Defensa Nacional

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DEFENSA NACIONAL

Principios básicos. Finalidad y estructura del sistema. Organización de las Fuerzas Armadas.
Servicio de Defensa Nacional. Organización Territorial y Movilización. Disposiciones generales
y transitorias.

Ley N° 23.554

Sancionada: Abril 13 de 1988

Promulgada: Abril 26 de 1988

TITULO I

Principios básicos

Artículo 1° – La presente Ley establece las bases jurídicas, orgánicas y funcionales fundamentales para
la preparación, ejecución y control de la defensa nacional.

Art. 2° – La Defensa Nacional es la integración y la acción coordinada de todas las fuerzas de la Nación
para la solución de aquellos conflictos que requieran el empleo de las Fuerzas Armadas, en forma
disuasiva o efectiva, para enfrentar las agresiones de origen externo.

Tiene por finalidad garantizar de modo permanente la soberanía e independencia de la Nación Argentina,
su integridad territorial y capacidad de autodeterminación; proteger la vida y la libertad de sus
habitantes.

Art. 3° – La Defensa Nacional se concreta en un conjunto de planes y acciones tendientes a prevenir o
superar los conflictos que esas agresiones generen, tanto en tiempo de paz como de guerra , conducir
todos los aspectos de la vida de la Nación durante el hecho bélico, así como consolidar la paz, concluida
la contienda.

Art. 4° – Para dilucidar las cuestiones atinentes a la Defensa Nacional, se deberá tener
permanentemente en cuenta la diferencia fundamental que separa a la Defensa Nacional de la Seguridad
Interior. La Seguridad Interior será regida por una Ley Especial.

Art. 5° – La Defensa Nacional abarca los espacios continentales, Islas Malvinas, Georgias del Sur y
Sandwich del Sur y demás espacios insulares, marítimos y aéreos de la República Argentina, así como el
Sector Antártico Argentino, con los alcances asignados por las normas internacionales y los tratados
suscriptos o a suscribir por la Nación esto sin perjuicio de lo dispuesto por el artículo 28 de la presente
Ley en cuanto a las atribuciones de que dispone el Presidente de la Nación para establecer teatros de
operaciones para casos de la guerra o conflicto armado.

Contempla también a los ciudadanos y bienes nacionales en terceros países, en aguas internacionales y
espacios aéreos internacional.

Art. 6° – La Defensa Nacional constituye un derecho y un deber para todos los argentinos, en la forma y
términos que establecen las leyes.

TITULO II

Finalidad del Sistema

Art. 7° – El funcionamiento ordenado del Sistema de Defensa Nacional estará orientado a determinar la
política de defensa nacional que mejor se ajuste a las necesidades del país, así como a su permanente
actualización.

Art. 8° – El Sistema de Defensa Nacional tendrá por finalidad:


a) Determinar las hipótesis de conflicto y las que deberán ser retenidas como hipótesis de guerra;

b) Elaborar las hipótesis de guerra, estableciendo para cada una de ellas los medios a emplear;

c) Formular los planes que posibiliten una adecuada preparación de toda la Nación para el eventual
conflicto bélico;

d) Elaborar los planes para la conducción de los niveles de Defensa Nacional, correspondientes a la
estrategia militar y a la estrategia operacional;

e) Dirigir la guerra en todos sus aspectos, desde el nivel de la estrategia nacional;

f) Conducir las Fuerzas Armadas y los esfuerzos de los sectores del país afectados por el conflicto bélico,
en el nivel estratégico militar y en el estratégico operacional;

g) Preparar y ejecutar las medidas de movilización nacional;

h) Asegurar la ejecución de operaciones militares conjuntas de las Fuerza Armadas y eventualmente las
operaciones combinadas que pudieran concretarse;

i) Establecer la hipótesis de confluencia que permitan preparar las alianzas necesarias y suficientes, para
resolver convenientemente la posible concreción de la hipótesis de guerra;

j) Controlar las acciones de la posguerra.

TITULO III

Estructura del sistema de defensa

Art. 9° – Los integrantes del Sistema de Defensa Nacional serán los siguientes:

a) El Presidente de la Nación;

b) El Consejo de Defensa Nacional;

c) El Congreso de la Nación, en ejercicio de las facultades conferidas por la Constitución Nacional para el
tratamiento de las Comisiones de Defensa de ambas Cámaras;

d) El Ministro de Defensa;

e) El Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas;

f) El Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea de la República Argentina;

g) Gendarmería Nacional y Prefectura Naval Argentina en los términos que prescribe la presente Ley;

h) El Pueblo de la Nación mediante su participación activa en las cuestiones esenciales de la Defensa,


tanto en la paz como en la guerra de acuerdo a las normas que rijan la movilización, el Servicio Militar, el
Servicio Civil y la Defensa Civil.

Art. 10. – Compete al Presidente de la Nación en su carácter de Jefe Supremo de la misma y


Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas, la Dirección de la Defensa Nacional y la Conducción de las
Fuerzas Armadas, en los términos establecidos por la Constitución Nacional.

Con el asesoramiento del Consejo de Defensa Nacional dispondrá el contenido y las pautas para la
realización del planeamiento para la Defensa Nacional, controlando su confección y ejecución.
El Presidente ejercerá:

a) La conducción integral de la guerra con el asesoramiento y asistencia del Consejo de Defensa


Nacional;

b) La conducción militar de la guerra con la asistencia y asesoramiento del Ministro de Defensa, del Jefe
del Estado Mayor Conjunto y de los Jefes de Estados Mayores Generales de cada una de las Fuerzas
Armadas, constituidas en comité de crisis.

Art. 11. – Sin perjuicio de las competencias que le son asignadas en la Ley de Ministerios, el Ministro de
Defensa ejercerá la Dirección, ordenamiento y coordinación de las actividades propias de la Defensa que
no se reserve o realice directamente el Presidente de la Nación o que no son atribuidas en la presente
Ley a otro funcionario, órgano u organismo.

El Ministerio de Defensa actuará como órgano de trabajo del Consejo de Defensa Nacional, ejerciendo la
Secretaría el funcionario que fuera designada a tal efecto.

Art. 12. – El Consejo de Defensa nacional asistirá y asesorará al Presidente de la nación en la
determinación de los conflictos, de las hipótesis de conflicto y de guerra así como también en la adopción
de las estrategias, en la determinación de las hipótesis de confluencia y en la preparación de los planes y
coordinación de las acciones necesarias para su resolución.

Art. 13. – (Artículo derogado por art. 38 de la  Ley N° 24.059  B.O. 17/1/1992.)

Art. 14. – El Consejo de Defensa Nacional estará presidido por el Presidente de la Nación quien adoptará
las decisiones en todos los casos. Estará integrado por el Vicepresidente de la Nación, los Ministros del
Gabinete Nacional y el responsable del organismo de mayor nivel de inteligencia. El Ministro de Defensa
podrá ser acompañado por el Jefe de Estado Mayor Conjunto y los Jefes de Estado Mayores Generales
cuando el Ministro lo considere necesario. Los Presidentes de las Comisiones de Defensa del Senado y de
la Cámara de Diputados de la Nación y dos integrantes de dichas Comisiones, uno por el bloque de la
mayoría y otro por la primera minoría quedan facultados para integrar el Consejo de Defensa Nacional.

El Presidente de la Nación podrá determinar la participación de otras autoridades e invitar a miembros de


otros poderes y personas cuyos conocimientos o competencias considere de utilidad para los asuntos
específicos que hubieran de tratarse.

Art. 15. – El organismo de mayor nivel de inteligencia proporcionará la información y la inteligencia
necesarias a nivel de la estrategia nacional de la defensa.

La producción de inteligencia en el nivel estratégico militar estará a cargo del organismo de inteligencia
que se integrará con los organismos de inteligencia de las Fuerzas Armadas y que dependerá en forma
directa e inmediata del Ministro de Defensa.

Las cuestiones relativas a la política interna del país no podrán constituir en ningún caso hipótesis de
trabajo de organismos de inteligencia militares.

Art. 16. – El Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas dependerá del Ministro de Defensa; estará
integrado por personal de las tres Fuerzas Armadas y su jefe será designado por el Poder Ejecutivo
Nacional de entre los oficiales superiores con máximo rango en actividad.

Art. 17. – El Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas asistirá y asesorará al Ministro de Defensa
en materia de estrategia militar.

Entenderá asimismo en:

a) La formulación de la doctrina militar conjunta;

b) La elaboración de planeamiento militar conjunto;


c) La dirección del adiestramiento militar conjunto;

d) El control del planeamiento estratégico operacional y la eficacia del accionar militar conjunto.

El Presidente de la Nación, por sí, o por intermedio del Ministro de Defensa, dispondrá las pautas a que
deberá ajustarse el ejercicio de las funciones conferidas por la presente Ley al Estado Mayor Conjunto y
controlará el cumplimiento de estas funciones.

Art. 18. – El Estado Mayor Conjunto realizará el planeamiento estratégico militar de acuerdo a
orientaciones dadas por el Presidente de la Nación, a través del Ministro de Defensa.

El planeamiento estratégico militar, podrá prever el establecimiento de comandos estratégicos


operacionales conjuntos, específicos o combinados, y comandos territoriales, cuyos comandantes serán
designados por el Presidente de la nación, de quien dependerán en caso de guerra o conflicto armado. A
efectos del planeamiento y adiestramiento, dependerán del Ministro de Defensa, a través del Jefe del
Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas.

Art. 19. – El Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas será órgano de trabajo del comité de crisis.

TITULO IV

Organización de las Fuerzas Armadas

Art. 20. – Las Fuerzas Armadas son el instrumento militar de la Defensa Nacional y se integran con
medios humanos y materiales orgánicamente estructurados para posibilitar su empleo en forma
disuasiva y efectiva. Sus miembros se encuadrarán en toda circunstancia bajo un mando responsable de
la conducta de sus subordinados.

Estarán sometidas a un régimen de disciplina interna, y ajustarán su proceder al Derecho Nacional e


Internacional aplicable a los conflictos armados.

Art. 21. – Las Fuerzas Armadas estarán constituidas por el Ejército Argentino, la Armada de la República
Argentina y la Fuerza Aérea Argentina. Su composición, dimensión y despliegue derivarán del
planeamiento militar conjunto. Su organización y funcionamiento se inspirarán en criterios de
organización y eficiencia conjunta, unificándose las funciones, actividades y servicios cuya naturaleza no
sea específica de una sola fuerza.

Art. 22. – Los componentes del Ejército, de la Armada y de la Fuerza Aérea de la República Argentina,
se mantendrán integrando sus respectivos agrupamientos administrativos, dependiendo de los Jefes del
Estado Mayor. Conforme resulte del planeamiento conjunto, se dispondrá la integración de estos
componentes o parte de ellos, bajo la dependencia de comando estratégicos operacionales conjuntos,
específicos o combinados o comandos territoriales.

Art. 23. – Los Jefes de Estados Mayores Generales de las Fuerzas Armadas dependerán del Ministro de
Defensa, por delegación del Comandante en Jefe de las Fuerza Armadas y mantendrán relación funcional
con el Estado Mayor Conjunto, a los fines de la acción militar conjunta.

Los Jefes de Estados Mayores Generales de las Fuerzas Armadas, serán designados por el señor
Presidente de la Nación entre los Generales, Almirantes o Brigadieres del Cuerpo Comando en actividad.

Art. 24. – Los Jefes del Estados Mayores Generales de las Fuerzas Armadas, ejercerán el gobierno y
administración de sus respectivas fuerzas.

Dirigirán la preparación para la guerra de los elementos operacionales de las respectivas fuerzas y su
apoyo logístico.

Asesorarán al Estado Mayor Conjunto, a los fines de la realización por parte de éste del planeamiento
militar conjunto, acerca de la composición, dimensión y despliegue de las respectivas fuerzas, así como
sobre los aspectos del referido planeamiento.
TITULO V

Servicio de Defensa Nacional

Art. 25. – Todas las personas de existencia visible y/o jurídicas sujetas a las leyes argentinas, podrán
ser requeridas para el cumplimiento de obligaciones destinadas a asegurar la Defensa Nacional.

Estas obligaciones deberán ser consideradas como un servicio de Defensa nacional y comprenderán,
entre otras, el servicio militar y el servicio civil de defensa.

Art. 26. – El Servicio Militar es el que cumplen los argentinos incorporados a las Fuerzas Armadas en el
Servicio de Conscripción o en la reserva, convocados por el Poder Ejecutivo Nacional, conforme a lo
establecido en el artículo 21 de la Constitución Nacional y los voluntariamente incorporados a la
conscripción, de acuerdo con las normas que rigen en la materia y las que oportunamente se sancionen
para contribuir a una mayor continuidad y profesionalidad de este servicio.

Art. 27. – El servicio civil de defensa es la obligación de prestar servicios no militares, que deben
cumplir los habitantes del país, a fin de satisfacer necesidades de preparación del potencial nacional para
la eventualidad de una guerra, o para sostener el esfuerzo bélico ante el conflicto ya declarado.

TITULO VI

Organización Territorial y Movilización

Art. 28. – Para el caso de guerra o conflicto armado internacional el Presidente de la Nación podrá
establecer teatros de operaciones, delimitando las correspondientes áreas geográficas.

El comando de cada teatro de operaciones será ejercido por el Oficial Superior de las Fuerzas Armadas
que designe al efecto el Presidente de la nación, de quien dependerá en forma directa e inmediata.

Art. 29. – En los casos previstos en el artículo anterior, las autoridades constitucionales mantendrán la
plena vigencia de sus atribuciones, situaciones que sólo hallará excepción en la aplicación del artículo 6
de la Constitución Nacional en aquellos supuestos en los que las circunstancias lo hicieran estrictamente
indispensable. En la hipótesis de adoptarse la medida referida, el Poder Judicial mantendrá la plenitud de
sus atribuciones.

Art. 30. – El Poder Ejecutivo Nacional con aprobación previa del Congreso de la Nación, podrá declarar
zona militar a los ámbitos que, por resultar de interés para la Defensa Nacional, deban ser sometidos a
la custodia y protección militar.

En caso de guerra o conflicto armado de carácter internacional o ante su inminencia, tal declaración
estará sujeta a la posterior ratificación del Congreso de la Nación.

Art. 31. – Como integrantes del Sistema de Defensa Nacional, la Prefectura Naval Argentina y la
Gendarmería Nacional, desarrollarán en sus respectivas estructuras orgánicas, los medios humanos y
materiales necesarios para el debido y permanente control y vigilancia de las fronteras, aguas
jurisdiccionales de la Nación y custodia de objetivos estratégicos, así como para el cumplimiento de las
demás funciones emergentes de esta Ley y otras disposiciones legales que se le apliquen.

La Gendarmería Nacional y la Prefectura Naval Argentina dependerán orgánica y funcionalmente del


Ministro de Defensa, sin perjuicio de lo cual, el tiempo de guerra, sus medios humanos y materiales o
parte de ellos, podrán ser asignados a los respectivos comandos estratégicos operacionales y comandos
territoriales, según se derive del planeamiento correspondiente.

Art. 32. – Los planes de movilización necesarios para adecuar los recursos de la Nación a las
necesidades de la Defensa Nacional serán elaborados por el Ministerio de Defensa y aprobados por el
Presidente de la Nación.
Art. 33. – El Presidente de la Nación aprobará los planes y acciones necesarios para la Defensa Civil. Se
entiende por Defensa Civil el conjunto de medidas y actividades no agresivas tendientes a evitar, anular
o disminuir los efectos que la guerra, los agentes de la naturaleza o cualquier otro desastre de otro
origen puedan provocar sobre la población y sus bienes, contribuyendo a restablecer el ritmo normal de
vida de las zonas afectadas, conforme lo establezca la legislación respectiva.

Art. 34. – En caso de guerra o ante su inminencia, el Poder Ejecutivo Nacional podrá disponer
requisiciones de servicio o de bienes, convocatorias y sus excepciones para satisfacer necesidades de la
Defensa Nacional. En la reglamentación de la presente Ley se determinará el procedimiento y los
recaudos a los que se ajustaran las requisiciones.

Los habitantes de la Nación y las personas de existencia ideal con asiento en el país tienen la obligación,
limitadas a las necesidades de la Defensa Nacional, de proporcionar la información, facilitar los bienes y
prestar los servicios que le sean requeridos por autoridad competente. La información obtenida tendrá
carácter de reservada y no podrá tener otro destino ni otro uso que el de satisfacer esas necesidades.

Art. 35. – La obligación prevista en el artículo anterior será carga pública irrenunciable. Si ese aporte
implicara gastos o prestación de servicios se determinará administrativamente la indemnización o
remuneración correspondiente, no pudiendo en ningún caso reconocer el lucro cesante. En caso de
desacuerdo, el monto será fijado judicialmente a pedido de la parte interesada.

Art. 36. – El que denegare, retaceare, falseare o proporcionare con demora los informes requeridos por
la autoridad competente, o el que dificultare, negare o se sustrajere a la requisición, será reprimido con
prisión de dos meses a dos años, salvo que el hecho importare la comisión de un delito más grave.

Las personas jurídicas de existencia ideal que incurrieren en los mismos hechos o impidieren o
dificultaren las funciones de las autoridades competentes, podrán ser intervenidas por el Poder Ejecutivo
Nacional y privadas temporal o definitivamente de su personería.

Art. 37. – Toda persona no convocada que de cualquier modo desarrollare actividades que entorpecieren
el normal desenvolvimiento de la convocatoria, o la acción de las autoridades encargadas de ejecutarlas,
será reprimida con prisión de un mes a un año, salvo que ello importare la comisión de un hecho más
grave.

TITULO VII

Disposiciones Generales

Art. 38. – Deróganse las leyes 16.970, 17.649, 19.276, 20.194 el decreto 1975/86 y toda otra
disposición que se oponga a la presente ley.

Art. 39. – Deróganse los artículos 2º, 3º, 30, 31, 32, 33, 34 y 35 de la ley 20.318.

Art. 40. – Reemplázase el texto del art. 16 de la ley 20.318 por el siguiente:

"Artículo 16. – El Presidente de la Nación designará como autoridad de convocatoria a un oficial superior
de las Fuerzas Armadas, quien dependerá del Ministerio de Defensa".

Art. 41. – Sustitúyese en los artículos 49, inciso 2), 63 y 85, inciso 5) de la ley 19.101, la expresión
"Comandante en Jefe" por la de "Jefe de Estado Mayor General".

Art. 42. – Reemplázase el texto del art. 4º del decreto ley 15.385/44 por el siguiente:

"Artículo 4º – Declárase de conveniencia nacional que los bienes ubicados en la zona de seguridad
pertenezcan a ciudadanos argentinos nativos. La Comisión Nacional de Zonas de Seguridad ejercerá en
dicha zona la policía de radicación con relación a las transmisiones de dominio, arrendamiento o
locaciones, o cualquier forma de derechos reales o personales, en virtud de los cuales debe entregarse la
posesión o tenencia de inmuebles a cuyo efecto acordará o denegará las autorizaciones
correspondientes".
Art. 43. – Reemplázase el texto del inciso d) del artículo 7º del decreto ley 15.385/44 por el siguiente:

"d) Actuar a título de organismo coordinador asesorando y orientando la acción de las distintas
autoridades nacionales, provinciales y municipales que por razones de jurisdicción desarrollan
actividades dentro de las zonas de seguridad, para lograr la necesaria armonía y eficiencia en la
estructuración y aplicación de las disposiciones que, directa o indirectamente, se refieren a la defensa
nacional".

Art. 44. – Reemplázase el texto del artículo 9º del decreto ley 15.385/44 por el siguiente:

"Artículo 9º – La Comisión Nacional de Zonas de Seguridad considerará y resolverá dentro de su


jurisdicción los pedidos para el otorgamiento de concesiones y/o permisos que las autoridades
nacionales, provinciales y municipales deban solicitar para autorizar la explotación de servicios públicos,
vías y medios de comunicación y orientación de la opinión pública, transporte, pesca marítima y fluvial,
así como toda fuente de energía o industrias de cualquier índole que interesen a los fines de la defensa
nacional e intervenir, asesorando a dichas autoridades y a los organismos autárquicos cuando actúen
como personas de derecho privado".

TITULO VIII

Disposiciones Transitorias

Art. 45. – Sin perjuicios de las funciones establecidas precedentemente, el Consejo de Defensa
Nacional, tendrá como función transitoria que deberá cumplimentar en un lapso no mayor de 365 días, la
elaboración de anteproyectos de leyes que serán elevados a la consideración del Poder Ejecutivo
Nacional.

Art. 46. – Los anteproyectos legislativos aludidos en el artículo precedente serán como mínimo los
siguientes:

a) Leyes orgánicas de las Fuerzas Armadas que contemplen las disposiciones de la presente Ley relativas
al planeamiento, logística, educación militar y accionar conjunto de las Fuerzas, su reestructuración y
modernización;

b) Ley orgánica de producción para la Defensa;

c) Ley de organización territorial y movilización para la Defensa, que incluye las disposiciones relativas al
Servicio Militar y Civil;

d) Leyes orgánicas para la Gendarmería Nacional y para la Prefectura Naval Argentina;

e) Ley sobre el Sistema Nacional de Información e Inteligencia, que contemple el control parlamentario;

f) Ley de secreto de estado.

Art. 47. – Hasta tanto se sancione y promulgue la Ley pertinente los organismos de inteligencia
mantendrán la misión integración y funciones determinadas por el Poder Ejecutivo Nacional.

Art. 48. – Las disposiciones de los artículos 32 a 37 regirán hasta la sanción de la legislación definitiva
de acuerdo con lo establecido en el artículo 46 de la presente Ley.

Art. 49. – Comuníquese al Poder Ejecutivo.

Juan Carlos Pugliese – Edison Otero – Carlos A. Bravo – Antonio J. Macris

DADA EN LA SALA DE SESIONES DEL CONGRESO ARGENTINO, EN BUENOS AIRES A LOS TRECE DIAS
DEL MES DE ABRIL DEL AÑO MIL NOVECIENTOS OCHENTA Y OCHO.
CUADRO ANEXO (Derogado por art. 38 de la Ley N° 24.059 B.O. 17/1/1992.)

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DEFENSA NACIONAL

Decreto 683/2018

DECTO-2018-683-APN-PTE - Modificación. Decreto N° 727/2006.

Ciudad de Buenos Aires, 23/07/2018

VISTO las Leyes Nros. 23.554, 24.059, 24.948 y 25.520 y los Decretos Nros. 727 del 12 de junio de 2006 y 1691 del
22 de noviembre de 2006, y

CONSIDERANDO:

Que la Ley N° 23.554 de Defensa Nacional regula una obligación esencial e indelegable del Estado, donde deben
converger todos los esfuerzos necesarios para preservar los intereses vitales de la República.

Que tanto el Sistema de Defensa como su Instrumento Militar se justifican a partir de la existencia misma del Estado y
no de la definición de determinado escenario temporal y sus correspondientes amenazas, y que su esencia se
relaciona con el eventual ejercicio del monopolio de la fuerza para la resolución del conflicto en toda su gama, desde
la crisis hasta la guerra o el conflicto armado internacional, según lo disponga el PODER EJECUTIVO NACIONAL.

Que es responsabilidad política establecer los parámetros y criterios a tener en cuenta para la misión, organización y
funcionamiento del Sistema de Defensa en general y, en particular, de las FUERZAS ARMADAS para que se
constituyan en un instrumento de disuasión real, de acuerdo con la percepción de amenazas a los intereses de la
Nación y sus correspondientes riesgos presentes y futuros.

Que la disuasión es una de las formas a través de las cuales actúa y se expresa la Defensa Nacional.

Que la Ley de Defensa Nacional expresa claramente en su artículo 2° que aquella “...es la integración y la acción
coordinada de todas las fuerzas de la Nación para la solución de aquellos conflictos que requieran el empleo de las
Fuerzas Armadas, en forma disuasiva o efectiva, para enfrentar las agresiones de origen externo”.

Que este tipo de agresiones no solo son de carácter estatal militar, sino que en ocasiones se manifiestan de otras
formas que, sin dejar de tener su origen en el exterior, se desarrollan en nuestro territorio y/o tienen efectos en él,
afectando intereses que la Defensa Nacional puede y debe contribuir a preservar.

Que como consecuencia de la evolución del entorno de Seguridad y Defensa resulta necesario establecer roles y
funciones que deben asumir cada una de las instancias que la componen para que contribuyan al eficiente uso de los
recursos del ESTADO NACIONAL.

Que la Ley N° 24.948 establece como principio fundamental de la restructuración de las FUERZAS ARMADAS la
prioridad al accionar conjunto y a la integración operativa de las fuerzas, así como con las fuerzas de seguridad en sus
funciones de apoyo y con fuerzas del ámbito regional y las de los países que integren contingentes de paz por
mandato de las Naciones Unidas.

Que la necesidad de modificar la reglamentación existente de la Ley de la Defensa Nacional surge a las claras desde el
mismo momento en que se observa que por un exceso reglamentario al momento de la determinación de los
pormenores y detalles necesarios para la aplicación de la legislación existente, no resulta adecuado restringir las
potencialidades para la Defensa Nacional.

Que, no obstante ello, esto no implica clausurar los límites existentes entre los ámbitos adjudicados por el
ordenamiento jurídico a la competencia de la Defensa Nacional y a la Seguridad Interior.
Que, en consecuencia, se trata de determinar las competencias de cada uno de esos sectores a los efectos de
asegurar la protección de la soberanía e independencia de la NACIÓN ARGENTINA, su integridad territorial, sus
recursos naturales, su capacidad de autodeterminación y la protección de la vida, la libertad y los derechos humanos
de sus habitantes.

Que por tanto resulta menester entender como agresión de origen externo, en los términos previstos por la Ley de
Defensa Nacional, el uso de la fuerza armada contra la soberanía, la integridad territorial o la independencia política
de nuestro país, o en cualquier otra forma que sea incompatible con la Carta de las Naciones Unidas.

Que sin perjuicio de ello, toda actuación de las FUERZAS ARMADAS, deberá ser efectuada de conformidad a las
previsiones de la Ley N° 23.554, con las limitaciones previstas en las Leyes N° 24.059 y N° 25.520.

Que, por otra parte, el artículo 31 de la Ley N° 23.554 establece que los integrantes del Sistema de Defensa Nacional
identificados en el artículo 9 inciso g) de la citada Ley, desarrollarán el debido y permanente control y vigilancia de los
objetivos estratégicos para la Defensa Nacional.

Que, en virtud de las diversas modificaciones normativas, la GENDARMERÍA NACIONAL y la PREFECTURA NAVAL
ARGENTINA no dependen orgánica y funcionalmente del MINISTERIO DE DEFENSA.

Que, en este marco, resulta necesario aclarar que la protección de aquellos objetivos estratégicos para la defensa
Nacional será llevada a cabo por los integrantes del Sistema de la Defensa Nacional identificados en los incisos f) y g)
del artículo 9° de la citada Ley N° 23.554.

Que, finalmente, como consecuencia de la presente reforma a la reglamentación existente de la Ley de Defensa
Nacional resulta menester derogar la Directiva Sobre Organización y Funcionamiento de las Fuerzas Armadas
aprobada por el Decreto N° 1691 del 22 de noviembre de 2006.

Que han tomado la intervención de su competencia la DIRECCIÓN GENERAL DE ASUNTOS JURÍDICOS del MINISTERIO
DE DEFENSA y la DIRECCIÓN GENERAL DE ASUNTOS JURÍDICOS del MINISTERIO DE SEGURIDAD.

Que la presente medida se dicta en uso de las facultades previstas en el artículo 99, inciso 2, de la CONSTITUCIÓN
NACIONAL.

Por ello,

EL PRESIDENTE DE LA NACIÓN ARGENTINA

DECRETA:

ARTÍCULO 1°.- Sustitúyese el artículo 1° del Decreto N° 727/06 por el siguiente:

“ARTÍCULO 1°.- Las Fuerzas Armadas, instrumento militar de la defensa nacional, serán empleadas en forma
disuasiva o efectiva ante agresiones de origen externo contra la soberanía, la integridad territorial o la independencia
política de la REPÚBLICA ARGENTINA; la vida y la libertad de sus habitantes, o ante cualquier otra forma de agresión
externa que sea incompatible con la Carta de las Naciones Unidas.

El cumplimiento de esta misión primaria no afecta lo dispuesto en la Ley N° 24.059 de Seguridad Interior y en la Ley
Nº 24.948 de Reestructuración de las Fuerzas Armadas, en lo concerniente a los escenarios en los que se prevé el
empleo del instrumento militar y a las disposiciones que definen el alcance de dicha intervención en Operaciones de
Apoyo a la Seguridad Interior.”

ARTÍCULO 2°. - Sustitúyese el artículo 3° del Decreto N° 727/06 por el siguiente:

“ARTÍCULO 3°.- Las Fuerzas Armadas enmarcarán su planeamiento y empleo en los siguientes tipos de operaciones:
Operaciones en Defensa de los intereses vitales de la Nación; Operaciones dispuestas en el Marco de la
ORGANIZACIÓN DE LAS NACIONES UNIDAS (O.N.U.) u otros organismos internacionales; Operaciones encuadradas
en la Ley N° 24.059 y Operaciones en Apoyo a la Comunidad Nacional e Internacional. A tales efectos, ajustarán su
formulación doctrinaria, planificación y adiestramiento, en la previsión de las adquisiciones de equipos y/o medios de
conformidad a las previsiones de la Ley N° 23.554, con las limitaciones previstas en las Leyes N° 24.059 y N°
25.520”.

En el caso de las misiones establecidas en la Ley N° 24.059, el MINISTERIO DE DEFENSA considerará como criterio
para las previsiones estratégicas, la organización, el equipamiento, la doctrina y el adiestramiento de las FUERZAS
ARMADAS, a la integración operativa de sus funciones de apoyo logístico con las FUERZAS DE SEGURIDAD.”

ARTÍCULO 3°. - Sustitúyese el artículo 23 del Decreto N° 727/06 por el siguiente:

“ARTÍCULO 23.- El EJÉRCITO ARGENTINO, la ARMADA DE LA REPÚBLICA ARGENTINA y la FUERZA AÉREA ARGENTINA
conforman el Instrumento Militar de la Defensa Nacional; el cual deberá concebirse como una única instancia
integradora de las formas y modalidades de acción propias de cada una de esas Fuerzas.

La misión primaria fundamental del Instrumento Militar consiste en asegurar la defensa nacional ante situaciones de
agresión externa.”

ARTÍCULO 4°. - Sustitúyese el artículo 24 del Decreto N° 727/06 por el siguiente:

“ARTÍCULO 24.- Las Fuerzas que conforman el Instrumento Militar tendrán por misión alistar, adiestrar y sostener los
medios puestos a su disposición, como así también aquellas funciones y responsabilidades asignadas por la normativa
vigente, a los efectos de garantizar su eficaz empleo en el marco del planeamiento militar.”

ARTÍCULO 5°. - Incorpórase como artículo 24 bis del Decreto N° 727/06 el siguiente:

“ARTÍCULO 24 bis.- El Sistema de Defensa Nacional ejercerá la custodia de los objetivos estratégicos referidos por el
artículo 31 de la Ley N° 23.554, a través de los integrantes identificados en los incisos f) y g) del artículo 9° de la
citada Ley.”

ARTÍCULO 6°.- Derógase el Decreto N° 1691 del 22 de noviembre de 2006.

ARTÍCULO 7°.- Comuníquese, publíquese, dése a la DIRECCIÓN NACIONAL DEL REGISTRO OFICIAL y archívese.
MACRI - Marcos Peña - Oscar Raúl Aguad

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MINISTERIO DE DEFENSA

Decreto 703/2018

DECTO-2018-703-APN-PTE - Directiva de Política de Defensa Nacional. Aprobación.

Ciudad de Buenos Aires, 30/07/2018

VISTO la Ley de Defensa Nacional N° 23.554, la Ley de Seguridad Interior N° 24.059, la Ley de Reestructuración de
las Fuerzas Armadas N° 24.948, la Ley de Inteligencia Nacional N° 25.520 y su modificatoria, el Decreto N° 727 del
12 de junio de 2006 y su modificatorio, el Decreto N° 1729 del 27 de noviembre de 2007, el Decreto N° 1714 del 10
de noviembre de 2009 y el Decreto N° 2645 del 30 de diciembre de 2014, y

CONSIDERANDO:

Que la Defensa Nacional es una función esencial e indelegable del Estado Nacional y tiene por objetivo rector
garantizar de modo permanente la soberanía e independencia de la Nación Argentina, su integridad territorial y
capacidad de autodeterminación y la protección de la vida y la libertad de sus habitantes.

Que el Ciclo de Planeamiento de la Defensa Nacional aprobado por el Decreto N° 1729/07 se inicia con el dictado, a
propuesta del MINISTERIO DE DEFENSA, de la Directiva de Política de Defensa Nacional.
Que en el marco de la transformación que han experimentado los desafíos en materia de Defensa que debe afrontar la
REPÚBLICA ARGENTINA, resulta necesaria la aprobación de una nueva Directiva de Política de Defensa Nacional, a fin
de actualizar los lineamientos y las prioridades estratégicas de esta política de Estado.

Que esta nueva Directiva de Política de Defensa Nacional establecerá los criterios que orientarán la reforma de la
organización, el funcionamiento, la planificación y la administración de los recursos humanos y materiales del Sistema
de Defensa Nacional, conforme las apreciaciones estratégicas del gobierno nacional respecto de los escenarios global y
regional y el impacto en la seguridad estratégica de la REPÚBLICA ARGENTINA.

Que la REPÚBLICA ARGENTINA debe contar con la capacidad de anticipar, disuadir y superar las amenazas, riesgos y
desafíos del siglo XXI que afecten su seguridad estratégica nacional.

Que la evaluación del escenario internacional y el análisis de su impacto en los intereses nacionales de la REPÚBLICA
ARGENTINA constituyen las bases para la identificación de desafíos, oportunidades, amenazas y riesgos a la Defensa
Nacional y para la realización del Planeamiento Estratégico contribuyente a su atención.

Que el PODER EJECUTIVO NACIONAL ha establecido como objetivos transversales de su gestión de gobierno la lucha
contra el narcotráfico, la reducción de la pobreza y la unión de los argentinos, por lo que su cumplimiento exige la
colaboración de todas las áreas del Estado, conforme sus competencias y responsabilidades específicas.

Que el Sistema de Defensa Nacional presenta hoy un conjunto de limitaciones doctrinarias, presupuestarias e
institucionales que deben ser adecuadamente atendidas a fin de garantizar que el Instrumento Militar de la Nación
esté en condiciones operacionales de atender sus responsabilidades primarias.

Que, en tal sentido, resulta necesario derogar la Directiva de Defensa Nacional y su actualización aprobada por los
Decretos N° 1714/09 y N° 2645/14 respectivamente.

Que los servicios permanentes de asesoramiento jurídico del MINISTERIO DE SEGURIDAD y del MINISTERIO DE
DEFENSA han tomado la intervención que les compete.

Que la presente medida se dicta en uso de las atribuciones conferidas por el artículo 99, incisos 1 y 12, de la
CONSTITUCIÓN NACIONAL.

Por ello,

EL PRESIDENTE DE LA NACIÓN ARGENTINA

DECRETA:

ARTÍCULO 1º.- Apruébase la “Directiva de Política de Defensa Nacional” (DPDN) que forma parte del presente como
Anexo I (IF-2018-36379017-APN-SECEYAM#MD).

ARTÍCULO 2º.- Deróganse el Decreto N° 1714 del 10 de noviembre de 2009 y el Decreto N° 2645 del 30 de diciembre
de 2014.

ARTÍCULO 3º.- Comuníquese, publíquese, dése a la DIRECCIÓN NACIONAL DEL REGISTRO OFICIAL y archívese.
MACRI - Marcos Peña - Oscar Raúl Aguad - Patricia Bullrich - Jorge Marcelo Faurie

NOTA: El/los Anexo/s que integra/n este(a) Decreto se publican en la edición web del BORA
-www.boletinoficial.gob.ar-

e. 31/07/2018 N° 54968/18 v. 31/07/2018

(Nota Infoleg: Los anexos referenciados en la presente norma han sido extraídos de la edición web de Boletín
Oficial)

ANEXO I

La Directiva de Política de Defensa Nacional (DPDN) es el documento que establece los lineamientos centrales de la
política de Defensa Nacional de la REPÚBLICA ARGENTINA. Estas definiciones determinan la visión y criterios que
orientarán la organización, el funcionamiento, la planificación, el desarrollo de capacidades operacionales, el empleo y
la administración de los recursos humanos y materiales, conforme las apreciaciones estratégicas de los escenarios
global y regional en materia de defensa y su impacto en la seguridad estratégica de la REPÚBLICA ARGENTINA.
La formulación de estos lineamientos exige el análisis de un conjunto de variables que trascienden el ámbito específico
de la Defensa Nacional e involucran a otras dependencias del Estado Nacional: las Relaciones Exteriores; la Seguridad
Estratégica, la Inteligencia, la Economía, la Investigación y el Desarrollo Tecnológico, entre otras. Si bien la atención
de estas problemáticas excede las competencias del MINISTERIO DE DEFENSA, deben ser adecuadamente evaluadas
desde el punto de vista de la Defensa Nacional a fin de considerar su impacto en los intereses fundamentales de la
REPÚBLICA ARGENTINA, a saber su soberanía, su capacidad de autodeterminación y su integridad territorial; así como
también en relación a sus recursos estratégicos que deben ser preservados para garantizar el desarrollo de la Nación,
y la libertad de sus habitantes.

El análisis de las tendencias estratégicas de los escenarios mundial y regional, como así también la evaluación del
impacto de estas dinámicas en la promoción de los intereses nacionales, constituyen las bases para la identificación de
desafíos, oportunidades, amenazas y riesgos a la Defensa Nacional y la determinación de las necesidades de
coordinación entre los organismos del Estado.

Estos escenarios configuran los desafíos prioritarios que deberán ser atendidos por la REPÚBLICA ARGENTINA. Las
responsabilidades asignadas al MINISTERIO DE DEFENSA ante cada uno de estos desafíos variarán en función de la
naturaleza de los problemas. Mientras que en algunos escenarios el Instrumento Militar cumple un papel protagónico e
indelegable, en otros cumple un rol de interacción, coordinación o apoyo a otros entes y/u organismos del Estado. La
determinación de los ámbitos de responsabilidad y/o sus funciones constituirán las bases para el diseño de las
capacidades militares de la Nación en el corto, mediano y largo plazo.

El PODER EJECUTIVO NACIONAL ha establecido como objetivos prioritarios para la gestión de gobierno la lucha contra
el narcotráfico, la reducción de la pobreza y la unión de los argentinos. Si bien estos objetivos están bajo la
responsabilidad principal de otros Ministerios, en virtud de su naturaleza, la envergadura de los mismos exige la
colaboración de todas las áreas del Estado.

El marco normativo vigente contempla entre las modalidades de empleo del Instrumento Militar una serie de
responsabilidades, como parte del Sistema de Defensa Nacional o en colaboración con otras áreas del Estado,
contribuyentes a dichos objetivos: operaciones en apoyo a la seguridad, de conformidad con la Ley N° 24.059 de
Seguridad Interior, operaciones de apoyo a la comunidad y operaciones de apoyo a la política exterior de la Nación.
Estas funciones, que complementan la misión principal de las FUERZAS ARMADAS, constituyen una contribución del
Instrumento Militar a la concreción de las mencionadas prioridades de gobierno.

Esta contribución no implica desatender las responsabilidades propias del Sistema de Defensa Nacional. Si bien la
REPÚBLICA ARGENTINA no percibe amenazas con relación a sus países vecinos, y está plenamente comprometida con
la promoción de los valores de la paz y la seguridad internacional, reconoce la incertidumbre del contexto global y la
existencia de riesgos. La necesidad de resguardar la soberanía e independencia de la REPUBLICA ARGENTINA, la
integridad territorial, la capacidad de autodeterminación, la protección de la vida y la libertad de sus habitantes ante
agresiones de origen externo constituyen una función permanente del Sistema de Defensa Nacional. La presente
Directiva establece las acciones que deberá desarrollar el Sistema de Defensa Nacional para el cumplimiento de esta
misión primaria, lo que contribuirá a sostener las bases necesarias para la prosperidad, la seguridad estratégica y el
desarrollo de la REPUBLICA ARGENTINA.

El Instrumento Militar de la Nación afronta limitaciones en materia de organización, despliegue, doctrina,


equipamiento, alistamiento y adiestramiento que tornan necesario el impulso de una profunda política de
reconversión. Este proceso debe promover el mejoramiento de las capacidades requeridas para la Defensa Nacional,
conforme las previsiones estratégicas de corto, mediano y largo plazo. La presente Directiva establece los criterios a
partir de los cuales el MINISTERIO DE DEFENSA elaborará los planes de modernización del Instrumento Militar. Los
lineamientos presupuestarios conjuntamente con los planes aprobados permitirán sentar las bases para el diseño de
un planeamiento de recursos de mediano y largo plazo.

CAPÍTULO l.

Apreciación del Escenario Global y Regional

Diagnóstico Global

El actual escenario internacional se caracteriza por una creciente complejidad e incertidumbre, producto de la
coexistencia de múltiples centros de poder y decisión, así como por la emergencia de nuevos actores que participan
en la construcción del orden global. La preeminencia del poder militar de los ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA
encuentra de manera creciente un contrapeso en el aumento de las capacidades militares de la REPÚBLICA POPULAR
CHINA y la FEDERACIÓN DE RUSIA, en especial por la manera en que dichas capacidades fortalecen el poder de estas
potencias en sus respectivas regiones.

La economía global también registra una mayor diversidad de centros de poder económico emergentes que, al
conectar sus sistemas productivos y flujos de inversión con aquellos ya establecidos, como la UNIÓN EUROPEA, el
ESTADO DE JAPÓN y los ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA, refuerzan la interdependencia económico-financiera. La
contracara de este proceso se ha manifestado recientemente con el surgimiento de políticas proteccionistas en
distintos países que cuestionan los beneficios de la globalización económica.

La superposición de estas tendencias atraviesa la dinámica del orden internacional y marca un contraste con el pasado
reciente. Durante décadas, la comunidad internacional promovió la creación de reglas, consensos y acuerdos
compartidos que facilitaron la integración económica, el desarrollo de las naciones y la cooperación en beneficio de los
Estados. También otorgó previsibilidad al comportamiento estatal, al promover la gestión no violenta de las disputas
internacionales. Sin embargo, la fortaleza de este sistema enfrenta desafíos asociados a la creciente autonomía de
actores estatales y no estatales de diverso peso relativo y atributos de poder.

La mayor interdependencia entre los Estados, producto de la globalización, no supuso la consolidación definitiva de los
acuerdos de gobernanza global. En la actualidad, algunas potencias evalúan que la arquitectura del sistema de
seguridad internacional no ofrece las mismas garantías para todos los Estados. Esta caracterización ha promovido el
cuestionamiento de los encuadramientos jurídicos que regulan la utilización de la fuerza. Adicionalmente, fenómenos
tales como la lenta y desigual recuperación de la economía global, la crisis de refugiados que atraviesa Europa, la
propagación del terrorismo extremista en el mundo y el auge de movimientos nacionalistas han añadido mayor
complejidad a la cooperación entre los Estados.

El debilitamiento de la predisposición al multilateralismo no es homogéneo ni irreversible. Esta tendencia encuentra


como contrapartida la prolífera actividad de diversos mecanismos de vinculación entre las naciones. Ámbitos como

el GRUPO DE LOS 20 (G20) y la ORGANZACIÓN PARA LA COOPERACIÓN Y EL DESARROLLO ECONÓMICOS (OCDE)


expresan la aún persistente confianza en la utilización de instancias de articulación internacional y gobernanza global.
El accionar de estos organismos constituye un factor de peso que balancea la disposición de ciertos actores al
unilateralismo, al tiempo que confirma la existencia de tendencias contrapuestas en el escenario internacional.

La redistribución del poder global podría generar situaciones de conflicto. En diversas regiones del mundo, la
estabilidad está garantizada por un delicado equilibrio de poder entre las potencias. El Mar del Sur y del Este de
China, Europa Oriental y Medio Oriente constituyen escenarios de indudable competencia estratégica. El principal
riesgo refiere a la mayor predisposición de algunos Estados a apelar a la resolución de conflictos mediante el uso de la
fuerza. Esta tendencia se expresa tanto en actores estatales como aquellos de naturaleza no estatal que, promovidos
por otras naciones y/o grupos de poder, cuentan con la capacidad de disputar el monopolio de la violencia estatal.

Adicionalmente, la desconfianza impacta en las políticas internacionales asociadas a los bienes globales comunes, la
alta mar, el ciberespacio y el espacio exterior.

En el marco de estos procesos, la disuasión recuperó protagonismo en las políticas de defensa de los Estados. El
aumento de la proyección de poder militar y el retorno de la competencia geopolítica ocasionaron que los conflictos
armados emerjan nuevamente como una amenaza significativa a la paz y la seguridad internacional. En la actualidad,
la disuasión resulta más compleja que en los años de la Guerra Fría. Mientras que en el pasado esta misión estaba
asociada al desarrollo y adquisición de capacidades nucleares, las doctrinas militares contemporáneas han extendido
el empleo de este concepto al ciberespacio y al espacio exterior.

Las potencias regionales y globales han modernizado sus estrategias de defensa y sus fuerzas armadas. Esta
actualización exhibe la creciente integración entre formas tradicionales y no tradicionales de agresión e influencia.
Estas últimas refieren a acciones no militares dirigidas a desestabilizar a la población y los gobiernos de las naciones
adversarias. Los beligerantes combinan instrumentos políticos, diplomáticos, informativos, ciberespaciales, militares y
económicos. La diseminación masiva de información falsa y el reemplazo de las tropas regulares por organizaciones
irregulares o empresas militares privadas configuran algunas de las tendencias propias de la última década. Algunos
Estados apelan a estas tácticas para promover sus intereses en regiones ajenas a sus espacios soberanos. Como
corolario, los conflictos armados actuales ocurren crecientemente por debajo del umbral de la violencia militar directa
y en los márgenes del derecho internacional.

Los procesos de modernización militar priorizan el empleo de las nuevas tecnologías de la información y las
comunicaciones, de vigilancia y control de los espacios, el fortalecimiento del accionar militar conjunto, la flexibilidad e
interoperabilidad de medios y el despliegue rápido de elementos en el territorio.

Estas concepciones militares exigen una creciente integración operativa de los esfuerzos de guerra. Los Estados
también promueven elevar la eficiencia de sus instrumentos militares mediante procesos integrales de
restructuración, la racionalización, la integración y la desburocratización de sus estructuras. Las Fuerzas Armadas del
siglo XXI se constituyen como organizaciones flexibles con un fuerte componente tecnológico, en contraste con las
organizaciones militares del siglo XX. También han incorporado al ciberespacio y al espacio exterior como ámbitos de
interés en un marco de interdependencia tecnológica, lo cual obliga a atender los fenómenos que se desarrollan en
estos ámbitos.

La mayor competencia interestatal convive con problemáticas de seguridad que afectan transversalmente a todas las
naciones del mundo. La proliferación de armas químicas, biológicas, radiológicas y nucleares, así como de las
tecnologías misilísticas que permiten su proyección, constituye una amenaza a la paz y la seguridad internacional. El
incremento del número de países con acceso a este tipo de tecnología armamentística, la sucesión de ensayos
nucleares y los episodios recientes de empleo de armas químicas configuran fenómenos de preocupación en la agenda
global.

El terrorismo internacional configura uno de los principales problemas de la agenda del siglo XXI. Este fenómeno
adquiere mayor complejidad al confluir con otros delitos y fenómenos criminales complejos, tales como el
narcotráfico, el lavado de dinero, la trata de personas y los delitos que se cometen con asistencia de las nuevas
tecnologías de la información. El abordaje de estos asuntos requiere una estrecha articulación nacional e
internacional, que incluya la participación de organismos gubernamentales y de la sociedad civil.

Por otra parte, el desarrollo tecnológico incrementó los riesgos asociados a la militarización del ciberespacio. La
disuasión se ha extendido al ámbito cibernético, al tiempo que han surgido nuevos desafíos producto de las tensiones
entre una mayor conectividad, la privacidad y los derechos de la ciudadanía. Tanto los Estados como los actores no
estatales están desarrollando medios cibernéticos para explotar las vulnerabilidades inherentes a los sistemas de
comando, control, comunicaciones, inteligencia, vigilancia y reconocimiento. De igual forma, las redes terroristas
explotan el ciberespacio para reclutar miembros, recaudar fondos y difundir su propaganda.

Las amenazas cibernéticas sofisticadas provienen de organizaciones militares y agencias de inteligencia de otros
Estados. Si bien los gobiernos tecnológicamente avanzados explotan sus ventajas comparativas con relación al resto
de los países, el despliegue de operaciones disruptivas en el ciberespacio también está al alcance de las naciones
menos desarrolladas. El abordaje de esta problemática desde la perspectiva de la Defensa Nacional requiere adoptar
medidas y acciones tendientes a resguardar la seguridad cibernética de las infraestructuras críticas del Sistema de
Defensa Nacional y de aquellas que sean designadas para su preservación, independientemente del origen de la
agresión.

Finalmente, el aumento de la frecuencia y gravedad de los fenómenos meteorológicos extremos ha producido crisis
humanitarias en todas las regiones del mundo. Las consecuencias del cambio climático se manifiestan en los planos
sanitario, social, económico y geopolítico. La degradación del medio ambiente incrementó la competencia por el
control de los recursos naturales estratégicos y de las cadenas de suministro, provocando inestabilidad en las
naciones productoras y consumidoras. La magnitud de los desastres naturales también representa un desafío para las
Fuerzas Armadas, cuyas capacidades logísticas y operativas las convierten en instrumentos propicios para la
prevención, respuesta rápida, mitigación temprana y, eventualmente, recuperación de los efectos de este tipo de
emergencia.

Diagnóstico Regional

En el siglo XXI, América del Sur ha logrado consolidarse como una zona de paz, caracterizada por la ausencia de
conflictos interestatales, el respeto de los Derechos Humanos y la promoción del sistema democrático de gobierno.
Los países de la región exhiben un elevado compromiso con la resolución de controversias en el marco del Derecho
Internacional, principalmente en el ámbito de la ORGANIZACIÓN DE LAS NACIONES UNIDAS (ONU). En el plano
hemisférico, la ORGANIZACIÓN DE ESTADOS AMERICANOS (OEA) constituye un ámbito de diálogo que promueve
activamente la resolución diplomática de los conflictos, como así también la creación de nuevas instancias de
cooperación. La Argentina participa activamente en el MERCADO COMÚN DEL SUR (MERCOSUR) a partir del cual ha
promovido el acercamiento a la ALIANZA DEL PACÍFICO.

Este desarrollo histórico se ha visto deteriorado significativamente en los últimos años producto de la crisis que
atraviesa la REPÚBLICA BOLlVARIANA DE VENEZUELA. El gobierno venezolano persiste en sus esfuerzos por
consolidar un régimen autoritario que viola de manera sistemática las libertades fundamentales y los derechos
políticos de sus ciudadanos. La crisis política, humanitaria, social y sanitaria que atraviesa la REPÚBLICA BOLlVARIANA
DE VENEZUELA atenta contra la consolidación de la zona de paz sudamericana, dado que afecta negativamente la
estabilidad de la región, especialmente la de los países vecinos.

Estos últimos enfrentan un creciente flujo de refugiados que impacta sobre las economías limítrofes; generando
condiciones propicias para la criminalidad organizada y el narcotráfico, y produciendo un efecto derrame hacia el resto
de la región que debilita su gobernanza.

Pese a la situación excepcional que representa la crisis venezolana, en las últimas décadas los países de América
Latina exhibieron una notable capacidad para administrar sus diferendos, incluso aquellos asociados a cuestiones
limítrofes y/o territoriales, mediante mecanismos e instancias diplomáticas. Esta disposición colaborativa se ha visto
afianzada por la proliferación de medidas de confianza mutua y de esquemas de cooperación militar, tanto a nivel
hemisférico como regional y subregional. Este compromiso se ha traducido en una baja probabilidad a futuro de
ocurrencia de conflictos militares interestatales.

América del Sur se caracteriza por ser una de las zonas del mundo con menor gasto militar. La región representa
apenas el 3,3% del gasto global en defensa. Aun cuando algunos Estados de la región incrementaron la inversión en
equipamiento militar a lo largo de la última década, en particular, la REPÚBLICA FEDERATIVA DEL BRASIL, la
REPÚBLICA DEL PERÚ y la REPÚBLICA DE CHILE, este crecimiento no ha estado asociado a una política de balance de
poder, sino más bien a procesos de modernización y renovación de medios. El contexto de paz interestatal regional
explica que estas compras de armamento no hayan sido percibidas como una amenaza por el resto de los países
suramericanos.

La adhesión de América Latina al derecho internacional también se traduce en el compromiso con la no proliferación y
los usos pacíficos de la energía nuclear. En concordancia con los esfuerzos desplegados por la comunidad internacional
para la regulación de esta problemática en el marco del Tratado sobre la No Proliferación de Armas Nucleares (TNP),
los países de la región han suscripto el Tratado para la Proscripción de las Armas Nucleares en América Latina y el
Caribe (Tratado de Tlatelolco, TT). El compromiso asumido por los Estados Parte es simétrico.

La renuncia a las armas nucleares es general y todos los países se someten a un régimen de verificación a cargo del
ORGANISMO INTERNACIONAL DE ENERGÍA ATÓMICA (OIEA). La AGENCIA BRASILEÑO-ARGENTINA PARA LA
CONTABILIDAD Y CONTROL DE MATERIALES NUCLEARES (ABACC) desempeña un rol clave en la promoción de la
confianza mutua, la transparencia y la previsibilidad en la relación con la REPÚBLICA FEDERATIVA DEL BRASIL, así
como en la estabilidad regional.

El ejercicio de la soberanía con relación a la preservación, control, uso y/o explotación de los recursos naturales
constituye un interés estratégico de los países de América del Sur y de la REPÚBLICA ARGENTINA en particular. La
región representa el 6% de la población global y posee el 17,6% de los recursos hídricos mundiales. América del Sur
también es rica en recursos alimenticios y cuenta con el 25% de las tierras agrocultivables del planeta. Esta
distribución desigual de recursos exhibe que su resguardo adquirirá una complejidad creciente. El aumento de la
demanda de hidrocarburos, minerales estratégicos, alimentos y agua dulce configura
una problemática geopolítica de relevancia creciente. El cambio climático incrementó las disputas por el acceso,
control y aprovechamiento de los recursos renovables o escasos. Las pujas producen inestabilidad política en países
productores, oscilaciones en los precios internacionales y tensiones por el control de las rutas de suministro.

La ausencia de conflictos militares en la región se contrapone con el aumento de problemáticas de seguridad


transnacional. La dinámica de estos desafíos no es homogénea, sino que varía en función de las particularidades
geográficas, políticas, sociales y económicas de los Estados. No obstante, estos desafíos se presentan crecientemente
interconectados. Las organizaciones criminales participan de múltiples actividades delictivas, tales como narcotráfico,
lavado de dinero, tráfico de personas y eventualmente terrorismo. El carácter transfronterizo de estos fenómenos
exige una mayor cooperación internacional, sin desconocer el modo en que estas problemáticas se manifiestan en el
plano local. Esta situación también exhibe la importancia de fortalecer la coordinación entre el MINISTERIO DE
DEFENSA y otros organismos del Estado.

El tráfico de drogas ilícitas configura una de las principales problemáticas de seguridad trasnacional que afecta la
región. La permeabilidad de las fronteras, los vínculos con otras organizaciones del crimen organizado, la corrupción
de los órganos de control gubernamental y las deficiencias de los sistemas de justicia penal han contribuido a la
expansión del tráfico de drogas en América Latina. En los últimos años, este fenómeno ha promovido una revisión
permanente de las políticas estatales dirigidas a atender la problemática del tráfico de drogas. Las estrategias de
lucha contra el narcotráfico son un objeto de debate en la región, particularmente en lo que respecta al modo en que
debe abordarse el conflicto y a las agencias que deben intervenir en la prevención, conjuración e investigación de este
fenómeno delictivo.

En lo que respecta al terrorismo internacional, la REPÚBLICA ARGENTINA ha conocido el impacto de este flagelo en
ocasión de los atentados perpetrados contra la Embajada del ESTADO DE ISRAEL y la Asociación Mutual Israelita
Argentina (AMIA) en los años 1992 y 1994.

En la actualidad, nuestra región no representaría un escenario de alta prioridad para la proyección y acción directa de
organizaciones terroristas, en especial de aquellas asociadas al extremismo islámico. Sin embargo, los países de
América del Sur colaboran estrechamente en el control de zonas calientes y puntos críticos; entre ellas la Triple
Frontera entre la REPÚBLICA ARGENTINA, la REPÚBLICA FEDERATIVA DEL BRASIL y la REPÚBLICA DEL PARAGUAY. La
principal preocupación de seguridad en esta zona fronteriza refiere a los flujos de financiamiento para organizaciones
vinculadas al terrorismo islámico, o bien en su rol como escala de tránsito y entrenamiento de células terroristas.

Pese a la baja probabilidad de atentados terroristas en América del Sur, aún persisten en la región organizaciones
políticas que han apelado a este tipo de tácticas en el pasado. El acuerdo de paz y la desmovilización de las Fuerzas
Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC-EP) podrían constituir un antecedente histórico que facilitaría la
desarticulación definitiva de este tipo de organizaciones.

Sin embargo, este proceso de desmovilización también podría generar efectos adversos en la seguridad regional, en
tanto impulsaría luchas entre grupos armados ligados al narcotráfico por el control del territorio y de las rutas de
abastecimiento.

Por último, se advierte que el tráfico internacional de armas ligeras y pequeñas configura una de las problemáticas de
mayor peso a nivel regional. En el plano global, la amplia mayoría de los conflictos armados en curso se desarrollan
mediante el empleo de este tipo de armamento. En lo que respecta a la región, el tráfico de este tipo de armamento
no está asociado a conflictos armados sino a los fenómenos del crimen organizado y el narcotráfico. En este marco,
deviene fundamental profundizar la cooperación regional destinada a regular y controlar la circulación de este tipo de
armamento, a fin de evitar la proliferación de mercados ilícitos.

CAPÍTULO II.

Posicionamiento Estratégico de la REPÚBLICA ARGENTINA en materia de Defensa.

La REPÚBLICA ARGENTINA no transita procesos competitivos con otros Estados que deriven en una probabilidad y/o
voluntad de daño a través de amenazas militares directas. Nuestro país sostiene una estrategia cooperativa en los
ámbitos vecinal, regional y global. En conformidad con su compromiso con la consolidación de América del Sur como
zona de paz, la REPÚBLICA ARGENTINA proyecta un posicionamiento estratégico defensivo y adhiere plenamente a los
principios de resolución pacífica de controversias, no intervención en los asuntos internos de otros Estados y respeto
irrestricto de las normas del derecho internacional, los tratados multilaterales y los mecanismos de cooperación
interestatal.

La falta de identificación de amenazas convencionales directas no implica que la REPÚBLICA ARGENTINA carezca de
riesgos y desafíos para la Defensa Nacional. A diferencia de las amenazas -en las que se aprecian indicios de una
voluntad de daño -, los riesgos constituyen situaciones cuya probable evolución podría afectar los intereses nacionales
en materia de Defensa. Esta afectación puede responder a la explotación de vulnerabilidades propias, en particular las
relacionadas a la vigilancia y control de los espacios soberanos, o al condicionamiento de la postura estratégica de la
Nación en la arena internacional. Los desafíos, por su parte, configuran fenómenos que, sin apreciarse como
problemas específicamente militares, podrían suscitar la emergencia de conflictos interestatales, provocar situaciones
de inestabilidad o la aparición de nuevos riesgos.

Riesgos

a. Competencia por recursos estratégicos

En un contexto global atravesado por el aumento de la demanda de recursos estratégicos, la degradación del medio
ambiente y el crecimiento de las tensiones geopolíticas por el control de áreas estratégicas, el resguardo de la
soberanía sobre los recursos naturales de la Nación configura una problemática de interés creciente. El Estado debe
fortalecer su capacidad de ejercer una vigilancia y control efectivo sobre los espacios geográficos con reservas de
recursos estratégicos. El Sistema de Defensa Nacional debe cumplir un rol clave en la preservación de este interés
soberano, de conformidad con los lineamientos estratégicos de la política exterior argentina, particularmente en lo que
respecta a la cooperación internacional.

b. Ataques externos a objetivos estratégicos

Las tendencias vinculadas a la transformación de las formas de la guerra y la combinación de formas tradicionales y
no tradicionales de agresión representan un riesgo para los objetivos estratégicos de la Nación. La proliferación de
este riesgo tiene un claro protagonismo en la agenda internacional y afecta la seguridad de todos los Estados del
mundo. En este marco, la ocurrencia de un ataque contra los objetivos estratégicos de la REPÚBLICA ARGENTINA
configura un problema de alto impacto potencial para la Defensa Nacional.

El Sistema de Defensa Nacional debe planificar y proteger los objetivos estratégicos que puedan ser objeto de una
agresión de origen externo.

También se debe contemplar la protección de los ciudadanos argentinos y bienes nacionales en terceros países, aguas
y espacios aéreos internacionales, en el marco de lo dispuesto por el plexo legal vigente, los arreglos del país
anfitrión, el derecho internacional y la Carta de las Naciones Unidas. La atención de este riesgo debe focalizarse
particularmente en aquellas infraestructuras cuyo funcionamiento resulte crítico para el cumplimiento de las funciones
vitales del Estado Nacional, su Defensa Nacional, el ejercicio de la soberanía y el resguardo de la vida y la libertad de
sus habitantes.

c. Utilización del ciberespacio con fines militares


La consolidación del ciberespacio como un ambiente operacional militar configura una amenaza de interés estratégico
para la Defensa Nacional. El desarrollo de las nuevas tecnologías de información y comunicaciones, junto con la
extensión global de la conectividad, han convertido al ciberespacio en un ámbito en el que los Estados despliegan
operaciones de agresión e influencia sobre las naciones adversarias. La tendencia hacia una mayor competencia
estratégica internacional en el ciberespacio ha llevado a numerosos países a desarrollar capacidades cibernéticas de
vanguardia, a fin de garantizar la seguridad de sus infraestructuras informáticas críticas o estratégicas.

La REPÚBLICA ARGENTINA debe adecuar sus organizaciones militares al impacto que emerge de estos nuevos riesgos.
La política de ciberdefensa debe orientarse a la reducción gradual de las vulnerabilidades que emergen de la
informatización de los activos estratégicos de interés para la Defensa Nacional.

Esta tarea debe contemplar la cooperación con otras áreas del Estado que tengan responsabilidad en la política de
ciberseguridad nacional.

d. Impacto de la criminalidad transnacional

Las tendencias identificadas en los escenarios global y regional exhiben que la seguridad de los Estados de América
del Sur estará crecientemente asociada a la atención de fenómenos de carácter transnacional. La desarticulación de
redes delictivas vinculadas al narcotráfico, la piratería, la trata de personas y el contrabando, entre otras actividades
ilegales configura un desafío prioritario de las estrategias de seguridad de la región. Por otra parte, la adopción de
medidas tendientes a prevenir la expansión del terrorismo transnacional también tendrá un peso significativo en las
agendas de seguridad de las naciones de la región.

En la REPÚBLICA ARGENTINA, la responsabilidad primaria de atención de estos fenómenos corresponde a los


organismos de seguridad pública e inteligencia nacional y criminal. No obstante, las FUERZAS ARMADAS cuentan con
capacidades materiales, infraestructurales y tecnológicas que pueden ser empleadas en apoyo a una estrategia
integral de lucha contra estas problemáticas. La participación del Sistema de Defensa Nacional en el diseño, la
ejecución y evaluación de dicha estrategia deberá ajustarse a las prescripciones dispuestas en las Leyes N° 23.554 de
Defensa Nacional, N° 24.059 de Seguridad Interior, N° 24.543 Convención de las Naciones Unidas Sobre los Derechos
del Mar, N° 25.520 de Inteligencia Nacional y N° 26.102 de Seguridad Aeroportuaria.

Desafíos

a. La utilización del espacio exterior con fines militares

Los ingenios espaciales de cobertura global y regional de observación de la tierra, como así también de vigilancia,
reconocimiento, comando y control en apoyo a operaciones militares ocupan un rol creciente en la preservación de los
intereses estratégicos de los Estados. Esta explotación contribuye a la producción de inteligencia estratégica nacional
y apoya los procesos decisorios en materia de Defensa Nacional.

En este marco, el Sistema de Defensa Nacional debe contemplar en forma autónoma la capacidad de acceso a la
información generada desde el espacio, en plena conformidad y adecuación con los acuerdos y compromisos
internacionales de uso pacífico del espacio exterior suscriptos por la REPÚBLICA ARGENTINA.

b. Debilitamiento del multilateralismo

El actual escenario internacional presenta tendencias que obstaculizan la cooperación multilateral. Este contexto
podría dificultar la obtención de consensos internacionales dirigidos a abordar de manera conjunta una amplia gama
de fuentes de inestabilidad, tales como el cambio climático, la lucha contra el crimen organizado y el terrorismo, los
cambios demográficos y los fenómenos de la pobreza y la desigualdad. Este escenario representa un desafío para
países medianos como la REPÚBLICA ARGENTINA, dado que implica un debilitamiento de los esquemas multilaterales
empleados por la Nación para promover sus intereses. También configura un riesgo de interés para la Defensa
Nacional, toda vez que el aumento de las tensiones geopolíticas podría derivar en la emergencia de nuevos focos de
tensión.

La REPÚBLICA ARGENTINA debe contrarrestar este riesgo propiciando la cooperación con otros Estados, fortaleciendo
la integración regional y promoviendo la búsqueda de acuerdos comunes en la arena internacional. El Sistema de
Defensa Nacional y las FUERZAS ARMADAS deben contribuir a esta estrategia incrementando su participación en
organismos de cooperación en materia de defensa, tanto en el plano global como hemisférico y regional.

Este involucramiento debe considerar como criterio rector los Iineamientos fijados por los intereses de la política
exterior de la Nación.

c. El Atlántico Sur y las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del Sur
El Atlántico Sur constituye un área de valor estratégico para la REPÚBLICA ARGENTINA en virtud de sus enormes
reservas de recursos naturales, por ser vía principal de nuestro comercio internacional, la proyección natural de los
intereses nacionales hacia el Continente Antártico y como regulador climático global. La extensión territorial de este
espacio plantea un importante desafío para nuestro país en lo referido a su protección y conservación. El
reconocimiento a la ampliación de la plataforma continental argentina ha incrementado cuantitativamente el ámbito
de actuación del Sistema de Defensa Nacional, conllevando desafíos estratégicos, logísticos y operacionales.

Además del interés asociado a la preservación de sus recursos naturales pesqueros e hidrocarburíferos, la importancia
estratégica del Atlántico Sur es fundamental para los intereses nacionales hacia el continente antártico.

La REPÚBLICA ARGENTINA mantiene su reclamo de soberanía sobre las ISLAS MALVINAS, GEORGIAS DEL SUR Y
SÁNDWICH DEL SUR y sus espacios marítimos e insulares. La reciente mejora en la relación con el REINO UNIDO DE
GRAN BRETAÑA E IRLANDA DEL NORTE contribuye al logro de este objetivo nacional irrenunciable, ya que favorece un
espacio de oportunidad para incrementar la cooperación bilateral y promueve el interés nacional de preservar y
explotar los recursos naturales allí existentes.

CAPÍTULO III.

Prioridades y lineamientos para la reforma del Sistema de Defensa Nacional

El presente capítulo tiene como objetivo establecer los parámetros que orientarán la reforma del Instrumento Militar
de la Nación en lo que respecta a su organización, doctrina, adiestramiento, planeamiento estratégico, despliegue,
capacitación, administración y empleo de los recursos humanos y materiales. También se establecen criterios relativos
a la modernización, recuperación y adquisición de material, todo ello para asegurar la plena adecuación del Sistema
de Defensa Nacional a los desafíos estratégicos emergentes de los escenarios global, regional y nacional, y a las
restricciones existentes.

Las transformaciones acaecidas en los escenarios global, regional y su impacto en la seguridad estratégica de la
Nación plantean desafíos significativos para el Sistema de Defensa argentino. Estas mutaciones exigen la actualización
del despliegue territorial, la doctrina y la estructura organizacional del Instrumento Militar, a fin de asegurar que dicho
componente militar cuente con la capacidad de atender las necesidades de esta política sectorial en el corto, mediano
y largo plazo.

La misión primaria del Sistema de Defensa Nacional consiste en asegurar la defensa nacional ante agresiones de
origen externo contra la soberanía, la integridad territorial o la independencia política de nuestro país, o en cualquier
otra forma que sea incompatible con la Carta de las Naciones Unidas. Abarca también la protección de los ciudadanos
argentinos y bienes nacionales en terceros países, aguas y espacios aéreos internacionales.

La misión de las FUERZAS ARMADAS, Instrumento Militar del Sistema de Defensa Nacional, consiste en alistar,
adiestrar y sostener los medios puestos a su disposición, como así también el cumplimiento de las funciones y
responsabilidades asignadas por el plexo legal vigente, a efectos de garantizar su eficaz empleo en el marco del
planeamiento militar.

I.Operaciones militares

El Instrumento Militar será empleado de forma disuasiva o efectiva ante conflictos originados por agresiones de origen
externo contra espacios de jurisdicción nacional, la soberanía, la integridad territorial, la capacidad
deautodeterminación de la REPÚBLICA ARGENTINA y la vida y libertad de sus habitantes, o ante cualquier forma de
agresión contemplada en la Carta de las Naciones Unidas, sin perjuicio de lo establecido en la Ley N° 24.059 de
Seguridad Interior y en la Ley N° 24.948 de Reestructuración de las Fuerzas Armadas.

En cumplimiento de esta función, el Instrumento Militar de la Nación priorizará, en tiempo de paz, el desarrollo de los
siguientes tipos de operaciones:

1. Vigilancia y control de los espacios soberanos

2. Protección de Objetivos Estratégicos

3. Apoyo a la Política Exterior

4. Apoyo al Sistema de Seguridad Interior

5. Apoyo a la Comunidad
6. Apoyo a la generación de conocimiento científico

1. Vigilancia y control de los espacios soberanos

El Sistema de Defensa Nacional debe cumplir un rol clave, en estadios de paz y crisis, en la vigilancia, control y
preservación, según corresponda, del espacio marítimo insular y fluvial, aeroespacial, ciberespacial, espacial y
terrestre.

a) Vigilancia y control de los espacios marítimos jurisdiccionales. En el marco de las acciones dirigidas a asegurar la
soberanía sobre los espacios marítimos, el MINISTERIO DE DEFENSA, en el marco de su competencia, deberá elaborar
una propuesta de Sistema de Vigilancia y Control de los Espacios Marítimos (SINVYCEM) dirigido a fortalecer las
capacidades de alerta estratégica en dichos espacios de jurisdicción.

b) Vigilancia y control aeroespacial. El MINISTERIO DE DEFENSA deberá fortalecer las capacidades destinadas a
controlar los movimientos en el espacio aéreo de jurisdicción nacional de la REPÚBLICA ARGENTINA, en el marco del
cumplimiento de las tareas de Defensa Aeroespacial, ejercer el control del tránsito aéreo irregular, contribuir al
incremento de la seguridad del movimiento aeroespacial en el ámbito nacional y al cumplimiento con los compromisos
internacionales vigentes en la materia.

c) Vigilancia del espacio terrestre. El MINISTERIO DE DEFENSA deberá fortalecer su capacidad de ejercer una
vigilancia efectiva de los espacios terrestres de interés, como así también en lo que respecta a la protección de los
objetivos estratégicos de la REPÚBLICA ARGENTINA en materia de Defensa Nacional.

d) Vigilancia y control del ciberespacio. El MINISTERIO DE DEFENSA deberá fortalecer las capacidades de vigilancia y
control del ciberespacio a fin de anticipar y prevenir ciberataques y ciberexplotación de las redes nacionales que
puedan afectar el Sistema de Defensa Nacional, como así también acciones contra la infraestructura crítica del país o
que posibiliten el acceso a los activos digitales estratégicos adjudicados a su custodia.

El MINISTERIO DE DEFENSA será el responsable de conducir y establecer los lineamientos y prioridades de nivel
operacional para garantizar la seguridad de los activos digitales e infraestructuras informáticas críticas de la Defensa
Nacional y de aquellos que les asigne el PODER EJECUTIVO NACIONAL en contribución a la seguridad estratégica de la
Nación.

2. Protección de Objetivos Estratégicos

El MINISTERIO DE DEFENSA incluirá como parte del planeamiento estratégico militar, el adiestramiento y la
adquisición de bienes para la protección de los objetivos estratégicos asignados a su custodia.

Las FUERZAS ARMADAS deberán contar con las capacidades humanas, materiales y tecnológicas requeridas para el
cumplimiento de esta responsabilidad, lo que implicará contar con unidades militares especializadas y la elaboración
de los protocolos de actuación correspondientes.

3. Apoyo a la política exterior

Las FUERZAS ARMADAS constituyen una herramienta fundamental para la proyección de los intereses de la política
exterior de la REPÚBLICA ARGENTINA. En este marco, el MINISTERIO DE DEFENSA priorizará las siguientes funciones
institucionales en lo que respecta al apoyo del sistema de defensa a los intereses de seguridad internacional de la
Nación.

a. La participación del Instrumento Militar en operaciones de paz en el marco de la ORGANIZACIÓN DE LAS


NACIONES UNIDAS (ONU) continuará siendo una de las prioridades estratégicas de la política de Defensa Nacional. En
este marco, el MINISTERIO DE DEFENSA incrementará la participación en estas operaciones, como así también los
esfuerzos destinados al alistamiento y la operatividad de la Fuerza de Paz Argentino-Chilena "Cruz del Sur".

b. El incremento de la participación en los organismos multilaterales en materia de defensa, principalmente en el


marco de la ORGANIZACIÓN DE LOS ESTADOS AMERICANOS (OEA), así como también en otras instancias de
cooperación regional, hemisférica e internacional.

c. El involucramiento activo en ejercicios y adiestramientos militares combinados con las Fuerzas Armadas de países
aliados y amigos, conforme las prioridades estratégicas definidas por la política exterior argentina.

d. El desarrollo de la cooperación militar regional tendiente a la integración de las Fuerzas Armadas y el


fortalecimiento de los mecanismos de construcción de confianza existentes en el Cono Sur de América del Sur.

e. El apoyo a los intereses de la política antártica de la REPÚBLICA ARGENTINA. La participación de las FUERZAS
ARMADAS en la planificación, dirección y ejecución de la actividad logística antártica, bajo la conducción del ESTADO
MAYOR CONJUNTO DE LAS FUERZAS ARMADAS a través del COMANDO CONJUNTO ANTÁRTICO, se efectuará de
acuerdo a lo oportunamente establecido en la Ley N° 15.802 de ratificación del Tratado Antártico. Este compromiso
deviene fundamental en el marco del sostenimiento y pretensiones soberanas del país en el Sector Antártico
Argentino. El MINISTERIO DE DEFENSA, en coordinación con las áreas competentes del Estado Nacional, deberá poner
a consideración del PODER EJECUTIVO NACIONAL un plan de modernización de la logística antártica, en concordancia
con los intereses de la política antártica nacional.

f. El MINISTERIO DE DEFENSA deberá elaborar un plan de racionalización del despliegue de las agregadurías militares,
en concordancia con los objetivos de la política exterior de la REPÚBLICA ARGENTINA.

4. Apoyo al Sistema de Seguridad Interior

El MINISTERIO DE DEFENSA deberá adoptar medidas tendientes a fortalecer las tareas de apoyo que desarrolla el
Instrumento Militar con el Sistema de Seguridad Interior, de conformidad con lo dispuesto por las Leyes N° 23.554 de
Defensa Nacional y N° 24.059 de Seguridad Interior. En este marco, se priorizarán las siguientes funciones:

a. Apoyo logístico en las zonas de frontera. El fortalecimiento de las capacidades de vigilancia y control fronterizo en
los ámbitos terrestre, marítimo, fluvial y aéreo constituye un objetivo prioritario del PODER EJECUTIVO NACIONAL.
Las FUERZAS ARMADAS contribuirán a esta función a través de tareas de apoyo logístico a requerimiento de las
operaciones desplegadas bajo la conducción del Sistema de Seguridad Interior, en el marco de lo prescripto por la Ley
N° 24.059 de Seguridad Interior. El MINISTERIO DE DEFENSA deberá diseñar, a requerimiento del MINISTERIO DE
SEGURIDAD, los mecanismos institucionales y operacionales que resulten necesarios para asegurar una adecuada
sinergia con las fuerzas de seguridad desplegadas en las regiones fronterizas de interés definidas por el PODER
EJECUTIVO NACIONAL.

b. Protección de eventos de interés estratégico. El MINISTERIO DE DEFENSA deberá incluir como criterio para el
planeamiento estratégico la prevención y disuasión de eventuales agresiones de origen externo que pudieran poner en
riesgo la seguridad de aquellos eventos definidos como de interés estratégico por el PODER EJECUTIVO NACIONAL. El
MINISTERIO DE DEFENSA, en coordinación con el MINISTERIO DE SEGURIDAD, será responsable de formular las
reglas de empeñamiento y los mecanismos de articulación institucional que resulten necesarios para el cumplimiento
de esta función.

5. Apoyo a la comunidad ante desastres naturales o emergencias

Las características geográficas, climáticas, meteorológicas, geológicas y demográficas de la REPÚBLICA ARGENTINA


ocasionan que numerosas regiones y localidades se encuentren afectadas por desastres naturales o antrópicos. El
MINISTERIO DE DEFENSA planificará, el desarrollo a requerimiento, de tareas de asistencia a la comunidad ante
emergencias, tanto en el territorio nacional como en el extranjero.

6. Operaciones de apoyo a la generación de conocimiento científico

El MINISTERIO DE DEFENSA contribuirá a las actividades de relevamiento de información sobre el Mar Argentino, los
recursos naturales disponibles y la situación de las áreas marinas protegidas de la REPÚBLICA ARGENTINA. El
desarrollo de esta responsabilidad tiene en cuenta el ejercicio pleno de la soberanía Nacional hasta la milla 350 en los
términos de la Convención de la ORGANIZACIÓN DE LAS NACIONES UNIDAS (ONU) sobre el Derecho del Mar.

II. Instrucciones para la Reforma del Sistema de Defensa Nacional

El MINISTERIO DE DEFENSA deberá proponer al PODER EJECUTIVO NACIONAL un plan para reformar el Instrumento
Militar de la Nación a fin de recuperar la capacidad de cumplir su misión principal, considerando la situación operativa
actual, las restricciones fiscales y el cambio en el contexto estratégico. Esta propuesta asignará prioridad a la
eficiencia y flexibilidad en el planeamiento del desarrollo del Instrumento Militar de la Nación.

Las organizaciones y capacidades del Sistema de Defensa Nacional no involucradas en tareas prioritarias y
responsabilidades en tiempo de paz deberán reducir sus estructuras de personal. Dichas organizaciones deberán
mantener, actualizar y desarrollar el conocimiento necesario para desempeñar sus funciones en tiempos de paz con
un mínimo de personal altamente capacitado, al óptimo nivel de alistamiento. Asimismo, frente a situaciones de crisis
o cambios en el contexto estratégico, deberán contar con la capacidad de incrementar su tamaño mediante la
incorporación planificada de reservas.

1. Despliegue militar

El plan de reestructuración del Instrumento Militar adecuará el despliegue territorial a las necesidades de la actual
coyuntura estratégica y las exigencias de su preparación para el empleo, abandonando el criterio de "ocupación
territorial". Asignará prioridad al alistamiento de organizaciones operativas completas y a la eficiencia del
funcionamiento de las guarniciones, con el propósito de incrementar el alistamiento, flexibilidad, movilidad y
capacidad de despliegue. La concentración de unidades de maniobra con sus apoyos considerará la cercanía a campos
de adiestramiento, las características del ambiente geográfico para su potencial empleo y la disponibilidad de
facilidades logísticas para sostener su funcionamiento.

El despliegue del Instrumento Militar contemplará la eventual conformación de Unidades Conjuntas sobre la base de
criterios de eficiencia operativa, logística y presupuestaria; previendo la eliminación de estructuras que puedan
producir superposiciones y/o sean instancias burocráticas de los elementos dependientes, de manera de simplificar la
cadena de comando.

El MINISTERIO DE DEFENSA deberá elevar para consideración del PODER EJECUTIVO NACIONAL un listado de
instalaciones no necesarias desde el punto de vista de la Defensa Nacional. Las propuestas de cierre y/o apertura de
instalaciones militares deberán ser acompañadas de un diagnóstico relativo a su impacto.

2. Accionar militar conjunto

La acción militar conjunta deberá entenderse como único modelo de accionar militar integrado, incluso en aquellos
casos en los que, por el ámbito en que ésta se desarrolle y/o por las características propias de la operación en
cuestión, la misma deba ser ejecutada por elementos significativos de una fuerza específica.

El ESTADO MAYOR CONJUNTO DE LAS FUERZAS ARMADAS deberá elevar, para su consideración por parte del
MINISTERIO DE DEFENSA, los planes que estime necesarios para el cumplimiento de los siguientes objetivos:

a. Fortalecimiento de la arquitectura del Sistema de Comando, Control, Comunicaciones, Computación, Inteligencia,


Vigilancia y Reconocimiento (C4ISR) de los niveles Estratégico Militar, Operacional y Táctico.

b. Reestructuración del Poder Aeroespacial del Instrumento Militar, conforme las prioridades estratégicas del Sistema
de Defensa Nacional.

c. Desarrollo de elementos terrestres, navales y aeroespaciales de carácter modular e integrado para la conformación
de Fuerzas de Intervención Rápida.

d. Fortalecimiento de las capacidades de anticipación, disuasión, vigilancia y control de la seguridad cibernética de las
infraestructuras críticas del Sistema de Defensa Nacional

e. Modernización de los sistemas y procesos logísticos a nivel conjunto y específico de las FUERZAS ARMADAS, a fin
de contribuir a la eficiencia integral de la estructura de sostenimiento y logística genética del Instrumento Militar.

3. Doctrina militar

El MINISTERIO DE DEFENSA propondrá la actualización de la doctrina militar partiendo de los niveles estratégico y
operacional a fin de adecuarla a las transformaciones que han experimentado las operaciones militares. Esta tarea
debe contemplar como criterio rector el carácter conjunto de las operaciones militares actuales, como así también la
necesidad de fortalecer la interoperabilidad del Instrumento Militar de la Nación con los componentes que integran el
Sistema de Defensa Nacional y con otros organismos del Estado, en particular con aquellos elementos del Sistema de
Seguridad Interior contemplados en la Ley de Defensa Nacional.

El MINISTERIO DE DEFENSA y las organizaciones de la Jurisdicción adoptarán medidas tendientes a conservar,


actualizar y desarrollar el conocimiento y las habilidades necesarias para el desarrollo de las operaciones militares
previstas.

4. Planeamiento de recursos

En vistas de asegurar que el Sistema de Defensa esté en condiciones de cumplimentar sus funciones específicas, el
PODER EJECUTIVO NACIONAL mantendrá un presupuesto militar con relación al Producto Bruto Interno (PBI),
conforme las prioridades y exigencias que demanda la evolución del escenario estratégico.

El MINISTERIO DE DEFENSA deberá considerar como criterio rector para el planeamiento de recursos la puesta en
marcha de una redistribución interna progresiva del gasto militar, con el objetivo de incrementar los porcentuales
presupuestarios destinados a operaciones militares, mantenimiento de medios, formación y adiestramiento, previendo
la asignación de recursos específicos destinados al proceso de reconversión del Instrumento Militar e inversiones
plurianuales destinadas a la recuperación de capacidades, incorporación de equipamiento y desarrollo tecnológico.

5.Equipamiento
El MINISTERIO DE DEFENSA, deberá elaborar un cuadro de situación permanente del equipamiento militar del
Sistema de Defensa Nacional. Este relevamiento tendrá como criterio rector la seguridad de las operaciones y la
protección de la vida e integridad física del personal militar. La política de inversiones del MINISTERIO DE DEFENSA se
orientará en conformidad con las alternativas previstas en la Ley N° 24.948 de Reestructuración de las Fuerzas
Armadas:

a. La recuperación del material fuera de servicio, cuando ello sea factible y aceptable y siempre que mantenga la
aptitud necesaria para responder a las capacidades operativas a retener.

b. La modernización del material disponible, cuando resulte apto, factible y aceptable para satisfacer las capacidades
operativas previstas.

c. La incorporación de nuevo material, priorizando aquellos equipos que potencien la capacidad disuasiva, favorezcan
la normalización con los existentes a nivel conjunto y aporten nuevos desarrollos tecnológicos.

6.Investigación y Desarrollo

El Sistema de Investigación y Desarrollo de la Defensa, integrado al esfuerzo del Sistema de Investigación y


Desarrollo Nacional, privilegiará aquellos desarrollos tecnológicos multiplicadores de las aptitudes operacionales del
Instrumento Militar, conforme las operaciones previstas, en las áreas de Ciberdefensa, Alerta Estratégica y Sistema de
Comando, Control, Comunicaciones, Computación, Inteligencia, Vigilancia y Reconocimiento (C4ISR).

7. Personal

El MINISTERIO DE DEFENSA elaborará y elevará al PODER EJECUTIVO NACIONAL un proyecto de Ley de Personal
Militar que reemplace la Ley N° 19.101 vigente. El desarrollo de esta tarea, que contará con el asesoramiento técnico
militar del ESTADO MAYOR CONJUNTO DE LAS FUERZAS ARMADAS de los ESTADOS MAYORES GENERALES DE LAS
FUERZAS ARMADAS, deberá contemplar la totalidad del ciclo profesional del personal militar. El objetivo rector será
incrementar la eficiencia y eficacia de las FUERZAS ARMADAS para cumplir con su misión a través de un nuevo marco
normativo organizacional incorporando criterios modernos de gestión de recursos humanos. El proyecto preverá los
incentivos necesarios para retener las nuevas generaciones de militares y civiles para la defensa en las modalidades
de: personal permanente, incorporado por tiempo determinado y de reserva.

Entre los criterios a considerar en la nueva normativa se tenderá a minimizar los cambios de zona en la política de
traslados de personal militar.

Adicionalmente, el MINISTERIO DE DEFENSA deberá avanzar en la formulación de un proyecto de Ley de Reservas.

El MINISTERIO DE DEFENSA elaborará un plan para organizar, capacitar y adiestrar reservistas voluntarios a fin de
completar las unidades según lo requiera el planeamiento.

8. Estructura del MINISTERIO DE DEFENSA

En el marco de las medidas adoptadas por el PODER EJECUTIVO NACIONAL con el objetivo de asegurar el
funcionamiento dinámico y eficaz de la gestión pública, y de promover acciones orientadas a convertir al Estado en el
principal garante de la transparencia y del bien común, el MINISTERIO DE DEFENSA deberá avanzar en la formulación
de un plan de modernización institucional dirigido a racionalizar las estructuras administrativas y burocráticas de la
jurisdicción. Esta iniciativa considerará como principios rectores la eficiencia, eficacia y calidad en el ejercicio de la
conducción política y estratégica del Sistema de Defensa, como así también el diseño de una organización flexible
orientada a la gestión por resultados.

9. Estructura de las FUERZAS ARMADAS y del ESTADO MAYOR CONJUNTO

El MINISTERIO DE DEFENSA elaborará con el asesoramiento técnico militar del ESTADO MAYOR CONJUNTO DE LAS
FUERZAS ARMADAS y los ESTADOS MAYORES GENERALES DE LAS FUERZAS ARMADAS, una propuesta de adecuación
de las estructuras orgánicas del EJÉRCITO, de la ARMADA y de la FUERZA AÉREA, así como del ESTADO MAYOR
CONJUNTO DE LAS FUERZAS

ARMADAS. Esta restructuración tendrá como objetivo primario que las FUERZAS ARMADAS estén en condiciones de
cumplir su función conforme los criterios de eficiencia, eficacia, calidad y transparencia institucional. El plan
considerará la supresión de comandos intermedios carentes de finalidad práctica, la reducción de las estructuras
administrativas de las fuerzas, el fortalecimiento del accionar militar conjunto y el aprovechamiento de las nuevas
tecnologías de comunicación e información.
10. Inteligencia militar

La incertidumbre y complejidad del escenario estratégico internacional revalorizó el papel de la inteligencia en la toma
de decisiones. El MINISTERIO DE DEFENSA, a través de la DIRECCIÓN NACIONAL DE INTELIGENCIA ESTRATÉGICA
MILITAR como órgano rector del Sistema de Inteligencia de la Defensa, deberá implementar mecanismos de gestión y
control de los organismos de Inteligencia de dicho sistema en los niveles estratégico militar, operacional y táctico.

Esta tarea incluye la orientación, coordinación, dirección, planificación, supervisión, archivo y difusión de las
actividades vinculadas al ciclo de producción de inteligencia realizado por los organismos de inteligencia de las
FUERZAS ARMADAS, conforme las prioridades estratégicas establecidas por la AGENCIA FEDERAL DE INTELIGENCIA
(AFI).

El MINISTERIO DE DEFENSA, a través de la DIRECCIÓN NACIONAL DE INTELIGENCIA ESTRATÉGICA MILITAR, deberá


fijar criterios para el control de los mecanismos de selección, incorporación y capacitación del personal de inteligencia
de las FUERZAS ARMADAS. Asimismo, intervendrá en el planeamiento presupuestario de los organismos de
inteligencia de las FUERZAS ARMADAS.
 
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