numerosas terrazas que han
copado las azoteas y calles de la ciudad en los últimos años. Hoteles como el de
las Letras, en el número 11 de la Gran Vía, son prueba de ello. Con la luz del
atardecer los urbanitas se refugian entre las velas y se dejan llevar cóctel en
mano por la música chill out. Las vistas, impresionantes. El precio, también. A 18
euros la copa no podría esperarse menos.
Gran Vía 12,
Bar Chicote
Pedro Chicote fue un prodigio de los cócteles desde que con siete años tuvo
que ponerse a trabajar en un mercado. Allí ofrecía ingeniosas mezclas a los
pescadores que paraban de madrugada. Con 17 años fue contratado como
camarero en el hotel Ritz, donde el embajador de Brasil le regaló una botella
de licor. Desde entonces comenzó su fiebre coleccionista y tras abrir el bar de
copas que lleva su apellido en Gran Vía, 12, en el año 1931, instaló un museo
de bebidas donde almacenó casi 20.000 botellas únicas. Ava Gardner y Ernest
Hemingway se han paseado por el local. Artistas, escritores y políticos fueron y
son su mejor clientela.

Gran Vía 13,


Casino Militar
En el número 13 de esta calle tienen su pequeño paraíso los militares. El
Centro Cultural de los Ejércitos, más conocido como el Casino Militar, se
inauguró en 1916. En su interior, de acceso exclusivo para socios, se encuentra
una biblioteca con miles de ejemplares, incluido un incunable del siglo XVI. En
la actualidad celebran conferencias, bailes y cenas, por lo que la vida cultural
de esta asociación es muy agitada. No falta de nada en este centro, que ofrece
incluso peluquería, gimnasio y clases de taichi.
Gran Vía 17,
Oratorio del Caballero de Gracia
Construcción: Finales del siglo XVIII Arquitectos: Juan de Villanueva, autor
también de La Casita del Príncipe en el Escorial, El Pardo, el Observatorio
Astronómico de Madrid y el Museo del Prado.
Estilo: Neoclásico. El antecedente más próximo lo encontramos en la Scala
Regia que Bernini construyó en el Vaticano, una obra en la que la focalidad
perspectiva, la pérdida aparente de los límites laterales de la nave o la virtual
regularidad del trazado dominan al observador como ilusiones perceptivas.
Dueño: Asociación Eucarística del Caballero de Gracia
Al caminar por la Gran Vía muy pocos se percatan de la existencia de este
oratorio cuyo ábside se confunde con el resto de edificios. Pertenece a la
Asociación Eucarística del Caballero de Gracia, fundada por el sacerdote
Jacobo Gratti a finales del siglo XVI. Entre las maravillas que conserva está una
talla del Cristo de la Agonía del siglo XVI. El oratorio fue restaurado por Javier
Feduchi Benlliure entre 1989 y 1990. Rehízo la fachada norte, que da a la Gran
Vía (la sur da a la calle del Caballero de Gracia) y creó así un arco sobre el
ábside, que quedó al descubierto, al igual que la cúpula.
Montera y Fuencarral con Gran Vía,
Red de San Luis
En esta encrucijada, creada por la confluencia de las calles Fuencarral,
Hortaleza y Montera con la Gran Vía, se instaló en los años treinta un
templete de acceso a la estación de metro de la misma. Hecho de piedra de
granito, contaba con ascensores que trasladaban una media de 30.000
pasajeros al día. El templete fue obra del arquitecto Antonio Palacios, quien
también es autor del Palacio de Comunicaciones, hoy sede del
Ayuntamiento de Madrid. En 1972 el templete se desmanteló y fue
trasladado piedra a piedra a Porriño (Pontevedra), lugar de nacimiento de
Palacios. Una maqueta del original se puede visitar en el Museo Municipal
de Madrid.

Montera 47,
McDonald's
El local que hoy ocupa la multinacional de comida rápida Mcdonald’s fue en
su día la joyería Aleixandre, una de las tantas que existían inicialmente en la
Gran Vía, una calle concebida para el lujo. En esta misma manzana se
encontraba la iglesia de San Luis, que fue destruida durante la Guerra Civil
debido a los bombardeos de la aviación franquista. En el templo había,
entre otras, dos pinturas de Claudio Coello. También estaba aquí la casa por
la que se pagó el precio más alto por su expropiación antes de las obras:
770.439 pesetas.

Gran Vía 25,


Antiguo Madrid Rock
Un ex templo de la música
Cuando Internet era para una minoría y las descargas no existían, la gente
compraba discos en tiendas como Madrid Rock, una cadena cuyo local más
amplio abrió sus puertas en el número 25 de la Gran Vía a mediados de los
años ochenta. Se convirtió en todo un icono hasta que en 2005 fue
adquirido por Inditex, dueña de Zara, que instaló una tienda de sus filiales.
El gerente de la empresa de música culpó del cierre al top manta. Desde
hace casi una década dos gemelos, Emilio y José Alcázar, rockeros de vida
hippy, pasan el día a las puertas de lo que fue su garito preferido.
Gran Vía 28,
Edificio Telefónica
Construcción: 1926- 1929 Altura: 89,30 metros
Arquitectos: Ignacio de Cárdenas Pastor y Lewis S. Weeks Estilo: Americano
Dueño: Telefónica
Una frase: "Han dañado la piel del coloso, pero no conseguirán derribarlo" (El
arquitecto Ignacio de Cárdenas, tras los bombardeos de la Guerra Civil por parte
de las tropas franquistas, que afectaron directamente a la fachada del edificio).l
primer rascacielos de Europa
Tan sólo unos años de diferencia separan la inauguración de este edificio con el
del mítico Empire State de Nueva York. Se trata del edificio Telefónica, situado en
Gran Vía, 28, en pie desde 1930. Fue el primer rascacielos de Europa y sus
paredes sufrieron el bombardeo de los obuses durante la Guerra Civil española.
Hemingway y John Dos Passos redactaron sus crónicas de la contienda desde las
alturas de este edificio. A sus pies, Madrid se expande ruidoso en todo su
esplendor. En la actualidad, la Fundación Telefónica ocupa casi todas las oficinas.

Gran Vía 29,


La Casa del Libro
La librería más grande de Madrid
En este edificio se encuentra la librería más grande de Madrid, La Casa del Libro
de Gran Vía, inaugurada en 1923 y propiedad de la editorial Espasa Calpe. En su
fachada sobresale un reloj que recuerda que anteriormente estaba aquí la Unión
Relojera, fundada por Alejandro Grassy. En su puerta se sienta cada día Enrique
Bayano, más conocido como El poeta de la Gran Vía. Armado con un taco de
folios y bolígrafo en mano, el artista ofrece poemas "por la voluntad". Mientras
no tiene trabajo, aprovecha para plasmar su creatividad en papel, pero descarta
publicar un libro porque, según dice, "no compensa".

Gran Vía 31,


Doña Manolita
La suerte del carisma
En el número 31 de la Gran Vía está una de las administraciones de lotería con
más solera de España: Doña Manolita. Su fundadora, que da nombre al local,
trasladó en 1931 su negocio de la calle de San Bernardo a su actual ubicación.
Con su gran carisma había conseguido ganarse al público, y su suerte dando
premios hizo el resto. Desde entonces su buena fama y tradición hacen que se
formen largas colas cada navidad para adquirir uno de sus décimos.
Gran Vía 32,
Prisa
Construcción: 1921 – 1924 Arquitecto: Teodoro Anasagasti Estilo: Francés
Espacio: El solar donde se levanta el edificio tiene 3.883 metros cuadrados, una
manzana completa.
Detalles: El edificio lo corona la escultura de un Ave Fénix.
Dueño: Grupo PRISA
Anécdota: Fue el edificio más alto de Madrid hasta el año 1929, en que fue
superado por el de Telefónica
Unión Radio Madrid fue inaugurada por el rey Alfonso XIII en 1925, en el número
32 de la Gran Vía. Algunas décadas más tarde se constituyó la cadena SER
(Sociedad Española de Radiodifusión). El edificio se terminó de construir en 1924
y fue diseñado a imitación de las parisienses galerías Lafayette. De ahí que se
instalaran las galerías Madrid-París, que en 1933 pasaron a manos de SEPU
(Sociedad Española de Precios Únicos), el primer gran almacén de España. La
compañía cerró en 2002 por quiebra. Hoy el edificio lo ocupan la SER, las oficinas
del Grupo PRISA y franquicias textiles.

Gran Vía 41,


Edificio Capitol
Construcción : 1931- 1933 Altura: 54 metros Arquitectos: Luis Martínez-Feduchi
Ruiz y Vicente Eced. Ignacio Carrión, marqués de Nelín y promotor del edificio,
fue quien les eligió personalmente.
Estilo: Se inspira en los rascacielos neoyorquinos y en el expresionismo alemán
Anécdota: La instalación de aire acondicionado ocupaba una sala de máquinas
tan grande como el cine.
Reformas: En el año 2002 fue reformado por parte del arquitecto Rafael de la
Hoz Castanys. En 2007 se eliminaron todos los anuncios publicitarios de su
fachada, conservándose sólo el de Schweppes y uno más moderno de Vodafone
en la azotea.
Dueño: Hoteles Vincci
Su luminoso de Schweppes es uno de los símbolos de identidad de esta calle. El
edificio Carrión, más conocido como Capitol, fue inaugurado en 1933. En su
interior está el cine Capitol. Fue el primer edificio con aire acondicionado en
Madrid. Desde 1977 es Bien de Interés Cultural y su aparición en la película El día
de la bestia, de Álex de la Iglesia, le dio fama nacional . La Gran Vía ha aparecido
en numerosas películas. En Abre los Ojos, de Alejandro Amenábar, el actor
Eduardo Noriega recorre la avenida completamente vacía, una escena que fue
real y casi imposible de repetir.
Gran Vía 46,
Palacio de la Prensa
Construcción: 1925- 1929 Altura: 60 metros Arquitecto: Pedro Muguruza
Otaño
Coste del edificio: Ocho millones de pesetas. Estilo: Neoyorquino
Anécdota: La primera piedra fue colocada por el rey Alfonso XIII el día 11
de julio de 1925.
Estreno: La primera película que se proyectó fue El destino de la carne
En el número 46, frente a la plaza del Callao, se encuentra el Palacio de la
Prensa. El edificio, de 1929, fue ideado para albergar la Asociación de la
Prensa de Madrid. También tenía un café concierto, un cinematógrafo,
viviendas y oficinas. Con un aforo de 1.840 localidades, funcionó en
ocasiones como teatro con un pequeño escenario. En 1991 se reformó
para convertirlo en cine multisalas. Ahora tiene 987 butacas repartidas en
tres salas, y es uno de los pocos cines que quedan en la Gran Vía. Desde
finales de 2009 alberga también la sede del Partido Socialista de Madrid.

Gran Vía 54,


Teatro Rialto
Madrid es Broadway
El teatro Rialto es una muestra del tirón que tienen los musicales en el
tercer tramo de la Gran Vía, de Callao a la Plaza de España, el llamado
Broadway madrileño. Tiene capacidad para 1.200 espectadores. Fue
construido en 1930 bajo el nombre de Cine Rialto, aunque durante dos
años pasó a llamarse Astoria. Sus arquitectos se inspiraron en los
neoyorquinos cines Roxi y Paramount. En el sótano del cine estuvo la sala
de té J’Hay, que luego fue sala de fiestas, un cabaret y una discoteca.
Pocos saben que en este local nació la célebre canción de La vaca lechera,
coreada en guarderías y colegios de media España.

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